cinco pequeñas cosas que ojalá te inspiren hoy.

Dicen que la verdadera felicidad está en las pequeñas cosas. Enfocarnos en aquello que nos hace bien cada día, un día a la vez. Hoy, porque mañana es nunca. Por eso, me propuse compartir con vos 5 pequeñas cosas que ví, leí, escuché o hice y que me hicieron sonreír. Deseo que te inspiren a que busques también tus cinco cosas. 

01

El amor es un escudo. Es el que te cubre de las flechas que te vienen de frente y las balas que te sorprenden de atrás. El amor te da la fuerza que necesitás para subirte al tigre y comerte el mundo. Cuando el mundo se complica, ¿le ponés el pecho sola a la situación o elegís armarte un escudo protector? ¿Sos de las que enseguida sale a pedir ayuda y arma su red de contención o por el contrario, no querés molestar a nadie y creés ser fuerte en tu autosuficiencia? 

Hay un libro que cargo desde mi adolescencia. Es un libro distinto a todos, se llama "El libro de las preguntas", de Gregory Stock. La edición es de 1985, así que te imaginarás que las preguntas quedaron un poco desactualizadas. Lo bueno, es que hay preguntas atemporales y que aún hoy siguen vigentes. Lo que cambia es nuestra respuesta a medida que vamos creciendo y aprendiendo de la vida. 

Hace poco encontré la nueva edición en inglés de este libro y por supuesto, lo hice mío también.
Es un libro que no se lee de corrido, por el contrario, es para consultar en cualquier página y ver qué PREGUNTA te sale, y reflexionar acerca de esa pregunta. Después de leerla, podés escribir tu respuesta y guardarla para vos o abrir la pregunta en familia, con tu pareja o  amigas, compartir sus respuestas y así conocerse más o conocerte más a vos misma. 

Ayer abrí el libro de preguntas al azar y me salió esta:

¿Te cuesta pedir ayuda? Si es así, ¿qué es lo que más te preocupa de hacerlo?

Auch. Me dolió. Esa pregunta justo justo esta semana en que me agarré Covid y todos me preguntaban si necesitaba algo, cómo podían ayudarme y mi primera respuesta automática siempre fue: No, gracias. 
 

No pedir ayuda quizás era válido en un momento determinado de mi vida, para demostrar al mundo o más bien demostrarme a mí misma que era independiente, que podía con todo. Que "no necesitaba a nadie". Eso pudo servirme durante muchos años, pero al día de hoy, no pedir ayuda o peor aún, no aceptarla, puede llegar a invalidar a quienes hoy sí tengo alrededor. Ojo con las personas fuertes porque solemos ser demasiado orgullosas y podemos alejar sin querer a aquellos que nos aman. Si vos te sentís bien cuando ayudás a los demás, ¿por qué vas a privarles a los demás de hacerlo con vos?

Aprendé. Estás a tiempo de aceptar todo ese amor que sí merecés y sí necesitás. Y con todo ese amor armá un escudo mucho más fuerte que antes.
Y ahora sí, ya estás lista para comerte el mundo. Con el amor como escudo.

02

Señal de la semana:

Querida Giselle:
Hace un tiempo que te sigo y amo profundamente lo que transmitís a través de tus letras. Sos una resiliente que supo y sabe transformar el dolor. Por eso quiero compartirte la noche mágica que vivimos con mi familia.

Mi papá falleció muy joven en un accidente de tráfico. Fue muy duro para nosotros. Mi hermanita menor tenía apenas dos añitos.  

Soy fiel creyente de las energías. Sin embargo, cuando se trata de temas como la muerte, me cuesta horrores. No prendo velitas, no me gusta ir al cementerio, ni busco señales. O mejor dicho, no buscaba.

Actualmente mi hermana menor cumplió quince años. La organización del cumpleaños ya era de por sí movilizante. 

Leerte me ayudaba a calmar un poco la ansiedad que tenía. Leí muchas veces tu post que decía: "Creer, siempre creer". Así que un día antes de la fiesta cerré mis ojos y le pedí. Le pedí con fuerza y un poco de necesidad:
 

-Papá, si vas a estar con nosotros, mandame una señal.  ¡Mandame una mariposa!

Anoche llegamos al salón a preparar las mesas. Cuando entré me quedé helada: la dueña del lugar nos había decorado la pared con mariposas negras de papel, pero instantáneamente con desilusión pensé que era solo una coincidencia. Se ve que esa no era un señal suficiente para mí, hasta que entra volando una mariposa por todo el salón y se apoya en la mesa principal. Me acerqué despacio y la mariposa saltó a mi mano. Sí. Rompí en llanto. Mis hermanos no entendían nada. Les conté de mi pedido, les conté brevemente de vos. Lloramos todos juntos. La subimos a un arbolito artificial que construyó mi hermano para ese día y ahí se quedó toda la noche, se paseaba por dentro de él. No se iba ni con los ventanales abiertos.

Recibir este tipo de señal fue directo al corazón.
Poder haberla compartido en familia, con mis hermanos, mi mamá, mi abuela y mis tíos fue aún más mágico y fue directo a nuestras almas.

Anoche creímos todos. Elegimos creer juntos.🌟🌟

María Belén

03

Gente que remil sí, y una historia que me llegó al corazón:
 

Ayer me pasó algo increíble, de esas cosas que te marcan, que te dejan pensativo. Jugué al fútbol como siempre con mi equipo ante un rival con el que ya tenemos pica. Perdimos. El regreso a casa fue masticando bronca. Me cociné, comí y saqué a pasear a Fili (mi perrito)…
 

A todo esto ya eran casi 1:30 de la mañana. Un grupo de pibes jóvenes en la parada del colectivo estaban en el inicio de mi paseo, y 20 minutos después los veía desde en frente aún esperando el colectivo. Eran 3..4, no recuerdo bien.

Ya volviendo a casa, un muchacho de los que siempre limpia vidrios en combate de los Pozos pasa ofreciendo un ventilador de pie, como si fuera totalmente normal. En la parada ahora sólo había uno. El resto ya se había ido. El que quedó rechaza la oferta imperdible del ventilador.

Luego la oferta era para mi. Rechazó también. A segundos de apoyar la chapita en la puerta, se acerca el único muchacho que había quedado esperando el colectivo. - ¿sabes si el 23 pasa durante la noche? Me dice casi asustado… - Creo que no…

- ¿sabes cómo puedo ir a constitución? Le comento las alternativas que tenía, pero viendo su cara indagué un poco más. Había pureza en su mirada, susto y un poco de niñez. Me cuenta que era su primer día de trabajo. Que vivía en Don Orione (pasando Temperley).

Que era su primera vez en Capital Federal y que estaba asustado. Sus 18 años y la nula experiencia en la noche porteña lo dejaban regalado. Me acota que casi llorando le manda mensajes a su mamá xq no sabía cómo volver… ¿es seguro esperar en constitución? Me pregunta…

Mi respuesta era obvia: No. Saco el celular y busco opciones de cómo podía regresar. Me dice que se podía ir caminando hasta otra parada, xq el 23 claramente ya no iba a pasar. Que sus nuevos compañeros de trabajo ya lo habían esperado casi una hora y se tuvieron que ir…

Dejarlo ir a Constitución a esa hora y sin conocer no era una opción. Me sugirió esperar en Congreso… ¿es seguro? Nuevamente: No. Reviso nuevamente las opciones y el viaje que tenía era de entre 2 a 3hs. 25% de batería y sin saber cómo volver. Ya el que estaba angustiado era yo.

Luego de buscar opciones dimos en la tecla: el 160 pasa toda la noche y lo deja a 6 cuadras de la casa. Pero la parada estaba a 30 cuadras, y no tenía nada directo que lo lleve hasta allí.

Vi a un nene, asustado, preocupado, angustiado y con pilcha nueva xq era su primer día de trabajo como bachero. Me dice que no sabe manejar bien el celular xq el que tenia ya se lo habían robado. Estaba usando uno prestado.

“Esperá” le dije… Agarré el auto y junto a mi pareja lo llevé 2:30 am hasta la parada del 160. Subió y 4:15 am llegó a su casa. Intercámbianos teléfonos para avisar que haya llegado bien. Casi 3 hs de ida, casi 4 de vuelta para laburar 8hs en Capital.

A veces nos quejamos de lleno del esfuerzo que hace uno u otro. Ver a ese chico fue ver a millones de laburantes que todos los días viajan de provincia a capital en busca de una oportunidad. @diegoepais·

“Quien no alimenta sus sueños, envejece pronto”.

- William Shakespeare -

05
Película:  El sol también es una estrella