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mañana es nunca 

cinco pequeñas cosas que ojalá te inspiren hoy.

Dicen que la verdadera felicidad está en las pequeñas cosas. Enfocarnos en aquello que nos hace bien cada día, un día a la vez. Hoy, porque mañana es nunca. Por eso, me propuse compartir con vos 5 pequeñas cosas que ví, leí, escuché o hice y que me hicieron sonreír. Deseo que te inspiren a que busques también tus cinco cosas. 

01

 

 

Cuando reís, “ellos” se alejan. ¿Quiénes? Los miedos, la incertidumbre, los dolores. La sonrisa es la capa que te hace invisible ante los seres oscuros, esos que están ahí, esperando el momento para hacer que lentamente te rindas. Sé que a veces la risa no sale, que hasta te duele, pero yo te pido que pruebes, aunque no lo sientas, pues "ellos" de a poco van a ir entendiendo que vos sos mucho más que todo lo que hoy pueda estar haciéndote mal.

 

Reír es dejar que el corazón se exprese, es el triunfo de tu ser, ante cada batalla que estás librando, porque es en esos momentos, que alejarse del drama te permite ver con claridad, es tu escudo de protección, tu espada para cortar de raíz la maldad. Reír hasta que te duela el estómago, para que ese sonido de alegría haga vibrar todas tus células y llegue hasta el infinito, para que se escuche bien fuerte, como una tormenta de rayos mágicos que ilumine tus ojos de diminutas lágrimas.

 

Reír sola y en compañía. Reír para decirle sí a la vida, sí a todo lo que sos, lo que intentás y hasta lo que aún no lograste. Reír porque es tu derecho, porque sos hermosa y si reís, lo sos aún más.

 

“Reír para decirle sí a la vida”.

- Natalia Lewitan y Giselle Mazzeo -

Este texto forma parte de la colección que creamos junto a Natalia Lewitan, de Agendas y Oráculo de las Alas. Entró un nuevo stock de poquitas agendas, para lxs que se quedaron con las ganas. Apurate porque vuelan! Gracias a todxs por volar con nosotras. 

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02

señal de la semana:

 

Desde que comencé a seguirte en instagram y luego de tener el placer de leer "Sos la vida de mi amor", debo declararme fan de todo lo que transmites. Muchas veces son palabras que tengo para decir pero no sé cómo, o cosas que me pasan que ni siquiera sé definir qué son. Gracias por permitirme ser a través de ti. 

Luciana

Mi mamá falleció hace 6 años, y desde entonces, desde que tengo 24 años, intento aprender cada a día a convivir con la idea de que no volverá físicamente. Sí, siempre te dicen que está ahí, que está contigo, que te acompaña, pero ¿cómo saberlo? ¿De verdad me envía señales? Admito que las deseo tan fuerte, que llego a dudar de su existencia.

 

Este año me tomé unos días para su sexto aniversario, y decidí irme fuera de la ciudad a pasar esos días cerca del mar y alejada de la rutina diaria. Recuerdo que el día de su aniversario, ese 10 de Abril, le hablé. Le dije que quería señales, que cómo era posible que todos reciban señales menos yo, le recriminé dejarme sola (eso que ella dijo que jamás iba a hacer). Se lo dije, primero mirando al cielo, luego a  las estrellas, luego al viento, luego a los árboles.

 

Me sentí algo enojada, debo confesar. ¿Por qué debía conformarme con la frase de consuelo de "ella siempre está contigo"? Finalicé con un "creo que sí, que me dejaste sola", y me fui a dormir. 

 

Llegó el siguiente día, un domingo precioso de sol, con el césped repleto de gotas de lluvia. Salí al patio del lugar, donde la noche anterior me atreví a desafiar la existencia de las señales y hasta de la compañia de mi mamá. El silencio reinaba en el lugar, y de repente ahí estaba una mariposa de hermosos tonos tierra, que se posaba levemente en el césped aún mojado. Y, de algún modo, se iba acercando hacia mí. No entiendo porqué, ni que me motivó a hacerlo, pero extendí mi mano (como en las películas cuando liberan palomas y esperan que retornen)... Y sí, voló suavemente hacia mí.

 

Esos segundos que se posó en mi dedo índice, moviendo sus pequeñas y perfectas alas, fueron mágicos. Y cuando digo mágicos, digo que me tocó el alma. Solo pude sonreír y decirle "gracias". Esa era mi mamá. Y sé, con absoluta certeza, que está conmigo.

 

Gracias por tu luz Gise, y por permitirnos brillar. Pero fundamentalmente, gracias por permitirme creer.

Ya lo saben quienes me siguen: soy FAN de las señales. Me hace bien leerlas, compartirlas, encontrarlas. Si con las señales es creer o reventar, yo siempre elijo CREER.

Las señales nos demuestran que el amor es tan poderoso que atraviesa planos. 

 

La  segunda temporada de mi podcast La vida me dio limones está dedicada a las señales. Ya están subidos los últimos 3 episodios. Podés escucharla en Spotify y otras app de Podcast. Pronto se estrenará una nueva temporada 3!!

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03

 

Gente que remil Sí:
Hoy salí a pasar calor pero para cumplir el propósito de mi nena. Fue a la peluquería porque quería donar su cabello, ella quería colaborar con alguien que sufriera cáncer.  Charito, un orgullo para la mamá ❤️ @confettiarg

04

historia de la semana: 
Día de los inocentes

 

Mi mamá y mi tía se turnaban cada año para ver quién era la primera en llamar a la otra y hacerle una broma para el Día de los Inocentes. Encontré este hilo de @JaimePrimeroR que me hizo recordar a mi infancia y a esas bromas telefónicas. 

Todos los 28 de diciembre, sin excepción, yo llamaba a casa de mi abuela para hacerle una broma. Que si era de Afip para cobrarle por las gallinas, que si un vecino la había acusado de algo y tenía que ir a comisaría, que si había que revisar el gas y pagar un dineral...


Allí estaba yo, impostando la voz para camuflar mi tono infantil. Y, al otro lado del teléfono, mi abuela, que esperaba mi llamada para hacerse la ofendida o asustada. Porque sí, amigos, mi abuela era analfabeta pero no tonta: me seguía el juego para hacerme feliz.

 

En esas pavadas los abuelos nos comen las papas a los padres. Hasta que un día, el marido de mi prima y yo la llamamos fuera del día habitual. Era verano y nosotros ya éramos hombres de pelo en pecho, pero nos daba ganas de gastarle una broma inocente. "-¿Es usted Remedios Tal Cual?


-Sí, señor, soy yo.
-Mire, soy Jeremías Aguirre, periodista de El Diario Montañés. Queríamos hacer una serie de reportajes sobre abuelos de futbolistas cántabros y hemos pensado que usted es perfecta para empezar. ¿Le interesa?
-Ay, qué ilusión"

Bueno, pues ese "ay, qué ilusión" 
fue como un "ups, la hemos cagado". Como no sabíamos dar marcha atrás sin hacerle daño, le hicimos una entrevista. Al acabar, nos miramos asustados y nos dijimos "¿y ahora qué hacemos? ¿Tú te acuerdas de lo que dijo? Que esta no es tonta". Bueno, pues nos pusimos manos a la obra: plagié una página de El Diario Montañés, le puse una foto de mi abuela con pie de foto y todo y escribí una entrevista con todo lo que nos sonaba que había dicho.

Me lo curré muchísimo en una época en la que el Word no era tan sofisticado como lo es hoy porque, cono ya he dicho, mi abuela no sabía leer pero eso le había agudizado otros sentidos. Y no, no quería hacerle daño, quería que siguiese ilusionada y presumiera de su entrevista sin que nadie se pudiera reir de ella.

Llamamos a mi primo Iván, el futbolista y le contamos el petate. Él llamó a mi abuela: "Me han llamado unos periodistas, me han pedido una foto tuya. Ya me han contado que te entrevistaron. Caray, abuela, qué suerte. Eso sí (esto se me ocurrió a mí) la entrevista sólo saldrá en internet, que tienen mucho sitio que llenar. Pero no te preocupes, dile a Diego, Miguel o Jaime que te la impriman y la ves como si fuera en un periódico. Se la puedes enseñar a quien quieras".

 

Y allí me fui, con la entrevista maquetada de puta madre y con mucho miedo a que se enterase de la broma que nos salió mal. Por una vez, se tragó enterita la única broma que no debería haberle hecho. Porque, amigos, con la ilusión de la gente no se juega. Y menos si esa persona era la más maravillosa que he conocido.

 

Le leí aquella entrevista varias veces, ella se chuleó frente a las vecinas y nadie, salvo los más cercanos, supo nunca que ese trozo de papel era un verso. Sólo estuve tranquilo cuando pasó un tiempo prudencial y se fue olvidando la cosa.

 

Aún hoy me da rabia contarlo por si mi abuela, que ya no está, se entera y se desilusiona. Pero era tan buena conmigo que lo solucionaría entornando el ojo izquierdo y soltando un "pero que tiñoso es" y santas pascuas. Me río sólo de imaginar ese gesto suyo.

 

Y, desde aquella, nunca más hice bromas el día de los Inocentes. Por si acaso.

“La risa es el disolvente universal de las preocupaciones”.

- Alex Rovira -

05

curiosidad de la semana: 
 

En Estambul hicieron una estatua en memoria a un gatito callejero que solía sentarse todos los dias en esta posicion y veía a la gente pasar...

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