Newsletter Noviembre

¡Hola querida familia virtual! Antes de zambullirnos en la newsletter de este mes, un pequeña pausa. Toma aire profundo y siente tu pecho expandirse. Pausa aquí, no exhales. Deja que la energía se manifieste en todo tu cuerpo, sonríe, siente la dicha de estar aquí y ahora. Exhala... Casi estamos listxs para empezar, pero antes, si estás leyendo estas líneas, mil gracias por compartir conmigo este camino. Gracias a ti crecemos juntxs.  

 

Ahora sí, noviembre. ¡Mi mes! No sólo me encanta (obviamente) porque es el mes de mi cumple o porque en noviembre el otoño ya se ha impuesto en todo el paisaje, dejando una paleta de colores preciosos a nuestro alrededor. El mes de noviembre es la personificación de la transformación, el arquetipo del chamán, la caída hasta las profundidades más oscuras para después ascender a lo más elevado.

 

Visto así, bien podríamos decir que el 2020 ha sido un largo mes de noviembre. Me gusta pensar que cuando miremos atrás hacia este año, lo recordaremos como un tiempo de gran transformación. No me hace falta recordar que este ha sido el año de la 'nueva normalidad', pero sí quiero que rememores conmigo los cambios que se hayan producido dentro de ti.

 

Este fue precisamente un ejercicio personal que realicé hace unos días a raíz de un audio que publicó María Pineda en su cuenta de Instagram @mia_astral. En él hablaba de cómo la marca del 2020 va llegando a su fin y ya vamos dando paso a lo que será el 2021. Con este anuncio, nos invitaba a recordar cuál ha sido nuestra transformación personal y cómo hemos usado este año para despertar al verdadero propósito de nuestras vidas.

 

Escuchando sus siempre sabias palabras, me empezó a entrar algo de pánico. El 2020 ya se acaba, el año de las grandes transformaciones, ¿y yo qué gran transformación he experimentado? El 2020 será probablemente uno de los años más impactantes en la historia de nuestras vidas, y ahí estaba yo incapaz de verbalizar cuál había sido mi experiencia espectacularmente transformadora. ¿Cómo es posible si estoy literalmente obsesionada con el conocimiento y la transformación personal? ¿Cómo se me ha podido pasar por encima algo así?

 

Después de ese pellizco de pánico transitorio, me paré un momento a pensar. Realmente, es imposible que no tenga nada que mostrar del 2020. Así que me puse a rebobinar para ver cuáles habían sido mis grandes logros del 2020. Y vaya si me llevé una sorpresa por partida doble...

 

Me tuve que rascar bien fuerte la cabeza, pero al final empezaron a saltar montones de cosas que se habían transformado en mi vida en el 2020. Recapacité que en este año - gracias al círculo de mujeres del que formo parte - he estado trabajando cosas que en casi 39 años de vida aún no había empezado a integrar.

 

En 2020 aprendí a conectar con mi menstruación, transformando radicalmente mi manera de relacionarme con ella. A través de ella he conseguido también encontrar una conexión más fuerte con la Tierra y la Luna, los ciclos de la vida y las energías disponibles dentro y fuera de nosotrxs. Pero sin duda el culmen de mis transformaciones ha estado en el plano del inconsciente.

 

Desde hace unos meses, en mi práctica de Yoga Nidra he estado centrándome en un nuevo sankalpa o intención: descubrir a través de mis sueños las respuestas a mis preguntas más trascendentales. No han sido pocas las ocasiones en las que mis sueños me han respondido de forma simbólica pero nítida, las dudas sobre mi evolución personal.

 

Tampoco quiero olvidarme que en el 2020 he comenzado muchos otros proyectos personales, al tiempo que ha sido el año en el que he vuelto de forma más plena a mi actividad laboral como profesora de español. Todo esto, involucrada con mi papel de madre y mujer que sigue aprendiendo sus lecciones del día a día. Aprendiendo a comunicarme de forma más efectiva y compasiva, encontrando mi voz y mi lugar en la vida que me ha tocado vivir.

 

De nuevo, rebobinemos al comienzo de este mensaje. ¿Ha sido 2020 un año de grandes transformaciones? Madre mía, creo que ha sido el año más transformador de toda mi vida. Entonces, ¿cómo es posible que inicialmente no pudiera poner el dedo en ninguna de estas transformaciones? Aquí viene la sorpresa por partida doble.

 

Por una parte, esto me demuestra una y otra vez, que tengo que trabajar en recordar conscientemente cuál ha sido mi progreso hasta el momento, en vez de sólo poner el foco de atención en lo que aún me queda por hacer. Porque si sólo miramos lo que aún no está hecho, nos estamos abocando a una existencia plagada por un sentimiento de carencia e ineptitud. Por eso, bríndate cada día un momento para celebrar los pasos que has dado, en vez de sólo fijarte en el camino que te queda por delante.

 

La otra parte y más importante revelación tiene que ver con los patrones antiguos que estoy rompiendo pasito a paso. ¿No te parece curioso que mi inicial respuesta a qué había ocurrido en el 2020 fuera 'nada espectacular', después de leer las maravillas que han acontecido? Todo lo que he avanzado y que ha tenido un gran significado para mí, se mueve en el ámbito de la energía femenina. Aquí hablo de la energía femenina, no de la fuerza de la mujer. Tanto hombres y mujeres disponen de energías masculina y femenina, pero el patriarcado nos ha inculcado que sólo la energía masculina ha de ser cultivada.


Por eso, el 2020 ha sido el año en el que me he arremangado de verdad en mi lucha particular contra los valores del patriarcado. Una lucha personal con la que quiero reivindicar el valor de conectar con la menstruación, la intuición, los sueños y el inconsciente. Porque el patriarcado nos intenta convencer - y a veces el muy suyo nos lleva una buena ventaja - que las cosas de la vida que realmente tienen valor, sólo se pueden cuantificar y definir con términos como la ambición, el éxito, el beneficio material, el poder... ESTO YA SE HA ACABADO. Estoy aquí cantándole a los cuatro vientos del universo, que las transformaciones más poderosas no se pueden cuantificar, ni siquiera se perciben a simple vista. Hemos entrado en una nueva era gracias a estas transformaciones imperceptibles que cambian nuestra programación caducada. Ha llegado el momento de reclamar nuestro poder femenino, hombres y mujeres juntxs de la mano.

 

Así que ahora te paso la pelota. Cuando te pongas a responder la pregunta de cuál ha sido tu gran transformación del 2020, no te pares a pensar sólo en los cambios tangibles y materiales. Párate a pensar qué despertar ha ocurrido en tu vida íntima, dónde has dejado de ceder tu poder personal y qué lecciones te ha traído este año inolvidable. Seguro que tienes mucho que contar.

 

 

Y como siempre, ¡cuídate mucho!

Con cariño, Anavi

 

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