Aunque todos cuando oímos la palabra amígdala nos viene a la cabeza las que tenemos en la garganta y a veces se nos inflaman, cada vez se oye hablar más de otras amígdalas que tenemos en medio del cerebro, relacionadas con el mundo emocional.
En realidad la palabra amígdala viene del griego y significa almendra. Por eso tienen en común el nombre. También hay otras 2 amígdalas en el cerebelo. Así que en total tenemos 6 amígdalas en la cabeza, que es como decir que tenemos 6 estructuras que se parecen a una almendra.
Estas amígdalas cerebrales, situadas en los lóbulos temporales (como detrás de las orejas), están muy relacionadas con el miedo y los recuerdos asociados con las emociones. Y como filogenéticamente se formaron antes que la corteza racional, están más estrechamente conectadas con el cerebro “animal”.
Se habla de secuestro amigdalar cuando estamos viviendo una emoción tan intensa y desproporcionada que nos bloquea, pudiendo provocar una respuesta inmediata inadecuada. Se habla de secuestro porque no da tiempo a que nuestra corteza cerebral, que es la racional, nos indique cual es la respuesta más adecuada, preponderando nuestra respuesta impulsiva animal.
Esto a veces nos hace responder explosivamente a algo que nos han dicho o hecho, reaccionando de una forma de la que probablemente luego nos arrepentiremos. Por eso existe la recomendación de contar hasta 10 o hasta 100, dando así tiempo a que la corteza racional sopese qué respuesta es la más sensata y adecuada.