Fragmento del libro
La Casa de Santa Bárbara
Por Ricardo Peltier San Pedro
Los tíos Clynes San Pedro —los primos hermanos de mi mamá—, eran asiduos visitantes a la casa de Santa Bárbara. No había fin de semana que no estuvieran mi tío Jorge Clynes y su esposa Jean Nissen, así como mi tío “Baby” Clynes y su esposa Lula, al igual que mi tía Amalia Clynes y su esposo Carlos Moller, y no se diga mi tía Rosa Lee Clynes, quién en 1960 se vino de Tampico a la ciudad de México para ingresar al Ballet Clásico del INBA, y poner luego al lado de mi casa una pequeña academia de Ballet-Jazz. No había pelea de Box que se transmitiera por la Radio, en la que no estuvieran todos presentes. Recuerdo muy bien la pelea de Raúl “el Ratón” Macías —el hijo consentido de Tepito—, contra el francés de ascendencia argelina, Alphonse Halimi, celebrada en la Ciudad de Los Ángeles en 1957, y la recuerdo muy bien por dos razones: una, porqué mi padre grabó completa la transmisión de la pelea en un novedoso aparato llamado Dimafón Diktiergerät, marca Assmann, una especie de tocadiscos (sobremesa de frontis inclinado) fabricado en Alemania, en el cual giraba un disco grueso de vinilo color café y sobre el cual se posaba un brazo fonocaptor con una aguja de cobre grande en forma de A; y dos, porqué la pelea de Box que todos estábamos oyendo por la Radio, fue interrumpida bruscamente por otra pelea, pero esta callejera.
En efecto, resulta que un pretendiente de mi hermana Catalina, que era vecino, y al cual le decían el “Loco”, fue a buscarla para invitarla a dar un paseo. Al negarse mi hermana, el “Loco” se enojó y empezó a patear la puerta de la casa. Ante tal escándalo, que no dejaba oír la pelea de Box, salieron mis tíos Jorge y “Baby” Clynes para ver que diablos sucedía. El pretendiente de mi hermana —¡que en realidad estaba loco!—, empezó a insultarlos y agredirlos, por lo que los tíos Clynes le dijeron amablemente que dejara de molestar y que mejor se retirara. El muchacho no hizo caso de la amable advertencia, y… ¡sácatelas!, que empiezan los trancazos; mi tío “Baby” se le fue encima a los golpes, y empezó a darle una buena tunda, pese a que el sujeto en cuestión estaba bastante fornido. El “Loco” se enfureció a tal grado (no es literal, en verdad enloqueció), que corrió rápidamente a su casa —que estaba enfrente de la mía—, y salió con una enorme y pesada llave Stilson de 18 pulgadas, la cual le arrojó a mi tío “Baby” con todas sus fuerzas. Mi tío, por fortuna, la pudo esquivar, y esta se fue a estrellar en la parte baja de la puerta de madera del zaguán de la casa, rompiéndola y dejándole un gran hueco. A estas alturas, ya habían salido a la calle mi papá y los demás invitados, por lo que el pretendiente de mi hermana comprendió que lo mejor para él era marcharse de ahí a toda prisa. Al regresar todos a la casa, ya con los ánimos calmados, nos enteramos que Halimi había derrotado al “Ratón” Macías, hecho que la prensa nacional califico al día siguiente —con justa razón— como una tragedia nacional. A propósito… ¡¡¡La llave Stilson la guardamos de recuerdo y el hueco en la puerta de madera de la cochera quedó a la vista por muchos años…!!!
