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Geografas en dilogo

Aportes para la reflexin


Tomo I

Geografas en dilogo
Aportes para la reflexin
Tomo I

Diana Lan
(Compiladora)

Lan, Diana
Geografas en dilogo : aportes para la reflexin / Diana Lan ; Norma Monzn ;
Carolina Cohen ; compilado por Diana Lan. - 1a ed . - Tandil : Universidad Nacional
del Centro de la Provincia de Buenos Aires, 2016.
Libro digital, PDF
Archivo Digital: descarga y online
ISBN 978-950-658-405-4
1. Geografa. 2. Argentina. 3. Investigacin. I. Monzn, Norma II. Cohen, Carolina III. Lan, Diana, comp. IV. Ttulo.
CDD 910.82

2016 - UNCPBA
www.unicen.edu.ar
Primera edicin: diciembre de 2016
Los trabajos que se presentan en este libro han sido evaluados por un Comit Cientfico externo
Centro de Investigaciones Geogrficas CIG
Instituto de Geografa, Historia y Ciencias Sociales IGEHCS
Facultad de Ciencias Humanas
UNCPBA/CONICET
Web: www.cig.fch.unicen.edu.ar

E-mail: cig@fch.unicen.edu.ar
Diseo de tapa, diseo interior y maquetacin
Mara Cecilia Aimaretti
ISBN 978-950-658-405-4

ndice
Presentacin ...................................................................................................................
Diana Lan

23

Parte 1 - Contribuciones terico-metodolgicas en Geografa


Teora de la Geografa Electoral. El estudio de las elecciones en Geografa...........................
Norma Monzn
Turismo y territorio. Un abordaje terico desde los conceptos: Recursos Territoriales y
Atractivos Tursticos..........................................................................................................
Carolina Cohen y Graciela Benseny
El papel de los institutos de nivel superior en la consolidacin y reproduccin de
nuevos relatos sobre el territorio. El caso del Instituto Superior de Formacin Docente
Nuestra Seora del Sagrado Corazn, de la ciudad de Crdoba, (1962-1975).
Una primera aproximacin.................................................................................................................
Jazmn Bazn, Ramiro Diaz y Gabriela Cecchetto

27

35

43

Parte 2 - Poblacin, bienestar y condiciones de vida


Calidad de vida y fragmentacin del territorio santafesino. Perodo 1991-2010....................
Nstor Javier Gmez, Laura Rita Tarabella y Guillermo Velzquez

55

Malvinas: cosmopolitismo, envejecimiento y estancamiento demogrfico............................


Gustavo Peretti y Mariano Varisco

65

Poblamiento y escolaridad en el Delta del ro Paran, en la provincia de Entre Ros. Ao 2014....


Griselda Carel, Mariano Varisco y Dafne Caplan

73

Aproximacin al estudio de la calidad de vida de nios y nias en localidades del interior de la


provincia de Buenos Aires (Mar del Plata, Tandil, Balcarce y San Cayetano) y del Conurbano
Bonaerense (Lomas de Zamora, Banfield y Ramos Meja), 2014-2015..................................
Claudia Mikkelsen y Graciela Tonon
Las brechas en la calidad de vida de la poblacin: desigualdades socio-territoriales en Mar
del Plata y el Municipio de General Pueyrredn (2010).......................................................
Patricia Lucero, Sofa Ares, Silvina Aveni, Claudia Mikkelsen y Fernando Sabuda

83

93

Vulnerabilidad socioambiental en la localidad de Loreto en el ao 2013.............................. 101


Mara B. Godoy y Federico Arias
El Bolsn, ciudad caleidoscpica....................................................................................... 111
Lucia Antonela Mitidieri
El territorio, la salud enfermedad y las condiciones de vida, estudio en un rea periurbana
sudoeste de Mar del Plata en 2010..................................................................................... 119
Liliana Aguirre
Vivienda, hbitat rural diferenciado y estrategias migrantes en el periurbano del Partido
de La Plata.................................................................................................................. 127
Daniela Patricia Nieto y Guillermo Ariel Aramayo

Migrantes peruanos en la ciudad de Buenos Aires: reconstruccin identitaria desde la


experiencia de la aceptacin y la discriminacin.................................................................. 137
Marina Laura Lapenda
Productores familiares y Soberana alimentaria. El caso de la Feria y Mercado Madre Tierra
de Tres Arroyos en la actualidad......................................................................................... 145
Matas Alamo

Parte 3 - Reestructuracin econmica y urbana


Neodesarrollismo en retirada? Economa poltica de un proyecto de desarrollo. Argentina
2002-2015......................................................................................................................... 153
Mariano Fliz
Urbanizacin y financierizacin de las economas urbanas: la intermediacin de las finanzas
en la produccin y los consumos........................................................................................ 163
Derlis Daniela Parserisas
Circuito superior, cadenas de descuentos y franquicias: el caso de Dia................................. 173
Josefina Di Nucci
Las condiciones regionales de valorizacin econmica del sector elctrico en la costa
atlntica bonaerense. Un anlisis geoestadstico comparativo............................................. 181
Adriano Furlan
El rol de los modos alternativos en la movilidad metropolitana; el caso de Buenos Aires........ 191
Susana Kralich y Vernica Prez
La industria metalmecnica en el Gran La Plata durante el neodesarrollismo. El caso de las
Mipymes de bienes de capital............................................................................................ 201
Hctor Luis Adriani, Diego Arturi y Federico Langard
Mutaciones urbanas en infraestructura histrica de la ciudad de Paran, provincia de
Entre Ros.................................................................................................................... 209
Daiana Beln Buiatti y Victoria Soledad Rivero
Actores del mercado inmobiliario, precio del suelo y produccin de la vivienda en la ciudad
de Tandil, en la ltima dcada........................................................................................... 213
Alejandro Migueltorena, Luan Franzzo y Diana Lan
Circuitos de la economa urbana y empresas de servicios avanzados en agricultura de precisin... 225
Guillermo Schiaffino
Entre lo urbano y lo rural: el espacio periurbano de la ciudad de Azul (provincia de Buenos
Aires, Argentina)............................................................................................................... 233
Leonel De Luca, Nicols Ojeda, Karina Recci y Manuel Rbare

Parte 4 - Ordenamiento territorial y desigualdades


Anlisis de la distribucin espacial de la poblacin en la provincia de Santa Fe. Su
comportamiento en los ltimos cuatro perodo censales..................................................... 243
Javier Castelnuovo y Mariela Demarchi

Anlisis de la demanda potencial de los Centros de Salud en el rea Metropolitana del Gran
Resistencia (2001-2010): cambios o persistencia?............................................................. 253
Liliana Ramrez
Movilidad o (in)movilidad? Cuando las polticas de transporte acentan las desigualdades..... 261
Solange Redondo y Ana Mara Liberali
Dinmicas urbanas (1990-2010) y Planificacin en Mar del Plata y el Partido de General
Pueyrredon. Aportes para la reformulacin de la normativa de ordenamiento territorial........ 267
Marisa Sagua, Laura Zulaica y Fernando Sabuda
Configuraciones productivas en el Partido de 25 de Mayo, provincia de Buenos Aires 2010-2015.. 279
Jos Muzlera
Las herencias territoriales como reflejos de los cambios portuarios. El caso del Puerto La
Plata, Buenos Aires (Argentina)......................................................................................... 289
Claudia Carut, Gabriela DAmico, Mara Ins Botana, Mariel Zabaljauregui,
Antonela Valdez y Micaela Luciano
Los espacios verdes pblicos de la ciudad de Resistencia, Chaco. El caso del (ex) Parque
Caraguat: ambientes y biodiversidad................................................................................ 297
Mara Fernanda Alarcn
El cambio climtico como teln de las desiguadades.......................................................... 307
Mara Paula Awe Luca e Iris Josefina Liscovsky

Parte 5 - Resignificacin de los territorios rurales


Transformaciones y conflictos en la interfase rural-urbana.................................................. 317
Fernanda Gonzlez Maraschio, Cristian Poplavsky, Gerardo Castro, Natalia Kindernecht
y Juan Varela
Procesos de revitalizacin en asentamientos de rango menor en el sudeste pampeano. El
caso Gardey, Partido de Tandil.......................................................................................... 331
Mara Luciana Nogar
Entre el vino y la vida campesina. Atractividad turstica y adecuaciones territoriales en el sur
de los Valles Calchaques de Salta...................................................................................... 339
Carlos R. Cceres y Claudia A. Troncoso
Anlisis comparativo de la promocin turstica y la observacin directa en el espacio rural
del Partido de General Pueyrredon (Provincia de Buenos Aires)........................................... 347
Matas Adrin Gordziejczuk

Parte 6 - Cultura, gnero y poder


Sectores populares, migraciones e imaginarios en disputa: dinmicas y heterogeneidades
al interior de San Carlos de Bariloche................................................................................. 359
Brenda Matossian
Paisajes de la memoria en el espacio urbano. El uso de las fotografas en el Predio Quinta Ser.... 367
Silvina Fabri

El comportamiento de la segregacin horizontal en el mercado laboral chaqueo en los


aos 2001 y 2010............................................................................................................. 375
Vilma Lilian Falcn
Violencia domstica, clases sociales y circuitos espaciales..................................................... 389
Mara Magdalena Lpez Pons
Experiencias de movilidad de mujeres migrantes bolivianas en Comodoro Rivadavia............ 397
Myriam Susana Gonzlez
Las configuraciones de gnero en dos intelectuales de lites en un perodo de transformacin
social y poltica: los casos de Carlos Ibarguren y Victoria Ocampo. Argentina primera
mitad del siglo XX......................................................................................................... 405
Olga Echeverra Y Mara Soledad Gonzlez
Las tramas espaciales de las redes de trata con fines de explotacin sexual en Argentina en
el perodo actual.............................................................................................................. 413
Magdalena Moreno
Masculinidades, produccin del espacio y el consumo de paco por varones adolescentes
residentes en la periferia de Buenos Aires, Argentina........................................................... 421
Heder Leandro Rocha
Espacio, Violencia e Invisibilizacin.................................................................................... 429
Waldemar Spinelli

Parte 7 - Geografa Fsica y sus aplicaciones


Cambios morfolgicos post-crecida en el cauce principal del arroyo San Bernardo (Buenos Aires) 439
Antonela Volont, Vernica Gil y Alicia Campo
Erosin en barrancas y caones de Empedrado (Corrientes). La influencia de El Nio y
las actividades antrpicas................................................................................................. 447
Jorge Lapena y Mara Celia Garca

Parte 8 - Problemas socioeconmicos y debates sobre sustentabilidad


Contribuciones de Rolando Garca y su importancia para el anlisis de conflictos ambientales 459
Ana Mara Fernndez Equiza, Virginia Toledo Lpez, Natasha Picone,
lvaro lvarez, Dafne Alomar Messineo y Victoria de Estrada
Extractivismo en la Argentina del siglo XXI. La ofensiva sojera contina................................ 467
Graciela Patricia Cacace y Jorge Osvaldo Morina
Reflexiones en torno a los logros y contradicciones del nuevo referencial en las polticas de
desarrollo rural en Argentina............................................................................................. 475
Mara Eugenia Comerci
Los programas de desarrollo rural en la provincia de Misiones. Anlisis de objetivos y
cobertura territorial.......................................................................................................... 485
Lisandro Fernndez

La explotacin no convencional de los recursos del subsuelo y las consecuencias en un


territorio fragmentado. El caso de Aelo (Neuqun)........................................................... 493
Sylvain Lapoix, Mara Amalia Lorda y Franois Taulelle
Homogeneizacin productiva. Anlisis de riesgos en la salud de la poblacin rural por
agroqumicos. Estudio de caso en la pampa argentina........................................................ 501
Brenda Ayeln Larsen
Evaluacin de la sostenibilidad ambiental en el rea urbana de Mar del Plata y su periurbano,
mediante indicadores........................................................................................................ 511
Laura Zulaica y Micaela Tomadoni
Medios de Vida y sustentabilidad en Las Aguadas (Ro Negro)............................................ 519
Iris Josefina Liscovsky, Sabrina Picone y Melisa Szmulewicz
Eficiencia energtica en territorios tursticos. Estudio de caso en Tandil............................... 527
Karen Ivana Flensborg y Ada Graciela Nogar

Parte 9 - Investigacin y docencia en la enseanza de la Geografa


Prcticas no escolarizadas. El aprovechamiento de una herramienta de formacin docente..... 537
Natalia Leonor lvarez Pascucci y Abigail Arechabala
Trayectorias estudiantiles en la universidad. El caso de la carrera de Geografa en la Facultad
de Humanidades y Ciencias de la Educacin. UNLP............................................................ 545
Mariela Cotignola, Martn Legarralde y Juan Cruz Margueliche
La cartografa en la representacin de las territorialidades. Las transformaciones del mapa
europeo durante la Primera Guerra Mundial...................................................................... 555
Mara Eugenia Elizalde, Viviana Esther Fernndez y Edgardo Santiago Salaverry
De crticas y geografas Cun crtico es el Diseo Curricular de la Geografa bonaerense?..... 563
Diego Garca Ros
Una propuesta para pensar trayectorias alternativas de escolarizacin desde la Geografa..... 571
Mara Soledad Tarquini y Cecilia Zilio
Ensear Geografa con imgenes y cartografa digital. Un anlisis desde las polticas pblicas
a las prcticas ulicas en escuelas de La Plata, Berisso y Ensenada....................................... 579
Mara Cecilia Zappettini, Vivian Mariel Sfich, Mara Soledad Tarquini y Cecilia Zilio

Parte 10 - Experiencias y prcticas ulicas


La salida de campo como experiencia de construccin de conocimiento geogrfico: un
recorrido por la ciudad de Tandil........................................................................................ 589
Luciana Bidauri y Anabela Leguizamn
Espejos y ventanas de mi comunidad: una propuesta para la enseanza de la Geografa
desde la Educacin Ambiental........................................................................................... 595
Silvia Lilian Domnguez y Cipriana Leiva

Sntesis de las caractersticas fsicas de la Cuenca del Ro Tapenag..................................... 603


Rita Delfina Vincenti, Claudia Vernica Gmez, Hugo Orlando Arellano,
Pedro Samuel Blanco y Marcelo Jos Adrin Ruz
El estudio del territorio rural a partir de una pelcula de investigacin. Experiencia de
enseanza y aprendizaje con alumnos de educacin secundaria superior.............................. 611
Mara Natalia Prieto y Mara Amalia Lorda
Caracterizacin del cultivo de girasol en distintas escalas espaciales y temporales.................... 619
Viviana Claudia Prtile, Alejandra Torre Geraldi, Hugo Orlando Arellano,
Pedro Samuel Blanco y Marcelo Jos Adrin Ruz
Lugares de la memoria: una propuesta para pensar el estudio del espacio y el tiempo a
partir del uso de las TIC dentro y fuera del aula.................................................................. 627
Lucrecia Daz, Vanesa Gregorini y Sabrina Martino Ermantraut
Cules son los mitos urbanos que esconde la misteriosa Buenos Aires?.............................. 637
Patricia Beatriz Fili y Patricia Gladys Tom
Buscando huellas. El reflejo de las transformaciones socio-econmicas en la cultura argentina 643
Patricia Gladys Tom y Betina Mangione

Parte 11 - Tecnologas de informacin geogrfica


Implementacin de Tecnologas de la Informacin Geogrfica en la enseanza de la
Geografa. La experiencia de sistematizacin de material didctico a partir del curso de
capacitacin del Programa Nuestra Escuela.................................................................... 651
Gustavo D. Buzai y Luis Humacata
Potencialidades de las Tecnologas de la informacin Geogrfica a la gestin escolar: un
estudio de caso................................................................................................................ 659
Mara Lorena La Macchia y Juan Suasnbar
Caracterizacin del relieve de Saladas desde los Sistemas de Informacin Geogrfica.......... 669
Marcelo Leandro Galarza
Evaluacin de mtodos de desagregacin espacial de datos censales en reas urbanas
mediante Tecnologas de Informacin Geogrfica............................................................... 677
Santiago Linares e Ins Rosso
Aplicacin de Sistemas de Informacin Geogrfica en el anlisis de un cluster productivo..... 689
Paula Valania

Parte 12 - Geografa poltica y relaciones internacionales


Las desigualdades espaciales mundiales: del Tercer Mundo a los Pases Emergentes.................... 699
Mara Elisa Gentile y Alejandro Migueltorena
La Cooperacin Sur-Sur (CSS) y sus dimensiones espaciales. El caso de Argentina y Sudfrica... 707
Hctor Dupuy, Hilario Patronelli y Juan Cruz Margueliche
Espacios de reserva de bisfera (y de resistencia) en el contexto de los procesos integracionistas 713
Roco Elizabeth Martnez Huenchuman

IIRSA: geopoltica de la integracin y el extractivismo.......................................................... 719


lvaro lvarez

Parte 13 - Espacio y Desarrollo Regional


Desarrollo y regiones en Argentina tras una dcada de poltica cluster................................. 729
Carina Davies y Martn Seval
Apuntes para un abordaje de las dimensiones territorial y poltico-cultural del desarrollo local 737
Romn Fornessi
Estrategias tursticas municipales de planificacin en Tandil. 2002-2012............................. 743
Mara Manuela Blas y Guillermina Jacinto
La complejizacin de la produccin como instrumento para el desarrollo local. El caso del
Sudoeste de la provincia de Buenos Aires........................................................................... 751
Patricio Narodowski y Matias Remes Lenicov
Propuesta de creacin de una albufera artificial para la generacin de energa y creacin
de nuevos asentamientos humanos................................................................................... 759
Luis Alberto Bertani, Paloma Martnez Fernndez, Mara de los ngeles Tesoniero
y Matas Caso
Crisis actual de la olivicultura en el marco de las economas regionales perifricas.
Aproximaciones a la situacin de la produccin olivcola en el sur de Mendoza.................... 767
Mara Eugenia Cepparo, Estela B. Prieto y Graciela Gabrielidis
Importancia del diagnstico en la caracterizacin socio-ecolgica de las cuencas del ro
Amarillo y Los Sarmientos, La Rioja (Argentina)................................................................. 775
Pablo Javier Montilla, Mara Cecilia Gareis, Nstor Omar Brbaro
y Rosana Ftima Ferraro
El espacio como un mosaico de trayectorias: lineamientos para un desarrollo regional en
la villa turstica Pehuen-C, provincia de Buenos Aires, Argentina....................................... 783
Jos Ignacio Larreche

ndice por Autor


Adriani, Hctor Luis (p. 201)

Centro de Investigaciones Geogrficas, IdIHCS. Universidad Nacional de La Plata.


CONICET, adrianiluis59@gmail.com

Aguirre, Liliana (p. 119)

Instituto de Ambiente y Hbitat. FAUDI. Universidad Nacional de Mar del Plata,


arqlilianaaguirre@gmail.com

Alamo, Matas (p. 145)

Departamento de Geografa y Turismo. Universidad Nacional del Sur, malamo74@gmail.com

Alarcn, Mara Fernanda (p. 297)

Instituto de Planeamiento Urbano-Regional (IPUR). Facultad de Arquitectura y Urbanismo


(UNNE). Club de Observadores de Aves (COA) Guaicur Resistencia. Asociacin Aves Argentinas, fernanda_alarcon_geo@yahoo.com.ar

Alomar Messineo, Dafne (p. 459)

Centro de Investigaciones Geogrficas FCH, UNCPBA. Instituto de Geografa, Historia y Ciencias Sociales. CONICET, dafnealomar@gmail.com

lvarez Pascucci, Natalia Leonor (p. 537)

Facultad de Ciencias Humanas. Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires, nataliaalvarez86@hotmail.com

lvarez, lvaro (p. 459; 719)

Centro de Investigaciones Geogrficas FCH, UNCPBA. Instituto de Geografa, Historia y Ciencias Sociales. CONICET, alvaroa22@yahoo.com.ar

Aramayo, Guillermo Ariel (p. 127)

Centro de Investigaciones Geogrficas, FaHCE-UNLP. Instituto de Investigaciones en Humanidades y Ciencias Sociales (IdIHCS), Universidad Nacional de La Plata. CONICET
ariel_aramayo@hotmail.com

Arechabala, Abigail (p. 537)

Facultad de Ciencias Humanas. Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires
abigail_arechabala@hotmail.com

Arellano, Hugo Orlando (p. 603; 619)

Universidad Nacional del Nordeste, arellanohugoorlando@gmail.com

Ares, Sofa (p. 93)

Universidad Nacional de Mar del Plata, ares.sofi@gmail.com

Arias, Federico (p. 101)

Facultad de Humanidades. Universidad Nacional del Nordeste, fedearias.-@hotmail.com

Arturi, Diego (p. 201)

Centro de Investigaciones Geogrficas IdIHCS. Universidad Nacional de La Plata. CONICET


diegoarturi@gmail.com

Aveni, Silvina (p. 93)

Universidad Nacional de Mar del Plata, avenisilvina@gmail.com

Awe Luca, Mara Paula (p. 307)

Universidad Nacional de Ro Negro, awepaula@yahoo.com.ar

Brbaro, Nestor Omar (p. 775)

Instituto de Ambientes de Montaa y Regiones ridas (IAMRA) Universidad Nacional de Chilecito (UNdeC)

Bazn, Jazmn (p. 43)

Universidad Nacional de Crdoba, jbazanhb@gmail.com

Benseny, Graciela (p. 35)

Grupo Turismo y territorio, Espacios Naturales y Culturales. Facultad de Ciencias Econmicas y


Sociales. Universidad Nacional de Mar del Plata, gracielabenseny@gmail.com

Bertani, Luis Alberto (p. 759)

Departamento de Geografa, Facultad de Humanidades, Universidad Nacional del Comahue


bertani8300@gmail.com

Bidauri, Luciana (p. 589)

Escuela Nacional Adolfo Prez Esquivel. Tandil, lucianabidauri1@hotmail.com

Blanco, Pedro Samuel (p. 603; 619)

Universidad Nacional del Nordeste, pedrosamuelblanco@gmail.com

Blas, Mara Manuela (p. 743)

Facultad de Ciencias Humanas. Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires
m.manuelablas@gmail.com

Botana, Mara Ins (p. 289)

Centro de Investigaciones Geogrficas/ Instituto de Investigaciones en Humanidades y Ciencias


Sociales. Universidad Nacional de La Plata (CIG-IdIHCS-UNLP). Facultad de Humanidades y
Ciencias de la Educacin (FaHCE), botana.mariaines@gmail.com

Buiatti, Daiana Beln (p. 209)

Facultad de Humanidades, Artes y Ciencias Sociales. Universidad Autnoma de Entre Ros


daianabuiatti@gmail.com

Buzai, Gustavo D. (p. 651)

Instituto de Investigaciones Geogrficas (INIGEO). CONICET. Universidad Nacional de Lujn


buzai@uolsinectis.com.ar

Cacace, Graciela Patricia (p. 467)

Universidad Nacional de Lujn, cacacegraciela@gmail.com

Cceres, Carlos R. (p. 339)

Instituto de Geografa. Facultad de Filosofa y Letras. Universidad de Buenos Aires


carlos.r.caceres@hotmail.com

Campo, Alicia (p. 439)

Universidad Nacional del Sur. CONICET, amcampo@uns.edu.ar

Caplan, Dafne (p. 73)

Facultad de Humanidades, Artes y Ciencias Sociales. Universidad Autnoma de Entre Ros


dafnecaplan@live.com

Carel, Griselda (p. 73)

Facultad de Ciencias Agropecuarias. Universidad Nacional de Entre Ros, gecargnel@yahoo.com.ar

Carut, Claudia (p. 289)

Centro de Investigaciones Geogrficas/ Instituto de Investigaciones en Humanidades y Ciencias


Sociales. Universidad Nacional de La Plata (CIG-IdIHCS-UNLP). Facultad de Humanidades y
Ciencias de la Educacin (FaHCE), ccarut@yahoo.com

Caso, Matas (p. 759)

Departamento de Geografa, Facultad de Humanidades, Universidad Nacional del Comahue


casomatias2006@yahoo.com.ar

Castelnuovo, Javier (p. 243)

Departamento de Geografa. Facultad de Humanidades y Ciencias. Universidad Nacional del


Litoral, javier_castelnuovo@yahoo.com.ar

Castro, Gerardo (p. 317)

Universidad Nacional de Lujn, gcastro2800@gmail.com

Cecchetto, Gabriela (p. 43)

Universidad Nacional de Crdoba, gabriela.cechetto@gmail.com

Cepparo, Mara Eugenia (p. 767)

Universidad Nacional de Cuyo. CONICET, mcepparo@ffyl.uncu.edu.ar

Cohen, Carolina (p. 35)

Instituto de Desarrollo Econmico e Innovacin. Universidad Nacional de Tierra del Fuego, Antrtida e Islas del Atlntico Sur, carolina.cohen.isaac@gmail.com

Comerci, Mara Eugenia (p. 475)

Departamento e Instituto de Geografa. CONICET-Universidad Nacional de Quilmes. Centro de


Investigaciones sobre Economa y Sociedad en la Argentina Contempornea (IESAC). Universidad Nacional de La Pampa, eugeniacomerci@gmail.com

Cotignola, Mariela (p. 545)

Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educacin. Universidad Nacional de La Plata


mariela.cotignola@gmail.com

DAmico, Gabriela (p. 289)

Centro de Investigaciones Geogrficas (IdIHCS-UNLP). CEIDE (Centro de Estudios Integrales de


la Dinmica Exgena), gabrieladamico@live.com.ar

Davies, Carina (p. 729)

Universidad Nacional del Litoral, carinadavies@yahoo.com.ar

de

Estrada, Victoria (p. 459)

Centro de Investigaciones Geogrficas FCH, UNCPBA. Instituto de Geografa, Historia y Ciencias Sociales. CONICET, vdeestrada@gmail.com

De Luca, Leonel (p. 233)

Profesorado en Geografa. Instituto Superior de Formacin Docente N 156 Palmiro Bogliano. Azul, leoneldelucia@gmail.com

Demarchi, Mariela (p. 243)

Departamento de Geografa. Facultad de Humanidades y Ciencias. Universidad Nacional del


Litoral, mariaelademarchi@hotmail.com

Di Nucci, Josefina (p. 173)

Centro de Investigaciones Geogrficas FCH, UNCPBA. Instituto de Geografa, Historia y Ciencias Sociales. CONICET, josedinucci@yahoo.com

Daz, Lucrecia (p. 627)

Centro de Investigaciones Geogrficas FCH, UNCPBA. Instituto de Geografa, Historia y Ciencias Sociales. CONICET, ludiaz05@yahoo.com.ar

Daz, Ramiro (p. 43)

Universidad Nacional de Crdoba, ramidw@gmail.com

Domnguez, Silvia Lilian (p. 595)

Escuela de Educacin Secundaria Tcnica N 3 de Zrate, silvia_dominguez_@hotmail.com

Dupuy, Hctor (p. 707)

Departamento de Geografa. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educacin. Universidad


Nacional de La Plata, hectordupuy92@gmail.com

Echeverra, Olga (p. 405)

Instituto de Estudios Histrico Sociales IEHS/IGEHCS/CONICET, olgaecheverria23@gmail.com

Elizalde, Mara Eugenia (p. 555)

CNLP. Universidad Nacional de La Plata, maeuel@yahoo.com.ar

Fabri, Silvina (p. 367)

Departamento de Geografa, Facultad de Filosofa y Letras, Universidad de Buenos Aires


fabrisilvina@gmail.com

Falcn, Vilma Lilian (p. 375)

Departamento de Geografa. Facultad de Humanidades. Universidad Nacional del Nordeste


vfalcon_1609@hotmail.com

Fliz, Mariano (p. 153)

Centro de Investigaciones Geogrficas. Instituto de Investigaciones en Humanidades y Ciencias


Sociales (CIG-IdIHCS) CONICET-UNLP. Departamento de Sociologa, Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educacin, Universidad Nacional de La Plata, marianfeliz@gmail.com

Fernndez Equiza, Ana Mara (p. 459)

Centro de Investigaciones Geogrficas FCH, UNCPBA. Instituto de Geografa, Historia y Ciencias Sociales. CONICET, anafernt@yahoo.com.ar

Fernndez, Lisandro (p. 485)

Programa de Estudios Regionales y Territoriales, Instituto de Geografa, FFyL, Universidad de


Buenos Aires, lisandrofernandez@filo.uba.ar

Fernndez, Viviana Esther (p. 555)

Universidad Nacional de La Plata, vivianaunlp@hotmail.com

Ferraro, Rosana Ftima (p. 775)

Instituto del Hbitat y del Ambiente (IHAM). Facultad de Arquitectura y Urbanismo (FAUD).
Universidad Nacional de Mar del Plata

Fili, Patricia Beatriz (p. 637)

Escuela Superior de Comercio Carlos Pellegrini. Universidad de Buenos Aires,


geopatriciafili@hotmail.com

Flensborg, Karen Ivana (p. 527)

CESAL. Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires,


karenflensborg_05@hotmail.com

Fornessi, Romn (p. 737)

Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educacin, Universidad Nacional del Litoral


romanfornessi@gmail.com

Franzzo, Luan (p. 213)

CIG-IGEHCS (UNCPBA-CONICET), franzzo@hotmail.com

Furlan, Adriano (p. 181)

Universidad Nacional de Mar del Plata, adryfurlan@hotmail.com

Gabrielidis, Graciela (p. 767)

Universidad Nacional de Cuyo. CONICET, ggabrielidis@ffyl.uncu.edu.ar

Galarza, Marcelo Leandro (p. 669)

Universidad Nacional del Nordeste, marcelogalarza@hotmail.es

Garca Ros, Diego (p. 563)

ISFD N81 (Miramar) y CIIE (General Pueyrredn), ciiegeografia@gmail.com

Garca, Mara Celia (p. 447)

Centro de Investigaciones Geogrficas CIG FCH Unidad Ej. IGEHCS (CONICET-UNCPBA)


mariaceliagarcialarramendy@gmail.com

Gareis, Mara Cecilia (p. 775)

Instituto del Hbitat y del Ambiente IHAM e Instituto de Ambiente de Montaa y Regiones ridas IAMRA. Universidad Nacional de Mar del Plata, gareiscecilia@gmail.com

Gentile, Mara Elisa (p. 699)

Facultad de Ciencias Humanas, Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires
mariaegentile@hotmail.com

Gil, Vernica (p. 439)

Universidad Nacional del Sur-CONICET, verogil@uns.edu.ar

Godoy, Mara B. (p. 101)

Facultad de Humanidades. Universidad Nacional del Nordeste, belengodoy_10@hotmail.com

Gmez, Claudia Vernica (p. 603)

Universidad Nacional del Nordeste, veronica_unne2@hotmail.com

Gmez, Nstor Javier (p. 55)

Facultad de Humanidades y Ciencias, Universidad Nacional del Litoral-CONICET


jgomez@fhuc.unl.edu.ar

Gonzlez Maraschio, Fernanda (p. 317)

Universidad Nacional de Lujn, mfgmaraschio@gmail.com

Gonzlez, Mara Soledad (p. 405)

Instituto de Estudios Histrico Sociales IEHS.IGEHCS. CONICET/UNCPBA


msgonzalez@live.com.ar

Gonzlez, Myriam Susana (p. 397)

Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco, myriamsgonzalez@gmail.com

Gordziejczuk, Matas Adrin (p. 347)

GESPyT. Universidad Nacional de Mar del Plata, matiadrigord@gmail.com

Gregorini, Vanesa (p. 627)

CONICET-CIEP-FCH-Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires


vanegregorini@yahoo.com.ar

Humacata, Luis (p. 651)

Instituto de Investigaciones Geogrficas (INIGEO). Universidad Nacional de Lujn


luishumacata@hotmail.com

Jacinto, Guillermina (p. 743)

Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires, guillermina.jacinto@gmail.com

Kindernecht, Natalia (p. 317)

Universidad Nacional de Lujn, nati.kinder@gmail.com

Kralich, Susana (p. 191)

CONICET-IGEO-FFYL. Universidad de Buenos Aires, skralich@educ.ar

La Macchia, Mara Lorena (p. 659)

Centro de Investigaciones Geogrficas FCH, UNCPBA. Instituto de Geografa, Historia y Ciencias Sociales. CONICET, llamacchia@fch.unicen.edu.ar

Lan, Diana (p. 213)

Centro de Investigaciones Geogrficas FCH, UNCPBA. Instituto de Geografa, Historia y Ciencias Sociales. CONICET, dlan@fch.unicen.edu.ar

Langard, Federico (p. 201)

Centro de Investigaciones Geogrficas IdIHCS. Universidad Nacional de La Plata. CONICET


fedul76@gmail.com

Lapena, Jorge (p. 447)

Centro de Investigaciones Geogrficas CIG FCH Unidad Ej. IGEHCS (CONICET-UNCPBA).


jorgelapena@hotmail.com

Lapenda, Marina Laura (p. 137)

Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires. Universidad Nacional del
Sur, mlapenda@live.com.ar

Lapoix, Sylvain (p. 493)

La revue dessine. Francia

Larreche, Jos Ignacio (p. 783)

Departamento de Geografa y Turismo, Universidad Nacional del Sur, joseilarreche@gmail.com

Larsen, Brenda Ayeln (p. 501)

CINEA. FCH. Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires


ayelen_larsen@hotmail.com

Legarralde, Martn (p. 545)

Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educacin. Universidad Nacional de La Plata


mlegarralde@gmail.com

Leguizamn, Anabela (p. 589)

Escuela Nacional Ernesto Sbato. Tandil, anabela_geo@yahoo.com.ar

Leiva, Cipriana (p. 595)

Educadores Ambientales en Red, anyleiva_59@hotmail.com

Liberali, Ana Mara (p. 261)

Universidad de Buenos Aires, amliberali@gmail.com

Linares, Santiago (p. 677)

Centro de Investigaciones Geogrficas FCH, UNCPBA. Instituto de Geografa, Historia y Ciencias Sociales. CONICET, slinares@fch.unicen.edu.ar

Liscovsky, Iris Josefina (p. 307; 519)

Universidad Nacional de Ro Negro. IIPPyG (UNRN-ATL), iliscovsky@unrn.edu.ar

Lpez Pons, Mara Magdalena (p. 389)

Centro de Investigaciones Geogrficas-CIG. Facultad de Ciencias Humanas. UNCPBA


lopezpons@fch.unicen.edu.ar

Lorda, Mara Amalia (p. 493; 611)

Departamento de Geografa y Turismo. Universidad Nacional del Sur. Laboratorio AGRITERRIS


mariaamalial@yahoo.com.ar

Lucero, Patricia (p. 93)

Universidad Nacional de Mar del Plata, plucero@mdp.edu.ar

Luciano, Micaela (p. 289)

Centro de Investigaciones Geogrficas. Instituto de Investigaciones en Humanidades y Ciencias


Sociales. Universidad Nacional de La Plata (CIG-IdIHCS-UNLP). Facultad de Humanidades y
Ciencias de la Educacin (FaHCE), micaelaluciano145@hotmail.com

Mangione, Betina (p. 643)

Escuela Superior de Comercio Carlos Pellegrini. Universidad de Buenos Aires


betinamangione@gmail.com

Margueliche, Juan Cruz (p. 545; 707)

Departamento de Geografa. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educacin. Universidad


Nacional de La Plata, jcruzmargueliche@gmail.com

Martnez Fernndez, Paloma (p. 759)

Facultad de Turismo, Universidad Nacional del Comahue, palmf_9@yahoo.com.ar

Martnez Huenchuman, Roco Elizabeth (p. 713)

Centro de Estudios de Integracin Regional. Universidad Nacional del Comahue


martinezhrocio@hotmail.com

Martino Ermantraut, Sabrina (p. 627)

CONICET. Universidad Nacional de La Pampa, sabrinaerma@yahoo.com.ar

Matossian, Brenda (p. 359)

CONICET-IMHICIHU, bmatossian@gmail.com

Migueltorena, Alejandro (p. 213; 699)

Centro de Investigaciones Geogrficas FCH, UNCPBA. Instituto de Geografa, Historia y Ciencias Sociales. CONICET, amiguel@fch.unicen.edu.ar

Mikkelsen, Claudia (p. 83; 93)

CONICET. Universidad Nacional de Mar del Plata. Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires, claudiamikkelsen@gmail.com

Mitidieri, Luca Antonela (p. 111)

Universidad Nacional de Mar del Plata, antomitidieri4@gmail.com

Montilla, Pablo Javier (p. 775)

Instituto de Ambientes de Montaa y Regiones ridas (IAMRA). Universidad Nacional de Chilecito (UNdeC), pmontilla@undec.edu.ar

Monzn, Norma (p. 27)

Departamento de Geografa. Facultad de Humanidades. Universidad Nacional del Nordeste


nbmonzon@gmail.com

Moreno, Magdalena (p. 413)

Universidad de Buenos Aires, magdalenamorenoivan@gmail.com

Morina, Jorge Osvaldo (p. 467)

Universidad Nacional de Lujn, ojmorina@gmail.com

Muzlera, Jos (p. 279)

CONICET. CEAR. Universidad Nacional de Quilmes, jmuzlera@gmail.com

Narodowski, Patricio (p. 751)

Universidad Nacional de La Plata. Universidad Nacional de Moreno. Universidad Nacional del


Noroeste de la Provincia de Buenos Aires. UNLP UNM - UNNOBA, p.narodowski@gmail.com

Nieto, Daniela Patricia (p. 127)

Centro de Investigaciones Geogrficas, FaHCE-UNLP. Instituto de Investigaciones en Humanidades y Ciencias Sociales (IdIHCS), UNLP-CONICET, daniela.nieto@yahoo.com.ar

Nogar, Ada Graciela (p. 527)

CESAL. Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires, nogargraciela02@gmail.com

Nogar, Mara Luciana (p. 331)

CESAL-FCH. Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires,


lnogalopez@gmail.com

Ojeda, Nicols (p. 233)

Profesorado en Geografa. Instituto Superior de Formacin Docente N 156 Palmiro Bogliano. Azul, strato_999@hotmail.com

Parserisas, Derlis Daniela (p. 163)

Centro de Investigaciones Geogrficas FCH, UNCPBA. Instituto de Geografa, Historia y Ciencias Sociales. CONICET, dparserisas@fch.unicen.edu.ar

Patronelli, Hilario (p. 707)

Departamento de Geografa. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educacin. Universidad


Nacional de La Plata, hpatronelli@gmail.com

Peretti, Gustavo (p. 65)

Universidad Nacional del Litoral. Universidad Autnoma de Entre Ros, gperetti@fhuc.unl.edu.ar

Prez, Vernica (p. 191)

CONICET. IDAES. Universidad Nacional de San Martn, veronikaperez@gmail.com

Prtile, Viviana Claudia (p. 619)

Universidad Nacional del Litoral, vpertile@hum.unne.edu.ar

Picone, Natasha (p. 459)

Centro de Investigaciones Geogrficas FCH, UNCPBA. Instituto de Geografa, Historia y Ciencias Sociales. CONICET, npicone@fch.unicen.edu.ar

Picone, Sabrina E. (p. 519)

Universidad Nacional de Ro Negro. IIPPyG (UNRN-ATL), s.picone@yahoo.com.ar

Poplavsky, Cristian (p. 317)

Universidad Nacional de Lujn, cdpoplavsky@gmail.com

Prieto, Estela B. (p. 767)

Universidad Nacional de Cuyo. CONICET, ebprieto@ffyl.uncu.edu.ar

Prieto, Mara Natalia (p. 611)

Departamento de Geografa y Turismo. Universidad Nacional del Sur. Laboratorio AGRITERRIS.


mnprieto@uns.edu.ar

Ramrez, Liliana (p. 253)

Facultad de Humanidades. Universidad Nacional del Nordeste. CONICET,


lramirez@hum.unne.edu.ar

Recci, Karina (p. 233)

Instituto Superior de Formacin Docente N 156 Palmiro Bogliano. Azul


recckari@hotmail.com

Redondo, Solange (p. 261)

Universidad de Buenos Aires, redondosolange@gmail.com

Remes Lenicov, Matias (p. 751)

Universidad Catlica de La Plata. UCALP-POLDES, matiasremes@gmail.com

Rivero, Victoria Soledad (p. 209)

Facultad de Humanidades, Artes y Ciencias Sociales. Universidad Autnoma de Entre Ros


soledad_rivero@yahoo.com.ar

Rocha, Heder Leandro (p. 421)

Universidad Nacional de La Plata, emaildoheder@gmail.com

Rosso, Ins (p. 677)

Centro de Investigaciones Geogrficas FCH, UNCPBA. Instituto de Geografa, Historia y Ciencias Sociales. CONICET, inesrosso@gmail.com

Rbare, Manuel (p. 233)

Instituto Superior de Formacin Docente N 156 Palmiro Bogliano. Azul,


manuel.rubare@hotmail.com

Ruz, Marcelo Jos Adrin (p. 603; 619)

Universidad Nacional del Nordeste, marcelojoseadrian@hotmail.com

Sabuda, Fernando (p. 93; 267)

GESPYT. FAHUM. Universidad Nacional de Mar del Plata, fernando.sabuda@gmail.com2

Sagua, Marisa (p. 267)

IHAM. FAUD. UNMDP GESPYT. FAHUM. Universidad Nacional de Mar del Plata
saguamc@gmail.com

Salaverry, Edgardo Santiago (p. 555)

CNLP. Universidad Nacional de La Plata, edgardosalaverry@hotmail.com

Schiaffino, Guillermo (p. 225)

Centro de Investigaciones Geogrficas FCH, UNCPBA. Instituto de Geografa, Historia y Ciencias Sociales. CONICET, guille_schia@hotmail.com

Seval, Martn (p. 729)

CONICET. Universidad Nacional del Litoral, martinseval@yahoo.com.ar

Sfich, Vivian Mariel (p. 579)

Centro de Investigaciones Geogrficas. FAHCE. Universidad Nacional de La Plata


viviantrabajo@yahoo.com.ar

Spinelli, Waldemar (p. 429)

FCH. Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires


spinelliwaldemar@gmail.

Suasnbar Juan (p. 659)

Ncleo de Estudios Educacionales y Sociales. Universidad Nacional del Centro de la Provincia


de Buenos Aires. CONICET, juansuas@gmail.com

Szmulewicz, Melisa (p. 519)

Universidad Nacional de Ro Negro. IIPPyG (UNRN-ATL), mely_szcz@hotmail.com.ar

Tarabella, Laura Rita (p. 55)

Facultad de Humanidades y Ciencias, Universidad Nacional del Litoral,


ltarabella@rectorado.unl.edu.ar

Tarquini, Mara Soledad (p. 571; 579)

Centro de Investigaciones Geogrficas. FAHCE. Universidad Nacional de La Plata


soltarquini@hotmail.com

Taulelle, Franois (p. 493)

Universit de Toulouse-LISST-CIEU (Francia), francois.taulelle@univ-jfc.fr

Tesoniero, Mara de los ngeles (p. 759)

Departamento de Geografa, Facultad de Humanidades, Universidad Nacional del Comahue


matesoni@yahoo.com.ar

Toledo Lpez, Virginia (p. 459)

Centro de Investigaciones Geogrficas FCH, UNCPBA. Instituto de Geografa, Historia y Ciencias Sociales. CONICET, vtoledolopez@gmail.com

Tomadoni, Micaela (p. 511)

Instituto del Hbitat y del Ambiente, Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseo, Universidad Nacional de Mar del Plata, m_tomadoni@yahoo.com.ar

Tom, Patricia Gladys (p. 637; 643)

Escuela Superior de Comercio Carlos Pellegrini. Universidad de Buenos Aires


patricia.tome64@hotmail.com

Tonon, Graciela (p. 83)

UNICOM. Universidad Nacional de Lomas de Zamora, gracielatonon@hotmail.com

Torre Geraldi, Alejandra (p. 619)

Universidad Nacional del Nordeste, torregeladi@hotmail.com

Troncoso, Claudia A. (p. 339)

Universidad de Buenos Aires. Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires.
CONICET, claudia_troncoso@yahoo.com.ar

Valania, Paula (p. 689)

Centro de Estudios Sociales de Amrica Latina (CESAL). Universidad Nacional del Centro de la
Provincia de Buenos Aires, pvalania@gmail.com

Valdez, Antonela (p. 289)

Centro de Investigaciones Geogrficas. Instituto de Investigaciones en Humanidades y Ciencias


Sociales. Universidad Nacional de La Plata (CIG-IdIHCS-UNLP). Facultad de Humanidades y
Ciencias de la Educacin (FaHCE), antonelavaldez055@gmail.com

Varela, Juan (p. 317)

Universidad Nacional de Lujn, negrooi@yahoo.com.ar

Varisco, Mariano (p. 65; 73)

Universidad Nacional del Litoral. Universidad Autnoma de Entre Ros, geovariscoqQ@gmail.com

Velzquez, Guillermo (p. 55)

Centro de Investigaciones Geogrficas FCH, UNCPBA. Instituto de Geografa, Historia y Ciencias Sociales. CONICET, gvelaz@unicen.fch.edu.ar

Vincenti, Rita Delfina (p. 603)

Universidad Nacional del Nordeste, vincentird@gmail.com

Volont, Antonela (p. 439)

Universidad Nacional del Sur-CONICET, antonela.volonte@uns.edu.ar

Zabaljauregui, Mariel (p. 289)

Centro de Investigaciones Geogrficas. Instituto de Investigaciones en Humanidades y Ciencias


Sociales- Universidad Nacional de La Plata (CIG-IdIHCS-UNLP), geomariel86@gmail.com

Zappettini, Mara Cecilia (p. 579)

Centro de Investigaciones Geogrficas. FAHCE. Universidad Nacional de La Plata


mariaceciliazap@gmail.com

Zilio, Cecilia (p. 571; 579)

Centro de Investigaciones Geogrficas. FAHCE. Universidad Nacional de La Plata


ceciliazilio@gmail.com

Zulaica, Laura (p. 267; 511)

Instituto del Hbitat y del Ambiente, Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseo, Universidad Nacional de Mar del Plata. CONICET, laurazulaica@conicet.gov.ar

Geografas en dilogo. Aportes para la reflexin


Presentacin
Esta compilacin rene los aportes de investigacin que se vienen desarrollando en
nuestro pas en los ltimos aos, y que abarcan los campos temticos de inters en el
mbito de la educacin pblica.
Han sido seleccionados y evaluados a partir de los debates que se dieron en las Jornadas Nacionales de Investigacin en Geografa Argentina, durante el presente ao.
El significado de Geografas en dilogo. Aportes para su reflexin; junta y rene aquellos trabajos que son el resultado del papel del intelectual (el intelectual pblico), que
trasciende el trabajo de la academia y que muestra un compromiso social que va ms all
de ser un aadido o un complemento de la labor profesional, porque la mayora de los
trabajos se gestaron en mbitos pblicos, como son las universidades, y que constituyen
siempre un lugar de privilegio desde el que se piensa, se analiza, se entiende y se lanzan
nuevas formas para resolver la complejidad social.
El presente libro consta de trece partes, que reflexionan sobre el entramado de temas
geogrficos que dialogan permanentemente entre s.
Las partes se identifican como: 1) Contribuciones terico-metodolgicas en Geografa;
2) Poblacin, bienestar y condiciones de vida; 3) Reestructuracin econmica y urbana; 4)
Ordenamiento territorial y desigualdades; 5) Resignificacin de los territorios rurales; 6)
Cultura, gnero y poder; 7) Geografa Fsica y sus aplicaciones; 8) Problemas socioeconmicos y debates sobre sustentabilidad; 9) Investigacin y docencia en la enseanza de la
Geografa; 10) Experiencias y prcticas ulicas; 11) Tecnologas de informacin geogrfica; 12) Geografa poltica y relaciones internacionales; y 13) Espacio y Desarrollo Regional.
Agradecemos la confianza de los autores y las autoras que sometieron a arbitraje sus
trabajos, para la presente publicacin.
Diana Lan

23

Parte 1
Contribuciones tericometodolgicas en Geografa

Teora de la Geografa Electoral. El estudio de


las elecciones en Geografa
Norma Monzn

Introduccin
La Geografa Electoral se desarrolla dentro de los estudios de Geografa Humana
como subespecializacin de la Geografa
Poltica y nace como un producto de la revolucin cuantitativa. Bajo la influencia de
la misma, los primeros trabajos de Geografa Electoral, bsicamente se trataron de la
relacin entre los resultados electorales y
el espacio geogrfico al que corresponden
(enfoque corolgico), con lo cual, la Geografa
Electoral quedaba en un aspecto netamente estadstico, casi como una ciencia dura.
Con el tiempo se vio la necesidad de explicar el porqu de la distribucin espacial del
voto. Al investigador le surgieron interrogantes como Por qu este electorado vot de
tal o cual manera? Por qu tal candidato
perdi por tanta diferencia si en la eleccin
anterior fue ampliamente el favorito? Es decir, las investigaciones comienzan a abrirse
tras la bsqueda de las explicaciones de las
causas y consecuencias del comportamiento electoral que la cartografa evidencia.
Fue as que se comenzaron a realizar cruces
con la situacin social, cultural y econmica de los ciudadanos del lugar de estudio
(enfoque ecolgico) (Bosque, 1988). El enfoque ecolgico de la Geografa Electoral
combina el uso de tcnicas cuantitativas
(utilizacin de matrices de correlacin, aplicacin de ndices interelectorales y clculos
de probabilidad, entre otras), y cualitativas
(encuestas, sondeos de opinin, intencin
de voto, entrevistas), tras la bsqueda de
una explicacin del comportamiento electoral de un grupo especfico de ciudadanos
votantes, en un momento electivo determi-

nado y para un espacio geogrfico perfectamente delimitado.


Hasta aqu continuaba sin solucin una
dificultad fundamental: todos los resultados y conclusiones a las que se arribaban
eran referidos al conjunto de electores de
un espacio (continente, pas, regin, municipio o circuito electoral), y no se poda hablar de la toma de decisin del voto a una
escala que nos permita, de algn modo,
inferir la toma de decisin del elector de la
manera mas individual posible.
Cada elector y electora construye su
voto de manera personal e individual. De
este proceso forma parte, no solamente la
ideologa poltica del ciudadano, sino tambin la carga subjetiva de sus rasgos intelectuales, culturales, religiosos, socioeconmicos, compromiso con su espacio vital
(barrio, escuela, gobierno e iglesia), entre
otros. El ciudadano focaliza todos estos
elementos de su vida diaria en expectativas e intereses propios que intenta visualizar en las propuestas de los candidatos a
votar. Bosque clasific la subjetividad que
influye en el comportamiento electoral en
dos grupos de factores. Factores individuales:
que hacen a las circunstancias individuales
propias del elector y los factores contextuales:
referidos a las condiciones medioambientales geogrficas del entorno del elector.
La diferencia sustancial entre estos dos
factores radica en que los primeros estn
referidos al individuo elector o a un grupo
de electores que no necesariamente deben
estar homogneamente distribuidos en el
espacio, denominados colectivos espaciales.
En tanto que los factores contextuales, los
27

Norma Monzn

cuales estudian los aspectos que hacen al


ambiente de toda una jurisdiccin, implican la idea de continuidad espacial. De todo
este proceso, surge finalmente la toma de
decisin del voto.
En este sentido, la Geografa Electoral
utiliza elementos de la corriente conductista o behaviorista, entendida como la
tendencia de basar los estudios de los seres humanos en la observacin de su comportamiento. En la Ciencia Geogrfica la
corriente behaviorista gener lo que se co-

noce como Geografa de la Percepcin o


del Comportamiento.
Con esto, la Geografa Electoral se presenta como un puente que une en su estudio tcnicas cuantitativas y cualitativas
ligadas por un tronco en comn: el espacio
geogrfico, esto es, lo geogrfico (Figura 1).
Este artculo se centra en la Geografa
Electoral y en la coexistencia de lo cualitativo y cuantitativo al interrelacionar los resultados electorales y las caractersticas socio
demogrficas de la poblacin de estudio.

Figura 1. Geografa Electoral puente entre lo cualitativo y cuantitativo

Fuente: elaboracin personal

Desarrollo
Sistema socio-poltico electoral
Cada sociedad se establece sobre un espacio geogrfico en particular y adquiere
un determinado marco ideolgico y cultural, lo que se traduce en cada una de sus
actividades y tambin en la poltica y en
el comportamiento electoral de esa sociedad. sto genera vnculos entre estos elementos y reproduce de este modo un sistema socio-poltico en estrecha vinculacin
28

con su espacio geogrfico.


Esta idea se ilustra en la Figura 2, donde se pretende mostrar que toda sociedad
tiene sus caractersticas propias referidas
a ideologas polticas y religiosas, cultura,
educacin, historia, niveles de desarrollo
tecnolgico, etc. A su vez, estas dimensiones sociales se interrelacionan entre s.
La manera de cmo se cumplen estas interrelaciones, su frecuencia y sus resultados conforman o establecen el sistema socio-poltico-electoral de los Estados.

Teora de la Geografa Electoral. El estudio de las elecciones en Geografa

Figura 2. La relacin espacio geogrfico-sociedad y poltica

Fuente: elaboracin personal

La importancia de la relacin entre sociedad-poltica-espacio geogrfico que, al


decir de Snchez, conforman un sistema:
Puede afirmarse que el espacio geogrfico, el
proceso econmico, la formulacin ideolgico-cultural y la actividad poltica se hallan
siempre presentes en toda sociedad, configurando mbitos o instancias articuladas entre
s y formando un sistema (Snchez, 1992).

reas de estudio de Geografa Electoral


La Geografa Electoral estudia todo el
proceso electoral, desde las caractersticas
de las campaas y publicidad electoral,
hasta el anlisis de los resultados electorales. Realizar un estudio de Geografa Electoral puede considerar cualquier arista del
proceso electoral, antes, durante y despus
del momento electivo propiamente dicho.
Se entiende por estudios de geografa electoral ...aquellos cuyos propsitos se orientan a reconocer patrones espaciales, en
funcin del apoyo otorgado a los partidos
polticos por parte del electorado y la relacin de dicha preferencia con las caractersticas demogrficas y socioeconmicas de la
poblacin (Gonzlez, 1999).

A su vez, queremos mencionar los principales elementos que estructuran los estudios de Geografa Electoral y que se deben
considerar en el planteo de la investigacin:

Elementos importantes
de Geografa Electoral

de un estudio

A) la categora de la eleccin
Para el caso de Argentina, y segn la
Constitucin Nacional, el Gobierno est
organizado en tres poderes: Ejecutivo, Legislativo y Judicial -los ciudadanos eligen
con su voto a sus representantes en los
Poderes Ejecutivos y Legislativos-. A su vez,
electoralmente, el territorio argentino esta
organizado en tres niveles: Elecciones Nacionales (Presidente, Diputados y Senadores Nacionales), Elecciones Provinciales
(Gobernador y Vice Gobernador), Diputados Provinciales y Senadores Nacionales y
Senadores Provinciales (esta ltima categora en la provincia que corresponda).
Cada provincia argentina es autnoma
y dicta su propia Constitucin Provincial
donde detalla su propio cronograma elec29

Norma Monzn

toral, que puede o no coincidir con el cronograma de la Nacin. Por lo cual, dadas
algunas excepciones fundadas en la legislacin, por lo general, todos los cargos
electivos del Poder Ejecutivo y del Poder
Legislativo en los tres niveles de gobierno,
se eligen cada cuatro aos, y la Cmara de
Diputados renueva el 50% de sus bancas
cada dos aos.
B) Escala a considerar
Segn el objetivo de la investigacin, se
pueden realizar estudios electorales optando por distintas escalas: todo el pas o una
provincia entera (en ese caso sera Distrito nico); Provincia por Departamento o
Municipios; o a nivel de Circuitos Electorales. Cabe aclarar que la mayor escala de estudio es el detalle a nivel de Mesa Electoral.

La

unidad espacial mnima de estudio


electoral

Queremos conceptualizar la idea de Circuitos Electorales por ser la unidad espacial


de anlisis caracterstica de la Geografa
Electoral. Estas circunscripciones son en-

tidades nicas y diferenciadas, arbitrariamente establecidas y perfectamente limitadas (Figura 3). Es la unidad espacial en la
que se organiza la actividad electoral y, consecuentemente en funcin a las mismas, se
elabora el Padrn Oficial de Electores, se
organizan las estadsticas electorales, los
resultados de los comicios, se promulga la
legislacin electoral correspondiente, etc.
Haciendo un paralelo con los datos demogrficos, el Circuito Electoral es lo que para
un Censo las fracciones y radios censales.
De all su importancia.
Tal como lo destaca Andr-Louis Sanguin
Ningn estudio de Geografa Electoral puede tener verdadero valor cientfico si no es
concebido segn el mnimo nivel posible:
mejor que el barrio, el territorio abarcado
por un solo colegio electoral representa la
dimensin ms elocuente (Sangun, 1981).

A diferencia de la idea de divisin regional que manejamos habitualmente en la


ciencia geogrfica, los Circuitos Electorales
no necesariamente contemplan patrones
de homogeneidad en la totalidad del espacio geogrfico que abarcan.

Figura 3. Identificacin de los Circuitos Electorales de la Provincia del Chaco

Fuente: elaboracin personal

30

Teora de la Geografa Electoral. El estudio de las elecciones en Geografa

El territorio de la provincia de Chaco


est electoralmente organizado en 159
Circuitos Electorales, los cuales tienen una
nominacin numeral o alfanumrica. Estos
espacios son los que consideraremos en el
presente trabajo pues, tal como lo destacamos, el Circuito Electoral es la unidad
espacial correcta para ser utilizada en Geografa Electoral, toda la informacin referida a los procesos electivos est organizada
en funcin a los Circuitos Electorales.
La Constitucin Provincial en su Artculo 35 establece Art. 35
Dentro de cada circunscripcin el Tribunal
Electoral delimitar los circuitos, en coordinacin con el Juez Federal con competencia
electoral en la Provincia donde se agruparn
los electores en razn de la proximidad de los
domicilios.

La cuestin de la regionalizacin
Cabe aclarar que dentro de la Geografa
Electoral existe una controversia interesante referida a la cuestin de la regionalizacin. Es menester de la Ciencia Geogrfica
la regionalizacin. No obstante, se sostiene
que en los estudios electorales, sta no es
posible. Presentamos dos ejemplos para
explicar dicha situacin:
~~Para realizar un anlisis regional electoral considerando dos o ms provincias vecinas, existen los inconvenientes
de que cada provincia posee sus propios
partidos polticos, alianzas electorales y
cronogramas electorales. Los elementos
que encontramos en una provincia pueden no existir o presentarse de manera
incomparable en la provincia vecina.
~~Dentro de una misma provincia puede
hacerse una regionalizacin, pero solamente para un momento electivo determinado, pues la realidad nos muestra
que no existen cotos polticos definidos
ni mucho menos estables o sostenibles
en el tiempo. Tal como lo expresamos
ms arriba en este artculo, el voto se

construye ciudadano por ciudadano,


lo cual le atribuye al resultado de un
escrutinio un valor altamente subjetivo
que, de hecho, se modifica eleccin tras
eleccin. Por ejemplo, en unas regin
donde en un ao predomin el voto hacia el Partido Poltico A, en la eleccin
siguiente puede predominar el Partido
Poltico B, quedando en segundo lugar
el Partido Poltico C, y significando la
minora el otrora ganador Partido Poltico A. Estos casos no son raros en Geografa Electoral y sirven de material de
anlisis en este sentido.
C) Cuestiones a analizar e interrelacionar
Como lo expusimos anteriormente en
este artculo, la decisin del voto es una
construccin individual de cada elector y
electora, influenciado por factores externos e internos y se traduce en un comportamiento electoral para un momento electoral, el cual, a la vez, puede ser distinto en
otro momento dado. Para intentar una explicacin del comportamiento electoral, la
Geografa Electoral interrelaciona variables
electorales con variables sociodemogrficas. Esto nos da otro elemento a considerar a la hora de definir nuestro problema de investigacin: para este grupo de
electores y electoras, para este momento
electivo, para esta categora de eleccin y
para esta circunscripcin: qu caractersticas socio demogrficas interrelaciono a los
efectos de lograr una interpretacin de los
resultados electorales y su variabilidad espacio temporal?
Tambin se puede analizar la informacin que las estadsticas electorales nos
presentan por mesas electorales, esto nos
permite discriminar el voto en femeninos
y masculinos y de esta manera diferenciar
el comportamiento electoral de un espacio
segn el sexo del electorado.
Segn lo estuvimos desarrollando, la
Geografa Electoral est absolutamente
31

Norma Monzn

ligada a un espacio geogrfico definido y


a un determinado momento electivo, con
lo cual podemos realizar estudios espacio-temporales utilizando las tcnicas de
los Sistemas de Informacin Geogrfica,
los cuales son pertinentes pues nos permiten realizar los anlisis multicriterios
necesarios para la interrelacin entre las
variables electorales y las variables sociodemogrficas. Explican el comportamiento
electoral de la poblacin pudiendo arribar
a conclusiones que, segn el objeto de la
investigacin, puede derivarse en comportamiento por sexo, grupos etreos, condiciones de la vivienda y nivel de escolaridad,
entre otras caractersticas del conjunto de
votantes estudiados. A su vez, para cotejar
o complementar, segn la investigacin lo
requiera, los resultados obtenidos a partir
de las tcnicas SIG, se pueden aplicar mtodos cualitativos como encuestas telefnicas, encuestas boca de urna, sondeos
electorales y focus groups, entre otras.
Con lo cual se pueden arribar a interesantes conclusiones de la distribucin de la
preferencia electoral segn variables socio
demogrficas y con la adecuada complementacin de tcnicas de estudio multivariado cualitativos y cuantitativos. En definitiva, podemos presentar a la Geografa
Electoral como una parte de nuestra ciencia que nos permite experimentar el amplio
espectro de tcnicas y mtodos de anlisis
geogrfico.

El rol de la ciudadana en el sistema social

El acto de votar es un derecho de todo


ciudadano. El concepto de ciudadana
engloba las dimensiones sociales de una
comunidad tal como se puede observar en
la Figura 4, referido a la ciudadana dentro del sistema social, en el cual se parte
del concepto de que el hombre/mujer es
un Ser Social por excelencia, y como tal po-

32

see atributos sociales: educacin, familia,


ideologas, etc. Este conjunto de actividades las realiza en comunin con otras personas con las cuales posee determinados
intereses en comn, es decir, forman una
comunidad. Dentro de esta comunidad es
donde el hombre/mujer se convierte en un
Ser Cvico y como tal, tiene derechos y obligaciones. Dentro de los derechos del civismo son dos los ms importantes: el de elegir (ser gobernado) y el de ser elegido (ser
gobernante). A su vez, todas las dimensiones sociales del hombre/mujer Ser Social
organizado en Comunidad y los derechos y
obligaciones cvicas del hombre/mujer Ser
Cvico estn contenidas dentro del aspecto ms amplio e integrador que es la ciudadana. Y para que todo esto sea posible
de practicarse es condicin ineludible que
exista una Democracia Participativa. Por lo
tanto, es el ejercicio de nuestra ciudadana
bajo el resguardo de la Democracia lo que
nos permite experimentar la vivencia de libertad en nuestras actividades cotidianas.
El siglo XX se conoce como la poca
dentro de la historia de la humanidad, signada por la Democracia Amartya Sen[1] as
lo describe uno de sus numerossimos artculos:
La idea de la Democracia como forma de
compromiso universal es muy reciente y es
esencialmente un producto del Siglo XX ...De
igual modo fue en este siglo cuando la gente
acept que la libertad para todos los adultos tiene que referirse precisamente a todos
los adultos, no solo los hombres sino tambin las mujeresPor ms que la Democracia
no sea practicada ni aceptada universalmente, en la opinin mundial general el sistema
democrtico ha alcanzado ahora el status de
ser visto como correcto (Sen, 2000).

[1] Economista bengal, Premio Nobel de Economa 1998, tambin conocido por sus trabajos sobre las hambrunas, la teora
del desarrollo humano, la economa del bienestar y los mecanismos subyacentes de la pobreza.

Teora de la Geografa Electoral. El estudio de las elecciones en Geografa

Figura 4. La ciudadana como sistema social

Fuente: elaboracin personal

Conclusin
La Geografa Electoral surgi en la dcada de 1960 como uno de los productos
de la revolucin cuantitativa que influy en
todas las ciencias. Desde entonces fue lentamente incorporando nuevos paradigmas
y perfeccionando la bsqueda de respuestas al estudio de la distribucin espacial del
comportamiento electoral.
Actualmente se presenta como una subdisciplina que utiliza las tcnicas cualitativas y cuantitativas para su desarrollo, lo
cual le atribuye la caracterstica de ser un
puente entre ambas tcnicas dentro de los
estudios espacio temporales, que relaciona
elementos electorales con demogrficos
para intentar entender de manera espacial
porqu el electorado vota de tal o cual manera. Tambin se analiza con las tcnicas
de los Sistemas de Informacin Geogrfica, pues los lineamientos de los estudios

electorales nos permiten analizar la informacin desde la perspectiva espacio-temporal, y las conclusiones a las que se arriba son mediante la aplicacin del anlisis
multivariable.
Con todo lo desarrollado, pretendemos
destacar la importancia y utilidad de los
aportes de la Geografa Electoral tanto para
los dems estudios similares a realizarse dentro de la rama de la Geografa Social, como
as tambin pueden ser utilizados como insumos para estudios de sociologa, ciencia
poltica, y anlisis poltico, entre otras.
La Geografa Electoral enriquece a la
Ciencia Geogrfica por atribuirle un estudio de un mbito particular de la actividad
cvica de toda la sociedad. En el caso de
Argentina, donde el voto es obligatorio,
universal y secreto, la cuestin electoral le
concierne a todos y cada uno de los ciudadanos, poblacin mayor de 18 aos,
33

Norma Monzn

sea cual fuere su instruccin, nivel social o


edad. Con lo cual, desde la enseanza de
la ciudadana hasta el estudio de la distribucin espacial de los votos, y la elaboracin de propuestas a partir de ese anlisis

encontramos en la Geografa Electoral un


amplio espectro de temas que los gegrafos debemos comprometernos en dar a conocer e incluir en la aplicacin de los trabajos de investigacin.

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Turismo y territorio. Un abordaje terico desde los


conceptos: Recursos Territoriales y Atractivos Tursticos
Carolina Cohen y Graciela Benseny

Introduccin
El turismo se inserta cada vez ms como
una prctica inscripta en la dinmica social
y espacial general cobrando sentido y contribuyendo en la configuracin del territorio.
Como asegura Vera Rebollo (2006), el desarrollo de esta actividad no slo contribuye
a transformar el modelo socioeconmico,
sino que afecta de forma sustancial a la realidad territorial. Considera la existencia de un
territorio constituido por actores, intereses,
actividades y relaciones de poder que se dan
en un tiempo y espacio determinado, implica referirse al mismo como un proceso socio-espacial y conlleva a asumir una postura
y un enfoque para su abordaje y anlisis.
El inters que despierta su estudio se
plasma en diversas disciplinas. Desde la
Geografa, el foco se centra en la posibilidad que otorga para comprender la articulacin y relacin entre los elementos que
conforman el espacio. Abocada a conocer
y analizar las interacciones que en l se producen, encuentra en el turismo todos los
papeles que el espacio puede representar
en el juego socio-econmico. Como afirma
Bertoncello (2006), aporta a la comprensin de la relacin sociedad-territorio desde un sentido ms amplio.
El presente trabajo pretende profundizar en los conocimientos referidos a la
relacin turismo/territorio. Desde esta
perspectiva, en primera instancia se realiza una aproximacin al binomio, tomando
en consideracin el aspecto espacial como
construccin social y la actividad turstica
como estructurante de esta dinmica. Posteriormente, se analiza la transformacin

de los recursos territoriales en atractivos


tursticos y la valorizacin de dichos bienes.
El estudio se aborda desde una investigacin de tipo descriptiva y explicativa.
Para ello, la exploracin documental planteada se bas principalmente en la recopilacin y lectura de material bibliogrfico
general y especfico.

Turismo y territorio
Desde mediados de siglo XX, el turismo
adquiri gran importancia en la economa
mundial y nacional. Vereda (2007) afirma
que el mismo utiliza el territorio en el sentido ms amplio de la expresin; acta como
soporte fsico, sumndole las condiciones
sociales que le dan sentido como productor y agente transformador. En palabras de
Hiernaux Nicols (2002), es un elemento
diferenciador y socialmente diferenciado,
pero tambin es un factor de integracin/
desintegracin de las poblaciones locales.
A partir de l, se llevan a cabo diferentes
actividades econmicas las cuales actan
como importantes consumidores del espacio, generando significativas transformaciones socio-espaciales.
La dimensin espacial es uno de los
rasgos fundamentales de las necesidades
de recreo o de ocio como comenta Lozato Giotart (1990), cualquiera sea su forma
la referencia geogrfica es siempre ms o
menos evocada. Sin subestimar los dems
factores, estas condiciones juegan un papel de primer orden, a menudo esencial en
la atraccin de un lugar turstico. Las condiciones naturales, el patrimonio cultural
e histrico, el potencial tcnico, el medio
35

Carolina Cohen y Graciela Benseny

econmico y la situacin poltica, son algunos de los diferentes factores geogrficos


que intervienen en la localizacin turstica,
ya sea en forma individual o conjunta.
En este sentido el turismo, como prctica social, se emplaza en un espacio cargado de connotaciones sociales y culturales,
por lo tanto, hace uso de un territorio construido socialmente, segn asegura Moscoso (2013). De esta manera, el territorio
participa en el desarrollo de la actividad
turstica, y al mismo tiempo, el fenmeno
turstico contribuye en su transformacin.
En concordancia con la propuesta de Britton (1991), es un elemento central en la
configuracin del territorio, una actividad
estructurante, una prctica inscripta en la
dinmica social y un factor que contribuye
en la configuracin espacial.
Repensar el territorio a la luz de una conceptualizacin de espacio como espacialidad social, considera Bertoncello (2002)
que permite pensar al mismo, junto con el
tiempo, como determinacin constitutiva
de lo social y no al margen de ello. El mismo
representa la relacin constante entre un
espacio material y uno simblico. El primero hace referencia al soporte fsico donde se
emplaza la actividad humana y el segundo
considera los valores que la sociedad carga
dando lugar a la apropiacin del mismo.
Bajo esta perspectiva, el territorio articula e interacciona el proceso de crecimiento
econmico y los actores sociales, de forma diferente. El mencionado autor define
el concepto de territorio turstico, como
aquel que participa en forma constitutiva
de la prctica turstica; al mismo tiempo
que la concreta, es transformado por ella.
El investigador Avila Bercial (2005) afirma
que los aspectos territoriales y sus cualidades presentan un papel transversal como
referentes de la calidad turstica.
El sistema de produccin y consumo
turstico conlleva variables como localizacin, recursos y construccin de produc36

tos, y es en el territorio donde confluyen


todos los elementos necesarios para aportar innovacin y diversidad a la oferta. El
mismo cuenta con un conjunto de recursos
que representan una potencialidad al desarrollarse esta actividad, asegura Vereda
(2007), que esto suceda depender de la
estructura productiva, el mercado de trabajo, la capacidad empresarial y el conocimiento tecnolgico, la infraestructura de
soporte y acogida, su patrimonio histrico
y cultural y el sistema institucional y poltico, especialmente, la turstica nacional que
implcita o explcita favorezca la valorizacin de los recursos naturales y culturales.

Los Recursos Territoriales

en la dinmica turstica y su transformacin en


Atractivos Tursticos

El paso de un espacio meramente fsico a uno geogrfico se produce a partir de


un proceso de valoracin del cual deriva un
determinado uso y modificacin del mismo
en funcin de las apetencias y necesidades
humanas, asegura Barrado Timn (2011).
Es ese punto de partida que permite plantear el concepto de recursos territoriales.
En concordancia con lo que plantea el
autor, se puede considerar a los mismos
como las cristalizaciones, en determinados
elementos naturales, de la relacin sociedad-naturaleza.
Esta interaccin se materializa cuando
lo social le atribuye a determinados elementos un valor que estar definido por
la capacidad de satisfacer necesidades de
diferente ndole, fsico-biolgicas o cultural-estticas, concluye el autor. Por lo tanto, cuando se hace referencia a recursos
territoriales se habla de valoracin y capacidad de acceso a ellos. Estas acciones
dependen fundamentalmente de las leyes
que rigen la produccin, la forma de reproduccin de una sociedad y la relacin
que sta establece con su medio, las necesidades y expectativas de la demanda y las

Turismo y territorio. Un abordaje terico desde los conceptos: Recursos Territoriales...

fuerzas del mercado. Pero estos factores no


son estables en el tiempo, sino que su principal caracterstica es su dinamismo dado
en funcin del conocimiento, la tecnologa,
las estructuras sociales, las condiciones
econmicas, los sistemas polticos y las experiencias y necesidades del viajero.
Al pensar en turismo, Cohen (2005) destaca que el mundo podra expresarse en un
mapa de zonas coloreadas que representen
territorios socioculturales y/o naturales con
capacidad para el desarrollo de la actividad.
Sin embargo, como opina Callizo Soneiro
(1991), que todo espacio sea potencialmente turstico no significa necesariamente que
llegue a serlo, esto depende fundamentalmente del inters y capacidad de los agentes
econmicos-sociales de poner en escena
recursos territoriales para el consumo turstico. Existen un conjunto de conceptos muy
relacionados que permiten comprender con
mayor exactitud el rol que ejercen los elementos del territorio y los cambios que deben atravesar para formar parte de la dinmica turstica, este estudio se centra en los
trminos recursos y atractivos.
Los recursos territoriales tursticos son
definidos por la Organizacin Mundial del
Turismo (OMT) como
Todos los bienes y servicios que, por intermedio de la actividad del hombre y de los
medios con que cuenta, hacen posible la actividad turstica y la satisfaccin de las necesidades de la demanda (Barrado Timn,
2011, p. 49).

En ellos se ubican los diferentes componentes geogrficos de origen natural o humano que son susceptibles de ponerse en
valor para el conocimiento y disfrute del turista. Estos elementos del territorio estructuran el desarrollo y funcionamiento de la
actividad turstica y ms all del origen en
el cual se inserta su capacidad de atraccin, se transforman en identificadores del
destino. En otras palabras, representa los
elementos naturales, actividades humanas

o productos antropolgicos que puedan


motivar un desplazamiento cuyo fin bsico
es la curiosidad, el conocimiento y contacto con ellos.
La clasificacin de los recursos territoriales tursticos vara considerablemente en
funcin del investigador que la aborde. El
autor Callizo Soneiro (1991) propone una
divisin en dos grupos, el primero corresponde a los naturales e incluye estrictamente a los elementos que de all provienen
(relieve, clima, recursos forestales y recursos hdricos y el mar); el segundo est relacionado con los hechos y refiere a los factores en los cuales se reflejan las complejas
interrelaciones sociales, econmicas, tcnicas, culturales, polticas y de informacin.
El concepto no engloba a cualquier elemento, sino considera aquellos que renan
las mencionadas caractersticas que los distinguen de sus pares por estas particularidades, asegura Navarro (2015). El autor
afirma que se trata de un aspecto funcional,
donde el desplazamiento resulta un efecto
que se genera siempre y cuando se considere
que el contacto con el mismo, satisfaciendo
alguna necesidad, demanda o deseo, fundamentalmente, en su valoracin. El proceso
de evaluacin de los recursos requiere de
tres requisitos bsicos comentan Varisco et
al. (2014), aptitud, disponibilidad y atractividad, que definen la posibilidad de insertarse en la actividad turstica.
El Centro Interamericano de Capacitacin Turstica/Organizacin Estados
Americanos (CICATUR/OEA) trabaja en
esta reflexin. Desde esta perspectiva, los
autores mencionados describen a la aptitud como la capacidad de uso de los bienes culturales y naturales para insertarse
en la actividad turstica; la disponibilidad
corresponde a la accesibilidad fsica, temporal y administrativa y la atractividad se
relaciona con el valor esttico y emocional.
En base a estos criterios los autores definen
una matriz de evaluacin:
37

Carolina Cohen y Graciela Benseny

~~Aptitud:
Tipo de actividad turstica posible: variedad de opciones recreativas, privilegia la posibilidad de una experiencia
ms activa.
Capacidad de carga: el umbral
de uso si deteriorar el medio.
Servicios y equipamientos tursticos disponibles: cantidad y calidad de servicios
complementarios.
~~Accesibilidad:
Temporal: perodo del ao y horarios
en los que puede visitarse.
Fsica o Espacial: posibilidad de llegar y
recorrer el recurso.
Administrativa: libertad de ingreso en
relacin a la propiedad.
~~Atractividad:
Singularidad: nico o particular en su
tipo.
Autenticidad: original y representativo
a su contexto.
Diversidad: elementos diferenciales.
Grado de preservacin/Presentacin esttica: conservacin y cuidado del recurso.
Capacidad de integracin o tematizacin:
rasgos interpretativos diferenciales.
Recursos o atractivos complementarios cercanos.
En la medida que los recursos presentan
estas caractersticas, tienen mayor posibilidad de constituirse en atractivos tursticos.
En otras palabras, este trmino agrupa al
conjunto potencial (conocido o desconocido) de elementos de la naturaleza y bienes
materiales o inmateriales a disposicin del
hombre, que pueden utilizarse mediante
un proceso de transformacin para satisfacer necesidades tursticas y recreativas.
Es importante considerar que la relacin
que se produce no es esttica a lo largo
del tiempo, sino que vara en funcin del
contexto social, cultural, econmico y poltico imperante, generndose una mayor o
menor valorizacin o inters por parte de
la poblacin, segn el perodo histrico.
38

Se trata de una atractividad socialmente


construida, recurriendo en parte a los atributos inherentes al lugar de destino, pero
tambin a otras cuestiones tales como los
intereses especficos de los actores sociales
involucrados, los hbitos y costumbres,
las modas, entre otros (Bertoncello et al.,
2003 en Almirn et al. 2006).
En este contexto se ponen en nfasis
los procesos sociales que llevan a que estos rasgos se modifiquen. Navarro (2015)
menciona que un bien es un recurso turstico en tanto no haya sufrido un proceso
de reconversin, pero si se llevan a cabo
gestiones deliberadas para favorecer el
contacto con los visitantes, el mismo se
transforma en atractivo turstico. Esta valoracin social puede adquirir diferentes clasificaciones. Otero (2000) adopta la distincin realizada por CICATUR/OEA (1983).
En l se realiza una jerarquizacin que se
refiere al carcter funcional de los mismos,
pues la divisin se establece a partir de la
capacidad de atraer mercados, en funcin
del origen de la demanda, la especificidad y
unicidad del recurso y se diferencian cuatro
categoras:
~~Jerarqua IV: Excepcionales capaces
por s solos de atraer una corriente importante de visitantes actuales o potenciales del mercado internacional.
~~Jerarqua III: Excepcionales capaces
por s solos de atraer una corriente del
mercado interno y en menor porcentaje
que los atractivos que el grupo anterior.
~~Jerarqua II: Atractivos con algn rasgo
llamativo, capaces de interesar a visitantes, ya sea del mercado interno o receptivo que hubiesen llegado a la zona por
otras motivaciones tursticas.
~~Jerarqua I: Atractivos sin mritos suficientes para considerarlos en las jerarquas anteriores. Pero que forman parte
del patrimonio turstico como complemento de otros de mayor jerarqua.

Turismo y territorio. Un abordaje terico desde los conceptos: Recursos Territoriales...

Desde esta perspectiva, en una primera


etapa se registra el elemento, se identifica a
partir de acciones de conocimiento y valoracin y luego se hace visitable, o se facilita
la experiencia turstica, es decir, se convierte
en atractivo. Se trata, segn Navarro (2015)
de una conversin de los recursos tursticos. Si bien esta concepcin podra considerar que ineludiblemente se necesita de un
recurso para que sufra la transformacin, el
mencionado autor advierte que no siempre
un atractivo turstico se genera a partir de
una conversin de una representacin.
Puede ocurrir que las creaciones de los
atractivos tursticos se vean afectados por
la disponibilidad de recursos de baja valoracin o de representaciones con poca
fuerza y/o la disponibilidad de representaciones que, aunque valiosas y fuertes,
no coinciden con el perfil de una determinada imagen de destino deseada. Pero si
es seguro que los mismos son resultado
de un proceso de activacin social, esto
significa que comenzarn a considerarse
como tal cuando el turista est dispuesto
a mirarlo y presente condiciones para asegurar su acceso.
En este sentido, los atractivos tursticos
no son atributos absolutos de un lugar,
sino que se construyen en relacin con la
sociedad de origen de los turistas, a travs
de su imaginacin, percepcin y concepcin. La condicin de atractividad turstica
de un lugar no resulta de sus propiedades
intrnsecas sino de procesos de valorizacin
social que definen cules de esos rasgos del
lugar se transformarn en atractivos tursticos. Est determinada por los procesos
sociales, las prcticas y los discursos que
construyen un lugar como turstico, que
definen cules atributos se convertirn y a
travs de qu imgenes y constructos sern
puestos en valor.
En este sentido, un lugar turstico es ms
que el simple mbito de interaccin entre
turistas y poblacin local. Se estructura no

slo por las prcticas propias que se desarrollan en el lugar, sino por procesos sociales que ocurren a escalas ms amplias. stos, al mismo tiempo, como seala Agnew
(1987), influencian y estructuran el sentido
de afinidad o arraigo emocional que los individuos tienen con su lugar.
Atribuirle al territorio un uso concreto
implica una funcionalizacin, la provisin
de instalaciones y/o el desarrollo de un relato y de actividades, desde el mbito pblico o privado. Se trata de las facilidades que
complementan y sustentan los atractivos,
se incluyen aqu a todas las instalaciones
y equipamiento referidos al alojamiento,
la gastronoma, el entretenimiento y la recreacin, y todos los servicios complementarios para el turista. La atractividad como
elemento estructurante de la actividad turstica es una construccin social, aseguran Almirn et al. (2006). Va ms all de la
mera existencia de atributos en el territorio,
sino que la misma se forma a partir de la
combinacin de estos ltimos con ciertas
cuestiones ajenas al espacio soporte de los
atractivos.
El turismo como fenmeno socio-econmico est en constante cambio afirma
Cammarata (2006), atravesado por la
fuerte competitividad de los mercados y
las exigencias de la demanda. En este contexto de complejidad resulta indispensable
caracterizar la intensidad y sofisticacin de
transformaciones que atraviesa el territorio
a fin de responder a la dinmica turstica.
Implica cambios en la configuracin espacial y reconvierte el espacio inicial generando espacios productivos especializados.

Conclusiones
La acepcin actual del concepto de espacio ha logrado superar la consideracin
del mismo como mero soporte o portador
de los recursos territoriales para adquirir un
papel activo en los procesos socio-econmicos, tales como el turismo. Las modali39

Carolina Cohen y Graciela Benseny

dades de apropiacin del territorio, derivadas de la actividad, generan cambios en los


patrones no slo de usos, sino de tenencia
de la tierra. Como destaca Urry (1996), la
toma de vacaciones y los viajes son fenmenos sociales ms significativos de lo que la
mayora de los observadores consideran.
En este sentido, los componentes del espacio se transforman en elementos claves
para que este proceso social pueda llevarse
a cabo. Desde la perspectiva y enfoque de la
Geografa del Turismo, los trminos abordados en el presente trabajo requieren un
tratamiento y vinculacin particular para
comprender la complejidad que implica
analizar la estrecha relacin que caracteriza al binomio turismo/territorio. Con todas
las singularidades propias del sector, el turismo es una actividad humana que puede
y debe interpretarse desde el punto de vista
geogrfico como constructora de las representaciones que se plasman en el territorio.
El acercamiento terico a los conceptos
de recursos territoriales y atractivos tursticos permiti profundizar y comprender las

diferencias que los trminos implican, pero


tambin la vinculacin que los caracteriza
a partir de la actividad turstica. Abordada
como uno de los procesos socio-espaciales
que mayor inters despierta en los estudiosos del territorio, a partir del anlisis de la
apropiacin, valorizacin y reconversin
de los elementos espaciales, se realiz una
aproximacin y reflexin sobre los vnculos
y actitudes de la sociedad con respecto a
los recursos o representaciones territoriales. Sumado a ello, este acercamiento terico permite comprender el rol fundamental
que juega la sociedad como determinante
de un atractivo turstico.
En este sentido se destaca, por un lado,
que la valoracin intrnseca de los recursos
no siempre coincide con la valoracin recreativa ya que, en esta ltima, como hemos visto, influyen componentes subjetivos
y factores externos no inherentes a los elementos del ecosistema y hechos del hombre. Es resultado de una activacin social y
est acompaado por adecuaciones materiales que faciliten el acceso a ellos.

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y reproduccin de nuevos relatos sobre el territorio. El caso del
Instituto Superior de Formacin Docente Nuestra Seora del
Sagrado Corazn, de la ciudad de Crdoba, (1962-1975).
Una primera aproximacin
Jazmn Bazn, Ramiro Daz y Gabriela Cecchetto

Introduccin
El presente trabajo se constituye como
una primera aproximacin a las propuestas tericas, epistemolgicas y metodolgicas del profesorado en Geografa del
Instituto Superior de Formacin Docente
Nuestra Seora del Sagrado Corazn (SC),
de la ciudad de Crdoba. Nos proponemos
explorar la dinmica que atraves la trayectoria de esta institucin, la primera en su
tipo en la ciudad de Crdoba, de modo de
identificar lneas interesantes de anlisis
para profundizar en el caso.
Nuestro trabajo se enmarca en un proyecto de investigacin ms amplio: El proceso de institucionalizacin de la Geografa
en Crdoba: Saberes, prcticas y construccin territorial del estado (1892-1975),
que analiza este proceso atendiendo especialmente a la relacin entre los saberes
disciplinares que se producen en determinadas coyunturas y las prcticas concretas
que se materializan en el territorio. Est
orientada por los trabajos recientes realizados en el campo de la historia social de
la Geografa, las geografas poscoloniales y
los estudios de formacin territorial, lneas
de investigacin que ponen en dilogo la
institucionalizacin disciplinar con dinmicas de tipo territorial.

El Instituto Superior de Formacin


Docente Nuestra Seora del Sagrado Corazn

Creado en abril del ao 1962[1] como


institucin de nivel terciario no universitario de la ciudad de Crdoba, Argentina,
funciona como un establecimiento de gestin privada, con orientacin confesional,
y alberga tambin a los niveles inicial, primario y secundario. Si bien el nivel terciario
data de 1962, la institucin educativa fue
fundada como tal en 1937 por las Religiosas Franciscanas Misioneras de la Inmaculada Concepcin.
De acuerdo con lo explicitado en el sitio
oficial de la institucin[2], el nivel superior
surgi con la finalidad de preparar profesores para la Enseanza Media en las especialidades de Historia y Geografa. En
el ao 1970 se incorpora en la oferta del
establecimiento el Profesorado en Ingls,
cuyo dictado se mantiene hasta la actualidad. En lo que respecta a los Profesorados
en Geografa -que ser objeto de nuestro
inters- y en Historia, dejaron de dictarse
a partir de las modificaciones curriculares
implementadas por el Ministerio de Educacin de la Provincia de Crdoba en el ao
2001. En este marco, una serie de interrogantes orientan nuestro trabajo de contextualizacin del caso que analizamos:
En qu contexto inicia sus actividades
el SC? Qu condiciones sociohistricas ju[1] Fuente: Sitio web del Instituto Superior del Profesorado
Nuestra Seora del Sagrado Corazn, http://profesoradodeingles.com.ar/antecedentes/). Consultado el 21/07/15
[2] Ibdem

43

Jazmn Bazn, Ramiro Daz y Gabriela Cecchetto

gaban en la provincia en 1962? Qu Geografa se enseaba a nivel nacional? Por


qu result interesante abrir un profesorado especficamente de Geografa?

El contexto
De la mano de las polticas desarrollistas impulsadas desde el Estado desde fines
de la dcada de 1950, en Argentina en general y en Crdoba en particular, se lleva
adelante un importante proceso de industrializacin, obedeciendo a los objetivos
del modelo desarrollista de impulsar las
industrias dinmicas y la tecnificacin del
sector agropecuario. A partir de la Ley de
Radicacin de Capitales de 1953, de las polticas de promocin industrial del gobierno de Frondizi, y de la generacin de ciertas condiciones por parte de los gobiernos
nacional y provincial, tales como obras de
infraestructura y de provisin de servicios,
la ciudad de Crdoba consolid y reafirm un marcado carcter industrial. As, la
experiencia desarrollista en Crdoba traer
como consecuencia grandes cambios a nivel poltico, econmico, social y territorial
(Maldonado y Ricci, 2014, p. 52).
Nos interesa destacar un indito crecimiento demogrfico fruto de los procesos
migratorios desde el interior provincial y
otras provincias, traccionados por la demanda de mano de obra generada por el
pujante sector industrial, y que pasarn a
conformar el sector obrero y, a la par, un
incremento en la urbanizacin, ligado al
surgimiento de espacios netamente industriales, fundamentalmente en la zona sur de
la ciudad, que se agregan al ya tradicional
asentamiento industrial de la zona oeste.
Este proceso tuvo en su base caractersticas que fueron centrales a la hora de considerar a Crdoba como centro apto para
esos asentamientos industriales: disponibilidad de energa, de mano de obra, de comunicaciones y vas de acceso, proximidad
del mercado y costo de la tierra parecen ser
44

algunos de los motivos centrales por los que


diversas empresas, fundamentalmente automotrices de capital extranjero, definieron
su localizacin en la provincia (Maldonado
y Ricci, 2014). Fue decisiva entonces la localizacin central de la provincia respecto al
mapa vial y carretero nacional, que permita contar con accesibilidad al mercado ms
importante de abastecimiento y de colocacin de lo producido, y a todas las regiones
del pas, a la vez que jugaba un importante
rol como centro vinculador de las distintas
regiones entre s (Cecchetto, 1988).
Si bien la centralidad del territorio
de la provincia de Crdoba fue tradicionalmente asumida como una ventaja para
esta jurisdiccin, el relato sobre la misma
fue construido de distintas maneras en distintas coyunturas[3]. El proyecto de incorporacin del pas al proyecto civilizatorio
que las lites liberales acometieron en el
ltimo tercio del siglo XIX en Argentina,
dio a Crdoba un lugar fundamental , en
tanto se visualizaba que su centralidad era
estratgica para el proyecto de modernizacin nacional, tanto cultural como territorial. La elite liberal argentina de la segunda mitad del siglo XIX consideraba que la
incorporacin de Crdoba al proceso de
formacin del territorio del Estado Nacin
podra realizarse a travs de la extensin de
infraestructuras materiales como el ferrocarril y el telgrafo. Ello asegurara la participacin del espacio provincial, en primer
[3] Hacia fines del siglo XIX, en el contexto de formacin de los
estados nacional y provinciales, y al igual que en otros pases
de Amrica Latina, el territorio apareca como referente para la
construccin de las unidades estatales nacional y provincial. La
invencin del territorio, y la generacin de relatos sobre l, fue
entonces necesaria no slo a los fines econmicos sino tambin
a los fines simblicos. Pensar cmo se va construyendo el territorio de los estados nacin y la narrativa asociada a los mismos, y
cmo la disciplina Geografa y las instituciones asociadas a ella
van consolidando y formalizando esas prcticas y discursos, pareciera ser un mbito apropiado para desnaturalizar los procesos
de conformacin de discursos sobre el territorio y las identidades
en los nuevos estados, poniendo en evidencia la historicidad,
intencionalidad, multicausalidad y problematicidad del proceso
de conformacin territorial (Navarro Floria, 2007, p. 21).

El papel de los institutos de nivel superior en la consolidacin y reproduccin de nuevos relatos...

lugar, en el comercio exterior, conectndolo con los puertos de Buenos Aires y Rosario; en segundo lugar, lo tornara receptor
de los productos comerciales del interior, y
puerto de salida de los bienes del interior
al mercado externo. (Cicerchia, 2006). En
este contexto puede explicarse tambin el
esfuerzo del Presidente Domingo Sarmiento (1868-1874) por destacar la relevancia
de Crdoba en la dinmica de las reas del
pas que se estaban insertando en el mercado mundial. En esta lnea, Sarmiento promueve la implementacin de un conjunto
de estrategias poltico institucionales que
pretendan, haciendo base en la Universidad Nacional de Crdoba, instaurar un
proyecto acadmico en Crdoba tendiente a modernizar el conocimiento cientfico
producido en esta ciudad, favoreciendo la
investigacin y formacin en las reas de
las ciencias exactas y naturales, orientando el trabajo acadmico a la exploracin y
relevamiento del territorio nacional y provincial, y a la descripcin, inventario y clasificacin de sus recursos. (Zusman, Cecchetto, Valiente, 2008). A comienzos del
siglo XX, este proyecto territorial, y su relato
asociado, ya no est vigente, y deja paso a
otro que hace foco en una mltiple conjuncin de fortalezas territoriales, ligadas a los
beneficios de su posicin central para las
comunicaciones y conexiones, la presencia
de la Universidad y su condicin de centro
acadmico de formacin y receptor de estudiantes de diversos orgenes, de prestacin de servicios, pero que a la vez cuenta
con las tierras frtiles (pampeanas) del
sur y sureste que le permiten incorporarse activamente al modelo agroexportador
vigente. Simultneamente, la existencia
de condiciones climticas y paisajsticas
en ciertas reas de la provincia instalan y
normalizan un relato asociado al turismo
de lite en general, y sanitario en particular (Rabboni, 2012). A partir de 1930,
sin embargo, las transformaciones econ-

mico-productivas van desplazando paulatinamente las actividades econmicas hacia la produccin industrial de sustitucin
de importaciones, y Crdoba nuevamente
refuerza como una fortaleza su posicin,
sumada a las ya mencionadas ventajas con
que contaba su territorio, que ya se han explicado a comienzos de este apartado. As,
hacia fines de 1940 comienza a articularse un nuevo relato sobre el territorio provincial centrado fundamentalmente en sus
aptitudes para la inversin industrial, y una
nueva manera de pensar el lugar central
de la provincia como una ventaja diferencial frente a otras provincias y regiones del
pas (Terzaga, 1963).

La enseanza de la Geografa y la reproduccin de relatos sobre el territorio

Es en este contexto en el que inicia sus


actividades el SC como institucin privada de enseanza, configurada en torno a
las propuestas ideolgicas y pedaggicas
que haban instalado las escuelas normales (Astegiano, 2013). Entre 1950 y 1960,
las provincias y las instituciones privadas
fueron habilitadas para dictar carreras de
formacin docente (Ruiz, 2005). En 1958,
la Ley Domingoarena habilit a las universidades privadas a expedir ttulos habilitantes (Busch, 2012, p. 8), lo cual dot de mayor legitimidad a las instituciones privadas.
La institucin se inserta en la lgica que
atraves la creacin de los profesorados
de Geografa, condicionados ms por las
funciones de reproduccin del conocimiento que por las de produccin del mismo
(Pinkasz, 1992 en Astegiano, 2013), y que
se configuran como centros de enseanza que contribuyeron a reproducir ciertos
discursos legtimos acerca del territorio.
En estos mbitos, la enseanza de la Geografa se present como una herramienta
fundamental para la construccin de una
identidad nacional, ya que la misma era
45

Jazmn Bazn, Ramiro Daz y Gabriela Cecchetto

considerada como una de las disciplinas


que contribua a la formacin de los valores nacionales. Este conocimiento permita
la construccin de representaciones subjetivas asociadas a los procesos de apropiacin territorial (As) la divisin del pas
en regiones geogrficas complementarias
y que conformaban un todo armnico (el
territorio de la nacin argentina), se torn
la representacin hegemnica de la Geografa en los institutos del Profesorado del
pas (Astegiano, 2013, p. 215-216).
En efecto, hacia la dcada de 1950 la regin se constituye como el objeto a partir
del cual la disciplina geogrfica puede individualizarse en el contexto de las ciencias
humanas y logra legitimarse como una materia de formacin cientfica en el nivel
medio (Busch, 2012, p. 7). A la vez, Silvina
Quintero Palacio (2002, p. 4) realiza una
distincin entre regin y regionalizacin, en
la que sta aparece como un modo de organizar diferencias identificadas en un territorio y de inscribir modalidades de visualizacin y de narracin de esas diferencias.
De ah que la regionalizacin del territorio
nacional opera como un dispositivo de diferenciacin geogrfica.
La estrategia poltica elegida por el movimiento peronista planteaba la necesidad doctrinaria de impulsar la formacin de un discurso
de identificacin nacional en el que se recuperase la diversidad cultural de las comunidades de origen del proletariado migrante,
sin promover paralelamente la coordinacin
de las identidades locales con jurisdicciones
provinciales; es decir, evitando la aparicin
de identidades que enarbolasen derechos de
soberana alternativos al nacional-estatal.
(...) Esto significaba mantener la diversidad
como fundamento de la unidad, para que
el resultado fuera un federalismo cultural e
ideolgico y no necesariamente poltico-administrativo (Escolar et al, 1995, p. 31).

Es por ello que en el nivel medio el concepto de regin geogrfica fue incorporado en los planes de estudio en 1948, y
fue consolidado en las reformas de la dca46

da de 1950 (Quintero, 2002). Ahora bien,


desde dnde opera el concepto de regin?
Quin lo promueve? Partiremos de considerar a aquel
...grupo de naturalistas, gelogos, cartgrafos, profesores de Geografa y antroplogos
(los cuales) fundaron una sociedad privada
que, desde sus inicios, tuvo entre sus objetivos
incidir tanto en la enseanza de la Geografa
como en la formacin de sus profesores: la
Sociedad argentina de Estudios Geogrficos
Ga. Adscribiendo al positivismo, a travs de
sus publicaciones tematizaron aspectos que
eran considerados relevantes para socializar
tanto a nativos como a extranjeros en los valores nacionales (Zusman, 1996). Los miembros de la Sociedad se fueron insertando en
mbitos gubernamentales y en 1926 fueron
convocados por el Ministerio de Instruccin
Pblica para reformular los contenidos de la
materia en la Escuela Secundaria, desde donde promovieron la incorporacin de un proyecto disciplinar cientificista fundamentado
en los cnones de las ciencias naturales (Zusman, 1996) y centraron la argumentacin de
su propuesta en la introduccin del concepto
de regin natural (Quintero, 2002). (Busch,
2012, p. 6).

De hecho, Ga fue la principal referencia cientfica de la disciplina para la produccin del discurso pedaggico desde su
fundacin hasta finalizada la dcada de
1980 (Busch, 2012; Escolar et al, 1994).
Al momento de iniciar el SC sus actividades, en 1962, los contenidos para la
enseanza de la Geografa haban sido reformados en varias oportunidades, segn
fueron cambiando los criterios y factores
que operaron en las modificaciones de la
divisin regional del territorio argentino.
Quintero sostiene que dicha divisin se
asienta en un primer momento en un criterio naturalista, pero que a partir de 1948,
con la implementacin de la categora de
regiones geogrficas, se marca un giro
decisivo en la articulacin del discurso geogrfico nacional.
Por otra parte, es clave entender que en
el marco de los gobiernos peronistas, el

El papel de los institutos de nivel superior en la consolidacin y reproduccin de nuevos relatos...

discurso regionalista se fue tecnocratizando en funcin de las prcticas y las instituciones dedicadas a la planificacin estatal.
Quintero seala que esto ocurre desde la
dcada de 1940, pero adquiere su mximo
apogeo en el segundo gobierno de Pern,
cuando se trabaja en la elaboracin del segundo Plan Quinquenal. ste recurra a la
metfora de los desequilibrios regionales
para presentar distintos proyectos de
intervencin del Estado federal en las
economas y los territorios provinciales
(2000, p. 13). Esta tecnocratizacin es la
que le otorga a las regiones geogrficas, y
a la disciplina geografa, el status de cientificidad que mencionamos anteriormente.
A partir de esto, en 1952 se produce una
modificacin en los planes de estudio del
nivel secundario, asignndosele a la Geografa, el objetivo de intepretar los rasgos
del paisaje terrestre como resultado de la accin mutua de los elementos del ambiente fsico de los seres vivos, en especial el hombre,
lo cual se traduce en la existencia de Regiones
Geogrficas (Quintero, 2000, p. 13).

En 1955, el gobierno militar modifica


nuevamente los programas del nivel medio para quitarles los contenidos que realizaban algn tipo de propaganda poltica
del peronismo y eliminar todos aquellos
elementos referidos al Plan Quinquenal.
Sin embargo el programa de geografa de
1956 copi casi literalmente el de 1952,
y al menos en el plano formal permaneci vigente hasta bien entrada la dcada
de 1980 (Quintero, 2000, p. 14). As, el
programa de la formacin en Geografa del
SC se perfilar en torno a los contenidos
aprobados por el Ministerio de Educacin
de la Nacin en 1956, y de este modo, la
formacin de docentes en Geografa en el
SC (y en otros Profesorados de Geografa
del pas) asumirn la propuesta regionalista como propuesta cientfica, articularn
su discurso en torno a la nocin de regin
geogrfica, reforzando de este modo el plan-

teo terico, epistemolgico y poltico sancionado durante el perodo peronista.

La

formacin en Geografa del Instituto Superior de Formacin Docente


Nuestra Seora del Sagrado Corazn

Como hemos mencionado, el profesorado en Geografa del SC se abre en 1962, y


cierra en 2001. Si bien sigue funcionando
como institucin terciaria en la que funcionan otras carreras, no ha sido posible
acceder an a los archivos de la Carrera de
Geografa especficamente. Por lo tanto,
para reconstruir la trayectoria de la misma,
hemos apelado a trabajo en archivos y a
entrevistas con informantes claves. Hasta
este momento, nuestra principal informante ha sido una egresada del profesorado,
la cual luego se forma en pedagoga y hace
su Trabajo Final de Licenciatura en Ciencias de la Educacin analizando la formacin pedaggica en distintos Profesorados.
La entrevista con ella y el anlisis de su
produccin, nos han permitido identificar
ciertos lineamientos que han orientado el
funcionamiento de este profesorado, y la
manera en que se pens la enseanza de la
Geografa en l. As, se visibilizan algunos
elementos que consideramos insumo para
nuestras investigaciones futuras:
A - En primer lugar, podra pensarse en
una formacin de los estudiantes como
gegrafos, es decir, una formacin ms
enfocada en lo profesional que en la
prctica de la docencia y los aspectos pedaggicos. Esto puede apreciarse si se analiza la carga horaria de las distintas materias que componan el Plan de Estudios de
la carrera de Geografa (Medina 1997, ver
Anexo I).
De un total de 29 materias, slo cuatro
corresponden a aquellas referidas estrictamente al ejercicio de la docencia. Teniendo en cuenta que era una carrera de profesorado, se destaca la poca carga horaria
semanal de estas materias pedaggicas:
47

Jazmn Bazn, Ramiro Daz y Gabriela Cecchetto

Metodologa y Prctica de la Enseanza,


5 horas; Organizacin Escolar, 2 horas,
Historia de la Educacin, 4 horas y Pedagoga General, 2 horas. Slo se dictaban
estas cuatro materias, contrastando con
las otras veinticinco que aunque pudieran
contener cargas pedaggicas o didcticas
(no lo sabemos, ya que no hemos podido
acceder a los programas desglosados de
cada una de ellas), no ahondan especficamente en esta dimensin. A la vez, cabe
hacer mencin a la fuerte carga horaria (6
horas) de la materia Geografa Regional
Argentina, que se destaca frente a la mayora de las otras asignaturas, duplicando
o triplicando el tiempo destinado a otros
espacios curriculares.
Asimismo, interesa sealar la amplitud
de la formacin, que incluye tanto materias con una clara orientacin natural o
de las llamadas ciencias duras, como
otras orientadas al rea social. En el primer
grupo, encontramos materias tales como
Geografa Fsica I (Climatologa) con una
carga horaria de 6 horas; Geografa Matemtica (5 horas); Petrogeografa Palenteolgica y Geologa Historiogrfica (6 horas);
Geografa Fsica II (Geomorfologa) con
6 horas; Biogeografa (4 horas); Fotointerpretacin (2 horas); y Geografa Fsica
Argentina (5 horas). A su vez, las materias
que conforman lo que podra caracterizarse como rea social dentro de la carrera,
son: Geografa de frica y Oceana (4 horas), Geografa de Amrica y Antrtida (5
horas), Geografa Econmica General (5
horas), Geografa de Asia (4 horas), Geografa de Europa (4 horas), Geografa Humana Poltica y Social (5 horas), Geografa
Poltica y Econmica Argentina (5 horas),
Historia de la Ciencia Geogrfica (4 horas)
y la ya mencionada Geografa Regional Argentina (6 horas).
Se aprecia entonces un corpus de materias tericas en el que conviven aquellas del
rea natural con las vinculadas al campo
48

de lo social, que podran pensarse para la


formacin de profesores que luego reproduzcan y desplieguen en las aulas una serie
de ideas sobre el territorio. En este marco,
es interesante el caso de las asignaturas
ligadas al rea de lo social, en las que el
enfoque es prioritariamente regional: Se regionalizan el territorio mundial y el territorio nacional.
En igual sentido, resulta de inters sealar que segn lo que expres nuestra informante, una de las instancias para finalizar
la carrera era la realizacin de un estudio
geogrfico de tipo descriptivo-analtico
desde el paradigma racionalista-naturalista, sobre una localidad designada.
B - En segundo lugar, y en lnea con lo
que se acaba de plantear, si bien puede
pensarse en una formacin ms disciplinar
que pedaggica, es importante destacar
que los contenidos impartidos en los espacios curriculares del Profesorado tenan
una correspondencia directa con las temticas abordadas en la asignatura Geografa
en el nivel medio. Medina (1997) compara
especficamente los contenidos de la materia Geografa Fsica Argentina del profesorado, con el programa de Geografa de 2
ao del secundario. All, la autora explicita
que el plan vigente en la formacin docente tiende a reproducir ciertas caractersticas en los planes para la enseanza media.
Y as cierto isomorfismo con los correspondientes de la escuela media (...) (Medina,
1997, p. 43). (Ver Anexo II).
C - Finalmente, es importante sealar
que el Profesorado del SC est en el origen
del Profesorado de Geografa del Instituto Superior de Formacin Docente Simn
Bolvar, institucin pblica de jurisdiccin nacional, que inicia sus actividades
en el ao 1962. La mayor antigedad del
SC, que parece haber sido la primera institucin formadora de sujetos gegrafos
de la ciudad de Crdoba, permite pensar
que fue esta institucin la que cont con

El papel de los institutos de nivel superior en la consolidacin y reproduccin de nuevos relatos...

la masa crtica y el saber necesarios para


ocupar los lugares estratgicos en el nuevo
profesorado pblico. La entrevistada seala que los docentes de esta institucin son
los que arman el profesorado del Carb
(sic)[4]. Lo concreto es que, luego de que el
Simn Bolvar (SB) entre en funcionamiento, ambas carreras tienen muchos docentes
en comn y comparten otras instancias,
tales como viajes/salidas de campo. Sin
embargo, la diferencia ms notable parece
ser la mayor importancia concedida por el
SB a la formacin pedaggica (Astegiano,
2013). Este rasgo, claramente diferencial,
sumado a su ubicacin cntrica y su carcter pblico, parecen explicar que, a partir
de su puesta en funcionamiento, el nuevo
profesorado reciba muchos ms alumnos,
en detrimento de la matrcula del Profesorado del SC. Pero permite adems hipotetizar sobre un posible desplazamiento en
el inters de los estudiantes, que podran
haber priorizado la formacin y el trabajo docente por sobre una formacin ms
orientada al trabajo profesional. De hecho,
el SB ser el principal formador de profesores de geografa de la provincia, quienes
a su vez sern los sujetos gegrafos que
actuarn en el campo disciplinar (Astegiano, 2013), toda vez que la Geografa universitaria estuvo confinada a la existencia
de ctedras dispersas al interior de diversas
Facultades, sin lograr, hasta 2004, superar
su condicin de ciencia auxiliar de los diversos campos que la incluan en su currculum. No es menor entonces el anlisis de
la trayectoria del SC, por cuanto es la institucin que estara en la base de la creacin
y consolidacin del Profesorado SB.

[4] Hace referencia al Simn Bolvar como el profesorado del


Carb ya que esta institucin no contaba con edificio propio y
funcionaba en la sede de la Escuela Normal Superior Alejandro
Carb, en barrio Alberdi.

Consideraciones
pensando)

finales

(para

seguir

De esta primera exploracin sobre el


tema, surgen dos cuestiones que merecen
destacarse:
En primer lugar, el Instituto Superior de
Formacin Docente Nuestra Seora del
Sagrado Corazn aparece como una institucin clave en el proceso de institucionalizacin de la Geografa en Crdoba, en tanto se configura y consolida como primera
instancia de formacin de docentes; en segundo lugar, sus miembros y su propuesta
estaran en el origen del Instituto Superior
de Formacin Docente Simn Bolvar, que
ser la institucin central en dicho proceso
de institucionalizacin por su gran cantidad de estudiantes y egresados.
Ambas instituciones fueron las encargadas de acreditar a quienes luego ocuparn
las ctedras de Geografa de la ciudad de
Crdoba y las localidades de alrededor (recin a partir de 2010, estudiantes y egresados de la Licenciatura en Geografa de la
Universidad Nacional de Crdoba ingresarn como docentes al nivel medio), y como
tales, los encargados de reproducir los discursos sobre la Geografa y sus contenidos
sustantivos, y a la vez, de abonar un relato
sobre el territorio provincial que se est forjando en los mbitos acadmicos.
En funcin de esto es que surgen una
serie de ejes que consideramos de inters
para continuar analizando este proceso:
la distribucin de las materias mencionadas a lo largo de la carrera, su ubicacin,
el anlisis de los programas correspondientes a cada una de ellas, atendiendo a la bibliografa manejada, la procedencia institucional y la trayectoria profesional de los
docentes responsables de esas materias,
as como la reconstruccin del proceso de
creacin de la carrera, haciendo foco en las
redes institucionales que sustentaron dicha
creacin.
49

Jazmn Bazn, Ramiro Daz y Gabriela Cecchetto

Avanzar sobre los textos, los sujetos y los


contextos que jugaron en el desarrollo del Instituto Superior de Formacin Docente Nuestra Seora del Sagrado Corazn nos permi-

tir seguir reconstruyendo los discursos que


existieron en y acerca de la Geografa a partir
de 1960, y profundizar en los mecanismos
que se consolidaron para su reproduccin.

Anexo I. Plan de estudios vigente para la formacin de profesores de Geografa


en la Repblica Argentina en establecimiento seleccionado en el ao 1994

Fuente: Medina, Silvia (1977): La formacin docente, Crdoba


Anexo II. Comparacin de programas de Geografa Argentina vigente en el nivel medio y en el
Instituto formador de Profesores de Geografa

Fuente: Medina, Silvia (1977): La formacin docente, Crdoba.

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51

Parte 2
Poblacin, bienestar y
condiciones de vida

Calidad de vida y fragmentacin del territorio santafecino.


Perodo 1991-2010
Nstor Javier Gmez, Laura Rita Tarabella y Guillermo Velzquez

Introduccin
En el marco de la denominada geografa del bienestar y en el contexto argentino,
Velzquez sostiene que la accesibilidad a
ciertos servicios y las condiciones ambientales en que vive la poblacin, junto con
otros indicadores asociados con el nivel de
ingresos, las caractersticas habitacionales
y el nivel de instruccin permiten, en suma,
reflejar notoriamente la calidad de vida de
la poblacin.
La Calidad de Vida se define como una
medida de logro respecto de un nivel establecido como ptimo teniendo en cuenta
dimensiones socioeconmicas y ambientales dependientes de la escala de valores
prevalecientes en la sociedad y que varan
en funcin de las expectativas de progreso
histrico (Velzquez, 2001).
La propuesta terico-metodolgica de
la calidad de vida exige imponer como criterio metodolgico clave a las expectativas
sociales, dado que no siempre el transcurso del tiempo ha implicado mejoras objetivas; por el contrario ha revelado mayor
grado de contradiccin entre lo que se espera y anhela, y aquellas metas y fenmenos de movilidad social que el sistema permite efectivamente lograr, incrementando
y agudizando las contradicciones sociales
preexistentes.
El enfoque de calidad de vida aqu adoptado plantea algunos ajustes en razn de la
realidad geogrfica a abordar. Tratndose la provincia de Santa Fe de una unidad
subnacional con histricos contrastes en
varios sentidos, como la existencia de grandes aglomeraciones urbanas, reas con

baja densidad poblacional, reas industrializadas, mientras que otras escasamente se han incorporado a la matriz productiva, ha conllevado a una realidad asimtrica
a nivel interdepartamental. No obstante, la
dinmica de los factores permite dar lugar
a analizar los procesos de cambio tanto del
ICV como de cada una de las variables e
indicadores que lo componen.

Marco Metodolgico
Se trabajan indicadores de los cuales
ha sido demostrada su relevancia para la
elaboracin del ndice resumen de calidad
de vida. Se ha priorizado considerar aquellos que permiten la comparabilidad interdepartamental a pesar de las realidades
asimtricas existentes. Por ejemplo, no se
han tenido en cuenta indicadores relativos
a servicios, dado que hay departamentos
con importante ruralidad, que carecen de
ellos. Se privilegi la adopcin de aquellos
indicadores ms directamente relacionados a la poblacin o a las caractersticas
internas (Gmez, 2011) de los hogares.
Para analizar la calidad de vida de la poblacin se trabaja, entonces, con las siguientes variables: educacin, salud y vivienda.
La primera variable se operacionaliza
a travs de los indicadores: Proporcin
de poblacin de 15 aos o ms que ya no
asiste, con estudios universitarios completos y Proporcin de poblacin de 15 aos
o ms que ya no asiste, sin instruccin o
con estudios primarios incompletos. En el
abordaje de la variable salud se consideran la Proporcin de poblacin con cobertura de obra social y/o mutual y la Tasa
55

Nstor Javier Gmez, Laura Rita Tarabella y Guillermo Velzquez

de mortalidad infantil. Para la ltima variable (vivienda) se tienen en cuenta los


indicadores de Proporcin de poblacin
hacinada considerando 2 o ms personas
por cuarto- y Proporcin de poblacin sin
existencia de retrete.
Como se aprecia, tales indicadores derivan de los Censos Nacionales de Poblacin, Hogares y Viviendas (1991, 2001 y
2010)[1]. Con relacin a la tasa de mortalidad infantil, sta se obtiene a partir del Boletn de Estadsticas Vitales del Ministerio
de Salud de la Nacin, y se tiene en cuenta
el trienio en torno a cada ao censal.
Finalmente, antes de comenzar con el
anlisis de la tendencia del ICV y su manifestacin espacial, es oportuno mencionar
que a los fines de establecer la comparabilidad entre los departamentos de la provincia de Santa Fe, se adoptar como marco
de regionalizacin las denominadas tres
grandes reas: norte, centro y sur. De esta
manera, el rea norte est integrada por
los departamentos de: 9 de Julio, Vera, General Obligado, San Cristbal, San Justo,
San Javier y Garay (estos dos ltimos tambin denominados como departamento de
la costa del Paran); por su parte el rea
centro la componen: Castellanos, Las Colonias, La Capital, San Martn y San Gernimo; finalmente en el rea sur se localizan
los departamentos Belgrano, Iriondo, Caseros, Constitucin, Rosario, San Lorenzo
y General Lpez.
[1] La eleccin de la fuente censal se justifica en la exhaustividad
de la informacin socioeconmica dado que la misma permite el
abordaje de los 19 departamentos santafesinos. Con respecto al
Censo Nacional de Poblacin, Hogares y Viviendas del 2010 cabe
destacar que la caracterizacin que el mismo arroja muestra la
primera fotografa de la Argentina post crisis social y econmica
de 2001/2002 que afect al pas en su conjunto, y para muchos
analistas y cientistas sociales (Ferrer, 2008; Rofman, 2000) se la
considera como una de las crisis ms profundas que ha atravesado el pas. Esa situacin de 2010 contrastara, en algunos aspectos, con lo evidenciado en 2001, dado que se ha entendido que
el resquebrajamiento del pensamiento neoliberal y la suspensin
de la aplicacin de tales polticas posibilit el surgimiento de un
nuevo escenario social, econmico y territorial (Portes; Roberts;
Grimson, 2008; Ferrer, 2008) que habra tenido su impacto en la
calidad de vida de la poblacin.

56

Tendencias del ICV y su expresin en el


territorio santafesino

Conforme a los datos obtenidos para el


ICV en cada uno de los momentos seleccionados (1991, 2001 y 2010), se establecen
cuatro categoras, utilizando el mtodo de
corte de cuartiles (ms favorable-verde-,
favorable-amarillo-,
desfavorable-naranja-, ms desfavorable-rojo-).
El mapa correspondiente al ao 1991
(Figura 1), muestra que tres departamentos del rea norte de la Provincia de Santa
Fe (9 de Julio, Vera, General Obligado), sumados a los de la denominada costa del
Paran San Javier y Garay, son los que presentan una categora ms desfavorable;
por su parte, y continuando con el rea
norte, San Cristbal y San Justo muestran
un ICV desfavorable. Al respecto cabe sealar que las condiciones de vida ms desfavorables no se advierten en las otras dos
reas en que se ha dividido a la provincia
de Santa Fe, esto es centro y sur. No obstante ello, la categora de ICV desfavorable
se puede reconocer en departamentos del
centro provincial y del sur, tales son los casos de San Martn y San Jernimo, y de San
Lorenzo, respectivamente.
Con relacin a la categora favorable,
sta se observa en los departamentos Castellanos y Las Colonias (localizados en el
rea centro de la provincia) y en Belgrano,
General Lpez y San Lorenzo (rea sur).
La situacin de ICV ms favorable queda
circunscripta a los departamentos La Capital (rea centro), Caseros, Iriondo y Rosario (rea sur).

Qu sucede en los aos siguientes?


El mapa correspondiente al ao 2001
(Figura 1) arroja un comportamiento similar al descripto para 1991, con excepcin de lo acontecido para los departamentos San Martin e Iriondo. El primero
de ellos muestra un mejoramiento del ICV

Calidad de vida y fragmentacin del territorio santafecino. Perodo 1991-2010

ocupando para ese ao la categora ms


favorable, mientras que Iriondo retrocede a un ICV favorable; en General Lpez

se observa tambin un cambio en el ICV,


pero en este caso se ubica en el rango de
desfavorable.

Figura 1. Santa Fe. Calidad de vida segn departamentos y 4 categoras

Departamentos segn reas


Norte
1. Nueve de Julio
2. Vera
3. Gral. Obligado
4. San Cristbal
5. San Justo
6. San Javier
7. Garay

Centro
8. Castellanos
9. Las Colonias
10. La Capital
11. San Martn
12. San Gernimo

Sur
13. Belgrano
14. Iriondo
15. Caseros
16. San Lorenzo
17. Rosario
18. Gral Lpez
19. Constitucin

Fuente: INDEC (1991, 2001 y 2010) y Ministerio de Salud de la Nacin

Si bien para los dos primeros departamentos mencionados, en trminos generales, el ICV sigue siendo favorable en cuanto al comportamiento de las variables e
indicadores que lo componen, sucede lo
contrario para el caso de General Lpez.
En este sentido cabe preguntarse si alguna
de las variables ejerce un peso mayor sobre

las restantes para explicar dichos cambios;


a priori es posible suponer que aquellas
vinculadas con cuestiones ms de ndole
econmica y que tienen impacto en la salud, son las que aportaran a la modificacin del ndice, por ejemplo la cobertura
de obra social y la mortalidad infantil. El
primero se relaciona con la insercin labo57

Nstor Javier Gmez, Laura Rita Tarabella y Guillermo Velzquez

ral de los miembros del hogar y con las caractersticas y condiciones del trabajo que
desempean (asalariado/no asariado; en
blanco/ en negro, etc.), y el segundo con
las condiciones sanitarias y los niveles de
pobreza.
Para el ao 2010, el mapa (Figura 1)
muestra la siguiente situacin: el norte provincial sigue registrando un ICV ms desfavorable y desfavorable; en el centro, es el
departamento Las Colonias el que accede
a la categora de ICV ms favorable, mientras que La Capital retrocede a favorable.
En el sur, es el departamento Belgrano el
que tambin ostenta la condicin de ICV
ms favorable, Rosario y Caseros conservan la categora de ICV ms favorable en
los tres aos censales analizados (1991,
2001 y 2010).
Un dato que merece destacarse es que
el departamento San Lorenzo, localizado
en el sur provincial, muestra un empeoramiento de su ICV, ubicndose en la categora de desfavorable. La rotura del tejido
productivo-industrial acontecido en la dcada de 1990 (Fernndez; Tealdo; Villalba,
2005) impact en ese departamento asociado al cordn industrial del Gran Rosario, lo que probablemente ha derivado en
un deterioro de las condiciones materiales
de vida del conjunto social radicado en ese
departamento. En tanto, en el centro de la
provincia, el departamento Las Colonias se
destaca hacia 2010 como aquel que muestra un claro avance de la calidad de vida de
la poblacin (por lo menos para su conjunto) que a su vez va asociado con un registro
de saldos migratorios positivos en la ltima
dcada. La diversificacin de la actividad
econmica y el agregado de valor estaran
jugando a favor de la demanda laboral en

58

ese departamento. En consonancia con lo


sealado precedentemente, ms adelante
se presenta el comportamiento de los indicadores que integran la calidad de vida,
entre 1991 y 2010.
Al adentrarse en el comportamiento de
cada una de las variables e indicadores de
la Calidad de Vida entre 1991 y 2010, se
observa una tendencia a la disminucin de
la proporcin de poblacin de 15 aos o
ms con nivel de estudios primario incompleto (Figura 2); de igual modo, aunque
con menor intensidad, tambin se advierte
un descenso de la mortalidad infantil.
Sin embargo, el descenso ms acentuado se observa en la poblacin sin existencia de retrete. Por su parte la poblacin en
hogares hacinados (ms de 2 personas por
cuarto) se mantiene constante, con un leve
descenso para el ao 2010. Con respecto
a la poblacin de 15 aos o ms que ya
no asiste con nivel de estudios universitario
completo, se puede apreciar un significativo crecimiento a partir del ao 2001 en
adelante (Figura 2). El indicador de poblacin sin obra social y/o mutual es el que
presenta un comportamiento ms irregular en el periodo considerado; el mismo
crece entre 1991-2001 y luego se advierte
un descenso, arribando para el ao 2010
a valores muy similares al del inicio de la
serie (1991). El impacto de la polticas de
corte neoliberal en los aos 1990, la situacin internacional en la dcada siguiente, y
cambios en las polticas econmicas al interior del pas, pueden convertirse en las dimensiones/aspectos explicativas/os de los
vaivenes del indicador de poblacin sin
obra social, dado que se encuentra estrechamente vinculado con el sector productivo y el mercado laboral

Calidad de vida y fragmentacin del territorio santafecino. Perodo 1991-2010

Figura 2. Comportamiento de los indicadores que integran la calidad de vida (1991-2010)

Fuente: INDEC (1991, 2001 y 2010) y Ministerio de Salud de la Nacin

Qu ocurre cuando se desagregan los


indicadores de ICV para el 2010? Qu
cambios se advierten respecto del comportamiento general de dicho ndice?
En las Figuras 3, 4 y 5 se presenta el
comportamiento espacial de las variables
e indicadores seleccionados para la determinacin de la calidad de vida. En lo que
respecta a la variable educacin (Figura 3),
desagregada en Poblacin de 15 aos o
ms con primaria incompleta y Poblacin
de 15 aos o ms con universitaria completa, se puede observar en el rea norte de
la provincia de Santa Fe correspondencia
entre estos dos indicadores trabajados de
manera individual y las categoras segn el
ICV; es decir, los departamentos presentan
una situacin ms desfavorable, con excepcin de General Obligado. En este departamento, la incidencia de los dos indi-

cadores mencionados contribuye a que el


mismo se ubique en la categora de desfavorable. Cabe destacar el peso especfico
que presenta en el mismo el aglomerado
Reconquista-Avellaneda y la localizacin
de un nmero mayor de establecimientos
educativos de diferentes niveles, en ambas
ciudades. A modo de ejemplo, en cuanto al
nivel superior universitario, el citado aglomerado es asiento de diversas instituciones
entre las cuales se destacan la Universidad
Nacional del Litoral (con su Centro Universitario), la Universidad Tecnolgica Nacional, y varias universidades privadas.
En la zona centro del territorio provincial, son los departamentos Castellanos,
Las Colonias y La Capital los que ostentan respecto del indicador de poblacin
de 15 aos o ms con estudios universitarios completos, un ICV favorable y ms
favorable. Este ndice es ms favorable en
59

Nstor Javier Gmez, Laura Rita Tarabella y Guillermo Velzquez

Castellanos y La Capital; precisamente en


los aglomerados Rafaela y Santa Fe (cabeceras departamentales) se localiza un
nmero muy importante de universidades
tanto pblicas como de gestin privada,
lo cual estara incidiendo favorablemente en el comportamiento de dicho ndice.
Un dato que llama la atencin refiere a la
poblacin de 15 aos o ms con primaria
incompleta donde se observa para el departamento San Martn un ndice desfavorable, mientras que se torna favorable para
el caso de la poblacin de 15 aos o ms
con estudios universitarios completos.
Tambin merece un comentario especial lo
que acontece en el departamento San Gernimo respecto de la variable educacin;
al desagregarla en su dos componentes se
observa que es desfavorable en lo referente
a la poblacin de 15 aos o ms con primaria incompleta y ms desfavorable en
aquella poblacin de 15 aos o ms con
estudios universitarios completos.
En el rea sur, todos los departamentos
muestran con relacin a la poblacin de
15 aos o ms con primaria incompleta
un comportamiento favorable y ms favorable; mientras que se observan cambios
con respecto a la poblacin de 15 aos
o ms con estudios universitarios completos, destacndose para los departamentos
San Lorenzo y Constitucin, un comportamiento desfavorable de dicho indicador.
En lo referente a la variable Salud (Figura 4), y particularmente el indicador poblacin sin obra social y/o mutual, es el
rea norte la que continua registrando los
valores ms desfavorables a la que se suman los departamentos La Capital y San
Gernimo pertenecientes al rea centro de
la provincia (Figura 4).

60

El resto del territorio provincial evidencia una situacin entre favorable y ms favorable. Si se analiza lo que sucede con la
mortalidad infantil, se detecta un comportamiento ms diferencial desde el punto de
vista espacial; si bien en la gran mayora de
los departamentos del norte de Santa Fe se
observa que es ms desfavorable o desfavorable, se agregan San Gernimo (localizado
en el centro) y los departamentos del sur
provincial como General Lpez, San Lorenzo y Rosario. Por su parte, San Justo y Garay
presentan un comportamiento favorable.
Para finalizar, los mapas que muestran
la distribucin espacial de los indicadores poblacin sin retrete y poblacin en
hogares hacinados, correspondientes a
la variable vivienda (Figura 5), permiten
observar en cuanto al hacinamiento una
concentracin espacial en el norte-este de
la provincia, con valores ms desfavorables;
los ndices ms favorables se visualizan en
el centro (con excepcin de La Capital) y en
el sur del territorio santafesino; respecto de
esta ltima rea geogrfica cabe mencionar que los departamento Rosario y Villa
Constitucin registran un comportamiento diferente, con valores desfavorables. En
este sentido tanto La Capital como Rosario
constituyen los departamentos de mayor
poblacin en los cuales el dficit habitacional persiste como una de las mayores problemticas urbanas.
En cuanto a la poblacin sin existencia
de retrete, ste adquiere nuevamente los
niveles ms desfavorables y desfavorables
en el norte de la provincia; slo los departamentos San Gernimo y Rosario localizados en la zona centro y sur respectivamente, adquieren valores similares a los
del norte.

Calidad de vida y fragmentacin del territorio santafecino. Perodo 1991-2010

Figura 3. Variable Educacin


Primaria completa

Universitaria completa

Fuente: INDEC (2010)


Figura 4. Variable Salud
Sin obra social

Tasa mortalidad infantil

Fuente: INDEC (2010) y Ministerio de Salud de la Nacin

61

Nstor Javier Gmez, Laura Rita Tarabella y Guillermo Velzquez

Figura 5. Variable Vivienda


Hacinamiento

Sin retrete

Fuente: INDEC (2010)

Consideraciones finales
Se puede concluir que los ndices de calidad de vida registrados en los departamentos santafesinos a travs de 19 aos manifiestan escasos cambios. Sin embargo, hay
variantes que permiten ser ledas (o interpretadas) en clave de las coyunturas econmico-polticas que ha atravesado el pas.
No obstante, tambin hay factores locales
que inciden en el comportamiento de los
ndices de calidad de vida.
Los departamentos sureos, si bien son
en trminos generales los de mayor calidad
de vida, asimismo son los de un comportamiento ms estancado, incluso Constitucin registrara un retroceso; proceso
muy evidente en San Cristbal y 9 de Julio,
ambos en el norte provincial. En esta rea
tambin se han registrado avances, como
es el caso de General Obligado, y los de San
Javier y Garay (de los ms rezagados). Por

62

su parte, Belgrano y Las Colonias, en el sur


y el centro provincial, respectivamente, se
destacan por ser los departamentos con
mayor progreso en la calidad de vida de su
poblacin, y que presentan una estructura
econmica con fuerte integracin entre los
sectores primario (de alta tecnificacin) y
secundario.
Respecto de la incidencia de las variables en la determinacin del ICV, al menos
provisoriamente, por ejemplo en el Departamento Rosario son las variables educacin y salud las que inciden favorablemente
en la determinacin del ICV; mientras que
en San Lorenzo son las vinculadas a la salud y la poblacin de 15 aos o ms con
estudios universitarios completos, las que
contribuyen desfavorablemente en el ICV.
En el rea norte las tres variables (educacin, salud y vivienda), estaran aportando a que dicha rea presente una calidad
de vida ms desfavorable o desfavorable.

Calidad de vida y fragmentacin del territorio santafecino. Perodo 1991-2010

Bibliografa
Fernndez, V.; Tealdo, J. y Villalba, M. (2005).
Industria, Estado y Territorio en la Argentina
de los 90. Santa Fe: UNL Ediciones.
Ferrer, A. (2008). La economa argentina: desde
sus orgenes hasta principios del siglo XXI. Buenos Aires: Fondo de Cultura Econmica.
Gmez, N.; Tarabella, L.; Peretti, G. (2008).
Composicin de la poblacin y calidad
de vida en el municipio de Santa Fe. X
Jornadas Cuyanas de Geografa. Mendoza:
Univ. Nacional de Cuyo.
Gmez, N. (2011). La Geografa y el abordaje de
la fragmentacin urbana latinoamericana. Editorial Acadmica Espaola. Saarbruken.
Portes, A.; Roberts, B.; Grimson, A. (Eds.)
(2008). Ciudades latinoamericanas. Un anlisis comparativo en el umbral del nuevo siglo
(2da. ed). Buenos Aires: Prometeo.
Roccatagliata, J. A. (Coord.) (2008). Argentina. Una visin actual y prospectiva desde la
dimensin territorial. Buenos Aires: Emec.

Rofman, A. (2000). Desarrollo regional y exclusin social. Transformaciones y crisis en la


Argentina contempornea. Buenos Aires:
Amorrortu Editores.
Velzquez, G. (2001). Geografa, calidad de
vida y fragmentacin en la Argentina de los
noventa. Anlisis regional y departamental utilizando SIGs. Tandil, Provincia de
Buenos Aires: CIG. Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires.
Velzquez, G. (2008). Geografa y Bienestar.
Situacin local, regional y global de la Argentina luego del censo de 2001. Buenos Aires:
Eudeba.
Velzquez, G.; Gmez Lende, S. (2005). Desigualdad y calidad de vida en la Argentina
(1991-2001). Aportes empricos y metodolgicos. Tandil, Provincia de Buenos Aires:
CIG. Universidad Nacional del Centro
de la Provincia de Buenos Aires

63

Malvinas: cosmopolitismo, envejecimiento y


estancamiento demogrfico(*)
Gustavo Peretti y Mariano Varisco

Introducin
El archipilago de las Islas Malvinas presenta una superficie de 11.718 km2 y est
constituido por un centenar de islas donde,
por sus dimensiones, se destacan dos mayores: Malvina Occidental (o Gran Malvina)
y Malvina Oriental (o Soledad), separadas
por el estrecho de San Carlos. Constituye
una porcin de la plataforma submarina
argentina que sobresale sobre el ocano Atlntico a poco ms de 500 km de las costas
patagnicas. Las suaves lomadas de su relieve, solo interrumpida por alguna que otra
baja serrana, encierran la particularidad de
poseer grandes cantidades de rocas depositadas en los fondos de los valles, verdaderos
ros de piedras (Bandieri, 2005, p. 25).
El poblamiento de las islas Malvinas comenz en la dcada comprendida entre 1760
y 1770, cuando espaoles y franceses ocuparon la costa oriental de la isla Soledad y
los ingleses se instalaron perifricamente y de
manera temporaria en el puerto de la Cruzada (Egmont). La ocupacin del archipilago
fue troncndose poco a poco en poblamiento por la pausada adherencia del hombre a la
tierra, su aclimatacin y la explotacin de los
recursos naturales en procura de su autosuficiencia (Daus, 1955, p. 38).
El primer asentamiento francs denominado Port Saint-Louis fue fundado el 17
de febrero de 1764 por Bougainville en la
baha que segn D.Pernety (1770) llam

entonces Malouines. Tres aos despus,


luego de la retirada de Bourgainville ante
los reclamos hispanos, la incipiente colonia
pasa a denominarse durante la administracin espaola Nuestra Seora de la Soledad. Actualmente se denomina Port Louis.
En 1765, a pesar de que la colonia francesa tena ya ms de 150 personas y daba
seales de crecimiento y prosperidad, por
motivos financieros y que Espaa tema que
las Malvinas se convirtiesen en una base de
retaguardia para atacar su oro de Per, por
orden del rey Louis XV, Bougainville fue obligado a desmantelar su colonia y vender las
islas a los espaoles. Durante este perodo
de presencia francesa, los marineros britnicos trataron de establecerse en el puerto
de la Croisade en 1766, al que renombraron
como Port Egmont, ubicado en la isla Trinidad al noroeste de la isla Gran Malvina.
Tras la ocupacin britnica de 1833, el
gobernador teniente Richard Moody decidi trasladar la capital al casero de Port
Jackson, denominndola Port Stanley. El
cambio se realiz pues se consideraba que
la baha de Stanley tena una mayor profundidad de anclaje para los buques.
El asentamiento comenz a construirse
por los britnicos en 1843 y logra ser dos
aos despus capital administrativa. La
poblacin creci rpidamente cuando se
crearon unos astilleros y ms tarde se convirti en base para barcos balleneros y ca-

(*) El presente trabajo fue realizado en marco del proyecto de investigacin Redes sociales y migraciones. El rol de las redes sociales
en la constitucin de los flujos migratorios de poblacin no britnica, especialmente chilena y argentina hacia Malvinas, financiado
al Programa Malvinas en la Universidad de la Secretara de Asuntos Relativos a las Islas Malvinas, Georgias del Sur, Sndwich del
Sur y los Espacios Martimos Circundantes del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto de la Nacin y la Subsecretara de Gestin
y Coordinacin de Polticas Universitarias del Ministerio de Educacin de la Nacin.

65

Gustavo Peretti y Mariano Varisco

zadores de focas en el Atlntico Sur.


En 1849, treinta familias de pensionados de Chelsea (del Royal Hospital Chelsea) ubicadas en las afueras de Londres
se asentaron all con el fin de ayudar a
la defensa de las islas y al desarrollo del
nuevo asentamiento. ste se desarroll
rpidamente como un puerto de aguas
profundas, especializado en la reparacin
de buques. Antes de la construccin del
Canal de Panam, la localidad era el mayor lugar de reparacin para los barcos
que transitaban por el estrecho de Magallanes, ayudando a impulsar la economa
de las islas. Ms adelante se convertira en
centro para la caza de ballenas en el Atlntico Sur y la Antrtida.
Desde la instalacin de la Colonia de Soledad, la colonizacin se extendi progresivamente por el archipilago. Los puestos
se diseminaron de manera vasta en la Isla
Soledad, as como el ganado se multiplic
en forma asombrosa. El ganado lanar fue
introducido en las islas a partir de 1847 y
llega su mximo unas 800.000 cabezas- a
fines del siglo anterior. El sistema fundiario se basa en la existencia de unos pocos
latifundios, en el que adquiere predominio
la empresa Falkland Islands Company
(Daus, 1955, p. 43). Histricamente, esta
empresa, constituida en 1851, ha manejado
tanto la economa como la vida poltica de
las islas, concentrando el comercio, el trfico y la explotacin ovina. Tiene el control
del 46% de la tierra, pero por encima de esto
tiene un verdadero monopolio en el comercio de las Islas. De las 29 estancias slo 4

no comercializan su produccin a travs de


esta compaa. Vende adems a las estancias la mayor parte de las provisiones que
llegan al archipilago (Crosby, 1982, p 54).

Desarrollo
El lento crecimiento poblacional
La poblacin total del archipilago de
las Islas Malvinas arroja para el Censo 2012
la exigua cifra de 2.840 habitantes. A partir
del primer recuento estadstico poblacional
realizado en el ao 1851, se pueden establecen cuatro perodos con ritmo diferencial
de crecimiento de la poblacin. Durante
las dos primeras dcadas -1851 a 1871-, se
registra el mayor dinamismo con una tasa
anual de crecimiento demogrfico cercana
al 5%. Las tres dcadas siguientes de 1871 a
1901-, si bien se produce una disminucin,
las tasas continan siendo elevadas -2,9%. Los ochenta y cinco aos siguientes de
1901 a 1986- se produce un estancamiento
demogrfico, ya que en 1986 se registra la
misma cantidad de habitantes que resida
en las Islas en 1901. Como ocurri con gran
parte de los jvenes entre los aos 40 y 60
del siglo pasado hubo una gran emigracin
del archipilago, ya que muchos isleos se
ofrecieron para luchar con las fuerzas britnicas durante la segunda guerra mundial
(Niebieskikwiat, 2014, p 40-41).
En el ltimo perodo -1986 a 2012acontece un nuevo incremento poblacional, aunque a un ritmo bajo -1.4% anual-,
pasando de 2.091 a 2.840 habitantes
(Cuadros 1 y 2).

Cuadro 1. Islas Malvinas. Evolucin de la poblacin. Perodo 1851 a 2012

66

Ao

Cantidad de habitantes

Ao

Cantidad de habitantes

1851

287

1953

2230

1861

541

1962

2172

1871

811

1972

1957

1881

1510

1980

1813

1891

1789

1986

2091

Malvinas: cosmopolitismo, envejecimiento y estancamiento demogrfico

1901

2043

1991

1916

1911

2272

1996

2564

1921

2094

2001

2913

1931

2392

2006

2955

1946

2239

2012

2840

Fuente: Censos de Poblacin de 1851 a 2012. Falkland Islands Government


Cuadro 2. Islas Malvinas. Evolucin de la poblacin. Perodo 1851 a 2012
Perodo

Ritmo de crecimiento poblacional anual (%)

1851 a 1871

4,8

1871 a 1901

2,9

1901 a 1986

0,0

1991 a 2012

1,4

Fuente: Censo de Poblacin de 1851 a 2012. Falkland Islands Government

La desigual distribucin de la poblacin


La poblacin del archipilago de las islas
Malvinas se concentra para el ao 2012 en
un 91,2 % en una sola isla Soledad- y al interior de sta en un 75% en la nica localidad, denominada Puerto Stanley. Un 12,6%
se ubica en la Base Area Mount Pleasant
(en adelante MPA). Al comparar los patrones de distribucin poblacional de 1991 y
2012, se puede constatar que se produjo
un proceso de concentracin en la Isla Soledad. La Isla Gran Malvina, en la cual en
1991 residan 197 habitantes, alberga en
2012 solo 125, disminuyendo para dicho
lapso su representatividad sobre la pobla-

cin total de 9,4% a 4,4%. La exigua cantidad de 21 personas habitan en 2012 de


manera dispersa otras islas menores (Cuadro 3). Existen adems cinco asentamientos de poblacin concentrada de muy escasa magnitud; a saber: Goose Green (40
habitantes), Fox Bay (22 habitantes), Puerto Howard (22 habitantes), North Arm (20
habitantes), y Hill Cove (16 habitantes). Se
trata de muy pequeos asentamientos con
un reducido nmero de viviendas. Estos
seis asentamientos de poblacin concentrada se reparten de manera equitativa en
las dos islas mayores Soledad y Gran Malvina- con una ubicacin costera (Figura 1)

Cuadro 3. Islas Malvinas. Distribucin de la poblacin, aos 1991 y 2012


1991
CantidadHabitantes

2012
CantidadHabitantes

Isla Soledad

1828

87,4

2564

91,2

Puerto Stanley

1582

75,7

2108

75,0

MPA

354

12,6

Resto de la Isla

246

11,8

202

7,2

Isla Gran Malvina

197

9,4

125

4,4

Islas Menores

65

3,1

21

0,7

2090

100,0

2810

100,0

Fuente: Censo de Poblacin 2012. Falkland Islands Government


67

Gustavo Peretti y Mariano Varisco

Figura 1. Islas Malvinas. Localizacin de asentamientos de poblacin concentrada

Fuente: elaboracin personal. Adaptacin de cartografa


del Instituto Geogrfico Nacional

La poblacin dispersa se localiza mayormente en los cascos de estancia, ubicados


casi en exclusividad frente al mar debido a
que el transporte de la lana se debe realizar
por va martima, pues no existen caminos
interiores. Varios puestos para los pastores
se encuentran diseminados por el campo
(Crosby, 1982, p. 26). Cabe destacar que
el proceso demogrfico de las Malvinas es
muy particular. Las migraciones revisten un
rol destacado, de modo que poco influyen
la natalidad y la mortalidad en dicho proceso. Se trata de una poblacin donde cobran
importancia los desplazamientos entre las
Islas y Gran Bretaa (Carlevari, 2007, p 66).
Envejecimiento y cosmopolitismo de la poblacin
La composicin de la poblacin de archipilago de Malvinas presenta las caractersticas de una poblacin regresiva ya que
los segmentos etarios correspondientes a la
base son angostos con un ensanchamiento
en la cima. Por otra parte, se produce entre
los 40 y 50 aos una diferencia numrica a
favor de los varones. Si comparamos las pi68

rmide poblacional del 2012 con respecto


a la del 1991 se observa que la poblacin
durante dicho lapso evidenci un claro proceso de envejecimiento, el cual se puede atribuir tanto a una reduccin de la fecundidad
como a un aumento en la esperanza de vida.
Estos dos procesos impactan en la estructura poblacional produciendo una merma de
los jvenes de 0 a 15 aos- ya que pasan de
representar el 20,1 % en 1991 a solo el 16,2
% en el 2012; por otra parte, la poblacin
de ms de 65 aos incrementa su participacin en dichos momentos de 9 % a 10,7 %.
Tambin se constata un incremento del ndice de envejecimiento: de 44,7 a 66[1].
El anlisis demogrfico realizado para el
archipilago en su totalidad muestra algunas particularidades segn se trate de las
diferentes unidades espaciales que lo integran. En este sentido, la pirmide de Puerto Stanley presenta caractersticas similares
[1] Indice de envejecimiento se utiliz la siguiente frmula:
Adultos mayores (65 aos y +) . 100
Poblacin grupo etreo 0-14

Malvinas: cosmopolitismo, envejecimiento y estancamiento demogrfico

a la que se corresponde con la poblacin


total, aunque se observa un mayor ensanchamiento de la cima, el que se traduce en
la participacin del 12 % de quienes tienen
ms de 65 aos para el 2012. En trmino
de proceso, si bien se manifiesta tambin un
envejecimiento, el mismo se explica mayormente solo por el incremento en la esperanza de vida, ya que la participacin de jvenes
es casi similar en 1991 como en el 2012, lo
que se plasma en un ndice de envejecimiento con similares valores para los aos 1991
y 2012, 54,9 y 62,5 respectivamente.
En cuanto a las pirmides que se corresponden con la poblacin rural Gran Malvina, Soledad exceptuando Puerto Stanley
y MPA- presenta caractersticas de marcada

irregularidad, que se explica en gran parte por


la casa cantidad de habitantes. De la comparacin de la composicin entre 1991 y 2012
se evidencia que se produce un pronunciado
envejecimiento al pasar la representacin de
los adultos mayores en Gran Malvina del 2,5%
al 15,2% respectivamente y el ndice de envejecimiento del 11, 2 a 95. Un comportamiento
similar se manifiesta en la poblacin rural de
la Isla Soledad. Este marcado incremento se
explicara por la combinacin del aumento de
la esperanza de vida con el xodo de poblacin joven. La composicin de la poblacin
de MPA, debido a su caracterstica de asentamiento militar su poblacin es mayoritariamente masculina de edades adultas (Cuadros
4 y 5 y Figura 2).

Cuadro 4. Islas Malvinas. Representatividad (%) de cada gran grupo etario


sobre la poblacin total. Aos 1991 y 2012
1991

rea

2012

0-15

15-65

65 y +

0-15

15-65

65 y +

Poblacin total

20,1

70,9

9,0

16,2

72,1

10,7

Isla Soledad (excepto


Pto. Stanley y MPA)

22,0

74,4

3,7

15,3

73,3

11,4

Puerto Stanley

19,5

69,8

10,7

19,2

68,9

12,0

Isla Gran Malvina

22,3

75,1

2,5

16,0

68,8

15,2

MPA

2,8

96,3

0,8

Islas menores

21,5

72,3

6,2

81,0

19,0

Fuente: Censo de Poblacin 2012. Falkland Islands Government


Cuadro 5. Islas Malvinas. ndice de envejecimiento
1991

2012

Poblacin total

44,7

66,0

Isla Soledad (excepto Pto. Stanley y MPA)

16,8

74,5

Puerto Stanley

54,9

62,5

Isla Gran Malvina

11,2

95,0

28,6

28,8

MPA
Islas menores

Fuente: Censo de Poblacin 2012. Falkland Islands Government

69

Gustavo Peretti y Mariano Varisco

Figura 2. Islas Malvinas. Pirmide de poblacin 1991 y 2012


Total 1991

Total 2012

Puerto Stanley 1991

Puerto Stanley 2012

Isla Soledad (Excepto Puerto Stanley y MPA) 1991

Isla Solead (Excepto Puerto Stanley y MPA) 2012

70

Malvinas: cosmopolitismo, envejecimiento y estancamiento demogrfico

Gran Malvina 1991

Gran Malvina 2012

Fuente: elaboracin personal sobre la base de datos del Censo de Poblacin 2012
Falkland Islands Government

Isleos y cosmopolitas
Segn los datos arrojados por el Censo
de Poblacin del ao 2012, la poblacin
de Malvinas muestra una mixtura de varias
nacionalidades. Menos de la mitad -47,1%nacieron en Malvinas. Quienes lo hicieron
en Gran Bretaa representan el 28,1%, en la
Isla Santa Helena el 10,4%, en Chile el 6,4%
y el restante 8% en ms de 50 pases[2] .
El mismo relevamiento censal, pone en evidencia que un 59% de los residentes se reconocen como isleos de las Falklands,
ms all de su lugar de nacimiento. Un 70%

de los habitantes de Malvinas tiene el denominado estatus de isleos de las Islas


Falkland, el que le otorga derechos y les
impone obligaciones cvicas como al resto
de los locales puros [3] .
Al comparar la cantidad de habitantes que residen en las Islas en 1986 con
2012, se puede afirmar que se produce un
incremento en valores absolutos de casi
1000 personas, de las cuales slo 76 se
corresponden con aquellas que nacieron
en las mismas Islas y 333 en el Reino Unido (Cuadro 6).

[2]
Se destaca para el ao 2012 la presencia de: 38 argentinos/as, 22 filipinos/as, 16 alemanes/as, 12 neozelandeses/as, 13
rusos/as, 7 uruguayos/as, 7 peruanos/as, 7 australianos/as y 7
norteamoricanos/as.

[3]
La constitucin de 2009 estableci que no slo basta con
nacer en Malvinas para tener el estatus de isleos de las Islas
Falkland, sino que hace falta alguna lnea para hacerlo y ahora
se debaten mayores controles.

Cuadro 6. Islas Malvinas. Lugar de nacimiento de la poblacin. Perodo 1986/2012


1986

1991

1996

2001

2006

2012

Hab.

Hab.

Hab.

Hab.

Hab.

Hab.

Islas Malvinas

1263

67,0

1268

58,1

1267

59,7

1325

54,2

1339

53,2

1339

47,1

Reino Unido

465

24,7

664

30,4

640

30,1

704

28,8

650

25,8

798

28,1

Santa Helena

0,1

31

1,4

32

1,5

133

5,4

153

6,1

295

10,4

Chile

36

1,9

43

2,0

42

2,0

65

2,7

131

5,2

181

6,4

Otros

120

6,4

176

8,1

143

6,7

218

8,9

244

9,7

227

8,0

Total

1885

100

2182

100

2124

100

2445

100

2517

100

2840

100

Fuente: Elaboracin personal sobre la base de datos de Censos de Poblacin.


Falkland Islands Government
71

Gustavo Peretti y Mariano Varisco

Por lo tanto, en este aspecto merece destacarse que el incremento poblacional registrado durante el lapso considerado -1986 y
2012- se atribuye en mayor medida a la llegada de personas de Chile, de la Isla de Santa
Helena y de otros pases del mundo. Santa
Helena sirvi como lugar para reclutar mano
de obra barata para servicios y mantenimiento de la base militar de Mount Pleasant que
se inaugur en 1985. Por mucho tiempo trabajaron all recluidos; otros llegaron a Puerto
Stanley para desempearse como empleados
domsticos y obreros, y se fueron integrando
a la vida cotidiana, hasta que la concesin de
la ciudadana britnica a los territorios de ultramar por parte del Reino Unido fren una
migracin que nunca se dio en forma de grandes olas. La mejora de las condiciones de vida
en su pas y la posibilidad de emigrar a Gran
Bretaa los alej de Malvinas. En cuanto a la
poblacin chilena, la misma realiza diversos
trabajos en las islas. Hay profesores/as, meseros/as, ingenieros/as y administradores/as de
restaurantes. (Niebieskikwiat, 2014, p. 168).

Conclusiones
El archipilago de las Islas Malvinas
presenta como particularidades demogrficas destacadas: a) su escasa magnitud
y concentracin poblacional en una sola
localidad, b) la presencia de unos pocos
asentamientos de poblacin concentrada de muy reducida poblacin menos de
50 habitantes cada uno- ubicados frente
al mar, c) la elevada participacin de los
adultos mayores, d) la destacada representatividad de la poblacin no nacida en
Malvinas y la numerosa cantidad de pases
de donde proviene la poblacin no nativa,
e) la identificacin como isleos de la
mayor parte los habitantes. Por otra parte,
se puede constatar que la poblacin est
transitando una etapa de envejecimiento
acelerado, sobre todo de quienes habitan
en los mbitos rurales, por lo que se podra prever, en caso de mermar la afluencia
migratoria, una disminucin en el ritmo de
crecimiento demogrfico.

Bibliografa
Bandieri, S. (2005). Historia de la Patagonia.
Buenos Aires: Editorial Sudamericana.
Carlevari, I. (2007). La Argentina. Geografa
econmica y humana (14 ed.). Buenos Aires: Editorial Alfaomega. Ministerio de
Educacin de la Nacin.
Crosby, R. (1982). El reto de las Malvinas.

72

Buenos Aires: Coleccin Poltica e Historia. Editorial Plus Ultra.


Daus, F. (1955). Resea geogrfica de las Islas
Malvinas. Buenos Aires: Imprenta de la
Universidad. Universidad de Buenos Aires.
Niebieskikwiat, N. (2014). Kelpers. Ni ingleses ni
argentinos. Buenos Aires: Sudamericana.

Poblamiento y escolaridad en el Delta del ro Paran,


en la provincia de Entre Ros. Ao 2014
Griselda Carel, Mariano Varisco y Dafne Caplan

Introduccin
La Cuenca del Delta del Paran, se desarrolla sobre la margen suroeste de la provincia de Entre Ros, la nororiental de Buenos
Aires y una porcin relativamente pequea
del este de Santa Fe. La mayor parte, un
80% de su superficie, se encuentra en la
provincia de Entre Ros, Buenos Aires tiene
el 15% y la provincia de Santa Fe un 5%.
El rea de estudio corresponde a la
provincia de Entre Ros, donde el Delta
comprende parte de los departamentos
de Diamante, Victoria, Gualeguay, Gualeguaych e Islas del Ibicuy. El rea estudiada, coincidente con los radios censales del
Censo Nacional de Poblacin 2010, es de
1.817.975 hectreas.
El Delta del Paran es una tpica forma de agradacin progradante originada
en un neto ambiente fluvial por el aporte
sedimentario del ro Paran. Sus depsitos representan el cambio ambiental de
esturico a fluvial en el ro de la Plata y
se encuentran entre los 2 m y el nivel del
mar actual. Consiste en un conjunto de islas y una compleja red de cursos fluviales
que, en algunos sectores, varan de posicin por erosin y depsito (Carel et al.,
2014). El Delta puede definirse como un
vasto macrosistema de humedales donde influyen las caractersticas propias del
paisaje. El curso principal del ro Paran se encuentra excavado en sedimentos
pre-holocenos y holocenos con profundidades de ms de 20 m (Cavallotto et
al., 2005). En su tramo final corre dentro
de una llanura aluvial con un caudal de
16.000 m3/seg que puede llegar a 60.000

m3/seg en las crecidas extraordinarias y


forma un amplio delta que comienza a la
altura de la localidad de Diamante en Entre Ros y finaliza en el ro de la Plata.
El Delta del Paran est considerado
como un macrosistema de humedales debido a su extensin e importancia, ya que
es uno de los ecosistemas ms productivos
del planeta. La Convencin sobre Humedales (Ramsar, 1971) define a un humedal
como las extensiones de marismas, pantanos y turberas o superficies cubiertas de
agua, sean stas de rgimen natural o artificial, permanentes o temporarias, estancadas o corrientes, dulces, salobres o saladas, incluyendo las extensiones de aguas
marinas cuya profundidad en marea baja
no exceda los seis metros.
El Delta del Paran es una regin heterognea con una gran diversidad de recursos y en consecuencia, con una gran
variedad de actividades productivas que
dependen principalmente de los servicios
ambientales de los humedales.
Las crecidas del ro Paran (a partir del
Paran Medio) corresponden a los eventos
denominados de tipo lentas; se manifiestan en un lapso que permite advertir a la poblacin. Se asocian al binomio crecida-estiaje, donde el elemento comn a ambas
es la precipitacin que, con sus excesos y
dficit en un territorio determinado, genera daos y deterioros en el paisaje cultural,
aunque constituyen episodios naturales del
funcionamiento, estructura y dinmica del
sistema natural (Fritschy, 2012).
Estas caractersticas tan ligadas al agua
determinan el proceso social que
73

Griselda Carel, Mariano Varisco y Dafne Caplan


se ha constituido siempre alrededor de
ciertas variables fundamentales: ambiente
natural conformado por interacciones permanentes entre un medio terrestre y uno
acutico; proximidad al centro urbano de
Buenos Aires; origen predominantemente
europeo de la poblacin moderna; carcter
marginal de sus tierras en cuanto a su cotizacin en el mercado y a su proceso de ocupacin, pero de una alta productividad aunque con fuertes limitaciones ambientales; y,
una produccin directamente vinculada a la
explotacin de recursos naturales o actividades agropecuarias implantadas en base tanto a las condiciones del mercado como a la
oferta ecosistmica. La formacin social del
presente constituye el resultado de la articulacin de estas variables a lo largo del tiempo
(G. Galafassi, 2004).

Este ambiente fluvial y en cierta forma


inhspito, sometido peridicamente a
inundaciones, implican un sistema de vida
particular, ligada fundamentalmente a las
actividades de pesca o rurales, con un marcado despoblamiento. Tal es as que localmente, la denominacin de isleos se da
nicamente a la poblacin que tienen su
lugar de residencia permanente en las islas
y de ribereos aquellos que lo hacen en
tierra firme.
Los isleos se establecen en los albardones de las islas, cercanos a los principales cursos de agua y sus actividades
econmicas son la pesca, caza, apicultura y ganadera. Tanto los isleos como
los ribereos viven en su mayora, en
condiciones muy precarias.
Todo esto incide en la escolarizacin de
los nios y jvenes, no solo por la dificultad de implementar centros educativos,
sino tambin por la el acceso geogrfico
dado por la ausencia de caminos y/o medios fluviales de traslado.
El objetivo de este trabajo fue analizar la
situacin geogrfica de los nios y jvenes
en edad escolar respecto a la oferta educativa en el Delta entrerriano en el ao 2014.

74

Materiales y mtodos
Se trabaj con la base de datos Redatam del Censo Nacional de Poblacin, Hogares y Viviendas 2010 (CPN 2010) a nivel
de Radio que es la unidad censal ms pequea (INDEC).
El rea de estudio, 1.817.975 ha, la
componen 127 radios, de los cuales 23
son insulares ocupando una superficie de
851.504,15 ha.
La capa vectorial correspondiente a las
escuelas fue obtenida del Mapa Educativo
del Ministerio de Educacin de la Nacin y
actualizada con trabajo de campo en 2010.
Los datos atributivos de las escuelas del
rea de estudio, as como la escolaridad del
2014 se obtuvieron del sitio web del Consejo General de Educacin de Entre Ros.
Para considerar la dimensin espacial de
los procesos demogrficos y de escolaridad
en el Delta es necesario situarlos y analizarlos relacionadamente. El anlisis espacial
implica la configuracin de las unidades de
observacin, en nuestro caso, la de poblacin y las escuelas. Asimismo y al decir de
Buzai (2015),
ste constituye una serie de tcnicas matemticas y estadsticas aplicadas a los datos distribuidos sobre el espacio geogrfico.
Cuando se lo enfoca desde la tecnologa SIG
se lo considera su ncleo ya que es el que
posibilita trabajar con las relaciones espaciales de las entidades contenidas en cada capa
temtica de la base de datos geogrficos.

Los datos fueron sistematizados y llevados al territorio en el Sistema de Informacin Geogrfica (SIG) que el Proyecto
de investigacin[1] en que se enmarca este
trabajo tiene sobre el rea de estudio. Se
considera al SIG como una herramienta
que permite una integracin organizada
[1] PICT-O 211 Y PID-UNER 2157 Diagnstico ambiental, social
y productivo del Delta del Ro Paran Dir. Eduardo Luis Daz.

Poblamiento y escolaridad en el Delta del ro Paran, en la provincia de Entre Ros. Ao 2014

de hardware, software y datos geogrficos


diseada para capturar, almacenar, manipular, analizar y desplegar en todas sus
formas la informacin geogrficamente referenciada con el fin de resolver problemas
complejos de planificacin y de gestin
(Langle, R. 2013). Se us el programa especfico ArcGis 10 (ESRI, 2010) y cartogrficamente se utiliz la Proyeccin de
Gauss-Krger en Faja 5, Sistema de Referencia Global WGS84.

Resultados

habitantes segn los datos del CNP 2010.


La mayor parte de los mismos presentan un
patrn de distribucin rural, siendo un 59%
dispersos y un 23% agrupada, es decir que
se asientan en localidades que no superan
los 2.000 habitantes. Solo el 18 % se localiza en rea urbana, concentrada solo en la
localidad de Ibicuy[2]. En cuanto a la poblacin rural agrupada, la misma se ubica en
seis localidades de las cuales dos superan
los mil habitantes Villa Paranacito, Ceibasy el resto presenta entre trescientos y ochocientos como se observa en la Figura 2.

El rea de estudio se corresponde con


los 127 Radios censales utilizados en el
CNP 2010, y contiene 7 localidades pequeas y los suburbios ribereos del sur de
Diamante (Figura 1).
El rea considerada en este trabajo del
Delta del Paran arroja la cifra de 25.471

[2] Al considerar la distribucin de la poblacin segn tipo de


asentamiento, se toma el criterio cuantitativo del INDEC que
atribuye el carcter de urbano a los asentamientos de poblacin
concentrada que superan los 2.000 habitantes. En este sentido
toda poblacin que habita en asentamientos que sobrepasen dicho umbral poblacional, es considerada como rural. Por otra
parte, el universo de lo rural, se diferencia en: rural agrupado
y en rural.

Figura 1. Ubicacin del rea de estudio, poblamiento y radios censales CNP 2010

Fuente: elaboracin personal

75

Griselda Carel, Mariano Varisco y Dafne Caplan

Figura 2. Distribucin de la poblacin del Delta segn


tipo de asentamiento (%) y asentamientos

Fuente: elaboracin personal sobre la base del CNP 2010

A los efectos de analizar las principales


caractersticas de la composicin de la poblacin del Delta se construyeron pirmides
poblacionales. De la observacin de las mismas se puede constatar que se estara en la
presencia, para los habitantes del Delta en
su totalidad, de una pirmide de tipo estacionaria o estable, en la cual se registra un
descenso de la fecundidad durante los ltimos 10 aos aproximadamente. Por otra
parte, la poblacin rural agrupada presenta una estructura demogrfica progresiva,
mostrando rasgos de irregularidad en el diseo de los segmentos etarios, con entradas
y salientes pronunciadas, en las localidades
rurales de menor magnitud poblacional.
Un aspecto que resulta interesante analizar esta relacionado con el posible proceso de envejecimiento que estara atravesando el Delta del Paran en consonancia
con lo que acontece a la poblacin de la
provincia de Entre Ros (Peretti, G.; Varisco, M. 2013). En este sentido, las Naciones

Unidas (1956) denominan envejecimiento


demogrfico al proceso de cambio en la
composicin estructural de una poblacin
por el cual el peso relativo del grupo etario con edades que supera los 65 aos presenta una proporcin superior al 7% de la
poblacin total en detrimento de los otros
grupos. El anlisis de la distribucin proporcional segn grandes grupos de edades
como indicador del carcter de juventud,
madurez o vejez de una poblacin, presenta
el inconveniente de los criterios para la fijacin de umbrales especficos y, a su vez, la
adaptacin de los mismos a las cambiantes
condiciones histricas y estructurales propias de cada poblacin. En este sentido,
otros planteos han postulado criterios alternativos al de Naciones Unidas: Shryock
(1976) considera que una poblacin es joven cuando el grupo que supera los 65 aos
no alcanza el 5% de la poblacin total, madura si se ubica entre el 5 y el 10%, y anciana si supera este ltimo umbral (Tabla 1).

Tabla 1. Poblacin por tipo de asentamiento, grandes grupos de edades y sexo

Urbana
Rural Agrupada
Rural Dispersa

0-14
Varones Mujeres
15,5
15,5
17,1
15,1
13,9
12,2

15-64
Total Varones Mujeres
31
30,1
30,8
32,2
30,2
30,7
26,1
34,7
28,8

Total
61
61
63,4

65 y ms
Varones Mujeres
3,5
4,4
3,2
3,5
5,2
5,1

Fuente: elaboracin personal sobre la base de datos del CNP 2010


76

Total
7,9
6,7
10,4

Poblamiento y escolaridad en el Delta del ro Paran, en la provincia de Entre Ros. Ao 2014

Con el criterio utilizado por las Naciones Unidas, la poblacin urbana y la rural
dispersa se podra considerar como envejecidas, no as la rural agrupada ya que no
alcanza el umbral mnimo del 7% de representatividad de los adultos mayores en la
poblacin total. Cabe destacar que an tomando el criterio establecido por Shryock,
la poblacin del Delta entrerriano tambin
se ubicara en una situacin de envejecimiento (Figuras 3 y 4).
Sabiendo que en la regin Delta entrerriano, la densidad poblacional es de 1,4
habitantes por km2 y que el 9,9% de la poblacin total no sabe leer ni escribir, es necesario conocer y analizar espacialmente la
demanda (nios en edad escolar) y la oferta del sistema educativo pblico (escuelas
y niveles) Figura 5.
La cantidad de nios en edad escolar
-rango considerado de 0 a 14 aos- es de
7.335[3]. De los datos del 2014, se contabilizaron 6.241 alumnos que asistieron a las
94 escuelas pblicas provinciales existentes
en el rea estudiada. Haciendo una seleccin por localizacin entre las escuelas y el
[3] Se tom el rango de 0-14 aos del CNP 2010 por considerar
que quedara bien representada la escolaridad en el 2014.

rea de estudio, considerando una distancia de 500 metros desde el lmite, se incorporan 17 escuelas. Los 500 metros surgen
de considerar que para los habitantes ribereos es una distancia factible de recorrer
por nios en edad escolar.
Dentro del rea censal se localizan 32
agrupamientos poblacionales entre parajes, caseros, estacin de ferrocarril, entre
otros, de los cuales 21 poseen establecimientos educativos del sistema pblico
provincial, con una cantidad de alumnos
de 4.601 en el 2014. Como se observa en
la Tabla 2 se detalla la cantidad de escuelas
y alumnos por localidad y tipo de poblamiento.
De las 94 escuelas pblicas, 16 son insulares, con una asistencia en el 2014 de 182
alumnos. De stos, 47 alumnos asisten en
la nica escuela Primaria-Inicial; 26 alumnos en las cuatro escuelas Primarias-Medias y 109 alumnos en las nueve escuelas
Primarias-Inicial y Media, no se tiene el
dato discriminado por niveles de asistencia
escolar. Se destaca la existencia de 4 escuelas insulares que en el 2014 no tuvieron
alumnos, a pesar de registrar en sus radios
censales, una poblacin de 103 nios en
edad escolar.

Figura 3. Pirmides de poblacin del Delta entrerriano segn tipos de asentamientos


Poblacin Total

Poblacin Urbana

77

Griselda Carel, Mariano Varisco y Dafne Caplan

Poblacin Rural Agrupada

Poblacin Rural Dispersa

Fuente: elaboracin personal sobre la base de datos del CPN 2010


Figura 4. Pirmides de poblacin de las localidades rurales del Delta entrerriano
Puerto Las Cuevas

Puerto Ruz

Enrique Carb

Ceibas

Villa Paranacito

Mdanos

Fuente: elaboracin personal sobre la base de datos del CNP 2010


78

Poblamiento y escolaridad en el Delta del ro Paran, en la provincia de Entre Ros. Ao 2014

Figura 5. Densidad de poblacin y ubicacin de escuelas pblicas

Fuente: elaboracin personal


Tabla 2. Escolaridad 2014 en asentamientos poblados
Localidad

Tipo

Cantidad de
Escuelas

Cantidad
de Alumnos

Localidad

Tipo

Canti- Cantidad
dad de de AlumEscuelas
nos

Las Cuevas

Casero

27

Ceibas

Casero

788

Rincon del
Doll

Paraje

272

Mazaruca

Casero

33

Victoria

Est. de
Ferrocarril

103

Ibicuy

Est. de Ferrocarril

377

Paraje Tacuara Paraje

79

Ibicuy

Localidad

746

Punta del
Monte

Paraje

30

Ldor. Gral
San Martin

Casero

25

Puerto Ruz

Casero

757

El Empalme Paraje

74

Enrique Carbo Localidad

240

Paraje

Dos Hermanas Casero

22

Paraje

55

Perdices

Casero

12

Localidad

1.024

Mdanos

Localidad

244

Paraje

22

43

35

4.978

Haras el ChanCasero
guito

Arroyo
Hondo
Arroyo
Martinez
Villa Paranacito
Cbo 1ro
Virtuani
Total

Fuente: elaboracin personal sobre la base de datos CGE

79

Griselda Carel, Mariano Varisco y Dafne Caplan

Conclusiones
El espacio geogrfico estudiado tiene
caractersticas nicas que le dan su impronta a la forma de vida de los habitantes
del Delta del Paran.
El anlisis espacial de los datos sistematizados informticamente, permitieron
visualizar rpidamente la problemtica escolar de la regin Delta en Entre Ros. En
sta, dnde la poblacin tiende a asentarse en grupos conformando asentamientos
de distintas categoras segn el nmero de
habitantes que lo conforme, que presenta
una bajsima densidad poblacional y que
adems cuenta con aproximadamente un
10% de analfabetismo, la mayora de las
escuelas se encuentran en estos agrupamientos. A pesar de que de los 32 asenta-

mientos, en once no existen escuelas, all se


concentra el 71% de la asistencia escolar.
Segn el CNP 2010, de los nios en edad
escolar, solamente el 85% asisti a las escuelas pblicas del rea y a las escuelas insulares el 56% de la poblacin escolar de
los radios correspondientes. Cabe preguntarse entonces, si no es necesario un seguimiento ms individualizado y continuo que
tienda a favorecer la accesibilidad del sistema educativo en el Delta.
La importancia de contar con los datos
brindados por el INDEC a nivel de Radio
Censal, permiten la realizacin de anlisis espaciales efectivos as como arribar a
diagnsticos y evaluaciones de la situacin
de la poblacin en estudio, y en nuestro
caso la situacin escolar en el Delta del ro
Paran, provincia de Entre Ros.

Bibliografa
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investigacin cientfica basada en geotecnologas. En M. Funzalida, G. Buzai,
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Poblamiento y escolaridad en el Delta del ro Paran, en la provincia de Entre Ros. Ao 2014

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81

Aproximacin al estudio de la calidad de vida de nios y


nias en localidades del interior de la provincia de Buenos
Aires (Mar del Plata, Tandil, Balcarce y San Cayetano) y
del Conurbano Bonaerense (Lomas de Zamora, Banfield y
Ramos Meja), 2014-2015
Claudia Mikkelsen y Graciela Tonon

Introduccin
El objetivo del presente trabajo consiste
en producir conocimiento sobre la calidad
de vida de los nios/as a partir de la aplicacin de un instrumento de medicin internacional relevado en un conjunto de reas
testigo de la provincia de Buenos Aires,
Argentina, para ello es que en esta oportunidad, presentaremos los lineamientos
generales del proyecto como as tambin
un conjunto de resultados preliminares vinculados con los facilitadores y obstaculizadores presentes en el desarrollo del mismo.
Partiendo de esta consideracin, se debe
sealar que la labor de investigacin sobre
calidad de vida se complejiza cuando a su
estudio multidimensional y multidisciplinar
agregamos una delimitacin etaria. Es decir, la indagacin respecto de la valorizacin
que los nios y nias de 8 y 10 aos poseen
respecto de su calidad de vida. En tal sentido construir conocimiento sobre la calidad
de vida de los nios se transforma en la posibilidad de fijar la mirada sobre un recorte
etario con caractersticas particulares y por
tanto visiones especiales respecto de las dimensiones y variables contempladas en los
estudios sobre el bienestar infantil. Reflexionando especialmente en torno a los nios
como minora portadora de derechos, tal
como queda establecido en la declaracin
universal de derechos del nio (1989).
El proyecto marco que sostiene la investigacin desarrollada desde mayo de 2014
y hasta la actualidad con el auspicio de la

Childrens Worlds (http://www.isciweb.


org), propone aplicar la Encuesta Internacional sobre Bienestar Infantil (ISCWeB), la
cual persigue recolectar informacin sobre
calidad de vida de los nios/as. Hasta el
momento ya se ha relevado informacin en
Argelia, Brasil, Canad, Chile, Inglaterra,
Israel, Nepal, Rumania, Ruanda, Sudfrica, Corea del Sur, Espaa, Uganda y Estados Unidos, encuestando cerca de 34.500
nios y nias.
La encuesta procura relevar datos fiables y representativos sobre la vida de los
nios, sus actividades cotidianas, el uso del
tiempo, la valorizacin y la evaluacin de su
calidad de vida. El propsito que persigue
Childrens Worlds consiste en contribuir
desde el conocimiento a mejorar el bienestar de los nios en las comunidades en las
que viven, como as tambin difundir informacin entre los tomadores de decisiones,
profesionales y la sociedad en su conjunto.

Calidad de vida
Desde la Geografa, el abordaje de la
calidad de vida no es nuevo ni actual, aunque mantiene un fuerte inters, dado que
su estudio implica considerar los vnculos
existentes entre la sociedad y el territorio.
Tal como seala Abalern (1998)
...la calidad de vida en el territorio es el grado de excelencia que una sociedad dada,
precisamente localizada en un tiempo y en
un espacio geogrfico, ofrece en la provisin
de bienes y servicios destinados a satisfacer
cierta gama de necesidades humanas para
83

Claudia Mikkelsen y Graciela Tonon


todos sus miembros, y el consiguiente nivel
de contento o descontento individual y grupal segn la percepcin que se tenga de esa
oferta, accesibilidad y uso, por parte de la
poblacin involucrada (p. 8).

Las cuestiones objetivas se traducen en


la bsqueda de un conjunto de bienes y
servicios que provee el medio construido.
Sin embargo, la calidad de vida tambin
debe tener en cuenta la valorizacin y comprensin que realizan los sujetos; aqu es
donde aparece la necesaria naturaleza subjetiva del concepto que implica tanto relaciones interpersonales como entre estratos
sociales. Se trata de un concepto que involucra las experiencias vividas por los sujetos
en el entorno cotidiano, su posibilidad de
acceder a bienes y servicios y las competencias con las que cuentan para hacer uso del
territorio, nocin atada al capital social y
cultural de las personas.
De este modo es interesante establecer que el
...concepto de calidad de vida que, desde
cierto punto de vista, podemos asimilar a
lo cotidiano, pasar a ser, a partir de cada
una de las concepciones de la poblacin y
sus grupos de referencia, una calidad de vida
subjetiva. Cada valoracin se centrar, en
gran medida, en las propias vivencias, entornos, cultura de cada grupo. Esta suerte
de autodiagnstico puede tomar en parte
elementos objetivos como: provisin de
servicios, infraestructura, paisaje. Pero, sin
embargo siempre estarn presentes en las
percepciones a veces con mayor peso- factores como: recuerdos, asociaciones, lazos
afectivos, ideologas y creencias, entre otros
(Velzquez, 2008, p. 20).

Hoy decimos que el estudio de la calidad de vida remite al entorno material


(bienestar social) y al entorno psicosocial
(bienestar personal); este ltimo basado
en la experiencia y en la evaluacin que la
persona tiene de su situacin vital, e implicando dos ejes de anlisis: el objetivo y
el subjetivo. Es as que la calidad de vida
nos presenta la posibilidad de una nueva
mirada terica, tendiente a un trabajo des84

de las potencialidades, ms que desde las


carencias y con un anclaje comunitario que
incluye el anlisis del contexto socio poltico. Para esta particular mirada, la persona
tradicionalmente considerada como objeto pasa a ser considerada como sujeto y
protagonista y esto porque la calidad de
vida nos plantea una realidad social y poltica basada necesariamente en el respeto a
los derechos humanos, colocndonos ante
la necesidad de trabajar en forma integrada (Tonon, 2003).
El estudio de la calidad de vida de nios y nias comienza a desarrollarse a partir de la dcada del 80 en el siglo XX. Fue
en ese momento cuando Qvortrup (1990)
expres que la niez era una forma particular y distinta de la estructura social, una
categora social permanente que estaba expuesta a las mismas fuerzas que la adultez
pero de manera particular, siendo a su vez
sujeto de tendencias de paternalizacin y
marginalizacin. La tendencia histrica de
los estudios dedicados a la calidad de vida
de nios/as ha sido preguntar a los adultos acerca de la misma, nuestra propuesta
en cambio se centra en colocar a nios y
nias como verdaderos protagonistas, de
all nuestra decisin de preguntarles directamente a ellos/ellas. Es que al decir de
Gaitn Muoz (1999) nios y nias son
co-constructores de la realidad social en la
que viven, transmiten experiencias a quienes los sucedern en el tiempo, recrean la
realidad que les ha sido dada, y componen
su propia cultura infantil.

Metodologa
La metodologa empleada para el estudio de la calidad de vida en nios y nias
se sostuvo en la recoleccin de informacin
relevada mediante la Encuesta Internacional sobre Bienestar Infantil (ISCWeB), aunque ajustada a las caractersticas propias
del rea objeto de la presente investigacin.
Considerando una muestra de 1.062 ca-

Aproximacin al estudio de la calidad de vida de nios y nias en localidades del interior de ...

sos de nios de 8 aos y 10 aos de edad


del interior de la provincia de Buenos Aires
(Mar del Plata, Tandil, Balcarce y San Cayetano) y del Conurbano Bonaerense (Lomas de Zamora, Banfield y Ramos Meja)
que asisten a instituciones educativas, las
encuestas han sido relevadas proporcionalmente por edad y gnero en instituciones
educativas estatales y privadas. Solo fueron consideradas vlidas las encuestas de
los nios que efectivamente estuvieron previamente autorizados por sus padres, cumpliendo de este modo con la normativa del
cdigo de tica.
Respecto del instrumento, se aplic en
los das y horarios convenidos con los directivos de las instituciones participantes,
en tal sentido, se proceda a leer una a una
las preguntas y cada nio/a responda de
manera individual y annima. En lneas
generales el tiempo de aplicacin de la encuesta rondaba en una hora, dependiendo
de cada grupo, su curiosidad y las docentes.
El cuestionario aplicado a los nios y nias de 8 aos de edad tom en cuenta las
siguientes dimensiones: Sobre Vos; Sobre
tu casa y las personas con las que vivs; El
dinero y las cosas que tens; Tus Amigos,
amigas y otras personas; El barrio/vereda
donde vivs; Tu Colegio/Escuela; Cmo utilizs tu tiempo; Ms acerca de Ti; Tu vida y
las cosas en la vida.
El cuestionario empleado para los nios
y nias de 10 aos de edad inclua las siguientes dimensiones: Sobre Vos; Tu casa
y las personas con las que vivs; El dinero y
las cosas que tens; Tus Amigos/as y otras
personas; El barrio donde vivs; Tu Colegio/Escuela; Cmo utilizs tu tiempo; Ms
acerca de Ti; Cmo te sents contigo mismo/a; Tu vida y tu futuro.
Cada una de estas dimensiones contiene
preguntas de tipo cerrada, otras de opcin
mltiple, de cuantificacin y tambin se
han aplicado preguntas con escala Likert,
es decir escalas de actitudes, donde cada

propiedad se divide en un continumm de


intervalos, marcado por frases. En el caso
de los nios menores, es decir los de 8
aos de edad, la escala Likert se construy
mediante el empleo de caritas/emoticones
que reflejan estado de nimo. Entre los nios y nias de 10 aos de edad se aplicaron
frases que se respondan a travs de escalas
de continuidad.

Resultados preliminares
Del conjunto de informacin obtenida a
partir de la aplicacin del instrumento, en
este trabajo nos centraremos en un primer
conjunto de resultados que refieren especficamente al escenario y condiciones del
relevamiento.
Argentina para el censo 2010, segn el
Instituto Nacional de Estadsticas y Censos
(INDEC) reuna 672.139 nios de 8 aos de
edad y 710.409 nios de 10 aos de edad. En
el conjunto de 8 aos de edad 341.649 son
varones y 330.490 son mujeres, por su parte
en el grupo de 10 aos de edad 360.737 son
varones y 349.672 son mujeres.
En la muestra, han sido incluidos los
nios y nias de 8 y 10 aos de edad del
Conurbano y del interior de la provincia
de Buenos Aires que asistan a instituciones
educativas.
El Conurbano bonaerense, segn el ltimo Censo Nacional relevado en 2010
(INDEC) (Tabla 1) estaba conformado por
160.563 nios de 8 aos de edad, de los
cuales asistan efectivamente a una institucin educativa 159.330 nios, el resto
asisti o nunca asisti; por su parte, sobre
el grupo de nios de 10 aos de edad, se
contabilizaron un total de 169.468 nios
de los cuales asistan a la escuela 168.214,
el resto asisti o nunca asisti.
En el Interior de la provincia de Buenos
Aires se registraron 91.591 nios de 8 aos
de edad, de los cuales asistan 91.114 nios y el resto asisti o nunca asisti, por su
parte se contabilizaron 95.497 nios de 10
85

Claudia Mikkelsen y Graciela Tonon

aos de edad, de los cuales asistan efectivamente al colegio 95.011.


Partiendo de este primer dato general
la muestra definitiva del relevamiento se
compone de un total de 1.062 casos, 590
casos corresponden al grupo de 8 aos de
edad y 472 al de 10 aos de edad. El grupo de 8 aos de edad cuenta con 298 mujeres (49,5%) y 292 varones (50,5%), por
su parte el grupo de 10 aos de edad se
conforma por 237 mujeres (50,2%) y 235
varones (49,8%), siguiendo el criterio de
proporcionalidad de gnero en la muestra.
Por su parte, en el conurbano bonaerense
se relevaron 204 casos de nios/nias de
10 aos y 236 casos de nios/nias de 8
aos y en el Interior de la provincia de Buenos Aires 268 casos de nios/nias de 10
aos de edad y 354 casos de nios/nias
de 8 aos de edad (Tabla 2).
En el Conurbano se tomaron como uni-

dades testigo de relevamiento las localidades de Lomas de Zamora (Escuelas N 29


y N 51), Banfield (Escuela N 15 y N 31)
(las dos del partido de Lomas de Zamora)
y Ramos Meja (Colegio San Juan XXIII)
correspondiente al partido de La Matanza
(Mapa 1).
En el Conurbano fueron relevadas un
total de cuatro instituciones educativas pblicas y una institucin educativa
primaria privada.
Por su parte, hacia el Interior de la provincia de Buenos Aires las localidades en
las cuales se relev la encuesta fueron Mar
del Plata (Instituto Jess Mara, Colinas de
Peralta Ramos y Colegio Schweitzer), Balcarce (Escuela N 8, N 6 y Santa Rosa de
Lima) y San Cayetano (Escuela N 1, 2 y
11) (Mapa 1) y fueron relevados un total
de nueve establecimientos educativos, cinco pblicos y cuatro privados.

Tabla 1. Nios de 8 aos y 10 aos de edad que asisten a la escuela,


Conurbano e Interior de la Provincia de Buenos Aires, 2010

8 aos

Asisten

10 aos

Asisten

Conurbano

160563

159330

64

169468

168.214

64

Interior de la Provincia de
Buenos Aires

91591

91114

36

95497

95.011

36

Totales

252154

250444

100

264965

263.225

100

Fuente: elaboracin personal sobre la base de datos REDATAM+SP, INDEC 2010


Tabla 2. Muestra relevada, Conurbano e Interior de la provincia de Buenos Aires, 2014
Totales

Varones

Mujeres

Conurbano

Interior de la provincia
de Buenos Aires

8 aos

590

292

298

236

354

10 aos

472

235

237

204

268

Totales

1062

527

535

440

622

Fuente: elaboracin personal sobre la base de relevamiento de encuestas 2014

86

Aproximacin al estudio de la calidad de vida de nios y nias en localidades del interior de ...

Mapa 1. Localidades del Conurbano y del Interior de la provincia de Buenos Aires


donde se relev la encuesta, 2014, Argentina

Fuente: elaboracin personal

Los participantes
En el interior de la provincia de Buenos
Aires, en Balcarce, para el caso de las escuelas pblicas se cont con el permiso de
la jefatura distrital y en la institucin privada con el permiso de la representacin
legal. En San Cayetano todas las instituciones educativas de nivel primario son
estatales, habiendo sido relevadas dos escuelas urbanas y una rural localizada en
Ochandio. En este caso fue la inspectora
quien colabor en la seleccin de las instituciones educativas que participaran del
relevamiento, contribuyendo de este modo
en la conformacin de una muestra lo ms
heterognea y representativa de la realidad
educativa del distrito. En Mar del Plata se
trabaj con tres establecimientos de reparticin privada, para ello se cont con
el correspondiente aval de los directivos y

representantes legales. La seleccin de las


instituciones privadas consisti en que fueran representativas de realidades diversas
de la ciudad.
En el Gran Buenos Aires se trabaj en el
Partido de Lomas de Zamora con dos escuelas estatales, ambas en la localidad de
Banfield, y en la ciudad de Lomas de Zamora (cabecera del partido homnimo),
con dos escuelas pblicas. En el Partido de
La Matanza se relevaron encuestas en el colegio privado San Juan XXIII de la localidad
de Ramos Meja.
En todos los colegios, cabe destacar la
excelente predisposicin desde el inicio del
contacto. Mientras en las escuelas pblicas
se cont con el permiso de las inspectoras,
en las instituciones privadas se cont con
el permiso del representante legal. En todos los casos se evidenci una muy buena
87

Claudia Mikkelsen y Graciela Tonon

recepcin de los directivos, docentes y nios/as en lo relativo a la aplicacin del instrumento, resultando fundamental la tarea
docente en el contacto con los padres y la
obtencin de su autorizacin. En el caso de
los nios/as que no fueron autorizados por
sus padres para responder los instrumentos, mientras se realizaba el relevamiento
con sus compaeros, ellos continuaron
con sus tareas escolares.
Ms all de que cada experiencia result particular, atendiendo a la especificidad
de cada comunidad educativa, su entorno,
etc., la muy buena disposicin y acompa-

amiento de directivos, docentes y nios/


as se manifest en todos los establecimientos de manera constante. Se cont siempre con la presencia y colaboracin de los
docentes y/o auxiliares docentes en los distintos cursos abordados y en todos los casos se concedi tiempo para comentarios y
preguntas, tanto de los docentes como de
los nios/as, quienes manifestaron inters
en el relevamiento y los instrumentos.
Caracterizadas brevemente las situaciones de los participantes en el relevamiento,
la Tabla 3 deja planteado el nmero de nios/as relevados.

Tabla 3. Participantes en la encuesta segn edad y gnero, provincia de Buenos Aires.

Totales

% Totales

Varones

% Varones

Mujeres

% Mujeres

Gran
Buenos
Aires

% Gran
Buenos
Aires

Interior
de la
provincia
de Buenos
Aires

% Interior
de la provincia de
Buenos
Aires

8 aos

590

55,6

292

55,4

298

55,7

236

53,6

354

56,9

10 aos

472

44,4

235

44,6

237

44,3

204

46,4

268

43,1

Totales

1062

100,0

527

100,0

535

100,0

440

100,0

622

100,0

Fuente: elaboracin personal

Facilitadores y obstaculizadores
Sin distinguir instituciones ni localidades, es importante plantear una serie de
comentarios que surgen luego de los meses
de trabajo de campo transcurridos y que
hemos organizado como facilitadores u
obstaculizadores de nuestra tarea:
Facilitadores
El rol de los directivos y las/los docentes: las instituciones existen porque las
personas les asignan funcionalidad, y en
este sentido, el rol de los directivos y representantes legales acompaados de sus
docentes es fundamental, las directoras
son el corazn central de las escuelas y
su personalidad se trasluce en las aulas, en
las actividades que desarrollan, en los proyectos en los que participan y generan, en
88

el conocimiento que tienen de sus nios/


as y las familias. Esto no ha sido menor
a lo largo del relevamiento, el permiso de
las inspectoras y representantes legales, el
acompaamiento de las directoras y docentes ha sido fundamental, nico modo
de investigar directamente en el aula, al decir de una de ellas: del nico modo que
podemos investigar y mejorar en educacin
es abriendo nuestras instituciones.
Las diferencias entre las instituciones
educativas: lo cual resulta natural y se debe
a una variedad importante de causas, entre
otras: las caractersticas distintivas de las
localidades testigo y el partido en el cual
se encuentran emplazadas, su localizacin
geogrfica ya sea en la ciudad o en reas
rurales, el barrio donde se encuentran en
la ciudad, el tipo de reparticin (pblica o
privada), los modos de trabajar los conte-

Aproximacin al estudio de la calidad de vida de nios y nias en localidades del interior de ...

nidos comunes, los idearios institucionales,


la cantidad de nios/as en los cursos, la
presencia o no de nios integrados, las caractersticas de los grupos ulicos, las personalidades individuales de nios y nias,
la personalidad de los docentes. Reconociendo estas diferencias, hay un elemento
comn que los ana y es el propio sistema
educativo, sus normas y reglas, un sistema
que tiene la responsabilidad de marcar una
diferencia positiva en sus nios/as ms all
de las diversidades recin enunciadas, divergencia que influir junto con el rol de las
familias, en las decisiones que los nios tomen, sosteniendo a la educacin como un
derecho para todos:
Los padres a pesar de sus dificultades procuran marcar las diferencias, la escuela hace un
gran trabajo concientizando sobre la importancia de la educacin, de que nunca es tarde
para empezar, a veces las mams dicen: pero
tuve un hijo, era joven, y les decimos que no
importa, podes hacer el secundario en tres
aos, lo podes cursar de noche, as es como
por ejemplo nosotros tenemos personal en la
institucin que complet sus estudios de grande y hoy trabaja con nosotros (directora).

La vinculacin entre niveles educativos:


este aparece como un disparador y una demanda constante a lo largo del relevamiento, la necesidad de que las instituciones
educativas trabajen de manera conjunta
en todos los niveles: es muy importante
el acercamiento de la universidad a las escuelas y tambin de las escuelas, de los directores de las escuelas con la universidad
(Consejo Escolar).
Los nios/as, los nios/as integrados/
as y el trabajo docente: nios y nias,
todos dispuestos para el trabajo, algunos
sorprendidos por la forma de relevamiento de la encuesta, otros con dificultades al
momento de colocar la x en la opcin que
les pareca correcta o que ms los representaba, curiosos, agregando comentarios en
la propia encuesta, cualificando: Quiero
ser buena en danza. Quiero una habita-

cin para mi sola. Siempre pienso en eso


[dinero] aunque me est divirtiendo.
Las/los docentes con distintas actitudes: comprometidas/os y participando del
relevamiento, algunos/as empleando cada
pregunta para reforzar saberes aprendidos,
otras/os haciendo comentarios y colaborando con sostener el silencio y la concentracin, otras/os aprovechando el desarrollo de la encuesta para avanzar con sus
tareas docentes y, en el caso de presencia
de nios integrados en el aula las/los docentes se concentraban en colaborar con
ellos para que pudiera ser completada.
Las preocupaciones y ocupaciones de
los docentes: es muy importante escuchar
a los docentes que son quienes comparten
a diario muchas horas con sus alumnos/
as, los ven felices y tristes, enojados o cariosos, aprenden a conocerlos, tienen un
termmetro de cada uno, ven las seales
de alarma, saben accionar ante ellas o al
menos lo intentan, estn preocupados/as
en el grupo hay distintas dificultades, pero
lo que ms preocupa es la falta de hbitos
bsicos, los padres trabajan mucho.,
es increble las cosas que nos consultan y
los cuestionamientos que tenemos
La curiosidad por el futuro: sobre todo
en los nios/as de los quintos aos este
fue un elemento interesante a lo largo del
relevamiento, que entendemos se vincula
directamente con una de las dimensiones
que se relev, qu imaginan para su futuro,
entonces al finalizar la encuesta se aplicaba un espacio de preguntas o comentarios
y la curiosidad se centraba sobre todo en
la labor de docencia e investigacin en las
universidades, la gran intriga es la universidad, nios y nias expresaron: Dnde
queda? Puedo estudiar ah robtica?
Qu diferencia hay entre mdico y doctor? Puedo estudiar ac traumatologa? Dnde est la Facultad de abogaca? Yo quiero ser abogado nos vamos a
89

Claudia Mikkelsen y Graciela Tonon

ir a estudiar juntos con un amigo de ac.


Obstaculizadores
Cierta sensacin de reticencia, de temor,
de desconfianza: situacin que se hizo presente en diversas oportunidades a lo largo
del proceso del primer contacto con las escuelas y ante las negativas para aceptar llevar adelante los relevamientos o dilatando/
evitando la respuesta, tanto en las escuelas
pblicas como privadas, argumentando resistencias en relacin a:
~~el tipo de preguntas, Lo que hemos
visto es que en base a las caractersticas
de la encuesta, [es] bastante exhaustiva,
preferimos por el momento no participar;
~~las demandas que a posteriori suelen
hacer los padres: la Jefa hoy me habl y me dijo que no le pareca pertinente que se realice la encuesta a los nios,
an contando con autorizacin de los
paps. No le parecieron pertinentes algunas preguntas de la encuesta. Adems
afirm que para que los padres accedan
a que los nios respondan la encuesta
debern conocerla previamente. Ella no
cree que los padres autoricen a que se
respondan cuestiones tan ntimas del
hogar
autorizo que mi hijo participe de la encuesta si los datos no se
usan con fines polticos

~~nios/as que les cuentan a las docentes ciertos temores de sus padres; cuidado lo que respondes, si te preguntan
por cuantos televisores tenemos no digas cuatro dec que tenemos uno solo
~~falta de tiempo y lo que demorara
aplicar el instrumento en la escuela:
imaginate que estamos en plena poca
de comuniones, hemos perdido mucha
clase, pero en otra oportunidad ser
~~burocracia administrativa el tema
debe tratarse con los representantes legales, se debe elevar la consulta a la
central.

Reflexin final
Esta presentacin muestra un trabajo
preliminar, en el cual los investigadores
procuran poner en discusin los primeros
resultados obtenidos del relevamiento de
la encuesta, mostrando la labor de relevamiento y tambin una dimensin cualitativa sostenida en la experiencia propia del
relevamiento, al presentar los facilitadores
y los obstaculizadores.
De esta manera se trata de expresar el
modo mediante el cual fue posible entrar
en contacto con la cotidianeidad de los nios, con los docentes, con los directivos e
indirectamente con las familias, observando sus acciones y prcticas materializadas
en el territorio.

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91

Las brechas en la calidad de vida de la poblacin:


desigualdades socio-territoriales en Mar del Plata y el
Municipio de General Pueyrredn (2010)
Patricia Lucero, Sofa Ares, Silvina Aveni, Claudia Mikkelsen y Fernando Sabuda

Introduccin
La calidad de vida debe ser considerada
como una categora analtica cuya nocin
no tiene alcance universal, sino que se encuentra cultural y territorialmente definida. En este sentido, deben destacarse en
Argentina los aportes de Guillermo Velzquez, quien ha definido a la calidad de vida
como una medida de logro respecto de un
nivel establecido como ptimo, teniendo
en cuenta dimensiones socioeconmicas y
ambientales dependientes de la escala de
valores prevaleciente en la sociedad y que
varan en funcin de las expectativas de
progreso histrico (2001, p. 15).
A partir de esta conceptualizacin, y
con la aplicacin de procedimientos de naturaleza cuantitativa, el Grupo de Estudios
Sobre Poblacin y Territorio (GESPyT) ha
realizado indagaciones desde el ao 2005
aplicadas a la ciudad de Mar del Plata y el
Partido de General Pueyrredon, con la finalidad de caracterizar las desigualdades y
brechas en la distribucin de la calidad de
vida en el espacio urbano y rural local (Lucero et al, 2005 y 2008). Estas experiencias
significaron la base de la presente propuesta que tiene por objetivo analizar los niveles
de calidad de vida en el Partido de General
Pueyrredon y su ciudad cabecera Mar del
Plata hacia el ao 2010.
Metodolgicamente se establece la
construccin de un ndice de Calidad de
Vida (ICdV), que permitir evaluar objetivamente los diversos grados de bienestar
existentes en la unidad administrativa bajo
estudio como as tambin focalizar en su

ciudad cabecera. La fuente de datos empleada es el Censo Nacional de Poblacin,


Hogares y Vivienda de 2010 publicado por
el Instituto Nacional de Estadstica y Censos (INDEC). El acceso a tales datos secundarios permite la seleccin de un conjunto
de atributos (dimensiones o dominios) que
se reconocen como aspectos representativos del grado de bienestar de la poblacin.
Con el empleo de tcnicas de anlisis multivariado se construye el ndice que sintetiza
la situacin de los indicadores contenidos
en las dimensiones Educacin, Saneamiento, Vivienda y Actividad Econmica, aplicado a los 898 radios censales que integran
la cartografa bsica del Partido de General
Pueyrredon. La seleccin de dimensiones y
variables se funda en la revisin de literatura especializada (Velzquez, 2001, 2008;
Marans and Stimson, 2011) y, como fuera
sealado, en las experiencias del Grupo de
Estudios Sobre Poblacin y Territorio.
Con los indicadores seleccionados se disea la matriz de datos originales (MDO),
que luego se transforma en una matriz de
datos ndice (MDI) para establecer la proporcin de cada indicador por unidad espacial. Finalmente, los datos se normalizan sobre puntajes zeta conformando la matriz de
datos estandarizados (MDZ). De este modo
se logra la comparabilidad entre la totalidad de los indicadores. A partir de la MDZ
se obtiene el ICdV empleando la tcnica de
puntajes de clasificacin espacial (Buzai,
2014), por promedio simple entre los indicadores para cada unidad de observacin, y
se confecciona la cartografa con un Siste93

Patricia Lucero, Sofa Ares, Silvina Aveni, Claudia Mikkelsen y Fernando Sabuda

ma de Informacin Geogrfica (SIG).


Desde la Geografa, el abordaje de la
calidad de vida se presenta como un debate de inters, dado que su estudio implica
considerar los vnculos existentes entre la
sociedad y el territorio. Un territorio que
es entendido, no como contenedor o escenario, sino participando en el juego de
relaciones existente entre los objetos y las
acciones sociales que lo conforman.
En tal sentido, la configuracin espacial
de la calidad de vida actual de la poblacin
local y los atributos analizados seran el
resultado de la aplicacin de polticas pblicas y privadas en el marco del patrn de
acumulacin denominado neodesarrollista en Argentina, instaurado desde el ao
2003. Sin embargo, tal situacin se sostiene en un pasado que plasm en el espacio
geogrfico local ciertos patrones de distribucin que difcilmente sean superados por
los procesos de corto o mediano plazo. Por
el contrario, el devenir poltico y econmico
tiende a reforzar la reproduccin de las desigualdades socio-territoriales y hasta complejizar la estructuracin del espacio local.
En estudios anteriores realizados desde
la naturaleza temporal dinmica y para un
perodo similar aplicado a los aglomerados
urbanos que releva la Encuesta Permanente
de Hogares (EPH), se confirmaron las presunciones sobre el ascenso global en la calidad de vida de la poblacin urbana argentina, aunque algunas variables demostraron
la persistencia de situaciones crticas. Para
el caso particular del aglomerado Mar del
Plata-Batn, la evaluacin dej indicios de
un nivel de Calidad de Vida Medio sostenido entre el comienzo y el final del perodo
2003-2012 (Lucero et al, 2013). Otro estudio volcado al conjunto de los partidos y
departamentos de la Argentina, arroj que
el Partido de General Pueyrredon queda
ubicado en el rango de ms alta calidad de
vida en 2010, concretamente con un puntaje 8,13/10, (Velzquez et al, 2014).
94

En esta oportunidad, la finalidad es


analizar las desigualdades en la distribucin de los niveles de la calidad de vida de
la poblacin en la ciudad de Mar del Plata
y el Partido de General Pueyrredon, asumiendo el compromiso de observar la escala geogrfica grande del nivel local y su
vida cotidiana. De tal manera, la situacin
socio-territorial queda problematizada al
demostrar las disparidades y brechas entre
los espacios construidos al interior de una
unidad poltico-administrativa de tercer
orden. Tales desigualdades alejan a unos
y otros pobladores del territorio local del
nivel de bienestar apreciado como el logro
deseado por el conjunto de la sociedad, y
remite a la consideracin de la justicia espacial[1] en la provisin y acceso a los bienes y servicios que promueve la meta del
desarrollo humano.

Dimensiones, variables e indicadores de


calidad de vida

En la elaboracin del ndice de calidad


de vida, se han considerado las dimensiones Educacin, Saneamiento, Vivienda y
Actividad Econmica (Tabla 1).
Dimensin Educacin. En este grupo de
indicadores se considera a la educacin
formal, es decir, la formacin escolarizada impartida por instituciones educativas
de gestin estatal o privada normadas por
las polticas educativas nacional y provincial. Se reconoce que la posesin de capital cultural incide en la reproduccin social
en tanto se vincula tambin con el tipo de
insercin laboral, el control de condiciones
sanitarias (asistencia mdica preventiva,
saneamiento, alimentacin, fecundidad) y
de vivienda (aspiraciones en relacin con la
ubicacin de la vivienda y sus condiciones
estructurales). Tambin, las posesiones en
capital cultural se traducen en tenencias
[1] Cfr. Harvey (1979), Dikec (2001), Musset (2010), entre
otros.

Las brechas en la calidad de vida de la poblacin: desigualdades socio-territoriales en...

materiales e inmateriales en capital social


y econmico[2] fomentando una mejor integracin de las personas en la sociedad.
Como advierte Pierre Bourdieu, el grado y
tipo de intervencin de los agentes sociales tienen que ver con su poder en distintos
campos (econmico, cultural, acadmico, poltico, por ejemplo), ligado a su vez
al volumen y composicin del capital que
poseen (1987). De este modo, la cantidad
de aos de escolaridad y la calidad de la
instruccin condiciona las expectativas de
calidad de vida y la plena inclusin social
de la poblacin actual y de las generaciones futuras.
Dimensin Saneamiento. Gozar de salud,
entendida como un estado de completo
bienestar fsico, mental y social, y no solamente como la ausencia de afecciones
o enfermedades (Organizacin Mundial
de la Salud, 1948), es una finalidad individual, familiar, pero tambin un objetivo
Estatal, de carcter pblico y amplio alcan[2] Cfr. Bourdieu (1987) y (1997)

ce. En este sentido, la Salud como bien y


como derecho incluye a la enfermedad dentro
de un marco ms amplio, en donde intervienen
elementos sociales, polticos, culturales, econmicos, todos ellos interactuando en un contexto
histrico-territorial determinado (Paulino y
Thouyaret, 2006, p. 50).
Dado que las bases de datos utilizadas
no realizan una medicin explcita de la
salud de la poblacin, se recurre a indicadores indirectos, ilustrativos de la situacin
sanitaria de los hogares. Por ello, referir al
Saneamiento de los mbitos en los que
se desenvuelve la vida cotidiana aportara
datos sobre el estado de salud de las personas. Disponer de cierta infraestructura
ligada a la provisin de agua y a la eliminacin de excretas y desages constituye un
insumo importante en la prevencin y en la
lucha contra determinadas enfermedades,
esencialmente en grupos vulnerables tales
como nios y ancianos. Las mejoras introducidas en estos rubros redundaran en beneficios sobre la calidad de vida.

Tabla 1. Dimensiones e indicadores del ndice de Calidad de Vida


Dimensin

Educacin

Variable

Mximo nivel educativo logrado

Conexin de agua dentro de la vivienda


Saneamiento

Conexin a cloaca o cmara sptica y


pozo ciego
Hacinamiento

Vivienda
Calidad de los materiales (INMAT)
Actividad
Econmica

Condicin de actividad

Indicador
% de poblacin de 20 a 59 aos con nivel
secundario o polimodal completo
% de poblacin de 26 a 59 aos con nivel
universitario completo
% de poblacin en hogares con conexin de
agua dentro de la vivienda
% de poblacin en hogares con conexin a
cloaca o con conexin a cmara sptica y
pozo ciego
% de poblacin en hogares sin hacinamiento
(dos o menos personas por cuarto)
% de poblacin en hogares con INMAT-1:
materiales resistentes y slidos en el piso y en
el techo, con cielorraso
Tasa de empleo: % entre la poblacin ocupada y la poblacin de 14 aos y ms
% de jefes mayores de 64 aos en situacin de
inactividad

95

Patricia Lucero, Sofa Ares, Silvina Aveni, Claudia Mikkelsen y Fernando Sabuda

Dimensin Vivienda. La vivienda es un componente bsico, definido como configuracin de servicios habitacionales que deben
dar satisfaccin ambiental, espacio, vida de
relacin, seguridad, privacidad, identidad,
accesibilidad fsica, entre otras (Lucero et al.
2008). La vivienda tiene un rol significativo,
como soporte y producto de la cotidianeidad, estrechamente vinculado con las restantes dimensiones seleccionadas.
Contar con una vivienda de calidad adecuada indica capacidad de ahorro, de acceso al crdito y a la posibilidad de invertir, y
predispone a un menor riesgo de insalubridad. Asimismo, la relacin entre dimensiones de la vivienda y cantidad de habitantes
es importante a la hora de evaluar cuestiones que hacen al sostenimiento de la privacidad de los miembros del hogar y su comodidad. Tambin favorece la higiene de la
vivienda, posibilitando no mezclar hbitos
incompatibles y ayuda a prevenir el contagio de enfermedades entre sus moradores.
Dimensin actividad econmica. La inclusin de indicadores de empleo e inactividad tiene que ver con su relevancia para el
bienestar de los individuos. El empleo tiene
efectos directos e indirectos en el bienestar.
De forma directa constituye una fuente de
capital econmico para los hogares. Mientras que de modo indirecto la posesin de
recursos econmicos y la tranquilidad de
satisfacer las necesidades del hogar contribuyen al bienestar individual de forma integral. Por su parte, ante la imposibilidad
de acceder a datos del Censo 2010 sobre
percepcin de jubilacin o pensin se aprecia su impacto de forma indirecta a travs
de la medicin de la inactividad en mayores
de 64 aos de edad. Por el nivel de envejecimiento del distrito (14% de la poblacin
es mayor de 64 aos de edad) se cree de
suma importancia considerar su impacto
en relacin al bienestar en el conjunto de
adultos mayores.

96

Resultados
Los indicadores que construyen el ndice de Calidad de Vida de la poblacin se
muestran en la Tabla 2 asociados al promedio de cada uno de los cuatro intervalos de clase que expresan la distribucin
territorial al interior del municipio, estos
son Alto, Medio, Bajo y Muy Bajo. En general, se observa un gradiente compartido
por siete de los indicadores, en el sentido
de ratificar un nivel ms alto en la calidad
de vida cuando los valores porcentuales
tambin se muestran con mayor incidencia
y, por tanto, una situacin ms cercana al
logro esperado.
Las magnitudes son enfticas en la dimensin Educacin, con una alta correlacin estadstica positiva, y una brecha de
trece puntos porcentuales aproximadamente entre el ICdV Muy Bajo y el ICdV Alto. Los
indicadores incorporados en la dimensin
Saneamiento remiten a las mismas consideraciones, sin embargo, en estos servicios
sociales bsicos las distancias son notables
entre unos y otros espacios locales, lo cual
permite apreciar que las disparidades podran ser subsanadas con polticas eficientes que faciliten la provisin de agua dentro
de las viviendas y la conexin a un sistema
de cloacas con control sanitario. En condiciones similares, las caractersticas incluidas en la Dimensin Vivienda, donde los
parmetros analizados vuelven a mostrar
las fuertes desigualdades entre las zonas en
cuanto al hacinamiento de los integrantes
del hogar, y los materiales y estados constructivos, tambin tornan indispensable la
intervencin a partir de polticas de mejoramiento de las unidades habitacionales en
las reas con carencias marcadas.
Por su parte, los indicadores incorporados en la dimensin Actividad Econmica
exhiben cierta paradoja, en particular la
Tasa de Empleo muestra un gradiente inverso al esperado, los valores disminuyen a

Las brechas en la calidad de vida de la poblacin: desigualdades socio-territoriales en...

medida que mejoran los niveles de la calidad de vida promedio para las unidades
espaciales, y se eleva muy poco su incidencia en los recortes territoriales catalogados
como de Alta Calidad de Vida. La explicacin a esta situacin podra estar vinculada
a dos causas: primera, la estructura demogrfica ms envejecida en las reas con mejores condiciones generales de vida podra
producir un efecto distorsionante en el indicador ya que la tasa de empleo se resuelve teniendo en cuenta el total de poblacin
de 14 aos de edad y ms; y segundo, la
medida incorporada no toma en cuenta
la calidad del empleo, por lo cual podra
suceder que una proporcin importante de
los trabajos que realizan los pobladores de
las zonas con niveles bajo y muy bajo en

el ICdV estn ubicados en el segmento informal del mercado laboral, revestidos de


precariedad en los niveles salariales, en la
permanencia y en la proteccin social. No
obstante, la medida que refiere a la inactividad de las personas mayores guarda la
relacin esperada con las categoras de la
calidad de vida, reiterando las distancias
entre quienes pueden acceder a un retiro
laboral digno y quienes no lograron ejercer
una actividad econmica que les permita
disfrutar de la etapa de la vida que se debera encontrar alejada del mercado laboral.
Presentados los comportamientos porcentuales de los indicadores segn los niveles del ndice de calidad de vida, a continuacin podemos observar en los Mapas 1
y 2 cmo se distribuyen a nivel territorial.

Tabla 2. Valores medios de los indicadores segn las categoras del ndice de Calidad de Vida,
radios censales partido de General Pueyrredon 2010

Indicador

ICdV Muy
Bajo

ICdV
Bajo

ICdV
Medio

ICdV
Alto

% de poblacin de 20 a 59 aos con nivel secundario o polimodal completo

7,18

11,21

18,15

20,94

% de poblacin de 26 a 59 aos con nivel universitario completo

0,32

1,00

5,31

12,57

% de poblacin en hogares con conexin de agua dentro de


la vivienda

60,22

87,33

98,59

99,81

% de poblacin en hogares con conexin a cloaca o con


conexin a cmara sptica y pozo ciego

29,79

67,96

95,70

99,50

% de poblacin en hogares sin hacinamiento (dos o menos


personas por cuarto)

45,69

62,82

83,59

92,16

% de poblacin en hogares con INMAT-1: materiales resistentes y slidos en el piso y en el techo, con cielorraso

23,57

46,39

84,03

94,97

Tasa de empleo: % entre la poblacin ocupada y la poblacin de 14 aos y ms

68,71

63,99

61,60

63,47

% de jefes mayores de 64 aos en situacin de inactividad

54,90

67,22

74,95

75,18

Poblacin 2010

20.894

130.600

363.639

91.080

Fuente: elaboracin personal sobre la base de datos del CNP,HyV 2010

97

Patricia Lucero, Sofa Ares, Silvina Aveni, Claudia Mikkelsen y Fernando Sabuda

Mapa 1. ndice de Calidad de Vida, Partido de


General Pueyrredon, 2010

Mapa 2. ndice de Calidad de Vida, Mar del Plata,


2010

Fuente: elaboracin personal sobre la base de datos del CNPHyV 2010.

Los mapas muestran un patrn de distribucin del ICdV con tendencia similar a
las halladas en estudios anteriores, donde
prevalece un ncleo central consolidado en
Mar del Plata con niveles medios de calidad de vida, una zona lindante extendida
hacia el norte y el sur con valores altos, y
condiciones bajas y deficitarias especialmente hacia el interior y las zonas de borde
del ejido urbano oeste y sur.
Sobre los ejes de circulacin principales
se distribuyen los niveles medios de calidad
de vida en un sentido radial en funcin de
las avenidas y su continuacin en las rutas
11, 226, 88 y 2 que conectan a la ciudad
con el interior del partido.
El rea ms perifrica se asocia con menores condiciones de calidad de vida y con
la presencia de mayores carencias en cuanto
a la vivienda, la educacin, la actividad econmica y el saneamiento. Estas reas son
de reciente poblamiento, y en muchos casos
registran privaciones ligadas a la construc98

cin de las viviendas e irregularidades en su


rgimen de tenencia, situacin que repercute negativamente en la adecuada cobertura de ciertos servicios bsicos. Se suman
limitaciones en el acceso a la instruccin y a
casos de insercin laboral precaria.
En lo concerniente al espacio rural y las
localidades menores del distrito, se observan situaciones contrastantes que representan a los cuatro grupos de calidad de
vida que se han delimitado.
Hacia el norte, en torno a la autova 2,
Estacin Camet muestra niveles medios y
bajos, mientras que en el mbito de poblacin rural dispersa la calidad de vida es
baja. Hacia el noroeste, el entorno de la
ruta 226 exhibe un mosaico de situaciones.
Dentro de la localidad Sierra de los Padres
se observan condiciones contrapuestas entre el barrio residencial Sierra de los Padres
(nivel alto y medio) y su entorno (nivel bajo
y muy bajo).
El corredor de la ruta 88, testimonia va-

Las brechas en la calidad de vida de la poblacin: desigualdades socio-territoriales en...

lores de calidad de vida bajos a muy bajos,


con las situaciones ms deficientes en torno a la ciudad de Batn. Sobre esta ruta, el
poblamiento tiene un fuerte componente
migratorio y es notorio el peso de las actividades hortcolas y extractivas (ladrilleras y rocas de aplicacin), lo que supone
un perfil socio-demogrfico con bajo nivel
educativo e insercin laboral en condiciones deficitarias. Ambos componentes son
fundamentales al momento de delinear las
posibilidades de mejoras habitacionales y
en el acceso a infraestructura privada.
Finalmente, el rea delimitada por las
rutas 88 y 11 sur tiene niveles de calidad
de vida entre bajos y medios. Las peores
situaciones se advierten en Chapadmalal y
en el sector de El Marquesado lindante con
el Partido de General Alvarado. En sendos
casos, adems del nivel educativo de los
pobladores, es muy notoria la incidencia
negativa de las condiciones sanitarias y de
la vivienda.

Conclusin
Las desigualdades socio-territoriales observadas en el Partido de General Pueyrredon, tanto en su ciudad cabecera Mar del
Plata, como en las localidades menores y en

el espacio rural, demuestran la persistencia


de las fuertes brechas en la calidad de vida
de la poblacin. Los valores estimados exhiben una distancia notable entre el ICdV
alto y muy bajo, y la configuracin espacial confirma la estructura en patrones de
distribucin bien diferenciados. La lectura
estadstica deja ver que las situaciones ms
alejadas del nivel establecido como de mejor bienestar promedio para las unidades
espaciales consideradas, conforman una
distancia amplia definida en una categora
por sobre la media del conjunto y dos categoras por debajo del promedio general.
Si referimos la observacin a la cantidad
de habitantes que se encuentran afectados
por estas desigualdades socio-territoriales,
es posible afirmar que ms de la cuarta
parte de la poblacin del partido (151.494
personas, ver Tabla 2) habita en espacios
con deficiencias y riesgos materiales e inmateriales que reducen marcadamente sus
niveles de bienestar. Por tanto, las tareas siguen siendo muchas para lograr la equidad
social y la justicia espacial anhelada por el
conjunto de la comunidad. Este estudio
significa una primera evaluacin en base a
los resultados del censo nacional 2010 que
servir para futuros anlisis ms desagregados y complementarios.

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Vulnerabilidad socioambiental en la localidad


de Loreto en el ao 2013
Mara B. Godoy y Federico Arias

Introduccin
Las problemticas actuales enmarcadas
dentro los aspectos geogrficos, tanto sociales como ambientales, en la actualidad
han generado la produccin de una gran
cantidad de trabajos de indagacin e investigacin acerca de las condiciones de vida
de la poblacin y la situacin de vulnerabilidad de los distintos escenarios planteados y desde diferentes enfoques. (Foschiatti, 2012, p. 9).
El concepto de condiciones de vida est
ligado a la calidad de vida de las personas,
el cual debe ser entendido como
...la unin de las percepciones que tiene un
grupo humano en cuanto al grado de satisfaccin de sus necesidades y el anlisis objetivo de aquellas necesidades cubiertas y las
que no lo son, reflejadas mediante indicadores reales y factores que condicionan el nivel
de vida del hombre (Varela, 2002, p. 51).

En cuanto a la vulnerabilidad, se entiende como


...la probabilidad de que una comunidad expuesta a una amenaza natural pueda sufrir
daos humanos y materiales. Esta depender del grado de fragilidad de su infraestructura, vivienda, actividades productivas,
organizacin, sistemas de alerta, desarrollo
poltico e institucional, entre otros elementos, y se reflejar, a su vez, en la magnitud de
los daos (Foschiatti, 2007, p.24).

Los Esteros del Iber han sido estudiados en profundidad desde una visin fisiogrfica, en detrimento de los estudios
poblacionales. Es por ello que, en el marco
del Proyecto: La poblacin y su territorio (PI
12 IH 01), dentro del Programa Iber + 10,
se llev a cabo el anlisis de los datos esta-

dsticos producto de la aplicacin de la encuesta en campo realizada a la poblacin


residente de distintas localidades en el rea
de los Esteros del Iber (EPEI), Provincia de
Corrientes para el ao 2013.
Para el presente trabajo se seleccion la
localidad de Loreto, cuyas encuestas fueron llevadas a cabo en la primera salida
(2013) de las diversas que se han realizado
en el rea de la Reserva, durante dos aos.
El formato de la encuesta contiene varias
partes: I) Ubicacin geogrfica de la vivienda, II) Caractersticas de la vivienda, III)
Usos del suelo y actividades agropecuarias,
IV) Acerca de la Reserva Iber, V) Caractersticas del Hogar, y VI) Caractersticas Sociodemogrficos.
En base a esto, para el anlisis se seleccionaron las siguientes variables: hacinamiento; ubicacin de la vivienda y nivel educativo
ms alto que curs.

Objetivos
~Generales
Analizar las condiciones de vida de la
poblacin de la localidad de Loreto.
~Particulares
Caracterizar a la poblacin de la localidad de Loreto desde el punto de vista
socio-ambiental.
Identificar signos de vulnerabilidad socio-ambiental.

rea de estudio/muestra
Loreto es un municipio ubicado en el departamento de San Miguel, al oeste de la
Reserva Natural de los Esteros del Iber, a
101

Mara B. Godoy y Federico Arias

unos 220 km de la capital correntina (Figura


1). Es uno de los vestigios que han quedado
de los antiguos poblados pertenecientes a
las reducciones jesuticas, habitado a principios del siglo XIX por indgenas guaranes.
Hacia el o 1830 los asentamientos jesuticos fueron saqueados y destruidos. En base
a la caracterizacin del espacio expuesta, es
necesario aclarar que para este trabajo se
tomaron como unidades de anlisis cada
una de las viviendas que se encuentran ubi-

cadas en el rea muestral seleccionada por


el equipo de trabajo. Por lo tanto, dentro
de la muestra (Figura 2) se identificaron 47
viviendas a encuestar, de las cuales slo pudieron ser encuestadas 40, dado que en el
resto no se encontraban los Jefes de Hogar,
o no atendieron al llamado a la puerta.
Las personas habilitadas para responder
a las preguntas de la encuesta, de no estar
presente el Jefe de Hogar, son la esposa o
hijo/a mayor a 18 aos.

Figura 1. Localizacin geogrfica de la Reserva Natural Esteros del Iber

Figura 2. Localizacin del rea muestral. Ciudad de Loreto. Provincia de Corrientes

102

Vulnerabilidad socioambiental en la localidad de Loreto en el ao 2013

Desarrollo
~Mtodos, tcnicas y actividades
Bsqueda de material bibliogrfico relacionado con la temtica
Lectura de la bibliografa recabada;
Recopilacin de informacin en el rea
de estudio, a travs de encuestas (por
muestreo)
Tratamiento y sistematizacin de los
datos estadsticos relevados
Elaboracin de representaciones grficas-cartogrficas mediante Sistemas de
Informacin Geogrfica y Estadsticos
Anlisis crtico de la informacin relevada
Obtencin de resultados y produccin
de un texto analtico-explicativo
Elaboracin de conclusiones y consideraciones finales
~Resultados
Las variables seleccionadas para realizar
el anlisis se relacionan con las caractersticas ubicacional, habitacional y socio-demogrficas de la poblacin:
Caracterstica ubicacional: ubicacin
de la vivienda
Caracterstica habitacional: hacinamiento
Caracterstica socio-demogrfica: nivel
educativo ms alto que curs

Ubicacin

de la vivienda
geogrficoambiental)

(Contexto

El rea de estudio se encuentra ubicada


en el borde occidental de la Reserva Natural de los Esteros del Iber, tambin denominado Planicie de acumulacin occidental (Popolizio, 1972). En lneas generales,
la planicie est conformada por lomadas
arenosas y planicies embutidas, las que se
definen como una superficie suavemente
ondulada, no inundable, con suelos muy
aptos para las actividades productivas,
que conforman un 35% de la Provincia de

Corrientes (Pilar Serra, 2001). Esta unidad


geomorfolgica es la que define el lmite
oeste de la Reserva Natural de los Esteros
del Iber, que presenta terrenos elevados
propicios para que la poblacin se asiente
all, tal el caso de las localidades de Loreto, San Miguel y Concepcin. No obstante,
existe la presencia de esteros y lagunas, que
al aumentar el nivel de sus aguas cuando
se producen precipitaciones, llegan en algunos casos a afectar a la poblacin que
reside en la zona.
De acuerdo a lo planteado, la ubicacin
de la vivienda es tomada como una variable, incluida dentro de la encuesta aplicada al rea muestral. Se la considera importante para saber si la vivienda se encuentra
cerca de basurales, en una zona inundable,
cerca de actividades que contaminan, otras
formas de contaminacin o simplemente
ninguna de las anteriores.
Si se observa el Grfico 1, el 60% de las
viviendas no se encuentra cerca de basurales ni de zonas inundables o contaminantes. En tanto, el 25% se encuentra en
zonas cercanas a basurales, el 7,5% cerca
de zonas inundables, el 5% en zonas de
contaminacin y el 2,5% restante no posee
datos. Esta situacin fue determinada por
observacin del encuestador y por aportes
de datos que realizaban los encuestados.
Hay que tener en cuenta que el rea de
muestra de las viviendas fue planificada
para su realizacin, en una zona rodeada
de esteros. Las cloacas de estas viviendas
desaguan en el estero, lo que produce contaminacin del mismo y es an ms desfavorable en poca de precipitaciones, ya
que el nivel del agua se eleva, lo que conlleva a que en el ambiente se perciban olores
nauseabundos, segn testimonios de las
personas encuestadas.
Esta variable es muy interesante a la hora
de pensar el concepto de vulnerabilidad ambiental. El emplazamiento del barrio no presenta un sitio ni una situacin adecuada para
103

Mara B. Godoy y Federico Arias

su ubicacin, porque el 40% de las viviendas


se ubican cerca de basurales, en zonas inundables o en un rea de contaminacin.
En la Figura 3 se presenta el contexto
de ubicacin de las viviendas encuestadas.
A diferencia de lo que se muestra en la Fi-

gura 2, aqu presentamos la localizacin


del estero en el cual desaguan las cloacas
y que, en los das de grandes precipitaciones, provocan problemas para los vecinos,
especialmente los que viven ms cercanos
al mismo.

Grfico 1. Ubicacin de la vivienda, Loreto 2013

Fuente: elaboracin personal con base en datos extrados de la EPEI 2013


Figura 3. Localizacin de las viviendas encuestadas (rea muestral). Loreto. 2013

Hacinamiento
El hacinamiento refiere a la relacin entre el nmero de personas en una vivienda
o casa y el espacio o nmero de cuartos
disponibles. El Instituto Nacional de Estadstica y Censos (INDEC), expone que
un hogar se encuentra bajo hacinamiento
crtico cuando posee ms de 3 personas
por cuarto.
104

Hay que tener en cuenta que la variable


hacinamiento se convierte como una de las
unidades de medida de la variable Necesidades Bsicas Insatisfechas (NBI), por lo
cual aquellas viviendas que poseen hacinamiento poseen NBI.
En la Tabla 1 se presenta el cruce entre
la variable cantidad de personas que viven en el

Vulnerabilidad socioambiental en la localidad de Loreto en el ao 2013

hogar y cantidad de cuartos de uso exclusivo que


tiene el hogar. Las celdas que estn en color
gris corresponden a las viviendas no encuestadas y las de color rojo a las que presentan situacin de hacinamiento crtico.
Esta variable es imprescindible a la hora
de analizar las condiciones de vida de la poblacin y la vulnerabilidad social de la misma,
teniendo en cuenta que es un indicador
correspondiente a la variable Necesidades
Bsicas Insatisfechas. En base a las 40 viviendas encuestadas es posible identificar
lo siguiente:

~~Existe un total de 11 viviendas encuestadas que poseen hacinamiento crtico,


es decir ms de 3 personas por cuarto,
como lo establece el INDEC.
~~Esto representa que un total de 27,5%
de hogares encuestados poseen hacinamiento crtico.
~~El hacinamiento crtico ms alto est
identificado en la vivienda nmero 45,
en la cual es posible encontrar a 13 personas en un mismo cuarto que no sea la
cocina ni el bao.

Tabla 1. Hacinamiento Crtico (color rojo). Loreto. Ao 2013

Vivienda

Cantidad
de personas
que viven en
el hogar

Cuartos de
uso exclusivo
del hogar

Hacinamiento

Vivienda

Cantidad de
personas que
viven en el
hogar

Cuartos de
uso exclusivo
del hogar

Hacinamiento

0,7

26

27

0,7

28

S/D

S/D

2,5

29

1,3

5
6

2,5

30

1,5

31

1,3

32

S/D

S/D

33

S/D

34

1,5

10

S/D

35

1,7

11

1,5

36

2,3

12

1,5

37

11

3,7

13

0,7

38

S/D

14

2,3

39

S/D

15

3,5

40

S/D

16

41

17

42

12

18

1,7

43

1,7

19

44

1,3

20

45

13

13

21

46

1,3

22

1,7

47

1,5

23

24

2,5

25

Fuente: elaboracin personal con base en datos extrados de la EPEI 2013

105

Mara B. Godoy y Federico Arias

Nivel educativo de la poblacin


El INDEC define al mximo nivel educativo alcanzado como el mximo nivel de estudio de la poblacin mayor de 15 o mayor
de 25 aos, ya sea que lo haya completado
o no.
Los niveles que describe son:
~~Sin instruccin / Nunca asisti: son las
personas que nunca concurrieron a un
establecimiento de enseanza formal.
~~Primario incompleto, Secundario incompleto. Terciario/Universitario incompleto: incluye a las personas que
asistan a algunos de esos niveles de enseanza formal pero no llegaron a completarlo.
~~Primario completo, Secundario completo, Terciario / Universitario completo: incluye a las personas que cursaron
y aprobaron el ltimo grado / ao de
alguno de esos niveles.

Nivel de asistencia a un establecimiento


educativo

A partir de esto, y con los datos que se


pueden contar, es posible realizar una discriminacin de las personas que asisten a
establecimientos educativos, quienes no
asisten pero asistieron en su momento y
quienes nunca asistieron. En este sentido,
en el Grfico 2 se observa que para el ao
2013, el 53,3% asiste a los establecimientos educativos -en sus diferentes niveles-,
mientras que el 45,4% no asiste pero asisti, y el 1,3% nunca asisti a establecimientos educativos.

Nivel que complet


Por otro lado, en el Grfico 3 se exponen datos acerca de qu proporcin de la

106

poblacin, complet o no el nivel educativo en la localidad. Es posible advertir que


el 78,5% de la poblacin no complet el
nivel educativo. Sin embargo, hay que tener en cuenta que gran proporcin de la
poblacin contina asistiendo a los establecimientos educativos, sobre todo la poblacin joven, por lo que no estaramos en
condiciones de afirmar que haya desercin
escolar.
Ahora bien, del porcentaje de Nivel Educativo completo/incompleto es necesario
visualizar qu niveles educativos poseen la
proporcin ms alta.
En cuanto a las personas que completaron el nivel educativo, se destaca que el 6%
alcanz a completar el preescolar, el 44%
complet el nivel primario, el 34% el secundario y el 16% el nivel terciario. Mientras
que el nivel universitario no alcanz a ser
completado por ninguna de las personas
(Grfico 4).
En el Grfico 5 se visualiza que el 9% de
la poblacin encuestada no complet el
preescolar, el 47% no completo el nivel primario, el 38% no complet el secundario, el
6% no complet el nivel terciario y el 1% no
complet el nivel Universitario.
En tanto, gran parte de la poblacin
(47%) no alcanz a completar el nivel primario. Esto se debe tener en cuenta al analizar la vulnerabilidad social, en trminos
de acceso a la educacin y de desercin
escolar.
Como sntesis se puede mencionar que
la mayor parte de la poblacin complet
el nivel primario, mientras que ninguno alcanz un nivel universitario completo. Esto
se debe a que la Localidad de Loreto se encuentra a ms de 200 kilmetros de la capital provincial donde se localizan las principales ofertas educativas universitarias.

Vulnerabilidad socioambiental en la localidad de Loreto en el ao 2013

Grfico N2. Nivel de asistencia a un establecimiento educativo. Loreto 2013


Muestra: 152 datos de 192

Fuente: elaboracin personal con base en datos extrados de la EPEI 2013


Grfico N3. Nivel educativo completo. Loreto 2013. Muestra: 149 datos de 152

Fuente: elaboracin personal con base en datos extrados de la EPEI 2013


Grfico N4. Nivel educativo ms alto que curs: completo. Loreto 2013.
Muestra: 32 datos de 149

Fuente: elaboracin personal con base en datos extrados de la EPEI 2013

107

Mara B. Godoy y Federico Arias

Grfico N5. Nivel educativo ms alto que curs: incompleto. Loreto 2013.
Muestra: 117 datos de 149

Fuente: elaboracin personal con base en datos extrados de la EPEI 2013

Conclusin
La localidad de Loreto es uno de los
espacios ms antiguos de la provincia de
Corrientes, vestigio de los asentamientos
indgenas, lo cual contina impregnado en
sus habitantes, en su cultura y en la arquitectura de su espacio.
En trminos de condiciones de vida, en
torno a las variables analizadas, un rasgo
negativo es la presencia de hacinamiento,
donde al menos el 27,5% de los hogares
presenta hacinamiento crtico con ms de
3 personas por cuarto (11 viviendas). Esta
situacin evidencia que esta poblacin se
encuentra con signos de vulnerabilidad social. En la misma lnea, el aspecto educacional es interesante porque el 47% de la
poblacin no alcanz a completar el nivel
primario, es decir, la mitad de su grupo poblacional, lo que dificulta a la poblacin
-saber leer y escribir- conseguir algn tra-

bajo pago, convertirse en jefe/a del hogar,


obtener una obra social, involucrarse en el
mbito de la comunidad, entre otros.
En tanto, la vulnerabilidad ambiental en
base a la variable ubicacin de la vivienda
(contexto geogrficoambiental), al presentar un 40% de las mismas cerca de basurales,
en zonas inundables y reas de contaminacin -las cloacas de las viviendas desaguan
en el rea del estero cercana al barrio- se infiere una situacin desfavorable para la poblacin que se encuentra en la zona.
Por ltimo, es importante, en funcin de
lo planteado, pensar en alguna salida viable para la poblacin vulnerable de la localidad, como ser el turismo que significa una
oportunidad nica a la hora de buscar una
solucin en lo que respecta a lo social y en
lo ambiental tener una infraestructura que
incluya las condiciones naturales a la hora
de su construccin.

Bibliografa
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108

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Vulnerabilidad socioambiental en la localidad de Loreto en el ao 2013

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109

El Bolsn, ciudad caleidoscpica


Luca Antonela Mitidieri

Introduccin
El rea de estudio cuenta con un imponente paisaje natural que se ve amenazado por la rpida y potente influencia del
hombre. Es por eso que, en las pginas que
siguen se har nfasis en caracterizar a la
poblacin y sus condiciones de vida para
luego proponer proyectos de intervencin
urbana que resuelvan el ordenamiento del
uso del espacio, faciliten la participacin
de las comunidades locales y anen esfuerzos para defender y comprometerse con la
conservacin de las reas naturales.
En su modesta dimensin, El Bolsn se
caracteriza por ser el ncleo urbano de la
Comarca Andina del Paralelo 42, comunidad agrcola-ganadera bi-provincial -Rio
Negro y Chubut- en donde los distintos
poblados que la integran se hallan estrechamente ligados tanto en el aspecto econmico como en la vida social y las actividades culturales. Su ubicacin en la regin
patagnica es una de las ms privilegiadas, ya que la baja altitud de sus valles y
la transversal orientacin de sus cordones
montaosos respecto del sentido de los
vientos predominantes, gestan un microclima particular (Bondel, 2008)[1].
El desarrollo lineal de El Bolsn a lo largo

del valle frtil, reconoce la presencia de


tres grandes ejes longitudinales que orientaron y condicionaron su crecimiento y
proceso expansivo a partir de su primera
planta urbana o plano fundacional. Se
trata de la Avenida San Martn, la Ruta
Nacional N 40 y el Ro Quemquemtreu.
Los dos primeros, adems de vincular a El
Bolsn con otras localidades de la regin,
ordenaron la extensin de la ciudad, en
particular en direccin sur, mientras que
el tercero defini, hasta la dcada de los
aos ochenta, el borde oeste de la ciudad a cuyas mrgenes estaba proyectada
una avenida costanera que, con el tiempo, se vio irregularmente ocupada por la
construccin de viviendas, en su mayora
precarias. En la actualidad se destaca la
consolidacin del rea central en torno
a las calles estructurantes, en contraposicin con barrios an sin consolidar en
la zona sur, o bien grandes terrenos con
bajos niveles de urbanizacin en los que
rige la especulacin inmobiliaria. El resultado (Mapa 1) una ciudad extensa, de
baja densidad de ocupacin, situacin
que demuestra claramente que la expansin territorial fue sobredimensionada, en
estrecha relacin con su crecimiento demogrfico explosivo (IGC, 2012)[2].

[1] Informacin extrada de la Tesis Doctoral en Geografa perteneciente al Lic. y Prof. Conrado Santiago Bondel. Facultad de
Humanidades y Ciencias de la Educacin, Universidad Nacional
de La Plata.

[2] El Instituto de Gestin de Ciudades, IGC, en conjunto con la


municipalidad de El Bolsn realizaron en el ao 2012, una agenda territorial de planificacin y gestin participativa para la resolucin de las principales problemticas detectadas en la ciudad.

111

Luca Antonela Mitidieri

Mapa 1. Ubicacin y base geogrfica, ejes estructurantes del crecimiento poblacional

Fuente: elaboracin personal

Desarrollo

1.1 Demografa

1. El Bolsn, ciudad heterognea


Se detallarn en este eje de anlisis las
caractersticas socio-culturales de la poblacin, influenciada por migraciones de grupos sociales con ideas y costumbres muy
diversas, que marcaron profundamente el
carcter de la ciudad.

Entre los aos 1885 y 1920, se consolidan los primeros ncleos de poblacin
moderna con un rasgo distintivo inicial: la
estructura productiva agro-silvo-pastoril.
(Bondel, 2008). A partir de aqu se reconocen cinco cortes temporales que estructuran
el territorio que se detallan en el Cuadro 1.

Cuadro 1. Cortes temporales

Fuente: elaboracin personal segn Bondel, 2008

112

El Bolsn, ciudad caleidoscpica

Al analizar el crecimiento demogrfico a


lo largo de la historia, es notable el abrupto
crecimiento que la ciudad experiment en la
dcada de los aos ochenta cuando, en tan
solo diez aos, pas de tener 5.000 habitantes a 12.500, con una tasa de crecimiento del 152% (INDEC, 1991) . Esta explosin
demogrfica se debe, principalmente, a la
proyeccin de El Bolsn como un lugar alternativo, lo que dio lugar a un profundo
flujo migratorio y, con l, un replanteo territorial que, segn Bondel (2008) todava
hoy est en plena construccin. Segn el
INDEC, los resultados del censo 2010 registraron que el municipio posee 19.727 habitantes y en la actualidad se estima que sean
poco menos de 22.000 personas.
1.2. Grupos sociales
La poblacin de El Bolsn se caracteriza
por la heterogeneidad de las procedencias
de sus pobladores, lo que se traduce en una
riqusima diversidad cultural. La comunidad, a su vez, es protagonista de un movimiento cultural que, con constancia, lucha
por la ecologa, la valoracin de los pueblos originarios, y la articulacin de conocimientos naturistas para mejorar la calidad
de vida. En efecto, es la primera regin de
Argentina donde se ha iniciado un debate
para discutir lo que hoy se llama proceso
de transicin, que se refiere al inminente
gran cambio de paradigma generado por
el declive de las energas fsiles que se est
produciendo en todo el mundo[3].
Se evidencian en la ciudad dos perfiles
culturales netamente dismiles: quienes,
con un estilo de vida ms de la urbe y
del consumo llegan dispuestos a sumarse a un desarrollo comercial y turstico, y,
por otra parte, quienes se adscriben a una
vida ms natural, en armona con el me[3] La organizacin no gubernamental Red en transicin. Comarca Andina hacia un futuro sostenible trata esta temtica en profundidad. Sitio web: https://sites.google.com/site/sinpetroleo/

dio ambiente, en favor de un perfil rural


productivo, artesanal, orgnico, ecolgico
y autosuficiente y, en algunos casos, simpatizantes en mayor o menor medida con
la filosofa hippie -fenmeno mayormente
verificado en los aos 70, y cristalizado a
travs de granjas comunales-.
Asimismo, a partir de la dcada del noventa, ha aparecido un nuevo fenmeno
poblacional y sociocultural encarnado por
un muy minoritario grupo de nuevos habitantes -algunos permanentes y otros ocasionales, de altsimo poder adquisitivo- que
han realizado inversiones considerables en
grandes extensiones de tierras perifricas.
Como consecuencia, hoy son propietarios
de ambientes naturales y ecosistemas completos, y sus emprendimientos han tenido
una notoria gravitacin e impacto econmico, social y poltico en El Bolsn, y son
merecedores tanto de opiniones positivas
como negativas por parte de todos los dems sectores de la poblacin[4].
2. El Bolsn, tierra de bosques, lagos y montaas
El avance de la huella humana sobre la
virginidad natural es inminente, irreversible
y hasta quizs imparable. Puesto que la ciudad sigue creciendo a ritmos acelerados,
resulta necesario analizar las condiciones
de vida de la poblacin que convive da a
da con la naturaleza como teln de fondo.
2.1. Migraciones
Segn Santos, a partir de los procesos
migratorios se genera en la ciudad una relacin reciproca: se modifica el ambiente y
el paisaje, al mismo tiempo que se transforma la posicin de los hombres respecto
al nuevo lugar. El nuevo medio ambiente
opera como una especie de detonador. Su
relacin con el nuevo habitante se mani[4] Este tema ha tenido un gran impacto social, es recurrentemente tratado en los medios de comunicacin regionales y locales, uno
de ellos es la asamblea en defensa de agua en la tierra. Sitio web:
http://asambleaendefensadelaguaylatierra.blogspot.com.ar/

113

Luca Antonela Mitidieri

fiesta dialcticamente como territorialidad


nueva y cultura nueva, que interfieren recprocamente, cambindose paralelamente
territorialidad y cultura y cambiando al
hombre (Santos, 2000). Los diversos grupos sociales que conviven en El Bolsn llegaron a la ciudad con expectativas e ideas
desemejantes en cuanto a la ocupacin del
territorio. Es as que el lugar se fue modificando progresivamente a partir de la ac-

cin -uso del suelo- de diferentes corrientes


migratorias como los colonos tradicionales, los ocupantes ilegales, grupos que
llegan en bsqueda de una mejor calidad
de vida y otros con intereses totalmente
opuestos con el rdito econmico como
principal objetivo. En el siguiente cuadro se
describe la localizacin geogrfica en relacin al uso del suelo que realiza cada uno
de estos grupos.

Cuadro 2. Los grupos sociales y la ocupacin espacial

Fuente: elaboracin personal segn Bondel, 2008

2.2. Valor significativo del rea: el paisaje como


elemento del imaginario colectivo

Las condiciones geogrficas y topolgicas del lugar contribuyen, por su singularidad y belleza, a la identidad local y regional. El cerro Piltriquitrn a su derecha
y la inmensa cordillera de los Andes a su
izquierda son los mojones y, a su vez, la fachada de la ciudad.
Cada territorio se manifiesta paisajsticamente en una fisonoma singular y dinmica lo que hace del paisaje un aspecto importante de la calidad de vida de la
poblacin (Mata, 2006). Sin embargo, el
paisaje de El Bolsn y la Comarca atraviesa
114

hoy una situacin crtica y paradjica. Por


un lado, la regin tiene intenciones explcitas de fomentar y preocuparse por el cuidado y respeto al medio ambiente; aunque
existen en la ciudad grupos de personas
que se encuentran menos comprometidas
con estos valores. Es muy frecuente ver un
desmonte entero de rboles para la implantacin de una vivienda, o identificar casos
de uso descontrolado del recurso lea
(IGC, 2012). A su vez, su entorno rural ms
prximo se ve sometido a una progresiva
subdivisin de la propiedad, que alienta la
sustitucin de los usos productivos por el
uso residencial. Y, por otra parte, en reas

El Bolsn, ciudad caleidoscpica

de bosque nativo, se encuentra en pleno


desarrollo un emprendimiento turstico de
gran magnitud que afecta, de manera irremediable el alto valor ecolgico y paisajstico que estos espacios poseen[5].
3. Aportes para la regulacin del crecimiento de
la ciudad y la zona

Las relaciones entre los habitantes se


materializan y se expresan en la conformacin de las calles, las plazas, los parques,
los lugares de encuentro ciudadano o las
instituciones educativas. En los espacios de
uso pblico de la ciudad -entendida como
el conjunto de infraestructura de comunicacin, reas comerciales, equipamientos
culturales y espacios residenciales (Borja,
2000)- de los que la poblacin se apropia,
se engendra la cultura, a la que ya nos hemos referido, y se establecen vnculos no
slo entre los seres humanos sino tambin
con el medio natural que los circunda, es
decir que, nace un espritu de naturalidad.
Todo lo antes expuesto y hasta aqu trabajado se actualiza en un espacio concreto, que es el de la ciudad de El Bolsn y
otros pequeos asentamientos, que en su
conjunto forman una regin comarcal. Por
tanto, lo pblico, o la ciudad, funcionan
no solo como el espacio fsico en que se
construye la urbe, sino tambin como el espacio simblico en el que se construye la
ciudadana, el mbito donde se expresa y
se da sentido a un particular modo de vivir.
3.1. Zonificacin territorial
Como se mencion antes, resulta prcticamente imposible analizar a El Bolsn
[5] La concesionaria del centro invernal ubicado en el entorno
paisajstico prximo la empresa Laderas- tiene intenciones de
realizar un emprendimiento inmobiliario que incluira canchas
de golf y una villa de lujo en Pampa de Ludden, una zona de

en aislamiento debido a la proximidad


geogrfica que tiene con las otras poblaciones, a la similitud de paisajes entre ellos
y a su agrupacin en una comarca andina.
A pesar de ser un rea pequea, compuesta
por 605.200 hectreas -de las cuales solo
est habitado el 25 % en sus valles bajos-,
se superponen distintas incumbencias y jurisdicciones que, sumado a la acelerada e
incontenible tendencia urbanizadora que
se registra en el rea desde hace ya algunas
dcadas, desembocan en una imposibilidad para encontrar un criterio rector integrado.
Las intervenciones para la formacin de lazos tienen que ver con un trabajo de bordes
y de anudamiento. Bordes que no deben ser
muros de aislamiento, que corresponderan
a una geometra del adentro y del afuera []
donde no hay exclusin, pero si, diferenciacin (Jauregui, s/f).

De all se desprende el concepto de crecimiento policntrico, horizontal y regional, en el que no existiran espacios individualizados sino nudos o centros que se
enlazan unos con otros conformando una
gran regin o comarca, capaz de satisfacer
todas las necesidades poblacionales y ofrecer recursos econmicos, sociales y culturales a todos sus habitantes. Para tal fin se
plantea una zonificacin a partir tres ocupaciones del territorio deseables: la zona de
consolidacin, en los ncleos urbanos con
una densidad de 120 hab/ha, disminuyendo hacia los faldeos de la montaa para
conformar la zona de amortiguacin entre lo
construido y la naturaleza, para finalizar
con la zona de preservacin total a partir de
los 800 msn donde no se permitir ningn
tipo de urbanizacin (Mapa 2).
valiosa biodiversidad, frondosos bosques e importantes cuencas
hdricas. El proyecto fue ampliamente rechazado por la poblacin e instituciones de El Bolsn.

115

Luca Antonela Mitidieri

Mapa 2. Zonificacin comarcal

Fuente: elaboracin personal

3.2. Densidad y usos del suelo


En el proceso de crecimiento de una ciudad pueden leerse tres etapas diferentes:
la expansin, la consolidacin y la densificacin (Garcia Espil, 2006). La primera
de ellas, en la que el suelo rural se transforma en urbano, ya viene registrndose
en El Bolsn desde sus primeras oleadas
migratorias. Puesto que la estructura original de la ciudad ha sido modificada y se ha
consolidado un tejido urbano, -lo que realizara la segunda etapa de crecimiento- es
ahora necesario densificar. Para esto, principalmente debern definirse y desarrollarse polticas de aprovechamiento del suelo
apto -dentro del ejido- y, a la vez, disear
y consolidar instrumentos que propicien el
aprovechamiento del suelo urbano, para
116

contener la expansin horizontal de la ciudad y, con ello, evitar la incosteabilidad de


las redes de transporte, el encarecimiento
de la infraestructura y equipamiento, y el
uso excesivo del automvil. A una escala
ms acotada se tratarn los bordes de los
lmites- el ro, la ruta y los grandes vacoscomo sugiere Juregui, con el propsito de
unir fragmentos de ciudad, reforzando,
mediante la normativa de usos del suelo,
las calles en el sentido transversal, dotndolas de un tratamiento vial diferenciado,
forestacin e iluminacin. Al mismo tiempo se completarn y densificarn los vacos
para que dejen de ser obstculos en la trama y generar, a partir de la intervencin y la
creacin de equipamientos institucionales,
que fomenten la cultura, nuevos nexos y articulaciones.

El Bolsn, ciudad caleidoscpica

Mapa 3. Densificacin propuesta

Fuente: elaboracin personal


Mapa 4. Usos del suelo propuestos

Fuente: elaboracin personal

Conclusin
La presencia del agente natural en El Bolsn es innegable. Su influencia tambin lo
es: los habitantes y los visitantes de la ciudad disfrutan del imponente paisaje natural, y comprenden su carcter patrimonial.
Al hacerlo establecen ciertas relaciones

con la naturaleza, es decir, que su modo


de habitar el territorio est determinado
por el modo en que dejan huella sobre l,
intentando -algunas veces exitosamente y
las ms de las veces sin buenos resultadosreducir el impacto. De este modo de vida,
que se ve completamente influenciado por
la naturaleza, se destaca un segundo aspec117

Luca Antonela Mitidieri

to, el de la cultura, que se relaciona con un


ejercicio de la ciudadana, de relacionarse
unos con otros, y de construir, en definitiva, un imaginario colectivo que identifica
a sus pobladores (Borja, 2000). Pero claro
que ninguna de estas formas podra ejercerse sin la presencia de servicios, infraestructura y espacios pblicos que permitan
materializar un modo de vida y convertirlo

en uno de calidad de vida. Retomando a


Santos, es evidente que estas caractersticas que configuran a El Bolsn -la gente y
la naturaleza, y como marco, como intermedio, la ciudad-, forman una triada en la
que se generan relaciones recprocas en las
que las acciones que se plantearon persiguen a un fin comn: la sana convivencia
entre estos tres componentes.

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El territorio, la salud enfermedad y las condiciones


de vida, estudio en un rea periurbana sudoeste
de Mar del Plata en 2010
Liliana Aguirre

Introduccin
Se parte de un proyecto de investigacin
acreditado de la Universidad Nacional de
Mar del Plata, los aportes tericos se plantean en la relacin entre el territorio y los
procesos de salud enfermedad, sealando
que el hbitat y el ambiente cobran un nuevo protagonismo, a partir del crecimiento
de la ciudad Latinoamericana desde mediados del siglo XX. Esto implica un modo
de crecimiento urbano complejo y dinmico, requiriendo de investigaciones que
autores como Hardoy (1991), Vapnarsky
(1982), Pradilla Cobos (1982), Carrin
(2001) y Castells (1986, 1993) han abordado en profundidad.
Se realiza un recorrido por las perspectivas que teorizan el contexto fsico, el espacio vivido, el lugar, la marginalidad, la
vivienda, incluyendo autores como Santos
(2000) y Harvey (2008, 2010) que indagan
adems, acerca de la nocin de espacio y
territorio. Se seala la importancia del territorio urbano como categora de anlisis
que cobra auge a principios de siglo XX, a
partir de las teoras sobre el higienismo y
el hacinamiento en los lugares de trabajo
y vivienda. En las ltimas tres dcadas, el
hbitat y el ambiente, han generado crticas condiciones de vida, por la precariedad
y hacinamiento habitacional creciente, en
sectores de ms bajos ingresos, pero tambin por los hechos emergentes debido al
deterioro del medio ambiente (como la
prdida de sustentabilidad y diversidad
ecolgica por actividades productivas industriales y agrcolas intensas).

La consideracin de los aspectos sociales


y su impronta en los procesos de salud enfermedad en la ciudad, parten del anlisis
de la epidemiologa crtica que seala Breilh
(2006), destacando que el territorio es un
producto material cuya dinmica es el resultado de polticas, normas y el modelo de
desarrollo que actan en Amrica Latina.
Asimismo el estudio esta localizado en
la nocin de las condiciones de vida, individuales y familiares, como aspectos determinantes en los procesos de salud enfermedad de los hogares, especialmente de
aquellos que se encuentran en condiciones
de pobreza. El hbitat y el ambiente estn
presentes en este desarrollo, considerando
aspectos como la accesibilidad a los servicios urbanos, las condiciones de trabajo, la
conexin con sus lugares de trabajo y las dimensiones de la vivienda tales como precariedad, hacinamientos y servicio sanitarios.

Desarrollo
La dimensin territorial y la salud
Para la teora crtica del espacio y la nocin emprica de lugar, el abordaje de los
problemas de salud en la ciudad se debe
superar las restricciones clsicas de la teora del territorio urbano y las concepciones
reduccionistas sobre la salud y el ambiente (Breilh, 2006). El concepto de espacio
asociado con el territorio proviene de disciplinas como la geometra y aritmtica
y, trasladndolo se encuentra difundido
y arraigado en otras como las correspondientes al rea de la salud. Se considera al
119

Liliana Aguirre

espacio y al tiempo como elementos separables y localizables. De tal modo, hay territorios que curan o que enferman y est
instalada la idea que hay regiones y lugares
que favorecen a la salud de los individuos,
tal como lo ha dominado la epidemiologa
clsica. Dichas discusiones se han caracterizado por asumir el territorio, desde una
visin social donde no es solamente aquel
contenedor de objetos y sujetos, ni tampoco la porcin de superficie terrestre. Se
trata del espacio social producido por las
relaciones sociales y las relaciones entre la
sociedad y la naturaleza (iguez Rojas y
Barcellos, 2004; Sanchez y Len, 2004).
Para Breilh (2003), el territorio urbano
puede comprenderse segn escalas o planos de anlisis definidos por las fuerzas
externas que inciden en el ambiente urbano (por ejemplo, el sistema econmico, las
barreras geogrficas, los eventos histricos, etc.). Asimismo, considera al territorio
como variable independiente que incide en
otros fenmenos sociales, en la salud mental y en el proceso salud enfermedad a nivel
general, como en otros problemas sociales
como la violencia y el delito entre otras.
La ciudad, inscripta en el territorio urbano, es densa en la distribucin de la poblacin y heterognea en su composicin
social. La densidad, los valores de la tierra,
la accesibilidad, la salubridad, el prestigio,
las consideraciones estticas, la ausencia
de molestias tales como el ruido, el humo
y la suciedad, determinan las diversas reas
de la ciudad como lugares para el establecimiento de los diferentes sectores sociales.
El lugar y la naturaleza del trabajo, los ingresos, las caractersticas raciales y tnicas,
el status social, las costumbres, los hbitos, las preferencias y los prejuicios estn
entre los factores significativos de acuerdo
con los cuales la poblacin urbana es seleccionada y distribuida en instalaciones ms
o menos diferenciadas (Vapnarsky, 1982).
En este marco, es interesante recuperar
120

los aportes de la escuela crtica de la sociologa urbana, vinculada a los trabajos de la


Escuela de Frankfurt (Vapnarsky, 1982) y
centrada en el estudio de problemticas tales como la ideologa, las fuerzas sociales,
las presiones comunitarias o polticas, las
motivaciones, en conexin con la defensa
de intereses sociales y posiciones polticas
particulares (Carrin, 1991). Su preocupacin es entender cmo se relaciona la investigacin, que aqu en esta ponencia se
expone, en su desarrollo junto al estado
poltico de la sociedad y con la estructura
social dominante.
Por otra parte es posible sealar que el
ciclo histrico de la crtica hacia la teora
urbana en Amrica Latina ha sido expresado por Pradilla Cobos (1982) entre otros.
Alrededor de 1960, cuando ya se insinuaban los primeros signos del deterioro fsico
de las ciudades y de la segregacin inequitativa de su espacio, este autor explica cmo
comenzaron a contraponerse visiones de
clase sobre la ciudad. Las tesis de la explosin demogrfica y de la marginalidad, cobraron valor ante el paradigma de la planificacin urbana y normativa. Asimismo, la
lgica de la necesidad explicaba parte de
la informalidad residencial de la poblacin:
esto implica un proceso que no es esttico,
que est intervenido por los propios ciclos
biolgicos, familiares y por las estrategias
de reproduccin de las unidades domsticas (por ejemplo, es necesario replantearse las visiones de la vivienda en un sentido
estrecho, escindida del lugar de trabajo).
La polmica entre Turner (1976) y Pradilla
Cobos (1982) en Jaramillo y Cuervo (1993)
sobre la vivienda producida por el Estado y
la autoconstruccin popular, retornan en
estos fenmenos como diferentes formas
de acceso a la vivienda, pero tambin de
explotacin de las clases bajas.
Con la introduccin de los aspectos sociales como componentes explicativos en
la produccin de enfermedades y la con-

El territorio, la salud enfermedad y las condiciones de vida, estudio en un rea periurbana ...

sideracin del territorio como producto


social, la geografa humana comenzaba
a explorar la posibilidad de eliminacin o
erradicacin de enfermedades infecciosas
por medio de acciones por el sector de la
salud pblica (Iiguez Rojas et al, 2004).
En ese marco, el gegrafo Milton Santos
analiza el caso europeo y cuestiona a la geografa clsica por centrarse en la interaccin
local entre un grupo humano y su medio
geogrfico, introduciendo la idea de que
las ciudades presentan reas diferenciadas.
As, el autor propone revisar el debate sobre problemas como la regin, el lugar, las
redes, las escalas, el orden local y global[1].
Desde el aporte del materialismo histrico, Castells (1986) sostiene que la ciudad
es un producto social que involucra procesos de consumo, intercambio, produccin
y gestin urbana. Esta perspectiva de la sociologa urbana, referida a la acumulacin
de capital y a la lucha de clases, toma de la
economa poltica elementos relacionados
con la estratificacin social, la desigualdad
en la distribucin de los recursos y el rol del
Estado, en trminos de sus polticas y programas de accin. Se sostiene que la posicin social est vinculada con la apropiacin, el uso y el consumo del espacio fsico,
de modo que se constituyen reas diferenciadas segn su calidad ambiental, conformando distintos conglomerados urbanos.
Las polticas urbanas y habitacionales
son parte de dichos procesos de cambio,
estando el sector de la construccin de viviendas muy determinado por los vaivenes
de las condiciones que imprime el mercado
[1] Para Santos, el espacio (o territorio) adquiere contenido
a partir del reconocimiento de los vnculos entre el individuo y
la sociedad; () es en el espacio donde confluyen relaciones de
carcter funcional, de interdependencia, de seleccin, de reproduccin, de sustitucin o de cambio, cuya actuacin se refleja
en diferentes escalas, niveles y tiempos. En este sentido, la dinmica socio territorial est funcionalmente ligada a los cambios
propios del espacio, es decir, a las manifestaciones, procesos y
articulaciones, de los sistemas sociales. El espacio se recrea dinmica y permanentemente en convivencias trascendentes y efmeras, cuyas formas, contenidos, reglas, funcionamiento, direccin

en la apropiacin de la plusvala.
Las transformaciones econmicas a
escala internacional y el incremento de la
fragmentacin y la exclusin social, junto
con la poltica recesiva adoptada por los
gobiernos nacionales en Amrica Latina
durante la dcada de 1990, provocaron la
prdida de la capacidad adquisitiva de los
salarios de la clase de ms bajos ingresos
y el aumento del desempleo, impactando
negativamente tanto en los procesos de
urbanizacin como en el medio ambiente
(Romero, 2008). De hecho, el crecimiento acelerado de la trama urbana sin una
poltica que perfile su desarrollo, crea una
ciudad con alta concentracin de la propiedad de la tierra. Y esta falta de control
del mercado inmobiliario se traduce en una
prdida parcial o total del patrimonio ambiental e histrico dentro de las ciudades
latinoamericanas.
Harvey (2009) explica la relacin entre
la produccin de viviendas y el proceso de
acumulacin de capital, considerando que
en esa circunstancia el desvo de flujos de
capital hacia otros circuitos tiene como
meta el lavado de dinero negro, que se introduce en el territorio urbano en forma
de megaproyectos o viviendas suntuarias.
En la segunda mitad del siglo XX, la lgica
de urbanizacin en las ciudades latinoamericanas ha derivado en un crecimiento
anrquico, plasmado en una urbanizacin
progresiva y de tipo informal, donde el uso
de materiales de baja calidad o de desecho
reducen su vida til. Y si bien antes la ciudad
se dirigi hacia la expansin perifrica, en la
actualidad lo hace tambin hacia la ciudad
existente, hacia la urbe consolidada (Borja,
1999), planteando nuevos desafos en relacin al transporte y al uso del suelo, viny capacidad se sostienen bajo procesos socio-espaciales en movimiento donde las posibilidades de permanencia dependen de
las potencialidades y capacidad para sostener procesos locales
y globales, segn su propia funcionalidad y dialctica (Santos,
2000, p. 50).

121

Liliana Aguirre

culados a la accesibilidad y la centralidad


urbana (Carrin, 1991).
Topalov (1978, en Jaramillo y Cuervo,
1993), en su anlisis del proceso de urbanizacin capitalista, sostienen que la monopolizacin progresiva de la renta provoca
una segregacin socio-espacial que expulsa
de los centros urbanos no slo a los sectores populares sino tambin a los estratos
medios. As, esta perspectiva reconoce en
toda su significacin la forma de acceso a
la tierra en la configuracin espacial de la
ciudad contempornea.
La nocin de produccin social del espacio que explica Lefebvre (1994, en Breilh,
2006), aporta las ideas de proceso e integracin en la conformacin del espacio,
de tal modo de generar una ruptura con
el pensamiento cartesiano, que concibe al
objeto como opuesto y separado del sujeto
y ubica al espacio en el orden de lo absoluto. Sin embargo, el gegrafo David Harvey
(2009) explica que el espacio no es ni absoluto, ni relativo, ni relacional en s mismo
(contenido en los objetos en la medida en
que estos contienen y representan relaciones con otros), pero puede convertirse en
una o todas esas formas dependiendo de
las circunstancias; esto se resuelve a travs
de la prctica humana.
De este modo, el resultado de la urbanizacin de fin del siglo XX y principios del
segundo milenio es consecuencia de la lgica del derecho de propiedad de la ciudad
capitalista. Se trata de una organizacin
en la que cada territorio contiene un grupo de poblacin con valores, funciones de
utilidad y conductas un tanto homogneas
(Harvey, 2009). La ciudad constituye un lugar fundamental para la redistribucin del
ingreso real. Ahora bien, la paradoja que en
este sentido el autor identifica que se llega a
asentamientos precarios, sin servicios ni infraestructura como smbolo de la pobreza
e intentando escapar de ella; mientras que
en las villas de emergencia vuelve a pade122

cer tales condiciones, al carecer de polticas


pblicas que provean dichos servicios
A partir de esta descripcin acerca de las
conceptualizaciones del territorio, formuladas por los principales urbanistas de fines
del siglo XX y principios del presente milenio, se seala que el territorio es la categora
ms general, donde se distingue a la geografa urbana como parte de la misma. Esta ltima abarca el conjunto dinmico de procesos naturales transformados en el tiempo,
situados y localizados en la ciudad[2], sea
en los mbitos de la produccin, del consumo-circulacin y/o de lo simblico. Entre
estos productos se destacan las caractersticas de la ecologa urbana, que comprenden las relaciones de las especies entre s,
en el marco de la ciudad. Esta perspectiva
seala que las formas de desarrollo en la
vida urbana y en la sociedad en general, se
transforman en un continuo y sus cambios
estn determinados por las condiciones
del modo de reproduccin social (Castells,
1986; Carrin, 1999; Harvey, 2009).
Esta lnea de anlisis, a diferencia de la
concepcin positivista, reconoce la historicidad de lo geogrfico, de lo ecolgico y de
los procesos de la salud en el espacio. La
perspectiva epidemiolgica crtica, visualiza la salud urbana como objeto de transformacin se concibe como un proceso complejo
y dialctico. Ahora bien, cabe recordar que
en la realidad epidemiolgica de la ciudad
no existen objetos puros ni sujetos puros,
sino un movimiento entre sujetos que se
objetivan y objetos que producen sujetos
(Breilh, 2006). Esto significa que no existe
un espacio urbano de la salud como lugar
esttico, continente y pasivo, sino un espacio complejo y en movimiento.
Segn la concepcin de Gramsci
(1921), el lugar de la praxis humana articula el movimiento de espacio y tiempo,
[2] Esta referido al equipamiento colectivo (escuelas, hospitales)
y la infraestructura fsica.

El territorio, la salud enfermedad y las condiciones de vida, estudio en un rea periurbana ...

constituyendo as un avance con respecto


al pensamiento lineal de la epidemiologa
convencional, sustentada en una lgica
formal que observa la realidad y mira los
fenmenos sin tiempo, o como si el tiempo
fuera una simple sucesin de coyunturas
(Breilh, 2006). En tal sentido, y en cuanto
al estudio del espacio fsico, la geografa
de la salud en la ciudad debe considerar la
historia de la salud urbana, y sta, a su vez,
la de la geografa. Por lo tanto, es preciso reconocer la complejidad del hbitat, el
ambiente, en el proceso salud-enfermedad;
las diferentes dimensiones de lo social, particularmente en la salud, que le otorga dinamismo y transformacin.
Asimismo la tendencia estructural de
crecimiento urbano se impone sobre la
lgica de los barrios y sus procesos de
expansin. Sin embargo, estos pueden
desencadenar procesos a contracorriente
y construir formas de hegemona opuestas
a la lgica de transformacin impuesta
por la poblacin. Por lo tanto, es preciso
comprender al territorio urbano como la
interaccin de porciones de la realidad y no
como segmentos de una verdad que expresa
segregacin, exclusin y privaciones. Los
diagnsticos de la salud de una ciudad, no
pueden hacerse solamente por esquemas
formales cartesianos y cuantificables, sino
que deben integrar todas las relaciones
sociales (Breilh, 2010, p. 9)[3].
En el caso de la ciudad de Mar del Plata,
se produjo un crecimiento territorial dado
a partir de cambios sociales, econmicos y
polticos desarrollados a mediados y fines
del siglo XX. Estos impactaron en la transformacin de la ciudad balnearia para vacacionar la clase alta, o la elite dominante,
a la explosin originada por la puesta en

marcha de un proyecto productivo con preeminencia de las industrias textiles, construccin y pesquera, que continua hasta
la actualidad. Basta considerar que, en un
momento histrico, se transform en abastecedora de alimentos frescos (1919-1950)
y comenz a ser una franja potencial de tierra liberada para la especulacin (desde
1950 hasta el presente). Esto se observa a
partir de las fases de crecimiento reconocidas para las ciudades latinoamericanas,
descriptas por Hardoy (1969) y analizadas
por Reese (2006) como la expansin, la
consolidacin y la densificacin.
Actualmente, presenta una composicin
demogrfica diversa y heterognea, que se
caracteriza por una fuerte inmigracin sucedida en las ltimas cuatro dcadas. En
los barrios en estudio resulta en un rango
de poblacin migrante entre 40-55% de la
poblacin (INDEC, 2010). La meta inicial
de esta poblacin es lograr mejores oportunidades laborales, pero luego es la radicacin definitiva con su familia en barrios
perifricos por las ventajas en provisin de
infraestructura y equipamiento.

[3] El estudio del Perfil SANA considera los indicadores de salud-enfermedad y la variable territorio, cuyas unidades de estudio las regiones, develan un anlisis comparativo segn la variable territorial y marcar las desigualdades existentes a este nivel.
Sin embargo, debe quedar claro que no establece el cruce

entre territorio y condiciones de salud. Segn Torrado (1985),


esto ocurre dado que los problemas prcticos del anlisis de las
condiciones de salud de las clases sociales es que los sistemas rutinarios de informacin sanitaria no recogen datos que permitan
realizar directamente este tipo de anlisis.

El rea de estudio y sus rasgos de salud


enfermedad en la poblacin

Los datos que aqu se presentan muestran en particular el trabajo de la investigacin sealada en la introduccin; realizada
en el Instituto de Ambiente y Hbitat de la
Facultad de Arquitectura Urbanismo y Diseo Industrial. Se exponen unos avances
del trabajo realizado. El rea de estudio se
corresponde con hogares que habitan el eje
sudoeste del periurbano de Mar del Plata
(Barrio Parque Palermo, Barrio Las Heras
y Barrio Parque Hermoso, que representan

123

Liliana Aguirre

15.558 habitantes- Indec 2.010) (Mapa 1).


La fuente de datos epidemiolgicos de
carcter cuantitativo disponible al momento, proviene de la Sala de Atencin Primaria de la Salud (APS) y la Posta Sanitaria
de los barrios: Las Heras y Parque Palermo

y Parque Hermoso, siendo provista por la


Direccin de Salud de la Municipalidad de
Gral. Pueyrredn. El Grfico 1 revela los
9.074 casos que recibieron atencin en la
Sala de APS del Barrio Las Heras-Parque
Palermo, en el ao 2010.

Mapa 1. Mar del Plata, Ubicacin del rea de estudio

Grfico 1. Nmero de Consultas en la Sala de APS de Las Heras- P. Palermo. 2010

Fuente: rea de Epidemiologa, Secretara de Salud de la Municipalidad de Gral. Pueyrredn

124

El territorio, la salud enfermedad y las condiciones de vida, estudio en un rea periurbana ...

Resulta notable como sobresale la barra


de las enfermedades respiratorias con un
44% del total que, segn las entrevistas realizadas a profesionales de la Sala de Atencin Primaria de la Salud, se debe tanto a
que las viviendas son precarias, hmedas
y mal calefaccionadas, como a las emanaciones de material particulado de los silos
ubicados en el barrio. Asimismo el relevamiento interno de mdicos y enfermeras
afirma que de esta porcin, el 50 % se corresponde a nios menores de 12 aos.
En este contexto, los datos obtenidos
revelan que existen enfermedades frecuentes que se asocian a las actividades propias
del rea de estudio tales como los frigorficos de pesca, la produccin fruti hortcola,
la planta de silos y el trabajo de reciclado
en los depsitos de residuos domiciliarios,
generando contaminacin y una fuerte diseminacin de plagas.
Tambin se observa que el resto de consultas emergentes se debe a: enfermedades
de tipo infeccioso, con un valor de 10,8%
, donde prevalecen las enfermedades del
aparato digestivo tipo diarreas y otras; enfermedades de la piel, con un 7% (sarna,
pruritos), y enfermedades ginecolgicas,
osteo musculares y de hipertensin, con un
5% para cada una de ellas. En relacin a
la morbilidad se observa la prevalencia de
la enfermedad respiratoria, siguindole en
orden: otitis, alergias, dermatitis y pruritos;
patologas infectocontagiosas del aparato
digestivo (diarrea y parasitosis), y enfermedades crnicas, como hipertensin, diabetes e hipotiroidismo. Interesa destacar el registro de un 5% de enfermedades mentales
graves como depresin crnica, trastornos
de ansiedad y esquizofrenia, donde no se
considera la cantidad de adictos a drogas
y alcoholismo. Se menciona este dato, teniendo en cuenta que para una ciudad del
rango de Mar del Plata, no existe un servicio pblico ajustado a la demanda para su
rehabilitacin y tratamiento para esta pro-

blemtica. Cabe sealar que el territorio en


estudio -el barrio periurbano- y los centros
de atencin de complejidad estn mal conectados con el transporte pblico existente, como nica va de comunicacin.
En los hogares entrevistados, cercanos
al cordn fruti-hortcola se detect una
gran variedad de enfermedades dadas las
condiciones del contexto habitacional y
ambiental. Alergias, bronco-espasmos en
bebes y nios, problemas digestivos menores y graves son frecuentes en los hogares
que presentan dficit habitacional como
el hacinamiento y la precariedad. Por otra
parte, la calidad del agua para uso domstico del rea barrial, genera enfermedades
del tipo parasitarias y gastroenteritis, debido a la existencia de las napas contaminadas.

Conclusin
Como reflexin final se considera que
los aportes tericos desarrollados al principio de trabajo son un insumo de importancia para articular con los datos epidemiolgicos que se obtienen de las fuentes
citadas. Este configura el posible prximo
objetivo de esta investigacin respecto a la
vulnerabilidad ambiental y habitacional,
donde habita esta porcin de poblacin
en condiciones de pobreza del periurbano.
Los datos obtenidos revelan riesgos inmediatos a las personas y a los grupos sociales
de esta rea marplatense, por su ambiente
fsico y biolgico -agua, tierra y aire-, por
lo que el hecho de examinar estos datos en
forma aislada invisibiliza los procesos sociales que crean la exposicin al riesgo de
enfermar (Stephens, 1996). Por lo tanto, la
determinacin del proceso de salud-enfermedad de los habitantes del rea se plasma de una forma dinmica, considerando
la diversidad que compone una poblacin
en particular -estratos sociales, migracin,
edad, nivel de instruccin-.
Es de destacar que el hbitat y el am125

Liliana Aguirre

biente, han generado crticas condiciones


de vida, por la precariedad y hacinamiento habitacional creciente en los sectores
ms pobres, pero tambin por los hechos
emergentes del deterioro ambiental (como
la prdida de sustentabilidad y diversidad
ecolgica dadas las actividades productivas industriales y agrcolas intensas), lo
cual incide en las condiciones de vida y su
bienestar, entre ellas la salud.
De tal modo, se toma en consideracin

ciertos aportes de quienes, durante las ltimas dcadas, contribuyeron a replantear la


nocin del territorio urbano, para abordar
la siguiente pregunta: cmo desentraar
la lgica de la construccin urbana y ambiental plasmada en un modelo de ciudad
latinoamericana como Mar del Plata y su incidencia en el proceso salud-enfermedad de
la poblacin? Vincular los aspectos tericos
respecto al territorio y los datos dispersos de
la realidad constituye un prximo desafo.

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Vivienda, hbitat rural diferenciado y estrategias migrantes


en el periurbano del Partido de La Plata
Daniela Patricia Nieto y Guillermo Ariel Aramayo

1. Introduccin
Nos proponemos en este artculo indagar
y analizar un tipo de vivienda y hbitat diferencial extendido en el cinturn florihorticola platense que solo se reproduce ligado
a estas actividades agrcolas-migrantes.
La vivienda y hbitat se encuentran asociados a la actividad productiva predominante que se despliega en un territorio
periurbano, en continuo movimiento,
donde la frontera urbana se inserta en lo
rural, y donde los diferentes procesos y
prcticas sociales modifican continuamente el lugar. Si bien la escala de estas prcticas es el territorio inmediato, los sujetos
migrantes lo hacen desde la activacin de
redes migratorias que se pueden abordar
desde escalas transnacionales.
Territorializarse, dice Rogerio Haesbaert
,significa crear mediaciones espaciales que
nos proporcionen un efectivo poder sobre nuestra reproduccin como grupo social (para algunos tambin como individuos), poder que es siempre multiescalar y
multidimensional, material e inmaterial, de
dominacin y apropiacin al mismo.
(Haesbaert, 2011).
En este sentido estamos ante un tipo de
territorializacin, un hbitat, donde la vivienda en las zonas rurales y especficamente en zonas periurbanas,0 es una mediacin
que liga a los trabajadores migrantes al territorio de forma especfica, formando parte de la reproduccin de los grupos sociales
(trabajadores migrantes) y de la reproduccin y expansin de la unidad productiva.
Iniciamos la indagacin de esta problemtica analizando detalladamente los
datos de vivienda que nos brinda el Cen-

so Nacional de Poblacin y Vivienda 2010,


a nivel de fraccin y radio censal. Si bien
estos datos estadsticos oficiales solo nos
permiten analizar el tipo de hbitat predominante, es en el trabajo de campo donde
nos acercamos a analizar e interpretar hbitat rural diferenciado agrcola-migrante
dentro de las unidades productivas.

2. Puntos

de partida sobre vivienda y


hbitat diferencial agrcola-migrante
en el periurbano platense

2. a. El rea de estudio
El Cinturn horti-floricola Platense constituye el rea productiva ms importante del
Cinturn Verde del rea Metropolitana de
Buenos Aires aportando el 46,15% de la superficie productiva, que representa el 25,15%
de la superficie hortcola total bonaerense[1]
y casi el 50% de la produccin de flores de
corte de la Provincia de Buenos Aires[2].
Actualmente unas 6.000 hectreas del
cordn productivo platense (85%), son administradas por bolivianos (arriendos, mediera o en propiedad), segn estimaciones
del presidente de la Asociacin de Productores Hortcolas de La Plata, Alberto Pate[3].
A escala territorial trabajamos con las
fracciones censales del Censo Nacional de
Poblacin y Vivienda ao 2010, INDEC,
del Partido de La Plata, que registran algn
[1] Informacin recuperada de http://www.municipalidad.
laplata.gov.ar/component/content/article/2-general/38-queproducimos (16/08/14)
[2] Encuesta Florcola del Partido de La Plata 2012. Ministerio
de Agricultura, Ganadera y Pesca. INTA
[3] Informacin recuperada de http://www.eldia.com/la-ciudad/el-cordon-horticola-platense-crecio-un-30-por-ciento-enlos-ultimos-15-anos-65307 Diario El Da - La Plata, Buenos Aires, Argentina (24/6/15)

127

Daniela Patricia Nieto y Guillermo Ariel Aramayo

patrn de actividad rural, identificadas por


superposicin de imagen satelital y lmites
digitalizados de las fracciones y radios censales (Fracciones 41,42, 45, 55, 63, 64, 65,
66, 67,68) (Mapa 1)[4]..
A escala local, lugar donde llevamos adelante el trabajo de campo (nuestro observatorio), delimitamos, de las fracciones seleccionadas, los radios censales con ms del 50% de
la superficie dedicada a la actividad primaria.
2.b. La vivienda rural segn el censo Nacional de
Poblacin y vivienda 2010
Luego de procesar los datos estadsticos, observamos que en nuestra unidad de
estudio se encuentra el 6% de las viviendas
particulares de todo el partido de La Plata.
Al momento de discriminarlas por el tipo
de vivienda y focalizndonos solo en los radios elegidos, encontramos que el tipo de
vivienda casillas y ranchos representa
el 20% del total del partido.
En el Grfico 1 presentamos una comparacin entre la cantidad de ranchos y casillas
del rea de estudio y la totalidad del Partido.
[4] El layer de fracciones y radios censales del Censo Nacional
de Poblacin y Vivienda 2010, se apoyo sobre la imagen satelital
suministrada por el Google Earth 2015

Nuestra unidad de estudio concentra el


15,65 % del total de casillas y el 12,65 % de los
ranchos de total del Partido de La Plata; un
dato ms para trabajar la cuestin de hbitat.
Al indagar los datos sobre rgimen de tenencia nos encontramos con una tipologa
que presenta el censo de lo ms variada,
a saber: a) Propietario de la vivienda y del
terreno; b) Propietario slo de la vivienda,
c) Inquilino, d) Ocupante por prstamo, e)
Ocupante por trabajo
Se pudo identificar que el 59% son propietarios de la vivienda y del terreno y que
el 41% restante alcanzan a usufructuar la
vivienda bajo alguna forma contractual sin
ser propietario del suelo (inquilino el 11%,
propietario solo de la vivienda el 9%, ocupante por prstamos el 8%, ocupante por
trabajo el 11%)
En los Mapas 2, 3 y 4 podemos ver la
distribucin espacial de la cantidad de hogares por algunos de los regmenes de tenencia planteado precedentemente.
Las mayores concentraciones coinciden
con la zona en estudio que por indagaciones de campo presentan un significativa
presencia de poblacin migrante.

Mapa 1. Ubicacin de las fracciones y radios censales

Fuente: elaboracin personal sobre cartografa base suministrada


por el Lic. Juan Cruz Margueliche
128

Vivienda, hbitat rural diferenciado y estrategias migrantes en el periurbano del...

Grfico 1. Hbitat precario: cantidad de casillas y ranchos en el rea


de estudio en relacin al Partido de La Plata

Fuente: elaboracin personal sobre la base del Censo Nacional


de Poblacin y Vivienda (INDEC) 2010
Mapa 2. Hogares por rgimen de tenencia de la vivienda. La Plata

Fuente: elaboracin personal INDEC Censo Nacional de Poblacin,


Hogares y Viviendas, 2010. CEPAL/CELADE Redatam+SP
Mapa 3. Hogares por rgimen de tenencia de la vivienda por radio censal. La Plata

Fuente: elaboracin personal INDEC Censo Nacional de Poblacin,


Hogares y Viviendas, 2010. CEPAL/CELADE Redatam+SP
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Daniela Patricia Nieto y Guillermo Ariel Aramayo

Mapa 4. Hogares por rgimen de tenencia de la vivienda. La Plata

Fuente: elaboracin personal Censo Nacional de Poblacin,


Hogares y Viviendas, 2010. CEPAL/CELADE Redatam+SP

3. Acerca de la vivienda rural


3. a. Claves

tericas para el abordaje de la

vivienda

Para indagar esta temtica hemos revisado tres vertientes tericas interesantes
para nuestro estudio. Una muy trascendente de Oscar Yujnovsky, de inicios de la
dcada de los 80:
...la vivienda es una configuracin de servicios (los servicios habitacionales) que deben dar satisfaccin a necesidades humanas
primordiales: albergue, refugio, proteccin
ambiental, espacio, vida de relacin, seguridad, privacidad, identidad, accesibilidad
fsica entre otras. Estas necesidades varan
con cada sociedad y grupo social y se definen
en el devenir histrico. La produccin de los
servicios habitacionales, as como la poltica de vivienda, tienen lugar en una sociedad
determinada, con una cierta organizacin y
relaciones de poder. Por lo tanto las condiciones de vivienda y la poltica habitacional
solo pueden analizarse teniendo en cuenta
las diversas estructuras y relaciones de la sociedad y el Estado (Yujnovsky, 1984).

Desde una perspectiva de la produccin


social del hbitat, Ortiz plantea
...la vivienda se concibe a partir de la nece130

sidad y como derecho humano, por sobre


su carcter mercantil, como un proceso
ms que como un producto, como un bien
potencialmente abundante (dado que se lo
continua produciendo, aun precariamente en el contexto de pobreza y sin apoyo) y
como expresin del acto de habitar, ms que
como un objeto (Ortiz, 1998) .

Por otro lado desde una mirada rural


Concepcin Snchez (2006) denomina a la
vivienda rural
...como un organismo eminentemente activo
e interactivo con el medio natural, construido
y comunitario, que constituye una herencia,
no slo cultural, sino tambin de sostn emocional y cohesivo de las familias, apoyado
con gran influencia de sus actividades econmicas y comunitarias; y apunta que este comportamiento contrasta con el que se produce
en las viviendas de las ciudades, cuyas actividades ya no fomentan tales caractersticas en
la familia. Ello representa una aproximacin
al complejo problema que representa este
tipo de espacios habitacionales, en los que
adems de las actividades que comnmente
se llevan a cabo en el hogar, se puede tambin practicar la agricultura de traspatio, as
como se conjugan prcticas que an son representativas del medio rural (Snchez, 2006
en Francisco Lemus Yez, 2012).

La primera de las conceptualizaciones

Vivienda, hbitat rural diferenciado y estrategias migrantes en el periurbano del...

pone el acento en las obligaciones del


Estado, mientras que la segunda en las
necesidades y estrategias constructivas de
los sectores populares. La tercera se acerca ms a nuestro objeto de estudio, ya que
toma en cuenta lo cultural, que, para nuestras viviendas agrcola-migrantes, se vuelve
central en el anlisis.
Sin embargo las viviendas que queremos
estudiar no se ajustan exactamente a ninguna de las definiciones, lo cual nos exige
problematizar an ms el anlisis incorporando el rgimen de tenencia de la vivienda, analizado anteriormente.
3. b. Impresiones e interrogantes del trabajo de
campo

En investigaciones anteriores (Nieto-Aramayo, 2015) pudimos verificar la


existencia en la periferia platense de un tipo
de hbitat diferencial. Un tipo de hbitat
rural dominante en la horticultura (Foto
1), incrustado dentro de la unidad productiva, precario en su construccin (madera,
chapa y/o plstico), mvil y sin valor en el
mercado inmobiliario.
Esta fue una primera hiptesis surgida
de las observaciones de campo en el cinturn florihorticola, que, con datos del censo
del ao 2010 e imgenes satelitales, pudimos empezar a identificar y cuantificar en
el transcurso de este ao.
Paralelamente encontramos otro tipo

de hbitat en chacras florcolas, con mejor


calidad constructiva, mayor durabilidad de
los materiales utilizados para su construccin (Foto 2) y con valor en el mercado inmobiliario (Foto 3).
Conscientes de los lmites de los datos
censales para discernir estos contrastes,
nos planteamos avanzar en el trabajo de
campo con entrevistas y ms registros observacionales.
Como sealamos precedentemente, el
hbitat (en un proceso productivo ligado
a la tierra), es un eje articulador/mediador de la territorializacin del grupo social,
es decir de los trabajadores y sus familias
migrantes en la apropiacin del territorio.
Esta afirmacin dispar diversas hiptesis,
que formuladas como preguntas, las enunciamos de la siguiente manera:
~~Incide el tipo de actividad productiva
(flores u hortalizas) para que sus viviendas en las unidades productivas sean diferentes?
~~De qu origen migrante son los trabajadores de una y otra actividad?
~~El tipo de vivienda est ligado a
una prctica social y cultural que se
reproduce al interior de la comunidad
migrante?
~~Cmo es la relacin de los
trabajadores agrcolas con la tenencia
de la tierra en ambas actividades?

Foto 1. Abasto. Partido de La Plata

Fuente: Nieto-Aramayo, Octubre 2015


131

Daniela Patricia Nieto y Guillermo Ariel Aramayo

Foto 2. Colonia Urquiza. Partido de La Plata

Fuente: Nieto-Aramayo, Julio 2015


Foto 3. Colonia Urquiza,. Partido de La Plata

Fuente: Nieto-Aramayo, Noviembre 2015

3. c. Historia

y espacialidad de la movilidad y
asentamiento de migrantes en el rea

La actividad florcola, en La Plata, es


llevada adelante por varias comunidades
migrantes como la japonesa (algunos de
sus miembros son migrantes oriundos de
Paraguay), la portuguesa y tambin la boliviana. Las dos primeras corrientes se asentaron en la zona en la dcadas de los 50
y 60 (Nieto, 2009), se constituyeron en
propietarios de la tierra, se capitalizaron, y
se transformaron en demandante de mano
de obra. Estos dos grupos de inmigrantes,
en un principio, tuvieron su auge de crecimiento, se sedentarizaron, compraron tierras
y sin embargo no han incrementado su volumen demogrfico.
Al referenciar la tercera comunidad de
inmigrantes bolivianos, informantes claves
de la actividad florcola, destacan que desde el ao 2003, la mano de obra asalariada
y los productores bolivianos que alquilan
132

tierras (y establecen relaciones de mediera


con otros trabajadores de la propia comunidad), han crecido significativamente en
esta actividad. Y esto es novedoso, porque
se empieza a desarrollar y expandir en la
floricultura, la forma de produccin de la
horticultura boliviana de la zona.
En la horticultura, desde finales de los
60 y principio de los 70 comenz un proceso de recambio de productores agrcolas,
y los viejos horticultores italianos fueron desplazados por trabajadores migrantes. Los
italianos que perduran lo hacen como dueos de las chacras y en otros casos han sido
reemplazados por migrantes capitalizados,
gran parte de ellos bolivianos. Este proceso
de bolivianizacion incorpor la vivienda a
la chacra a medida que la forma contractual
pas a ser la mediera y el arriendo.
En nuestro caso, este sector productivo
de pequeos propietarios agrcolas, gener
condiciones estructurales para captar una

Vivienda, hbitat rural diferenciado y estrategias migrantes en el periurbano del...

nueva mano de obra extranjera (sin capacitacin en tareas agrcolas) que comenzaba
a llegar a los grandes centros urbanos, en
momentos de fines de la dictadura militar
y crisis econmica recesiva.
Las estrategias de movilidad migrante boliviana implicaron la obtencin de trabajo y
la radicacin se obtuvo a travs de la multiplicidad de redes sociales establecidas con
parientes o conocidos de su localidad de
origen. La migracin es familiar, donde la
posibilidad de asentamiento, se basa en una
amplitud estratgica que abarca desde la vivienda sin costo, la escolaridad de los hijos, y
el servicio de salud pblica, entre otros. Este
tipo de migracin transfronteriza, tiende a
construir lazos sociales a ambos lados de la
frontera y reproducir en el destino aspectos
socioculturales propios de la comunidad. En
ese sentido se habla que la migracin transfronteriza tiende a construir espacios sociales
de la migracin en el destino, a partir de la
reproduccin de prcticas socioespaciales,
en el proceso de apropiacin del territorio.
(Portes, Landot, Guarnizo, 2006).
Entonces, este tipo de vivienda precaria
es una parte del engranaje de esta estrategia de movilidad y asentamiento de la familia migrante?es parte de la estrategia de
propietarios y arrendatarios, nativos y bolivianos capitalizados que demandan fuerza
laboral? Por lo tanto, para dar respuesta
debemos saber cmo se relacionan con la
tierra en el proceso de trabajo
El censo Hortifloricola de la Provincia de
Buenos Aires del ao 2005 nos seala lo
siguiente: en la Plata se concentra casi la
tercera parte de las explotaciones florihorticolas (EFH) de la provincia de Buenos Aires , llegando a 1.047, en una superficie de
5.308 ha. De esta superficie el 49,9% de las
ha son de propietarios repartidos en 444
explotaciones, el 37% est en arriendo con
526 explotaciones y 1,2 % en aparcera con
5 explotaciones y la categora de otros con
2,5% de superficie con 33 explotaciones.

Pero la dinmica de crecimiento y extensin de la frontera sobre todo hortcola, es


tan grande que debemos interpretar muy
cuidadosamente esta informacin. Solo en
aparcera los datos periodsticos y de nuestras entrevistas, los superan holgadamente. Segn el presidente de la Asociacin de
Productores Hortcolas de La Plata, Alberto Pate, el cordn hortcola platense creci
significativamente.
Si los datos son fiables, como tendencia podramos decir que en los ltimos diez
aos se triplicaron las unidades productivas, la superficie cultivada creci un 14%, la
cantidad de migrantes bolivianos en la actividad se hizo hegemnica y el trabajo en negro creci. No podemos saber si aumentaron los propietarios pero si que el volumen
de produccin aument (el cinturn periurbano es el rea productiva ms importante
del Cinturn Verde del rea Metropolitana
de Buenos, op cit) a partir de aumentar la
intensidad de la fuerza de trabajo, es decir
migrantes bolivianos. Entonces es viable inferir que est aumentando la florihorticultura en forma intensiva, a costa del arriendo, la mediera y el trabajo humano.
3.

d. La vivienda precaria emerge entre las


estrategias productivas y la tenencia de la tierra

La estrategia de insercin al proceso


productivo hortcola empieza como asalariado temporario, mediero, arrendatario y
algunos llegan a propietario. Este proceso
se lo denomina en la estructura social la Escalera social boliviana (Benencia, 2006). Esta
escalera social puede ser asimilada a una
pirmide, que implica la ampliacin de una
base de trabajadores familiares bolivianos,
incrustados en la tierra, y al mismo tiempo
nmades en sus costumbres.
En cualquier caso la vivienda es provista,
construida y sustentada por la misma familia migrante. Ms all de algunos mejoramientos parciales, en algunas chacras ms
antiguas, la razn de la extensin en el terri133

Daniela Patricia Nieto y Guillermo Ariel Aramayo

torio de esta casilla se encuentra en la cuestin de la tenencia de la tierra. Si hablamos


de costos, estas casillas son abonadas por el
propietario, arrendatario o por el mediero.
Hemos detectado familias bolivianas
de hasta 15 aos de antigedad, llegadas
como trabajadores golondrinas, oriundas
de Mendoza, alquilando tierra para horticultura primero y ahora en floricultura,
que siguen habitando la misma casilla con
piso de tierra, y han invertido sus ahorros
en transporte propio para la mercadera y
educacin de sus hijos. Y tambin encontramos chacras habitadas por varias familias, en un encadenado de casillas, que
hacen recordar a los viejos conventillos de
los inmigrantes europeos de principios del
siglo XX en Buenos Aires y Berisso.
La relacin de tenencia de la tierra en
floricultura es diferente, pues la existencia
de propietarios portugueses o japoneses
capitalizados, implica afianzar una relacin social de pequea o mediana empresa capitalista, donde la tensin para aumentar la produccin no est puesta en la
movilidad de la fuerza laboral. Tambin la
vivienda esta incrustada a la produccin,
pero de manera diferente, pues cumple la
funcin de reproducir la fuerza de trabajo, para el propietario. Es un interrogante
saber quin amortiza los gastos de estas
viviendas fijas, de ladrillos y mejor calidad
en construccin, que le pertenece al dueo de la tierra y no a los trabajadores migrantes (Foto 2).
Ahora bien, articulando migrantes,
trabajo, sistema de tenencia de la tierra y
vivienda, se puede decir que el primer engranaje que articula al migrante boliviano
(mediante redes de informacin y/o parentesco) al territorio, es el trabajo, mientras
que la vivienda permite el anclaje territorial
de su familia. En este sentido la vivienda en
su forma precaria adquiere el sentido de la
transitoriedad, movilidad, y naturalizacin
con el conjunto de la unidad productiva.
134

4. Consideraciones finales
Indagar este tipo de hbitat rural diferencial, nos sumergi en una serie de variables
poco estudiadas en relacin a esta temtica.
La vivienda como parte de la reproduccin social incrustada en la explotacin florihorticola, adquiere particularidades, que
pueden ser abordadas desde las relaciones
de produccin, la tenencia de la tierra y de
la vivienda, y tambin desde otras perspectivas, jerarquizando lo cultural como mecanismo de reproducir una forma de hbitat en sentido amplio.
Podemos inferir que la vivienda precaria
es una manifestacin tnico-cultural de sus
formas de vida. Si bien no encontramos informacin que nos lleve a concluir que en
sus territorios de origen el hbitat sea similar, si podemos afirmar que all o ac,
son trabajadores pobres en su mayora, sin
capital suficiente para autoconstruir viviendas dignas. Algunos registros fotogrficos
por ejemplo, nos muestran las construcciones simultneas de los invernculos y
las casillas en preparacin, de la unidad
productiva, antes de comenzar a producir.
Algo as como condicionantes iniciales de
las prcticas migratorias y productivas.
La articulacin de vivienda y trabajo,
tiende a eliminar la friccin del espacio y
los tiempos muertos, lo cual impone a la
unidad productiva avanzar desde la mediera o incluso el arriendo, hacia una mayor
bsqueda de productividad.
Por lo tanto, para la consolidacin de este
tipo de hbitat, es imprescindible el arraigo,
sustento y potencialidad de la comunidad
migrante que permite la multiplicacin de
prcticas sociales, espaciales y materiales.
De esta forma concluimos que la actividad florihortcola de nuestra regin
tiende a consolidar un proceso migratorio transfronterizo y la extensin de un
tipo de hbitat precario diferencial; donde la vivienda precaria es el emergente de
un tipo de estrategia de los productores,

Vivienda, hbitat rural diferenciado y estrategias migrantes en el periurbano del...

imprescindible para arraigar a las familias


y reproducir los lazos y redes migratorias,
que permitan recrear una gran oferta de
mano de obra, y a su vez es la vivienda la

sntesis de una forma de relacionarse con


la tierra, de recrear su comunidad tnica y
cultural, de atarse a una forma de trabajo
intensiva y apropiarse de un territorio.

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135

Migrantes peruanos en la ciudad de Buenos Aires:


reconstruccin identitaria desde la experiencia
de la aceptacin y la discriminacin
Marina Laura Lapenda

Introduccin
La relevancia que ha cobrado la migracin peruana en la Argentina desde los
aos noventa se visibiliza por el crecimiento de lugares peruanos. Los mismos dan
cuenta de un proceso de territorializacin,
entendido como proclamacin de pertenencia (Claval, 1999, p. 186), en el que
la migracin peruana interpela a la sociedad local al poner en juego percepciones,
vinculaciones, modos de dilogo y comunicacin. Los recin llegados activan prejuicios y preguntas entre los antiguos residentes: quines son, de dnde vienen,
cules son sus saberes y costumbres?
Nos preguntamos, pues, cmo articular
lo que permanece y lo que cambia (Arfuch,
2005, p. 29), cmo se manifiesta ese juego
de las diferencias y en qu medida se expresan mecanismos de aceptacin/rechazo o se
cristalizan posturas como la de los unos y
los otros? Se reconocen y valoran las prcticas de la migracin en la sociedad local;
qu referencias a la migracin aparecen en la
prensa escrita, en internet; cmo se organiza
el espacio de lugares peruanos a partir de
las experiencias de aceptacin/rechazo; qu
nuevos significados cobran dichos lugares
por parte de la migracin?
Nos proponemos en este trabajo analizar cmo las manifestaciones de aceptacin/rechazo de la migracin peruana
hacen a la reconstruccin de su identidad
-la peruanidad- en el destino, a partir del
proceso de territorializacin en la ciudad
de Buenos Aires. Las entrevistas en profundidad a migrantes peruanos que residen o

trabajan en la citada ciudad, la consulta a


residentes locales y el anlisis de los blogs
y artculos en la prensa, posibilitaron acercarnos al tema.

El legado del origen en la reconstruccin identitaria en el destino

Si bien en la construccin de sus lugares, los migrantes suelen ser asistidos por
sus redes sociales, uno de los principales desafos es el de establecer nuevas relaciones.
En el juego de vinculaciones se reaviva no
quines somos o de dnde venimos sino
en qu podramos convertimos, cmo nos
han representado y cmo atae ello al
modo como podramos representarnos
(Hall, 2003, p. 17-18), referido tanto a
lo fsico, comportamental, como a los
atributos histrico-culturales. La visibilizacin de un nuevo grupo humano genera
un campo de tensiones y posicionamientos
para lograr el protagonismo, en el cual operan mecanismos de poder que conducen al
fortalecimiento de algunos colectivos y al
sojuzgamiento de otros.
Durante el trabajo de campo hemos
observado que los migrantes peruanos reconocen diferencias sociales cristalizadas
desde el origen, que generan discriminaciones y separaciones, especialmente entre los
oriundos de Lima y los de la Sierra. Es notorio cmo en los relatos aparece frecuentemente la mencin a yo soy de la costa
o soy de la sierra, expresiones que hacen
referencia a las regiones de procedencia de
los migrantes (Lapenda, 2013, p. 17) y
a su proceso histrico. Los contrastes re137

Marina Laura Lapenda

gionales inciden en la conformacin de la


sociedad peruana, en la cual la diferenciacin tnica ha sido una constante en cada
etapa histrica. Ya en tiempos prehispnicos existan, tanto en la sierra como en la
costa, grupos de curacazgos sometidos a
otro principal que pareca dominar a todos
los dems (Rostworowski, 2002, p. 293).
A partir del siglo XVI y hasta principios del
XIX, bajo el status de colonia espaola[1],
se reforz aqul sistema de reciprocidades
previamente instalado desde la organizacin poltica, econmica, social y religiosa.
Al respecto Timothy (2003, p 42) expresa:
la mayora de las decisiones polticas de la
poca se hacan en Lima, donde la poblacin blanca representaba el porcentaje ms
grande del total y ciertamente era muchsimo ms poderosa en cuanto a su poder
para tomar decisiones. La intervencin
territorial de los conquistadores, invasiva y
destructiva de los ambientes preexistentes,
produjo una desarticulacin social y econmica en las regiones del pas, potenciando la preponderancia del rea litoral. As,
como producto de la divisin del trabajo,
de los intereses de los consejeros mercedarios al virrey y de los mineros, los negros
deban trabajar en la costa, mientras los
indios deban hacerlo en la sierra (Benza,
2005, p. 195). Constituan pues el grupo
poblacional dominado por una elite, que
logr poder con una construccin social
marcadamente estratificada y que responda a sus intereses.
Esas diferenciaciones se perpetuaron en
el tiempo y permanecieron hasta la actualidad: ser indio, ser cholo, ser blanco,
ser negro son estereotipos propios de la
sociedad de origen (Benza, 2005, p. 195196). Entonces se visualizan mecanismos
de exclusin o aceptacin producidos, reproducidos y vueltos a producir (Wieviorka,
2003) en cada nueva situacin, emergentes
[1] El Per independiza en 1820.

138

en el aqu y ahora, que remiten a las formas de organizacin econmico-social del


Per instauradas antes y durante la etapa
de dominio espaol. Asimismo, la divisin
regional del pas hace a las formas de comportamiento y significados que cobran las
prcticas sociales de la poblacin peruana.
Se traen al presente imgenes, discursos,
historias del lugar donde se ha nacido, que
a la lejana se fortalecen y resignifican en
vinculaciones de poder y de regulacin social entre paisanos, poniendo tambin en
evidencia diferencias irreconciliables (Caggiano, 2008 apud Lapenda, 2013). En este
aspecto, acota Zevallos Aguilar sobre la migracin peruana en Estados Unidos:
Las rivalidades y animadversiones de clanes familiares, pueblos y regiones se llevan
al extranjero. En Paterson, la mayora de
la poblacin peruana est constituida por
criollos del puerto del Callao, barrios de
Surquillo y el Cercado de Lima y la minora
son andinos provenientes de varios pueblos
de la Sierra. Esta minora andina est tambin en una posicin subalterna dentro de
la comunidad transnacional peruana ya que
la mayora criolla hegemoniza la dirigencia
de instituciones religiosas y deportivas (Zevallos Aguilar, 2004, p 165).

As, las celebraciones de fiestas nacionales y religiosas pueden tornarse en espacios


de encuentro o desencuentro, en los que se
ponen en juego las vivencias, percepciones,
valoraciones y diferencias culturales anidadas desde el origen y, como expresa Sinisi
(1998, p. 4) la relacin nosotros-otros se
representa como una relacin entre colectivos irremediablemente opuestos. Las
relaciones de poder habilitan el ejercicio
de prcticas para algunos y lo obstaculizan para otros, lo cual refiere a las caractersticas del campo social[2] como una
amalgama de fuerzas multidireccionales.
[2] Como explican Levitt y Schiller (2004, p. 66) el concepto de
campo social adoptado por Bourdie, refiere a las maneras en
que las relaciones sociales se estructuran por el poder. Las fronteras de un campo son fluidas y el campo mismo es creado por los
participantes que se unen en una lucha por la posicin social.

Migrantes peruanos en la ciudad de Buenos Aires: reconstruccin identitaria desde la...

Entonces, la aceptacin/discriminacin se
observa en la conformacin de distintos
agrupamientos de la poblacin migrante,
cuando opta por participar de las festividades, integrar asociaciones, gestionar emprendimientos.
As, en la ciudad de Buenos Aires, algunos lugares reflejan aquellas separaciones
cristalizadas desde las regiones de procedencia, que se afirman y fortalecen a travs
de formas de asociacionismo que privilegian
la inclusin de unos sobre otros (Lapenda,
2013). En este sentido, los restaurantes
peruanos pueden clasificarse como cerrados y abiertos, segn nuestro anlisis.
Los primeros se concentran en el rea del
Abasto, asociada a la poblacin proveniente de la Sierra y con menores recursos, y se
orientan a satisfacer a la poblacin peruana
que concibe a su gastronoma como de comida barata y abundante[3]. Se distinguen
por la disposicin en hileras de las mesas,
los anuncios y la cartelera con vocablos y
expresiones andinas. En cambio, los de modalidad abierta, se localizan preferentemente en los barrios de Palermo y Belgrano
y estn orientados a la sociedad local y al
turismo internacional. En ellos la comida
se prepara y presenta segn los requisitos
de una haute cuisine, tambin denominada novoandina, que intenta posicionar a la
cultura peruana en distintas ciudades del
mundo. Presentan pginas web con el detalle de los menes y significado de las tradiciones y sus orgenes.
De alguna manera, estos emprendimientos ponen en juego las formas de ser y de
pertenecer, reconstruidas y fortalecidas a la
distancia. Como expresan Levitt y Schiller
(2004, p. 68), las formas de ser se refieren
a las relaciones y prcticas sociales existentes en la realidad, en las que participan los
individuos, ms que a las identidades asociadas con sus actividades. Las formas de
[3] Blog de Viajes, 2006.

pertenecer son explcitamente visibles en el


destino a partir de la construccin de lugares en el pas receptor. Ocasionan que
la sociedad local perciba lo peruano ya que
actualizan una identidad (Levitt y Schiller,
2004, p. 68), manifestada explcitamente
por la capacidad de agencia del grupo y los
modos de apropiacin territorial.

La

representacin de lo peruano en la
sociedad local

La migracin identifica a las regiones


peruanas como mbitos que definen una
identidad regional, desde la cual se originan las prcticas y sus significados en los
pases de destino en un continuo devenir,
pues la identidad es un concepto que
funciona bajo borradura y se constituye
dentro de la representacin y no fuera de
ella (Hall, 2003, p. 14 y 18). Entonces, en
el proceso de territorializacin, la identidad se re-define, se actualiza en un transitar dinmico que implica renuncias, adaptaciones, interpolaciones, contrastaciones
y aceptaciones. Ello se logra en el continuo
vaivn de rupturas y suturas entre el all y
el aqu, donde lo que se busca es hacer pie
en (Briones, 2007, p. 70). Como expresa
la misma autora, se pone en juego la capacidad de agencia del grupo, que resulta
de la forma en que diversas movilidades
estructuradas espacializan trayectorias que
permiten instalarse estratgicamente en
sitios especficos de actividad y poder
(Briones, 2007, p. 71).
En este sentido, la migracin peruana ha
comprendido que los restaurantes se configuran como la puerta de entrada en la
sociedad local. Son parte de las estrategias
de integracin que orientan a romper con
el imaginario de lo peruano como sinnimo de amenaza y evidencian la capacidad
de agencia de este colectivo, potenciada
por la accin de las redes sociales que reavivan el sentido de pertenencia a la distancia, mediante la creacin de asociaciones
139

Marina Laura Lapenda

(como AgaPeru. Asociacin de Gastronoma Peruana y afines de la Argentina) y otras formas


de comunicacin. El crecimiento de estos
comercios denota una conquista del espacio pblico: la marca cultural peruana
es considerada una fortaleza. La difusin
de la cocina a travs de las pginas web,
peridicos y folletos que se reparten en la
va pblica posibilita una articulacin entre lo pblico y lo privado, entre los mecanismos narrativos de la identidad personal
y su indudable valencia colectiva (Arfuch,
2005, p. 37). Se da lugar a la desmitificacin, al esclarecimiento, al descubrimiento.
Tambin las festividades crean lugares,
aunque breves, en una conjuncin tiempo-espacio de pocas horas. Tal es el caso
de las procesiones religiosas, como la del
Seor de los Milagros (celebrada en Buenos Aires, como en varias ciudades del pas
y del mundo), que expresan con smbolos,
cantos, danzas y rezos, una superposicin
entre el all y el aqu, una sincronizacin
del pasado con el presente evidenciada en
las formas de transitar, manifestar y vivenciar la fiesta. En un sector de la ciudad[4] el
paisaje urbano se modifica con una cultura
externa a la local, que trastoca las referencias espaciales conocidas. Dicho paisaje evidencia su carcter de palimpsesto por
la concatenacin de expresiones culturales
diferentes, pero a la vez superpuestas y por
momentos compartidas, entre la poblacin peruana, la argentina y otras colectividades que asisten a la procesin.
Por otra parte, la visibilizacin de este
colectivo ha generado reacciones adversas
en la sociedad local. En ocasiones, algunos
hechos de violencia ocurridos en la ciudad
de Buenos Aires, bastaron para culpabilizar a los recin llegados, como dejan en[4] En el mes de octubre parte la procesin de la Baslica de la
Piedad, sito en las calles Bartolom Mitre y Paran. Su recorrido, que puede variar en algunas manzanas cada ao, sigue las
siguientes arterias: Paran, Av. Corrientes, Nueve de Julio, Av. de
Mayo, Paran, Bartolom Mitre.

140

treverlo algunas noticas: violentas peleas que


se dan con frecuencia durante la madrugada en la
zona que rodea al Shopping Abasto () una zona
de numerosos locales nocturnos y restaurantes de
cocina peruana[5] (el subrayado es nuestro).
As los nuevos habitantes son catalogados
como un grupo de menor virtud y respetabilidad (Elas, 2003, p. 221), considerados como intrusos a los que se les culpa
de perturbar la calma del barrio. Entonces,
se reeditan connotaciones descalificadoras, que contribuyen a aumentar la exclusin y la vulnerabilidad de los migrantes,
principalmente de los ms pobres.
En este sentido, las reas de asentamiento de la migracin peruana en la
ciudad estn condicionadas no slo por
las posibilidades de acceso a los recursos
de dicha poblacin, sino tambin por el
mapa mental del espacio urbano asociado a lo peruano que la sociedad nativa
edifica segn su percepcin. Se produce,
pues, una segregacin socio-espacial que
divide reas confiables o seguras por un
lado, de aquellas peligrosas, por otro. Esto
es, los barrios de Palermo y Belgrano en los
que reside poblacin procedente de Lima,
que suele gerenciar los restaurantes de alcance internacional y los de Balvanera (que
incluye el rea del Abasto), La Boca, Retiro
(villa 31 y 31 bis) y Bajo Flores, habitados
por migrantes oriundos de la Sierra, reas
perifricas de Lima o departamentos costeros al norte de la capital (Chiclayo, Lambayeque) (Mapa 1).
En otro sentido, asistimos en la actualidad a una vorgine comunicacional que
ampla la percepcin de nuestro entorno y
sobre los otros. La misma no se construye solamente en el espacio real, en el contacto visible donde cada sujeto puede decirse o desdecirse, en el cual los gestos, los
silencios y hasta todo el cuerpo es una caja
de resonancia de lo que se siente y piensa.
[5] Disponible en: http://www.lanacion.com.ar/1469345-abasto-un-barrio-acechado-por-la-violencia-y-las-drogas

Migrantes peruanos en la ciudad de Buenos Aires: reconstruccin identitaria desde la...

La miscelnea de discursos que configuran


el espacio virtual de la web ha modificado
los lmites de nuestra imaginacin.
En el espacio virtual subyace una
reinterpretacin sobre los otros de lo
que previamente fue interpretado por un
tercer sujeto que edita en internet, que
en ocasiones incide en una apreciacin
y accin colectiva (Appadurai, 2001).
Entonces decimos, cul es el posible
efecto de la accin colectiva, cuando se
desconoce a ciencia cierta quines son
esas personas, no se las interpela, no se
deja que hablen por s mismas?; cul es
el posible efecto de la accin colectiva,
cuando se decide, expulsa, legisla,
escriben comentarios, notas de opinin,
discursos que no han considerado la
manifestacin respetuosa de aquellos de
quienes se habla? La web est plagada
de dichos y contradichos (principalmente en los blogs) que intentan justificar
sus posturas, aclarar falsas apreciacio-

nes y resignificar las prcticas de los migrantes como valiosas. Y la construccin


de identidades colectivas implica revertir una definicin negativa o que hace de
alguien un ser inexistente, en una definicin positiva (Wieviorka, 2003, p. 24).
El dilogo habilita la aparicin de las
diferencias y en el cruzamiento de apreciaciones, experiencias, significaciones que
dinamizan procesos de reconocimiento y
valoracin. Es as que en las entrevistas algunos migrantes dan cuenta de un perfil
socio-cultural manifestado por lo que se
es y lo que no se es, una enumeracin de
valoraciones contrastantes a fin de alcanzar la aceptacin de la sociedad de destino y desmentir lo que se publica en diarios/revistas y algunos blogs. Recordamos
a (Bauman, 1999, p. 9): todos pueden
ser viajeros pero existe un abismo difcil
de franquear entre las vivencias respectivas en lo alto y lo bajo de la escala de libertad; cmo franquear esa distancia?

Mapa 1. Ciudad de Buenos Aires. Segregacin social de la migracin peruana

Fuente: elaboracin personal. Cartografa base:


www.mapainteractivo.net/fotos/mapa-de-buenos- aires.htm

141

Marina Laura Lapenda

Los migrantes peruanos entrevistados se


reconocen como trabajadores, emprendedores, atentos al cuidado de sus hijos. Valoran la educacin como uno de los principales medios para progresar y mejorar su
condicin de vida y, segn ellos, esa es la
razn por la cual la poblacin femenina logra cubrir rpidamente puestos destinados
al cuidado de nios y ancianos: en las casas
de familia, las chicas son queridas porque son de
una clase de cultura, tienen nivel educativo (entrevista, diciembre 2007). A la vez, la necesidad de reconocimiento y principalmente
de superviviencia en un pas extranjero da
lugar a la revalorizacin de la cultura de
origen, como ocurre con las estrategias implementadas en la apertura de restaurantes, la difusin de libros y notas sobre los
valores peruanos.
As, se produce una relacin dialgica
entre lo que permanece y lo que cambia (Arfuch, 2005), entre lo que se hereda del origen y lo que se adquiere en el destino, entre
el pasado y el presente; todo hace a la expresin identitaria, a la vivencia de la peruanidad, aunque se est lejos de la tierra natal.

Conclusin
Las migraciones descontextualizan y
re-contextualizan el mundo conocido. En
su dinamismo obligan a reflexionar sobre
cmo opera en la construccin de sus territorios, la representacin que de s mismos
tienen los migrantes y cmo son representados por la sociedad de destino. Comprender cmo se actualizan sus prcticas
desde las nuevas experiencias y significados, los intercambios con otros colectivos,
la aprehensin del espacio real y tambin
el virtual es parte del proceso de territorializacin.
La migracin peruana en Buenos Aires

142

recupera su historia en el presente, la actualiza y expresa en sus formas de aparecer


y pertenecer. Las referencias a las regiones
geogrficas del Per estn presentes en sus
relatos, en los que se manifiesta la vivencia
de la discriminacin o la aceptacin. En el
juego de la disputa permanente, esa vivencia
se actualiza y pone en accin la capacidad
de agencia del grupo para lograr reconocimiento. As, rompe las fronteras de la exclusin, y viabiliza su reconocimiento en los espacios que elige como su lugar en el destino.
Interpela permanentemente a distintos colectivos, obliga a reacomodamientos, a refuncionalizar el espacio urbano. El territorio,
entonces, se configura como un conjunto de
lugares hechos de materialidades y cargados
de significados. Tambin como espacio de
poder y de conflicto, y como miscelnea de
identidades compartidas.
La migracin peruana en Buenos Aires
reconstruye su identidad en el proceso de
apropiacin territorial dentro de un campo de fuerzas entre el aqu y all, desde el
pasado hacia el presente. La peruanidad se
entiende como una construccin colectiva,
compleja, inacabada, que apela a la discusin y reconciliacin con los otros, en
una relacin dialgica que produce nuevos
sentidos en el destino. Toda tendencia a la
exclusin, separacin, encierro, esencializacin, obtura la posibilidad de vivirse en
el aqu y ahora, de enriquecer y fortalecer
dicha identidad. Comunicar y enraizar su
cultura en las ciudades de destino, a travs
de sus prcticas, achica la brecha entre los
de aqu y los de all. Permite observar un
espacio geogrfico en el que las horizontalidades y verticalidades no se presentan
como ejes opuestos, sino que se intersectan para conformar una trama reticular
de vivencias y acciones multiculturales que
muestra la verdadera esencia del espacio.

Migrantes peruanos en la ciudad de Buenos Aires: reconstruccin identitaria desde la...

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143

Productores familiares y Soberana alimentaria.


El caso de la Feria y Mercado Madre Tierra
de Tres Arroyos en la actualidad
Matas Alamo

Introduccin
El actual modelo econmico imperante
a nivel mundial, guiado por polticas neoliberales impuestas por los pases ms desarrollados que fomentan la liberalizacin
del comercio de manufacturas de origen
agropecuario, genera graves consecuencias
en las economas de los pases menos desarrollados. Estas polticas que impactan
directamente en el modelo de produccin
agropecuario y en el sistema agroalimentario nacional, generan un crecimiento
asimtrico entre las distintas economas regionales, acentan la pobreza en las reas
rurales, las desigualdades territoriales y la
migracin campociudad.
Por lo tanto es importante abordar la
problemtica de la soberana alimentaria
y la agricultura familiar en nuestro pas en
este contexto. Como punto de partida es
preciso conceptualizar a la agricultura familiar. Para ello seleccionamos una definicin propuesta por el Foro Nacional de
la Agricultura Familiar (FONAF), considerndola como
... una forma de vida y una cuestin cultural,
que tiene como principal objetivo la reproduccin social de la familia en condiciones
dignas, donde la gestin de la unidad productiva y las inversiones en ella realizadas es
hecha por individuos que mantienen entre si
lazos de familia, la mayor parte del trabajo
es aportada por los miembros de la familia,
la propiedad de los medios de produccin
(aunque no siempre la tierra) pertenece a
la familia y es en su interior que se realiza la
transmisin de valores, prcticas y experiencias... (Cervio, 2008, p. 146).

En este contexto es notable la influen-

cia del capitalismo agrario en el proceso


de concentracin de la tierra, que produce
modificaciones en el uso y la tenencia de la
tierra, ocasionando la desaparicin de miles
de pequeos y medianos productores, provocando fuertes impactos socioculturales
en el espacio rural. Este proceso es acompaado por el avance tecnolgico que se
manifiesta en distintos aspectos, afectando
decisivamente el perfil productivo laboral
y la vida cotidiana de estos pequeos productores, la capitalizacin a la que son impulsados por las polticas pblicas, da lugar
a una estructura productiva exclusivamente
para el mercado, con inversiones importantes de capital, a las que no todos tienen acceso causando el xodo, la pobreza, la desigualdad y la fragmentacin social.
En este perodo, la intensificacin de la
produccin de commodities determin un
uso creciente de insumos qumicos, semillas genticamente modificadas y aumento
de la superficie explotada con el sistema de
siembra directa, modificando el escenario
productivo nacional y convirtiendo a la soja
en un rubro clave de la economa, que desplaza producciones y a los productores que
no cuentan con los recursos para incorporarse a este proceso de agriculturizacin.
Por otra parte, la llegada del nuevo paradigma econmico post-convertibilidad,
propicia la creacin de nuevos emprendimientos productivos y de comercializacin,
que permitieron a los pequeos productores familiares generar recursos genuinos y
mejorar sus ingresos econmicos.
La feria y mercado Madre Tierra, es una
iniciativa productiva que llevan a cabo dis145

Matas Alamo

tintos grupos de productores familiares,


entre los que se destacan grupos de desocupados, familias en condiciones de vulnerabilidad social, y pequeos productores, que permiten mejorar los ingresos de
los grupos a travs de la comercializacin
de sus productos.
En torno a la problemtica que estamos
analizando, es pertinente conceptualizar a
la soberana alimentaria que es el derecho
de los pueblos a definir sus propias polticas
y estrategias de produccin, distribucin y
consumo de alimentos, garantizando una
alimentacin cultural y nutricionalmente
apropiada y suficiente para toda la poblacin. Destacamos en la presente definicin
la importancia y la necesidad de promover la
creacin de espacios que articulen saberes,
que ofrezcan respuestas a la complejidad de
los problemas, aportando al fortalecimiento de diferentes experiencias de produccin
y comercializacin de alimentos.
Es as como el concepto antes mencionado adquiere un nuevo significado en funcin de la necesidad de repensar el modelo
agroalimentario, incorporando un fuerte espritu crtico y una visin sistmica, con un
alto contenido tico, en la concepcin de la
sociedad en general respecto de la produccin, distribucin y consumo de alimentos.
Otra de las nociones que utilizamos es el
desarrollo local pensado como un proceso
de crecimiento y cambio estructural que,
mediante la utilizacin del potencial de desarrollo existente en el territorio, conduce a
elevar el bienestar de la poblacin de una
localidad o regin. Si la comunidad local
es capaz de promover dicho proceso, nos
encontramos ante un caso de desarrollo local endgeno (Vzquez Barquero, 2000)[1] .
Por lo antes expuesto, pensamos al territorio como una construccin social y
[1] En: Diez, Jos y Gutirrez, Ricardo. 2009: Transformaciones
en la gestin municipal y polticas para el desarrollo local: experiencias del sudoeste bonaerense. Baha Blanca. Editorial de la
Universidad Nacional del Sur.

146

colectiva, lo cual implica disponer en una


localidad, de ciertas condiciones que habitualmente se identifican con la expresin
capital social. Este capital se construye a
lo largo de la historia de cada territorio
y es fruto de la cultura e idiosincrasia de
cada comunidad.
Entonces el territorio, en el proceso de
desarrollo local, cumple un papel fundamental y puede representarse como un
conjunto de relaciones sociales y naturales,
donde el poder juega un papel preponderante en la determinacin de las vinculaciones que se concentran en dicho espacio. Estas relaciones de poder y conflicto
lo atraviesan y le imprimen una dinmica
propia, que se modifica permanentemente
produciendo periodos de desterritorializacin y reterritorializacin, es decir la construccin de un nuevo territorio y la destruccin del territorio anterior.

Caractersticas
Madre Tierra

de la feria y mercado

La feria y mercado Madre Tierra se encuentra ubicada en el partido de Tres Arroyos, en la regin pampeana, en el sudoeste
de la provincia de Buenos Aires Argentina-, limita con los partidos de Coronel
Dorrego, Coronel Pringles, Adolfo Gonzles Chves y San Cayetano. El distrito tiene 57.110 habitantes, concentrndose el
83,5% de la poblacin en la ciudad homnima, cabecera del partido.
El municipio de Tres Arroyos posee cinco delegaciones: Micaela, Cascallares, Copetonas, San Francisco de Belloq, Reta y
Orense. Su superficie es de 5.963 km2, que
representan 576.243 hectreas agropecuarias. Su relieve est compuesto por una
llanura semiondulada con algunas elevaciones hacia el oeste. El clima es templado
con influencia ocenica, presenta una temperatura media anual de 14 grados centgrados y las precipitaciones anuales oscilan
entre los 750 y 850 milmetros anuales. La

Productores familiares y Soberana alimentaria. El caso de la Feria y Mercado Madre Tierra...

presencia de suelos frtiles y profundos,


desarrollados sobre depsitos lossicos
determina, junto con las favorables condiciones climticas, una gran potencialidad
productiva, con condiciones altamente
ventajosas para el desarrollo de actividades
agrcola-ganaderas (Alamo, 2008).
La actividad econmica se sustenta principalmente en la produccin agropecuaria,
destacndose el cultivo de trigo, girasol, cebada y soja. Vinculado al sector agropecuario, emerge tambin un importante sector
industrial especializado en la elaboracin
de alimentos y en el diseo y fabricacin de
mquinas e implementos agrcolas.
Madre Tierra comenz a funcionar en
febrero del ao 2008 en el galpn del ferrocarril que fue recuperado y reciclado por
los propios integrantes, situado en avenida
del Trabajador nro. 451. Est abierto todos los martes y sbados del ao, de 16 a
20 horas. Entre los productos que se comercializan se destacan: verduras, hortalizas, quesos, productos de granja y de vivero; alimentos elaborados, dulces, licores,
panificados, empanadas, tartas. Por otro
lado tambin se venden prendas tejidas,
textiles, artesanas tobas, regalos, bijoutera, marroquinera, artesanas en hierro y
juegos didcticos.
Los procesos organizativos previos a los
orgenes de la feria y mercado Madre Tierra
se remontan al surgimiento del plan Manos a la Obra, impulsado por el Ministerio de Desarrollo Social de la Nacin. As,
muchos pequeos productores artesanales
comienzan a gestionar proyectos para recibir subsidios destinados a poner en marcha
nuevos emprendimientos asociativos. Es en
este momento donde se visualiza la necesidad de enmarcar dentro de una experiencia
conjunta algunas de las iniciativas grupales, comienzan a delimitarse los objetivos
del emprendimiento colectivo.
Los feriantes se caracterizan por ser emprendedores de la economa popular, que

junto a sus familias, en muchos casos, tienen planes sociales u otros ingresos, la mayora de sus integrantes desarrollan en sus
casas distintas actividades productivas que
comercializan en la feria. En cuanto al nivel
de capitalizacin, el mismo es muy bajo y
los ingresos por lo general tambin. Adems participan los agricultores familiares
del espacio periurbano de Tres Arroyos,
que son productores hortcolas, de granja
y vivero. Estos viven en pequeas chacras
o quintas y su insercin en el mercado es
a travs de la comercializacin, siendo este
grupo de feriantes, el que logra los mejores
ingresos del mercado.
En este sentido es preciso citar un fragmento de la entrevista realizada a Martn
Goizueta, quien manifiesta Somos un
grupo de familias que comenzamos a trabajar en conjunto, en espacios de formacin y gestin colectiva, que nos permiti
construir un espacio participativo de organizacin popular y de comercializacin
directa y solidaria, entre productores y
consumidores[2].
Los objetivos ms importantes que persiguen los integrantes son beneficiar con
productos de calidad y buen precio a la
comunidad, vivir con dignidad de lo que
hacen y producen, favorecer el comercio
justo, mediante la relacin directa entre el
productor y el consumidor, promover la organizacin de los pequeos productores y
emprendedores y su articulacin con otras
asociaciones, y brindar a la localidad de
Tres Arroyos un espacio alternativo de esparcimiento, recreacin y revalorizacin de
la cultura local. El sentido de la experiencia
lo marca no slo una cuestin econmica
material, sino la posibilidad de transformar la realidad cotidiana en una vida ms
digna a travs de la construccin conjunta
[2] En Goizueta Martn. 2009: Economa social. Mercado Madre Tierra. En Ecodias, [en lnea], 05 de diciembre de
2009 [consultado el 15 de septiembre de 2015]. Disponible en:
http://www.ecodias.com.ar/notas/vernota.asp?NN=6120.

147

Matas Alamo

de la organizacin y de la apropiacin de
una identidad colectiva.
Debemos destacar el valor social que adquiere la agricultura familiar porque la produccin de alimentos sirve, al mismo tiempo, para la alimentacin del grupo familiar,
la venta, e incluso para el mantenimiento
de las relaciones de parentesco y vecindad.
En sus comienzos, en el proyecto participaron: el Centro Ecumnico de Educacin
Popular -CEDEPO-, la biblioteca popular
La Tranquera, Federacin de Tierra y Vivienda Tres Arroyos -FTV- de la Central de
Trabajadores Argentinos CTA-, Caritas
Diocesana Baha Blanca, la Biblioteca y
Centro Cultural Jos Ingenieros y la Regional Sur de la Mesa Provincial de Organizaciones de Productores Familiares de la
provincia. de Buenos. Aires. Adems han
colaborado el Ministerio de Desarrollo Social de la Nacin, el Ministerio de Desarrollo Social de la provincia de Buenos Aires,
el Consorcio Pavimentador de Tres Arroyos, la Cooperativa Elctrica de Tres Arroyos CELTA-, y el Honorable Senado de la
provincia de Buenos Aires.
Las capacitaciones y asesoramientos
tcnicos que reciben los integrantes de la
feria se realizan a travs del Instituto de Tecnologa Agropecuaria INTA-, con tcnicos
del IPAF regin pampeana y del programa
Pro-Huerta, los cuales brindan a los productores charlas de capacitacin peridica
para mejorar sus producciones. Adems se
han realizado en conjunto con CEDEPO,
visitas a algunos productores familiares
para asesorarlos o invitarlos a participar.
Adems se gestionan fondos rotatorios
que permiten a los pequeos productores
obtener financiamiento y crditos para el
desarrollo de sus proyectos productivos y
sus procesos organizativos.
Desde el punto de vista organizativo,
Madre Tierra cuenta con una Comisin Directiva integrada por cinco miembros. Han
sido elegidos Presidente, Secretario, Teso148

rero y dos Vocales, y cuentan con una frecuencia semanal de reuniones para resolver
las cuestiones operativas y de organizacin.
Por otra parte, cada quince das se realiza
una Asamblea donde se debaten los temas
de inters y participan la totalidad de los feriantes que tienen voz y voto en las decisiones. Los pequeos productores se asocian
a Madre Tierra y pagan una cuota mensual
de $ 30, adems deben participar de una
reunin que se hace 15 das para definir algunas cuestiones organizativas como son la
limpieza, quin se encarga de la comida, se
organizan grupos de limpieza en donde los
feriantes deben limpiar el predio, los baos
y la cocina al menos una vez por mes.
Actualmente participan 20 puesteros de
manera permanente, entre los que se destacan: cuatro puestos de verduras, frutas y
hortalizas[3], una carnicera que comercializa carne de cerdo y sus derivados, dos puestos de quesos, granja y vivero, tres puestos
de productos textiles -joggins, buzos, ropa
de bebe, guardapolvos-, tres puestos alimentarios -dulces, licores, panificados,
tartas, empanadas-, cinco puestos de productos artesanales -artesanas tobas, regalos, bijoutera, marroquinera, artesanas
en hierro, juegos didcticos- y un puesto
institucional de CEDEPO y FTV.
En la actualidad, la feria es visitada
por 1.000 personas aproximadamente
por semana[4]. En relacin a los aspectos
que priorizan los visitantes de la feria, un
feriante que elabora productos alimenticios afirma: lo que valoran la mayora
de las personas que vienen cada semana
es la forma de directa de vender del pro-

[3] En cuanto a la produccin de verduras y hortalizas en fresco


que se comercializan en la feria, las mismas se producen en forma tradicional a campo.
[4] Entrevista a productor de verduras y hortalizas de la feria y
mercado Madre Tierra, en la localidad de Tres Arroyos, realizada
por Matas Alamo, 10 de noviembre de 2015.

Productores familiares y Soberana alimentaria. El caso de la Feria y Mercado Madre Tierra...

ductor al consumidor[5].
Por lo antes expuesto, destacamos esta
forma conjunta y horizontal de comercializacin donde se insertan las distintas acciones llevadas a cabo por los miembros de
Madre Tierra con el afn de difundir y dar
a conocer una propuesta alternativa al actual paradigma hegemnico de produccin
y comercializacin de alimentos, propuesta
basada en los pilares de la soberana alimentaria y la agricultura familiar.

Consideraciones finales
Con el presente trabajo intentamos
mostrar el papel fundamental que adquiri, en los ltimos aos, la feria y mercado
Madre Tierra en el desarrollo local de Tres
Arroyos y en la materializacin de la problemtica de la soberana alimentaria.
Este se relaciona a procesos diversos
que van desde las polticas sociales, productivas y/o laborales de alcance territorial, surgido a partir de la interaccin entre
actores sociales e institucionales que permitan la inclusin y mejoren las condiciones sociales de los sectores ms vulnerables
de la comunidad.
Destacamos la articulacin entre las
[5] Entrevista a productor de alimentos artesanales de la feria y
mercado Madre Tierra, en la localidad de Tres Arroyos, realizada
por Matas Alamo, 10 de noviembre de 2015.

distintas organizaciones involucradas en la


feria y mercado Madre Tierra. Estas articulaciones y relaciones propiciarn formas alternativas de desarrollar y fortalecer nuevas
lgicas econmicas sustentadas en la solidaridad e inclusin que les permitirn a los
pequeos productores familiares, acceder
a otro modelo de relacionarse, de producir, de comercializar y de consumir.
Por otro lado es dable sealar la importancia de esta experiencia productiva
y de comercializacin, porque nos permite
visibilizar la agricultura familiar y a la soberana alimentaria en el medio urbano,
incorporando valor a los alimentos y a
sus proveedores, localizando los sistemas
agroalimentarios locales, recuperando las
habilidades y los saberes de los pequeos
productores familiares y de sus organizaciones, acercando el productor al consumidor evitando la cadena de intermediacin
fomentando la economa social y solidaria
y fortaleciendo las relaciones entre el espacio urbano, periurbano y rural.
Finalmente, con el presente, pretendemos mostrar formas concretas de produccin y comercializacin de alimentos,
concebidas a partir de la organizacin y el
trabajo colectivo y solidario de los pequeos productores familiares, que generen
relaciones sociales ms justas.

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Parte 3
Reestructuracin econmica
y urbana

Neodesarrollismo en retirada? Economa poltica de un


proyecto de desarrollo. Argentina 2002-2015
Mariano Fliz

1. Introduccin
El proyecto de desarrollo que se fue conformando en Argentina a partir de 2002,
enfrent una serie de barreras y lmites. Las
barreras son superables dialcticamente
dentro del mismo proyecto hegemnico,
es decir, dentro del proyecto societal de las
clases dominantes. Por su parte, los lmites
no pueden ser superados sin romper el bloque hegemnico (o bloque histrico), esto
es, sin desarticular el bloque social con capacidad fctica para orientar la reproduccin social a los fines de la reproduccin
material de su posicin dominante.
A lo largo del presente trabajo discutiremos la dinmica de las contradicciones,
barreras y lmites del proyecto de neodesarrollo capitalista que ha tendido a consolidarse en la Argentina a partir de la crisis
neoliberal. Propondremos elementos para
una periodizacin del proyecto hegemnico y de la forma en la cual sus contradicciones han sido canalizadas por la va del
accionar de las fuerzas polticas en el Estado y de los actores de clase dentro, fuera y
-sobre todo- a travs de l.

2. Barreras

y lmites en el proyecto
neodesarrollista en Argentina

En la Argentina, la salida de la crisis de


la convertibilidad (como fase final de la era
neoliberal en el pas), conforma un nuevo
patrn de acumulacin de capital que yuxtapone una nueva articulacin macroeconmica sobre una estructura social conformada a la largo del proceso de reformas
estructurales neoliberales.

Entendemos que el neoliberalismo puede ser entendido como el proyecto poltico de las clases dominantes para reestructurar la sociedad de una manera que les
permitiera recuperar la hegemona sobre el
proceso de valorizacin y acumulacin de
capital. En tal sentido, el neoliberalismo es
un proyecto de transformacin social, ms
que una serie de polticas. Esto explica que
podamos decir que, a partir de sus crisis a
finales de los aos noventa, el neoliberalismo en Argentina haya cedido su lugar a un
nuevo proyecto hegemnico, construido sobre la herencia neoliberal pero superndola dialcticamente (Fliz, 2015b). La etapa
abierta en 2002 no slo implica cambios y
continuidades sustantivas con la era neoliberal, sino que sobre todo supone una modificacin en la forma en que se articulan
las bases estructurales de la reproduccin
capitalista, las prcticas sociales y estrategias de los actores de clase y las forma de
articulacin de ello en y a travs del Estado.
La crisis de la convertibilidad, y su resolucin, contribuy a que en la nueva etapa,
el capital en su conjunto pudiera abrevar
en dos fuentes bsicas de plus-trabajo, en
condiciones excepcionales de explotacin a
posteriori de la era neoliberal. El proceso
de acumulacin exitosa de capital que comenz en 2002 combin bajos niveles de
inversin de capital constante fijo con alta
intensidad en la utilizacin de trabajo vivo.
En paralelo, la consolidacin de una base
productiva sostenida en las ramas extractivistas profundiza un patrn de valorizacin
que sobre-explota las riquezas naturales y
reubica la reproduccin social en la cadena
153

Mariano Fliz

de la dependencia respecto del ciclo global


del capital (Svampa y Viale, 2014).
Las tendencias imperantes en el mercado mundial durante la primera fase de la
etapa contribuyeron a acentuar ambos procesos. Por un lado, a travs de una corriente
de inversin extranjera directa que aprovecha esas condiciones para valorizarse, a la
vez que huye de la presin creciente sobre el
plus-valor en los pases centrales. Por otra
parte, la irrupcin de China en el mercado
mundial a partir de su ingreso en la Organizacin Mundial de Comercio (OMC)
en 2001, apuntal una sostenida mejora
en los trminos del intercambio para los
pases perifricos. Esta presin alcista fue
acompaada del desarrollo de ejercicios especulativos en los mercados de commodities
que resultaban ser un subproducto de las
crecientes tensiones en los pases centrales
para valorizar productivamente su capital.
En un nuevo marco internacional, la salida de la convertibilidad permiti recrear las
condiciones macroeconmicas para la valorizacin exitosa del capital. Es as que comienza
a conformarse un discurso neodesarrollista.

3. Fundamentos de la poltica econmica del neodesarrollismo

En trminos de la poltica econmica, el


neodesarrollismo coloca su destino en manos de un puado de presupuestos que la
orientan desde sus inicios (Fliz, 2012):
(a) La poltica fiscal debe combinar una
expansin en el gasto con un resultado
superavitario.
(b) La poltica monetaria deba facilitar
la expansin de la inversin bruta interna, en detrimento del consumo.
(c) La poltica de tipo de cambio deba
mantenerlo elevado en trminos reales y
estable (TCREE).
Estas polticas sintetizan una nueva articulacin al interior de las clases dominantes, apoyada en el gran capital productivo
(principalmente, manufacturero y extrac154

tivista) de tendencia transnacional, mientras las fracciones financieras del capital


permanecieron como parte del ncleo del
bloque dominante en forma subordinada
(Fliz, 2015). El resultado de esas polticas
fue la recuperacin de la tasa de ganancia y
la tasa de inversin en capital constante, lo
cual impuls un sostenido incremento en
los niveles de produccin.
Hacia un nuevo bloque hegemnico
De esta manera, la economa poltica del
capital en esta primera fase, de conformacin del neodesarrollismo en Argentina, permiti consolidar un nuevo bloque hegemnico apoyado en el extrao do del capital
industrial y el capital agro-minero, en particular sus fracciones ms concentradas y extranjerizadas. Esas fracciones histricamente
enfrentadas encontrarn a partir de ahora
una forma de simbiosis (Fliz, 2014). La fase
cclica de recuperacin en la capacidad de
acumulacin progresiva de capital, creaba
las condiciones para que dicho bloque de
poder tuviera como acompaantes subordinados a un subconjunto de pequeos y
medianos capitales y a una fraccin considerable de la clase trabajadora organizada.
Mientras los primeros encontraban, en la
nueva coyuntura, espacio para recuperarse
de lo peor de la crisis neoliberal y expandirse
relativamente, los trabajadores ms formalizados y organizados pudieron aprovechar el
marco propicio para recuperar -a travs de
su accin colectiva- parte de lo perdido en la
larga crisis de la convertibilidad.
En su primer lustro (2003-2008) el proyecto neodesarrollista conquista capacidad
hegemnica al articular simultneamente
las condiciones para la acumulacin de capital de manera sostenida y promover los intereses materiales inmediatos de un subconjunto importante de las fracciones de clases
sociales dentro de las clases populares.
El neodesarrollismo como una construccin socio-poltica y proyecto hegemnico,

Neodesarrollismo en retirada? Economa poltica de un proyecto de desarrollo...

involucra recuperar las tradiciones discursivas nacional-populares (Svampa y Sola lvarez, 2010), registrando el peso poltico del
pueblo trabajador organizado para conducir
sus demandas dentro de los lmites del capitalismo dependiente. Eso supone, primero,
incorporar institucionalmente (si bien de
manera conflictiva y parcial) las exigencias
de integracin y reconocimiento social y poltico de las fracciones ms organizadas del
pueblo. En su primera etapa, esas demandas remiten a la recuperacin de mnimas
condiciones materiales, las cuales se canalizarn -por un lado- a travs de la multiplicacin de los programas de ingreso mnimo
para las fracciones ms marginalizadas pero
potencialmente desestabilizantes. Ese proceso se produce progresivamente a travs de
la masificacin de las transferencias condicionadas de ingreso (transformando los planes Trabajar -creados en los noventas- en el
Plan Jefes y Jefas de Hogar Desocupados en
2002, que luego sera desplazado por el Plan
Familias y eventualmente dominado por la
Asignacin Universal por Hijx en 2009; Fliz, 2012). Por otra parte, las fracciones ms
integradas tanto social como polticamente
(trabajadores asalariados con empleo formal y sindicalizados), con recursos organizativos considerables y, en general, dentro
de la estructura histrica de las fuerzas polticas pro-sistmicas, son recuperadas para
que las demandas canalizables dentro del
orden metablico del capital sean resueltas
parcialmente, al tiempo que las demandas
radicales son neutralizadas por negacin,
represin o cooptacin (Fliz, 2012). En
efecto, en especial durante su primer lustro,
el proyecto neodesarrollista de la burguesa,
pudo contener y canalizar conflictiva pero
eficazmente a los actores sociales del campo
del pueblo que lideraron las luchas contra
el neoliberalismo (movimientos de desocupados y movimiento obrero articulado en
torno a la CTA, Central de los Trabajadores
Argentinos, y el MTA, Movimiento de Tra-

bajadores Argentinos, en la CGT, Confederacin General del Trabajo). Con una combinacin variable de represin e integracin
material e ideolgica, las clases dominantes
pudieron evitar que las demandas de un
pueblo trabajador fortalecido desbordaran
los lmites impuestos por la valorizacin perifrica del capital (Fliz, 2012).
En paralelo, el neodesarrollismo se
propone reubicar al Estado como medio
para la canalizacin de las contradicciones
que operan a nivel de las clases
dominantes. Habiendo superado su papel
como promotor del cambio estructural
neoliberal, las fuerzas polticas en el Estado
impulsan un amplio abanico de polticas
ms o menos articuladas que buscan crear
el marco de infraestructura e instituciones
que permita a las fracciones dinmicas del
capital, desenvolverse dentro del nuevo
patrn de acumulacin conformado en
los aos neoliberales. Esto no supone
ver al Estado como mero instrumento
sino que lo entendemos como una forma
del capital y por lo tanto espacio de
condensacin de las relaciones de clase
a escala societal. En ese sentido, como
proponen Bonnet y Piva (2013), a la salida
de la convertibilidad, el Estado abandona
su forma de Estado fuerte (reactivo a la
lucha de clases, expresin de la avanzada
social de las clases capitalistas en la era
neoliberal), hacindose ms permeable
al conflicto, operando como Estado
dbil en un marco de una limitada pero
efectiva recomposicin poltica del pueblo
trabajador. De manera contradictoria, en y
a travs del Estado, se canaliza una nueva
correlacin de fuerzas sociales emergente
de las entraas del neoliberalismo.
La conformacin de esta nueva forma
del Estado tuvo en el movimiento poltico
liderado por Nstor Kirchner a su protagonista ms activo. El kirchnerismo (en el
marco amplio del histrico movimiento peronista nacido en los aos 1940), asumi
155

Mariano Fliz

la presidencia con una baja legitimidad de


origen a comienzos de 2003, y se vio forzado a apuntalar un proyecto hegemnico
que permitiera integrar y desarticular parcialmente las demandas de las fracciones
populares ms activas en un proyecto de
desarrollo capitalista perifrico.
Este marco novedoso creado a travs del
neoliberalismo es aprovechado y desarrollado
a escala ampliada por las fuerzas polticas en
el Estado en el proyecto neodesarrollista.
Esas polticas alimentan las bases de
generacin y apropiacin de plusvala extraordinaria que caracterizan al capitalismo argentino en la etapa. Por un lado,
ampliando la base extractivista y transnacional del conjunto del capital y, por otro,
confirmando la superexplotacin laboral
como base de la produccin de plusvala
en el capital industrial.

4. De la estabilizacin al auge y tendencia al estancamiento

La poltica econmica que fue conformndose en el primer lustro asuma que los
desequilibrios virtuosos eran sostenibles sobre la base de la decisin de las fuerzas polticas en el Estado. Estos actores operaban
como si la poltica econmica se resolviera
en decisiones correctas ahora de base heterodoxa (opuestas a la caja de herramientas del neoliberalismo). La nueva economa
poltica del capital (Fliz, 2011) encontr
en el neoestructuralismo su base terico-filosfica y hered sus limitaciones (o, ms
bien, sus fundamentos; Fliz, 2012b).
La nueva poltica econmica asume que
la superacin de la dependencia estructural (y de sus consecuencias) es cuestin de
poner al Estado como agente promotor
del desarrollo. Esa lectura voluntarista del
desarrollo niega implcitamente cualquier
referencia a las relaciones de clase que articulan el proceso de produccin y reproduccin social dentro de un patrn dependiente, perifrico y subordinado.
156

En el perodo de transicin electoral de


2007 comienzan a expresarse las primeras
barreras que surgen precisamente del desarrollo de las contradicciones fundadas en
las relaciones de clases. Frente a la alternativa de dar un salto cualitativo hacia formas
de generacin de plusvala relativa (apuntalados en incrementos sostenidos en la
productividad del trabajo), el gran capital
industrial local canaliza la presin de costos
a travs de un creciente brote inflacionario.
En esa fase, entre 2007 y 2008, las contradicciones del proyecto neoliberal en los
pases centrales comienzan a estallar en la
forma de crisis financiera (Fliz, 2015). De
forma acumulativa, el capital financiero ficticio comienza un proceso de desvalorizacin que impacta violentamente en el ciclo
del capital en los pases centrales. La crisis
neoliberal llega tarde all pero se manifiesta en una desaceleracin del crecimiento
econmico y la cada en los precios de las
commodities, en la medida en que estalla su
componente especulativo. Esto impacta de
lleno en Argentina, en especial por la va
del comercio exterior, muy vulnerable a los
vaivenes del mercado mundial.
La segunda fase histrica del proyecto
neodesarrollista se desarrolla en un marco
conflictivo atravesado por la crisis importada y las tensiones propias de las contradicciones internas. Por un lado, la acumulacin inflacionaria y el limitado desarrollo
de la productividad laboral va destruyendo
las posibilidades de sostener la poltica de
tipo de cambio real competitivo y estable
(Fliz, 2009). Combinada con la prdida
de capacidad de apropiacin de renta extraordinaria, la acumulacin se torna ms
errtica y dbil. La presin sobre la rentabilidad general se manifiesta en una cada en la masa de ganancias agregadas en
2008 y una muy breve recuperacin en los
dos aos subsiguientes, para volver a caer
a partir de 2011. Por otra parte, las presiones sobre la poltica fiscal se exacerban,

Neodesarrollismo en retirada? Economa poltica de un proyecto de desarrollo...

pues se acrecientan las demandas de las


distintas fracciones del capital para sostener la competitividad y las exigencias por
parte de las diferentes fracciones del pueblo de transferencias para la legitimacin
social del proceso de desarrollo.
En esta fase, el kirchnerismo intenta desplazar el eje de su estrategia de construccin hegemnica, que se sostiene en la herencia del neoliberalismo. Con ese objetivo,
intenta confrontar la dbil situacin econmica a travs de una poltica keynesiana de
expansin del gasto pblico a travs de la
flexibilizacin de la poltica monetaria y la
apropiacin de nuevas fuentes de ingresos
no impositivas. El objetivo es revalidar la
matriz de crecimiento con inclusin social
de sus primeros aos pero en un contexto ms adverso. De esa forma, se desplaza
el eje de la construccin consensual desde
crecimiento y competitividad con mercado de trabajo inclusivo a las polticas de
ingreso incluyentes y competitividad asistida. Desde el Estado, las fuerzas polticas
gobernantes buscan apuntalar las bases de
su legitimidad y para ello amplan la poltica fiscal, abandonando la prioridad establecida del supervit fiscal. Crece el gasto
en subsidios al capital y se generalizan las
polticas de transferencia de ingresos, con
una estructura impositiva sin cambios. En
tal sentido se toman las decisiones (fuertemente ligadas a la necesidad de ampliar las
bases de financiamiento del Estado).
A pesar de la fragmentacin poltica y
social de la protesta popular, el fantasma
de la rebelin de 2001 persiste. Por esa razn, en un intento de desplazar las barreras
del proyecto hegemnico, las fuerzas polticas en el Estado acentan el discurso nacional-popular en un intento de construir
los medios materiales para superar la crisis
transicional en desarrollo. Frente a la falta de crecimiento econmico, el gobierno
acenta el uso de polticas sociales universalistas pero bsicas.

Esta etapa muestra que cuando parece estabilizarse el neodesarrollismo como


proyecto hegemnico, el desarrollo de sus
contradicciones comienza a desarticular
sus equilibrios bsicos, proyectando tensiones, exacerbando sus barreras y acercando sus lmites.

5. Radicalizacin/intensificacin
neodesarrollismo.

del

Las elecciones de 2011 marcan un quiebre en la lgica poltica del proyecto neodesarrollista. Frente a barreras que se presentan como crecientes desequilibrios y
por tanto como potenciales lmites a la
reproduccin ampliada de la sociedad, el
gobierno decidi dar un salto hacia adelante. Inici un proceso que fue denominado
sintona fina y que apunt a comenzar a
construir de manera ms clara y transparente una etapa de ajuste o correccin de
los desequilibrios, que operara de forma
paulatina para desplazar la barrera fiscal, la
inflacionaria y la externa. De la mano de estas barreras, la etapa de la sintona fina intenta enfrentar la renovada aparicin de un
histrico lmite del capitalismo dependiente
argentino: la llamada restriccin externa.
En un primer breve perodo, el tipo de cambio real elevado, la coyuntura internacional
favorable, la depresin en la masa salarial y
la cesacin parcial de los pagos de la deuda
externa coadyuvaron a conformar un slido
supervit en las cuentas externas.
Sin embargo, la apreciacin cambiaria
combinada con la consolidacin de una
posicin subordinada en el mercado mundial, convergieron con la crisis global para
colocar a las cuentas externas rpidamente
en su histrica situacin de precariedad.
De esa manera, la suerte inicial del llamado
viento de cola que empuj el crecimiento, se transforma en mala suerte casi de
forma inmediata pues la estructura traduce prcticamente sin mediaciones el ciclo
de buenas y malas condiciones internacio157

Mariano Fliz

nales en auge y crisis interna; la estructura


no es -sin embargo- producto de la suerte,
sino resultado de la acumulacin histrica
de decisiones polticas.
Sin embargo, la presin estructural sobre el tipo de cambio real y el deterioro de
la coyuntura internacional hacen insuficiente sostener la capacidad del capital, en
particular de aquellos ms alejados de las
cadenas globales de valor. Esta situacin
se torna evidente en el deterioro creciente
del saldo externo de un nmero cada vez
mayor de ramas industriales, por fuera del
complejo extractivista.
Ms all de la sintona fina, el gobierno
se ve obligado a intentar superar los lmites del proyecto hegemnico a travs de la
crisis. En 2012, la recada de la crisis global y la desaceleracin del conjunto de los
socios comerciales ms importantes (Estados Unidos, Europa, Brasil, China) ponen mayor presin sobre la capacidad de
acumulacin de capital, las posibilidades
de produccin y apropiacin de plusvala,
y la habilidad para sostener la alianza hegemnica. La tasa de ganancia entre 2012
y 2013 se estanca por debajo de la media
del perodo iniciado en 2004, desacelerando velozmente el ritmo de acumulacin de
capital fijo a un promedio cercano a cero
entre 2012 y 2014. Esa crisis transicional
del neodesarrollismo expresa no tanto la
crisis del proyecto hegemnico de las clases dominantes sino un debilitamiento de
la capacidad de sntesis sistmica de las
fuerzas polticas en el Estado, es decir, del
kirchnerismo (Fliz, 2015b).
La tctica de la sintona fina encuentra
rpidamente sus limitaciones para enfrentar contradicciones que crean barreras que
aceleradamente aparecen como lmites del
proyecto de desarrollo hegemnico. La inflacin sostenida, la apreciacin cambiaria, y las dificultades fiscales persisten y
mutan en lmites evidentes como el fin de
la redistribucin progresiva de los ingresos,
158

el estancamiento y descomposicin industrial y la crisis externa (Fliz, 2013).


El kirchnerismo comienza a perder capacidad para constituirse en la fuerza poltica
que pueda sintetizar las demandas e intereses de las fuerzas sociales hegemnicas en
un conjunto coherente de polticas estatales
que permita simultneamente atender a las
necesidades de legitimacin y acumulacin.
Lo que ocurre es que las barreras del proyecto neodesarrollista inicial comienzan a violentar las bases de su legitimidad social. La
propuesta de capitalismo en serio apoyado
en el crecimiento con inclusin social, redistribucin de ingresos y reindustrializacin
pierden realidad en tanto el pas se acerca a
un lustro de estancamiento relativo. Las promesas del proyecto posneoliberal parecen
convertirse en ilusin. (Fliz, 2015b, p. 227).

El desarrollo de estas barreras tiende a


fracturar el esquema de actores populares
integrados al proyecto hegemnico. Por un
lado, las organizaciones piqueteras, y las
organizaciones populares que las sucedieron, permanecieron debilitadas y fragmentadas. Por otra parte, los actores vinculados a las fracciones obreras del pueblo
comenzaron a dispersarse: las dos centrales obreras (CTA y CGT) abrieron una etapa de mayor conflictividad (con una sucesin de paros nacionales a partir de 2012,
aunque con una limitada capacidad de impugnacin) pero a su vez se fracturaron. La
CGT se divide en tres fracciones y la CTA
en dos espacios en disputa, divisiones que
se articulan en torno a la defensa o crtica
reformista del proyecto de neodesarrollo.
En algunas fbricas de importancia (como
las transnacionales Kraft Foods o Pepsico) los
trabajadores comienzan a elegir representantes sindicales de sus Juntas Internas (en
los lugares de trabajo) con mayor nivel de
radicalidad. En paralelo, se expanden los
conflictos vinculados a las luchas contra
las consecuencias de la expansin del extractivismo (Svampa y Sol lvarez, 2010;
Svampa y Viale, 2014).
La coalicin justicialista conducida por

Neodesarrollismo en retirada? Economa poltica de un proyecto de desarrollo...

el kirchnerismo se fractura y presenta como


alternativas sucesorias a sectores que presentan un perfil ms acorde a la necesidad
de contener y canalizar productivamente
las tensiones del proyecto neodesarrollista en la nueva etapa (Fliz, 2015b). Por
su parte, los sectores populares que no
forman parte (siquiera subordinada) del
bloque en el poder, carecen aun de la necesaria articulacin poltica que les permita
interpelar al conjunto de la sociedad con
el fin de crear un frente poltico que pueda
alterar el orden dominante.
Los lmites del proyecto neodesarrollista
aparecen para los actores dominantes dentro de la alianza hegemnica como barreras superables a travs de la intensificacin
capitalista del neodesarrollismo en una
combinacin variable de profundizacin
del plan del capital y de crisis/ajuste de
corte heterodoxo. Mientras lo primero busca fortalecer las bases de un programa de
mediano plazo para ordenar las expectativas de las fracciones hegemnicas, el ajuste
y crisis canalizan las tensiones y desequilibrios bajo la forma de cambios progresivos
pero forzados en las relaciones entre las
distintas dimensiones del capital.
A mediano plazo, el plan del capital
opera en varios frentes. Por un lado, frente
a la fragilidad externa de orden estructural
se reinicia el camino a un nuevo ciclo de endeudamiento externo. Para ello, se aceleran
y cierran negociaciones con el club de Pars
por la deuda bilateral aun en cesacin de
pagos, y con Repsol por la indemnizacin
por la expropiacin de YPFSA (acuerdo que
anula la demanda inicial del Estado argentino por los pasivos ambientales generados), encaminando el proceso a paso firme
para recuperar el crdito internacional. El
traspi provocado en 2014 por el conflicto
con los llamados holdouts (acreedores que
en 2005 y 2010 no aceptaron voluntariamente los canjes de deuda pblica en cesacin de pagos), slo posterga hasta 2015

la bsqueda de financiamiento voluntario


entre los grandes capitales especulativos a
escala global.
En paralelo, por otro lado, se afianzan los acuerdos con las potencias regionales del sur global. Una multiplicidad
de acuerdos firmados con China y Rusia,
sobre todo, buscan fortalecer el frente externo con crdito (acuerdo de intercambio de monedas con China) e inversiones
en infraestructura (acuerdos por centrales
nucleares, hidroelctricas, etc.). Estos convenios de cooperacin transforman lmites
potenciales en barreras, al costo de consolidar un patrn de insercin dependiente
en el ciclo global del capital.
Estos desarrollos complementan la proyeccin de polticas de planificacin a mediano plazo que buscan institucionalizar,
consolidando en el tiempo, las bases estructurales de la estrategia de acumulacin
de capital. El neodesarrollismo intenta articular en el mismo proceso de desarrollo
a la industrializacin y al neoextractivismo
(Fliz, 2012). A tal efecto, desde el Estado se ha ido delineando una estrategia
que se ha consolidado en el Plan Estratgico Industrial 2020 (PEI2020) y el Plan
Estratgico Agropecuaria y Agroindustria
2020 (PEAA2020). Presentado en 2011,
el PEI2020 pretende expresar la unidad
orgnica que se busca establecer entre las
tradicionales actividades extractivistas (histricamente enfrentadas al proyecto desarrollista) y el ncleo de la industria manufacturera. Siguiendo los lineamientos del
desarrollismo estructuralista, ambos planes ven al desenvolvimiento de esta nueva
articulacin inter-sectorial como parte del
proceso de ampliacin del sector industrial manufacturero ms all de sus fronteras tradicionales. Esto aparece como una
novedad en la estrategia de los sectores dominantes pues por primera vez produccin
extractiva y produccin industrial, buscan
ser incluidas en un proyecto integral de de159

Mariano Fliz

sarrollo capitalista. Esta mirada interpreta


que el sector manufacturero es clave en el
desarrollo pues es en l, y a travs de l,
donde las actividades que promueven el
desenvolvimiento, esencialmente actividades de investigacin y desarrollo, tienen la
potencialidad de generar amplias externalidades y encadenamientos positivos.
Mientras tanto, a fines de 2013 se abandona la primera fase de la sintona fina y se
avanza en una segunda etapa ms radical
de ajuste progresivo. El ajuste cambiario es
acompaado por una modificacin parcial
en la poltica de tasas de inters que suben
exponencialmente en el mismo perodo.
La combinacin de ambos movimientos
provoca una singular desvalorizacin de la
fuerza de trabajo.

6. Reflexiones preliminares
Un proyecto de nuevo desarrollismo se
consolid en Argentina a la salida de la larga noche neoliberal. Sin embargo, la crisis
del proyecto neoliberal en la periferia permiti la re-significacin del proyecto de desarrollo capitalista en la periferia. Esto ocurri bajo la forma de la revalorizacin del
programa neodesarrollista en la etapa de
superacin dialctica del neoliberalismo.
En Argentina, como vimos, esa salida
a travs de una crisis orgnica supuso recomponer el conjunto de las relaciones de
valor, buscando hacer uso de las potencias
existentes en la estructura social del capital
en el espacio nacional de valor de Argentina. Por un lado, conformar un plan de poltica econmica que pudiera crear el marco macroeconmico para la reproduccin
ampliada de las fracciones del capital que
haban emergido como hegemnicas entre
las clases dominantes a la cada del proyecto neoliberal. Esas fracciones (gran capital
transnacionalizado) requeran una poltica
econmica que permitiera ampliar la valorizacin de su capital sobre la base de la
superexplotacin extendida de la fuerza de
160

trabajo y la naturaleza. Por otro lado, la


consolidacin del nuevo proyecto supona
la renovacin del mito del desarrollo (en
este caso, como crecimiento con inclusin
social). Para ello se torn indispensable
la construccin de un marco institucional
que permitiera reincorporar y neutralizar
a fracciones significativas del pueblo trabajador, en particular sus fracciones ms
conflictivas (tales como el ncleo ms organizado del movimiento obrero y los movimientos de trabajadores desocupados).
Ello se logr de manera parcial a travs de
las reactivacin de las tradicionales instituciones laborales y la creacin de una nueva
infraestructura de polticas sociales de base
amplia pero bsica.
Luego de ms de una dcada, la recuperacin de ciertos estndares sociales se
estanca en los mejores niveles de los aos
noventa, pero bastante lejos de las marcas
histricas de los aos setenta. La dependencia y la superexplotacin del trabajo (y
agregamos, el saqueo de las riquezas naturales) son consustanciales con el desarrollo
capitalista posible en la periferia.
La sintona fina transmuta en crisis
transicional y radicalizacin del neodesarrollismo a medida que la creciente alienacin de la base social de las fuerzas hegemnica fragmenta a los actores de clase
y a las fuerzas polticas. El resultado es la
fragmentacin del espectro poltico y el
realineamiento progresivo de los principales actores. Registrando la incipiente metamorfosis, la alianza poltica en el poder
(hoy liderada por el kirchnerismo) se transforma aparentemente- dentro del mismo
peronismo (ese hecho maldito del pas
burgus, parafraseando a J. W. Cooke).
Por su parte, las fuerzas polticas de tendencia antisistmica apuran su apuesta
organizativa con el objetivo de contribuir a
que los sectores populares puedan convertir la crisis transicional en el neodesarrollismo en su crisis integral.

Neodesarrollismo en retirada? Economa poltica de un proyecto de desarrollo...

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161

Urbanizacin y financierizacin de las economas


urbanas: la intermediacin de las finanzas
en la produccin y los consumos
Derlis Daniela Parserisas

Introduccin
Proponemos analizar la relacin entre
las finanzas y el territorio en el periodo actual, es decir, comprender, a partir de la
divisin territorial del trabajo hegemnica,
de qu manera se difunden las finanzas y
cmo se relacionan con otras divisiones
territoriales del trabajo coexistentes en las
ciudades. El artculo se organiza en tres
ejes: en primer lugar analizamos algunas
de las principales caractersticas del medio
tcnico-cientfico-informacional en el periodo actual: la plusvala globalizada y la
difusin de las finanzas en el territorio. En
el segundo apartado analizamos el papel
de la tcnica de la informacin y las posibilidades que ofrecen los sistemas tcnicos
para la expansin financiera en el territorio
nacional y las ciudades. Especficamente
abordamos la expansin de la red bancaria
y de los cajeros automticos en la provincia
de Buenos Aires donde se concentran las
divisiones territoriales del trabajo y la mayor cantidad de bancos.
En el tercer eje estudiamos cmo es la
intermediacin creciente de la informacin
y las finanzas en la produccin y los consumos urbanos a partir de: pago de remuneraciones mediante acreditacin bancaria
y expansin de los consumos mediante la
oferta de productos financieros. Analizamos el uso de tarjetas de crdito y las formas de solidaridad organizacional en las
actividades del circuito superior (bancos y
empresas comerciales). Finalmente presentamos las consideraciones finales del trabajo y la bibliografa consultada.

El

medio tcnico-cientfico-informacional en el periodo actual: la plusvala


globalizada y la difusin de las finanzas
en el territorio

La globalizacin, como proceso y periodo,


de acuerdo a lo que nos explica Santos (1999,
p. 7), es entendida como el conjunto de realidades y fenmenos contemporneos que distinguen la poca actual de perodos anteriores, la globalizacin puede ser tomada como
un verdadero paradigma. () es incompleta,
ella se d desigualmente, es perversa.
Para Harvey (2000, 2004, p. 81) la globalizacin es una nueva fase de exactamente
ese mismo proceso intrnseco de produccin
capitalista del espacio y lo define como un
proceso de produccin de desarrollo temporal y geogrfico desigual.
En el periodo actual de la globalizacin
existe un motor que es la plusvala universal.
Santos (2000, 2015, p. 30) explica que: ese
motor nico se torn posible porque nos
encontramos en un nuevo nivel de la internacionalizacin.
Para comprender la expansin del sistema
financiero en el periodo actual es fundamental considerar que la difusin del medio tcnico-cientfico-informacional es lo que hace
posible la plusvala globalizada. Como explica
Santos (2000, p. 171):
conjuntamente con la unicidad de las tcnicas y la convergencia de los momentos, la
plusvala a nivel global contribuye a ampliar
y profundizar el proceso de internacionalizacin, que alcanza una nueva plataforma.
Ahora todo se mundializa: la produccin, el
producto, el dinero, el crdito, la deuda, el
consumo, la poltica y la cultura.
163

Derlis Daniela Parserisas

Esas transformaciones del periodo estn


acompaadas por procesos de desregulacin, liberalizacin y privatizaciones que,
sustentados en la ideologa neoliberal, fueron implementados por los pases centrales y, algunos aos ms tarde, en los pases
subdesarrollados. De Brunhoff (2009, p.
25) seala que: en los aos 1970 habra
comenzado una nueva fase del capitalismo
dominada por las finanzas liberalizadas y
mundializadas. No slo se trata de un proceso de liberalizacin de las finanzas sino
tambin de un proceso general de internacionalizacin del capital, porque como explica Chesnais (2009, p. 82): Las finanzas
son las primeras beneficiarias de la liberalizacin y de la desregulacin, no solamente
de los flujos financieros, sino del conjunto
de los flujos vinculados al conjunto de todo
el ciclo de la valorizacin del capital.
Desde finales de la dcada de 1980, las
finanzas se difunden y adquieren un rol
cada vez ms importante en los pases subdesarrollados. Dias (2009, p. 10) analiza
ese protagonismo de las finanzas y seala
que:
globalizacin financiera y financierizacin
global son expresiones creadas para designar
el conjunto de cambios que, en las ltimas
dcadas, configuran un mundo en el cual la
lgica de las finanzas ha marcado prcticamente todos los campos de la vida social,
o sea, una financierizacin que no procede
solamente de la accin de los tradicionales
capitales bancarios.

Esas transformaciones son definidas,


de acuerdo a Chesnais (1999, p. 20), bajo
la expresin de mundializacin financiera
que: designa las interconexiones muy estrechas entre los sistemas monetarios y los
mercados financieros nacionales []. La
liberalizacin externa e interna de los sistemas nacionales, anteriormente cerrados
y compartimentados, permiti la aparicin
de un espacio financiero mundial.
En ese sentido, interpretamos lo que explica
Santos (1999, p. 9) cuando seala que: se

164

puede hablar de una plusvala a nivel mundial, asegurada por la accin convergente de
las grandes organizaciones, sean privadas o
pblicas, nacionales o supranacionales. Esa
plusvala tornada mundial y unificada por el
sistema financiero, constituye el motor de la
vida econmica y social en todo el planeta.

Sin embargo resulta pertinente considerar la idea que sostienen Dias, et. al. (2011,
p. 1) cuando indican que: los cambios
econmicos, tecnolgicos, normativos,
polticos y espaciales estn articulados en
un solo conjunto interdependiente, resultante del encuentro entre la internacionalizacin de las finanzas y los determinantes
internos a cada Estado Nacin (histricos,
geogrficos, econmicos, organizacionales
y polticos). Son esos factores que posibilitan que la plusvala se vuelva globalizada.
Esas posibilidades del periodo actual
son viables a partir de la tcnica de la informacin y de los sistemas tcnicos instalados en el territorio.

La tcnica de la informacin y las posibilidades de los sistemas tcnicos para


la expansin financiera en el territorio
nacional y las ciudades

Para comprender esa realidad del periodo actual necesitamos estudiar la naturaleza de las relaciones entre las finanzas y el
territorio, es decir, de qu manera el dinero, los instrumentos financieros y la informacin de contenido financiero circulan a
travs de redes a escala planetaria y cmo
se involucran en las realidades de los territorios nacionales y sus ciudades.
La difusin de los sistemas tcnicos es
fundamental para permitir la expansin de
las finanzas en el territorio. Actualmente
podemos reconocer la aceleracin de los
procesos de circulacin del dinero y de las
mercancas. Las conexiones entre los estados nacionales, entre las empresas y los
mercados, son posibles por la integracin
de los sistemas tcnicos. Ellul (1968, p.

Urbanizacin y financierizacin de las economas urbanas: la intermediacin de las finanzas...

21), ya explicaba que el fenmeno tcnico


consiste en la preocupacin de la inmensa
mayora de los hombres de nuestro tiempo,
en procurar en todas las cosas el mtodo
absolutamente ms eficaz. Esa caracterstica del sistema tcnico actual ha posibilitado
la difusin de la informacin, la expansin
de las finanzas y la consolidacin del sistema financiero.
En Argentina, el sistema financiero bancario experiment desde la dcada de 1970
una expansin, aunque desigual, de las redes bancarias en el territorio nacional, sin
embargo esa expansin ha ido acompaada de una tendencia hacia la concentracin
de las entidades que integran el sistema.
Luego de la reforma financiera de 1977 se
producen cambios en la composicin del
sistema financiero argentino, fundamentalmente en lo que respecta a la presencia
de bancos privados en el pas. Entre 1978
y 1985, la presencia de bancos privados extranjeros aument un 78% (32 entidades en
total), mientras que los bancos privados de
capitales nacionales crecieron un 24% (129
entidades en total) en ese periodo (BCRA,
Memoria anual, 1985).
Entre 1978 y 1985, el total de filiales de
bancos en el pas creci un 40%, ya que en
nmeros absolutos el sistema bancario pas
de 3.225 a 4.503 filiales. Sin embargo resulta interesante considerar que, en la composicin del sistema bancario, el crecimiento
de filiales de bancos privados fue significativo: durante el mismo periodo los bancos
privados aumentaron un 76% sus filiales en
el territorio nacional, ya que para 1985 existan 2.568 filiales de bancos privados. Para
el ao 1985, el 57% del total de bancos en el
pas, eran bancos privados.
El mayor crecimiento del sistema bancario, durante el periodo comprendido entre
1978 y 2015, fue en el ao 1985, cuando el
total de bancos lleg a 4.503. Ese momento fue tambin el de mayor expansin para
las filiales de bancos pblicos que llegaron a

1.935 (Grfico 1).


La difusin de filiales bancarias en Argentina se ha realizado en un rea territorial,
contigua a la capital del pas, all el medio
tcnico-cientfico-informacional
alcanza
una difusin mayor. Podemos decir que, de
acuerdo a la estructura macroceflica del sistema urbana regional y nacional (Vaparsky
y Gorojovsky, 1990: 21), el desarrollo de la
red bancaria ha sido ms concentrado en la
red urbana de la provincia de Buenos Aires.
La funcin financiera y, dentro de ella, la
actividad bancaria, surge junto a la complejizacin de las actividades y funciones comerciales e industriales en las ciudades.
En ese sentido acordamos con lo que explica Corra (1989, p. 17) cuando seala que:
() el proceso de creacin, apropiacin y circulacin del valor, fundamental, pero no exclusivo, para la organizacin del espacio capitalista, pasa necesariamente por la actividad
financiera, cuya magnitud, tanto en trminos
monetarios como espaciales, es una medida
del grado de desarrollo de las actividades capitalistas.

La forma de expansin de la red bancaria en el territorio nacional ha acompaado


las diferentes polticas desarrolladas por los
bancos de capitales pblicos y privados. La
forma de expansin de los bancos pblicos
es diferente a la de bancos privados. El Banco de la Nacin Argentina est presente en
las ciudades capitales de todas las provincias del pas y en la mayora de las localidades del interior de la provincia de Buenos
Aires. Sin embargo, no es el banco con ms
cantidad de sucursales en el pas.
Santos y Silveira (2001, p. 189), cuando analizan el Banco do Brasil y su red en
la geografa financiera de ese pas, explican
que: La topologa de ese banco tiende a
confundirse con la propia red urbana brasilera. Tal situacin podra asemejarse a la
del Banco de la Nacin Argentina que presenta una distribucin de sus filiales cuya expansin acompaa la estructura de la red urbana
nacional y provincial.
165

Derlis Daniela Parserisas

Grfico 1. Evolucin de la cantidad de filiales de bancos pblicos y privados,


total del pas, 1978-2015

Fuente: Banco Central de la Repblica Argentina

Con todo, se trata de una expansin territorial desigual que va acompaando la


presencia de los sistemas tcnicos. Es decir
que la red bancaria es ms densa donde el
medio tcnico-cientfico-informacional est
ms consolidado y por lo tanto donde se
desarrollan actividades econmicas que
demandan de la intermediacin financiera
y de la presencia de los actores concretos
como son los bancos.
Actualmente, en la provincia de Buenos
Aires las densidades tcnicas son mayores
que en otras partes del territorio y eso implica la presencia de divisiones territoriales del trabajo diversas y especializaciones
productivas en las ciudades bonaerenses.
La red urbana provincial se sirve de un sistema tcnico articulado de rutas pavimentadas, sistemas de transporte, incluyendo
los ferrocarriles que contribuyen a la circu-

lacin y distribucin de mercancas y materias primas hacia los principales puntos de


distribucin y comercializacin.
La red bancaria junto a la red de cajeros automticos es ms concentrada en la
provincia de Buenos Aires que en el resto
del pas, ya que es una expresin del grado
de desarrollo de las actividades econmicas, es decir, de las divisiones territoriales
del trabajo. La topologa bancaria se expande y se consolida donde crece la urbanizacin, por lo tanto, confundindose
con la red urbana.
Durante el periodo 2001-2014 es significativo el aumento de los cajeros automticos, crecen en un 224%, es decir que se
incorporan 13.033 de estos fijos geogrficos en el territorio. Para el ao 2014, aproximadamente el 31% de ellos se localizan
en la provincia de Buenos Aires (Tabla 1).

Tabla 1. Evolucin de filiales de bancos y de cajeros automticos en Argentina


y en la provincia de Buenos Aires, 2001-2014

Total de pas

Buenos Aires

2001

2005

2010

2014

Filiales bancos

4.200

3.779

3.984

4.320

Cajeros

5.809

6.497

12.798

18.842

Filiales bancos

1.317

1.162

1.228

1.310

Cajeros

2.141

2.282

4.149

5.886

Fuente: Informacin de entidades financieras, BCRA

166

Urbanizacin y financierizacin de las economas urbanas: la intermediacin de las finanzas...

La proporcin en que crecieron los cajeros es mayor a la creacin de filiales de


bancos, las cuales muestran un crecimiento ms lento. Adems, los cajeros automticos no slo se localizan en el acceso y en
el interior de las sucursales bancarias sino
que tambin estn presentes en centros de
pagos de servicios, en hipermercados, en
terminales de mnibus, hospitales, campus universitarios, etc. Es un dato ms del
periodo que muestra cmo las finanzas se
difunden en el territorio y la circulacin del
dinero trasciende la esfera bancaria.

El

pago de remuneraciones mediante


acreditacin bancaria y expansin de
los consumos a travs de la oferta de
productos financieros

Algunas ciudades ganan mayor protagonismo como lugares que concentran la


gestin de las actividades financieras, aunque ciertamente la difusin de las finanzas,
a travs de sus diferentes formas, logra llegar a cada parte del territorio. Santos y Silveira (2001, p. 185) explican que:
las bases materiales y polticas del mundo
actual han permitido una revolucin en las
formas de circulacin del dinero, creando
nuevos modos de acumulacin. Los progresos en las telecomunicaciones, en la electrnica y en la informtica, autorizaron la
interconexin en tiempo real, de las bolsas,
de los bancos y de las plazas financieras, posibilitando una circulacin verdaderamente
frentica de diferentes tipos de dinero.

Esos modos de circulacin del capital en


su forma de dinero son posibles gracias a la
presencia de las tcnicas de la informacin,
a partir de las cuales las finanzas logran expandirse y desarrollar una intermediacin
creciente en las dems divisiones territoriales del trabajo.
En el medio tcnico-cientfico-informacional, las variables clave del periodo se vuelven
dominantes: las finanzas, la informacin, la
tcnica y la ciencia que logran su difusin y
un alcance mayor gracias a las posibilidades

que ofrecen los sistemas tcnicos instalados


en el territorio (Silveira, 2009, p. 66). De esa
manera, es la tcnica de la informacin, que
junto a los nuevos sistemas tcnicos instalados, contribuye a la expansin de la fraccin
financiera del capital.
Santos (2000, p. 161) explica que: ()
la entrada en escena de la informacin y el
consumo como denominador comn universal, facilitan el triunfo de las tcnicas
basadas en la informacin que revolucionan en adelante la economa y la poltica
(). Es a partir de las tcnicas de la informacin que los dems sistemas tcnicos se
instalan y permiten acelerar la velocidad en
las formas de circulacin de la informacin
y del capital.
Existen diferentes formas en que podemos analizar la intermediacin de la informacin y las finanzas en la produccin y los
consumos urbanos. Una manera posible de
interpretar esas relaciones es a partir del rol
que cumplen los bancos en el pago de salarios de los trabajadores, esto es, el pago
de remuneraciones mediante acreditacin
bancaria. Otra forma de anlisis es a travs
de la expansin de los consumos mediante la oferta de productos financieros, por
ejemplo, el uso de tarjetas de crdito.
Hemos mencionado que existe una base
material y poltica (Santos y Silveira, 2001)
que posibilita la reproduccin y acumulacin del capital en su forma de dinero. Y
tambin la intermediacin de la actividad financiera bancaria ser de acuerdo al grado
de desarrollo de las actividades productivas.
Con respecto a la forma de regulacin
del trabajo y del pago de salarios, en Argentina, ya desde el ao 1976, la Ley N
20.744 del Rgimen de contrato de trabajo, en su artculo 124, sealaba que:
las remuneraciones en dinero debidas al
trabajador debern pagarse, bajo pena
de nulidad, en efectivo, cheque a la orden
del trabajador para ser cobrado personalmente por este o quien l indique o mediante la acreditacin en cuenta abierta a
167

Derlis Daniela Parserisas


su nombre en entidad bancaria o en institucin de ahorro oficial.

Podemos ver que la forma de pago a los


trabajadores mediante cuenta bancaria, si
bien era una posibilidad, no era obligatoria. Hasta ese momento el desarrollo de la
bancarizacin y su intermediacin en las
dems actividades productivas y de servicios no tena una difusin tan amplia.
Una de las personas entrevistadas, empleado de la empresa Loma Negra desde
1956 hasta 1994, sealaba que la forma
de pago del salario durante esos aos se
realizaba en la misma fbrica. El tesorero llevaba el dinero desde el banco hasta
la fbrica y all el personal administrativo y tcnico cobraba un salario mensual,
mientras que los obreros cobraban cada
quince das.
Sin embargo, durante la dcada de 1990
se incorporaron ms regulaciones a la forma de pago del salario mediante acreditacin bancaria. En 1997, a partir del Decreto
847/97, se estableci que en el caso que el
Ministerio de Trabajo y Seguridad Social
disponga el pago de las remuneraciones
mediante acreditacin en cuenta abierta en
entidad bancaria a nombre del trabajador,
las entidades bancarias deberan suministrar al Banco Central de la Repblica Argentina la informacin respecto de los depsitos que hagan los empleadores para el
pago de los salarios. A estos fines, el Banco
Central de la Repblica Argentina establecera las condiciones de funcionamiento de
las cuentas respectivas.
Esa es una de las formas de regulacin y
control que explica Santos (2000, p. 194)
cuando menciona que: la profundizacin
resultante de la divisin del trabajo impone formas nuevas y ms elaboradas de
cooperacin y de control. Las nuevas necesidades de complementariedad surgen
paralelamente a la necesidad de vigilarlas,

168

acompaarlas y regularlas.
Ya para el ao 2001, a travs de la Resolucin 360/2001, se estableci el pago
obligatorio de los sueldos de los trabajadores mediante la intermediacin bancaria.
Se trat de un nuevo contenido normativo
que continu promoviendo el proceso de financierizacin de la sociedad y el territorio.
Esas normativas contribuyeron a disponibilizar una masa de dinero para los bancos y a
extender los beneficios obtenidos por el sistema financiero y de esa manera, como lo
explican Santos y Silveira (2001, p 195) el
sistema financiero gana dos veces, porque
dispone de un dinero social en los bancos
y lucra prestando, como propio, ese dinero
social para el consumo.
Durante el periodo 2000 y 2014, las
cuentas destinadas al pago de remuneraciones mediante acreditacin bancaria
pasaron de 4.597.791 a 8.293.788, es decir que se incrementaron en un 80% y fueron 141.070 las empresas que durante ese
periodo comenzaron a pagar sus salarios
a travs de bancos (Tabla 2).
Ese fue uno de los cambios que contribuy a profundizar la intermediacin
financiera y expandir los consumos mediante la oferta de productos financieros.
Nos interesa comprender los modos
de expansin de las finanzas a travs del
crdito para el consumo y los productos
financieros que ofrecen los bancos, entre ellos, las tarjetas de crdito, ya que
es una de las formas en que las finanzas
se vuelven una variable clave del periodo.
Santos y Silveira (2001, p. 195) explican
que: nuevos instrumentos financieros
son incorporados al territorio en forma de
depsitos y de crditos al consumo. La sociedad es llamada a consumir productos
financieros, con ahorros de diversas especies y mercancas adquiridas con dinero
anticipado.

Urbanizacin y financierizacin de las economas urbanas: la intermediacin de las finanzas...

Tabla 2. Pago de remuneraciones mediante acreditacin bancaria, Argentina, 2000-2014


Ao

Cantidad de Cuentas

Cantidad de Empresas

2000

4.597.791

30.709

2001

4.435.921

49.055

2002

4.785.423

52.891

2003

4.423.213

55.008

2004

4.924.036

62.888

2006

5.903.750

81.210

2010

7.708.270

146.114

2011

7.833.743

139.690

2012

7.785.856

146.759

2013

8.027.881

160.053

2014

8.293.788

171.779

Fuente: informacin de entidades financieras, BCRA, 2002, 2005, 2010, 2011, 2015

Por ejemplo, todos los empleados pblicos del Estado nacional reciben sus salarios
a travs del Banco de la Nacin Argentina.
Y de acuerdo a la entrevista realizada en el
Banco Nacin, un gerente explicaba que:
a las empresas privadas que son clientes del banco, se les solicita que paguen sus salarios a travs
del banco, porque se trata de clientes potenciales...
A travs del plan sueldo, el banco posee un
cliente cautivo y ese es uno de los canales a
travs del cual se financieriza la sociedad y el
territorio. A partir del Sistema de preembolsado,
el banco enva la tarjeta de crdito a los trabajadores que reciben su remuneracin mediante el banco, aunque stos no la hayan
solicitado; de esa manera el banco tiene asegurado el cobro de ese producto vendido.
Ah est presente el consumo como otra
variable dominante del periodo. La intermediacin financiera es cada vez ms imponente en los consumos cotidianos, principalmente a travs de los prstamos en
formas de dinero adelantado o por medio
de tarjetas de crdito. Entre esas caractersticas propias de la sociedad actual, Bauman (1998, p. 43-44) explica que:
en su etapa presente de modernidad tarda,
la sociedad humana impone a sus miembros
(otra vez, principalmente) la obligacin de ser
consumidores. La forma en que esta sociedad
moldea a sus integrantes est regida, ante todo

y en primer lugar, por la necesidad de desempear ese papel; la norma que les impone, la de
tener capacidad y voluntad de consumir.

La informacin, adems de estar presente en las formas de publicidad de los


productos que consumimos, tambin est
involucrada en las formas de pago que
existen en el mercado, por ejemplo en el
financiamiento de los consumos a travs
del uso de tarjetas de crdito ofrecidas por
los bancos y por otros actores del sistema
financiero como las empresas emisoras de
tarjetas de crdito. Se trata de actores del
circuito superior de la economa urbana
que, a travs de los productos que ofrecen,
tienen diversas posibilidades de influenciar
en los consumos de las personas y, al mismo tiempo, de ser intermediarios.
Hay acuerdos entre las empresas que
expresan la solidaridad organizacional que
existe entre los actores del circuito superior.
Por ejemplo, los bancos establecen vnculos con grandes cadenas comerciales para
que stas ofrezcan como forma de pago la
posibilidad de pagar en cuotas con la tarjeta de crdito del banco. Los empleados del
banco de la Nacin Argentina explicaron
que hoy en da prcticamente no se visita
a los comercios. Antes, los oficiales de negocio
salan a ofrecer la tarjeta de crdito Nativa. Hoy
169

Derlis Daniela Parserisas

eso no se hace () En 1993 recin empezaba la


oferta de tarjeta de crdito Mastercard... Hoy hay
Nativa, Master y Visa.
La expansin de las finanzas en el territorio ha sido acompaada de la diversificacin de los productos que ofrecen los
bancos, entre ellos las tarjetas de crdito,
fundamentalmente desde finales de la dcada de 1990. La mayora de los comercios
de venta de ropa y artculos para el hogar
tienen acuerdos con bancos pblicos de la
provincia de Buenos Aires y de la Nacin
Argentina. En realidad se trata de bancos
con una importante cartera de clientes que
son empleados pblicos y reciben sus salarios a travs de estos bancos.
Podemos reconocer formas de solidaridad o de relaciones horizontales que existen entre actividades propias del circuito
superior, pero asimismo existen otro tipo
de relaciones entre el circuito superior y el
circuito inferior. El banco Macro, en los
acuerdos con comercios, desarrolla una
estrategia diferente. Un empleado mencionaba que: los bancos privados tienen una poltica diferente: salir afuera de la sucursal, segn
negocios y empresas. Adems tienen convenios de recaudaciones con empresas
multinacionales que reciben, a travs de
sus cuentas en el banco, el pago de clientes
no bancarizados. Una de las formas de recaudacin de pagos de la empresa Nobleza Piccardo, es a travs de depsitos en el
banco: los pequeos comerciantes que tienen un kiosco, pero no poseen cuenta bancaria, depositan en la sucursal del banco el
pago en efectivo para la empresa.
Como lo explica Silveira (2015, p. 256):
Hay, adems, una articulacin vertical entre
los circuitos que es una prueba de su existencia relacional. Esta articulacin puede
asumir la forma de una complementariedad
simple en el momento en que el circuito superior vende un insumo al circuito inferior o
cuando el primero utiliza alguna economa
externa, tercerizando tareas a favor de un
agente poco capitalizado.

170

En esas articulaciones, es el circuito superior el que se fortalece y los actores menos capitalizados, aunque inevitablemente
pueden estar invadidos por las finanzas (a
travs de prstamos, depsitos en el banco, uso de tarjetas de crdito, etc.), ven sus
posibilidades de consumir y producir subordinadas a las relaciones que establecen
con las actividades del circuito superior.

Consideraciones finales
Hemos abordado una forma de comprender cmo las finanzas son un contenido del territorio y cmo ellas son
mediadoras entre las dems divisiones territoriales del trabajo. Desde la dcada de
1970, con los procesos de internacionalizacin del capital, las finanzas tambin se
volvieron mundializadas. Tambin logran
estar cada vez ms presentes en la escala
del lugar, en los intercambios y los consumos urbanos, fundamentalmente por las
posibilidades de la base material, es decir
de los sistemas tcnicos y tambin de la
base normativa y poltica.
Los instrumentos financieros tales como:
prstamos, tarjetas de crdito, pago de salarios mediante cuentas bancarias, etc. se
difunden y alcanzan cada parte del territorio. A partir de contenidos normativos
implementados por el Estado y de polticas
desarrolladas por los bancos, entre las que
existen acuerdos con grandes cadenas comerciales, la intermediacin financiera est
presente ampliando los consumos pero
tambin profundizando el endeudamiento.
Las finanzas, junto con la informacin,
interfieren en las actividades urbanas, en
las formas de producir y de consumir, logrando, cada vez ms una influencia mayor
y nuevas articulaciones entre los circuitos
de la economa urbana, aunque esto implique formas de subordinacin por parte de
las actividades menos capitalizadas o intensivas en mano de obra.

Urbanizacin y financierizacin de las economas urbanas: la intermediacin de las finanzas...

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171

Circuito superior, cadenas de descuentos y


franquicias: el caso de Da
Josefina Di Nucci

Introduccin
Para entender el mundo actual hay variables que se consideran centrales y determinantes, como son la informacin y el
consumo; imperativos que son fundados
bajo la misma ideologa. Lo nuevo de este
fenmeno es su agresividad y su propagacin por encima de sujetos sociales, lo cual
le da una apariencia de no opinable (Alonso, 1999). As, Lipovetsky y Serroy (2010)
sealan que vivimos en la poca de la cultura-mundo en la que existe una comercializacin integral de la cultura que es, al mismo tiempo, culturizacin de la mercanca.
Es el espacio de actuacin del circuito
superior, es decir, del conjunto de actores
hegemnicos cuya accin es global porque
logran dominar y ejecutar, a escala planetaria, esas variables contemporneas como
la tecnologa, la informacin, el dinero, entre otras. Son grandes corporaciones que
primero producen y crean a los consumidores para luego decidir qu producir y
dnde producir (Santos, 2000).
Como afirma Silveira (2007) el territorio
nacional se ha vuelto un enrejado de topologas corporativas en el que hay un puado de empresas con una lgica y organizacin que superan las escalas nacionales,
junto a un conjunto grande de empresas,
cuyas acciones no superan las fronteras nacionales e incluso la regin o la ciudad.
El conjunto de agentes hegemnicos
que denominamos circuito superior es
quien dictamina el destino de la nacin y
est cada vez ms capitalizado, tecnificado y organizado. De este forman parte las
cadenas de comercializacin mayoristas

y minoristas. Para ese nmero reducido


de grandes empresas la bsqueda fundamental es la plusvala, que debe siempre
crecer, y para eso es necesario eliminar viscosidades que puedan crear obstculos, inclusive la produccin y distribucin colectiva de los bienes y servicios ms bsicos
(Silveira, 2008, p. 10).
El sistema de franquicias es una forma
de difusin del capital viabilizada por la
modernizacin tcnica, cientfica e informacional, la transnacionalizacin del capital, la legitimacin de los productos y
servicios segn su marca, la aparicin de
nuevos patrones de consumo y el papel
de diferentes tipos de instrumentos financieros que acompaan y estimulan el consumo. El circuito superior de la economa
urbana manifestado a partir de las franquicias est constituido por actores que disponen de elementos tcnicos, normativos
y financieros que les permiten adaptarse e
inclusive dominar- las variables constitutivas del perodo actual.
El lucro del circuito superior, y en este
caso de los supermercados, es acompaado por el sistema financiero utilizando diferentes tipos de instrumentos como son el
pago por medio de tarjetas magnetizadas,
ya sea de dbito o de crdito, y las tarjetas propias de los supermercados, creadas
con el objetivo de aumentar la lealtad del
cliente. Existe una relacin cada vez ms estrecha entre las grandes empresas de distribucin comercial en cadena y los bancos,
que consiste en obtener importantes descuentos, comprar en cuotas y otros tipos
de beneficios financieros como la posibili173

Josefina Di Nucci

dad de pagar cuentas y de extraer dinero


en efectivo en las cajas de supermercados.
En Argentina, como en el resto del mundo, las grandes cadenas de comercializacin minorista se encuentran dentro de las
compaas ms poderosas. As, segn los
datos publicados en la Revista Mercado
(2015) donde figura el Ranking de las Mil
empresas que ms venden en Argentina,
las seis mayores cadenas de supermercados
se ubican entre las primeras cincuenta empresas del pas. Cabe destacar que para el
ao 2014 eran cuatro las empresas de supermercados entre las primeras cincuenta.
Durante el 2013 (Mercado, 2014), el
octavo lugar de dicho ranking era ocupado
por el Grupo Carrefour, el dcimo primero por Jumbo Retail Argentina (del Grupo
Paullman de capitales chilenos que incluye
los supermercados Jumbo, Vea y Super Vea
en Argentina), el puesto treinta y seis por
la cadena nacional Coto y el lugar treinta
y nueve por Walmart. Durante el ao 2014
(Mercado, 2015) encontramos algunos
cambios entre las grandes empresas en cadenas de supermercados que se disputan
el mercado argentino. As, Carrefour contina ocupando el primer lugar en ventas en
Argentina entre los supermercados, pero
descendi en el ranking general al puesto
nueve. Jumbo, por su parte descendi en
los dos ltimos aos del puesto once al
dieciseis. La tercera empresa de supermercados que encontramos en el ranking es
Supermercado Dia Argentina, la cual no
figuraba de manera separada del Grupo
Carrefour en la edicin anterior, apareciendo en los datos referidos al 2014 en el
puesto veintisiete en el ranking y tercero en
las ventas del supermercadismo en Argentina. Esta empresa forma parte del grupo
espaol Ibex que cotiza en bolsa. Siguiendo
a Dia se encuentra Walmart que ocupa el
puesto treinta y tres en el ranking y cuarto
lugar en el sector supermercados, desplazando a Coto que, en la edicin anterior
174

del ranking, ocupaba ese cuarto lugar; de


esta manera, Coto pasa al quinto lugar del
sector y al treinta y cinco en el ranking general. Otro cambio importante es que en
el puesto cuarenta y cuatro se incorpora la
empresa Importadora y Exportadora de
la Patagonia que es la propietaria de los
supermercados La Annima, empresa que
en la edicin anterior se encontraba en el
puesto cincuenta y cuatro.
Presentamos en este artculo una breve
exposicin de la estructura comercial al por
menor de Argentina, poniendo en evidencia
la fuerte concentracin y transnacionalizacin del sector supermercadista en Argentina. Luego, pretendemos sealar las principales estrategias comerciales y territoriales
de expansin de los supermercados, en
particular el crecimiento de las grandes cadenas en formatos comerciales de menores
dimensiones como son las tiendas de conveniencia y las tiendas de descuentos, las
cuales siguiendo la lgica de las cadenas,
se localizan hacia el interior de los barrios
en especial en la Regin Metropolitana de
Buenos Aires, entrometindose en la compra cotidiana que estaba dominada tradicionalmente por autoservicios y almacenes
de barrio. Por ltimo, presentamos brevemente el caso de Dia que es la cadena
de supermercados que ms ha crecido en
el pas en los ltimos aos con una lgica
centrada en la franquicia a partir de apertura de tiendas de descuentos; presentamos brevemente la distribucin espacial de
las sucursales de esta cadena en la Regin
Metropolitana de Buenos Aires.

La estructura comercial minorista de


Argentina: algunos cambios en los ltimos aos

El enorme crecimiento del sector de


supermercados en Argentina signific la
transnacionalizacin y concentracin empresarial y econmica, resultado tanto de
la creacin de nuevas firmas y estableci-

Circuito superior, cadenas de descuentos y franquicias: el caso de Da

mientos como de la adquisicin y fusiones


entre firmas y empresas. Adems, presentan una expansin y presencia territorial
extremadamente amplia que, en general,
exceden al pas y evidencian lgicas globales. De las siete principales cadenas de
supermercados de Argentina solo dos son
de capitales nacionales, Coto y La Annima, lo cual evidencia la fuerte transnacionalizacin del sector. Durante la ltima
dcada, la lgica de expansin territorial
y de crecimiento de las grandes cadenas,
especialmente las transnacionales, continu siendo, en muchos casos, la compra
de cadenas de supermercados de menores
tamaos o algunas de sus tiendas. En este
sentido, en el ao 2007 Walmart adquiri las tres tiendas que la cadena minorista francesa Auchan posea en Argentina y,
tambin, algunas de las tiendas que la cadena marplatense Toledo tena en esa ciudad y en otras localidades de la provincia
de Buenos Aires. Tambin, en el ao 2012
Carrefour compr las tiendas de cercana
de la cadena Eki, las cuales sumaban un total de 129 locales localizados en la Ciudad
Autnoma de Buenos Aires y en algunas localidades de su regin metropolitana (iProfesional.com. 14/6/2012).
Segn los ltimos datos con los que
se cuenta, pertenecientes a la Federacin
Argentina de Empleados de Comercio y
Servicios (FAECyS), en Argentina se registran, para el ao 2012, un total de 8.672
establecimientos de tipo autoservicios que
incluyen hipermercados, supermercados,
discounts y autoservicios en general. El 68%
corresponde a firmas de un solo local y el
32% restante a cadenas de supermercados
que poseen dos o ms bocas de expendio,
es decir, tiendas o locales de venta.
Dentro de este sector supermercadista
en cadena, existen diferentes tipos que suelen clasificarse segn la cantidad de bocas
de expendio. As hay cadenas mini, que son
aquellas que poseen 2 bocas y representan

al 2,7% de las tiendas a escala nacional; cadenas chicas, que tienen entre 3 y 9 bocas
de expendio y son el 7,3% del total nacional; cadenas medianas, que tienen entre 10
y 19 tiendas y representan el 1,8% del total
de las bocas de expendio; cadenas intermedias, que poseen de 20 a 60 bocas y representan el 5% del total y cadenas grandes,
que poseen ms de 80 bocas y representan
el 15,5% de las bocas totales. A este ltimo grupo de cadenas grandes pertenecen
Carrefour, Jumbo Retail, Dia, Walmart,
Coto, La Annima, Casino y tambin las
empresas argentinas tomo y Cooperativa
Obrera Ltda. de Consumo y Vivienda.
Ms all que los datos cuantitativos correspondan al ao 2012, lo interesante es
evidenciar la estructura comercial argentina que demuestra el enorme porcentaje
que ocupa el sector supermercadista y, en
particular, el de las grandes cadenas. En
este sentido, observamos que ese reducido
grupo de empresas (las cadenas grandes)
poseen en el territorio argentino un total
de 1.345 bocas, es decir, el 16% de las bocas totales pero concentran el 56% de las
superficies comerciales del pas. Tres de
ellas, Carrefour, Jumbo Retail y Coto, representan el 70% del total de las ventas del
sector en este rubro (Ablin, 2012, p. 44).
Si bien el sector pareciera que se encuentra estancado con crecimientos prcticamente nulos en su facturacin (si se tienen
en cuenta estimaciones privadas de valores
de inflacin), la realidad demuestra un nivel muy alto y un crecimiento de la facturacin. As, Carrefour mantiene su liderazgo
con una facturacin en 2014 de $30.658
millones contra $26.356 millones en 2013,
aumentando 16,3%. Jumbo Retail Argentina S. A. sigui en la segunda posicin, con
$28.000 millones en 2014 contra $21.700
millones en 2013, lo que signific un incremento de 29,03%. Por su parte Wal-Mart
ocupo el tercer lugar en facturacin (desplazando a Coto), y factur $17.481 mi175

Josefina Di Nucci

llones en 2014 contra $12.600 millones en


2013 (38,7% ms). Coto vendi $17.061
millones contra $13.069 millones en 2013,
lo cual indica un crecimiento de 30,5%. Por
ltimo, debe mencionarse Importadora
y Exportadora de la Patagonia (La Annima) con $13.422 millones en 2014 frente a
$9.794 millones en 2013, lo cual implic un
crecimiento de 37,04% (Mercado, 6/2015).
Las empresas en cadena de supermercados se adecan a las caractersticas actuales
de la sociedad de consumo en el sentido de
fragmentar las tradicionales lneas de ventas en una diversidad de nichos, orientados
para diferentes valores y estilos de vida (Salgueiro y Cachinho, 2009). Si bien el precio
y la calidad de los productos siguen siendo
centrales al momento de eleccin del canal
de compra, no son determinantes de la segmentacin de la oferta y la jerarquizacin
de las tiendas. De esta manera, los minoristas ms dinmicos segmentan la oferta
en mltiples nichos de mercado (Salgueiro
y Cachinho, 2009, p. 20).
Las principales empresas del retail pertenecientes al circuito superior, si bien han
inaugurado nuevas tiendas en formatos
supermercados e hipermercados, centran
su lgica de expansin en las tiendas de
proximidad o cercana, en las tiendas de
descuento y en las tiendas mayoristas.
Adems, ponen en prctica variadas estrategias de posicionamiento con fuertes
ventajas relativas, especialmente frente a
la industria ya que con la enorme capacidad de compra que poseen, cuentan con el
poder suficiente para fijar los mrgenes de
rentabilidad, las condiciones de pago y la
distribucin de los espacios para la venta
en sus gndolas. As, les aportan ventajas
frente a sus proveedores, fundamentalmente para acceder a menores precios en
los productos fabricados. A estas tcticas
se sum la comercializacin de productos
de marcas propias de supermercados que
son una importante competencia para las
176

marcas comerciales de la industria, primordialmente para las marcas lderes, porque


tienden a maximizar estrategias que facilitan un mejor posicionamiento en el mercado. Estos productos se ofrecen a precios
menores, tienen buena calidad y se encuentran constantemente reposicionados (GC.
Retail in detail. 2/9/2011).
Cabe sealar, por ltimo, algunos incentivos a la compra que las grandes plataformas han realizado en los ltimos aos
en especial el acuerdo con el gobierno nacional del Programa Precios Cuidados el
cual es un compromiso asumido desde el
ao 2014 por el Gobierno Nacional para
una administracin de precios flexibles con
las empresas comercializadoras, los distribuidores y sus principales proveedores.
Los productos comercializados desde el
programa tienen precios determinados a
partir del anlisis de las cadenas de valor y
se convierten en precios de referencia para
comparar con los otros precios en la gndola, evaluar las diferencias y elegir (http://
precioscuidados.com/informacion.html).
Este programa, que ha servido para proteger la suba de precios y permitir la eleccin de los productos y marcas por parte
de los consumidores, ha sido central para
mantener las ventas minoristas y, en especial, en los supermercados de las grandes
cadenas ya que estas son las que mayormente han participado de dicho acuerdo.

La estrategia espacial
Descuentos Dia

de la cadena de

En esta estrategia multiformato y de segmentacin del mercado, una de las primeras medidas tomadas por los grupos de distribucin fueron las denominadas tiendas
de descuento o hard discount (HD), las cuales son formatos comerciales ubicados en
el interior de las ciudades, que poseen una
gama de tems no muy extensa (alrededor
de 1.000), ofrecen pocos servicios, trabajan
con marcas propias en numerosos produc-

Circuito superior, cadenas de descuentos y franquicias: el caso de Da

tos y utilizan una poltica de precios muy


agresiva. En este tipo de tiendas se combinan la proximidad con los bajos precios. En
Argentina tradicionalmente los consumidores que recurren a los hard discount para
efectuar sus compras diarias, son personas
de nivel socioeconmico medio bajo (C3 y
D) (Ablin, 2012), sin embargo, la compra
en este tipo de tiendas ha crecido entre los
aos 2012 y 2014, ampliando a grupos de
mayor nivel socioeconmico, en un contexto donde el consumo masivo cerr en el
ao 2014 con un muy bajo crecimiento y un
relativo freno de la economa.
En este sentido, la ganadora neta ha
sido la empresa Supermercados Dia que
posee origen espaol (creada en 1979),
pero que ha cambiado de propietarios de
manera rpida y hasta controvertida en los
ltimos diez aos. Desde el ao 2000, la
cadena de supermercados fue propiedad
de Carrefour; quin en 2011 decidi que
escindira el 100% de Dia y sacara la empresa a bolsa. Se le entreg a los accionistas de Carrefour un nmero de acciones de
Dia proporcional a los que posean. A partir del 2012 pas a formar parte del ndice
IBEX 35. Se encuentra presente en cinco
pases del mundo, Espaa, Portugal, China, Brasil y Argentina a travs de tiendas
propias, pero especialmente con tiendas
franquiciadas, lo cual no es tan comn en
el sector supermercadista argentino.
Segn datos de la empresa provistos en
su sitio web, en Argentina al cierre del 2013,
haba 643 tiendas de las cuales 450 eran
franquicias; para el cierre del 2014 el total
ascendi a 724, de las cuales 486 eran franquicias, lo cual implica una apertura de 81
locales entre esos aos (http://www.diacorporate.com/es/negocio/franquicias-dia)[1].
A partir del 2014, Dia en Argentina comenz a redisear sus tiendas, centrndose
[1] Cabe sealar que esos valores son muy altos si tenemos como
referencia lo ocurrido en otros pases como Brasil donde el nmero de tiendas para el 2014 es de 799.

en la mejora edilicia e incorporando mayor


cantidad de productos de otras marcas y
no slo o mayoritariamente en su marca
propia. As, comienza a crecer en todos los
niveles sociales incrementando un 60% su
facturacin respecto al ao anterior y aumentando el gasto medio de sus compradores por encima de la suba de precios ganando compradores del autoservicio (Revista
Actualidad en Supermercados: 19/3/2015).
Esta empresa tiene centrada su lgica
de expansin por medio de franquicias
en la regin concentrada de Argentina y,
en este sentido, en su pgina web seala:
para la expansin de nuestros supermercados estamos buscando en las provincias
de Crdoba, Entre Ros, Santa Fe, Buenos
Aires y Capital Federal los siguientes tipos
de inmuebles en rgimen de compra, alquiler y para inversin inmobiliaria: 1. Locales
comerciales cntricos: en ciudades de ms
de 10.000 habitantes y con un mnimo de
300 mts. de superficie cubierta. 2. Locales comerciales en accesos: terrenos en accesos y ejes de comunicacin en ciudades
de ms de 16.000 habitantes y superficie
mnima de 2000 mts. para la construccin de una nave de 1200 mts. y parking.
3. Terrenos e Inmuebles: Terrenos donde
se puede construir e Inmueble ya construidos que hay que remodelar o refaccionar
(https://www.supermercadosdia.com.ar/
locales-comerciales).
Presentamos, para finalizar, el Mapa
1 con la localizacin de las sucursales de
Dia en la RMBA en la cual incluimos a la
Ciudad Autnoma de Buenos Aires y los
partidos de la primera, segunda y tercera
corona de expansin metropolitana.
Para noviembre de 2015 y segn la informacin disponible en el sitio web de la empresa en Argentina, Dia contaba con 292
tiendas en la CABA y 210 en la provincia de
Buenos Aires de las cuales 147 se localizan
en esos partidos de la RMBA y representan
el 70% de ese total.
177

Josefina Di Nucci

Mapa 1: Localizacin de las sucursales de supermercado Dia en el RMBA. 2015

Fuente: Elaborado por Lic. Lorena Lamacchia (CIG/IGECHS/CONICET) en base a datos del
sitio web de la empresa https://www.supermercadosdia.com.ar

En la eleccin de la localizacin de bocas de expendio de los Supermercados Dia,


se observa una importante concentracin
en los partidos de la primera y segunda corona de expansin metropolitana, acompaando el crecimiento poblacional destacndose La Matanza donde hay 14 tiendas
de este supermercado; Tres de Febrero con
11 tiendas; General San Martin y Almirante
Brown con 10 sucursales cada uno.
Cabe destacar tambin la presencia de
sucursales en la mayora de estos partidos,
muchas de las cuales fueron abiertas en los
ltimos dos aos y otras han sido reinauguradas cambiando el aspecto de las mismas, al modernizarlas y transformalas en
tiendas de conveniencia y no de discount
con el objetivo de acercarse a una mayor
diversidad de grupos sociales.

Reflexin Final
La expansin de la cadena Dia en los ltimos aos es una demostracin ms del
avance del circuito superior sobre el circui178

to superior marginal y, en especial, sobre el


circuito inferior en ciudades argentinas y,
particularmente, en la metrpolis de Buenos Aires. En Argentina, ms de dos tercios
del mercado de alimentos estuvo asegurado a los pequeos almacenes y despensas
de barrios y tambin a los autoservicios de
una sola boca que no pertenecen a las cadenas de supermercados. Este mercado,
que estaba altamente atomizado, comenz a ser interferido por los Supermercados
Chinos y, en los ltimos aos, por las tiendas de cercana y de descuentos de las cadenas de supermercados que disputan con
los supermercados asiticos y con los autoservicios independientes de barrio. Esto
produce y producir un fuerte impacto en
el espacio de comercializacin tradicional
trayendo aparejada enormes implicancias
de tipo econmico, social y espacial al interior de las ciudades.
Estas tiendas de las grandes cadenas compiten con el comercio tradicional, teniendo
a su favor una gran cantidad de beneficios

Circuito superior, cadenas de descuentos y franquicias: el caso de Da

como son la posibilidad de comprar con tarjetas de crdito comerciales y de bancos, con
tarjetas propias de las cadenas y usando todos los descuentos y promociones que ofrecen semanalmente las cadenas de supermer-

cados. Sumado a esto poseen toda la gama


de productos incorporados a la lista convenida con el Gobierno Nacional en su Programa Precios cuidados, lo cual es un aliciente
ms para la compra en esos locales.

Bibliografa
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179

Las condiciones regionales de valorizacin econmica del


sector elctrico en la costa atlntica bonaerense.
Un anlisis geoestadstico comparativo
Adriano Furlan

Introduccin
Este trabajo se ocupa de analizar las
condiciones regionales de valorizacin econmica del sector elctrico en la costa atlntica de la provincia de Buenos Aires[1].
La microrregin de la costa atlntica, compuesta por la serie de localidades que se distribuyen por el litoral martimo desde San
Clemente del Tuy hasta Pehuenc, constituye el principal destino del turismo interno de Argentina. En ella pueden distinguirse localidades exclusivamente balnearias
(de esquema monoproductivo turstico),
y localidades dotadas de una complejidad
funcional en la que el turismo convive con
otras actividades econmicas, primarias y
secundarias, tal como sucede en la ciudad
de Mar del Plata, centro urbano regional.
El reconocimiento del perfil productivo
predominante es esencial para entender el
comportamiento energtico regular de la
costa atlntica y, a partir de ste, inferir las
condiciones regionales en las que se lleva a
cabo la valorizacin del capital en el sector
elctrico y en cada uno de sus segmentos.
Pero como el capital no opera en aislamiento, sino en relacin con otros capitales, las
reales condiciones de valorizacin slo terminan de hacerse inteligibles en una visin
analtica y comparativa del conjunto de las
zonas elctricas que integran el sistema elctrico argentino. De esto ltimo es posible
extraer una calificacin de la posicin relativa que ocupa la costa atlntica dentro del
[1] De ahora en ms, costa atlntica.

mercado elctrico argentino, obedeciendo


siempre a la jerarqua de componentes de
la red que se construye sobre la lgica preestablecida de la acumulacin de capital.
La validez del tipo de anlisis que esbozaremos en el texto reposa en la aceptacin de
un supuesto: las pautas del desarrollo sectorial responden a la institucionalizacin de
un rgimen de promocin de las inversiones que pondera la libre iniciativa privada
y el principio de competencia como fuerzas
dominantes del sistema, tal como fuera implantado en nuestro pas -a escala nacional
en 1992 y en la provincia de Buenos Aires
en 1996- con las reformas de liberalizacin
que originaron el Mercado Elctrico Mayorista (MEM).

Descripcin de la curva de carga regional

El comportamiento electroenergtico se
describe observando la curva de carga a lo
largo del ciclo anual de actividad. El Grfico 1 muestra la curva de demanda elctrica
anual de la costa atlntica a travs de las
dos aglomeraciones urbano-tursticas principales de la regin, la ciudad de Mar del
Plata y el rea de la costa atlntica norte
(partidos de La Costa, Pinamar y Villa Gesell), empezando y terminando en el mes
de enero. Para mayor representatividad de
forma ante posibles distorsiones provocadas por anomalas, se construye la serie
mediante el mtodo de ajuste de la distribucin de medias aritmticas, utilizando
los datos de los aos 2007, 2008 y 2009.

181

Adriano Furlan

Grfico 1. Demanda elctrica media mensual de Mar del Plata y la Costa Norte (MWh)

Fuente: elaboracin personal con datos de CCA (2007-2010)

Lo que encontramos en la grfica, como


regla general, es una demanda mensual variable de la energa elctrica, que se resume
en: i) un pico mximo mensual de demanda estival ubicado en el mes de enero, que
se explica, principalmente, por los aumentos de demanda que impulsa el desarrollo de las actividades tursticas y, en forma
secundaria, por las altas temperaturas; ii)
un segundo pico en la poca de invierno,
localizado en el mes de julio y algo menor
que el del mes de enero, producto de las
bajas temperaturas y de la menor cantidad
de horas diarias de iluminacin natural, y
iii) dos momentos de valle de la demanda
en las estaciones intermedias de otoo y
primavera. Al descontar las variaciones inducidas por la componente climtica, comunes a cualquier espacio geogrfico, la
cualidad destacable se halla en la marcada
estacionalidad de la demanda de verano,
que se ubica unos 20 puntos por encima
de la media anual y ms de 30 puntos por
encima de la demanda valle.
La estacionalidad es un comportamiento tpico de la demanda de bienes y servicios de los espacios tursticos y, por ende,
uno de los serios inconvenientes del desa182

rrollo localizado con que debe enfrentar la


gestin de esta clase de espacios. El comportamiento estacional posee dos caras.
Por un lado, la capacidad de las infraestructuras se satura en el breve perodo de
mxima demanda, stas sufren exigencia
del funcionamiento, desgaste y eventuales roturas y fallas, desembocando en la
disfuncionalidad y la prdida de calidad
del servicio. Por el otro, la subutilizacin
de instalaciones fsicas e inmviles de la
red que inevitablemente deben preservarse sobredimensionadas durante el resto
del ao, cuando el consumo se relaja, sin
posibilidad de articularse productivamente con el capital circulante, o hacerlo de
forma muy ineficiente (seccin rayada del
grfico). Ambos efectos convergen en la
desvalorizacin del capital: sea por el sobreesfuerzo que acelera el desgaste y acorta la vida til de los soportes, sea por el
subconsumo que lo mantiene al margen
de la produccin y ralentiza el tiempo de
retorno de las inversiones.
Dentro de la regin, pueden apreciarse
diferencias internas de comportamiento
de la demanda de energa en sendos polos
de la territorializacin urbano-turstica. El

Las condiciones regionales de valorizacin econmica del sector elctrico en la costa...

mayor impacto relativo de la afluencia del


turismo, y la consiguiente severidad de los
altibajos del consumo elctrico, se revelan
en la zona en que el desarrollo turstico
consolid una estructura monoproductiva, mientras que en la estructura econmica diversificada de la ciudad cabecera
de la regin, los incrementos estacionales
son de una proporcin muy menor. Ello se
refleja en las diferencias del factor de carga, del 87,7% en Mar del Plata, contra un
bajsimo 54,2% en la costa norte.
El indicador de demanda mxima de
potencia da una pauta complementaria
-y, en cierto modo, ms acertada- del sobredimensionamiento y de la subutilizacin de los equipos, dado que se refiere
al consumo mximo de energa realizado
en un determinado instante. Es de particular inters hacer el seguimiento de
los picos de potencia porque a partir de
ellos se estiman los niveles de programacin de la oferta de energa para atender
sin inconvenientes toda la demanda que
sea requerida por los usuarios a cada
momento. Sin embargo, el valor de esos
mximos no tiene por qu ser equivalente
a lo largo del tiempo. La cantidad de capital fijo que debera inmovilizarse para
cubrir toda la demanda de potencia en
los parmetros tcnicos de calidad normados, se debe deducir del subperodo
en que los picos de potencia son superiores a los restantes picos de potencia
de la curva anual.
El Grfico 2 presenta la curva de demanda de potencia a las 21:00 hs, es decir, en un horario de la franja de consumo pico. Otra vez se confecciona la curva
como una distribucin de medias aritmticas, en esta ocasin, utilizando los datos
de 2010, 2011 y 2012.
En lneas generales, los quiebres de tendencia coinciden con los de la curva de
demanda de energa, aunque hay tambin
particularidades a distinguir. Primero, la

magnitud de los picos estivales de potencia


de la regin es ligeramente acentuada en
comparacin con los picos estivales de demanda de energa: 22% (111MW) superior
a la media y 33% (150MW) superior a los
valores mnimos de otoo y primavera[2].
En segundo lugar, a diferencia de lo
que sucede con la demanda de energa,
los picos de potencia de febrero se ubican
casi en idntico nivel que los picos de enero: la demanda de energa de enero supera
a la de febrero en un 11,5% y la de potencia mxima lo hace en un modesto 3,5%.
Estos son los meses crticos en los que el
sistema tiende a operar al lmite de su capacidad. Un tercer aspecto a sealar es el
mayor contraste existente entre los picos
estivales y los picos del resto del ao en
la demanda de potencia mxima que en
la demanda de energa, lo que se debe al
aplanamiento de los picos de potencia de
la poca invernal. El resultado de ello es
que la curva de picos de potencia toma
una forma semejante a la de una olla en
la que resalta con mayor claridad la superficie de subutilizacin, sobre todo, la de
los componentes tcnicos del segmento
de la generacin local.
Por ltimo, resulta relevante la diferencia en la distribucin del incremento de
potencia, siendo mucho mayor en el sector norte que en el aglomerado de Mar del
Plata. Las mximas demandas de potencia
de Mar del Plata, que acontecen durante el mes de enero, se ubican un 22% por
encima de la mnima (mes de noviembre,
aunque con valores similares en todos los
meses de media estacin) y slo un 11% so[2] Estos clculos pueden resultar algo conservadores si tenemos
en cuenta que las 21hs representan el horario donde tiende a
localizarse el mximo diario de potencia en prcticamente todos
los meses del ao, con excepcin de algunos registros estivales en
los que los picos de potencia tienden a ubicarse en horas posteriores -alrededor de las 22hs- o tiende a coincidir con los picos
de temperatura -alrededor de las 15hs. Por lo tanto, la grfica no
estara siendo suficientemente justa con los registros de verano,
pero s con los del resto de las estaciones.

183

Adriano Furlan

bre la demanda mxima media. En la costa


norte, en cambio, el contraste est sumamente marcado; la mxima demanda de
potencia crece un 132% en enero respecto
de la mnima y un 72% en relacin con la
media. Sin embargo, en trminos absolutos las divergencias se comprimen. En Mar
del Plata, los picos de potencia del verano
se incrementan 44MW por sobre los picos
mnimos y 26MW sobre los medios, en tanto que en la costa norte lo hacen respectivamente en 85MW y 60MW.
La variabilidad de la demanda elctrica
obliga, entonces, a contar con una reserva de potencia adicional (A) para abastecer los picos que se producen durante la
temporada de verano. Esa reserva adicional se suma a la reserva normal (N) que

todo sistema elctrico previsiblemente


debe tener a disposicin para hacer frente
a eventuales inconvenientes del suministro
y, bajo un razonamiento prospectivo, para
anticipar el aumento progresivo de la demanda, ms an, en contextos de franco
crecimiento. De este modo, tenemos que
la reserva total de potencia (T) en espacios de demanda altamente variable viene
representado por T = A + N. Ello provoca
un sobrecosto relativo respecto de las estructuras de costos que poseen los espacios con baja variabilidad estacional de la
demanda energtica (con T = N). Adems,
junto al costo de los medios de trabajo
siempre deben considerarse los costos de
la fuerza de trabajo necesaria para operarlos y mantenerlos.

Grfico 2. Demanda media mensual de potencia de la Costa Atlntica a las 21hs (MW)

Fuente: elaboracin propia con datos de CAMMESA

Comparacin

y tipificacin de la curva

de carga

Ahora que hemos descrito el comportamiento anual de la demanda de energa de


la costa atlntica, es necesario obtener una
tipificacin que permita, mediante comparacin, demostrar la excepcionalidad
184

de la dinmica regional en el elenco de las


zonas elctricas del pas. La significacin
econmica del factor de carga termina de
definirse cuando se tiene en cuenta conjuntamente el tamao del mercado, tal como
ilustra el Grfico 3. En el diagrama de dispersin se ubican las veinticinco zonas del
MEM en funcin de la participacin rela-

Las condiciones regionales de valorizacin econmica del sector elctrico en la costa...

tiva en la demanda elctrica del total del


pas y el factor de carga. Son incluidos los
agrupamientos de la costa atlntica y la
costa norte con independencia del rea de
concesin de la Empresa Distribuidora de
Energa Atlntica (EDEA), la zona elctrica
del MEM en las que aquellas se localizan.
Segn los resultados, todas las unidades de
consumo presentan cierta variabilidad en la
curva de carga, debido a causas de ndole
climtica o econmica. Para la costa atlntica, el factor de carga del 87% es un valor
que la ubica en la posicin 19 del universo
de anlisis. Por debajo de ella, se ordena
un grupo de provincias del norte del pas
que poseen la mayor variabilidad de la curva, estimulada por los mayores consumos
elctricos que provocan las altas y sostenidas temperaturas de verano y la marcada
distensin del consumo que permiten las
temperaturas apacibles de invierno.
En la costa atlntica, en cambio, las bajas temperaturas invernales impulsan aumentos de la demanda de energa que llevan
a acrecentar el factor de carga y equilibran

relativamente el pico del verano. Mencin


aparte merece la costa norte, con una estacionalidad intensamente pronunciada que
la ubica al final del ordenamiento.
Pero, cmo se relaciona el factor de
carga con el tamao del mercado? La lnea entrecortada del grfico expresa la
tendencia de asociacin de las variables
en la realizacin del suministro. De derecha a izquierda, se constata que los
mercados cautivos ms importantes del
pas (Edenor, Edesur, Santa Fe, Crdoba
y EDEN) poseen factores de carga que
superan el 92%.
Hacia la esquina superior izquierda, se
observan mercados intermedios con factores de carga altos (Edelap, EDES, Entre
Ros, Tucumn, Neuqun, etc.). Las puntuaciones prximas al margen izquierdo
confirman que suministros con factor de
carga bajo slo son posibles en los mercados de menor tamao, donde la desvalorizacin del capital no produce un desbalance crtico en la estructura econmica que
lo soporta.

Grfico 3. Participacin porcentual en la demanda elctrica nacional y factor de carga de zonas


del MEM, costa atlntica y costa norte. Ao 2005*

Fuente: elaboracin personal con datos de la Secretara de Energa y Centrales

185

Adriano Furlan

Para las provincias norteas anteriormente indicadas, la alta variabilidad de la


demanda se origina en mercados relativamente reducidos y controlables. Aunque
debe indicarse que dichas provincias, sobre
todo las del noreste (Chaco, Corrientes,
Formosa y Santiago del Estero), evidencian
graves dficits de infraestructura bsica y sufren trastornos frecuentes del servicio. Aqu
se distingue la singular situacin de la costa
atlntica, que, si bien participa con menos
del 4% de la demanda elctrica argentina,
representa un mercado de tamao considerable que la ubica en el 8 lugar del ranking.
Estamos ante una curva que, en el panorama nacional, combina un factor de carga de
rango medio y un mercado de tamao medio-alto. Como se observa en la tendencia
real, la costa atlntica se enclava en un punto de inflexin de la lnea. Se trata, pues, de
un tipo de mercado que posee una estacionalidad marcada sobre la base de un consumo significativo, lo cual determina una
considerable desvalorizacin del capital fijo.
Mediante el mtodo de las puntuaciones Z, de uso corriente en la descripcin
estadstica, podemos identificar valores
extraos para el contexto de cada serie individual y hacer viable la comparacin de
valores normalizados (Cuadro 1). Primero, tomamos los datos de demanda mensual de energa de las veinticinco reas del
MEM, estandarizamos valores mediante el
procedimiento de clculo de las puntuaciones Z, e identificamos el mximo valor Z
para cada muestra. La ltima columna del
Cuadro 1 incluye la mxima puntuacin Z
de cada distribucin, que corresponde a
la mxima demanda mensual de electricidad. Puede verse que el puntaje ms alto
es el de EDEA, usado para referirnos a la
costa atlntica, con casi 2,8s por encima
de su media. Esto significa que el mes de
mayor consumo de esta regin tiene un incremento sobre la media de consumo que,
en proporcin, supera a los mayores incre186

mentos de consumo de las restantes zonas


del MEM en relacin con sus respectivas
medias, lo que obliga a un sobredimensionamiento relativo ms grande en los meses
de menor consumo.
Para completar el reconocimiento de las
condiciones regionales de valorizacin econmica de la red elctrica, aplicamos el coeficiente de curtosis 2, que integra todos
los datos de la curva en una misma medida
e informa acerca de las relaciones de concentracin y dispersin de los mismos. La
interpretacin de la curtosis para las condiciones de produccin es simple: una curtosis baja hace referencia a una demanda
elctrica uniforme a lo largo del ao y que,
por ello, minimiza la cantidad de capital subutilizado; una curtosis alta indica que en
la curva coexisten una demanda elevada en
un momento del ao y una demanda menor durante el resto del tiempo, por lo tanto, acrecienta la cantidad de capital subutilizado. A partir del anterior razonamiento,
elaboramos un segundo diagrama de dispersin para cruzar los coeficientes de curtosis con la demanda de energa, volviendo
a considerar, as, la afectacin del tamao
de mercado (Grfico 4). Nuevamente identificamos un carcter singular en la curva de
carga del rea atlntica, nica serie leptocrtica del MEM, en contraste con el amontonamiento de todas las dems reas en el
hemisferio de la curtosis moderada[3]. El
valor de leptocurtosis significa que en la serie de datos coexisten demandas mensuales
altas (enero y febrero) con una mayora de
demandas menores pero de valores semejantes entre s. Si a esto le sumamos el considerable tamao de mercado de esta zona
elctrica, tenemos que la demanda base,
relativamente estable en la mayor parte del
ao, convive con un aumento estacional de
[3] Hablamos de una curtosis moderada para referirnos en simultneo a los valores bajos ( 3) y medios (=3). Segn clculos,
el valor ms bajo de este grupo le pertenece a Salta ( = 1,6) y el
ms alto a Jujuy ( = 3,15).

Las condiciones regionales de valorizacin econmica del sector elctrico en la costa...

corta duracin. Por este mtodo descriptivo, se reafirma la relacin crtica entre subutilizacin de la red y valorizacin econmica
de la misma. A su vez, el comportamiento
de la curva de carga est influenciado por
la reduccin de la temporada estival que
acarre la crisis del turismo masivo desde

finales de la dcada de 1990. La afluencia


turstica que antes de la crisis se distribua
de una manera ms uniforme entre los meses de diciembre y marzo, se transform en
un flujo concentrado, bsicamente, en unas
pocas semanas de los meses de enero y febrero, acentuando el grado de curtosis.

Cuadro 1. Puntuaciones Z de la demanda mensual mxima de energa


de las reas del MEM. Argentina, 2005
rea del MEM

Demanda
mensual
mxima
(GWh) (a)

Demanda
mensual
media
(GWh) (b)

Desviacin
estndar (c)

Puntuacin
Z mxima (s)
[(a-b)/c]

1. Edenor

1.619 (jul)

1.480,7

76,69

1,80

2. Edesur

1.413 (jul)

1.308,6

59,48

1,76

3. Santa Fe

830 (dic)

773,5

33,62

1,67

4. Crdoba

615 (jul)

560,1

32,07

1,71

5. Eden

545(dic)

522,4

18,38

1,25

6. Mendoza

390 (dic)

353,0

16,58

2,22

7. Edea (rea Atlntica)

321 (ene)

287,6

11,85

2,78

8. Edelap

243 (jul)

223,7

10,47

1,80

9. Edes

218 (ene)

204,5

6,44

2,09

10. Entre Ros

202 (ene)

179,9

10,76

2,08

11. Tucumn

171 (dic)

157,2

8,13

1,64

12. Corrientes

150 (ene)

130,0

10,74

1,88

13. Neuqun

157 (ago)

149,3

4,61

1,74

14. San Juan

142 (dic)

122,5

10,02

1,97

15. Catamarca

141 (dic)

126,3

6,95

2,14

16. Chaco

130 (ene)

107,7

12,79

1,77

17. Salta

99 (ene)

91,9

4,62

1,52

18. Ro Negro

109 (mar)

94,6

7,32

1,96

19. Misiones

97 (may)

87,3

7,21

1,29

20. San Luis

95 (dic)

90,7

3,13

1,48

21. La Rioja

81 (dic)

66,8

8,49

1,64

22. Sgo. Del Estero

73 (ene)

55,6

8,80

2,00

23. Formosa

60 (ene)

48,2

6,22

1,89

24. Jujuy

58 (dic)

50,8

3,10

2,21

25. La Pampa

51 (dic)

44,9

2,65

2,15

7.686 (dic)

7.317,6

279,14

1,32

Total MEM

Fuente: elaboracin personal con datos de la Secretara de Energa (2005)


187

Adriano Furlan

Grfico 4. Coeficiente de curtosis () y demanda anual de energa elctrica


de las zonas del MEM. Argentina, 2005

El coeficiente de curtosis se calcula mediante la frmula = /s, donde es el momento cuarto respecto de
la media y s es la desviacin estndar. A los fines de la graficacin, optamos por usar esta versin de la frmula,
que mantiene un = 3 para la distribucin normal, o sea, mesocrtica. Por lo tanto, si el 3, la distribucin
(o serie) es platicrtica (menos apuntada y con colas menos anchas que la normal) y si 3, la distribucin es
leptocrtica (ms apuntada y con colas ms anchas que la normal). En nuestra aplicacin a series de datos sin
agrupar; los conceptos de forma conservan su validez. En la clasificacin de las zonas, consideramos valores muy
cercanos a 3 como distribuciones mesocrticas.

Fuente: elaboracin propia con datos de la Secretara de Energa (2005)

Comentarios finales
La tipificacin de la curva de carga de la
costa atlntica se basa en (i) un mercado de
consumo de tamao considerable, (ii) un
factor de carga de valores medios y (iii) una
alta curtosis. Todo esto significa que el abastecimiento elctrico de la regin est anclado en un arreglo territorial de demanda de
energa relativamente estable y magnitud
considerable a lo largo del ao y pronunciamiento en verano a causa del turismo. Esta
combinacin predetermina niveles de actividad diferenciados por segmento del sector
y, por consiguiente, grados de valorizacin
econmica igualmente diferenciados. Mar
del Plata acta como el contrapeso ms importante en la ecuacin de la productividad
del capital, ya que la asociacin de su peso
demogrfico y su complejidad funcional es
lo que gobierna el tamao del mercado y la
menor variabilidad.
188

A partir de estas visiones complementarias utilizadas en la tipificacin de la curva


de carga, es fcil comprender los procesos
particulares experimentados en cada uno de
los segmentos una vez iniciada la reestructuracin del sector de la dcada de 1990,
basaba fundamentalmente en el desmembramiento de la empresa pblica provincial
ESEBA y la posterior oferta a manos privadas de las unidades de negocio resultantes.
A la hora de las licitaciones, la distribuidora
EDEA, con un mercado de usuarios cautivos
de tamao medio-alto (4%) y variabilidad
media (Fc=89%) se present como una adquisicin indudablemente atractiva. En un
sentido similar se inscribe la privatizacin de
la transportista Transba, aunque el hecho
de que esta empresa opera la red de transmisin en toda la provincia y no slo en el
rea atlntica, minimiza el efecto de estacionalidad. Pero, sobre todo, la capacidad del
grupo de lneas que interconecta a la costa

Las condiciones regionales de valorizacin econmica del sector elctrico en la costa...

atlntica con el resto de la red provincial y


el SADI era insuficiente para abastecer la
totalidad de la demanda de potencia, de
modo que no haba exceso de infraestructuras sujetas a desvalorizacin. Adems, el
marco regulatorio tampoco impuso obligaciones contractuales de ampliacin de dicha capacidad. Para cubrir los incrementos
estacionales se despachaban las centrales
de reserva locales, que permanecan inactivas o poco solicitadas durante el resto del
ao (Gonzles, com. pers., 2010). En este
caso, el bajo factor de carga, sumado al
atraso tecnolgico vinculado con su posicin semimarginal en el sistema elctrico,
justifican por qu la unidad de negocios
Centrales de la Costa Atlntica fue un ejemplo a contrapelo del destino de enajenacin
del patrimonio pblico que siguieron las
unidades monoplicas (ello sin contar la
consolidacin de la posicin marginal en el

MEM una vez producida la modernizacin


de otras centrales competitivas del pas).
Lo dicho lleva a concluir que las mayores
dificultades de desarrollo de la red local se
hallaran en las limitaciones de valorizacin
econmica de los segmentos de generacin
y transmisin elctrica. La dinmica descrita deja al descubierto el problema crnico
de la sobreacumulacin del capital fijo en
unas magnitudes preocupantes para el normal funcionamiento del sistema elctrico y
explica la articulacin geoeconmica crtica (Furlan, 2015) entre los sectores turstico y elctrico, tpica de esta regin. Por
supuesto que las condiciones regionales de
valorizacin econmica no explican por s
solas el subdesarrollo elctrico local, pero
s demuestran que la estructura productiva
regional hace descansar sobre dicho estado
problemtico un peso inherente que ayuda
a preservarlo.

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189

El rol de los modos alternativos en la movilidad


metropolitana: el caso de Buenos Aires
Susana Kralich y Vernica Prez

Introduccin. Cambios

recientes en la
movilidad y la urbanizacin metropolitana

En las ltimas dcadas las ciudades latinoamericanas han sufrido los impactos
de polticas que, en el marco de contextos
globalizadores, modificaron notablemente
su estructura socio territorial. Las ciudades de la globalizacin (Prevot S., 2002;
Sassen, 2007, Ciccolella, 2014) comparten hoy rasgos comunes, contrastantes
con otros momentos de la historia, en particular tras el impacto de las nuevas Tecnologas de Informacin y Comunicacin
(TICs): crecimiento extendido en superficie y descenso de la densidad, lmites difusos y polarizacin social (ciudad dual),
con profundas brechas riqueza-pobreza
(Ascher, 2004, De Mattos, 2002; Burchell et al, 2005; Vidal, 2007; Ainstein et al,
2012, Sassen, 2011).
En los bordes de la gran ciudad, o an
en discontinuidad con ellos, de la mano de
obras pblicas de vialidad rpida (Figueroa,
2005; Blanco, 2007), surgen gran cantidad
de barrios privados, con viviendas unifamiliares, prevalentemente de clases alta y medio alta y movilidad apoyada en el uso del
automvil. Tendencia que torna crecientemente inequitativo el uso del espacio pblico vial, agravando los ndices de congestin
y contaminacin metropolitanas.
En paralelo se verifica tambin el asentamiento de grupos de bajos recursos, en reas
caracterizadas por la carencia o el dficit de
servicios urbanos, movilidad asociada al
transporte pblico, o en su defecto, a modos

alternativos con fuerte sesgo de ilegalidad.


En la movilidad local ilustran esta tendencia la ya sealada intensificacin del
uso del automvil particular y la gnesis y
reproduccin de servicios conocidos popularmente como charters, combis y remises
(Kralich, 2008). Si bien ya existan desde
las dcadas del 30 y 40 (como servicios
contratados por empresas los primeros-,
o viajes de lujo o extraordinarios los ltimos-), a partir de los 90 pasan a compartir protagonismo con los modos masivos,
complementndolos.
En lo que atae a los niveles de decisin,
las inversiones en infraestructura y servicios
se concentraron preferentemente en las
reas de mayor nivel socioeconmico y/o
densidad. As se generaron, por un lado
significativos contrastes de accesibilidad
geogrfica y por el otro una fuerte incidencia de los costos de transporte sobre los
salarios mnimos (Kralich, 2015). Durante
los 90, por ejemplo, la combinacin entre alzas tarifarias y salarios depreciados o
congelados, result en presupuestos mensuales de transporte que podan consumir
hasta un tercio y an ms del ingreso mnimo. La Figura 1 representa los datos para
la RMBA, entre fines del siglo XX y los primeros aos del XXI. Los mismos permiten
observar la presin creciente del gasto en
transporte pblico sobre los ingresos mnimos (para diversas opciones de viaje, con
uno o ms modos y dentro del propio distrito o con destino en otro). As, quienes
realizaban los viajes ms largos, debieron
soportar costos que podan llegar a insumir hasta el 40% del salario mnimo.
191

Susana Kralich y Vernica Prez

Figura 1. RMBA. Incidencia porcentual estimada del costo mensual del viaje
al trabajo sobre ingresos mnimos. 1994/2014

Fuente: elaboracin personal sobre la base de datos de Kralich (2015)

Transcurrida la crisis social, poltica y


econmica de mayor envergadura en la historia argentina, en el ao 2002 el gobierno
provisional implement, en previsin de
estallidos sociales y a fin de contrarrestar
la cada del poder adquisitivo tras la fuerte devaluacin, el congelamiento de tarifas
de los servicios pblicos. Asimismo, con
el objeto de compensar los mayores costos de mantenimiento a los operadores de
servicios, se implement una poltica de
subsidios, la cual, con modificaciones, rige
hasta hoy. En el caso estudiado, los subsidios crecientes a los operadores de autotransporte urbano, as como el incremento de los vigentes para los modos guiados
metropolitanos, lograron contrarrestar la
incidencia del gasto en transporte sobre
los presupuestos familiares. Como resultante la accesibilidad econmica evidenci
importantes mejoras, aunque el gasto en
transporte continu presionando mayormente a los grupos ms vulnerables, que
hacia 2010 destinaban el 17% de sus ingresos a este rubro, contra el 6% de los mejor
posicionados (Prez, 2014). En suma, las
inequidades persistieron, dando lugar a la
emergencia de movilidades vulnerables[1] (Gu[1] El caso de los pasajeros de trenes urbanos constituye uno em-

192

tirrez, 2009), ligadas a la degradacin del


transporte pblico y la accesibilidad, que
afect de manera ms aguda a los sectores
de menores ingresos.

Evolucin reciente de los viajes cotidianos

Los viajes totales, concomitantemente


al ritmo del crecimiento poblacional[2], se
incrementaron un 46% en el perodo 19702007, pasando de 17,6 a 25,7 millones. Sin
embargo, condicionados por los procesos
sealados anteriormente, este incremento no fue parejo, ni en su distribucin inter e intra jurisdiccional, ni en su reparto
modal. En el primer caso, los viajes en el
distrito capitalino descendieron de 42% a
32%, mientras que la movilidad centrfuga:
desde la Ciudad de Buenos Aires (CABA)
hacia el conurbano, creci de 10% a 14%
y la centrpeta mostr igual propensin,
pasando de 10% a 13%. Atinente a los flujos intermunicipales, llegan a mostrar una
blemtico en esta categora. A partir de 2003 el sistema metropolitano de ferrocarriles evidenci un derrumbe sin precedentes
de sus indicadores de calidad: cancelaciones, demoras y cortes
del servicio lideraron los problemas resultantes de un servicio
cuya calidad fue la principal variable de ajuste para sostener la
rentabilidad de los concesionarios privados (Prez, 2013).
[2] Entre 1970 y 2007 la poblacin de la RMBA creci un 50%,
pasando de 8,4 a 12 millones de habitantes.

El rol de los modos alternativos en la movilidad metropolitana: el caso de Buenos Aires

prioridad relativa, al incrementarse de 38%


a 41%, en coherencia con la consolidacin
de nuevas polaridades metropolitanas
(Kralich, 2015).
En cuanto a cambios modales, sobresale
el fuerte incremento del uso del automvil,
en contraste con el de los modos masivos.
As, como muestra el Cuadro 1, el primero pas de cubrir el 15% de los viajes diarios en 1970, al 35,8% en 1997. Y sigui en
ascenso hasta alcanzar el 40,4% en el ao
2007. En cambio el uso de modos masivos,
cay del 67% al 39,4% en igual perodo.
No obstante su cada, los modos masivos conservaron relevancia, sobre todo en
los barrios ms densos, aunque con diversificada calidad de las prestaciones, segn
el corredor. El mayor descenso se verific en
las lneas de colectivos Suburbanas Grupo
II, con tarifas/km de media distancia (en
contraste con la Suburbanas Grupo I, con
tarifas de corta distancia), que en trminos
absolutos mostraron entre 1997 y 2007 un
descenso del 15,7%. Una posible explicacin remitira al mayor uso del automvil y
al incremento de viajes en chrters y combis.
Respecto de los ltimos, las estadsticas oficiales no muestran gran aumento en sus valores relativos, que s es llamativa si leemos
los valores absolutos, que crecen casi 19%

en el lapso (no obstante cabe sealar que la


metodologa aplicada por la fuente oficial,
dista de ser la ideal, dado que los coloca en
un mismo paquete, junto a remises y taxis).
La cada general de los modos masivos
sobre el total de viajes metropolitanos se
articula asimismo con los cambios cuali
cuantitativos verificados en la morfologa
urbana y particularmente los relativos a la
peri urbanizacin (Abba, 2010:123/32),
cuyo crecimiento a costa de bajas densidades torna ineficiente la extensin de prestaciones de servicios masivos, profundizando
las inequidades preexistentes.
En cuanto a las tasas de movilidad,
la media de poco ms de 2 viajes/hab
(2,11) para 1970, que haba sufrido un
descenso en los 90 (1,95) verifica segn
la INTRUPUBA (2008)- un repunte a 2,15
para el 2007. Sin embargo, su incremento posterior a 1997 podra no estar representando una movilidad socialmente
progresiva. Por el contrario, podra disimular una mayor frecuencia de viajes de
unos grupos por sobre otros, solapando
as posibles contrastes de hipermovilidad
/ inmovilidad (Gutirrez, 2009). Por aadidura, el guarismo nada dice sobre las
condiciones bajo las cuales estuvieron
concretados los viajes.

Cuadro 1. RMBA Evolucin de la generacin de viajes diarios por modo (1970-1997-2007)

Fuente: elaboracin personal sobre la base de datos de Mller y Kralich (2009)


193

Susana Kralich y Vernica Prez

El transporte alternativo
Definimos como transporte alternativo, el prestado por mnibus contratados,
combis y automviles particulares bajo el
modo remise. Su versin colectiva -ms comn para viajes cotidianos- se brinda con
mnibus (chrter) y combis (traffic), precontratados (legales) o demandados espontneamente (irregulares). En cambio, para la
realizacin de traslados prevalentemente
ocasionales, en los 90 comenz a extenderse de manera sostenida el requerimiento de vehculos de tipo sedn, de alquiler
sin taxmetro (remises). Unos y otros se diferencian de los modos tradicionales en dos
aspectos principales: sus tarifas no se encuentran reguladas y presentan importante
proporcin de informalidad.
Atinente a su persistente crecimiento en
la ltima dcada del siglo XX, en la hiptesis
de este trabajo, diversos factores pueden sealarse. Por un lado los de carcter socioecnomico, entre los que sobresalen polticas de apertura econmica, desregulacin y
flexibilizacin laboral que, hacia mediados
de los 90 produjeron una fuerte recesin y
elevaron drsticamente los ndices de desocupacin. En este contexto, la actividad se
convirti en una atrayente opcin laboral
para quienes eran expulsados del mercado
laboral formal. Otro factor coadyuvante es
la metamorfosis de la estructura urbana,
mencionada al inicio de este trabajo, respondiendo a un modelo de crecimiento con
baja densidad, sin un correlato de apropiadas condiciones en la provisin de servicios
urbanos y en particular, atinentes a la accesibilidad mediante transporte pblico. Por
ltimo destaca el rol del sistema de transporte pblico regular, con picos de dficit
de oferta y de calidad y los aumentos de tarifas verificados como consecuencia de las
precitadas polticas de reforma (Gutirrez,
2005; Gutirrez et al, 2007; Kralich, 2008).

194

La combinacin de estos y otros factores[3],


dispar demandas y ofertas de transporte
alternativo, obligando a la readecuacin de
las reglamentaciones respectivas. Tras lograrlo, muchos servicios normalizaron sus
prestaciones, pero persisti un nmero relevante operando bajo condiciones de ilegalidad o pseudo legalidad, dando lugar a
niveles crticos de friccin con el transporte
ortodoxo, en virtud de su implicada competencia desleal.
Como se ve en el Cuadro 2, la cantidad
de permisos para operar chrters pas de
301 en 2001, a 512 en 2007, alcanzando
en lo que va del 2015 la cifra de 1.345.
Este incremento sostenido evidencia tanto
el crecimiento del nmero de prestaciones
como el efecto de la regularizacin de servicios ilegales[4]. Lamentablemente no disponemos de datos que permitan inferir cul
es el peso de cada situacin sobre el total,
sin embargo, Gutirrez (2005) sealaba
que hacia el ao 2004 se estimaba que
los irregulares representaban el 50% de los
servicios efectivamente prestados. Por otra
parte destacaba tambin, que las condiciones de irregularidad no se distribuan homogneamente, sino que eran ms agudas
en los corredores donde se concentraba la
poblacin de menores ingresos, correspondindose con servicios ms econmicos y
de menor calidad (Ibd.), amn de su ilegalidad total o parcial.
[3] Gravitaron en la proliferacin de estos modos, la combinacin de comodidad (viajes puerta a puerta) y costo relativo (el
remise, como el taxi, se abona por viaje y no por pasajero). El
chrter compensa su mayor tarifa con comodidad, puntualidad,
eliminacin de trasbordos, y seguridad, ya que -como el remise- reduce la exposicin a ilcitos, al eludir o reducir paradas,
esperas, caminatas y trasbordos.
[4] En diciembre de 2001 por Resolucin 127/2001, la Secretara de Transporte (ST) suspendi la recepcin de solicitudes de
inscripcin de servicios de Oferta Libre en el Registro Nacional
del Transporte de Pasajeros. Finalizando 2006, tras recepcionar
cuantiosos requerimientos, la ST volvi a habilitar la tramitacin
de las solicitudes de inscripcin, modificacin y renovacin -Res.
283/2006- (Kralich, 2008).

El rol de los modos alternativos en la movilidad metropolitana: el caso de Buenos Aires

Cuadro 2. RMBA: Servicios Urbanos Especiales (SUE) de jurisdicc. nacional


(N de permisos 2001/15), distancia estimada al Km 0 y % de Hogares
con Necesidades Bsicas Insatisfechas (HNBI), por distrito

*Calculamos la media del %HNBI 2001/2010 para poder establecer relaciones en el perodo considerado

Fuente: elaboracin personal sobre la base de datos de Kralich et al (2008);


CNRT, 2015 e INDEC, Censos 2001 y 2010

Los cambios en la distribucin distrital


de las habilitaciones en los aos considerados permiten, no obstante las limitaciones
del registro, constatar algunas tendencias
sugerentes. En primer lugar, apreciar que a
inicios del perodo considerado, San Isidro
era el municipio que concentraba la mayor
cantidad de permisos, en trminos relativos.
Lo cual concuerda con una situacin en la
que este modo alternativo de transporte se
constitua en una opcin creciente para sectores de ingresos medios y medios altos, dispuestos a pagar tarifas ms caras, a cambio
de mejores condiciones de confort, rapidez,
previsibilidad y seguridad, en un contexto
de dislocacin social sin precedentes (Polanyi, 2001). Considrese asimismo que San
Isidro, amn de ser un distrito con bajo %
HNBI, presenta muy buenas condiciones de

accesibilidad (Kralich, 2002).


Promediando la primera dcada del siglo
XXI se verifica el crecimiento de las habilitaciones en distritos cuya poblacin presenta
situaciones econmicas ms heterogneas:
donde el %HNBI supera a la media del conjunto y donde adems se ubican las peores
condiciones de accesibilidad. Almirante
Brown destaca entre los que muestran un
mayor crecimiento de las habilitaciones de
chrters, dado que pas de registrar el 4% del
total en 2001, a poco ms del 25% en 2007
y el 28,3% en 2015. Otro caso anlogo es el
de Esteban Echeverra, que en lo que va del
2015 concentra ms del 12% de las habilitaciones, las cuales crecieron en trminos absolutos de 20 a 167 entre 2001 y dicho ao.
Cabe resaltar que adems del alto %HNBI,
este partido figura entre los que presentan
195

Susana Kralich y Vernica Prez

peores condiciones de accesibilidad, junto a


F. Varela, Moreno y La Matanza (Strifezzo,
2011). Este aumento de los servicios alternativos en distritos con peores condiciones
socioeconmicas relativas, estara sealando que los modos chrter/combi, han tenido
gravitacin sobre dos grupos claramente
diferenciados: los de clase media-baja y los
de media-alta (Ibdem). Mientras para los
primeros sera una disyuntiva al dficit de
transporte ortodoxo, los segundos encontraran beneficiosa su demanda frente al
alto costo de viajar cotidianamente en automvil particular, o a las incomodidades
de hacerlo en transporte masivo, como lo
demuestra el importante aumento absoluto
de las habilitaciones en los partidos de Morn, Ituzaing y San Isidro, que se encuentran entre los que presentan los menores
ndices de HNBI.
En apoyo de nuestra hiptesis podemos
ver en el cuadro precedente, que el modo alternativo contratado legalmente, no muestra incidencia importante en los municipios
con mayores ndices de vulnerabilidad socioeconmica (v.g. F. Varela, Ezeiza, Jos
C. Paz, Moreno, Gral. Rodrguez, Merlo, La
Plata, y Pilar). Sin embargo, respecto de algunos de ellos, es posible esgrimir otras explicaciones, a partir de la interpretacin de
las estrategias puestas de manifiesto en su
movilidad cotidiana.
El municipio de F. Varela es desde hace
dcadas uno de los distritos ms generadores de servicios ilegales, tanto en sus versiones combi y chrter, como con lneas de colectivos truchos. Basta con visitar en la hora pico
vespertina los alrededores de, por ejemplo,
el centro de trasbordo Constitucin, para
advertir sus paradas y las colas que centenares de trabajadores hacen para acceder a
los mismos. L. Zamora tambin replica estos ejemplos (uno de sus puntos crticos se
ubica en el entorno de Puente La Noria).
Otro caso interesante lo constituye el partido de La Matanza, el cual reitera, en algunas de sus localidades con mayores ndices
196

de pobreza (G. de Laferrere, G. Catn o Virrey


del Pino), la gama de servicios alternativos
precitados e incluye adems, la mtica versin
remises 0,50 -as llamados por el costo que
originalmente (dcada del 90)- insuma un
pasaje compartido, en alguna de sus rutas (Kralich, 2013). Al respecto, la Figura 2 es ilustrativa de las causas de la problemtica aludida,
mostrando distintos niveles de accesibilidad
para la poblacin de La Matanza, respecto de
la distancia entre el hogar y la red de transporte automotor colectivo, donde las peores
condiciones coinciden con barrios donde
proliferan servicios de transporte ilegal.
Por aadidura, existen ejemplos dignos de
mencin en Cuartel V, partido de Moreno,
con la experiencia pionera de El Colmenar,
desde 1985/90 (Zanca, 2011) y, emulando
a aqulla, la Mutual Primavera, en el barrio
homnimo de Jos C. Paz. Estos casos nos
pueden orientar acerca de demandas que no
consiguieron respuesta por las vas formales
y que, con el tesn del trabajo vecinal, logran
solucionarlas. La primera experiencia contina vigente hoy da, no sin haber pasado por
duras crisis, en especial frente al boicot de la
empresa de autotransporte La Perlita, que
sirve formalmente el rea. Cabe aclarar que,
dadas sus caractersticas especiales, estos
servicios mutuales no se consideran servicio
pblico sino privado, por lo cual no perciben
ni percibieron nunca subsidio alguno, del que
s, en cambio, gozan las empresas comerciales. Su control es potestad del Instituto Nacional de Asociativismo y Economa Social
(Turco, 2011, p. 44). En cuanto la Mutual
Primavera, surge tras los coletazos de la crisis 2001/2002 y el desencadenante es el cierre de la nica lnea municipal que serva la
zona. Sin embargo, aunque la organizacin
sigue prestando servicios comunitarios hasta
hoy, sus tres unidades apenas alcanzaron a
circular un trimestre en 2002, tras su derrota
en violentos choques con los empresarios de
autotransporte supuestamente perjudicados y las autoridades que, en su respaldo,
procedan al secuestro de los vehculos.

El rol de los modos alternativos en la movilidad metropolitana: el caso de Buenos Aires

Figura 2. Municipio de La Matanza. Distribucin demogrfica,


segn distancia a la red de autotransporte pblico

Fuente: INDEC, Cen. 2010; INTRUPUBA, 2007 (en Kralich, 2013)

Conclusiones
A lo largo del trabajo dimos cuenta de
los cambios recientes en la movilidad urbana, focalizando nuestra presentacin en
la emergencia y consolidacin de los modos de transporte alternativos al esquema
ortodoxo; en particular respecto de las opciones chrter-combi, en tanto, es mediante
dichas formas que -con nfasis a partir de
los 90- la poblacin trabajadora comienza
a elegir viajar, en desmedro de los modos
de transporte urbano tradicionales.
Como hemos visto, tanto sus caractersticas como sus tendencias de desarrollo a lo
largo del perodo analizado, visibilizan -an
con las rigideces metodolgicas de que
adolecen los datos oficiales-, procesos de
construccin y fortalecimiento de movilidades fragmentadas. Las mismas ponen de
manifiesto el desarrollo de ofertas diferenciadas segn el grupo social prevalentemen-

te demandante, donde los mejor posicionados en la estructura social pueden acceder,


en cuanto a calidad y confort, a mejores
condiciones de traslado, y en el extremo
contrario, los ms vulnerables suelen constituir demandas cautivas de los modos ms
degradados (sean alternativos o formales).
Por aadidura, la emergencia de nuevas
formas de organizacin social, para solucionar los dficits en la prestacin de servicios de transporte no satisfechos por las
vas institucionales vigentes tales como las
experiencias de El Colmenar o la Mutual
Primavera- encuentran serias dificultades
para consolidarse y eventualmente expandirse, como alternativa de valor social,
econmico y gestionario significativo. Las
mismas representan en nuestra opinin valiosas experiencias, a considerar frente a las
deficiencias a que da lugar el sistema actual, dado que ante la falta de inters del
197

Susana Kralich y Vernica Prez

empresariado formal por demandas marginales, numerosos barrios perifricos e


intersticiales resultan desatendidos o atendidos deficitariamente. Una alternativa resolutiva para estas franjas, podra hallarse
en la licitacin de paquetes en los que las
empresas califiquen para operar conjuntamente sobre rutas rentables y otras que no
lo sean, compensando as los mayores ingresos deparados por las primeras, con los
menores de las ltimas.
Finalmente, estos rasgos de la movilidad
metropolitana vislumbrados a lo largo del
trabajo nos llevan a plantear un conjunto de
preguntas tales como: cules son los principales factores que operan a favor de los

procesos de fragmentacin sealados?; en


qu medida la ausencia de una mirada atenta a los cambios en la movilidad urbana y en
consecuencia, la falta de planificacin sobre
la misma, juegan un rol central?; qu lugar ocupa la falta de democratizacin de los
procesos de toma de decisiones en el campo del transporte y la movilidad? Estos son
algunos de los interrogantes que dejamos
abiertos con vistas a futuras investigaciones,
convencidas de que, para aportar a la transformacin positiva de nuestras sociedades,
ser precisa una mayor flexibilidad a la hora
de reglamentar, as como un mayor y ms
profundo conocimiento, para una planificacin necesariamente ms inclusiva.

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Buenos Aires. Disponible en: http://revistascientificas.filo.uba.ar/index.php/
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199

La industria metalmecnica en el Gran La Plata


durante el neodesarrollismo. El caso de las
Mipymes de bienes de capital
Hctor Luis Adriani, Diego Arturi y Federico Langard

Introduccin
Este trabajo presenta las conclusiones
de un anlisis de la industria de bienes de
capital del Gran La Plata durante el neodesarrollismo. Es parte de un estudio realizado en el marco del proyecto de investigacin Territorio, actividad industrial y
mercado de trabajo. Estudios de caso en
el Gran La Plata que se llev a cabo en
el Centro de Investigaciones Geogrficas
de la Universidad Nacional de La Plata.
El estudio tuvo como objetivo analizar las
principales caractersticas de la industria
metalmecnica y de bienes de capital en el
actual contexto de restriccin externa. La
metodologa incluy anlisis bibliogrfico,
de informes tcnicos y de investigacin, recopilacin y anlisis de series estadsticas,
particularmente datos de Censos Nacionales Econmicos, trabajo de campo con
visitas a establecimientos industriales y entrevistas a informantes calificados.

La industria
La Plata[1]

metalmecnica en el

Gran

Con la crisis de la etapa de sustitucin


de importaciones y la implementacin de
las polticas neoliberales los municipios de
La Plata, Berisso y Ensenada sufrieron, al
igual que la mayor parte del pas, una serie
de profundas modificaciones en su estructura socioeconmica. Se destacan dentro
de esas modificaciones los procesos de
desindustrializacin y reestructuracin del
[1] Integran el Gran La Plata los municipios de Berisso, La Plata
y Ensenada.

sector manufacturero. La variacin del total de establecimientos industriales y puestos de trabajo ocupados en la industria
segn los Censos Nacionales Econmicos
dan cuenta de ello: entre el CNE de 1974 y
el de 2004/2005 se perdieron 484 establecimientos industriales y se redujeron en casi
20.000 los puestos de trabajo en el sector.
De acuerdo al CNE 2004/2005 la estructura por ramas de actividad de la industria del Gran La Plata presenta ciertas
caractersticas. El Cuadro 1 muestra que la
rama de mayor peso en la regin en cuanto
a empleo y valor agregado es Fabricacin
de sustancias qumicas y de productos qumicos derivados del petrleo y del carbn,
de caucho y de plstico en razn de la
influencia de los grandes establecimientos
del complejo industrial YPF. La rama Productos alimenticios y bebidas se encuentra en segundo lugar en cuanto a cantidad
de empleos y en primer lugar en cantidad
de establecimientos.
La produccin de bienes de capital se
encuadra en la rama Fabricacin de productos metlicos, maquinaria y equipo,
comnmente denominada metalmecnica,
la que posee una posicin de jerarqua en
la estructura industrial regional: es la segunda por cantidad de locales y tercera en
importancia por cantidad de trabajadores
y generacin de valor agregado[2]. La rama
[2] Como se mencion en el apartado [a], los valores seran
mucho mayores ya que por secreto estadstico no se presenta la
informacin del Astillero Ro Santiago. Segn informacin proporcionada por informantes calificados el nmero de empleados
de esta planta industrial en el 2004 se estimaba en unos 2000
trabajadores.

201

Hctor Luis Adriani, Diego Arturi y Federico Langard

de bienes de capital est compuesta fundamentalmente por micro y pequeas empresas (95,5%) y cuenta con un gran establecimiento[3]: el Astillero Rio Santiago.
De acuerdo a los clasificadores de actividad econmica del Clanae - CNE2004/05
en una desagregacin a tres dgitos, la
rama metalmecnica en el Gran La Plata
cuenta con empresas pertenecientes a las
siguientes actividades:
~Fabricacin de productos metlicos
para uso estructural, tanques, depsitos y generadores de vapor
~Fabricacin de productos elaborados de metal n.c.p.; servicios de trabajo de metales
~Fabricacin de maquinaria de uso
general
~Fabricacin de maquinaria de uso especial
~Fabricacin de motores, generadores
y transformadores elctricos
~Fabricacin de aparatos de distribucin y control de la energa elctrica
~Fabricacin de hilos y cables aislados
~Fabricacin de lmparas elctricas y
equipo de iluminacin
~Fabricacin
de equipo elctrico
n.c.p.
~Fabricacin de tubos, vlvulas y
[3] Clasificacin de las empresas por tamao: microempresa de
1 a 5 ocupados; pequea de 6 a 25; mediana 26 a 250; grande
de 251 en adelante.

otros componentes electrnicos


~Fabricacin de transmisores de radio
y televisin y de aparatos para telefona y telegrafa con hilos
~Fabricacin de aparatos e instrumentos mdicos y de aparatos para medir,
verificar, ensayar, navegar y otros fines,
excepto instrumentos de ptica
~Fabricacin de instrumentos de ptica y equipo fotogrfico
~Fabricacin de partes; piezas y accesorios para vehculos automotores y
sus motores
~Construccin y Reparacin de buques y embarcaciones n.c.p.
~Reparacin y mantenimiento de instrumentos mdicos, pticos y de precisin; relojes excepto para uso personal o domestico
~Reparacin y mantenimiento de maquinaria de oficina y de contabilidad e
informtica; maquinaria de uso general y especial
~Reparacin y mantenimiento de
equipos y aparatos de radio, televisin
y comunicaciones excepto para uso
personal o domestico
~Reparacin y mantenimiento de maquinaria y aparatos elctricos n.c.p.
~Reparacin y mantenimiento de productos de metal, servicios de trabajo de metales, excepto maquinaria y
equipo.

Cuadro 1. Total de establecimientos industriales, puestos de trabajo ocupados y valor agregado


en la industria del Gran La Plata segn rama de actividad CNE 2004/2005[a]
Gran La Plata
Rama de actividad

Establec.

Valor agregado
(en %)

Puestos
de trabajo
ocupados

Productos alimenticios y bebidas

289

8,3

2700

Textiles, prendas de vestir e industria del cuero

57

8,2

1060

202

La industria metalmecnica en el Gran La Plata durante el neodesarrollismo. El caso de...

Industria de la madera y productos de la madera

51

0,2

246

Fabricacin de papel y productos de


papel, imprentas y editoriales

112

5,6

1106

Fabricacin de sustancias qumicas y de


productos qumicos derivados del petrleo
y del carbn, de caucho y de plstico

102

43,7

2802

Fabricacin de productos minerales no metlicos

28

1,3

406

Industrias metlicas bsicas

15

12,8

1337

Fabricacin de productos metlicos,


maquinaria y equipo [b]

267

10,6

1577

Otras industrias manufactureras

28

2,8

221

Total

949

93,5

11455

Fuente: elaboracin personal sobre la base de datos CNE 2004/2005. Indec


Cuadro 2. Total de establecimientos de la rama Metalmecnica del Gran la Plata
segn tamao CNE 2004/2005
Tamao de empresa
Micro

Pequea

Mediana

Total

Grande

Total

Total

Total

Total

199

74,5

56

21

11

4,1

0,4

267

Fuente: elaboracin personal sobre la base de datos CNE 2004/2005. INDEC


y entrevistas a informantes calificados

Un 77% de los establecimientos metalmecnicos pertenece a actividades de fabricacin, mientras que el 23% restante a actividades de reparacin y mantenimiento,
entre las que sobresale por la cantidad de
empresas la Reparacin y mantenimiento
de maquinaria de oficina y de contabilidad
e informtica; maquinaria de uso general y
especial.
Como puede observarse en el Grfico 1,
las actividades que renen la mayor cantidad de establecimientos dedicados a la produccin son la Fabricacin de productos
elaborados de metal n.c.p.; servicios de trabajo de metales con el 32%, seguida por la
Fabricacin de productos metlicos para

uso estructural, tanques, depsitos y generadores de vapor con un 27% y por la Fabricacin de partes; piezas y accesorios para
vehculos automotores y sus motores con
el 12%. Entre las otras actividades metalmecnicas se destacan Fabricacin de maquinaria de uso general, Fabricacin de maquinaria de uso especial y la Fabricacin
de aparatos e instrumentos mdicos y de
aparatos para medir, verificar, ensayar, navegar y otros fines, excepto instrumentos de
ptica, cada una de ellas con alrededor de
un 6% de los establecimientos de la rama.
Hay un predominio de las actividades
de fabricacin de productos metlicos, las
que renen casi el 60% del total.

203

Hctor Luis Adriani, Diego Arturi y Federico Langard

Grfico 1. Principales actividades de fabricacin de la rama Metalmecnica en el Gran La Plata

Fuente: elaboracin personal sobre la base de CNE 2004/2005. Indec

Respecto a la fabricacin de bienes de


capital, en el Gran La Plata se pueden encontrar las siguientes actividades:
~Fabricacin de maquinaria de uso general
~Fabricacin de maquinaria de uso especial
~Fabricacin de motores, generadores
y transformadores elctricos
~Fabricacin de aparatos e instrumentos mdicos y de aparatos para medir,
verificar, ensayar, navegar y otros fines,
excepto instrumentos de ptica
~Fabricacin de tubos, vlvulas y otros
componentes electrnicos
~Construccin y reparacin de buques
y embarcaciones n.c.p.
Las micro, pequeas y medianas empresas (mipymes) que identificamos como
productoras de bienes de capital y/o sus
partes dan cuenta del 16% del total de la
rama. Son unos 42 establecimientos, de
los cuales 30 son microempresas, 10 son
pequeas y 2 son medianas; segn el CNE
2004/2005 suman en conjunto unos 380
ocupados.
La Fabricacin de maquinaria de uso
especial agrupa unas 11 empresas, dedicadas la mayor parte de ellas a la Fabrica204

cin de maquinaria de uso especial n.c.p.


Tambin cuenta con 11 establecimientos la Fabricacin de aparatos e instrumentos mdicos y de aparatos para medir,
verificar, ensayar, navegar y otros fines, excepto instrumentos de ptica, la mayora
de los cuales son empresas dedicadas a la
Fabricacin de equipo mdico y quirrgico y de aparatos ortopdicos. Una decena de empresas se ubica en la Fabricacin
de maquinaria de uso general, dedicadas
principalmente a la Fabricacin de maquinaria y equipo de uso general n.c.p. y
a la Fabricacin de equipo de elevacin y
manipulacin. Les siguen en cantidad de
establecimientos la Fabricacin de motores, generadores y transformadores elctricos con 6 empresas y la Fabricacin
de tubos, vlvulas y otros componentes
electrnicos y la Construccin y reparacin de buques y embarcaciones n.c.p.
con 2 establecimientos cada una[4].
Las mipymes dedicadas a la fabricacin
de bienes de capital conforman un conjunto
en el que predominan los establecimientos
de menos de 5 ocupados, varios de ellos unipersonales. Cuenta con la presencia de dos
[4] Debemos recordar que en este trabajo se abordan solo las
mipymes por lo que queda excluida la gran empresa de bienes de
capital de la regin: el astillero Ro Santiago.

La industria metalmecnica en el Gran La Plata durante el neodesarrollismo. El caso de...

cooperativas de trabajo y una de las medianas empresas posee dos plantas productivas
y su sede administrativa, de gestin y comercial ubicada en la ciudad de Buenos Aires.
Como puede observarse en el Mapa 1,
los establecimientos se distribuyen en cua-

tro reas del Gran La Plata: el eje NO de


vinculacin con la Ciudad Autnoma de
Buenos Aires, el eje SO de salida hacia el
interior de la provincia, el casco de la ciudad y las proximidades a la zona portuaria
entre Berisso y Ensenada.

Grfico 2. Actividades de fabricacin de bienes de capital en el Gran La Plata

Fuente: elaboracin propia en base a CNE 2004/2005. Indec


Mapa 1. Localizacin de las empresas productoras de bienes de capital en el GLP

Fuente: elaboracin personal

205

Hctor Luis Adriani, Diego Arturi y Federico Langard

Anlisis de las entrevistas


A efectos de relevar informacin cualitativa sobre la produccin de bienes de capital en la regin, se realizaron entrevistas
a cinco empresas del Gran La Plata[5]. Dos
de ellas se dedican a la Fabricacin de maquinaria de uso general, especializadas en
la fabricacin de equipos de criogenia y de
tanques metlicos. Otras dos se dedican a
la Fabricacin de aparatos e instrumentos
mdicos y de aparatos para medir, verificar, ensayar, navegar y otros fines, especializadas principalmente en la fabricacin
de caudalmetros y de piezas para torres de
destilacin. La restante pertenece a la Fabricacin de tubos, vlvulas y otros componentes electrnicos y se especializa en
electrnica industrial. Tres de ellas son microempresas y dos son pequeas.
Las entrevistas se realizaron mediante
una gua semi-estructurada y las principales temticas consideradas fueron: produccin, mercados, asesoramiento y asistencia
tcnica al comercio exterior, consecuencias
favorables y desfavorables de las polticas
implementadas durante el neodesarrollismo, implementacin de estrategias alternativas ante consecuencias negativas para
la empresa por parte de dichas polticas.
Un rasgo comn en todas estas empresas es la predominancia en la fabricacin
de bienes en series cortas o a pedido, lo
cual incidira favorablemente como una
barrera frente a los productos importados.
El comportamiento de estas empresas
durante el periodo 20022012 presenta
coincidencias en el destino de sus ventas ya
que en todos los casos el mercado interno
es ampliamente mayoritario: todas ellas
colocan su produccin en el Gran La Plata, seguido por la Regin Metropolitana de
Buenos Aires, la provincia de Buenos Aires
y el resto del pas. Predominan como prin[5] Se estableci contacto con doce empresas, accediendo a las
entrevistas cinco de ellas.

206

cipales compradores las grandes empresas.


La mayora de las empresas exporta. Los
principales mercados se ubican casi exclusivamente en Amrica Latina, destacando
los entrevistados la potencialidad del mercado de los pases sudamericanos, principalmente en razn de su proximidad. Este
hecho redunda en una ventaja estratgica,
sobre todo por los servicios post venta.
Entre los principales destinos se destacan
Per, Chile y Paraguay. Todas las empresas
cuentan con profesionales que los asesoran en el rea de comercio exterior por lo
que no requieren de asistencia tcnica por
parte de organismos pblicos.
En cuanto a los principales problemas
que tuvieron que enfrentar estas empresas
durante el neodesarrollismo, sobre todo a
partir de 2009, los empresarios manifestaron dificultades en la provisin de insumos
y componentes, especficamente demoras
en la entrega e inconvenientes para la obtencin de las cantidades necesarias, las
alteraciones del mercado cambiario y diferentes problemas administrativos en la gestin de las operaciones de comercio exterior. Esto redund en un incremento de los
costos de produccin, opinin coincidente
en todas las empresas entrevistadas.
Entre las estrategias utilizadas para
afrontar esta situacin se mencionaron:
cambio de proveedores, produccin propia
de insumos, diversificacin de la actividad
empresarial hacia los servicios y aumento
de stock para contrarrestar la prdida de
regularidad en las entregas de los insumos.
Un dato mencionado en varias de las
entrevistas y considerado como relevante es que la provisin de acero inoxidable,
producto particularmente sensible para la
rama, depende de produccin importada.
Respecto a efectos positivos de las polticas econmicas en el perodo considerado, se
destacan como los principales el incremento
de la demanda y el aumento del precio de
los bienes producidos. Este escenario permi-

La industria metalmecnica en el Gran La Plata durante el neodesarrollismo. El caso de...

ti una expansin que llev a las empresas


a implementar algunas de estas acciones:
desarrollar nuevos productos y procesos,
relacionarse con otras empresas, capacitar
personal y solicitar financiamiento.
En sntesis, se valor como positiva la
poltica de fomentar el mercado interno,
promoviendo una sustitucin de importaciones basada en las barreras impuestas a
ciertos tipos de bienes de capital que compiten con los bienes producidos por estas
mipymes. Por el contrario, en opinin de
los empresarios, el tipo de cambio de los ltimos aos se torn poco competitivo para
la produccin local, por lo cual no acta
como barrera de proteccin. Otros puntos
manifestados como negativos en relacin a
las polticas estatales son: la falta de una
planificacin industrial, las limitaciones a
la importacin de insumos y maquinarias,
la inflacin y la carga fiscal.
En cuanto a las vinculaciones con instituciones cientficas y tcnicas, slo dos
empresas expresaron tenerlas, siendo las
mismas dbiles y espordicas.
Con respecto al empleo, la mayora de
las empresas increment su planta durante el neodesarrollismo, aunque dos de ellas
precisaron que a partir de 2009-2011 disminuyeron la cantidad de ocupados.
En trminos generales se verifica un
incremento en la demanda de bienes metalmecnicos desde 2002 hasta los aos
2009-2010, motivado por un fortalecimiento del proceso de sustitucin de importaciones. A partir de este bienio, la
situacin se complejiza, observndose un
estancamiento en la produccin y un aumento en la incertidumbre que impacta
en el discurso de los empresarios, dando
como resultado conclusiones contradictorias respecto al periodo completo.

Consideraciones finales
A partir de las entrevistas realizadas en
el trabajo de campo, se identific un primer

perodo del ciclo del neodesarrollismo favorable al crecimiento de las empresas de bienes de capital. Este primer perodo estuvo
apoyado en un tipo de cambio alto, en salarios bajos producto de la devaluacin del
2002 y en un mercado interno en expansin,
lo que permiti incrementar su produccin
y la cantidad de empleados en las empresas.
Tras la crisis financiera internacional del
2008, y con el recrudecimiento de la restriccin externa, el gobierno nacional tom
medidas para evitar la salida de dlares,
mediante disposiciones de control de importaciones. Esto produjo una paradoja:
por un lado, las polticas estatales posibilitaron que las empresas locales ampliaran
su participacin en el mercado interno al
presentarse una disminucin de la competencia extranjera. Por otro, las restricciones
a la importacin de insumos y piezas generaron dificultades en la produccin. Esta
proteccin condujo a que las empresas
sustituyan importaciones de partes, piezas
e insumos, ya sea por produccin propia o
buscando nuevos proveedores nacionales.
Esto ltimo fue uno de los efectos buscados por las polticas estatales.
Respecto a las polticas industriales, si
bien los entrevistados consideraron que su
actividad no fue acompaada por polticas
especficas para el sector, dieron cuenta de
situaciones en las que las empresas establecieron relaciones con instituciones pblicas a partir de polticas especficas como
las de ciencia y tecnologa, ciertas polticas
fiscales y crediticias.
El estudio permiti concluir que en el
neodesarrollismo, incluso en su primer etapa de crecimiento econmico, las mipymes
productoras de bienes de capital en el Gran
La Plata se enfrentaron a los lmites que impone la estructura de la economa argentina en tanto dependiente, heterognea y
con una dinmica de acumulacin determinada por los grandes actores, particularmente las empresas transnacionales.
207

Hctor Luis Adriani, Diego Arturi y Federico Langard

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2014. SIMEL. CABA.

Mutaciones urbanas en infraestructura histrica de


la ciudad de Paran, provincia de Entre Ros
Daiana Beln Buiatti y Victoria Soledad Rivero

Introduccin

Desarrollo

A partir de las transformaciones que


aparecen en las ciudades como respuesta
al proceso de globalizacin econmica, se
observa que determinados objetos urbanos cambian de funciones, por lo que el
espacio puede ser pensado como medio
de produccin y como mercadera, como
valor de uso y como valor de cambio (Ciccolella, 1992, p. 9), es decir, que puede ser
considerado como capital.
Los cientistas sociales denominan estos
cambios mutaciones urbanas, las cuales
son definidas como una especie de mutacin
del propio espacio construido (Jameson F.,
1992). Esto se concreta en transformaciones de aspectos y finalidades que provocan cambios en la morfologa urbana,
generando un reciclaje de edificios emblemticos.
Como mutacin o refuncionalizacin
urbana se entiende a la accin de reconquistar, recuperar, y cambiar los usos de
antiguos edificios, fbricas obsoletas,
reas portuarias o ferroviarias en estado
de abandono.
Esta tendencia de cambios se vincula
con la historia, el patrimonio urbano y los
reciclajes de los edificios, donde la prdida de importancia que han registrado los
transportes fluvial y ferroviario se manifiesta, espacialmente, en un paisaje degradado de amplias superficies ocupadas por
sus instalaciones, que se presentan como
barreras a las reas que lo circundan, planteando problemas tanto de deterioro ambiental como en la inseguridad de la circulacin peatonal.

La apropiacin, ocupacin y transformacin del espacio geogrfico, es un proceso


cultural, porque se crean bienes materiales,
valores, modos de hacer, de pensar, de percibir el mundo, todo lo cual constituye el patrimonio cultural construido por la humanidad a lo largo de la historia (Claval, 1999).
El espacio debe considerarse como el
conjunto indisociable del que participan,
por un lado, cierta disposicin de objetos
geogrficos, objetos naturales y objetos
sociales, y por otro, la vida que los llena y
anima, la sociedad en movimiento. El contenido (de la sociedad) no es independiente
de la forma (los objetos geogrficos): cada
forma encierra un conjunto de formas, que
contienen fracciones de la sociedad en movimiento. Las formas, pues, tienen un papel en
la realizacin social. (Santos, 1996, p. 28).
Para el siguiente anlisis se tiene en
cuenta la interaccin de diversos actores
sociales, los cuales pueden ser individuales o colectivos, con diversos intereses que
inciden en la produccin/construccin del
territorio, donde adems de las condiciones naturales, se debe considerar el capital
y la tecnologa, para que de esta manera
las relaciones se plasmen en diversas formas y funciones y se visualicen.
La imagen visual de la ciudad refleja
un estilo de vida, como tambin modelos
y condiciones de organizacin socioeconmica. Por lo que el paisaje se considera
un producto social resultante del entorno
geogrfico; exteriorizando las condiciones
sociales, culturales, econmicas, tecnolgicas de la sociedad.
209

Daiana Beln Buiatti y Victoria Soledad Rivero

Los componentes del territorio, es decir


la poblacin, los asentamientos, los comercios, el transporte, inciden en la organizacin territorial de un espacio, donde
los objetos, productos de la sociedad, son
construidos por medio del trabajo que permiten como resultado satisfacer necesidades y demandas.
Estas necesidades, ya sean materiales, inmateriales, econmicas, sociales, culturales,
morales o afectivas, conducen a los hombres
a actuar y llevan a funciones, ests funciones, de una forma u otra, van a desembocar
en los objetos. Realizadas a travs de formas
sociales (Santos, 2000, p. 63).
Ello conduce a la modificacin del espacio, donde las acciones del presente
inciden sobre objetos provenientes del pasado (Santos, 2000, p. 63), las cuales se
viabilizan por medio de un cuerpo normativo de leyes, ordenanzas, decretos y resoluciones las cuales intervienen en la produccin de un orden. Pero tambin pueden ser
llamadas acciones a las decisiones de las
empresas, instituciones, poblacin y lderes
polticos, entre otros. En la ciudad de Paran, provincia de Entre Ros, las transformaciones urbanas se manifiestan en diversas
infraestructuras histricas.
Es all, donde se destaca y reconoce el
caso del Puerto Nuevo de la ciudad, el cual
est integrado por edificios como la aduana, correo, galpones, depsitos, que constituan un lugar de intercambio de mercancas y pasajeros, importante terminal
fluvial de otros tiempos.
A pesar de ello, cuando el Estado Nacional (1978) deroga la ley que estableca
mantener un calado de 30 pies en el ro
Paran hasta nuestro puerto, todas estas
funciones desaparecieron paulatinamente.
Por consiguiente, el puerto dej de ser uno
de los principales agentes de desarrollo
econmico. Despus de dcadas de abandono, se reutilizaron sus espacios como
alternativa a las recientes tendencias tan210

to tursticas como de recreacin de la poblacin local. Para ello se acondicionaron


esos sectores creando boliches bailables,
pubs y salones de eventos, empleados para
muestras artsticas y artesanales, ferias y
exposiciones, entre otros.
Si nos trasladamos al centro de la ciudad,
tambin se pueden observar trasformaciones edilicias con cambio de funciones. Generalmente los requerimientos econmicos,
sociales y una excelente ubicacin, son los
factores que ms influyen en su refuncionalizacin. Ejemplos de ello son el edificio
emblemtico e histrico perteneciente a
la antigua Sociedad Espaola de Socorros
Mutuos, lo que hoy se conoce como la Nueva Galera Espaola. Dicho inmueble data
del ao 1895, creado por solicitud de los
espaoles residentes en Paran y utilizado
como sede social de esa colectividad. Actualmente, la construccin cuenta con locales comerciales en alquiler, distribuidos en
planta alta y baja, con un saln de eventos
para diversas actividades sociales y culturales, adems de playas de estacionamiento.
Se observa, entonces, cmo un espacio que
fue diseado para sede social muta a actividades comerciales.
Otro caso es el shopping de Paran. Dicho
centro comercial ocupa un espacio que fue
inaugurado hacia 1922 en lo que se denominaba el Mercado Central La Paz, lugar pblico destinado a la venta de alimentos. Actualmente este sitio comercializa indumentaria,
regalos, locales de gastronoma y sala de
juegos infantiles. Todos estos cambios traen
consigo una serie de consecuencias que se
alojan desde lo econmico, social, cultural y
ambiental en el territorio urbano.
Adems, no caben dudas acerca de los
cambios que se producen, tales como una
nueva gama de consumidores conformada
principalmente por jvenes, el movimiento
que acrecienta, el suelo urbano se sobrecarga y los residuos aumentan, debindose
prever sus efectos en el tiempo.

Mutaciones urbanas en infraestructura histrica de la ciudad de Paran...

Foto 1. Mercado Central La Paz inaugurado en 1922

Fuente: paranahaciaelmundo.com.ar
Foto 2. Shopping La paz. Inaugurado en mayo 2011

Fuente: todoenunclick.com
Foto 3. Galpones del Puerto de la Ciudad de Paran

Fuente: Archivo Direccin de Vas Navegables. Foto: paranahaciaelmundo.com.ar 2012

Conclusin
Esta temtica muestra la creciente
complejidad del fenmeno urbano y las
modificaciones morfolgicas, producto
del accionar de los diferentes agentes que

intervienen construyendo y reconstruyendo la ciudad, junto a la importancia que


hoy se le otorga a las actividades terciarias como formadoras de un nuevo paisaje
cotidiano. Simultneamente, demuestra
211

Daiana Beln Buiatti y Victoria Soledad Rivero

como en un mismo espacio conviven diferentes tiempos, adaptando esos edificios


para responder a las necesidades actuales
pero, sobre todo, a las demandas del mercado. A su vez se puede considerar, desde
la perspectiva geogrfica, que se est hablando de un espacio social, el mismo presenta condiciones y caractersticas propias
de una sociedad que lo fue construyendo y
organizando el territorio, de acuerdo a las
necesidades y demandas de las diferentes
pocas seleccionadas como as tambin
por las intenciones, intereses, las estrategias de los actores en relacin con el espacio suponen representaciones de ste,
que se plasman, a su vez en las decisiones
adoptadas (Blanco, 2007, p. 46). Lo cual
permite rescatar el concepto de espacio social: mbito fsico en el que se desenvuelve
una sociedad, ha sido producido por el
conjunto de la misma, a travs del proceso
de trabajo (Ciccolella, 1992, p. 8).
Es necesario tener presente que aquellos
componentes que conforman el territorio,
es decir la poblacin, los asentamientos,
los comercios y el transporte, influyen de

una u otra manera en la organizacin territorial de un espacio. Esto es interesante


de analizar, estudiar e interpretar dentro de
una ciudad, conjuntamente con los factores que permiten ese perfeccionamiento, lo
cual provoca formas y funciones especificas
para un tiempo determinado, las acciones
del presente inciden sobre objetos provenientes del pasado (Santos, 2000, p. 63).
Sin embargo, se presenta un mundo cambiante en constante transformacin y modificacin por las demandas y necesidades
que manifiestan las sociedades actuales.
Estas necesidades: materiales, inmateriales, econmicas, sociales, culturales, morales, afectivas, conducen a los hombres
a actuar y llevan a funciones. Estas funciones, de una forma u otra, van a desembocar en los objetos. Realizadas a travs de
formas sociales, ellas mismas conducen al
uso de objetos, formas geogrficas (Santos. 2000, p. 63). Por lo tanto lo urbano se
debe ajustar a dichos cambios, generando
un mayor consumo propio del sistema econmico que se encuentra inserto.

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Actores del mercado inmobiliario, precio del suelo y


produccin de la vivienda en la ciudad de Tandil,
en la ltima dcada
Alejandro Migueltorena, Luan Franzzo y Diana Lan

Introduccin
A comienzos del siglo XXI es posible visualizar cmo la materialidad de las ciudades se transforma cada vez ms rpido,
sobre todo all donde el capital inmobiliario encuentra posibilidades de obtener importantes rentabilidades. La fisonoma que
adquieren los espacios urbanos en la actualidad est ntimamente ligada a la valorizacin que los promotores inmobiliarios
realizan de los diferentes sectores del ejido
urbano, llevando a cabo diversos emprendimientos que tienen por objetivo maximizar la rentabilidad de las inversiones. Esta
consideracin de la vivienda, entendida
como bien de cambio, a menudo entra en
contradiccin con las necesidades de la
mayor parte de la poblacin, para quienes
la vivienda es un bien de uso, generando
una serie de conflictos que se han agudizado en el ltimo perodo.
En la ciudad de Tandil, los promotores
inmobiliarios y los propietarios del suelo han comenzado a tener una fuerte impronta en los cambios que se generan en
el ejido urbano. Segn Lan et. al. (2010),
en el perodo comprendido entre los aos
2005-2009, en esta ciudad se registr un
incremento de precios de los lotes y propiedades de un 176% en promedio. Tambin destacan que el tipo de edificaciones
predominantes en ese mismo perodo son
principalmente cuatro: conjuntos habitacionales de propiedad horizontal, emprendimientos de alojamiento y servicios
tursticos, edificaciones en altura y barrios
cerrados. Los destinatarios son bsicamen-

te los sectores medios y altos, en tanto que


son los nicos que tienen la posibilidad de
adquirir estos productos que en el mercado se cotizan a precio dlar.
De esta forma, los promotores inmobiliarios y los propietarios del suelo ms influyentes de la ciudad, han promovido la
extensin del ejido urbano sobre los faldeos
serranos, generando nuevas modalidades
de residencia, como los barrios cerrados,
y densificando la zona cntrica. La ciudad
tambin ha resultado especialmente atractiva para una gran cantidad de personas
que, en el intento de escapar de los problemas de las grandes urbes, deciden buscar un nuevo destino para vivir. Al mismo
tiempo, se ha realizado un notable esfuerzo
por parte de diversos actores sociales de la
comunidad tandilense para incorporarla
como un importante destino turstico de la
Argentina. Estos factores, sumados a una
recuperacin econmica en los ltimos
aos en el contexto nacional, generaron
una fuerte demanda de viviendas y productos inmobiliarios en general. Esta situacin
encuentra tambin su correlato espacial,
debido a que los barrios de la ciudad que
comprenden la periferia Este-Norte-Oeste
no presentan atractivos para las empresas
inmobiliarias, siendo la oferta de viviendas
notablemente diferente a la de los barrios
del centro y Sur. En trabajos anteriores (Migueltorena, 2011) a travs de entrevistas a
diversos actores relacionados a la actividad
inmobiliaria, fue posible identificar que los
espacios ms rentables para las inversiones
relacionadas con este rubro eran el eje de
213

Alejandro Migueltorena, Luan Franzzo y Diana Lan

la Avenida Don Bosco, el Barrio Golf, el Barrio Cerrito, el Dique, la zona del Campus
Universitario (que corresponden al eje Sur
de la ciudad) y el centro del ejido urbano,
estos espacios son los que Santos (1996)
denomina como espacios luminosos, en
tanto son los que concentran, en el perodo de globalizacin, una gran cantidad de
capitales, debido a las tasas de ganancias

que generan las inversiones all realizadas.


En el Mapa 1 pueden visualizarse estos barrios destacados con esferas verdes. Como
contrapartida, los barrios Movediza y Villa
Aguirre (Noroeste y Norte del ejido urbano,
respectivamente), son los lugares de menor
inters para estos empresarios, constituyendo los espacios opacos, quienes presentan menores niveles de inversiones.

Mapa 1. Espacios luminosos y opacos para el capital inmobiliario. Ciudad de Tandil

Fuente: Migueltorena, 2011, p. 70

Espacio urbano y precio del suelo en la


ciudad de Tandil
En primer lugar, conviene establecer
algunas definiciones conceptuales para
abordar el objeto de estudio seleccionado. Siguiendo a Melazzo (2015) es posible
considerar al mercado inmobiliario como
un lugar econmico de valorizacin de capitales que actan sobre la ciudad y sus
objetos. De esta forma, es posible analizar
las consecuencias espaciales que resultan
del accionar de las empresas y la forma en
que stas producen el espacio urbano. Lejos de las posturas tericas hegemnicas,
que analizan el mercado en base a una supuesta neutralidad que se produce a partir
214

de la actuacin de la mano invisible que lo


regula, este autor lo entender como el resultado de la accin intencional de la oferta sobre la demanda.
En tanto, para definir el concepto de produccin inmobiliaria, se tomarn las ideas
de Beltro Sposito (1993), quien indica que
este tipo de produccin se realiza por medio
del consumo de un inmueble que permite,
para quienes lo realizan, apropiarse de una
fraccin de la masa global de plusvala. Una
parte de esta apropiacin corresponde a la
renta de la tierra capitalizada y, otra parte,
al lucro que proviene del proceso de construccin del inmueble, por medio de los
capitales invertidos en los medios para su

Actores del mercado inmobiliario, precio del suelo y produccin de la vivienda en...

produccin y en la explotacin de la fuerza


de trabajo. El hecho de que el inmueble se
encuentre unido a un terreno, ocasiona que
esta mercanca adquiera ciertas singularidades que intervienen directamente en la
formacin de su precio. De esta forma, el
propietario del suelo podr apropiarse de
una renta por medio de la venta del edificio
que all se encuentra inmovilizado.
En referencia a las caractersticas particulares de esta mercanca, Topalov (1984,
p. 2-3) entiende que
el suelo es un bien sin valor, pero tiene un
precio; lo esencial es sealar las relaciones
sociales que fundamentan esta paradoja, y
no medir o formalizar de entrada los fenmenos ms superficiales a la vez ms complejos-: los fenmenos del mercado.

El autor tambin menciona que los precios del suelo no dependen tanto de las
cantidades ofrecidas, sino ms bien de las
posibilidades de construccin. Esto implica que un aumento de la demanda de suelo
urbano no significa necesariamente un incremento de precios.
Para que el suelo urbano pueda ser utilizable, se requiere que luego de su adquisicin se realice una produccin material
de edificaciones, aqu es necesaria la intervencin de un constructor capitalista que
se encargue del cambio de uso. La demanda depender de la plusganancia concreta
que este agente pretenda obtener al realizar dicha transformacin. Por esta razn,
el precio de este bien sin valor, el suelo, no
puede ser entendido all donde se ofrece
(mercado del suelo) sino all donde se forma (valorizacin del capital sobre el suelo) (Topalov, 1984, p. 10). Los proyectos
inmobiliarios que implican cambios en los
usos del suelo producen rentas, las cuales
son disputadas entre los promotores y los
propietarios del suelo:
Los precios del suelo no constituyen un componente de costo dentro del precio de la vivienda,
como usualmente se piensa, sino que son parte
de las ganancias generadas por los proyectos

inmobiliarios. Promotores y propietarios del


suelo establecen una compleja disputa por las
rentas del suelo (Sabatini, 1990, p. 64).

Ferreira da Silva (2015), sostiene que


tanto la tierra urbana como rural poseen un
precio que est regulado por las condiciones de produccin en las peores tierras, las
menos ventajosas, debido a que presentan
una mala combinacin de algunas caractersticas: accesibilidad, escasez, estructura fsica y localizacin. En lo que respecta
especficamente al suelo urbano, uno de
los condicionantes ms importantes para
su valorizacin es la localizacin, que se
encuentra directamente relacionada con
la accesibilidad a lugares relevantes de la
ciudad, a los servicios e infraestructuras. La
localizacin del terreno es lo que determina
la generacin de todos los tipos de renta de
la tierra, sin embargo, es el trabajo social
el que da sentido a la localizacin y el que
permite los mecanismos de valorizacin y
acumulacin de rentas por parte del capitalista. La localizacin es fruto del trabajo colectivo, depender siempre del entorno urbano en el que se sita y de la intervencin
del Estado para construirla y equiparla.
Segn Ferreira da Silva (2015) la propagacin de un discurso administrativo que
propone que las ciudades deben insertarse
en el mercado internacional y explotar al
mximo sus potencialidades, convergen en
la aprobacin de diversos emprendimientos
urbansticos, que se dirige a un mercado selectivo y de alta gama, dando como resultado una ciudad cada vez ms desigual, donde los elementos de planificacin en los que
se considera la participacin social son cada
vez ms escasos. De forma paralela, el suelo
urbano se redefine con el nico propsito
de generacin de lucro, quedando relegada
la funcin social de la tierra.
Como el espacio es la condicin y el producto de la lucha establecida por las clases
sociales, la tendencia es que este mismo espacio est subyugado a las contradicciones
215

Alejandro Migueltorena, Luan Franzzo y Diana Lan

que de all se derivan, esto implica que una


pequea parte de la poblacin posee el dominio sobre la tierra, mientras que la gran
mayora queda impedida del acceso a la vivienda. El suelo urbano se caracteriza por
poseer un valor de uso, al utilizarlo para cubrir necesidades bsicas de la poblacin, y,
al mismo tiempo, posee un valor de cambio,
que se expresa en la posibilidad de produccin de mercaderas y en la reproduccin de
la fuerza de trabajo (Ferreira da Silva, 2015).
Para Smolka (1987) el suelo urbano posee la singularidad de ser un medio no reproducible, lo cual sugiere que el proceso
de formacin del precio de los terrenos se
distingue de otros procesos en los cuales
el trabajo es un elemento constitutivo fundamental. En este sentido, el precio estar
determinado por el poder del propietario
de administrar su escasez, como tambin
por la disposicin y capacidad de su usuario de remunerar al propietario. En gran
medida sern importantes las actividades
econmicas realizadas en otros terrenos
del mismo entorno urbano y las caractersticas de las actividades que resultan posibles realizar en l. El propietario del terreno
puede captar una renta debido al derecho
contractual que le confiere la relacin de
propiedad sobre dicho lote.
Asimismo, Smolka (1987) sostiene que
el precio estipulado para que un determinado lote sea negociado envuelve dos componentes: la realizacin del valor potencial
y la expectativa de valoracin futura del terreno. El valor potencial refleja ciertas condiciones histrico-institucionales relacionadas al mercado de tierras, estableciendo un
piso por debajo del cual no son negociadas.
Comprende el conjunto de regulaciones,
leyes y prcticas que posibilitan el cumplimiento de los intereses de los propietarios
de la tierra, siendo traducidos en la forma
de precios de monopolio para cualquier terreno comercializado. No est relacionado
con el poder de monopolio otorgado por el
216

derecho de propiedad privada sobre el terreno, ni tampoco con la generacin de rentas absolutas que se desprenden de las caractersticas singulares que poseen algunos
lotes (paisaje, servicios, status social, etc.),
sino que se encuentra estrechamente ligado
a la capacidad que poseen los propietarios
acerca de decidir la forma de utilizacin y la
disponibilidad del suelo urbano en cuestin.
Como ejemplo, el autor menciona el caso de
Brasil, que en contextos econmicos donde
se observaba cierta fragilidad en el mercado
financiero, la tierra era el bien seleccionado
como reserva de valor, disminuyendo su disponibilidad en el mercado. En este sentido,
la realizacin de la valoracin potencial es
calculada en la capacidad de los propietarios de la tierra de ejercer influencias sobre
los usos que se realizarn en la tierra.
En cuanto a las expectativas de valoracin futura del terreno, hay que considerar tambin que el precio de un terreno
en particular corresponde a la diferencia
que proporcionan las ventajas generadas
por su uso con respecto a los dems, pero
que estas ventajas se modifican a lo largo
del tiempo. En el suelo urbano, el capital
fijo queda inmovilizado durante largos periodos de tiempo, constituyendo lo que se
denomina ambiente urbano construido
(edificaciones, infraestructuras, servicios,
etc.). En este sentido, un propietario negociar un precio ms elevado de aquel que
correspondera a las actuales condiciones
del capital fijo invertido en un lote determinado si espera modificaciones futuras en el
mapa de accesibilidad, si aumenta la necesidad de tierras por el incremento de los
negocios en la industria de la construccin
civil o si espera una disminucin en su tasa
de ganancias (Smolka, 1987).
De esta forma, el precio de un terreno
es determinado, en buena medida, por las
condiciones de produccin del ambiente construido y, en especial, por el precio
de los inmuebles. Sin embargo, las modi-

Actores del mercado inmobiliario, precio del suelo y produccin de la vivienda en...

ficaciones que se generen en el ambiente


construido, ya sea por inversiones pblicas
o privadas, implicarn alteraciones que se
combinarn con las ventajas locacionales
que presente cada uno de los lotes. As,
surge la posibilidad de controlar el proceso
de valorizacin de la tierra a travs de inversiones de capital que impliquen cambios
de uso del suelo urbano.
Especficamente en lo que respecta a la
ciudad de Tandil, se pregunt a los entrevistados acerca de las variables que constituan el precio de los terrenos urbanos.
La primera persona seleccionada es el presidente del Centro de Martilleros de Tandil, quien rene varias condiciones para
considerarlo como un informante clave.
En primer lugar, porque al estar al frente
de esta institucin posee un conocimiento
profundo acerca de las caractersticas del
mercado inmobiliario de Tandil y, en segundo lugar, porque es el dueo de una de
las inmobiliarias y empresas constructoras
ms importantes de la ciudad. Con respecto a la pregunta, el entrevistado expresaba:
Con respecto al valor del terreno siempre
hay una cuenta que te incide a la construccin, que es tambin histrica, a lo que vale
la construccin. En Tandil tambin hay un
mercado, yo te hablo ahora de una posicin
como empresa constructora, y yo que soy el
de la parte comercial, miro siempre cul es el
mercado y cul es el costo, y si el mercado no
me da no puedo hacerlo.

Segn el presidente del Centro de Martilleros, los precios en el mercado inmobiliario se establecen a partir de la relacin
entre la oferta y demanda, lo cual establece
un contrapunto con la perspectiva terica
seleccionada para este trabajo. En los ltimos aos se ha establecido en el imaginario
colectivo, que la ciudad de Tandil presenta
valores por arriba de la media en comparacin a ciudades de la regin, frente a esta
situacin, el entrevistado mencionaba:
No, estamos por debajo de Capital Federal,
estamos comparables al barrio de menos

precio de Capital Federal y si vos vas a comprar una casa a cualquier lugar de la regin
no vas a notar diferencia. Los alquileres es
una oferta y demanda, de cualquier manera siempre el histrico de los alquileres fue
un 0,80 del valor de la propiedad mensualmente y hoy est en menos de la mitad, yo
dije por ah en algn medio en alguna oportunidad que los alquileres bajaron el 10% y
la comparable fue un administrativo B, por
supuesto siempre en blanco, cunto ganaba
hace dos aos y cunto gana hoy, y cunto
era un alquiler de un departamento en ese
momento y hoy, la incidencia del alquiler
con respecto a ese sueldo haba bajado un
10% () entonces cuando vos vas a pagar el
alquiler realmente te duele, pero est a la mitad del rendimiento histrico el alquiler, est
0,35 o 0,40 de lo que vale una propiedad.

El segundo entrevistado es uno de los


empresarios inmobiliarios ms importantes
de Tandil, se dedica a la comercializacin
de terrenos e inmuebles desde el ao 1984.
Frente a la misma pregunta el empresario
mencionaba que muchas propiedades y lotes estn sobre valorizados debido a que en
el rubro existen muchas inmobiliarias nuevas, quienes para captar clientes tasan sus
inmuebles a un precio mayor, aunque luego de un tiempo, ante las dificultades para
vender, esos precios vuelven a bajar:
La gente tiene miedo de perder y le ponen un
poco ms

Ambos entrevistados coinciden en que


Tandil posee un crecimiento destacado en
relacin al resto de las ciudades del centro
de la Provincia de Buenos Aires. El empresario inmobiliario identifica que esto se
debe a la bsqueda de calidad de vida de
las personas que arriban a la ciudad para
residir:
Despus del ao 2000 se genera un crecimiento explosivo, relacionado con las posibilidades que busca el porteo de vivir en el interior

Tambin destaca la belleza paisajstica que otorgan las sierras y la calidad en


la educacin superior como factores que
considera fundamentales para explicar este
217

Alejandro Migueltorena, Luan Franzzo y Diana Lan

crecimiento. Por su parte, el presidente


del Centro de Martilleros agregaba que la
ciudad posee un perfil econmico slido
que se manifiesta en un buen desarrollo
de la cuenca lechera, la actividad agraria,
la industria metalrgica y la industria del
software. Tambin remarcaba que Tandil
se constituye en un polo de atraccin regional, que se manifiesta en la decisin de
muchas personas de localidades aledaas
de invertir en la ciudad.
Otra cuestin fundamental en la que
se consider indagar es en el crecimiento
intraurbano de Tandil, con el fin de continuar analizando las desigualdades entre los distintos barrios que componen la

ciudad. Ante la pregunta de cules eran


los lugares de mayor crecimiento inmobiliario en la ciudad, el presidente del Centro de Martilleros seal que se estn
consolidando barrios residenciales de
alto poder adquisitivo, como El Cerrito y
el Barrio Golf. Adems, remarc que se
est generando un eje de crecimiento para
sectores medios, que es el Barrio Palermo.
Justamente all su empresa constructora
ha decidido realizar un emprendimiento,
creando 108 viviendas para sectores de
capacidad adquisitiva media, en terrenos
ubicados al Noreste de la ciudad, que hasta hace poco tiempo no estaban urbanizados (Mapa 2).

Mapa 2. Verticalizacin producida por las dos empresas constructoras ms grandes


en la ciudad de Tandil en los ltimos diez aos

Fuente: elaboracin personal

Por su parte, el empresario inmobiliario


mencionaba a la Ruta 226 como el eje de
crecimiento ms importante que se est
teniendo en la ciudad en los ltimos aos,
identificando a la Avenida Falucho como
una divisoria entre los barrios del Sur-Sureste, que presentan precios residenciales altos
y los del Noreste (Villa Aguirre) como sector
de crecimiento de las clases medias, aunque
218

con ciertas dificultades por la falta de infraestructura. Tambin identifica a Movediza y Tunitas como los Barrios ms precarios
y con menor disponibilidad de servicios.
De esta forma, es posible realizar una comparacin con el trabajo realizado en 2011,
indicando que si bien, a grandes rasgos, el
crecimiento intraurbano de la ciudad presenta la misma tendencia, el Barrio Villa

Actores del mercado inmobiliario, precio del suelo y produccin de la vivienda en...

Aguirre, en especial su sector Sur (a veces


identificado como Barrio Palermo) ha dejado de ser un sector con poco dinamismo
para convertirse en un lugar de crecimiento para sectores medios. Al mismo tiempo,
que se identifica a Tunitas y Movediza como
las zonas ms relegadas. El eje Sur y centro
continan siendo los ms favorecidos.

Caractersticas del proceso de verticalizacin en Tandil


Vapnarsky y Gorojovsky (1990) estudian
la estructura urbana argentina, con especial nfasis en las transformaciones que se
producen en las tres dcadas que abarcan
desde 1950 a 1980, por considerar que estas modificaciones son de carcter cualitativas. Para realizar esta afirmacin se basan en un estudio realizado con respecto al
ritmo diferencial de crecimiento de cohortes de aglomeraciones de distinto tamao,
que consiste en agrupar a las ciudades por
rangos segn su cantidad de habitantes
y analizar la velocidad a la que crecen en
cada uno en los perodos intercensales. En
los aos comprendidos entre 1945 y 1975,
el proceso de industrializacin genera en
nuestro pas, adems de la acentuacin de
la primaca de Buenos Aires en la jerarqua
urbana, un subsistema de genuinas reas
metropolitanas regionales. El nmero de
ATIs en 1947 era de 15, mientras que la cifra se eleva a 45 segn el censo de 1980.
Este hecho constituye un dato fundamental, puesto que la distribucin de las ATIs
por el territorio nacional se modifica, amplindose a otras regiones en las que antes
se encontraban ausentes (como la Patagonia), y su poblacin total es apenas inferior
a la de la ciudad de Buenos Aires, aumentado su participacin relativa en el conjunto del pas de manera constante.
El anlisis del proceso por el que atravesaron las ATIs ms recientes, las vincula
en trminos generales con el desarrollo industrial, dependiendo su dinmica demo-

grfica de esta actividad. Esto se evidencia


por el hecho de que a travs de los aos
de crecimiento industrial, especficamente
entre 1945 y 1975, las ATIs ms pequeas
se multiplicaron por todo el pas. Ya en el
censo del ao 1980 se poda vislumbrar en
el sistema urbano el rumbo tomado por
las polticas socioeconmicas tendientes
a la reprimarizacin de la economa que
se adoptaron en el pas a mediados de la
dcada de los 70, en tanto que estas ATIs
pequeas ligadas al desarrollo industrial
no lograron un crecimiento considerable.
Estas aglomeraciones han desempeado un papel importante en sus reas de
influencia, puesto que sirven como mercados de trabajo y centros de servicios
especializados (Vapnarsky y Gorojovsky,
1990). Tandil, que segn el ltimo Censo
de Poblacin, Hogares y Viviendas cuenta
con 123.000 habitantes (INDEC, 2010),
muestra un comportamiento tpico de una
ATI menor, que durante el perodo de sustitucin de importaciones tuvo un auge muy
fuerte en el sector industrial metalrgico,
que constituy un pilar clave para la generacin de empleos (Lan y Migueltorena,
2014). Ms all de la crisis que hoy aqueja
a esta industria, la diversidad de su matriz
econmica ha impedido que su crecimiento se haya detenido.
El estudio de procesos urbanos en ciudades medias, se vuelve importante para
entender las configuraciones espaciales. La
expansin urbana vertical es causada por el
dinamismo econmico adquirido por estas
ciudades, que reestructura sus espacios a
partir de las transformaciones econmicas,
socialesy culturales.En este contexto, la verticalizacin para Soares de Frana (2015)
se constituye en un estadio avanzado de la
apropiacin del suelo urbano, que denota
no slo transformaciones morfolgicas y
espaciales, sino tambin econmicas, sociales y culturales. Es inherente a un ideario
social que combina cierto status con bue219

Alejandro Migueltorena, Luan Franzzo y Diana Lan

na localizacin e infraestructura urbana,


como tambin bsqueda de seguridad. En
el perodo actual la escasez de espacios horizontales urbanos para la produccin de
viviendas, comercios y usos industriales,
intensificara el proceso de verticalizacin.
Completando esta definicin, Beltro Sposito (1993) entiende a la verticalizacin
como un proceso a travs del cual se produce territorialmente la ciudad, a travs de
la ampliacin, multiplicacin y desdoblamiento de su base de tierras. Este proceso
se expresa por medio de la ampliacin del
nmero de edificaciones de varios pisos.
En la ciudad de Tandil el proceso de verticalizacin en los ltimos diez aos se ha
llevado a cabo, principalmente, por medio
de capitales locales. Las empresas constructoras dedicadas a la realizacin de edificios
en altura son Brtoli Constructora y Grupo
ZYASA, sta ltima es dirigida por el presidente del Centro de Martilleros, quien menciona que la constructora funciona desde el
ao 2005, momento desde el cual se han
realizado doce edificios y un barrio de 108
casas, denominado Desarrollo Palermo
Norte. Tambin agrega que no existen capitales externos a la ciudad que se encarguen de realizar estos proyectos y que la
mayora de los demandantes los compran
para utilizarlos como vivienda propia o, en
algunos casos, como posibilidad de materializar sus ahorros y complementar sus ingresos mediante el dinero que reciben por
su alquiler. Los inversores externos pueden
comprar dos o tres departamentos, pero
no existen capitales forneos que construyan edificios o los compren en su totalidad.
En el Mapa 2 es posible visualizar la verticalizacin llevada a cabo en la ciudad por
medio de estas dos empresas, adems se
incluye el Desarrollo Palermo Norte, en
un rea de expansin residencial que, en los
ltimos aos, se caracteriza por la afluencia
de sectores sociales de ingresos medios. Por
su parte, las Tablas 1 y 2 contienen datos
220

relacionados a los edificios producidos por


estas dos empresas, su ubicacin y la fecha
de entrega, de donde se deduce que el proceso de verticalizacin es muy reciente en
Tandil, concentrndose mayoritariamente
en los ltimos diez aos. Asimismo, la Imagen 1 muestra dos edificios de cada una de
estas empresas que en la actualidad se encuentran en construccin.
Es necesario destacar que el Plan de Desarrollo Territorial (PDT) aprobado por el
Honorable Consejo Deliberante del Municipio de Tandil, en el ao 2005, permite la
posibilidad de realizar edificios en altura
slo en la zona cntrica del ejido urbano.
El rea est delimitada por la Avenida Espaa, la Avenida Santamarina, la calle 14
de julio y la calle Maip. Adems se estableci en dicha rea una altura lmite de
31,50 metros. El presidente del Centro de
Martilleros considera que es adecuado que
se regule el crecimiento urbano, pero entiende que los tiempos del Estado suelen
ser ms lentos que el de los agentes privados y que la normativa establecida por el
PDT se encuentra desactualizada. Segn su
perspectiva, el rea para construir edificios
en altura debera ser ms amplia, porque
existe una demanda por parte de la poblacin que an no ha sido satisfecha.
En el ao 2011 se aprob una ordenanza, la N12.679, como consecuencia de las
presiones que los promotores inmobiliarios
y propietarios del suelo ejercieron sobre el
gobierno municipal. La misma permite realizar excepciones a la reglamentacin establecida en el PDT, que se encuadran en la
figura de convenios urbansticos. El primer
convenio urbanstico, que fue aprobado en
el ao 2014, tuvo como finalidad la autorizacin va excepcin de la construccin de
152,29 metros cuadrados por sobre el mximo de altura permitida en un edificio de la
Constructora Brtoli. Segn el Convenio
Urbanstico firmado entre el Municipio y la
empresa, el destino de esta ampliacin es un

Actores del mercado inmobiliario, precio del suelo y produccin de la vivienda en...

saln de usos mltiples de aprovechamiento


comn del consorcio. Como compensacin
por el aumento de valor de mercado que adquirirn los departamentos del edificio una
vez construida la obra, el convenio establece
que quien resulta beneficiado deber abonar la suma de 114.215 pesos. La firma de

estos convenios pone de manifiesto la laxitud que posee la normativa urbana frente a
los intereses de los actores que conforman
el mercado inmobiliario, quienes presionan
de forma sistemtica para poder eludir las
reglamentaciones mnimas establecidas por
los distintos niveles de gobierno.

Tabla 1. Edificios construidos por el Grupo Zyasa en los ltimos diez aos en Tandil
Edificio

Ubicacin

Fecha de entrega

Prestige 1

Alem 773

23/12/2006

Prestige 2

Paz 522

29/02/2008

Prestige 3

Mitre 743

30/09/2009

Prestige 4

Alem 540

30/09/2009

Prestige Premium

Mitre 851

Sin informacin

Prestige 6

Sarmiento 431

30/04/2010

Prestige 7

9 de Julio 366

20/12/2010

Prestige 8

San Martn 348

15/05/2011

Prestige 9

Belgrano 858

09/06/2012

Prestige 10

14 de julio 473

14/12/2013

Prestige Gold

Santamarina 555

31/12/2014

Prestige 12

Chacabuco esq. Sarmiento

En construccin

Fuente: elaboracin personal sobre la base de datos extrados de pginas web


Tabla 2. Edificios construidos por Brtoli Constructora en Tandil, 1994-2015
Edificio

Ubicacin

Fecha de entrega

Edificio Amrica

Espaa 771

Setiembre 1994

Edificio Plaza

Chacabuco 466

Junio 1996

Torre del Sol

Chacabuco 440

Abril de 2001

Solar de Pinto

Pinto 544

Marzo 2004

Torre Los Naranjos

Irigoyen 744

Noviembre 2007

El Mirador

Sarmiento 968

Mayo 2009

Torre Mitre

Mitre 880

Junio 2010

Vistasur

San Martn 912

Julio 2011

Torre Maip

Maip 227

Diciembre 2011

Alem Suites

Alem 868

Febrero 2014

Edificio Santamarina

Santamarina 862

Diciembre 2014

Aires de Mitre

Mitre 957

En construccin

Irigoyen Plaza

Irigoyen 552

En construccin

Urbano Plaza

Chacabuco 454

En construccin

Fuente: elaboracin personal sobre la base de datos extrados de pginas web

221

Alejandro Migueltorena, Luan Franzzo y Diana Lan

Imagen 1. Izquierda: edificio en construccin Irigoyen Plaza (Brtoli Constructora);


Derecha: edificio en construccin Prestige 12 (Grupo ZYASA). Tandil, 2015

Fuente: fotografas propias

Consideraciones finales
Desde los primeros aos del siglo XXI,
el mercado inmobiliario y la industria de
la construccin registran un crecimiento significativo en la ciudad de Tandil. El
mismo est vinculado al contexto macroeconmico de la Argentina en este perodo, pero tambin a las singularidades que
esta aglomeracin de tamao intermedio
posee en el contexto regional en el cual se
inserta, ofreciendo una calidad de vida
que atrae a la poblacin que decide emigrar de las grandes urbes, atraccin natural y paisajstica y una diversificada matriz
econmica y de servicios. Como contraparte, es posible visualizar que esta pujanza no se observa de igual manera hacia
el interior de la ciudad, debido a que los
barrios del Sur y centro del ejido urbano
se siguen consolidando con un perfil residencial de buena posicin econmica y el
resto de los barrios no observan el mismo
dinamismo en la actividad inmobiliaria. A
su vez, se perfilan nuevos ejes de expansin
residencial de clase media, como el Barrio
Palermo, donde las empresas inmobiliarias
y de la construccin han desarrollado
importantes obras para acondicionar
sus terrenos y construir conjuntos
222

habitacionales, en un sector que hasta


hace pocos aos se encontraba relegado
de los intereses de estos inversores.
En lo que respecta a la verticalizacin,
es posible afirmar que los proyectos de
construccin en altura son, en la actualidad, una de las opciones ms rentables a
desarrollar por parte de los promotores
inmobiliarios. Esto se evidencia en la proliferacin de edificios que ha habido en la
ciudad en los ltimos diez aos. Asimismo,
es necesario remarcar que la expansin de
esta modalidad de habitar en el ejido urbano se encuentra limitada por la normativa
urbanstica, no obstante es posible evidenciar las presiones ejercidas por los actores
inmobiliarios para que la misma se flexibilice. Finalmente, puede mencionarse que
una de las caractersticas ms importantes
a destacar del mercado inmobiliario de
Tandil, es el origen local de sus capitales,
lo cual establece una diferencia con lo estudiado en otros procesos de crecimiento
urbano, donde los capitales extra-locales
poseen una gravitacin importante. La forma en que incide esta singularidad sobre
el desarrollo de la ciudad es un tema que
resulta interesante para continuar investigndolo en futuros trabajos.

Actores del mercado inmobiliario, precio del suelo y produccin de la vivienda en...

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223

Circuitos de la economa urbana y empresas de servicios


avanzados en agricultura de precisin
Guillermo Schiaffino

Introduccin
Consideramos imprescindible comprender al fenmeno tcnico (Ellul, 1968; Santos, 1996, 2000a) contemporneo como
los objetos tcnicos y las formas de uso (Silveira, 2012) y, por tanto, como elemento
constitutivo del territorio y su uso. En esta
direccin, pretendemos reflexionar sobre
las empresas de servicios tcnico-cientficos de agricultura de precisin, que revelan
una nueva divisin territorial del trabajo en
funcin de la modernizacin del campo.
El trabajo se estructura en dos momentos. En el primero de ellos, intentamos aprehender la relevancia que adquiere hoy en
da la idea de fenmeno tcnico en relacin
a la modernizacin del campo argentino,
principalmente en el rea concentrada[1]
de Argentina, en funcin de las nuevas tcnicas que se vislumbran en la agricultura
de precisin. En el segundo momento, re[1] El medio tcnico-cientfico-informacional presenta una difusin diferencial, como tambin haba ocurrido con el medio
tcnico anterior, conformndose un rea o regin concentrada
en Argentina. Este fenmeno, que tambin puede observarse en
otros pases latinoamericanos, ha sido estudiado particularmente en Brasil por Santos y Torres Ribeiro (1979) y por Santos y
Silveira (2001). El primer autor seala que para el caso brasileo se trata de un rea continua, donde una divisin del trabajo ms intensa que en el resto del pas garantiza la presencia
conjunta de variables ms modernas una modernizacin generalizada- al paso que, en el resto del pas la modernizacin es
selectiva, inclusive en aquellas manchas o puntos cada vez ms
extensos y numerosos donde estn presentes grandes capitales,
tecnologas de punta y modelos elaborados de organizacin
(Santos, 1993, 2008: 42-43). Creemos que puede identificarse
para Argentina una difusin concentrada de las variables que
consideramos centrales para estudiar y explicar este perodo.
As, el rea concentrada en Argentina abarcara, grosso modo,
la Regin Metropolitana de Buenos Aires (RMBA), la provincia
de Buenos Aires y Crdoba, y el centro y sur de la provincia de
Santa Fe. El trabajo de Di Nucci (2011) ofrece un ejemplo de
esta regionalizacin.

flexionamos sobre las expresiones urbanas


del circuito superior con su porcin marginal materializadas en empresas que ofrecen servicios avanzados a este campo modernizado y que revelan una nueva divisin
territorial del trabajo.

El fenmeno tcnico contemporneo y


la modernizacin del campo

Los perodos de la historia se caracterizan por un conjunto de variables econmicas, polticas, sociales y culturales que los
diferencian de otros. Cada uno de esos
perodos representa una modernizacin,
esto es, la generalizacin de una innovacin
que viene de un periodo anterior o de una
fase inmediatamente precedente (Santos,
1975, 1979, p. 25). Con la irrupcin de
cada periodo se producen cambios en los
sistemas de tcnicos, en la produccin, en
el consumo y en otras variables explicativas.
En la actualidad, la globalizacin, como
proceso y como periodo, es inherente a todos los lugares, aunque lejos de homogeneizar, se mantienen y profundizan las desigualdades sociales y territoriales producto de las
lgicas globales. Estas lgicas son impuestas de manera selectiva y diferencialmente
en todos y cada uno de los territorios. Se
produce una aceleracin en el ritmo de los
procesos econmicos y con ello de la vida
social, como consecuencia de la modernizacin capitalista y la internacionalizacin del
capital (Harvey, 2000, 2004). De esta manera, la ciencia y la tecnologa, conjuntamente con la informacin, estn en la propia
base de la produccin, de la utilizacin y del
funcionamiento del espacio (Santos,1996,
225

Guillermo Schiaffino

2000a, p. 201). El medio geogrfico actual,


que resulta de la unin indisociable entre
ciencia, tcnica e informacin, es denominado por Santos (1996, 2000a) medio tcnico-cientfico-informacional.
Consideramos central la posibilidad
de comprender la estructura y el funcionamiento del mundo por medio del fenmeno tcnico (Ellul, 1968; Santos, 1996,
2000a) contemporneo, es decir, el conjunto de tcnicas funcionando en sistema y
el uso de tcnicas particulares por parte de
diferentes actores, actuando en forma ligada a otros conjuntos y familias de tcnicas.
As, comprender el fenmeno tcnico ms
all de las tcnicas particulares permitir
superar la descripcin y comprender la realidad (Silveira, 2012).
Introducida por Ellul (1954, 1968) para
diferenciar la mera operacin tcnica de un
proceso en el cual interviene la conciencia
y la razn, la idea de fenmeno tcnico es
retomada por Santos (1996, 2000a). El
gegrafo brasileo considera que fenmeno
tcnico no significa slo tener en cuenta los
objetos tcnicos, sino los otros objetos fijos
y fijados en el espacio, y las acciones que las
tcnicas vuelven posibles y que, a su vez, permiten la creacin o llegada de esos objetos.
Histricamente, la tcnica precedi a la
ciencia, pero en el perodo actual, no slo
la tcnica est ntimamente unida a la ciencia, sino que esta relacin debe ser invertida, ya que la tcnica, entretanto, slo
recibir su impulso histrico despus de
la intervencin de la ciencia (Ellul, 1954,
1968, p. 6). En palabras de Silveira (2012,
p. 61): pensar el fenmeno tcnico en los
das actuales es entender que hoy entran
como variables explicativas no slo la tecnologa, sino la ciencia y la informacin, es
decir, el mtodo de invencin y su selectiva
difusin socioespacial.
En este sentido, resulta importante destacar la modernizacin del campo
y la agricultura cientfica. Segn Santos
226

(2000b) en el periodo actual se instala


una agricultura cientfica globalizada, que
es responsable de cambios tanto en la produccin como en la vida de relaciones de
las ciudades asociadas. Al tener una escala
planetaria, esa agricultura recibe las mismas influencias que rigen otros aspectos
de la produccin, como por ejemplo la
competitividad. Esta modernizacin en la
agricultura puede sintetizarse por medio
de la adopcin de paquetes tecnolgicos
integrados por la siembra directa, los cultivos transgnicos, los agroqumicos y la
modernizacin de la maquinaria agrcola
como tambin por la profesionalizacin
de la mano de obra.
En este contexto, se vislumbra en la
produccin agropecuaria de Argentina,
principalmente en su rea concentrada,
el advenimiento de sistemas complejos,
que traen aparejados un conjunto de
tcnicas, informacin y normas para la
produccin semillas transgnicas, siembra directa, agroqumicos, geoposicionamiento satelital, seguros agropecuarios
multirriesgo, produccin y venta de datos edafolgicos y meteorolgicos, entre
otros que cambian las relaciones de poder entre los actores y, por consiguiente la
forma en que el territorio es usado (Maldonado, 2012, p. 1).
Ante esta nueva situacin del campo
podemos vislumbrar diferentes empresas e
instituciones que tienen un rol central durante el proceso de la produccin agrcola.
Siguiendo a Maldonado (2012) podemos
identificar firmas globales que producen
insumos agropecuarios; firmas globales y
nacionales que fabrican maquinaria agrcola y sus respectivos repuestos; empresas
de acopio y comercializacin de granos;
sistemas de consultora y servicios tcnicos; universidades y otras instituciones pblicas y privadas que realizan convenios de
investigacin con diferentes empresas; entre otros actores.

Circuitos de la economa urbana y empresas de servicios avanzados en agricultura de precisin

Se observa el avance del agronegocio y


la figura del productor empresario como
el nuevo enfoque econmico y productivo
dominante en el agro contemporneo argentino (Cceres, 2015), proceso que fue
acompaado por la incorporacin de procedimientos cientfico-tecnolgicos tendientes a generar un mayor rinde de los cultivos,
especialmente de la soja, por medio de la
utilizacin de los paquetes tecnolgicos.
Concomitantemente, aparece una nueva forma de manejar la produccin agrcola denominada agricultura de precisin,
que se fundamenta en la variabilidad que
se encuentra en todo proceso productivo
(Leiva, 2003). La agricultura de precisin
es un conjunto de tcnicas orientadas a
optimizar el uso de los insumos agrcolas
(semillas y agroqumicos) en funcin de
la cuantificacin de la variabilidad espacial y temporal de la produccin agrcola. Esta optimizacin se logra con la distribucin de la cantidad correcta de esos
insumos, dependiendo del potencial y de
la necesidad de cada punto de las reas
de manejo. La novedad de la agricultura
de precisin es la posibilidad de conocer
con detalle cada sitio de la unidad productiva y manejarla de manera diferencial,
maximizando los rendimientos y haciendo
un uso ms eficiente y, sobre todo, ms
rentable de los insumos.
As, la agricultura de precisin se materializa a travs de empresas que ofrecen
servicios tcnicos avanzados. Se observa,
en este tipo de firmas, el uso de tecnologa
de punta y la necesidad de mano de obra
calificada y especializada que tenga la capacidad de decodificar esas tcnicas y de
crear nuevos cdigos que sern aplicados a
la produccin moderna. En algunas ciudades del rea concentrada de Argentina se
observan estos servicios de produccin de
conocimiento para la actividad del campo
modernizado que revelan una nueva divisin social y territorial del trabajo.

La

agricultura de precisin y las empresas de servicios tcnicos-cientficos


avanzados

La modernizacin tecnolgica es un
aspecto clave para comprender las transformaciones econmicas y sociales en la
ciudad. Las empresas ms capitalizadas
marcan el ritmo de la transformacin porque producen la ciencia y la tecnologa
necesarias para modernizar permanentemente el territorio (Silveira, 2011). Sin embargo, se puede observar una cierta banalizacin de algunos servicios y tcnicas en
esta produccin, por medio de empresas
medianas y pequeas que, constituyendo
otra divisin del trabajo, ofrecen servicios
anlogos o complementarios. Cada empresa presenta un uso competitivo y jerrquico del espacio y algunas disponen de
mayores posibilidades para la utilizacin
de los mismos recursos territoriales. La coexistencia de actividades de la misma naturaleza, llevadas a cabo por empresas con
diferentes grados de poder y control, muestra situaciones distintas en las ciudades debido, adems, a las particularidades y singularidades de cada aglomeracin urbana.
En ese cuadro de divisiones territoriales del
trabajo podemos reconocer los circuitos de
la economa urbana.
Consideramos a la ciudad como el espacio banal por excelencia, es decir, el espacio de todos, todo el espacio (Santos,
1996, 2000a), donde es posible encontrar
divisiones de trabajo superpuestas (Santos y Silveira, 2001, p. 290), tanto en la
produccin, como en la distribucin y en la
comercializacin. Esas sucesivas divisiones
de trabajo que coexisten en las ciudades
pueden ser estudiadas como circuitos de
la economa urbana (Santos, 1975, 1979).
Tales circuitos se diferencian por su grado
de tecnologa, capital y organizacin. No
se encuentran aislados, sino que estn en
permanente interaccin. Cada circuito se
define por el conjunto de actividades rea227

Guillermo Schiaffino

lizadas y por el sector de poblacin asociado, ya sea por la produccin o por el consumo. El circuito superior, segn Santos es:
el resultado directo de la modernizacin tecnolgica. Consiste en actividades creadas en
funcin de los progresos tecnolgicos y de
las personas que se benefician de ellos. El
otro es igualmente un resultado de la misma
modernizacin, pero un resultado indirecto,
que se dirige a los individuos que solo se benefician parcialmente o no se benefician de
los progresos tcnicos recientes y de las actividades relacionadas con los mismos. (Santos, 1975, 1979, p. 29).

De ese modo, entendiendo los circuitos de la economa urbana como divisiones territoriales del trabajo que coexisten
en la ciudad y en la red urbana, podramos distinguir diferentes empresas relacionadas a la agricultura de precisin: las
grandes firmas globales que comercializan
maquinarias agrcolas con equipamientos
tecnolgicos como monitores de rendimiento, banderilleros satelitales, pilotos
automticos entre otros paquetes tecnolgicos, donde se destacan John Deere,
New Holland, Case IH; empresas globales
y nacionales que slo comercializan consolas tecnolgicas que se incorporan a la
maquinaria agrcola y permiten la transmisin de la informacin como Trimble,
AgLeader, D&E, Abelardo Cuffia, Plantium; empresas que venden imgenes satelitales de alta resolucin como tambin
vuelos areos para un rea determinada
como InfoSat Geomatica; y empresas dedicadas al procesamiento de los datos que
generan las consolas de las mquinas agrcolas, como es el caso de Formagro, G&D,
AgroGis, GeoAgris, Solapa4.
Esas empresas se diferencian entre s en
cuanto a grado de capital y escala, tamao, nivel organizacional, procedencia de
sus productos, entre otros aspectos. De
esta manera, se va produciendo un espacio que presenta diferentes grados de densidades tcnicas e informacionales que
228

determinan a su vez un uso diferenciado


del mismo.
Aunque es innegable la jerarqua de la
Regin Metropolitana de Buenos Aires en
sus funciones de comando y oferta de servicios avanzados, hoy en funcin de la escala y aceleracin de las modernizaciones
del territorio, se puede observar que las
empresas de servicios tcnico-cientficos
de la agricultura de precisin se expanden
en ciertos nodos de la red urbana, principalmente en diferentes ciudades del rea
concentrada. Se observa que ciertos puntos del territorio tienden a ofrecer servicios
para un campo que se moderniza.
Esto puede vislumbrarse en la ciudad
de Tandil, en donde estos servicios tcnico-cientficos avanzados para la actividad
del campo modernizado revelan una nueva
divisin social y territorial del trabajo. Histricamente, el partido se ha caracterizado
por su amplia diversidad de produccin
agropecuaria, siendo una de las zonas cerealeras ms importantes de la provincia
e incluso del pas. Sin embargo, en concordancia a esta modernizacin del campo, desde la dcada de 1990 se observa el
avance del agronegocio en la ciudad, a travs de la incorporacin progresiva del cultivo de soja, desplazando otros cultivos y
actividades tradicionales (Lan et al., 2010).
Surgen nuevos actores que provocan cambios en la estructura agraria tradicional.
Si bien en la ciudad de Tandil existen diferentes empresas relacionadas a la agricultura
de precisin en base a la tipologa antes mencionada, queremos destacar la importancia
que tienen aquellas empresas de procesamiento de datos, destacndose Formagro
SRL, Frontec y G&D. Como podemos observar en la Figura 1, gran parte del proceso
productivo de la agricultura de precisin se
fundamenta en la recoleccin, procesamiento e interpretacin de los datos generados
por los objetos tcnicos modernos como los
monitores de siembra, de aplicacin de insu-

Circuitos de la economa urbana y empresas de servicios avanzados en agricultura de precisin

mos y los monitores de rendimiento.


Tambin se pueden observar algunos elementos de la divisin social y territorial del
trabajo. Por ejemplo, la etapa de siembra,
aplicacin de fertilizantes y cosecha puede
ser realizada por el productor agropecuario
propietario o a travs de diversos contratistas rurales que ofrecen sus servicios y, a
su vez, aqu surgen articulaciones entre las
grandes empresas de venta de maquinaria
moderna y aquellas que venden consolas de
agricultura de precisin. En la etapa de recoleccin y procesamiento de datos existen
empresas especializadas en estos servicios
avanzados que demandan profesionales altamente calificados capaces de decodificar
las nuevas tcnicas. Adems, estas empresas utilizan diferentes sistemas de informacin geogrfica e imgenes satelitales para
poder desarrollar diferentes procesos y determinar los ambientes para manejar la unidad productiva de manera heterognea. La
informacin obtenida por medios de los diferentes procesos es brindada al productor
o al ingeniero agrnomo, quienes se encargan de analizar los resultados y de tomar las

decisiones en relacin a la prxima siembra.


Luego los ingenieros agrnomos informan
a los tcnicos de las empresas de procesamiento de datos la cantidad de semillas y/o
fertilizantes que deben aplicar en la unidad
productiva y, para ello, se realizan diferentes archivos con informacin detallada que
son incorporados a las consolas de las sembradoras y aplicadoras. stos son algunos
ejemplos de las vinculaciones entre los diferentes actores y empresas, y muestran las
articulaciones entre el circuito superior y su
porcin marginal.
Estas empresas de procesamiento de
datos ofrecen sus servicios no solamente
en su rea de influencia, sino a otras regiones e incluso pases. Por ejemplo, Formagro, adems de Argentina, ofrece sus servicios a Uruguay, Sudfrica, Nueva Zelanda,
Canad, Inglaterra, Escocia y China. Nos
parece importante mencionar la difusin
espacial de estas tcnicas modernas, aunque todava puntal, ya que no todos los
productores agropecuarios pueden acceder a ellas, debido, entre otras razones, a
sus elevados costos.

Figura 1. Proceso productivo de la agricultura de precisin

Fuente: http://www.cifas.com.ar/?p=3906

229

Guillermo Schiaffino

Adems, cabe sealar que estas empresas dictan cursos de capacitacin y especializaciones on-line y presenciales tanto a
productores como a diversos profesionales,
en especial a ingenieros agrnomos. Esto
revela su papel en la formacin de mano de
obra, la cual necesita de una actualizacin
permanente para conocer, aplicar y usar
las tecnologas de punta como la agricultura de precisin. Adems, en algunos casos,
las empresas mantienen vnculos activos
con Universidades por medio de convenios
de investigacin e incluso con otras instituciones y empresas de grandes capitales,
como es el caso del trabajo en conjunto de
Formagro con McCain.
Otro dato importante a tener en cuenta
son las exposiciones agrcolas en diversos
puntos del territorio, destacndose la conocida Expoagro, feria anual que se realiza
en la Argentina. Estas son manifestaciones
de los crculos de cooperacin, que amplan el mercado de una empresa a partir
de los insumos y servicios que necesita y de
los que puede ofrecer a otros.
Finalmente, es importante considerar
el sistema fiscal actual y la organizacin
interna de las empresas. Mientras que las
empresas ms capitalizadas tienen la capacidad de encontrar formas legales como
contratos temporarios que precarizan el
empleo, y de evitar fiscalizaciones, otras
empresas menos capitalizadas encubren
vnculos laborales a partir de la prestacin
de servicios de monotributistas o reducen
sus costos al utilizar los instrumentos tcnicos del propio prestador de servicios. No

pocas veces esa es la posibilidad de supervivencia de estas empresas medianas y pequeas. En otras palabras, son elementos
que demuestran el grado de capitalizacin
de la empresa y, por ello, pueden ser un
obstculo o una posibilidad para que la
empresa se expanda. Simultneamente se
producen nuevas relaciones y flujos de demanda y oferta en la ciudad.

Conclusiones
La modernizacin del campo nos permite reflexionar sobre la relevancia que
adquiere el fenmeno tcnico contemporneo, que se vuelve universal, ya que la
tcnica asume hoy da la totalidad de las
actividades del hombre, y no apenas su actividad productora (Ellul, 1968, p. 2).
Se manifiesta una nueva divisin territorial del trabajo particular relacionada
con las empresas de agricultura de precisin y la expansin del circuito superior
metropolitano que, entretanto, coexiste
con el surgimiento de porciones marginales emergentes en la red urbana, en funcin de la tecnificacin y modernizacin
del campo. En Tandil encontramos una
porcin marginal, capaz de dialogar con
la economa de grandes volmenes y tcnicas modernas, pero que no tiene el grado
de sofisticacin organizacional ni el grado de capital del circuito superior puro.
En este sentido, a partir de la oferta y la
demanda de servicios tcnico-cientficos
avanzados, como de su relativa banalizacin, se pueden vislumbrar nuevas funciones y jerarquas urbanas.

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231

Entre lo urbano y lo rural: el espacio periurbano de la ciudad


de Azul (provincia de Buenos Aires, Argentina)
Leonel De Luca, Nicols Ojeda, Karina Recci y Manuel Rbare

Introduccin
Con el proceso de globalizacin y de
reestructuracin productiva, se producen
grandes cambios en la organizacin espacial de las ciudades. Estos cambios han generado un proceso de dispersin urbana,
a travs del desarrollo de nuevas y diversas actividades econmicas, adems de la
desconcentracin de funciones hacia las
reas perifricas. El espacio periurbano
identifica a una zona de transicin entre
lo urbano y lo rural. Es el espacio situado en la periferia de la ciudad, que era
eminentemente rural, pero que ha sufrido
transformaciones profundas, tanto en el
plano econmico, como el demogrfico y
el social. El asentamiento de personas procedentes de la ciudad en estos lugares los
convierte en espacios de carcter residencial, generando cambios formales en el hbitat y en las comunicaciones, por lo tanto, el trmino define un nuevo proceso de
ocupacin del espacio en las proximidades
de las ciudades.
En cuanto a los usos del suelo, son
espacios plurifuncionales en los que coexisten caractersticas y actividades tanto
urbanas como rurales, sometidas a profundas transformaciones econmicas, sociales, fsicas y con una dinmica estrechamente vinculada a la presencia prxima de
la ciudad (Ferraro y Zulaica, 2011, p. 2).
En el espacio periurbano confluyen usos
agrcolas, industriales, residenciales, reas
verdes, usos recreativos y de esparcimiento, reas de especulacin inmobiliaria (que
tienden a revalorizar las tierras y a ampliar
la oferta de suelo urbanizable), produccin

de alimentos, a travs de huertas o criaderos de animales, entre otros.


Estos espacios se encuentran sometidos a
la presin urbana: las migraciones, los movimientos pendulares, la construccin de
segundas residencias o residencias permanentes, la creacin de infraestructura para el
transporte, las comunicaciones y el equipamiento urbano constituyen los avances ms
importantes sobre el espacio periurbano.
(Rodrguez Iglesias y Bazn, 2009, p. 4).

Se lo caracteriza como un espacio discontinuo, de predominio urbano, desde lo


ecolgico como una zona de interfase donde disminuyen varios servicios del sistema
urbano (red de agua potable, cloacas, pavimento, desages pluviales, etc.) y tambin
se atenan servicios ecolgicos que provee
el campo (absorcin de dixido de carbono, reciclaje de nutrientes, distribucin de
flujos pluviales, amortiguacin de extremos
climticos, etc.) (Morello, 2000).
Zuluaga Snchez (2005) diferencia al
periurbano como proceso y como situacin geogrfica:
periurbanizacin como un proceso surgido
al amparo del desarrollo y extensin superficial de la ciudad industrial sobre su periferia
rural inmediata, favorecida por el incremento de la capacidad de movilidad residencial y
de los medios de transporte, tanto pblicos
como privados. A travs de dicho crecimiento se crea un rea de edificaciones, en una
antigua rea rural y se generan conflictos de
segregacin social y de competencia sobre
los usos del suelo; Periurbano como situacin geogrfica, donde todos los espacios
perifricos al espacio urbano seran periurbanos. En este caso la localizacin es la que
define el mbito, ms que la naturaleza del
proceso.
233

Leonel De Luca, Nicols Ojeda, Karina Recci y Manuel Rbare

De esta manera, las especificidades


de lo periurbano no son determinadas
exclusivamente por su localizacin, aunque sea necesario reconocer en todos los
espacios, una fuerte incidencia del componente espacial.
Algunos de los criterios que se utilizan
para definir al espacio periurbano se refieren a los aspectos espaciales-morfolgicos y sociales-culturales. En cuanto a lo
espacial y morfolgico se alude al concepto de borde por el encuentro entre actividades primarias y secundarias. Adems
entran en juego factores econmicos (por
ejemplo, terrenos a bajo precio), polticos
(descentralizacin de funciones) y sociales
(preferencia de ciertos sectores de la poblacin urbana a vivir en la periferia de las
grandes ciudades). Con respecto a los criterios sociales, estos se relacionan con las
formas y estilos de vida de los habitantes
que viven en el periurbano, buscando un
mayor contacto con espacios verdes alejados de la ciudad.
Este trabajo caracteriza al espacio periurbano de la ciudad de Azul. Para ello
se tuvieron en cuenta los siguientes interrogantes previos: Qu dinmica espacial
presenta la expansin de la ciudad?, Dnde
se encuentra el lmite urbano-periurbano,
teniendo en cuenta la extensin de los servicios?, Qu actividades coexisten en este
espacio?, Cmo se relaciona el periurbano con lo urbano y lo rural?, La organizacin de actividades y usos del suelo en el
periurbano, est planificada? Teniendo en
cuenta que no existen antecedentes ni trabajos previos sobre la temtica, esta investigacin pretende ser un aporte importante
al estudio espacial de la ciudad.

Consideraciones metodolgicas
Se realiz el anlisis de la Ordenanza
500/80 basada en la Ley N 8912/77 de
Ordenamiento Territorial y Usos del Suelo
para el partido de Azul, y se complement
234

con la informacin cartogrfica disponible


del Ministerio de Gobierno de la provincia
de Buenos Aires. Se analizaron los mapas
temticos referidos a zonificacin y usos
del suelo urbano de Azul que se plantean
en la ordenanza, en los que se pudo constatar que el espacio periurbano no se contempla en ningn documento.
Posteriormente, se obtuvieron los radiocensales de la ciudad de Azul y se seleccionaron las parcelas aledaas al casco urbano con uso del suelo mixto (urbano-rural)
coincidiendo con el rea perifrica.
Para complementar esta informacin y
as comenzar a delimitar el espacio periurbano de Azul, se obtuvieron los planos de
agua de red y desages cloacales de la Cooperativa Elctrica de Azul, con el objetivo
de determinar la extensin aproximada de
estas redes de servicios urbanos y, a partir
de all, observar las reas donde estos comienzan a ser ms discontinuos, de modo
de obtener una referencia del borde urbano-periurbano.
En cuanto a las actividades del espacio periurbano de Azul se realiz un relevamiento a travs de diferentes recorridos
sobre el rea de estudio, tomando como
diferentes ejes:
~~Eje norte: desde Ruta Provincial N
51 hasta la interseccin con la Avenida
Chvez
~~Eje sur: Ruta Nacional N 3 desde
Ruta Nacional N 226 hasta Ruta Provincial N 60
~~Eje oeste: Ruta Provincial N 51 hasta
Ruta Nacional N 226
~~Eje este: Avenida Mujica hasta Ruta
Nacional N 3
Sobre cada uno de estos ejes se clasificaron las actividades encontradas en:
agrcola-ganadero (se incluyen chacras de
animales y huertas frutihortcolas); industrial (se incluyen frigorficos, industrias de

Entre lo urbano y lo rural: el espacio periurbano de la ciudad de Azul...

diverso tamao, agroindustrias); esparcimiento y recreacin (se incluyen quintas


recreativas, salones de fiestas, lugares deportivos, hosteras, restaurantes, clubes y
piletas de natacin de uso comn); y residencial (se incluyen residencias permanentes, barrios formados o en construccin y residencias secundarias o casas de
fin de semana).

Desarrollo
Localizacin del rea de estudio
El partido de Azul se encuentra en el centro de la provincia de Buenos Aires, a 302
km de la Ciudad Autnoma de Buenos
Aires, cuenta con una superficie de 6.615
km2, limitando con los partidos de Las
Flores, Rauch, Tandil, Benito Jurez, Olavarra y Tapalqu (Mapa 1). Para el Censo Nacional 2010 el partido contaba con
una poblacin de 65.280 habitantes y una
densidad poblacional de 9,9 hab/km2.
La ciudad de Azul (rea de estudio), es la
ciudad cabecera del partido de Azul, contando con una poblacin de 56.712 habitantes (Censo 2010). Se encuentra comunicada a travs de la Ruta Provincial N 51
(hacia Tapalqu), Ruta Nacional N 226
(hacia Tandil u Olavarra, dependiendo el
sentido este-oeste), Ruta Nacional N 3
(hacia Capital Federal o Baha Blanca), y
Ruta Provincial N 60 (hacia Rauch).
Resultados
De acuerdo con la Ordenanza Municipal N 500/80 basada en la Ley N
8.912/77 de Ordenamiento Territorial y
Usos del Suelo de la provincia de Buenos
Aires, se clasifican las zonas de acuerdo
a sus usos especficos: zonas residenciales; zonas centrales; bandas comerciales;

zonas industriales; zonas de esparcimiento; bandas de circulacin; reas rurales;


zonas de futuras urbanizaciones y zona
de reserva futura. Teniendo en cuenta
el mapa de zonificacin de la ciudad de
Azul, se puede identificar una expansin
de los usos del suelo hacia el sector sur,
norte y oeste. Las zonas de futura urbanizacin se fueron expandiendo a travs de
un uso del suelo residencial (hacia el sur y
el este, sobre la Ruta Nacional N 3), por
lo que la mancha urbana se ampli desplazando el rea periurbana. En cuanto al
sector oeste, el rea urbana se expandi
sobre el sector de uso rural, predominando un uso del suelo formado por zonas de
esparcimiento. Hacia la zona norte, sobre
la Ruta Provincial N 51 y en la zonas de
acceso a la misma, que comprenden Avenida Chvez y Avenida Mujica, se observa
una expansin del uso del suelo destinado
a zona residencial (quintas, barrios), zona
agroindustrial y comercial. Mientras que
la zona sureste, que abarca parte de la
Avenida Mujica hasta la interseccin con
la Ruta Nacional N 3, no presenta ningn cambio relevante en su uso ni en su
crecimiento, y se gener la instalacin de
asentamientos precarios con escasos servicios urbanos.
En cuanto al plano catastral, la ciudad
presenta un desarrollo urbanstico caracterizado por dos bandas circulares residenciales en torno al centro de la ciudad, seguido por dos sectores residenciales algo
ms secundarios. Fuera de este sector, hacia el este y el sur se encuentran dos zonas
de futura urbanizacin. Hacia la zona oeste y norte se observan usos residenciales,
productivos y recreativos, sin una matriz
definida. En la zona noreste se identifica
una clara zona industrial coexistiendo con
algunos barrios (Mapa 2).

235

Leonel De Luca, Nicols Ojeda, Karina Recci y Manuel Rbare

Mapa 1. Ubicacin geogrfica del partido de Azul (provincia de Buenos Aires)

Fuente: elaboracin personal


Mapa 2: Usos del suelo segn Ley 8912/77

Fuente: elaboracin personal sobre la base de capas obtenidas del


Ministerio de Gobierno de la provincia de Buenos Aires

El espacio periurbano de Azul


Una de las primeras caractersticas que
se pudo reconocer del espacio periurbano
de Azul (Mapa 3) es la discontinuidad que
existe en la extensin de los servicios urbanos (agua de red, cloacas y gas). En el caso
de la red de tendido elctrico (que no forma
236

parte de esta investigacin), es ms extensa


alcanzando varios sectores comprendidos
dentro del espacio periurbano, sobre todo
los sectores sur-suroeste. El periurbano se
emplaza sobre extensas parcelas, con muy
escasas construcciones e infraestructuras
(caminos sin pavimentar) y presenta una
poblacin dispersa.

Entre lo urbano y lo rural: el espacio periurbano de la ciudad de Azul...

Mapa 3. Espacio periurbano de Azul: delimitacin y usos del suelo

Fuente: elaboracin personal en base a trabajo de campo

El sector del espacio periurbano de Azul,


sigue una expansin paralela a las principales vas de acceso a la ciudad, sobre todo
Ruta Provincial N 51 y Ruta Nacional N
3. Estas vas de comunicacin son de gran
trnsito y utilidad para las personas que trabajan en la ciudad y viven en el periurbano,
realizando los denominados movimientos
pendulares. Adems el periurbano se vincula con la ciudad, a travs de la provisin
de alimentos y materias primas y la oferta
de espacios verdes como medio recreativo
y de esparcimiento. Tambin mantiene vnculos con las reas rurales a travs de las
actividades destinadas a venta y reparacin
de maquinarias agrcolas, que se pudieron
reconocer en el eje sur de la Ruta Nacional
N 3. Tambin es muy importante el vnculo
con lo rural a travs de la relacin entre las
cerealeras y los campos aledaos.
En cuanto al desarrollo de actividades,
se encontraron los siguientes usos del suelo
segn sectores:
~Sector norte: en este sector se pueden
observar actividades artesanales dedicadas a la venta de plantas y productos
caseros como miel y quesos y venta de

carnada, adems de criaderos de conejos destinados al mercado regional.


El uso del suelo residencial tambin
es importante con la presencia de casas-quintas, algunas residencias secundarias y varias residencias permanentes.
En cuanto a la recreacin es una actividad que se est consolidando en los
ltimos aos a travs de la oferta de salones de fiestas y complejos de cabaas
para turistas.
~Sector sur: predominan los establecimientos destinados a la venta de maquinaria agro-industrial y talleres de almacenamiento y reparacin de maquinarias
agrcolas, como as tambin cerealeras y
acopio de cereales. Este ltimo uso est
muy vinculado al rea rural circundante,
ya que estos establecimientos crecieron
generalmente orientados a satisfacer las
demandas del sector agrcola.
Tambin se presentan usos destinados a
la recreacin y esparcimiento (parrillas,
restaurantes canchas de golf, aerdromo, salones de fiesta) e industriales (molinos, fbricas de mosaicos y fbricas de
productos artesanales). Este sector es
237

Leonel De Luca, Nicols Ojeda, Karina Recci y Manuel Rbare

el ms transitado por la poblacin que


reside en reas urbanas y rurales y el de
mayor trnsito de productos y materias
primas entre la ciudad de Buenos Aires,
Baha Blanca y el sur del pas.
~Sector este: se caracteriza por ser la zona
industrial de Azul, en la cual se sitan los
principales establecimientos industriales
como cermica San Lorenzo y Frigorfico
Meta Azul. No se observa la expansin
del uso de suelo residencial, aunque se
puede ver un asentamiento precario situado junto a un basural a cielo abierto
en una zona totalmente inundable y con
riesgo de contaminacin. Este sector no
cuenta con los servicios de gas, electricidad y cloacas por lo que no se lo considera apto para habitar.
~Sector oeste: cumple funciones de tipo
agrarias con predominio de huertas y almacenamiento de granos. Se encuentra
formada por terrenos que fueron destinados a la construccin de casas-quinta
para fin de semana o permanente, con
escasos servicios de agua de red y cloacas. Tambin se observa una inexistencia
de los transportes pblicos para tener acceso al casco urbano.

Conclusin
En la ciudad de Azul, tal como sucede
con otras ciudades latinoamericanas, la
ocupacin y expansin de las reas perif-

ricas, se realiza de manera no planificada,


de forma acelerada y con ciertos conflictos
ambientales o sociales entre los distintos
usos del suelo.
La Ordenanza Municipal 500/80 basada
en la Ley N 8912/77 de Usos del Suelo y
Ordenamiento Territorial no ha sido actualizada ni tampoco se ha incluido al espacio
periurbano en su anlisis. Se necesitara una
nueva planificacin urbana ms adecuada
en la que se contemplen los usos del suelo y
las funciones del espacio periurbano.
La falta de servicios urbanos y caminos
sin pavimentar es muy notoria, teniendo en
cuenta que este espacio est en constante
vinculacin con la ciudad y en plena consolidacin.
Con respecto a los usos del suelo por
sectores, no existe un perfil definido, pero
coexisten diversos usos teniendo en cuenta
el valor del suelo para el desarrollo de actividades y las aspiraciones o proyectos personales de los empresarios o productores.
En el caso de la delimitacin del espacio periurbano, podemos establecer que se
localiza en la periferia de la ciudad como
espacio de transicin, siguiendo el desarrollo de las principales vas de acceso a la
ciudad. Por ltimo se observ que la concentracin de actividades y usos del suelo
va siendo cada vez ms dispersa, hasta la
aparicin de reas netamente rurales o de
agricultura y ganadera extensiva.

Bibliografa
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y espacios rurales en la periferia de las
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co/5019/1/43030944-2005.pdf.

239

Parte 4
Ordenamiento territorial
y desigualdades

Anlisis de la distribucin espacial de la poblacin


en la provincia de Santa Fe. Su comportamiento
en los ltimos cuatro perodo censales
Javier Castelnuovo y Mariela Demarchi

Provincia

de Santa Fe: la densidad demogrfica segn los departamentos

A continuacin se realiza un estudio


cuantitativo a partir del uso de diferentes
indicadores y categoras de anlisis que
permiten acercarse a una comprensin de
la dinmica espacial de la poblacin en la
provincia de Santa Fe. Entre las principales categoras seleccionadas se encuadran
aquellas vinculadas a determinar las variaciones en cuanto a la densidad demogrfica
a nivel departamental, la redistribucin de
la poblacin, y las principales transformaciones que se han registrado en la red urbana provincial en el perodo 1980- 2010.
La densidad demogrfica expresa la relacin numrica entre la poblacin y el espacio. En lo que respecta a la provincia de
Santa Fe, en los ltimos 20 aos ha registrado un incremento de 2,99 hab/km. Tal
como lo mencionan Fernndez y Quiroga
(2012) al
analizar datos de densidad es importante
tener en cuenta que cuanto menor es la unidad geogrfica ms representativo es el resultado, de lo contrario no se tendra en cuenta
la heterogeneidad del territorio. Atendiendo
a esta caracterstica e intentando conocer de
una manera ms tangible las particularidades que presentan cada uno de los espacios,
es cabal su utilidad como un primer indicador a tener en cuenta ya que muestra la cantidad de habitantes por km, permitiendo
arribar a conclusiones de importancia

La Figura 1 representa la densidad de


poblacin en los 19 departamentos que
conforman la provincia de Santa Fe. Se
observa que las mayores densidades las

encontramos en los departamentos localizados en el sur y centro de la provincia,


en tanto que los departamentos localizados en el norte, a excepcin del departamentos General Obligado, presentan las
menores densidades.
Considerando los sesgos que presenta dicho indicador, se focaliz el anlisis
atendiendo dos escalas, por un lado la
departamental mediante el agrupamiento de los departamentos a travs de la
aplicacin del modelo que regionaliza a
la provincia en tres reas (norte, centro
y sur) y la otra tomando de manera individualiza los departamento Rosario y La
Capital, debido al peso demogrfico de
los principales distrito que lo conforman
(Rosario en el primer caso y Santa Fe en
el segundo).
Los Grficos 1, 2 y 3 reflejan de manera
ms precisa lo expuesto anteriormente, en
donde se puede observar que los departamentos localizados en el norte de la provincia (Nueve de Julio, Vera, San Javier, San
Cristbal, Garay, San Justo), departamentos con escaso desarrollo industrial que basan su economa en actividades agrcola-ganadera extensiva, fueron los que de manera
sucesiva en los ltimos tres perodos intercensales (1991, 2001 y 2010) presentan las
densidades de poblacin ms bajas.
En el extremo opuesto se encuentran
los departamentos donde se localizan los
aglomerados Gran Rosario y Gran Santa
Fe (departamentos Rosario y La Capital)
con densidades elevadsimas. En cuanto
al primero de estos, la densidad en el ao
243

Javier Castelnuovo y Mariela Demarchi

2010 ronda los 631 hab/km; en tanto que


el departamento La Capital presenta una
densidad de 171 hab/km.
Particularmente, la Tabla 1 muestra la

evolucin de la densidad para el caso del


Dpto. La Capital y Rosario en la serie 19912010, los mismos evidencian de manera
significativa las mayores densidades.

Figura 1. Provincia de Santa Fe. Densidad de poblacin por departamento. 2010

Fuente: www.santafe.gov.ar
Grfico 1. Regin Norte de la Provincia de Santa Fe:
densidad de poblacin segn departamentos.1991-2010

Grfico 2. Regin Centro (con excepcin del Dpto


La Capital) de la Provincia de Santa Fe: densidad
de poblacin segn departamentos.1991-2010

Fuente: elaboracin personal sobre la base


de los CNP y V. 1991-2001-2010

Fuente: elaboracin personal sobre la base


de los CNP y V. 1991-2001-2010

244

Anlisis de la distribucin espacial de la poblacin en la provincia de Santa Fe...

Grfico 3. Regin Sur (con excepcin Dpto. Rosario) de Provincia de Santa Fe.
Densidad de poblacin segn departamentos. 1991-2010

Fuente: elaboracin personal sobre la base de los CNP y V. 1991-2001-2010


Tabla 1. Departamento Rosario y La Capital. Densidad de poblacin. 1991-2010
Censo 1991

Censo 2001

Censo 2010

Dto Rosario

571,08

593,42

631,54

Dto. La Capital

144,67

160,23

171,88

Fuente: elaboracin personal sobre la base de los CNP y V. 1991-2001-2010

Distribucin de la poblacin y caractersticas de la red urbana provincial

Las medidas de concentracin son las


que intentan valorar el grado de concentracin de la poblacin en un territorio
con el fin de cuantificar la desigualdad en
la distribucin de la poblacin. Los procedimientos ms usuales para medir la
concentracin es el ndice de Concentracin[1] y el Coeficiente de Concentracin
de Gini (CCG)[2]. Atendiendo al ndice de
Concentracin de los ltimos 3 censos
(1991, 2001, 2010), es posible observar
que la provincia de Santa Fe presenta una
[1] ndice de concentracin: nos determina el grado de concentracin de una poblacin en un territorio determinado. Cuanto
mayor es su valor y ms se aproxima a 100, ms alto es el grado
de concentracin de la poblacin.
[2] En el Coeficiente de Concentracin de Gini el valor 100 expresa la mxima desigualdad, o sea, la mxima concentracin.

creciente tendencia a la concentracin


(Tabla 2).
En cuanto al CCG presenta una leve
disminucin en el valor correspondiente
al ao 2001 en relacin al valor del ao
1991 (-0,37) y un leve repunte en el ao
2010 en relacin al valor correspondiente
al 2001 (+0,35).
A pesar de estas fluctuaciones, considerando estos indicadores, se puede afirmar
que la provincia de Santa Fe presenta un
considerable grado de concentracin producto de la influencia que ejercen sus dos
principales aglomerados dentro del contexto provincial. Esta conclusin queda visualizada en el Grfico 4, donde se percibe a travs de la Curva de Lorenz correspondiente a
los censos de 1991-2001-2001, un apreciable alejamiento de la curva respecto a la diagonal, consecuencia de la concentracin.
245

Javier Castelnuovo y Mariela Demarchi

Tabla 2. Medidas de concentracin. Provincia de Santa Fe, 1991-2010


Medidas (%)

1991

2001

2010

ndice de Concentracin

53,65

54,1

56,87

CCG

71,93

71,56

71,91

2.798.422

3.000.701

3.194.537

Poblacin total
Variacin (%)

1991-2001

2001-2010

ndice de Concentracin

0,84

5,12

CCG

-0,51

0,49

Fuente: elaboracin personal sobre la base de los CNP y V ao 1991-2001-2010


Grfico 4. Poblacin total de provincia de Santa Fe: distribucin espacial
en la Curva de Lorenz. 1991-2001-2010

Fuente: elaboracin personal sobre la base de los CNP y V. 1991-2001-2010

Redistribucin de la poblacin
A fin de determinar el movimiento interno en el transcurso de los censos seleccionados, se utilizarn como indicadores el
ndice de Redistribucin Intercensal[3], Volumen de Redistribucin[4] y Tasa de Redistribucin Media Anual Intercensal[5].
Observando la Tabla 3 se aprecia un des[3] ndice de Redistribucin Intercensal (IRI): expresa el porcentaje de poblacin que se ha redistribuido entre el comienzo y el
final del perodo analizado.
[4] Volumen de redistribucin (VR): indica el nmero de habitantes de la segunda fecha censal que se ha redistribuido a lo
largo del perodo.
[5] Tasa de Redistribucin Media Anual Intercensal (TRI): seala el

246

censo en el ndice de Redistribucin en el perodo intercensal 2001/2010 en referencia


al perodo 1991/2001. Esta evolucin nos
revela que se ha producido un descenso en
el porcentaje de poblacin, que se ha redistribuido o que se ha desplazado en el ltimo
perodo intercensal. Reafirman esta tendencia los datos resultantes del Volumen de Redistribucin de la poblacin cuyo valor en
el ltimo perodo intercensal (2001/2010),
nos indica que el nmero absoluto de personas que se han redistribuido fue de 30.605
menos, en relacin al perodo 1991/2001.
nmero medio de personas redistribuidas por cada 1000 habitantes.

Anlisis de la distribucin espacial de la poblacin en la provincia de Santa Fe...

Tabla 3. Provincia de Santa Fe: Medidas de redistribucin espacial de la poblacin


entre los departamentos. Perodo 1991-2010
Medidas
ndice de Redistribucin
Volumen de Redistribucin
Tasa de Redistribucin Media Anual

1991-2001

2001-2010

1,68%

0,62%

50.411 hab.

19.806 hab.

1,73

0,78

Fuente: elaboracin personal sobre la base de los CNP y V. 1991-2001-2010

Los datos de la Tasa de Redistribucin


Media Anual Intercensal tambin confirman un descenso en las personas redistribuidas. En funcin de esto, para el perodo
1991/2001, cada mil personas 1,73 se han
redistribuido, en tanto que para el perodo
2001/2010 cada mil personas 0,78 se han
redistribuido.
Las medidas categricas implican la localizacin espacial y los caracteres de los
grupos humanos; es decir, analizan la distribucin de la poblacin segn categoras.
Se utilizan como tal la relacin tanto entre
la poblacin urbana/rural, como as tambin las diferentes relaciones entre los distritos a fin de determinar la existencia de
fenmenos tales como la primaca y macrocefalia urbana.
A fin de obtener el peso del/los principal/es centro urbano y su relacin con los
centros urbanos que le siguen en jerarqua
en el sistema urbano provincial, se consideran el ndice de Concentracin Urbana[6],
ndice de Primaca Urbana[7], ndice de
Davis o cuatro ciudades[8], ndice de Ginsburg[9]; adems de la Regla Rango/Tamao
a fin de determinar el peso de la principal

[6] ndice de Concentracin Urbana (ICU): representa el porcentaje que se concentra en la ciudad principal del asentamiento en
una determinada jurisdiccin.
[7] ndice de Primaca Urbana (IP): expresa el porcentaje de la poblacin de mayor tamao en relacin a la que le sigue en jerarqua.
[8] ndice de cuatro ciudades: expresa la relacin entre la ciudad
de mayor tamao del sistema en correspondencia con las ciudades de rango 2, 3 y 4.
[9] ndice de Ginsburg: expresa la relacin entre la ciudad de
mayor tamao del sistema con respecto a las ciudades de rango
1, 2, 3 y 4.

ciudad con la que le siguen en tamao.


Considerando al aglomerado del Gran
Rosario como la cabeza del sistema urbano provincial, y a pesar de la influencia de
ste en el mencionado sistema urbano, es
importante mencionar que el Gran Rosario
ha ido perdiendo importancia relativa en
consideracin a los dems centros que le
siguen en importancia.
El ndice de Concentracin ha fluctuado a lo largo de los perodos intercensales,
siendo de 38,8% en el ao 1980, aumentando al 40,17% en el ao 1991 y finalmente
descendiendo a 38,85 en el ao 2001. Este
valor expresa segn los datos resultantes
del censo 2001, que el 38,85% de la poblacin de la provincia resida en el principal
aglomerado (Gran Rosario).
El ndice de Primaca es la relacin de la
ciudad mayor con el resto de las ciudades o
subconjunto seleccionado de ellas. Es uno
de los indicadores ms usados en la distribucin espacial para evidenciar la dinmica
de las ciudades (Montes Rodrguez, 2007).
En este sentido, dicho ndice, que relaciona
la poblacin del principal aglomerado con
el total de la poblacin urbana, mantiene
un moderado ritmo decreciente, indicando
la prdida de representatividad del Gran Rosario en el contexto de la poblacin urbana.
La relacin de la poblacin del principal aglomerado con respecto a los distritos que le siguen en jerarqua dentro del
sistema urbano, presenta la particularidad
de que, si bien el aglomerado Gran Rosario est consolidado como la cabeza del
sistema urbano provincial, en los ltimos
247

Javier Castelnuovo y Mariela Demarchi

30 aos ha ido cediendo participacin en


pos de los centros urbanos que le siguen en
jerarqua. Se puede ver, en relacin con el
segundo centro urbano (Gran Santa Fe) y
a travs del ndice de Dos Ciudades que de
2,85 pasa a 2,54; es decir en el ao 1980
el Gran Rosario era 2,85 veces ms grande
que el Gran Santa Fe y en el ao 2001 pas
a ser 2,54 veces ms grande.

1980 pasa a 64,88 en el ao 2001.


Tal como menciona Montes Rodrguez
(2007) la ley Rango-Tamao:

El ndice Davis o de Cuatro Ciudades


muestra una evolucin descendiente de
214 habitantes por cada 100 que viven en
la segunda, tercera y cuarta ciudades ms
habitadas en el ao 1980 a 184 por cada
100 para el ao 2001, ratificando la tendencia de prdida de peso relativo del Gran
Rosario en relacin a los principales distritos. Tendencia tambin reflejada mediante
el ndice Ginsburg, que de 68,25 en el ao

Considerando dicha regla, la cual constituye un instrumento de anlisis e interpretacin que permite comparar la distribucin jerrquica de las ciudades de un
sistema en la realidad con su distribucin
ideal, es posible observar que desde el censo de 1980 hasta el censo del ao 2001,
la relacin del Gran Rosario con respecto
a los principales aglomerados fue disminuyendo. (Tabla 5).

es uno de los indicadores usados en la distribucin de la poblacin. Se usa para analizar comparativamente la concentracin de
la poblacin en las ciudades. Surge a partir
de una ordenacin de las ciudades por tamao y la posicin o rango con relacin a la de
mayor tamao

Grfico 5. Provincia de Santa Fe. ndice de Concentracin e ndice de Primaca. 1980-2010

Fuente: elaboracin personal sobre la base de los CNP y V. 1980- 1991-2001-2010


Tabla 4. Provincia de Santa Fe: ndice demogrfico de primaca urbana. 1980-2010
Ao

ndice de
Concentracin

ndice de
primaca

ndice de dos
ciudades

ndice de cuatro
ciudades

ndice de
Ginsburg

1980

38,8 %

47,3

2,85

214,75

68,25

1991

40,17%

44,18

2,74

204,01

67,11

2001

38,85%

41,98

2,54

184,77

64,88

2010

38,79%

42,7

2,51

180,89

64,39

Fuente: elaboracin personal sobre la base de los CNP y V ao 1980-1991-2001


248

Anlisis de la distribucin espacial de la poblacin en la provincia de Santa Fe...

Tabla 5. Regla Rango/Tamao. Provincia de Santa Fe. 1980-1991-2001-2010


Aglomerado Gran Rosario en relacin a:

1980

1991

2001

2010

r2 (Aglomerado Gran Santa Fe)

2,86

2,75

2,54

2,51

r3 (Aglomerado Reconquista/Avellaneda)

16,89

15,28

13,07

12,48

r4 (Rafaela)

17,73

16,43

13,95

13,33

Fuente: elaboracin personal sobre la base de los CNP y V. 1980-1991-2001-2010


Grfico 6. Provincia de Santa Fe:
ndice de dos ciudades 1980-2010

Grfico 7.Provincia de Santa Fe: ndice


de cuatro ciudades. 1980-2010

Fuente: elaboracin personal sobre la base


de los CNP y V 1980, 1991, 2001 y 2010

Fuente: elaboracin personal sobre la base


de los CNP y V 1980, 1991, 2001 y 2010

La Tabla 6 refleja la variacin intercensal


correspondiente a la regla rango/tamao
para los perodos 1980-1991 a 2001-2010.
Si bien en los tres perodos intercensales el
distrito de Rosario fue perdiendo participacin en relacin a los dems distritos, fue durante la dcada de los 90 donde se produce
la mayor prdida, consecuencia de un mayor
estancamiento en la evolucin poblacional.
Posteriormente, y a pesar de una recuperacin en el crecimiento de la poblacin de Rosario, en la primera dcada del siglo XXI sigue
mostrando variaciones negativas aunque stas son de menor importancia. Reafirmando
lo expresado con anterioridad, de la comparacin de la variacin intercensal entre estos
distritos, surge que son precisamente los dos
distritos con menor peso los que han experimentado un mayor crecimiento intercensal.
En las antpodas se encuentra el Gran Rosario con un crecimiento muy por debajo de la

media, en especial en el ltimo perodo intercensal (Tabla 7).


Tal comportamiento puede estar relacionado con lo que Vaparsky (1994) analiza
para el caso de las ciudades intermedias de
la Repblica Argentina. El autor establece
en cincuenta mil habitantes el mnimo para
una aglomeracin de tamao intermedio
(exceptuando a las localidades del Gran
Buenos Aires). Bertoncello (2011) retoma
lo analizado por Vapasrky y rescata los
resultados alcanzados por este ltimo, los
cuales constatan las transformaciones a lo
largo de la segunda mitad del siglo XX en el
sistema urbano argentino.
Esto es: el conjunto de aglomeraciones urbanas de ms de 50 mil habitantes excepto
el aglomerado Gran Buenos Aires duplic su
participacin en la poblacin total, pasando
de representar el 16% en 1950 al 36% en 2001
(). La poblacin rural junto a la urbana que
249

Javier Castelnuovo y Mariela Demarchi


vive en asentamientos menores a los 50 mil
habitantes fue el conjunto perdedor en este
proceso, pues pas de representar ms de la
mitad de la poblacin nacional (55%) en 1950,
a ubicarse en un 31% de dicho total (Bertoncello, 2011).

Al observar el comportamiento intra-aglomerado podemos llegar a la conclusin de


que esta tendencia, en parte, es consecuencia de cierta saturacin en la ocupacin del
espacio en la ciudad principal del aglomera-

do (Rosario y Santa Fe) con la consecuente


disminucin en su ritmo de crecimiento (Grficos 8 y 9). Claramente han sido los distritos que, principalmente en el ltimo perodo
intercensal analizado, han experimentado la
menor variacin intercensal dentro del aglomerado. A su vez, registran menores tasas de
crecimiento medio anual que, para el caso
del distrito de Rosario, es casi nula en el perodo 1991/2001.

Tabla 6. Provincia de Santa Fe. Variacin relativa intercensal.


Regla Rango/Tamao. 1980-1991-2001-2010
Aglomerado Gran Rosario en relacin a:

1980-1991

1991-2001

2001-2010

r2 (Aglomerado Gran Santa Fe)

-3.8

-7,6

-1,2

r3 (Aglormerado Reconquista/Avellaneda)

-9,5

-14,5

-4,5

r4 (Rafaela)

-7,3

15,1

-4,4

Fuente: elaboracin personal sobre la base de los CNP y V. 1980-1991-2001 y 2010


Tabla 7. Provincia de Santa Fe: Variacin intercensal de la poblacin de
los principales aglomerados. 1980-1991-2001-2010
Aglomerado

Censo
1980

Censo
1991

Censo
2001

Censo
2010

Variacin
Intercensal
80/91

956.761

1.124.092

1.165.749

1.239.346

334.913

409.012

458.147

492.882

56.663

73.580

89.220

53.954

68.400

83.563

Variacin
Intercensal
91/01

Variacin
intercensal
01/10

17,48

3,7

6,31

22,12

12,01

7,58

99.288

29,86

21,25

11,28

92.945

26,77

22,17

11,22

Aglomerado: 1-Gran Rosario; 2-Gran Santa Fe; 3-Reconquista/Avellaneda; 4-Rafaela

Fuente: Elaboracin propia en base a los CNP y V. 1980-1991-2001


Grfico 8. Aglomerado Gran Rosario: Variacin intercensal perodo 1980-2010

Fuente: elaboracin personal sobre la base de los CNP y V. 1980- 1991-2001-2010


250

Anlisis de la distribucin espacial de la poblacin en la provincia de Santa Fe...

Grfico 9. Aglomerado Gran Santa Fe: Variacin intercensal perodo 1980-2010

Fuente: elaboracin personal sobre la base de los CNP y V. 1980- 1991-2001-2010

Consideraciones finales
Los diferentes indicadores analizados
referidos tanto a las medidas espaciales y
de concentracin, adems de las categricas, han manifestado en general un fortalecimiento en las tendencias demogrficas
referidas a los procesos de distribucin de
la poblacin en la provincia de Santa Fe.
Considerando las medidas espaciales
de densidad de poblacin se ha acentuado
la tendencia de las densidades ms elevadas en los departamentos del sur y centro
provincial, en detrimento de los departamentos del norte que no han revertido
su situacin de departamento con escasa
densidad poblacional a lo largo de la serie
censal analizada.
En cuanto a las medidas de concentracin se presenta una tendencia de un leve
incremento de sta en los ltimos censos.
Por otra parte, los indicadores de redis-

tribucin espacial sealan que no se han


producido grandes movimiento de poblacin, declinando stos en el ltimo perodo
intercensal analizado (2001/2010).
De esta situacin se desprende que los
movimientos de poblacin que se han producido a escala intraprovincial, no slo
han disminuido su ritmo, sino que adems
presentaron una orientacin rural-urbana.
Otra particularidad que se desprende
del anlisis de los indicadores de primaca,
es el estancamiento en el crecimiento de los
principales aglomerados y un mayor ritmo
de crecimiento en las ciudades intermedias
que se han mostrado ms dinmicas en
cuanto a su variacin poblacional.
La dinmica interna de los dos principales aglomerados refleja un estancamiento
en el crecimiento poblacional de la ciudad
principal, y mayor crecimiento en los distritos satlites.

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Anlisis de la demanda potencialde los Centros de Salud en


el rea Metropolitana del Gran Resistencia (2001-2010):
cambios o persistencia?
Liliana Ramrez

Introduccin
Cuantificar la demanda potencial que
los centros de salud del rea Metropolitana del Gran Resistencia (AMGR) del
Chaco tienen que asistir como respuesta a
funciones referidas a la atencin, cuidado
y reparacin primaria de la salud, es una
indagacin que forma parte de estudios
urbanos orientados a conocer los desequilibrios o desigualdades socio-territoriales
que se convierten en inequidades, en tanto
dejan al descubierto anomalas en la dotacin de oferta de servicios, equipamientos
o instalaciones que la poblacin necesita.
La indagacin se realiza para los dos ltimos momentos censales, 2001 y 2010,
considerando la composicin por sexo, la
estructura por edad y la condicin de ocupacin de las personas y la situacin de los
hogares en relacin con las necesidades bsicas insatisfechas[1]. El aglomerado que se
analiza, que reuna en 2010 el 36,6% de la
poblacin de la jurisdiccin (385.726 habitantes), est conformado por cuatro municipios: Resistencia (75,37% del AMGR),
Puerto Barranqueras (14,18% del AMGR),
Fontana (8,30% del AMGR) y Puerto Vilelas (2,15% del AMGR). Actualmente cuenta con un hospital regional de nivel de
complejidad VIII que es el hospital Julio C.
Perrando, un hospital de nivel de complejidad VI orientado a la atencin de menores
[1] Un estudio anlogo fue realizado anteriormente en base a
los datos del Censo Nacional de Poblacin, Hogares y Viviendas 2001, este trabajo permite establecer las comparaciones
correspondientes.

de 14 aos, que es el hospital peditrico


Avelino Casteln y cuarenta y dos centros
de atencin primaria de la salud (Figura 1).
Bajo estas condiciones de oferta de servicios sanitarios (centros de salud y hospitales
pblicos) y demanda potencial que utiliza
estos equipamientos, este trabajo pretende
responder las siguientes preguntas:
~~Qu cantidad de poblacin potencial
hace uso de los servicios que brindan los
centros de salud dentro de determinados umbrales de distancia?
~~Cmo se compone esta poblacin segn sexo y edad?
~~Qu caractersticas sociales tiene la
poblacin que accede a los centros de
salud?
~~Cul o cules son las diferencias observadas frente al mismo anlisis en 2001?
Para alcanzar las respuestas a estas preguntas se analizaron los datos proporcionados por el Instituto Nacional de Estadstica y Censos (INDEC) tras los recuentos
poblacionales 2001 y 2010, asociadas a las
bases de datos geogrficas a nivel de radio
censal suministradas por el mismo organismo. En 2001 el AMGR estaba conformado por 369 radios censales y su poblacin
ascenda a 361.985, mientras que en 2010
los radios sumaban 426 y, como se apunt, la poblacin total alcanz 385.726.
Otras fuentes empleadas fueron la base de
datos geomtrica de puntos que representan a los centros de salud y a los hospitales
pblicos, proporcionada por la Direccin
de Informacin Territorial del Ministerio de
253

Liliana Ramrez

Planificacin y Ambiente de la Provincia y


la red vial o viario del AMGR, suministrada
inicialmente por los municipios que conforman este conglomerado, modificada y
actualizada por personal del Laboratorio
de Tecnologas de la Informacin Geogrfica dependiente de UNNE-CONICET.
Se trabaj de manera profusa empleando las funciones de anlisis espacial que
presentan los Sistemas de Informacin
Geogrfica (SIG) por su sobrada idoneidad
para encarar estudios de dotacin, oferta y

demanda de servicios en mbitos urbanos.


As, a partir de la localizacin de los centros de salud actuales y la modelizacin de
la distribucin de la poblacin en el territorio de la manera ms real posible, se detectaron las reas con distintos grados de
accesibilidad a las instalaciones sanitarias
de atencin primaria, considerando la distancia recorrida por la poblacin a travs
de la red vial y, como consecuencia, surgi
la poblacin que reside a diferentes distancias de los centros u oferta de servicios.

Figura 1. rea Metropolitana del Gran Resistencia: Municipios, densidad de


poblacin y equipamientos sanitarios pblicos

Fuente: elaboracin personal sobre la base de datos del INDEC, 2010

Desarrollo
a.)

Diseo metodolgico

Para muchos autores, la accesibilidad


de las personas a los distintos lugares que
conforman un espacio urbano con el fin de
poder desarrollar sus actividades cotidianas o para satisfacer sus necesidades ms
inmediatas, constituye uno de los pilares
de la planificacin territorial. En este sentido, la accesibilidad es un concepto que
254

est estrechamente ligado al de distancia


que separa a las personas del lugar al que
necesitan acceder por diferentes motivos.
Desde esta arista, la accesibilidad se constituye en una funcin de la cercana o
proximidad de las personas a un determinado lugar en el que se encuentra su trabajo o cualquier equipamiento o servicio que
requiera para satisfacer sus intereses. Esta
perspectiva, desde la cual es posible analizar la cantidad de poblacin que accede,

Anlisis de la demanda potencial de los Centros de Salud en el rea Metropolitana del...

segn distintos umbrales de distancia, a un


determinado equipamiento o instalacin,
es la mirada o perspectiva espacial, que ha
generado una mayor cantidad de posibilidades de medicin[2] y es la que importa
sobremanera al ser altamente importante
para el ordenamiento territorial; asimismo
es susceptible de ser estudiada mediante
SIGs, ya que el concepto denota un criterio meramente locacional, anlisis ste que
ha sido frecuentemente abordado con modelizaciones espaciales.
El esquema metodolgico que se sigui
tiene tres fases principales: la que corresponde a la delimitacin de las reas de
influencia de los centros de salud, la que
refiere a la modelizacin de la distribucin
de la poblacin en el AMGR y la que surge
de la superposicin de los resultados obtenidos en los momentos anteriores.
~Respecto de las reas de influencia de
los centros de salud, se inicia el proceso
a partir de la base de datos de puntos
que representan a tales equipamientos
(Figura 1) y utilizando la red vial, o el
[2] Cfr. Moreno Jimnez, 1992, 2000, 2001, 2004; Bosque Sendra, 1992; Salado Garca, 2001.

viario del rea de estudio, se delimitan


reas de servicio o service area con distintos alcances espaciales, en este caso
se consider 500, 1.000 y 3.000 metros,
un ejemplo de este proceso se puede visualizar en la Figura 2. El resultado son
tres capas o layers de polgono.
~Respecto de las caractersticas de la
poblacin que es potencialmente usuaria de estos centros de salud, se seleccionan las siguientes variables: poblacin
total, varones, mujeres, nios/nias de
0 a 4 aos, personas adultas-mayores
de 65 y ms aos, poblacin ocupada,
desocupada e inactiva y hogares con al
menos un indicador de necesidades bsicas insatisfechas. Estos datos a nivel
de radio censal se obtuvieron a travs
de consultas en la base de datos de Redatam, se asociaron a la base de datos
geogrfica y se transformaron a mapas
de superficie considerando la hectrea
(100 metros por 100 metros) como unidad espacial de referencia. El resultado
son nueve mapas de superficie, a continuacin, en la Figura 3, se muestran dos
ejemplos de ellos.

Figura 2. Ejemplo de rea de servicio de un centro de salud. Geoproceso service area

Fuente: elaboracin personal


255

Liliana Ramrez

Figura 3. Ejemplo de mapa de superficie. Geoproceso rasterizacin

Fuente: elaboracin persona

~Una vez generadas las reas de servicio


y los mapas de superficie con la distribucin de las variables seleccionadas, se
procede a extraer la informacin poblacional para el rea de servicio de cada
equipamiento en cada uno de los umbrales de distancia considerados. As se
obtienen, fundamentalmente, resultados estadsticos de los cuales solo una
parte se muestran en esta presentacin.
b.)

Resultados

Si bien los resultados son abundantes,


el Grfico 1 sintetiza todos los procesos
realizados y da respuesta a los interrogantes que en el apartado anterior se formularon. As, hasta dentro de los 500 metros de
mayor proximidad a los centros de salud y
al hospital Perrando/Peditrico, encontramos al 16,7% de la poblacin total y, como
se puede apreciar en el grfico, todas las
variables que se seleccionaron presentan
una proporcin muy semejante, esto significa que no hay disparidades tan marcadas entre ellas. En 2001, en este umbral
de distancia resida el 22% de la poblacin
total, esto estara dando indicios de que ha
256

habido una redistribucin de la poblacin


alejndose de los equipamientos respecto
de 2001. Cabe sealar que la localizacin
territorial de los equipamientos no han
experimentado modificacin alguna respecto del ao 2001. Esta diferenciacin
en ms de 5 puntos se mantiene en todas
las variables seleccionadas, es decir en las
mujeres, varones, nios y nias, personas
adultas-mayores, ocupados, desocupados,
inactivos y hogares con al menos un indicador de NBI.
Al considerar el segundo umbral de distancia (1000 metros), a los 16,7% de poblacin total incluida en el primer corte de
alcance espacial, se aade un 36,4%, por lo
tanto conforma un 53,2% de la demanda
potencial dentro de los primeros 1000 metros de distancia a los equipamientos. Con
excepcin de las personas adultas-mayores
o poblacin de 65 aos y ms que registran 56,7% del total, las restantes variables
se mantienen en proporciones semejantes.
En 2001 la poblacin que resida dentro
de este umbral de 1000 metros alcanzaba
un 64,5% y ninguna variable estaba por debajo del 60%, esta situacin compensa lo

Anlisis de la demanda potencial de los Centros de Salud en el rea Metropolitana del...

observado en el primer alcance espacial, es


decir la disminucin de demanda potencial
en el primer umbral es el aumento en el segundo umbral, esto nos indica, otra vez,
que hay sntomas de una redistribucin de
la poblacin que implica un mayor alejamiento de la poblacin en cercanas a los
equipamiento sanitarios.
Al analizar el colectivo poblacional que
reside entre 1000 y 3000 metros la situacin se agrava, ya que tanto la poblacin
total como todas las variables analizadas
registran el 40%, es decir 4 de cada 10 personas en general, o de las mujeres, de los
varones, de los nios y nias, de la poblacin ocupada, etc. residen en el umbral de
distancia comprendido entre los 1000 y
3000 metros de proximidad a las instalaciones sanitarias. Si se compara esta situacin
con 2001, aqu se observa que la situacin
desmejora ya que en aquel ao la proporcin de poblacin y sus distintas variables
registraba entre el 28,0 y el 33,4%, es decir

que hay un aumento de ms de 10 puntos


de poblacin en este alcance espacial.
Finalmente en esta ocasin y como consecuencia de la evidente expansin urbana
que caracteriz a nuestra rea metropolitana, se incluy una nueva distancia o alcance espacial para el anlisis de la poblacin
y hogares menos favorecidos por la cercana o proximidad a los equipamientos. Ms
all de los 3000 metros encontramos al
6,8% de la poblacin, sin embargo es grave
la proporcin del 12,9% de los hogares con
al menos un indicador de necesidades bsicas insatisfechas que se encuentran en este
corte o alcance espacial y tambin es grave
que el 9,4% de los nios y nias residan en
ese mismo sector. Por las demandas sanitarias de estos hogares y por la atencin de
calidad que merecen los nios en la primera infancia, se puede calificar a esta situacin como inequitativa y es all donde hay
que fortalecer las polticas de localizacin
de equipamientos sanitarios.

Grfico 1. Demanda potencial de los centros de salud segn reas de


servicio de 500, 1000 y 3000 metros

Fuente: elaboracin personal

Conclusin
En general, los estudios tendientes a
echar luz sobre las cuestiones que se relacionan con la distribucin de los equipamientos sociales, con la localizacin

ptima de estas instalaciones, con la accesibilidad de la poblacin y tambin con


la movilidad espacial, generan parmetros
y medidas genuinas que no se consideran
ni aparecen en los convencionales relevamientos de informacin, es decir que son
257

Liliana Ramrez

cuantificaciones propias de los estudios territoriales que se llevan a cabo en espacios


determinados, con colectivos de poblacin
definidas y en funcin de hiptesis o ideas
previas que los investigadores desean comprobar o refutar. Desde esta perspectiva,
y teniendo en cuenta las experiencias de
trabajo en este sentido, se cree en la importancia de los resultados que se logran
y que se muestran en este trabajo, ya que
se trata de produccin de informacin muy
relevante y original, que puede contribuir
al mejoramiento de la toma de decisiones
en funcin de las necesidades y problemas
de la poblacin. Sin duda se han detectado
sntomas de inequidad territorial que afectan a colectivos poblacionales que ven vulnerada su accesibilidad a los equipamientos sanitarios, y poder actuar sobre esta
situacin, es una clara oportunidad para
avanzar en un ordenamiento territorial que
garantice la equidad y la justicia espacial.
En 2001 el AMGR ya mostraba indicios
de inequidades territoriales, ahora, al com-

parar con la situacin de 2010, se puede


afirmar que la desigualdad en el acceso
se ha profundizado, seguramente como
consecuencia, entre otros factores, de la
expansin urbana. En este sentido es importante resaltar que si bien la poblacin
del conglomerado apenas creci un 6,6%,
la propagacin del rea urbana, del rea
construida, se ha incrementado notablemente en sentido horizontal y ello llev a
que las distancias recorridas por la poblacin para acceder a los mismos servicios se
acrecienten.
Del mismo modo que se puede leer en
trabajos anteriores (Ramrez, Liliana 2007
a, b, 2011), se resalta que de estos anlisis y estudios debera surgir la ptima distribucin y re-distribucin de los servicios
que requiere la poblacin para una plena
satisfaccin de sus necesidades ms inmediatas. Metodologas y procedimientos
como los que se llevan a cabo mediante los
SIG pueden ayudar a tomar decisiones ms
equitativas y justas.

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259

Movilidad o (in)movilidad? Cuando las polticas de


transporte acentan las desigualdades
Solange Redondo y Ana Mara Liberali

Introduccin
Cuando hablamos de movilidad, debemos considerar que sta cumple un rol
central en las dinmicas urbanas actuales,
donde el mayor porcentaje de la poblacin
argentina vive en ciudades y donde las distancias en su interior adquieren cada vez
mayor importancia.
La movilidad incluye tanto el sistema de
transporte como la infraestructura urbana
que determinarn las mayores o menores
posibilidades con las que cuenta la poblacin para superar dichas distancias y acceder a los bienes y servicios necesarios para
reducir las desigualdades que experimentan
los sectores sociales residentes en la periferia. Es all donde la ausencia de polticas los
deja aislados, no slo por las deficiencias
en los modos de transporte, sino adems
por las falencias en el ordenamiento territorial cuya consecuencia es la desigual distribucin de servicios bsicos, como energa
elctrica, red de gas, cloacas y pavimento.
El rea Metropolitana de Buenos Aires se
caracteriza por una importante diversidad
tanto en las caractersticas sociales como
en la distribucin de servicios bsicos. Es un
rea extensa con una centralidad histrica
de la Ciudad Autnoma de Buenos Aires,
lo cual obliga a la poblacin residente en
las periferias a movilizarse diariamente para
llevar a cabo sus actividades; si bien el empleo es una de las causas ms habituales de
desplazamiento poblacional, el acceso a la
salud y la educacin tambin resultan relevantes para la movilidad urbana.
Cuando la poblacin no logra llevar a
cabo una movilidad acorde a sus necesida-

des, ver limitada sus posibilidades de acceder a la geografa de oportunidades que


ofrece la ciudad actual, para lo cual el diseo e implementacin de polticas de transporte resultan centrales para garantizar la
tan mentada inclusin social.
Las personas residentes en las reas perifricas ms alejadas deben afrontar costos econmicos y temporales muy elevados, que no son contemplados por dichas
polticas, como tampoco por otros sistemas que son estructurantes de la vida urbana, como el sistema laboral, sanitario y
educativo. Varios de estos servicios se concentran en la Ciudad de Buenos Aires obligando a quienes quieran acceder a ellos a
recorrer importantes distancias, invirtiendo para ello altos costos temporales que
muchas veces superan sus posibilidades;
quienes no puedan afrontarlos, quedarn
literalmente aislados y se vern obligados
a desarrollar sus actividades en un radio de
accin acotado, que la mayora de las veces
se limita a sus propios barrios.
Asimismo, las necesidades de movilidad
de la poblacin difieren segn la composicin de la misma, no sern iguales las necesidades de hombre, mujeres, madres, jvenes o ancianos. Es aqu donde podemos
distinguir entre movilidad pendular, es decir
aquella que generalmente tiene un origen y
un destino definidos y que suele responder
a necesidades laborales; en contraposicin
a la movilidad encadenada, que implica
la realizacin de trasbordos y la combinacin de varios modos de transporte que en
la periferia presentan importantes dficits
tanto en calidad como cantidad de pres261

Solange Redondo y Ana Mara Liberali

taciones. En los barrios que componen el


Gran Buenos Aires, la movilidad suele priorizar los espacios peatonales que representan una real limitacin como consecuencia
de la falta de pavimento y desages que
muchas veces lo transforman en intransitables para las personas con movilidad reducida, como es el caso de los ancianos o
madres con nios pequeos quienes deben
recorrer grandes distancias a pie para acceder a servicios de transporte.
Entonces la movilidad forma parte indispensable del capital social del que disponen vastos sectores poblacionales para
superar las situaciones de pobreza en la
que se encuentran insertos (Palma Arce;
Soldano, 2010), por lo cual analizar las
estrategias desarrolladas por los sectores
populares ante las problemticas del transporte, resulta crucial. Estas estrategias estarn definidas por lo que dichas autoras
definen como capital espacial dentro del
cual deben considerarse ciertos recursos
con los que cuenta la sociedad, como vivienda, ingresos econmicos, niveles educativos y tiempo, que combinado con las
caractersticas espaciales como infraestructura bsica y servicios, condicionarn
la satisfaccin de necesidades bsicas y la
superacin de desigualdades.

Movilidad y transporte: entre necesidades y realidades

La poblacin de menores recursos econmicos que reside en la periferia del Gran


Buenos Aires se encuentra ante una difcil
situacin, tanto por el acceso a servicios
bsicos que se encuentran desigualmente
distribuidos y que presentan importantes
deficiencias en sus prestaciones, como por
el aislamiento y marginalidad que experimentan desde hace varias dcadas y que
a pesar de las polticas de inclusin social
implementadas, no han logrado superarse.
Si bien las ltimas dcadas han sido sinnimo de crecimiento, inclusin y derechos
262

otorgados, para numerosos sectores sociales esto slo qued en discursos y promesas. En trabajos previos hemos demostrado que las desigualdades no han cesado
de crecer, como as tambin los problemas
habitacionales que continan encontrando
solucin en los asentamientos informales y
villas miseria de la Ciudad de Buenos Aires
y el Conurbano Bonaerense.
Las distancias que separan las distintas
localidades del Gran Buenos Aires varan
entre 17 km para los partidos de la primera
corona y 28 km para los de la segunda; all
donde habita la mayor cantidad de poblacin y por ende de donde provienen los principales desplazamientos cotidianos, la primera corona aporta el 70% de viajes hacia
la Ciudad Autnoma de Buenos Aires (INTRUPUBA), que en mayor medida se llevan
a cabo en colectivos; en tanto en la segunda
corona los viajes disminuyen considerablemente y se realizan en tren, por lo cual los
desplazamientos se ven limitados por un sistema de transporte que ha sufrido la desinversin, las privatizaciones y la ausencia de
mantenimiento y regulacin estatal durante
los ltimos 20 aos. Las personas que residen alejadas del ferrocarril deben realizar
complejos itinerarios y combinar varios modos de transporte, incluyendo largas caminatas para lo cual deben afrontar altsimos
costos temporales y econmicos.
Si bien las necesidades de movilidad son
manifiestas, el diseo e implementacin
de polticas parece no atender a las mismas, en tanto las prestaciones continan
estando en manos de grandes monopolios
empresariales que buscan rentabilidad sin
considerar la relacin oferta/demanda,
con unidades de transporte en condiciones
deplorables, baja frecuencia y superposicin de recorridos. Todo esto se traduce en
una realidad muy compleja que obliga a los
sectores sociales de menores recursos econmicos a desarrollar otros mecanismos de
movilidad de la mano de medios de trans-

Movilidad o (in)movilidad? Cuando las polticas de transporte acentan las desigualdades

porte ilegales, que cubren ciertos trayectos


que las empresas no estn dispuestas a
cubrir. Frente a esto es posible ampliar un
abanico conceptual acerca de los distintos
tipos de movilidad: potencial (centrada en
la oferta y demanda de infraestructura y de
transporte), latente (representada por deseos y necesidades no efectivizados en viajes) vulnerable (como deseo y necesidades

que si bien son llevados a cabo se encuentran amenazados por el riesgo de disminuir,
deteriorarse o simplemente desaparecer) y
por ultimo movilidad oculta (aquellos viajes realizados pero no registrados por las
estadsticas) (Gutirrez, 2005 -2009). Esta
categorizacin confluye de una u otra manera a lo largo y a lo ancho del rea Metropolitana de Buenos Aires (Mapa 1).

Mapa 1. rea Metropolitana de Buenos Aires

Fuente: www.ambiente.gov

Las desigualdades en la Ciudad Autnoma de Buenos Aires y el Gran Buenos Aires


Si bien la CABA presenta a priori los
mejores indicadores sociales del pas, al
interior de la misma existen importantes
espacios de pobreza, evidentes en las villas
y asentamientos cuyos habitantes se encuentran muy por debajo de la lnea de pobreza e incluso con grandes desigualdades
respecto de ciertas zonas del GBA, como
por ejemplo San Isidro o Vicente Lpez. La
Tabla 1 da cuenta de lo mencionado.
Estas necesidades sern difciles de sa-

tisfacer, si no se considera la movilidad y


el acceso al transporte como un recurso
que permite reducir las desigualdades y
las grandes distancias que caracterizan al
principal centro urbano del pas.
Con anterioridad hemos hecho referencia a la heterogeneidad de las distancias (Liberali; Redondo, 2012) para
explicar que los desplazamientos territoriales no slo se estudian considerando
la distancia en Km que separan un lugar
de otro, sino que entendida como un esfuerzo, debe aadirse tiempo y costos
que implica recorrer dicha distancia.

263

Solange Redondo y Ana Mara Liberali

Tabla 1. Hogares con NBI en el rea Metropolitana de Buenos Aires


Total de hogares

Hogares con
al menos un
indicador de NBI

% Hogares
con NBI

1.150.134

68.776

6,0

Vicente Lpez

99.286

2.414

2,4

San Isidro

97.213

3.555

3,7

La Matanza

484.909

57.883

11,9

Presidente Pern

21.422

4.098

19,1

Distritos AMBA
CABA

Fuente: elaboracin personal en base a estudios del Instituto del Conurbano


de la Universidad Nacional de General Sarmiento sobre datos del
Instituto Nacional de Estadsticas y Censos- 2010

La red de transportes en el AMBA


El rea Metropolitana de Buenos Aires cuenta con ocho lneas frreas que la
cubren parcialmente (Figura 1). Respecto
de los subterrneos, la ciudad de Buenos
Aires fue la primera de Latinoamrica en
contar con este servicio, sin experimentar
extensiones durante varias dcadas. Recin
en los ltimos aos se ampliaron algunas
lneas, pero siguen cubriendo un rea muy
limitada, incluso para los habitantes de la
ciudad (Figura 2). Frente a este panorama,
los servicios de colectivo que son provistos
por empresas privadas que han formado
monopolios, se transformaron en el principal modo de transporte utilizado por
quienes habitan el Gran Buenos Aires. Las
prestaciones realizadas tambin presentan
importantes deficiencias ya que muchas veces superponen los recorridos tanto entre
s como con los servicios ferroviarios.
En las figuras se observan las lneas de
trenes metropolitanos, la distribucin de

264

subterrneos y su vinculacin con la mancha urbana, evidenciando las deficiencias


en la extensin y cobertura de los mismos.
Tambin es posible analizar que el trazado
de estos modos de transporte refuerza la
centralidad de la ciudad de Buenos Aires
confirmando lo descrito. Como ya dimos
cuenta, los residentes en la periferia del Gran
Buenos Aires utilizan con mayor frecuencia
el transporte automotor, a pesar de que es
el tren el modo de transporte ms econmico y ms rpido, pero sus deficiencias
provocan que las personas deban invertir
mayores costos econmicos y temporales
para llevar a cabo su movilidad y recorrer
las distancias que los separan de los servicios y actividades que necesitan y/o desean
realizar. Quienes no puedan afrontar dichas
inversiones quedarn aislados. Es as como
para importantes sectores poblacionales la
inmovilidad es cotidiana, lo cual dificulta
sus posibilidades de desarrollar recursos
que les faciliten superar las desigualdades
sociales de las que son protagonistas.

Movilidad o (in)movilidad? Cuando las polticas de transporte acentan las desigualdades

Figura 1. Lneas de transporte ferroviario del AMBA

Fuente: www.skyscrapercity.com
Figura 2. Distribucin de la red de subterrneos

Fuente: www.sintesiscomuna3.com.ar

Reflexiones finales
A lo largo de este anlisis hemos dado
cuenta de la relevancia que adquiere el
transporte dentro de la movilidad territorial. El rea Metropolitana de Buenos Aires
presenta importantes desigualdades tanto
en la composicin poblacional como en sus

caractersticas sociales, las cuales se profundizan a medida que las distancias a la Ciudad Autnoma de Buenos Aires aumentan,
all las deficiencias en la infraestructura
de transporte, junto con la ausencia de
ordenamiento territorial y la desigual
distribucin de servicios bsicos, deja
aislados a los sectores poblacionales ms

265

Solange Redondo y Ana Mara Liberali

pauperizados, dificultando la superacin


de la pobreza y marginalidad en la que
estn inmersos. Es por ello que resulta
indispensable el diseo e implementacin

de polticas de transporte que contemplen


las necesidades de movilidad de la
poblacin, como as tambin el acceso a
los bienes y servicios demandados.

Bibliografa
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www.infohabitat.com.ar
www.observatorioconurbano.ungs.edu.ar
www.skyscrapercity.com

Dinmicas urbanas (1991-2010) y Planificacin en Mar del


Plata y el Partido de General Pueyrredon. Aportes para la
reformulacin de la normativa de ordenamiento territorial
Marisa Sagua, Laura Zulaica y Fernando Sabuda

Introduccin
Ante la necesidad de avanzar en el proceso de actualizacin del Cdigo de Ordenamiento Territorial del Partido de General
Pueyrredon (COT), situacin compartida
tanto en el nivel de la normativa urbana
de la provincia de Buenos Aires, como en
buena parte de sus municipios (CAPBA IX,
2012), el objetivo de esta presentacin es
contribuir al campo de las relaciones entre
Planificacin y Normativa, con una serie
de resultados y reflexiones que derivan del
anlisis de la dinmica demogrfica y del
crecimiento urbano, as como de algunas
expresiones socioterritoriales actuales referidas a la poblacin, al hbitat, al ambiente, y a los desajustes entre los usos
reales y normados por el COT, particularmente en reas de expansin urbana. En
este marco es importante reconocer desde
la academia las dinmicas socioterritoriales recientes, como insumo clave en los
diagnsticos y propuestas que definen los
distintos instrumentos orientados a promover procesos de desarrollo de base local o microrregional (Planes Estratgicos,
Planes de Desarrollo Local, Plan Urbano
Ambiental, entre otros) y la articulacin
con instrumentos normativos, de financiamiento u otros. Actualmente se acaba
de elaborar un segundo Plan Estratgico
para la ciudad (PEM, 2013-2030), cuyo
objetivo es lograr un modelo integral y
una visin identitaria de la complejidad
urbano-regional con el trazado de lneas
maestras desde el enfoque de la sustentabilidad, a travs de cuatro frentes de ac-

tuacin: ambiental, costero, social y productivo[1] (Sagua et al., 2014).


Identificar entonces, los rasgos esenciales de la ciudad real, compleja, dinmica
y cambiante, con sus problemticas y potencialidades, es necesario para delinear el
proyecto o idea de ciudad que se desea, y
en este sentido, la normativa se vuelve fundamental para posibilitar dicho modelo de
ciudad a futuro.

Mar del Plata y el Partido de General Pueyrredon (PGP): marco poltico


normativo

En la Provincia de Buenos Aires, la normativa urbana que regula el Ordenamiento


Territorial y Uso de Suelo es el Decreto Ley
(DL) Nro. 8.912/77. Es la primera norma
de ordenamiento territorial y uso de suelo
en Argentina que regula la subdivisin, el
uso y ocupacin del suelo, constituyndose
en el marco para la creacin de los cdigos
de planeamiento de los distintos municipios, con el fin de organizar las actividades
y frenar el proceso especulativo inmobiliario en ellos. Fue sancionada en un contexto
histrico muy distinto al actual, que atenda slo la planificacin fsica de las ciudades, carentes de planes, con bajos estndares de urbanizacin e insuficiente dotacin
de infraestructura bsica. Hoy el Decreto
Ley Nro. 8.912 se encuentra desactualiza[1] Desde la dcada del 2000, se han realizado distintos planes:
dos Planes Estratgicos (PEM 2004 y PEM 2013-2030); el Plan de
Gestin Territorial (2005) derivado del PEM inicial, y Mar del Plata en la Iniciativa de Ciudades Emergentes y Sustentables (2013)
del BID. En la actualidad se estaran iniciando los primeros pasos
para un nuevo Plan de Gestin Territorial derivado del PEM 2013.

267

Marisa Sagua, Laura Zulaica y Fernando Sabuda

do y cuestionado por el centralismo y burocratizacin en su modo de operar; por la


falta de instrumentos de gestin acordes a
los procesos actuales y su falta de flexibilidad, adems de la desatencin para los
sectores populares en produccin de suelo
y mejora del hbitat (Reese, 2006). En el
seno de esta ley se ha gestado el Cdigo
de Ordenamiento Territorial (COT, 1979)
para el PGP con el fin de establecer pautas
para el crecimiento y la transformacin urbana. Sin embargo, en la actualidad tambin el COT se encuentra desactualizado,
frente a las dinmicas del crecimiento urbano de la ciudad y el partido, as como en
los temas ambientales, como resultado de
las diferentes lgicas del Estado, la sociedad y el mercado que protagonizan nuevos
procesos y nuevas territorialidades cuyas
tendencias de ocupacin y urbanizacin
evidencian claros desajustes y conflictividades entre lo real y lo normado, especialmente en mbitos urbanos y periurbanos.
Por ello es que distintas organizaciones de
la sociedad civil, junto al Municipio estn
avocadas de manera participativa al debate para la actualizacin del mismo (Sagua
et al., 2014, Zulaica et al., 2014).

Metodologa
La metodologa incluye el anlisis de
datos georreferenciados referidos a las siguientes variables: tasa de crecimiento poblacional intercensal; poblacin de ms de
65 aos; tenencia irregular de la vivienda
y calidad constructiva; hacinamiento crtico de hogares basado en (Sagua y Sabuda,
2015; Sabuda y Sagua, 2014, 2013), a partir de los CNPHyV del INDEC 1991, 2001
y 2010. Se analiza tambin el crecimiento
urbano a partir de la lectura de imgenes
satelitales 1990, 2000 y 2010 procesadas
en el Atlas de Crecimiento Urbano (UTDT
CIPUV, 2013)[2]. La demarcacin de la
[2] El crecimiento urbano involucra diversos procesos simult-

268

envolvente urbana fue realizada a partir


de interpretacin visual de imgenes satelitales de Google Earth 2013[3]. Por otra
parte, se analizan las inconsistencias entre
la normativa vigente en materia de ordenamiento y la realidad en las reas en expansin a travs de casos testigo.

Procesos demogrficos
(1991-2001-2010)

en

el

PGP

El PGP, con 618.989 personas (INDEC,


2010), rene el 95% de la poblacin en
la ciudad de Mar del Plata, cuya densidad
poblacional se concentra en el rea central
y disminuye hacia los bordes de la misma.
El partido presenta una poblacin envejecidacon 14,2% de mayores de 65 aos
(INDEC, 2010), tendencia creciente, en consonancia con el nivel nacional. La dinmica
demogrfica del PGP, en el perodo 20012010, muestra un mayor dinamismo de la
poblacin respecto del perodo 1991-2001,
con un incremento absoluto de casi 55.000
personas y una variacin porcentual de 9,7%,
con una tasa media anual de 10,5. En el
anlisis de la Tasa Anual de Crecimiento Intercensal (TAC)[4] 1991-2001 y 2001-2010
se observ el SIGNO y la TENDENCIA de la
TAC por radios censal en ambos perodos. Es
decir, a las situaciones de crecimiento (signo
positivo) o decrecimiento (signo negativo)
del primer perodo le puede suceder una tendencia creciente o decreciente en el segundo
neos: 1. Procesos de completitud y densificacin de las reas
vacantes, 2. Extensin urbana ampliando la mancha urbana y 3.
Desarrollo discontinuo en reas espacialmente independientes.
El atlas mencionado, est elaborado en base a imgenes satelitales de Landsat 5 con resolucin de 30 metros, utilizadas para
medir la extensin del rea urbana y las reas construidas, elaborar indicadores de fragmentacin y otras mtricas espaciales
a partir de considerar dos perodos de tiempo entre 1990 y 2010
(Goytia y Pasquini, 2012).
[3] Se identificaron manzanas con al menos una construccin
identificada como vivienda o residencia, discerniendo entre usos
del suelo urbano o rural (Sabuda, 2014).
[4] La frmula es: {[(lnN(f)/ N(O)]/t*100} donde r: tasa de
crecimiento intercensal; N(f) y N(O) son la poblacin al inicio
y al final del perodo respectivamente y t: tiempo transcurrido
ente los dos censos.

Dinmicas urbanas (1991-2010) y Planificacin en Mar del Plata y el Partido de...

perodo (Sagua y Sabuda, 2015). Como resultado, en el Mapa 1 se reconocen: a) reas


con crecimiento continuo a nivel de las localidades menores del partido vinculadas a los
ejes de ruta; b) reas con crecimiento a un
ritmo menor en los bordes intraejidales que
presionan y trascienden al mismo; c) reas
con prdida continua de poblacin en el SO
y S del PGP, en el interior rural. Mientras que
hacia el O y N interior se da un pasaje de
decrecimiento a crecimiento poblacional; d)
reas con crecimiento en rea central costera tanto con ritmo ascendente como descen-

dente y e) reas de decrecimiento seguidas


de crecimiento al interior de MDP. Algunas
de las causas son las motivaciones laborales;
el contacto con la naturaleza y los desplazamientos urbanos-periurbanos bidireccionales. El Mapa 2 muestra una fuerte presencia
de poblacin adulta mayor en las reas centrales de MDP, disminuyendo hacia el final
del ejido. Estas reas de borde urbano y periurbanas poseen poblaciones jvenes por
su composicin etaria, coincidente con una
alta dinmica demogrfica, como evidenciaba el mapa anterior.

Mapa 1. Dinmica de crecimiento


poblacional del PGP (1991-2001-2010)

Mapa 2. Distribucin de la poblacin de


65 aos y ms en Mar del Plata (2010)

Fuente: elaboracin personal en base a


datos de INDEC 1991-2001-2010

Fuente: elaboracin personal en


base a datos de INDEC 2010

Procesos de crecimiento urbano


PGP (1990-2000-2010)

en el

El crecimiento urbano analizado en este


trabajo desde los aos 90, muestra una
fuerte evolucin de la superficie construida
en hectreas hasta la actualidad, especialmente en el espacio urbano, seguido del espacio periurbano y rural como se observa

en el Grfico 1. Al comparar los perodos


1991-2000 y 2000-2010, el mayor crecimiento se registra en el ltimo de ellos, por
procesos de extensin de nuevas construcciones en espacios continuos a la urbanizacin existente (Grfico 2). Sin embargo,
la superficie sobre la que se expandi la
ciudad de Mar del Plata en su periurbano,
tambin tuvo un incremento significati269

Marisa Sagua, Laura Zulaica y Fernando Sabuda

vo en el ltimo perodo, en especial sobre


los principales ejes de comunicacin de la
ciudad con la regin (ruta 2, 226, 88, 11)
(Zulaica y Ferraro, 2015).Los procesos de
completamiento y densificacin, se ubican
principalmente en espacios vacantes dentro de los lmites ejidales, mientras que el
crecimiento discontinuo, con la menor superficie ocupada, se asocia principalmente
a las reas de expansin periurbana. Aqu,
el proceso de consolidacinurbana no ha
avanzado lo suficienteen cuanto a la atencin de las necesidades de la poblacin.
En relacin con las intensidades de uso
de suelo en estas reas en expansin, el Plan
Estratgico de 2005 (Monteverde, 2005)
destaca una tendencia natural con una
densidad edilicia decreciente desde el centro hacia la periferia, similar a lo que ocurre
en la mayora de las ciudades argentinas.
Dicho principio, se traduce en elevados ndices de edificacin para los sectores urbanos centrales, que disminuyen hacia el borde con el rea rural. Tambin se resalta la
expansin de la ciudad con muy bajos niveles de ocupacin y densidad, lo cual conlleGrfico 1. rea construida. Mar del
Plata, 1990-2001-2010 (hectreas)

va a la emergencia de problemas asociados


con la dotacin de infraestructura y servicios. Adems, en estas reas dinmicas y
en crecimiento, se observa el surgimiento
de proyectos de nuevas viviendas, promovidos por el estado nacional a travs del programa Pro.Cre.Ar que se estn extendiendo
fundamentalmente siguiendo la direccin
del eje definido por la ruta 11 hacia el norte y hacia el sur (Nicolini y Olivera, 2015)
que no se corresponden con procesos de
completamiento y densificacin en espacios vacantes dentro de los lmites ejidales.
Paralelamente a lo anterior se verifica
un crecimiento de urbanizaciones cerradas
localizadas principalmente en reas prximas al sector costero sur. De acuerdo con
Olivera (2015), en el PGP se registran actualmente 13 urbanizaciones cerradas de
las cuales slo una, Rumenc, est convalidada en la provincia de Buenos Aires, cuatro solo estn reconocidas por ARBA, una
presenta el trmite provincial iniciado, en
tanto que las ocho restantes se encuentran
en promocin y comercializacin, pero sin
convalidar por los organismos pertinentes.
Grfico 2. Crecimiento por tipo en hectreas.
Mar del Plata, 1990-2000 y 2000-2010

Fuente: elaborado en base a UTDT CIPUV, Centro de Investigaciones


Urbanas y de Vivienda, Atlas de Crecimiento Urbano (2013)

270

Dinmicas urbanas (1991-2010) y Planificacin en Mar del Plata y el Partido de...

Condiciones

del Hbitat y Ambiente en


reas de alta dinmica poblacional y
crecimiento urbano

La actual conformacin de la estructura urbana de la ciudad de Mar del Plata,


en la que se combinan las distintas funciones urbanas -primando el sector servicios-, la poblacin, as como las infraestructuras y equipamientos, en dimensin
espacio temporal, resulta en marcadas
disparidades socioterritoriales como producto de diferentes lgicas: el Estado, el
Mercado y la sociedad misma, afrontando sus necesidades fundamentales. Al
igual que otras ciudades latinoamericanas, Mar del Plata encuentra condiciones
de fragmentacin, segregacin espacial,
y exclusin social. La ciudad formal y la
ciudad informal -en el acceso a la tierra
y a un hbitat digno-, son dos caras de
un mismo territorio. Sobre esta ltima,
tres variables ilustran los contrastes territoriales: tenencia irregular de la vivienda;
viviendas con calidad constructiva deficiente; y hacinamiento crtico.
A continuacin se presentan tres mapas en los que se puede observar: a) Tenencia irregular de la vivienda[5], muestra
una creciente irregularidad hacia el oeste y sur -desde Av. Champagnat y Juan.
B Justo-, con un incremento abrupto al
Norte, tras el arroyo la Tapera (Mapa 3);
b) Calidad constructiva de las viviendas insuficiente[6] se hace ms crtico hacia los sec[5] Tenencia irregular: comprende a los propietarios de la vivienda pero no del terreno, los que residen en una vivienda cedida
por su dueo en forma gratuita y los ocupantes de hecho o bajo
otras modalidades. La tenencia regular comprende a los propietarios de la vivienda y el terreno, los inquilinos o los que habitan
en viviendas cedidas por el empleador.
[6] Se refiere a la calidad material de las viviendas e instalaciones

tores oeste y sur (desde Av. Champagnat


y Av. J.B.Justo), hacia bordes extraejidales, y contrastes marcados hacia el norte
de la ciudad (Mapa 4); y c) Hacinamiento
crtico[7] se incrementa desde los bordes
intraejidales hacia el oeste, norte y sur
extraejidal (Mapa 5).
En estos tres mapas, la evolucin hacia condiciones de mayor vulnerabilidad
socioterritorial se relaciona con las reas
de crecimiento urbano, que extienden la
envolvente urbana, fuera de los lmites
del ejido. En trminos ambientales, los
procesos expansivos y lineales, con muy
bajas densidades y sin ningn patrn de
planificacin, segn Acua Araya (2001)
conlleva consecuencias directas e inmediatas sobre el territorio; la ocupacin de
reas naturales, zonas de riesgo, suelos
de alto potencial agrcola, la contaminacin de zonas de recarga acufera y de
fuentes de agua, son algunos de sus efectos. Estos procesos, como indica Borja
(2003), afectan principalmente a las ciudades intermedias debido a que deben
afrontar el rpido crecimiento demogrfico que se relaciona fundamentalmente
con la expansin y cobertura de la red de
servicios e infraestructuras urbanas.
A lo anterior se suman los problemas
que emergen de las incompatibilidades
generadas en la convivencia de usos diversos: reas residenciales con zonas
agrcolas en las que se aplican agroqumicos, industrias o sitios de disposicin
final de residuos slidos urbanos.

internas a servicios bsicos.


[7] Relacin personas/cuarto: 3 y ms personas por cuarto se
define hacinamiento crtico.

271

Marisa Sagua, Laura Zulaica y Fernando Sabuda

Mapa 3. Tenencia irregular. Mar del Plata, 2010

Mapa 4. Viviendas con calidad constructiva


deficiente. Mar del Plata, 2010

Fuente: Sagua et al., 2014

Fuente: Sagua et al., 2014

Mapa 5. Hacinamiento crtico. Mar del Plata, 2010

Fuente: Sagua et al., 2014


272

Dinmicas urbanas (1991-2010) y Planificacin en Mar del Plata y el Partido de...

Desajustes entre el COT y la situacin


actual

Al analizar la normativa vigente en materia de ordenamiento, la situacin real y


las dinmicas territoriales en las reas de
transicin urbano-rural, se verifican fuertes inconsistencias entre lo que propone el

COT y la realidad, que derivan en interrogantes a tener en cuenta en un nuevo Cdigo que regule los usos y actividades como
se observa en el Cuadro 1.
Los casos testigo identificados figuran
en el Mapa 6, como muestra de los mltiples procesos que se imbrican en las dinmicas de crecimiento urbano.

Cuadro 1. reas en expansin segn el COT, situacin real, dinmicas e interrogantes generados
Denominaciones
segn el COT

Barrios
(ejemplos)

Dinmica de
crecimiento (19912001-2010)

Situacin actual

Interrogantes

1- reas urbanas
extraejidales/
Distritos
residenciales de
baja densidad
(R7 y R8)

General Belgrano,
Don Emilio, Las
Amricas, Faro
Norte, Alfar,
San Jacinto,
Playa Serena,
San Patricio, Los
Acantilados, Parque
Independencia,
Nuevo Golf, Santa
Celina, entre otros

Crecimiento
decreciente y
crecimiento
creciente

reas residenciales con


mayor densidad que la
especificada en el COT

Los indicadores
urbansticos, deben
ajustarse a esa nueva
realidad y contemplar
las caractersticas
diversas de los
distintos barrios?

2- Urbanizacin
determinada
(UD)

Barrios cerrados
como Rumenc

Crecimiento
decreciente

Existen nuevos barrios


cerrados en construccin
que an no estn
incluidos en el COT

Cmo debiera
incluir el COT a estas
urbanizaciones?

3- reas
complementarias
del Territorio
Interior (CoTi)

Parque Hermoso,
Autdromo,
asentamientos
prximos al barrio
Las Heras en el
lmite de la Av.
Mario Bravo

Crecimiento
decreciente y
crecimiento
creciente

Estas reas no admiten


subdivisiones que
impliquen creacin
de reas urbanas.
Sin embargo
existen sectores con
caractersticas urbanas

Estas reas
complementarias,
debieran redefinirse
como urbanas?

4- rea
complementaria
de reserva
paisajstica
(CoRP)

Golf

Otras situaciones
(descenso seguido
de crecimiento)

Presencia de Golf,
segn el COT se trata
de un rea destinada
a preservacin de
condiciones naturales
y ambientales de
singular inters

Cmo se determinan
esas condiciones
ambientales o de
inters singular? Son
vlidas actualmente?
Hay nuevas reas
que pueden integrarse
a esta categora de
preservacin?

5- reas
complementarias
del Litoral
Martimo
(CoLM)

Antrtida
Argentina

Crecimiento
decreciente

Estas reas no admiten


subdivisiones que
impliquen creacin
de reas urbanas. Sin
embargo existen zonas con
caractersticas urbanas.
A su vez, las condiciones
turstico-recreativas que
diferencian estas reas
son difciles de detectar
y hay importantes zonas
rurales intensivas

Las definiciones
establecidas en el
COT, tienen validez?
Estas reas integran la
categora de urbanas?

273

Marisa Sagua, Laura Zulaica y Fernando Sabuda

6- rea rural
Intensiva (RIN)

Zona ubicada al
Otras situaciones
norte del Barrio
(crecimiento
Antrtida Argentina seguido de un
descenso)

Se localiza el sitio
actual y sitios pasados
de disposicin final
de residuos slidos
urbanos y existen usos
agrcolas extensivos.
Sin embargo el COT
admite para estas zonas
usos relacionados
con la produccin
agropecuaria intensiva.

Cmo debieran
contemplarse estas
actividades de
saneamiento en el
COT? Cmo se
regulan las actividades
rurales que suponen
conflictos por
incompatibilidad con
los usos residenciales
(por agroqumicos,
por ejemplo)?

Fuente: elaboracin personal en base al COT, imgenes satelitales,


cartografa especfica y trabajo de campo
Mapa 6. rea de crecimiento urbano de Mar del Plata y rea testigo 1990-2010

Fuente: elaboracin personal en base a datos de UTDT-CIPUV (2013)

Este mapa muestra un sector al sur de


la Av. Mario Bravo, sur de la ciudad (barrios Nuevo Golf, El Jardn de Stella Maris, Parque Independencia y Rumenc), y
ejemplifica la dinmica de expansin urbana muy marcada entre 1990-2001 (A)
y 2001-2010 (B), por el crecimiento de
barrios que han alcanzado con una mayor
densidad que la especificada en el COT,
as como el rea que concentra los nuevos
barrios cerrados.
El Mapa 7 permite ubicar los casos testigo respecto de la envolvente urbana, que
se cie ms a la forma real del ejido urbano que se extiende sobre el espacio rural y
274

se diferencia de los lmites reconocidos por


INDEC o por el COT como rea urbana.
En este sentido, el INDEC incorpora reas
amplias que no estn estrictamente ocupadas en la realidad con usos del suelo urbanos (en el mapa se distinguen como radios censales urbanos, unidades espaciales
con datos de Tasa de Crecimiento Anual);
y el COT circunscribe el ejido urbano a un
espacio menor al que podra considerarse
urbano en la actualidad (en el mapa se representa con lnea de puntos). Si consideramos el modelo de ciudad propuesta en
el PEM 2013-2030 (Mapa 8), pareciera no
captar las dinmicas expuestas.

Dinmicas urbanas (1991-2010) y Planificacin en Mar del Plata y el Partido de...

Mapa 7. Envolvente urbana (2013) y


normativa (COT) frente a las dinmicas
socio territoriales. Mar del Plata

Mapa 8. Modelo de ciudad para Mar del Plata,


su entorno.Plan Estratgico 2013-2030

Fuente: elaboracin personal en


base a datos deI NDEC 2010

Fuente: Municipalidad de General


Pueyrredon. Plan Estratgico 2013-2030

Por consiguiente, se abre un interrogante


sobre cules seran los lineamientos deseados para estas reas que debern plasmarse
en un plan y por lo tanto en la normativa
urbana. Las diferencias visualizadas en la extensin del espacio urbano nos orientan hacia la necesidad de aprehender y revisar los
contenidos y lmites definidos por la norma,
a fin de contribuir desde instancias participativas en los ajustes y/o reformulacin de
los instrumentos de polticas pblicas.

Consideraciones finales
La complejidad de las dinmicas territoriales y demogrficas implcitas en las reas
en expansin del PGP, demandan la revisin
de la normativa vigente en materia de ordenamiento que debiera acompaar y direccionar los procesos de crecimiento urbano.

El estudio realizado permite brindar un


diagnstico de la situacin actual identificando las reas con fuertes dinmicas
socio-territoriales que son las que revisten
mayores problemticas. Sin embargo, las
propuestas de modelo de ciudad, histricamente se han enfocado en las reas
centrales, prescindiendo de los sectores
transicionales.
Las preguntas generadas desde los ejemplos citados, permiten reflexionar sobre la
necesidad de revisar conceptos, criterios e
indicadores vigentes en el presente, que en
nada se ajustan a la realidad social, territorial y ambiental de Mar del Plata. De all la
importancia de atender los cambios demogrficos,crecimiento urbano y condiciones
ambientales mediante la implementacin
de instrumentos de planificacin y gestin
acordes con las dinmicas analizadas, a fin
275

Marisa Sagua, Laura Zulaica y Fernando Sabuda

de construir una ciudad ms justa, con mayor equidad y oportunidad para sus habitantes. En este sentido, consideramos que

la ciudad debe nutrirse con los aportes de


la academia para definir qu tipo de ciudad es deseable y posible.

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Dinmicas urbanas (1991-2010) y Planificacin en Mar del Plata y el Partido de...

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Nacional de Cuyo.

277

Configuraciones productivas en el Partido de 25 de Mayo,


provincia de Buenos Aires 2010-2015
Jos Muzlera

Introduccin
La prensa de divulgacin tcnica y econmica (revistas especializadas del sector
y suplementos de los principales diarios),
los peridicos, los polticos y la bibliografa
acadmica, en los ltimos 15 aos, se han
referido reiteradamente a los pools de siembra y al nuevo modelo. Los estilos y los
tonos de las referencias han sido mltiples.
Respecto a las dimensiones consideradas estn: las empresas, los actores, las vctimas
de los pools, el desarrollo local, las dinmicas
productivas y la sustentabilidad. Si bien la
academia se ha ocupado del tema (Barsky
y Dvila, 2008; Crdoba, 2013; Gras y Sosa
Varrotti, 2013; Grosso y otros, 2010; Murmis y Murmis 2010), consideramos que an
se deben varios trabajos y reflexiones. En esa
lnea se inscriben estas pginas.
El Pool es un modo de organizar la produccin agraria que fue adoptado por
agentes con distinto nivel de concentracin y por ende con distintas caractersticas, sobre todo respecto al modo de financiarse y al alcance de sus operaciones
(local-nacionalregional). Nos ocupamos
de la impronta que las mega empresas le
imprimieron a la produccin agropecuaria
pampeana tanto en el momento de su expansin como en el de su retiro o reconversin. Para ello se parte de una descripcin
cuali-cuantitativa respecto de quines son
los responsables directos de la produccin
agrcola despus del retiro o la reconversin
de los mega pools de siembra entre 2011 y
2013 y su relacin con la tierra. El anlisis
hace foco en las relaciones entre los distintos perfiles de productores y la actividad

y la importancia de las relaciones que los


agentes productivos establecen entre s.
La devaluacin de enero de 2002, marcada por la salida de la convertibilidad,
fue un claro punto de inflexin en el agro
nacional y la campaa agrcola 2010-2011
otro (as como la 2014-2015 de la cual no
nos ocuparemos por ahora).
La devaluacin de 2002 aument la rentabilidad de la produccin agrcola orientada al mercado externo. Los beneficios,
producto de la devaluacin, se potenciaron con un aumento sostenido de la soja
hasta mediados de 2004. Las vacas gordas
duraron poco ms de un lustro. Las campaas agrcolas que comenzaron en 2009
y 2010 fueron climticamente adversas en
gran parte de la regin pampeana y el partido de 25 de Mayo, provincia de Buenos
Aires centro de este anlisis- no fue una
excepcin. La primera, 2008-2009 por las
sequas y la segunda, 2009-2010 por las
inundaciones. Estas dificultades que impactaron negativamente en la rentabilidad
de muchas empresas se vieron agravadas
con el aumento de insumos que incrementando su valor nominal en dlares, reforzaban la presin en los costos[1] y un precio
de granos que impuestos mediantes- se
[1] Gasoil: entre 2003 y 2015 el combustible clave del agro aument 173% (en dlares), con impacto directo sobre el costo de
los laboreos (+154%) y de los fletes agrcolas (+211%). El aumento
en los costos de cosecha de soja en el mismo perodo fue de 169%.
Personal rural: (...) registr un aumento del orden de 348%.
Agroqumicos: los fertilizantes han registrado un aumento del orden
de 103% para el fosfato diamnico y de 88% para la urea granulada.
El glifosato, herbicida estrella en la ltima dcada, tuvo aumentos
ms moderados (43%), en un mercado de fuerte competencia.
Inmobiliario y tasa vial: el rubro de mayor aumento porcentual
fue el inmobiliario rural. Para la zona norte de Buenos Aires puede estimarse un aumento del orden de 383%, en tanto que la

279

Jos Muzlera

mantenan muy por debajo de los alcanzados a comienzos de 2008.


La devaluacin de enero de 2002, punto de inflexin para la economa argentina,
marc el comienzo de un ciclo atractivo
para capitales extra agrarios que multiplicaron el desarrollo de los pools de siembra,
en especial los desarrollados por las megaempresas arriba mencionadas.
La baja de rentabilidad acaecida a partir de 2009 desestimula a los capitales que
conformaban los pools y estos dejan de demandar 2,5 millones de hectreas de tierra
cultivable y servicios de maquinaria para
esa superficie. Un cambio tan significativo
transforma el escenario productivo del partido, especialmente cuando -como en este
caso- esa demanda no slo es cuantitativamente distinta sino que tambin lo es a nivel cualitativo. Cmo se transformaron las
dinmicas productivas, el uso y los usuarios
de la tierra en el partido de 25 de Mayo con
la emergencia y desaparicin de los grandes
pools, es la pregunta directriz de este trabajo.

Consideraciones metodolgicas
El partido de 25 de Mayo se encuentra ubicado en el centro de la Provincia de Buenos
Aires, con casi 480 mil hectreas. Es de aptitudes agroecolgicas tradicionalmente ms
ganaderas que agrcolas, aunque los desarrollos cientfico tcnicos de las ltimas dcadas
han permitido considerarlo agroganadero.
Los insumos para este trabajo han sido
entrevistas a productores, dueos de campo,
contratistas, tcnicos asesores, administrativos y ex directivos de El Tejar. El relevamiento
parcelario referido a la campaa 2014-2015,
fue realizado durante julio de 2015 con 10
informantes calificados (productores y fundamentalmente contratistas). Lograron reletasa vial registr un incremento de 226%.
(...) Relaciones Insumo/Producto. Los aumentos en el impuesto
inmobiliario (+283%), los fletes (+147%), los gastos de estructura agrcola (+202%) y el gasoil (+116%) medidos en qq de soja
desde 2003 a 2015 (Arbolave, 2016)

280

varse 346 parcelas, el 23,76% de la superficie


agro-explotable total del partido.
A estos informantes, sobre un mapa
parcelario -y sobre las parcelas de las que
el informante tena conocimiento- se le realizaban 12 preguntas: 1) Si la tierra -para
el perodo de referencia 2014-2015- la trabaj el dueo, un tomador o ambos; 2) Si
el tomador era un vecino o pariente que
NO venda servicios de maquinaria, un vecino o pariente que S venda servicios de
maquinaria agrcola, una cooperativa, un
pool, una empresa agropecuaria instalada u
otro; 3) El nombre del tomador; 4) la cantidad de aos que ese tomador estaba en
la parcela; 5) Si las labores culturales las
haba realizado el productor, un contratista o ambos; 6) Si el propietario residi en
la explotacin, en una ciudad cercana, en
una gran ciudad, mitad en la explotacin
y mitad en una gran ciudad u otra opcin;
7) Si el titular era dueo de otros campos;
8) Si el tomador tomaba otros campos; 9)
Si la tierra era usada para agricultura, ganadera, ambos u otra actividad; 10) Que
se sembraba; y 11) Que actividad ganadera
se desarrollaba[2].
Esa informacin luego fue volcada al
QGIS 2.8 y procesada en dicho programa
de informacin geogrfica en conjunto con
el software estadstico PSPP.

Pools

y nuevas dinmicas productivas


locales

Qu es un pool de siembra? La idea ms


generalizada es que son una gran suma de
capitales financieros que ven en el agro una
oportunidad de rentabilidad mayor a la de
otras reas de la economa, o al menos una
tentadora posibilidad de diversificacin
(Barsky y Dvila, 2008). Estos capitales no
[2] Haba una pregunta ms, la 3, que finalmente no se le hizo
porque causaba mucha incomodidad entres los informantes,
que era el nombre del productor. El objetivo principal de sta
era poder medir concentracin e identificar a grandes tomadores
nacionales (MSU, Los Grobo, etc)

Configuraciones productivas en el Partido de 25 de Mayo, provincia de Buenos Aires 2010-2015

tienen como objetivo producir alimentos


sino reproducirse a s mismos, es decir producir ms dinero. Conservan una alta liquidez, no comprando tierra, ni mquinas, y
tratando de no contratar mano de obra
directa sino por medio de terceros. Toman
tierras (grandes cantidades) por perodos
cortos (en general un ao) y tercerizan las
labores mediante empresas prestadoras de
servicios de maquinaria, contratistas.
Estas firmas, en la Regin Pampeana, al
menos en 25 de Mayo, son en gran medida
responsables de haber terminado de cambiar las dinmicas productivas, de instaurar un paradigma de produccin eficiente, naturalizando este concepto de modo
acrtico. El nivel de concentracin de capital fue la clave de su capacidad transformadora que permanentemente fue orientada por lgicas de eficiencia empresarial
tendiente a maximizar la ganancia, reducir
los riesgos y mantener un algo nivel de liquidez. Su liquidez casi total (o total) es la
forma distintiva del pool. La militancia de
los pools estuvo orientada a la erradicacin
de lgicas que involucraban racionalidades
ms complejas en las que lo mercantil era
una dimensin importante, pero no la nica (Sossa Varrotti, 2015)
Si bien la profesionalizacin del agro es
un proceso de dcadas que comienza mucho antes del surgimiento de los pools -AACREA y AAPRESID han sido promotores
de la profesionalizacin anteriores al fenmeno pool (Hernndez, 2013)[3]-, en 25 de
Mayo es El Tejar quin parece instaurarse
como uno de los principales responsables
del cambio. Su influencia en el mercado
disciplin, bajo la lgica de la eficiencia
mercantil, al resto de los actores produc[3] Las lgica de AACREA, AAPRESID y los grandes Pools no son
iguales, pero por cuestiones de espacio no podemos entrar ac
a describir esas diferenciaciones. Para ello se sugiere ver Gras,
Carla y Hernndez, Valeria (Coord) (2013) El agro como negocio. Produccin, sociedad y territorios en la globalizacin Buenos
Aires, Editorial Biblos.

tivos locales anulando casi por completo


otras dimensiones que servan como elementos explicativos para comprender los
sujetos agrarios. Elementos como vecindad, parentesco o deuda de favores ya
no son sopesados al momento de tomar
una decisin de ndole productiva.
El rol que juega el productor comienza a
ser cada vez ms gerencial y menos fsico.
Este rol que tambin a nivel costos cada vez
es de menor importancia, queda en manos
de asalariados. El productor que debe adquirir una cantidad creciente de insumos
en todas las campaas (las semillas ya no
puede guardarlas, los fertilizantes qumicos se han vuelto imprescindibles, la posibilidad de tener mquinas propias casi ha
desaparecido) y decidir sobre la utilizacin
de tecnologa, que requiere de gran precisin para ser eficiente, ve reducido as
su papel a la inversin y el gerenciamiento.
De este modo la posibilidad de autoexplotar su fuerza de trabajo y la de su familia
pudiendo producir con pocos insumos
comprados, ya no es una opcin. La importancia del dinero aumenta a niveles
desconocidos hasta entonces.
El grado de mercantilizacin es tal que
casi todo puede ser traducido a la dimensin dinero. Esta particularidad vuelve todo
racionalmente ms fcil, pero ms riesgoso,
porque otros elementos como la fuerza de
trabajo o el capital social pierden importancia relativa. Si continuar produciendo
depende del dinero y no del trabajo del productor, el riesgo ante cualquier adversidad
(climtica o de mercado) hace a los productores ms vulnerables porque pierden
poder, adolecen ahora de esas variables de
ajuste: su fuerza de trabajo y los insumos
autoproducidos (semillas de campaas anteriores, barbechos naturales...). Cuando
la fuerza de trabajo deja de ser un insumo
importante en la produccin estamos ante
una nueva realidad en la que el trabajo (al
menos tal como lo conocamos hasta aho281

Jos Muzlera

ra) pierde el significado que tena.


Un productor familiar de tipo chacarero
resista los embates del gran capital -como
los pools- porque al concentrar mano de obra
propia y familiar; maquinaria y renta de la
tierra, cuando las condiciones de mercado
as lo requeran cedan al resto de la sociedad renta y ganancia (o plusvalor) sobreviviendo con lo necesario para reproducir su
fuerza de trabajo (Tort y Romn, 2005).
La figura del pool mediante conocimiento experto aportado por tcnicos-especialistas, maquinarias eficientes -aportadas
por los contratistas- y cierta disminucin
del riesgo climtico, logr bajar los costos
productivos aumentando la rentabilidad
promedio. El pool no posea tierra y deba
salir a tomarla. Tres elementos jugaron a
su favor para convertirlos en ganadores de
la lucha por la tierra: la concentracin de
capital que les permita pagar precios fijos
por adelantado (algo que no era usual a
comienzos del siglo XXI), que al bajar el resto de los costos podan permitirse subir el
precio de oferta promedio de la tierra (aumento de renta), y la dilucin de riesgos
al diversificar zonas de cultivos y al tercerizar labores (no corran con los riesgos y
limitaciones de la contratacin de mano de
obra o la inmovilizacin, endeudamiento y
riesgo de compra de maquinaria propia). A
diferencia de este tipo de empresas donde
el estmulo est dado por una rentabilidad
mayor que en otras reas de la economa,
para los productores familiares capitalizados de un perfil ms tradicional, el xito del nivel de rentabilidad deba incluir la
posibilidad de un nivel de consumo para el
grupo familiar.
As como los chacareros tenan la posibilidad de ceder a la sociedad su ganancia
en tanto empresarios porque explotaban su
fuerza de trabajo (y su debilidad se acrecent cuando el trabaj dej de ser un factor
productivo significativo), el productor de
perfil ms empresarial propietario de tierra,
282

tiene la opcin de ceder la renta, cuando las


condiciones de mercado no son las deseadas. El pool no tiene que ceder. Cuando las
condiciones son adversas deben abandonar
la produccin. Es una percepcin generalizada que El Tejar, el principal pool que tom
tierras en esa zona era una especie de bendicin para las localidades y los habitantes del partido. Se refirieren a El Tejar como
quin les ense a producir. Se le reconoce
ser quien dio trabajo a muchas empresas
de contratistas que se vean estimulados a
comprar maquinaria para prestarles servicios y que de este modo activaban el comercio local. En este punto queda pendiente
tratar de elucidar cunto son caractersticas
del pool y cunto de la particular y auspiciosa coyuntura de aquellos aos.
Las tierras que tomaban los pools lo hacan desplazando a algn otro productor
-propietario o tomador-, no eran tierras improductivas. Estos ex-productores han corrido suertes diversas. Algunos de ellos eran
propietarios que, segn su edad y la cantidad de tierras, se han retirado de la produccin y viven de la renta de sus campos.
Renta en la dcada de los 80 o los 90 (del
pasado siglo XX) hubiera sido impensable.
El cambio del escenario productivo fue tan
grande que comenzaron a darse situaciones
especialmente en productores de pequea escala- en las que fue ms beneficioso
(econmicamente hablando), alquilar el
campo que producirlo. Otros ex-productores que, tambin han perdido en mano
de estos mega tomadores de las parcelas
que alquilaban, se han dedicado a vender
servicios de maquinaria. Para algunos los
clientes eran los mismos pools que los haban desplazado de su campo o los campos
que tomaban. No es extraa la figura del
ex productor que le alquila el campo al pool
y vende el servicio de maquinaria al mismo
pool que le paga por la explotacin de su tierra (o sea cobra el servicio de trabajar su
propio campo contratado por terceros).

Configuraciones productivas en el Partido de 25 de Mayo, provincia de Buenos Aires 2010-2015

Cuando un prestador de servicios, contratista, trabaja para un pool (y muchas


veces es la nica opcin), el precio es ms
bajo del que se debera cobrar, pero el
contratista no tiene el poder para fijar el
precio, este lo pone el pool. En estas condiciones no siempre es fcil amortizar la maquinaria comprada. Las opciones concretas de vender servicios no son muchas, con
lo cual es el vendedor de servicios quien
asume el riesgo de invertir en nueva tecnologa y el pool quien se queda con la mayor parte de los beneficios. Una cantidad
importante de los contratistas que vendan
sus servicios a El Tejar y a otros pools locales
como Las Morochas, acompaaron las dinmicas de acumulacin y crecimiento de
los pools que los demandaban.

Despus de los pools


Ms arriba, sealamos tres grandes
transformaciones en las que los grandes
pools fueron protagonistas en el proceso
de acaparamiento de tierras, la imposicin
de un nuevo modo de hacer (respecto de
lgicas productivas, las racionalidades y
los modos de gestin de las empresas y explotaciones). Haremos ahora una primera
descripcin y anlisis de esas dimensiones
para la campaa agrcola 2014-2015 en
la que ya los grandes pools no son un actor
principal, para comenzar a explorar cmo
se reconfigura el escenario productivo con
estos grandes actores. Un dato que corrobora el cambio de manos de la tierra es que
la media, medida en aos, de la antigedad
de los tomadores en los campos es de 4,9.
El 63% de las parcelas relevadas fueron
trabajadas por sus dueos; el 19% por terceros y el 18% por ambos. De los terceros
o tomadores el 9,91% de los casos fueron
vecinos o parientes que NO prestaban servicios; el 26,13% de los casos fueron contratistas de la zona; el 12,61% fueron pools
(estos pueden ser del tipo grandes inversionistas de capitales extra agrarios como MSU

o pools locales donde los participantes aportan su actividad o trabajo) y el 50,45% de los
casos una empresa agropecuaria instalada.
Las empresas agropecuarias instaladas en casi todo los casos han sido estancias. Estas son productores locales generalmente constituidas como Sociedades
Annimas- con tierra propia (de las relevadas entre 800 y 5.000 hectreas), maquinaria y empleados asalariados. Estas
empresas, en la dcada de 1990, naturalizaron la dinmica de toma de tierras como
forma de expansin productiva. Frente al
fuerte aumento de la presencia local de las
mega empresas en formato pool, las estancias perdieron mucha de la tierra tomada.
Segn se desprende de entrevistas con encargados y dueos de las mismas, hubo un
momento, alrededor de 2005 2006, en el
que decidieron que el precio del alquiler de
la tierra era demasiado riesgoso y dejaron
de pujar por la toma de las mismas, replegando sus actividades en superficie propia.
Con el retiro de los pools, la baja en el costo
del alquiler de campos y la re instauracin
de nuevas modalidades de pago (porcentajes, pagos escalonados y formas mixtas),
volvieron a posicionarse como tomadores.
Los contratistas o prestadores de servicios. Es difcil interpretar el porcentaje
exacto de la muestra, pero estimamos es
un poco menor al 38,74%. Por qu esta
dificultad? Trabajadas por contratistas tomadores aparecen en nuestra muestra el
26,13% de las parcelas y trabajadas por pools
el 12,61%. Pero de estas parcelas, excepto
las tomadas por MSU (con financiamiento
externo y con una produccin resultado de
labores tercerizadas), el resto son pools locales, constituidos no por capitales financieros extra locales si no al menos en su mayora productivos-, locales y en la que cada
miembro del pool (Ing. Agrnomos, contratistas, dueos de la tierra y algunas veces
semilleras y acopiadores) aporta trabajo y
riesgo. En estos pools locales cada miembro
283

Jos Muzlera

invierte lo que suele ser su actividad principal (los ingenieros asesoramiento, el dueo
del campo tierra, el contratista trabajo y
la agronoma insumos). En estos casos los
contratistas invierten su labor a riesgo de
no obtener ganancias. Son casos similares
al de los contratistas que se transforman
en productores hacindose cargo de toda
la produccin, pero en estos casos (los que
son parte de un pool) arriesgan menos.
La renta de la tierra tuvo un valor ascen-

dente desde 2002 hasta 2010, y de all en


adelante experiment un retroceso paulatino. El retroceso es ms abrupto si se lo
considera al valor del dlar informal, ya
que los pagos se realizan en pesos al equivalente del dlar oficial. Las modalidades
de pago, como lo mencionamos, tambin
se transformaron, a partir de 2011 volvi
a cobrarse el alquiler de la tierra en cuotas
(y no todo por adelantado como se haca
durante los aos anteriores.

Tabla 1. Evolucin del precio de la tierra


Campaa

Valor Renta por Hectrea


Oficial

Informal (a)

Variacin % respecto
al ao anterior

2000-2001

USD

90

2001-2002

USD

100

11,11

2002-2003

USD

120

20,00

2003-2004

USD

130

8,33

2004-2005

USD

140

7,69

2005-2006

USD

170

21,43

2006-2007

USD

190

11,76

2007-2008

USD

200

5,26

2008-2009

USD

220

10,00

2009-2010

USD

270

22,73

2010-2011 (b)

USD

305

12,96

2011-2012 (c)

USD

315

USD

304

3,28

N/C

2012-2013 (d)

USD

330

USD

228

4,76

-25,00

2013-2014 (e)

USD

295

USD

150

-10,61

-34,21

2014-2015 (f), (g)

USD

270

USD

138

-8,47

-8,00

2015-2016 (h), (i)

USD

225

USD

130

-16,67

-5,80

Fuente: elaboracin personal a partir de los datos de una propiedad agropecuaria del partido
de Balcarce. Los valores son ilustrativos de la zona de Balcarce. Los costos para el partido de 25
de Mayo en general son inferiores pero la dinmica no vara sustantivamente
Referencias Tabla 1:
(a) Se toma el valor al 1 de julio. Fecha clsica de firma de los contratos
(b) Por primera vez en 15 aos se pag en dos veces, en lugar de por adelantado
(c) Se pag en 3 veces
(d) Se pag en 3 veces
(e) Se pag en 3 veces
(f) El acuerdo fue en 950 Kg de soja por hectrea, pagados en tres veces. Se calcul el valor promedio de la soja desde
el 01 de marzo de 2015
(g) Se pag en 3 veces
(h) El acuerdo fue en 740 Kg de soja por hectrea, pagaderos en tres veces. Se calcul el valor promedio de la soja
desde el 01 de julio de 2015 al 20 de noviembre
(i) Se pag en 3 veces

284

Configuraciones productivas en el Partido de 25 de Mayo, provincia de Buenos Aires 2010-2015

En el ejemplo presentado no slo despus de 2010 la renta baja, sino que a partir de 2014 los acuerdos ya no son en dlares si no en granos (950 kg/ha y 740 kg/
ha). Lo que se mantiene es la toma de tierra
con contratos anuales
Las condiciones agroecolgicas de 25
de Mayo, en conjunto con las caractersticas de los ciclos productivos (anuales
para la agricultura extensiva y ms largos
para la ganadera) explican por qu la
ganadera se concentra en manos de los
dueos de la tierra y la agricultura puede
ser llevada adelante por arrendatarios. La
ganadera, por ser una inversin a ms largo plazo, no es una actividad que resulte
atractiva a quien no sabe cunto tiempo
permanecer en ese campo.

Esto se ve con claridad en la Tabla 2, en


la que el 92,9% de los que hacen ganadera
son los dueos del campo.
La imprevisibilidad respecto al tiempo
con que se va a poder tomar el campo, es
de una importancia decisiva cuando se va
a hacer ganadera, ya sea cra o invernada.
Cuando quien desarrolla ganadera no es el
dueo siempre es un pariente o vecino. Lo
cual hace suponer que el vnculo es la garanta de que podr desarrollar la actividad un
tiempo razonable para que sea econmicamente redituable (entre 3 y 5 aos).
En los casos de las parcelas trabajadas
por dueos y por tomadores, casi sin excepcin, la dinmica sola ser la siguiente:
el dueo se haca cargo de la ganadera y el
tomador de la agricultura.

Tabla 2. Tabla de contingencia. Tipo de Productor * Uso del suelo


Uso del suelo
Agricul. Ganade.
extensiva extensiva
Dueo del
Campo

Arrendatario o
Tantero u Otro
Tipo de
Productor
Ambos

Otros

Total

Mixto

Otro

Total

% dentro de Tipo
de Productor

8,2%

13,3%

77,9%

0,5%

100,0%

% dentro de Uso del suelo

40,0%

92,9%

63,6%

100,0%

63,3%

% dentro de Tipo
de Productor

40,4%

3,5%

56,1%

100,0%

% dentro de Uso del suelo

57,5%

7,1%

13,4%

18,5%

% dentro de Tipo
de Productor

100,0%

100,0%

% dentro de Uso del suelo

22,6%

17,5%

% dentro de Tipo
de Productor

50,0%

50,0%

100,0%

% dentro de Uso del suelo

2,5%

0,4%

0,6%

% dentro de Tipo
de Productor

13,0%

9,1%

77,6%

0,3%

100,0%

% dentro de Uso del suelo

100,0%

100,0%

100,0%

100,0%

100,0%

Fuente: elaboracin personal


Prueba de Chi - cudrado de Pearson, Sig. asinttica (bilateral) 0.000
Phi, 0.456 / V de Cramer 0.263

285

Jos Muzlera

Tabla 3. Tabla de contingencia. Tipo de Arrendatario * Uso del suelo


Uso del suelo
Agricultura Ganadera
extensiva
extensiva
Pariente o vecino
NO Contratista

Pariente o vecino
CONTRATISTA

Tipo de
Arrendatario

Pool

Empresa Agrop.
Instalada

Otro

Total

% dentro de Tipo
de Arrendatario

18,2%

9,1%

72,7%

100,0%

% dentro de Uso del suelo

9,1%

50,0%

9,2%

9,9%

% dentro de Tipo
de Arrendatario

41,4%

3,4%

55,2%

100,0%

% dentro de Uso del suelo

54,5%

50,0%

18,4%

26,1%

% dentro de Tipo
de Arrendatario

35,7%

64,3%

100,0%

% dentro de Uso del suelo

22,7%

10,3%

12,6%

% dentro de Tipo
de Arrendatario

5,4%

94,6%

100,0%

% dentro de Uso del suelo

13,6%

60,9%

50,5%

100,0%

100,0%

1,1%

0,9%

% dentro de Tipo
de Arrendatario
% dentro de Uso del suelo

Total

Mixto

% dentro de Tipo
de Arrendatario

19,8%

1,8%

78,4%

100,0%

% dentro de Uso del suelo

100,0%

100,0%

100,0%

100,0%

Fuente: elaboracin personal


Prueba de Chi - cudrado de Pearson, Sig. asinttica (bilateral) 0.002
Phi, 0.465 / V de Cramer 0.329

Reflexiones finales
Los grandes pools y sus lgicas ya no son
protagonistas, pero no todo lo que trajeron se lo llevaron. El peso del clculo racional como lgica productiva es una caracterstica vigente y moralmente valorizada.
La tercerizacin de labores a cargo de contratistas es una prctica generalizada y naturalizada, y la idea de la asociacin para
producir tambin es una caracterstica vigente. Esto ltimo con una distincin. Las
asociaciones o pools ya no son a partir de
capitales financieros que contratan factores productivos, si no que se constituyen a
partir de la asociacin de factores produc-

286

tivos (trabajo, tierra y capital).


El dueo de la tierra sigue siendo un
actor protagonista, en especial en la produccin ganadera en dnde el peso de las
grandes maquinarias no es tan relevante y
la relacin Maquinarias/Fuerza de trabajo
se reduce, empoderando as los factores de
estos sujetos: tierra y fuerza de trabajo.
El otro actor que sigue ganando relevancia son los contratistas. En tanto empresarios son requeridos por los productores
(particularmente los contratistas de cosecha) y muchos de ellos -ante las dificultades
de que la tierra vuelva a ser trabajada por
sus dueos- se convierten en productores.

Configuraciones productivas en el Partido de 25 de Mayo, provincia de Buenos Aires 2010-2015

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287

Jos Muzlera

Anexo 1. Serie histrica cotizacin Soja Quequn 2002-2015

Fuente: http://www.fyo.com/granos/precios/series-historicas/pizarra

288

Las herencias territoriales como reflejos de los cambios


portuarios. El caso del Puerto La Plata,
Buenos Aires (Argentina)(*)
Claudia Carut, Gabriela DAmico, Mara Ins Botana, Mariel Zabaljauregui,
Antonela Valdez y Micaela Luciano

Introduccin
Analizar la expresin histrica de un
territorio, es plantear la organizacin del
territorio como la resultante de una valorizacin del espacio que hacen los actores,
agentes y grupos sociales[1] a lo largo del
tiempo. Pensar la organizacin territorial
como un proceso cargado de historicidad,
implica el estudio de las transformaciones
territoriales que permitan desentraar esas
valoraciones y comprender que, esa organizacin del espacio, ha favorecido histricamente algunas reas en detrimento de
otras (Carut, 2003).
La disposicin o distribucin de objetos
naturales y sociales situados en un momento, son la expresin del resultado de
la reproduccin de la estructura espacial a
partir de relaciones de poder entre sectores y con intereses particulares (Cccaro y
Agero, 1998).
[1] En la expresin sobre la valorizacin que del espacio hacen
los actores, agentes y grupos sociales estamos poniendo
el acento en que un individuo puede ser un actor, un agente
y formar parte de un grupo social. Cuando se habla de actor
social se entiende a un grupo e individuos como protagonistas
de procesos sociales y polticos, mientras que el agente social se
remite a cmo los individuos o grupos de individuos cumplen con
una agenda predeterminada desde afuera (Tobo, 2011). Cuando
se habla de grupo social se tiene en cuenta la identificacin
por sus miembros y por los que no los son, cada integrante
ocupa una posicin que se relaciona con las posiciones de los
otros (desempeo de sus roles sociales) y todos los miembros
participan movidos por intereses u objetivos y consideran que la
relacin grupal favorece el logro de ellos.

El espacio actual de organizacin no


constituye una categora pasiva: su papel
est cargado de historicidad. Es maleable
a los impulsos llamados naturales y sociales que permanentemente actan sobre l
-a lo largo del tiempo- y siembran surcos
directrices por donde circulan los campos
de fuerza socio-econmicos-polticos, canalizados por las estructuras de poder prevalecientes que se han manifestado en el
lugar, en diferentes momentos histricos
(Cccaro y Agero, 1998).
La posibilidad de detectar tendencias
de valorizacin espacial y su peso territorial en el puerto de La Plata es una manera de diferenciar subespacios litorales
dilucidando el peso de las herencias. El
anlisis se encuadra en el proceso histrico
de conformacin del territorio argentino.
En l es esencial el papel desempeado por
las relaciones de las estructuras de poder
y de decisin, multiescalares y multinacionales, y el grado de insercin adaptativa
del espacio argentino en este contexto, de
acuerdo a las caractersticas y el clima de
ideas[2] que definen las etapas histricas
(Stagnaro et al., 2000).

[2] El clima de ideas se puede definir como los supuestos ontolgicos, epistemolgicos y ticos que caracterizan cada etapa de la
vida social, poltica y cultural de una sociedad en un perodo dado
que muchas veces se materializan en el territorio (Carut, 2014).

El presente trabajo forma parte del proyecto de investigacin El puerto y su hinterland: anlisis de las transformaciones generadas
a partir de la dcada de los 90 en el rea sur del estuario del rio de la plata. El caso de la ampliacin del puerto la plata y su incidencia
en la isla paulino en el marco del programa de investigacin y desarrollo. H746
(*)

289

C. Carut, G. DAmico, M. I. Botana, M. Zabaljauregui, A. Valdez y M. Luciano

No se puede entender la configuracin


del actual puerto y el proceso de organizacin espacial que lo significa, separado de la evolucin del acontecer mundial,
cuando muchos de sus rasgos especficos han obedecido a formas particulares
en que la Argentina se ha integrado en el
mundo con relaciones de fuerzas diferentes
y teniendo como resultado impactos regionales y locales desiguales.
En este contexto, el puerto de La Plata no
ha permanecido ajeno a estas incidencias.
Cabe remarcar que los recursos, las funciones asignadas, los capitales y las decisiones de los que depende y ha dependido -en
respuesta a las relaciones de fuerzas intervinientes en el proceso histrico de organizacin territorial- no han estado ni estn contenidos en los estrechos lmites del mismo.
Para delinear las tendencias de valorizacin espacial y dilucidar sus improntas territoriales se toma en cuenta el promedio
histrico de ocurrencia de hechos significativos que han establecido, a nuestro juicio,
los fundamentos de su organizacin. Al decir promedio de hechos histricos, nos referimos al impacto de hechos significativos
definidos por su durabilidad, extensin e
intensidad, que definen la etapa histrica,
en un relacionamiento dialctico entre variables y su contexto espacio-temporal.
Las ideas planteadas son expresin de
una periodizacin en funcin de los eventos, de los actores que tornaron en existencia las posibilidades de la poca y la
reconstruccin del pasado como presente. Cabe remarcar que el peso est puesto
en las caractersticas de la poca y no en
los lmites de la misma ya que estos son
mltiples y relativos.
A lo largo de la historia argentina el valor que se le asign a la zona fluvial fue diferente. Los intentos de integracin hechos
por nuestro pas al comercio mundial y en
general, al resto del mundo, definen relaciones de fuerzas dispares que dan como
290

resultado desarrollos regionales y beneficios desiguales.


La economa argentina ha sido una
economa de adaptacin, cuyo comportamiento bsico fue y es el ajuste a las oportunidades creadas por otras economas. El
comportamiento tecnolgico, adaptativo
y tardo, trat de acomodarse a las innovaciones mayores y no de generarlas,
acrecentando una brecha entre el desarrollo cientfico y tecnolgico con los pases
generadores.
Este comportamiento no ha llevado a
un proceso de etapas o ciclos de desarrollo,
sino a una serie de booms o burbujas
que, cuando se agotan, dejan solo algunas
gotas aisladas de capacidad tecnolgica
y productiva, y no un nuevo estilo de capacidades sobre las que pueda generarse otro
ciclo de desarrollo (Azpiazu y Nochteff,
1994). Estas burbujas de expansin adaptativas fueron moldeadas por una elite econmica que era especialmente flexible para
adaptarse a los cambios de la economa
internacional, identificar y explotar opciones blandas formando monopolios no
erosionados por la competencia.
Azpiazu y Nochteff (1994) definen, a lo
largo de la historia Argentina tres burbujas:
la burbuja impulsada por la exportacin
primaria; la de industrializacin sustitutiva, liderada por las empresas transnacionales, y la impulsada, o liderada, por el endeudamiento externo. Por su parte Costa
et al. (2003), identifican para el sistema
portuario argentino cuatro etapas: la organizacin descentralizada, centralizacin y
burocratizacin -que se divide en dos subetapas 1943 a 1980 y de 1980 a 1991- y por
ltimo la etapa privada.
El puerto La Plata no ha sido ajeno al
devenir de los modelos de desarrollo del
pas. Desde su puesta en funcionamiento
en 1890, ha atravesado ciclos de auge y decadencia, en respuesta a dichos modelos y
a su funcionalidad en general, subordina-

Las herencias territoriales como reflejos de los cambios portuarios. El caso del Puerto La Plata...

da- al puerto de Buenos Aires. En consecuencia, la identificacin y anlisis de las


improntas territoriales tanto materiales
como simblicas- en relacin a los modelos de desarrollo del pas en este puerto
ofrecen un marco de anlisis para entender
la organizacin del mismo.

Un

puerto para la Nueva Capital el


surgimiento del puerto en el marco del
modelo agroexportador (1880-1943)

Signado por el modelo de desarrollo


agroexportador, la necesidad de una nueva
capital para la provincia de Buenos Aires,
-debido a la ley de Federalizacin de Buenos Aires en 1880 que impuls la creacin
de una nueva capital para la Provincia homnima-, y una organizacin descentralizada del sistema portuario nacional surge
el puerto La Plata.
El electo gobernador Dardo Rocha form una Comisin encomendada a estudiar la factibilidad de distintos lugares de
la provincia para la construccin de su capital, siendo elegida la localizacin de las
Lomas de Ensenada. Como enuncia Barba:
Rocha prcticamente () tena pensado no
slo fundar una nueva ciudad, sino tambin
hacerlo en las Lomas de la Ensenada, con acceso al nuevo puerto que habra de construir
sobre el antiguo de la Ensenada, porque esperaba construir la Nueva Buenos Aires, la
que habra de rivalizar y superar a la antigua,
basndose para ello en la evidente superioridad que tendra el nuevo puerto sobre el
antiguo. (Barba, 1999, p. 23)

De esta manera, el 1 de mayo de 1882,


Rocha promulg la Ley por la que estableci la construccin de la capital en estas
tierras, que llevara por nombre La Plata.
Con una economa inserta en una matriz agroexportadora, donde el puerto resultaba clave para la presencia argentina
en el mercado externo, junto al desarrollo
del ferrocarril que une a ste con los puntos
de produccin, el puerto sera funcional a
este modelo oficiando como canalizador

de las materias primas la regin pampeana, y posteriormente, de manufacturas


producidas en su hinterland. El 5 de junio
de 1882 se estableci por ley el contrato
con la Nacin para la construccin de un
nuevo puerto en la Ensenada que desplaz al antiguo puerto-, de 21 pies de calado, siendo aprobado el proyecto en 1883 y
encomendado al ingeniero Waldorp, cuyo
proyecto estaba basado en ideas arquitectnicas europeas en boga. Para llevar a
cabo tal obra, se deba construir un canal
que conectara el ro Santiago con el de la
Plata, para lo cual se debieron canalizar
unos 5 km de recorrido perpendiculares
al ro utilizando herramientas simples. La
obra fue finalmente inaugurada el 30 de
marzo de 1890. Como primera herencia
territorial, dejar una costa partida donde
surgirn dos islas: Santiago al oeste y Paulino al este (Fgura 1).
Acompasado a los ritmos econmicos
fluctuantes dentro del modelo de desarrollo agroexportador, durante su primera dcada y mientras perteneca al mbito provincial, el flujo de la entrada de buques fue
en ascenso, aunque decisiones polticas y
vaivenes econmicos fueron declinando el
movimiento portuario. La crisis econmica
de 1890 impact fuertemente en la nueva
capital y su puerto, paralizando las obras
de urbanizacin y deteniendo el crecimiento poblacional (Barba, 1999). Asimismo,
el puerto de Buenos Aires comenz a absorber el movimiento martimo, quedando
para el puerto platense el arribo de buques
que no pudieran recalar en el puerto porteo. Entre 1896 y 1904, el traspaso del
FFCC, que estuviera en manos de la provincia y otorgara precios especiales al comercio de cereales, a la rbita nacional, cuya
regulacin de precios pas a depender
de las distancias (Scarfo, 1998), tambin
aport a su decadencia. El mismo puerto
de La Plata es traspasado a la nacin en
1904, debido al alto costo de manteni291

C. Carut, G. DAmico, M. I. Botana, M. Zabaljauregui, A. Valdez y M. Luciano

miento para la provincia. Las dificultades


en la conexin con las zonas productoras
y las regulaciones impuestas por el puerto
de Buenos Aires hicieron que aumentara la
brecha de desigualdad entre ambos puertos, en detrimento del platense. En palabras de Difrieri:
Buenos Aires, con su indeclinable fuerza centralizadora, no poda soportar la competencia de un puerto eficiente como el flamante
de La Plata; por tanto, ste qued irremediablemente desconectado de la red de circulacin general del transporte nacional, salvo
una lnea del F.C. del Sur; el gigante porteo haba triunfado nuevamente (Difrieri, en
Scarfo, 1998).

La instalacin de los frigorficos Armour


(1904) y Swift (1915) en la margen este
del Gran Dock Central inaugur un nuevo periodo para el Puerto. El movimiento
portuario aument considerablemente,
conformando un hinterland asociado a
los frigorficos, sumado a la construccin
del elevador de granos en el sector Oeste
del Ro Santiago, y la construccin del arsenal militar del ro Santiago. Asimismo,
prxima al emplazamiento de los grandes
frigorficos, la calle Nueva York (hoy decla-

rada Lugar Histrico Nacional), vio nacer y


perdurar su esplendor debido al gran movimiento de mano de obra generada por
los mismos. La instalacin de la destilera
La Plata perteneciente a YPF en 1925, tambin impuls el dinamismo del territorio,
aprovechando y potenciando las ventajas
territoriales en cuanto a transporte y la cercana al puerto. La destilera increment el
trfico de buques de ultramar y cabotaje,
con lo que se puede decir que este perodo
se caracteriz por el predominio del movimiento de buques de ultramar y un trfico
de mercaderas ms diversificado, exportndose especialmente productos agrcolo-ganaderos y de los frigorficos, e importndose () materiales de construccin y
combustibles (Scarfo, 1998). El puerto
entonces consolida su perfil petrolero.
Sin embargo, en medio del periodo de
arribo de los frigorficos y la Destilera, la
inclinacin de la Nacin hacia el Puerto de
Buenos Aires se evidenci en la falta de mantenimiento del puerto platense, prueba de
lo que fue el desmoronamiento de uno de
los laterales del Gran Dock Central en 1914
y su reconstitucin recin 11 aos despus.

Figura 1. Mapa de jurisdiccin portuaria del Puerto La Plata

Fuente: elaboracin personal en base a imagen satelital Quickbird de Google Earth


292

Las herencias territoriales como reflejos de los cambios portuarios. El caso del Puerto La Plata...

Un

puerto al servicio de la industria


argentina: el periodo de industrializacin por sustitucin de importaciones

(1943-1980)

Posteriormente a la crisis de 1930, el decaimiento de la economa agroexportadora y el devenir de una economa orientada
al mercado interno y signado por el desarrollo industrial, influyeron en un aumento
del trnsito de cabotaje y una disminucin del trnsito de buques de ultramar,
imperando una poltica de altos costos y
de baja productividad en infraestructura
(Costa et al., 2003)
A partir de la concepcin de que la infraestructura portuaria descentralizada
conspira con los intereses nacionales, se establece por medio del Decreto 1860/43 la
estatizacin y centralizacin portuaria, en
la que los puertos privados son fiscalizados
y dependern de la Direccin Nacional de
Puertos y de Construcciones y Va Navegables, los que a partir de 1947 se transfieren a
la Direccin Nacional de Puertos y Aduanas.
El estado monopoliza la administracin y
control de los puertos transformndose en
una parte de los servicios pblicos y solo por
excepcin se admite la participacin de capital privado en la construccin, operacin y
explotacin de los puertos pblicos, generalmente mediante la figura de concesin temporal (Costa et al., 2003, p. 49).

Hacia mediados de la dcada de 1950,


el puerto La Plata configur su nuevo perfil industrial, con los ya construidos Astilleros Ro Santiago (1936), la Cooperativa
Argentina Textil de Trabajo (1940) y con
la construccin de la Fbrica Militar de
cido Sulfrico (1952), y posteriormente
la Petroqumica Ipako (1962), Propulsora
Siderrgica (1969), Petroqumica General
Mosconi (1974) y Copetro S.A (1978).
Paralelamente, la destilera de YPF creci
impulsada por las polticas estatales de
gestin de los recursos estratgicos para el
desarrollo del pas. Hacia fines de la dca-

da de 1950, el estado nacional cede el uso


del 70% del puerto a la misma, logrando
que las exportaciones del puerto fueran en
un 90% de combustibles.
Es por esta poca que los frigorficos
Swift y Armour comienzan con su decadencia, en respuesta al nuevo modelo productivo basado en el asentamiento de pequeos
frigorficos cerca de las zonas productoras
de materia prima, lo cual actu en detrimento de las grandes instalaciones. Hacia
1969, se fusionan ambos frigorficos, y el
que fuera frigorfico La Blanca, en la Compaa Swift de La Plata, absorbiendo Swift
la decadencia de los otros dos. El definitivo
abandono del perfil exportador de productos crnicos sucedi a inicios de la dcada de 1970 con el cierre de los frigorficos
Swift (1969) y Armour (1970), este ltimo
en funcin de incumplimientos en el requerimiento de higiene por parte de los mercados europeos y de millonarias prdidas
econmicas de la empresa (Sanucci, 1983).

Apertura

y decadencia: el puerto en el
modelo de apertura econmica (1980-

2001)

Hacia inicios de la dcada de 1980, el


agotamiento del modelo de sustitucin
de importaciones y la crisis del estado del
bienestar se reflejaron en un aumento de
las importaciones, asociadas a un proceso
de apertura econmica en beneficio de los
capitales trasnacionales (Scarfo, 2008).
En este perodo caracterizado por un
fuerte contenido preprivatizador, el sector
pblico tiene cada vez mayores restricciones para la obtencin de financiamiento de
sus inversiones, por lo que se busca colaboracin entre el sector privado y pblico.
Las polticas implementadas consisten en
un paquete de medidas de desregulacin
de diferentes actividades tendientes a disminuir los costos y flexibilizar la organizacin de los servicios para simplificar la
operacin portuaria. Esto se desarrolla con
293

C. Carut, G. DAmico, M. I. Botana, M. Zabaljauregui, A. Valdez y M. Luciano

la transferencia por parte del Estado Nacional a las provincias, de los principales
puertos y el establecimiento de las bases
normativas para el desenvolvimiento de
puertos privados (Costa, 2003).
Hasta 1990, el movimiento del puerto
de La Plata estuvo dominado por la Destilera YPF y COPETRO, aunque el deterioro
del Canal de Acceso y la construccin del
oleoducto a Dock Sud actuaron en detrimento del mismo.
La ltima etapa de reactivacin portuaria ocurri cuando la provincia vuelve
a retomar su jurisdiccin sobre el puerto
en 1992, efectivizndose a travs de la Ley
Nacional 23.696, donde se plantea una reconfiguracin para adaptarlo a las exigencias de un mercado global. Es as como en
una primera aproximacin para la configuracin del puerto como un complejo portuario e industrial se crea la Zona Franca
La Plata[3], a lo que se le suma en 1999, la
creacindel Consorcio de gestin del puerto (ente pblico no estatal).

Un

nuevo puerto para los horizontes


globales (2001-hoy)

Es a partir de la dcada de los 90 donde


la desregulacin de los mercados, la apertura comercial y el ingreso de nuevos grupos econmicos llev a la promulgacin
de la Ley 24.093 que regulaba la actividad
portuaria. Es de esta forma que comienza
a plantearse una nueva poltica portuaria, donde el contexto internacional define
un nuevo tipo de puertos donde el dinamismo se da por la integracin de redes,
el movimiento rpido y la aceleracin de
los tiempos. En estas dos ltimas cuestiones, la fugacidad de los contactos fsicos
[3] Zona Franca La Plata (ZFLP) es un territorio extra aduanero,
donde las mercaderas, productos e insumos pueden ingresar y
permanecer sin tributar derechos, tasas o impuestos de importacin y exportacin. ZFLP es operada por un concesionario,
Buenos Aires Zona Franca La Plata, a la vez que es administrada
y fiscalizada por la Direccin Provincial de Zonas Francas, dependiente de la Subsecretara de Actividades Portuaria.

294

definido como el tiempo de estada de los


barcos, depende de la capacidad de vinculacin territorial y de la articulacin de
redes (Peyrelongue, 1999).
Como sostiene Gliemmo:
el Puerto La Plata se sita en una posicin
privilegiada en el marco de los sistemas de
transporte de la Argentina. Por va acutica, est localizado frente a la Va Navegable
Troncal del Ro de La Plata al Ocano y a la
Hidrova Paraguay - Paran, por la que transita el grueso de las exportaciones argentinas. Su vinculacin con la regin pampeana
y el resto del pas ofrece una elevada potencialidad para absorber en buena medida los
trficos de carga emergentes del Mercosur.
Desde el punto de vista de la dinmica ambiental la ubicacin geogrfica del puerto
constituye un parmetro favorable dado que
permanece alejado a la zona de avance de
sedimentos provenientes del Delta; por otra
parte, el sector costero y las islas ofrecen
un paisaje atractivo para el turismo local y
micro regional, a la vez que su preservacin
asegurara el mantenimiento del sistema ecolgico regional de la costa sur que es el ms
austral en su tipo (Gliemmo, 2009, p. 3).

Es recin hacia el siglo XXI que las obras


para valorizar el puerto a nivel nacional e
internacional comienzan a concretarse, con
la creacin de un Plan Director[4] que dio el
puntapi inicial para la construccin de la
nueva terminal de contenedores (TECPLATA) sobre la margen berissense, el dragado del canal de acceso y ensanchamiento
de la zona de cuatro bocas, y la elongacin de la escollera sudeste (actualmente
de 1.100 mts.) para oficiar de abrigo a los
procesos sedimentarios propios de la dinmica litoral del Ro de La Plata. El proceso
de reactivacin debi complementarse con
obras viales, para garantizar el acceso de
los camiones a la nueva terminal de contenedores, como el acondicionamiento de la
[4] Plan Director y Zonificacin Portuaria por parte Consorcio
de Gestin del Puerto La Plata (ao 2000), mediante el cual se
establecen las bases para la redefinicin de usos y funciones del
rea (administracin, ordenamiento y manejo tanto de reas
operativas y no operativas).

Las herencias territoriales como reflejos de los cambios portuarios. El caso del Puerto La Plata...

Avenida 122 (lmite jurisdiccional entre los


partidos de La Plata, Berisso y Ensenada) y
la extensin de la Ruta 6.

Conclusin
Si bien en sus inicios fue pensado como
un puerto que ofrecera ventajas comparativas frente al puerto de Buenos Aires,
la supremaca de ste nunca dej de estar
presente, circunstancia que se mantiene
hasta el da de hoy. Resta determinar si las
recientes obras portuarias tendrn un efectivo impacto en la dinamizacin del puerto,
si constituirn verdaderas ventajas comparativas frente al puerto de Buenos Aires, y
si las polticas econmicas acompaarn
este desarrollo.
Histricamente, las obras realizadas en
el puerto han sido ms puntuales que integrales, no llegando a tener un impacto sig-

nificativo en el desarrollo del mismo. El plan


de modernizacin actual posee un perfil integral y apunta al acondicionamiento del
mismo a las demandas de un comercio dentro del marco de la globalizacin. Las obras
debern ser acompaadas de la infraestructura adecuada al flujo de transporte que el
puerto demandar (trnsito de camiones
porta contenedores de gran porte), para lo
cual an fue necesario la finalizacin de la
Ruta Provincial N6 y el acondicionamiento de las vas de entrada al puerto.
El proceso de organizacin territorial
del puerto reconfigur el litoral del rea de
estudio creando dos nuevas islas a partir
de la canalizacin del acceso. Si bien ambas se encuentran dentro de la jurisdiccin
portuaria, sus ritmos de crecimiento y vocaciones territoriales han sido diferentes,
tanto entre s como con el puerto, no siempre acompaando el desarrollo del mismo.

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Los espacios verdes pblicos de la ciudad de Resistencia,


Chaco. El caso del (ex) Parque Caraguat:
ambientes y biodiversidad
Mara Fernanda Alarcn

Introduccin
El crecimiento urbano trae aparejado,
casi de manera inevitable, la alteracin y
transformacin del medio natural en el
que se inserta, el proceso provoca la sustitucin de los ecosistemas naturales y
genera un ecosistema artificial propio de
una aglomeracin urbana. El rol de los espacios verdes es fundamental en el paisaje urbano para permitir la introduccin o
persistencia de lo natural (Ramos, 2005),
pero tambin para el mejoramiento de
la calidad de vida de los habitantes de la
ciudad, ya que cumplen una serie de funciones de singular importancia para los
mismos. Los espacios verdes participan
en el aporte de oxgeno, en la atenuacin
de temperaturas y ruidos, son albergue de
biodiversidad, contribuyen a la salud psicofsica de la poblacin, a las relaciones
sociales en la comunidad, a la satisfaccin
de necesidades de recreacin y ocio, a la
educacin, entre otros (Prez, 2011).
En el caso particular de la biodiversidad,
sta constituye un componente importante
de los espacios verdes urbanos que, a
su vez, funciona como indicador de los
desajustes del sistema que integran los
mismos en la trama urbana. El medio
natural o naturalizado garantiza una
cierta continuidad de los sistemas y
la sostenibilidad dentro de un medio
antrpico. El crecimiento difuso que
muchas ciudades presentan actualmente,
fragmenta el territorio generando manchas
con reduccin en la biodiversidad. A
mayor nivel de antropizacin se observa

una simplificacin y homogeinizacin


del medio y de sus ambientes; las
especies de flora y de fauna disminuyen
en diversidad y es frecuente el aumento
de especies exticas y naturalizadas y un
decrecimiento de las autctonas (Garay y
Fernndez, 2013).
La heterogeneidad de ambientes es funcional a las necesidades de varias especies
que requieren zonas distintas para cubrir
diversas funciones, como refugio, alimentacin, descanso y reproduccin. A mayor
cantidad de espacio habitable para flora y
fauna, mayor es el nmero de especies.
Las plazas, parques y reservas permiten
la persistencia, segn grados de alteracin,
de los componentes naturales del medio y
pueden ser entendidos como productores
de biodiversidad con un aporte ambiental,
econmico y cultural. Aunque los sistemas
biolgicos brinden una serie de beneficios,
en la actualidad presentan un marcado
agotamiento y creciente degradacin.
En la actualidad, en la planificacin y
desarrollo de las ciudades, se identifica
una deficiencia no slo en la cantidad de
espacios verdes, sino tambin en la calidad
y conectividad entre stos y su entorno natural prximo, lo que limita el cumplimiento adecuado de sus funciones en trminos
ecolgicos, ambientales y recreativos.
La ciudad de Resistencia no es ajena a
esta situacin, ya que cuenta con varios problemas relacionados a los espacios verdes,
entre ellos se destacan la inequidad entre la
oferta y la demanda, dada por el nmero, superficie y tipologa de espacios verdes, como
297

Mara Fernanda Alarcn

por la distribucin que stos adquieren en el


espacio, lo cual se acenta en ciertos sectores de la ciudad; la accesibilidad vinculada,
fundamentalmente, al estado que presentan
y la degradacin que experimentan gran nmero ellos respecto a componentes como
infraestructura y biodiversidad (Roibn y
Scornik, 2004 y Alarcn, 2015).
En este contexto resulta, entonces, valioso contar con informacin acerca de la
situacin de los espacios verdes urbanos y
de las caractersticas de sus componentes ,
como una manera de contribuir a la elaboracin e implementacin de medidas que
conduzcan a la solucin o atenuacin de
los problemas enunciados.
El presente trabajo propone realizar una
identificacin y caracterizacin de los ambientes y de la biodiversidad (con nfasis
en la flora y la avifauna), presentes en el
parque Caraguat, el espacio verde pblico ms grande, y con menor grado de
alteracin antrpica, con que contaba la
ciudad hasta mediados del ao 2015. A
modo introductorio, se ofrece una descripcin acerca de la situacin general de los
espacios verdes de Resistencia, capital de
la Provincia del Chaco.

rea de estudio
La ciudad de Resistencia, es la capital
de la provincia del Chaco, y del departamento San Fernando, se encuentra asentada en el valle de inundacin extraordinario
del ro Paran, en el oriente de la provincia. De acuerdo al Censo de Poblacin de
2010, la ciudad cuenta con 290.723 habitantes, junto a las localidades de Fon-

298

tana, Vilelas y Barranqueras forma el rea


Metropolitana del Gran Resistencia, aglomerado urbano que alcanza los 385.000
habitantes.
En el caso del parque Caraguat, con 77
hectreas, fue el espacio verde pblico ms
extenso con que cont la ciudad de Resistencia y, en conjunto, del rea Metropolitana del Gran Resistencia, hasta mediados
del ao 2015, momento a partir del cual
fue desafectado de sus funciones como
parque para convertirse en un rea destinada a ser urbanizada mediante la proyeccin y ejecucin de un plan de viviendas,
que hoy en da se encuentra en marcha. Se
ubica en el norte de la ciudad (Mapas 1
y 2), se encuentra dentro del marco de la
Ruta Nacional N 11, la Ruta N 16 Nicols Avellaneda y la Defensa Norte.
El sitio en que se inserta pertenece a la
cuenca del Riacho Ojeda cuya pendiente se orienta hacia el sur, para volcar sus
aguas al Ro Negro, se localiza dentro del
rea defendida de las crecidas del ro Paran por la Defensa Norte pero, debido a las
cotas en las que se encuentra, de alrededor
de 51,00 m (MOP) o 50,50 m (IGN) pertenece a un rea calificada como inundable ante la presencia de abundantes
precipitaciones, y definida como Zona
de restriccin severa temporaria (Administracin Provincial del Agua, 2015). El
Parque Caraguat se desarrolla en el espacio que pertenece al Sitio Ramsar Humedales Chaco, declarado como tal en
2004 y, adems, se encuentra prximo al
rea de Importancia para la conservacin
de Aves (AICA) Valle de inundacin del
ro Paran y Paraguay.

Los espacios verdes pblicos de la ciudad de Resistencia, Chaco. El caso del (ex) Parque Caraguat...

Mapas 1 y 2.Localizacin del Parque Caraguat

Fuente: elaboracin personal sobre la base de imgenes satelitales Digital Globe, GeoEye, USGS,
IGN e informacin provista por Direccin Catastro de la Municipalidad de Resistencia

Materiales y mtodos
Para la descripcin del estado general de los
espacios verdes urbanos y del parque Caraguat
en particular, fue necesaria la bsqueda y
sistematizacin de informacin, digitalizacin, trabajo de campo y anlisis espacial
bsico mediante el empleo de un software
especializado.
Para la identificacin, cuantificacin y caracterizacin de las unidades ambientales se procedi,
en primer lugar, a la interpretacin visual y
digitalizacin sobre imgenes de alta resolucin integradas en Google Earth y posterior edicin de la informacin, tarea que fue
acompaada por el trabajo de campo.
Para la identificacin biodiversidad se realizaron trabajos de campo en sucesivas visitas al espacio de estudio durante el perodo marzo-octubre de 2015. Durante las
mismas se llevaron a cabo actividades de
reconocimiento y registro de especies vegetales y de avifauna mediante el recorri-

do aleatorio. Fueron considerados adems


indicios de presencia de otros animales
como huellas y rastros. Estas tareas fueron
aplicadas con el apoyo de elementos como
guas de identificacin, binoculares, cmara fotogrfica, etc.
La situacin de los espacios verdes de la ciudad
de Resistencia y el parque Caraguat en el
contexto local

A 2013, la ciudad contaba con 719 espacios verdes que, de manera conjunta,
abarcaban casi 3 millones de metros cuadrados, cifra que al ser dividida por el total
de poblacin del ncleo urbano (290.723
habitantes, segn datos del Censo de Poblacin y Viviendas de 2010), nos da como
resultado un ndice de rea Verde (IAV) de
10,25, valor apenas por encima de los 10
m2 recomendados por la OMS. Los 719
espacios verdes existentes incluyen distintas tipologas y tamaos, se consideran
aqu las plazas, los parques, los parques
299

Mara Fernanda Alarcn

urbanos, las plazoletas, como tambin los


parterres. Estos ltimos representan aproximadamente la mitad en nmero, como
tambin en superficie.
La distribucin de los espacios verdes es
irregular en la trama urbana. De este modo,
mientras existen barrios que, en apariencia,
dispondran de un nmero y superficie adecuados, otros presentan escasez o existencia de los mismos, advirtindose as que,
en muchos casos, la oferta no se equiparara con la demanda, sobretodo, si se tiene
en cuenta la cantidad de poblacin que se
sientan cada sector. Un ejemplo de esto lo
constituye en los barrios del norte, este y
extremo sur de la ciudad.
Respecto al estado de los espacios verdes en su conjunto, es considerable el nmero y la superficie de espacios verdes en
condicin de ocupados, ya sea por intrusos o por funciones ajenas a la del espacio
verde del que se trata, o baldos, en contraste con el bajo porcentaje de espacios
verdes en uso pleno de sus funciones.
En la ciudad no todos los espacios verdes son tiles[1], es decir que no todos ellos
poseen caractersticas que definiran sus
funciones tanto sociales como ecolgicas al no cumplir estndares mnimos de
superficie y forma asegurando un espacio
adecuado para el desarrollo de actividades
bsicas de interaccin social, recreacin y
contacto con la naturaleza. Segn criterios
de superficie y forma, excluyendo los parterres, la ciudad cuenta en la actualidad con
63 espacios verdes tiles (49 de escala barrial, inferior a 1,5 ha, 9 de escala urbana
[1] Los espacios verdes tiles son definidos como aquellos que
por su forma, dimensiones, rea, funcin de permanencia y facilidad de acceso pueden o podran ser utilizadas, dado un manejo
determinado.

300

entre 1,5 y 15 has-, y 4 de escala metropolitana de ms de 15 has). Si consideramos


el estado uso pleno de funciones, este
nmero se reduce, dado que, como ya se
mencionara, gran nmero de espacios estn afectado por la condicin de baldos
u ocupados, lo cual dificulta el acceso a
la poblacin.
De acuerdo a criterios de forma y tamao, de entre los espacios, 63 espacios verdes pblicos tiles de la ciudad, el parque
Caraguat era el ms extenso, de escala
metropolitana. Segn datos de la Direccin de Catastro de la Municipalidad de
Resistencia, se encontraba a 2013 en condicin de ocupado. Se debe mencionar,
adems, que este espacio presenta en la
actualidad un estado de deterioro en su infraestructura, lo cual sumado a la distancia
que lo separa del centro de la ciudad, incide en la accesibilidad al mismo y al cumplimiento de la funcin social.
A pesar de esto, se trata de un rea poco
intervenida antrpicamente, donde persiste una diversidad de formaciones naturales
tpicas del Oriente Chaqueo que albergan
una rica biodiversidad con una importante
funcionalidad ecolgica.
Los ambientes
Caraguat

y la biodiversidad del parque

Las 77 hectreas que conforman el Parque Caraguat albergan diversos ambientes, propios del Distrito Fitogeogrfico del
Chaco Oriental o Chaco Hmedo y dentro
de sta de la subregin Paraguay Paran
(Morello y Adamoli, 1974).
Mediante la interpretacin de imgenes satelitales y trabajo de campo se logr
identificar en el parque Caraguat 4 ambientes principales (Mapa 3):

Los espacios verdes pblicos de la ciudad de Resistencia, Chaco. El caso del (ex) Parque Caraguat...

Mapa 3. Ambientes del Parque Caraguat

Fuente: elaboracin personal sobre la base de imgenes satelitales


Digital Globe, GeoEye, USGS, IGN

Las sabanas con predominio de pastizales y


sabanas/pastizales en asociacin, que alcanzan
una mayor cobertura, abarcando ms del
40 % de la superficie total del parque; este
ambiente se localiza sobre los espacios de
menor altura, por debajo de 55 m/s/n/m,
susceptibles de anegamiento. La composicin de la flora se destaca por el predominio de los pastizales con presencia, en mayor o menor medida, de palmeras caranday
(Copernicia alba), indicadora de reas anegables, de espinillos y aromos (del gnero
Acacia, Acacia caven y Acacia aroma), algarrobos (Prosopis alba y Prosopis nigra) y quebrachos (Schinopsis balansae y Aspidosperma quebracho-blanco) dispersos.
El bosque nativo, que cubre algo ms
del 30% de la superficie, ocupa los espacios

ms altos del parque. En l pueden identificarse hasta cuatro estratos (arbreos,


arbustivo y basal) y en su composicin
encontramos especies como algarrobo
blanco (Prosopis alba), algarrobo negro
(Prosopis nigra), quebracho colorado (Schinopsis balansae), urunday (Astronium balansae), espina corona (Gleditsia amorphoides),
palo piedra (Diplokeleba floribunda), guayaib (Patagonula americana), angapir (Eugenia uniflora), entre otros. Estos son acompaados por otras formas vegetales como
las epfitas, enredaderas y lianas, algunas
cactceas y bromeliceas terrestres como
el caraguat (Aechmea distichantha), que da
nombre al parque.
Los ambientes asociados a humedales,
con una extensin prxima al 10 % se ca301

Mara Fernanda Alarcn

racterizan por desarrollarse sobre reas


bajas que, en conjunto con las propiedades del suelo, permiten la acumulacin de
agua y el asiento de especies higrfilas,
entre las que se cuentan el peguaj (Thalia multiflora), especies de juncos, totora y
papiros; e hidrfilas como por ejemplo el
camalote (Eichornia azurea) y repollito de
agua (Pistia stratoides). Adems de stos

ambientes se identificaron:
~Cuerpos de agua, que representan un 4
% de la superficie del parque, sobre los
que se instala vegetacin hidrfila de especies ya mencionadas.
~Suelo desnudo, caminos o suelo intervenido, que cubren un 15 % de la superficie total.

Pastizal con espinillos, algarrobos y quebrachos


dispersos

Sabana mixta con palmeras caranday

Ambientes asociados a humedales

302

Bosque nativo

Los espacios verdes pblicos de la ciudad de Resistencia, Chaco. El caso del (ex) Parque Caraguat...

Respecto a la fauna, en el parque Caraguat pueden observarse especies representativas de la regin. Se lograron observar,
en cuanto a mamferos, familias de monos
carays (Alouatta caraya) y rastros (huellas)
de otras especies como aguar pop (Procyon cancrivorus) y corzuela (Mazama americana), como as tambin de reptiles (rastros
de pieles), sin dejar de mencionar a numerosas especies de lepidpteros (mariposas)
y artrpodos (insectos).
En cuanto a la aves, grupo sobre el que
se precisa el anlisis, en el parque se ob-

servaron y registraron 96 especies (aproximadamente el 30% de la avifauna de la


provincia del Chaco y 10% del total del
pas), nmero que podra incrementarse
si los registros continuaran y, si se tienen
en cuenta, adems, los listados realizados
por investigadores en sitios cercanos como
La Leonesa y Colonia Bentez, al norte, y
Puerto Vilelas y Colonia Tacuar, al sur. Las
especies de aves reconocidas abarcan ms
de 20 familias (Figura 1) y ms de 10 rdenes, lo que nos demuestra la riqueza y
diversidad del grupo en el sitio

Figura N 1. Fotografas de especies de aves del Parque Caraguat

Hornero (Furnarius rufus)

Juan chiviro (Cyclarhis gujanensis)

Alilicucu comn (Otus choliba)

guila negra (Buteogallus urubitinga)

Tingaz (Piaya cayana)

Jote cabeza negra (Coragyps atratus)

303

Mara Fernanda Alarcn

Monjita blanca (Xolmis irupero)

Carpintero campestre (Colaptes


campestris)

Garcita blanca (Egretta Thula)

Tero real (Himantopus melanurus)

Pato cutir (Amazonetta brasiliensis)

Martn pescador grande (Megaceryle


torquata)

Consideraciones finales
Los espacios verdes cumplen un rol fundamental en las ciudades al permitir la resistencia de lo natural en la trama urbana,
pero tambin porque cumplen con distintas funciones de tipo ecolgico, social rural,
etc. En la ciudad de Resistencia, como en
numerosos lugares del mundo, se observan problemas vinculados a la iniquidad
entre oferta y demanda, a la accesibilidad
y al deterioro de los espacios verdes, respecto a aspectos como la biodiversidad.
El Parque Caraguat fue, hasta noviembre
del corriente ao, el espacio verde pblico
ms extenso con que contaba la ciudad, y
en conjunto el rea Metropolitana de Resistencia. El mismo se caracteriza por presentar ambientes representativos del Chaco
Oriental, los cuales albergan una importante diversidad de especies de flora y fauna.
Los ambientes identificados corresponden
a sabanas con predominio de pastizales,

304

sabanas con palmeras y arbustos y rboles


dispersos que, en conjunto abarcan casi la
mitad de la superficie, bosque nativo distribuido en un tercio del parque, y ambientes
de humedales. Respecto a la biodiversidad
se identificaron especies componentes de la
flora de acuerdo a ambientes y en cuanto a
la fauna se logr observar de manera directa e indirecta especies de mamferos y reptiles, y se registraron, adems, ms de 90
especies de aves, que representan el 30% del
total de especies existentes en la provincia.
Considerando la situacin de dficit y
degradacin de las reas verdes urbanas,
en general, y de los espacios verdes pblicos, en particular y, de acuerdo a la extensin, a la biodiversidad que alberga, en la
cobertura vegetal y en los ambientes que
posee, el parque Caraguat, constituye un
recurso ecolgico, social, turstico, recreativo, cultural y educativo que vale la pena
ser preservado.

Los espacios verdes pblicos de la ciudad de Resistencia, Chaco. El caso del (ex) Parque Caraguat...

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305

El cambio climtico como teln de las desigualdades


Mara Paula Awe Luca e Iris Josefina Liscovsky

Introduccin
La envergadura del Cambio Climtico
(en adelante CC) ha llevado a que se lo
asuma como prioritario en la instancia acadmica y poltica. A nivel cientfico, se han
asentado las bases para reconocer al CC
como un fenmeno global y de origen antrpico (IPCC, 1990, 1995, 2001, 2007).
A nivel poltico, su relevancia qued establecida ante la creacin en la Conferencia
de Ro (1992) de la Convencin Marco de
Naciones Unidas sobre Cambio Climtico (CMNUCC), la cual ejecuta sus tareas
a travs de las Conferencias de las Partes
(COP), quien ultim la prioridad poltica
internacional relacionada al CC a travs del
Protocolo de Kyoto (en adelante PK).
Relacionado al CC, mltiples estudios
y avances se han propiciado en el rea
del conocimiento. Sin embargo, el debate
ideolgico-poltico que se suscita detrs
de la problemtica no ha recibido la debida atencin, al igual que precisa ponerse en relieve la complementariedad entre
responsabilidades individuales y desigualdades globales (Fernndez, 2015). Desde
esta perspectiva, se pretende avanzar sobre un tema conocido pero escasamente
tratado como articulador de perspectivas
ecolgicas o econmicas y aportar al estudio del CC como fundamento del discurso ambiental que configura a las estrategias internacionales haciendo uso de (pero
no revirtiendo) las diversas desigualdades
polticas, econmico-tecnolgicas y socio-ecolgicas. Estrategias bajo las cuales
se ecologiza la economa, valorando al ambiente casi exclusivamente por sus funciones productivas, entendiendo los servicios

que ofrece como reserva ecolgica para el


secuestro de dixido de carbono y como
recurso ecoturstico (Leff, 2008).
Ante problemticas ambientales concretas, el sistema internacional introduce,
mediante ese discurso ecologizador de la
economa, prcticamente de forma indistinta, propuestas en distintos y lejanos territorios. Esta situacin pone de relieve un
inters en profundizar la comprensin de
los impactos en los territorios. Para ello, se
compararon estudios previos de las autoras que abordan, uno el Mecanismo para
el Desarrollo Limpio (MDL) en Argentina
(Awe Luca, 2010), y el otro, al ecoturismo
en Mxico (Liscovsky, 2011).

Desarrollo
Considerando que el CC no solo es una
crisis climtica, tambin es econmica,
poltica, energtica y ecolgica, donde las
soluciones acrecientan las inequidades,
esta presentacin se estructura en dos secciones. En la primera, se presenta el papel
del CC en la economizacin de la naturaleza. En la segunda, se fundamenta que las
estrategias para mitigar al CC se asientan,
reproducen y fortalecen sobre la existencia
de desigualdades.
El Cambio Climtico

como construccin para


economizar la naturaleza

En esta seccin presentaremos una reconstruccin histrica sinttica que nos


permite reconocer la lgica detrs de los
mecanismos que se desenvuelven para
combatir el CC. Algunos hechos trascendentes se organizan en la Figura 1.
307

Mara Paula Awe Luca e Iris Josefina Liscovsky

Figura 1. Datos trascendentes sobre el Cambio Climtico Global


en el contexto de la poltica internacional

Fuente: elaboracin personal

Desde principios de 1900 comenzaron


a realizarse investigaciones relacionadas al
fenmeno del efecto invernadero (variacin
en la composicin de gases responsables,
perspectivas de calentamiento del planeta), que fueron acumulndose hasta que se
hizo insostenible su ocultamiento. En 1962
la biloga Rachel Carson public Primavera silenciosa, el primer libro cientfico
que alerta sobre los drsticos cambios ecolgicos y asienta las bases de la conciencia
ambiental. En 1972 quedaron plasmadas
308

las distintas problemticas ambientales, en


tanto se edit Los lmites del crecimiento
(de Dennis Meadows, Donella Meadows,
Jrgen Randers y W. Behrens), que reconoca el papel antrpico en la crisis ecolgica, quedando asentada la crisis ambiental global en la poltica internacional con
la Conferencia de Naciones Unidas sobre
Ambiente Humano la cual daba origen
al Programa de Naciones Unidas para el
Medio Ambiente (PNUMA)-. Coincidentemente, en la dcada del 70, se desplegaba

El cambio climtico como teln de las desigualdades

la crisis del modo de produccin fordista y


la primera y segunda crisis energtica (donde se empezaba a considerar verosmil la
teora del pico del petrleo y, consecuentemente, las tratativas en relacin a fuentes
energticas alternativas).
En ese contexto amplio de movilizacin
ambiental, en 1979 se realiz la Primera
Conferencia Mundial del Clima y surgi el
Programa Mundial sobre el Clima (PMC)
abocado desde entonces al registro de
datos y a la vigilancia, investigacin y evaluacin climtica. Una dcada despus, la
agenda ambiental internacional (acadmica y poltica) se centr en el CC.
En 1990 se realiz la Segunda Conferencia Mundial del Clima y se present el primer informe del Panel Intergubernamental
sobre Cambio Climtico (IPCC), dejando
al CC como un hecho irreversible y apuntando a una estabilizacin de las emisiones
de los gases de efecto invernadero (GEI).
Esa recomendacin repercuti en la Organizacin de las Naciones Unidas quien se
encomend la redaccin de un documento
en relacin con la temtica, que se firmara en 1992 en la Cumbre de la Tierra. La
convencin si bien constituye un hito en la
agenda ambiental, forma parte de lo que
Leff (2005) adelant: un nuevo marco legal internacional basado en un conjunto
de Acuerdos Multilaterales Ambientales
(AMA) donde las consideraciones ticas y
las discusiones polticas en torno a alternativas al desarrollo son desplazados de
la diplomacia internacional.
En 1997 en el contexto de la COP3 se
concret el PK, considerado el instrumento
ms trascendente como compromiso poltico frente al CC. Afirmacin que es vlida
incluso al ser un acuerdo de mnima, cuyas
negociaciones fueron presa del binomio
Norte-Sur y las subdivisiones respectivas en
el interior de cada bloque. Este instrumento
es vinculante para los pases industrializados que lo ratificaran, introduciendo la po-

sibilidad del comercio de emisiones como


medida supletoria de los compromisos de
reduccin de emisiones cuantificada.
La envergadura cientfica y poltica dada
al CC promovi que otras estrategias ambientales desligadas de esta temtica se
adecuaran para priorizarlo. Como ejemplo, la empresa turstica cuyo auge como
iniciativa ambiental se despleg en los aos
70 por ser considerada la industria sin chimenea, y desde los 80 bajo las formas de
turismo ecolgico en sentido amplio (turismo en naturaleza, ecoturismo, turismo
rural, etc.), se instaur como estrategia
privilegiada para ser introducida en reas
Naturales Protegidas, zonas prstinas o
reas rurales, y ha sido llamada a sumar
esfuerzos para hacer frente al CC. En este
marco, se contina con una lgica de negocio entre privados.
En 2003, la empresa turstica, representada por la Organizacin Mundial del Turismo, es convocada a formar parte de las
Conferencias sobre Cambio Climtico y Turismo, donde se reconoce la incidencia del
CC en los destinos tursticos y, por lo tanto,
la importancia de que el sector se involucre
en la bsqueda de soluciones sobre la problemtica. De acuerdo con la declaracin
de la Conferencia, este involucramiento adquiere relevancia al considerar que tambin
la economa mundial podra verse afectada
si se impacta negativamente en el turismo.
A partir de la Segunda Conferencia, realizada en 2007, el sector turstico promovi
medidas de adaptacin y mitigacin, el uso
eficiente de energa y recabar recursos financieros que cooperen en la lucha contra
la pobreza. Una vez ms, se suma al sector
turstico a la cuestin ambiental, pero esta
vez desde la lucha contra el CC.
Esa alianza entre estrategias contra el
CC y la actividad turstica es notoria y paradojal considerando que si bien se reconocen los intentos de la empresa turstica por
mejorar su imagen a travs de un marke309

Mara Paula Awe Luca e Iris Josefina Liscovsky

ting tico, con perspectivas de sustentabilidad (como el ecoturismo) o de solidaridad


(turismo solidario) que pueden ser convertidas en un producto comercializable, no
se desconoce su impacto social y natural,
siendo altamente criticada su capacidad
para daar ecosistemas, malbaratar recursos naturales, mercantilizar expresiones
culturales, crear marcos favorables para la
corrupcin o vulnerar derechos laborales
(Gascn, 2012, p 16 y 154). Sumado a ello,
es un sector econmico que contribuye al
CC, a consecuencia de los desplazamientos
masivos de turistas en avin y el transporte
de larga distancia de alimentos e infraestructuras diversas utilizadas en los hoteles (Caada, 2012, p. 40), de relevancia
al identificar que tanto la aviacin como la
navegacin martima internacionales quedaron fuera de los objetivos del PK.

tarios ni cambios mnimos necesarios para


mitigar daos ecolgicos o adaptar a los
territorios ms perjudicados. Considerando que en el acuerdo (COP18) de extender
el periodo de compromiso[1] hasta 2020,
se han restado adhesiones importantes
(Rusia, Japn, Canad) -sumado al retiro
temprano de Estados Unidos del PK y la
no obligatoriedad de reduccin en grandes
emisores de GEI como China-, se estara
operando sobre un muy bajo porcentaje de
las emisiones mundiales, implicando perspectivas poco alentadoras. Incluso as, la
implementacin de estrategias en los pases y territorios no es neutral. De hecho,
con la institucionalidad climtica creada,
se han fortalecido desigualdades polticas,
econmicas, tecnolgicas y socio-ecolgicas, inter e intra pases, subyacentes a la
lgica en la que se funda el PK.

Cambio Sistmico. No Cambio Climtico

~Desigualdades polticas
La desigual correlacin de fuerzas entre
los pases qued plasmada en el rgimen
climtico global resultante de las negociaciones multilaterales, siendo ste un espacio defendido por los pases en desarrollo
que denuncian hoy a la Convencin por ser
presa del corporativismo.
La CMNUCC diferencia entre los pases
del Anexo I (industrializados) y los del Anexo II (en vas de desarrollo). En base a esa
diferencia, el PK introdujo para los pases
del Anexo I la posibilidad de cumplir con
sus compromisos mediante los Mecanismos de Flexibilizacin[2], entre los cuales
se encuentran: el Comercio de Derecho de
Emisin (artculo 17 del PK), la Implementacin Conjunta (artculo 6 del PK), y los
MDL (artculo 12 del PK). Slo en el ltimo
mecanismo se incorporan a los pases en

Hoy en da, el CC no slo preocupa a


acadmicos y polticos. Numerosas organizaciones sociales pregonan la bsqueda
de alternativas no paliativas, expresado
en el lema cambio sistmico. No cambio
climtico. Esta consigna se intensifica al
pensar en los prximos acuerdos a firmarse
en Paris (Francia), luego que se concrete la
COP21 entre el 30 de noviembre y el 11 de
diciembre de 2015. La preocupacin es a
la vez referencia de la creciente disconformidad sobre los grandes esfuerzos (logsticos y econmicos) proyectados para revertir las consecuencias ecolgicas del CC, a
travs de propuestas vacas de intensin y
voluntad poltica. Propuestas compatibles
con el capitalismo verde, dando origen a
las estrategias verdes o falsas soluciones, como las denominan las organizaciones sociales aludidas.
Si se estima al PK como espacio aglutinante de las estrategias verdes frente
al CC, es imprescindible reconocer que no
logr el cumplimiento de los pases signa310

[1] El PK fue creado en 1997 y entr en vigor en 2005. Estableci


el periodo de compromiso de reduccin de emisiones entre 2008
y 2012. De todas maneras los proyectos podan comenzar a implementarse luego del ao 2000.
[2] Una mitigacin que se supona supletoria a las medidas de
reduccin nacionales.

El cambio climtico como teln de las desigualdades

desarrollo para que en ellos las Partes del


Anexo I implementen proyectos de reduccin, adquiriendo Certificados de Emisiones Reducidas (CERs).
Con estas opciones, los pases industrializados encuentran la evasin al verdadero
compromiso de reducir las emisiones de
GEI. De este modo, los Mecanismos de Flexibilizacin son evidencia de la desigualdad
poltica que polariza entre quienes deciden
el destino del planeta (Anexo I) y quienes
no participan en esas decisiones pero se
ven afectados por las mismas. Esa diferencia, se pone de relieve al considerar que la
lucha contra el CC traslada el esfuerzo a
los pases del sur global, focalizndose en
los ejes de Mitigacin -a partir de eficiencia
energtica, utilizacin de reservorios como
sumideros, etc.- y Adaptacin -afrontando
la inversin y sometindose a las condicionalidades exigidas para poder beneficiarse
de los fondos internacionales-.
~Desigualdades econmicas y tecnolgicas
Este tipo de desigualdades se pone en
evidencia ante los distintos niveles de vida
que se asocian a la contribucin histrica
y real de GEI de cada pas. Esa diferencia
queda plasmada en el principio de responsabilidades comunes pero diferenciadas de la
CMNUCC: las contribuciones relativas de
las emisiones de GEI definieron qu pases (y en qu porcentaje) estaran sujetos
a medidas de reduccin y las condicionalidades tecnolgicas para los no sujetos a
reduccin cuantificada, a fin de afrontar la
reconversin en sus modos de produccin.
As, se fortalece la dependencia tecnolgica de los pases ms pobres, y los que ms
han contaminado histricamente se favorecen con compromisos que aumentan su
umbral ecolgico a un bajo costo.
Estas desigualdades econmicas y tecnolgicas entre los pases industrializados y
los en va de desarrollo, sustentan la adhesin de estos ltimos como posibles receptores de financiamiento econmico y trans-

ferencia tecnolgica (PK, artculo 11, inc. 2


y 3). Este tipo de poltica, que se desprende
de los AMA, utiliza una retrica para que
nada cambie (Leff, 2008) y puede conducir
a una reconversin ecolgica de los territorios dnde se aplica.
~Desigualdades socio-ecolgicas
Los que histricamente ms han contaminado formalmente pueden optar por
cumplir con los compromisos a un bajo
costo, permitindoles aumentar su umbral
ecolgico. Esta poltica estara justificando las ventajas comparativas entre pases,
asignando las funciones de reservorio a la
naturaleza en los pases del Sur.
Sin necesidad de nmeros, la falta de
equidad se evidencia al identificar a los
que producen los mayores daos, los que
enfrentan las peores consecuencias y los
que deciden sobre los cambios. Escenario
fortalecido ante el PK, el cual vigoriz la
inequidad al supeditar la ejecucin de las
acciones a los aportes econmicos de los
pases principalmente responsables del CC
y al proponer tecnologas en lugares distantes del centro del poder mundial desconsiderando prcticas, culturas locales, etc.
Adems, por superposicin de prioridades, el CC como fundamento poltico, produce diferencia de oportunidades. Los costos de invertir en adaptacin al CC, si bien
no deberan considerarse como gastos, estaran desviando recursos de necesidades
bsicas que los pases en desarrollo tienen
para satisfacer (aumentar el porcentaje de
poblacin que accede a una alimentacin
adecuada, a una vivienda, a educacin, a
empleo). En tanto se priorice la generacin
de divisas, los pases en desarrollo mantendrn modelos primarios exportadores con
las consecuencias ya conocidas del intercambio desigual sobre los territorios (constituidos por pueblos y naturalezas).
La falta de inequidad a la que alude este
apartado, se incrementa en gravedad al considerar los mecanismos polticos desenvuel311

Mara Paula Awe Luca e Iris Josefina Liscovsky

tos en relacin al MDL y el ecoturismo. Las


estrategias que se aplican en los territorios
son no participativas, responden a estrategias globales para dar solucin a los problemas locales, donde los habitantes estn desprovistos de informacin vasta y de calidad,
perjudicando la toma de decisiones.

Conclusin
La importancia de esta presentacin
radica en reconocer que la lgica del rgimen climtico propuesto frente al CC, es la
base de las polticas ambientales que son
las que impactan en los territorios y que,
desde nuestra perspectiva, fortalecen una
distribucin desigual de poder (poltico,
econmico, social y ecolgico). Bajo estas
circunstancias, se imponen en los territorios distantes (incluso los que recientemente se insertan en el capitalismo global), rectificaciones, desde el centro, al modelo que
ha degradado ambintelos territorios y que
los ha colocado en una situacin de injusticia ambiental.
En este artculo el PK se identifica como
un acuerdo entre privados (al estilo coasiano), no de la atmsfera en s misma, sino
del derecho a su contaminacin, y cuyo
punto de partida son los derechos adquiridos. En este sentido, quien ms emiti histricamente, o quien ms se apropi de las
decisiones sobre el destino de lo ambiental, lo puede seguir haciendo en la medida
que prometa reducir sus emisiones.
As tambin, el PK se considera emblemtico en el sentido de polarizar las iniciativas ambientales que economizan la
naturaleza. Tal es el caso de sumar a las estrategias de turismo amigables con el am-

biente, que en concordancia con el PK se


proponen las lneas de mitigacin, adaptacin, y eficiencia energtica. Sumado a ello,
MDL y ecoturismo abren la opcin a pases
en desarrollo de atraer fondos e inversin
externas para proyectos que promuevan el
desarrollo sustentable, con lo que impera
una nocin de sustentabilidad dbil (sensu
Gudynas), avalando los actuales modelos
de produccin (generador de inequidad
entre e intra pases).
Finalmente, las inequidades entre pases pero tambin dentro de los mismos, se
ven fortalecidas con el rgimen climtico,
en varios sentidos. Primero, al supeditar la
ejecucin de acciones a los aportes econmicos de los pases responsables del CC,
donde paradjicamente las responsabilidades son proporcionales a los derechos
adquiridos. En segundo lugar, al proponer
tecnologas en lugares distantes del centro
de poder no considerando las prcticas y
culturas locales, y con ello exigiendo restructuraciones que pueden provocar mayor fragmentacin y exclusin ante presupuestos que requieren desviar fondos y
esfuerzos para mitigar y adaptarse al CC
a pesar de tener otras necesidades que satisfacer (como acceso a una alimentacin,
vivienda, educacin, empleos adecuados).
Por otro lado, el PK le asigna funciones de
reservorio a la naturaleza en los pases del
sur global con la consiguiente venta subvaluada de capacidad de carga a los desarrollados. Por ltimo, esta suma de elementos
se asientan sobre y fortalecen las desigualdades, siendo en los territorios donde se
confronta de manera visible la diplomacia
del CC y la realidad de las comunidades.

Agradecimientos
Este aporte ha sido posible gracias al financiamiento del proyecto PI-UNRN40C349/2015.

312

El cambio climtico como teln de las desigualdades

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313

Parte 5
Resignificacin de los
territorios rurales

Transformaciones y conflictos en la interfase rural-urbana


Fernanda Gonzlez Maraschio, Cristian Poplavsky, Gerardo Castro,
Natalia Kindernecht y Juan Varela

Introduccin
Este trabajo presenta algunos resultados del proyecto de investigacin Dinmicas y conflictos entre el campo y la ciudad en partidos del norte de la provincia de Buenos Aires[1],
referidos a las transformaciones territoriales ocurridas recientemente en cuatro partidos ubicados al oeste del Gran Buenos
Aires (GBA) con eje en la RN 7: General Rodrguez, Lujn, San Andrs de Giles y Carmen de Areco. El rea de estudio (Mapa
1) busca abarcar la interfase rural-urbana
definida entre el GBA y la zona ncleo de la
agricultura. Este territorio[2] se caracteriza
por mostrar estructuras amosaicadas cuya
composicin social es heterognea y dinmica, fruto de la especulacin con tierras,
los cambios de uso del suelo hacia actividades de mayor rentabilidad y el crecimiento de las actividades informales.
La expansin de usos del suelo y actividades urbanas (industria, comercio, residencia), han impactado en la periferia del
GBA generando competencia por la tierra y
el consecuente incremento en el valor de la
misma. Los valores de renta urbana desincentivan las actividades agropecuarias de
tradicin localizadas en las cercanas de los
[1] Proyecto de Investigacin dirigido por la MSc. Lic. Fernanda
Gonzlez Maraschio y radicado en el Departamento de Ciencias
Sociales de la Universidad Nacional de Lujn (Resolucin CD-CS
212/14). Este proyecto se encuadra en el Programa de Investigacin Redes epistmicas: enlaces entre el conocimiento y la
toma de decisiones polticas, dirigido por la Dra. Elda Tancredi.
[2] Entendemos al territorio como un producto de la sociedad,
por lo que al proponer un anlisis territorial sobreentendemos
que estamos analizando procesos sociales que involucran diversidad de sujetos con diferentes niveles de poder, y por ende, diferentes niveles de accin y transformacin (Manzanal, 2007).

accesos, dnde el costo de oportunidad


es menor a la ganancia potencial frente a
un fraccionamiento y venta con fines residenciales. No obstante, esta zona tambin
recibe influencia directa de las dinmicas
agrarias que se desarrollan en la zona ncleo de la agricultura, localizada en el norte de la provincia de Buenos Aires y sur de
Santa Fe. Se trata de procesos sostenidos
de expansin e intensificacin de la produccin de granos de exportacin con alta
rentabilidad, en detrimento de la ganadera y de otros cultivos menos redituables.
Los partidos de nuestra interfase presentan variables demogrficas y agroproductivas diferenciadas que provocan una
esperable heterogeneidad al interior de la
zona, reflejo de la transicin entre la ciudad
y el campo. Por un lado, Carmen de Areco
y San Andrs de Giles -a ms de 100 km
de la Ciudad Autnoma de Buenos Airespresentan un paisaje predominantemente
rural con el 80% en promedio de su superficie destinada a actividades agropecuarias y
una baja densidad de poblacin, de 13,6 y
20,3 hab/km2, respectivamente (Tabla 1).
Por otro lado, Lujn y General Rodrguez -a ms de 50 km de la Capital Federal- presentan paisajes semiurbanizados
con persistencia de actividades agrarias,
principalmente intensivas. Gral. Rodrguez
forma parte de la denominada tercera
corona de la Aglomeracin Gran Buenos
Aires, siendo uno de los 8 partidos cuya superficie y poblacin integran parcialmente
el aglomerado. Con poblaciones mayores a
los 85 mil habitantes y densidades muy por
encima de la media provincial (50,8 hab/
317

F. Gonzlez Maraschio, C. Poplavsky, G. Castro, N. Kindernecht y J. Varela

km2 para la PBA) presentan, sin embargo, un importante porcentaje de superficie


ocupada por EAP que para Lujn supera el
tercio y para Gral. Rodrguez casi alcanza
los dos tercios. Entre ellos, Lujn se destaca por presentar la mayor heterogeneidad
territorial y niveles ms elevados de conflictividad ambiental.
Presentamos aqu resultados del anlisis
de los procesos de reconfiguracin espacial

a partir de indicadores seleccionados que


dan cuenta de dichas tensiones/conflictos:
evolucin de la superficie agraria y sus usos,
de la superficie ocupada por nuevas urbanizaciones -fundamentalmente privadas-,
del precio de la tierra y de los conflictos
generados. Utilizamos fuentes secundarias
estadsticas y cartogrficas, publicaciones
especializadas, e informacin primaria relevada en terreno.

Mapa 1. rea de estudio (zona 1)

Fuente: elaboracin personal


Tabla 1. Partidos de rea de estudio, principales datos seleccionados
Poblacin

Superficie
(km2)

Densidad

Cantidad
de EAP

Superficie ocupada
por EAP (%)

Carmen de Areco

14.692

1.080

13,6

211

82

San Andrs de Giles

23.027

1.135

20,3

250

79

Lujn

106.273

800

132,8

90

34

87.185

360

242,2

66

58

Partido

General Rodrguez

Fuente: elaboracin personal en base a datos CNP 2010 y CNA 2002

318

Transformaciones y conflictos en la interfase rural-urbana

Desarrollo
Los partidos de interfase rural-urbana
se configuran en la actualidad como espacios multifuncionales en los que se conjugan dinmicas territoriales diferentes y
coexistentes.
Dicha coexistencia no es armnica en
tanto diferentes grupos sociales compiten
por el mismo suelo. En este sentido, el uso
del suelo se ha diversificado y conviven, con
diversos niveles de conflictividad, el uso residencial, el uso industrial, el uso agrcola,
el uso ganadero, el uso por parte de criaderos de aves y cerdos, y el uso turstico, ya
sea del tipo rural o religioso.
De este modo, se enfrentan diferentes
valorizaciones del territorio rural: las que se
enfocan en la tierra como medio de produccin en un contexto agrario, las que se
basan en el suelo como recurso escnico
para la residencia y el ocio (Barros, 2003),

y las que entienden este espacio simplemente como suelo, es decir, soporte de actividades de localizacin indistinta. Como
plantea Craviotti (2007), las tensiones que
se establecen a partir de la coexistencia de
una ruralidad agraria y una residencial,
se evidencian en el valor de la tierra y en
el mercado de trabajo. La expansin residencial provoca la elevacin del valor de la
tierra desalentando los usos agropecuarios
del suelo, a la vez que genera oportunidades de empleo para sujetos al margen del
mercado laboral agropecuario, aunque en
gran medida se trate de empleos informales
y de baja calificacin (servicio domstico,
jardinera, seguridad, etc.). Asimismo, entendemos que la dimensin ambiental ha
cobrado protagonismo en aos recientes a
partir de las fricciones que generan las diferentes lgicas territoriales que coexisten en
los mbitos rurales de frontera (Gonzlez
Maraschio et. al., 2015).

Usos del
suelo

Tabla 2. Clasificacin de usos del suelo en mbitos rururbanos


Agropecuarios

Productivos

No agropecuarios

No productivos

Residenciales
No residenciales

Fuente: Gonzlez Maraschio, 2007

La expansin residencial
Los partidos en estudio, especialmente General Rodrguez y Lujn, han experimentado el fenmeno de la expansin
residencial de baja densidad, principalmente dirigida a emprendimientos residenciales cerrados/privados y protagonizada
por familias jvenes solventes que consumen el espacio rural como recurso escnico (Svampa, 2004; Gonzlez Maraschio,
2007). Estas urbanizaciones se desarrollan
en reas rurales, generalmente en predios
que en el pasado fueron establecimientos
agropecuarios y, por motivos productivos
o especulativos, luego son vendidos y acon-

dicionados para su ingreso al mercado de


emprendimientos residenciales. Otros, directamente se construyen sobre reas de
reserva rural o ambiental. La autopista Acceso Oeste es la columna vertebral de esta
expansin. Con 55 km de extensin desde
la Av. Gral Paz, culmina en el partido de
Lujn. La inauguracin de su ltimo tramo
en 1997, otorg un gran dinamismo a este
modelo de expansin territorial. Sin dudas
esta transformacin en la accesibilidad de
la zona, por un lado resulta el primer factor de incremento del precio de la tierra, y
en segundo, acta como elemento de diferenciacin al interior de nuestra rea de
319

F. Gonzlez Maraschio, C. Poplavsky, G. Castro, N. Kindernecht y J. Varela

estudio, en tanto el acceso y sus dinmicas


no alcanzan a los partidos de San Andrs
de Giles y Carmen de Areco. No obstante, como se puede observar en la Tabla 3,
ocurren dos fenmenos llamativos. Por un
lado, tanto en San Andrs de Giles como
en Carmen de Areco, se han desarrollado
emprendimientos residenciales cerrados;
aunque muy pocos, cabe recordar que estos partidos se ubican a ms de 100 km de
la CABA. Por el otro, ms all de la esperable continuidad con el partido de Moreno[3], sede de las urbanizaciones cerradas
pioneras en la zona oeste, el partido de
General Rodrguez presenta casi la mitad
de emprendimientos residenciales cerrados
que Lujn. Efectivamente, para fines del
ao 2010, se contabilizaban unas 27 urbanizaciones privadas en Lujn
13 de las cuales se encuentran en pleno desarrollo. Estos barrios suman cerca de 1.500
casas, de las cuales hay cerca de 100 que estn en construccin. Se estima que son 850
las familias residentes en estas urbanizaciones mientras que el resto son casas utilizadas para los fines de semana y vacaciones de
verano e invierno. Ingresan a trabajar diariamente a estos 27 barrios cerca de 3.000 personas entre personal de construccin, servicios y comercios (Stupenengo, 2010).

Actualmente existen unos 32 emprendimientos cerrados, 28 consolidados. Los


nodos de localizacin de estas urbanizaciones se encuentran esperablemente vinculados a los principales accesos del partido,
siempre con el Acceso Oeste como punto
de partida. De acuerdo a la frecuencia de
emprendimientos localizados, los nodos
identificados son: Ruta 192 (km 6 y 7),
Ruta 6 Open Door, Ruta 5 camino a Jaregui, Ruta 47 camino a Navarro, sobre
Acceso Oeste (km 57 y 58), y sobre acceso a Carlos Keen. Si se toman en conjunto
[3] Partido ubicado a 36 km de CABA que en los aos 90 experiment un importante auge de urbanizaciones cerradas, semejante al de Pilar y que actualmente presenta la mayor densidad
de estos emprendimientos en la zona Oeste.

320

los emprendimientos de las rutas 192 y 6,


el 52% de las urbanizaciones cerradas se
localizan en el sector norte del partido en
una suerte de tringulo que tiene al Acceso
Oeste de base, las rutas 192 y 6 de lados,
la localidad de Open Door como ngulo
superior, y donde el ro Lujn acta como
bisectriz del ngulo que se posiciona en la
ciudad cabecera. Las urbanizaciones desarrolladas en este sector ocupan una superficie de ms de 2200 hectreas. En todo el
partido, la superficie ocupada por emprendimientos residenciales cerrados alcanza
las 4.292 hectreas, es decir, casi 43 km2,
valor que representa el 5,4% del total de la
superficie del partido[4]. Para ponderar esta
cifra es necesario mencionar que el total de
la planta urbana del partido de Lujn, contando todas las localidades y aglomeraciones del partido, ocupa apenas 8,5 km2.
Esto significa que la superficie ocupada
por emprendimientos residenciales de baja
densidad y privados, prcticamente quintuplica la superficie ocupada por urbanizacin tradicional o abierta del partido.
En el caso de General Rodrguez, las 13
urbanizaciones cerradas existentes ocupan
32,4 km2 frente a los 28,1 km2 de planta
urbana tradicional o abierta. Sin dudas se
trata de un partido ms urbanizado (en
trminos tradicionales) por hallarse lindero al GBA, y a la vez su superficie total es
menos de la mitad que la de Lujn, por lo
que su densidad de poblacin es casi el doble. La relacin entre superficie de UC y la
ocupada por UT es de apenas 1,15, o sea
que la superficie de UC es apenas el 13%
ms grande que la de UT.

[4] Se ha trabajado informacin secundaria obtenida de publicaciones especializadas (revistas, sitios web y suplementos de
diarios nacionales) e informacin relevada en terreno (municipios e inmobiliarias). Luego, hemos contrastado esa informacin
utilizando el programa Google Earth para la georreferenciacin
de los emprendimientos. Finalmente, mediante la utilizacin de
la aplicacin web Free Map Tools se ha calculado la superficie
real de cada emprendimiento y tambin la superficie ocupada
por la planta urbana tradicional o abierta.

Transformaciones y conflictos en la interfase rural-urbana

Tabla 3. Cantidad y superficie ocupada por urbanizaciones cerradas (UC) en el rea de estudio,
respecto a superficie urbana tradicional (UT) y respecto a la superficie total del partido
Superficie
partido
(Km2)

Cantidad
de UC

Superficie
UC (Km2)

Superficie
UT (Km2)

UC/UT

C. de Areco

1080

0,16

0,02

15,01

1,39

0,01

S. A. de Giles

1135

3,55

0,31

7,69

0,68

0,46

Lujn

800

32

42,92

5,37

8,53

1,07

5,03

G. Rodrguez

360

13

32,37

8,99

28,08

7,80

1,15

Partidos

Fuente: elaboracin personal

Cules son los factores que valorizan


Lujn por sobre Gral. Rodrguez? Algunos
son difundidos mediante los discursos inmobiliarios: el perfil agrario del partido
se promociona como entorno rural, la
presencia del Acceso Oeste llegar a CABA
en 30 minutos, la presencia del Ro Lujn
alienta el desarrollo de clubes con instalaciones nuticas que permiten el disfrute
del ro, entre otros. No obstante, existen
otros que no se mencionan en las promociones pero que son esgrimidos por los
promotores inmobiliarios de la zona. Por
ejemplo, la mayor lejana con el conurbano
y las ventajas de Lujn en cuanto a niveles
de seguridad y pobreza[5].
Notablemente, muchos de los aspectos valorizados, como el entorno rural o la
presencia del ro, son actualmente focos de
fuertes tensiones entre la ruralidad agraria y
la ruralidad residencial, como consecuencia
de la ineficiente gestin del territorio. Las
aplicaciones de agroqumicos, las emanaciones de olores y las plagas que atraen los
galpones de pollo, las inundaciones relacionadas con la construccin sobre reas que
forman parte del humedal del ro, son algunos de los ejes de conflictos identificados.
[5] Algo semejante ocurre con los partidos de Ezeiza y Cauelas
en el corredor sudoeste del AGBA, de hecho, algunos emprendimientos cerrados de la localidad de Mximo Paz se promocionan como de Cauelas, para no verse arrastrados por la mala
imagen de Ezeiza. Testimonio de promotor inmobiliario de Cauelas y funcionario municipal, entrevistado en el ao 2005, ver
Gonzlez Maraschio, 2008.

El precio de la tierra
Hemos cuantificado la tierra que efectivamente ha dejado de ser agraria y actualmente constituye soporte de usos residenciales en los partidos en estudio. Ahora
presentaremos resultados del impacto
que la expansin urbana provoca en los
precios del suelo.
Las ciudades se expanden sobre suelos
de tradicin agraria, por lo que el precio
del suelo urbano siempre tiene de base el
precio del suelo agrario. Las mejoras en la
infraestructura repercuten en la renta del
suelo, aportando a la renta diferencial de
tipo II. Estas mejoras, incorporadas tanto
por propietarios de los establecimientos
productivos como por los agentes del negocio de la construccin, en un contexto de
inyeccin de capitales al sector inmobiliario, en los aos 90 actuaron como disparadores para la revalorizacin de las reas
rurales cercanas al GBA, con fines residenciales (Garca, 2011). Posteriores procesos
de fraccionamiento y equipamiento de los
predios adquiridos propiciaron el incremento exponencial del precio de la tierra,
antes agrcola, ahora urbana. Pero en las
reas rurales prximas a las grandes ciudades, la presin urbana involucra otros
factores que impactan en el precio: condiciones de localizacin y accesibilidad,
usos del suelo y actividades preexistentes,
elementos del paisaje zonal, dotacin de
equipamiento e infraestructura, calidad de
321

F. Gonzlez Maraschio, C. Poplavsky, G. Castro, N. Kindernecht y J. Varela

vida, potencialidad del desarrollo urbano


de acuerdo al capital disponible, las tecnologas, los materiales y la mano de obra,
entre otros. En el rea de estudio, el valor
del precio del suelo rural ha venido experimentando un incremento sostenido desde
la dcada de 1990. En primer lugar, como
hemos visto, la expansin de baja densidad
hacia urbanizaciones cerradas, por parte
de familias solventes que utilizan los accesos rpidos a capital, y toda la infraestructura y el equipamiento urbano que surge en
consecuencia como actividades generadas,
son el foco de las inversiones (especulativas?) desde inicios de la dcada del 90 hasta la actualidad, con un impasse durante la
crisis de 2001.
Segn Vidal Koppman
Lujn tiene amplias fracciones rurales de
alta aptitud agropecuaria y alta aptitud en
cuanto a recursos paisajsticos. Al tener, adems, buena conectividad y producirse en los
aos 90 la situacin de que las inversiones
en negocios inmobiliarios fueron -y siguen
siendo- muy redituables, mucha gente que
posea grandes fracciones vio que era mejor
ese negocio que hacer producir su propio
suelo. Entonces se trataba de vender grandes
fracciones a una urbanizacin y hasta formar
parte del consorcio urbanizador, como una
forma de obtener una ganancia ms rentable
que sostener una produccin agropecuaria.
En zonas como Lujn esto sucede porque
hay muy buenas fracciones de suelo disponible y existe un capital mvil que busca en
qu hacer buenos negocios. Y los negocios en
ladrillos siguen siendo muy buenos negocios.
As empez este fenmeno[6].

De esta manera, en el mercado de suelo


rural se genera una plusvala entre la compra del campo en las condiciones iniciales
y su posterior venta en fracciones a un precio bastante ms elevado, de manera que
permita recuperar la inversin inicial y obtener un margen de ganancia. Esta inversin
genera una expansin de la oferta con su
[6] Entrevista realizada por el Diario El Civismo el 24/10/2012
Nota consultada el 09 de enero de 2015.

322

correspondiente demanda. Los valores de


renta urbana desincentivan las actividades
agropecuarias de tradicin, especialmente
las localizadas en las cercanas de los accesos, donde el costo de oportunidad es menor a la ganancia potencial frente a un fraccionamiento y venta con fines residenciales.
Como sostiene Craviotti
la elevacin del valor de la tierra provocada por el desarrollo de emprendimientos
residenciales disloca los usos agrcolas tradicionales de los espacios rurales. El valor de
la tierra se eleva de tal manera que el costo
de oportunidad de una ocupacin agrcola
tradicional se inviabiliza en favor de otros
usos ms rentables o del propio no uso ms
inmediato. (Craviotti, 2007, p. 748).

En segundo lugar, este perodo de expansin residencial se vio acompaado por la


simultnea expansin del modelo productivo sojero, que en gran medida redirigi
los capitales especulativos hacia el sector
agrcola y en algunos sectores, desalent
la expansin residencial. De este modo,
las fuerzas rural-urbanas tambin entran
en tensin al momento de fijar el precio de
suelo rural, especialmente en aquellas con
peores condiciones de accesibilidad. Este
fenmeno se observa claramente en la evolucin de los precios de la tierra de Carmen
de Areco y San Andrs de Giles, siendo este
ltimo donde mayores tensiones ocurren.
A partir de la sistematizacin del valor de
la tierra rural, expresado en dlares, para
un perodo de 20 aos comprendido entre
1994 y 2014[7], podemos evaluar las tendencias diferenciadas como consecuencia
del impacto de ambos fenmenos.
Observamos que a lo largo del perodo,
el precio de la tierra se ha incrementado
en todos los partidos en estudio, con un
[7] Se han utilizado tres fuentes diferentes de informacin: la
publicacin mensual especializada en el agro Revista Mrgenes Agropecuarios, los resultados de la Encuesta a Operadores
Inmobiliarios, realiza por la Direccin de Estadsticas del Gobierno de la Provincia de Buenos Aires entre 1997 y 2006, y la
cotizacin publicada por la Compaa Argentina de Tierras desde la dcada de 1980.

Transformaciones y conflictos en la interfase rural-urbana

promedio zonal de 460% de incremento. La


mayor intensidad del aumento se observa
en los partidos de General Rodrguez con
un incremento del 650% y de Lujn con
575% de aumento. Sin embargo, en aos
recientes, el partido de Lujn se ha diferenciado de Rodrguez, mostrando un valor de
la hectrea muy por encima de su vecino,
con 13.500 frente 9.000 U$S/HA, respectivamente. El valor para Carmen de Areco
es levemente superior al de Rodrguez, pero
recordemos que se trata del precio de la
hectrea rural. San Andrs de Giles aparece
como el partido cuyo suelo rural se encuentra menos valorizado con un promedio de
7000 U$S/HA en 2014.
En trminos comparativos hemos tomado de referencia para el anlisis dos partidos que entendemos han experimentado
en estado puro los fenmenos que identificamos entran en tensin en el rea de
estudio. As, por un lado tomamos el partido de Pergamino, situado en el corazn
de la zona ncleo de la agricultura como
ejemplo de espacio plenamente agriculturizado/oleaginizado, donde el precio de la
ha agrcola se ha revalorizado notablemente en consecuencia. Por otro lado, seleccio-

namos el partido de Pilar como paradigma


de la expansin urbana de baja densidad y
su concrecin en las urbanizaciones cerradas. Los valores recientes del precio de la
tierra en Lujn, si bien se han sextuplicado,
no han alcanzado los valores de Pilar que
en 2014 ya alcanzaba los casi 20.000 U$S
por hectrea rural. Llamativamente, el precio alcanzado en Lujn resulta semejante al
del partido de Pergamino.
Por supuesto, este panorama cambia
sustancialmente al comparar el precio del
metro cuadrado. En ese caso, observamos
en Lujn un promedio de 50 dlares el m2
en urbanizaciones cerradas y una gran variabilidad en los precios de barrios abiertos
en condiciones similares de localizacin.
En General Rodrguez, el promedio del m2
en UC es de 55 dlares el m2 mientras que
se repite la enorme variacin de precios en
zonas urbanas abiertas, donde el promedio alcanza los 70 u$S/m2; el promedio de
este partido es de 62.
En suma, cuando nos referimos al precio del m2 encontramos que aqu s prima la cercana, siendo ms elevados los
precios en el partido con la menor distancia al GBA.

Tabla 4. Precios de la tierra rural, U$S por hectrea


Partidos seleccionados
(a)

1994

2004

2014

1994-2014

U$s/Ha

(%)

C. de Areco

2000

3625

9250

362,5

SAG

2000

3250

7000

250

Lujn

2000

9750

13500

575

Gral. Rodrguez(b)

1200

5641

9000

650

Pergamino

2300

4650

13500

486,9

Pilar

3000

13500

19500

550

(a) Por no publicarse el dato para el partido, sino para una zona que lo contiene, se ha obtenido el valor promediando los valores
de Salto y Chacabuco.
(b) dem anterior con Lujn y Gral. Las Heras.

Fuente: elaboracin personal en base a Revista Mrgenes


Agropecuarios y entrevistas en inmobiliarias.

323

F. Gonzlez Maraschio, C. Poplavsky, G. Castro, N. Kindernecht y J. Varela

Grfico 1. Evolucin del precio de la tierra. rea de estudio, 1994-2014

Fuente: elaboracin personal


Tabla 5. Precios de la tierra en barrios seleccionados, U$S por hectrea.
Partido

Lujn

Gral. Rodrguez

UC/barrio

Valor U$S

superficie m2

U$S/m2

Lomas de San Antonio

50000

1000

50.0

La Concepcin

60000

1000

60.0

Los Puentes

60000

1000

60.0

Santa Catalina

62000

3000

20.7

Bo. Loreto*

30000

360

83.3

Las Casuarinas

33000

1200

27.5

La Cesarina

33000

1200

27.5

Terravista

86500

1072

80.7

Sta. Brgida

12500

300

41.7

Bo. Hermoso

49000

500

98.0

*Los nombres subrayados corresponden a barrios abiertos. En los casos en los que los precios se publican en pesos se ha estimado
en dlares a partir de la cotizacin celeste (promedio entre el oficial y el blue), que se utiliza usualmente en las operaciones
inmobiliarias.

Fuente: elaboracin personal en base a relevamiento en terreno

Conflictos ambientales
Entre los conflictos ambientales presentes en los partidos en estudio, hemos
trabajado con los vinculados a las aplicaciones de agroqumicos, las actividades intensivas (avicultura y feedlots) y el manejo
de residuos. Estos fenmenos, si bien han
generado numerosos reclamos y movilizaciones organizadas por los habitantes
324

rururbanos, no han sido fehacientemente


cuantificados en cuanto a su magnitud e
impacto en los seres vivos.
Inicialmente se abord el estudio de estos conflictos en el partido de Lujn, dado
que es el que presentaba el mayor nivel de
conflictividad del rea de estudio. Las aplicaciones de agroqumicos constituan, al
momento de formular el proyecto, el foco

Transformaciones y conflictos en la interfase rural-urbana

de numerosos conflictos y debates en tanto se desarrollaba la formulacin del Cdigo de Ordenamiento Urbano (COU).
No obstante, durante el primer ao de
investigacin ocurrieron dos episodios de
graves inundaciones que implicaron crecidas histricas del ro Lujn, afectando
amplias zonas del partido y ocasionando
innumerables prdidas. La gravedad de estos fenmenos activ el alerta en cuanto al
impacto de la construccin de urbanizaciones cerradas sobre determinadas reas de
la cuenca del ro Lujn, especficamente en
el humedal, lo que impide los procesos naturales de escurrimiento e infiltracin. Este
proceso, sac a la luz la tensin preexistente
con los emprendimientos residenciales privados, poniendo en agenda este conflicto a
partir de movilizaciones y difusin de casos
en partidos vecinos (partidos de Campana,
Escobar, Pilar, entre otros).
Presentamos aqu resultados de la aproximacin a los conflictos ambientales en el
partido de Lujn a partir de una encuesta
realizada a habitantes urbanos y rurales (Tabla 6). Para todos los casos la encuesta presentaba los tres conflictos planteados desde
el proyecto, proponiendo al encuestado ordenarlos de acuerdo a su gravedad. Luego,
la encuesta indagaba en otras problemticas
ambientales consideradas relevantes por los
encuestados, distinguiendo la ocupacin y
lugar de residencia de cada uno.
Entre los 20 habitantes rurales, incluyendo productores agropecuarios, las aplicaciones de agroqumicos aparecen con mayor frecuencia, seguido del deterioro de los
suelos y el avance de urbanizaciones cerradas, en igual nivel de importancia. Son mencionados tambin los problemas de escala
de produccin, comercializacin y abastecimiento, las inundaciones y las plagas, as
como la falta de tierras que puede vincularse con la expansin de UC- y la necesidad
de un ordenamiento del territorio. Entre los
encuestados con residencia urbana, el pro-

blema de los agroqumicos tambin aparece


en primer lugar de importancia -con mayor
frecuencia de respuestas-, seguido del manejo de residuos y las inundaciones en igual
nivel de importancia. Asociado al problema
de los agroqumicos se encuentra el monocultivo de soja como actividad contaminante y que deteriora los suelos. Tambin
aparece la contaminacin del agua y la presencia de plagas. Efectivamente el conflicto
en torno a los agroqumicos resulta central
en el partido, como problemtica destacada tanto por habitantes rurales como por
residentes urbanos. Resulta notable desde el
espacio rural la percepcin de la amenaza
de las UC en cuanto a la competencia que
generan por la tierra. Las UC tambin son
mencionadas entre los habitantes urbanos
pero, en este caso, directamente vinculadas
a las inundaciones.
Para profundizar en el conflicto por las
aplicaciones de agroqumicos, se realiz
una sistematizacin de la informacin periodstica publicada en el bisemanario El
Civismo[8]. Dicho relevamiento arroj que
la mayor parte de los resultados se concentran entre el 21/05/2010 y el 08/08/2013
(Grfico 2), con un total de 42 artculos en
referencia del tema y con un tratamiento
de la informacin que en todos los casos
tuvo una connotacin negativa. Esta concentracin temporal de la problemtica en
el citado medio de comunicacin local, se
vincula con la discusin del proyecto de ordenanza que delimita las aplicaciones areas y terrestres de fitosanitarios en las cercanas a la planta urbana, cursos y cuerpos
de agua, y escuelas rurales.
Esto impuls una importante participacin de diversas organizaciones locales
que llevaron el reclamo a primera plana,
a travs de manifestaciones, movimientos
[8] Se trata de uno de los peridicos ms ledos de Lujn, donde se buscaron publicaciones que contengan las palabras clave
agroqumicos y fumigaciones desde el 2001 (fecha de inicio
de la hemeroteca) y septiembre de 2014.

325

F. Gonzlez Maraschio, C. Poplavsky, G. Castro, N. Kindernecht y J. Varela

asamblearios y participacin en los debates


del Honorable Consejo Deliberante (HCD).
As, al analizar la ocurrencia de noticias relacionadas con las fumigaciones podemos
observar que del ao 2001 a mediados del
2010 no se dieron publicaciones con estas
palabras clave. Pero que tomaron gran notoriedad a finales de ese ltimo ao, apareciendo fuertemente entre 2011 y 2012.
Finalmente, la Ordenanza 5953/11 se sancion en 2011, tras numerosos reclamos y
movilizaciones sociales, estableciendo un
lmite de 500 metros de reas pobladas en
las terrestres y prohibiendo las areas, en
reas periurbanas y 100 metros cerca de
cursos de agua y reas rurales pobladas. No
obstante, esta legislacin an no ha sido reglamentada, de modo que hasta el momento slo ha funcionado como paliativo ante
la conflictividad sealada.
El relevamiento tambin permiti observar la importancia periodstica que co-

br el debate sobre el Cdigo de Ordenamiento Urbano (COU). Actualmente, por


los motivos ya sealados, aparece como
relevante el debate en torno a la construccin de emprendimientos residenciales en
reas correspondientes a la ribera y el humedal del ro Lujn.
De este modo, los conflictos ambientales reflejan la puja por la apropiacin de
territorio (Pinto y Carneiro, 2012) y son
inherentes a los procesos desiguales de
construccin, atribucin de significados
y apropiacin de los espacios y sus recursos naturales (Moraes Muiz, 2009). Representan focos de disputa de carcter
poltico que generan tensiones y ponen en
cuestin las relaciones de poder que facilitan el acceso a esos recursos, que implican
la toma de decisiones sobre su utilizacin
por parte de algunos actores y la exclusin
de su disponibilidad para otros actores
(Merlinsky, 2014).

Tabla 6. Conflictos ambientales en partido de Lujn


Orden

Problemas rurales

Problemas urbanos

Agroqumicos

Agroqumicos

11

Deterioro suelo

Manejo de residuos

Urbanizaciones cerradas

Inundaciones

Produccin y comercializacin

Soja

Plagas

Contaminacin agua

Caminos rurales

Deterioro suelo

Falta de OT

Plagas

Falta tierras

Inundaciones

10

Abastecimiento

Total

19

Fuente : elaboracin personal en base a relevamiento en terreno


Grfico 2. Resultados de relevamiento periodstico, 2001-2014

Fuente: elaboracin personal en base a relevamiento


326

32

Transformaciones y conflictos en la interfase rural-urbana

Conclusiones
Las dinmicas de agriculturizacin y expansin urbana impactan notablemente
en los partidos del rea de estudio. Mientras que en Carmen de Areco y San Andrs
de Giles, cobran importancia los procesos
de sojizacin y desganaderizacin, en Lujn
y General Rodrguez -aunque tambin con
presencia de la soja-, las actividades rurales
compiten con un importante proceso de
expansin urbana, con eje en las urbanizaciones cerradas.
En este contexto, Lujn se posiciona
como el partido ms complejo y donde
se han intensificado los conflictos entre el
uso agrario y el uso residencial del territorio. En este partido la poblacin en 2010
super los 106 mil habitantes, con un crecimiento desde 1991 que alcanza el 32%.
Si bien es la mitad del incremento de Gral.
Rodrguez para el mismo perodo, en Lujn
el crecimiento involucra un proceso de expansin residencial sobre las reas rurales
del partido, generando una reduccin del
70% de los establecimientos agropecuarios
y del 60% de la superficie agraria. El perfil
agrario mixto ha virado hacia la agricultura extensiva de oleaginosas, por un lado,
y hacia la produccin intensiva, por otro,
pero en un contexto de desagrarizacin en
el que la localizacin relativa y el entorno
del partido convierten a Lujn en la sede de
ms de 30 emprendimientos residenciales
privados. Estas UC ocupan 43km2, esto es
un 80% ms de tierra que la ocupada por
las zonas urbanas tradicionales.
La demanda de tierra para uso residencial
genera procesos de venta y fraccionamiento
del suelo, alienta inversiones inmobiliarias de
tipo especulativo y eleva considerablemente
el valor de la tierra, desalentando las
actividades agrarias. El partido de Lujn
presenta los precios de la tierra rural ms
elevados del rea de estudio, con valores

semejantes al partido de Pergamino -13.500


dlares la hectrea- aunque no alcanza los
valores de Pilar (19.500 U$S/ha). El precio
del m2, en cambio, responde directamente
a las variables de accesibilidad y cercana
a CABA, siendo en Gral. Rodrguez donde
se encuentran los valores ms altos
actualmente, que alcanzan los 100 U$S/m2.
La coexistencia entre valorizaciones
agrarias y extra-agrarias del territorio rural,
generan fricciones por el uso y la apropiacin del espacio, que muchas veces culminan en conflictos ambientales. Como
vimos, las actividades agroproductivas
conllevan aplicaciones de agroqumicos,
cuya deriva y otras consecuencias de un
manejo indebido, impactan en otras actividades productivas as como en actividades vinculadas con el uso residencial. Este
problema se complejiza en reas donde se
localizan escuelas o urbanizaciones estables. Asimismo, la proliferacin de UC en
humedales, ha desencadenado la polmica
a partir de las graves inundaciones ocurridas recientemente.
En suma, la multifuncionalidad de estos
territorios rurales de frontera se ha consolidado en las ltimas dcadas generando numerosos conflictos de intereses. Las
tensiones que se establecen a partir de la
coexistencia de una ruralidad agraria y una
residencial, no solamente generan impactos en el valor de la tierra y el mercado de
trabajo sino que tambin generan graves
conflictos ambientales. Estos conflictos
ambientales no hacen ms que reflejar la
puja por la apropiacin del territorio, por
parte de sujetos sociales con diferentes intereses y grados de poder.
Ante la proliferacin de reclamos, el Estado local ha comenzado a poner en agenda
las diferentes problemticas territoriales, e
incluso se han sancionado legislaciones que
buscan ordenar los usos del suelo, aunque
con diferentes grados de xito.

327

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Transformaciones y conflictos en la interfase rural-urbana

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329

Procesos de revitalizacin en asentamientos de rango menor


en el sudeste pampeano. El caso Gardey, Partido de Tandil
Mara Luciana Nogar

Introduccin

Universo de anlisis. ARM en Tandil

Los debates en torno a las transformaciones de los espacios rurales pampeanos,


los vnculos urbanos-rurales y sus consecuencias en los asentamientos de rango
(ARM) se encuentran en proceso de construccin terica, con especial atencin en
un modelo de reas rurales diversificadas,
donde se entroncan el despliegue de redes
agroindustriales, usos residenciales y servicios. Algunos de ellos abordan los procesos de concentracin de la tierra, capitalizacin y mecanizacin de las actividades
agrcolas dominantes, identificando al mismo tiempo la expansin de nuevos usos,
no agrcolas, impulsados por las demandas
de sociedades urbanas, y favorecidos por
redes de transporte, informacin y tecnologa, dando lugar a una re-funcionalizacin
territorial de los ARM, a veces considerada
una integracin positiva, y otras creando
antagonismos y tensiones socio-territoriales y ambientales (Jacinto et al., 2014).
En este sentido, los ARM se convierten en
mbitos privilegiados para la exploracin de
nuevas territorialidades en la medida que se
observan de revitalizacin demogrfica asociada con la expansin de la segunda residencia y del empleo agrario a tiempo parcial,
as como con la instalacin de nuevos pobladores que fijan residencia en el espacio rural
manteniendo su empleo urbano. En este contexto, el mejoramiento de las condiciones de
comunicacin, el desarrollo de la movilidad
individual, la accesibilidad al mercado de tierras y la calidad socio-ambiental, reactivaron
una vinculacin selectiva entre los ARM y las
cabeceras departamentales prximas.

La ciudad de Tandil fue consolidando su


crecimiento y complejidad funcional hasta
perfilarse como una aglomeracin de tamao intermedio menor dentro del sistema
urbano argentino (Vaparsky y Gorojovsky,
1990), concentrando aproximadamente el
94% de la poblacin del Partido, que en
2010 alcanzaba los 123.871 habitantes
(CNPyV, 2010).
El patrn de asentamiento de la poblacin rural del Partido de Tandil se estructur sobre la base de los tendidos
ferroviarios, ejes viales y experiencias de
colonizacin agrcola. El sistema de asentamientos se configura actualmente en torno a una ciudad cabecera departamental,
Tandil, dos ARM (Mara Ignacia y Gardey)
y otros centros de poblacin aglomerada
(parajes), subsidiarios de la dinmica urbana-rural (Jacinto, 2011).
Gardey con 532 habitantes[1], es considerado como centro de servicio rural de
primera categora (Municipalidad de Tandil, 2005). Se localiza a 20 km al sudoeste
de la ciudad de Tandil (Mapa 1) y cuenta con acceso asfaltado hasta la RN N
226. Se desarrollan actividades de apoyo
a la produccin rural (comercios, talleres, depsitos, cooperativas de acopio)
y un conjunto de servicios de proximidad
para las poblaciones residentes (centro
de atencin primaria de salud, escuela
primaria y secundaria, servicio de electricidad, agua corriente, asfalto, estacin
de servicios, televisin por aire y cable,
[1] Informacin extrada de: http://ide.fch.unicen.edu.ar/

331

Mara Luciana Nogar

transporte pblico suburbano de pasajeros con una frecuencia de dos veces al da


y recoleccin de residuos domiciliarios).
Servicio de wi fi, y el que presta el Banco
Provincia a travs del cajero automtico.

La presencia de estos servicios contribuy, en los ltimos aos, a reposicionar a


Gardey como potencial espacio de residencia y centro de inters recreativo-turstico en el Partido.

Mapa 1. Partido de Tandil

Fuente: elaboracin personal

Nuevas funciones en los ARM


En las ltimas dos dcadas, los espacios rurales pampeanos han experimentado profundas mutaciones territoriales. Los
procesos de homogeneizacin productiva
intensificados desde los 90, han inducido cambios en la naturaleza, intensidad y
direccionalidad de los vnculos urbano-rurales. La creacin de nuevas articulaciones
y/o la redefinicin de las interacciones preexistentes involucran dimensiones funcionales, institucionales y espaciales, dando
origen a una nueva fase del proceso de
interaccin urbano-rural (Craviotti, 2007;
Gonzlez Maraschio, 2008).
La expansin residencial, el desarrollo de
nuevos usos tursticos y la valorizacin de las
amenidades ambientales son vectores explicativos de las mutaciones producidas, redefiniendo el rol tradicional de los ARM como
ncleos de servicio a residentes y espacios
332

rurales, y activando otras, articuladas a las


demandas de espacios y actores urbanos.
En este sentido, aunque los espacios rurales del Partido de Tandil conservan una
funcin esencialmente productiva, la produccin agrcola no agota el espectro de
actividades presentes. En la ltima dcada
las funciones residenciales, recreativo-tursticas
y ambientales muestran cmo estos espacios
y ARM devienen en lugares de consumo, a
partir de la nueva mirada y la valorizacin
del campo portadas por los habitantes
urbanos, y facilitadas por el incremento y
mejoramiento de la movilidad.
Funcin residencial
en Gardey

y valorizacin inmobiliaria

El uso residencial de los espacios rurales ha conocido un crecimiento acelerado


en Tandil, en los aos de su consolidacin
como ciudad media (perodo 1970-1990)

Procesos de revitalizacin en asentamientos de rango menor en el sudeste pampeano...

bajo la modalidad tradicional de expansin del ejido urbano sobre reas rurales,
ampliando y diversificando las caractersticas del espacio suburbano y periurbano. En
tanto crecimiento demogrfico y proceso
de periurbanizacin se afianzaron en las ltimas dos dcadas, el incremento del precio
de tierras y de propiedades en la ciudad de
Tandil, estuvo marcado por la valorizacin
especulativa del mercado inmobiliario y las
restricciones impuestas por un nuevo sistema de regulacin municipal a la apropiacin y uso del suelo ( Jacinto et al., 2014).
En este escenario debe situarse un primer factor de reposicionamiento de los
ARM, como potenciales espacios residenciales, alternativos a la ciudad de Tandil, y
a precios ms accesibles. La proximidad y
accesibilidad a la ciudad han dado origen
a un movimiento de valorizacin de propiedades y terrenos vacantes, hasta entonces
inexistente. Destacando su carcter incipiente y puntual, la demanda de terrenos y
de propiedades para la compra o para alquilar en Gardey, ha alcanzado tanto a los
residentes locales como a los nuevos habitantes, que ven reducidas las posibilidades
de transformarse en propietarios de su vivienda en la ciudad de Tandil. La activacin
de procesos de valorizacin obedece a la
escasez relativa de tierra vacante frente al
incremento de la demanda:
es un lugar tranquilo, apacible, no tens
problemas de seguridad, tenes muchas cosas
que al lugar lo embellecen (...) y hay muchos
que se estn instalando, () aparte tens
algo fundamental que es el asfalto, para ir y
venir (dueo inmobiliaria, 2013) hay demanda de terrenos de gente que llama, pasa
sobre todo los fin de semana () se ve gente circulando que luego en la semana viene a
preguntar. Es una tendencia que se est incrementando. Hace cinco aos atrs no se los
vendan a nadie (Delegado Municipal, 2013).

La restriccin de la oferta se vincula


tambin con problemas de regularizacin
dominial, por lo que es habitual encontrar

carteles de ventas de inmobiliarias de Tandil, pero los inconvenientes se presentan a


la hora de su efectivizar la compra:
mucha gente se encontr con ttulos y escrituras de terrenos en Gardey y fue, averiguar si
los siguen teniendo, y si es as, se interesa por
venderlos, () esto dio lugar a que mucha
gente movilice suelo. Esto representa un problema para Gardey debido a que no es que
no hay gente que quiere comprar, sino que no
hay gente que movilice suelo. Cuando aparece gente que quiere vender tierra la vendo
muy rpido (Funcionario Municipal, 2012).

Esto ha puesto de manifiesto situaciones diversas al interior del asentamiento


respecto de: la escasez relativa de terrenos
vacante y consecuente activacin del marcado de tierras:
casos en los que las cadenas parentesco estaba muy lejos, es decir que el terreno era del
bisabuelo. En realidad los terrenos eran de algunas familias que, en 1950 han comprado,
() son personas que es fcil ubicar al menos
a los herederos, lo que pasa es que nunca se
han interesado no hay pagado las tasas, es
decir () que tienen tierra que nunca la consideraron importante y que ahora el valor es
significativo y entonces conviene ponerse al
da con el pago de tasas, hacer la sucesin y
comience a circular en el mercado (Responsable de Secretara de Legal y Tcnica, 2011).

Al respecto, desde 2004 la Secretara


Legal y Tcnica de la comuna, a travs de
la Direccin de Relaciones con la Comunidad, junto a la Escribana General bonaerense ha impulsado un proceso de regulacin dominial, por medio de herramientas
enmarcadas en la Ley Provincial 10.830
(Escrituracin Social Gratuita)[2] y la Ley
N 24.374, que establece un rgimen de
[2] La misma establece que la escritura traslativa de dominio
que realiza la Escribana General de Gobierno, es concedida en
forma gratuita, por ser los beneficiarios personas de bajos recursos econmicos, favorecidas por la Declaracin de Inters
Social por el Municipio, destinada para vivienda nica de ocupacin permanente que acuerdo a lo establecido por Decreto
1.256/01, y establece un tope mximo de Valuacin Fiscal de
$160.000, para el caso de vivienda y de $70.000 para el caso de
escrituracin de lotes.

333

Mara Luciana Nogar

regularizacin en favor de ocupantes que


acrediten la posesin pblica, de inmuebles urbanos que tengan como destino
principal el de casa nica y permanente.
Este instrumento posibilit en algunos
casos regularizar la situacin de terrenos
en ARM, particularmente en Gardey, y activar un proceso de subdivisin de lotes y
manzanas y as ingresar al mercado inmobiliario (Cuadro 1):
en Gardey se hizo un loteo nuevo de varias manzanas, que despus se subdividi y
se encuentra con que ah se empiezan a valorizar los lotes. Tal vez ese lote que paso de
estar a $ 8.000 hoy se encuentran que vale
U$S 8.000, () desde 2010 a 2012 estall..
de hecho, el otro da fuimos a hacer un par
de tasaciones de 12 manzanas de una familia que de casualidad se entera que heredan

ah doce manzanas y que adems las pueden


subdividir (). el loteo nuevo se hizo todo de
15x50 y de 25x35. Arrancamos vendiendo en
su momento a U$S 8.000 (2010, haba dlares, se podan negociar en esta moneda, etc.)
y lo ms caro fue en U$S 20.000. Hoy tengo
4 lotes que se venden en block U$S 60.000
(duea inmobiliaria, 2013).

Las citas testimoniales y la informacin


muestran cmo el peso de la iniciativa privada individual presiona sobre el mercado
de tierras, generando un alza en los precios de los inmuebles; en tanto el proceso
es acompaado por la accin de empresas
inmobiliarias que publicitan las ventas,
destacando la accesibilidad, proximidad,
seguridad y contacto con la naturaleza que
ofrecen las localizaciones.

Cuadro 1. Informacin catastral. Gardey. Tandil

Fuente: elaboracin personal en base a datos de la Subsecretara de


Obras Pblicas Municipio de Tandil

334

Procesos de revitalizacin en asentamientos de rango menor en el sudeste pampeano...

Los procesos explicados dan cuenta de


otras situaciones. Si bien el decrecimiento
absoluto de la poblacin rural dispersa y
el estancamiento/reduccin de la tasa de
crecimiento de poblacin aglomerada en
ARM permanecen como tendencias dominantes, interesa sealar ms all de su peso
cuantitativo, la importancia que reviste en
trminos cualitativos la instalacin de nuevos habitantes. En particular, por lo que
significa para los residentes el revertir la
imagen de los pueblos rurales como territorios de xodo y abandono:
en estos ltimos dos aos se han vendido
varios terrenos y la gran mayora a gente de
afuera con miras de construir. Por otra parte,
los mismos de Gardey estn comprando terrenos para hacer la casa propia (el caso del
veterinario, camioneros). En este momento
se deben estar construyendo 7 u 8 casas. La
tendencia de Gardey va a ser ms a crecer, de
los pueblos de campo va a ser el nico que va
a crecer, por el acceso de asfalto y la cercana
a Tandil (Productor rural, 2010).

La observacin directa en terreno y la


comparacin de las series histricas de imgenes satelitales Google Earth (2002-2013),
dan cuenta de este fenmeno, en tanto que
muestran una expansin del uso residencial, principalmente, en el sector noreste de
la localidad, asociada al incremento en el
nmero de viviendas unifamiliares permanentes y segundas residencias, por familias
procedentes de Tandil y Buenos Aires.
En trminos de localizacin/asignacin
de usos, en Gardey se diferencian dos Zonas: A, destinada a la localizacin predominante de usos y actividades de residencia
y servicios; B, destinada a la localizacin
de residencia y servicios como actividades
complementarias de las productivas rurales, industriales de primera categora y talleres[3] (Recuadro 1).
En un primer momento, el ritmo de cre[3] Plan de Desarrollo Territorial de Tandil: Cap. II Zonificacin,
II 2, Ttulo 2. Normativa Reglamentaria, 2006.

cimiento fue ms lento; en el ao 2002 la


zona NE se destinaba al uso agrcola sin
presencia de viviendas (Recuadro de Imgenes). En el periodo que transcurre, entre
2010 y 2012 este proceso alcanza mayor
dimensin, en tanto que se registra un incremento en la zona NE de 12 viviendas.
Para el ao 2012 el uso predominante
es el residencial, que alcanz el 41% de ocupacin del suelo del ejido parcelado, luego
con el 40% lo suceden las parcelas vacantes
y en tercer lugar con el 8%, lo ocupan los
servicios a la produccin vinculados con
talleres y depsitos. El porcentaje se distribuye entre el espacio ocupado por instituciones sociales (clubes, la iglesia, escuelas,
Centro Cultural); servicios terciarios (comercios y el hospedaje); servicios pblicos
(estaciones de servicio, comisara, delegacin); el equipamiento para infraestructura (instalaciones de energa elctrica y agua
de red); transporte (estacin ferrocarril) y
por ltimo el uso industrial, empresa agroqumicos (Villalba, 2015).
La expansin del uso residencial en el
sector NE de la localidad, fue vehiculizado
por la activacin del proceso de subdivisin catastral durante el ltimo quinquenio (Cuadro 1). Este proceso se materializa
en el incremento del nmero de viviendas
en parcelas anteriormente vacantes, tendencia que se sostiene hasta la actualidad
(Recuadro 1), y que se observa a partir de
las numerosas viviendas en construccin,
alguna de ellas financiadas por Programa
de Crdito Argentino (PRO.CRE.AR.). Este
programa, presente en Gardey desde 2014,
ha permitido generar suelo urbano y poner
a disposicin 32 lotes con servicios para
venta a familias beneficiarias con alguna
de las lneas de crdito para construccin.
(Cuadro 1, Recuadro 1).
Sin embargo, el dinamismo residencial
plantea un conjunto de problemas en los
ARM. Uno de ellos se relaciona con la necesidad de construccin de infraestructuras y
335

Mara Luciana Nogar

la dotacin de servicios, principalmente de


agua, gas natural y cloacas:
con el motivo de la llegada de ms gente al
pueblo y la construccin de las piletas de natacin el agua corriente en el verano ya escasea. Respecto de agua corriente ya est calculado el consumo que podra llegar a haber
cuando los lotes estn todos ocupados. As
mismo hay dos bombas ms de reemplazo
por si se agranda ms la poblacin. Hay una
posibilidad de que salgan 3 4 manzanas
ms a la venta detrs de la escuela. Que demandara mayor consumo y un consumo diferente porque la mayora de las casas tiene
piletas (Delegado Municipal Gardey, 2013).

El punto ms crtico lo constituye el costo de construccin de las redes demandadas y el nmero de usuarios entre los cuales
prorratear la inversin. En un contexto de
falta de autonoma y de recursos propios

por parte de las delegaciones municipales,


la ciudad de Tandil es la instancia de intermediacin entre las necesidades de los
asentamientos y las empresas (pblicas o
privadas) proveedoras de servicios.
Otro aspecto a resaltar son las problemticas asociadas a la calidad del agua
vinculadas con el incremento de perforaciones particulares y la disposicin de
efluentes en pozos ciegos. Si bien la localidad cuenta con servicio de agua de red,
existen numerosas viviendas que no se encuentran conectadas, ubicadas en la periferia, que utilizan pozos particulares, en
los que se evidenciaron deficiencias de diseo y proteccin sanitaria, as como algunos casos de contaminaciones puntuales
(Rodrguez et al., 2011).

Recuardo 1. Evolucin del uso residencial. Gardey

Fuente: elaboracin personal en base a imgenes de Google Earth. Foto tomada Nogar, L.

Conclusiones
La expansin de funciones residenciales,
los nuevos usos tursticos y la valorizacin
de las amenidades ambientales ponen de
manifiesto la construccin de nuevas territorialidades en los ARM estudiados de la
provincia de Buenos Aires. El abordaje a
336

partir de la renovacin de los vnculos urbano-rurales, se muestra como una perspectiva de gran fertilidad para interpretar
procesos de cambio territorial. Asimismo,
focalizar sobre las representaciones y discursos portados por los actores permite
mostrar la heterogeneidad de perspectivas
en relacin a los procesos en marcha.

Procesos de revitalizacin en asentamientos de rango menor en el sudeste pampeano...

En tanto la valorizacin de recursos


participa en la revitalizacin de los ARM,
interesa indagar y evaluar en futuras investigaciones, si el avance de las nuevas
funciones se presenta como vector de
desarrollo, o por el contrario, se inscribe
en un modelo que profundiza situaciones de asimetra, concentracin y exclu-

sin. Asimismo, importa a analizar en


qu medida las estrategias y herramientas de planificacin y gestin territorial,
que se proponen, responden a las necesidades de las comunidades residentes en
los ARM o son nicamente funcionales a
lgicas exgenas de valorizacin y consumo de espacio.

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337

Entre el vino y la vida campesina. Atractividad


turstica y adecuaciones territoriales en el sur
de los Valles Calchaques de Salta(*)
Carlos R. Cceres y Claudia A. Troncoso

Introduccin
Los Valles Calchaques se ubican al centro-oeste de la provincia de Salta y coinciden en parte con los departamentos de La
Poma, Cachi, Molinos, San Carlos y Cafayate. Segn el Censo Nacional de Poblacin,
Hogares y Vivienda de 2010, estos departamentos cuentan con parajes eminentemente rurales, cuyo sistema vial y de comunicaciones es sumamente precario[1]. Otra de
las cuestiones que caracterizan al lugar son
los altos niveles de pobreza y marginalidad
social en relacin con otros departamentos
de la provincia. En este contexto, Cafayate
es el pueblo que presenta mayor dinamismo
productivo y econmico del valle (Arqueros, 2007). En los ltimos aos esta zona
de la provincia ha experimentado un proceso de arribo de capitales internacionales
que iniciaron una reconversin productiva y
un aumento considerable del rea dedicada
a la produccin vitivincola. Ello trajo aparejado disputas por la tenencia de la tierra,
expulsin de los antiguos pobladores del lugar y graves presiones sobre las condiciones
ambientales (Vzquez y Aguilar, 2015).
Paralelamente a esto, el turismo, que
histricamente ha tenido una presencia re[1] La poblacin del conjunto de estos departamentos asciende
a 36.571 habitantes (representando al 3% de la poblacin provincial). Estos pobladores se asumen con una identidad vallista, mezcla de culturas criollas y originarias que se remontan al
perodo precolombino, principalmente a la comunidad diaguita-calchaqu (Arqueros y Manzanal, 2004).

levante en los valles[2], tambin ha experimentado transformaciones: por un lado,


han irrumpido nuevos actores (inversores
inmobiliarios, planificadores tursticos y empresarios gastronmicos y agropecuarios)
que llegan a este sector de la provincia para
responder a una demanda muy puntual: comodidad y exclusividad. Muchos de esos
actores, interesados en el turismo enolgico,
han combinado las labores vitivincolas con
el alojamiento premium en las mismas bodegas. Asimismo, algunos pequeos productores tradicionales de la zona se han volcado
a brindar servicios tursticos como estrategia
para obtener otros ingresos en la forma de
una experiencia colectiva en la modalidad
turismo comunitario: este es el caso de la
Red de Turismo Campesino (RTC).
En este trabajo, nos proponemos abordar estas dos formas novedosas que ha
tomado el turismo en este destino. En trminos metodolgicos, para este trabajo
se sistematizaron varias fuentes primarias
como entrevistas a campesinos socios de
la RTC, prestadores de servicios tursticos
y distintos funcionarios del mbito local
y provincial. Adems, entre las fuentes secundarias se han analizado documentos
(folletera, videos, revistas de turismo),
para dar cuenta de los aspectos sobre los
que se pone el acento al promocionar este
[2] En trminos de Flores Klarik (2010) los Valles Calchaques
comienzan a ser visitados con fines tursticos a mediados del siglo XX, especialmente el departamento de Cafayate.

Este trabajo recupera algunos resultados de una tesis de Maestra (en evaluacin) llevada adelante en la Universidad de Buenos
Aires (Maestra en Polticas Ambientales y Territoriales) en el marco del Proyecto UBACyT 2014-2017: Turismo y territorio. Imgenes
e imaginarios geogrficos en la definicin de lugares y atractivos tursticos de la Argentina, dirigido por Rodolfo Bertoncello.
(*)

339

Carlos R. Cceres y Claudia A. Troncoso

destino y la diversidad de propuestas para


el disfrute del espacio local.
Acerca del
Salteos

turismo en los

Valles Calchaques

Tradicionalmente los Valles Calchaques


constituyen unos de los principales destinos tursticos de la provincia, visitados en
la forma de tours diarios desde la ciudad
de Salta durante todo el ao, acompaado de otros turistas que se desplazan por
su cuenta. Durante estas visitas los turistas
han admirado histricamente las caractersticas de sus paisajes ridos, la tradicin
folklrica de la zona y algunos de sus aspectos productivos (produccin de vino y
pimiento para pimentn, entre otras).
Desde los primeros aos del siglo XXI,
este destino fue adquiriendo nuevas caractersticas: se diversifican las posibilidades
de practicar el turismo en la zona, surgen
nuevos actores sociales asociados al devenir
turstico del lugar y tambin en relacin a
los cambios en el sistema productivo local.
Precisamente, desde la primera dcada
del 2000 se viene desarrollando en este sector de la provincia de Salta, un proceso de
tecnificacin agropecuaria, principalmente
relacionado con la produccin vitivincola,
que ha expulsado mano de obra (Vzquez,
2015). En efecto, la tecnificacin agropecuaria y la venta de tierras a inversores
extranjeros para el incremento de la actividad vitivincola, han generado un proceso
de urbanizacin no planificada de los poblados ms importantes de la provincia y,
consecuentemente, alarmantes niveles de
desempleo (Vzquez y Aguilar, 2015). Esta
compleja realidad, se entremezcla con los
nuevos contextos de pujanza de los valles, asociados al uso turstico del territorio
modificando la apariencia de las localidades y ejerciendo presin sobre las condiciones ambientales (Villagrn, 2013; Rainer y
Malizia, 2014). Asimismo, las condiciones
deficientes de produccin de los pequeos
340

productores de la zona se intensifican y el


turismo comienza a contemplarse como
una opcin para ellos.
Estos procesos coinciden con nuevas
tendencias tursticas atentas a vivenciar
nuevas experiencias, en un contexto de servicios tursticos ms personalizados. Ejemplo de ello, son las propuestas de disfrute
turstico en torno al vino y la de turismo
comunitario desarrolladas recientemente
en este destino.
Vino y sofisticacin: buscando atraer a turistas
ms exigentes

La produccin vitivincola es un atractivo tradicional de la zona que en los ltimos


aos ha cobrado an ms relevancia. De
esta produccin se destacan aspectos fsicos del territorio para la realizacin de la
actividad, ya que la regin ha sido naturalmente dotada de tierras propicias para el
milagro del buen vino (), algunos de los
vinos ms famosos de Argentina[3] donde
la fusin del paisaje natural y la cultura,
() hicieron de esta zona un atractivo mundial[4]. La visita a los viedos de los Valles,
son presentados como uno de los paseos
ms interesantes y mgicos[5]. As, sus paisajes, su antiqusima historia anterior a la
colonia y la impronta de sta junto con la
notable adaptacin de varietales como el
torronts, convierten a esta regin en un
paraso de la vitivinicultura mundial[6].
Paisaje y vino, parecen aglutinarse en
un mismo atractivo, configuran una especie de par indisociable para esta zona que
es duea de uno de los paisajes ms impactantes de Argentina[7] y que aloja ms
[3] Ministerio de Cultura y Turismo de Salta. Salta. Argentina.
2010, p. 46.
[4] Revista Norte Turstico, 2013, p. 81.
[5] Direccin de Turismo de la Municipalidad de Cafayate.Circuitos tursticos, 2013.
[6] Vinos y vias. La revista de las bodegas de la Argentina N
984, 2003, p. 46.
[7] Vinos y vias. La revista de las bodegas de la Argentina N
984, 2003, p 45.

Entre el vino y la vida campesina. Atractividad turstica y adecuaciones territoriales en el...

de 20 bodegas que le permitirn conocer


cmo se elabora el vino en medio de un
paisaje asombroso[8].
En suma, se trata de una ruta de vinos
insuperables[9], una verdadera marca registrada de Salta[10]. Sin embargo, la vitivinicultura se abre paso entre otros cultivos
provinciales, gracias a su creciente prestigio nacional e internacional por la gran calidad de las uvas que hacen famosos a los
vinos calchaques[11]. Claro que entre los
testimonios aqu rescatados, la discusin
acerca de la tenencia de las tierras donde
se abren los surcos para las nuevas bodegas no aparece en escena, como as tampoco las recurrentes manifestaciones de los
pobladores locales, que ven diezmadas sus
capacidades productivas y sus condiciones
de vida (Vzquez y Aguilar, 2015). La promocin turstica solo hace visibles algunos
aspectos del lugar (Nogu, 2007); la contracara de la produccin vitivincola renovada remite a condiciones de vida y trabajo
desfavorables para amplios sectores de la
sociedad local.
Una de las ltimas incorporaciones
al conjunto de atractivos de la zona, es
el nuevo Museo de la Vid y el Vino de
Cafayate. Promocionado en distintos
medios grficos y desde la rbita oficial
como una obra de vanguardia[12], se
espera que este museo temtico, se
convierta en un emblema y un orgullo para
los salteos[13]. Reinaugurado en marzo
de 2011, se lo presenta como un espacio
que contribuye al crecimiento cultural de
visitantes[14]. Adems, se considera que el

museo, otorga a los valles Calchaques un


atractivo turstico de primer nivel[15]. Esta
moderna construccin, que cuenta con
un equipamiento de alta tecnologa, hace
revivir al visitante todo el proceso, desde
el nacimiento de la vid hasta tener el vino
en una copa[16].
El vino como atractivo est asociado a
una creciente demanda de servicios tursticos ms exigentes. En efecto, es reciente en
los Valles el establecimiento de distintas cadenas hoteleras premium, que han inaugurado una manera distinta de disfrutar y consumir los lugares. As, se promociona el destino
resaltando la integracin de la naturaleza y
la cultura, al mencionar que en los hoteles
boutique y posadas se permitir disfrutar
de un entorno perfecto con los mejores servicios y la proverbial hospitalidad saltea[17]
que se conjuga con un nuevo paisaje, un
nuevo color, una nueva sonrisa[18].
Asimismo, nuevas bodegas se han inaugurado en el Valle, que rompen con los esquemas productivos que ancestralmente se
han desarrollado en el lugar. Los mismos,
constituyen espacios que han sido recientemente aburguesados y han entrado a
la lgica del capitalismo inmobiliario que
transforma el paisaje y los vuelve llamativos, selectos (Nogu, 2011). En varios de
los nuevos emprendimientos hoteleros, por
ejemplo, se promocionan baos relajantes
en vino torronts o se invita a los turistas a
zambullirse en piscinas de malbec para conocer de cerca las propiedades que guarda
este vino para la piel[19].
En suma, se hace referencia a que esta

[8] Ministerio de Cultura y Turismo de Salta. Salta. Argentina.


2010, p. 46.
[9] Revista Norte Turstico, 2013, p. 81.
[10] Ministerio de Cultura y Turismo de Salta. Salta. Argentina.
2010, p. 46.
[11] Vinos y vias. La revista de las bodegas de la Argentina N
984, 2003, p. 46.
[12] Nubes Magazine N 1. 2011, p. 7.
[13] Nubes Magazine N 1. 2011, p 7.
[14] Ministerio de Cultura y Turismo de Salta. Museo de la Vid
y el Vino. Cafayate, Salta. s/f.

[15] www.museodelavidyelvino.gov.ar (ltima visita, 17/08/2014).


[16] Nubes Magazine N 1. 2011, p. 40.
[17] Ministerio de Cultura y Turismo de Salta. Salta. Argentina.
2010, p. 48.
[18] Ministerio de Cultura y Turismo de Salta. Salta. Argentina.
2010, p. 48.
[19] En efecto, en uno de los Wine Hotel & Spa ms selectos del
sur de los valles, promociona en su pgina web, tratamientos
hmedos (baos en toneles) mencionando que el agua burbujeante con vino de Cabernet Sauvignon permite que la piel absorba los poli fenoles presentes en la cscara y en la pulpa de la uva.

341

Carlos R. Cceres y Claudia A. Troncoso

nueva modalidad para consumir tursticamente los valles Calchaques (vinculada a


tratamientos con derivados del vino) es
una inspiracin que viene de las entraas
de la tierra[20], en los que se ponen de manifiesto la fusin de varias recetas ancestrales de los pueblos originarios de los Valles Calchaques con otros productos de la
zona andina de Salta. Asimismo, en las distintas publicaciones en las que promocionan este destino, y en especial esta nueva
modalidad que tiene como centro de atencin al vino, es comn que se vincule a la
cultura Calchaqu, las prcticas locales y el
paisaje como marco en donde se desarrolla
la prctica. De esta manera, se marca un
nuevo concepto en trminos de alojamiento y disfrute del destino.
Estos cambios, asociados a la valorizacin turstica del valle, vienen acompaados de otros servicios orientados hacia
la sofisticacin del destino como la construccin de clubes de countries de altura,
clubes de golf, cadenas hoteleras internacionales y espacios gastronmicos gourmet,
que se combinan con entornos de viedos
y la produccin artesanal regional. De esta
manera, los valles estn siendo visitados
por turistas de alto poder adquisitivo que
imponen una demanda ms exigente y personalizada. Estos nuevos atractivos refinados, se instituyen como tales, puesto que
han logrado articularse con la mirada turstica (Urry, 2004), instaurando esta oferta particular en el destino.
La Red de Turismo Campesino: Nuevos atractivos
culturales en los Valles Calchaques de Salta
Las nuevas formas de valorizacin turstica del vino acompaan el surgimiento
Juntos producen una suave relajacin que mejora la circulacin,
dejando la piel hidratada y suave () Un hidromasaje con vino
torronts deja la piel suave, generando un efecto terso y sedoso
(www.patiosdecafayate.com, 2014).
[20] Patios de CafayateWine Spa http://www.estanciasargentinas.com/estancias/hotel-patios-de-cafayate/wine-spa.html (ltima visita 02-04-2014).

342

de propuestas novedosas para los turistas


que visitan esta regin de Salta con deseos
de experimentar la vida campesina de cerca, conocer la cultura calchaqu y descubrir
los secretos de la gastronoma regional. De
esta manera, el turismo comunitario gestionado por campesinos y originarios vallistos,
surge como una opcin ms para disfrutar
del destino Valles Calchaques Salteos.
Una publicacin reciente del Ministerio de Turismo de la Nacin[21] la presenta
como una opcin donde los viajeros pueden apreciar la vida campesina de cerca y
experimentar la cotidianidad del campo,
instalando la idea de lo vivencial de esta
oferta turstica. De este modo, en el apartado Atractivos de la Red Argentina de Turismo Rural Comunitario, la informacin
queda plasmada de la siguiente manera:
el viajero vivencia la vida campesina, experimenta la cotidianidad de la produccin
agropecuaria, los oficios artesanales y puede
realizar recorridos a pie, a caballo o en bicicleta, por las comunidades y los cerros aledaos (Gua Red Argentina de Turismo Rural
Comunitario, 2012, p 56-57).

La propuesta, llamada Red de Turismo


Campesino est integrada por cerca de
50 familias de campesinos y artesanos interesados en desarrollar el turismo comunitario. La red tiene su centro operativo o
administrativo en San Carlos y despliega su
oferta de servicios tursticos en parajes rurales del Valle Calchaqu (Santa Rosa, Payogastilla, La Merced, El Barrial, Corralito y
San Antonio de Animan del departamento de San Carlos y San Luis de Chuscha, El
Divisadero y Las Conchas, pertenecientes
al departamento de Cafayate). La organizacin que han llevado adelante presenta
un sistema de rotacin en la prestacin de
servicios tursticos que busca una distribucin equitativa de los recursos generados
a travs del turismo (Cceres y Troncoso,
[21] Gua Red Argentina de Turismo Rural Comunitario. Ministerio de Turismo de la Nacin (2012), 140 p.

Entre el vino y la vida campesina. Atractividad turstica y adecuaciones territoriales en el...

2014). Slo 8 de las 50 familias, prestan


servicio de alojamiento en sus casas reacondicionadas para tal fin, el resto presta
otros servicios: la confeccin de artesanas
en cuero, gastronoma regional, elaboracin de vinos caseros, etc. As presenta la
RTC su propuesta:
jornadas campestres, alojamiento familiar,
gastronoma tpica, artesanas diversas y
caminatas a travs de una propuesta de turismo rural comunitario, vivencial e intercultural; en un ambiente natural de los valles
semiridos, de fincas familiares y sencillez
() Las charlas en familia, la elaboracin
de empanadas, la cocina en hornos de barro, o buscar lea, regar los frutales, sembrar
pimentn, podar las vias, embotellar vino,
aprender a tejer en telar o hacer cermica
() pueden ser algunas de las actividades
que el viajero hace durante su estada vivencial junto a nosotros (http://www.turismocampesino.org/, 2014).

Tambin suele sealarse que este tipo


de turismo es muy activo. Desde una de las
agencias de viaje que promociona el emprendimiento se afirma que
los campesinos te reciben en sus casas, en
medio de un paisaje divino. Entonces ellos te
muestran sus modos de vida y te hacen participar de las actividades, ya sea por ejemplo
cocinar, preparar el pan o ver cmo es el trabajo con los animales, incluso pods trabajar.
Depende del lugar y de lo que ellos hagan en la
regin donde estn. O pods ir a ver el lugar,
participar, hacer caminatas o paseos cortos.
Es todo bastante activo (Empresa de Turismo
Responsable, entrevista personal, 2014).

En definitiva, la oferta de atractivos de


la RTC se basa en el ambiente familiar y
comunitario que promocionan, y los paisajes serranos aledaos. Adems, ofrece
compartir lo cotidiano, los oficios y las
costumbres campesinas de tierra adentro
(RTC, s/f). Vemos que la manera en que se
promociona la oferta, tiene un claro realce de las expresiones culturales, propias de
los campesinos de los valles Calchaques.
En definitiva, la experiencia de compartir la
vida cotidiana adquiere valoraciones posi-

tivas y se los considera como un atractivo


ms a ser promocionado, quizs el ms
importante del emprendimiento turstico
en esta regin de Salta. Segn distintos
materiales que promocionan este nuevo
atractivo de la provincia, esta cooperativa
agroturstica busca generar una experiencia
distinta, con atractivos particulares, lo
que implic y moviliz jornadas y reuniones tendientes a la
recuperacin de la historia local, bsqueda
de la identidad compartida entre ancianos
y jvenes, recuperacin del trabajo comunitario, puesta en valor de expresiones culturales como la arquitectura tradicional, la
gastronoma y festividades; valoracin de
sitios arqueolgicos y la responsabilidad en
su conservacin y respeto por parte de las
comunidades, revaloracin local del rol de
la mujer como destinataria de la cultura viva
y de cohesin social (http://www.turismocampesino.org/, 2014).

En efecto, los atractivos de la RTC estn


asociados a lo artesanal, lo experiencial,
a lo agropecuario, y rescatan su carcter
eminentemente campesino poniendo en
valor las tcnicas ancestrales de la cultura
diaguita-calchaqu. Ntese cmo el producto turstico promocionado por la RTC,
pone nfasis en la cotidianidad campesina,
en los rasgos culturales y el acervo de tradiciones. Pero tambin es valorado positivamente lo escnico, el paisaje natural que
rodea a los emprendimientos[22].
Los procesos sealados hasta aqu,
otorgan una especificidad a los valles Calchaques, que marcan la originalidad de su
propuesta turstica frente a otros destinos
de la provincia. El emprendimiento de turismo campesino diversifica la oferta y redefine la atractividad del destino, ya que
representa una variante ms para hacer turismo en la zona. Asimismo, ha promovido
el surgimiento de un nuevo actor social que
[22] En relacin a esto ltimo, el asesor tcnico de la RTC, explica
Es un turismo respetuoso, un turismo vivencial, donde el contexto ambiental, la naturaleza es un complemento (RTC, 2009).

343

Carlos R. Cceres y Claudia A. Troncoso

redefine la trama de agentes tursticos, ya


consolidados en este sector provincial.
Entre el vino y lo campesino: algunas reflexiones
finales

En este trabajo hemos abordado las recientes transformaciones del valle Calchaqu en tanto destino turstico. Tal como lo
hemos expresado, los Valles Calchaques
Salteos han sido valorizados de distinta
manera en cada momento de la historia
turstica de la zona. Actualmente, en los
tiempos del turismo postfordista, toman
nuevas caractersticas en este sector de la
provincia de Salta. Por un lado, el vino y
todo lo que trae asociado: atractivos renovados y nuevos prestadores de servicios tursticos en los Valles Calchaques Salteos.
Efectivamente, este sector de la provincia se
fue sofisticando, se atendi a los exigentes
requerimientos de los turistas y se fueron
destacando ciertos atributos fsico-naturales y aspectos productivos asociados a
servicios exclusivos. Por otro lado, como
parte de estas formas de renovacin turstica del Valle Calchaqu Salteo, la RTC se
ha incorporado a la realidad turstica de
la zona. As, tal como hemos advertido, la
propuesta de esta cooperativa acompaa
el incremento de la oferta turstica en este
sector del valle y promueve una modalidad
no masiva, de tipo comunitaria, caracters-

tica del turismo postfordista. Esto implica,


de manera central la revalorizacin como
atractivo turstico de la vida cotidiana de
los campesinos del sur de los Valles Calchaques de Salta. Este emprendimiento de turismo comunitario, tambin responde a las
exigencias de los nuevos viajeros que llegan
al valle y revela en su propuesta un inters
por captar a ese turista postfordista con
intereses especficos.
Ambas propuestas constituyen alternativas a las formas que ha tomado el turismo masivo en los Valles Calchaques (los
tours organizados de visitas desde Salta).
Ambas propuestas tambin son expresiones de las nuevas formas de hacer turismo,
y los servicios a ellas asociados, interesados por los aspectos vivenciales, por crear
experiencias diferentes a la cotidianeidad
del turista que le otorguen cierta distincin
(Cohen, 2005). Buscan interesar al nuevo turista ya sea que este se incline por la
sofisticada propuesta del turismo del vino
o por la invitacin a compartir la intimidad
campesina. En ambos casos se asiste a propuestas de tipo exclusivas que han dado
paso a readecuaciones especficas de este
destino tradicional del noroeste. Y esto implica significativas transformaciones para
acercar este destino a aquellas imgenes
idealizadas asociadas a las nuevas formas
de hacer turismo.

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respetuoso. Un emprendimiento autogestionado por campesinos.
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Anlisis comparativo de la promocin turstica y la


observacin directa en el espacio rural del Partido de
General Pueyrredon (provincia de Buenos Aires)
Matas Adrin Gordziejczuk

Introduccin
Determinados fragmentos del espacio
rural argentino transitan por un proceso de
revalorizacin social y son vistos como nuevos espacios de vida permanente y temporal (Tadeo, 2002, p. 33). Esto ha permitido
dejar atrs la caracterizacin del espacio
rural a partir del vaciamiento poblacional
y la predominancia de la actividad agrcola
(Abramovay, 2000, en Castro y Reboratti,
2008, p. 2), pasando a ser considerado un
cuadro de vida deseado y buscado, aunque
tambin, un producto de consumo (Nates
Cruz y Raymond, 2007, p. 17).
En el Partido de General Pueyrredon
(Mapa 1) la revalorizacin rural se produce principalmente en dos aspectos. En
primer lugar, en el plano de la neoruralidad o repoblamiento (Mikkelsen, 2008),
y en segundo lugar, en el plano turstico,
puesto que desde la gestin pblica, y ms
precisamente desde el Ente Municipal de
Turismo (EMTur), se invoca al espacio rural como estrategia para desestacionalizar
el turismo y crear la tan anhelada Mar del
Plata de doce meses ampliando el espacio de actuacin. De esta manera, una de
las ltimas polticas anunciadas ha sido el
Plan de Sealizacin Turstica de Caminos
Rurales (diciembre de 2012), cuyo objetivo
es orientar a los turistas y residentes a lo

largo de paseos alternativos a los tradicionales urbanos y costeros.


En tal sentido, la finalidad de este trabajo es analizar la situacin actual del Plan
de Sealizacin Turstica de Caminos Rurales habiendo transcurrido ms de dos
aos desde su inauguracin. Para ello se
realiza el ejercicio de contrastar el discurso de la promocin turstica, basado en la
construccin de atractividad de los lugares
(Troncoso, 2007, p. 2), con la observacin
directa del terreno. Respecto a esta tcnica,
vale aclarar que se aplic durante el mes de
febrero de 2015 y que constituye una tarea que va ms all de la simple accin de
mirar el espacio geogrfico, sin ninguna
motivacin, objeto o finalidad previamente
planificada (Gonzlez, 2005, p. 101). Se
trata de un ejercicio complejo que demanda la interrelacin de dimensiones territoriales y que carece de objetividad, puesto
que involucra la perspectiva del sujeto que
observa, sus recuerdos y pareceres.
A continuacin se presenta el Mapa 1
que contiene la localizacin de los siete caminos junto a la serie de hitos, o puntos
particulares, mencionados en la promocin turstica. Luego, en el apartado central, se desarrolla la comparacin para, finalmente, concluir sobre las discrepancias
entre lo promocionado y lo observado.

347

Matas Adrin Gordziejczuk

Mapa 1. Partido de General Pueyrredon y Caminos Tursticos Rurales

Fuente: elaboracin personal

Desarrollo
Camino de las Estancias Originarias
~~Promocin turstica: El itinerario
rememora los primeros establecimientos rurales que se fundaron al sud-sudoeste de Mar del Plata y la posterior
fundacin de la Estancia Chapadmalal
en la segunda mitad del siglo XIX. Antiguos cascos de estancia, un castillo,
viejos galpones de atractiva arquitectura, aosas capillas, oratorios y frondosas arboledas, tambin aportan encanto al recorrido. De la centenaria Estacin Chapadmalal del Ferrocarril del
Sud, an en pie, parta a Buenos Aires
la gran produccin agropecuaria de la
estancia Chapadmalal.
~~Observacin directa: Al comienzo del
circuito, la Ruta Provincial 11 permite
apreciar la forma en que la presencia del
348

mar altera los usos del espacio rural, el


cual deviene en uso residencial y turstico de sol y playa (infraestructura balnearia y numerosos complejos de cabaas). Si a estas caractersticas se aade
la presencia discontinua de arboledas
en torno a la ruta, que por momentos
impide la contemplacin de los remanentes agropecuarios, e incluso del mar,
el segmento en cuestin no llega a representar el lema publicitario del camino, el
cual apunta a rememorar el origen rural
del distrito.
El panorama cambia de forma significativa al abandonar la ruta martima e
ingresar al interior del territorio. Aqu es
donde realmente se aprecian formas espaciales (algunas ms efmeras que otras),
relacionadas con las estancias originarias. Sobresalen la agricultura extensiva,
las tranqueras pintorescas, y los caballos
atados a los alambrados. Hacia el final

Anlisis comparativo de la promocin turstica y la observacin directa en el espacio rural...

de esta calle resalta como un hito la produccin de vid (Foto 1) correspondiente


al proyecto de bodega experimental y elaboracin de los vinos con influencia ocenica Mar y Pampa a cargo de la firma
Trapiche. Pese a su potencialidad turstica, la atractividad de este segmento se reduce por el deterioro del pavimento y los
enormes baches, cuya explicacin seguramente radique en la propia dinmica de
las estancias, al requerir de la circulacin
de camiones para la carga y el transporte de la produccin agrcola, y la falta de
mantenimiento.
Foto 1. Bodega experimental Mar y Pampa

Foto 2. Vagn abandonado en Estacin


Chapadmalal

Fuente: archivo personal, febrero de 2015

Camino de las Pampas


~~Promocin turstica: El entorno es el tpico paisaje de la llanura pampeana con
presencia de estancias, tambos, quintas,
viveros y una planta experimental de produccin de semillas. En el horizonte se recortan las Sierras de Tandilia.

Fuente: archivo personal, febrero de 2015

Al llegar a Estacin Chapadmalal se


incorpora al circuito la emocin de la
nostalgia por la visualizacin de vagones
abandonados (Foto 2) y pasto tan alto
que no permite descifrar el trazado de las
vas del ferrocarril. Mediante este camino
no puede accederse a la estacin de ferrocarril promocionada. Sin embargo, se
remarca que es el nico camino que hasta
el momento luce la cartelera del Plan de
Sealizacin Turstica, por lo tanto, podra decirse que pocas son las posibilidades de tomar el rumbo equivocado. Por su
larga extensin (40 km), el circuito puede
ser considerado una prctica de ocio individual, que incluso permite el abastecimiento y el acceso a servicios dado que se
atraviesan dos localidades.

~~Observacin directa: El principal cuestionamiento que puede realizarse es la


dificultad para apreciar el promocionado horizonte pampeano debido a que,
en una parte considerable del camino, la
calle sufre un desnivel significativo en relacin a la superficie de las explotaciones
agropecuarias, quedando este confinado
entre dos paredes naturales que representan un obstculo a la vista (Foto 3).
Tal vez, el punto que ms llame la atencin sea la Estacin Experimental Camet
de Syngenta (Foto 4), debido a que las
edificaciones, el alambrado, el enrejado,
las cmaras de seguridad y la prolijidad del
campo resaltan a este sitio sobre el resto.
El deterioro que se observa en algunas
tranqueras, alambrados, e incluso en producciones agrarias, el camino de tierra y la
casi nula circulacin de vehculos y personas, que por instantes admiten el asomo de
un intenso silencio, hacen sentir brevemente
el aislamiento y la profundidad de lo rural.
No obstante, la poca durabilidad del reco349

Matas Adrin Gordziejczuk

rrido no ayuda a considerarlo como una


prctica de ocio individual, comparable al
camino de las Estancias Originarias, a no
ser que se complemente con otro circuito.
Foto 3. Desnivel entre camino rural y
explotacin agropecuaria

primer kilmetro de este circuito comprenda el borde del rea residencial de Sierra de
los Padres, la espesa arboleda que sirve de
muro y delimitacin de esta localidad impide que se observen las viviendas serranas
(Foto 5) e induce a la apreciacin del margen derecho del camino, donde se encuentran viviendas y cabaas.
Foto 5: Delimitacin de Sierra de los Padres
(Camino Bordeu)

Fuente: archivo personal, febrero de 2015


Foto 4. Estacin Experimental Camet de
Syngenta
Fuente: archivo personal, febrero de 2015

Fuente: archivo personal, febrero de 2015

Camino Juan Manuel Bordeu


~~Promocin turstica: Comienza en el
arco de acceso al barrio Sierra de los Padres, comunicndolo con la ruta 226,
a la altura de la planta de agua mineral Sierra de los Padres. En su recorrido
se destacan establecimientos de cra de
ciervos y pavos reales, de agricultura y
ganadera, y la mencionada planta, enmarcados por paisajes serranos y campos quebrados.
~Observacin
~
directa: A pesar de que el
350

A medida que se avanza, la arboleda disminuye y se manifiesta el enmarque de las sierras, a la vez que los usos
agropecuarios del territorio. La calle por
momentos se angosta demasiado y se
dificulta la circulacin en ambas direcciones. Paralelamente se pudo observar
el paso de peatones; posiblemente sta
sea la senda desde donde habitantes de
localidades cercanas acceden al rea comercial de Sierra de los Padres. Al finalizar el recorrido, el paso por la planta
de agua mineral Sierra de los Padres de
Nutreco S.A. se hace sentir por la magnitud de sus instalaciones, el trnsito de
camiones y la presencia de pozos hasta
el retomo de la autova 226.
Camino Laguna y Sierra de los Padres
~~Promocin turstica: Este camino vincula los dos lugares tradicionales. La Laguna de los Padres dentro de la Reserva de igual nombre-, es ideal para pasar

Anlisis comparativo de la promocin turstica y la observacin directa en el espacio rural...

el da en sus orillas, con espesas arboledas. La Sierra de los Padres presta su


geografa al barrio homnimo, con espectaculares chalets y casas en medio de
parques floridos, arboles y rocas. En la
cima de la sierra la vista panormica es
nica. Posibilidades de alojamiento, la
compra de verduras y hortalizas frescas
recin extradas de la tierra, son otras
opciones del recorrido.
~~Observacin directa: Si se tienen en
cuenta variables como la geomorfologa
y la sealizacin de inters turstico, es el
circuito ms diverso, ya que, en este ltimo caso, la condicin de Reserva Natural Municipal de la Laguna de los Padres
y la consolidacin de un rea comercial
en Sierra de los Padres provocaron la instalacin de abundante cartelera, la cual
podra llegar a considerarse excesiva si en
un futuro prximo se agregan las referencias pretendidas por el Plan de Sealizacin de Caminos Rurales.
Los accesos a Laguna y Sierra de los Padres se diferencian, en primer lugar, por
la menor circulacin de automviles en el
primero, debido a que no conduce a ningn rea residencial, sino a un espacio de
recreacin y conservacin (Foto 6), y en
segundo lugar, por el tipo de sealizacin
que presentan: mientras que en la Laguna
se indican los usos apropiados de la reserva, las especies animales que habitan el
lugar y los sitios de inters, la sealizacin
Sierra de los Padres es de tipo comercial. El
protagonismo de la publicidad y la considerable movilizacin asemejan a esta senda con el primer segmento del camino de
las Estancias Originarias (Ruta Provincial
11), siendo estos tramos aquellos donde
ms se aprecia la complejidad entre lo rural
y lo urbano, y a su vez se presentan como
lo masivo dentro de lo alternativo.
Sin duda, este circuito es el que brinda
ms posibilidades de ocio, recreacin y tu-

rismo, incluso tiene potencialidades para


considerarse como un destino turstico individual por la presencia de varios atractivos pblicos y privados (laguna, sierra, establecimientos) y distintas modalidades de
alojamiento (campings, hoteles, cabaas).
Foto 6: Punto panormico en Laguna
de los Padres

Fuente: archivo personal, febrero de 2015

Camino San Francisco de Ass


~~Promocin turstica: Transcurre entre
quintas y chacras dedicadas a la produccin de verduras y hortalizas, esprragos, champignones, frutas finas y ctricos, como as tambin la avicultura,
apicultura y floricultura. El Paraje San
Francisco, por donde pasa este camino, es un rea privilegiada tanto por las
caractersticas del terreno como por la
abundancia de agua y el clima apropiado para el cultivo intensivo.
~~Observacin directa: Quizs sean la
localizacin estratgica de este camino
(circunvalacin o atajo que evita a los
transportistas tener que ingresar a la
ciudad de Mar del Plata para tomar los
ejes 226 u 88) y el buen estado de su pavimento, los motivos por los cuales este
circuito no puede llegar a ser distinguido como un paseo recreativo, ya que se
observ una movilizacin muy acelerada
y el trnsito ms pesado entre todos los
caminos promocionados (Foto 7).
351

Matas Adrin Gordziejczuk

Foto 7. Movilizacin de camiones en


Camino San Francisco de Ass

Fuente: archivo personal, febrero de 2015

A pesar de que se recorra por ms de


un kilmetro de la Unidad Penitenciaria
Bonaerense N XV, objeto que puede significar un punto de inters turstico en los
tiempos actuales, la ausencia de establecimientos con fines de ocio impiden su valoracin como circuito turstico-recreativo.
Adems, no existe ningn tipo de sealizacin de potencial inters turstico. Sin embargo, y a pesar de la fugacidad antes mencionada, a la vista se observa un territorio
compuesto de varias tonalidades de verdes
y marrones, que indican la existencia de diferentes producciones intensivas y el cruce
del cinturn frutihortcola del distrito.
Camino Los Ortz Este
~~Promocin turstica: Llega hasta el
arco de ingreso al barrio Sierra de los Padres, entre establecimientos dedicados a
la agricultura y a la produccin de kiwis
y frutillas. Es atravesado por el Arroyo de
los Padres, nico afluente de la laguna
homnima.
~~Observacin directa: Tal como dice la
promocin turstica, el arroyo de los Padres parece ser el hito principal, o nico,
de este circuito menor (Foto 8). A pesar
de ir en direccin contraria al camino
Juan Manuel Bordeu, la circunvalacin
del rea residencial de Sierra de los Pa352

dres vuelve a presentarse el muro de vegetacin y arboleda que impide la observacin de los famosos chalets.
Este recorrido muestra de forma exclusiva el uso agropecuario del territorio debido a que en su transcurso no se reconoce
ninguna sealizacin o establecimiento de
potencial inters turstico. Si bien la promocin turstica menciona como atractivo
la produccin de kiwis y frutillas, el distanciamiento de estas producciones respecto
al camino y la implementacin de invernculos no permiten que se identifiquen tan
fcilmente los cultivos. Adems no se observaron puntos de venta ni posibilidades
de degustacin.
Foto 8. Arroyo de los Padres en Camino
Los Ortz Este

Fuente: archivo personal, febrero de 2015

Camino Los Ortz Oeste


~~Promocin turstica: Refleja la intensa
actividad econmica del municipio en algunos de cuyos tramos las suaves ondulaciones del terreno se convierten en las
pintorescas sierras tan caractersticas del
Sistema de Tandilia. Los paisajes cambiantes, la riqueza de la fauna autctona, la abundancia de aves, los pequeos
cursos de agua que acompaan el trazado del camino, la presencia del antiguo
establecimiento de agua mineral La Copelina y la laguna La Brava, lo diferencian
por su agreste belleza.

Anlisis comparativo de la promocin turstica y la observacin directa en el espacio rural...

~~Observacin directa: Sin duda, la observacin directa sirvi para ratificar la


promocin turstica en lo que respecta
al uso del calificativo agreste, ya que se
manifiesta a travs de la presencia cada
vez mayor de la naturaleza (arboledas,
sierras, pajonales, laguna) desde Batn
hasta la recta que bordea la laguna La
Brava, perteneciente al Partido de Balcarce. Como el camino de las Pampas y gran
parte del de las Estancias Originarias, los
usos agropecuarios son de tipo extensivo, aunque las ondulaciones del terreno
generan una imagen propia y le dan una
identidad a este circuito. El gran tamao
de las parcelas, la casi nula movilizacin
de poblacin y el silencio que deriva de
estos factores contribuyen a la idea de
que se transita por lo rural profundo, e
incluso lo rural olvidado o abandonado
al recorrerse los alrededores de La Copelina. Respecto a esta antigua fbrica embotelladora de agua mineral, el camino
slo permite apreciar la pequea casa de
piedra que serva de entrada al establecimiento (Foto 9) acompaada por carteles que indican no pasar. En realidad,
las instalaciones se encuentran sobre tierras privadas, aproximadamente un kilmetro alejadas del camino, siendo poco
probable su consideracin como punto
de atraccin turstica.
Se considera a sta la mayor aventura de
todas, ya que el circuito contiene algunos
riesgos mnimos asociados a su extensin,
la cual es semejante al camino de las Estancias Originarias pero en este caso no se
atraviesa ninguna localidad (slo Batn al
inicio y el paraje El Dorado al final), la ausencia de sealizacin frente a un nmero
considerable de cruces y ramificaciones de
calles y el estado del camino, debido a que
por momentos se conduce sobre verdaderos
colchones de tierra y arena que representan
un desafo para los autos que comnmente
circulan por la ciudad y el asfalto.

Hacia el final del itinerario, se recorre el


borde de la laguna La Brava por la calle que
demarca el lmite entre General Pueyrredon
y Balcarce. Si bien La Brava se usa para
turismo y recreacin, mediante este camino no se accede a ningn espacio para el
esparcimiento y la diversin. Desde aqu
se visualiza una exclusividad hacia el uso
agropecuario (Foto 10).
Habindose desarrollado la comparacin entre promocin turstica y observacin directa para los siete caminos que
componen el Plan de Sealizacin Turstica de Caminos Rurales, a continuacin se
presenta, a modo de sntesis, el Cuadro 1,
que retoma las caractersticas principales
de cada uno de ellos con vistas a la formulacin de las conclusiones.
Foto 9. Antigua entrada a La Copelina

Fuente: archivo personal, febrero de 2015


Foto 10. Vista a la laguna La Brava (Partido
de Balcarce)

Fuente: archivo personal, febrero de 2015


353

Matas Adrin Gordziejczuk

Cuadro 1. Caractersticas de los Caminos Tursticos Rurales del Partido de General Pueyrredon
Camino

Extensin
(km)

Presencia de
sealizacin
turstica a
feb. 2015

Usos
predominantes
del territorio

Principal tipo
de patrimonio
promocionado

Problemticas observadas

-Residencial
de las
Estancias
Originarias

40

Si

-Agropecuario
(extensivo e
intensivo)

-Deterioro del pavimento


Cultural

-Abandono de las
instalaciones ferroviarias

Natural

-Profundidad de camino
respecto al suelo agropecuario

Natural

-Imposibilidad de apreciar
las viviendas serranas

-Turstico (de
sol y playa)
de las Pampas

9,4

No

Juan Manuel
Bordeu

7,6

No

-Agropecuario
(extensivo e
intensivo)
-Residencial
-Turstico (rural)

-Escasa amplitud del camino

-Residencial
Laguna y
Sierra de
los Padres

11,7

No

-Comercial
-Turstico (rural)

Natural

-Abundante cartelera
de tipo comercial
-Intensa movilizacin vehicular

-De conservacin
San Francisco
de Ass

Los Ortiz Este

Los Ortiz
Oeste

12,5

41

No

-Agropecuario
(mayormente
intensivo)

No

-ResidencialAgropecuario
(extensivo e
intensivo)

No

-Agropecuario
(mayormente
extensivo)

-Intensa movilizacin vehicular


Natural

Natural

Natural

-Ausencia de establecimientos
con fines tursticos
-Imposibilidad de apreciar
las viviendas serranas
-Ausencia de establecimientos
con fines tursticos
- Abandono de las
instalaciones de La Copelina
-Ausencia de sealizacin
en general

Fuente: elaboracin personal basada en observacin directa y Gua Accesible del EMTur

Conclusin
El ejercicio de analizar lo que se dice tursticamente del territorio, pero no se ve, y lo
que se ve, pero no se dice en la promocin
turstica, ha sido sumamente enriquecedor.
El territorio revela que, a ms de dos
aos de anunciado el Plan de Sealizacin
Turstica de Caminos Rurales en el Partido
de General Pueyrredon, slo uno de ellos,
el de las Estancias Originarias, luce la cartelera correspondiente a esta poltica tendiente a la desestacionalizar el turismo en
Mar del Plata. Por ello, se considera que se
trata de un intento fallido, anunciado es354

tratgicamente al inicio de la temporada


diciembre 2012- marzo 2013, de ampliacin de la atractividad turstica basado en
lo rural, espacio que todava no logra complementarse adecuadamente con el destino de sol y playa y las prcticas tursticas
tradicionales.
La observacin directa sirvi para comprender que an predominan las funciones
originales: acceso a explotaciones agropecuarias, transporte de produccin primaria
y movilidad asociada a localidades menores. Esto deja en ltima instancia la funcin
turstica. Incluso, en lugares determinados

Anlisis comparativo de la promocin turstica y la observacin directa en el espacio rural...

las acciones que incumben a la lgica del


ocio (estacionar el auto para contemplar el
paisaje, reconocer los tipos de cultivo que
se nombran en la folletera, tomar fotografas de los hitos que van apareciendo o
simplemente caminar a modo de paseo por
el campo), fueron vistas por los habitantes
rurales con extraeza y desconcierto. Ejemplos concretos fueron los estados de alerta
adoptados por el personal de seguridad de
la planta experimental de Syngenta y el cuidador de los alrededores de La Copelina,
objetos que, pese a ser mencionados en la
promocin, se mantienen al margen del inters turstico.
Mencin especial amerita la necesidad
de establecer algunas condiciones mnimas
en los caminos, previo a la promocin turstica, para que los atractivos puedan ser
debidamente consumidos. Basar una ini-

ciativa turstica en caminos del espacio rural debera incluir una continua evaluacin
de su estado. Adems, las animadas referencias de la promocin turstica generan
expectativas que luego no se corresponden
con lo que realmente puede visualizarse en
el terreno (casos chalets de Sierra de los Padres y plantaciones no tradicionales como
kiwis o frutillas), o con el aprovechamiento de formas espaciales obsoletas como la
estacin ferroviaria de Estacin Chapadmalal y La Copelina.
En resumen, se debe asumir que lo que
actualmente se ofrece es una imagen real
del espacio rural, es decir, de sus procesos
y problemticas, entre las que se destacan
la tecnificacin del agro, el abandono de
infraestructura, la prdida de espacio natural y la disparidad socio-econmica de la
poblacin.

Bibliografa
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el debate. En N. Tadeo (Coord.). Procesos de cambio en las reas rurales argentinas.
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Troncoso, C. A. (2007). Atractivos y promocin del turismo: la construccin de
atractividad turstica de la provincia de
Jujuy (Argentina). Undcimo Encuentro de
Gegrafos de Amrica Latina [consultado
en octubre de 2014]. Disponible en:
http:// observatoriogeogrficoamericalatina.org.mx/egal11/Geografiasocioeconomica/Geografiaturistica/07.pdf.

355

Parte 6
Cultura, gnero y poder

Sectores populares, migraciones e imaginarios en disputa:


dinmicas y heterogeneidades al interior de
San Carlos de Bariloche
Brenda Matossian

Introduccin
La Argentina es un pas de temprana y
profunda urbanizacin. En el devenir de
su poblamiento como Estado-nacin, las
migraciones han tenido un protagonismo
destacado: las migraciones de ultramar de
fines de siglo XIX y principios del XX, las
migraciones internas campo-ciudad y las
migraciones regionales desde pases vecinos hacia mediados del siglo pasado han
constituido un aporte de relevancia en el
crecimiento de sus ciudades. En la Patagonia Norte, este proceso estuvo ntimamente vinculado a la Campaa del Desierto,
cuando el ejrcito argentino control las
tierras indgenas, asesin y desplaz a distintos grupos que habitaban la regin para
incorporar esas tierras a la lgica econmica dominante que intentaba imponer un
poblamiento blanco y europeo. Luego de
dcadas de relativo aislamiento respecto al
poder centralizado en la ciudad de Buenos
Aires y a posteriori de la provincializacin de
buena parte de los Territorios Nacionales
en 1955, los pueblos y ciudades jvenes de
la regin comenzaron a crecer, a un ritmo
notablemente vertiginoso en los ltimos
cincuenta aos. Las migraciones, tanto
las internacionales como las internas, nutrieron en buena medida estos aumentos
mediante un proceso complejo de urbanizacin que presenta particularidades regionales que deben ser tenidas en cuenta.
Para el caso de la ciudad rionegrina de
San Carlos de Bariloche, que ser el que se
analizar en este trabajo, con el aumento
de la actividad turstica, durante la segun-

da mitad del siglo XX, se registraron tasas


de crecimiento medio anual que duplicaron las de la provincia (entre 1947 y 1980)
e inclusive triplicaron las del pas (entre
1947 y 1991). Esos niveles de atraccin urbana se vinculan con oportunidades econmicas y laborales de la ciudad, sumadas
a la vigencia de un imaginario colectivo de
vida tranquila, segura y en contacto con la
naturaleza. Estos elementos suman complejidad a una ciudad dispersa rodeada de
un rea protegida (el Parque Nacional Nahuel Huapi) y cuyo ejido municipal, de ms
de 200 km2 de extensin, se emplaza sobre
un relieve de topografa accidentada. Este
ltimo elemento ha complejizado las posibilidades de abastecimiento de servicios e
infraestructura urbana bsicos.
En los diferentes contextos histrico-polticos la urbanizacin acelerada y las profundas desigualdades socioterritoriales
definieron espacios intraurbanos fragmentados en los cuales los migrantes se fueron
insertando a partir de diversas lgicas, estrategias y complejos procesos (Matossian, 2012). Sin embargo, a lo largo de las
dcadas se ha sedimentado un imaginario
urbano binario, reduccionista, relativamente difundido en el cual se distingue un
gran sector de pobreza en la zona sur de
la mancha urbana, reconocido como El
Alto, en el cual se supone se ha instalado cierta indefinida poblacin ajena, en
continua contraposicin con la representacin del rea central, encargada de cumplir
el rol turstico, con fachada centroeuropea,
que ha signado a esta ciudad media.
359

Brenda Matossian

Este trabajo busca cuestionar estos relatos que intentan identificar el sector reconocido como El Alto como un rea
social, econmica y culturalmente homognea y que tienden adems a considerar los
barrios del sur de la ciudad como un bloque
esttico, negado. La metodologa aplicada
consta del anlisis de datos secundarios, informacin proveniente de los censos nacionales procesada para ser cartografiada mediante Sistemas de Informacin Geogrfica
segn el mximo nivel de desagregacin disponible (radio censal). Se trabajar a partir
de la comparacin de la variable censal de
poblacin segn pas de nacimiento para
los dos ltimos censos nacionales, 2001
y 2010 para este sector sur de la ciudad.
Asimismo, se han utilizado otras fuentes
secundarias tales como documentos y bibliografa en archivos locales y barriales, ordenanzas municipales y otros documentos
oficiales junto con la produccin primaria
resultante del trabajo de campo que incluye
principalmente recorridos urbanos de reconocimiento, entrevistas a informantes clave
y entrevistas en profundidad.

Desarrollo
Algunos elementos tericos
El anlisis de la diferenciada distribucin
de la poblacin en el espacio ocupa a los
estudios geogrficos desde su origen. Los
estudios realizados desde la Geografa Social poseen destacados antecedentes en la
escuela alemana de la postguerra, ms especficamente en la escuela de Munich y Viena
de la cual Hans Bobek fue uno de sus representantes ms destacados. Bobek entendi
la Geografa Social como ciencia de la organizacin espacial de la vida de la sociedad y
mantuvo un enfoque en el cual la Geografa
Cultural se encontraba relacionada con la
histrica (Gomez, 1983). Estos nuevos abordajes, que se distinguan de los enfoques
deterministas y funcionalistas de la geogra360

fa previa, proponan entender el complejo


geogrfico-social de una manera estructural y procesal (Ruppert y Schaffer, 1979).
El estudio de las diferenciaciones espaciales debe tambin considerarlas desde una
Geografa Poltica, entendida como la geografa de las relaciones de poder, fundada
en los principios de simetra y de asimetra
en las relaciones entre organizaciones (Raffestin, 1980). Por lo tanto no acontecen en
la ciudad sin tensiones ni disputas; de all
que ms que las diferencias, lo verdaderamente problemtico son las desigualdades
que se ponen en evidencia en la insercin
urbana de la poblacin, y, en particular en
este caso, de la poblacin migrante. Se trata
de fenmenos intrnsecamente relacionales
en los cuales a las desigualdades propias
de la ciudades capitalistas, pueden sumarse, o no, particularidades para los casos de
los grupos migrantes, segn la condicin
de simultaneidad de las desigualdades, tal
como propone la teora de la interseccionalidad (Mc Call, 2005). En este punto cabe
poner el acento en la importancia de distinguir aquellos problemas sociales de aquellos
culturales en el proceso de insercin urbana. Tener presente esta diferencia es clave en
cualquier investigacin vinculada a las migraciones, con miras a evitar nacionalismos
metodolgicos y el ocultamiento de problemticas sociales mucho ms amplias, que
se suelen esconder (u ocultar intencionadamente) por debajo de aquellas particularmente propias de los migrantes, de un grupo especfico o de manera general hacia los
extranjeros. Este punto emerge como uno
de los ms delicados en el estudio de este
tipo de problemticas socioterritoriales.
La

construccin social del migrante en la


historia local

San Carlos de Bariloche presenta una


heterognea composicin social articulada
con fuertes tensiones entorno a la construccin de su pasado (Mndez e Iwanow,

Sectores populares, migraciones e imaginarios en disputa: dinmicas y heterogeneidades al...

2001; Kropff, 2001; Nez, 2004, Mndez,


2005; Fuentes y Nez, 2007; Navarro Floria, 2008; Navarro Floria y Vejsbjerg, 2009;
Matossian, 2010). Las tensiones en torno a
la configuracin de un relato histrico hegemnico tienen un trasfondo tnico-cultural latente. Tal como sostiene Raffestin
(1980, p. 24), la composicin de la poblacin, vista desde el punto de vista tnico,
lingstico o religioso, es abordada con frecuencia con categoras de homogeneidad
versus heterogeneidad () el Estado busca
unificar, volver idnticos a todos por todos
los medios. El Estado teme a las diferencias
y, en consecuencia, no quiere ver ms que
un lado de las cosas. Desde la Campaa
del Desierto, que en el sector del Nahuel
Huapi se concret entre 1881 y 1885, el
ejrcito argentino control las tierras indgenas, asesin y desplaz a distintos grupos
que habitaban la regin para incorporar
esas tierras a la lgica econmica dominante y para promover un poblamiento blanco
y europeo. Las disputas en torno a la legitimidad de los habitantes de esta localidad
existen, de cierto modo, desde entonces.
Dado que el poblamiento tiene sus propias
dinmicas, difcilmente controlables por
los estados, la movilidad humana se expandi y avanz ms all de las pretensiones
homogeneizadoras y sus fronteras. Desde
la perspectiva de la incipiente presencia del
estado nacional en la regin, se comprende lo conflictivo de la presencia de ciertos
extranjeros al constituirse la Colonia del
Nahuel Huapi en 1902. Del conjunto de los
nacidos fuera de la Argentina, la poblacin
nacida en Chile ha sido la ms importante
en trminos absolutos. En cuanto a la construccin de un imaginario migratorio, los
chilenos poseen una imagen social negativa, construida por prejuicios y estereotipos
(el chilote) que suele contraponerse con
la del buen migrante (de origen centroeuropeo). Para comprender estos imaginarios
es necesario tambin remontarse al ao

1934 cuando se crea el Parque Nacional


Nahuel Huapi cuya concepcin primera estaba ntimamente vinculada al ideal de San
Carlos de Bariloche como la Suiza Argentina (Navarro Floria, 2008).
La composicin de la poblacin se ha
complejizado ms an desde mediados del
siglo XX con el aumento de los migrantes
recientes (argentinos y extranjeros), a los
que se suman residentes de temporada y
una gran cantidad de poblacin flotante
de turistas. Entre los migrantes internos se
destacan los procedentes de la Ciudad Autnoma de Buenos Aires y de la provincia
de Buenos Aires; en menor proporcin los
nacidos en la lnea Sur de Ro Negro (mbito rural) y de otras grandes ciudades de
la Argentina (Rosario, Crdoba, Neuqun,
entre otras) (Matossian, 2012). Esta ciudad muestra con claridad que distintos
tipos de desplazamientos participan simultneamente en la constitucin de lugares
(Zusman, Lois y Castro, 2007): migrantes,
turistas, intelectuales o empresarios insertos en distintas redes pueden confluir y reconfigurar un nico espacio.
Dinmicas migratorias recientes: hacia un cambio
de perfil

Los chilenos se han mantenido durante


ms de medio siglo como el grupo migrante
de mayor peso numrico. Adems de constituirse como una tradicional migracin laboral, muchos arribados durante la dcada
del setenta del siglo XX fueron exiliados polticos perseguidos por el gobierno de facto
de Augusto Pinochet. La cantidad de chilenos asentados a lo largo de varias dcadas
en Bariloche queda reflejada en el conjunto de la poblacin no nativa. As para el
ao 2001, cuando la poblacin extranjera
alcanz los 11.000 habitantes sobre un total de 110.000 (10%), los nacidos en Chile representaron una amplia mayora, con
el 81% del conjunto de los extranjeros. En
2010, este porcentaje descendi hasta al361

Brenda Matossian

canzar el 70% sobre el total de los no nativos. Para 2010, la proporcin de poblacin extranjera (11.761 habitantes) sobre
el total de poblacin (133.500 habitantes)
descendi hasta el 8,81%.
La migracin internacional fue modificando en las ltimas dcadas su perfil desde una presencia casi exclusiva de poblacin chilena hacia dos tipos de flujos bien
diferenciados no slo por su origen sino
tambin por las motivaciones diferenciales
que impulsaron su migracin. As en rasgos generales, se distinguen por un lado los
migrantes de pases vecinos con motivaciones netamente laborales y, por el otro, los
migrantes provenientes de pases del Norte
atrados por factores especialmente relacionados con una mejora en su calidad de
vida.
Respecto a los cambios en este perfil entre 2001 y 2010 se destaca el aumento de la
poblacin nacida en el Paraguay, Espaa,
Bolivia, Brasil, Estados Unidos y Colombia.
Todos estos grupos aumentaron en ms de
un 1% su participacin en el conjunto de la
poblacin extranjera. En un sentido inverso, han disminuido su participacin los nacidos en Italia, Alemania, Polonia, Austria
y Eslovenia respecto al censo 2001. Estas
ltimas son poblaciones envejecidas de antiguos migrantes que se van reduciendo.
Estos valores muestran un cambio en la
composicin migratoria con aumento del
protagonismo de los nacidos en pases de
Amrica Latina. As se da cuenta de esta
tendencia, desde un perfil relativamente
homogneo (compuesto en su mayora por
poblacin chilena) hacia uno que avanza
en su diversificacin.
Asimismo, dado su carcter turstico,
Bariloche se presenta como un destino
atractivo para un tipo de movilidad reconocido como migracin de amenidad o
migracin por estilo de vida (Zunino, Matossian e Hidalgo, 2012). La literatura sobre migracin de amenidad (Moss, 2005,
362

2006; Gonzlez, Otero, Nakayama y Marioni, 2009) pone el acento analtico en la


migracin de personas desde las metrpolis a ciudades medias, pequeas o pueblos
rurales en el interior, sobre todo hacia destinos de montaa, cuya calidad ambiental y cultural es percibida como superior a
la de sus lugares de residencia anteriores.
Otro cuerpo terico es el referido a la migracin por estilo de vida (OReilly, 2000)
el cual describe aquella relocalizacin
como producto de una actitud reflexiva de
los individuos sobre sus propias vidas y las
posibilidades que el migrante visualiza en
la comunidad receptora, por ejemplo: una
vida relajada y tranquila, gastos ms bajos
en vivienda, clima, beneficios para la salud,
y sentimiento de vivir en comunidad. Para
el caso de Bariloche, tal podra ser uno de
los motivos que explica el aumento de ciertos grupos, en particular los nacidos en Espaa y Estados Unidos de Norteamrica.
San Carlos de Bariloche se caracteriza
tambin por tener un alto porcentaje de
migrantes internos. La Encuesta Anual de
Hogares Urbanos, para el tercer trimestre
del ao 2013 en San Carlos de Bariloche,
indic que el 40% de la poblacin no naci
en la misma localidad. Este porcentaje se
compone por un 6% de nacidos en pases
limtrofes, un 2% en otro pas, mientras que
el 32% restante est conformado por migrantes internos. El 26% corresponde a los
nacidos en otra provincia y 6% a nacidos
en otras localidades de la misma provincia
de Ro Negro. Esto quiere decir que casi 1
de cada 3 vecinos es migrante interno. De
los nacidos en otras provincias, la mayora
ha migrado desde Buenos Aires, tanto de
la Ciudad Autnoma como de los distintos
partidos de la provincia. Si bien por limitaciones propias de la fuente no se distinguen ambas jurisdicciones, el 67% del total
de los migrantes internos no rionegrinos
que representan, da cuenta de su peso en
el conjunto de la poblacin. En trminos

Sectores populares, migraciones e imaginarios en disputa: dinmicas y heterogeneidades al...

generales, este tipo de migracin urbana se


ha movilizado con el estmulo de un ideal
de mejor calidad de vida en contraposicin
a la gran metrpolis.
Qu sucede en los barrios del sur de la ciudad?
La disponibilidad de datos estadsticos
a lo largo de tiempo posibilita comparar
diacrnicamente la presencia de migrantes, cmo ha ido cambiando su distribucin y peso. Es sabido que los datos estadsticos poseen limitaciones en tanto
supone que sujetos migrantes se convierten en simples agregados atrapados en categoras operativas definidas por las oficinas estadsticas como extranjero o no
nativo. En este proceso evidentemente se
pierde un cmulo de informacin acerca
de estas poblaciones que no puede reconocerse ms que a partir de estrategias
metodolgicas cualitativas. Sin embargo,
a su favor, las coberturas espaciales y temporales que permite el anlisis espacial de
la geoinformacin resultan inalcanzables a
partir de otras estrategias metodolgicas.
An as, cabe reconocer que los datos duros contribuyen en la desarticulacin de
ciertas estrategias discursivas que tienden
a homogeneizar grandes reas y poblaciones y culpabilizar a los migrantes de distintos problemas sociales.
La cartografa temtica realizada (Figura 1) permite comparar el perodo 2001
2010 distintas dimensiones de anlisis: a)
cantidad, extensin y delimitacin de los
radios censales; b) proporcin de poblacin extranjera respecto a la poblacin total. En la primera dimensin se reconoce la
creacin de nuevos radios censales al sur
de la ex Ruta Nacional 258 (avenida Juan
Herman) y la subdivisin de varios de los
radios utilizados en 2001. Los nuevos radios se identifican en los barrios Nahuel
Hue, Malvinas Argentinas, Omega, Arrayanes, entre otros comprendidos entre la
mencionada avenida y el arroyo ireco. Por

otro lado, al norte de la ruta las nuevas divisiones coinciden con distintas porciones
del barrio Frutillar cuya poblacin ha estado vinculada tradicionalmente con la migracin chilena y que en los ltimos veinte
aos ha recibido nuevos migrantes de origen latinoamericano en gran parte.
Al analizar la segunda dimensin, ms
directamente relacionada con las migraciones notamos, al igual que para el total
departamental, que la poblacin extranjera lejos de haberse incrementado en
trminos relativos ha disminuido. Esto se
reconoce a simple vista dados los lmites
mximos que para el caso de 2001 alcanza
el 36,8% (registrados en el barrio Quimey
Hue, Frutillar y Nahuel Hue), mientras que
para 2010 desciende a 30,6%. Tambin
es notable el cambio en la distribucin de
los radios con mayores porcentajes de poblacin no nativa: por un lado se presentan continuidades en las concentraciones
mximas en Quimey Hue, Arrayanes, Frutillar y Nahuel Hue (barrios de migrantes
asentados hace dcadas, muchos de los
cuales pudieron acceder a la compra de
su tierra y vivienda). Los cambios se distinguen entre los que pierden protagonismo,
Nuestras Malvinas por ejemplo, y los que
detentan incrementos, como los radios extensos en superficie que quedan ahora en
reas de urbanizacin ms dispersa y en
2010 muestran valores altos. Esto ltimo
puede deberse a que el avance de la mancha urbana se da en sectores no recortados jurisdiccionalmente an por un radio
censal. Esto da cuenta del ritmo de crecimiento y dinmica demogrfica de la ciudad, obviamente tanto por el crecimiento
vegetativo como por las migraciones. Es
dable destacar tambin un renovado aumento de la participacin de los no nativos en radios censales ms cercanos al
rea central. Estos casos pueden explicarse
mediante la lgica de las primeras etapas
residenciales de los migrantes recientes que
363

Brenda Matossian

tienden a ser ms inestables, cortas y cntricas (Matossian, 2012). Estos elementos,


que se suman al anlisis, son posibles mediante el trabajo de campo en barrios y la
realizacin de entrevistas en profundidad
que nos permite dar cuenta de las heterogeneidades dentro del conjunto de los

migrantes segn su regin de origen y/o la


antigedad de su migracin que le otorga
distintos grados de cohesin social. Esto
demuestra, una vez ms, que los migrantes
no son un colectivo homogneo, asociado
unvocamente a situaciones de exclusin y
a espacios urbanos definidos.

Figura 1. rea Sur de la ciudad de San Carlos de Bariloche. Poblacin nacida en otros pases
sobre total de la poblacin segn radios censales, 20012010

Fuente: elaboracin personal sobre la base de datos de los censos 2001 y 2010

364

Sectores populares, migraciones e imaginarios en disputa: dinmicas y heterogeneidades al...

Conclusin
Los imaginarios urbanos que se construyen en torno a los sectores populares y
a las migraciones en San Carlos de Bariloche han tendido a homogeneizar el sector
reconocido como El Alto. Sin embargo,
el ejercicio comparativo y analtico de este
trabajo ha mostrado que la porcin sur
de la ciudad se expande mediante ciertas
lgicas y hacia ciertos ejes y que, adems
presenta dinmicas de alta complejidad al
interior de sus barrios, con cambios y continuidades que pueden distinguirse en un
plazo menor a los diez aos. Los cambios
registrados en el perfil migratorio para el
conjunto de la ciudad se explican tambin
en clave territorial y en la escala barrial.
El anlisis en la escala urbana tambin da
cuenta de las contradicciones y tensiones,

dado que si bien las diferencias culturales


enriquecen indudablemente las sociedades,
ciertos imaginarios negativos continan sedimentados en el sentido comn. Se trata
de lo que Santos denomina fuerza de lugar las relaciones entre el lugar y lo cotidiano, reflejando los usos contrastados de un
mismo espacio segn las diversas perspectivas que se abren a los diferentes actores.
Se trata del orden local, dotado de sentido y seala un destino, que enfrenta y afrenta el orden universal (Santos, 2000, p. 23).
Es a partir de este orden en la escala local
y barrial que desde la Geografa Cultural se
pueden cuestionar las tendencias homogeneizadoras de los grupos migrantes, que
responden en muchos casos, tal como afirma Santos (2000) a racionalidades paralelas o contra-racionalidades.

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Paisajes de la memoria en el espacio urbano. El uso de las


fotografas en el Predio Quinta Ser
Silvina Fabri

Palabras iniciales
El lugar[1] de la memoria no est construido slo por su condicin material, sustentado por un espacio fsico sino que en
l se entrelazan y articulan, a partir de la
implementacin de una poltica pblica, la
reactivacin de una memoria en relacin al
pasado reciente traumtico, la conmemoracin de las vctimas y el pedido de verdad
y justicia. Simultneamente, en ese lugar se
anudan los recuerdos de los sujetos sociales que efectivamente sufrieron el terrorismo de Estado (vctimas, militantes, vecinos
del centro clandestino, etc.), de quienes
tienen la intencin de relatar y narrar sus
percepciones acerca de ese pasado como
as tambin de los visitantes del predio.
Este producto armado, nunca de una
vez y para siempre, a partir de tensiones
inherentes, est construido a partir de redes imaginarias que estructuran la cultura
de la memoria, imponiendo reglas internas
y reconfigurando de manera constante las
ideas, los objetos o las instituciones[2]. De
esta manera, a partir de estos elementos
podemos reflexionar sobre la construccin
de la memoria social y sus mltiples dimensiones espaciales, histricas, sociales, polti[1] Nos resulta frtil pensar el concepto de lugar, planteado
como efecto condensador de locale, localizacin y sentido de lugar (Agnew, 1993) ya que nos permite profundizar en la categora de lugar de la memoria.
[2] Pensamos que las instituciones permiten establecer los mecanismos de legitimidad y estabilidad. Para Bartra (2013) estos mecanismos estn anudados a redes del poder poltico que
configuran territorios especficos y terrores polticos en base a
la construccin de las otredades. Las estructuras de significacin
poltica, muchas veces, alcanzan valores mticos. Los mismos
cristalizan sentidos, estimulan efectos de cohesin en torno a un
poder establecido.

cas y culturales (Bartra, 2013). Es siempre a


partir de una compleja construccin de planos superpuestos que, en sus intersticios,
desliza el interrogante siempre abierto y en
movimiento acerca de cmo se rearticulan
los recuerdos para hablar construir un relato susceptible de ser comunicado acerca de
lo que no est, lo que pas, lo desaparecido.
En este punto pensamos que la materialidad insiste en el lugar de la memoria y
se torna en dispositivo para poder relatar
acerca del pasado. Establecer la complejidad del proceso que da como resultado la
construccin del sitio memorial presupone
estar atentos a la/s narrativa/s de la/s memoria/s y del recorrido diverso anudado en
el pasado-presente-futuro, y este anudamiento siempre es singular, difcil de asir
en trminos de subjetividades asociadas
a cada visitante que recorre el predio. En
este sentido la construccin de los relatosen el lugar memorial involucra la prctica cotidiana; sostenemos de esta manera,
que esas narrativas atraviesan y organizan
lugares a partir de una seleccin performativa constituyendo itinerarios, en el sentido
de De Certeau (2007) se comportan como
recorridos de espacios en un paisaje memorial. Ese paisaje, reexaminado desde la
geografa cultural, asociado a los modos
de ver y modalidades de interaccin con el
paisaje que involucra contextos culturales y
polticos (Souto, 2011).
A partir de la construccin de itinerarios en el predio queremos poner nfasis en cmo el lugar se construye a partir
de las tramas narrativas y los relatos que
atraviesan esa construccin (De Certeau,
367

Silvina Fabri

2007) desplegando un proceso que denominamos lugarizacin[3] de la memoria


en relacin con una estabilidad y una legitimidad institucional. Dicho proceso articula signos y representaciones en la conformacin de los procesos socio-espaciales
acentuando el papel del espacio material
en relacin al espacio simblico construido en el momento en que se intersectana
partir de la construccin de una memoria
como prctica social en relacin con un
lugar (Halbwachs, 2004). De esta manera
se configuran in situ prcticas sociales con
un valor simblico asociado a las capas de
memoria[4] (Gensburger, 2008).
Asimismo, tomando como punto de
partida de nuestro anlisis al Predio Quinta Ser[5], La Casa de La Memoria y La Vida
construye marcos de referencia para la interpretacin oficial de la memoria y la historia sobre el pasado reciente; la memoria
ha sido institucionalizada pero no por ello
debe desentenderse de la vida de los pueblos
(Escolar, 2009).En este sentido, nos interesa resaltar la idea de que la memoria no
es una, ni se comporta como una memoria total, sino que a partir de las mltiples
operaciones mentales un objeto no presente puede ser reconstruido a partir de la
representacin de una ausencia (Vernant,
[3] Para un anlisis de la relacin entre memoria urbana y los
lugares patrimoniales en relacin a los niveles de la poltica ver
Besse (2005)
[4] Quizs esta idea se encuentre en relacin con la propuesta de
Milton Santos (1986) acerca de la rugosidad del espacio que plantea la construccin social del espacio material a partir de diversas prcticas que se solapan en mbitos especficos de accin y
de intervencin modelando el territorio usado.
[5] El predio Quinta Ser ubicado en el Municipio de Morn,
Provincia de Buenos Aires posee 11 ha. En l se encuentra ubicado el Polideportivo Municipal Gorki Grana que funciona all
desde 1983, La Casa de la Memoria y La Vida, sede de la Direccin de Derechos Humanos Municipales que lleva a cabo su
tarea desde el 1 de julio del ao 2000 y el Centro de Interpretacin e Investigacin Arqueolgica Espacio Mansin Ser, que
con sus caractersticas actuales fue inaugurado formalmente en
el ao 2013. Este espacio cuenta con la puesta en valor de los
cimientos de la antigua casona Mansin Ser, incendiada por
las fuerzas militares en el ao 1978 y finalmente demolida en los
inicios del gobierno del Intendente Garca Silva con la llegada
de la democracia.

368

2008); esa representacin ancla su significacin en un relato (hablado como en las


visitas guiadas o como en los soportes visuales del predio) que lo incorpora y que
permite lugarizar la memoria en un entramado simblico.

El uso de las imgenes en el hacer de la


memoria

Las imgenes impactantes calan en


nosotros y pueden ser movilizadoras
Katherine Hite, 2013

Nos detendremos ahora en precisar los


vnculos entre el lugar y la memoria, entendiendo esa configuracin como un mbito
de produccin de nuevos sentidos asociados al espacio a partir del emplazamiento
del lugar de la memoria en el predio Quinta
Ser y de las estrategias puestas en marcha
para trabajar con el pasado reciente a partir de la construccin narrativo-simblica
y de diversos dispositivos visuales de representacin que permiten indagar en los
mecanismos que intervienen en la construccin de los smbolos memoriales y conmemorativos en el sitio.
La marcacin de estos lugares se corresponde con la construccin de una memoria, es una elaboracin que involucra
tiempos diversos (pasados/presentes y futuros). En este proceso, pesan las decisiones sobre lo que se pretende conmemorar/
recordar, y los mecanismos que institucionalizan el recuerdo aparecen como emergentes en la idea de la representacin del
pasado, lo concerniente al qu, al quin y a
cmo recordar. Segn el planteo de Ricur
(2000), la representacin de la cosa ausente
y la idea de que la memoria es del pasado,
produce en primera instancia una imagen
que recurre a la distancia temporal para
poder aprehenderla desde un lugar nuevo
construido para la posible resignificacin
simblica. Este proceso involucra, en segunda instancia, la activacin de un instrumento administrativo que permite, habilita

Paisajes de la memoria en el espacio urbano. El uso de las fotografas en el Predio Quinta Ser

y coadyuva a dar un marco institucional a


nuevos discursos sobre el pasado reciente
anclado a un lugar de la memoria con sus
particularidades especficas. Como plantea
Bartra se busca o se pretende que
la memoria de un pasado en ruinas se conecte con el futuro para permitir el duelo de
los familiares y descendientes. Pero cuando
el futuro se convierte en presente, las ruinas
siguen all y se hace evidente que las cosas del
pasado no hablan por s mismas. Es necesario descifrarlas para que los vivos puedan
reconocer a los muertos (2013, p. 47).

La idea de articular esos tiempos como


coordenadas operativas establecen una
posicin/disposicin de la mirada y; en esa
coyuntura puntual construyen una forma
de aproximacin que a los anudamientos
entre memoria, lugar y conmemoracinrememoracin. En el relato y las actividades
construidas en el EMS, las fotografas
cobran un estatuto simblico que opera
como disparador del trabajo memorial. En
el sitio memorial, en las paredes vidriadas
que sirven de lmite a las excavaciones
arqueolgicas de la vieja casona que
funcion como centro clandestino de
detencin entre los aos 1977-1978[6]
aparecen los retratos fotogrficos de los
detenidos-desaparecidos del entonces
Municipio de Morn. Como afirma Taylor
(2003) la fotografas de desaparecidos
remiten a una humanidad perdida, con
frecuencia juvenil, ante esa imagen los
observadores acceden a un sentido y
reivindican la imagen convertida en
smbolo. Cmo se enlazan las imgenes de
[6] La desarticulacin del sitio como CCD tuvo que ver con la
fuga de Claudio Tamburrini, Guillermo Fernndez, Daniel Rusomano y Carlos Garca, quienes lograron escapar el 24 de marzo
de 1978, descolgndose desde una ventana del primer piso, desnudos y esposados. Sobre el relato de la fuga puede consultarse
el libro de Claudio Tamburrini. En sus agradecimientos el autor
hace referencia explcita a cmo construy el relato gran parte
del material presentado en esta novela ha sido recuperado del
olvido durante las charlas con Guillermo Fernndez, tambin
protagonista de la historia(2002). Esta novela sirvi de base
para la pelcula Crnica de una fuga con direccin de Israel
Adrin Caetano estrenada en el ao 2006.

tiempos pasados en un trabajo memorial


presente? Al respecto Hite especifica,
Los rostros juveniles entristecen, enfurecen
y conmocionan a los observadores que contemplan el destino de esos jvenes () En la
actualidad, fotografas de jvenes desaparecidos en Argentina, Chile, Per y otros pases
se muestran en exposiciones y museos, y esos
espacios oficiales de instruccin colectiva
() [trabajan] con ellas (2013, p 21).

En la visita al Espacio Mansin Ser


(EMS), el recorrido por esa secuencia de
rostros hace que la imagen se reactualice
en un nuevo hacer particular, se configuran
como pretritos presentes que operan a
travs de una reaccin, una evocacin (Imperartore, 2008).
Entre la imagen fotogrfica y su utilizacin ya sea como registro o evocacin
se tensionan el pasado y el presente en la
construccin de un relato que surge como
montaje con el fin de transmitir una informacin, de proporcionar un mensaje, de
trabajar reflexivamente sobre la mirada, la
memoria y la historia reciente[7]. Es decir
que, en esta relacin, la mirada se encuentra encuadrada y al mismo tiempo apela
a un entrenamiento particular en donde
lo verdaderamente novedoso no pasa por
una cuestin tcnica sino, ms bien por el
ritmo de las transformaciones en nuestra
relacin con la imgenes (Cfr. Snchez Antelo; 2015). De esta manera,
mirar no es un atributo heredado naturalmente sino una construccin, tanto personal
como social. Aprendemos a mirar (). Claro que nuestros ojos van siendo entrenados
a mirar no solo en la educacin formal sino
tambin en distintos espacios y en otras instancias ms o menos sistemticas () que
interviene en nuestra alfabetizacin visual,
particularmente en nuestros modos de mirar
[7] En el EMS las fotografas tradicionales, emblemticas de la
denuncia y del pedido de verdad y justicia, la foto tipo carnet
conviven con las imgenes de situaciones cotidianas de esos mismos desaparecido que fueron aportadas por los familiares de las
vctimas del terrorismo de Estado. En ese punto la idea de utilizar
esas otras imgenes atraviesa la necesidad de restituir la humanidad de los militantes (Cfr. Larralde Armas, 2015).

369

Silvina Fabri
el espacio geogrfico en sus diversas escalas
(Lois y Hollman, 2012, p. 15).

En el caso de las fotografas el dispositivo para hacer ver aparece como un soporte indiscutido que atestigua la existencia
de lo que muestra ms all de la retrica
de la transparencia y el realismo del gne-

ro fotogrfico (Dubois, 2008) reforzando


el testimonio a travs de la construccin
narrativa, guiando la mirada de lo que se
muestra (Triquel, 2011), la intencin de la
produccin fotogrfica y el proceso narrativo atravesado por lo poltico (Ranciere,
2012).

Fotografa 1. Con motivo de la conmemoracin del da nacional de la memoria el espacio sirvi


de escenario de una obra de teatro colmndose de gente en sus pasarelas; desde el vidrio los
rostros de los detenidos desaparecidos, presentes en las fotografas

Fuente: fotografa de registro trabajo de campo, tomada el da 24 de marzo de 2014


Fotografa 2. Desde el interior del EMS, vista al exterior en da conmemorativo

Fuente: fotografa de registro trabajo de campo, tomada el da 22 de marzo de 2015

370

Paisajes de la memoria en el espacio urbano. El uso de las fotografas en el Predio Quinta Ser

Fotografas 3 y 4. Detalle del patio de la memoria

Fuente: fotografa de trabajo de campo tomada el da 23 de marzo de 2015

En los alrededores del Espacio Mansin Ser se incorpor[8], como parte de


este paisaje memorial un patio de la memoria o camino contemplativo. El dispositivo
conmemorativo involucra las imgenes fotogrficas de detenidos-desaparecidos de
la sub zona 16 en momentos de su vida
cotidiana (celebraciones de cumpleaos,
reuniones familiares o con amigos, etc.),
tratando de restablecer lo cotidiano, lo
comn que atravesaba esas vidas desaparecidas; junto al collage de imgenes un
texto relata su historia personal y de militancia. Lo interesante es la disposicin
de esos carteles en donde hay instalados
bancos, comunicados por senderos que
unen todas las historias de vida. Creemos
que los recuerdos se reconstruyen a partir
de las nociones vigentes de la actualidad,
del sentido otorgado a ese pasado desde
el presente. Existen en esa construccin
una red especfica resultado de un proceso complejo, planteado de esta manera,
la imagen del rompecabezas[9] puede ser[8] Con motivo de la conmemoracin del 39 aniversario del 24
de marzo de 1976,en uno de los laterales del EMS se inaugur el patio de la memoria (ver: http://www.diariopopular.com.
ar/notas/150730-con-la-presencia-cristina-kirchner-inauguraron-el-espacio-ex-mansion-sere ) con el nombre de Plaza de los
luchadores y luchadoras de la memoria, consta de 13 carteles
con anverso y reverso en el que aparecen las fotografas de los
detenidos desaparecidos de la zona oeste.
[9] Partiendo de la idea de que existen ciertos fragmentos o

vir para pensar la categora de memoria,


lugar y paisaje.

La restitucin de la materialidad a partir de la fotografa

Si pasamos de esas imgenes todas fulgores, a imgenes que insisten, que nos obligan a recordar adentro en
nuestro pasado, los poetas nos dominan. Con qu fuerza
nos demuestran que las casas perdidas para siempre
viven en nosotros! Insisten en nosotros para revivir, como
si esperaran que les prestramos un suplemento de ser.
Cunto mejor habitaramos la casa! Cmo adquieren
sbitamente nuestros viejos recuerdos una viva posibilidad de ser! Nosotros juzgamos el pasado.
Gaston Bachelard; 1975

En el EMS se utilizan fotografas de la


casona antes de ser demolida y dinamitada que se constituyen en una narrativa
visual para el visitante, hace las veces de
referencia en imgenes de las excavaciones arqueolgicas permitiendo reconstruir
el marco material de la arquitectura y las
dimensiones de la casona. As tambin,
aparecen referencias fotogrficas a marcas
territoriales de la memoria que denunciaron el uso que ese espacio material haba
tenido como CCD. En este sentido podemos pensar que el pasado se convierte en
elementos culturales, tradiciones o valores que son adoptados,
digmoslo as, por las redes imaginarias del poder poltico. Estas
redes funcionan como estructuras mticas y simblicas que aglutinan y conectan piezas heterogneas, a la manera del bricolage
que invocaba Lvi-Strauss (Bartra, 2013:24).

371

Silvina Fabri

objeto cuando se lo rescata, cuando se lo


atesora, cuando se lo archiva, cuando se lo
desacopla de la vida cotidiana, de lo comn y corriente.
Ese retorno al pasado hace que la memoria sea posible, se muestre como objeto.
Podemos establecer un sentido particular

en la presentacin de las imgenes ya que,


en suma, las fotografas son indicadores, sealizadores, al tiempo que rastros,
de aqul [o aquello] que ahora es objeto,
() cuya imagen se ha convertido en una
pancarta, un estandarte, un emblema, una
conciencia (Hite, 2013, p. 21).

Fotografa 5. Imagen de uno de los muros, an en pie


de la Mansin Ser, antes de ser demolida y dinamitada
finalmente

Fotografa 6. La restitucin de la imagen

Fuente: fotografa propia tomada en la exposicin del


da 24 de marzo de 2011, con motivo de la celebracin
del 11 aniversario de la Casa de La Memoria y La Vida.
Muestra fotogrfica institucional

Fuente: fotografa propia tomada el 22 de marzo de


2015

La recepcin de las representaciones a


travs de las imgenes fotogrficas articuladas con los dispositivos narrativos (cartelera) en el EMS funcionan como mquinas
de mostrar y tecnologas de decir algo sobre
algo permitiendo activar nuevas relaciones
en la emergencia de nuevas prcticas que
repolitizan la prctica contemplativa (Ranciere, 2012). En este sentido, a partir de estrategias y tcticas especficas permite reconfigurarlos soportes narrativos visuales
activando tramas sensibles. Se configuran
como relatos testimoniales y activadores
de sentidos comunicativos, idea que va a
contrapelo de la propuesta ranceriana pero
372

que en estos espacios parece ser la opcin


ms utilizada a la hora de efectivizar las
pautas institucionales con el fin de restituir
desde lo visual las materialidades desaparecidas y evocar/conmemorar a las vctimas del terrorismo de Estado. En el caso
de la restitucin, a partir de la fotografa,
de la materialidad de la casona funciona en
principio como instrumento evocador pero
tambin colabora en el armado del guin
de las visitas guiadas donde es un insumo
y un recurso para la transferencia intergeneracional y un mecanismo sugerente para
activar el relato en funcin de una intencin pedaggica. Pensamos que

Paisajes de la memoria en el espacio urbano. El uso de las fotografas en el Predio Quinta Ser
los dispositivos se presentan como regmenes de verdad aunque no son universales;
los procesos, objetos, discursos, elementos
puestos en marcha en un dispositivo no son
los que se ponen en marcha en otro. Agamben (2014) propone definir los dispositivos
como cualquier cosa que de algn modo
tenga la capacidad de capturar, orientar,
modelar, controlar y asegurar los gestos, las
conductas y los discursos de los seres viviente
(Snchez Antelo, 2015, p. 10).

As la invitacin a observar parte de un


carcter perspectivo que ordena la mirada
sobre el pasado, lo significa, reinterpreta y en
este caso puntual, vuelve a dar una dimensin
espacial y arquitectnica de lo que pese a la
recuperacin producto del trabajo arqueolgico, no se puede restituir por completo.

A modo de conclusin
Los mecanismos de la memoria y su relacin con la produccin de recursos que fungen como soportes del trabajo memorial conecta el pasado con el presente a partir de la
produccin de texturas narrativas diversas.
Con la fotografa y la construccin de la
composicin visualse configuran las modalidades en torno a la idea de qu memoria
se construye in situ. Sobre todo si tenemos

en cuenta que las estructuras narrativas


conforman el espacio en su hacerse lugar,
los relatos y los soportes visuales realizan
un trabajo de marcacin incesante, todo
relato se comporta como una prctica del
espacio e incide en las prcticas cotidianas
en sus mltiples devenires, en su hacerse
a cada instante entre recuerdos y pasados
elaborando y reelaborando geografas de acciones (De Certeau, 2007) que organizan y
construyen los andares en un espacio lugarizado y en este caso intervienen en la construccin de un paisaje memorial.
En el Predio Quinta Ser consideramos
que este montaje memorial constituye un
paisaje de la memoria con el que podemos
trazar un recorrido a travs de la materialidad de los espaciosmediante la restitucin
de la imagen fotogrfica, al mismo tiempo
que desdoblar la imagen de las vctimas no
slo como militantes sino como personas
que construyeron desde su cotidianeidad
sus propias vidas. Las imgenes, finalmente, son soportes que se construyen para
comunicar un sentido del pasado pero que
pueden ser reflexionadas solo desde nuestra
actualidad, con la mirada elaborada desde
el presente.

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El comportamiento de la segregacin horizontal en el


mercado laboral chaqueo en los aos 2001 y 2010
Vilma Lilian Falcn

Introduccin
Son numerosos los estudios[1] que sealan que la segregacin por razones de gnero es un fenmeno presente en todos los
pases del mundo, independientemente del
nivel de desarrollo econmico e indiferente
a la existencia de condicionantes religiosos,
culturales y sociales particulares, presentndose como una caracterstica comn
en todos los mercados de trabajo. Precisamente, la literatura, cada vez ms profusa,
nos ilustra en el reconocimiento de las condiciones de desigualdad en distintos mbitos laborales y espacios geogrficos. Se seala que las personas, hombres y mujeres,
nacemos al interior de un grupo social que
determina qu debemos ser o hacer segn
nuestra caracterstica biolgica, es decir
nuestro sexo; esa construccin de parmetros que delimitan el mbito de actuacin
y determinan lo masculino y femenino es el
resultado de procesos dinmicos en el que
intervienen elementos y factores histricos
y socioculturales de cada poca y lugar[2].
Bajo esos parmetros, hombres y mujeres,
desarrollan actividades que, por su construccin y permanencia en el tiempo, se entienden como vinculadas a lo femenino y lo
masculino. Un ejemplo de ello es lo que sucede en el espacio del mundo del trabajo,
donde se advierte cierto comportamiento
diferenciado segn se trate del campo de
[1] Vase por ejemplo OIT (2014); Ribas Bonet, Larraaga Sariegi, Salas y Leite, (2007) y dems trabajos citados como referencia bibliogrfica en este trabajo.
[2] Es la llamada construccin social de gnero y es a travs de
la cual se potencian y originan las desigualdades de gnero, es
decir la subordinacin de uno de ellos, frente al dominio y poder
del otro gnero.

actividad donde varones y mujeres actan


y desarrollan sus labores o de la posicin
que ambos sexos ocupan en las escalas jerrquicas y salariales entre otros; es decir,
un comportamiento que muchas veces expresa condiciones que pueden derivar en
desigualdades.
La Organizacin Internacional del Trabajo (OIT) seala que:
pese a que la participacin femenina en el
mercado de trabajo a menudo ha registrado aumentos significativos, la evolucin no
ha sido pareja entre pases y regiones. Sigue
habiendo segregacin ocupacional horizontal y vertical en funcin del sexo, y persisten
las disparidades salariales por razones de
sexo.las mujeres y las nias siguen ocupndose de una amplsima parte del trabajo asistencial no remunerado; ello limita sus
posibilidades de igualdad de oportunidades
y de trato ante el empleo en los mercados
laborales (Cfr. OIT, 2014).

A la vez invita a iniciar un proceso de reflexin en el que se evale la situacin de la


mujer en el trabajo en el mundo, en el marco de los logros y las dificultades relacionadas con la consecucin de los Objetivos
de Desarrollo del Milenio (ODM).
En ese contexto, el aporte de este trabajo es dar continuidad al estudio que venimos realizando en los ltimos aos[3] al
analizar la situacin de las mujeres en el
mercado laboral en la provincia del Chaco.
En esta comunicacin nos centramos en el
[3] La segregacin laboral es un tema que nos ocupa desde
hace unos aos; precisamente en estudios anteriores (Falcn,
2011) hemos analizado la situacin de las mujeres en el mercado laboral en la provincia del Chaco en 2001 observando el
comportamiento de algunos indicadores que daban cuenta de
la condicin general de varones y mujeres en el mercado laboral
de la provincia.

375

Vilma Lilian Falcn

anlisis de tres indicadores frecuentemente


utilizados para evaluar las condiciones de
segregacin de un determinado grupo social; ello, en el marco de una conceptualizacin de segregacin por gnero que
pretendemos ir construyendo- que entiende que en el mercado laboral existe una
concentracin de mujeres y hombres en diferentes trabajos que son caractersticos
(predominantly) para uno de los dos sexos
y ello deriva en la divisin de trabajos tpicamente femeninos y trabajos tpicamente
masculinos (Cfr. Reskin, 1984).
Basados en los resultados obtenidos
para el ao 2001, con el objetivo de evaluar
si hubo variaciones en el comportamiento
del mercado laboral desde entonces, incorporamos los resultados del Censo Nacional
del ao 2010[4] y, a partir de la comparacin, realizamos el anlisis de la distribucin sectorial de la mano de obra ocupada
en la provincia del Chaco tomando para el
caso los indicadores de participacin, representacin y concentracin (ver en Anexo los cuadros correspondientes)

La segregacin en el mercado laboral.


Los ndices para su medicin
Se dice que existe segregacin cuando
un grupo de individuos que forma parte del
colectivo queda en desigualdad de oportunidades respecto del otro. En el caso del
mundo del trabajo se habla de segregacin
laboral por gnero cuando existe una clara distincin entre los sectores de actividad y los puestos de trabajo ocupados por
hombres y mujeres de manera que aparecen como dos colectivos independientes y
separados. Al respecto, en ese campo, se
[4] Nuestra principal fuente de datos es el Instituto Nacional
de Estadstica y Censos (INDEC) a partir de los Censos Nacionales de Poblacin, Hogares y Vivienda 2001 y 2010 (Cuadro
9.9 Provincia de Chaco. Poblacin de 14 aos o ms ocupada
segn sexo y rama de actividad econmica agrupada. Ao 2001
y Cuadro P65-P. Provincia del Chaco. Poblacin de 14 aos y
ms ocupada por categora ocupacional, segn sexo y rama de
actividad econmica agrupada. 2010)

376

reconocen al menos los siguientes tipos de


segregacin:
~~ La segregacin horizontal, que mide
el ndice de concentracin en los sectores o disciplinas ocupacionales.
~~ La segregacin vertical, que afecta a
la posicin de hombres y mujeres en las
jerarquas cientficas.
~~ La segregacin financiera, que trata
de las diferencias salariales por gnero.
~~La segregacin temporal, o la distribucin del tiempo dedicado a tares domsticas o de cuidado y a tares cientficas.
Dado el objetivo de este trabajo solo nos
centramos en la primera de ellas en tanto se
refiere a uno de los aspectos de la desigualdad observada entre hombres y mujeres en
el empleo: el relacionado con la tendencia
que presentan las mujeres a estar ocupadas
en diferentes ocupaciones que los hombres,
a la vez que quedan formando el grupo en
que la mayor parte de las mujeres trabajan
en ocupaciones donde los trabajadores son
predominantemente mujeres, ocurriendo lo
propio con el grupo de varones; es la llamada segregacin horizontal.

1.-El comportamiento de los indicadores de segregacin horizontal

1.1.-La Participacin en las Ramas de Actividad


Econmica
El primero de los tres indicadores que
analizamos nos permite observar cmo se
distribuyen varones y mujeres que pertenecen a la Poblacin Econmicamente Activa
(PEA) ocupada en cada rama de actividad
econmica. Tanto para el ao 2001 como
el 2010 hemos realizado el anlisis a partir
de los datos publicados por el INDEC para
la provincia del Chaco tomando en cuenta las ramas de actividad consideradas en
cada caso[5], 18 en el primero y 22 en el se[5] Para el ao 2001 y 2010 la informacin sobre rama de

El comportamiento de la segregacin horizontal en el mercado laboral chaqueo en...

gundo y, aunque presentan una leve variacin en el agrupamiento y denominacin,


mantuvimos esa distribucin en el anlisis
estadstico, como lo muestra la Tabla I que
figura en el Anexo.
Para determinar la distribucin porcentual de varones y mujeres en el conjunto
de la economa y comprobar el grado de
participacin que tienen ambos sexos en
cada rama o sector de actividad obtuvimos
el indicador de participacin a partir de la siguiente frmula:
Participacin = Poblacin (V/M) en ocupacin i x 100

Total poblacin ocupada en i

Como el objetivo es observar la situacin


de las mujeres en el conjunto priorizamos
el anlisis con base en los datos obtenidos
para ese grupo, por ello hemos ordenado
de mayor a menor los valores correspondientes al grupo Mujeres (Ver en Anexo las
tablas completas) y, partir de all obtener
algunas conclusiones primarias. En primer
lugar, en funcin de la distribucin porcentual en cada rama de actividad, proponemos un recorte basado en los siguientes
intervalos que indiquen rubros de:
~Mayor
~
presencia femenina (M=50% y ms)
~~Franja de transicin/integracin (M=40
% a 49.99 %)
~~Mayor presencia masculina (M=39.99%
y menos)
1.1.a Franja de mayor presencia femenina
De la comparacin entre ambos Censos
se observa lo siguiente:
~~Las mujeres tienen una participacin
mayor al 50% en solo cuatro ramas de
actividad en 2001 y en 5 en el ao 2010,
lo que significa una presencia significatiactividad econmica fue codificada de acuerdo al Clasificador
de Actividades Econmicas para Encuestas Socio demogrficas
del Mercosur, siguiendo para el ao 2001 la clasificacin CAES
Mercosur (18 ramas de actividades agrupadas) y para el ao
2010 la versin CAES Mercosur. v1 (22 ramas de actividades).
Cfr. http://www.indec.gov.ar/ftp/cuadros/menusuperior/eph/
caes_mercosur_1.0.pdf

va de ese grupo solo en el 22% del conjunto de actividades que se desarrollan


en la provincia.
~~Independientemente de que las ramas
de actividad tengan denominacin o se
agrupen de manera diferentes en ambos
censos, el resultado del indicador revela
que las mujeres tienen una participacin
mayor al 50% en el sector servicios.
~~En el marco de dicho sector el rubro
(T) Actividades de los hogares como empleadores de personal domstico; actividades de los
hogares como productores de bienes o servicios
para uso propio es el segmento donde se
manifiesta la mayor presencia femenina
en ambos censos. Se trata de actividades relacionadas con las tareas reproductivas del hogar, ya sea que involucre
a personas que trabajan para un individuo o familia bien para beneficio de
su propio hogar[6].
~~Respecto del ao 2001, en 2010 continan siendo importantes los valores
de participacin de las mujeres en reas
como la Educacin y la Salud.
[6] La definicin de este rubro es ms compleja, es por ello
que se transcriben algunas de las descripciones que permiten
comprender mejor el tipo de actividad. Respecto del apartado
Actividades de los hogares en calidad de empleadores de personal
domstico: incluye: las actividades de hogares que emplean personal domstico, tales como criadas, cocineros, camareros, valets, mayordomos, lavanderos, jardineros, porteros, encargado
de las caballerizas, conductores, vigilantes, institutriz, nieras,
profesores particulares, secretarias, etc. Esto permite al personal
domstico indicar la actividad de su patrn en censos o estudios, aunque el patrn sea un individuo. El producto generado
por esta actividad es consumido por las casas de empleo Por
su parte, las Actividades indiferenciadas de produccin de bienes
de los hogares privados para uso propio hacen referencia a actividades de hogares de produccin de bienes de subsistencia indiferenciados, es decir las actividades de hogares involucradas en
una variedad de actividades que producen bienes para su propia
ubsistencia. Estas actividades incluyen caza y recoleccin, agricultura, la produccin e refugio y ropa y otros bienes producidos
por hogares para su propia subsistencia. Por otro lado, las Actividades indiferenciadas de produccin de servicios de los hogares privados para uso propio refieren a Los servicios en hogares para su
propia subsistencia, es decir actividades de hogares que involucran una variedad de actividades que producen servicios para su
propia subsistencia. Estas actividades incluyen cocinar, ensear,
cuidado de los miembros de la casa y otros servicios producidos
por la casa para su propia subsistencia. Para ampliar: http://
www.contraloria.gob.pa/inec/archivos/P4411T.pdf

377

Vilma Lilian Falcn

~~Por su parte, evaluando las proporciones correspondientes a 2001 y 2010 se


advierte en este ltimo ao una mayor
participacin de varones en las actividades de servicios consideradas en el
anlisis, especialmente en el rubro (T).
~~En 2010 se incorpora el rubro (I) Alojamiento y servicios de comidas, como segmento ocupado mayoritariamente por
el grupo femenino (52, 13%).
1.1.b Franja de transicin y mayor integracin
El intervalo que hemos denominado
como franja de transicin responde al hecho de haber observado que entre los aos
2001 y 2010 al menos una rama de actividad pas de tener mayor participacin masculina a ser ocupada mayoritariamente por
mujeres, tal es el caso del rubro I Alojamiento
y servicios de comidas al que se hiciera mencin
en el prrafo precedente. Por otra parte, si
tenemos en cuenta el intervalo que estamos
considerando (M=40% a 49.99%), el grupo
de mujeres ha logrado una mayor equiparacin con el grupo de varones en actividades
referidas a las actividades financieras y seguros, cientficas y tcnicas, inmobiliarias y
comercio. Ello significa que se podra estar
ante una tendencia hacia una mayor inte-

gracin de ambos sexos en estos sectores de


actividad econmica en la provincia.
1.1.c Franja de

mayor presencia masculina

En la lnea de anlisis que venimos realizando, en este intervalo (M=39.99% y menos), la participacin de mujeres desciende
gradualmente al tiempo que crece la participacin masculina mayor al 60% en las 12
ramas de actividad agrupadas, destacndose con los mayores porcentuales las ocupaciones referidas a la Construccin, Actividades Primarias (pesca, explotacin de
minas y canteras, agricultura, ganadera,
caza y silvicultura), servicios de transporte
e industria manufacturera. En este caso, en
los Grficos 1 y 2 se muestra la distribucin
para ambos aos censales a los efectos de
su comparacin.
A modo de sntesis de este apartado se
puede afirmar que se advierte la existencia
de ramas de actividad con fuerte presencia
de mano de obra femenina y otros sectores
que concentran mano de obra masculina.
Lo destacable es que, en relacin a 2001,
para el ao 2010 se advierte cierta tendencia hacia una mayor equiparacin de la
participacin de ambos sexos en al menos
5 ramas de actividad tal como lo hemos sealado en los prrafos anteriores.

Grfico 1. Ramas de Actividad Econmica. Franja de mayor presencia masculina en 2001

Fuente: elaboracin personal en base a INDEC. CNPVyH (2001-2010)

378

El comportamiento de la segregacin horizontal en el mercado laboral chaqueo en...

Grfico 2. Ramas de Actividad Econmica. Franja de mayor presencia masculina en 2010

Fuente: elaboracin personal en base a INDEC. CNPVyH (2001-2010)

1.2.-La

Concentracin.
indicador en 2001 y 2010

Comparacin

del

El indicador de concentracin refleja


en qu rama de actividad cada grupo concentra la mayor proporcin de ocupadas u
ocupados, por lo tanto, el resultado surge
de aplicar la siguiente frmula:
Concentracin= Mujeres/Varones en la ocupacin i x 100

Total Mujeres/Varones ocupados

Como nuestro objetivo es observar


en forma comparada los resultados de
2001 y 2010 hemos seleccionado, para
cada grupo, las ramas de actividad cuyos
porcentajes acumulados concentraran al
menos un 70%[7] de poblacin ocupada
en ellas, distinguiendo a ambos sexos en
los dos relevamientos censales. Tomamos
como base el ao 2001 para establecer
las posiciones segn el valor porcentual
que representa a cada sector de actividad; la comparacin con el ao 2010
solo revela alguna variacin de las posi[7] La eleccin del valor del 70% como lnea de corte responde
simplemente a la consideracin de que una proporcin de esa
naturaleza no deja dudas de una marcada concentracin.

ciones de los rubros con mayor concentracin de mano de obra femenina pero
en ambos aos se puede ver que las mujeres ocupadas desarrollan sus actividades
relacionadas con el servicio domstico,
la enseanza, el comercio y en servicios
relacionados con la salud, es decir todas
correspondientes al sector econmico de
los servicios (Cuadro 1).
Del mismo modo, para el caso del grupo varones se observa una concentracin
de 70% y ms de la mano de obra ocupada
en pocas ramas de actividad (5 en 2001)
y con solo una incorporacin en 2010, tal
el caso del sector de servicios de transporte, almacenamiento y comunicaciones. De
todos modos, an cuando en cantidad se
asemeja al grupo de mujeres, en este ltimo caso los rubros son ms diversificados ya que se encuentran asociados a los
sectores econmicos primario, secundario
y terciario. En forma grfica se muestra,
para el ao 2010, la distribucin de los
porcentajes acumulados que representan
la concentracin de poblacin ocupada
segn la cantidad de ramas de actividad
(Grficos 3 y 4).

379

Vilma Lilian Falcn

Cuadro N 1. ndice de concentracin Mujeres y Varones ocupados


segn rama de actividad 2001-2010

Fuente: elaboracin personal en base a INDEC. CNPVyH (2001-2010)


Grfico 3. Concentracin de Varones
Ocupados en Ramas de Actividad Econmica
(Porcentaje Acumulado) 2010

Grfico 4. Concentracin de Mujeres


Ocupadas en Ramas de Actividad Econmica
(Porcentaje Acumulado) 2010

Fuente: elaboracin personal en base a INDEC. CNPVyH (2001-2010

1.3.- La Representacin. Comparacin


indicador en 2001 y 2010

del

Para observar otras particularidades relacionadas con las presencias femeninas y/o
masculinas en determinadas actividades y
comprobar con mayor precisin si algunas
ramas de actividad pueden considerarse
integradas por ambos sexos, nos valemos de un indicador que intenta medir la
representacin de mujeres y varones en los
distintos grupos de actividad econmica y
en los dos aos censales.
El indicador de Representacin hace re380

ferencia a la relacin entre el porcentaje de


Mujeres o Varones en una determinada actividad respecto del porcentaje total de
Mujeres/Varones en el empleo total, es decir sobre la participacin en el total de ocupaciones en la provincia que para 2001 es
de 66.68 % para los Varones y de 33.32%
para las Mujeres y, para 2010, es de 61.59%
y 38.41% respectivamente.
En la frmula la
Representacin

=% de Poblacin (V/M) en ocupacin i


% de poblacin (V/M) en empleo Total

Siguiendo con el objetivo de observar el

El comportamiento de la segregacin horizontal en el mercado laboral chaqueo en...

comportamiento de la ocupacin femenina


en el mercado laboral chaqueo, analizamos el resultado desde ese punto de vista;
as, si el valor obtenido para la representacin en una ocupacin determinada es mayor que 1, significara que las mujeres estn
sobre-representadas en esa ocupacin, en
el sentido de que su participacin en esa
ocupacin supera a la participacin media
de las mujeres en el empleo total de la economa. Por el contrario, cuando se obtiene
un valor para la representacin que es menor que 1, entonces se dice que las mujeres
estn sub-representadas en ella.
En las Tablas II y III del Anexo se muestran los resultados del clculo del indicador para el conjunto de categoras para los
dos aos censales.
Como se puede ver, para el ao 2001,
los valores de representacin superiores a 1
se dan en actividades relacionadas con los
servicios (comunitarios, sociales, de hotelera y restaurantes, de salud, enseanza y
servicios de hogares privados que contrata
servicio domstico), quedando claramente
visible una sobre-representacin femenina
en actividades relacionadas con los servicios
domsticos y la enseanza. Por su parte, los
valores que asume la representacin masculina no son tan extremos y, adems, se distribuyen en un mayor nmero de actividades,
lo que estara indicando que el grueso de
poblacin femenina ocupada se concentra
en un nmero menor de ocupaciones.
Por su parte, observando los resultados
del cuadro correspondiente al ao 2010,
se puede advertir un comportamiento que
no es muy diferente en cuanto a las ramas
de actividad donde se da la mayor representacin femenina sino en la distribucin
global de los valores. En funcin de ello sealamos las siguientes apreciaciones:
~~Respecto de 2001, en 2010 las ramas
de actividad en la que las mujeres se encuentran sobre representadas aumentaron en cantidad, aunque se mantienen en

los primeros lugares la sobre-representacin de las mujeres en las mismas ramas


de actividad especficas (servicios en los
hogares, enseanza, servicios de salud);
~~La rama de actividad que hace referencia a los servicios en los hogares se
mantiene con un ndice muy elevado de
sobre representacin y, en el caso de
las actividades relacionadas con la enseanza se nota un leve aumento en la
representacin en el grupo de varones.
~Otra
~
situacin destacable es que en 2010
el indicador es igual a 1 en dos actividades
(administrativas y servicios de apoyo y en
la administracin pblica y defensa; planes de seguro social) lo que estara revelando una equiparacin de ambos grupos
en la ocupacin en esos rubros.
~~En cuanto la sub representacin de la
mano de obra femenina se observa que
persiste en la mayora de las ramas de actividades consideradas en 2001 aunque
las posiciones, reveladas por los valores
del ndice, se distribuyen de otra manera.
~~Por ltimo, la rama de la construccin
da cuenta de una mayor sobre-representacin masculina y, en consecuencia, es
donde la mano de obra femenina est
ms sub-representada.
1.3.a- Caracterizacin de los sectores de
Actividad Econmica segn la Representacin
Una manera de determinar si un sector
de actividad se encuentra feminizado,
masculinizado o integrado requiere en
primer lugar seleccionar una variable que
permita agruparlas y posteriormente adoptar un criterio de agrupamiento[8]. En este
caso, tal como se hiciera para el ao 2001
[8] Para determinar que ocupaciones pueden calificarse como
femeninas, masculinas integradas en trmino de gnero,
hemos tomado la propuesta de Cceres Ruiz et al. (2004) quienes,
a partir del resultado que arroja el ndice de Representacin, consideran un umbral de 1,25 para definir las tres agrupaciones (ocupaciones femeninas, ocupaciones masculinas y ocupaciones integradas)

381

Vilma Lilian Falcn

(Cfr. Falcn, V. 2011) hemos seleccionado


a la variable Representacin y, a partir de su
resultado, definimos un umbral ajustndonos a la propuesta que realizan Cceres
Ruiz, J. y otros (2004) quienes adoptan el
valor de 1.25 para determinar las siguientes
agrupaciones:
~~ocupaciones femeninas son aquellas
en las que la representacin de las mujeres es mayor a 1,25;
~~ocupaciones masculinas son aquellas
en las que la representacin de los hombres es mayor a 1,25
~ocupaciones
~
integradas en trminos
de gnero son consideradas aquellas en
las que la representacin de las mujeres/

hombres est comprendida entre 1 y 1,25.


Con base en esta clasificacin hemos
realizado en el Cuadro 2 la caracterizacin
de los sectores de actividad econmica de
la provincia del Chaco para el ao 2010,
quedando claramente expuesto que el mercado laboral de la provincia se mantiene
en el perodo considerado- con las mismas
caractersticas en la distribucin de la mano
de obra femenina y masculina en ciertos
sectores o ramas de actividad: mujeres en
el sector terciario o de servicios; varones en
sectores ms diversificados y finalmente un
leve aumento de las ramas de actividad en
la que se da una mayor equiparacin entre
varones y mujeres pero que corresponden
mayoritariamente al sector terciario.

Cuadro 2. Distribucin de la mano de obra ocupada segn agrupamiento del


ndice de Representacin- 2010
Ocupaciones Femeninas
(> 1.25)

Ocupaciones Masculinas
(>1.25)

Ocupaciones Integradas
(1 a 1.25)

(T) Actividades de los hogares


como empleadores de personal
domstico; actividades de los
hogares como productores de
bienes o servicios para uso propio

(F) Construccin

(M) Actividades profesionales,


cientficas y tcnicas

(S) Otras actividades de servicios

(H) Transporte y almacenamiento

(G) Comercio al por mayor


y al por menor; reparacin
de vehculos automotores
y motocicletas

(P) Enseanza

(Z) Rama de actividad ignorada

(L) Actividades inmobiliarias

(Q) Salud humana y


servicios sociales

(E) Suministro de agua;


alcantarillado, gestin de desechos
y actividades de saneamiento

(B) Explotacin de
minas y canteras

(I) Alojamiento y
servicios de comidas

(A) Agricultura, ganadera,


caza, silvicultura y pesca

(N) Actividades administrativas


y servicios de apoyo

(K) Actividades financieras


y de seguros

(C) Industria manufacturera

(O) Administracin pblica


y defensa; planes de seguro
social obligatorio

D) Suministro de electricidad,
gas, vapor y aire acondicionado

(R) Artes, entretenimiento


y recreacin
(J) Informacin y comunicacin

Fuente: elaboracin personal en base a datos del CNPVyH- INDEC 2010


382

El comportamiento de la segregacin horizontal en el mercado laboral chaqueo en...

A modo de conclusin
Sabemos que determinar la existencia o
no de segregacin por gnero en el mundo
laboral exige mucho ms que analizar datos desagregados por sexo pero, como lo
sealramos al iniciar este trabajo, entendemos que es absolutamente necesario esa
primera aproximacin para poder determinar cmo se estructura el mercado de trabajo en la provincia, cmo se distribuyen
varones y mujeres en los distintos sectores
de actividad econmica para luego iniciar
un proceso de reconocimiento de las condiciones diferenciadas que podran derivar
en segregacin. Precisamente, en este trabajo, nos ocupamos de revelar esas condiciones a partir del anlisis de la segregacin
horizontal que muestra cmo se distribuyen varones y mujeres en los sectores de actividad econmica.
Considerando el resultado de los tres
indicadores seleccionados participacin,
concentracin y representacin- se advierte que existe una polarizacin de la mano
de obra femenina en un segmento reducido de actividades econmicas relacionadas
con la prestacin de servicios, tanto para el
ao 2001 como para el 2010, es decir que
prcticamente no hubo variaciones en ese
sentido, por lo tanto las mujeres se siguen
desempeando en tareas relacionadas con
el servicio en los hogares, en la educacin,
en los servicios sociales y de salud y servicios de hotelera y restaurantes, es decir que
la mano de obra femenina se concentra en
un 28 % del total de las actividades econ-

micas de la provincia, apareciendo en algunas de ellas con una excesiva sobre-representacin. Del mismo modo, de acuerdo a
lo que muestra el indicador de representacin, la mano de obra masculina tambin
muestra cierta concentracin en un numero
levemente superior de ramas de actividad
(33.3% del total), aunque la particularidad
de este caso es que son rubros ms diversificados en su correspondencia con los sectores primarios, secundarios y terciarios.
Por su parte, las ocupaciones integradas
o mixtas quedan definidas como aquellas
que muestran un mayor equilibrio en cuanto a la presencia de mano de obra femenina
o masculina y responden a actividades relacionadas con los servicios comunitarios, sociales y personales, servicios inmobiliarios,
administracin pblica, defensa y seguridad
social obligatoria, servicios financieros, y
comercio entre otros. Es en este grupo de
actividades donde se observa la mayor variacin entre 2001 y 2010 dado que la representacin indica que se pas de un 22%
a 38% de ramas de actividades ocupadas
por varones y mujeres, hecho que refleja una
mayor equiparacin entre ambos sexos.
Finalmente podemos concluir que la situacin del mercado laboral en nuestra provincia no se aleja del comportamiento general del mercado laboral de otras regiones del
mundo ya que, en este sentido, numerosos
estudios indican que, si bien se registra un
leve aumento de la participacin de las mujeres en la economa, contina concentrndose en unos pocos sectores de actividad.

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El comportamiento de la segregacin horizontal en el mercado laboral chaqueo en...

Anexo
Tabla I. Provincia del Chaco. Ramas de Actividad Econmica. Aos 2001 y 2010
Ramas de Actividad

Sector
Econmico

Primario

2010

2001

(A) Agricultura, ganadera,


caza, silvicultura y pesca

A - Agricultura, ganadera, caza y silvicultura

(B) Explotacin de minas y canteras

C - Explotacin de minas y canteras

B - Pesca y servicios conexos

(C) Industria manufacturera


(D) Suministro de electricidad,
gas, vapor y aire acondicionado
Secundario

(E) Suministro de agua;


alcantarillado, gestin de desechos
y actividades de saneamiento

D - Industria manufacturera
E - Electricidad, gas y agua
F - Construccin

(F) Construccin
(G) Comercio al por mayor y al por
menor; reparacin de vehculos
automotores y motocicletas
(H) Transporte y almacenamiento
(I) Alojamiento y servicios de comidas
(J) Informacin y comunicacin
(K) Actividades financieras y de seguros

Terciario

G - Comercio al por mayor y menor; reparacin


de vehculos automotores, motocicletas,
efectos personales y enseres domsticos
H- Servicios de hotelera y restaurantes

(L) Actividades inmobiliarias

I - Servicio de transporte, de
almacenamiento y de comunicaciones

(M) Actividades profesionales,


cientficas y tcnicas

J - Intermediacin financiera y
otros servicios financieros

(N) Actividades administrativas


y servicios de apoyo

K - Servicios inmobiliarios,
empresariales y de alquiler

(O) Administracin pblica y defensa;


planes de seguro social obligatorio

L - Administracin pblica, defensa


y seguridad social obligatoria

(P) Enseanza

M - Enseanza

(Q) Salud humana y servicios sociales

N - Servicios sociales y de salud

(R) Artes, entretenimiento y recreacin

O - Servicios comunitarios, sociales y personales

(S) Otras actividades de servicios

P - Servicios de hogares privados que


contratan servicio domstico

(T) Actividades de los hogares


como empleadores de personal
domstico; actividades de los
hogares como productores de bienes
o servicios para uso propio

Q - Servicios de organizaciones
y rganos extraterritoriales

(U) Actividades de organizaciones


y organismos extraterritoriales
(Z) Rama de actividad ignorada

Z - Actividades no bien especificadas

Fuente: elaborado en base a INDEC. CNPHyV. 2001-2010

385

Vilma Lilian Falcn

386

El comportamiento de la segregacin horizontal en el mercado laboral chaqueo en...

387

Violencia domstica, clases sociales y circuitos espaciales


Mara Magdalena Lpez Pons

Introduccin
Si bien partimos del supuesto que la
violencia domstica est presente en todas
las clases sociales, se pretende realizar un
anlisis territorial donde nos atrevemos a
plantear posibles recorridos de las vctimas
segn las clases sociales de pertenencia.
Aunque los debates respecto al concepto de clase social son amplios, coincidimos
con Benera (1992, p. 25) en distinguir dos
grandes grupos los autores que consideran la ubicacin comn del individuo en el
proceso de produccin como factor esencial para la definicin de clase, y aquellos
otros que destacan las dimensiones culturales e histricas de la formacin de clases.
Las mujeres como colectivo de anlisis
espacial, no deben ser consideradas como
un grupo homogneo, sino que las diferentes apropiaciones que hombres y mujeres
hacen del espacio tambin estn moldeadas por otras categoras como la de clase
social, etnia, edades, etc., lo que genera
una mayor complejidad de los anlisis territoriales de gnero.
Existirn de esta forma dos categoras
de anlisis: gnero, que define las construcciones sociales, culturales y las relaciones
de poder que marcan histricamente la
subordinacin de la mujer; y, otra categora que redefinir al colectivo de mujeres
por la clase social a la que pertenezcan,
re significando su apropiacin del espacio
geogrfico, su condicin de mujeres, y las
relaciones entre las mismas mujeres.
En este aspecto, pretendemos explicar el
problema de la violencia de gnero a travs
de la expresin territorial de las clases sociales en la ciudad Tandil; intentando iden-

tificar una doble victimizacin, de gnero y


de clase; donde el problema es transversal
a todas las mujeres, independientemente
de su clase social; pero al mismo tiempo
los recursos econmicos y la clase social a
la que pertenezcan las vctimas, provoca
que slo las clases ms desfavorecidas hagan visible el problema territorialmente.
En el presente trabajo se destaca un circuito que se hace visible en oficinas pblicas
de la ciudad y un circuito espacial que pareciera oculto. Segn Lan (2010, p. 76) se denomina circuito espacial de la violencia domstica haciendo alusin al entramado de
lugares pblicos o privados, por donde circulan las personas en busca de ayuda para
encontrar respuestas a su padecimiento.
Consideramos como base de nuestra
investigacin, al espacio geogrfico como
producto de un proceso histrico-social.
Tomaremos el concepto de espacio geogrfico aportado por el gegrafo brasileo
Milton Santos (2000):
el espacio geogrfico como un conjunto indisoluble de sistemas de objetos y sistemas
de acciones producidos por la sociedad en
un momento histrico dado. Sistemas de
objetos y sistemas de acciones interactan.
Por un lado, los sistemas de objetos condicionan la forma en que se dan las acciones
y, por otro lado, el sistema de acciones lleva
a la creacin de objetos nuevos o se realiza sobre objetos preexistentes. As, el espacio encuentra su dinmica y se transforma
(Santos, 2000,p. 55).

Se utilizaron tcnicas cualitativas y


cuantitativas en un trabajo de campo que
consider los aos 2007-2008 desde donde
se tom registro en las diferentes oficinas
locales; y se realizaron entrevistas en pro389

Mara Magdalena Lpez Pons

fundidad[1] a informantes clave que atienden el problema de la violencia domstica


en la ciudad, logrando tener acceso a las
principales caractersticas del problema en
el territorio[2].En el presente trabajo, la violencia domstica ser abordada a travs de
los aglomerados urbanos de segregacin (Linares,
2008, p. 117)[3] como una forma de identificacin con las clases sociales y el espacio
geogrfico de pertenencia, brindando una
primera aproximacin de este problema
espacial en la ciudad de Tandil y dejando
al descubierto un entramado de preguntas
factibles para continuar la investigacin.

Circuitos espaciales de la violencia domstica[4]

La violencia domstica es un problema


de gnero que est presente en todas las
clases sociales, sin embargo, esta transversalidad de clases, no implica que las vctimas no se puedan manifestar diferencialmente en el recorrido que realizan en busca
de ayuda, de acuerdo con los recursos econmicos de los que dispongan.
De esta forma, se van dibujando circui[1] Estas ltimas se extendieron al ao 2009.
[2] Para mayores detalles sobre la metodologa utilizada:
Lpez Pons Ma. Magdalena (2014) Gnero y territorio: aspectos metodolgicos de una experiencia de investigacin; Terceras
Jornadas Nacionales de Investigacin y Docencia en Geografa
Argentina- Novenas Jornadas de Investigacin y Extensin del
Centro de Investigaciones Geogrficas- Geografa: el desafo de
construir territorios de inclusin.
Lpez Pons, Ma. Magdalena (2014) Discusiones metodolgicas
en torno a una experiencia de investigacin geogrfica con perspectiva de gnero; en II Jornada de discusin:Historia, mujeres
y archivos. Un debate con perspectiva presente futuro.Tandil,
25 y 26 de septiembre de 2014.
[3] El anlisis de la matriz de especificidad por aglomerados urbanos,
nos posibilita visualizar las coexistencias de tendencias sociales
distintas, a veces contradictorias, tendencias que se reflejan en la
apropiacin y uso desigual del espacio urbano. (Linares, 2008,
p. 116).
[4] Para mayores detalles sobre los registros de datos y entrevistas realizadas consultar:
Lpez Pons, Ma. Magdalena (2012) Violencia de gnero y territorio: Anlisis espacial de la violencia domstica en la ciudad de
Tandil a comienzos del siglo XXI; tesis de Maestra en Ciencias
Sociales, orientacin Desarrollo Regional- Facultad de Ciencias
Humanas- Universidad Nacional del Centro de la Provincia de
Buenos Aires. Fecha de Defensa de la tesis: Diciembre 2012.

390

tos espaciales de la violencia de gnero en


la ciudad, a travs del recorrido que realizan las vctimas por las instituciones de
ayuda, que dejan al descubierto diferentes
expresiones espaciales de acuerdo con las
clases sociales y los territorios de la ciudad
a los que pertenecen las vctimas:
aquellas mujeres pobres que se animan a
denunciar, comienzan a formar parte de un
circuito espacial visible compuesto por hospitales, casas de residencias transitorias, comisaras, etc., que le dan una impronta de
toma de conciencia a la problemtica, no
siendo de la misma manera para mujeres de
clases sociales acomodadas, que son las que
pueden pagar a lo largo de su peregrinar a
servicios privados, transformado las diversas
manifestaciones de violencia en un circuito
espacial oculto (Lan, 2010, p. 74).

La violencia domstica, como una de las


formas que toma la violencia de gnero, es
transversal a la clase social de las vctimas;
sin embargo, la apropiacin espacial que
realizan cuando las victimas salen de sus
hogares en busca de ayuda, presenta diferencias notables de acuerdo a los recursos
econmicos que posean, y al lugar o barrio
al cual pertenezcan. As, podemos distinguir circuitos espaciales de la violencia domstica en clases sociales desfavorecidas
(Grfico 1 y Mapa 1); y si consideramos la
violencia domstica transversal a las clases
sociales, circuitos espaciales de la violencia domstica en clases sociales medias y
altas (Mapa 2) que permanecen ocultos, visibilizndose solo una parte de ellos
cuando las vctimas deciden denunciar.

Circuito espacial de la violencia domstica en clases sociales desfavorecidas.


Los circuitos espaciales de la violencia
domstica en clases sociales desfavorecidas (Grfico 1), se hacen visibles cuando
las vctimas salen del mbito privado en
busca de ayuda. De acuerdo con las entrevistas y registros a los que tuvimos acceso,
los lugares a los que recurren con ms fre-

Violencia domstica, clases sociales y circuitos espaciales

cuencia en primera instancia (y en general


en situaciones crticas) son los centros comunitarios, centros de salud barriales o el
hospital Municipal Ramn Santamarina
(donde las trabajadoras sociales de las diferentes instituciones suelen derivarlas a la
Secretara de Desarrollo Social); tambin,
frecuentan los hogares de familiares, amigos o vecinos. Este es slo el comienzo de
un largo peregrinar para tratar de resolver
un problema que se gesta en el seno de
nuestras sociedades: la violencia de gnero,
y especficamente la violencia domstica[5].
Las vctimas de violencia domstica sin
recursos econmicos deben tratar de conseguir ayuda gratuita a travs de las instituciones estatales, las que recorren una y otra
vez para intentar solucionar el problema. El
primer lugar institucional al que frecuentemente llegan las vctimas es la Secretara de
Desarrollo Social, all, adems de asesoramiento pueden encontrar alojamiento y recursos bsicos para ellas y sus hijos. Pero
esta instancia suele repetirse en varias oportunidades hasta que las vctimas deciden
denunciar (y a veces nunca lo hacen) a sus
agresores. Su hogar y la Secretara de Desarrollo Social es el primer sub circuito que se
repite, a veces durante muchos meses hasta
denunciar o salir del crculo de la violencia.
Desde el ao 2008 las denuncias se pueden realizar en la Comisara de la Mujer y
la Familia, lugar destinado especficamente
para estos casos, aqu tambin las vctimas
sin recursos econmicos suelen buscar asesoramiento, siendo en algunas oportunidades el primer lugar donde acuden. Cuando
se necesitan recursos econmicos como
alojamiento, alimentos, ropa, etc., se las
deriva o se solicita colaboracin a la Secretara de Desarrollo Social (nica institucin
[5] Los grficos y mapas que representan los recorridos de las
vctimas son una abstraccin de la realidad, que tiene por objeto visibilizar los recorridos que realizan las vctimas con menos
recursos; sin embargo, estos recorridos pueden variar en intensidad y caractersticas segn los casos particulares.

de la ciudad que cuenta con posibilidades


econmicas para resolver estas necesidades[6]). Pareciera, considerando las entrevistas realizadas, que para las vctimas de
violencia domstica de clases sociales ms
desfavorecidas el primer lugar de consulta,
es la Secretara de Desarrollo Social
El circuito espacial de la violencia domstica de sectores desfavorecidos, parece no terminar ac. La decisin de realizar
denuncias y comenzar un proceso legal en
general, es el ltimo de los recorridos que
han realizado por la gran mayora de los
organismos de la ciudad en busca de ayuda
econmica o asesoramiento. Este ltimo
recorrido para las vctimas de menos recursos, implica muchas veces solicitar una
representacin legal gratuita.
Este circuito (de acuerdo con los lugares
consultados) visibiliza los espacios de mayor
vulnerabilidad de la ciudad, asociados con el
aglomerado urbano de exclusin (Mapa 1):
el aglomerado urbano de exclusin denota
los mayores valores en todos los indicadores
de riesgo social, destacndose la fragilidad
vinculada a la calidad de los materiales de las
viviendas (0.40), delincuencia juvenil (0.19),
falta de acceso a centros deportivos (0.94)
y hogares numerosos (0.54). Claramente se
observa la existencia de procesos de exclusin estructurales y coyunturales en forma
convergente Adems, es el aglomerado
que mayor nivel de desocupacin presenta
(0.51), lo cual, consecuentemente, impacta
en altos valores en los indicadores referidos a
ausencia de cobertura de obra social (0.66)
y, capacidad de subsistencia (0.48) (Linares, 2008, p. 117);

y con el aglomerado urbano de integracin


precaria. En el aglomerado urbano de integracin precaria:
decrecen algunos de los procesos ms extremos de exclusin social vinculados a la
precaria condicin de los materiales de la
vivienda (0.06), hogares numerosos (0.24),
acceso a espacios recreativos (0.11), desocupacin (0.32), cobertura de obra social
[6] Al momento de desarrollo de las entrevistas 2007, 2008 y 2009.

391

Mara Magdalena Lpez Pons


(0.30), capacidad de subsistencia (0.31)
mostrando valores promedio y/o inferiores
a la situacin general de Tandil. Por otro
lado, siguen sosteniendo algunas caractersticas de inestabilidad referente a las situaciones de accesibilidad a centros deportivos (0.85), delincuencia juvenil (0.13), y
bajo nivel de instruccin del jefe de familia
(0.51) (Linares, 2008, p. 118).

El Mapa 1 nos indica, a travs de las flechas rojas y pese a ser una abstraccin de
la realidad, algunos de los recorridos que
realizan las vctimas (segn registros de oficinas pblicas y entrevistas realizadas). El
circuito espacial incluye las instituciones de
la ciudad que atienden el problema de la
violencia domstica. Es importante consideran que estos recorridos se repiten en varias
situaciones y que los lugares ms visibles en
las instituciones pblicas coinciden con los
aglomerados urbanos de segregacin (Linares,

2008, p. 117) asociados con las clases sociales ms desfavorecidas (exclusin e integracin precaria). El Mapa 1 es slo un esbozo del posible recorrido en clases sociales
desfavorecidas, ya que existen lugares en el
circuito espacial relacionados a casas de familiares y amigos u otro tipo de lugares que
al corresponder a experiencias individuales
no pueden generalizarse y espacializarse,
paralelamente muchas de las vctimas recorren slo algunos de estos subcircuitos.
El circuito espacial de la violencia domstica en clases sociales desfavorecidas
es perceptible en los lugares de atencin
pblica y en los registros que estas instituciones realizan, aqu son ms visibles
las vctimas pertenecientes a los territorios
asociados a los aglomerados urbanos de
exclusin e integracin precaria.

Grfico 1. Circuito espacial de la violencia domstica en clases sociales desfavorecidas

Circuito Espacial de la Violencia


Domstica
Subcircuitos de la violencia domstica que las victimas recorren
en reiteradas ocasiones paralelamente al
circuito de la violencia domstica

Fuente: elaboracin en base a entrevistas y lugares visitados

392

Violencia domstica, clases sociales y circuitos espaciales

Mapa 1. Circuito espacial de la violencia domstica en clases sociales desfavorecidas

Fuente: elaboracin en base a entrevistas y lugares visitados

Subcircuitos

espaciales de la violencia

domstica

El circuito espacial que realizan las vctimas de clases sociales ms desfavorecidas comprende recorridos por las mismas
instituciones en repetidas ocasiones donde
buscan asesoramiento y recursos econmicos para salir del problema; que denominaremos subcircuitos espaciales de la violencia domstica.
Cabra preguntarnos si, las vctimas de
menores recursos tienen mayores dificultades para poder salir del crculo de violencia? o si, este riesgo se presenta por igual
en todas las clases sociales pero slo es visible en las clases sociales desfavorecidas?
Consideramos como subcircuitos espaciales
de la violencia domstica a aquellos limitados
recorridos que se transitan en reiteradas
oportunidades dentro del circuito espacial
de la violencia. Conforman subcircuitos espaciales los recorridos que las mujeres vctimas transitan desde sus hogares a la Secretara de Desarrollo Social, situacin que
se repite en reiteradas oportunidades (de

acuerdo con las entrevistas realizadas) en


las vctimas que carecen de recursos para
poder salir del problema. Este subcircuito espacial de la violencia domstica se repite aunque se siga avanzando dentro del circuito
espacial, ya que es el nico lugar que dispone de ayuda econmica para hacerse cargo
del alojamiento y los alimentos.
El segundo subcircuito que se conforma dentro del circuito espacial de la violencia
en clases sociales desfavorecidas, es el transitar de las vctimas entre la Comisara de la
Mujer y la Familia (lugar donde no slo se
denuncia sino donde se puede conseguir
asesoramiento a travs del equipo interdisciplinario) y el Tribunal de Familia. Este
subcircuito lo realizan las mujeres que han
decidido iniciar un proceso legal.

Circuito espacial de la violencia domstica en clases sociales medias y altas

Las mujeres de clases sociales medias


y altas, son menos visibles en los registros
de las oficinas pblicas que las vctimas de
violencia domstica de clases ms desfavo393

Mara Magdalena Lpez Pons

recidas. Los barrios ms favorecidos de la


ciudad slo suelen aparecer en los registros
de la Comisara de la Mujer y la Familia
como parte las gestiones previas a la denuncia de la problemtica en el Tribunal de
Familia. Las vctimas de clases sociales favorecidas segn los registros obtenidos, en
muy escasas situaciones, suelen consultar
en instituciones que brinden ayuda econmica y asesoramiento gratuito; y cuando lo
hacen (de acuerdo a las entrevistas realizadas) no mantienen las consultas. Situacin
opuesta a las vctimas de clases desfavorecidas que son visibles en las oficinas pblicas donde queda registros de los lugares
que suelen recorrer.
Considerando que la violencia domstica
es transversal a la clase social, posiblemente exista un circuito espacial oculto que no
considere oficinas pblicas, hacindose visible el recorrido cuando deciden denunciar o
tratar el problema en el Tribunal de Familia.
El circuito espacial de las vctimas de
violencia domstica de clases sociales ms
favorecidas, de acuerdo a las entrevistas
realizadas, se visibiliza en el Tribunal de
Familia, ocasionalmente la Comisaria de
la Mujer y la Familia; y en muy pocas situaciones en la Secretara de Desarrollo
Social. Este recorrido mucho ms reducido
(de acuerdo con los registros de oficinas
pblicas) no las exime de la violencia que
muchas veces se ve agravada por los estereotipos culturales, sociales y econmicos;
ni de realizar otros circuitos que permanecen ocultos a registros estatales[7].
En la mayora de las oportunidades las
mujeres vctimas de clases sociales ms favorecidas cuentan con recursos econmicos
que les permiten evitar algunas instituciones
estatales; siendo visibles slo cuando deciden denunciar o iniciar un proceso legal.
El Mapa 2 representa una abstraccin
[7] Suponemos, que tal vez existan circuitos que quedan ocultos
en el mbito privado, como hogares familiares o de amigos, as
como espacios de consultas profesionales.

394

del circuito espacial de las vctimas de violencia domstica provenientes de los barrios de clases sociales medias y altas (aglomerados urbanos de integracin plena[8] y
zona Sur-Este del aglomerado rururbano
de integracin[9]), destacando el recorrido
visible al momento de decidir denunciar o
iniciar un proceso legal.
Un mismo problema de gnero (la violencia domstica) espacialmente presenta
diferentes apropiaciones de clase social,
producto de circuitos espaciales diferenciales entre las clases ms desfavorecidas de la
ciudad y las clases favorecidas. Las clases
sociales ms vulnerables econmicamente son las visibles del circuito espacial de la
violencia domstica (en oficinas pblicas);
mientras que las vctimas de clases medias y
altas que padecen el problema quedan ocultas de los principales registros estatales.
El problema de la violencia domstica
no suele ser visible en los barrios ms favorecidos de la ciudad (aglomerados urbanos
de integracin plena y zona Sur-Este del
aglomerado rururbano de integracin); en
este aspecto, cabra preguntarnos si: no
existe violencia domstica en estos barrios
porque las mujeres tienen ms recursos
econmicos y pueden salir ms rpidamente del problema? o si la violencia domstica existe pero permanece oculta porque
las vctimas realizan otros recorridos por
[8] el denominado aglomerado urbano de integracin plena,
agrupa a aquellos hogares y personas sin dificultades de acceder a
los medios que facilitan la participacin en los intercambios productivos (tierra, trabajo, capacitacin entre otros), a su vez participan activamente en las redes sociales y actividades comunitarias
e institucionales, ejercen plenamente los derechos de ciudadana
bsicos y disponen de los equipamientos de uso colectivo imprescindible para el normal funcionamiento de la estructura social.
As lo demuestran los valores ms bajos en todos los factores de
riesgo seleccionados, muy inferiores al comportamiento promedio de Tandil en general (Linares, 2008, p. 118-119).
[9] Este aglomerado ha sido caracterizado por S. Linares (2008:
118) como territorios transicionales la poblacin que all reside (con cierto grado de autonoma territorial) por renunciar a
cierta dotacin de servicios e infraestructura urbana (dificultad
de acceso a espacios recreativos urbanos 0,80 y condicin crtica
de la vivienda 0,22) en post de la cercana al espacio rural, la naturaleza, la tranquilidad (delincuencia juvenil 0,0) y as aumentar
su calidad de vida.

Violencia domstica, clases sociales y circuitos espaciales

instituciones no estatales en las cuales no


queda registro pblico?, Si existe un circuito espacial oculto ser porque los recursos econmicos y los estereotipos sociales

y de clase ayudan a ocultarlo?. Y si la visibilidad de las vctimas en las instituciones


estatales est dada por la imposibilidad de
conseguir otros recursos?

Mapa 2. Circuito espacial de la violencia domstica en clases sociales medias y altas

Fuente: elaboracin en base a entrevistas y lugares visitados

Ideas finales
La violencia domstica es un problema
generado en nuestras sociedades por construcciones de gnero, y como tales pueden
ser modificadas.
En Argentina, la violencia de gnero se
expresa con mayor frecuencia a travs de
la violencia domstica o familiar y aunque
existen casos en todas las clases sociales,
los espacios de mayor vulnerabilidad econmica suelen visibilizar el problema.
Sumado a ello, existe una reducida cantidad de registros de datos de denuncias
o tratamientos de este problema, que en
general no son continuos, y colaboran con
mantener oculta esta realidad.
Los recorridos por oficinas pblicas
para tratar la violencia domstica en la ciudad de Tandil se visibilizan en los barrios
pertenecientes a los aglomerados exclusin

social e integracin precaria vinculados a la


desocupacin, reducida capacidad de subsistencia, ausencia de cobertura de salud,
hogares numerosos, falta de acceso a centros deportivo, delincuencia juvenil y fragilidad vinculada a la calidad de los materiales
de la vivienda[10]. Son barrios identificados
con las clases sociales ms desfavorecidas
de la ciudad que visibilizan el problema de
la violencia domstica por medio del registro en los lugares pblicos que frecuentan
en busca de ayuda.Las mujeres vctimas de
violencia domstica pobres dejan al descubierto un recorrido reiterado por oficinas
pblicas; el circuito espacial de la violencia domstica en clases sociales desfavorecidas.
Los barrios vinculados con el aglomerado urbano de integracin plena, propios de las
[10] Caractersticas generales de los aglomerados de exclusin e
integracin precaria, en Linares (2008, p. 117-118)

395

Mara Magdalena Lpez Pons

clases sociales favorecidas, no visibilizan (o


lo hacen con las menores intensidades) el
problema, y en estos sectores de la sociedad,
slo se reconoce el problema de la violencia

domstica en las ltimas instancias del largo


recorrido que realizan las vctimas de clases
sociales desfavorecidas, generando circuitos
espaciales paralelos y diferentes.

Bibliografa
Benera, L. y Roldan, M. (1992). Las encrucijadas de clase y gnero. Trabajo a domicilio, subcontratacin y dinmica de la unidad
domstica en la ciudad de Mxico (222 p.).
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Lan, D. (2010). El circuito espacial de la
violencia domstica: Anlisis de casos
en Argentina. Revista Latino-americana de
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Grossa, Brasil: Ed. Universidad Estadual
de Ponta Grossa (UEPG).
Linares, S. (2008). Territorio y exclusin
social en la ciudad de Tandil: La accin
del estado y de las organizaciones de la
sociedad civil (Captulo 5). En D. Lan y
G. Velzquez Contribuciones geogrficas para
el estudio de la ciudad de Tandil (pp. 107131). Tandil: Centro de Investigaciones

396

Geogrficas, Facultad de Ciencias Humanas. Universidad Nacional del Centro


de la Provincia de Buenos Aires.
Lpez Pons, M. M. (2012). Violencia de gnero y territorio: Anlisis espacial de la violencia
domstica en la ciudad de Tandil a comienzos
del siglo XXI. Tesis de Maestra en Ciencias Sociales, orientacin Desarrollo
Regional- Facultad de Ciencias Humanas- Universidad Nacional del Centro
de la Provincia de Buenos Aires. Fecha
de Defensa de la tesis: Diciembre 2012.
Lpez Pons, M. M. (2014). Discusiones metodolgicas en torno a una experiencia
de investigacin geogrfica con perspectiva de gnero. II Jornada de discusin:
Historia, mujeres y archivos. Un debate con
perspectiva presente futuro. Tandil, 25 y 26
de septiembre de 2014.

Experiencias de movilidad de mujeres migrantes


bolivianas en Comodoro Rivadavia
Myriam Susana Gonzlez

Introduccin
La ciudad de Comodoro Rivadavia, localizada en la Patagonia argentina, ha crecido a partir de los aportes migratorios que
han ido variando desde su fundacin en
1901. Migrantes internos e internacionales de orgenes diversos, fueron llegando a
esta ciudad, por pocas en alto nmero, en
relacin a ciclos econmicos, dando lugar
a una sociedad heterognea. Desde el ao
2003, la ciudad inici una etapa de reactivacin econmica con el nuevo auge de
la explotacin petrolera, con efectos de expansin en el comercio, en la construccin,
como en otros sectores de la economa.
En este contexto, se produjo la llegada de
migrantes internacionales. Entre aquellos
adquirieron relevancia los bolivianos constituyndose en mayora en relacin al conjunto de latinoamericanos que conforman
las migraciones recientes. Los primeros bolivianos se haban instalado en la ciudad a
comienzos de los aos sesenta, y nuevos
aportes llegaron a fines de los ochenta, sin
embargo, era baja su cuanta y poco visibles en el conjunto urbano. En los inicios
de los dos mil aumentaron, convirtiendo a
la migracin boliviana en una de las colectividades con mayor presencia en la ciudad.
El aumento de la migracin boliviana se
evidencia en los resultados del Censo Nacional de Poblacin, Hogares y Vivienda 2010,
la ciudad tena 177.038 habitantes, de los
cuales 16.160 eran extranjeros. Los chilenos eran mayora con un total de 10.482,
seguidos por los bolivianos con 2.361, de
ellos 1.271 eran varones y 1.090 mujeres. Si
comparamos los resultados de los dos lti-

mos censos, 2001 y 2010, se advierte una


disminucin de la proporcin de la poblacin chilena, el colectivo migrante mayoritario y un aumento de otros grupos provenientes de pases limtrofes como el caso de
bolivianos que ocupan el segundo lugar y
paraguayos en tercer lugar. Tambin aparecen otros migrantes de pases de Amrica
quienes prcticamente no tenan representacin en 2001, como los provenientes de
Per y de Repblica Dominicana.
Si bien es cierto que en las primeras dcadas la poblacin migrante fue mayoritariamente masculina, las mujeres no estuvieron ausentes en este proceso aunque esa
presencia fue invisibilizada en la mayora de
los estudios que analizan la migracin en la
ciudad. La presencia de mujeres ha ido en
aumento, tendencia que se hace ms evidente en el ltimo censo. Por un lado, entre los
nuevos grupos migrantes existen colectivos
altamente feminizados, como los que provienen de Repblica Dominicana. Por otro
lado, los colectivos de mayor antigedad en
la ciudad como espaoles, portugueses y
chilenos tambin presentan mayora femenina en este caso por la mayor esperanza de
vida de las mujeres. En cuanto a la migracin
boliviana, la proporcin de mujeres ha ido
en aumento, sin embargo, los varones siguen
siendo mayora, situacin que tambin se da
a escala nacional, ya que el colectivo boliviano es el menos feminizado y presenta un
perfil familiar. Por su parte, la ciudad no ha
sido un destino tradicional para la migracin
boliviana sino que se trata de una migracin
reciente que ha adquirido visibilidad en el
espacio urbano, proveniente en su mayora
397

Myriam Susana Gonzlez

de Cochabamba y en menor medida de Potos, fuertemente dependiente de las redes.


Estas redes han sido tan potentes como para
impulsar itinerarios directos hacia Comodoro Rivadavia, modalidad que fue ganando
presencia durante la dcada de los dos mil.
Las mujeres bolivianas cuyos relatos forman
parte del material emprico analizado para
este trabajo han migrado en contextos familiares. No slo las mujeres bolivianas, sino
tambin los varones, migran en el marco
de redes familiares y de amistad. La mayor
parte de las entrevistadas construye el relato
sobre su migracin alrededor de proyectos
definidos como colectivos, asociados a la
familia. Las cuestiones de gnero y su relacin con las representaciones sobre lo familiar, lo domstico y lo productivo se vuelven
centrales para comprender estos proyectos.

Trayectorias migratorias: continuidad


o ruptura de un modelo?
La movilidad supone trayectos que se
inscriben en el espacio y no se reducen a
simples idas y vueltas entre dos puntos.
Se trata de movimientos complejos, de
trayectorias que trasladan de un lugar a
otro, personas compuestas de la carga social que las construye. Aunque estos movimientos responden en parte a las oportunidades del mercado laboral, los trayectos
tambin se encuadran en acontecimientos
de la vida familiar y social y tienen un impacto tanto en los que viajan como en los
que permanecen. Las trayectorias migratorias expresan el proyecto y las estrategias
migratorias que se ponen en marcha para
llevarlo a cabo; y estn condicionadas por
la situacin de origen y destino del migrante y por sus propios proyectos vitales. Por
su parte, la estrategia migratoria alude a
tres cuestiones bsicas: cmo se emigra,
qu se pone en marcha y para qu (Garca
Moreno y Pujadas Muoz, 2011). De esta
manera, el proyecto migratorio puede definirse como el conjunto de motivaciones,
398

metas y estrategias que los y las migrantes


ponen en prctica. El proyecto contiene
una dimensin individual, una familiar y
una contextual (Tapia Ladino, 2010).
En definitiva, los y las migrantes se desplazan a partir de un proyecto migratorio
a travs del tiempo y del espacio, de esta
manera crean trayectorias. Las historias de
vida de las migrantes entrevistadas reconstruyen los recorridos y la forma en que se
van articulando lugares, redes y flujos materiales e inmateriales conformando sus
trayectorias migratorias.
Qu nos muestran las trayectorias
analizadas?
~~Los territorios atravesados y vividos en
los desplazamientos tanto del pasado y
como del presente forman parte de la
territorialidad del migrante, por lo tanto
se consideraron todos los movimientos,
incluso los anteriores a la migracin internacional.
~~Las migrantes se han ido moviendo
siempre, por estudio, por trabajo, por
acontecimientos familiares, desde el
medio rural al urbano, desde ciudades
pequeas a ciudades ms grandes. Estos movimientos se acumulan como experiencias pasadas de movilidad lo que
Tarrius (2000) denomina saberes acumulados sobre la movilidad.
~~La importancia de las redes, fundamentalmente las redes familiares.
~~La familia sigue siendo el referente, en
la mayora de los casos las decisiones en
cuanto a la migracin son ms familiares
que individuales. En el caso de las mujeres, la situacin familiar es un condicionante a la hora de migrar. Coincidimos
con Jimnez Juli (1998) en que la forma
de racionalizar y exponer la decisin de
migrar est afectada por la concepcin
que tienen las mujeres de cul debe ser
su rol de gnero, y de lo que es y qu no
es socialmente aceptable en el contexto

Experiencias de movilidad de mujeres migrantes bolivianas en Comodoro Rivadavia

en el cual viven. En suma, las trayectorias de las mujeres entrevistadas, estn


enmarcadas en proyectos familiares aun
cuando migren solas. Los desplazamientos pueden adoptar distintas posiciones:
permanecer en el lugar de origen, quedarse primero y migrar luego, migrar con la
familia o ser iniciadoras de la migracin.

Diversidad

de experiencias migratorias:
tres mujeres, tres historias de vida

En el apartado anterior hemos analizados algunos aspectos de las trayectorias


migratorias, interesa destacar que los proyectos y estrategias migratorias no necesariamente se basaron en el tener que buscar
trabajo, sino que estuvieron atravesadas
por mandatos familiares, situaciones personales y experiencias previas. Como plantea Marina Ariza (2000) la migracin no es
un evento ms en el curso de vida, sino una
transicin que junto con otras transiciones
y trayectorias, otorga sentido a la historia
de vida individual.
Hemos escogido tres historias de mujeres bolivianas[1] provenientes de reas rurales que se establecieron en la ciudad desde fines de la dcada de los noventa y que
poseen diferentes experiencias migratorias.
A travs de los relatos, hemos buscamos
reconstruir los fragmentos que componen
las trayectorias de vida y los roles que asumen en el proyecto migratorio a partir de
las prcticas y las representaciones.
Isabel: encontrar su lugar lejos de Bolivia
Isabel se instal en Comodoro Rivadavia
en 1998, luego de haber vivido en Viedma y
en Bariloche desde su llegada a la Argentina en 1994. Naci en Escara, una localidad
del departamento de Oruro, vivi en Oruro
[1] Para proteger la intimidad de las entrevistadas, los nombres
propios han sido cambiados. El trabajo de campo del que surge
el material utilizado aqu fue realizado en Comodoro Rivadavia
entre 2008 y 2012.

y luego de casarse se instal en Tarija donde


trabajaba en la venta ambulante. Fue ella
quien insisti a su marido para tomar la
decisin de migrar a la Argentina. Arriba a
nuestro pas junto a su marido y su cuado,
dej a su hijo de un ao al cuidado de su
suegra, dos aos ms tarde viaj a Bolivia
a buscarlo. Sin un destino fijo, llegan a Baha Blanca y luego a Viedma. All trabajaron
en la horticultura, a lo que sum la venta
ambulante de ropa. Luego de vivir unos meses en San Carlos de Bariloche, donde se
dedica a la venta de artesanas, llega a Comodoro Rivadavia. En un principio, sigue
dedicada a la venta callejera hasta que en
el ao 2000 abre, junto a su marido, un pequeo comercio de verduras y frutas, despus de cinco aos se trasladan a un local
ms grande, donde ampliaron los rubros de
venta. En el momento de la entrevista, septiembre de 2009, tena tres empleadas bolivianas que la ayudaban en el comercio, viva
en los fondos del local que est ubicado en
una calle muy concurrida del barrio Centro
y contiguo a una sucursal de uno de los supermercados ms importantes de la regin.
Isabel es quien lleva adelante la actividad
comercial aunque reconoce que su marido
ha tenido una participacin importante en
el proyecto. Su marido es el presidente de la
Asociacin de Residentes Bolivianos Tinkunaku, ella tambin trabaja en la asociacin
e integra un grupo de Morenada. Tiene cuatro hijos, todos viviendo en Comodoro, sus
padres viven en Escara y sus siete hermanos
en Oruro. Retorn en tres oportunidades a
Bolivia a visitar a su familia, pero siente que
su lugar est en Comodoro.
El comercio ha formado parte de la vida
de Isabel, desde pequea junto a su madre
se inici en la venta en las ferias y sigui
con la actividad a lo largo de su trayectoria
migratoria. La historia de Isabel ejemplifica el caso de una emprendedora exitosa,
luego de pasar por momentos muy duros
tanto desde lo econmico como situacio399

Myriam Susana Gonzlez

nes personales, logr tener su comercio


propio y seguir creciendo. Esta movilidad
laboral tambin se traduce en un reconocimiento dentro de la propia colectividad.
Por otra parte, reconoce que el negocio la
ayud a integrarse, en un pasaje de la entrevista afirma me siento bien ac, como que
no estoy fuera del pas. Isabel no piensa en el
retorno, considera que su lugar est en Comodoro. Tres de sus hijos nacieron en esta
ciudad, adems ha comprado una casa yo
pienso que mi vida la hice ac, en Comodoro, me
gusta. No me gusta otro lugar.
La cuestin de permanecer en el destino que plantea Isabel, est relacionada
con una serie de factores. De la Torre vila
(2011) considera cuatro factores que condicionan estas decisiones: situacin familiar
(gnero, estado civil y existencia/carencia de
dependientes directos); regularizacin de la
situacin migratoria; estabilidad laboral y
compra de propiedades en el destino. En
el caso de Isabel los cuatro factores mencionados estn presentes: tiene su marido
y sus cuatro hijos en la ciudad, una situacin migratoria regularizada, un comercio
prspero y ha comprado propiedades en
Comodoro Rivadavia. Tambin considera
que con la migracin lo que ms extraa es
la relacin con sus familia, sus padres y hermanos, pero por otra parte ha ganado en
independencia me siento bien, tengo a mis hijos, independencia y en eso cambi mi situacin,
no dependo ni de las decisiones de mi marido.
Elisa: dejar a los hijos en Bolivia
Elisa naci en 1976 en Uruguay, un
pequeo poblado del Departamento de
Chuquisaca. En 1991 migra a Sucre para
estudiar y trabaja cuidando nios. A los
16 aos (1994) migra a la Argentina y se
instala en San Salvador de Jujuy donde
tena unas tas. All trabaja de empleada
domstica durante cinco aos. En uno de
los viajes a Bolivia conoce a una persona
con la que se casa y se instala en Yacuiba
400

en 1998. Tuvo un hijo que en el momento


de la entrevista tena nueve aos. Luego de
enviudar en el ao 2007 se instal en Buenos Aires, trabaj en un taller de costura
de coreanos mientras viva en casa de familiares. Su hijo haba quedado a cargo de su
suegra en Bolivia. En Buenos Aires conoce
a un paraguayo, queda embarazada pero
no sigue en pareja, vuelve a Yacuiba a tener a su hijo. Con dos hijos y con grandes
dificultades para conseguir trabajo, decide
viajar a Comodoro Rivadavia donde viva
una hermana. Llega en diciembre de 2010
con su hijo menor y se instala en la casa de
su hermana, quien le cuida a su hijo durante las horas de trabajo. Trabaja en casas de
familia cuidando nios y haciendo tareas
de limpieza. Sus padres siguen viviendo
en Uruguay, tiene dos hermanas en Santa
Cruz de la Sierra y una hermana en Valencia (quien viaj sola con 18 aos de edad
en el 2007). Durante las conversaciones
mantenidas en 2010 manifiesta que enva
dinero a su suegra para mantener a su hijo,
que por el momento no puede traerlo. Un
ao despus de realizada la entrevista en
un encuentro casual me comenta que debi enviar a su hijo ms pequeo tambin a
Bolivia, dejndolo al cuidado de su madre.
Elisa tiene una historia de idas y vueltas
entre Argentina y Bolivia, desde su primera migracin en 1994 hasta el 2010 que
se instala en Comodoro tuvo perodos en
los que altern la residencia en Argentina
con la residencia en su pas de origen. A los
motivos econmicos que iniciaron su migracin, se sumaron acontecimientos de su
vida que se constituyeron en factores esenciales en su movilidad, el nacimiento de su
primer hijo, la muerte de su pareja y el nacimiento de su segundo hijo.
Elisa trabaja en Comodoro en el cuidado
de nios y tareas domsticas mientras sus
dos hijos viven en Bolivia, el mayor con su
suegra y el menor con su madre. La separacin entre madre migrante trabajadora

Experiencias de movilidad de mujeres migrantes bolivianas en Comodoro Rivadavia

viviendo en la sociedad de destino, y los hijos en la sociedad de origen constituye una


variacin en significado, prioridades y forma de organizacin de la maternidad. Este
fenmeno conocido como maternidad
transnacional o maternidad a distancia
o globalizacin de la maternidad implica
nuevas maneras de organizar el cuidado y la
educacin de los hijos (Hondagneu-Sotelo
y vila, 1997; Hodagneu-Sotelo, 2000).
Madres, suegras, hermanas y otros familiares conforman eslabones de la cadena de reproduccin social. Carmen Gregorio Gil (2013) prefiere utilizar el trmino
trabajo de cuidados en todas sus dimensiones emocionales, corporales, sociales
econmicas, polticas y ticas y por qu no,
sexuales como eje de nuestra existencia
en el sentido de sostenibilidad de la vida
planteado por Carrasco (1991), tratando
de comprender situacionalmente sus propias lgicas de jerarquizacin y tramas de
significacin. Para Yepes et al. (2011) las
trabajadoras del cuidado deben asumir a
la distancia la organizacin del bienestar
de su propia familia, para lo cual despliegan innumerables arreglos familiares. Estas
cadenas tienen dimensiones transnacionales que se conforman con el objetivo de
sostener cotidianamente la vida, y en las
que en los hogares se transfieren trabajos
de cuidados de unos a otros a base de ejes
de poder, entre los que cabe destacar el gnero, la etnia, la clase social y el lugar de
procedencia (Arriagada y Todaro, 2012).
La condicin de mujeres madres hace a
la migracin mucho ms dura porque no
pueden migrar con sus hijos. En un pasaje
de la entrevista Elisa expresa: mando dinero
a mi suegra para mi hijo, por el momento no puedo traerlo, no podra trabajar, me da mucha pena
pero es mejor que est all. Este sentimiento
de culpa por dejar a los hijos, junto al propio desgarramiento por migrar, se suma al
hecho que sean condenadas por irse. En
este contexto, Pedone (2008) afirma que

se ha construido una visin estigmatizante


de las mujeres de la migracin, incluso
aquellas instituciones comprometidas con
el trabajo de base en el hecho migratorio
han reafirmado esta visin, enfatizando en
los peligros que corre la mujer al migrar y
el consiguiente abandono del hogar y de
sus hijos e hijas. Tambin la distancia y el
querer estar en ambos espacios al mismo
tiempo son parte de los sentimientos de las
migrantes, en palabras de Elisa los chicos te
parten para un lado y para el otro. Esta forma
de vida cotidiana en la cual aspectos del
aqu y all son constantemente percibidos como dimensiones complementarias
de un nico espacio de experiencia.
La maternidad transnacional o a larga distancia se ha tornado uno de los
aspectos ms salientes del anlisis sobre
la feminizacin de las migraciones a nivel
internacional y ha promovido una serie de
interrogantes en torno a los vnculos y a las
consecuencias de la separacin. Sin embargo, este fenmeno no se encuentra muy
difundido en la comunidad boliviana en
la Argentina. De acuerdo con informacin
proveniente de la Encuesta Complementaria de Migracin (ECMI 2002-2003) solo el
8% de las madres de origen boliviano en la
Argentina tena al menos un hijo menor de
15 aos residiendo en Bolivia. La baja proporcin de madres que residen lejos de sus
hijos sugiere nuevamente la importancia
de la migracin familiar para este colectivo
migratorio. Asimismo, seala las marcadas
diferencias con la migracin boliviana en
otros destinos, particularmente en pases
europeos como Espaa e Italia. As, por
ejemplo, en Espaa, entre las migrantes
bolivianas, una altsima proporcin son
madres a larga distancia. En definitiva, los
casos como el de Elisa, aunque son menos
frecuentes en la migracin boliviana en la
Argentina y en Comodoro Rivadavia en
particular, muestran una realidad en la que
estn inmersas muchas mujeres migrantes
401

Myriam Susana Gonzlez

que deben mantener y cuidar a sus hijos a la


distancia, en este sentido, cabe mencionar
la expresin de Sylvia Chant, quien citando
a Parrenas (2000) afirma las obligaciones
no terminan al alejarse sino que se estiran
(Chant, 2007, p. 421).
Gladys: vivir migrando
Lleg a la Argentina en marzo de 2008,
migr sola con 23 aos y se instal en Buenos Aires en casa de una prima. Gladys tiene una larga historia de movilidad dentro
de su pas. Naci en la comuna rural de
Chayanta perteneciente al departamento
de Potos, su primera migracin fue a los
ocho aos, vinculada a la escolaridad, de
all que debi instalarse en casa de una ta
en Challahua, otra localidad del departamento, donde asisti a la escuela. A los 12
aos se van a vivir a Cochabamba, luego
vivi en Sucre con una hermana. A fines de
2005 con veinte aos de edad, se instala
en Santa Cruz de la Sierra donde vivi sola,
all finaliza la escuela secundaria y trabaja,
primero en casas de familia y luego en un
hotel. En el ao 2007 vuelve a Sucre donde
vive unos meses hasta los inicios de 2008
cuando vuelve a Cochabamba donde viva
su madre para finalmente migrar a la Argentina. La decisin de migrar la plantea
como una decisin personal, tena dinero
ahorrado y saba que en la Argentina tendra mayores posibilidades de trabajo, por
lo que se contacta con una prima que viva
en Buenos Aires. Incluso comenta que estuvo a punto de viajar a Espaa donde vive
una ta pero no pudo hacerlo por la documentacin. En Buenos Aires trabaj como
empleada domstica y en el cuidado de ancianos. En marzo de 2009 llega a Comodoro Rivadavia donde viva una hermana, se
instala en una residencia de monjas para
jvenes solteras en la cual vivi un ao.
En el momento de la entrevista (agosto
de 2012) alquilaba una habitacin a unos
primos, viva sola y trabajaba en casas de
402

familia, parte de sus ingresos los enviaba a


su madre a Bolivia. Gladys afirma me gusta
vivir en Comodoro, pero s que algn da me voy
a ir y sobre su experiencia como migrante
considera que el hecho de haber migrado me
dio ms libertad.
La historia de Gladys es un ejemplo de
la movilidad permanente, incluso reconoce que su intencin es seguir migrando. Ha
migrado por razones familiares, por estudio y por trabajo. Aunque no abandona
sus deberes de hija ya que sigue enviando
dinero a su madre, el hecho de ser soltera y
tener una larga experiencia como migrante,
hace que su movilidad est enmarcada en
un proyecto personal.
La referencia al migrante aventurero pareca como exclusiva de la migracin de los
varones, Woo Morales (2007) cita estudios
como los de Massey et al. (1991) y Durand
(1994) en los que hacen referencia a la migracin por aventura, en la que participan
hombres jvenes con proyectos basados
solamente en motivos personales. Tambin
Mallimaci Barral (2011) hace referencia a
los varones aventureros. La forma aventurera de migracin es definida como desligada
de los condicionamientos y las necesidades,
alejada de la cotidianidad del mundo laboral y domstico. No es una migracin que
se diferencie de las otras por el tipo de trayectoria realizada, sino que su especificidad
radica en la manera en que los migrantes se
construyen en relacin con los movimientos
migratorios. Por su parte, la literatura ha
clasificado como aventureras a aquellas
mujeres cuyos proyectos migratorios estn
motivados por incentivos de bsqueda individual (Acosta Gonzlez, 2013). Otras
autoras definen a las mujeres aventureras
como aquellas cuyos proyectos son definidos y costeados por las propias mujeres, deciden migrar buscando mayor autonoma y
aun cuando mantengan los lazos familiares
estas mujeres ganan en independencia (Vicente Torrado y Setien, 2005).

Experiencias de movilidad de mujeres migrantes bolivianas en Comodoro Rivadavia

El proyecto migratorio de Gladys, aunque condicionado en cierta forma por los


lazos familiares, ya que enva dinero a su
madre y ha tenido apoyo de redes familiares
en su movilidad (hermanas y primas), puede ser considerado como aventurero. Ella
misma lo define como libre e individual.

A modo de cierre
Los avances de los estudios de gnero
en los ltimos aos han permitido visibilizar a las mujeres migrantes. Las mujeres se
mueven, acompaan, trabajan, utilizan las
redes y tambin las crean, construyen entramados socioterritoriales y son actoras de
nuevas formas de territorialidad. Asimismo,
tienen un papel central en los proyectos migratorios ya que son quienes articulan los
espacios productivos y reproductivos.
Las experiencias migratorias de estas
tres mujeres nos permiten ver que no constituyen un colectivo homogneo. Tienen
perfiles y trayectorias diferenciadas, sus
proyectos migratorios son diversos y se redefinen permanentemente al ritmo de los
acontecimientos familiares y personales.
Los relatos de las mujeres bolivianas
entrevistadas muestran proyectos migratorios que no se ajustan al modelo de migrantes autnomas. El caso de Gladys es el
que ms se acerca a ese modelo, aunque
est condicionada por las redes familiares
podramos considerarla una aventurera.
Sin duda, existe una permanencia del mo-

delo tradicional, de all que podemos afirmar que la familia sigue siendo el referente
ya que las decisiones relacionadas con los
proyectos migratorios son ms familiares
que individuales.
Por otra parte, nos encontramos tambin frente a una diversidad de formas de
practicar la maternidad y las relaciones de
parentesco: migrar con los hijos, dejarlos un
tiempo y volver a buscarlos, ir a parir a sus
hijos a su lugar de origen y volver a migrar,
dejar sus hijos con la familia en Bolivia, no
tener hijos pero comprometerse con el envo de dinero para sus padres o hermanos,
en suma diferentes formas en que fueron
negociando y resignificando las relaciones
con sus hijos y con el resto de la familia.
A pesar de insertarse mayormente en
actividades informales y precarias, en algunos casos esta situacin se va modificando
transformndose en emprendedoras, y con
ello adquieren mayor autonoma, Isabel es
un ejemplo de ello.
Los tres casos analizados muestran
como las trayectorias migratorias estn
condicionadas por el gnero, la etnia y la
clase a la que pertenecen. Estos condicionamientos tambin varan segn se trate de
mujeres que migran solas o acompaadas
y la insercin laboral que puedan alcanzar.
Finalmente, aunque permanezcan an ciertas formas de vulnerabilidad, estas mujeres
migrantes de ser actores pasivos e invisibilizados, se convierten en protagonistas esenciales en los procesos migratorios.

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Las configuraciones de gnero en dos intelectuales de lites


en un perodo de transformacin social y poltica: los casos
de Carlos Ibarguren y Victoria Ocampo. Argentina primera
mitad del siglo XX
Olga Echeverra y Mara Soledad Gonzlez

Introduccin
Desde fines del siglo XIX la Argentina
vivi un proceso de transformaciones muy
significativas que se derivaron de la consolidacin del modelo estatal centralista y
su integracin al sistema capitalista internacional. Los procesos modernizadores se
manifestaron en la economa, la sociedad
y en lo poltico. El liberalismo realmente
existente que se fue constituyendo en la
Argentina era una versin ms conservadora que lo que sus propios discursos estaban dispuestos a admitir. La necesidad
de consolidar el Estado implicaba polticas
intervencionistas y centralizadoras (Oszlak,
1997). La voluntad explcita de superar la
anarqua precedente implicaba que el Estado asumiera una actitud poltica basada en
el control poltico y militar de las diferentes
fracciones y, por ende, estimulaba la fragilidad constitutiva de la sociedad civil.
La insercin en el mercado mundial capitalista requera aumentar la fuerza de
trabajo y la masiva inmigracin que arrib
al pas, mostrando una gran flexibilidad y
adaptacin a los requerimientos del mercado de trabajo, fue quien cumpli con esa
demanda. Ya para 1890, esa mano de obra
inmigratoria estaba extendida a lo largo
del territorio y haba superado los lmites
de las grandes urbes.
El desarrollo econmico y la inmigracin remodelaron profundamente a la
sociedad argentina. El sueo de hacer la
Amrica de los inmigrantes implicaba la
vivienda propia, el anhelo de una actividad

productiva autnoma y la educacin (hasta el mayor nivel posible) para sus hijos[1].
La movilidad social alentaba a las mayoras sociales y al mismo tiempo intimidaba
a las lites. stas comenzaron a encerrar
su experiencia sobre s mismas y comenzaron a imaginarse, progresivamente, una
identidad argentina autntica, opuesta a
la heterognea resultante de ese proceso
de hibridacin. Reafirmaron su carcter de
decentes y distinguidos, establecieron
genealogas y refundaron linajes patricios.
Los criterios polticos, sociales y estticos
y los gustos, eran la representacin prctica
de una diferencia natural e inmodificable e
implicaba una afirmacin de la superioridad de aquellos que no slo tenan deleites
refinados sino que, adems, podan satisfacerse con placeres sublimados. La reclamada superioridad de esos criterios tenda
a alcanzar la hegemona de poder, pero a
su vez era la expresin de una debilidad o
por lo menos de una identidad que senta
amenazada, vulnerable. De tal modo, con
ese nimo disearon la reforma electoral
en 1912, con la intencin de consolidar un
partido orgnico que mantuviera el poder
en manos seguras al tiempo que permitiera
canalizar la politizacin poltica emergente
de los sectores medios y populares.
Al mismo tiempo, comenzaban a visualizarse las mujeres y sus reclamos y esa
aparicin fue vista, tambin, como una
nueva afrenta al orden y a las jerarquas.
[1] El hijo abogado o mdico, la hija maestra.

405

Olga Echeverra y Mara Soledad Gonzlez

Estas perspectivas se agudizaran desde


1916, con la llegada de Yrigoyen al poder
y hasta el apogeo peronista, generndose
una resistencia de las lites que miraban
con nostalgia el orden y la supuesta serenidad de la etapa previa. Un pasado al
que precedentemente haban denigrado
por considerarlo tosco y retrgrado (Losada, 2008, p. 152-153), empezaba a cobrar
una dimensin poltica y social a travs de
una reconstruccin idealizada y utilitaria
que se opona a un presente considerado
confuso, desmoralizado y peligrosamente
irrespetuoso de las jerarquas tradicionales y los lugares propios de las mujeres y
los hombres. En las primeras instancias, la
necesidad de argentinizar a las masas inmigratorias ocupaba buena parte de las reflexiones, de las propuestas y tambin de
las esperanzas de poder revertir ese orden
trastornado. De tal modo, la nacionalidad
era concebida como una herramienta privilegiada e indispensable para la constitucin
de una sociedad homognea y gobernable.
Por ello, se apel a la educacin pblica,
entendida como una necesaria pedagoga
cvica (Lionetti, 2007, p. 79-87) que permitira consolidar una matriz ideolgica
homogeneizadora que oper, en principio,
en la fundacin de instituciones educativas y planes de estudio, con leyes, mitos y
valores para construir una argentina que
se pretenda autntica (Rubione, 1983,
prlogo) y que estuviera en capacidad de
frenar los incipientes reclamos de una no
menos nueva clase trabajadora. Luego, y
ya con un movimiento obrero fortalecido
y el peronismo en el poder y una presencia
femenina notoria, los discursos y prcticas
se encaminaran a consolidar una mirada
que ya se haba esbozado frente al yrigoyenismo, y que apuntaba a deslegitimar la
participacin poltica y social de los sectores mayoritarios y a reivindicar las virtudes
de la Repblica frente a lo que entendan el
desborde de lo popular.
406

Desarrollo: Defender

el modelo patriarcal en una sociedad trastocada:


una masculinidad en crisis y una feminidad en movimiento

Como hemos sostenido, a las inseguridades polticas, sociales e incluso intelectuales (ya que el antes selecto y restringido mbito de la cultura se abra a nuevos
y recin llegados exponentes), se sumaba
una incertidumbre de gnero. Portadores
de una masculinidad en crisis, la mayora
de los hombres de las lites, pero tambin
las mujeres de ese sector social, no podan
comprender ni admitir la modificacin de
los valores y conductas que llevaban, segn
entendan, a la destruccin total de las jerarquas y de las pautas de dominio tradicional, y por ende al imperio del caos. En ese
sentido, el esfuerzo puesto en remarcar los
valores naturales de la masculinidad (y la
debilidad, tambin natural, de la feminidad)
no haca ms que poner en evidencia la crisis que esa identidad estaba atravesando. Y,
precisamente por esa fragilidad, la reafirmacin de la masculinidad slo fue posible a
partir de la denigracin de las nuevas pautas
de comportamiento femenino o, a travs de
una brutal ignorancia de esas conductas y
de los valores que las guiaban. De tal modo,
la recuperacin de lo femenino reposaba sobre parmetros patriarcales,

Las

configuraciones de gnero en la
produccin de los dos intelectuales de
la lite

Ahora bien Qu ocurre con la cuestin


de gnero en las definiciones de los intelectuales abordados?
En principio debemos sealar, ms all
de las perspectivas diversas que existen al
respecto, que existe una marcada exclusin
de las mujeres de la definicin de lo que es
ser intelectual. En el caso de la Historia intelectual en Argentina se da el mote de intelectual slo a los hombres, mientras que

Las configuraciones de gnero en dos intelectuales de lites en un perodo de transformacin...

las mujeres aparecen como escritoras


en un nivel claramente subordinado. Pero,
nuestro inters bsico en esta presentacin
es reflexionar como los dos intelectuales
trabajados aqu, Ibarguren y Ocampo, expusieron las cuestiones de gnero y el lugar
de las mujeres en sus producciones y reflexiones y a partir de all reflexionar sobre
el lugar asignado a las configuraciones de
gnero en los sectores de las lites ilustradas de la Argentina.
Nos interesa sealar que entendemos la
masculinidad y la feminidad como categoras analticas que remiten a una posicin
de poder, siempre disputable, en una estructura social determinada. De tal modo
buscamos contribuir al debate conceptual
sobre el tema mediante una concepcin de
masculinidad/feminidad que se integra a
las producciones de los estudios de gnero con los fundamentos tericos de anlisis del poder. En ese sentido, ponemos
en reflexin una de las premisas bsicas
de los estudios de gnero que sealaban
que el dualismo jerrquico entre naturaleza, que defina el mundo de las mujeres
y lo femenino, y cultura, esfera de accin
de los hombres y lo masculino, pareca lo
suficientemente persuasivo para probar
la subordinacin universal de las mujeres.
Nos acercamos entonces, a las perspectivas que entienden a las mujeres en plural,
y que han contribuido con la introduccin de categoras tericas a los hallazgos
empricos. Resulta oportuno aclarar que,
si bien el sistema sexo/gnero no rompi
con los dualismos conocidos, el manejo de
los conceptos anteriores, inspirado por la
mirada relacional que introdujo la nueva
categora, se vio enriquecido con interpretaciones novedosas y fructferas. As, al rgido patriarcalismo de antao, por ejemplo, lo reemplaz la indagacin en los
mecanismos y las operaciones del patriarca, con el objetivo de analizar los varios
y cambiantes contextos patriarcales en la

vida de las mujeres y entender cmo el


patriarcalismo ha funcionado en ciertos
tiempos y lugares, cmo ha sido desafiado, aceptado o cambiado por hombres y
mujeres, y cmo se ha ajustado a las cambiantes circunstancias histricas
A) Carlos Ibarguren:

del reformismo liberal al


autoritarismo militarista

Carlos Ibarguren fue poltico, jurista e


intelectual, nacido en Salta en 1877, que
se manifest en su juventud a favor del liberalismo reformista y luego acompa la
Ley Electoral de 1912, con la esperanza de
conformar un orden poltico que permitiera la participacin popular pero con los
reaseguros necesarios para que el poder
se mantuviera en manos fiables. Con ese
mismo espritu particip de la creacin del
Partido Demcrata Progresista, sin embargo ante el resultado de las elecciones de
1916 y la llegada del yrigoyenismo al gobierno, fue radicalizando sus posturas poltico-ideolgicas y as, hacia mediados de
la dcada de 1920 comenz, junto a otros,
a dar forma al autodenominado movimiento nacionalista y se convirti en una de las
figuras referenciales de la naciente derecha
y un gran publicista del golpe de Estado de
1930, del que adems fue funcionario en la
provincia de Crdoba.
Por sobre todas las cosas, Ibarguren
se defina como un exponente tpico de
un patriciado de fuertes virtudes, rstico
en sus estancias y cultsimo en los salones
de la ciudad. Y como hombre de esa clase,
acostumbrada al mando, fue hacia el autoritarismo en busca de respuestas y lugares
que le permitieran calmar la angustia que
le provocaba la transformacin del orden
socio-poltico que, entre otras cosas, le impeda dar cumplimiento a los mandatos
heredados: ser un hombre de las ms altas
esferas del poder. Ibarguren estuvo lejos de
expresarse a favor del peronismo, aunque
es innegable que el movimiento del GOU,
407

Olga Echeverra y Mara Soledad Gonzlez

de 1943[2], parece haber despertado algn


entusiasmo, sobre todo por su faceta autoritaria. En el mismo sentido, se puede
observar que sus ideas aristocrticas y de
justicia social gestadas en su juventud
reformista se mantenan como un criterio
indispensable para mantener el orden y las
jerarquas sociales. As, su propuesta de reforma constitucional de 1948, con crticas
al individualismo, a la revolucin francesa y
a la constitucin de 1853, sostena (como
ya lo haba hecho siendo funcionario de
Sanz Pea), que el trabajo deba ser definido como funcin social y el Estado deber procurar que toda persona apta pueda
obtener los medios de subsistencia por el
trabajo e impedir que por causa de ste
se establezcan condiciones que menoscaben la dignidad o la libertad de las personas. No obstante, el derecho a la huelga
no apareca garantizado, salvo en casos
excepcionales (y prohibido en los servicios
pblicos y la administracin estatal), sino
que la personera gremial deba ser acordada slo a las asociaciones que reunieran
las condiciones de responsabilidad, seriedad y orden que la ley requiera. Ms an,
los derechos eran o deban ser compensados por vigorosos deberes correlativos, que
tocaban tanto a la produccin como a la
fuerza gremial (que deba ponerse al servicio de la nacin), respetando siempre los
intereses justos de la colectividad[3].
En el caso de Ibarguren, las mujeres ocupaban un lugar explcitamente secundario,
muchas veces imperceptible, slo sealado
por los vnculos que aportaban mediante
los matrimonios, o como mero complemento de las veladas sociales en que los
[2] Al respecto es interesante sealar que sus memorias llegan
hasta el movimiento del GOU y no ms all si bien fueron escritas
varios aos despus y l se mantuvo activo durante el peronismo.
[3] Carlos Ibarguren: La reforma constitucional. Sus fundamentos y su estructura, Buenos Aires, Abeledo, 1948, p. 16. Al respecto se puede ver, Herrera, Carlos: En los orgenes del constitucionalismo social argentino: discursos en torno a la constitucin
de 1949 , en Historia Constitucional, n. 15, 2014

408

hombres de la lite exponan sus atributos


polticos y culturales. Sin embargo, el matrimonio era una forma de extensin lateral
de la familia, una ramificacin fundamental para mantener su predominio o acrecentarlo. Se trataba de un contrato que creaba
compromisos y solidaridades corporativas
y jerrquicas (Raggio, 1997, p. 112), por lo
cual la eleccin del cnyuge y las virtudes
de un matrimonio eran de suma importancia para ligar a los individuos al orden social y sostener (o mejorar) el prestigio de
los linajes. Si bien las tendencias generales
y los acuerdos no negaban la existencia de
brechas de libertad para determinar las
circunstancias maritales, en los sectores
patricios se seguan manteniendo muchas
pautas de tipo tradicional que apostaban a
los matrimonios convenientes para el status
familiar e implicaban una concepcin tambin enraizada sobre las mujeres y sus roles
sociales. Ibarguren no escapaba a estas premisas, por el contrario sus comentarios exponan la importancia de este mecanismo
que permita vincular y fusionar a distintas
familias en una misma red o grupos que generaban lealtades y apertura de mbitos.
La funcin social asignada a las mujeres
se fundamentaba en los principios bsicos
del catolicismo y de las corrientes tradicionalistas del siglo XIX, que las confinaba
casi exclusivamente al mbito domstico
donde deban desarrollar su faena espiritual
y misericordiosa en defensa de las tradiciones y las identidades genuinas. Por ello, las
mujeres, desde el mbito domstico, eran
las responsables de la continuidad de los
linajes, de comunicar los mandatos asignados y sostener la memoria familiar.
Una tarea, como se puede advertir, de
enorme trascendencia para la reproduccin social, aunque fuera sealada como
innata a lo femenino y mucho menos valiosa que el accionar pblico de los hombres.
Se trataba de una tarea femenina natural
que permita cierto reaseguro de los valo-

Las configuraciones de gnero en dos intelectuales de lites en un perodo de transformacin...

res de la lite, porque las mujeres eran ms


conservadoras que los hombres dado que
es ella la que predomina para dar fijeza y
estabilidad al hogar, pero tambin porque estaban mejor dotadas para recibir,
custodiar y transmitir el legado de los antepasados desde esa condicin replegada e
imperturbada. Segn entenda, la maternidad, la ms trascendental funcin femenina, determinaba en las mujeres una aptitud
muy eficaz e intensa para transmitir de una
generacin a otra la suma de recuerdos, de
imgenes, de costumbres, de sentimientos
y de ideales que constituan la trama ntima
de una tradicin, que serva para mantener y comunicar el espritu y el valor social
del grupo selecto y director que hizo la patria. Es decir, las mujeres, en tanto madres
estaban apartadas, sin que ello signifique
una ausencia, sino que ocupaban un lugar
preservado, sostenido fundamentalmente por la religin, que serva de garante a
la estabilidad y el orden (Rosolato, 2004).
Cumpliendo con ese rol, las mujeres eran
concebidas como el refugio tranquilo al
que volvan los varones para recuperarse de
los desgastes de la accin y la exposicin
pblica. Y all, en la intimidad que ellas saban (y deban) preservar eran las encargadas de reproducir las glorias del pasado y
transformarlas en ejemplos (y mandatos)
para las nuevas generaciones.
Ibarguren no slo reflexionaba tericamente sobre esto, sino que sus propios recuerdos lo ubican escuchando los relatos
de su abuela Casiana, aprendiendo que la
Patria era producto de la construccin heroica de los hombres de su familia y que
esa herencia deba ser sostenida para que l
mismo pudiera gozar de los mismos privilegios y honores[4]. Como puede suponerse,
esta concepcin de lo femenino no dejaba
lugar para el desarrollo intelectual de las
mujeres y mucho menos para el recono[4] Carlos Ibarguren: La Historia que he vivido

cimiento de una posible carrera cultural.


Ibarguren, como tantos hombres de su
tiempo, expresaba conceptos de masculinidad y feminidad de neto corte tradicional
y, con esos conceptos organizadores participaba de la constitucin del sistema social tanto como de las diferentes formas de
subjetividad e intersubjetividad social. De
ese modo, reproduca y recreaba la dominacin patriarcal no slo en el campo de
las prcticas, sino que tambin en la elaboracin de representaciones e imaginarios
sociales, subjetividades e identidades (tanto masculinas como femeninas) con los
que interpretaba y se auto interpretaba- la
divisin social, los valores y el deber ser.
Ibarguren no hace referencia a las mujeres peronistas, ni escribe sobre Eva, sin
embargo, el anlisis que realiz sobre Encarnacin Ezcurra, mujer de Juan Manuel
de Rosas puede darnos alguna pista de su
pensamiento. Encarnacin Ezcurra aparece
como poco femenina, no ligada emocionalmente a Rosas, sino en un pacto de poder y como complemento a la perfeccin.
B) Victoria Ocampo: el ideario liberal y la mujer
como guardiana de la memoria y el linaje

Ramona Victoria Epifana Rufina Ocampo naci en Buenos Aires en 1890 en el


seno de la familia Ocampo-Aguirre. Fue
la mayor[5] de las seis hijas del matrimonio
entre Manuel Ocampo y Ramona Aguirre.
Vivi en el marco de una familia patricia
acaudalada de la alta sociedad portea
contando con una fortuna considerable.
Su labor cultural estuvo fuertemente
enraizada en el objetivo de mantener el
buen nombre y honor de su familia, frente
a la presencia de los considerados por sta
como portadores de una cultura masificada, masticada, adjetivos que como nos recuerda Barthes son las puertas del lenguaje
[5] Victoria fue la primognita nacida en 1890, le siguieron Anglica en 1891, Pancha en 1894, Rosa en 1896, Clara en 1898 y
Silvina en 1903.

409

Olga Echeverra y Mara Soledad Gonzlez

donde lo ideolgico y lo imaginario penetran (Barthes, 2014, p. 21). Esta intelectual


dedic su vida a la escritura autobiogrfica
y testimonial, con una clara intencionalidad de posicionarse en el centro de la escena y del poder. Victoria era claramente
quien se consideraba la encargada de darle
continuidad a su linaje y de sostener la memoria de su familia ms all de las ruinas
del tiempo. El rol que Victoria le asign a
su familia es claramente relevante, tal es as
que sta inclusive le dio una extensin geogrfica. En sus recuerdos, sus antepasados
se perfilan ocupando grandes extensiones
territoriales e incluso el nombre de las calles. De norte a sur, desde Crdoba, San
Luis, La Rioja, hasta Buenos Aires. Desde
Pergamino, donde su abuelo paterno tena su campo, hasta las estancias a orillas
del Salado, donde veraneaba su madre,
ya que eran de los Aguirre y de los Senz
Valiente[6]. Los nombres de las calles tambin se relacionan con los lugares sociales:
Florida, Viamonte, Tucumn, Lavalle, eran
patrimonio de los Ocampo. Mxico, Suipacha, Bolivar eran los barrios de su madre[7].
Todas estas referencias se relacionan con
familias en riesgo de desaparecer que han
dado todo al pas, segn palabras de Victoria. La historia de su familia es la historia
de nuestro pas, y tambin su geografa.
Ahora bien, la patria se construy segn
la perspectiva de Victoria con hombres y a
partir de hombres. La nica mujer que viene a ubicarse en el panten de sus hroes
precursores es, salvo su madre, ella misma.
As como en Ibarguren la concepcin de lo
femenino no dejaba lugar para la carrera intelectual ni para el desarrollo en el mbito
de la cultura, podramos decir que el caso
de Victoria es un corrimiento. Pero si nos
detenemos en la apreciacin sobre la mis[6] Victoria Ocampo, Autobiografa I El Archipielago, Ediciones de
la Revista Sur, 1979, p 12.
[7] Ibd., p 13

410

ma, vemos que en realidad, sta marca una


continuidad ya que su lugar en el plano de
la cultura es el de difusora y mecenas y en lo
referido a las labores intelectuales, su rol es
el de ser guardiana de su linaje. De manera
que ms que ruptura, es un lugar aceptable para una mujer de su condicin que en
todo caso si realiza un corrimiento es mnimo y es tambin el que le permite su clase.
Es al fin y al cabo un lugar de pertenencia
permitido. Podramos decir que es Victoria
la que se erige en patriarca, recordemos que
las hermanas Ocampo eran todas mujeres y
que Victoria era la primognita.
Por su parte, la presencia de mujeres
en el discurso de Victoria Ocampo es casi
inexistente, su mundo es un mundo de
hombres, salvo por las menciones a su madre, tas abuelas y hermanas, el resto de las
mujeres que aparecen en su escritura autobiogrfica y testimonial son grandes mujeres, pero son muy pocas. La mujer ms
relevante en su Autobiografa, adems de la
reina Victoria, es ella. Lo que s es notorio es
la presencia de los hombres en su escritura.
En el caso de su familia, el lugar reservado
a su padre, abuelo y bisabuelo es considerable. Con respecto al mundo intelectual,
tanto en las primeras pginas de sus Autobiografas como en la de sus Testimonios,
el hombre en cuestin es Ortega y Gasset.
El campo intelectual argentino tambin le
dara su lugar en el podio a este intelectual
que sostuvo la teora elitista de la democracia, y que repudi abiertamente el reinado de las masas. No es casual que Victoria
omita discursivamente a los sectores populares. Tanto en caso de sus familiares como
en el de Ortega, los escritos son acompaados no casualmente con imgenes de los
paters familia e intelectuales.
Por su parte, en sus Testimonios slo al
final hay un apartado denominado Mujeres donde aparecen slo algunas consideradas por Victoria destacadas como Coco
Chanel y Susan Sontag. En el caso de Sur,

Las configuraciones de gnero en dos intelectuales de lites en un perodo de transformacin...

slo en 1971 destin un nmero especial


a la mujer, cuya encuesta central es realizada a un crculo cerrado de mujeres. Los
trabajos clsicos sobre Victoria Ocampo la
han posicionado como una luchadora por
los derechos de la mujer. Sin embargo, esta
visin es, segn nuestra interpretacin, una
construccin ideada por estos abordajes.
La participacin en torno a la lucha de las
mujeres se reduce a la dcada del treinta
como presidenta de la UMA, la cual fue
breve por su enemistad con el resto de las
mujeres que integraban las filas de esta
asociacin. Con respecto a las conductas
consideradas por sus bigrafos como disruptivas, como por ejemplo las referidas
a su vida sexual, es necesario sealar que
no deja de ser un lugar permitido para una
mujer de su clase. El concepto de feminidad en Victoria Ocampo est atado a un
mundo de hombres relevantes, donde Victoria es la ms distinguida de las mujeres.

Conclusin
Los conceptos de masculinidad/feminidad que los contena y posicionaba implicaban una categora socio cultural y psquica
profunda, de carcter civilizacional y no slo
una estructuracin social. La masculinidad
pretendida abarcaba tanto criterios de hidalgua y honor como pautas de comportamiento cotidiano. En esta cosmovisin, los
hombres no eran tales por el slo hecho de
madurar, sino por adquirir diversas cualidades y destrezas viriles. Si bien los hombres
constituan el sexo sin restricciones, deban atenerse a ciertos cdigos y conductas
que reafirmaran su masculinidad.
Con respecto a la feminidad, el rol de
las mujeres termina atado a ser las guardianas de la memoria y las continuadoras
de su linaje. El concepto de feminidad est
relacionado a un mundo que indudablemente es de hombres y en el que los gne-

ros son mutuamente excluyentes, ahistricos y naturales.


En los intelectuales que aqu interesan,
sus perspectivas estuvieron ms marcadas
por cuestiones de clase que de gnero. Ambos pertenecan a los sectores de las lites
que se consideraban ms distinguidas y
buscaban mostrar la dignidad de sus ancestros, y, de all, la suya propia, a travs de
los vnculos familiares, sociales y amicales
con los personajes ms notables de la historia argentina. Establecan una reivindicacin de antigedad, reconocida sta como
valor, en tanto materia de aprendizajes,
maneras, costumbres legtimas, una adhesin inmediata, inscrita en lo ms profundo de los habitus, a los gustos y disgustos,
a las simpatas y a las antipatas que, ms
que las opiniones declaradas, constituyen
el fundamento inconsciente de la unidad
de una clase (Bourdie, 1988, p. 66-75).
El elogio a la antigedad serva para hacer limitado a quien no la posea (Atienza Hernndez, 1997, p. 41), por lo cual la
celebracin de los linajes era ms que una
estrategia de poder coyuntural, implicaba
la bsqueda de una hegemona atemporal,
al tiempo que instrumento para organizar a las familias en el entramado siempre
conflictivo de las lites y aun ms en las
relaciones interclasistas de un perodo de
transformaciones profundas. La reivindicacin del linaje era esencialmente patriarcal. Cultura, gnero y poder se conjugan en
las historias de los escritores Carlos Ibarguren y Victoria Ocampo. En un periodo
de cambios trascendentales para nuestro
pas donde las lites dominantes sentan el
miedo al desplazamiento de los lugares de
poder que estos crean naturales, la yuxtaposicin de stos con el posicionamiento
histrico y geogrfico marcan en un intrincado devenir, las complejas relaciones de
poder y las estrategias de dominacin de
una clase.

411

Olga Echeverra y Mara Soledad Gonzlez

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Las tramas espaciales de las redes de trata con fines de


explotacin sexual en Argentina en el perodo actual
Magdalena Moreno

Introduccin
Segn el Artculo N 3 de la Convencin de las Naciones Unidas contra la delincuencia organizada transnacional y sus
protocolos, ratificada por Argentina por la
Ley N 25.632/02,
(...) por trata de personas se entender la
captacin, el transporte, el traslado, la acogida o la recepcin de personas, recurriendo
a la amenaza o al uso de la fuerza u otras formas de coaccin, al rapto, al fraude, al engao, al abuso de poder o de una situacin de
vulnerabilidad o a la concesin o recepcin
de pagos o beneficios para obtener el consentimiento de una persona que tenga autoridad sobre otra, con fines de explotacin.
Esa explotacin incluir, como mnimo, la
explotacin de la prostitucin ajena u otras
formas de explotacin sexual, los trabajos o
servicios forzados, la esclavitud o las prcticas anlogas a la esclavitud, la servidumbre
o la extraccin de rganos (...).

Las redes de trata con fines de explotacin sexual constituyen unas de las formas
ms extremas de la violencia de gnero, entendida sta como las violencias[1] que se
ejercen sobre las mujeres y las identidades
de diversidad sexual[2]. Por esto, para poder
estudiar dichas redes es esencial entender
el rol estructurador que juega el gnero en
el desarrollo de las mismas: son las relaciones de gnero patriarcales las que permiten el sometimiento de mujeres y nias
para transformarlas de sujetos con agencia
[1] Se habla de las violencias, en plural, porque existen diversos
modos de ejercerse, ya sea fsica, psicolgica, econmica, verbal,
meditica o sexualmente, entre otras.
[2] La violencia contra la mujer es cualquiera accin o conducta basada en su gnero, que cause muerte, dao o sufrimiento
fsico, sexual o psicolgico. Belm do Par (1994), citado en
Gamba (2009, p. 357).

a objetos de consumo, que pueden comercializarse. Adems, existen factores de diversa ndole que fomentan y posibilitan el
desarrollo de las redes de trata. Entre ellos,
interesa resaltar dos: los varones proxenetas y prostituyentes que, generalmente,
son invisibilizados-, y las polticas de ajuste
econmico que imponen los organismos
internacionales a diferentes pases de economas perifricas. Estas polticas afectan
particularmente a las mujeres, ya que este
grupo constituye el sector ms vulnerable
de la economa, al ocupar, generalmente,
los puestos de trabajo ms precarios. Al
encontrarse en esta situacin de vulnerabilidad, muchas mujeres pueden ser engaadas con mayor facilidad y ser vctimas de
las redes de trata.
El territorio cumple un rol fundamental en el negocio de la trata[3], que necesita
conformar una red espacial para su funcionamiento, incluyendo el traslado de las
personas reclutadas como paso esencial
para aislar a las vctimas de las posibles redes sociales y afectivas que pudieron haber
generado en sus lugares de origen. Dicho
traslado puede realizarse dentro o fuera
de los lmites de un pas, pero como indica
Dora Barrancos (2008, p. 162) en Amrica
Latina abunda sobre todo, el trfico interno, la captacin de miles de mujeres nativas que son explotadas por redes y alianzas
entre proxenetas y los poderes pblicos,
como es el caso de nuestro propio pas (..).

[3] A partir de aqu, cuando se refiera a trata se estar hablando de la que tiene como fin la explotacin sexual.

413

Magdalena Moreno

El estudio de la espacialidad de las redes


de trata con fines de explotacin sexual

Las redes de trata constituyen un fenmeno global que se materializa de una manera
particular en cada lugar, a partir de las prcticas espaciales de cada uno de los actores
que forman parte de las redes y de las configuraciones territoriales que stas adquieren.
Los proxenetas, los tratantes, los funcionarios pblicos, los prostituyentes y las mujeres explotadas sexualmente construyen un
espacio particular en relacin a la violencia de gnero que ejercen o a la que se ven
sometidas y a la percepcin que tienen de
dicho espacio:
los lugares en los cuales algunos sujetos ejercen la violencia, o la han ejercido en otros
tiempos, se tien con esa violencia ejercida,
constituyendo una memoria del lugar. La violencia configura el lugar a travs de la memoria espacial. Desde la perspectiva del sujeto
que la ejerce, la violencia siempre adquiere
el sentido de ejercicio de cierto control, ya
sea del lugar, de los otros, o de los otros en
el lugar. Para quien ejerce la violencia, el lugar se impregna de la violencia ejercida, as
la violencia ejercida se hace parte del lugar.
Al mismo tiempo, esa violencia (como prctica y motricidad) tambin se corporiza en
el sujeto. Nuevamente, el cuerpo y el espacio
resultan indisociables (Lindn, 2009, p. 6).

Partiendo de lo anterior, en el proyecto de investigacin se busca estudiar las


redes de trata desde la Geografa ya que,
as como los estudios feministas visibilizan
problemticas naturalizadas por el patriarcado, se sostiene que, con otras particularidades, los anlisis territoriales tambin
sacan a la luz lgicas que parecen subterrneas, mostrando lo que est oculto, lo que
no se dice de los espacios: si aparecemos,
debe vrsenos, lo que significa que nuestros
cuerpos deben ser vistos y que nuestros sonidos vocalizados deben ser escuchados:
el cuerpo debe entrar en el campo visual y
audible. (Butler, 2010, p. 9).
Resulta fundamental explicitar desde
qu lugar nace este proyecto de investiga414

cin: en trminos locacionales, se encuentra situado desde un lugar central (Buenos Aires) de un pas capitalista perifrico
(Argentina); en trminos terico-polticos,
parto desde un posicionamiento feminista
y geogrfico. A su vez, la investigacin se
desarrolla desde la condicin e identidad
de gnero mujer, que implica, necesariamente, estar atravesada por las lgicas del
sistema patriarcal.

Los objetivos de la investigacin


El objetivo general de la investigacin
es analizar, para el perodo 2003-2015, las
caractersticas espaciales de las redes de
trata con fines de explotacin sexual en Argentina y estudiar las prcticas espaciales
de los actores que conforman dichas redes,
enmarcndolas en la normativa vigente.
Como objetivos especficos se busca
describir las redes de trata con fines de
explotacin sexual en su dimensin espacial, as como dar cuenta de algunas de
sus caractersticas sociales, demogrficas
y econmicas. Tambin se quiere estudiar
las prcticas espaciales de los actores que
conforman las redes (captador, reclutador, transportista, regenteador, proxeneta,
prostituyente y las mujeres tratadas). A su
vez, se propone indagar en las formas de
produccin y reproduccin de los lugares
especficos donde se desarrollan las redes,
por parte de los actores involucrados.

Las

redes geogrficas de trata de personas en Argentina

Para conocer el estado actual de las redes de trata de personas, se ha estudiado


el Informe sobre la trata de personas de la
Oficina para el Monitoreo y Combate de
la Trata de Personas del Departamento de
Estado de Estados Unidos, del ao 2012.
Tambin se ha revisado el informe de 2014
sobre la trata sexual en Argentina, aproximaciones para un anlisis de la dinmica
del delito de la UFASE (Unidad Fiscal de

Las tramas espaciales de las redes de trata con fines de explotacin sexual en Argentina en...

Asistencia en Secuestros Extorsivos y Trata


de Personas del Ministerio Pblico Fiscal
de Argentina).
Es necesario destacar que el ltimo documento oficial en castellano de las Naciones Unidas sobre esta problemtica es del
ao 2004, por lo que no fue considerado
en este proyecto. Por su parte, el Programa
nacional de rescate y acompaamiento a
las personas damnificadas por el delito de
trata del Ministerio de Justicia y Derechos
Humanos de la Nacin, no ha publicado
informes que den cuenta de las dimensiones de las redes de trata de personas con
fines de explotacin sexual en Argentina.
Segn el Informe sobre la trata de personas
de la Oficina para el Monitoreo y Combate
de la Trata de Personas del Departamento
de Estado de Estados Unidos, Argentina es
un pas de origen, trnsito y destino de mujeres y nios y nias vctimas de la trata de
personas con fines de explotacin sexual.
Se afirma que muchas de las vctimas provienen de zonas rurales o de provincias del
norte del pas y son forzadas a ejercer la
prostitucin en centros urbanos o provincias del centro y sur de Argentina. Pero las
vctimas no provienen slo del interior del
pas sino que tambin lo hacen de pases
como Paraguay, Bolivia y Per y, en menor
medida, de Brasil y Repblica Dominicana.
Dicho informe tambin afirma que Argentina es un pas de trnsito para mujeres y
nias extranjeras vctimas de la trata con
fines de explotacin sexual en Chile, Brasil, Mxico y Europa Occidental. Se enuncia que el pas es emisor de mujeres y nias
para ser tratadas con fines de explotacin
sexual en otros pases. Es importante resaltar que este informe no brinda estadsticas que respalden las afirmaciones. Por su
parte, el documento de la UFASE analiza
los procesamientos dictados en los juzgados federales que fueron informados a la
Unidad, entre abril de 2008 y abril de 2011
inclusive. Para el estudio se realiz un rele-

vamiento de casos de trata con fines de explotacin sexual en las provincias de Santa
Fe, Tucumn y Misiones[4]; un relevamiento
de los medios grficos de tirada nacional
sobre la problemtica y entrevistas con los
y las funcionarias a cargo de las distintas
fuerzas de seguridad nacionales y provinciales (Policial Federal, Gendarmera, Interpol, Prefectura).
A partir de los datos construidos con el
trabajo realizado, el Informe de la UFASE
afirma que el 98% de las vctimas de los casos analizados son mujeres y, en su mayora, mayores de edad. Dentro de las menores encontradas en los casos, el grupo de 15
a 17 aos y argentinas constituye el grupo
mayoritario. A su vez, se afirma que existe
una preponderancia de la trata interna por
sobre la trata internacional. A excepcin
del caso de las mujeres dominicanas que
presenta sus particularidades, las vctimas
extranjeras circulan por pasos habilitados
(generalmente, Posadas) y con sus documentos. Su condicin de ilegalidad se constituye al no regularizar su situacin pasado
el perodo habilitado de permanencia como
turistas. La mayor cantidad de vctimas
presenta caractersticas comunes respecto
a sus condiciones de vida en el momento
previo a la captacin: son madres, con hijos
a cargo y graves problemas econmicos. Y
algunas presentan antecedentes de abuso
sexual y violencia familiar. En relacin a la
modalidad de captacin, el Informe afirma
que de los tres tipos existentes, Argentina
se caracteriza, segn los casos judicializados, por presentar un tipo de trata blanda.
La trata dura casi no se registra en el pas,
mientras que existen algunos casos de trata
a travs del enamoramiento de las vctimas por parte de los proxenetas, en menor
medida. En general, la captacin se realiza
[4] Se analizaron 16 casos en Misiones (8 fueron sentencias o actas por juicio abreviado), 3 casos en Santa Fe (2 procesamientos
y 1 sentencia) y un slo caso en Tucumn con procesamiento.

415

Magdalena Moreno

de manera presencial y en ciudades menores a los 70.000 habitantes, siendo los captadores conocidos en el momento mismo y
no con anterioridad.
La modalidad de traslado encontrada
en los casos analizados es la que se realiza
por medio de transporte pblico, generalmente colectivos con complicidad de los
choferes que realizan paradas no marcadas
en su recorrido, o en autos, para llegar al
lugar de la explotacin. La mayora de las
vctimas viaja con los tratantes y, en menor medida pero de manera creciente, se
trasladan solas. Los espacios pblicos habilitados (whiskeras, pubs y pools) predominan por sobre los privados como lugares
de explotacin. Los allanamientos realizados que dieron lugar a los casos estudiados
se realizaron en ciudades pequeas donde
son fcilmente reconocibles e identificables, no as en las grandes ciudades (donde
puede haber ms lugares de explotacin
privados). Las principales formas de sometimiento en la fase de explotacin son la
afectacin a la autonoma econmica (retencin de salarios y contraccin de deuda
econmica), amenazas y violencia psquica, violencia fsica y restriccin de la libertad ambulatoria. Sin embargo, en muchos
casos las vctimas tienen sus documentos y
pueden salir del lugar de explotacin.
Los explotadores, segn el perfil de los
imputados, son hombres y mujeres (stas,
seguramente, anteriormente tratadas) de
nacionalidad argentina. La mayora de los
explotadores y administradores son varones, mientras que la captacin y recepcin
la realizan tanto hombres como mujeres.
Generalmente, quienes cumplen estas tareas son personas sin profesin y con empleos precarios. Aunque tambin se registr personal de las fuerzas de seguridad
implicados, no fueron investigados.
Segn la UFASE, las rutas internacionales de la trata se originan en Paraguay y tienen como destino la Argentina. Por su par416

te, la internas se desplazan desde el noreste


y centro de Argentina con destino a Buenos
Aires, como centro principal de explotacin. Las redes de trata en Argentina, segn
los datos analizados, cuentan con estructuras precarias por sobre organizaciones criminales complejas en sentido clsico. Son
redes no profesionalizadas, poco estructuradas, sin una organizacin jerrquica, con
poca diferenciacin interna de roles (no
presentan un entramado celular), muchas
veces de carcter familiar, y sin autonoma
organizativa y operacional respecto del Estado. Adems, son redes que no estn dedicadas exclusivamente a la trata de personas
con fines de explotacin sexual, sino que las
organizaciones comercian con mujeres tratadas, explotadas y en situacin de prostitucin, pero no se encontr vinculacin con
los delitos de drogas y armas. Sin embargo,
a pesar de su armado artesanal, las redes
tienen una alta rentabilidad por los bajos
niveles de inversin.

La investigacin de las redes de trata en


las Ciencias Sociales
La investigacin en curso busca brindar
aportes tericos en un doble sentido: a las
Ciencias Sociales en general y a la Geografa en particular. Con respecto a las primeras, se propone incorporar una perspectiva geogrfica que permita desentraar las
lgicas espaciales especficas de los lugares
en relacin al tema. Adems, se quieren visibilizar las relaciones espaciales de las redes de trata, que no suelen estar presentes
en los anlisis antropolgicos, sociolgicos, jurdicos e histricos con el recorrido
terico propio de la disciplina geogrfica.
A partir de las lecturas bibliogrficas
realizadas, se han encontrado investigaciones que no resultan del todo exhaustivas
en la perspectiva espacial sobre el objeto
de estudio. Si bien existen anlisis desde diversos campos sobre la temtica planteada, no se hallaron desarrollos profundos

Las tramas espaciales de las redes de trata con fines de explotacin sexual en Argentina en...

centrados en el rol que cumple el territorio


en las lgicas de dichas redes. Por ejemplo,
pueden encontrarse trabajos como el de
Leticia Sabsay (2011) sobre el espacio urbano y el ejercicio de la prostitucin pero,
an cuando se menciona la importancia de
la espacialidad en la problemtica, sta no
se aborda como un eje especfico.
En relacin al aporte que se quiere hacer
a la ciencia geogrfica, se considera fundamental incorporar un tema de relevancia
social y poltica que no fue trabajado en el
campo con la profundidad que requiere,
incluso desde las geografas feministas o de
gnero[5]. Es importante poner en evidencia las relaciones de gnero y, por tanto,
de poder, que se construyen en y desde el
espacio. En este sentido, interesa mostrar
la construccin heteronormativa de los territorios y espacios para generar una apropiacin de los espacios invisibilizados, por
parte de los y las[6] habitantes de los espacios urbanos, como parte del ejercicio del
derecho a la ciudad[7].
Por otra parte, puede pensarse que en las
[5] Se ha definido la geografa del gnero como aquella que para
el estudio de la sociedad y del entorno toma en consideracin de
forma explcita la estructura de gnero de la sociedad (WGSG,
1984, p. 21), es decir aquella que examina las formas en que los
procesos socio-econmicos, polticos y ambientales crean, reproducen y transforman no slo los lugares donde vivimos sino tambin las relaciones sociales entre los hombres y mujeres que all
viven y tambin, a su vez, estudia cmo las relaciones de gnero
tienen un impacto en dichos procesos y en sus manifestaciones en
el espacio y en el entorno (Little et al, 1988, p. 2). Asimismo, se
ha definido la geografa feminista como aquella que incorpora
las aportaciones tericas del feminismo a la explicacin e interpretacin de los hechos geogrficos (Sabat et al., 1995, p.16).
As pues la geografa feminista incorpora los principios bsicos
del feminismo (en cuanto a teora social) (Pratt, 1992) del mismo
modo que gegrafos radicales incorporaban las ideas bsicas del
marxismo aun cuando no siempre se considerasen marxistas de
forma explcita. (Garca Ramn, 1998, p. 105).
[6] Puede pensarse que utilizando las palabras el hombre se
refiere a las sociedades, incluyendo todas las identidades sexuales. Sin embargo, no suele ser as y en este caso se ha empleado
a propsito el trmino para poder reflexionar sobre l: existe una
invisibilidad sistemtica en el lenguaje universal de los derechos
[que] es una de las formas de violencia afectadas por el gnero,
no slo el femenino, sino muchas identidades y sexualidades que
permanecen sin nombre en el derecho y as resultan subsumidas
por la subjetividad hegemnica. (Maffa, 2013, p. 1).
[7] Segn David Harvey (2008), el derecho a la ciudad es mucho ms que la libertad individual de acceder a los recursos ur-

ltimas dcadas se asiste a un proceso de


regreso al sujeto que otorga al mismo una
relevancia mayor en los anlisis sociales.
Adems, actualmente, la tendencia en las
Ciencias Sociales ha sido la de volver la atencin a la corporalidad, en tanto construccin social (Dhers, 2011, p. 63). Sin embargo, no se han encontrado estudios que
privilegien la relacin entre la corporalidad
y la percepcin del espacio para los casos
de las personas vctimas de las redes de trata con fines de explotacin sexual. Por esto,
resulta fundamental aportar una mirada espacial a los estudios sociales realizados, haciendo hincapi en la escala corporal.
El recorrido realizado permite mostrar
que podra existir un rea de doble vacancia: en relacin al estudio de las redes de
trata con fines de explotacin sexual desde
la Geografa del gnero latinoamericana y,
por otra parte, la falta de perspectiva espacial sobre el abordaje de las redes de trata.

Conclusin
Para terminar, y a partir de lo expuesto anteriormente, surgen algunas primeras
preguntas -que funcionan a modo de hiptesis en la investigacin- acerca de cmo
es el proceso de localizacin de las redes
de trata globales. Por ejemplo: cules son
los fijos -su entidad material- y sus flujos?
Cmo gestionan los actores el territorio
en el que se localizan? Cmo es la fluidez
de esos flujos? De qu manera se responde al requerimiento global de mayor fluidez? Cules son las lgicas de las grandes
ciudades que posibilitan su constitucin
como centros de explotacin? Cmo se
construyen y crean las ciudades en funcin de esta particularidad? Cules son
las prcticas espaciales de los actores que
banos: se trata del derecho a cambiarnos a nosotros mismos
cambiando la ciudad. (p. 23). Una de las formas en las que se
expresara la posibilidad de ejercer este derecho es a travs de
la gestin democrtica del uso del excedente de capital que se
produce en las ciudades (p. 37).

417

Magdalena Moreno

componen las redes?


En trminos de relaciones sociales de
produccin y su naturalizacin, cabe preguntarse cmo son las relaciones de esclavitud mediadas por las relaciones de gnero de los espacios sociales de las redes de
trata con fines de explotacin sexual. Qu
sucede con la circulacin del dinero que
ellas generan? Cules son las diferentes dinmicas que por su reiteracin naturalizan
las situaciones de trata?
Centrndose en las vctimas de estas redes, cmo se las nombra? Cmo lo hacen
los tratantes? Qu rol juega la reiteracin
en el acto de nombrar en la construccin
de la identidad? O expresado de otra manera, cul es la identidad creada en las
mujeres tratadas luego de las repeticiones
de ubicarlas en ese lugar por parte de varios actores? Qu sucede con las mujeres
que no resisten a la explotacin y fallecen?
Adnde estn esos cuerpos? En relacin
a la percepcin de los espacios (pblicos y
privados) de quienes fueron y son vctimas
de las redes de trata con fines de explotacin sexual: cmo sienten y piensan el
espacio pblico aquellas mujeres vctimas
luego de la destruccin psquica y fsica

que vivieron? Qu mirada tienen sobre el


espacio luego del trastorno cognitivo que
genera tener el dominador (proxeneta) incorporado? Cmo es su experiencia en relacin al uso y apropiacin de los espacios
pblicos? Son stas las razones por las
cuales las mujeres esclavizadas o reducidas
a servidumbre sexual pueden caminar por
la calle an siendo tratada y no denunciar
su situacin? Cules son los procesos que
intervienen en el trastorno de la percepcin
del tiempo y el espacio subjetivo? De qu
manera recuperan su escala corporal?
En sntesis, a lo largo del trabajo se ha
buscado exponer los principales lineamientos del proyecto de investigacin que comienza a desarrollarse sobre las redes de
trata con fines de explotacin sexual en Argentina. Es importante destacar, para finalizar, que existe una responsabilidad tica
del estudio en tanto se busca dar cuenta
de las complejidades de las redes de trata,
mostrando sus diversas aristas y, al mismo
tiempo, se propone realizar una investigacin que, de manera fundamentada, aporte al enfrentamiento de la forma de esclavitud de las mujeres y nias ms extendida
en el siglo XXI.

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419

Masculinidades, produccin del espacio y el consumo de


paco por varones adolescentes residentes en la periferia de
Buenos Aires, Argentina
Heder Leandro Rocha

Introduccin
La produccin del espacio ocasionada
por los adolescentes varones y consumidores de PBC/paco (pasta base de cocana),
residentes de las periferias pobres de la capital argentina, es la meta central de la presente investigacin. Los interrogantes que
se presentan y estructuran en el estudio,
tienen como antecedente la Tesis de Maestra (Rocha, 2013) desarrollada en Brasil.
La aproximacin a los adolescentes se
logra a travs de Organizaciones No Gubernamentales (ONG) vinculadas a la problemtica en el Gran Buenos Aires, como
por ejemplo, la institucin Madres contra
el Paco de Lomas de Zamora. Esa colaboracin constituye un punto central para el
acceso al grupo social objeto de la investigacin, dado que efectuar las entrevistas,
requiere establecer una relacin de confianza entre el sujeto que investiga y el sujeto investigado. Solamente as es posible conocer
las prcticas espaciales relacionadas al consumo de paco y la construccin de masculinidades en los grupos pertenecientes.
Linda McDowell (2000), al estudiar las
masculinidades en espacios industriales de
fines del siglo XX, sugiere que ser hombre
en aquellos espacios no es la misma cosa
que ser hombre en otros espacios, eso porque los papeles de gnero son construcciones enraizadas en las vivencias espaciales
y temporales del sujeto. La lectura de esa
gegrafa y el trabajo desarrollado en la tesis
de maestra, despert el inters por conocer otras masculinidades latinoamericanas
y el desarrollo de otros cuestionamientos

que ahora orientan el presente estudio.


La unidad espacial de anlisis surge de
la atencin desprendida por Argentina y
Brasil en los organismos internacionales
como la Organizacin de las Naciones Unidas (ONU) y la Organizacin de los Estados Americanos (OEA), en relacin al gran
crecimiento del consumo de drogas entre
nios y adolescentes en la ltima decena de
aos, asociada con la situacin de vulnerabilidad vivida por este grupo social.

Produccin
PBC/paco

del espacio y consumo de

La Oficina de Naciones Unidas contra


las Drogas y Crmenes (UNODC), identific
para el 2010, cerca de 230 millones de personas en el mundo que consumieron alguna droga no lcita, lo que representa cerca
de 5 % de la poblacin mundial con edad
entre los 15 y los 64 aos. En Latinoamrica
y el Caribe, la Relatora Mundial de Drogas
realizada por la ONU en 2013, mostr que
la participacin en el mercado global de
consumo de cocana y derivados, aument
de 15 % en 2004/2005 al 21 % en 2011.
La Organizacin de los Estados Americanos (OEA), en su publicacin del ao
2013 titulada El problema de las drogas
en las Amricas, mostr que durante los
ltimos diez aos, el consumo de pasta
base de cocana (paco) aument en pases
como Argentina, Chile y Uruguay.
Adems, el estudio se refiere a las cualidades altamente adictivas del paco, por lo
que una gran parte de los consumidores necesita de tratamiento para salir de ella. Con
421

Heder Leandro Rocha

este estudio, la OEA reconoce que las formas fumables de la cocana constituyen un
gran problema para la salud pblica en muchos pases de Latinoamrica, como Argentina, Brasil, Chile y Uruguay, destacando la
vulnerabilidad de los grupos marginados.
El escenario presentado por esas instituciones internacionales seala la responsabilidad que deben asumir pases como
Brasil y Argentina en el desarrollo de polticas pblicas dirigidas al combate del
consumo de derivados de pasta base de
cocana, y tambin para el tratamiento de
nios y adolescentes consumidores de esta
droga. En el estudio La problemtica del
consumo de sustancias psicoactivas del
Observatorio Argentino de Drogas (OAD),
realizado en 2005, gran cantidad de nios
y adolescentes hurfanos y de familias en
situacin de calle en los centros urbanos,
es reconocida como uno de los problemas
ms urgentes del pas. En este estudio, el
gobierno argentino reconoce que nios y
adolescentes son uno de los grupos ms
afectados por los procesos de ajuste econmico y empobrecimiento.
Castilla y Lorenzo (2013), en el estudio
llamado Consumo de pasta base/paco,
prcticas de rescate y religiosidad pentecostal, sugieren que las reformas polticas
y econmicas neoliberales aplicadas en las
ltimas dcadas en la Argentina, corresponden temporalmente con el aumento de
la pobreza, la marginalizacin y el desempleo. Esa situacin, aliada con la precarizacin de los sistemas pblicos -como la
salud, fue catastrfica para los sectores
ms vulnerables y marginados de la sociedad argentina. Uno de los primeros fenmenos observados en esta coyuntura fue el
rpido crecimiento del consumo de paco
en la rea Metropolitana de Buenos Aires
(AMBA), conforme destaca Epele (2010).
Por un lado ocurre la expansin del consumo de paco en contextos de pobreza y
marginalizacin social despus de la crisis
422

de 2001 (OAD, 2007), y por otro lado, se


da la expansin del consumo de paco en las
periferias de Buenos Aires, desencadenando
un gran problema social debido a la rpida
precarizacin de la salud de los usuarios y
el crecimiento de las muertes relacionadas,
como denuncian Castilla y Lorenzo (2013).
En el anuario de la CEPAL llamado Panorama Social de Amrica Latina 2013, se
observa que esta situacin de crisis econmica sufri varias alteraciones desde 2005.
Si en aquel ao se registr en Argentina
una tasa de pobreza del 30,6 % y de indigencia del 11,9 % para la poblacin urbana, en 2012 esas tasas cayeron al 4,3 % y
1,7 %, respectivamente. Castilla y Lorenzo
(2013) sugieren que a pesar de las mejoras
en los indicadores econmicos nacionales,
estos mismos indicadores se cristalizaran
en mapas de la desigualdad y la fragmentacin social en la AMBA. Adems, datos del
Observatorio Argentino de Drogas (OAD,
2011) denuncian que para el perodo de
2001 hasta 2011, el consumo de paco en
el grupo de edad de 13 hasta 17 aos creci un 120 %, la cocana llego al aumento
de 300 % y el xtasis al 1200 %.
En 2011 la Secretara de Programacin
para la Prevencin de la Drogadiccin y la
Lucha contra el Narcotrfico (SEDRONAR), elabor un informe sobre el consumo de sustancias psicoactivas en la Argentina entre los aos 2004 y 2010. El recorte de
edad fue de 16 hasta 65 aos y los resultados son categricos al afirmar que seguramente existen sectores poblacionales donde el consumo de paco es dominante. Las
dos conclusiones ms fuertes reveladas por
el estudio fueron: a) El paco es la sustancia con la mayor percepcin de riesgo relacionada a su uso; y, b) Los hombres de 16
hasta 24 aos constituyen el grupo social
de mayor vulnerabilidad, porque estn ms
expuestos a la oferta directa y tienen una facilidad de acceso ms grande. Comprender
como se establece la vulnerabilidad es una

Masculinidades, produccin del espacio y el consumo de paco por varones adolescentes...

de las cuestiones presentes en este estudio.


El debate sobre edad, masculinidad y
violencia es un desafo para las Ciencias Sociales en Latinoamrica. En Brasil, algunos
trabajos muestran una lnea muy fina entre
actor y vctima de la violencia (Chimin Junior, 2009 y Rossi, 2010). Como usuarios
de drogas (vctima), el sujeto tiene derecho
a medidas proyectivas, pero la dependencia qumica puede transformar a nios y
adolescentes en actores de violencia (actos
delictivos), y esos pasan a ser penalizados
no por las motivaciones del acto, sino por
el acto en s mismo.
El uso de drogas como el paco surge de
una complejidad de relaciones que traducen una situacin de vulnerabilidad vivida
en el cotidiano por innumerables nios y
adolescentes en las periferias de Latinoamrica. Por otro lado, estas mismas relaciones
pueden sacar a los sujetos de una posicin
de vctima, cuando ellos buscan el uso de
esas sustancias dentro de relaciones de poder ms especficas como sugieren Rocha
(2013) y Gomes (2014). Se evidencia que
el uso de crack en una ciudad mediana de
Brasil, muchas veces surge combinado por
la necesidad de obtener respeto dentro de
sus grupos de pertenencia. Esos estudios
tambin establecen que la violencia surge
fluida y relacionada a elementos de identidad que forman masculinidades complejas, su utilizacin es como una herramienta
para la obtencin de respecto junto a otros
grupos y tambin, como prctica en actos
delictivos como robos para poder sostener
el consumo. Un ejemplo en Argentina, puede ser tomado del estudio de OAD (2011),
donde 71,1 % de los adolescentes en conflicto con la ley, que fueron encuestados,
manifestaron que algn integrante de sus
grupos de amistades haban cometido algn delito. Esa tasa es de 45,7 % entre los
integrantes de sus familias.
Las tasas enunciadas evidencian los espacios de una mayor cotidianidad como la

casa y los barrios donde viven los adolescentes. Esos espacios estn fuertemente relacionados con el uso de drogas, y el cuerpo
aparece como una conquista o una afirmacin cotidiana. En esta coyuntura el cuerpo
gana otras interpretaciones, tal como destaca McDowel (1999) y ser, en este sentido,
es considerado como una prctica reiterada, repetida y desafiada todo el da (Butler,
2000) en sus grupos. As es que la idea de
masculinidad es entendida como un elemento importante que est presente en la
vida de los adolescentes y en las relaciones
que estos tienen con el espacio geogrfico.
Entonces comprender esas masculinidades
en Argentina es el desafo de este estudio.
El consumo de paco tiene una gran carga simblica, algunas veces positivas y en
otras negativas. Tambin, el estudio El
consumo de drogas como consumo cultural organizado por OAD en 2009, revela
que la estigmatizacin de los consumidores de paco no est relacionada solamente al consumo de drogas, sino al consumo
de las peores drogas, aquellas que tiene
que ver con la pobreza y la marginalidad.
En Argentina el paco es conocido como la
droga de los pobres y su consumo revela
una alteridad marginal, aquella de los villeros (SEDRONAR, 2009). El paco surge
como la sustancia catalizadora de todo el
mal asociado con las drogas y estigmatiza a
aquellos que la consumen como paqueros,
eso es lo que dificulta un poco ms la recuperacin de todos los vnculos sociales ya
destruidos. Como sugiere OAD, el consumo
de paco entre todas las drogas, es aquella
que no es tolerada y los paqueros surgen
como la parte ms expuesta de la vulnerabilidad social (OAD, 2011). Castilla y Lorenzo (2013) presentan un estudio de Mguez
(2007) que identifica a los adolescentes
que utilizan paco como aquellos que sufren
dos exclusiones. Por un lado, forman parte de un grupo excluido socialmente y por
otro, el consumo de paco los transforma en
423

Heder Leandro Rocha

personas que deben ser evitadas dentro de


sus propios grupos de amistad.

Propuesta metodolgica
La fuente de informacin ms importante de todo estudio son las entrevistas, que
se realizarn con los adolescentes que estn en tratamiento de recuperacin en las
ONGs. Las encuestas se aplicarn con un
guin estructurado y registradas en audio
para posterior transcripcin literal, preservando siempre la identidad de los sujetos.
Todas las respuestas de los sujetos estn
cargadas de simbolismo y representaciones
construidas en sus vivencias espaciales. La
organizacin de las respuestas sigue por la
creacin de categoras de anlisis del discurso, como sugiere la propuesta de Gomes
(1993) y son sistematizadas segn Bardin
(1977) en su obra A anlise do Discurso.
Esa metodologa ha sido complementada
en el mbito de GETE/UEPG en los ltimos
aos y se compone de 5 momentos prin-

cipales: a) entrevista; b) transcripcin; c)


organizacin de las respuestas en categoras discursivas; d) sistematizacin de las
evocaciones por categora discursiva; y, e)
delimitacin de las espacialidades relacionadas. Un ejemplo de aplicacin, es el siguiente, para el caso de Brasil (Figura 1):
La sistematizacin presentada es el marco metodolgico que posibilita una lectura
de los ejes temticos presentes en el discurso. Para hacer un almacenamiento de todas
las categoras de discurso se construye un
banco de datos (con la utilizacin de programas de procesamientos de datos como
la Base, del ApacheOpenOffice, por ejemplo), que nos proporciona un mayor control
sobre las categoras discursivas y nos permite construir mapas o redes de significados
discursivos que pueden expresar las relaciones espaciales y tambin las frecuencias con
que se producen. De esta manera en la Figura 2, se puede visualizar el producto obtenido de las entrevistas (Rocha, 2012).

Figura 1. Sistematizacin de las evocaciones por frecuencia y categoras discursivas. Brasil

424

Masculinidades, produccin del espacio y el consumo de paco por varones adolescentes...

Fuente: Rocha, 2012


Figura 2. Evocaciones relacionadas a la villa

Fuente: Rocha, 2012

Las entrevistas sern hechas con los adolescentes en instituciones de tratamiento.


Dos ONGs : Madres contra el paco y El
Palomar Internacin, son las que se incluirn en la primers etapa del relevamiento.
La investigacin se organizar en dos
ejes de desarrollo:
~~1. Se abordar el objetivo especfico
para: Mapear los perfiles de masculini-

dades de los adolescentes en la periferia


de Buenos Aires y persigue el sentido de
hacer un mapa de masculinidades desde
las categoras discursivas encontradas
en los discursos de los entrevistados.
La prctica de ser hombre se establece
con negociaciones entre los modelos hegemnicos de masculinidad y prcticas
cotidianas, como sostiene McDowell
425

Heder Leandro Rocha

(2000). As, ser hombre en el Gran Buenos Aires no es lo mismo que ser hombre en otros lugares, en otros partidos
que componen esa regin, o para los
adolescentes que utilizan paco.
En este escenario de vulnerabilidad, como
fue evidenciado en los datos del OAD, la
masculinidad para los adolescentes es constituida por los desafos y tensiones que surgen de conflictos entre grupos de territorios
prximos, como por ejemplo en las prcticas criminales. Comprender las performances de masculinidad es fundamental tambin para comprender cmo se establece
la vulnerabilidad entre los adolescentes de
sexo masculino al consumir paco, segundo
objetivo especfico de este trabajo, por lo
tanto, ser hombre es t relacionado con una
defensa de esa misma performance.
~~2. El segundo eje de desarrollo en
este estudio est definido por el tercer
objetivo especfico: Entender la lgica
espacial cotidiana de los adolescentes
del sexo masculino que utilizan paco,
para comprender el enclave de sus vivencias espaciales. El consumo de paco
lleva consigo algunas representaciones
sobre los lmites del uso de las drogas.
Consumo que nace de la vulnerabilidad
material vivida en las ciudades capitalistas por determinados grupos sociales y
que producen situaciones materiales de
marginalizacin, victimizacin y vulnerabilidad al consumo de drogas y a las
prcticas criminales por parte de esos

grupos. La posicin de victima puede


cambiar y ser subvertida en centralidad
frente a algunas prcticas espaciales especficas que pueden ser producidas por
los mismos adolescentes en sus grupos.
Toda esa relatividad presente en las relaciones de poder -es mapeada desde las
categoras discursivas, puede ayudar
en la comprensin de la lgica espacial
cotidiana de estos grupos. Comprender
estos ensamblajes es lo que busca el segundo eje de desarrollo.

Conclusin
La realizacin de este estudio surge en el
sentido del fortalecimiento de la Geografa
Latinoamricana, principalmente en el marco de los debates de la Geografa, Gnero y
Sexualidad, y como insumo para el desarrollo
de polticas pblicas direccionadas a la vulnerabilidad de grupos sociales marginados.
El escenario de vulnerabilidad social vivido por adolescentes frente a la criminalidad y al uso de drogas en Latinoamrica,
crea una necesidad de produccin cientfica
integrada, porque ese fenmeno, asociado
al trfico internacional de drogas es comn
entre varios pases, como es argumentado
por muchos organismos internacionales.
La produccin cientfica dirigida hacia la
comprensin de estos fenmenos espaciales puede ser utilizada como una manera de
respaldar la construccin de polticas pblicas integradas y que efectivamente cambien
la situacin que se atraviesa.

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427

Espacio, Violencia e Invisibilizacin


Waldemar Spinelli

1. Introduccin
La Geografa como ciencia del espacio
ha permanecido durante largos aos ajena
al estudio de los fenmenos espaciales relacionados con la sexualidad. Quiz esto se
explica por el supuesto que se manej desde los inicios de la institucionalizacin de
esta disciplina, que entenda al espacio bajo
la forma de un soporte neutro y asexual, un
escenario pasivo, y no como una dimensin
ms de lo social como si lo entendemos
en este trabajo, producido y productor de
todo tipo de relaciones y atravesado por un
sinnmero de dimensiones (polticas, culturales, econmicas, etc.).
En este artculo pretendemos, en un primer momento hacer un breve recorrido por
el trayecto que ha hecho la Geografa en el
estudio de la homosexualidad para contextualizar a la misma como objeto de estudio
geogrfico. Posteriormente pretendemos
hacer un breve anlisis sobre las principales
categoras que estructuraran este trabajo, a
saber: la comunidad gay, los espacios de inters gay, la (in)visibilidad gay y la violencia
como un factor presente constantemente en
estos espacios. Seguidamente abordaremos,
a la luz de estos conceptos, el caso particular de la poblacin masculina homosexual
en la ciudad de La Plata para entender en
profundidad su estado actual. Para esto
optamos por la aplicacin de metodologas
cualitativas, pues las mismas nos permiten
acercanos al objeto de estudio de manera
tal que quede en evidencia el sentido de las
acciones que estos sujetos plasman en el espacio, ms all del numero de casos. Y es
por ello que optamos por la tcnica de observacin, por considerarla la ms efectiva

y pertinente para este tipo de trabajo que


aborda un lugar tan delicado paras las personas, como es la sexualidad.

2. Desarrollo
2.1 El estudio
Geografa

de la homosexualidad desde la

La segunda mitad del siglo XX fue el


escenario de grandes transformaciones
del pensamiento occidental. Podemos,
por ejemplo, rastrear por esos aos profundas modificaciones socio-econmicas
o culturales, cambios en los paradigmas
de las ciencias del hombre, cambios en
los patrones de acumulacin del sistema
capitalista y en su estructura misma. Nos
enfocaremos en las transformaciones que
se dieron en el plano de lo cultural, pues
en ellas se explica la apertura y tolerancia
que se dio a nuevas prcticas que hasta
hace pocos aos atrs eran consideradas
inaceptables, entre ellas, la homosexualidad. Se comienzan a reconocer los derechos y la dignidad de las personas no
heterosexuales en la mayora de los pases
del mundo, aunque este fenmeno aun
hoy en da encuentra excepcionalidades,
en pases donde la homosexualidad es penada gravemente, incluso con la muerte.
De la mano del surgimiento de los movimientos activistas relacionados con la comunidad gay, se dio tambin en el mbito
acadmico, y desde distintas reas (sociologa, antropologa, economa, etc.), el surgimiento de una nueva corriente terica que
se aboca exclusivamente al estudio del fenmeno sexo-diversidad desde una perspectiva
reivindicativa, la denominada Queer Theory,
429

Waldemar Spinelli

y dentro de la misma a la Queer Geography.


Fernndez Salinas plantea que la literatura sobre esta temtica tard en aparecer
en la Geografa, para l los estudios que
relacionan el espacio geogrfico y la cultura homosexual son algo mas tardos que
los aparecidos en otras disciplinas (Fernndez Salinas, 2007, p. 242). El autor hace
un rastreo de los trabajos que abordan el
tema y logra establecer su origen sobre los
aos 70 del siglo XX, donde las publicaciones aparecan tmidamente para estudiar
el mundo de los primeros barrios y comunidades gay de Estados Unidos, posteriormente y con la expansin de estos espacios
a otros pases, el fenmeno cobr cierta relevancia, tal como lo muestra la bibliografa de los aos 80, bastante ms extensa,
hasta llegar a los aos 90 donde este tipo
de trabajos se generalizarn, sobre todo
en el mbito de los centros universitarios.
Finalmente inaugurando el siglo XXI, los
estudios ampliarn segn Salinas (2007)
los aspectos de anlisis de la poblacin homosexual, e incorporaron en sus investigaciones a nuevos actores, pues hasta ahora
el tema central a estudiar eran los varones
homosexuales, viendo surgir en esta poca
trabajos relacionados con las prcticas espaciales de lesbianas y transexuales.
Diversos trabajos dan cuenta de la relacin que existe entre la Geografa y la homosexualidad, Fernndez Salinas (2007)
intenta establecer ciertas reas temticas
trabajadas hasta la actualidad y describe
al menos cinco grandes grupos de estudio;
aquellos relacionados con la Geografa Social y Cultural y su estudio de las minoras,
el estudio de grupos de orientacin homosexual en el espacio urbano, especialmente
desde la perspectiva de la generacin de barrios gay, y lo que el autor plantea como el
comunitarismo, el anlisis de la perspectiva
econmica (pink economy), es decir, la relacin entre la comunidad gay y los servicios
especficos que puedan surgir producto de
430

la demanda de estas poblaciones; el estudio de la incidencia del VIH-Sida y estudios


relacionados con la geografa histrica de la
homosexualidad, aunque los estudios ms
antiguos datan de bien entrado en siglo XX.
El hilo conductor de todas estas lneas
de investigacin planteadas, es la cuestin
de la visibilizacin y la reivindicacin de los
homosexuales como sujetos de derecho.
2.2 Conceptos bsicos
Desde la perspectiva feminista, la Geografa, al igual que otras ciencias, ha descuidado el rol del gnero en el espacio,
desde la institucionalizacin acadmica
de la geografa, el espacio fue siempre considerado como un soporte neutro, homogneo y asexuado (Garca Ramn, 2008,
p. 15); y no considera al gnero una variable que, junto con otras, fuera capaz de explicar los desequilibrios en el territorio y la
reduccin/perpetuacin de los mismos en
las sociedades (Cutilla Orgils, 2010, p. 1).
La Geografa que se encarga del estudio
del gnero, es aquella que
examina las formas en que los procesos
socioeconmicos, polticos y ambientales
crean, producen y transforman, no solo los
lugares donde vivimos, sino tambin las relaciones sociales entre los hombres y las mujeres que viven all y, a la vez, tambin estudia
como las relaciones de gnero afectan a estos aspectos y sus manifestaciones en el espacio y el medio (Garca Ramn, 1998, p. 2).

Es interesante sumar lo dicho por Culla


y Prieto (2009), quienes consideran que en
la actualidad, esta geografa no ha de ser
cultivada solamente por mujeres aunque
haya sido as en su etapa inicial.
Muy por el contrario de lo que muchos
creen, el termino heterosexual es creado
posteriormente al de homosexualidad para
poder diferenciar una cosa de la otra. La homosexualidad es la atraccin de una persona hacia otras personas de su propio sexo.
A pesar de las numerosas continuidades
con formas ancestrales en el mbito de la

Espacio, Violencia e Invisibilizacin

sexualidad, es innegable que al menos en


el mundo occidental, las transformaciones
que sufri el mundo rural y campesino, luego de la revolucin industrial y sus efectos
de industrializacin y consecuente urbanizacin, gener ciertas mutaciones en lo
que se ha de definir aqu como sistemas
de gneros, vigentes desde el comienzo de
la modernidad: distintos tipos de personas,
poblaciones, la estratificacin de gusto y
los conflictos polticos-sexuales son nuevas
manifestaciones de este sistema de gnero o sistema sexual en palabras de Rubn (1989, p. 25). Para la autora:
La homosexualidad es el mejor ejemplo de
este proceso de estratificacin ertica. La
conducta homosexual ha estado siempre
presente entre los humanos, pero en las diferentes sociedades y pocas ha sido recompensada o castigada, buscada o prohibida,
experiencia temporal o de toda la vida (Rubn, 1989, p. 25).

El binarismo heterosexualidad/homosexualidad es una produccin homofbica,


el primer trmino est libre de pre-conceptos, mientras que el segundo no. La homosexualidad es una realidad social, pero no
natural, el homosexual es definido por
negacin y oposicin como todo lo que
el heterosexual no es; es una identidad sin
esencia (Culla y Prieto, 2009, p. 416). La
identidad homosexual puede constituirse,
no por lo que es, sino por el lugar que ocupa y el modo en que opera y es all, donde
el papel de la reivindicacin, es decir, la lucha por la propia identidad cobra un sentido fundamental. Para Foucault
ser gay es estar en devenir: no es necesario
ser homosexual, sino encarnizarse en ser gay
() situarse en una dimensin en la que las
elecciones sexuales que uno hace que estn
presentes y tengan efectos en el conjunto
de nuestra vida. Ser gay significa que estas
elecciones se diseminan a lo largo de toda la
vida; es tambin una forma de rechazar los
modos de vida propuestos y de convertir la
eleccin sexual en un operados de un cambio
de existencia (Foucault, 1976, p. 25).

En este trabajo entenderemos a un hombre homosexual (o gay) a cualquier hombre


que con mayor o menor visibilidad -esto
depender de su entorno social, entre otras
cosas- desarrolla prcticas homosexuales
en el espacio (sexuales, comerciales, polticas, etc.) Y entenderemos como comunidad
gay al conjunto de sujetos que consumen o
satisfacen alguna de sus demandas en sitios
reconocidos e identificados especficamente como espacios de referencia homosexual.
La importancia del espacio radica en su
gnesis y significacin, pues el mismo es un
reflejo de las relaciones sociales que en l
operan. Al decir de Ortiz Struck (2014, p. 1)
A travs de los espacios se puede apreciar
con nitidez la sociedad, ms all de la manera en que se presenta o representa. Los
espacios desnudan. Entendemos entonces
las condiciones de sometimiento y violencia
que padecen las minoras sexuales como la
expresin o cristalizacin de determinados
discursos en ese espacio heteronormado.
Sin embargo las sexualidades disidentes
siempre encuentran la manera de negociar
con las sexualidades subordinantes, ciertos mecanismos que les permiten subsistir
an incluso estando desautorizadas por
estas ltimas. La relacin de reciprocidad
que se establece entre ambas termina por
configurar una jerarqua sexual que se traslada al espacio bajo la forma de prcticas
normales y prcticas que trasgreden la
norma y que por lo tanto, son punitivas.
La sociedad crea mecanismos de invisibilizacin sobre estos sectores, los cuales
se retrotraen del espacio pblico y vuelven reconfigurndolo con diferentes usos
afines a sus necesidades, Ortiz afirma al
respecto que las expresiones sociales del
comportamiento sexual, o bien, la construccin social del gnero, se manifiestan
en la conformacin de espacios arquitectnicos y urbanos (Ortiz Struck, 2014, p.
2). Como es de esperar, la misma forma
espacial bajo distintos usos lleva al choque
431

Waldemar Spinelli

de intereses y a la exacerbacin de la violencia. Por ello es que estos nuevos espacios o circuitos que subsisten en el espacio
pblico, pero invisibilizados, estn sujetos
a la estigmatizacin y marginacin.
La situacin de violencia a la cual se encuentran constantemente sometidos los
homosexuales son diversas. Burdieu (1992)
habla de violencia simblica al referirse a
una forma de violencia que se ejerce sobre
un agente social con su complicidad, ()
que arranca sumisiones que ni siquiera se
perciben como tales apoyndose en unas
expectativas colectivas, en unas creencias
socialmente inculcadas(Burdieu, 1992, p.
142). Podramos establecer una categora
de violencias, comenzando por ejemplo
con el acoso callejero a una pareja homosexual que se toma de la mano y transita la
va pblica, hasta el asesinato pblico de un
homosexual en la plaza de alguna ciudad
Saud. Tambin encontramos violencia institucionalizada: desde la familia, que ejerce
mucha presin para que el individuo modifique su conducta y cumpla sus expectativas (Boivin, 2014, p. 184); la Iglesia, que
histricamente asumi el mandato de la
moral cristiana en las sociedades occidentales y pugna por resguardar a la comunidad del pecado de la homosexualidad; la
escuela, que cumple un rol fundamental en
la conformacin de los patrones de gnero
en todas las sociedades; el Estado, como es
en los casos de la negacin de determinados
derechos a los ciudadanos de segunda;
Burdieu comenta al respecto: la violencia
simblica haca las minoras sexuales, se expresa en leyes, en discriminaciones institucionalizadas y violaciones reiteradas de los
derechos humanos; las cuales sitan a las
minoras sexuales en una posicin de desigualdad y vulnerabilidad (Boivin, 2014,
p. 183); hasta el Mercado, cuando la discriminacin es en el acceso a determinados
puestos de trabajo o a una remuneracin
igual a la del trabajador heterosexual.
432

Los circuitos espaciales que se presentan a continuacin, son recorridos por individuos que se auto-reconocen como integrantes del colectivo LGTBIQ (Lsbico,
Gay, Trans, Bisexual, Intersexual y Queer),
incluida aqu la comundad gay, y quienes
no pero que en algunos casos acceden al
consumo de los bienes y servicios especficos-, se constituyen como enclaves donde
el autoreconocimiento en el otro es la clave
para su subsistencia y la convivencia de los
sujetos que los transitan. Los mismos toman la forma de espacios de satisfaccin de
diversas necesidades, desde sexuales hasta
simples encuentros para marchar y reclamar por el acceso a determinados derecho
civiles negados por su condicin de ciudadanos de segunda clase. Se localizan generalmente en espacios pblicos, urbanos
y cntricos, desde estaciones de servicios
y parques protegidos por la clandestinidad y la noche, como es el caso de la
prostitucin- hasta grandes montajes de
infraestructura comercial; o su contracara,
los ciberespacios que en ltima instancia
terminan configurando una situacin espacial bien localizable al concretarse un encuentro pautado por esos canales.
Como afirma Fernndez Salinas (2007),
espacialmente las actitudes de la comunidad gay, y los espacios que utilizan, sumado a los motivos de su frecuentacin
son los parmetros que permiten establecer un espacio de referencia gay. Ahora bien, depender en gran medida de la
cantidad de espacios que se localicen en
determinada rea, y es un factor clave en
la lucha de la comunidad, la visibilidad
y el carcter de los lugares de inters gay
son esenciales para poder definir el grado
de madurez y la capacidad de la comunidad gay para organizarse y reclamar situaciones de igualdad (Fernndez Salinas,
2007, p. 247). Cualquier devenir disidente,
siempre es vulnerable sin visibilidad, all
radica su importancia.

Espacio, Violencia e Invisibilizacin

2.3 El caso de La Plata


La ciudad de La Plata, que engrosa las
filas de las ciudades intermedias en Argentina, posee una poblacin aproximada de
687.378 habitantes segn estimaciones del
Censo Nacional de Poblacin, Hogares y Viviendas 2010, a su vez, el conglomerado de
Gran La Plata (que incluye a las ciudades
de Berisso y Ensenada), posee una poblacin estimada de 804.987 habitantes segn
la misma fuente. La ciudad cuenta con un
centro histrico -planificado- y extensos
barrios de diversas clasificaciones socioeconmicas. Encontramos adems una de
las universidades nacionales ms antiguas y
de mayor cantidad de estudiantes del pas,
la Universidad Nacional de La Plata, lo que
implica un gran aporte de estudiantes a la
poblacin local de la capital provincial.
Luego de un riguroso rastreo, hemos
localizado 23 espacios que podemos definir como de referencia gay en esta ciudad
(Imagen 1). Estos espacios ofrecen distintos servicios, 12 de ellos son teteras, 5
son boliches, 3 espacios donde se practica Cruising y 2 son saunas gay. Creemos
que lo ms importante para destacar aqu,

es que de los 23 puntos localizados, solo 7


figuran en guas, poseen pginas de internet, infraestructura, o desarrolla marketing
propio de espacios comerciales. Mientras
que el resto de los puntos solo se logran
ubicar mediante tcnicas de observacin.
Es vlido mencionar lo extremadamente
complejo y difcil que se hace la bsqueda y
obtencin de informacin de temas tan extremadamente sensibles y personales como
lo es la sexualidad y su expresin espacial.
En la Imagen 2 podemos encontrar mapeados los espacios que como mencionbamos anteriormente son reconocidos
como espacios de consumo gay. Se constituyen principalmente como espacios de
recreacin, boliches y fiestas con temtica
gay, todos ellos localizados en la zona central de la ciudad, con funcionamiento nocturno y muchas veces con funcionamiento
discontinuo. Por su parte los saunas, son
espacios que si bien publican en diversos
medios sus servicios, poseen en ambos
casos una fachada austera que no parece
propia de un espacio comercial, y funcionan principalmente durante la maana y la
tarde de corrido.

Imagen 1. Espacios de referencia gay en La Plata

Fuente: elaboracin personal


433

Waldemar Spinelli

Imagen 2. Espacios de consumo gay en La Plata

Fuente: elaboracin personal

En la Imagen 3 encontramos cartografiados los espacios de referencia homosexual que permanecen en la clandestinidad. Espacios donde las prcticas sexuales
se concretan en cualquier momento del
da, aunque principalmente durante la noche, en espacios a cielo abierto y pblicos,
como plazas y parques, cabe destacar tambin como estos espacios se superponen
con otros circuitos marginados, a saber
el de la prostitucin de mujeres y mujeres
trans, la conocida zona roja.
Por ltimo, en la Imagen 4 podemos encontrar la totalidad de los espacios cartografiados y la densidad de los mismos en
el casco urbano de la ciudad de La Plata, y
al igual que en el caso anterior es notorio
como se desarrolla una especie de gradiente decreciente desde el centro de la ciudad
haca la zona del bosque de La Plata, espacio donde los subcircuitos de los servicios para hombres homosexuales se cruzan
con otros espacios marginados y excluidos
a la periferia de la ciudad, aunque no dejan
de concentrarse en el casco urbano, y en
su centro-norte. rea en la que adems se

434

concentra la mayor cantidad de movimiento diario por encontrarse en ella ubicado


el centro comercial y administrativo de la
ciudad y la provincia, varias facultades de
la UNLP, entre otros.
Tambin nos preguntaremos aqu cul es
el lugar que ocupa el mercado en la visibilizacin de estos sectores, pues como podemos distinguir en las Imgenes 1 y 2, mientras que en la primera aglutina la funcin
de consumo comercial concreto, el grado
de visibilizacin es inmensamente mayor
que los espacios que aparecen en la imagen
siguiente en la cual los espacios se utilizan
con la funcin de autoreconocimiento en
el otro. Hasta qu punto la capacidad de
consumo posibilita la construccin de una
identidad factible de visibilizar en el cotidiano? la violencia responde exclusivamente
a patrones culturales o hay tambin cierta
influencia del mercado? las conquistas de
la comunidad gay son conquistas culturales
y sociales en su gnesis, o son la expresin
de la formalizacin de un derecho adquirido por un posicionamiento privilegiado por
su condicin en el mercado?

Espacio, Violencia e Invisibilizacin

Imagen 3. Espacios de referencia homosexual que permanecen en la clandestinidad

Fuente: elaboracin personal


Imagen 4. Densidad de los espacios cartografiados

Fuente: elaboracin personal

3. Conclusin
A modo de conclusin podemos dejar
planteado que en la ciudad de La Plata,
la visibilizacin de la comunidad gay, de
alguna manera encuentra una doble expresin, la de la visibilizacin por un lado,
de determinados espacios y la de la invisibilizacin, por otro, de otro grupos de
espacios que no responden a la lgica del
mercado de consumo.
El lugar de la violencia como mecanismo

subordinador de determinadas expresiones


de la sexualidad en los espacios pblicos,
si bien invisibiliza no elimina tales expresiones y de alguna manera obra de forma tal
que las refuerza entre quienes se reconocen
como parte. Esto de alguna manera responde a la lgica propia de los sistemas de
gnero haca el interior de los mismos, es
decir, las expresiones dominantes requieren de la subsistencia de las formas subordinadas para garantizar su podero.
435

Waldemar Spinelli

Por otro lado, la capacidad de disputa


del sentido comn de los espacios no depender solamente de la capacidad de consumo o el lugar que estos sujetos ocupen
en la escala socioeconmica solamente, ni
de su capacidad de ejercer la violencia o resistir, sino que tambin vemos aparecer el

factor identitario y las polticas pblicas,


como mecanismos de visibilizacin que empoderan a estos sectores y se plasman en la
generacin de espacios de conflicto de sentido, donde se pueden disputar opiniones,
desarticular conceptos y prejuicios, entre
otras cosas, sin el temor a la represin.

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Parte 7
Geografa Fsica y sus aplicaciones

Cambios morfolgicos post-crecida en el cauce principal del


arroyo San Bernardo (Buenos Aires)
Antonela Volont, Vernica Gil y Alicia Campo

Introduccin
La dinmica de una cuenca es el reflejo combinado de la geomorfologa fluvial,
la variabilidad climtica y los procesos antropognicos. Las variables morfolgicas
(geometra del canal, la seccin trasversal,
la forma en planta y las propiedades del
perfil longitudinal), ajustan su respuesta en
funcin de la interaccin de aspectos hidrolgicos y sedimentolgicos de la cuenca
fluvial (Gutirrez Elorza, 2008). Los sistemas fluviales muestran una alta sensibilidad frente a cambios en sus variables morfolgicas y stas dependen principalmente
de las variaciones de la descarga y suministro de sedimentos (Schumm, 1969; 1977).
La sociedad ha ido comprendiendo la
dinmica de los sistemas fluviales y percibiendo la incidencia que los cambios ambientales, vinculados con causas naturales
y distintos niveles de desarrollo socio-econmico, tienen sobre el funcionamiento de
la mayora de los cursos de agua y cmo los
mismos repercuten sobre la calidad de vida
de la poblacin. Existen numerosos trabajos (Aguilera et al., 2006; Busnelli, 2012;
Hafez, 2002; Vornetti y Seoane, 2010) que
tratan los diferentes modos y tiempo de
respuesta, la sensibilidad y comportamiento de los cursos de agua ante modificacionesen las variables morfolgicas.
Numerosos autores han abordado nuevos mtodos en geomorfologa fluvial que
tipifican cuali-cuantitativamente los canales
segn su comportamiento morfodinmico
para la posterior modelacin hidrolgica y
morfodinmica (Morell Cuevas, 2001; Garry et al., 2002; Ibisate Gonzlez, 2004; Ibi-

sate Gonzlez et al., 2011; Ayala et al., 2007;


Magnante et al., 2014). Las crecidas son
episodios temporales con caudales anormalmente altos que de manera peridica o
excepcional registra un punto o tramo de
la corriente (Pedraza Gilsanz, 1996). Desde
la geomorfologa es importante conocer las
causas, intensidad, propagacin, evolucin
y frecuencia, ya que suelen asociarse con
importantes modificaciones morfolgicas y
consecuencias sociales, econmicas y materiales (Dez Herrero, 2008).
En la cuenca del ro Sauce Grande se
generan crecidas intensas provocadas por
eventos hidrometeorolgicos extremos
que afectan a la poblacin situada en las
mrgenes. Estas crecidas son espontneas
y ocasionan el aislamiento temporario, la
inundacin de sectores urbanos aledaos
al curso principal y la evacuacin de personas. Gil (2009) estudi la cuenca del ro
Sauce Grande y determin que la sub-cuenca del arroyo San Bernardo es la que presenta mayor peligrosidad ante la ocurrencia de lluvias torrenciales, dado que posee
una dinmica diferencial respecto al resto
de las sub-cuencas.
El curso principal del arroyo San Bernardo es uno de los principales tributarios de
la cuenca del ro Sauce Grande y confluye
en cercanas de la localidad turstica de
Sierra de la Ventana. La morfologa fluvial
presenta una dinmica relacionada con las
variaciones de caudal. Para estudiar estasvariaciones se han realizado, desde el ao
2012, diferentes trabajos donde se estudiaron variables como la vegetacin riberea,
los sedimentos de fondo y las caractersti439

Antonela Volont, Vernica Gil y Alicia Campo

cas morfolgicas de los meandros (Volont


et al., 2013; Gil et al., 2013; Campo et al.,
2014 y Volont et al., 2015).
Por lo expuesto, el objetivo de este trabajo es analizar los cambios morfolgicos
en el canal principal del arroyo San Bernardo luego de un evento de mxima crecida
ordinaria. El canal principal es el que concentra el mayor caudal y por lo tanto presenta los cambios morfodinmicos y sedimentarios ms importantes.

rea de estudio
El Sistema de Ventania (suroeste de la
provincia de Buenos Aires) est formado
por un conjunto de cordones de alturas
diferentes que poseen sentido noroeste-sureste. El afloramiento abarca 175 km de
longitud y alcanza un ancho mximo de 50
km en su parte central (Harrington, 1947).
Se eleva sobre la llanura unos 600 m y
constituye la mayor divisoria hidrogrfica
de la regin. De l derivan cursos de agua
de distinto rumbo y riqueza hidrolgica. La
cuenca del arroyo San Bernardo (83 km2)
nace en las laderas orientales del cordn de

Sierra de la Ventana. El curso principal de


la cuenca es uno de los tributarios del ro
Sauce Grande y confluye en cercanas de la
localidad turstica de Sierra de la Ventana.
En el rea perteneciente a la cuenca se observan espacios de uso rural sobre los valles
y de uso urbano en los sectores de las mrgenes del ro (Gil, 2009) (Figura 1).
Climticamente, el rea presenta veranos e inviernos trmicos bien diferenciados
y estaciones intermedias muy similares en
sus valores. Las temperaturas oscilan entre
los 14 y los 20C y las precipitaciones poseen una marcada variabilidad temporal y
espacial. El sistema serrano constituye un
factor que modifica la cantidad de agua
precipitada. (Zapperi et al., 2006; Zapperi
et al., 2007; Gil, 2009; Gentili et al., 2011;
Gentili y Gil, 2013). La comunidad climxica de este distrito es la estepa o pseudoestepa de gramneas, denominada localmente flechillar y el gnero ms destacado es
Stipa (Cabrera, 1976). Segn Matteuci
(2012) el rea de estudio corresponde a
la Ecorregin Pampa, ms precisamente a
la Subregin de la Pampa Subhmeda y al
Complejo Sierras Bonaerenses.

Figura 1. Localizacin del rea de estudio

Fuente: Volonte et al., 2015


440

Cambios morfolgicos post-crecida en el cauce principal del arroyo San Bernardo...

Las crecidas que se generan en la cuenca


del ro Sauce Grande son repentinas y ocasionan el aislamiento temporario, la inundacin de sectores urbanos aledaos al
curso principal, la evacuacin de personas
y prdidas tanto humanas como econmicas. La sub-cuenca del arroyo San Bernardo
es una de las que presenta mayor peligrosidad ante la ocurrencia de lluvias torrenciales, dado que posee una dinmica diferencial respecto al resto de las sub-cuencas. El
17 de marzo de 2015 la localidad de Sierra
de la Ventana fue afectada por un evento
de mxima crecida ordinaria generada a
partir de eventos de precipitacin que comenzaron el 11 de marzo y de los cuales el
ms importante ocurri el da 17 de marzo
(82 mm en 2 horas). Esto provoc el desborde del arroyo San Bernardo e impidi la
comunicacin por ruta entre las localidades de Sierra de la Ventana y Saldungaray.
Los cambios morfolgicos que quedaron
en evidencia cuando el caudal volvi al estado normal se registraron principalmente
en la cuenca baja del curso de agua.

Materiales y mtodos
A partir del trabajo de campo y sobre
la base de observaciones del comportamiento del arroyo, se seleccion un tramo
afectado por la crecida y en l se realizaron dos perfiles topogrficos transversales.
El tramo fue seleccionado debido a la vulnerabilidad que el sector present frente a
crecidas previas a este evento analizado.
El concepto de mxima crecida ordinaria
que se utiliz en este trabajo hace referencia a aquella crecida que desborda el cauce
y se establece estadsticamente asocindose a la frecuencia de aparicin del caudal
mximo. Para definir el concepto se tom
como base a Remenieras (1974) y Ollero
Ojeda (1997). Suele presentarse entre 2 y 7
aos en regmenes no alterados que determina el umbral a partir del cual los cauces
se desbordan y el agua ocupa las mrgenes

de la llanura de inundacin.
La cuenca del arroyo San Bernardo actualmente no cuenta con estaciones de
aforo ni limngrafos. Los nicos registros
obtenidos de una estacin de aforo corresponden al perodo 1938-1943, lo cual es importante porque en el ao 1940 se registr
una crecida extraordinaria que sirve como
parmetro del tiempo de retorno. Para definir las crecidas ordinarias y las mximas
crecidas ordinarias se utilizaron mtodos
histricos y fuentes documentales como los
archivos de los peridicos locales, entrevistas y encuestas a pobladores de la localidad de Sierra de la Ventana y el trabajo de
campo a partir de las evidencias fsicas que
quedan en el cauce luego de las crecidas.
Para la realizacin de los perfiles se utiliz un nivel ptico Pentax AP-281 y una
regla graduada. Se relevaron las caractersticas granulomtricas del sedimento, la vegetacin riberea y se midieron las barras.
Se calcul la velocidad media de la corriente a partir de la utilizacin de un correntmetro TECMES TS 1001.

Resultados
El tramo seleccionado se encuentra
dentro del paisaje urbano. En la margen izquierda el arroyo posee un uso recreativo y
en la margen derecha se localiza el barrio
residencial San Bernardo. Las viviendas de
la zona perifrica de dicho barrio se encuentran en el borde de la llanura de inundacin. La ltima crecida (2015) reactiv
canales pre-existentes, gener barras laterales y arrastr restos de vegetacin que
ocupaba el cauce.
El tramo estudiado (Figura 2) posee
ndice de sinuosidad 1,1 lo cual lo ubica
dentro de un canal rectilneo o de muy baja
sinuosidad (Rust, 1978). El caudal promedio es 0,33 m3/s, teniendo valores menores
en pocas de estiaje (0,112 m3/s) y supera
los 5 m3/s durante las crecidas ordinarias.
441

Antonela Volont, Vernica Gil y Alicia Campo

Figura 2. Perfiles transversales en el tramo analizado (cuenca baja)

Fuente: Volont et al., 2015

El primer perfil transversal (A-A) corresponde a un sector en el cual el canal tiene


19,2 m de ancho siendo el promedio general
del tramo 8,5 m de ancho. El cauce es asimtrico, en total tiene 80 m. La llanura de
inundacin 51 m sobre la margen izquierda y 10 m sobre la derecha. Los depsitos
sedimentarios del fondo del canal presentan una granulometra variable desde grava gruesa (>2 mm) y bloques (>62 mm) de
forma irregular con intercalacin de arenas.
La crecida en este tramo gener 2 barras laterales en mrgenes diferentes (Figura 3). La de la margen izquierda tiene 70,6
m de largo y 8,9 m en su parte ms ancha.
La de la margen derecha tiene 26,5 m de
largo y 10,3 m en su parte ms ancha. Los
sedimentos de ambas barras estn bien seleccionados, esto se debe a que han sido
transportados una gran distancia desde
el rea fuente. Adems de las causas morfolgicas propias del canal, el trasporte y
depsito de los sedimentos se ve afectado
por la presencia de un dique, construido
con la finalidad de utilizar esa parte del
arroyo con fines recreativos. El dique provoca una disminucin en la competencia
442

del arroyo y deposita sedimentos de tamao grava y bloques en las mrgenes donde
la velocidad es menor.
La vegetacin en este punto es predominantemente arbrea, son ejemplares que
superan los 20 m de altura mayoritariamente son Salixspp. La importancia de su
presencia radica en que posibilitan la estimacin de la crecida a partir de los restos
de vegetacin (trash) o basura arrastrada
por el arroyo (Figura 4).
El segundo perfil (B-B) se encuentra en
una zona donde el agua de la ltima crecida alcanz las zonas habitadas. La altura
del agua aument significativamente debido a que el puente carretero actu como
dique conteniendo a las ramas, troncos y
resto de material que el arroyo transportaba. Si bien no se perdieron vidas humanas s hubo importantes daos materiales
como la destruccin del guardrail y el corte
temporario de la ruta de ingreso a Sierra de
la Ventana (Figura 5).
Morfolgicamente se activaron canales
preexistentes paralelos al curso principal.
Los sedimentos relevados en este sector corresponden a grava gruesa (>2 mm) y blo-

Cambios morfolgicos post-crecida en el cauce principal del arroyo San Bernardo...

ques (>62 mm) de forma irregular. El perfil


transversal pone en evidencia que las mrgenes son asimtricas.
Al igual que en el primer perfil la vegetacin es predominantemente arbrea.
Los ejemplares que se encuentran sobre las

mrgenes son especies jvenes, con una altura de 2 metros mientras que los que se
encuentran en la llanura de inundacin son
ejemplares ms antiguos que superan los
20 metros y, al igual que en el caso anterior,
actuaron como indicadores de las crecidas.

Figura 3. Barras laterales y vegetacin arbrea en el tramo estudiado


Fuente: Antonela Volont (2015)

Figura 4.Restos de vegetacin como indicadores de la altura de la crecida

Fuente: Antonela Volont (2015)


443

Antonela Volont, Vernica Gil y Alicia Campo

Figura 5.Desborde del canal principal

Fuente: Antonela Volont (2015)

Morfolgicamente se activaron canales


preexistentes paralelos al curso principal.
Los sedimentos relevados en este sector corresponden a grava gruesa (>2 mm) y bloques (>62 mm) de forma irregular. El perfil
transversal pone en evidencia que las mrgenes son asimtricas.
Al igual que en el primer perfil la vegetacin es predominantemente arbrea.
Los ejemplares que se encuentran sobre las
mrgenes son especies jvenes, con una altura de 2 metros mientras que los que se
encuentran en la llanura de inundacin son
ejemplares ms antiguos que superan los
20 metros y, al igual que en el caso anterior,
actuaron como indicadores de las crecidas.

Conclusiones
El curso principal de la cuenca del arroyo San Bernardo modifica su morfologa
en algunos tramos luego de cada crecida
mxima ordinaria. Los principales cambios
se dan en las zonas en las cuales hay pre444

sencia de elementos antrpicos como el


dique en el primer perfil y el puente en el
segundo perfil. Estos elementos generan
cambios en el transporte de sedimentos y
contribuyen a la generacin de barras principalmente laterales.
La presencia de vegetacin en este tramo es significativa, no solo porque permite
estimar la altura de la crecida sino porque
tambin modifica la dinmica sedimentaria. Son especies que se han adaptado a los
ciclos de estiaje y crecidas. Tanto las especies arbreas como las herbceas han logrado hallar el climax actuando como atenuantes de las crecidas.
El anlisis morfolgico realizado es una
herramienta importante para identificar el
impacto geomorfolgico de las crecidas. Estos estudios contribuyen al conocimiento de
los tramos fluviales en zonas urbanas y permiten realizar una zonificacin de las zonas
ms afectadas a partir de la cual se pueden
planificar las respuestas ante estos eventos.

Cambios morfolgicos post-crecida en el cauce principal del arroyo San Bernardo...

Agradecimientos
Trabajo realizado en el marco del proyecto Geografa Fsica aplicada al estudio de la
interaccin sociedad-naturaleza. Problemticas a
diferentes escalas tmporo-espaciales, dirigido

por la Dra. Alicia M. Campo. Proyecto subsidiado por la Secretara de Ciencia y Tecnologa de la Universidad Nacional del Sur
y por el CONICET.

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Erosin en barrancas y caones de Empedrado (Corrientes).


La influencia de "El Nio" y las actividades antrpicas
Jorge Lapena y Mara Celia Garca

Introduccin
La localidad de Empedrado se emplaza
sobre la costa y margen izquierda del ro
Paran, a escasos 60,8 kilmetros al Sur de
la ciudad de Corrientes, y al Noreste de la
provincia de Corrientes. El relieve coincide
con una llanura de acumulacin fluvial, formada en un mbito de abanico y con aportes de arenas cenozoicas terciarias, que se
apoya sobre una estructura subyacente que
se levanta respecto al eje y falla del actual
curso del Paran medio, proceso vinculado a los cambios ocurridos en relieves de
llanuras afectadas por los ajustes de materiales ante el fallamiento y levantamiento diferencial del piso de la cubeta (macizo
de Brasilia), luego del ciclo orognico que
form los Andes. Dadas las caractersticas
estructurales, sus costas son ms elevadas
respecto a la de la margen derecha, de la
provincia de Chaco. La composicin de sus
arenas con minerales en proceso de alteracin y expuestos a la erosin fluvial (y a
la remocin), sobresalen en sus barrancas,
y le imprimen una particular fisonoma. A
lo largo de la costa al Norte de Empedrado se destacan relieves de erosin fluvial
retro-cedente y pluvial que se denominan
localmente caones.
Dada la temperatura templada del clima y agua del ro, durante casi todo el ao,
y a la granuloga fina y color dorado de la
arena en zonas de playas, Empedrado se
conoce desde hace ms de un siglo como
centro de atraccin turstica y motiv su
denominacin Perla del Paran. Adems
de balnearios con playas y complejos aledaos preparados para recibir a los turis-

tas, en la localidad se desarrollan actividades de pesca, recorrido en lancha sobre el


Paran, carreras de destrezas de areneros,
cuatriciclos y motos, as como cabalgatas
en zonas de caones, y una serie de fiestas
nacionales y provinciales.
Este atractivo natural influy en 1907
en la construccin de un proyecto inmobiliario (cuyo directorio fuera presidido por
Pedro Luro), que inclua venta para terrenos adems de un Hotel y de Casino (Hotel
Continental). Localizado al Sur de la localidad, a 20 minutos de viaje en lancha esta
magnfica construccin fue denominada
Mansin de invierno (que al mejor estilo
de la Belle poque intent dar una tranquila y clida estada a personalidades del
pas y el extranjero en los prsperos aos
de la anteguerra). El proyecto qued trunco en pocos aos, y actualmente solo quedan sus ruinas entre las que se observa en
su extremo occidental, que haba sido un
extenso cerco en mampostera que haca
de Balcn al Paran. El mismo se encuentra prcticamente desmoronado, y slo
quedan algunos metros de barandas expuestas a la erosin fluvial y remocin de la
barranca costera.
Si bien se trata de un entorno que moviliza miles de visitantes a lo largo del ao,
la erosin se considera una preocupacin a
sortear, y desde las autoridades locales se
han realizado obras para el manejo costero
de la erosin, aunque resultan todava insuficientes dada la influencia de fenmenos
como El Nio. As en la zona del Balneario
Municipal se ha construido el pavimentado
de defensas irregulares para disipar la ener447

Jorge Lapena y Mara Celia Garca

ga del curso en su margen cncava. Aguas


abajo acusan que se han pronunciado procesos de erosin (con remansos que afectan
en parte al actual balneario y hasta erosionan en inmediaciones del muelle portuario).

Objetivos
Realizar un diagnstico del estado de
las costas del ro Paran, y advertir acerca
de los riesgos de los procesos geomorfolgicos e hidrolgicos observables en un trabajo de campo organizado desde el equipo
de docentes de Geografa Fsica Argentina,
en una salida realizada con alumnos a la
localidad de Empedrado en noviembre de
2015[1]. Un propsito adicional, se vincula
a las observaciones directas de temas tericos abordados desde la materia, en torno a
Llanuras, Procesos Fluviales e influencia del
fenmeno de El Nio, dada su ocurrencia.
En este ltimo caso considerando el anlisis de testimonios realizados en el contexto
de un ao de ciclo hmedo, con mayores
crecidas del ro Paran y un incremento del
rgimen pluviomtrico, que intensifican las
mencionadas erosiones hdricas y pluviales.

Metodologa
En el plano terico, se estudiaron las caractersticas del medio fsico distinguiendo
procesos que tienen lugar en las llanuras
fluviales, y a su vez cmo stos modifican
las barrancas, y cules son los riesgos en
aos particulares ste, dado el efecto de
El Nio. Para ello, se analizaron los registros de la Administracin Nacional de
Ocanos y Atmsfera de los Estados Unidos (NOAA)[2] y las apreciaciones del experto Eduardo Sierra[3].
De esta forma, la salida de campo abor[1] Jornadas interinstitucionales de profesorados de Geografa 2015: Haciendo Geografa. Encuentro de trabajo en la
localidad de Empedrado, provincia de Corrientes; 6, 7 y 8 de
noviembre de 2015.
[2] NOAA, informe para Amrica del Sur (2015).
[3] Sierra, Eduardo en La Nacin. Suplemento Campo (15/8/15).

448

d temas de anlisis del medio fsico, pero


en el particular contexto del ciclo hmedo
y en torno al impacto ambiental provocado
por la accin antrpica, cuya deteccin y
evaluacin fue necesaria llevarla a cabo en
el terreno atendiendo a uno de los propsitos de la materia Geografa Fsica Argentina. La experiencia fue tambin un ejemplo
de cmo revalorizar los estudios del medio
fsico a modo de aporte al desarrollo del
turismo sustentable en Empedrado, donde
se exigen acciones concretas, prevencin y
concientizacin de los actores locales ante
la particular erosin hdrica y pluvial.
Como recursos en el viaje y en el lugar
especfico de estudio se emplearon materiales cartogrfico, fotogrfico histrico,
pares aerofotogrficos, imgenes de Google Earth impresas, palas, reglas, cintas
mtricas, diluyentes cidos, bolsas, termmetros, cmaras digitales, grabadores en
telfonos, libretas de papel y lpices.
Gran parte de las tareas de campo, entrevistas y visitas, se llevaron a cabo junto
a coordinadores de las Jornadas Interinstitucionales de Geografa, con profesores y
estudiantes del Instituto Superior de Formacin Docente Nro. 1 de Corrientes[4]. En
el terreno, con observaciones directas, se
realizaron mediciones en barrancas y crcavas, y toma de fotografas. Luego se procedi a realizar comparaciones del avance
de erosin de formas y retroceso de nacientes con imgenes de diferentes fuentes y escalas (areas y mosaicos de Google Earth).
En la visita al Balneario Municipal se observ y fotografi lnea de torbellinos de escurrimiento que se visualizaron sobre la costa
cncava del Paran afectando a barrancas
y erosionando playas anteriores y posteriores al espign construido como defensa
del balneario. Aguas corrientes abajo, ya
[4] Propuesta Coordinada por Prof. Juana Bordn y localmente
por Yonathan Alegre, surgidas en el II Congreso de la Junta de
Geografa de la Pcia. Corrientes y IV Encuentro provincial de
profesores de Geografa: Cambios espaciales y G. Regional.

Erosin en barrancas y caones de Empedrado (Corrientes). La influencia de El Nio...

en el rea del muelle portuario, se observ


y fotografi tanto erosin y socavones en
la parte anterior del puerto y zona de viviendas precarias de sus inmediaciones, las
consecuencias de desages pluviales sobre
la zona del puerto, as como la fuerza de la
corriente de zonas de remansos (que con
sus fuerzas son capaces de desviar cualquier embarcacin que queda sin motor, y
ms an improvisados baistas de las playas que se adentran hasta su curso). En el
viaje en lancha hacia el Sur del Puerto se
observ y fotografo un banco de reciente
formacin (menos de dos aos), ubicado
a escasos 300 metros al Sur de la escollera embarque del Puerto. Este banco se
compar con fotos areas anteriores, observndose la migracin del depsito. En
la visita a las ruinas del Hotel Continental
(denominado Mansin de invierno), se
observaron y fotografiaron barrancas vivas
(con exposicin de bases excavadas), y material desmoronado (incluyendo tanto parte de la vegetacin que se ha hundido junto
al suelo, as como partes de mampostera,
ladrillos y encadenados de cimientos, cados en la base del acantilado), y a su vez, se
detectaron zonas de riesgo, ya que estn a
punto de desmoronarse.
Tanto en el complejo de cabaas donde
se alojaron alumnos y profesores, como en
visitas al Balneario, Puerto, durante el viaje
en Lancha, as como en salidas al Centro Cvico y a comercios, se realizaron entrevistas
tanto a lugareos, a representantes municipales y a los profesores de Corrientes que
conocan la realidad local. El testimonio de
pescadores y de quienes realizan ganadera
en zonas de nacientes de crcavas de caones, permiti corroborar el incremento de
las lluvias desde hace al menos dos aos
por sobre la media histrica.
Ya en gabinete, se trabaj comparando
formas de las antiguas lneas de costas de
cartografas obtenidas en la Municipalidad
de Empedrado, respecto a mosaicos de im-

genes ampliadas obtenidas desde el Google


Earth, tratando de evaluar los efectos de
procesos fluviales y pluviales sobre costas
de barrancas, caones y aguas debajo de
construcciones de defensas. Por ltimo, se
redactaron los resultados de la experiencia
para la posterior edicin del trabajo.

Marco de encuadre
1) Barrancas del Paran y de Empedrado:
origen, caractersticas y procesos
El ro Paran cambi en su historia
geolgica su direccin de curso y cauce.
Transcurri primeramente en direccin
Norte-Sur sobre una llanura cuyos sedimentos fueron en parte de un antiguo mar
Paranaense (Rampa, 1980), y a posterioridad de los derrames de material extrusivo
de melfiros (basaltos muy antiguos segn
Magalot, 1980), o materiales baslticos del
Mesozoico (Popolizio, 2004), que surgieron
cuando la Placa Suramericana se separaba
de frica (Garcia, 2014). A partir del levantamiento del Macizo Brasileo (y su Plataforma submarina, sobre la cual ya se alojaban sedimentos de las extensas llanuras del
Este de Argentina Garca, Op. Cit), durante el Cenozoico Terciario y el ciclo orognico Andico (Ramos, 1999); poco a poco se
invirti la tendencia del desage del Paran
de NorteSur (y su variada desembocadura hacia el ro Uruguay (primero por el actual curso del Aguapey y luego, al Suroeste
por el del Miriay). Es por ello, se infiere
que el relieve de llanura hacia el Oeste del
actual relieve correntino, fue siendo parte
de una planicie aluvional de abanico, que
fue agradando materiales tal vez entre ro
Corrientes, hasta inclusive al Norte de la
actual ciudad de Corrientes (extendindose hasta el actual territorio de Paraguay),
y que contribuy con sedimentos fluviales
de un curso cambiante, casi sin pendiente,
anastomosado y con rumbo hacia el Oeste y llegando con sus materiales a consti449

Jorge Lapena y Mara Celia Garca

tuir una llanura de fajas aluvionales (Iriondo,


2007), que queda expuesta en las costas a
la latitud de Empedrado.
Como el escudo Brasileo continuaba
elevndose donde tena erosin y en parte
se disloca o quiebra y falla (por el acontecimiento que comienza a presionar como
es el origen del ciclo orognico Andico o
formacin de la Cordillera Andina), siendo
acompaado este levantamiento en bloques en
forma diferencial (que adems de ascender o
bajar), estn expuestos a ciclos climticos variables: ms secos y con erosin como proceso durante glaciaciones y ms hmedos con acumulacin
en periodos de interglaciaciones (Garcia, 2014
Op. Cit). En zonas falladas con bloques levantados como horst o simplemente como
el borde en un labio de un bloque levantado, se formaron rpidos y saltos. Estos
procesos se repitieron al menos dos veces
ms, durante el Terciario Superior y principios del Cuaternario, quebrando el bloque (o la provincia Geolgica de) Mesopotamia (Popolizio, Op. Cit).
La antesala del actual Paran, y la formacin de las barrancas estara definindose a principios del Cuaternario, principalmente a partir de la estructura de fallas
originadas en el lecho del ro Paraguay
(produciendo su hundimiento), la cual se
orienta en sentido NorteSur. Por esta variacin estructural, el ro Paran cambi de
posicin dentro de la depresin Ibera Sarand-Barrancas y desvi su curso principal
al actual valle, superponiendo su modelo
al del Paraguay (Castellanos, 1959). As,
poco a poco se fue desplazando en forma
de abanico, con una erosin sobre los sedimentos aportados por el propio rio dando
origen a lomadas y planicies embutidas en
territorio correntino. Estos cambios geolgicos y los procesos que prosiguieron, determinaron la formacin de materiales que
en Empedrado se exponen a la altura del
curso medio del ro Paran, que incluye las
costas. ste comprende 722 kilmetros, a
450

partir de la confluencia con el ro Paraguay,


hasta la ciudad de Diamante (Entre Ros).
A su vez, al comunicarse con el Paraguay,
el Paran Medio vira hacia el Sur siguiendo
una falla geolgica, la cual ocupa el ancho
valle de inundacin, configurndose un ro
de llanura con gran cantidad de meandros,
islas fluviales y bancos de arena. As, el ro
queda sobre un lecho limoso y con depsitos de sedimentos provenientes principalmente de Misiones, Paraguay y Brasil.
Incluso recibe estribaciones andinas erosionadas por los ros Bermejo y Pilcomayo.
Esto condice con el color oscuro o pardo
del agua, su temperatura y la presencia de
una fauna acutica comn.
Las barrancas en lo alto, sobre la margen
izquierda del ro contrastan con depresiones relativas y anegadizas sobre la margen
derecha (provincia de Chaco), las cuales se
distinguen con numerosos riachos y lagunas, cuya superficie aumenta en pocas de
crecidas, segn se apreci en la visita. En
cambio, en el curso inferior, ya en el Centro
y Sur de la provincia de S. Fe, la margen
barrancosa es la derecha y la inundable y
anegada la izquierda, a la altura de E. Ros.
2) Cambios climticos: Efecto de El Nio
Ya en trabajos realizados por Eliseo Popolizio en el rea de estudio (Op. Cit), se
hace hincapi en el grado de influencia del
Efecto de El Nio, as como tambin al
cambio climtico, entre los aos 1980 y
2000; situacin que se verific en la visita a Empedrado. Barrancas en disposicin
regresiva, a punto de desmoronarse, remolinos en proximidades a la costa y grandes
cortadas o surcos sobre las playas explican este fenmeno. Para un ao normal
se registran entre 1.000 a 1.010 milmetros
promedio, aunque para los meses del verano 2015/16, la NOAA (Op. Cit) pronostica
una influencia adicional de hasta el 30%
del umbral de lluvias en el rea de nacientes del ro, principalmente al Norte y No-

Erosin en barrancas y caones de Empedrado (Corrientes). La influencia de El Nio...

reste. Respecto a ello, Eduardo Sierra (Op.


Cit.) asegura que las costas del Paran que
ubican a la mayora de las ciudades, son
las ms afectadas.

Principales resultados
Las caractersticas costeras en Empedrado y los procesos descriptos fueron cotejados a travs de la observacin directa y
testimonios.
En la actualidad, existe una estrecha relacin entre las terrazas fluviales del Paran
Medio y el comportamiento hidrolgico del
curso fluvial. Las costas del ro Paran, en
la provincia de Corrientes no solo son ms
altas que del lado chaqueo y santafesino;
tambin disponen de materiales de distinta composicin, como parte del relicto del
Terciario Superior y comienzos del Cuaternario expuestas. La cantidad de hierro y los
colores pardos en los antiguos horizontes B
de los suelos, y viejos paleocauces con fon-

dos de precipitaciones y ndulos de hierros


reflejan esta arista en la ribera de Empedrado. A su vez, las barrancas suman otro
rasgo, distintivo y de atractivo del paisaje
costero de erosin fluvial.
Es rpido el grado de retroceso de las
actuales barrancas de Empedrado. Se
pudo deducir qu tiempo le llev actuar
a los agentes erosivos sobre construcciones en riesgo, como por ejemplo una ermita de la patrona del lugar (en menos de
10 aos). Si bien la erosin tanto hdrica
como pluvial, no es gradual -dada la incidencia de los aos de ciclos hmedos-, se
pudo verificar que a razn de dos dcadas,
en el camping municipal sobre la lnea de
Costa, el retroceso haba sido de dos metros. Mayor, debido al tiempo, fue el caso
de uno de los balcones de la Mansin de
invierno (Noya, 2010), estimndose ms
de cinco metros. En la Figura 1 se observan
socavones tipo media caa en la base de
acantilados del citado hotel abandonado.

Figura 1. Barrancas y retrocesos por la erosin hdrica en Mansin de Invierno

Fuente: Foto propia de salida de campo vespertina del da 07/11/2015


(extrado de lbum Viaje en Lancha y Salida Fluvial, compartido y
disponible en Grupo Cerrado Geografia Fsica; Facebook.com)

451

Jorge Lapena y Mara Celia Garca

De acuerdo a la salida de campo realizada el segundo da de visita a Empedrado,


se logr verificar actividades de remocin,
tanto como surcos de erosin provocados
por las precipitaciones de las 48 horas anteriores. Tambin se tom registro de peligros de desmoronamientos o aludes que en
coincidencia con un ao de ciclo hmedo,
como lo fue 1998, trajo una consecuencia
fatal al fallecer estudiantes de una escuela
secundaria del lugar.
La lluvia de 2015 registra una precipitacin de 1.088 milmetros hacia Octubre
-lo mismo y aun mayor al monto que en
un ao normal- y las tres crecidas del ro
Paran -a partir de grandes precipitaciones
en Brasil y Paraguay-, representan agentes
erosivos, en su mxima expresin (segn
aportes inditos de Alegre, Y.; miembro
asesor del Municipio local). Adems de los
surcos en forma de abanicos y de mayor
profundidad, a medida que se aproxima al
nivel de base, el paisaje costero de las barrancas se interrumpe por caones, donde

hay mayor grado de erosin y remocin.


Entre las ancdotas recolectadas, se explic que para filmar un rodaje de la pelcula Zama[5] debi prepararse el lugar con
escalinatas y algunas defensas, en el sector
ms encajado del can. De lo contrario,
las recurrentes lluvias y los procesos hidrogeomorfolgicos asociados no hubiesen
hecho factible el desarrollo del film.
De acuerdo a la comparacin entre divisiones de catastro y formas de nacientes
de crcavas de fotos areas de Hidrografa
Naval 1989, respecto de las imgenes del
Mosaico de Imgenes Google Earth 2014,
el retroceso de crcavas ha aumentado en
175 metros tierra adentro en 25 aos (tasa
a razn aproximadamente 7 metros de erosin retrocedente por ao). Ello elabor
una serie de geoformas de erosin, que se
pueden observar en la Figura 2.
[5] Zama es la adaptacin cinematogrfica de la novela homnima del prestigioso escritor argentino Antonio Di Benedetto,
escrita y dirigida por Lucrecia Martel. La misma fue editada para
el Cine INCAA entre mayo y agosto de 2015.

Figura 2. Crcavas de erosin fluvial y surcos que retratan la erosin pluvial

Fuente: Foto propia de salida de campo vespertina del da 07/11/2015


(extrado de lbum Erosin Fluvial y Pluvial, compartido y disponible en
Grupo Cerrado Geografia Fsica; Facebook.com)

452

Erosin en barrancas y caones de Empedrado (Corrientes). La influencia de El Nio...

Dinmica

hidrolgica y precipitaciones
estacionales

El curso medio del Paran recorre ms


de 1.000 kilmetros a travs de una llanura aluvial, cuyo ancho vara entre 6 y 40
kilmetros de ancho. A la altura de Empedrado, se distingue un avance del curso
sobre la costa, a 20 kilmetros hasta tierra firme en la provincia de Chaco. En este
este tramo, el ro tiene escasas pendientes;
oscilando en el tramo entre los 6 y 7 metros de profundidad como media natural,
a los 100 metros de la costa y una profundidad mxima de hasta 18 metros, a la altura del muelle de Empedrado, en coincidencia con el lmite de falla (testimonio de
Alegre Y.; Salida de campo: 7-11-15). A la
altura de Empedrado, el caudal medio es
de 15.400 m3/seg., mientras que disminuye hacia la ciudad de Paran en un orden
de 1.500 m3/seg. (testimonio de Profesora
Bordn, J.: 2015). Esto se corresponde a la
infiltracin de aguas hacia la margen chaquea-santafesina, en donde alimentan la
napa fretica.
Este curso medio, al recibir aportes del
ro Paraguay, modifica su rumbo en un ngulo casi recto y entonces su cauce tiene
un sentido Norte-Sur, con una longitud de
1.100 Km2, a lo largo de la falla que separa la llanura chacopampeana del rea mesopotmica. As se observa que el color de
agua turbia o amarronado; que tiene un
lecho limoso distinguido por arenas finas
y oscuras, y con un caudal menos rpido
e impetuoso que en el curso superior. No
obstante, este ro de llanura tiene aristas
particulares que a la altura de Empedrado pudieron detectarse, entre ellos, tanto
una margen correntina en forma cncava
(y por tanto de erosin), y procesos con
intervencin antrpica que alteran esa dinmica. Al caracterizarse la margen oriental por barrancas, con costas ms altas,
no se observan inundaciones o reas anegadizas, pero s otros fenmenos. Sobre-

salen crecidas por el rgimen de lluvias,


propias del ciclo hmedo, como esto se
potencia al tener un rumbo modificado
parcialmente por la accin antrpica, segn se desprende de datos inditos y relevadores del impacto ambiental.
En un anlisis hidromtrico, donde se
comparan aos con regmenes secos, normales y hmedos, el Instituto Nacional de
Tecnologa Agropecuaria (INTA) estableci las variaciones de caudal a la altura
de Corrientes, cuyos datos son semejantes
a los de Empedrado. Entre 1999 y 2000,
el caudal medio fue de 13.500 m3/segundos, asocindose a un ciclo seco; mientras
que entre 1997 y 1998, 27.300 m3/seg.
que corresponde al caso extremo (INTA,
2014). No obstante, el dato ms saliente
no se deduce de los picos y variaciones,
sino ms bien de la mayor frecuencia que
data en los ltimos 25 aos a favor de los
aos de crecidas. Son 12 contra 4, si no
se contempla el ao 2015, donde las precipitaciones medidas hasta el da 6/11/15
arrojaban 1.188 milmetros respecto a los
1.150 anuales (Alegre, 2015).
Este incremento de caudal en aos de
ciclo hmedo como se apreci en la salida de campo, trae aparejados remolinos y
remansos. Adems del riesgo para los visitantes al introducirse en nado a ms de
50 metros de la orilla, imperceptiblemente
han provocado un efecto erosivo, cada vez
con ms presin sobre el lmite de costa.
Por ende, desde la dcada pasada, en el
muelle y otras zonas costeras debieron planificarse y realizarse defensas (Figura 3).
Asimismo, de la mano del turismo, tambin en la dcada pasada, la construccin de
un mirador, muelle y lugar recreado para alojar visitantes, a 5 kilmetros al Norte de Empedrado, modific parte del curso del ro, a
favor del proceso de erosin hacia la costa,
con ms remansos y remolinos. Esto, gener el alerta de las autoridades competentes
en la jurisdiccin tripartita entre el Munici453

Jorge Lapena y Mara Celia Garca

pio local, la Gobernacin de Corrientes y


la Prefectura, en el orden nacional, aunque
por lo observado y registrado (testimonios a

docentes, estudiantes y vecinos, segn salida


de campo del 7/11/15) no existe un ntegra
toma de conciencia de los visitantes.

Figura 3. Obras de defensa costera en Balneario de Empedrado

Fuente: Foto propia de salida de campo vespertina del da 6/11/2015


(Grupo Cerrado Geografia Fsica; Facebook.com)

Conclusin y reflexiones finales


En el paisaje natural se observan tanto
Barrancas de erosin fluvial de la margen
izquierda del Paran, as como caones excavados por procesos fluviales y pluviales
que muestran un importante avance sobre
terrenos del Departamento Empedrado.
Playas de arenas entre zonas de barrancas constituyen recursos locales, propicios
para el turismo, pero tambin estn siendo
afectadas por erosin fluvial en una costa fluvial cncava y de erosin. Y ya desde
los inicios de la actividad turstica, estas
costas han sido expuestas a los procesos
geomorfolgicos e hidrolgicos de erosin,
por lo cual han constituido una preocupacin. Por ello, las autoridades locales construyeron defensas ribereas y restricciones
de baarse en algunos lugares, adems de
afrontar prospectivamente medidas para
prevenir accidentes, preservar construcciones y sustentar el turismo.
Si bien se trata de un entorno (aun con
barrancas de erosin), que moviliza miles
de visitantes a lo largo del ao, la erosin
454

se considera una preocupacin a sortear.


As en la zona del Balneario Municipal se
han construido el pavimentado de defensas
irregulares para disipar la energa del curso del Paran en su margen cncava. Sin
embargo inmediatamente aguas debajo de
las defensas, acusan pronunciados procesos de erosin (con remansos que afecta
en parte al Balneario y hasta inmediaciones del muelle portuario). Ms al Sur del
Puerto, y luego de un tramo fluvial el curso
fluvial se calma y ha alimentado una barra
mostrando bancos de arena que muestra
sedimentacin en nuevos sectores de playas. Pero en este caso slo accesible desde
las instalaciones del Puerto y fuera del balneario que se pretenda proteger.
La actividad antrpica sobre estas costas fluviales (defensas de espigones, hoteles, cabaas, casas, ermitas y carreras de
cuatriciclos), an con el intento de mejorar
el turismo, provocaron: - con sus defensas:
una variacin en la dinmica del curso del
ro, especialmente en cuanto a la fuerza y
direccin de las corrientes interiores (que

Erosin en barrancas y caones de Empedrado (Corrientes). La influencia de El Nio...

erosionan playas, aumentan el peligro de


embarcaciones sin motor, as como de baistas que se adentran); -con la construccin de hoteles y hasta casas particulares
a la vera de barrancas, su peligro de desmoronamiento. -con el permiso de uso de
motos, cuatriciclos y hasta cabalgatas, la
aceleracin de erosin fluvial y pluvial con
la profundizacin de crcavas, por deterioro de la pobre vegetacin de la zona.
Si bien el proyecto Hotel Continental,
qued trunco por procesos vinculados
a la Segunda Guerra Mundial, primero
la desidia (por dinamitar parte de la
estructura en vsperas de la vecindad de

una ofensiva de Paraguay), y en el presente


por no realizar ninguna obra de proteccin
de erosin costera, son causales principales
de que solo queden sus ruinas. Para el
caso especfico de las que se localizan en
su extremo occidental (que presentan solo
vestigios del Balcn al Paran prcticamente
desmoronado, donde slo quedan algunas
barandas expuestas a la erosin fluvial y
remocin de la barranca costera); desde
este humilde aporte se reflexiona sobre
la necesidad de resguardar sus vestigios
mediante defensas, o al menos rescatar
sus restos, para exponerlos en un sitio de
inters histrico y turstico en Empedrado.

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Municipio de Empedrado a salida de
campo del da 6/11/15. Departamento
de Asesora de proyectos municipales.
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Argentina, (8va Ed). Kapelusz. Bs As.

455

Parte 8
Problemas socioeconmicos y
debates sobre sustentabilidad

Contribuciones de Rolando Garca y su importancia para el


anlisis de conflictos ambientales
Ana Mara Fernndez Equiza, Virginia Toledo Lpez, Natasha Picone,
lvaro lvarez, Dafne Alomar Messineo y Victoria de Estrada

Introduccin

Algunos aportes de Rolando Garca

En los ltimos aos los conflictos ambientales han crecido y se han profundizado. Los mltiples abordajes, desde distintas disciplinas, dan cuenta de su relevancia
y de la pertinencia de su estudio. Considerando que existen conflictos ambientales
a distintas escalas, asociados a varias actividades, nos preguntamos: cmo abordar los conflictos ambientales de forma de
comprenderlos en su complejidad, aprehendiendo las mltiples relaciones que los
constituyen?, qu marco terico podra
contribuir a su comprensin?
En el presente trabajo, indagamos sobre
la obra de Rolando Garca, su concepcin
de la ciencia, la epistemologa constructivista y la teora de sistemas complejos. Sus
aportes brindan un enfoque terico-metodolgico que permite abordar en forma
articulada tanto variables estructurales y
coyunturales, como as tambin los distintos factores que influyen en la definicin
del problema, en los diversos niveles en los
que ste se expresa (global, regional y nacional/local).

En su anlisis de la historia del conocimiento humano, Garca muestra no slo


cmo fueron superadas las teoras apriorsticas sobre el conocimiento sino tambin
las empiristas. Una teora cientfica parte
de un conjunto emprico, de un recorte de
observables, es decir de percepciones que
suponen un grado de elaboracin y se constituyen en hechos a partir de su interpretacin y significacin en relacin a un contexto ms amplio. Sin embargo, no son estos
registros sensoriales los que constituyen de
por s una teora. Ningn observable y ninguna relacin es el resultado de una experiencia directa sino de una construccin social sobre esa experiencia. Para responder
a la pregunta sobre qu y cmo se construye una teora, recurre a las investigaciones
psicogenticas realizadas por la Escuela de
Ginebra, con Piaget: lo que se construye es
la forma de organizar las interacciones con
el mundo externo (Garca, 2006a, p. 10).
Esta forma de pensar la construccin
del conocimiento fue conocida como estructuralismo gentico que, a diferencia
de los estructuralismos clsicos, concibe la
gnesis del conocimiento a travs de organizaciones estructurantes (Garca, 2006a).

A partir de lo anterior y evaluando los


resultados parciales del proyecto Anlisis
de conflictos ambientales a distintas escalas, 2012-2015, construimos un modelo de
representacin de la realidad que entendemos de valor explicativo. En funcin de
la extensin del texto, presentaremos aqu
brevemente una aproximacin al caso de
los conflictos generados por la agricultura
industrial, a escala regional y global.

Sobre la base de estas ideas Garca crea


su teora de los sistemas complejos. Parte
de entender el sistema como un conjunto
organizado, es decir de relaciones entre los
elementos y entre las relaciones que tiene
propiedades diferentes a la suma de las
partes. En esta perspectiva el sistema no
459

A. M. Fernndez Equiza, V. Toledo Lpez, N. Picone, . lvarez, D. Alomar Messineo y V. de Estrada

est dado, se construye a partir de interpretaciones y abstracciones en el dominio de


fenmenos que constituye el objeto de la
investigacin y que est condicionado (no
determinado), por el marco epistmico,
entendido este como una concepcin del
mundo que resulta de una historia y que
est asociada con relaciones de poder y
condiciones sociales especficas.
El nudo central del anlisis de la dinmica de los sistemas, en la perspectiva de Garca, es el estudio de procesos. Recordemos
que se entiende a los procesos como cambios o series de cambios que constituyen el
curso de accin de relaciones que consideramos causales entre hechos. Los procesos
pueden ser bsicos, o de primer nivel (que
constituyen el efecto local, sobre el medio
fsico o sobre la sociedad que lo habita), y
procesos ms amplios que tienen lugar en
otros niveles: los llamados metaprocesos
(o procesos nacionales/regionales) y los
procesos de tercer nivel (o internacionales).
Los tres niveles tienen dinmicas y actores
diferentes, aunque estn en gran medida
relacionados. Estos distintos niveles de procesos implican distintos niveles de anlisis:
local - regional - global (Garca, 2000).
Segn Garca, las caractersticas determinantes de los sistemas complejos son la
heterogeneidad, la interdefinibilidad y mutua dependencia de los elementos que los
conforman (y de las funciones que stos
cumplen). Estas caractersticas implican,
en principio, que el sistema no es descomponible y, luego, impiden la posibilidad de
obtener un anlisis de un sistema complejo por medio de estudios sectoriales. Por
ende, se considera que para abordar los
problemas ambientales es necesario lograr
una verdadera articulacin de las diversas
disciplinas involucradas, a fin de obtener

460

un estudio integrado de esa compleja


problemtica (Garca, 1994, p 397-400).
Hasta aqu entonces, podemos destacar
que Rolando Garca propone una epistemologa constructivista y una teora de sistemas complejos que implica una perspectiva interdisciplinaria. Adems, el punto
de vista segn el cual las relaciones causales se establecen en el nivel terico (aunque puedan ser sugeridas por la experiencia) tiene fundamental importancia para
la prctica de la investigacin cientfica
(Garca: 2000, p. 388-389)

Los conflictos ambientales como sistemas complejos

Entendemos los conflictos ambientales


como aquellos conflictos sociales en los
cuales la disputa involucra una cuestin
ambiental. Adems, como define Acselrad:
So aqueles envolvendo grupos sociais com
modos diferenciados de apropriao, uso
e significao do territrio, tendo origem
quando pelo menos um dos grupos tem a
continuidade das formas sociais de apropriao do meio que desenvolvem ameaada por impactos indesejveis - transmitidos
pelo solo, gua, ar o sistemas vivos- decorrentes do exerccio das praticas de outros
grupos (2004, p. 26)

El estudio de un sistema complejo implica distinguir niveles de anlisis y subsistemas (fsico, econmico, social, poltico,
jurdico, tecnolgico), cada uno est definido por los procesos especficos de ese
nivel. El Esquema 1 sintetiza una propuesta
de abordaje de conflictos ambientales inspirada en la teora de sistemas complejos
de Rolando Garca. En el mismo se pueden
observar los tres niveles de anlisis y los
subsistemas que se tienen en cuenta en el
anlisis de estos conflictos, con sus principales caractersticas.

Contribuciones de Rolando Garca y su importancia para el anlisis de conflictos ambientales

Esquema 1. Anlisis de un conflicto ambiental como sistema complejo: subsistemas y sus


principales caractersticas en los niveles macro y meso - Argentina 2015

Fuente: elaboracin personal

Los

Agri-

Procesos de nivel macro

impactos permanecen en los territorios en


los que se lleva a cabo la actividad productiva y, en muchos casos, se reciben sus desechos (Gudynas, 2003).

Partimos de afirmar que muchos de los


problemas ambientales y sociales del mundo y de nuestra regin en particular, obedecen a estrategias fuertemente basadas
en la explotacin de los bienes naturales
existentes en los territorios como forma
de insercin en la divisin internacional
del trabajo, a partir de una determinada
especializacin (Gudynas, 2003). As, por
ejemplo Enrique Leff afirma que en Amrica Latina se fue generando un proceso
de subdesarrollo como resultado de la divisin internacional del trabajo, el intercambio desigual de las mercancas y la degradacin ambiental, en paralelo al proceso
de globalizacin (Leff, 1998, p. 155).
Estos modelos de desarrollo exgeno
implican transferencias de capacidad de
carga y de soporte hacia los pases compradores/importadores, adems de los
variados servicios ecolgicos por stos
aprovechados, al mismo tiempo que los

Implcito en estos planteos est la afirmacin de que la degradacin ambiental


no es un resultado directo de la presin demogrfica sobre la capacidad de carga de
los ecosistemas, sino de las formas de apropiacin y usufructo de la naturaleza (Leff,
1998, p. 168). Entonces en este sentido, la
cuestin central se ubica en los ritmos humanos de degradacin del ambiente, lo
cual lleva a analizar la forma de produccin. Se afirma que son las relaciones sociales de produccin las que constituyen el
punto de partida para entender la relacin
de la sociedad con su ambiente (Foladori y
Tommasino, 2001). A grandes rasgos, en
el origen de los problemas ambientales se
encuentra la concepcin productivista inherente al modo capitalista de produccin
(pero presente tambin en otros sistemas y
modelos de organizacin de la produccin
y el trabajo), a travs de la dinmica del
producir siempre ms (Lipietz, 2002, p.

conflictos generados por la


cultura Industrial

461

A. M. Fernndez Equiza, V. Toledo Lpez, N. Picone, . lvarez, D. Alomar Messineo y V. de Estrada

21). Dicho de otro modo, la lgica del crecimiento ilimitado y el aumento permanente
de la productividad, inherente a la competencia capitalista, pero no slo capitalista,
avanza sobre la capacidad de carga de los
ecosistemas. El productivismo que en aras
de los aumentos de productividad y el crecimiento expresados acrticamente como objetivo y parmetro de xito del desarrollo,
lleva a aumentar el ritmo de produccin, de
extraccin de recursos y devolucin de residuos ms all de los ritmos de la naturaleza para asimilarlos. As, los desequilibrios
en los sistemas fsicos son detonados por la
subordinacin de la naturaleza a las formas
de apropiacin y uso, determinadas por la
lgica del productivismo. Son los efectos
sobre el sistema fsico y sus consecuencias
actuales y potenciales sobre otros usos y
otros grupos los que motivan los conflictos,
as como la existencia de criterios de valoracin diferentes y contradictorios, que no se
resumen a los meramente utilitaristas, a los
mercantiles y a los antropocntricos.
Si el productivismo ya constitua en
Amrica Latina los modelos agroexportadores previos a la crisis del 30, y se haba
exacerbado con los modelos de desarrollo
sustitutivos funcionales al keynesianismo
de los pases centrales, es a partir de la crisis capitalista de fines de los 60 y comienzos de los 70 (Villareal, 1989), y de la mano
del neoliberalismo y la hegemona del capital financiero, que se acelera vertiginosamente. La lgica especulativa sobreimprime a la actividad productiva el ritmo veloz
del lucro financiero.
En este contexto de liberalizacin, desregulacin y creciente privatizacin, la lgica
mercantil y la hegemona de la valorizacin
financiera, se extienden a todo el complejo agroalimentario, definiendo sus criterios
organizativos y prioridades. En funcin de
ello los procesos de produccin, distribucin y consumo alimentario se integraron por encima de las fronteras estatales,
462

siendo las corporaciones transnacionales


quienes modulan la dinmica del sector,
y detentan el acceso a los recursos y a los
mercados. Entonces, la caracterstica principal del sector agroalimentario contemporneo es el predominio de los complejos
transnacionales, a partir de lo cual se define a la etapa actual como un Rgimen
AgroAlimentario Corporativo (Delgado
Cabeza, 2010; McMichael, 1999, 2009).
Procesos de nivel meso
Los gobiernos de Amrica del Sur transitan experiencias diversas, con rupturas y
continuidades respecto a las polticas econmicas anteriores, pero mantienen una
fuerte primarizacin de sus exportaciones.
Este patrn de especializacin internacional es inducido por los inversores extranjeros y las transnacionales que controlan
las economas nacionales fuertemente concentradas, oligopolizadas y extranjerizadas.
Esta situacin es diferente entre los pases
latinoamericanos, no slo por las diferencias estructurales entre ellos preexistentes,
sino porque las caractersticas de las polticas posneoliberales son diferentes en cada
uno de ellos. Los avances en consensos
nunca antes conseguidos en integracin y
la creacin de instituciones, no implica la
homogeneizacin de polticas hacia el interior de los pases, donde las estructuras
econmicas, sociales y polticas especficas
condicionan procesos diferenciados. A su
vez, el debate sobre el desarrollo que hace
parte de esos procesos trasciende a cada
pas y se constituye dialcticamente, en una
referencia para la regin.
Desde la dcada de los noventa se profundizan las transformaciones en el sistema agroalimentario argentino. En este perodo, en el cual las polticas neoliberales
reforzaron el modelo rentsticofinanciero,
las actividades de exportacin ligadas a las
ventajas naturales del pas adquirieron un
fuerte dinamismo (fundamentalmente las

Contribuciones de Rolando Garca y su importancia para el anlisis de conflictos ambientales

ligadas a hidrocarburos y a la agricultura).


Las polticas neoliberales condujeron a
la reorganizacin de los sectores agrcola y
agroalimentario. Particularmente, el Decreto Presidencial nmero 2.284 de fines de
1991, denominado Decreto de Desregulacin. A partir del cual, el agro argentino
se vio afectado por las transformaciones
ocurridas en la totalidad del sistema agroalimentario, esto es, desde las actividades
que involucran el procesamiento industrial,
hasta la comercializacin y la distribucin
final de alimentos (particularmente, con el
auge del supermercadismo), hacia el mercado interno y externo. Estas actividades,
a su vez, estuvieron alteradas por los procesos de concentracin y centralizacin de
capital ocurridos en la economa general.
Procesos similares afectaron la provisin
de insumos agropecuarios (por ejemplo,
un conjunto muy limitado de empresas fue
adjudicndose la exclusividad de la provisin de semillas a los productores agropecuarios). Paralelamente, se increment la
integracin vertical de las empresas modificando las articulaciones al interior de los
complejos que integran el sistema agroalimentario. Ello suceda a la par del fuerte
proceso de extranjerizacin econmica.
Todo ello favoreci la difusin de una agricultura cuyas principales caractersticas
son enunciadas por Miguel Teubal (2003),
y que aqu denominamos como modelo de
agricultura industrial:
se trata de un modelo basado en el control
de grandes empresas agroindustriales transnacionales sobre sectores fundamentales del
sistema agroalimentario o sea, sobre aspectos clave de la produccin agropecuaria, el
procesamiento industrial y la distribucin
final de productos de origen agropecuario.
En la actualidad est asociado a la revolucin biotecnolgica y la ingeniera gentica
teniendo que ver con la difusin masiva de
la semillas transgnicas (Teubal, 2003, p. 8).

Consecuentemente, en 1991 se otorgaron permisos de experimentacin con culti-

vos a entes privados como Calgene Inc. (con


algodn Bt), Nidera S.A. (para la Soja RR)
y Cyba Geigy Argentina SAIC (con maz).
Progresivamente se fueron sumando empresas transnacionales como Monsanto,
Cargill, AgrEvo, Pioneer, Mycogen, Zeneca, Novartis, Dow AgroScience, Syngenta
y otras ao a ao. Tambin se cre la Comisin Nacional Asesora de Biotecnologa
Agropecuaria (CONABIA) que fija un marco regulatorio para los Organismos Genticamente Modificados (Joensen y Semino,
2004). Ello permiti que se introduzca en
el pas la soja transgnica de Monsanto y el
paquete tecnolgico a ella asociado.
Por su parte en 1996, en Argentina se
aprueba el cultivo comercial de la soja RR
(Roundup Ready) va el sistema de licenciamiento, y comienza la implementacin de
este nuevo paquete tecnolgico. El mismo
est formado por la semilla transgnica y el
herbicida al cual es resistente, ambos combinados con la utilizacin del sistema de la
siembra directa (Pengue, 2004, p. 2). Tanto la semilla RR como el Glifosato Roundup
son producidos por la empresa Monsanto.
Segn Teubal (2006), este sistema de
produccin genera:
la desaparicin de medianos y pequeos productores y trabajadores rurales; la creciente
prdida de la soberana alimentaria; la gran
vulnerabilidad a que est siendo sometido
nuestro agro a causa de la especializacin en
este cultivo exclusivamente de exportacin;
el deterioro ambiental, que ha generado protestas, por ejemplo, en poblados contaminados por las fumigaciones de glifosato por
aire; la prdida de la biodiversidad en nuestro medio; la dependencia respecto de grandes empresas transnacionales que, en forma
creciente, son proveedoras excluyentes de la
semilla Teubal (2006, p. 73).

Pengue (2004, p. 1-2), por su parte destaca que:


esta intensificacin agrcola () presentada
como una nica alternativa productiva en el
marco de un modelo de pensamiento nico y
hegemnico, ha generado (): desaparicin
463

A. M. Fernndez Equiza, V. Toledo Lpez, N. Picone, . lvarez, D. Alomar Messineo y V. de Estrada


de paisajes enteros, prdida de la diversidad
productiva, inaccesibilidad de los sectores
sociales ms vulnerables a los productos de
la canasta bsica de alimentos, dependencia
y prdida de la capacidad gerencial del productor, alto grado de endeudamiento, prdidas de informacin y formacin adecuada
y capacidades en el know-how agropecuario y
aceleracin de procesos degradantes, muchas veces ocultos detrs de las variedades
de altos rendimientos.

Conclusiones
El surgimiento y la multiplicacin de
conflictos ambientales motiva un amplio
abanico de investigaciones aportadas por
gegrafos, bilogos, mdicos, historiadores, ingenieros agrnomos, economistas,
cientistas polticos y de las relaciones internacionales, eclogos, entre otros. Este prisma, que abordado desde la especificidad
de cada disciplina y de enfoques tericos
que enfatizan la racionalidad instrumental, sera reducido a alguna de sus facetas,
nos desafa a intentar abordajes que nos
aproximen a su funcionamiento como totalidad. En ese sentido, en el presente trabajo se propuso entender a los conflictos
ambientales como sistemas que ponen en
juego actores, procesos sociales y siste-

mas fsicos de tal modo que la bsqueda


de su explicacin nos enfrenta no slo a la
identificacin de los componentes de ese
conflicto, sino a sus mltiples relaciones,
que adems se interdefinen, son relaciones
entre relaciones y existen en un momento
histrico y en una cultura.
Los conflictos ambientales, ponen en discusin los procesos por los cuales parte de
los territorios son utilizados en funcin de
una dinmica determinada exgenamente.
En ese sentido, la continuidad y an la
profundizacin de las dinmicas ligadas a
la explotacin de recursos naturales para la
exportacin, generan conflictos ambientales en el marco de los cuales se cuestionan
no slo al neoliberalismo sino a las polticas posneoliberales que mantienen un sesgo productivista asociado al desarrollismo
o a la necesidad de divisas por la renovada
importancia de la restriccin externa.
Observamos para el caso de la Agricultura Industrial, que los procesos de nivel
macro y meso son de fundamental importancia para comprender los conflictos generados por dicha actividad.
La teora de sistemas complejos de Rolando Garca contribuye a profundizar la
comprensin de los conflictos ambientales.

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465

Extractivismo en la Argentina del siglo XXI.


La ofensiva sojera contina
Graciela Patricia Cacace y Jorge Osvaldo Morina

Introduccin y marco terico-conceptual

El largo desarrollo de la crisis econmica y financiera del modo de produccin y


sistema geogrfico capitalista, se dar en
un contexto histrico en el cual ser un aspecto de una crisis mucho mayor, una crisis
de civilizacin. Los trabajadores, los explotados y los dominados pagan ya los costos
y lo seguirn haciendo cada vez ms. De
manera inmediata, se enfrentan al conjunto de medidas dispuestas por gobiernos y
empresas con el objetivo no slo de hacer
caer el peso de la crisis sobre ellos, sino de
utilizar el cambio en la relacin de fuerzas
favorable al capital que se deriva del aumento del desempleo, para agravar an
ms las condiciones de explotacin. En un
horizonte temporal ms amplio, los explotados y dominados debern enfrentarse
con la interpenetracin (de la que vemos
las primeras expresiones en frica y Asia),
entre la crisis econmica mundial, la crisis
alimentaria que golpea a poblaciones muy
vulnerables y los impactos sociales de la
crisis de cambio climtico, entendida como
crisis de las condiciones de la reproduccin social en relacin a los ecosistemas
planetarios y la degradacin de la biosfera
(Chesnais, 2010).
Todo parece indicar que el captulo de
la expansin constructiva (recordando el
concepto destruccin creadora utilizado
por Schumpeter) se ha cerrado de manera
definitiva. El actual flujo de ganancias y de
transferencias de capital de Sur a Norte
supera con amplitud el reducido flujo de
nuevas exportaciones de capital en senti-

do contrario. Este desequilibrio no es coyuntural y se traduce en un vuelco en las


relaciones entre la dimensin constructiva
y la destructiva, ambas inherentes al capitalismo. Hoy, cada expansin incluso
marginal- del capital en las periferias implica destrucciones de alcance inimaginable.
Por ejemplo, la apertura de la agricultura
a la expansin del capital, marginal en trminos de oportunidades potenciales para
la inversin (y en trminos de creacin de
puestos de trabajo modernos, de alta productividad), vuelve a poner en discusin la
supervivencia del gnero humano.
En la Argentina, los veinticinco aos
(1976-2001) de la etapa neoliberal han
concluido. Pero lo hicieron dejando una
profunda marca en la sociedad argentina:
(a) un dominio determinante del gran capital transnacional; (b) la consolidacin de
la posicin perifrica del ciclo del capital
local en el ciclo del capital global basada en la preeminencia de la estrategia del
saqueo de las riquezas naturales, y (c) la
precarizacin y superexplotacin estructural de la fuerza de trabajo. Estos elementos
dan cuenta de la continuidad y consolidacin del ciclo de la dependencia.
En el segundo semestre de 2002 comienzan a perfilarse nuevas tendencias que, con
el correr de los aos, se tornaran caractersticas de un nuevo modelo econmico.
Se trata en realidad de transformaciones
en el rgimen de acumulacin que expresan
la articulacin al sistema internacional imperialista desde lazos de dependencia que
pueden cambiar su ropaje pero se mantienen inclumes.
467

Graciela Patricia Cacace y Jorge Osvaldo Morina

Por cierto, la dinmica de la acumulacin exitosa en Argentina a partir de


2002, plantea una serie de restricciones.
Ellas implican una combinacin de contradicciones, barreras y lmites que se articulan como los principales problemas de la
etapa. El lmite ms importante es la consolidacin de un patrn de acumulacin de
carcter dependiente y perifrico basado
en el saqueo de las riquezas naturales (extractivismo), en el marco de una economa
transnacionalizada. Esta situacin conforma un obstculo significativo a las posibilidades de avanzar en un proyecto de cambio social pues supone la conformacin de
una slida correlacin de fuerzas sociales
a favor del bloque dominante burgus y
dentro de ste de su fraccin transnacional. Este rasgo de continuidad es el que da
cuenta del carcter postneoliberal de la
etapa actual (Fliz y Lpez, 2010).
Se ha planteado que, en la Argentina,
como en buena parte de Amrica Latina
se realiz el pasaje del Consenso de Washington (CW), asentado sobre la valorizacin
financiera, al Consenso de los Commodities
(CC), basado en la exportacin de bienes
primarios a gran escala, entre ellos, hidrocarburos, metales y minerales, productos
alimenticios (maz, soja, trigo) y biocombustibles (Svampa, 2013, p. 4; Svampa y
Viale, 2014, p. 15).

Este CC es entendido como un proceso complejo que, desde el punto de vista


econmico acenta la reorientacin de
nuestros pases hacia actividades primario-extractivas con escaso valor agregado.
El efecto de reprimarizacin se ve agravado por el ingreso de China como socio
desigual en lo que respecta al intercambio
comercial con la regin. En lo social, el CC
implica la profundizacin de la dinmica
de desposesin, representada por el despojo y la concentracin de tierras, recursos y
territorios, en una poco disimulada alianza
multiescalar entre gobiernos y grandes corporaciones. Estos procesos son interpreta468

dos como parte de la consolidacin de un


estilo de desarrollo neoextractivista.
As como en los aos noventa el pretendido discurso nico nos deca que no hay
alternativa, algo similar ocurre en esta segunda dcada del siglo XXI, cuando los voceros del conjunto que integran los gobiernos de nuestra regin y las multinacionales
expoliadoras de los recursos naturales (o
bienes comunes), nos pretenden imponer
el carcter irrevocable o irresistible de la
actual dinmica extractivista. Est claro
que apuntan a desconocer primero, y a reprimir cuando eso no es posible, a las organizaciones sociales que se movilizan en
defensa del territorio, del agua, de la biodiversidad, de la salud humana agredida
de muy diversas maneras.
Lo dicho en pasajes anteriores tiene estrecha relacin con las polticas orientadas
a la atraccin de inversiones extranjeras
especializadas en la explotacin de recursos naturales y en las primeras etapas de
su procesamiento. En los ltimos aos, las
exportaciones de los pases de la regin y
los altos precios de varias materias primas
(incluso con cadas en 2014 y 2015), favorecieron balanzas comerciales superavitarias.
Tambin hay que sealar:
un efecto positivo sobre las cuentas de resultados de las empresas transnacionales, lo
que ha impulsado los dividendos de la IED
para los pases de origen hasta alcanzar entre 2007 y 2010 una media de 85.567 millones de dlares. Por otra parte, teniendo en
cuenta que en muchas economas ms de
la mitad de los flujos de IED recibidos corresponden a reinversin de utilidades de las
propias filiales, se puede concluir que la IED
no representa en la actual coyuntura una entrada neta de capital para Amrica latina y el
Caribe (CEPAL, 2011, p. 149).

De esa manera, el modelo fomentado


por la IED consolid formas de produccin
que implicaron la sobreexplotacin de la
capacidad de carga de los ecosistemas y
una transferencia de riqueza encubierta

Extractivismo en la Argentina del siglo XXI. La ofensiva sojera contina

(agua, nutrientes) en las transacciones internacionales (Pengue, 2008). Existen costos sociales y socio-ambientales que no
son considerados.
La expulsin de los ms pobres de la tierra,
la afectacin de los ecosistemas y de los hbitats humanos, los cambios en las condiciones de trabajo, la fragmentacin social y
territorial son parte de la dinmica principal
y global que afianza una insercin econmica internacional de la mano del capital
financiero y las transnacionales (Fernndez
Equiza, 2013, p. 10).

El agrocapitalismo sojero
La soja convencional se sembr en Argentina desde 1909. Desde 1970 registr un
continuo crecimiento de la superficie cultivada. La elaboracin de genotipos de semillas resistentes a herbicidas especficos marc el punto de partida del agrocapitalismo
sojero. En 1996 se concret la liberacin comercial de la variedad transgnica RR (RoundupReady) de la multinacional Monsanto[1].
El paquete tecnolgico permiti simplificar
notablemente el manejo del sistema agrcola con la siembra directa[2], la mecanizacin total y el aumento exponencial de la
aplicacin de agroqumicos. Se hizo factible
cultivar suelos antes considerados no aptos
para agricultura o multiplicar las siembras
posibles en el mismo perodo agrcola. La
superficie cultivada en reas pampeanas y
extrapampeanas creci aceleradamente,
[1] La produccin de transgnicos fue impulsada por el gobierno
de C. S. Menem. Con ese objetivo, en el mbito de la SAGPyA,
en 1991 fue creada la CONABIA (Comisin Nacional Asesora de
Bioseguridad Agropecuaria), cumpliendo con el pedido de Monsanto y otras multinacionales. En 1998 fue aprobado el maz Bt
(resistente al insecticida para el barrenador del tallo). En 2004,
durante el gobierno de N. Kirchner, el Ministerio de Economa
aval el maz RR (resistente a la aplicacin de glifosato). De los
ms de 1.700 ensayos de campo autorizados y de las evaluaciones aprobadas entre 1991 y 2010, un 56% correspondi a variedades de maz; un 23% a las de soja; algodn y girasol 5% cada
uno; arroz 3%; papa 2%; con un 6% para otros cultivos.
[2] En 1988/1989 slo el 1% de la soja cultivada utiliz el sistema de siembra directa. En 1996/1997, el 43%; en 2004/2005
rondaba el 99%. La soja RR pas del 5,5% de la produccin en
1996/1997 a ms del 98% en 2002/2003.

como as tambin la produccin (Ver Anexo). Desde el territorio argentino el paquete


tecnolgico se fue introduciendo y difundiendo en pases limtrofes.
Los monocultivos de exportacin, como
la soja, son parte del extractivismo que
no responde a necesidades locales sino a
una insercin internacional subordinada
y funcional a la `globalizacin comercial
y financiera (Gudynas, 2009). Es as que,
buena parte del agrocapitalismo argentino
est dominado por grandes corporaciones
transnacionales que obtienen rentas extraordinarias[3]. El Estado argentino capta
una parte de las rentas a travs de las retenciones[4] a las exportaciones.
El negocio de la soja queda concentrado en tres grandes sectores: a) Los pool de
siembra que se nutren de fondos de inversin y operan a gran escala sobre las tierras
arrendadas en detrimento de los pequeos
y medianos productores; b) Los proveedores de agroqumicos (Monsanto, Novartis,
Dupont, Bayer, Zneca, Agroevo) acumulando en base a la fuerte dependencia que
tiene la produccin de soja de las nuevas
semillas, herbicidas y fertilizantes[5]; c) La
[3] La cosecha de soja 2014/2015 arrojara una produccin de
60,1 millones de toneladas (Bolsa de Comercio de Rosario, julio
2015). La superproduccin de pases como la Argentina y Brasil,
ms la de Estados Unidos -con cosecha rcord en 2014-, lleva
los precios de la oleaginosa a la baja. El grano de soja, en enero
de 2014 cotiz a U$S 466 la tonelada y en mayo a U$S 540,
mientras que en el primer trimestre de 2015 se posicion en U$S
380 a causa de la casi perfecta cosecha estadounidense, con rendimientos rcord (Bolsa de Comercio de Rosario, julio 2015). En
octubre de 2015 promedi unos U$S 325/tn.
[4] Retenciones es el impuesto que cobra el Estado Nacional a
las exportaciones de granos. Las retenciones alcanzan a diversos
productos agrcolas pero el principal ingreso proviene de la soja,
principal producto de exportacin argentino. Por cada tonelada
exportada el Estado recauda el 35% del valor de la misma. La
Resolucin N 126/2015 publicada en el Boletn Oficial del 18
de marzo de 2015, modifica las retenciones con las devoluciones
segmentadas para pequeos y medianos productores segn las
toneladas que produce el terreno, (y no segn la extensin de las
tierras). Alrededor del 80% de la produccin es manejado por el
20% del mercado que representan los grandes productores. El 20%
restante se distribuye entre pequeos y medianos productores.
[5] 21/05/2015- Como respuesta a la pretensin de Monsanto
de cobrar regalas por el uso de su nueva semilla transgnica Intacta en los acopios donde deban retener el dinero, el Gobierno
emiti un Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) para regular

469

Graciela Patricia Cacace y Jorge Osvaldo Morina

concentracin de la comercializacin, con


cinco grandes compaas exportadoras
que manejan el 90% de las ventas: Cargill,
Bunge, Dreyfus, Nidera (de capitales chinos desde 2014) y Aceitera General Deheza, que exportan desde puertos propios
privatizados en los aos noventa[6].
El proceso de sojizacin coloc a la
Argentina como el tercer productor mundial del grano, despus de EEUU y Brasil,
y primer exportador mundial de aceites,
harinas y biodiesel[7]. El complejo oleaginoso de Rosario y su zona de influencia se
ha convertido en el principal ncleo exportador de la Argentina; all se procesa y se
comercializa el 80% de la produccin nacional de soja.
El fuerte aumento de la produccin de
soja (que para el ao agrcola 2002/2003
ya era transgnica en ms del 98%), implic cambios en las orientaciones productivas: numerosos tambos en Santa Fe
y Crdoba cerraron, se redujo la superficie
dedicada a la caa de azcar y a la horticultura en Tucumn, la ganadera bovina
fue empujada hacia tierras marginales, expulsando rebaos de cabras de campesinos. Se destruyeron bosques (entre 2004
y 2007 se deforest un milln de ha.)[8],
el mercado de semillas en el pas. El decreto establece que todos
los pagos por derecho de propiedad en los desarrollos biotecnolgicos deben realizarse en la semilla. Adems se crea un registro
que determina qu porcin de la semilla no fiscalizada es de uso
propio y qu porcin corresponde al comercio de "bolsa blanca",
trmino con el que se denomina al producto no certificado o fiscalizado (la venta de las semillas de soja como grano por parte
de productores). El DNU excluye del pago a los pequeos agricultores y tambin crea un fideicomiso para el fomento de la biotecnologa en el pas a travs del cobro de un canon tecnolgico.
[6] Cabe recordar que el precio internacional de la soja, como
el de otros commodities, resulta tambin de la especulacin. Se
recomienda consultar el trabajo de Schumann, 2014.
[7] Segn la Asociacin de la Cadena de la Soja Argentina (ACSOJA), la capacidad de molienda instalada pas de 29,6 millones de toneladas en 2003 a 59 millones en 2011, ao que marc
el rcord de ms de 37 millones de toneladas de producto procesado. Ese ao, Argentina aport casi el 50% de las exportaciones
mundiales de aceite y harinas de soja y el 73% de las de biodiesel.
[8] La expansin mediante deforestacin continu en las provincias extrapampeanas, aprovechando la demora intencional de
varios aos en la reglamentacin de la Ley de Bosques y pese
a la resistencia de las comunidades de campesinos desplazados

470

humedales y estepas, terminando con la


biodiversidad, alterando los ciclos hdricos y contaminando suelos y aguas superficiales y subterrneas con agrotxicos. En
suma, se vulnera la seguridad y la soberana alimentaria. El avance del monocultivo
alienta la expulsin de trabajadores rurales afectando la estructura social agraria y
el desplazamiento de pequeos productores. En los territorios de la soja se aplican
mecanismos de expropiacin de recursos
naturales y se violan los derechos, tanto
humanos como de la naturaleza: Una verdadera extraheccin[9] (Gudynas, 2013).
Las consecuencias de la sojizacin son
an ms graves. Afectan los suelos extrayendo sus nutrientes y micronutrientes[10],
obligando a una profusa aplicacin de
fertilizantes artificiales para sostener el
esquema productivo. Los daos a la salud humana resultan innumerables; aumenta la cantidad de situaciones en las
que habitantes rurales y urbanos padecen
afecciones respiratorias, dermatolgicas,
neurolgicas, distintas formas de cncer y
muerte, en asociacin directa con el uso
de agrotxicos[11]. En marzo de 2015, la
de tierras que ocuparon por varias generaciones. El Congreso
Nacional demor un ao y medio en aprobar la Ley 26.331, de
Presupuestos Mnimos de Proteccin Ambiental de los Bosques
Nativos, sancionada el 28/11/2007.
[9] La extraheccin es el caso ms agudo del extractivismo. La
palabra tiene su origen en el vocablo latino extrahere, donde
ex significa fuera, y trahere alude a quitar y arrastrar haca s.
Por lo tanto, extraher es el acto de tomar o quitar con violencia,
arrancar los recursos naturales, sea de las comunidades como
de la naturaleza.
[10] En trminos de volumen extrado con el cultivo de soja,
desde los comienzos de la agriculturizacin (1970/1971) hasta
el ao agrcola 2005/2006, la Argentina ha perdido 11.354.292
millones de toneladas de Nitrgeno (ya descontada la reposicin
natural), 2.543.339 mill. de tn. de fsforo y valores muy elevados
de los dems nutrientes y oligoelementos. Por el costo estimado de una restitucin equivalente con fertilizantes minerales, la
Argentina ha perdido unos U$S 2.895.344.460; 2.638.055.818;
890.168.650; 461.509.880; 86.251.130 y 71.531.320 (Pengue,
2006) por el nitrgeno, potasio, fsforo, azufre, calcio y magnesio exportados, respectivamente [7 mil millones de dlares].
[11] Marzo de 2010: Fallo judicial que prohibi el uso del glifosato en cercanas de la ciudad de San Jorge,
Santa Fe. Agosto de 2012: Sentencia correspondiente a un juicio
por contaminacin y daos a la salud por agroqumicos aplicados a travs de la fumigacin de campos cultivados con soja; Ba-

Extractivismo en la Argentina del siglo XXI. La ofensiva sojera contina

OMS (Organizacin Mundial de la Salud)


dio a conocer, a travs de la Agencia Internacional para la Investigacin sobre el
Cncer (IARC), un estudio que revela que
el glifosato caus dao al ADN y los cromosomas en las clulas humanas analizadas. El agroqumico[12] se detecta en el aire
durante la pulverizacin de los cultivos en
los que es utilizado, as como tambin, en
el agua y en los alimentos. De esta manera, la mxima autoridad de salud a nivel
global confirma las denuncias silenciadas
de los pueblos fumigados y de cientficos
independientes. Las enfermedades continuarn en tanto y en cuanto se contine
con el paquete tecnolgico, medular en la
actual agricultura. En Argentina, ms de
13 millones de personas conviven con la
aplicacin de 370 millones de litros anuales de agrotxicos (no slo glifosato) en
reas cultivadas con soja.

rrio Ituzaing Anexo, Crdoba. Una resea detallada de contaminaciones en animales, vegetales y humanos, en reas urbanas,
periurbanas y rurales de nuestro pas, por agrotxicos utilizados
en sojales entre 2002 y 2009, puede leerse en Domnguez y Sabatino, 2010. En octubre de 2014, un trabajo de estudiantes de
medicina de varias universidades nacionales realizado en Monte
Maz, Crdoba, verific que los casos de cncer son el doble que
el promedio nacional y el provincial. La mortalidad por esa enfermedad triplica las medias nacionales y provinciales. Asimismo, es
muy alta la frecuencia de asma en menores de 16 aos, llegando
a 52,3% en nios de 6 y 7 aos. Al interior de esa localidad se
almacenan 975.000 litros/kg. de agroqumicos que se aplican
por ao en los campos que la rodean. El monitoreo qumico descubri altas concentraciones de glifosato y clorpifirs en el suelo
y en cascarillas de maz y soja (Yanson, 2015).
[12] El glifosato es comercializado hace ms de 20 aos por la
multinacional Monsanto bajo la marca Roundup y su uso se increment significativamente a raz del desarrollo de variedades
de cultivos transgnicos de soja, maz y algodn. En Argentina
tambin est permitido su uso en yerba mate, vid, trigo, girasol,
hortalizas, pasturas, ctricos y frutales de pepita (manzana, pera,
membrillo). En 2014, segn datos de la misma industria, en el
territorio argentino se utilizaron alrededor de 200 millones de
litros, slo de este herbicida.

Consideraciones finales
En base a la caracterizacin introductoria y a la sntesis del caso seleccionado,
entendemos que las modalidades de explotacin de los recursos naturales y su fuerte vnculo con la profundizacin de la extranjerizacin y concentracin del capital,
constituyen indudables continuidades de
las llamadas polticas de los noventa. En
plena segunda dcada del siglo XXI el extractivismo sigue siendo uno de los ejes del
estilo de desarrollo en la Argentina, como
en el resto de Amrica Latina. Tal es el compromiso de los gobiernos de la regin con
estos esquemas socio-productivos que se
habla de un neoextractivismo progresista, con viejas y nuevas caractersticas. Pero
este nuevo extractivismo no implica la
exclusin de las corporaciones multinacionales sino ms bien su afianzamiento con
nuevas formas de asociacin. Los gobiernos buscan atraer inversiones ya no slo
de EEUU, Canad, Europa Occidental,
Japn, sino especialmente de otros pases
asiticos, especialmente China. La coalicin de intereses suele mostrar a las autoridades gubernamentales alineadas con las
empresas en contra de los trabajadores,
comunidades de campesinos o pequeos
productores, asambleas ambientalistas y
de vecinos afectados, o toda aquella organizacin que aparezca como un obstculo
a las propuestas extractivas. Gobiernos de
distinta escala ignoran que el crecimiento econmico (distinto a desarrollo) alimentado por las exportaciones de bienes
primarios encuentra lmites internos, expresados en crecientes resistencias y conflictos sociales, como as tambin externos,
debidos a fluctuaciones en la demanda, en
los precios y a cambios tecnolgicos.

471

Graciela Patricia Cacace y Jorge Osvaldo Morina

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Extractivismo en la Argentina del siglo XXI. La ofensiva sojera contina

Anexo
Mapas de superficies sembradas con soja.
Aos agrcolas 2001-2002 y 2010-2011

Evolucin de la produccin total de soja


entre 1997-1998 y 2014-2015
Produccin total
pas (en toneladas)
1997/98

18.732.172

1998/99

20.000.000

1999/00

20.206.600

2000/01

26.880.853

2001/02

30.000.000

2002/03

34.818.550

2003/04

31.576.751

2004/05

38.300.000

2005/06

40.537.363

2006/07

47.482.786

2007/08

46.238.893

2008/09

30.989.469

2009/10

52.675.466

2010/11

48.888.538

2011/12

40.100.196

2012/13

49.306.201

2013/14

53.397.715

2014/15

61.398.272

Fuente: Ministerio de Agricultura, Ganadera y Pesca de la Nacin.


Sistema Integrado de Informacin Agropecuaria (SIIA)

473

Reflexiones en torno a los logros y contradicciones del nuevo


referencial en las polticas de desarrollo rural en Argentina(*)
Mara Eugenia Comerci

Introduccin
En un clima de disputas y enfrentamientos, en la ltima dcada, el Estado Nacional ha reconocido una serie de derechos
formales y sustantivos expresados en distintos programas sociales y productivos
(Balsa, 2013). Asimismo, en los ltimos
diez aos (2005-2015) se ejecutaron activas polticas para estimular el consumo y
la produccin, regulaciones en el comercio
exterior, proteccin de la industria nacional y renacionalizacin de empresas cono del Estado que fueron privatizadas en
la dcada del noventa. Sin embargo estas
mejoras, se realizaron sin cambiar sustancialmente los patrones de especializacin
comercial ni introducir un cambio estructural en la dinmica de desarrollo. De este
modo, se han generado distintas posiciones respecto al rumbo de la poltica econmica argentina y latinomericana. Mientras
para A. Rofman (2012) y Manzano y Velzquez (2016), se trata de una poltica basada en una sociedad de trabajo, inclusiva y
con creciente redistribucin del ingreso[1],
[1] Desde esta posicin se considera que el crecimiento de la
economa argentina entre 2003 y 2015 se bas en la fuerte expansin de la demanda domstica y del empleo (en consumo e
inversin) estimulada directa e indirectamente por la activa poltica pblica. Con el paso de los aos se consolid una estrategia
intervencionista focalizada en la expansin del mercado interno,
con reduccin de la pobreza y un aumento de los salarios reales
(Amico, 2013). Para Manzano y Velzquez (2016) se trat de
una estrategia desarrollista que gir en torno al retorno del Estado y condujo a un proceso de crecimiento econmico orientado
a la inclusin social, buscando dejar atrs el perodo de sobreendeudamiento, destruccin de la industria nacional, desempleo y
deterioro econmico y social.

en la vereda terica opuesta, G. Cacace, M.


Gmez, J. Morina y G. Suevo (2013) caracterizan a este modelo como extractivo en
concordancia con los modelos dominantes en el resto de Amrica Latina[2]. Existen
continuidades, cambios y matices en la poltica econmica argentina desde 2003. Si
bien ha crecido la redistribucin del ingreso a travs de diferentes medidas, la poltica agraria de comercio exterior persiste sin
demasiadas discontinuidades respecto del
pasado neoliberal y avanza, casi sin obstculos, el capitalismo agrario.
En la provincia de La Pampa, los departamentos Chalileo, Chicalc y Limay Mahuida han tenido una activa participacin del
Estado provincial, nacional y municipaldurante las ltimas dos dcadas, que se expres en la generacin de polticas pblicas
sociales y productivas con fuerte impacto
territorial. En este marco, en este trabajo se
pretende reflexionar sobre los programas de
desarrollo rural en Argentina entre los aos
1995 y 2015, y el reemplazo de la categora
de pequeo productor por la de agricultura familiar en el contexto de expansin del
capitalismo agrario. Asimismo se buscan
identificar los perfiles productivos de los
destinatarios de programas rurales nacio[2] Estos se caracterizan por desarrollarse en la fase senil del
capitalismo, en que Argentina se inserta funcionalmente en un
contexto de insuficiencia de hidrocarburos y avance de la lgica
especulativa. La apuesta extractiva, desde esta perspectiva, agudiza los problemas en la agricultura familiar, de los campesinos y
los pueblos originarios. Junto con la expansin del modelo, crecen las resistencias sociales autoconvocadas en defensa de los
bienes comunes (Cacace, Gomez, Morina y Suevo, 2013).

Las reflexiones de este trabajo tienen su origen en el proyecto de CONICET titulado: Territorialidades en contextos de expansin
capitalista: estrategias y conflictos en el centro-oeste de La Pampa (1990-2014), Universidad Nacional de La Pampa, 2015.
(*)

475

Mara Eugenia Comerci

nales con menciones para el caso del Oeste


pampeano. Para el desarrollo del trabajo se
combinaron distintas fuentes que incluyen
documentos oficiales sobre polticas de intervencin y antecedentes de otras investigaciones en desarrollo rural argentino.
A continuacin, se realiza una breve trayectoria sobre los programas de desarrollo
rural en los ltimos veinte aos poniendo
foco en los sujetos de intervencin y el contexto de avance capitalista. Posteriormente
se analiza el nuevo referencial que supone
el pasaje de la pequea produccin agropecuaria a la agricultura familiar y se hacen
menciones para el caso pampeano. Finalmente se reflexiona sobre los logros y las
contradicciones que presentan estas categoras en el marco del avance de la frontera
agropecuaria y concentracin de la estructura social agraria.

Programas de promocin rural en contextos de expansin capitalista

Los estudios sobre el desarrollo territorial rural pueden ser clasificados en dos
perspectivas tericas de acuerdo con B.
Manano Fernandes (2008, 2014): las que
parten del paradigma del capitalismo agrario y las que lo hacen desde el paradigma
de la cuestin agraria. En este ltimo enfoque, el campesino es un sujeto subalterno
que resiste al capital; en la segunda lnea
de interpretacin, el campesino se encuentra a punto de sufrir una metamorfosis
para adecuarse a la nueva realidad en formacin[3]. El marco del desarrollo de este
paradigma, se impuso concepto de agricultura familiar (desarrollado en Brasil en la
coyuntura neoliberal de los aos noventa)
como superador de la categora analtica de
campesino[4]. La dicotoma entre agricultu[3] El paradigma del capitalismo agrario posee dos vertientes,
la tendencia de la agricultura familiar que cree en la integracin
al capital y la vertiente del agronegocio que ve a la agricultura
familiar como residual (Manano Fernandes, 2014).
[4] En Argentina, por la influencia de los marcos tericos im-

476

ra familiar asociada con lo moderno y el


concepto de campesino como atrasado
todava es an muy fuerte en el imaginario
acadmico y social latinoamericano.
En la dcada de 1990 en Argentina surgieron los programas de desarrollo rural
centrados en categoras especficas de poblaciones objetivo. Se trataba de proyectos de contencin social en el marco del
modelo de ajuste estructural que no ponan
en cuestin el modelo poltico-econmico entonces vigente en el pas (Manzanal,
2002). Entre otros se destacaron el Programa Social Agropecuario, el PROINDER
y el Programa Minifundio de INTA. Tenan
como sujetos de intervencin a pequeos
productores y minifundistas (Paz, 2014)
y buscaban mitigar los impactos y externalidades del modelo neoliberal.
El Programa Social Agropecuario (PSA),
que estaba dirigido a productores minifundistas y tuvo amplio impacto en los
departamentos Chalileo, Chicalc y Limay
Mahuida donde se conformaron distintas
asociaciones de productores con personera jurdica y activa participacin (tales
como la Asociacin de La Humada, Asociacin del Paso, Asociacin de Algarrobo,
Asociacin de Chos Malal, entre otras).
Financiado por el Banco Mundial el PSA
fue implementado en el Oeste de La Pampa desde el ao 1995. Propona acciones
tendientes a facilitar la inclusin de pequeos productores en estructuras asociativas
para alcanzar mayores niveles de ingreso,
desarrollar procesos de crecimiento y capitalizacin y mejorar la comercializacin
(Ministerio de Economa y Finanzas Pblica,
2011). Cuando se cre la Subsecretara de
Agricultura Familiar en 2009 (luego Secretara), el PSA dej de existir como tal, aunque su red de tcnicos continu trabajando
portados y la preocupacin centrada en el agro pampeano, los
chacareros o farmers, nunca hubo un reconocimiento del sector
campesino y su potencialidad como sujeto clave para el desarrollo agrario en el espacio extrapampeano (Paz, 2014).

Reflexiones en torno a los logros y contradicciones del nuevo referencial en las polticas de...

en dependencia directa de esta institucin


con impactos diferenciales en las distintas
provincias, en funcin del trabajo y compromiso de los coordinadores. Por medio
de la Subsecretara de Fortalecimiento Institucional, se garantiz la participacin de
distintas organizaciones y asociaciones de
productores y la transferencia de fondos
para proyectos socio-productivos. En el
caso pampeano estos fondos se destinaron
a la compra de maquinaria conjunta entre
puesteros[5], para el mantenimiento de caminos, la apertura de plantas de curtido de
cueros, elaboracin de refugios para caprinos, compra de molinos de viento, adquisicin de reproductores, entre otros.
Otro programa relevante fue Cambio
Rural, financiado por la SAGPyA y ejecutado
por el INTA. A diferencia del PSA, estaba dirigido a las explotaciones agropecuarias pequeas y medianas (PYMES), modernizadas
o en proceso de modernizacin. Pretenda
contribuir a las explotaciones a adaptarse
o reconvertirse frente a las exigencias de
los mercados y a mejorar la competitividad
de las empresas agropecuarias (Gisclard,
Allaire y Cittadini, 2015). En este marco,
los departamentos que fueron foco de intervencin de Cambio Rural se orientaron
al Este de la provincia de La Pampa donde
predominan empresas agropecuarias orientadas exclusivamente al mercado.
Desde el ao 2009, y luego del enfrentamiento con asociaciones de productores
por el cobro de retenciones a la exportacin de cereales y carnes, los esfuerzos por
reorientar y coordinar las acciones en torno
al desarrollo rural se ampliaron cuantitativa y cualitativamente en el pas. De acuerdo con M. Lattuada, M. Nogeira, y M.
Ucorla (2015), a la ejecucin financiera de
2012 duplic la de 2009 en dlares (104%)
[5] En el oeste pampeano, se denomina puesteros a los productores familiares, crianceros de ganado, con perfil campesino que
habitan en el puesto, residen y trabajan en su unidad productiva,
cualquier sea su relacin jurdica con la tierra (Comerci, 2011).

si bien la Subsecretara de Agricultura Familiar y el INTA continuaron manteniendo


autonoma en las estrategias y la administracin de los programas a su cargo y en
las fuentes de financiamiento dependientes
del presupuesto nacional. De este modo
se conforma la cartera de inversin pblica en poltica agropecuaria y desarrollo rural ms importante de la historia argentina
hasta la actualidad (Lattuada, Nogeira, y
Ucorla, 2015, p. 80).
En este contexto se generaron nuevos
espacios institucionales con mayor participacin ciudadana y foros de discusin
como la Subsecretara de Agricultura Familiar (que luego devino en la Secretara de
Agricultura Familiar[6]) y el Foro Nacional
de la Agricultura Familiar (FONAF). Desde
el INTA se crearon los Centros de Investigacin y Desarrollo Tecnolgico para la
Pequea Agricultura Familiar (CIPAF), con
amplia difusin territorial. En el plano regional del Mercosur, se cre la Reunin
Especializada sobre la Agricultura Familiar
(REAF), un foro que nuclea a productores
familiares, organizaciones e instituciones
que tiene como objetivo generar propuestas
de polticas pblicas para la agricultura familiar en la regin. De este modo, distintos
programas e instituciones especializadas en
el agro emergieron, junto con la resignificacin de los sujetos destinatarios de las polticas, que a continuacin se desarrollar.
Tras dcadas de polticas neoliberales y
luego de la crisis de 2001, se ha retomado
la iniciativa poltica y el rol del Estado como
ente regulador de la actividad econmica
(Cceres, 2015). Sin embargo, en el campo
argentino la expansin de la frontera agropecuaria vino asociada a un intenso proceso
[6] La Secretara de Agricultura Familiar se cre en pleno conflicto con los exportadores de soja. Esta decisin poltica fue finalmente implementada por el Estado Nacional en un contexto de
crisis poltica institucional por una resolucin que transformaba
las retenciones fijas a las exportaciones de los productos agrcolas en un sistema evolutivo de retenciones mviles (Gisclard,
Allaire y Cittadini, 2015).

477

Mara Eugenia Comerci

de concentracin econmica y una redefinicin de la estructura agraria. En Argentina,


el proceso de concentracin empresarial se
manifiesta, adems de en las grandes escalas productivas, en la importancia que
cobran aspectos como el origen de los capitales, las formas de control y manejo de
los recursos productivos (Gras, 2013) y en
la expansin de las lgicas territoriales empresariales. Los agronegocios y megaproductores expanden la produccin de oleaginosas, tanto en el agro pampeano, como
en el extra-pampeano y expulsan directa e
indirectamente a comunidades campesinas
e indgenas y pequeos productores que no
pueden capitalizarse y que generan diversidad de alimentos para abastecer el consumo
interno (Comerci, 2015). Los datos censales
agropeciarios (CNA 1988, 2002 y 2008) son
elocuentes y demuestran el proceso de concentracin de la produccin en todos los eslabones de la cadena (Imagen 1).
Si bien, en el perodo (2003-2015), con el
mayor protagonismo del Estado Nacional

y sus instituciones (tales como el INTA, el


IPAF, la Secretara de Agricultura Familiar,
o el Foro Nacional de Agricultura Familiar,
entre otras), se han generado distintas polticas de redistribucin del ingreso, ampliacin de derechos y programas productivos
con impactos sociales significativos en las
economas regionales y en la produccin
familiar, no han sido suficientes, integrales
ni estructurales como para modificar las
condiciones de existencia de los sectores
campesinos. A pesar de la puesta en marcha de diversas estrategias de adaptacin
y/o resistencia, las explotaciones campesinas presentan, en la actualidad, graves dificultades para reproducirse ante la prdida de control de los recursos naturales, en
especial de la tierra. En forma paralela se
expande el agronegocio, de este modo, en
el ao 2015 el cultivo de la soja alcanz las
19 millones de hectreas en Argentina (desplazando cultivos y plantaciones tradicionales, adems de ganado) y sus derivados
representaron 8 mil millones de dlares.

Imagen 1. Principales transformaciones en el campo argentino

Fuente: elaboracin personal

478

Reflexiones en torno a los logros y contradicciones del nuevo referencial en las polticas de...

Asimismo el Plan Estratgico Agroalimentario y Agroindustrial (PEA) 20102020 no plantea un cambio de rumbo ya
que propone -para el ao 2020- aumentar
la produccin de granos de cien millones a
158,7 millones de toneladas, incrementar
un 80% la exportacin de productos agropecuarios primarios y aumentar en un 27%
el rea cultivada, actualmente ocupada
por bosques nativos y pasturas (Cceres,
2015). De este modo, en un documento
oficial del PEA, para la provincia de La Pampa se planifica la produccin en tres escenarios con el objetivo de aumentar las distintas producciones agropecuarias (carnes
de distinto tipo, lana, leche, miel, cereales
y oleaginosas), incrementar la produccin,
aumentar los rendimientos y orientarla, en
primer lugar, al mercado externo y, en menor proporcin, al interno.
Coincidimos con J. Balsa (2013) y D.
Cceres (2015) en que esta poltica guarda directa relacin con la necesidad de recaudar impuestos de exportacin, los que
contribuan a sostener las importaciones y
la balanza comercial, a atender los pagos
de la deuda externa, a la generacin de empleo genuino, a la promocin industrial y
a la redistribucin del ingreso a travs de
diversos programas sociales. Estas contradicciones y otras, son manifestaciones de
elementos de continuidad y ruptura con
el modelo neoliberal y forman parte de la
problemtica y desafos que enfrenta la poltica pblica en la actualidad.

De

en base a informacin del Censo Nacional


Agropecuario (CNA) del ao 2002, y para
ello arm un grupo ad hoc y produjo un documento en el que se adopta una definicin
de pequeos productores muy inclusiva y
abierta[7]. El resultado de este estudio indica que, a pesar de los efectos negativos de
las polticas neoliberales sobre la estructura
social agraria, el total de explotaciones de
pequeo productores (PP) era de 218.868
explotaciones agropecuarias (en adelante
EAP), configurando el 65,6% del total de
las EAP y el 13,5% de la superficie en 2002
(de Obschatko, 2006, Soverna, 2008).
A partir de ese ao los llamados pequeos productores y minifundistas destinatarios de los programas socio-territoriales de la dcada de los noventa, pasaron a
renombrarse como agricultores familiares.
En este marco, el Foro Nacional de Agricultura Familiar (FONAF, 2006), integrado
por organizaciones de productores y por
tcnicos de la Secretara de Agricultura Familiar, propuso su propia concepcin de
Agricultura Familiar e identific cinco categoras que van desde unidades de subsistencia hasta capitalizadas con capacidad
de reproduccin y crecimiento (Soverna,
Tsakoumagkos y Paz, 2008). El FONAF,
propuso una definicin cualitativa sobre la
agricultura familiar, considerndola como:
una forma de vida y una cuestin cultural,
que tiene como principal objetivo la reproduccin social de la familia en condiciones
dignas, (FONAF, 2006, p. 4). Asimismo,
desde la REAF, se cre la categora de agricultura familiar entendida como un tipo

En el ao 2006, el Programa de Desarrollo de Pequeos Productores Agropecuarios (PROINDER) de la Secretara de


Agricultura, Ganadera, Pesca y Alimentos
de la Nacin (SAGPyA), propici la necesidad de definir y cuantificar la pequea
produccin agropecuaria en la Argentina

[7] La definicin operativa adoptada por el estudio del PROINDER (2006) considera pequeo productor a quien dirige la
explotacin (EAP), que trabaja directamente en ella y no posee
trabajadores no familiares remunerados permanentes. El estudio del PROINDER arroj que los pequeos productores son
los proveedores de un gran nmero de cultivos: ms del 85%
en tabaco, algodn, yerba mate y caa de azcar; entre el 70%
y 80% en varias hortalizas. Con respecto al empleo rural, los
pequeos productores aportan el 53% del total del empleo utilizado en el sector agropecuario a nivel nacional (equivalente a
428.157 puestos de trabajo).

la pequea produccin agropecuaria a la agricultura familiar: reflexiones


para el caso pampeano

479

Mara Eugenia Comerci

de produccin donde se encuentran fsicamente integrado la unidad domstica y la


unidad de produccin, la agricultura es la
actividad y fuente de ingresos principal de
la unidad familiar, la familia proporciona la
mayor parte de la mano de obra utilizada
en la explotacin, y la produccin es tanto
orientada hacia el autoconsumo como al
mercado (REAF, 2006, p. 6).
Desde perspectivas crticas, para D.
Hocsman (2010), las categoras de agricultura familiar solo pretenden subordinar al
sujeto dentro de la economa capitalista y
se enmarcan en el paradigma del capitalismo agrario y niegan el carcter campesino.
Para R. Paz (2014) la fortaleza del trmino
radica en dos factores: en la cantidad de
explotaciones agropecuarias que poseen
este perfil en el pas (70% de acuerdo al
PROINDER) y en la capacidad de aglutinar
demandas de diferentes actores. Sin embargo la heterogeneidad social que implica
el trmino puede volverse una debilidad en
ciertos momentos de la historia agraria.
Junto con este cambio semntico del
sujeto de intervencin, se crearon instituciones que legitiman y apoyan a este destinatario de las polticas de desarrollo rural.
En 2009, el Estado argentino elev al estatuto de Ministerio a su Secretara de Agricultura y cre la Secretara de Agricultura
Familiar y Desarrollo Rural, reconociendo
oficialmente a un nuevo actor del sector
agrcola. Para M. Gisclard, G. Allaire y R.
Cittadini (2015) se trata de la emergencia
de un nuevo referencial que no pone en
tela de juicio el referencial agrcola dominante, se instala de manera paralela y se
acepta la convivencia de modelos. Asimismo, el contexto de conflictividad con los
exportadores ante la decisin de subir las
retenciones (Resolucin N 125), dividi
las aguas entre productores de soja y productores del mercado interno y puso en relieve la necesidad (no solo econmica, sino
tambin poltica) de promocionar a la agri480

cultura familiar, diferenciada de la empresarial y exportadora. Entre los intereses que


motivaron la promocin de la agricultura
familiar por parte del Estado nacional se
destacan la generacin de empleo, la provisin de alimentos y seguridad alimentaria y
la preservacin del ambiente.
En el caso del Oeste pampeano tambin
se gener el viraje en la denominacin de
los sujetos de intervencin. Los productores autodenominados puesteros- fueron
destinatarios de distintas polticas de intervencin territorial en las que participaron diversos agentes e instituciones estatales provenientes del orden nacional, tales
como el Concejo Federal de Inversiones
(CFI), el Instituto Nacional de Tecnologa
Agropecuaria (INTA), la Secretara de Agricultura, Ganadera, Pesca y Alimentacin
(SEGPyA) y la Secretara de Bienestar Social de la Nacin. Asimismo, el Gobierno
de la Provincia de La Pampa ha intervenido
en la zona mediante distintos Ministerios
(Comerci, 2011). En los diagnsticos de
los departamentos de estudio promovidos
desde nacin se destaca la presencia del
trabajo familiar y la conformacin de asociaciones de productores y productoras,
siguiendo el giro de la conceptualizacin
realizada por la Secretara de Desarrollo
Rural y Agricultura Familiar.
No ocurre lo mismo en los programas
provinciales[8], que continan teniendo
como sujeto de intervencin al pequeo
productor de subsistencia. Desde el discurso oficial, se refieren a los productores como propietarios (excluyendo a los
poseedores) que viven en condiciones de
pobreza, sin bien la categora despersonalizada ms utilizada es la de establecimientos (Comerci, 2011). Sobre la base de
los datos obtenidos de una encuesta a los
productores del Oeste 2005, se crearon
[8] Plan de Desarrollo Rural del oeste de la Provincia de La
Pampa (2008), Gobierno de la Provincia de La Pampa.

Reflexiones en torno a los logros y contradicciones del nuevo referencial en las polticas de...

modelos de jerarqua de empresa para


ubicar a las explotaciones (puestos) que
varan desde microempresas o econmicas de subsistencia a grandes empresas
(Ferrn, 2008, p. 33).
En los discursos expresados en las polticas subyace la idea de que el productor
tradicional de la zona rural, puestero-campesino no rene el perfil buscado por el
modelo dominante, es ms bien un obstculo para el avance del capital, por eso
desde las polticas de desarrollo rural se
pretende transformar este sujeto en empresarios agropecuarios. En estos informes
tcnicos se posiciona al oeste pampeano en una zona marginal, particular y
no apta para el desarrollo agropecuario
en comparacin con el este pampeano y
aparece la necesidad de transformar a los
productores tradicionales en empresarios
ganaderos. Se invisibiliza el carcter campesino, el trabajo familiar y colectivo y la
fuerte articulacin con el territorio que los
puesteros tienen. Aparecen asimismo cargas valorativas y adjetivaciones negativas
sobre los sujetos (tradicionales y reacios
a los cambios, etc.) y siempre se mencionan la escasez, la insuficiencia y la falta de
recursos. De este modo, la nueva categorizacin de produccin familiar promovida
desde nacin ha tenido poco impacto en
el caso del Oeste pampeano, sin embargo
existen puntos de encuentro a la hora de
buscar la transformacin de los productores tradicionales en empresarios exitosos.
Consideramos que el paradigma del capitalismo agrario ha penetrado en los discursos de las polticas pblicas nacionales
y provinciales (y regionales) pues existe una
explcita bsqueda de transformacin del
campesinado en sujetos capitalistas y una
tendencia al avance de las lgicas territoriales empresariales que suponen el trabajo
individual, la divisin de la tierra y el acceso
a la propiedad privada o el arrendamiento,
la mercantilizacin de los intercambios, el

incremento de la productividad mediante


la incorporacin de tecnolgica de insumos
y procesos, la intensificacin del uso de la
tierra y el capital junto con cambios tecnolgicos en la calidad, entre otros aspectos.

ltimas consideraciones
En la dcada de 2000 asistimos a un
cambio en los programas de desarrollo rural. Si bien se ha valorizado el trabajo como
eje central del proceso de recuperacin de
la economa (Rofman, 2012), el modelo necesita de importantes incrementos en las
exportaciones para mantener el crecimiento del PBI y garantizar ingresos para implementar estas polticas, lo que conduce
a procurar exportar commodities (especialmente soja y derivados). Pero, como seala J. Balsa (2013), una expansin ilimitada
de la superficie agrcola, si bien incrementa los ingresos del Estado va impuestos,
reduce la produccin de alimentos que la
poblacin nacional consume, tales como
lcteos, cereales, carnes, frutas y verduras.
Estas contradicciones, que expresan pujas
y tensiones hacia el interior del Estado y sobre los modelos desarrollo rural, tambin
se representan en las instituciones que promocionan el agro exportador (tales como
el Ministerio de Agricultura, Ganadera,
Pesca y Alimentos de la Nacin) con programas como el PEA y la Subsecretaria de
Agricultura Familiar o el Instituto de Promocin de la Agricultura Familiar del INTA,
que promueven la produccin al mercado
interno y las virtudes de la agricultura familiar. Coincidimos con Gisclard, Allaire y Cittadini (2015) en que la institucionalizacin
de la agricultura familiar y la nueva poltica
rural no cuestionan el paradigma productivista de la agricultura empresarial orientada hacia los mercados internacionales de
los cuales depende una parte de los recursos fiscales del Estado. Ms bien proponen
una complementariedad entre los dos modelos. Un agro empresarial, deslocalizado
481

Mara Eugenia Comerci

y exportador es legitimado desde el Estado


nacional (y provincial) con otro familiar,
territorializado, productor de alimentos y
orientado al mercado interno.
El giro en la poltica agraria (con el reconocimiento de los dos modelos) avanza
en las representaciones y categorizaciones
de los sujetos y reemplaza las categoras
de pequeo productor y minifundista por
la de productor familiar (no as, en la de
campesinado). Estas construcciones estn
identificando rasgos en los perfiles productivos que en los noventa se invisibilizaban.
El centro de la denominacin pone el acento en el trabajo y no en la superficie. Ya no
califican por el tamao de los productores
(pequeo, mediano, o grande) ni por la
superficie (minifundio) o tipo de tenencia
de la tierra (ocupante, propietario, etc.). El
trabajo familiar en equipo de los distintos
integrantes del grupo domstico, la produccin destinada al mercado interno, el
modo de vida que posee lgicas tendientes
a la reproduccin familiar son dimensiones
que contribuyen a entender la organizacin familiar y complejizan los perfiles productivos en el agro argentino. Asimismo
la categora es fcil de cuantificar a travs
de datos censales y tiene la capacidad de
aglutinar demandas de diferentes sujetos.
Sin embargo la heterogeneidad social que
implica el trmino puede volverse en un

obstculo cuando se trata de problemticas puntales y sectoriales.


En las polticas de intervencin rural
analizadas para el caso del Oeste de la provincia de La Pampa la nueva conceptualizacin de agricultura familiar no aparece.
Sin embargo est presente la necesidad
de transformar los productores tradicionales en empresas capitalistas plenamente insertas en el mercado. En los programas de desarrollo rural se busca adaptar
a los puesteros-campesinos inviables en
el sistema productivo actual mediante la
transferencia de manejos, tecnologa y conocimientos. En los discursos analizados
se definen las caractersticas de los sujetos
por las limitaciones, las insuficiencias, por
la ausencia de ciertos capitales (econmicos, sociales, simblicos o culturales).
El anlisis y posicionamiento de los agentes desde este lugar supone la existencia
de implicancias ideolgicas cargadas de
atributos discriminatorios, despectivos y
comparativos respecto de otros sujetos sociales y de otras territorialidades, que dan
cuenta de la diversidad socioterritorial que
existe aun hoy en el campo argentino. De
este modo, estas representaciones no slo
expresan las intencionalidades de los programas, sino tambin los modelos de desarrollo territorial proyectados y deseados
desde la poltica pblica.

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483

Los programas de desarrollo rural en la provincia de


Misiones. Anlisis de objetivos y cobertura territorial(*)
Lisandro Fernndez

1. Introduccin
El desarrollo rural se instaura en Argentina en la dcada de 1990, (aunque reconoce
antecedentes en la dcada de 1980) cuando
aparecen en forma sistemtica y duradera,
un accionar vinculado al problema de la pobreza rural desde el sector pblico (Manzanal, 2007). En sus inicios las polticas apuntaban al alivio de la situacin de pobreza
que atravesaban los pequeos productores.
Con el paso de los aos, y a travs de
reformulaciones y cambios en la gestin poltica y de las unidades de los programas, se
manifestaron cambios paulatinos en los objetivos, la poblacin meta y los instrumentos de los mismos, tendientes a abordar las
problemticas de los agricultores familiares
con mayores grados de integralidad.
En el presente trabajo se propone realizar un acercamiento a las principales caractersticas de tres programas de desarrollo rural en la provincia de Misiones, por
medio de una investigacin de campo. La
eleccin de la provincia se debe a la historia
que presenta en materia de programas de
desarrollo rural, y la importancia que tienen los agricultores familiares en la estructura socio-productiva provincial.
El trabajo se organiza de la siguiente
manera. Luego de esta introduccin, se desarrolla brevemente el marco terico vinculado a los programas de desarrollo rural en
Argentina. En la tercera seccin, se especifican las particularidades de la provincia de
Misiones. En la cuarta seccin se analizan
las principales caractersticas de tres pro-

gramas de desarrollo rural en la provincia y


se concluye con las consideraciones finales.

2. Marco

terico:
desarrollo rural en

Los programas
Argentina

de

Desde los inicios de la dcada de 1990 se


pusieron en marcha en el pas una serie de
programas de desarrollo rural (PDR) para
pequeos y medianos productores agropecuarios a cargo de diferentes agencias gubernamentales, y sostenidos por distintas
fuentes de financiamiento. Los principales
objetivos de los PDR durante esos aos se
vinculaban a mitigar la pobreza y el desarraigo rural de los pequeos productores
(Manzanal, 2007). Sin embargo, ms all de
que hicieron visible a la agricultura familiar,
fueron insuficientes para compensar la magnitud de la crisis y la expulsin de pequeos y
medianos productores, ya que no conformaron una poltica integral (Manzanal, 2007).
Con los primeros aos del siglo XXI, existi un renovado impulso hacia los PDR a
partir de: (i) el proceso general de cambio
en el contexto poltico y econmico a partir
de 2002/2003, y (ii) las reuniones promovidas por la Reunin Especializada en Agricultura Familiar (REAF) y los aportes financieros del BID-FIDA[1] (Lattuada, Nogueira
y Urcola, 2015). En esta nueva etapa, se seala que existe un cambio de estrategia de los
programas, basados en un enfoque del desarrollo con mayores grados de integralidad
[1] BID: Bando Interamericano de Desarrollo. FIDA: Fondo Internacional para el Desarrollo Agrcola

(*)
Este trabajo se realiz en el marco del proyecto Agricultura Familiar y Soberana alimentaria Oportunidades y desafos para el desarrollo,
los territorios y sus agricultores familiares? Estudio de casos en provincias argentinas, PICT 836, dirigido por la Dra. Mabel Manzanal

485

Lisandro Fernndez

de la AF (Soverna y Bertoni, 2014).


A lo largo de este proceso, los PDR experimentaron un cambio en el objeto del
desarrollo rural en su propuesta, que se
cristaliza en el pasaje de la centralidad en la
pobreza rural considerada en trminos absolutos, a un enfoque relacional que busca
mayores grados de integralidad y una ampliacin del espectro de los problemas de la
AF (dem). Por ejemplo, Lattuada, Nogueira y Urcola (2015), puntualizan los cambios
ms destacados a travs de un proceso de
aprendizaje incremental en la formulacin e
implementacin de los PDR financiados a
travs del FIDA, que se plasman en:
~~1. Un desplazamiento desde un referente basado en lo productivo/sectorial
hacia otro de carcter territorial. En la
actualidad se incluye a toda la poblacin que reside en el medio rural y desarrollan diversos tipos de actividades.
~~2. Una ampliacin del alcance geogrfico: los primeros programas estaban
focalizados en las regiones pobres del
Noreste y Noroeste del pas, ahora se
ampliaron hacia el resto del pas.
~~3. La adopcin de un enfoque relacional de las principales problemticas de
los destinatarios, vs una mirada centrada exclusivamente en la pobreza rural.
Esta dinmica se traslada puntualmente
a cambios en la poblacin objetivo de los
PDR, incorporando a grupos de pobladores
rurales vulnerables que no necesariamente
estn en condicin de pobreza medida por
ingresos, sino que presentan otras dificultades (culturales, sociales y polticos) para
mejorar sus condiciones de vida. De aqu
que los actuales programas incorporen a la
mujer, los jvenes, los pueblos originarios y
los trabajadores transitorios (dem).

3. La agricultura familiar en la provincia de Misiones


La agricultura familiar representa un actor central en la estructura socio-productiva
486

provincial. Segn el estudio de Obschatko


(2009), las Explotaciones Agropecuarias
(EAP) Familiares en Misiones representan
el 91% del total provincial, pero slo tienen
el 43% de la superficie (unas 883.794 ha),
y se apropian del 51% del valor bruto de
la produccin de la provincia. A su vez, las
EAP Familiares tambin representan el 91%
del trabajo permanente agrario provincial
y el 67% del trabajo transitorio por contratacin directa (ambos medidos en miles de
jornales equivalentes).
Dada esta desigual estructura social y
productiva, resulta preciso analizar de qu
manera los distintos programas de desarrollo rural destinados a la agricultura familiar
de Misiones, abordan sus problemticas,
cules son sus estrategias de intervencin y
la cobertura territorial.

4. Los programas
en Misiones

de desarrollo rural

Para el anlisis de los programas de desarrollo rural en Misiones, se toman como


referencia emprica a: (i) el Programa Federal de Apoyo al Desarrollo Rural Sustentable
(ProFeder) que a su vez engloba seis programas; (ii) el Programa de Desarrollo de reas
Rurales (Prodear), y (iii) el programa Sostenimiento del Empleo y Seguridad Alimentaria en la pequea Agricultura Familiar.
4.1 El ProFeder
El Programa Federal de Apoyo al Desarrollo Rural Sustentable (ProFeder), est diseado y ejecutado por el Instituto Nacional
de Tecnologa Agropecuaria (INTA), iniciado
en 2003, que toma como base a cuatro instrumentos que estaban en ejecucin atendiendo diferentes problemticas y destinatarios: i) Unidad de Planes y Proyectos para
productores minifundistas (Minifundio), ii)
el Programa Nacional de Autoproduccin
de Alimentos (ProHuerta); iii) el Programa
Federal de Reconversin Productiva para la
Pequea y Mediana Empresa Agropecua-

Los programas de desarrollo rural en la provincia de Misiones. Anlisis de objetivos y...

ria (Cambio Rural) y iv) el Programa para


productores familiares (Profam). Adicionalmente, se pusieron en funcionamiento los
Proyectos Integrados que articulan a diversos actores y sus capacidades a nivel de las
regiones y las cadenas de valor agroalimentarias, y Proyectos de Apoyo al Desarrollo
Local (PADL) que contribuyen a la generacin de procesos a nivel local, fomentando
la participacin y la cooperacin, en el territorio (Gargicevich et al., 2010).
A partir de 2003, el ProFeder promueve
para los programas que engloba un enfoque
de desarrollo territorial rural integral, buscando trascender la perspectiva sectorial-productivista de extensin predominante en el
INTA (INTA, 2007; Gargicevich et al., 2010).
Este enfoque apunta a la cohesin social por medio de mejorar la relacin pblico-privada, y superar el modelo de compensacin en la gestin de los programas
(basado en el asistencialismo) por el de
cooperacin, responsabilidad compartida e
inclusin econmica y social. Mientras que,
en los aspectos econmicos, busca pasar de
un criterio de polticas sectoriales estrechamente vinculado a lo meramente agrcola
a la concepcin territorial, contemplando
la multisectorialidad de los territorios rurales y todas las actividades que generen ingresos a las familias rurales (INTA, 2007).
El PROHUERTA (que llevan a cabo conjuntamente el INTA y el Ministerio de Desarrollo de la Nacin), consiste en la entrega
de un kit con semillas para la produccin
orgnica en huertas familiares y capacitacin en torno a las prcticas productivas y
la educacin alimentaria. Por su parte, el
programa Cambio Rural apunta a la reconversin productiva a travs de la asistencia
(productiva, organizacional y comercial)
al conjunto de productores organizados
en grupos conformados por entre 8 y 12
personas. Si bien Cambio Rural tuvo como
poblacin meta a la PyME rural, por la particularidad de Misiones, en la provincia se
destina principalmente a los agricultores

familiares. Desde mediados de 2014, el


programa ha sido relanzado, lo que implic nuevo financiamiento y cambios en el
objeto del desarrollo rural del mismo[2].
Por otro lado, el MINIFUNDIO brinda
asistencia tcnica y capacitacin para favorecer la identificacin de problemas y la
organizacin en grupos para favorecer la
autogestin en la produccin y la comercializacin. Mientras que el PROFAM se implementa por medio de la conformacin de grupos que oscilan entre 25 y 50 productores,
para la creacin de proyectos productivos.
De anlisis de los datos de la evolucin
reciente, muestra que en el ao 2009 haba:
9 proyectos Minifundio, 1 proyecto PROFAM, 3 PADL, 6 Proyectos integrados y 13
grupos de Cambio Rural. El nmero de destinatarios alcanzados por estos proyectos
en Misiones era de 2.526 productores (sin
considerar Cambio Rural). Mientras que en
ese mismo ao, el PROHUERTA alcanzaba
un total de 37.169 huertas y 195.028 beneficiarios que totalizaron una produccin estimada de 6.872.256 toneladas en 2009[3].
Los datos presentados en INTA Expone
NEA en 2014, marcan un leve aumento del
impacto de estos programas. Ese ao el
PROHUERTA alcanz a 224.817 personas
a travs de 43.905 huertas, mientras que
existan en toda la provincia 38 grupos[4] de
Cambio Rural y 1.760 familias destinatarias del resto de proyectos del PROFEDER
distribuidas en 21 grupos.
En los Grficos 1 y 2, presentados en
INTA expone 2014, se muestra la distribucin territorial de los programas:

[2] Segn un referente del INTA Misiones, la informacin preliminar en septiembre de 2015, haba 70 grupos en funcionamiento entre Cambio Rural I y II, y 62 grupos ms presentados en
espera por aprobarse.
[3] Plan de Tecnologa Regional 2009-2012. Centro Regional
Misiones y POA PROHUERTA 2011.
[4] Los productores destinatarios del programa Cambio Rural
se organizan en grupos que varan entre 8 y 12 productores. En
un estudio realizado por el INTA sobre la base de una muestra
en la provincia de Misiones, durante 2007 y 2008 cada grupo se
compona de 11,4 productores en promedio.

487

Lisandro Fernndez

Grfico 1. Distribucin de huertas y beneficiarios del PROHUERTA por departamentos a 2014

Fuente: Director Centro Regional INTA 2014


Grfico 2. Distribucin de grupos Cambio Rural y PROFEDER por departamentos a 2014

Fuente: Director Centro Regional INTA 2014

Del anlisis de la informacin territorial


y estadstica se observa que, entre los aos
2009 y 2014 (con los que se cuenta informacin), existi una variacin entre puntas
del alcance de los programas en cuestin,
los cuales se vinculan estrechamente con la
extensin de las estaciones experimentales
agropecuarias (EEA) del INTA.

488

4.2 El Programa de Desarrollo de reas Rurales


El Programa de Desarrollo de reas Rurales (PRODEAR), es financiado en forma
conjunta por el Fondo Internacional para
el Desarrollo Agrcola (FIDA) y aportes del
gobierno nacional y provinciales y tiene una
duracin prevista de 6 aos, entre 2009
y 2015. Si bien su rea de aplicacin es a

Los programas de desarrollo rural en la provincia de Misiones. Anlisis de objetivos y...

nivel nacional, se establecieron territorios


prioritarios: las provincias de Corrientes,
Misiones, Chaco, Crdoba, Entre Ros,
Mendoza, San Juan y Santiago del Estero.
La implementacin del PRODEAR en Misiones tiene sus orgenes en el denominado
SACRA[5] productivo, una propuesta que
en 2008 brindaba capacitaciones, asistencia tcnica y seguimiento de emprendimientos productivos a 1.000 mujeres aproximadamente en busca de generar autonoma
de ingresos. Ese mismo ao, el Ministerio
del Agro y la Produccin de la provincia
destin financiamiento del PRODEAR para
capacitaciones en aves ponedoras, huertas
y plantas ornamentales.
Ms tarde, en 2012, la ejecucin del
PRODEAR se traslada al mbito de la Subsecretaria de Programas Especiales y Financiamiento Internacional del Ministerio
de Hacienda, Finanzas, Obras y Servicios
Pblicos provincial, donde actualmente
funciona la Unidad Ejecutora (UE) de la
Unidad para el Cambio Rural (UCAR[6]) y a
travs de la cual se da continuidad al trabajo de quienes llevaban a cabo las acciones
del SACRA productivo. Pero a partir de
ese momento, se incorporan otros actores
sociales adems de las amas de casa, en
consonancia con los criterios de elegibilidad del FIDA. El programa fij tres tipos de
poblacin meta: i) los pequeos productores, minifundistas; ii) los pueblos originarios, y iii) los jvenes pobres rurales.
Su objetivo general es contribuir a la cohesin y la inclusin social y productiva de
los habitantes del sector rural en Argentina,
que se materializa a travs de los siguientes
instrumentos: (i) Plan de Consolidacin
Organizacional, (ii) Asistencia Tcnica y
Capacitacin, (iii) Fondo de Apoyo al Emprendimiento (FAE), (iv) Fondo de Capi[5] Sindicato de Amas de Casa de la Repblica Argentina
[6] La UCAR es una unidad que depende del Ministerio de Agricultura, Ganadera y Pesca de la nacin, que tiene a su cargo la
ejecucin a nivel nacional del PRODEAR.

talizacin de Organizaciones (FOCO), v)


Fondo para Iniciativas Comunitarias (FIC),
y vi) Fondo de Apoyo a las Comunidades
Aborgenes (FACA).
De la informacin brindada por la Unidad Ejecutora (UE) en la provincia de Misiones surge que entre los proyectos ejecutados durante 2013 y 2014, los proyectos
por lnea FAE alcanzaron a 2.107 beneficiarios, los del componente FOCO a 298, los
de FIC a 398 y los de FACA 883. Asimismo,
segn informacin suministrada por la UE,
del total de 3.996 beneficiarios, 1.846 son
mujeres y 1.138 son jvenes.
Este dato (casi el 50% de los beneficiarios son mujeres) se vincula con la experiencia de intervencin en problemticas de
gnero por parte de quienes tienen actualmente a su cargo la ejecucin provincial del
PRODEAR, pero se articula con una perspectiva ms integral del objeto de desarrollo rural que forma parte de la estrategia
de programas impulsados por el FIDA (Lattuada, Nogueira y Urcola, 2015)
4.3 El Programa Sostenimiento
Seguridad Alimentaria

del

Empleo

El programa Sostenimiento del Empleo


y Seguridad Alimentaria (PSESA) de la pequea Agricultura Familiar, es ejecutado
por el Ministerio del Agro y la Produccin
de Misiones. Tiene sus orgenes en el ao
2001, co-financiado por el Ministerio de
Desarrollo Social de la Nacin ante la situacin de extrema pobreza e inseguridad
alimentaria que se viva en la provincia se
destinaban fondos para cajas, comedores
comunitarios y productores rurales.
A partir de 2008, en otro contexto
econmico-social, el programa cambia
de organismo financiador por el Ministerio de Empleo, Trabajo y Seguridad Social
(MTEySS) de la Nacin y sobre la demanda de insumos para producir de los productores rurales (que no pueden comprar
semillas hbridas), cambia su objetivo en
489

Lisandro Fernndez

pos del auto empleo agrario.


Los ejes declarados del programa son la
seguridad alimentaria, por medio de garantizar semillas para auto-consumo, el maz,
y la generacin del auto-empleo, medido a
travs de los jornales que los productores
asignan a la produccin y transformacin
del maz. Segn clculos de Rodrguez Otao y Carballo Gonzlez (2012), el jornal
equivalente (pesos/jornal) que obtiene el
productor y su familia por dedicar su tiempo a la actividad es ms de dos veces superior al jornal del Pen General, fijado por la
Comisin Nacional de Trabajo Agrario[7].
Segn clculos de la directora provincial
del PSESA, desde la siembra hasta el acondicionamiento y embolsado de la produccin, se requieren entre 25 y 30 jornales por
hectrea. Los destinos de la produccin del
maz son: consumo en forma de choclo,
harina de maz, alimentos para animales y
mezcla de alimento balanceado.
Pero adems de los ejes declarados en
la formulacin del programa, se suma otro
de carcter trasversal: el arraigo de los agricultores familiares en las chacras. As lo
describe un informante calificado:
les presento este programa [PSESA] y les estoy diciendo que en ms de 200 mil jornales,
estoy arraigando (...) dentro del sector productivo. Si vos no le das esto, (porque son
productores que no pueden estar comprando a 200 pesos el kilo de hbrido de maz, o
la semilla de poroto negro), va a llegar un
momento en que la gente va a vender su chacra, mal vendida, y se va a venir a los conurbanos de los pueblos. Esta fue la idea que
yo present al Ministerio de Trabajo [de la
nacin] (Directora a cargo de la ejecucin
provincial del PSESA).

La metodologa del programa consiste


en la compra de variedades locales criollas de maz (y en menor medida poroto y
arroz de secano), recuperadas por organi[7] Como referencia, se debe mencionar que segn la Resolucin
N 103 de 2012 de la Comisin Nacional de Trabajo Agrario, el
jornal de un pen general era de $145,86.

490

zaciones de productores localizados principalmente en San Pedro, El Soberbio, San


Antonio, Pozo Azul y Bernardo de Irigoyen,
y su posterior distribucin a los municipios,
organizaciones formales o informales de
pequeos productores y algunas comunidades de pueblos originarios. La evolucin
del programa para el perodo 2008-2011,
se describe en la Tabla 1.
Segn clculos de la directora provincial del PSESA, durante el ao 2014 el programa cont con 100 familias productoras proveedoras de las semillas, y ms de
6.500 beneficiarios[8] receptores. Si bien,
todava no se encuentran disponibles los
datos para el ao 2015, se prev alcanzar a 100 productores y aproximadamente 7.000 receptores, sobre la base de un
financiamiento total de 3.400.000 pesos.
El volumen distribuido en toda la provincia
para la temporada 2014/2015 se estima
en 64.240 kg de maz, 1.600 kg de arroz y
16.400 kg de poroto, segn el documento
base del programa.
En cuanto a su distribucin territorial, la
planificacin de la temporada 2014/2015
propuso trabajar con 49 municipios (de
un total de 75 que tiene la provincia). Estos son: San Antonio, Bernardo de Irigoyen,
Cte. Andresito, San Pedro, San Vicente, 25
de Mayo, Colonia Aurora, Alba Posse, Ober, Campo Viera, Campo Ramn, Colonia
Alberdi, San Martn, Panamb, Gral. Alvear,
Los Helechos, Guarani, Aristbulo del Valle,
Dos de Mayo, Campo Grande, Gobernador
Lpez, Dos Arroyos, Cerro Azul, Arroyo del
Medio, Mojn Grande, San Javier, Florentino Ameghino, Apstoles, San Jos, Puerto
Iguaz, Colonia Wanda, Pto. Esperanza,
Colonia Delicia, Colonia Victoria, El Alc[8] El documento marco del programa clasifica a los agricultores
familiares receptores de semillas de maz en: (i) agricultores familiares de subsistencia, quienes no pueden vivir exclusivamente de
su explotacin y (ii) agricultores familiares capitalizados, quienes
satisfacen sus necesidades bsicas, tienen cierto nivel de capitalizacin (explotacin de 25 ha, 15 cultivadas, 3 o 4 bueyes) y
capacidad para comercializar excedentes

Los programas de desarrollo rural en la provincia de Misiones. Anlisis de objetivos y...

zar, Ruiz de Montoya, Pto. Leoni, Capiov,


Caraguatay, Montecarlo, Puerto Piray, San
Ignacio, Jardn Amrica, Gral. Urquiza, Corpus, Santo Pip, Bompland, Mrtires, Municipio Concepcin de la Sierra.
En resumen, el PSESA presenta una amplia distribucin en el territorio provincial,
y un gran nmero de agricultores familiares

como destinatarios. El mismo busca explcitamente fortalecer el carcter de productor de los AF e implcitamente el arraigo rural, objetivos que adquieren relevancia en
un contexto socio-econmico que tiende a
la concentracin de las explotaciones y la
asalarizacin pequeos productores.

Tabla 1. Evaluacin del PSESA


Ao

Beneficiarios
directos
(familias
semilleras)

Beneficiarios
indirectos
(familias
receptoras)

Semillas

KG

Monto aportado
por el MTEySS
(en pesos)

2008

100

6000

MAIZ

60000

187.500

2009

85

7500

MAIZ

75000

390.200

10000

MAIZ

100000

6000

HORTALIZAS

S/D

500

ARROZ

1000

1600 (MBYA)

MAIZ

S/D

6500

MAIZ

80000

500

ARROZ

1000

5000

POROTO

15000

1000 (MBYA)

MAIZ

S/D

2010

2011

100

100

629.200

965.000

Fuente: Rodrguez Otao y Carballo Gonzlez (2012)

5. Reflexiones finales
En el presente trabajo se indag sobre
tres programas de desarrollo rural destinados a la agricultura familiar en la provincia
de Misiones. A lo largo del mismo, se dio
cuenta de la existencia de diversos objetivos, no excluyentes, de intervencin en el
territorio: seguridad alimentaria, reconversin productiva, problemticas de gnero
y arraigo rural.
La multiplicidad de abordajes de los pro-

gramas de desarrollo rural aqu analizados,


se vincula a la heterogeneidad de condiciones y problemticas que afectan a la agricultura familiar. Pero tambin se corresponden con el cambio paulatino en el objeto
del desarrollo rural de las polticas pblicas
para el sector en Argentina en general. Sin
bien se trat de un estudio preliminar, en el
presente trabajo se puso de relieve la importancia y magnitud de las polticas pblicas
sobre las problemticas socio-productivas
de los agricultores familiares.

491

Lisandro Fernndez

6. Bibliografa
Gargicevich, A.; Merchante Navarro, G.;
Walter, P.; Arroquy, G.; Fabiani, A.; Carrapizo, V.; E spina, H. y Arregui, H. (2010).
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492

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Un caso de Poltica Pblica orientada
a garantizar derechos. Ctedra Libre de
Soberana Alimentaria, Facultad de Agronoma, UBA.
Soverna, S. y Bertoni, L. (2014). La transicin en las polticas pblicas para la
agricultura familiar Argentina de los
programas a la nueva institucionalidad.
XVII Jornadas Nacionales de Extensin Rural y
IX del Mercosur El encuentro en la diversidad,
Fac. de Cs. Agrarias U.N.R. - Zavalla Santa Fe 19 al 21 de noviembre del 2014

La explotacin no convencional de los recursos del


subsuelo y las consecuencias en un territorio fragmentado.
El caso de Aelo (Neuqun)
Sylvain Lapoix, Mara Amalia Lorda y Franois Taulelle

Elementos que se interrelacionan


El 6 de octubre de 2013 en el anfiteatro
del museo de arte contemporneo, Malba,
de Buenos-Aires, Pino Solanas proyectaba
su ltimo documental: La guerra del fracking. En esta pelcula, el realizador pone
en evidencia la cuestin de la explotacin
del petrleo y del gas de pizarra o esquisto,
denominados directamente en ingls shale
gas y shale oil en el yacimiento de la regin patagnica de Vaca Muerta. A partir
de entrevistas e imgenes espectaculares, la
pelcula da una gran importancia al contexto poltico y econmico de Argentina,
las condiciones para la explotacin de esta
fuente de energa, aborda los daos al medio ambiente y la poblacin local, las comunidades mapuche o los agricultores de
la regin de Neuqun. La misma muestra
que las actividades humanas cerca de los
pozos se ven directamente afectadas por la
operacin: por un lado, las comunidades
mapuches estn experimentando molestias
en trminos de calidad de vida y el despojo
de tierras; por otro lado, los agricultores de
la zona del Alto Valle de Ro Negro, reconocida zona productora regional del pas,
manifiestan sus preocupaciones -algunas
localidades con mayor nfasis, caso de
Allen- que sufren las idas y venidas de los
camiones, sino tambin el almacenamiento de agua contaminada por la fractura hidrulica, agua regenerada y se deposita en
grandes embalses en las inmediaciones de
las reas productivas.
El gas y el petrleo de esquisto despiertan una pasin extraordinaria en Europa y

especialmente en Amrica. La mayor parte


de la produccin cientfica en esta materia
se organiza en tres reas principales:
~Economa:
~
previsiones de funcionamiento, el impacto en la creacin de empleo;
~~Tcnica de la captura de gas: la fractura hidrulica o buscar alternativas;
~~Geopoltica: mercado global, las consecuencias de esta explotacin en la independencia energtica de los Estados.
Sin embargo la dimensin paisajstica y
ms abarcativamente y la dimensin territorial son poco consideradas en los anlisis
producidos. Es en este contexto en el que
nos proponemos mirar de cerca, en el norte
de la Patagonia, y analizar los cambios a partir de este tipo de explotacin econmica.
Mientras que los hidrocarburos convencionales se concentran en extensos reservorios (llamados cuencas), el shale gas y el oil
gas, se encuentran y se dispersan en la capa
donde se formaron: en la roca madre. Entonces, contrariamente a los hidrocarburos
convencionales, el gas y el petrleo de pizarra se encuentran en cantidad muy escasa,
en rocas muy porosas y poco espesa.
La profundidad y dispersin de estos hidrocarburos no convencionales ha relegado en el tiempo la condicin de estos depsitos de recursos inexplotables desde
el punto de vista econmico. El desarrollo
de estos recursos se debe, en parte, a la
mejora de las tcnicas frackien o fractura
hidrlica- para superar estas limitaciones,
pero sobre todo al aumento del precio del
gas y el petrleo que los hizo econmica493

Sylvain Lapoix, Mara Amalia Lorda y Franois Taulelle

mente competitivos.
El auge del gas de esquisto y el petrleo en los EE.UU se debe principalmente a
una tradicin de extraccin de petrleo y la
abundancia de actores locales en el sector
de petrleo y gas, as como una legislacin
ambiental muy permisiva e industrial.

La

explotacin de los recursos y la dimensin ambiental ausente

La explotacin de gas y petrleo de esquisto o pizarra se centra en la dimensin


geolgica de los territorios afectados por la
separacin que conlleva a dimensionar, a
su vez, la necesidad de tener en cuenta los
diferentes elementos del ecosistema. Los
industriales utilizan trminos como superficies o zonas, como si fueran espacios
en los que solo existieran estos recursos, lo
que deja a un lado dimensiones humanas o
geogrficas (caractersticas de los paisajes,
el acceso a los lugares de extraccin, por
ejemplo). La explotacin del gas y petrleo
de pizarra, especficamente se focaliza en
las tcnicas de extraccin, las cuales parecieran maravillar por el desarrollo tecnolgico desarrollado y aplicado.
El subsuelo, por tanto, es el lugar de todos los intereses de la tcnica mientras que
su superficie es ampliamente impactada por
esta bsqueda, pero de eso, no se habla... A
su vez, esta actividad industrial tiene requerimientos de las localidades urbanas para
cubrir ciertas necesidades (abastecimiento
diario de mercaderas, farmacia, transporte, restaurantes, entre otros).

Las consecuencias territoriales a partir

implantacin de las plataformas petrolferas. A su vez la tcnica de fracking necesita


una cantidad considerable de agua (ms de
10 millones de litros por fractura hidrulica), un sistema de caeras (dos kilmetros
mnimo para alcanzar la capa, luego dos
kilmetros mnimo de perforacin horizontal) y cantidad de otros equipos (cabeza de
perforacin, productos qumicos, arena,
etc.), a su vez, cada perforacin necesita
un conjunto numeroso de vehculos y maquinarias de gran porte.
El segundo principal problema es el volumen de agua requerido: consumiendo
millones de litros de agua por fractura hidrulica, cada pozo devuelve gran parte de
la misma utilizada en la fractura, con arena
y los compuestos qumicos, de los cuales
muchos son desconocidos, pero la hacen
totalmente inutilizable. Adems de los productos qumicos y los hidrocarburos que
contienen, las aguas sucias de perforacin
suelen estar contaminadas por radioelementos contenidos en las capas de pizarra.
Por ltimo, las emisiones al aire tambin representan una parte significativa de
los daos ambientales. A menudo dispuestas en lagunas artificiales de evaporacin,
las masas de agua rechazan algunos de los
productos trados del subsuelo. Los compresores utilizados para tratar el gas tambin emiten metano, mucho ms txico
que el CO2. A su vez, fugas de compuestos
de azufre pueden ocurrir y poner en peligro
la vida silvestre circundante, aunque sus
primeras vctimas son ms a menudo los
trabajadores presentes en las plataformas.

de la forma de produccin

El potencial argentino

El impacto sobre las poblaciones locales


y las infraestructuras es brutal y profundo,
constituye la consecuencia directa de las
tcnicas utilizadas en la superficie. El primer perjuicio no es la contaminacin de
las capas freticas, sino la circulacin por
rutas y caminos de ripio, provocada por la

En los ltimos 15 aos, Argentina se


transforma en un centro atractivo para las
inversiones extranjeras, debido la sancin
de la Ley 24.196/93 de inversiones mineras, que le dio un amparo legal muy amplio y beneficioso desde el punto de vista
econmico. Esta situacin la ubica como

494

La explotacin no convencional de los recursos del subsuelo y las consecuencias en un...

un lugar muy atractivo, donde diferentes


provincias argentinas, en virtud de la autonoma que poseen, desarrollan estrategias
para la llegada de capitales extranjeros, en
pos de una carrera donde la racionalidad
econmica enmarca el modelo de manejo
de los recursos explotacionistas que se sigue profundizando.
En lo que respecta a la produccin hidrocarburfera, Argentina cuenta con 19
cuencas. Con posterioridad, en la dcada
de 1960 toma mayor impulso la explotacin de gas natural, siendo el principal yacimiento el denominado Loma de la Lata,
situado en la cuenca neuquina, que concentra el 43% de las reservas de petrleo y
alrededor del 50% de gas natural. De manera decreciente se ubican la cuenca Golfo
San Jorge, con el 36% de las reservas de petrleo y la del Noroeste, que posee el 25%
de las reservas de gas.
Sin embrago, existe una notable disminucin en las reservas de petrleo y gas,
ocasionada por la falta de inversiones para
explorar nuevos yacimientos, dado que las
empresas tanto estatales como privadascasi con exclusividad han explotado los
yacimientos conocidos, sin asumir riesgos
econmicos frente a otros espacios. A esto
se agrega, que debido a la antigedad de
los yacimientos en produccin, se trata
de yacimientos maduros, lo que significa que debido a la incesante extraccin de
tipo convencional, las reservas van disminuyendo. A su vez, es el consumo de gas
natural en el que estn basadas las actividades en el pas, tanto el uso domstico,
como industrial (Figura 1).
Es interesante resaltar la opinin de
ex Secretarios de Energa de la Nacin, al
respecto, tanto Jorge Lapea como Emilio Apud, atribuyeron la falta de gas para
el abastecimiento industrial y residencial
a la poltica del kirchnerismo en el sector,
caracterizada por una cada en la inversin
(Diario La Nacin 2012). Lapea afirma

no hay un plan energticodesde la poca del


ex presidente Ral Alfonsn. Los gobiernos
de la dcada del 90 y los tres gobiernos de
los Kirchner fueron incapaces de elaborar un
plan alternativo. (INFOBAE, 2013). Agrega
en otro medio la Argentina abandon hace
muchsimos aos la mentalidad y el criterio
estratgico para manejar el sector energtico. En los 90 hubo una preponderancia del
mercado como decisor absoluto y no prioriz inversiones agresivas para desarrollar
reservas () en la dcada kirchnerista, en
tanto, llegamos a un desastre administrativo,
legal e institucional que termin paralizando
toda la inversin exploratoria. Se invirti menos de la mitad de lo que se desembolsaba
en los 80 (Diario La Nacin, 2012).

Lamentablemente, la aplicacin y continuidad de polticas neoliberales desde los


aos 90 hasta el presente, especialmente
en el sector hidrocarburfero, ha sido vacilante entre privatizaciones y estatizaciones
sucesivas, contina pendiente el desarrollo
de un proyecto a largo plazo que involucre
idoneidad, capacidades tcnicas, control y
gestin tanto para la explotacin y produccin de los yacimientos existentes, como
para la exploracin de nuevos espacios y el
desarrollo de energas renovables.

Provincia

de Neuqun: protagonista
del potencial energtico argentino?

La principal actividad productiva de


Neuqun es la energtica: provee el 60%
de la energa elctrica del pas; el 50% del
petrleo y gas. A su vez ocupa un lugar destacado la produccin frutihortcola, en el
denominado Alto Valle (manzanas, peras,
duraznos, etc.), y cuenta con una incipiente industria vitivincola de gran calidad.
Otra de las actividades que desarrolla es
el turismo, de tipo termal; invernal (cuenta con cuatro centros de esqu Caviahue,
Chapelco, Cerro Bayo, y Villa Pehuenia), y
en el verano para el aprovechamiento de
todas las actividades que se promueven en
los valles cordilleranos.
Si bien posee la principal cuenca petro495

Sylvain Lapoix, Mara Amalia Lorda y Franois Taulelle

lfera-gasfera del pas Cuenca Neuquinaentre los que se destacan como yacimientos en explotacin Loma de la Lata, Loma
Campana, entre otros, por debajo de dicha

cuenca se localiza una formacin denominada Vaca Muerta, donde a grandes profundidades, en la roca madre, existen reservorios de gas y petrleo.

Figura 1. Distribucin del consumo anual de combustibles en Argentina


(en toneladas equivalentes de petroleo en %)

Fuente: M. Matranga y M. Gutman, 2013

Shale gas una esperanza para la soberana energtica, o ms de lo mismo?


Hasta el 2010 en Argentina la produccin de hidrocarburos se basaba en la metodologa denominada de explotacin
convencional que implica, a partir de localizar los reservorios, perforarlos, liberar
la presin, momento a partir del cual el gas
y el petrleo fluyen a la superficie. Este tipo
de explotacin, en medio de un paisaje caracterizado por la aridez y la escasa o nula
poblacin, emergen como marcadores
socio temporales distintivos las torres de
perforacin, as como tambin las tpicas
cigeas que identifican fuertemente a la
Patagonia argentina.
La disminucin en la produccin de gas y
petrleo, as como tambin el avance tecnolgico de tcnicas de explotacin denominadas no convencional desarrolladas desde hace alrededor de 20 aos, orientaron las
miradas hacia la formacin de Vaca Muerta,
que era conocido desde hace aos su potencial, pero debido a la inaccesibilidad al sitio
(ms de 3.500 metros de profundidad), no
se desarrollaba su explotacin.
Las nuevas perspectivas tecnolgicas ponen de relieve esta formacin, que se estima
496

ocupara el tercer lugar en las reservas mundiales de shale gas, tambin llamado gas
esquisto. Esta formacin geolgica tiene un
espesor entre 590 y 300 m, segn la zona
que se considere, pues abarca una superficie
de 70 mil kilmetros cuadrados, ocupando
casi toda la provincia de Neuqun (Portal
Planeta, 2013) y parte de las provincias de
Mendoza, La Pampa y Ro Negro.
Si bien en el mes de noviembre de 2011 se
comunicaron las reservas probadas de esta
formacin, la descapitalizacin del estado
argentino impide que pueda hacer frente a
tan oneroso proyecto. De esta manera, una
vez re-estatizada la Compaa YPF, con un
principio de acuerdo con la compaa espaola Repsol -es importante aclarar que
Repsol mantiene el 49% de sus acciones- en
noviembre de 2013, el estado argentino se
ve en la encrucijada de buscar nuevos socios que acten como inversores, en un
plan de inversiones para los procesos de exploracin y explotacin, que en la etapa anterior bajo la direccin de Repsol, no se realizaban debido a distintas circunstancias.
As es que Argentina crea la Unin Transitoria de Empresas (UTE), con diferntes empresas para la explotacin de Vaca Muerta;

La explotacin no convencional de los recursos del subsuelo y las consecuencias en un...

crea, entonces, una UTE con Chevron, para


el yacimiento de Loma Campana para la explotacin de petrleo en Julio de 2013. Es
importante destacar que Chevrn (EEUU),
es una empresa que posee varios litigios por
temas ambientales de contaminacin, y que
recientemente por el caso de Ecuador, fuera
condenada a pagar 19 mil millones de dlares por haber contaminado 500 mil hectreas y afectado a 30 mil familias.
Tamben form YPF otra UTE con DOW
Chemical (EEUU) y Petrobras (Brasil), para
la explotacin de gas en los yacimientos El
Orejano y Rincn del Mangrullo. Posteriormente se pordujo el arribo de inversiones
de Malasia, y a travs de PETRONAS forman otra UTE para el yacimiento petrolfero Amarga Chica. Sin embrago, an con
la llegada de los inversores, la cada de
los precios internacionales y otras coyunturas polticas, econmicas (incremento
de costos nacionales por la inflacin); sociales (conflictos con propietarios superficiarios), en diferentes escalas nacionales,
locales y provinciales, han provocado una
disminucin en el nivel de actividad. A ello
se suma el momento actual: la situacin es
atravesada por el cambio de gobierno nacional y provincial, donde prima la incertidumbre en el nuevo perodo.
Originalmente, desde 2013, el planteo era
poner en actividad 200 pozos por ao, durante 6 aos. A fines de 2015 la zona cuenta con alrededor de 300 pozos en actividad
que emplean la fractura hidralica (fracking)
como medio de explotacin. Se trata de 100
locaciones[1] de una superficie de 100 m por
100 m. De todas formas, por el momento
sigue vigente el planteo para el ao 2016, en
el que se proyectan realizar 40 pozos.
Por tanto, se trata de un territorio donde el manejo de recursos explotacionistas
[1] Las locaciones, en algunas fuentes denominadas plataformas, son los lugares deonde se hacen las perforaciones donde se
instalan los pozos, algunas de ellas de 2 pozos y otras de 4, cada
locacin es de 100 m por 100 m.

(Morello y Mateucci, 2000; Lorda et al.,


2011), impone los tiempos, tecnologas
y prcticas de lgicas socioespaciales que
basan sus acciones en el modelo neoliberal: procuran la obtencin de mximos beneficios, en el menor tiempo posible. Ante
estas acciones, la poblacin local generalmente desconoce las consecuencias de esas
profundas transformaciones, generalmente veladas por el aumento provisorio pero
promisorio de fuentes laborales.
Los intereses son mltiples, los actores
involucrados tambin, as como los territorios en cuestin. Pero si con exclusividad
se pone en valor el shale como base de la
soberana energtica argentina, existen
grandes posibilidades de ir una vez corriendo detrs del crecimiento econmico, en
vez del desarrollo integral de un pas que
proyecta de manera racional y sustentable
para todos sus habitantes.

Conflictos y manifestaciones sociales


A raz de los enfoques contrapuestos
sobre la extraccin de shale mediante la
tcnica de fractura hidrlica, diferentes
manifiestaciones sociales emergen y son
parte de una compleja realidad. Es as
como miembros de la Confederacin Mapuche de Neuqun, habitantes de la localidad de Aelo y militantes de organizaciones sociales llevan a la prctica distintos
reclamos entre los cuales estn, el derecho
a un ambiente sano, derecho a trabajar y
derecho a la salud, entre otros.
Aelo es un espacio urbano ubicado en
la zona de explotacin petrolera y gasfera
de Loma La Lata Norte, sobre la formacin
Vaca Muerta, donde se observa un espacio
en ebullicin, con gran movimiento a travs del transporte, y con expectativas que,
desde diferentes medios de comunicacin,
anticipan en breve un aumento poblacional que podra duplicarse. No es casual
que la reciente publicacin de la Revista
National Geographical (2013) se refiera
497

Sylvain Lapoix, Mara Amalia Lorda y Franois Taulelle

a Aelo como el resurgimiento del pueblo


y como un pueblo en accin. En dicho espacio, se prevee una inversin en los prximos 5 aos de 20.000 millones de dlares,
donde ya se inici la construccin de un
hospital, se planifica la construccin de
un aeropuerto, hoteles de diversas categoras, un centro comercial, los cuales estn
incluidos en un plan aprobado para Aelo
de 29 proyectos inmobiliarios.
Datos significativos permiten preveer
cambios soicoterritoriales en este espacio
en muy poco tiempo: la localidad pas de
tener 2.634 habitantes en el censo de 2010,
a 5.000 habitantes en la ctualidad (National
Geograhic, 2013). Y se prevee que en corto
tiempo pase a tener 25.000 habitantes.
De la observacin en el terreno, donde
por la ruta y caminos de ripio el transporte
es incesante, con camiones de gran porte,
nuevos, al igual que el parque automotor de quienes se trasladan para trabajar,
donde predominan las camionetas 4x4, se
distinguen territorios con profundas transformaciones, en tiempos diferentes, con
procesos industriales, con una poblacin
local que por lo general parecera estar ajena a estos cambios o que va muy por detrs de la vertiginosidad de los mismos.
El relevamiento realizado en distintas
misiones en Aelo (2013, 2014 y 2015), permite afirmar que la industria de la construccin muestra una actividad incesante en la
localidad, no slo por impulso del gobierno
local, sino por inversiones de las empresas
privadas y agentes inmobiliarios, atentos a
la necesidad de falta de viviendas. Recientemente se ha terminado un nuevo Hotel
Leonardo da Vinci, que se agrega al que ya
funcionaba con anterioridad Sol del Aelo- ambos con tarifas de $1.100 y $1.800
diaria, en base doble; y se encuentra en
construccin un hotel de categora superior
perteneciente a la cadena hotelera NH.
Sin embargo, esto no contribuye a facilitar la vida cotidiana de los habitantes de
498

Aelo. La falta de viviendas eleva a un precio exorbitante los alquileres, ante lo cual
un lugareo con un sueldo que no provenga de las empresas petroleras no puede
acceder a dichos alquileres. A manera de
ejemplo un departamento de un dormitorio cuesta $ 20.000 por mes, y de dos dormitorios $ 25.000.

Reflexiones finales
Este trabajo del shale gas ilustra bien la
cuestin de las escalas, las temporalidades
y de la poltica. En primer lugar, la cuestin
de las escalas se detecta una puesta mundial actual (la carrera a la energa fsil), una
puesta nacional (la poltica de la energa en
Argentina), y los efectos regionales y locales
(el impacto sobre el territorio de Neuqun).
La cuestin de las temporalidades: la urgencia, la carrera desenfrenada a la valorizacin de la explotacin de estos recursos,
cuadra mal con la prudencia necesaria atada a los efectos de esta explotacin. Estamos en una lgica de corto plazo cuando el
calentamiento climtico pide respuestas de
largo plazo. Se trata aqu de un territorio
donde la gestin de los recursos explotados
(Morello y Mateucci, 2000; Lorda, 2011),
exige tecnologas y prcticas que fundan
sus acciones sobre el modelo neoliberal:
estas lgicas procuran obtener el mximo
de ventajas en los plazos ms breves.
Y estas nuevas actividades aparecen y
profundizan la fragmentacin del territorio,
con un mundo de actores bien diferenciados: los que estn de paso, trabajadores
predominantemente varones, de distintas
nacionalidades, que imprimen de manera
acelerada y con tecnologa de punta cambios en los paisajes; y los que la ven pasar, la poblacin que conforma el espacio
local, donde viven y moran construyendo
un cotidiano inmerso en otros tiempos.
Por ltimo la cuestin poltica: respecto a
la nocin de bienes comunes y como recursos patrimoniales, si bien en otros pases est

La explotacin no convencional de los recursos del subsuelo y las consecuencias en un...

instalado, en Argentina es una cuestin pendiente; es un debate que pareciera estar prohibido. En coincidencia con lo que sostiene
M. Svampa (2013), Giarraca y Teubal (2011),
es necesario que la poblacin est informada
y se instale un debate participativo en una so-

ciedad democrtica, la cual tiene el derecho


de discutir y plantear, frente a los intereses de
las empresas privadas y a las deciciones gubernamentales cambiantes, la necesidad del
desarrollo de una soberana energtica basada en el desarrollo sustentable.

Bibliografa
Giarraca, N. y Teubal, M. (2011). Disputas
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Svampa, M. (2013). Consensus des matires
premires, tournant co-territorial et
pense critique en Amrique latine, in
Industries minires, extraire tout prix,
Alternative sud, 20, 33-47.

499

Homogeneizacin productiva. Anlisis de riesgos en la


salud de la poblacin rural por agroqumicos.
Estudio de caso en la pampa argentina
Brenda Ayeln Larsen

Introduccin
Los sistemas productivos agrcolas en
Argentina, muestran un crecimiento en la
productividad desde fines del siglo XX. Este
proceso se instala a partir de las diversas
interrelaciones entre los actores locales,
empresas globalizadas y los Estados; donde cada uno de ellos expresan intereses y
manejos diferentes de los RN. Se asiste a
un entorno de commoditizacin en el cual
las tecnologas alteran las relaciones, reemplazando los recursos locales por insumos
tecnolgicos, genticos y el crecimiento del
consumo de energa fsil.
En este marco de anlisis, el presente
artculo tiene como objetivo, comparar el
riesgo ambiental producido por la aplicacin de agroqumicos en el cultivo de soja
en la provincia de Santa Fe para las campaas 2001-2002 y 2010-2011mediante un
anlisis de riesgo.
Al analizar los antecedentes respecto
al tema en estudio, se expresan diferentes
posturas respecto a las consecuencias de la
aplicacin de agroqumicos en los sistemas
productivos agrcolas; aunque en general
los discursos coinciden en los riesgos que
significan para el ambiente, para la salud
humana y para la seguridad alimentaria
de los pases productores (Pengue, 2005).
En consonancia, Lapolla (2009) expone
la peligrosidad de la aplicacin afirmando que son altamente cancergenos, J. Kaczewer (2002) enuncia en su obra los riesgos
de los agroqumicos en la salud humana y
las debilidades que presentan los sistemas
nacionales que regulan la biodiversidad. A

esta idea es posible sumar los aportes de


A. Carrasco (2009), Benachour et al (2005),
quienes enuncian los resultados de estudios
vinculados con los efectos del glifosato en el
desarrollo de vertebrados; los cuales muestran el efecto txico en dosis 10 a 1.000 veces menores a las usadas en la agricultura
pampeana. Asimismo Caffarini y Penna expresan que El hombre puede ser afectado
directa o indirectamente por los fitoterapeticos utilizados en la agricultura (2007,
p. 199). En particular, Torriggino formula
que a la toxicidad intrnseca del agroqumico, se deben tener en cuenta otros factores que aumentan o disminuyen los efectos nocivos sobre el hombre, como: dosis,
va de exposicin, edad (2005, p. 37).
Si bien hasta los 80 los espacios productivos pampeanos se apoyaron en sistemas mixtos de bajos insumos junto a la
expansin horizontal de la frontera; cuando el crecimiento se agota, aumentan los
adicionales productivos tecnolgicos que
echan por tierra los pronsticos apocalpticos de los acadmicos y las organizaciones
no gubernamentales ambientalistas; las seales de alarma estaban a punto de dispararse cuando la innovacin productiva se
propaga. Argentina entra de lleno en este
contexto, ya que basa su crecimiento en la
incorporacin de tecnologas agroqumicas para estimular la productividad con el
consecuente avance de la frontera vertical y
horizontal. Es una fase de reestructuracin,
con nfasis en la valorizacin financiera y
con fuerte impacto en la organizacin de
los territorios productivos, donde los activos disponibles ocupan un lugar central en
501

Brenda Ayeln Larsen

las estrategias empresariales[1]. De esta manera, en las ltimas dcadas los sistemas
productivos han sido trastocados por una
matriz productivista que se profundiza con
los cultivos transgnicos asociados al uso
exponencial del Glifosato como herbicida
bsico. Lo enunciado grafica un escenario
confuso, con reglas de juego muy especficas para aumentar ndices de productividad pero muy borrosas acerca de sus consecuencias ambientales de la aplicacin
de agroqumicos en sistemas productivos
intensivos. En este artculo se exponen los
resultados de un trabajo de campo que
muestra, a partir de datos secundarios, la
situacin de un momento particular en una
de las provincias pampeanas argentinas.

Desarrollo
El anlisis de riesgo realizado es un mtodo sistemtico de recopilacin, evaluacin, registro y difusin de informacin
necesaria para formular recomendaciones
orientadas a la adopcin de una posicin
o medidas en respuesta a un peligro determinado. Para el estudio de caso se aplic
la Metodologa de Riesgo propuesta por S.
Urcelay (2011) entrecruzando la informacin de: a) la superficie sembrada y el porcentaje destinado a la soja en 2001/2002 y
2010/2011, b) los volmenes de agroqumicos ms utilizados y de mayor impacto
ambiental, c) el registro de denuncias de
afecciones en la salud de la poblacin rural. Se realiz el anlisis considerando cuatro etapas: a) la identificacin del peligro, b) la
evaluacin del riesgo, c) la gestin del riesgo y d)
la comunicacin del riesgo.
El rea de estudio (Figura 1) estuvo integrada por 19 departamentos administrativos de la provincia de Santa Fe, Argentina,
localizada entre los 28 y 3423 Sur y en[1] Un anlisis pionero en esta perspectiva constituye el trabajo
de Cuccia (1988), cuya lnea interpretativa es retomada ms tarde por Basualdo y Khavisse (1993).

502

tre 58 53 y 62 53 Oeste.
Los datos se establecieron en funcin
del propio agrupamiento y dispersin de
los valores resultantes de las variables
analizadas siguiendo la metodologa de la
semiologa y el tratamiento de Bertin (1988).
a- Identificacin del peligro

~~1. Superficie provincial cultivada de soja,


se registr la evolucin de la superficie
sembrada de soja para las campaas
1996/1997 a 2010/2011.
Lo ms destacado es el crecimiento a partir de las campaas 1996/1997 y
2003/2004, pasando de 2.543.200 ha a
3.558.000 ha y la disminucin 2009/2010
con 361.589 ha menos.
~~2. Superficie departamental destinada a la
siembra de soja en las campaas 2001/2002
y 2010/2011, (Figura 2) la misma muestra valores en posicin geogrfica.
Desde el punto de vista de la localizacin
geogrfica, la siembra de soja se concentra
en el Sur de Santa Fe en torno al Complejo
Portuario Puerto ubicado sobre el Ro Paran (Figura 1).
~~3. Agroqumicos ms utilizados con alto
impacto ambiental definidos en Falasca et al. (2012). Los valores fueron obtenidos a partir del clculo: Impacto
ambiental= EIQ x i.a (%) x dosis x frecuencia. Donde EIQ es environmental
impact quotient o coeficiente de impacto ambiental que es el valor del principio activo, el i.a es el tenor del principio
activo en el producto comercial, la dosis
representa la cantidad del principio activo aplicada por hectrea y la frecuencia
representa el nmero de aplicaciones.
Al obtener los datos se describieron los
efectos posibles en la salud humana a partir del uso, la toxicidad, la clasificacin y
los efectos en la salud (Larsen, 2014).

Homogeneizacin productiva. Anlisis de riesgos en la salud de la poblacin rural por...

Por otro lado, se calcul el volumen de


agroqumicos (L) aplicados a partir del
clculo de la superficie sembrada, la dosis
media de aplicacin y el nmero de aplicaciones durante el ciclo del cultivo.
~~-Las prcticas habituales consisten en
utilizar 3L de Endosulfn en slo una
aplicacin durante el ciclo de soja, 2L
de Clorpirifs por aplicacin y realizar 2
aplicaciones y 4L de Glifosato.
~~-Los valores de Glifosato se destacan
por sobre el resto en la mayora de los
departamentos, superando en 1, 2 y
hasta en 3 intervalos de clase a los valo-

res de Endosulfn y Clorpirifs para un


mismo departamento.
~~4- Poblacin rural y denuncias para lo
cual se calcul la variacin intercensal
2001/2010 a fin de mostrar la evolucin.
Para analizar esta variable se rastrearon
en diferentes fuentes las denuncias y reclamos relacionados con impactos de los
agroqumicos. Se seleccionaron aquellas
que fueron consideradas por la Unidad
Fiscal Federal para la Investigacin de
Delitos contra el Ambiente (UFIMA), la
Cmara de Diputados, Juzgados, Hospitales Municipales, entre otros.

Figura 1. rea de estudio

Fuente: elaboracin personal

503

Brenda Ayeln Larsen

Figura 2. Superficie departamental destinada a la siembra de soja


en las campaas 2001/02 y 2010/11

Fuente: elaboracin personal


b-Evaluacin del riesgo

La misma se llev a cabo mediante la


estimacin y comparacin de los Niveles de
riesgo en la salud de la poblacin rural campaas 2001/2002 y 2010/2011 por departamento. Para ello se entrecruz el valor de la
superficie sembrada y la destinada a soja,
los volmenes (L) de agroqumicos aplicados, la poblacin rural y las denuncias por
afecciones en la salud. Los valores de estas

variables fueron agrupados en 7 rangos.


(Tabla 1).
Se sumaron los valores asignados a cada
intervalo y se clasificaron en 4 niveles: bajo,
medio, medio-alto y alto para lo cual se sigui el mtodo de colores del semforo (nivel de riesgo bajo: <8; medio 8-12; medio-alto
12-15 y alto >15) donde se observa el entrecruzamiento de las variables y los niveles de
riesgo entre campaas (Figura 3).

Tabla 1. Intervalos de clase de las variables analizadas


Superficie
destinada a soja

504

(%)

Intervalo

Volumen de agroqumicos
(L)

Intervalo

Cantidad de habitantes
(hab.)

Intervalo

<3

< 200.000

< 6.000

3a5

200.000 a 500.000

6.000 a 8.000

6 a 17

500.001 a 800.000

8.001 a 12.000

Homogeneizacin productiva. Anlisis de riesgos en la salud de la poblacin rural por...

18 a 35

800.001 a 1.300.000

12.001 a 16.000

36 a 59

1.300.001 a 2.300.000

16.001 a 22.000

60 a 75

2.300.001 a 3.500.000

22.000 a 32.000

> 75

> 3.500.000

> 32.000

Fuente: elaboracin personal


Figura 3: Riesgo ambiental a partir de la integracin y comparacin
de variables. 2001/2002 y 2010/2011

Fuente: elaboracin personal

505

Brenda Ayeln Larsen

La integracin de variables muestra que:


~~-Los agroqumicos analizados (Endosulfn, Clorpirifs y Glifosato), han sido
clasificados por la EPA y la OMS de txicos con posibles afecciones a la salud,
sin embargo resulta difcil establecer relacin causa-efecto con ciertas afecciones a la salud y/o causas de muerte, a
partir de la informacin recabada.
~~-La documentacin recabada respecto
a afecciones respiratorias u otros problemas relacionados a la aplicacin de
agroqumicos, son una llamada de atencin sobre el uso de agroqumicos en un
territorio, en el cual el 45% de las hectreas implantadas es de soja (Minagri, en
la campaa 2001/2002).
~~-Presentaron valores bajos los departamentos de Garay, San Javier y 9 de
Julio de clase, los valores medios se corresponden con Vera, La Capital, San
Cristbal, Belgrano y San Justo mientras
que General Obligado, San Lorenzo,
San Martn, Las Colonias, Castellanos,
Constitucin y San Jernimo presentaron un nivel medio-alto de riesgo. En
estos ltimos se registraron reclamos y
denuncias importantes respecto a problemas de salud.
~~-Los departamentos de Caseros, Rosario, Iriondo y Gral. Lpez alcanzaron un
alto nivel de riesgo para la salud de la
poblacin rural. Los tres primeros, presentaron valores del 7mo. intervalo de
clase en cuanto a la superficie destinada
a soja, del 6to. (Caseros e Iriondo) y del
4to. (Rosario) en cuanto al volumen total de agroqumicos, con una poblacin
rural que vari entre el 3ro. y 5to. intervalo de clase.
~~-Geogrficamente, los departamentos
del Centro-Sur, son los que presentaron
los niveles ms altos de riesgo, con excepcin de Belgrano y La Capital que
obtuvieron un nivel medio, y de Gral.
506

Obligado que se encuentra al NE con un


nivel medio-alto.
c-Gestin del

Riesgo

La misma se analiz a partir de diferentes documentos segn jurisdicciones administrativas.


A nivel nacional: Ley de Residuos Peligrosos 24.051/1991, se condena a prisin a
cualquier individuo que envenene, adultere
o contamine de modo peligroso el ambiente
que causar la muerte de alguna persona.
Rgimen Federal de Productos Fitosanitarios de 2009 (Proyecto de Ley) se estipulan
las pautas para su correcto uso y manejo, la
Resolucin de SENASA 511/2011 se prohbe
la importacin, fabricacin, comercializacin y uso del Endosulfan, la Resolucin del
Sistema Federal Integrado de Registro de
Aplicadores de Productos Fitosanitarios se
propone la creacin de un listado nico de
datos de personas y empresas que apliquen
estas sustancias; adems propone acciones
conjuntas de capacitacin destinadas a los
aplicadores, a los usuarios y a la poblacin
en general, tendientes a generar usos responsables de los productos fitosanitarios.
La legislacin a nivel nacional no provee suficientes herramientas de gestin que contribuyan a adoptar medidas para regular el
uso y manipulacin de los plaguicidas.
A nivel provincial: Ley de Productos Fitosanitarios 11.273/2009 se establece la distancia mnima de fumigacin tanto area
como terrestre segn la clase toxicolgica de los mismos. Esta Ley fue modificada por la Ley 11.354/1996, que incorpora
la creacin de un registro de aplicadores
y expendedores de plaguicidas; y obliga a
proveer a los trabajadores de los elementos bsicos de seguridad.
A nivel municipal: En el departamento La
Capital existe la Ordenanza Municipal de
19/2010 que prohbe la fumigacin area
y terrestre a menos de 1500 metros del lmite del rea urbana y la circulacin y per-

Homogeneizacin productiva. Anlisis de riesgos en la salud de la poblacin rural por...

manencia de equipos pulverizadores. El


departamento Rosario promulg la ordenanza 38/2011 que prohbe la circulacin
y permanencia de equipos pulverizadores; y
la fumigacin area y terrestre a menos de
800 metros. Adems exige la erradicacin
de depsitos de productos fitosanitarios
del rea urbana y suburbana.
d-Comunicacin del

Riesgo

Esta investigacin se ha realizado como


un aporte inicial para el tratamiento de un
tema crtico como lo es la salud de la poblacin rural. Se pretende slo colaborar
en la visibilidad del problema ambiental y
para nada intervenir en especificidades de
salud de la poblacin ms all de la mera
enunciacin realizada. Por ello se pretende que se constituya en un documento de
aproximacin al conocimiento, para poner
de manifiesto la necesidad de realizar y/o
difundir estudios en el corto plazo que ayuden a comprender y atender la problemtica planteada, abrir el debate planteando
la necesidad de abordar esta problemtica
para proponer y exigir medidas concretas y
eficaces de gestin. Es un estudio que promulga la necesidad de expandir la mirada,
que no sea slo productivista cortoplacista
con territorios proveedores de recursos naturales y reductos de localizacin de residuos crticos para la salud humana.

Conclusiones
En este artculo se analizan Los espacios rurales como resultantes de crecientes
procesos de internacionalizacin de capitales otrora productivos, hoy financieros, generalmente extra-agrarios (Nogar, y Jacinto, 2013, p. 23). El escenario se transforma
por las tcnicas, acciones y artificializaciones relacionadas con la profundizacin en
la apropiacin de recursos naturales y humanos que viabilizan las satisfacciones del
capital; para lo cual resultan bsicas las innovaciones neo-extractivistas que no repa-

ran en los efectos colaterales de los agrotxicos, ni en el impacto de stos en la salud,


en contextos nacionales donde los Estados
suelen desarrollar roles de poder asociados a los capitales, priorizando una visin
utilitarista de crecimiento casi ilimitado y
desconociendo las mutaciones territoriales
a mediano y largo plazo. Se considera en
este artculo que la gestin del ambiente
es un concepto que va ms all de la accin y efecto de administrar el ambiente,
est orientado a administrar los intereses,
expectativas, recursos relacionados con los
objetivos de la poltica ambiental considerando su carcter transectorial.
En este escenario, los plaguicidas son
un pilar fundamental en el crecimiento
del rea sembrada con soja y consecuentemente, una controversia creciente entre
distintos actores respecto al impacto de los
agroqumicos en el ambiente y en la salud
de la poblacin.
En Santa Fe, el 45% de la superficie sembrada est destinada al cultivo de soja RR
con su consecuente aplicacin de agroqumicos. Entre ellos se destacan los ms txicos segn la clasificacin de la OMS y FAO
y de mayor EIQ que son: el Clorpirifs, el
Endosulfn y el Glifosato, si bien este ltimo es el menos txico, la toxicidad aumenta por el mayor nmero de aplicaciones.
Las denuncias recogieron distintas manifestaciones de la poblacin sobre las
prcticas de manejo, la aplicacin de los
plaguicidas y sobre las implicancias para
la salud y el ambiente. Las manifestaciones locales respecto a este fenmeno son
contradictorias. Por un lado, el nivel de familiaridad que tienen los implicados con el
manejo de agroqumicos es el factor que
provoca una mayor aceptacin del riesgo.
Por el otro, la diversidad de expresiones en
contra del uso de agroqumicos denota el
rechazo de un sector de la poblacin a este
modelo de produccin agraria. El anlisis de las denuncias permiti detectar que
507

Brenda Ayeln Larsen

existe un problema ambiental en relacin


al uso de los agroqumicos ya que, hay un
grupo social que lo percibe y se identifica
como afectado, pero el registro de las mismas no es suficiente para establecer una
relacin directa con el nivel de riesgo de
cada departamento. Comparando las dos
campaas analizadas no se nota una tendencia a la disminucin del riesgo. Los departamentos de riesgo Alto y Medio-Alto se
localizan cercanos al Complejo Portuario
dentro de la zona ncleo agrcola del pas.
Los resultados muestran un uso cada
vez ms selectivo del territorio y una profundizacin de la invisibilidad del impacto

social de los agroqumicos. Por otro lado,


la proximidad a los nodos, como Rosario,
torna ms vulnerable a la poblacin, ya que
son los departamentos cercanos los ms
apetecibles para el capital productivo. As,
las crisis econmicas parecen re-posicionar
no tanto en el discurso, pero si en las acciones, el dogma antropocntrico productivista ignorando a Rachel Carson (1962)
que ya en 1960 adverta acerca del impacto
de los plaguicidas en los ecosistemas. Sin
embargo, pareciera que los desequilibrios
ambientales son preocupaciones academicistas, mientras que la gestin productivista de los territorios discurre por otro canal.

Bibliografa
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509

Evaluacin de la sostenibilidad ambiental en el rea urbana


de Mar del Plata y su periurbano, mediante indicadores
Laura Zulaica y Micaela Tomadoni

Introduccin
La creciente preocupacin por los problemas ambientales, emergentes del modelo de desarrollo, comienza a evidenciarse en las ltimas dcadas del siglo XX. Es
a partir de la dcada de 1970 cuando se
pone de manifiesto la discusin del modelo de desarrollo imperante y se plantea
la necesidad de construir nuevos enfoques
para redefinir el concepto de desarrollo.
Este planteo tom consistencia conceptual
y poltica en los ochenta con el concepto
de desarrollo sostenible.
La nocin de sostenibilidad tiene una
base ecolgica que hace referencia a la posibilidad de un ecosistema de mantenerse en el tiempo. Pero a partir del informe
Brundtland (WCED, 1987), dicho concepto
aplicado al desarrollo, adquiere un carcter ms amplio considerando no slo la dimensin ecolgica, sino otras dimensiones
como la social, la econmica y la poltica.
Las lneas de pensamiento ms crticas
del concepto sealan que est cargado de
una gran vaguedad terica y prctica (Reboratti, 2000) que dificulta el anlisis de
situaciones concretas y el diseo de polticas de intervencin. No obstante lo sealado, para tratar de superar las limitaciones
conceptuales, varios autores han realizado
un esfuerzo por sintetizar las dimensiones
y caractersticas que debe contener el desarrollo sostenible. As por ejemplo, Guimares (2003) enuncia y explica distintas
dimensiones contenidas en el concepto de
sostenibilidad que pueden sintetizarse de
la siguiente forma: 1) una dimensin ecolgica, que implica preservar la integridad

de los procesos y recursos naturales; 2)


una dimensin social y cultural, que promueve el mantenimiento del sistema de valores, prcticas y smbolos de identidad, la
igualdad y el bienestar humano; 3) una dimensin econmica, tendiente a la gestin
adecuada de los recursos congruente con
las metas de la sustentabilidad ecolgica y;
4) una dimensin poltica, que privilegia la
complementariedad entre los mecanismos
de mercado y la regulacin pblica promovida como poltica de Estado.
En trminos semejantes, pero haciendo
referencia especfica a las ciudades, Fernndez et al. (1999) establecen cuatro dimensiones de la sostenibilidad que conforman el paradigma del desarrollo urbano
sostenible: sustentabilidad natural, sustentabilidad social, sustentabilidad econmica y sustentabilidad poltica. Cada una de
estas dimensiones o esferas propone una
relectura de cuatro megatemas centrales
en las polticas urbanas: la sustentabilidad
(referida al capital natural), la habitabilidad, la productividad y la gobernabilidad,
respectivamente.
El acelerado crecimiento urbano en Amrica Latina y el Caribe se refleja en una serie
de desafos que enfrentan las ciudades para
asegurar su sostenibilidad. Entre los problemas, se destacan las dificultades en el acceso a la infraestructura y servicios, la contaminacin por desperdicios y emisiones, la
degradacin de recursos naturales, la exposicin a peligros ambientales, entre otros.
En respuesta a los problemas actuales
que enfrentan las ciudades intermedias de
Amrica Latina y el Caribe, el Banco Inte511

Laura Zulaica y Micaela Tomadoni

ramericano de Desarrollo (BID) cre en


2011 la Iniciativa Ciudades Emergentes y
Sostenibles (ICES). Esta Iniciativa busca
apoyar, con una visin multisectorial, a las
ciudades emergentes en sus esfuerzos por
mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos; el objetivo inmediato de la propuesta
es contribuir a la sostenibilidad ambiental,
urbana, fiscal y de gobernabilidad de las
ciudades de la regin (BID, 2012a; 2014).
Casi el 80% de la poblacin de esta regin reside actualmente en ciudades, siendo considerada la regin ms urbanizada
del mundo. Sin embargo, en su crecimiento,
las reas urbanas manifiestan un deterioro
generalizado del entorno y una profunda
desigualdad social (ONU-Hbitat, 2012).
La Iniciativa evala la sostenibilidad de
las ciudades seleccionadas detectando los
temas crticos sobre los cuales direccionar
los esfuerzos. Para ello se vale de indicadores de desempeo. Estos indicadores,
agrupados por temas, permiten analizar rpidamente el estado actual de una ciudad.
Segn Bonnefoy y Armijo (2005), los indicadores de desempeo proveen informacin
sobre reas fundamentales de accin de los
agentes pblicos tales como eficiencia, eficacia, calidad y economa de los recursos.
En la Agenda 21, el plan de accin
adoptado en 1992 en la Conferencia de las
Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y
Desarrollo celebrada en Ro de Janeiro, solicita a los pases, as como a organizaciones internacionales, gubernamentales y no
gubernamentales, desarrollar indicadores
de desarrollo sostenible a fin de proporcionar una base slida para la toma de decisiones en todos los niveles (CSD, 2007).
A partir de esa convocatoria, la Comisin de la ONU sobre el Desarrollo Sostenible public una lista de cerca de 140
indicadores, que alcanzan las dimensiones
social, econmica, ambiental e institucional del desarrollo sostenible (CSD, 2001).
Desde ese momento, los indicadores de
512

sostenibilidad adquieren un reconocimiento cada vez mayor como herramientas tiles para la formulacin de polticas y la comunicacin pblica sobre el desempeo de
la gestin en problemas clave para las ciudades actuales. Brindan informacin precisa para orientar la formulacin de polticas
y facilitan la comparacin entre distintos
mbitos; adems, permiten demostrar los
impactos y retos de polticas o planes sobre
la sostenibilidad (Munier, 2005).
Aplicados a ciudades, los indicadores de
sostenibilidad, permiten tambin evaluar la
evolucin de determinados procesos o aspectos de la realidad hacia metas definidas
previamente, detectando las mejoras, desmejoras o cambios no significativos en el
corto o largo plazo (DEFRA, 2013).
En el marco de ICES, la ciudad de Mar
del Plata, partido de General Pueyrredon
(618.989 habitantes) (Figura 1), fue elegida en 2012 para participar del Programa
(BID, 2012b). De acuerdo con la misma
fuente, la aplicacin de esta metodologa
durante el ao 2012, permiti contar con
un diagnstico actualizado e integral de
los problemas que afectan las tres dimensiones contempladas en ICES: 1) sostenibilidad ambiental y capacidad de respuesta
al cambio climtico, 2) desarrollo urbano
sostenible y 3) sostenibilidad fiscal y de gobierno. Estas dimensiones contemplan los
diferentes aspectos de la sostenibilidad citados al principio (Guimares, 2003; Fernndez et al., 1999).
Si bien en el conjunto del Partido, los
informes del Municipio indican que la situacin para la ciudad es en general favorable en el contexto de las ciudades
evaluadas en ICES, coexisten diferencias
significativas especialmente al interior del
rea urbana y en la zona de transicin urbano-rural, tal como se evidencia en estudios previos (Tomadoni et al., 2014; Zulaica y Tomadoni, 2015).
En funcin de lo expuesto, poco se ha

Evaluacin de la sostenibilidad ambiental en el rea urbana de Mar del Plata y su periurbano...

llegado a profundizar sobre las diferenciaciones internas del territorio urbano y


periurbano a la luz de los indicadores considerados. Sobre esa base, el presente trabajo evala de manera preliminar una de
las dimensiones contempladas en ICES, la

sostenibilidad ambiental, en el rea urbana y periurbana de Mar del Plata (Figura


1), estableciendo comparaciones. Para ello
se construye un ndice sinttico, tomando
como referencia algunos de los indicadores
propuestos por el modelo del BID.

Figura 1. Localizacin del Partido de General Pueyrredon: rea


urbana y periurbana de Mar del Plata

Fuente: elaboracin personal sobre la base de Zulaica (2013)

Metodologa
Partiendo del concepto de sostenibilidad, la metodologa utilizada intenta integrar algunas de las dimensiones contenidas en l y redefinidas por el BID (2012a).
En este estudio, el nfasis est puesto en
la dimensin ecolgica y en su interaccin
con la social. Los indicadores contemplados en la construccin de un ndice sinttico, responden fundamentalmente a estas
dimensiones, que el BID integra dentro de
la esfera ambiental.
En consecuencia, se construy un ndice
de Sostenibilidad Ambiental (ISA), que permite evaluar elementos clave que hacen a la
sostenibilidad del rea urbana y periurbana
de Mar del Plata en sus aspectos ambientales.
El ndice intenta evaluar aspectos objetivos de la sostenibilidad ambiental a

partir de indicadores cuantitativos. La


metodologa empleada tiene antecedentes en numerosos trabajos pero se corresponde fundamentalmente con la utilizada
por Tomadoni et al. (2014) y Tomadoni y
Zulaica (2015) en la evaluacin de la sostenibilidad en el periurbano de Mar del
Plata, quienes realizaron ajustes en los
indicadores y criterios de valoracin. Las
unidades de referencia espacial de este
estudio son los radios censales de 2010
(INDEC, 2010), de los cuales se dispone informacin desagregada que permite
analizar las diferencias al interior del territorio urbano y periurbano.
La seleccin de indicadores que responden a esta dimensin de la sostenibilidad,
se compone en este caso de los siguientes temas: agua, saneamiento y drenaje,
energa, residuos slidos, calidad del aire,
513

Laura Zulaica y Micaela Tomadoni

emisiones de gases de efecto invernadero,


ruido y vulnerabilidad ante desastres. La
nomenclatura de las categoras consideradas y los indicadores integrados en cada
una de ellas se ajustaron en funcin de la
informacin disponible y posible de desagregar en radios censales, utilizando los
mtodos y fuentes de informacin especificados en Tomadoni et al. (2014) y Zulaica
y Tomadoni (2015).
Las distintas categoras se ponderaron
para alcanzar una escala del ISA comprendida entre 0 (peor situacin) y 1 (mejor situacin), asignndole a cada una de ellas
un peso relativo definido por la importan-

cia en el contexto general y por la cantidad de indicadores que agrupan. La lista


con los temas abordados, los indicadores
considerados y los valores de ponderacin
(VP) asignados para construir el ndice, se
presentan en la Tabla 1. Posteriormente, se
elabor una base de datos georreferenciada (gvSIG, versin 1.11).
Una vez obtenidos los valores para los
distintos indicadores seleccionados se estandarizaron con la finalidad de transformarlos en unidades adimensionales que
permitan establecer comparaciones (Buzai, 2003). En este caso, se utiliz la tcnica de Puntaje Omega.

Tabla 1. Temas, indicadores y valores de ponderacin (VP) utilizados en la construccin del


ndice de Sostenibilidad Ambiental (ISA)
Temas

Indicadores
Porcentaje de hogares con disponibilidad
de servicio de agua de red pblica

0,1

Porcentaje de hogares sin provisin de agua dentro de la vivienda

0,1

Consumo anual de agua per cpita

0,05

Porcentaje de hogares con disponibilidad


de servicio de desage cloacal

0,1

Porcentaje de hogares con instalacin


sanitaria con descarga de agua

0,1

Residuos slidos

Cantidad de residuos generados per cpita

0,05

Energa

Porcentaje de hogares con disponibilidad de servicio de gas de red

0,05

Calidad del aire

Porcentaje de la superficie del radio a menos de


300 m de fuentes de contaminacin

0,05

Mitigacin del
cambio climtico

Emisiones gases de efecto invernadero (CO2) en toneladas


generadas en funcin del consumo de energa

0,05

Ruido

Porcentaje de superficie del radio a menos


de 300 m de fuentes de ruido

0,05

Porcentaje de superficie del radio vulnerable a inundaciones

0,1

Porcentaje de reas ocupadas por actividades que impliquen


riesgos ambientales o que limiten a 300 m de esas reas

0,1

Porcentaje de superficie del radio ocupada


por asentamientos informales

0,1

Agua

Saneamiento
y drenaje

Vulnerabilidad
ante desastres

Fuente: elaboracin personal sobre la base de Tomadoni et al. (2014)


y Zulaica y Tomadoni (2015)
514

VP

Evaluacin de la sostenibilidad ambiental en el rea urbana de Mar del Plata y su periurbano...

Este procedimiento transforma los datos de los indicadores llevndolos a un rango de medicin comprendido entre 0 y 1,
valores que corresponden a los datos mnimos y mximos, respectivamente. En este
caso, el valor ms alto (1) expresa la mejor
situacin de cada uno de los indicadores,
mientras que el ms bajo exhibe (0) la peor
condicin. Las frmulas utilizadas se presentan a continuacin segn su sentido positivo o negativo:
~~Indicadores cuyo incremento implica
peor situacin relativa:
VE = (M d) / (M m) * VP
~~Indicadores cuyo incremento implica
mejor situacin relativa:
VE = [1 - (M d) / (M m)] * VP
Donde: VE: valor estandarizado del indicador; d: dato original a ser estandarizado; M: mayor valor del indicador; m:
menor valor del indicador y; VP: valor de
ponderacin del indicador.

Una vez calculados los valores estandarizados para cada uno de los indicadores,
se sumaron los resultados obtenidos en
cada radio, definindose as el ISA, el cual
queda expresado de la siguiente forma:
ISA = VE
Los resultados obtenidos para cada uno
de los temas se representaron espacialmente en los mapas elaborados en gvSIG 1.11
y se analiz su situacin en particular. La
integracin de los resultados obtenidos en
un ndice, permiti diferenciar cinco categoras para cada una de los temas y para el
ndice final, que reflejan las situaciones favorables, intermedias y desfavorables (Sostenibilidad: muy baja, baja, media, alta y
muy alta). La configuracin espacial se obtuvo en todos los casos a partir de la clasificacin en intervalos por cortes naturales.
Finalmente, se determinaron los temas que
ms inciden en la sostenibilidad ambiental

y en la capacidad de respuesta al cambio


climtico, y se establecieron comparaciones de los resultados obtenidos para el
rea urbana y periurbana.

Resultados
El anlisis de la distribucin de los indicadores de sostenibilidad ambiental en el
rea urbana y periurbana de Mar del Plata,
intenta profundizar en las diferenciaciones
territoriales de estos espacios. Si bien en el
conjunto del Partido los informes del Municipio indican que la situacin para la ciudad es en general favorable en el contexto
de las ciudades evaluadas en ICES, coexisten diferencias significativas especialmente
en la transicin urbano-rural.
La distribucin espacial del ISA en el
rea de estudio (Figura 2), destaca las mejores condiciones (sostenibilidad muy alta,
ISA: 0,91-0,998) en barrios pertenecientes
al rea urbana. Dentro de ellos, se destacan San Carlos, Playa Grande, Los Troncos,
General Roca, Divino Rostro, Primera Junta, Pinos de Anchorena, Funes y San Lorenzo y sectores de Los Pinares, Parque Luro,
Villa Primera, Jos Manuel Estrada, Colinas
de Peralta Ramos y Punta Mogotes. Se incluyen adems en esta categora radios aislados que pertenecen al rea urbana.
En el otro extremo de la sostenibilidad
(sostenibilidad muy baja, ISA: 0,45-0,626)
se encuentran las reas periurbanas en las
que predominan las caractersticas rurales,
como as tambin en los barrios periurbanos Parque el Casal, Dos de Abril, Las
Margaritas, Parque Camet, Flix U. Camet,
Santa Paula, La Peregrina, La Gloria de la
Peregrina, La Herradura, San Jorge, Florentino Ameghino, Virgen del Lujn, Jos
Hernndez, Autdromo, Colina Alegre, Lomas de Batn, Parque y Valle Hermoso, Las
Canteras, Nuevo Golf, Santa Rosa del Mar
de Peralta Ramos y Antrtida Argentina.
En el rea periurbana, se destacan en condiciones de sostenibilidad alta (ISA: 0,822515

Laura Zulaica y Micaela Tomadoni

0,908), el Bosque Peralta Ramos y un sector de Faro Norte. Asimismo, tambin en


este espacio, la sostenibilidad media (ISA:
0,77-0,82) caracteriza Sierra de los Padres,
sectores de las localidades de Batn y Estacin Chapadmalal y el radio censal en el
que se localizan barrios cerrados, sobre la
Avenida Jorge Newbery.
Cuando el anlisis se realiza en funcin
de los temas que componen la sostenibilidad ambiental, aquellos relativos a saneamiento y drenaje y energa definen, en
general, las situaciones ms favorables y
desfavorables en gran parte de las unidades espaciales. No obstante lo sealado,
los temas agua y vulnerabilidad ante desastres, tambin tienen relevancia en la determinacin de los valores del ISA, aunque
algo menor que en los casos anteriores.
Uno de los indicadores relativos a saneamiento y drenaje considerados en este trabajo tiene que ver con la presencia en los
hogares de servicio de red cloacal, mientras
que el otro, porcentaje de hogares con instalacin sanitaria con descarga de agua, caracteriza las reas tpicamente rurales sobre
las cuales no es posible extender los servicios
sanitarios (Mikkelsen y Velzquez, 2010).

El porcentaje de hogares con servicio de


cloacas en el periurbano alcanza un 23,6%,
mientras que, en General Pueyrredon, ese
valor asciende al 82,1%, concentrndose en
los hogares de la ciudad de Mar del Plata.
La diferencia no es tan significativa cuando
se analiza el segundo indicador, cuyo valor
en el periurbano es de 88,7% mientras que
en General Pueyrredon 95,1%.
En materia de energa, de acuerdo con
la Municipalidad de General Pueyrredon
(2013), los indicadores considerados relativos a energa elctrica y provisin de
gas no exponen limitaciones en cuanto a
calidad y cobertura de servicio. Sin embargo, la demanda estacional incide negativamente en la sostenibilidad de los servicios,
dado que deben cubrirse con unidades de
generacin caras, ineficientes y que producen elevados niveles de emisiones de gases
de efecto invernadero. En este caso slo se
considera el indicador de provisin de gas
de red debido a que para el caso de energa elctrica no se dispone de datos que
permitan establecer diferenciaciones al interior de las unidades espaciales estudiadas y en general, las limitaciones exhibidas
no son de relevancia.

Figura 2. ndice de Sostenibilidad Ambiental.

Fuente: elaboracin personal


516

Evaluacin de la sostenibilidad ambiental en el rea urbana de Mar del Plata y su periurbano...

Contrariamente, la disponibilidad de gas


de red difiere significativamente en las distintas unidades espaciales y su provisin, facilita
el desarrollo de las actividades domsticas,
brindando confort al interior de los hogares.
Los datos del rea de estudio revelan que en
el periurbano apenas un 44% de los hogares
poseen esta disponibilidad, evidenciando un
fuerte contraste con lo que sucede a nivel de
Partido, cuyo valor alcanza 81%.
Cuando el anlisis se realiza diferenciando
las reas urbanas y periurbanas, se observa
que en el caso de las zonas de transicin, los
temas que tienen mayor incidencia en la distribucin del ndice, son los mismos que para
el total. En cambio, para el sector urbano, el
tema vulnerabilidad ante desastres define las
situaciones ms favorables y desfavorables,
ligado a la presencia de asentamientos de carcter precario, la exposicin a inundaciones
y exposicin a riesgos ambientales.

Reflexiones finales
Con la finalidad de dimensionar el avance hacia la sostenibilidad ambiental de
las ciudades (incluyendo el territorio periurbano), se considera prioritario generar
indicadores tiles que reflejen de forma
sinttica preocupaciones sociales (Rueda,
1999) y sirvan para la toma de decisiones
(Donatiello, 2004). La medicin de la sostenibilidad es fundamental para garantizar
el desarrollo econmico, la equidad social
y la proteccin ambiental, acordes con los
principios del desarrollo urbano sostenible.
De acuerdo con ICES, la sostenibilidad
ambiental y de cambio climtico se basa en
tres pilares: i). manejo del ambiente y consumo de recursos naturales; ii). mitigacin de
gases de efecto invernadero y otras formas
de contaminacin, promoviendo el uso de

fuentes alternativas de energa; y iii). la reduccin de la vulnerabilidad de la ciudad frente a


los peligros y la adaptacin al cambio climtico (Municipio de General Pueyrredon, 2013).
El anlisis de la sostenibilidad ambiental
mediante un ndice integrado por distintos
indicadores, intenta aportar a los pilares
mencionados demostrando que existen
fuertes contrastes al interior de los espacios
urbanos y periurbanos. Adems, el procedimiento empleado permite establecer una
medida de algunos de los distintos aspectos
involucrados en el concepto sostenibilidad
ambiental y efectuar estudios comparativos
con otras reas. De esta manera, se espera
que los aportes realizados en el marco de
este trabajo contribuyan a identificar reas
con necesidad de mejoras especficas.
Las situaciones ms crticas (ISA: 0,450,626) se identifican fundamentalmente
en zonas periurbanas en las que se desarrollan actividades rurales y en aquellas
reas en las que se localizan asentamientos
de carcter precario. Las condiciones ms
favorables (ISA: 0,91-0,998) se presentan
dentro del ejido urbano. Sin embargo, los
temas que tienen mayor incidencia en la
determinacin de condiciones favorables y
desfavorables varan al analizar separadamente los espacios urbanos y periurbanos.
Por ltimo, se destaca la necesidad de
profundizar en el anlisis de las causas de
las diferenciaciones mencionadas y de realizar estudios integrados que contemplen las
distintas dimensiones sugeridas en ICES, a
fin de evaluar el estado actual al interior de
la ciudad y su rea de expansin, coordinar acciones entre los diferentes mbitos
institucionales y la comunidad y generar
estrategias de intervencin acordes con los
principios de la sostenibilidad.

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Medios de Vida y sustentabilidad en


Las Aguadas (Ro Negro)
Iris Josefina Liscovsky, Sabrina Picone y Melisa Szmulewicz

Introduccin
Desde su primera aparicin en el Informe Brundtland de 1987, la sustentabilidad se ha convertido en una palabra de
moda y, segn Toledo (2003), oportunista
para ciertos sectores sociales. En este sentido, debido a su connotacin econmica
se critica el papel social y ecolgico en relacin al desarrollo sustentable y su difcil operatividad (Foladori y Tommasino,
2000). Con el fin de realizar aportes para
superar las limitaciones de la sustentabilidad, se propone el estudio de la comunidad de origen mapuche de Las Aguadas
desde el marco de los Medios de Vida Sustentables.
Asociado a la escasa consideracin sobre la sustentabilidad social (Foladori y
Tommasino, 2000), se suelen simplificar
los aspectos socio-culturales. A diferencia
de ello, en este trabajo se asumen a los MV
como una configuracin en torno de una
estrategia de vida, donde el proceso social
es indivisible del entramado local. Perspectiva que resulta pertinente al considerar que muchos problemas territoriales se
asientan sobre inequidades histricas en la
distribucin econmica, ecolgica y de lo
cultural (Escobar, 2005).

Marco metodolgico
Los estudios sobre sustentabilidad suelen priorizar las dualidades pobreza-trabajo (econmica) o deterioro ecolgico-conservacin (ecolgica), desestimando que

stas estn atravesadas por procesos histricos indivisibles de lo social. Carney


(1999) afirma que el marco terico de los
Medios de Vida (en adelante MV) permite
identificar las influencias de las polticas,
las instituciones, los choques y las tendencias externas en el modo de vida de una
comunidad, al mismo tiempo que se trabaja con la gente en el fortalecimiento de
sus potencialidades. Ante ello, el abordaje
participativo es crucial ya que permite que
las personas marginadas se expresen sobre
elementos de sus realidades, haciendo nfasis en sus medios de vida y sus capacidades (Chambers, 2004). En este contexto,
la sustentabilidad se resignifica y define en
cada espacio socio-cultural y natural puesto en valor a travs del tiempo.
A la luz de esta premisa, se presentan
los resultados del diagnstico participativo en base a MV (Parra Vzquez et al.,
2011), realizado con los pobladores de
Las Aguadas (Dpto. Adolfo Alsina, Ro
Negro) en abril de 2013 (dada la continuidad del proyecto de investigacin en la
comunidad hasta 2015, algunos datos se
actualizaron). Los MV se interpretan de la
combinacin de los recursos utilizados y
las actividades realizadas por las familias
en las comunidades, para vivir da a da y
alcanzar sus propsitos de futuro (Parra
Vzquez y col., 2011, p. 4). La clasificacin
de DFID (1999) para el anlisis de los MV
que enfatiza en la complejidad, se modific
para alejarse de los enfoques centrados en
las valuaciones econmicas (Figura 1).

519

Iris Josefina Liscovsky, Sabrina Picone y Melisa Szmulewicz

Figura 1. Estructura de los Medios de Vida Sustentables

Fuente: modificado de DFID (1999)

Desarrollo
Las Aguadas se localiza en la zona atlntica de Ro Negro (Figura 2), a unos 130
km aproximadamente de Viedma (capital
provincial). Estas tierras marginales se
caracterizan por presentar una zona de
mdanos con algunas aguadas naturales
alimentadas por el agua de lluvia, las que
le dan el nombre a la comunidad. Los primeros pobladores llegaron de manera dis-

persa a la zona como consecuencia de los


desplazamientos forzados originados con
la Conquista del Desierto y la comunidad se establece a principios de 1900. En
este contexto, los miembros de la comunidad se definen como los histricos habitantes del territorio. El Estado argentino
la reconoce legalmente en 2015, momento
en el que se ha reducido el territorio inicial,
debido a procesos que fortalecen la insustentabilidad local.

Figura 2. Paisaje caracterstico y ubicacin de Las Aguadas (Rio Negro, Argentina)

520

Medios de Vida y sustentabilidad en Las Aguadas (Ro Negro)

Patrimonio Natural

Infraestructura

El territorio de Las Aguadas es ecolgicamente frgil. Ello est definido por


aspectos geomorfolgicos inestables, suelos pobres, escasa disponibilidad de agua
dulce, vientos frecuentes y fuertes, temperaturas anuales extremas, alta evapotranspiracin y limitada presencia y abundancia florstica.
La geomorfologa se define en base a la
cercana con la regin costera (con dunas)
y a la presencia de ecotonos de transicin
con el monte. La mayora de la comunidad
se encuentra en la zona de mdanos mviles (sin vegetacin superficial) o fijos (con
vegetacin superficial), aunque algunos
hogares se localizan prximos al rea de
ecotono. Los mdanos tienen una funcin
indispensable, ya que infiltran y permiten
la formacin de reservorios subterrneos
del agua de lluvia.
La riqueza florstica es estacional (mayoritariamente entre septiembre y febrero),
y est condicionada por las caractersticas
del suelo, el clima y la escasez de agua.
Pocas especies se destacan por su importancia ecolgica (ej. estabilizadores de
mdanos) o productiva (ej. alimento para
los animales). El unquillo (Sporobolus rigens
Trin. E. Desv.) y el olivillo (Hyalis argentea
D. Doon ex Hook. & Arn.) son casi las nicas especies vegetales que crecen sobre los
mdanos vivos. El guruz (Glycyrrhiza astragalina Guillies) y la chaucha del algarrobo
o alpataco (Prosopis alpataco Phil.) son palatables para los animales. Finalmente, de
la eco-regin del monte se abastecen de
especies leeras como el alpataco y el chaar (Geoffroea decorticans Gillies ex Hook. &
Arn.) o la jarilla (Larrea spp Cav.).
En este contexto de fragilidad, el equilibrio natural se altera por diferentes variaciones (naturales o artificiales), como
incendios o sequas, poniendo en riesgo la
continuidad de la comunidad.

Continuando con los aspectos estructurales, se analiz la disponibilidad, tipo, calidad de la infraestructura y la cobertura de
los servicios en la comunidad de Las Aguadas. Se identific que la falta de servicios
como los de educacin y salud son los que ms
afectan las configuraciones de las unidades
familiares, ya que condicionan la permanencia de nios o ancianos. Las vas de transportacin entre los puestos (caminos) y de conexin
con la ciudad de Viedma (rutas) son precarias, reciben escaso mantenimiento y limitan
a la movilidad de los pobladores, junto con
la falta de medios de transporte. Respecto a los
medios de comunicacin, en 2014 se les entreg
equipos de radiofrecuencia a varios pobladores con un fondo del Proyecto de Desarrollo Rural de la Patagonia (PRODERPA),
pero an no fueron capacitados para su uso
y slo reciben informacin por medio de radios de Viedma.
Tanto las casas como la infraestructura
productiva se deterioran ante condiciones
climticas extremas. La necesidad de realizar mejoras se ve limitada por la escasez de
de herramientas y de elementos naturales
(como plantas y agua requeridos para realizar adobe).
La ausencia de energa y sistemas de drenaje o los rudimentarios sistemas para el
abastecimiento de agua no preocupa demasiado a los pobladores. En los dos primeros casos porque nunca dependieron de
ellos, en el ltimo porque es a lo que estn
acostumbrados. Sin embargo, la sequa
que afect a la zona durante prcticamente una dcada ha hecho que sea necesario
el mantenimiento y la profundizacin de
los pozos o perforaciones de agua, ya que el nivel fretico baj, la arena se deposita en las
estructuras y el agua escasea, sobre todo
durante la poca estival. Los pobladores
requieren de medidas mnimas que les permitan asegurar su sistema de vida: vivienda, agua y comida.
521

Iris Josefina Liscovsky, Sabrina Picone y Melisa Szmulewicz

Capital Financiero
La estrategia econmica est centrada
en la ganadera y temporalmente se complementa con la oferta de mano de obra
rural (ej. para esquila). La ganadera es la
nica viable bajo las restricciones ecolgicas: se cran ovinos y bovinos, para la venta
de lana y carne, y tambin para el consumo
familiar, a lo que se suma los caprinos. El
sistema de ahorro lo constituye los animales de cra. Estas actividades constituyen las
fuentes del ingreso familiar, que deben solventar tanto los gastos domsticos, como
las inversiones de mantenimiento, mejora,
o para dar continuidad a la actividad productiva. Existe incapacidad de inversin
autnoma y no es conveniente la solicitud
de prstamos bancarios dada la inestabilidad del sistema econmico y que no cumplen con los requisitos solicitados.
La estrategia econmica en base a tres
integrantes por unidad familiar, consta de
ingresos de $ 2.170 por adulto/mes (el 84%
de la actividad productiva), y egresos donde
aproximadamente el 40% se destina para la
compra de alimentos y el 24% son gastos
productivos, y los otros gastos minoritarios
son domsticos o de transportes. Comparativamente con lo dispuesto por el Instituto Nacional de Estadstica y Censo (INDEC,
2013), de $ 577,23[1] por adulto para gastos de la Canasta Bsica Total, los ingresos
locales son altos, pero los egresos son igualmente altos dejando escasa diferencia para
inversin o emergencias ($ 1.900/ao). A
pesar de encontrarse el ingreso per/cpita
por encima de la Lnea de Pobreza, los pobladores manifiestan que lo que producen,
apenas les alcanza para vivir.
Organizacin social
La estructura social bsica est dada
por los lazos de parentesco y la constitu[1] Fuente INDEC: www.indec.mecon.ar; clculo correspondiente a diciembre de 2013.

522

cin familiar. Durante aproximadamente


tres dcadas, el resultado del deterioro del
entramado social se refleja en la reduccin
desde alrededor de 20 unidades familiares
diversas a unas 7 constituidas exclusivamente por 1 a 3 integrantes hombres. Las
mujeres iniciaron su migracin en la dcada del 80 (siglo XX) dadas las dificultades
en el acceso a la educacin, la salud (principalmente para los hijos) y el trabajo.
A pesar del cambio demogrfico sufrido, se mantienen relaciones familiares o
de crianza estables y duraderas. Hacia
el exterior, se diferencian las relaciones familiares -intermitentes dada la distancia y
las dificultades para transportarse- y las de
tramitacin ante organismos y comerciales.
El organismo de asistencia frecuente es el
Servicio Nacional de Sanidad y Calidad
Agroalimentaria (SENASA), dada su actividad ganadera. Los otros trmites suelen
estar mediados por miembros del Consejo
Asesor Indgena (CAI), reemplazando en su
funcin al Consejo de Desarrollo de Comunidades Indgenas (CODECI) rgano del
Ministerio de Gobierno del Poder Ejecutivo
Provincial para el tratamiento de asuntos
del pueblo originario (quienes no tienen
llegada a la comunidad). Los miembros del
CAI colaboran para: a) realizar solicitudes:
Ministerio de Desarrollo Social Plan Calor-; PRODERPA subsidios para infraestructura-; y b) realizar reclamos: CODECI,
Direccin de Tierras, fueros judiciales provincialespor conflictos de tierras-; Vialidad
mejoramiento de los caminos-. A pesar de
existir diversas relaciones, la densidad[2] de
la red social es baja (0.3), quizs por las
pocas relaciones identificadas entre la comunidad y las organizaciones externas. As
mismo, frente a la multiplicidad de actores
existe una centralidad (distribucin de le[2] Densidad de una red social: valor comparativo entre las relaciones potenciales y las existentes entre los diversos actores de
una red. Empricamente se establece: bajo: <0.3; medio: <0.4 y
>0.3; adecuado: >0.4.

Medios de Vida y sustentabilidad en Las Aguadas (Ro Negro)

jana de 9) igualitaria entre la comunidad


y el CAI, lo cual refleja su escasa participacin en el mbito de gestin. Si bien se
considera positivo fortalecer redes de colaboracin, la dependencia para la gestin
se evala como un aspecto limitante para
lograr autonoma
El entorno de la agencia humana
Entre los elementos incluidos en este
apartado se reconoce a la educacin, a
la salud y a la capacidad de planificacin
(en un sentido de auto-gestin). Todos
los pobladores aprendieron su oficio en el
campo, acompaados por sus familiares.
Localmente, son nulas las posibilidades
para acceder al sistema educativo o a capacitaciones que les permitan optimizar el
trabajo productivo y superar limitaciones
locales. Como consecuencia, los pobladores carecen de la capacidad para plantear
de forma escrita sus proyectos, quedando supeditados a la puntual intervencin
externa. As mismo, asociado al envejecimiento de la poblacin, los problemas de
salud son ms frecuentes y se agravan por
la falta de un servicio de salud cercano o
campaas de prevencin. Un estado de salud inestable limita concretar los trabajos
de campo en tiempo y forma.
Contexto de Vulnerabilidad
En cada uno de los apartados anteriores
se han identificado situaciones que obstaculizan la sustentabilidad en Las Aguadas.
A esos elementos, se suman los del contexto
de vulnerabilidad, sobre los cuales los pobladores no tienen capacidad de decisin.
Como punto de partida del incremento
de la vulnerabilidad se identifica un perodo de sequa dado entre 2004 y 2011 que
afect la dinmica ecolgica y la produccin ganadera. As mismo, en los perodos
de mayor sequa (2004 y 2005) se intensific el avance de los mdanos y disminuy
entre 2 y 3 m el nivel fretico de los pozos.

En 2013, el avance de los mdanos sobre la


zona de pasturas se calcul en 25 m anuales, slo quedaron 2 aguadas temporales
y se redujo la flora y fauna herbvora o de
humedal. Dadas las preferencias del mercado, progresivamente la ganadera bovina fue desplazando a la ovina, debido a la
escasa retribucin econmica por la lana.
Demogrficamente la poblacin disminuye y envejece, complicando la ejecucin de
las tareas del campo. La alimentacin gradualmente se restringe en diversidad dado
el abandono de prcticas de cra de animales de granja y cuidado de huertas y frutales
(tareas que solan realizar mujeres y nios).
Estructuras y procesos
Las Aguadas se encuentra prxima a la
villa turstica Baha Creek, a la Reserva de
Usos Mltiples Caleta de los Loros y est
cercada en su borde costero por el camino de la costa o ruta de los acantilados
(Ruta Provincial N 1). A pesar de estar
enclavada en una zona promovida por el
Gobierno Provincial para el desarrollo turstico, no son reconocidos como actores
relevantes para involucrarse en los procesos a travs de los cuales se piensan las alternativas territoriales.
Escasos programas tienen presencia
local y cuando llegan lo hacen de manera
discontinua. Muchos pobladores producen lana y no han recibido capacitaciones
o acercamiento de los agentes de Prolana y
Ley Ovina y tampoco del Instituto Nacional
de Tecnologa Agropecuaria (INTA) a travs de su Programa Cambio Rural o del
PRODERPA (programa vigente al momento del diagnstico). Sumada a la falta de
asesoramiento, la produccin est sometida a las reglas del mercado: localmente
los pobladores son tomadores de precio,
los insumos son costosos y las condiciones
de compra estn desarticuladas con el lugar, como al considerar que la calidad de la
lana es baja por el gran contenido en arena
523

Iris Josefina Liscovsky, Sabrina Picone y Melisa Szmulewicz

(inevitable para la zona).


Los nicos subsidios que se han gestionado han sido logrados por la gestin del CAI.
Sin embargo, los Programas gubernamentales no suelen adecuarse a las demandas.
El Plan Calor (dependiente del Ministerio de
Desarrollo Social de la provincia), abastece
de lea slo para el invierno y est restringido a una zona de la provincia (que no involucra al rea de Las Aguadas), por lo que
slo 2 veces aprovisionaron a la comunidad
para calefaccionarse durante el invierno (no
para cocinar durante el ao). Del mismo Ministerio, se comprometieron a reemplazar
las casas prontas a derrumbarse (an no
hay resultados). Finalmente, a pesar de existir a nivel provincial el Programa de atencin
primaria de salud para el mbito rural, no
tiene llegada a la comunidad.
Por otro lado, las polticas para controlar el avance de los mdanos estn prcticamente ausentes. Slo se ha identificado en 1980 y 1981 pruebas a baja escala
llevadas a cabo por el Ing. Agr. E. Gagey
(Jefe del Servicio Forestal de Costa Atlntica, Direccin de Bosques y Praderas de la
provincia) y una nueva iniciativa llevada a
cabo por el mismo actor en 2013 a travs
de un proyecto de extensin de la Universidad Nacional de Ro Negro realizado en un
sector de Las Aguadas.
En contraste con la falta de atencin a
las necesidades de la comunidad, se incrementan las polticas de desarrollo turstico
para la zona costera de Ro Negro, e indirectamente perjudican a la comunidad.
Los pobladores no han sido invitados a
participar de la planificacin turstica pero
son perjudicados por diversas acciones.
La construccin de la ruta de la costa favoreci la movilidad de los mdanos (por
remocin) y el ingreso de extraos dentro
de los campos. Consecuentemente, aparecen actos delictivos (robo de animales) y se
deterioran los campos al ingresar visitantes de Baha Creek en cuatriciclo y remover
524

la escasa vegetacin de los mdanos fijos,


favoreciendo adems la dispersin y alejamiento del ganado.
Estrategia de los Medios de Vida
La estrategia productiva actual en Las
Agudas apunta a continuar con la crianza
de animales (nica opcin productiva) y
progresivamente cambiar de ganado ovino
a bovino. Los pobladores sostienen que la
oveja es daina para los suelos y la vegetacin (principalmente debido a su forma de
alimentacin) y que slo se vende la lana
cuyo valor gradualmente decrece. En cambio, de la vaca puede venderse la carne, el
cuero, tiene ms rentabilidad y no consume
de los pastos la parte inferior (de yemas)
permitiendo su rebrote. Para el auto-consumo se cuenta con gallinas, que aportan
carne y huevos y con chivos, de los que se
aprovecha su carne. El resto de los alimentos familiares se compran en Viedma.
Logros de los Medios de Vida
En los resultados emergentes de la estrategia de medios de vida, se reconoce que
desde la perspectiva de los pobladores, el
principal logro (y perspectiva) es permanecer en el territorio. Logra dilucidarse que
la medida econmica (asentada sobre la
medicin de la pobreza) no caracteriza la
complejidad local ni puede asumirse en s
mismo como un indicador para el desarrollo de polticas. La vulnerabilidad de la
actividad econmica est dada principalmente por la fragilidad ecolgica en la que
se desarrolla, la rigurosidad climtica, la
falta de asistencia veterinaria, la falta de
capacidad para ser formadores de precios,
y su escasa incidencia en la definicin de
polticas. Estos elementos evidencian que
lo econmico enmascara otros problemas
divergentes (ecolgicos, de aislamiento, de
despoblamientos, entre otros) que son los
que realmente limitan o aseguran la permanencia en el lugar.

Medios de Vida y sustentabilidad en Las Aguadas (Ro Negro)

Conclusin
Al estudiar a la comunidad de Las Aguadas a travs de los MV se resignific a la
sustentabilidad. En este marco, la sustentabilidad implica una bsqueda de equilibrio
entre los elementos de los MV, y con las estructuras polticas y socioculturales, donde
lo econmico es una dimensin ms del
modelo analtico. En este contexto de anlisis, la vulnerabilidad econmica se asocia
no slo a lo productivo, sino que adems
es una consecuencia del proceso a travs
del cual las estructuras familiares que sostenan el territorio y eran efectivas ante las
situaciones de riesgo se han deteriorado:
se deshabitan los campos y van quedando
solos los pobladores. Las caractersticas de
un medio natural, social y humano frgil
en combinacin con una estructura poltica que invisibiliza a travs de sus acciones

(o no acciones) a la comunidad, tambin


fortalecen la vulneracin del grupo que habita el territorio de Las Aguadas.
Finalmente, de las primeras a las ltimas
discusiones en Las Aguadas, las resistencias territoriales fueron centrales. Primero,
una resistencia a irse. Segundo, una resistencia a bajar los brazos y creer que no hay
salida (aunque por ahora no se encuentre).
En este contexto, se busca superar las histricas desigualdades para volver a vivir en
el campo en familia y no en soledad. Meta
que no tiene precio y es su manifestacin
propia de sustentabilidad.

Agradecimientos
A los pobladores de la comunidad de Las
Aguadas por compartir sus valiosos conocimientos. A la UNRN por el financiamiento
(PI UNRN N 40C-319/14 y 40C-349/15).

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525

Eficiencia energtica en territorios tursticos.


Estudio de caso en Tandil
Karen Ivana Flensborg y Ada Graciela Nogar

Introduccin
La disponibilidad de energa constituye
un factor estratgico para la transformacin de los territorios, sin embargo, las
condiciones para acceder a los recursos
energticos distan de ser equitativas. En las
ltimas dcadas, con el fin de encontrar soluciones sustentables a los dficits y reducir
riesgos de faltantes, se busca reforzar el sistema a travs de la incorporacin de medidas de EE y la implementacin de energas
renovables (ER) con el fin de asegurar el
abastecimiento energtico a travs de estrategias de generacin que respondan a
necesidades especficas. Teniendo en cuenta lo expuesto, se realiza la presente investigacin centrada en la indagacin de la EE
en los complejos de cabaas del destino turstico Tandil, vinculada a los siguientes interrogantes: Cmo es el uso de la energa
en las cabaas del destino Tandil? Cules
son las prcticas en relacin al uso de
energa? Qu medidas de EE implementan? Las respuestas a dichos interrogantes
permitirn enunciar lineamientos generales
que contribuirn al uso eficiente de la energa. El estudio es de tipo exploratorio-descriptivo, desde un enfoque mixto a travs de
la triangulacin metodolgica, la cual permiti superar los sesgos y las limitaciones
derivados del empleo de una herramienta
nica, por medio de la integracin de herramientas de anlisis cuali-cuantitativo.
El universo lo constituyen los complejos de
cabaas del Partido de Tandil y la muestra,
los 52 complejos que actualmente (2015)
cuentan con las habilitaciones correspondientes segn la Direccin de Turismo de

Tandil. El trabajo se focaliza en un primer


apartado de contexto temtico y en el segundo y tercer apartado se desarrolla el estudio de caso con la puesta en anlisis de
algunos datos relevados.

Eficiencia

energtica y territorios tu-

rsticos

En las sociedades actuales, el consumo


de energa es un insumo imprescindible,
por lo que disponer de un servicio moderno
y seguro de energa se ha convertido en un
elemento esencial e incluso en un recurso
estratgico. Sin embargo, la energa como
bien intermedio para satisfacer necesidades en la produccin de bienes y servicios,
es escaso por lo que da lugar a numerosos conflictos geopolticos y ambientales.
Es por eso que -si bien entre los estudios
predominan los tcnicos o econmicos-,
la Geografa y el ordenamiento territorial,
entre otros, abordan la cuestin (Mrenne-Schoumaker, 2007). Desde el turismo,
Lucarelli (2010) aborda la EE y ER en los
hoteles de Uruguay, la Fundacin Red de
Energa (2006) analiza la EE en el sector hotelero de Costa Rica, la Federacin
Empresarial Hotelera Gastronmica de la
Repblica Argentina (FEHGRA, 2009) propone un manual de uso racional de energa, el Organismo Provincial de Desarrollo
Sustentable (OPDS, 2014) establece un
manual de buenas prcticas sustentables
en el marco del Programa de Alojamientos
Tursticos Sustentables (PATS), donde uno
de los ejes que se aborda es el uso de la
energa en los alojamientos tursticos de la
provincia de Buenos Aires, Ramos y Fernn527

Karen Ivana Flensborg y Ada Graciela Nogar

dez (2014), realizan un diagnostico y gua


ambiental para los complejos de cabaas
en Tandil; sin considerar agotados los antecedentes, en los estudios del turismo, el
anlisis de la EE sigue siendo marginal.
Por otra parte, se torna necesario resaltar que existen diversas fuentes[1] que afirman que el sector de alojamiento turstico
es uno de los que consume mayor cantidad
de energa y que hace un uso ineficiente de
la misma; en donde el uso descontrolado
de los recursos naturales, la escasa utilizacin de ER y el empleo de tecnologas
antiguas y obsoletas, convierte a los alojamientos en empresas menos competitivas
y menos sostenibles. Ante lo expuesto, se
ha posicionado en el actual contexto, el
anlisis centrado en la EE. De este modo,
analizar la EE entendida como la capacidad que posee un sistema de utilizar la cantidad mnima de energa para su funcionamiento; lo cual no supone cambios en los
hbitos de consumo, sino que el consumo
energtico para brindar el mismo servicio
es menor (Brunstein y Carrizo, 2015); posibilita una percepcin ms integral, ya que
permite entre otras cosas, la valoracin de
los recursos energticos, la visualizacin de
la demanda, la incorporacin de las perspectivas de los diversos actores y el anlisis
de los impactos ambientales (Belmonte et
al., 2009). Si bien la problemtica energtica es resultante de procesos y acciones de
diversas escalas espaciales y temporales en
un lugar, resulta interesante el anlisis de
la gestin integrada de la energa por parte de los oferentes de alojamientos tursticos, ya que como sostiene Furlan (2010)
stos pueden involucrarse en actividades y
funciones especficas del ordenamiento y
la planificacin dado que cuentan con el
conocimiento territorial de las capacidades
endgenas y los recursos locales, factor de[1] Ministerio de Ciencia e Innovacin de Espaa (2009); Direccin General de Industria, Energa y Minas de Madrid (2007) y
Ministerio de Minas y Energa de Colombia (2011), otros.

528

cisivo en el xito o fracaso de las polticas


del sector energtico.
Segn una de las organizaciones que
investiga y se expresa acerca del fenmeno turstico, como lo es la Organizacin
Mundial del Turismo (OMT, 2014), quien
considera al turismo como un sector de
servicios dinmico; la misma aduce que,
cuando los territorios se transforman en
tursticos se apropian de los recursos originando conflictos y desequilibrios[2]. Si bien
existen diversas polticas que fomentan su
preservacin, tambin hay numerosas publicaciones e informes[3] que dan cuenta
de las gestiones deficientes. La Fundacin
para el Anlisis y los Estudios Sociales de
Espaa (2011) sostiene que la era de la
energa abundante y barata lleg a su fin.
En este sentido, la difusin de nuevas tecnologas para la produccin y el uso eficiente, as como las polticas e iniciativas
para fomentar el aprovechamiento racional de los recursos y la incorporacin de
ER no convencionales, avanza, aunque de
manera desigual.
Continuando con los antecedentes, se
manifiestan diferentes posturas acerca de
la apropiacin de los recursos energticos.
Pasquevich (2010) sostiene que la preocupacin internacional por la cuestin energtica se instala de dos maneras: tomando
conciencia que la explotacin de los recursos energticos tiene un lmite, y comprendiendo que el ambiente est en riesgo frente
al consumo descontrolado de los recursos
fsiles. Ante lo expuesto, Romani y Arroyo
(2012) expresan que la EE es, la tecnologa
ms relevante para `descarbonizar la economa energtica mundial, y sostienen que
en el futuro no habr otra manera de generar y usar la energa sino es con eficiencia.
Este sinttico marco de referencia es
[2] Instituto Nacional de Ecologa de Mxico (2000); Dadn
(2002) y otros.
[3] Vase por ejemplo en Informe Planeta Vivo (2014), en Arce
Salazar (2001) y otros.

Eficiencia energtica en territorios tursticos. Estudio de caso en Tandil

orientativo para la realizacin del estudio


del caso que se presenta a continuacin.

Estudio de caso. Eficiencia energtica en


alojamientos tursticos del destino Tandil
El destino turstico Tandil est inserto en
un ambiente serrano y de piedemonte de las
sierras de Tandilia, relieve que se eleva en el
SE de la llanura pampeana. De este modo,
su localizacin, la conectividad con importantes centros urbanos, sus condiciones fsicos-ambientales, la calidad y variedad de
la oferta, le confieren una posicin destacada entre los destinos de la provincia de
Buenos Aires. En relacin a los alojamientos tursticos, Tandil dispone de una amplia
y diversa oferta. A partir del ao 2000, se
sumaron a la tradicional oferta hotelera urbana, una gran cantidad de complejos de
cabaas, dormis, hosteras y hoteles ms
relacionados con las sierras y el entorno natural adyacente a la cuidad. Nogar y Jacinto
(2010) plantean que en este contexto:
() comienza un proceso creciente de demanda interna sostenida desde dos pilares:
el primero, fue la crisis cambiaria de postconvertibilidad que fren el impulso en la demanda de destinos fuera del pas y segundo,
fue el posicionamiento de un nuevo modelo
de turismo sostenido en una demanda que
prioriza lo natural, autntico y cercano a la
cotidianeidad (p. 34).

Este crecimiento, le ha otorgado al destino un perfil diferenciado debido a que segn diversas fuentes[4], la demanda turstica se encuentra motivada por pernoctar en
establecimientos que se encuentren localizados en reas naturales. De este modo, se
empiezan a destacar los complejos de cabaas, la Ordenanza Municipal N 8.263
los define como: Aquellos establecimientos de explotacin y administracin centralizada que, contando con un mnimo de 8
(ocho) plazas distribuidas en no menos de
4 (cuatro) unidades locativas denominadas
[4] OMT (2007), Barrera y Bahamondes (2012) y otros.

cabaas, puedan habilitarse para brindar


servicio de alojamiento mediante Contrato
de Hospedaje (Anexo 1). Segn datos de
la Direccin de Turismo de Tandil (2015),
existen 52 complejos de cabaas habilitados, de los cuales 46 se encuentran categorizados (en 4, 3 y 2 rocas) y 6 en trmite
de categorizacin. A fin de indagar sobre
las medidas de EE que se implementan, la
recoleccin de datos primarios se realiz a
travs de encuestas (37), las cuales permitieron conocer las prcticas en relacin al uso
de la energa en los complejos de cabaas
y las entrevistas semi-estructuradas a diferentes
informantes claves (acadmicos, actores
pblicos y privados) permitieron conocer
la legislacin existente vinculada a la temtica y las variables e indicadores socioterritoriales y tecnolgicos que condicionan la
implementacin de medidas de EE en las
cabaas.De este ejercicio se destaca, en
materia de legislacin, la Ordenanza N
13.180/12 de Rgimen de Fomento Hotelero, en la cual uno de los ejes que se aborda es la gestin de la energa a partir del
desarrollo de buenas prcticas ambientales
y en donde se estimula el uso de ER. Esta
Ordenanza no es de cumplimiento obligatorio, aunque aquellos actores que adhieran a la misma recibirn un beneficio tributario para la ampliacin y/o construccin
de sus cabaas. Asimismo, el Municipio, a
travs de la Direccin de Turismo, el Organismo Provincial de Desarrollo Sostenible
(OPDS) y la Secretara de Turismo de la
Provincia de Buenos Aires; entregaron en
el ao 2015 las Distinciones Ambientales
a 11 complejos de cabaas locales, en el
marco del Programa Provincial de Alojamientos Tursticos Sustentables (PATS).
En relacin a los factores que condicionan o impiden la implementacin de medidas de EE, los entrevistados coincidieron en
aquellos relacionados al recurso econmico
y en la ausencia de una legislacin que exija
a los prestadores tursticos promover la EE.
529

Karen Ivana Flensborg y Ada Graciela Nogar

Situacin

actual de la EE en los complejos de cabaas del destino turstico


Tandil

En este apartado se analizan ciertas variables relevadas en las encuestas. Debido al carcter exploratorio del estudio y las limitantes
en la extensin, se exponen algunas de ellas.
En la Figura 1, se observa la localizacin
de los 37 complejos de cabaas encuestados, donde se destaca si poseen la distincin ambiental del PATS.
Respecto a la variable aplicacin de medidas de EE (limitar el uso del agua caliente, utilizar aislamiento en ventanas, luces
e instalaciones elctricas de bajo consumo
de energa, entre otras), se observan en la

Tabla 1, los diferentes ranking que se expresan en el universo analizado.


Al analizar las medidas de EE que se
aplican, se destacan las relacionadas con
las instrucciones para clientes y empleados, seguidas de las relacionadas a la
prevencin de la prdida de calor, a la
produccin de calor y a la refrigeracin
del espacio. Si bien, no constituye el objeto de estudio, cabe sealar que se identificaron algunas iniciativas respecto a la
implementacin de medidas de ER, tales
como la presencia de un molino elico,
paneles solares y un aerogenerador economizador de energa. Esto se debe a
que algunos encuestados lo consideraron
como medidas de EE.

Figura 1. Localizacin y certificacin ambiental de los complejos de cabaas

Fuente: elaboracin personal sobre la base de datos primarios. ArcGis (2010)

530

Eficiencia energtica en territorios tursticos. Estudio de caso en Tandil

Tabla 1. Medidas de EE de aplicacin en el universo de estudio


Tipo de medida

Iluminacin

37

100

Luces e instalaciones elctricas


de bajo consumo de energa

Instrucciones para
empleados y clientes

36

97

Toallas y sbanas se cambian


por peticin (no a diario)

Prdida de calor

32

86

Ventanas y puertas con burletes

Equipos de EE

28

76

Aire acondicionado, freezer, heladeras,


etc. de tipo energtico A, B o C

Instrucciones para
empleados y clientes

28

76

Aviso de cierre de las puertas y


ventanas cuando se enciende el aire
acondicionado o la calefaccin

Prdida de calor

26

70

Doble acristalamiento en puertas


y ventanas del exterior

Refrigeracin del espacio

17

46

Proteccin solar: toldos, persianas, blackout

Produccin de calor

16

43

Restriccin del uso de calentadores


elctricos porttiles

Iluminacin

14

38

Fotoclulas, sensores de
movimiento o acstica

Refrigeracin del espacio

13

35

Ventiladores de techo

Instrucciones para
empleados y clientes

11

30

Promocin del uso reducido de agua caliente

Refrigeracin del espacio

10

27

Diseo de refrigeracin de bajo


consumo (ventilacin, etc.)

Instrucciones para
empleados y clientes

16

Avisos para apagar las luces


cuando no se necesitan

Produccin de calor

14

Aislamiento de tanques de agua caliente

Produccin de calor

11

Calentadores de alta eficiencia o recuperacin

Iluminacin

11

Controles de tiempo manuales

Prdida de calor

11

Aislamientos de tuberas o vlvulas

Instrucciones para
empleados y clientes

Apagado de equipos electrnicos


que no se usan

Prdida de calor

Cierrapuertas instalados en puertas exteriores

Produccin de calor

Uso de calderas de secuencia controlada

Refrigeracin del espacio

Ventilacin cruzada

Instrucciones para
empleados y clientes

Control de equipos para asegurar


su correcto funcionamiento

Energa renovable

Panel solar

Energa renovable

Aerogenerador: economizador de energa

Energa renovable

Molino elico

Tipo de medida

Medidas de EE

Medidas de ER

Fuente: elaboracin personal


531

Karen Ivana Flensborg y Ada Graciela Nogar

Al indagar acerca de las inversiones en tecnologas de EE, el 43% de los encuestados


mostraron predisposicin a hacerlo en los
prximos tres aos (Grfico 1).
Debido a que el porcentaje de actores
que no saben o no tienen previsto invertir
en tecnologas de EE en los prximos 3 aos

es significativo, se realiz un anlisis de la


variable factores que impiden la implementacin
de tecnologa de EE. Estos datos muestran
predominancia de causas centradas en: los
costes de instalacin, la escasez crediticia
y la incertidumbre para invertir en dichas
tecnologas (Grfico 2).

Grfico 1. Inversin en tecnologas de EE

Fuente: elaboracin personal


Grfico 2. Factores que impiden la implementacin de tecnologas de EE

Fuente: elaboracin personal

Conclusiones
Como lo muestran los diferentes antecedentes acadmicos e institucionales analizados, la EE ha dejado de ser una expresin de
ncleos de actores marginales para constituirse en tema prioritario en las agendas de

532

investigacin, polticas y econmicas.


En esta indagacin se considera que la EE
en los alojamientos tursticos es un indicador de calidad, ya que promueve el ahorro
de energa, contribuye con la sustentabilidad de los recursos naturales, con la diferenciacin y competitividad de servicios.

Eficiencia energtica en territorios tursticos. Estudio de caso en Tandil

En este escenario, cabe sealar que el


destino turstico Tandil se encuentra en
una etapa inicial en relacin al desarrollo
de la EE en el sector de alojamiento turstico en general y en el de complejos de

cabaas en particular. Sin embargo, en los


ltimos aos, se han fomentado algunas
iniciativas al respecto en relacin a legislacin, capacitaciones, entre otras.

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Parte 9
Investigacin y docencia en la
enseanza de la Geografa

Prcticas no escolarizadas. El aprovechamiento de una


herramienta de formacin docente
Natalia Leonor lvarez Pascucci y Abigail Arechabala

Introduccin
Este trabajo surge a partir de la experiencia de la cursada y realizacin del Taller de Prcticas Docentes de la carrera del
Profesorado de Geografa de la Facultad de
Ciencias Humanas de la UNICEN, en donde
se ha incorporado a dicha ctedra el rea
de prcticas no escolarizadas, para la cursada del primer cuatrimestre del ao 2015.
Nos resulta de gran importancia socializar
nuestra experiencia como alumnas, ya que
es el primer ao que se realizan este tipo
de prcticas en la formacin de nuestro
profesorado, adems que consideramos de
gran importancia este tipo de experiencia
para la formacin profesional de los futuros docentes, no slo de Geografa sino de
los profesorados en general.
Las mismas se transformaron en todo un
desafo, porque implicaban pensar y planificar una actividad desde nuestra disciplina en
un espacio que no es el convencional, en
donde fue necesario romper con esta lgica.
La escuela, como institucin y la prctica
educativa, estn siendo parte de un importante cambio, en el cual se estn redefiniendo
los roles de las instituciones, los contenidos y
el papel de los diferentes actores (directivos,
profesores y alumnos), de esta manera
Los sistemas tradicionales de la educacin
no lograban adaptarse a los rpidos cambios socioeconmicos que se estaban produciendo, hecho que contrastaba con algunas prcticas educativas que haban surgido
fuera del sistema oficial pero que presentaban un mejor acomodamiento a dichos
cambios (Martinelli, 2015).

Para poder acompaar estos cambios,

analizarlos crticamente y ser partcipes, es


necesario conocer el contexto en el cual se
desarrollan nuestros futuros ciudadanos
El objetivo de nuestra participacin en
dicha institucin es lograr realizar algn
aporte desde el campo de la Geografa,
pero tambin enriquecer nuestra formacin y experiencia como futuras docentes
en otros mbitos y espacios ms all de los
institucionales escolares.
Es fundamental conocer estos otros
contextos y realidades, y sobre todo cmo
estos espacios funcionan articuladamente
con las escuelas, debido a la importancia
que poseen a la hora de garantizar la permanencia de los chicos en las escuelas, ya
que como remarca Martinelli
Este nuevo contexto nos debe llevar a repensar la enseanza y el aprendizaje desde una
perspectiva donde los significados y funciones tradicionalmente asignados a las instituciones oficiales trasciendan sus propios
muros, y quienes actuamos en ellas asumamos el compromiso con apertura y creatividad para que la educacin de todo sujeto,
en cualquier espacio que se desarrolle, sea
vital y transformadora del hombre y de la
sociedad (Martinelli, 2014).

El objetivo del presente trabajo es realizar un aporte en la importancia de incorporar las prcticas no escolarizadas a la
formacin profesional de los profesorados,
tanto universitarios como terciarios. En palabras de Freire
Eso es lo que llamo pensar la prctica, y es
pensando la prctica como aprendo a pensar y a practicar mejor. Y cuanto ms pienso y
actu as, ms me convenzo, por ejemplo, de
que es imposible que enseemos contenidos
sin saber cmo piensan los alumnos en su
537

Natalia Leonor lvarez Pascucci y Abigail Arechabala


contexto real, en su vida cotidiana {} Generalmente todo esto es tomado en consideracin muy poco, no slo por la escuela bsica
o de primer grado sino tambin por las escuelas de formacin de maestros. (Freire, 1993)

En trminos generales, las prcticas


no escolarizadas buscan favorecer el desarrollo de las competencias de nios, nias y adolescentes mediante la formacin
y orientacin de los agentes educativos
y otros miembros de la comunidad, para
apropiar el mejoramiento de las prcticas
de enseanza mediante decisiones informadas, como resultado de las estrategias
de difusin y divulgacin, con apego y respeto a la diversidad cultural, tnica y gnero que existe en las comunidades.

Marco Terico-Metodolgico

de re-

ferencia

Para realizar y analizar nuestras prcticas, utilizamos el concepto de prcticas no escolarizadas, haciendo referencia
a todo tipo de prcticas educativas, que
busquen generar y estimular el proceso de
enseanza-aprendizaje, en espacios no escolares o escolarizados, como por ejemplo
las escuelas, pero que aun as buscan brindar distintos tipos de conocimientos a los
chicos y chicas rompiendo con algunas de
las lgicas estructurantes de la escuela tradicional (Primer Foro de Educacin para el
Cambio Social. 2010).
Consideramos muy importante el aporte
que podemos realizar desde nuestra experiencia, ya que La extensin universitaria y
la investigacin participativa pueden ser espacios interesantes desde donde se pueda
trabajar en esos nuevos modos de educacin no formal desde la universidad (Martinelli, 2015), al ser un tipo de prctica innovadora en cuanto a que no suele ser uno de
los mbitos en donde los futuros profesores
y los profesores de geografa nos desenvolvamos, pero que se constituye en una fuente muy rica de aprendizaje y conocimiento
538

(y porque no de futura fuente laboral), porque nos permite una fuerte aproximacin al
contexto socio-barrial y podramos arriesgarnos a decir que tambin familiar, de los
chicos y chicas que asisten a las escuelas.
Siguiendo a Brusilovsky
Las polticas pblicas debern lograr la articulacin de formas de educacin escolar y
no escolar sosteniendo una oferta flexible y
de calidad. A tal efecto ser necesario crear
condiciones que favorezcan la continuidad
interna, es decir la movilidad horizontal y
vertical dentro del sistema de educacin as
como la movilidad externa entre el sistema
educativo formal y proyectos de formacin
fuera de la escuela. (Brusilovsky, 1994)

Partimos y analizamos nuestras prcticas tomando el concepto de prcticas no


escolarizadas, criticando el concepto, muchas veces empleado en las prcticas y experiencias educativas de educacin no formal.
Siguiendo esta lnea, comenzaremos a
definir el concepto de educacin no formal, a travs de los aportes de Sirvent y
otras en su trabajo Revisin del concepto
de Educacin no formal.
El concepto de educacin no formal,
empieza a ser difundido a mediados de la
dcada de 1960 y principios de 1970, con
el objetivo de denominar una amplia y
creciente rea de experiencias y prcticas
educativas ms all de escuela, frente a
la identificacin de la crisis de la escuela
(Sirvent, 2006).
Coombs y su equipo en el marco de la
UNESCO, definieron y diferenciaron tres
tipos o clasificaciones de la educacin. La
educacin formal que se encuentra con un
alto grado de institucionalizacin, adems
se caracteriza por estar cronolgicamente
graduada y jerrquicamente estructurada
(Sirvent, 2006), la misma abarca desde los
primeros aos de la escuela primaria hasta la educacin superior o universitaria. La
educacin no formal, es definida como toda
actividad educativa organizada, sistemtica,
realizada fuera del marco del sistema oficial,

Prcticas no escolarizadas. El aprovechamiento de una herramienta de formacin docente

para facilitar determinadas clases de aprendizaje a subgrupos particulares de la poblacin, tanto adultos como nios (Sirvent,
2006). Por ltimo el concepto de educacin
informal, es definida como el proceso que
dura toda la vida y en el que las personas adquieren y acumulan conocimientos, habilidades, actitudes y modos de discernimiento
mediante experiencias diarias y su relacin
con el medio ambiente (Sirvent, 2006).
Un aspecto fundamental a revisar con
respecto a la conceptualizacin de educacin
no formal, es la negacin de lo formal como
la contraposicin a la rigidez y jerarquizacin en las relaciones pedaggicas propias
del modelo escolar. Una cuestin a tener
en cuenta, es que en el trabajo de Sirvent se
destaca como muchas veces en estos mbitos no formales, se reproducen la injusticia
y la discriminacin del sistema educativo.
De esta manera, segn las citadas autoras
es quien ms educacin formal tiene,
quien ms y mejor educacin o aprendizaje
permanente demanda y se apropia a lo largo de toda su vida (Sirvent, 2006). Otro
aspecto a destacar es lo que Sirvent denomina la simplificacin y descalificacin
de la complejidad de las experiencias que
se producen por fuera de las instituciones
escolares, ya que todo queda sujeto simplemente a la negacin de lo escolar.
De esta manera empleamos y partimos
del concepto de prcticas no escolarizadas
para el anlisis de este tipo de prcticas
docentes y realizamos una crtica y nos
oponemos al uso del trmino de educacin
no formal para definir al tipo de prcticas
que se dan fuera del contexto escolar/alico. Consideramos, de esta manera, que el
concepto de educacin no formal, resulta
un abordaje terico poco frtil y adems
oculta muchos aspectos y procesos que se
dan en este tipo de educacin, no permite
una rica y exhaustiva interpretacin, descripcin e intervencin sobre este mbito.
A continuacin describiremos algunos de

estos aspectos, siguiendo el anlisis que


realiza Sirvent:
~~El aspecto negativo del concepto no
formal, implica una atomizacin del
fenmeno educativo, que no permite visualizar la riqueza de la relacin dialctica entre escuela y ms all de la misma.
~~El campo educativo, es un espacio
muy complejo, en donde una misma
experiencia puede ser ubicada en una y
otra clase segn se consideren distintos
aspectos o criterios, por lo que actividades que podran ser consideradas como
de educacin no formal se realizan, sin
embargo dentro de la escuela.
~~La caracterizacin por la negativa (educacin no formal) puede llevar a la desvalorizacin de las acciones en relacin
con la educacin formal y obstaculiza la
caracterizacin de sus rasgos especficos,
como tambin la identificacin de los desafos pedaggicos que se desprenden de
los mismos: la poblacin joven y adulta
con profundas necesidades educativas, la
asistencia voluntaria de los participantes,
la inmediatez de las demandas de aprendizaje con las que llegan stos y el desafo
de promover a partir de all un proceso
que facilite el reconocimiento de nuevas
necesidades y demandas.

Experiencias en Prcticas
zadas en Geografa:

no escolari-

Centro de da Las Pulgas


El Centro de referencia Las Pulgas,
ubicado actualmente en el barrio Maggiori, al norte de la ciudad de Tandil, se cre
hace aproximadamente nueve aos, en el
cercano barrio El Tropezn.
El mismo surge a partir de la inquietud de
un estudiante de la carrera de Trabajo Social, que se encontraba realizando sus prcticas, y observ que en dicho barrio no se
trabajaba con nios ni adolescentes. Es as,
539

Natalia Leonor lvarez Pascucci y Abigail Arechabala

que posteriormente present un proyecto


para conformar un centro de referencia.
Actualmente se modific el nombre de
la institucin, hoy conocida como: Centro de Da Las Pulgas, orientado a nios
y adolescentes. Es as, que cambi su modalidad, o formato, ofreciendo talleres (a
la maana y a la tarde), abierto a todo el
barrio, y a los que quieran participar.
La institucin es financiada a partir de
becas otorgadas por la Secretara de Desarrollo Social y Juventud de la Provincia
de Buenos Aires en convenio con la Municipalidad de Tandil, especficamente con
la Direccin de Juventud. Las becas que
son otorgadas a partir de la Ley Provincial
13.298 de la Promocin y Proteccin Integral de los Nios.
Los talleres son seleccionados en base a
los intereses de los/as chicos/as, como as
tambin de lo que creen interesante para
ellos los coordinadores y talleristas (actualmente hay teatro, cocina, canto, guitarra).
Esta institucin, hace aproximadamente
un ao cambi su lugar de funcionamiento,
antes estaba ubicado en pleno barrio Maggiori. Semanalmente alrededor de 70 chicos.
La institucin mantiene vnculos con las
escuelas, e incluso con otras instituciones
del barrio, a travs de mesas barriales.
Con respecto a la relacin de las actividades y talleres con los chicos, existe una
lgica de compartir el espacio, lo que denota que su funcionamiento es caracterizado
por la confianza, igualdad y participacin.
Se evidencia una relacin horizontal entre
los chicos que asisten, con los coordinadores y los talleristas.
A su vez, es importante resaltar que el
espacio est pensado con igualdad, sin
imponer una enseanza formal. Se intenta
romper con la imposicin de conocimiento, y con la enseanza rgida y/o tradicional
que existe en las escuelas. En este sentido,
desde el centro se defiende la idea de que
se puede aprender de muchas maneras,
540

como por ejemplo compartiendo, estando


todos juntos y valorando lo que tienen.
La actividad que propusimos se pens,
principalmente, por la necesidad de la institucin en tener un mapa del barrio para
poder utilizar posteriormente con los chicos, como as tambin de contar con un
mapa donde aparezcan correctamente las
calles, ya que en el plano de Tandil, aparecen con otros nombres. Creemos que fue
de vital importancia la realizacin de una
actividad en la cual los chicos crearan su
propio mapa, ya como sujetos de derecho
tambin van transformando y/o modificando el espacio.
Tomando la Geografa de la percepcin y el comportamiento, la realizacin
de esta actividad permite la aparicin de las
percepciones que poseen los chicos sobre el
barrio, con sus espacios positivos y negativos, como as tambin con las caractersticas que creen que son principales en su vida
cotidiana, o en sus espacios vividos.
Aunque quiz falt tiempo o coordinacin para cerrar satisfactoriamente la
actividad, ya que al ser pequeos se dispersaban con facilidad, tenan un buen conocimiento de lo que es un mapa y para
qu sirve el mismo. Nos parece que lo que
hemos podido lograr, junto al incentivo de
dibujar los aspectos negativos y positivos
que ellos crean de mayor inters, es que le
den un sentido de mayor importancia y dedicacin a la prctica realizada.
Para finalizar, se puede decir que estas
experiencias nos permiten pensar en otro
tipo de actividades que se pueden trasladar
al mbito escolar, con la intencin de romper, en cierto sentido, con la educacin formal o tradicional existente en las escuelas.
A su vez, nos da herramientas diferentes
que tal vez nunca hubiramos desarrollado
en lo que es una aula.
Centro Mara de la Paz
La institucin Mara de la Paz, se en-

Prcticas no escolarizadas. El aprovechamiento de una herramienta de formacin docente

cuentra ubicada en el Sureste de la ciudad


de Tandil, prximo a la Ruta Nacional 226,
en el denominado por los vecinos Barrio
Golf y surgi como un anexo de Mara
Auxiliadora, (Centro Comunitario en el barrio El Cerrito) por la necesidad de las familias del barrio de contar con un espacio
para que las madres y nias/os pudieran
realizar actividades y contar con un espacio de apoyo y de asistencia a la salud. Es
un espacio que surge desde la Iglesia local,
impulsado por el Padre Ral Troncoso que
form la Asociacin Rincn Solidario.
Dentro de esta institucin, se desarrolla
el Envin (desde el 2011) un programa del
Ministerio de Desarrollo Social de la Provincia de Buenos Aires, dirigido a nios,
adolescentes y jvenes de 12 a 21 aos
en situacin de vulnerabilidad social de la
provincia, que conlleva un trabajo conjunto entre el Ejecutivo y la comuna.
Dicho programa apunta a garantizar el
acceso a recursos y oportunidades para el
desarrollo personal y la integracin social
de nios, adolescentes y jvenes, sobre la
base de una activa participacin del empresariado privado.
Este programa es comunitario, se sostiene entre el Ministerio de Desarrollo y la
Asociacin civil y se basa en la Ley de Promocin y Proteccin Integral de los Derechos del Nio.
La particularidad de Envin, es que los
chicos y chicas del barrio se inscriben con
el objetivo de recibir una beca del Estado
Provincial, para poder terminar la escuela,
al tiempo que realizan talleres. Para recibir la beca, deben anotarse en un centro
o institucin que participe del programa
Envin, en donde un equipo tcnico realizar un seguimiento y trabajo en conjunto
con las escuelas a las que asisten los chicos. Adems de esto, y de asistir al taller
de apoyo escolar, pueden participar de una
serie de talleres en la institucin en la que
se inscriben (Taller de lectura y Taller de re-

vistas, en donde participamos).


Decidimos trabajar dentro del taller de
lectura (los chicos all van a leer distintos autores, analizan cmo escriben, qu se escribe
y a partir de ello escriben) y el taller de revista
(es un taller en donde ellos escriben y arman
un blog), de manera complementaria.
La decisin de participar de este espacio, est ligada en parte a la curiosidad e
inters que ste nos despert y tambin a
la necesidad de repensar al barrio y sus necesidades, los espacios que lo componen,
sus caractersticas, las problemticas con
las que conviven, etc.
El objetivo de la actividad, fue utilizar a la
Geografa, propiamente a la Geografa de la
percepcin, como una herramienta que nos
permite conocer nuestro espacio prximo,
nuestro espacio vivido, el espacio cotidiano.
La Geografa se transforma as en una
herramienta no slo terica u escolar, sino
una herramienta para impartir conocimiento desde lo prximo y lo cercano. As, a
travs de las herramientas de la lengua y la
gramtica, estas percepciones pueden plasmarse en un relato que pueden ser cuentos,
poesas, rimas, etc. De esta manera poder
continuar con la lgica del taller de escritura, leer distintos materiales y a partir de
estas lecturas escribir. Pero nuestra actividad busca lograr la escritura o al menos
incentivarla, no slo partiendo de textos
meramente de tinte literario, sino a travs
de elementos que utiliza la Geografa como
mapas e imgenes. La actividad const de
dos encuentros: El primero salida por el barrio, con el objetivo de recorrerlo, conocer
sus caractersticas, particularidades, sus vecinos, entre otros. En este recorrido tomamos fotografas (de lugares que se consideren importantes), para luego utilizarlas en
la actividad del segundo encuentro.
En el segundo encuentro presentamos
letras de canciones en las cuales haba descripciones de lugares, barrios, etc. La idea
era que puedan comentar la temtica de la
541

Natalia Leonor lvarez Pascucci y Abigail Arechabala

misma, de qu trata, qu describe, qu les


llam la atencin y cul es el punto en comn entre ellas.
Luego presentamos un mapa del barrio
en un papel afiche y distintos tipos de conos, que deban ubicar en dicho mapa. El
objetivo era que ubiquen en el mapa todo
aquello que es relevante para ellos de su
barrio: los lugares que consideran importantes, los lugares que les gustan o que
comparten con vecinos y amigos, sus propias casas y los lugares que piensan que representan un peligro para los vecinos, que
no les gustan o que se podran mejorar.
Por ltimo, individualmente o en conjunto, escribieron un pequeo texto o relato en
el que contaron cosas de su barrio, atendiendo a sus vivencias cotidianas o a lo que
les gusta o no del mismo, lo que creen que le
falta, etc. Estos textos se adjuntaron alrededor del mapa, el cual qued como registro
de la actividad en el Centro Mara de la Paz.

Conclusin
Como ideas de cierre podemos comentar, que para nosotros fue una experiencia
satisfactoria por varios aspectos, como
primer punto podemos mencionar el trabajo con edades con las cuales en el aula
no vamos a trabajar (chicos que asisten
a primaria), lo que nos permiti pensar
en otras formas de ensear. En segundo
lugar, con respecto al contexto, nos encontramos con realidades diferentes a las
que estamos habituados, contextos sociobarriales, familiares, entre otros, que nos
posibilit pensar de diferente manera a
la hora de pararnos frente a un grupo de
chicos y chicas para ensear nuestra disciplina, pensando en las posibles realidades
por las que pueden estar atravesados.
Es muy importante destacar tambin, lo
fructfero de la disciplina geogrfica, que
rebalsa el mbito del aula. Esto hace que
los futuros docentes y los docentes, salgamos de nuestra zona de confort y tenga542

mos la tarea de repensar a la Geografa y


la planificacin de las actividades, convirtiendo a la Geografa en un importante vehculo para que los chicos y chicas puedan
conocer, explorar, analizar y ser actores activos en el espacio, su espacio geogrfico,
del cual son actores activos.
Tambin, en esta lgica de repensar
nuestra disciplina y las actividades que
podemos realizar, es interesante no slo
porque las traslademos hacia espacios o
mbitos no escolarizados, sino tambin
cambiemos la lgica de planificar y realizar
en el aula, con el objetivo, al mismo tiempo, de cuestionarnos en nuestro rol como
sujetos educadores y lograr que los contenidos y la enseanza-aprendizaje dentro
del aula, no slo queden plasmados en hojas y terminen convirtindose en aprendizajes memorsticos. Nos da herramientas
diferentes que tal vez nunca hubiramos
desarrollado en lo que es una aula.
Como aporte de la institucin, se puede
decir que fue gratificante realizar esta nueva
actividad en una institucin no escolarizada, ya que esta nueva propuesta de trabajo
abre nuevas puertas a futuras investigaciones que trabajen sobre esta temtica y por
otro lado, a nosotros como futuros docentes nos da un amplio y nuevo aspecto de
trabajo, el cual no est muy difundido pero
en el que podemos trabajar y realizar maravillosas actividades con chicos y chicas
fuera de un contexto institucional en el que
se ven obligados a estar, ms all de su
derecho a la educacin e inclusin.
La escuela, como institucin y la prctica educativa, estn siendo parte de un
importante cambio, en el cual se estn
redefiniendo los roles de las instituciones,
los contenidos y el papel de los diferentes
actores (directivos, profesores y alumnos).
Para poder acompaar estos cambios,
analizarlos crticamente y ser partcipes, es
necesario conocer el contexto en el cual se
desarrollan nuestros futuros ciudadanos.

Prcticas no escolarizadas. El aprovechamiento de una herramienta de formacin docente

De esta manera, consideramos que las


prcticas no escolarizadas, son fundamentales en la formacin de los docentes, no
slo para el profesorado en Geografa,
sino para todas aquellas carreras que tie-

nen como objetivo formar docentes y comunicadores. Entendemos que esta es una
instancia y un proceso que se ir fortaleciendo con el tiempo, del cual podrn surgir experiencias fructferas.

Bibliografa
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Una categora significativa? Mimeo.
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UBA, Buenos Aires, 2006.

543

Trayectorias estudiantiles en la universidad.


El caso de la carrera de Geografa en la Facultad
de Humanidades y Ciencias de la Educacin. UNLP
Mariela Cotignola, Martn Legarralde y Juan Cruz Margueliche

Presentacin
En el marco de los Programas Trayectorias
y Egreso que lleva adelante la UNLP, la Facultad de Humanidades y Ciencias de la
Educacin (FAHCE)[1] a travs de la Secretara Acadmica y la Prosecretara de Vinculacin e Inclusin Educativa, se propuso
el anlisis y seguimiento de las trayectorias de los alumnos para identificar tanto
las problemticas, como los momentos
nodales en esos recorridos, que requieran intervenciones o polticas especficas,
teniendo como horizonte el objetivo de
afianzar una Universidad inclusiva, con ingreso irrestricto y que garantice los estudios y posibilidades de egreso para todos
los estudiantes.
El inters por conocer las trayectorias de
los estudiantes por parte de la FAHCE, se da
al mismo tiempo que se afianza un escenario de apertura y vinculacin socio -territorial de las Universidades, como as tambin,
est en consonancia con la preocupacin de
las diferentes carreras de la Facultad por conocer la situacin de sus estudiantes.
Este trabajo constituye una primera aproximacin al abordaje de las trayectorias para
el caso especfico de los alumnos de la Licenciatura y el Profesorado en Geografa[2].
Para llevarlo a cabo realizamos procesamientos especficos utilizando como
fuentes de informacin los registros administrativos y acadmicos de la FAHCE.
[1] En adelante FAHCE.
[2] Las carreras de Profesorado y Licenciatura en Geografa se
dictan en la UNLP desde el ao 1978 y 1985 respectivamente. El
Plan vigente para ambas carreras data del ao 2004.

Particularmente se trata de datos cargados en el Sistema de Informacin Universitaria Guaran (SIU-GUARAN)[3]. Los registros del sistema provienen de diversas
vas. Por un lado, los aspirantes a preinscribirse a una carrera de la FAHCE completan una planilla de datos personales
con informacin sobre residencia actual y
anterior, estudios previos, situacin familiar, insercin laboral, capacidades diferentes, estudios y situacin laboral de los
padres, entre otros. Por otro lado, a medida que avanzan en el proceso de insercin en la vida universitaria, se registran
los eventos administrativos y acadmicos
que van atravesando: cumplimentar los
requisitos administrativos de inscripcin;
constituir legajo; inscribirse para cursar
las materias; los resultados de las cursadas[4]; la inscripcin en exmenes finales,
la rendicin y el resultado de los mismos;
el egreso y la titulacin.

Introduccin
En la Argentina, a lo largo del siglo XX,
la Universidad ha ampliado su base social
de reclutamiento. No se trata de una ampliacin que haya franqueado sin condiciones la posibilidad de acceder a un ttulo
universitario a jvenes de todos los grupos
[3] En gran medida la actividad preventiva del abandono hace
uso de datos estadsticos de los estudiantes, obtenidos al inicio
de los estudios, o bien, son captados durante su transcurso educativo universitario (Herrero y otros, 2013).
[4] A partir del primer cuatrimestre de 2015 comenz a implementarse el SIU-Guaran mdulo cursada donde adems de realizarse la re-inscripcin de los alumnos a la materia, se registra el
resultado del desempeo del alumno a partir de la especificacin
de la Condicin (Regular; Insuficiente; Abandon; Libre).

545

Mariela Cotignola, Martn Legarralde y Juan Cruz Margueliche

sociales, pero si se compara a la Universidad de la segunda mitad del siglo XX con


la de la segunda mitad del siglo XIX, se trata de una institucin menos restringida a
la reproduccin simple de las lites polticas y econmicas.
Las polticas educativas de la ltima
dcada han generado nuevas condiciones
para poner en tensin este derecho. Por
una parte, la extensin de la obligatoriedad escolar hasta la finalizacin de la educacin secundaria, ha tendido a aumentar
la cantidad de jvenes que egresan del nivel secundario (y postula para el Estado
la obligacin de garantizar que ese egreso
sea universal). Asimismo, se han producido
transformaciones en las polticas pblicas,
en la oferta universitaria y en las condiciones de vida de amplios sectores de la poblacin que permiten a ms jvenes representarse a la Universidad como un futuro
posible (Rinesi, 2014).
Sin embargo, tambin debe tenerse en
cuenta que la libre eleccin individual de
estudiar una carrera de nivel superior, est
atravesada por condiciones sociales, relaciones de poder, representaciones e imaginarios en que las coordenadas de la Universidad constituyen un segmento particular
con sus reglas propias (Legarralde, 2014).
Es central en este aspecto, el proyecto
poltico de Universidad como orientador
de los anlisis de las trayectorias. Las trayectorias se constituyen en un objeto de
conocimiento legtimo y en un problema
de poltica pblica en la medida en que
ponen en discusin un proyecto de universidad sin restricciones, que garantice los
estudios y las posibilidades de egreso para
todos los estudiantes.
En este sentido, el dato que indica el
aumento de la cantidad de alumnos que
reciben las Universidades nacionales, y
el hecho de que una gran proporcin de
estos estudiantes sean de la primera generacin de sus familias que accede a los
546

estudios universitarios, muestra tambin


una nueva condicin para estudiar las trayectorias estudiantiles.
De acuerdo con la perspectiva que
adoptamos en este trabajo, la nocin de
trayectorias estudiantiles en la Universidad, describe un conjunto de situaciones
diferentes de las que caracterizan a la educacin obligatoria. En los niveles obligatorios (desde los 4 aos hasta la finalizacin
de la educacin secundaria), es posible
identificar una trayectoria terica que
est marcada por la estructura de ciclos,
niveles y por la gradualidad en aos (Terigi, 2007). Sin embargo, tambin est probado por muchas investigaciones que las
trayectorias reales de los estudiantes son
diferentes de las trayectorias tericas. Es
posible identificar ingresos tardos (nios y
nias que inician la escolaridad obligatoria
ms tarde por distintas razones), repeticiones (nios que no promueven de ao o de
nivel y que repiten una o varias veces el ao
de escolaridad), interrupciones temporales
o prolongadas (a veces permanentes), reinscripciones luego de interrupciones por
ms de un ao, pasaje a otras modalidades
del sistema educativo (por ejemplo, de la
educacin comn a la educacin especial,
o de la escuela secundaria comn a la educacin de adultos).
Flavia Terigi (2007) hace referencia a las
trayectorias no encauzadas para hacer
referencia a los recorridos por el sistema
que no se corresponden con el cauce normal esperado. Esta taxonoma de trayectorias nos deja claro que nos encontramos
en una encrucijada de trayectorias, que seguramente operen de manera multidimensional, simultnea y superpuesta.
Con relacin a las trayectorias estudiantiles, en la Universidad tenemos una
situacin diferente. Por un lado, no se trata de un nivel educativo obligatorio, por
lo que las decisiones individuales que marcan las trayectorias de los estudiantes no

Trayectorias estudiantiles en la universidad. El caso de la carrera de Geografa en la...

estn sujetas a una norma legal. Sin embargo, la consideracin de la educacin


universitaria como un derecho, obliga al
Estado y a sus instituciones a desarrollar
polticas activas para que esas decisiones
estn lo menos condicionadas posible por
procesos de reproduccin de las desigualdades sociales.
Entonces, es posible definir las trayectorias estudiantiles en la Universidad como
los recorridos particulares y diversos a travs de los cuales los alumnos transitan su
experiencia universitaria. En ellas pueden
identificarse momentos nodales como el
acceso, el trnsito por la carrera, la permanencia con promocin, la interrupcin
temporal o definitiva y el egreso con la titulacin universitaria.

El ingreso a las carreras


Para Sandra Carli (2012), los primeros
aos en la Universidad pueden ser pensados como un tiempo privilegiado para
un trabajo institucional intenso porque
permiten poner en primer plano la heterogeneidad constitutiva de la Universidad
pblica argentina. Entre otras cuestiones,
se tratara de una oportunidad para construir una base de formacin general en el
sentido ms complejo del trmino, para
profundizar unas dinmicas asociativas
y colaborativas en una etapa donde an
no estn en juego claramente los ascensos
meritocrticos de los estudiantes y para
favorecer estratgicamente la circulacin e
intercambios entre profesores en espacios
de trabajo comunes. La autora avanza en
este tema en su libro El estudiante universitario hacia una historia del presente
de la educacin pblica en la Universidad de Buenos Aires y toma como primeros contactos los desplazamientos hacia
el itinerario del CBC[5].
[5] El trabajo de Sandra Carli, examina la nueva cultura insti-

Es importante el trabajo de articulacin que alude a un trabajo institucional


que permita pensar los itinerarios formativos de los estudiantes, pero no estancos
cerrados (secundariaUniversidad), sino
considerando tanto los elementos de discontinuidad como de continuidad de las
biografas educativas (Carli, 2012). Pero
adems de las posibles estrategias e intervenciones de la institucin, los alumnos
cuentan con las propias. Vernica Beatriz
Ojeda (2014) a partir de palabras de Michael De Certeau[6] sostiene que podramos denominar, por un lado, tcticas de
permanencia a prcticas propias de los
estudiantes, y, por otro lado estrategias
de permanencia a acciones institucionales
concretas para favorecer la afiliacin institucional, imprescindible para lograr un
horizonte de graduacin[7]. Pero quizs el
desafo del trabajo institucional sea visibilizar estas tcticas de permanencia y reorientarlas o complementarlas con estrategias formales de la Universidad.
El trabajo de la FAHCE se inicia antes
de la llegada de los posibles alumnos, a
partir de actividades de difusin y acompaamiento: Expo Universidades, encuentros en la Facultad como la Jornada Estudia en Humanidades, la articulacin con
docentes graduados de la Facultad que
trabajan en el nivel secundario, difusin de
las carreras en la regin, entre otras actividades (Figura 1).

tucional que surgi en los noventa y la posterior crisis de 2001,


cuando se profundizaron las polticas neoliberales. La propuesta
de este trabajo se enmarca en otro contexto poltico y econmico.
[6] Comprender las estrategias y tcticas artesanales de afiliacin y permanencia (De Certeau, 1968).
[7] Comprender cules son las experiencias que contribuyen a la
permanencia segn itinerarios y reflexiones de los propios estudiantes, puede iluminar el campo de las polticas institucionales,
las acciones didcticas, y las vinculaciones interpersonales en el
mbito universitario (Ojeda, 2014).

547

Mariela Cotignola, Martn Legarralde y Juan Cruz Margueliche

Figura 1. Expo Universidades. Stand Facultad de Humanidades y Cs. de la Educacin (arriba).


Charla informativa y reproduccin de video institucional de la carrera de Geografa (abajo)

Los estudiantes
Geografa

de las carreras de

En este apartado describiremos, a partir


de los datos provenientes de los registros
administrativos, dos momentos en las trayectorias de los alumnos de las carreras de
Geografa: el ingreso y el egreso. Sobre el
primero ahondaremos en las caractersticas
sociodemogrficas de los alumnos, su procedencia, el clima educativo de los hogares
de origen y la experiencia universitaria de los
ingresantes. En el estado final de las carreras se describen las titulaciones y la duracin de las carreras.
La carrera de Geografa cuenta con un
curso de ingreso denominado Taller optativo. Dicho taller, desde el ao 2007 se viene
trabajando conjuntamente con el Departamento de Geografa y el Departamento de
Letras, implementando una propuesta de
Articulacin Universitaria, con el propsito de trabajar cuestiones relacionadas con
la insercin institucional, con las posibilidades y servicios que ofrece la Biblioteca y
con la comprensin y produccin de textos
548

explicativos y argumentativos de la disciplina Geografa. En las actividades de lectura


y escritura se trabaja con textos de las asignaturas: Introduccin a la Geografa y Geografa Humana General, que corresponden
al primer ao del Profesorado y Licenciatura
de Geografa y en las cuales la lectura y produccin de textos son estrategias didcticas
bsicas. Se busca construir un nexo entre el
taller y el primer cuatrimestre de la carrera.
Como resultado de la evaluacin realizada
por el equipo de trabajo del taller podemos
mencionar lo siguiente:
Alrededor del 50% al 55% de los inscriptos en los ltimos aos participaron del taller, siendo estos ltimos entre un 30% y 40%
los que concurrieron de dos (2) tres (3)
clases de las seis (6) que conforman el taller. Y entre un 40% y 60% entregaron todas
las actividades propuestas por el taller. En
este sentido es necesario aclarar que an no
se puede establecer una asociacin definida
entre alumnos que hacen el taller y la evolucin acadmica de los mismos en las materias de primer ao a diferencia de aquellos
que no lo hacen; dado que las situaciones

Trayectorias estudiantiles en la universidad. El caso de la carrera de Geografa en la...

son muy heterogneas al respecto. Pero si es


importante sealar que no slo es una cuestin que amerite un anlisis cualitativo, sino
cuantitativo; as por ejemplo un 10% de los
alumnos que se presentaron y rindieron exitosamente la materia Introduccin a la Geografa en la mesa de agosto, corresponden a
alumnos que concurrieron al taller, en forma completa y realizaron todas actividades
propuestas. Los docentes de los talleres advierten que quizs tal vez sera conveniente
realizar un seguimiento de esta trayectoria
en las materias de primer ao contando con
algn sistema de tutoras.
De los alumnos que se inscriben en las
carreras de Geografa, podemos mencionar
los siguientes perfiles[8]: a) con trayectorias
universitarias pero que han abandonado
hace mucho tiempo; b) con trayectoria universitaria actual (alumnos de Historia o Sociologa que deciden estudiar Geografa); c)
con trayectoria universitaria con carreras finalizadas; d) personas mayores que han decidido saldar un deseo pendiente dejado de
lado por motivos personales, y; e) alumnos
salidos del secundario recientemente; entre
los ms significativos.
En 2014 se inscribieron a las carreras del
Departamento de Geografa 66 aspirantes,
40 lo hicieron al Profesorado y 26 a la Licenciatura. Pero se convirtieron en alumnos, es
decir constituyeron legajo, 59 alumnos, 34
del Profesorado y 25 de la Licenciatura. Un
primer desgranamiento se produce entre
quienes manifiestan el inters por ingresar a
las carreras haciendo la preinscripcin y quienes efectivamente se transforman en alumnos
completando el trmite administrativo para
constituir el Legajo. En el primer momento
de ingreso a la carrera hay mltiples factores
que operan en la determinacin del ingreso
efectivo o su desestimacin. La decisin y
las condiciones de posibilidad para ingresar
[8] Los datos del perfil del ingresante a la carrera de Geografa
fue aportado por la Directora de la Carrera de Geografa Profesora Daniela Nieto.

estn atravesadas por gustos y proyectos individuales pero tambin por factores socioeconmicos y diversas configuraciones y dinmicas familiares. Adems, no hay que perder
de vista que el inicio de una carrera universitaria constituye un momento de pasaje entre
un nivel de educacin formal a otro, y que,
por ende, el nivel previo es requerido para acceder al siguiente. Algunos aspirantes deben
posponer su ingreso a la universidad porque
adeudan materias del secundario[9].
Al considerar al acceso en perspectiva histrica a las carreras del Departamento de
Geografa, se observa que el nmero de ingresantes aumenta a partir del ao 2000 y en el
ltimo quinquenio se mantiene a niveles superiores a los de la dcada de 1990. (Grfico 1).
Entre los ingresantes 2014, se observa
una preeminencia masculina (58%) de los
ingresantes a carreras del Departamento de
Geografa, pero ms marcada en el caso de
los ingresantes a la Licenciatura (60% de varones). En trminos de edades en promedio
tambin se observan diferencias: los ingresantes a la Licenciatura (25 aos) son ms
jvenes que los del Profesorado (26,8 aos).
Puede afirmarse que en el caso del Departamento de Geografa los alumnos que ingresan, en su mayora no son estudiantes de
reciente finalizacin del secundario. Estos
casos (alumnos que al ingresar tenan entre
17 y 19 aos) constituyen el 40% de los ingresantes a la Licenciatura y el 20,6% de los
ingresos al Profesorado.
En relacin de los hogares de procedencia de los ingresantes puede verse que en
ambos casos los alumnos proceden de hogares con el clima educativo medio o alto.
Pero hay diferencias en el peso proporcional de la inscripcin de los alumnos que
provienen de hogares con clima educativo
[9] La FAHCE como parte de sus polticas de inclusin y con el
compromiso de garantizar el ingreso irrestricto prorroga el tiempo lmite para presentar el ttulo secundario al mes de agosto de
cada ao lectivo para que los ingresantes tengan ms posibilidades de terminar sus estudios secundarios.

549

Mariela Cotignola, Martn Legarralde y Juan Cruz Margueliche

bajo. Representan el 30% de los ingresantes


al profesorado y el 13% de la Licenciatura.
Hasta el ao acadmico 2014 se titularon como profesores en geografa 216
alumnos y 107 licenciados en Geografa.
En 66 casos se trata de dobles titulaciones,
que en su mayora culminan primero el Profesorado y luego la Licenciatura. El 30% obtuvo al mismo tiempo ambas titulaciones y
en el 50 % de los casos no demoraron ms
de un ao en titularse en las dos carreras.
El promedio de la duracin de las carreras de los egresados del Profesorado fue de

8,64 aos y de la Licenciatura 5,04 aos.


El 50% de los egresados que menos tiempo necesitaron para recibirse les llevo 7,42
aos o menos. Mientras que en el caso de
la Licenciatura, a la mitad de los egresados
les demando hasta 4 aos titularse en la
carrera. El menor tiempo demandado por
la licenciatura se debe a que en su mayora loa alumnos se inscriben en esta carrera despus de haber empezado a cursar o
haber llegado a un estado avanzado de la
carrera del profesorado y as ingresar con
materias por equivalencia.

Grfico 1. Ingresantes por carrera y total Departamento de Geografa, aos 19862014

Fuente: elaboracin personal en base a datos suministrados


por el CESPI provistos por el SIU-GUARAN
Grfico 2. Egresados por carrera y Total del Depto de Geografa, aos acadmicos 1983-2014

Fuente: elaboracin personal en base a datos suministrados


por el CESPI provistos por el SIU-GUARAN

Trayectorias

de los estudiantes desde


una mirada del territorio.

Sandra Carli (2012), sostiene que abordar la experiencia estudiantil es abordar


la experiencia misma de lo urbano, ya
que implica detenerse en los diferentes
vnculos entre la Universidad y la ciudad.
550

La experiencia urbana sugiere una serie


de indagaciones que revelan la porosidad de fronteras fsicas y simblicas de
las instituciones educativas con el afuera.
Como tambin, el afuera se vincula con
la institucin. Este caso lo podemos asociar con el nuevo emplazamiento de la
FAHCE, que se traslad de calle 48 entre

Trayectorias estudiantiles en la universidad. El caso de la carrera de Geografa en la...

6 y 7 de la ciudad de La Plata, para ocupar un nuevo emplazamiento en el partido de Ensenada (calle 51 entre 124 y 125
y ex centro de detencin BIM 3) (Figura
2). Estamos en presencia de memoria/s
espaciales que buscan legitimarse en el
territorio y sus habitantes.
Carli (2012) seala que no se trata
solamente del desplazamiento cotidiano
desde el hogar hacia la Facultad, sino de
un desplazamiento ms amplio y heterogneo, en relacin a la experiencia de viaje, las reuniones en lugares extra universitarios, barrios, etc. Es una experiencia de
la Facultad y sus alrededores[10]. Debemos
reconocer que para algunos estudiantes
(sobre todo los que vienen del denominado interior), este es un viaje de iniciacin
como instancia de aprendizaje de la ciudad. Carli plantea que la experiencia universitaria es una experiencia situada. En
el caso que trabajamos, se trata de trayectorias de un habitanteestudiante que
est all en diferentes formas de instancias
espacio-temporales y que se inserta en un
hbitat institucional (la Facultad), que a
su vez est contenido por un entorno de
mayor escala (la ciudad).
Segn Carli, en ese espacio de fronteras
porosas con el afuera, los estudiantes despliegan sus experiencias a la vez sedimentarias y nmades, como habitantes en trnsito
de la Universidad pblica afectada a su vez
por las diferentes problemticas de la ciudad.
Estudiar los itinerarios urbanos es reconocer la variedad y la complejidad de los
desplazamientos, pero tambin reconocer
la multiplicidad de actividades intra y extra
universitarias en las que el estudiante est
[10] Puede pensarse que la escuela secundaria es una institucin
que propone una serie de relaciones sociales que se desarrollan
dentro del espacio fsico del propio edificio de manera predominante. En cambio, la Facultad (y en general, las instituciones de la
Universidad) proponen el acceso a una trama de relaciones sociales
que se desarrolla en un territorio mucho ms amplio, que incluye
el espacio fsico del edificio de la Facultad, pero no se confina a l.

inserto y que estn fuertemente asociadas


a su vida en la Facultad.
La autora (Carli), habla de la existencia
de diferentes densidades de los itinerarios
de los estudiantes. Y se refiere a la combinacin de estudio/trabajo (estudiantes del
interior en una primera instancia transitan
el sostenimiento familiar y luego pasan a la
categora de estudiante que trabaja), mujeres/madres, estudiante/militancia (poltica
o social) lo cual nos presenta una configuracin particular de itinerarios.
El acceder a la educacin universitaria,
para los adolescentes y jvenes de muchos
lugares del interior del pas implica nuevos
desplazamientos. Las representaciones sobre la institucin donde estudiar tambin
inciden en la decisin de migrar o no para
continuar los estudios.
Conocer el pas de origen, el lugar de
residencia anterior o dnde terminaron
sus estudios secundarios, da indicios de
los desplazamientos que realizaron los ingresantes para acceder a la educacin universitaria (Figura 3). En el caso de los ingresantes a las carreras del Departamento
de Geografa, declaran domicilio de procedencia en La Plata. Si a stos, se aaden
los ingresantes que proceden de partidos
aledaos, la proporcin alcanza al 80%.
La movilidad que implica la experiencia
universitaria va desde el cambio de lugar
de residencia y el desplazamiento diario
interurbano, hasta los traslados desde el
lugar donde viven en la ciudad a las Facultades o lugares de encuentro-estudio.
Las dificultades que esta movilidad
conlleva implican diversas problemticas
emergentes:
~~Estudiantes emigrados del interior:
dificultades iniciales para conocer y
orientarse en la ciudad, la necesidad
de soportes (amigos y familiares) para
llevar adelante con xito esos desplazamientos y la situacin de desarraigo.
551

Mariela Cotignola, Martn Legarralde y Juan Cruz Margueliche

~~Estudiantes de partidos aledaos que


viajan diariamente: dificultades con los
transportes y con las posibilidades de
reunirse/estudiar con otros compaeros, de formar grupos, horarios de las
cursadas, concentracin de das de cursadas para evitar viajes; tiempos requeridos para los traslados.
~~Estudiantes locales, nuevos desafos
de circulacin autnoma.
Vivir en la ciudad o trasladarse por ella
y por sus alrededores supone experiencias formativas que deben ponderarse al
analizar la vida universitaria. La experiencia universitaria propicia el viaje urbano y
suburbano, el contacto con estudiantes
de distintos sectores sociales y zonas, lo
que permite reconocer caminos experienciales e imprevisibles del conocimiento
(Carli, 2012). Sabemos que la ciudad es
un agente educativo, de oportunidades
de sociabilizacin y aprendizaje no formal e informal. La ciudad ofrece en clave pedaggica diferentes materialidades y
representaciones simblicas que aportan
seales informativas. Juan Carlos Jurado
Jurado (2003), plantea que pensar la ciu-

dad en clave pedaggica, supone identificar y comprender las lgicas y prcticas


educativas propias de la ciudad[11].
En relacin a la ciudad y la facultad, a
sus itinerarios y desplazamientos de los estudiantes y a la interaccin entre los mbitos formales, no formales e informales[12]
del aprendizaje podemos pensar algunas
lneas a investigar Qu lugar tienen en la
experiencia universitaria estos itinerarios?
Qu aprenden los estudiantes en sus trnsitos por los espacios propuestos por la
Facultad? Qu otros espacios proponen
los estudiantes en su itinerarios fuera de la
facultad? En qu medida pueden identificar espacios extra-universitarios que estn
marcados por su experiencia universitaria? Preguntas que pueden apuntar a una
indagacin cualitativa que sern objeto de
investigaciones futuras.
[11] Trilla (1997), propone tres dimensiones de la relacin
ciudad y educacin: La ciudad como entorno (contexto de
acontecimientos educativos), ciudad como vehculo (agente
o medio) y la ciudad como contenido educativo (de carcter
informal).
[12] Trilla (1993) contexto de aprendizaje formales (primeros
aos de educacin hasta el nivel universitario), no formales
(educacin extraescolar) e informales (proceso educativo que
acontece indiferenciada y subordinadamente a otros procesos
sociales. Est inmerso en otras realidades culturales).

Figura 2. Ex edificio de la Facultad de Humanidades y Cs de la Educacin (izquierda) y edificio


actual de la Facultad emplazado en el distrito de Ensenada (derecha)

552

Trayectorias estudiantiles en la universidad. El caso de la carrera de Geografa en la...

Figura 3. Ingresantes de Geografa ao 2014 y escuelas de origen de los


distritos ms cercanos a la Facultad

Reflexiones finales
El presente trabajo se enmarca en distintas acciones que se llevan adelante en
el mbito de la FAHCE, que se proponen
constituir el estudio de las trayectorias y de
la experiencia universitaria como objeto de
conocimiento. Con ello no slo se persigue
un inters acadmico sino que resultan indispensables tambin al momento de elaborar polticas que posibiliten promover y
afianzar la inclusin en el nivel universitario
y el sostenimiento de las trayectorias en las
carreras de los estudiantes. De all la importancia de conocer Quines son? De
dnde provienen? Cul es el recorrido educativo previo de los estudiantes? Cmo desarrollan su actividad acadmica? En qu
tiempos?, como as tambin la posibilidad
de ahondar en las dinmicas y prcticas de
la cotidianidad institucional situada y contextualizada de los estudiantes, no slo en
el mbito de la facultad sino en el de la propia ciudad en interaccin con el espacio de
formacin universitaria.
Los contenidos aqu abordados constituyen el punto de partida de acercamiento

a la temtica. A partir de stos se abren


mltiples interrogantes que sern abordados en estudios posteriores. Por ejemplo,
se puede tematizar la idea de acompaamiento de estas trayectorias descriptas,
incluyendo escenas (videos o fotografas)
que representen los desplazamientos cotidianos urbanos a travs de experiencias
de movilidad[13] (etnografas mviles y mtodos de sombreo[14]) y estudios ms cualitativos, para identificar las estrategias que
los estudiantes despliegan en la escala del
lugar, para luego pensar en espacios vinculantes con la Universidad.
[13] Segn Paola Jirn (2012) las experiencias de movilidad son
siempre incompletas, en proceso, en transformacin, y su comprensin ser siempre parcial. Esto significa que en el proceso de
entender la experiencia de movilidad, la metodologa misma es
develada a medida que la experiencia tambin lo es. Esta comprensin es situada, y requiere un proceso reflexivo a travs del
cual el investigador est constantemente interrogando y regresando para entender su propia posicin. Y significa adems que
el conocimiento de prcticas no es slo subjetivo sino intersubjetivo, toda vez que la propia experiencia del investigador forma
tambin parte de entender la de los otros.
[14] La urbanista chilena Paola Jirn (2010) define al mtodo de
sombreo como el acompaamiento a los participantes de investigacin de manera individual en sus rutinas cotidianas, donde el
investigador observa la manera en que los participantes llevan a
cabo su prctica, a modo de sombra.

553

Mariela Cotignola, Martn Legarralde y Juan Cruz Margueliche

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La cartografa en la representacin de las territorialidades.


Las transformaciones del mapa europeo durante la
Primera Guerra Mundial
Mara Eugenia Elizalde, Viviana Esther Fernndez y Edgardo Santiago Salaverry

Introduccin
La enseanza de las Ciencias Sociales en la Escuela Secundaria comprende
un proceso gradual y creciente donde
se interrelacionan mltiples saberes que
se complementan a partir del aporte de
cada una de las disciplinas que componen el rea. El anlisis de la sociedad
como un objeto de estudio complejo y
multidimensional, otorga a cada una de
las Ciencias la oportunidad de sustanciar un marco terico propio que permita
abordar problemticas en comn pero
desde una mirada especfica, distintiva y
a su vez complementaria.
El proceso de enseanza y aprendizaje
de las Ciencias Sociales en el aula, constituye entonces un proyecto interdisciplinario cuyo principal objetivo radica en
alcanzar la comprensin y aprehensin
de una compleja variedad de saberes y
procesos, trabajando con todos los estudiantes en general, mientras cada uno
capitaliza el aprendizaje de manera individual. Toda propuesta que busca construir
los aprendizajes atendiendo y respetando
las heterogeneidades cognitivas, debe poner especial atencin en los contenidos
a desarrollar y las formas de ensearlos,
brindando distintas herramientas que
propicien una construccin propia del
conocimiento.
La realidad educativa en la actualidad
genera nuevos desafos buscando atender
la diversidad como respuesta a la toma de
conciencia de las diferencias que existen
entre los sujetos sociales en general, y entre

los estudiantes en el seno de las escuelas


en particular. Cada individuo como sujeto
irrepetible requiere una atencin a sus necesidades, capacidades, intereses y motivaciones que responden a su propia estructura, lo cual lleva a considerar y respetar
la diversidad de clases, gnero, cultura y
etnias como esencia de la inclusin.
Ensear a todos para tratar que todos
aprendan, implica garantizar un saber comn y al mismo tiempo diferenciar su enseanza y evaluacin. El individuo en su
desarrollo cognitivo y social es el producto
de su cultura, siendo capaz de incrementar y fortalecer sus estructuras internas a
partir de las vivencias dentro del ambiente del cual forma parte, convirtindolo en
el principal actor de un aprendizaje que
sustancia su propia conformacin como
un ser social coherente con su entorno
(Herrera, 2005).
La prctica de la enseanza se percibe
como un proceso dinmico, participativo e interactivo por parte del sujeto, de
modo que el conocimiento sea una autntica y activa construccin operada por el
sujeto cognoscente (Carretero, 2009). El
estudiante deber contar con la gua del
docente para que, al recibir la informacin
pueda organizarla, transformarla y almacenarla a travs de actividades mentales
que le permitan codificar y estructurar dicha informacin. En el proceso de aprendizaje se ponen en juego, en cada joven,
estrategias y planificaciones mentales influenciadas por la intervencin del docente, y por los pensamientos, creencias, valo555

Mara Eugenia Elizalde, Viviana Esther Fernndez y Edgardo Santiago Salaverry

res y actitudes de los estudiantes (Ertmer y


Newby, 2015).
En este sentido es
fundamental seguir apostando a la universalizacin de la educacin y extender la igualdad de oportunidades, pero es necesario que
en el seno de los sistemas educativos lo diverso sea tratado adecuadamente, para dar a
cada cual lo que realmente necesita, sin descuidar lo que se considera comn a todos.
(Anijovich, R, 2005).

Los contenidos a desarrollar y las formas de ensearlos debern contemplar


estas diversidades, lo que implica seleccionar e ir adaptando a cada grupo a aquellos
conocimientos significativos, dentro de los
respectivos marcos disciplinares. Segn
Anijovich el reconocimiento de las diferencias nos conduce a elegir estrategias de
enseanza y recursos variados, organizando contenidos y actividades de aprendizaje
de manera flexible (Anijovich, 2005).

Desarrollo
El estudio de las Ciencias Sociales comprende el anlisis de distintas problemticas que involucran a la sociedad, lo cual
requiere el aporte de distintas ciencias
como la Historia y la Geografa para explicar desde sus teoras como intervienen las
variables tiempo y espacio en el desarrollo
histrico y territorial de los conflictos sociales situados en contexto.
Segn Carlos Reboratti el concepto de
territorio constituye un espacio concreto
que incluyen dos caractersticas bsicas: la
ambiental y la organizacin territorial. En
la construccin del territorio
se mezclan elementos especficamente naturales y otros que son el producto de la actividad humana. Este conjunto complejo es el
producto de la interaccin entre la sociedad
y su ambiente a lo largo de muchos aos,
y resulta de una superposicin de rasgos
propios de diferentes momentos. Todos los
territorios no son de conformacin instantnea y atemporal, sino un palimpsesto de
marcas de diferentes momentos, que subsis556

ten, algunas muy fuertemente, algunas casi


invisibles. En suma, la organizacin del territorio limita y condiciona, hasta cierto punto, la propia actividad del grupo social que
intenta controlarlo. (Reboratti, 2009)

En ese intento de controlar el territorio


se establece una relacin dialctica entre
la naturaleza y la sociedad cuyo resultado
es la territorialidad que define el modo de
apropiacin de esa porcin de espacio, es
decir el grado de control o poder que ejercen los distintos actores sociales (Shmite,
y Nin, 2007, p. 61).
Los elementos y procesos que otorgan
identidad al territorio y que permiten visualizar territorialidades pueden ser plasmados
en el mapa; un instrumento fundamental
tanto para la Geografa como para la Historia. El uso de la cartografa en el estudio de
las Ciencias Sociales permite materializar de
manera simblica (a travs de smbolos y signos), tanto las caractersticas ambientales y
la organizacin territorial, como as tambin
los cambios que sufre el espacio en su configuracin territorial a lo largo del tiempo.
El mapa como fuente de informacin
concentra de manera sinttica un importante nmero de datos que caracterizan y
describen territorialidades, dando la posibilidad al mismo tiempo de representar
elementos estticos, procesos y conflictos
que transforman el territorio. Cuenta con
datos que se visualizan a priori ofreciendo
informacin de manera explcita y otros
que hacen necesaria una adecuada interpretacin para comprender el estado del
territorio en un momento histrico determinado. Sin embargo, dicha interpretacin implica descubrir procesos ocultos o
relaciones complejas entre variables que,
muchas veces, demuestran la intencionalidad de quienes elaboran la cartografa, a
la vez que ponen de manifiesto la perspectiva del docente que gua la interpretacin.
La eleccin y o construccin de un mapa
no es ingenia ni casual, sino una accin
cargada de subjetividades.

La cartografa en la representacin de las territorialidades. Las transformaciones del mapa...

La comparacin de mapas histricos o


de una secuencia cartogrfica, es una herramienta fundamental para comprender
la evolucin y construccin de los territorios en distintos momentos como respuesta a diferentes contextos histricos, polticos y sociales. Para abordar el anlisis
desde la cartografa debemos fortalecer la
observacin de los elementos que el mapa
nos brinda, como por ejemplo ciudades,
territorios, lmites, elementos naturales,
smbolos y otras referencias.
La comparacin del mismo espacio en
dos momentos histricos diferentes nos
presenta distintas configuraciones territoriales que nos indican una idea de proceso y transformacin espacio temporal. La
organizacin del territorio a lo largo de un
perodo de tiempo determinado (en este
caso la Edad Moderna), est relacionada
con la conformacin del Estado entendido
como una institucin de dominacin poltica en una sociedad que est territorialmente delimitada. El Estado es una construccin histrica y social que surge en la
transicin del Feudalismo al Capitalismo.
Muchas veces el Estado viene unido al concepto de Nacin que se refiere a una comunidad de personas que hablan una misma lengua, tienen una misma cultura, una
historia compartida y habitan un mismo
ambiente natural (Ozlak, 1982). La construccin y transformacin de los territorios
estatales a lo largo del tiempo responde a
variables polticas, econmicas, culturales y simblicas que actan en un mbito
ideolgico creando identidades y valores
nacionales que pueden ser comprendidas
a partir de su anlisis en contexto.
Un hecho significativo cuyo estudio requiere el abordaje simultneo de las variables espacio-tiempo, es el anlisis de la Primera Guerra Mundial como un proceso de
transformacin territorial a escala global,
cuya lectura no puede dejar de contar con
el uso de mapas.

Imperialismo
Mundial

y el origen de la

Primera Guerra

A fines del siglo XIX, el aumento demogrfico producido luego de la Segunda Revolucin Industrial se concentraba en los
espacios urbanos y como consecuencia de
las mejoras en las comunicaciones los movimientos de personas, bienes y capitales
entre regiones se hacan ms fluidos. No
obstante, esto no significa que el mundo
fuese cada vez ms igualitario; por el contrario, las desigualdades eran cada vez mayores y la distancia entre pases occidentales, cuna de la revolucin econmica, y
el resto de las naciones, era cada vez ms
grande. Durante el periodo 1880-1913 la
renta per cpita en los pases, en ese entonces desarrollados, era siete veces ms
que en el resto de los pases. Este abismo
que exista entre las distintas economas
era producto del desarrollo tecnolgico en
la produccin de mquinas industriales, la
fabricacin armamentista y el consecuente
proceso de urbanizacin.
As pues, en 1880 no nos encontramos
ante un mundo nico, sino frente a dos sectores distintos de un nico sistema global:
los desarrollados y los atrasados, los dominantes y los dependientes, los ricos y los
pobres. Pero incluso esta divisin puede inducir al error. En tanto que los primeros de
esos mundos se hallaba ms unido, pese a
las importantes disparidades internas por la
historia y por ser el centro de desarrollo capitalista, lo nico que lo una a los integrantes
diversos del segundo sector del mundo (mucho ms amplio) eran sus relaciones con el
primero, es decir su dependencia respecto a
l. (Hobsbawm, 2012)

De este modo, las potencias europeas y


los Imperios ruso y japons, se apoderaron
de amplias regiones de Asia y en 1884 se
lleva a cabo la Conferencia de Berln donde
se procedi a dividir el continente africano
entre las principales naciones europeas.
Comenzaba entonces una etapa portadora de un nuevo fenmeno: el Imperialismo colonial, es decir que una cuarta parte
557

Mara Eugenia Elizalde, Viviana Esther Fernndez y Edgardo Santiago Salaverry

de la superficie terrestre fue redistribuida en


forma de colonias entre unos pocos Estados (Reino Unido, Francia, Alemania, Italia, Pases Bajos, Blgica, Estados Unidos y
Japn) durante el perodo 1876- 1914.
Este reparto territorial de las potencias
industriales tuvo como objetivo instaurar
mercados para sus manufacturas, extraer
recursos naturales para la obtencin de materia prima y la utilizacin de mano de obra
barata nativa de las colonias. Esta bsqueda de expansin de los mercados y puntos
estratgicos fue el origen de futuras rivalidades entre las potencias que ms tarde desembocara en la Primera Guerra Mundial.
Despus de dividirse los territorios africanos, asiticos y americanos, comenzaron
las tensiones entre las distintas potencias.
Una fuente de conflictos fue el deseo de stas de formar imperios continuos, como
por ejemplo el Reino Unido que pretenda
formar un imperio africano que uniera el
norte y el sur del continente, enlazando El
Cairo con Ciudad del Cabo mediante vas
frreas. Mientras tanto en Europa Central
y la regin de los Balcanes surgen las aspiraciones independentistas de sus pueblos
tensando an ms el clima reinante.
En 1890 asume en Alemania el emperador Guillermo II y pone en marcha una poltica agresiva y expansionista, provocando
cambios en el escenario europeo. El desafo

de la hegemona econmica y militar britnica dio origen a una carrera armamentista como producto de la desconfianza y el
temor a la prdida de sus colonias en otros
continentes. De esta manera, Europa queda dividida en dos bloques antagnicos: la
Triple Alianza, conformada por Alemania, Austria-Hungra e Italia, con la supremaca de Alemania enfrentada a Francia,
por los territorios de Alsacia y Lorena. Por
otro lado la Triple Entente formada por
Rusia, Reino Unido y Francia, se opone a la
poltica imperialista de Alemania. En 1893
Francia y Rusia firman un acuerdo por el
que ambas potencias se comprometen a
movilizar sus tropas en caso de ser atacadas por algn miembro de la Triple Alianza.
Rusia mantena una rivalidad con Austria
por el predominio de los Balcanes, mientras
que Francia y Reino Unido firman en 1904
la Entente Cordiale, que en 1907 suma a
Rusia y da origen a la Triple Entente.
Las zonas coloniales en conflicto y las
rivalidades entre los distintos pases europeos, fue una de las causas de la Gran Guerra. Alemania reclamaba ms territorios en
frica y nuevos mercados por su gran desarrollo industrial, pero las potencias ejercan
un fuerte control comercial sobre sus colonias donde solo podan ingresar productos
de la metrpoli; generndose as los primeros conflictos entre los bloques.

Figura 1. Reparto de frica 1913 (izq.). Los imperios coloniales en Asia (der.)

Fuente: carpetashistoria.fahce.unlp.edu.ar
558

La cartografa en la representacin de las territorialidades. Las transformaciones del mapa...

La cada del Imperio otomano que ocupaba la regin de los Balcanes acrecentaba los deseos independentistas de los
magiares, austro germanos y eslavos para
conformar la Gran Serbia. Este proyecto
contaba con el apoyo de Rusia por su afinidad con la etnia y su inters de ocupar y
controlar el Estrecho de Bsforo; mientras
que Austria ocupa Serbia.
La fragmentacin de los Estados balcnicos acrecent la influencia de Rusia en
la regin, mientras que Austria y Alema-

nia vieron reducido su poder en la zona.


En 1914 el archiduque austraco Francisco
Fernando y su esposa, fueron asesinados
por un nacionalista serbio, lo que provoc que Austria le declare la guerra a Serbia. Rusia moviliz sus tropas en contra de
Austria poniendo en marcha las alianzas
protagonistas de la Gran Guerra iniciada
en 1914, donde a los aliados se le suman
Turqua, Bulgaria y Japn, mientras que
Italia, Rumania, Grecia, Portugal y Estados
Unidos se alistan en el bando contrario.

Figura 2. La situacin de los Balcanes en 1914

Fuente: carpetashistoria.fahce.unlp.edu.ar
Figura 3. Europa antes y despus de la Primera Guerra Mundial

Fuente: carpetashistoria.fahce.unlp.edu.ar
559

Mara Eugenia Elizalde, Viviana Esther Fernndez y Edgardo Santiago Salaverry

En 1918, con la derrota de la Triple


Alianza, finaliza la guerra y comienza la
conformacin de un nuevo mapa de Europa: los Imperios turco y austrohngaros
se desmembraron y se form un cordn
sanitario en torno de Rusia, otorgando la
independencia a Polonia, Estonia, Letonia,
Lituania y Finlandia (pases Blticos) para
impedir la expansin del comunismo ruso
(en el poder desde la revolucin bolchevique de 1917) al resto del continente.
El fin de la Primera Guerra Mundial trae
como consecuencia la disolucin de los
Imperios europeos para dar origen a nuevos territorios organizados polticamente
como Estados Modernos. Este dinmico y
problemtico proceso de transformacin
territorial con significativas improntas espaciales, hace preciso el conocimiento de
las caractersticas ambientales europeas
tales como sus mares, estrechos, cadenas
montaosas, biomas, climas, ros, recursos
naturales valorizados y vas naturales de comunicacin; para comprender la lucha por

la ocupacin de espacios estratgicos desde donde las potencias dominantes ejercen


el poder tanto poltico como econmico.
Del mismo modo, el estudio de los ambientes en Asia y frica sustenta el anlisis de
los objetivos que llevaron a la organizacin
de los territorios coloniales como espacios
proveedores de materias primas y potenciales mercados de consumo.
El entendimiento de la Gran Guerra
como un proceso complejo que abarca
variables polticas, sociales, econmicas
y culturales, con profundos impactos en
las configuraciones territoriales que transformaron el mapa de Europa y la organizacin poltica de sus espacios coloniales,
hace substancial el uso del mapa como
herramienta de estudio para visualizar y
comprender el desarrollo y la impronta de
los acontecimientos situados en contexto.
Sin embargo, debemos aclarar que la cartografa no constituye un simple inventario
de lugares, sino una representacin de territorialidades temporalmente definidas.

Figura 4. Europa en 1919

Fuente: carpetashistoria.fhce.unlp.edu.ar

560

La cartografa en la representacin de las territorialidades. Las transformaciones del mapa...

Conclusiones
La enseanza de las Ciencias Sociales en
la actualidad, abordada desde las nuevas
corrientes de pensamiento crtico, entiende
a los procesos y conflictos sociales como
un entramado de acontecimientos dinmicos, complejos y multidimensionales que
solo pueden ser analizados desde una perspectiva histrica y espacial; lo que conlleva
un ineludible trabajo interdisciplinario.
El uso de la cartografa en el aprendizaje de los cambios sociales, constituye algo
ms que un mero instrumento de representacin espacial en un momento dado
o a travs del tiempo; sino una fuente de
informacin cuya interpretacin resulta
irremplazable en el aula, tanto por lo que
expresa, lo que oculta y lo que permite deducir. Como toda fuente de informacin,
la confeccin de los mapas no es ingenua
y la seleccin de determinadas cartografas
en desmedro de otras, expresan claramente una intencionalidad por parte de los
docentes que los eligen para trabajarlos.
Estas elecciones ponen de manifiesto que
todo proceso de enseanza aprendizaje se
encuentra cargado de subjetividades y la
lectura crtica de los materiales a utilizar en
el aula forma parte de ese aprendizaje.
El estudio de la Primera Guerra Mundial
como un proceso poltico, histrico y social
cuyas consecuencias transformaron mltiples territorios, demanda el aporte de las
Ciencias Sociales para que desde sus teoras
sustenten un anlisis profundo e integral.
La puja de poder presentada por las potencias europeas se materializa en una ex-

pansin territorial en Europa y otros continentes como parte de una estrategia a


escala global del imperialismo econmico.
La ocupacin y control de los territorios han
destruido y reconstruido diferentes territorialidades, desintegrando estructuras polticas, sociales y econmicas para dar origen
a otras nuevas en un proceso de transformacin que contina hasta nuestros das.
Analizar el territorio como un espacio
dinmico conlleva a considerar las dos caractersticas de las que habla Reboratti:
la organizacin territorial y la ambiental,
entendiendo la primera como la configuracin del espacio en un determinado contexto y al ambiente como la naturaleza valorizada, ya sea por sus recursos naturales o
por su localizacin estratgica. En el continente europeo la lucha estuvo centralizada
por la ocupacin de espacios estratgicos y
en Asia y frica la configuracin territorial
responde a la puesta en valor del ambiente por la apropiacin y explotacin de los
recursos naturales. Este anlisis de los procesos de construccin y organizacin de los
territorios, revaloriza y resignifica el uso de
la Cartografa como instrumento esencial
para territorializar el conocimiento de los
procesos sociales histricamente definidos.
La necesaria revisin de nuestras prcticas ulicas y la permanente bsqueda de
nuevas estrategias didcticas que sustenten
un aprendizaje significativo, nos propone
adems un profundo y crtico debate sobre
la falta de integracin y correlato que presentan los contenidos mnimos prescriptos
para la enseanza de la Historia y Geografa en la Escuela Media.

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www.carpetashistoria.fahce.edu.ar.

De crticas y geografas Cun crtico es el Diseo


Curricular de la Geografa bonaerense?
Diego Garca Ros

Introduccin
Es comn or en crculos acadmicos y en
mbitos educativos, que es necesario que
los sujetos desarrollen la actitud cognoscitiva del pensamiento crtico para interpretar e interpelar la realidad en que viven. Sin embargo, existen tantas conceptualizaciones del
trmino crtica como concepciones poseen
quienes lo acuan. Esto engloba desde la
etimologa ms estricta de la palabra proviene del vocablo griego c, que implica
establecer un juicio o tomar una decisin
(Morales Ziga, 2014) o del smbolo hebreo tikkun, que significa curar, reparar y
transformar el mundo (McLaren, 2005)hasta la filosofa, atravesando por los alcances ideolgicos y polticos que acompaan
una construccin de pensamiento.
Con el ltimo cambio curricular de
2008 en la provincia de Buenos Aires,
este concepto se acua de manera constante en las fundamentaciones que sirven
de posicionamiento y orientacin para la
Geografa de la escuela secundaria. Sin
embargo, realizando una lectura exhaustiva, se echa en falta un arraigo de esta permanente referencia a la crtica con aquellos
marcos tericos que le dan sustento. De
esta manera, al nunca definir sus dimensiones filosficas, al trmino crtica se lo
reviste de una pasividad e inocuidad que
traiciona sus presupuestos epistemolgicos y banaliza toda la trayectoria terica
que acarrea el concepto.
El objeto de este trabajo es indagar y
analizar los alcances de la Teora Crtica en
educacin, para comprender, a la luz de

este marco, los fundamentos de los Diseos Curriculares (DC) de Geografa de la


Provincia de Buenos Aires.
El marco de referencia propuesto en este
trabajo estar signado por la bsqueda
terica del concepto crtica, en tanto actitud cognoscitiva irrenunciable para una
construccin de pensamiento complejo, a
partir de los supuestos filosficos de la Escuela de Frankfurt. Luego, y a la luz del anterior escenario conceptual, se analizarn
las fundamentaciones y contenidos de los
DC de Geografa, teniendo en cuenta que
ser importante reconocer la necesidad del
involucramiento de la teora con la prctica
o praxis- en el aula de Geografa.

Desarrollo
Escuela de Frankfurt y Teora Crtica
Se le llama Escuela de Frankfurt al grupo de intelectuales que, durante la primera
mitad del siglo XX y, en diferentes etapas,
sent las bases de lo que hoy se denomina teora crtica, en contraposicin a lo que
ellos mismos llamaban teora tradicional.
Este conglomerado de investigadores se
nucle en el llamado Instituto de Investigacin Social, fundado en Frankfurt del
Meno en 1923.
En este sentido, la Escuela de Frankfurt
trabaj tericamente para generar una
enrgica crtica a la razn instrumental de
la Ilustracin, cuya expresin filosfica final es el positivismo. Esta corriente, decan
los frankfurtianos, gener un fetichismo de
los hechos y la neutralidad, lo cual conformaba un grave error epistemolgico. Esa
563

Diego Garca Ros

racionalidad y su visin tecnocrtica representaban una amenaza a la nocin de subjetividad y, por ende, de pensamiento crtico.
De esta manera, era el objetivo de estos
investigadores neomarxistas confiarle a su
teora la tarea de rescatar la razn de la lgica anteriormente descripta y propender a
hallar soluciones en el pleno desarrollo de
la nocin de autoconciencia de la razn, mediante puntales como la crtica, la voluntad
humana y la accin transformadora.
Transformacin. Vocablo que se halla de
forma permanente en los escritos de los
representantes de la Escuela de Frankfurt,
con el objeto de que su teora alcance su
correlato en la praxis. Pero esta construccin se erige a partir de concepciones interpretativas dialcticas que lleven a un
corpus de pensamiento que se corresponda con esa complejidad y que alcance una
contundencia tal que pueda despojarse de
relativismos. El pensamiento dialctico se
refiere tanto a la crtica como a la reconstruccin terica, donde exista una permanente e intricada conexin entre conocimiento, poder y dominacin.
El ltimo propsito de la crtica debera ser
el pensamiento crtico por el inters de un
cambio social (). Uno puede practicar el
pensamiento crtico y no caer en la trampa
ideolgica del relativismo, en la cual la nocin de crtica es negada por la suposicin
de que debera de drseles igual peso a todas
las ideas. (Giroux, 2004, p 42)

Esta aversin que los investigadores


frankfurtianos posean hacia el relativismo
de las teoras, su postura frente al positivismo y su manera de ver el mundo para
generar soluciones que comiencen por
una solidez terica, fue sentando las bases
para la conformacin de la Teora Crtica,
principal fundamento de su heterodoxa
corriente, la cual tena la funcin de desarrollar una metateora teora de las teoras-.
En palabras de Horkheimer:
() entendemos por crtica el esfuerzo intelectual y en definitiva prctico por no acep564

tar sin reflexin y por simple hbito las ideas,


los modos de actuar y las relaciones sociales
dominantes; el esfuerzo por armonizar entre
s las ideas y metas de la poca, los sectores
aislados de la vida social; por investigar los
fundamentos de las cosas, en una palabra,
por conocerlas de manera efectivamente
real. (Horkheimer, 2003, p. 287).

Esta concepcin terica estar mediada y


atravesada por la praxis, lo cual significa que
sus organizaciones conceptuales o sistematizaciones de conocimiento sern permeadas por los procesos de la vida social, en sus
esferas no slo econmica y poltica, sino
tambin cultural y psicolgica. La metateora anteriormente descripta debe reconocer
la tendencia de los intereses que representa
y ser capaz de reflexionar crticamente tanto
en el desarrollo histrico, como en las limitaciones que stos pueden presentar dentro de
ciertos contextos histricos y sociales.
Aqu se puede vislumbrar que el pensamiento que da fundamento a una teora
crtica debe estar atado indefectivamente a
la necesidad de bregar por una transformacin
social. La teora ya no es objetiva sino que
adopta claras nociones de tinte ideolgico,
se ve a s misma como explcitamente poltica y se compromete a la proyeccin de un
futuro inacabado. Por lo tanto,
() la teora crtica contiene un elemento trascendente que en el pensamiento crtico se convierte en
la precondicin para la libertad humana. En vez
de proclamar al positivismo como la nocin
de neutralidad, la teora crtica abiertamente
toma partido por el inters de luchar por un
mundo mejor. (Giroux, 2004, p. 39)[1].

Para ello, deber valerse de una concepcin totalizadora de los procesos sociales, es decir, que examine las relaciones que vinculan
y entrelazan los mbitos econmicos, histricos, culturales y psicolgicos. La teora
crtica debe evitar caer en las naturalizaciones
de lo dado, en las descripciones de lo visto o
en las enumeraciones de lo definido.
[1] La cursiva es nuestra.

De crticas y geografas Cun crtico es el Diseo Curricular de la Geografa bonaerense?

Pensar-comprender o pensar-transformar: esa es


la cuestin en Geografa
Dentro del heterogneo conjunto de la
pedagoga crtica, en tanto praxis, se encuentran dos sub-ramas que responden a
paradigmas y orientaciones diferentes: una
pedagoga hermenutica y otra emancipadora[2]. En el desarrollo de sus caractersticas,
iremos entrelazando las citas del DC de
Geografa que se correspondan con cada
una de ellas, para realizar el anlisis que es
objeto de este trabajo.
Segn Pilar Benejam y Joan Pajs (1997),
la hermenutica niega que exista un mundo exterior objetivo e independiente de la
existencia del hombre. Le ofrece una importancia sustancial a la interpretacin del
sujeto que conoce, que comprende. El posicionamiento epistemolgico del DC adscribe a esta perspectiva, donde afirma que:
Un alumno/a () es un adolescente que sigue construyendo subjetividad en contacto
con pares, adultos y un mundo que lo atraviesa desde todas sus dimensiones: culturales,
polticas, cientficas, tecnolgicas y naturales. Pensando a los alumnos/as adolescentes
como sujetos a quienes: se invita a preguntar
y preguntarse; se les presentan problemas
abiertos y complejos que desafen su imaginacin y su pensamiento; se les permite experimentar con materiales y procesos; se los invita
a entrar en las tramas del quehacer cientfico
a travs de las tareas y preguntas que les plantea la ciencia escolar. (DC 2do ao)

En ese acto de comprensin se tienen


en cuenta los significados, razones e intenciones subjetivas de los individuos que vi[2] La emancipacin segn Ayuste, 1997- se refiere al desafo
formativo de repensar nuestra propia realidad, dialogando sobre nuestros problemas (con argumentos racionales), cuestionando nuestras propias comprensiones e instalando procesos de
cambio que vayan ms all de lo instrumental y lleguen al orden
tico y al orden de lo posible. Para la mirada crtico-social, los
procesos de cambio aludidos son de naturaleza participativa y
consensuada y, por ende, son propios de la democracia como
estilo de vida y de organizacin social. A la escuela, de hecho,
se le atribuye como funcin social la necesidad de operar de
modo democrtico y democratizador. Bazn Campos, Domingo (2008). El oficio del pedagogo. Aportes para la construccin
de una prctica reflexiva en la escuela. Rosario: Homo Sapiens.

vencian, observan, perciben, interpretan y


asimilan. Segn esta mirada, los profesores
deben construir conocimiento aportando
andamiajes que giren en torno a conceptos
transversales tales como similitud/diferencia-continuidad/cambio-conflicto/acuerdoconflictos de valores y creencias-interrelacin/comunicacin-identidad/alteridad. Por tanto, no
existe un mundo, sino varios mundos; tantos como intenciones del hombre. De hecho, en la unidad 1 de la materia Ciencias
Sociales (1er ao) se aborda la nocin de
muchos mundos o pocos mundos, evitando
caer en el reduccionismo occidental o en
la trampa eurocntrica que aboga por una
mirada unvoca y colonizadora.
Esta lnea de pensamiento pedaggico
posee un fuerte arraigo con la psicologa,
pues construye una permanente referencia
a partir de las estructuras cognitivas que
llevan al alumno a desarrollar estrategias
de aprendizaje. En Geografa, de hecho,
palabras como percepcin e imaginacin geogrfica adquieren un valor significativo y estn muy presentes en las fundamentaciones[3] o en los propios contenidos.
En cuanto a la didctica, la enseanza
hermenutica se basa en propuestas abiertas, flexibles y creativas que responden a los
intereses del alumno para que ste quiera
poner en funcionamiento sus propios mecanismos de aprendizaje a fin de asegurar
o completar su respuesta innata. En Geografa de 6to ao, por ejemplo, luego de
un pantallazo que transcurre a travs de las
diferentes corrientes epistemolgicas de la
disciplina, el profesor debe ser lo suficiente[3] Bajo la consigna de que todos tienen capacidades interpretativas sobre el espacio, se intenta favorecer en el alumno/a
el desarrollo de una serie de aprendizajes que cree condiciones
adecuadas para el intercambio de saberes (cotidianos y cientficos) sobre la vida econmica, poltica y cultural de los pueblos y
culturas, a la vez que el lugar que la espacialidad humana en ello
ocupa. En definitiva, se trata de hacer a aquellas representaciones del alumno/a ms complejas, reflexivas y crticas en orden a
saberes de referencia que circulan en espacios reconocidos como
de legitimacin para las Ciencias Sociales contemporneas.
(DC. 2do ao, p. 63).

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Diego Garca Ros

mente abierto para lograr que sus alumnos


alcancen inters sobre una problemtica en
particular y lo capitalicen en una investigacin geogrfica escolar con raigambre en
una corriente epistemolgica geogrfica determinada. Este tipo de propuestas, donde
se parte del inters del alumno, muchas veces carecen de anclajes tericos disciplinares desde los cuales estructurar una materia
para que los alumnos generen construcciones de pensamiento crtico, ms all de una
dinmica ulica creativa o ms participativa. En otras palabras, muchas veces se incurre en un dinamiquerismo que pierde de vista
la dimensin poltica que lleva a la crtica
y que, por s solo, no constituye un avance
hacia una pedagoga emancipadora.
Por eso, Peter McLaren (2005) afirma
que la pedagoga crtica emancipadora
parte de la premisa que los hombres y las
mujeres no son en esencia libres y que habitan un mundo repleto de contradicciones
y asimetras de poder y privilegios. La crtica es estructural, sistmica. En tal sentido,
esta perspectiva apunta a formar personas
que trabajen por el cambio profundo, donde los educadores diseen y evalen intervenciones que propendan a transformar la
realidad social, el status quo imperante. En
el DC se pueden vislumbrar atisbos de estas
categoras en cada una de las materias de
incumbencia social, aunque no con la determinacin que postula esta lnea de pensamiento arraigada a la teora crtica.
En los DC de Geografa, por ejemplo,
aparece la siguiente aseveracin:
Desde los primeros aos de la escuela secundaria de esta provincia se ha adoptado en un
sentido amplio la perspectiva de la geografa
social, considerada como la ms propicia
para dar respuestas a las finalidades de la
materia conforme a los propsitos de la poltica curricular ms general. La geografa social
puede ser definida no slo por sus preocupaciones acerca de las configuraciones espaciales, sino por las relaciones sociales que estructuran las sociedades y las relaciones que
stas mantienen con sus espacios: lo cual in566

volucra cmo los individuos, los grupos y las


clases sociales producen y construyen sociedad, y con relacin al espacio, cmo y para
qu lo utilizan, lo perciben y lo representan.
La geografa social considera en sus explicaciones la relevancia de la poltica, la economa,
la cultura y de aquellos procesos ambientales, en sentido extenso, que tambin pueden
identificarse en la afectacin y diferenciacin
del espacio geogrfico. (DC 4to ao)

Uno de los ejes en que la pedagoga crtica


en su corriente emancipadora pivotea, est
relacionado con el tema de la desigualdad
social, la explotacin y la inequidad,
estableciendo una crtica estructural al
sistema capitalista. En este sentido:
La geografa que se propone estudiar en el
ciclo superior obedece a la seleccin de unos
contenidos que puedan dar respuesta a preguntas sobre las causas y consecuencias de la
actual radicalizacin de la liberalizacin econmica, entendida como condicin necesaria para restituir al mercado las funciones
reguladoras que en cierta medida durante
perodos anteriores le haban sido limitadas
por el Estado. Se trata de polticas neoliberales que han maximizado la desregulacin,
la privatizacin y una radical apertura externa, el comercio libre, aunque con comportamientos muy diferentes por parte de los pases centrales y perifricos. Esto ha afectado
las relaciones internacionales entre los pases
centrales del capitalismo desarrollado y los
de la periferia con sus diferentes grados de
desarrollo, as como tambin las relaciones
entre los procesos productivos, de la poltica
y de la cultura hacia el interior de cada uno
de estos pases. Para ello, sern claves los
conceptos de dilogo, participacin y dialctica. (DC 4to ao)

Sin embargo, esta declaracin de principios ideolgicos ejercida por los DC no


se corresponde con un posterior avance
conceptual curricular en el sentido crtico
emancipatorio. Por ejemplo, si realizamos
un recorrido de los contenidos, se utilizan
expresiones como clases sociales, desigualdad, luchas de poder entre actores sociales
por el territorio, neoliberalismo, concentracin de capital; pero se evitan vocablos

De crticas y geografas Cun crtico es el Diseo Curricular de la Geografa bonaerense?

como capitalismo, capital, despojo, clases dominantes, mercanca, consumismo o explotacin de


trabajadores. Si bien esto no constituye una
dificultad en s misma puesto que all radica la astucia del profesor de imprimirle su
impronta-, consideramos que muchos de
los contenidos que prescribe el DC no pueden ser abordados desde la complejidad si
los alumnos no comprenden previamente
las principales caractersticas del sistema
capitalista, sus relaciones de produccin o
sus mecanismos de expansin, los cuales, a
la postre, coadyuvarn a internalizar de un
mejor modo los siguientes contenidos citados por el DC: Relaciones Centro-Periferia;
Condiciones desiguales de intercambio comercial;
Accionar de empresas multinacionales; Explotacin
de recursos naturales; Neoliberalismo; Condiciones
de vida de la poblacin; Estructura urbana y rural.
El DC nos demuestra que no considera
necesaria la crtica sistmica o la emancipacin tal como la comprendimos desde
la Escuela de Frankfurt, sino que existen
caminos u opciones que pueden llevar a
los estudiantes a intersticios de cuestionamiento dentro del capitalismo. Por ejemplo,
cuando en los apartados Espacio y Poder (Unidad 4 de 2do y 3ero y Unidad 1
de 4to) refiere a que muchas veces pueden
existir contra-poderes de organizacin popular, se trabaja la gnesis de los movimientos sociales altermundistas. Si bien la mayora
de ellos poseen una crtica a las formas de
dominacin o expansin del capitalismo,
la mayora de los citados por el DC no
proponen un cambio estructural del mismo. Sus reclamos sectoriales son vlidos
dentro del sistema vigente. Tal es el caso de
los movimientos anti-globalizacin, grupos
ambientalistas o ecologistas, sectores antirracistas organizados o aquellos que promueven un comercio justo como alternativa al comercio tradicional (4to ao).
En cuanto a la didctica, en muchas de las
orientaciones propuestas por el DC (desde
2do hasta 5to, principalmente) se propone

el trabajo mediante la estrategia del estudio


de caso, donde luego de su implementacin, el alumno debera estar en condiciones
de llegar a conclusiones generales a partir
de un ejemplo representativo. La habilidad
de la induccin estudiantil o la formulacin
de hiptesis a partir de enunciados iniciales
son casi transversales en todo el DC.
Si bien es una habilidad cognitiva ms
que interesante, el trabajo a partir de estudios de caso deja de lado la nocin de totalidad, de la que hablaban los frankfurteanos
para generar una teora crtica de fuste. Al
igual que cuando mencionamos que la idolatra hacia las dinmicas de clase abiertas
no constituyen una crtica en s mismas, la
sumatoria de estudios de caso puntuales
sin un anclaje terico o sin una terminacin
sistmica, es una modalidad que no problematiza en funcin de la crtica. Si no existe
una anterior conceptualizacin sobre las
formas de expansin del capitalismo, difcilmente el alumno sea capaz de proyectar
un estudio de caso hacia la totalidad.
Cuando se trata de disputar la praxis geogrfica
Ms all de las dificultades metodolgicas sobre las cuales este trabajo intenta reflexionar, es interesante el posicionamiento
que adoptan los DC cuando fundamentan
el carcter epistemolgico del temario escolar de la Geografa secundaria, el cual
contribuye a superar a aquella Geografa
ritualista que slo contribua a ejercitar la
memoria y cercenaba todo intento de construccin de ciudadanos crticos en el aula:
El presente Diseo Curricular, al establecer
relaciones entre la geografa deseable para
la Escuela Secundaria y los proyectos de sujeto como ciudadano crtico, considera que
las tradiciones clsicas de la disciplina han
creado condiciones poco propicias en la
escuela para la emergencia y potenciacin
del sujeto en la recreacin de una cultura.
(DC 6to ao).

No obstante el carcter prescriptivo del


DC, los propios autores realizan una suerte
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Diego Garca Ros

de diagnstico de alerta dado que, en la


prctica, observan que an se siguen implementando prcticas y contenidos que
arraigan sus conceptos a las tradiciones
ms positivistas de la educacin y ms enciclopedistas de la disciplina.
Recuperando una cualidad del pensamiento de la Escuela de Frankfurt, aqu
los DC de Geografa son declarativos, por
cuanto repudian la objetividad e inocuidad
de una Geografa tradicional determinista geogrfica/positivista- que todava est
muy arraigada en la escuela, la cual no es
para nada indefensa, puesto que sus preceptos han marcado a fuego a muchas generaciones de profesores, alumnos e, incluso, sigue teniendo mucha presencia en el
imaginario social que existe sobre la disciplina. De hecho, aclaran lo siguiente:
La enseanza de la Geografa que se propone
para todos los niveles de la Escuela Secundaria, y en especial para el Ciclo Superior, se
inscribe en el reconocimiento de las tradiciones disciplinarias y pedaggicas que la caracterizan, pero en particular en las que se han
desarrollado crticamente con posterioridad
a 1970. Entre ellas cabe mencionar las de
cuo radical y marxista, las fenomenolgicas
y posmodernas, consideradas legtimas para
comprender y explicar la espacialidad social
contempornea. (DC 5to ao)

Aqu, los autores del DC se refieren a las


tradiciones abordadas en este trabajo: la
pedagoga crtica y la geografa crtica. Sin
embargo, en la ltima oracin se deja una
puerta abierta a otros paradigmas epistemolgicos de la Geografa posteriores a
los aos 70:
~a) Humanista fenomenolgica:
Algunos trminos claves que caracterizan
el paradigma son: conciencia, significados,
valores, percepciones, lugares, no-lugares,
cultura, experiencia del espacio, iconografa
del paisaje, imaginacin/imaginarios, existencia, lugares practicados, espacios de vida
e identidad, vivencia, subjetividad, mitos y
relaciones inter/multiescalares entre el lugar
y el mundo. (DC 6to ao).

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El DC de 2do ao, en su primera unidad,


utiliza expresiones como la imaginacin
geogrfica de los navegantes europeos, la
percepcin de los espacios, el espacio vivido
y territorializado de los grupos indgenas.
Los analistas culturales de la cartografa y la
geografa han interpretado que este tipo de
proyeccin, aunque en rigor muchas otras
de la poca, eran solidarias al proyecto de
dominacin europea y su visin del mundo.
Dado su carcter etnocntrico y eurocntrico, era propenso a la construccin de un tipo
de imaginacin geogrfica que, junto a los
relatos sobre la percepcin ambiental y las
representaciones del otro, contribuyeron
a la creacin de un imaginario favorable a
magnificar y reforzar la presencia en el mundo de los pases europeos, en el centro del
planisferio y de tamao mucho mayor al real
en ellos. (DC 2do ao)

~b) Geografa posmoderna: adems de incentivar investigaciones de tipo microgeogrfico en 6to ao, en la 4ta unidad de
3er ao (Espacio, poltica y poder), en
la 3era unidad de 4to ao se proponen estudios de carcter cultural para comprender las formas de vida de los migrantes en
la sociedad de origen y cmo stas se ven
trastocadas al llegar a un pas con costumbres totalmente distintas:
Establezcan las causas y consecuencias, diversas y complejas, de las actuales migraciones
internacionales hacia Europa, la posicin xenofbica de algunos de sus gobiernos, estados
y ciudadanos europeos y las luchas que algunas organizaciones defensoras de los derechos
de los migrantes llevan adelante. (DC 4to ao)

Conclusin
Una de las caractersticas ms destacadas de los DC de Geografa de la provincia
de Buenos Aires es su carcter heterodoxo y
eclctico. Esto constituye una novedad con
respecto a currculas anteriores que yacan
en el paradigma de una Geografa tradicional y positivista, la cual qued obsoleta
con respecto al desarrollo de expresiones
geogrficas que vienen ganando terreno en

De crticas y geografas Cun crtico es el Diseo Curricular de la Geografa bonaerense?

los mbitos acadmicos. En este sentido,


es esclarecedora la siguiente cita de Mara
Victoria Fernndez Caso (2007):
Es sabido que en los ltimos aos se han
producido importantes transformaciones
curriculares y que en ese proceso quiz sea
la geografa una de las materias escolares
que ms se haya visto impactada, porque
esos cambios supusieron una revisin integral de los contenidos y de las estrategias
de enseanza hasta entonces vigentes. Estas
novedades se inscriben en el marco de un
debate ms amplio acerca de las funciones
que tradicionalmente le fueron asignadas a
la escuela media -la formacin ciudadana y
la insercin en el mundo del trabajo, ahora interpeladas por los nuevos escenarios de
participacin social y poltica de los jvenes
y por los cambios en el mercado de trabajo,
expresados en una estructura laboral cada
vez ms inestable y precaria y en una dinmica que privilegia las competencias mltiples y
flexibles. (Fernndez Caso, 2007, p. 17)

Sin embargo, es necesario aseverar que,


al mezclar puntos de vista que muchas veces son poco congruentes por ejemplo, la
esencia transformativa y estructural de la
Geografa crtica es opuesta a muchos de los
postulados de la Geografa posmoderna-,
los DC se constituyen en un conglomerado
o una sntesis de perspectivas que carecen
de una directriz definida y depurada. Tal vez
la idea de sus autores haya sido justamente
esa, para evitar dar explicaciones bizantinas
a aquellos sectores que, an de esta manera, los acusan de pedagogos militantes[4],
gegrafos marxistas o de escribas de un
currculum como bajada de lnea.
Lejos de estas acusaciones infundadas y
hasta despectivas, el objetivo de este trabajo fue analizar el concepto de la crtica como
precondicin para la construccin de pensamiento crtico en el aula de Geografa es[4] El 6 de marzo de 2011, el diario Clarn public una nota de
opinin referida a los contenidos de Geografa en los nuevos
diseos curriculares de la provincia de Buenos Aires, con el ttulo La pedagoga militante no es docencia [consultado el 3
de noviembre de 2015]. Disponible en: http://www.clarin.com/
opinion/pedagogia-militante-docencia_0_439156139.html.

colar. Para ello, se utiliz como eje rector el


corpus terico de la Escuela de Frankfurt, el
cual define claramente que la crtica debe
ser, ante todo, emancipadora. Con esa lente,
pues, analizamos los Diseos Curriculares de
Geografa de la provincia de Buenos Aires,
los cuales claman por la formacin de un
ciudadano crtico, lejano de aquel estudiante pasivo que memorizaba ros y volcanes.
No obstante este salto de calidad, podemos concluir que los posicionamientos
epistemolgicos de este currculum no alcanzan los fundamentos de la crtica frankfurteana, por cuanto no pretenden la formacin de estudiantes que generen una
crtica hacia la estructura sistmica del capitalismo ni sus mecanismos de expansin,
en tanto Geografa.
Consideramos que el avance terico del
currculum como expresin ideolgica en
Geografa es muy importante, pero, lejos
de la crtica emancipadora, adquiere un
carcter ms hermenutico, que apunta a
generar habilidades cognoscitivas de comprensin y relativizacin en los alumnos.
Aun as, como los mismos autores del
DC reconocen[5], entendemos que, poco
a poco, la Geografa escolar se va consolidando como un campo ideolgico de disputa
ms que saludable para los profesores que
trabajan en el aula, donde se intenta que,
lejos de ser reproductores de paradigmas
o de estar anclados a viejas tradiciones,
ejecuten su propia impronta geogrfica, en
tanto visin pedaggica.
De esta manera, nuestro trabajo intent ser una contribucin a la reflexin del
trabajo con la Geografa en el aula y un llamado a reflexionar y, en consecuencia, repensar a qu nos referimos cuando, como
educadores, utilizamos la palabra crtica.
[5] En este sentido, los diseos curriculares elaborados desde
el 2o ao de la Escuela Secundaria para la enseanza de la Geografa en la provincia de Buenos Aires consideran la necesidad de
discutir ciertas tendencias en la enseanza de la disciplina que
requieren de un examen crtico, preguntas y prcticas alternativas. (DGCyE 5to ao).

569

Diego Garca Ros

Bibliografa
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570

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Mxico DF, Mxico: Siglo XXI.
Viniegra Velzquez, L. (2002). Educacin y crtica. El proceso de elaboracin del conocimiento. Mxico DF, Mxico: Paids.

Una propuesta para pensar trayectorias alternativas de


escolarizacin desde la Geografa
Mara Soledad Tarquini y Cecilia Zilio

Introduccin
El ensayo, la prueba y el cambio son
parte del trabajo que funda la reflexin pedaggica en el aula y en la escuela, es por
eso que en este trabajo intentamos compartir una propuesta didctica inspirada
en el contexto de una trayectoria alternativa
de escolarizacin en 5to ao del ciclo de enseanza secundaria superior del colegio Liceo
Vctor Mercante[1].
En primer lugar nos ha movilizado el
deseo de documentar ideas que surgen
de la experiencia prctica y proponer una
secuencia didctica. sta se desarrolla a
partir de un recorte didctico para el cual
se han contemplado ciertos criterios de lectura de distintos recursos (textos, imgenes
satelitales, recursos web) y posibles alternativas de evaluacin de los aprendizajes.
La propuesta fue pensada a partir de
una experiencia desarrollada en la enseanza de Geografa en el primer cuatrimestre de 2015 en el contexto del Programa de
Trayectorias en el ciclo superior de la escuela secundaria a partir del cual se vienen ensayando experiencias didcticas.
La reflexin sobre la enseanza de contenidos de la disciplina en los encuentros
llevados a cabo por los estudiantes del programa, inspir nuevos modos de entender
la enseanza en estos formatos alternativos,
sobre todo entendiendo que uno de los propsitos centrales que tienen estas trayectorias alternativas de escolarizacin, es evitar la repeticin de un ao completo. Esto
supone desnaturalizar un mecanismo de
[1] Colegio de pregrado de la Universidad Nacional de La Plata.

aprobacin que consiste en reiterar el mismo nivel cursando el ao nuevamente, con


el supuesto de que es necesario reforzar,
madurar, repetir para aprender. Estos
son trayectos personalizados de cursada y
de acreditacin por asignatura que intentan
asegurar la continuidad del proceso formativo con su grupo de pertenencia, promoviendo formas de seguimiento y de acompaamiento por parte de los/as docentes en
los diversos procesos de aprendizaje, que,
por la proximidad vincular, apuntaran a
fortalecer su autoestima y la confianza en
sus posibilidades (Erbetta, 2013).
Este contexto nos invita a desafiar nuestros supuestos de lo que debera ser ensear
y aprender en una escuela de la universidad,
problematizar nuestras prcticas, configurndolas en una escuela que atiende el problema de continuidad y permanencia de los
estudiantes en el ciclo superior con el objetivo de asegurar el derecho a la educacin y
con ello la continuidad de la escolarizacin
con sus pares, acompaando las trayectorias y garantizando la terminalidad. Adems permite fortalecer el seguimiento de
los estudiantes que tienen otros tiempos de
aprendizaje y por lo tanto otros modos de
apropiacin[2] de los contenidos.
En la , estos trayectos de aprendizaje son
diferentes a formatos tradicionales, en primer lugar porque es menor el nmero de
[2] Elsie Rockwell toma el concepto de Roger Chartier, la idea
apropiacin permite dar cuenta del rol activo de los sujetos
y en segundo lugar, permite examinar los cambios que pueden
sufrir los bienes culturales, como la escritura, cuando son apropiados por los sujetos (Rokcwell, 2000). En palabras de Chartier,
..... la apropiacin siempre transforma, reformula y excede lo
que recibe... (Chartier, 1991, p. 19).

571

Mara Soledad Tarquini y Cecilia Zilio

alumnos, lo que habilita modalidades de


trabajo distintas a las que se producen en
espacios ulicos con 30 alumnos. En segundo lugar, porque los estudiantes poseen saberes del recorte didctico y disciplinar que
se va a desarrollar porque ya han cursado
la materia por primera vez. Estos aspectos
pueden ser muy positivos para la experiencia, por un lado porque un diagnstico inicial permitir reconocer cules han sido las
dificultades y qu caractersticas ha tenido
la trayectoria por este campo; por otro lado
porque las clases pueden desarrollarse bajo
la modalidad de taller, donde el intercambio entre el docente y los alumnos es ms
fluida y las propuestas pueden ser diseadas para este grupo reducido.
De acuerdo con Flavia Terigi (2008), siempre este cambio en el formato escolar afronta dificultades sustantivas, pero se reconoce
que el LVM habilita las condiciones institucionales para innovar, ensayar y promover
cambios. Es as que este trabajo se convierte
en una propuesta pensada desde interrogantes desencadenados en la prctica cmo
pensar estos espacios de aprendizaje?, qu
lugar ocupa la geografa?; si entendemos las
prcticas sociales de los estudiantes en tanto trayectorias escolares cmo habilitar trayectorias significativas en el aprendizaje de
contenidos propios de la Geografa?, cmo
hacer de la evaluacin una experiencia significativa en estos trayectos?

Perspectiva

pedaggica didctica de la

propuesta

Por las caractersticas mencionadas, la


propuesta se pens a partir del dialogo con
los programas, con los docentes del ciclo
superior y con los alumnos del programa,
quienes identifican dificultades en esta trayectoria tradicional de cursada y aprobacin. sto permiti configurar un recorte didctico alternativo articulado con el programa
de contenidos de la materia con la finalidad
de que resulte una propuesta didctica di572

ferente a la transitada anteriormente.


Para esto se consider importante desarrollar materiales didcticos que atiendan
a los criterios de validez, relevancia y significatividad de los temas que se aborden en
las clases (Fernndez Caso, 2007, p. 18) y
que contemplen el uso de las tecnologas y
una diversidad de lecturas con la finalidad
de que los estudiantes puedan ser autnomos para aprender desde su propia trayectoria, entendiendo que no todos aprendemos lo mismo y de la misma forma.
En este sentido, el diseo de estos materiales dialogan con una perspectiva geogrfica que asume un enfoque crtico, haciendo
hincapi en la espacialidad de los procesos
sociales y que considera que el sujeto reconstruye las experiencias personales en
relacin con el medio social, reconociendo
as que el conocimiento es producto social
y no solo individual. Esto tambin supone
una opcin tica y poltica que atiende la
formacin de ciudadanos crticos.
Desde este marco conceptual, la enseanza de la disciplina recupera un enfoque
en el que el tratamiento de los temas requiere de la multicausalidad, multiperspectividad y el interjuego de escalas de anlisis
(Fernndez Caso, 2007). Adems se considera que en el ciclo superior es posible pensar los recortes didcticos desde problemticas socioterritoriales, reconociendo que
estas nuevas perspectivas de la Geografa
se producen bajo discusiones que tambin
repiensan la escuela y la enseanza.

Una secuencia didctica: un posible recorte

Como se ha mencionado, la propuesta


se sistematiz recuperando la experiencia
prctica y evaluando los resultados, ha
sido posible ajustar las secuencias para futuras intervenciones.
Los contenidos del programa de 5to ao
seleccionados son: Espacios urbanos: transformacin y problemas. El caso del AMBA. (Tema

Una propuesta para pensar trayectorias alternativas de escolarizacin desde la Geografa

correspondiente a la Unidad 5: Actividades industriales y terciarias y los espacios urbanos).


Por un lado se ha podido identificar que
este tema puede articularse con otros temas presentes en el programa: Procesos de
concentracin, fragmentacin y polarizacin territorial en el marco de la globalizacin (Unidad 1),
etapa de Apertura y reestructuracin neoliberal,
situacin actual (Unidad 2).
Por otro lado, se considera que ensear
a pensar estos problemas en la escuela,
transciende a los enfoques urbanos morfolgicos y se constituyen en un eje importante para formar ciudadanos[3] en tanto
protagonistas de la ciudad.

Recursos didcticos
Se desarrollaron materiales didcticos a
partir de diversas fuentes con la finalidad
de que se habiliten diversos modos de leer,
donde no solo sean hegemnicos los textos
escritos. El objetivo es que se conviertan en
objeto de enseanza las imgenes (mapas,
fotografas, imgenes satelitales, material
audiovisual), ya que la imgen es hoy uno
de los modos de representacin ms extendidos (Dussel, 2006, p. 11). Ms all de
ello, este contexto de saturacin no implica
que los estudiantes hayan aprendido a leer
imgenes desde el lenguaje disciplinar, ya
que en contextos cotidianos cobran otros
sentidos, aunque stos se constituyen en
los marcos de referencia para apropiarse de
nuevos saberes. Con ello se asume que los
estudiantes poseen trayectorias de prcticas de lectura de este tipo de gneros, y las
nuevas tecnologas habilitan nuevas posibilidades de enseanza de la Geografa.
En esta secuencia seleccionamos imgenes satelitales, ya que nos permiten obte[3] Aqu es necesario explicitar que entendemos como ciudadanos a los adultos, ancianos, nios y jvenes, privilegiados, marginados, a todos aquellos que viven la ciudad y que por ello tienen la
posibilidad de asumir y ejercer una cuota de poder en los diversos
mbitos de la ciudad. Si solo se trabaja en la escuela con la versin
del ciudadanos que vota y elige sus representantes, estamos encarando una parte del problema. (Alderoqui y Villa, 2012, p. 125)

ner informacin espacial relevante para la


temtica a trabajar y nos permiten reveer
sus modos de lectura. En general se piensa
que su lectura es sencilla, sin embargo requiere de un entrenamiento visual a partir
de entender cmo se obtienen y de reconocer criterios para su anlisis como son la
forma, el color, patrones y texturas.

Objetivos de la secuencia didctica


~~Comprender el proceso de transformacin socioterritorial del AMBA considerando los actores sociales que son parte
de estos cambios.
~~Alentar la prctica de herramientas
metodolgicas de anlisis espacial.
~~Propiciar diferentes modos de leer el
territorio a travs de distintas fuentes de
informacin.
Secuencia didctica: El neoliberalismo y el rol
del Estado en el AMBA: entre la especulacin
inmobiliaria, la inversin, el crecimiento urbano
y la falta de vivienda

Conceptos que estructuran esta secuencia: Crecimiento urbano, Metropolizacin, Fragmentacin urbana.
Primer momento
Presentacin del tema/problema.
~~En este primer momento los estudiantes trabajaron con la lectura de imgenes satelitales de la regin (recorridos libres por Google Earth y Google Maps en
el AMBA), con el objetivo de analizar la
expansin urbana a travs de la lectura
de imgenes satelitales.
~~El objetivo ha sido que los estudiantes, en primer lugar puedan observar el
espacio del AMBA a travs de las imgenes satelitales y mapas, analicen las
fuentes propuestas y se orienten desde
las siguientes preguntas: Qu elementos
del espacio geogrfico observan? Qu problemas identifican?; Qu sujetos estn involucra573

Mara Soledad Tarquini y Cecilia Zilio

dos?; Qu organismos del estado o instituciones aparecen?, por qu?, para qu?; por qu
les parece que se producen estas situaciones en
estos espacios?
~~En este momento se intent que los
alumnos, a travs de la lectura de las
diversas fuentes, puedan esbozar algunas problemticas socioterritoriales del
AMBA. Tambien se indic que los estudiantes formulen preguntas a partir de
la discusin grupal y que se acerquen a
algunas reflexiones y conclusiones parciales luego del anlisis de estas fuentes.
Sin embargo de la prctica surgi la necesidad de profundizar el anlisis con otras
fuentes:
Observacin de videos sugeridos:
1) Enlace: http://www.conectate.gob.
ar/sitios/conectate/busqueda/buscar?rec_
id=116087. Analiza las consecuencias
del crecimiento urbano en Argentina
considerando el AMBA y otras regiones
urbanas del pas, sobre todo tiene en
cuenta el desigual acceso a la vivienda.
2)
Enlace:
http://www.conectate.
gob.ar/sitios/conectate/busqueda/buscar?rec_id=116052. Presenta las caractersticas del mosaico del borde urbano y el
problema de la competencia en los usos
del suelo rural y urbano.
Segundo momento
Evaluando los resultados de la prctica,
consideramos valioso introducir otros recursos con la finalidad de analizar la evolucin de los procesos de urbanizacin y
crecimiento urbano a travs del tiempo y
del espacio considerando los cambios y sus
causas.
Recursos: http://www.educ.ar/sitios/
educar/recursos/ver?id=40381&referente=docentes
Fragmento acerca del crecimiento urbano en el AMBA http://www.educ.ar/dinamico/UnidadHtml__get__e98f3cd7-c853574

11e0-82c5-e7f760fda940/anexo2.htm
Para complementar y complejizar la
informacin se propone observar en las
netbooks el proceso de crecimiento de la
mancha urbana en el AMBA a travs de la
consulta en la web de http://www.observatorioamba.org/planes-y-proyectos/amba#mapas o http://www.gobierno.gba.gov.ar/
subsecretarias/dpout/mapas_tem.php
En esta instancia se sugiere que los estudiantes puedan revisitar las imgenes
satelitales de la regin en Google Earth y
Google Maps con el fin de ir complejizando
las miradas y explicaciones registradas en el
primer momento
Tercer momento
Objetivos:
~~Comprender la complejidad del fenmeno y las causas de los problemas
identificados e intentar acercarnos a
preguntas que fueron desarrolladas en
el primer encuentro.
~~Identificar: Contexto econmico poltico, sujetos involucrados, rol del estado, cambios y continuidades.
En este momento se trabaj un recorrido por diferentes barrios de La Plata para
problematizar desde la observacin. Paralelamente se desarroll la lectura de un texto escolar problematizador y un artculo
periodstico sobre los cambios en la ciudad de La Plata escrito por una gegrafa.
Disponible en http://pasado.eldia.com/
edis/20141119/laciudad14.htm)
Posteriormente se volvi a complejizar
la lectura de las imgenes satelitales junto
con un compilado de fotografas que mostraban la ciudad en distintas pocas.
Actividad de cierre
Como actividad de cierre se sugiri que los
estudiantes puedan producir un documento
escrito o material visual/audiovisual (grupal
o individual), que sintetice ideas trabajadas
en clase. El mismo tiene como primer obje-

Una propuesta para pensar trayectorias alternativas de escolarizacin desde la Geografa

tivo registrar cmo han aprendido los estudiantes, en segundo lugar anhela desencadenar relaciones con el conocimiento, que den
origen a nuevos aprendizajes, favoreciendo
de ese modo el aprendizaje significativo.
En las producciones realizadas por los
alumnos predomin el texto escrito, ms
que trabajos con materiales audio/visuales.
Nos surge as la idea de poder trabajar
otros recursos que apuntalen ms la lectura
de imgenes, sobre todo imgenes satelitales, quizs en el segundo y tercer momento
con la incorporacin del programa 2Mp.
Este recurso nos posibilitara por un lado,
poder hacer un anlisis ms detallado y
construir secuencias temporales a travs de
las imgenes, sobre la evolucin del crecimiento urbano tanto del AMBA como de la
ciudad de La Plata. Y por otro, como resultado de ese anlisis anterior la construccin
de mapas. En este sentido Gurevich (1998)
nos dice que de esta forma el mapa es el
resultado de un proceso previo de anlisis
e interpretacin y no un revelador a priori
(a modo de un transparente) de lo que contiene una parcela de superficie la terrestre.

Cmo
dizaje?

evaluar este proceso de apren-

Asumir que la educacin es un derecho


irrenunciable tambin implica asumir la responsabilidad social de repensar desde la
perspectiva de aulas heterogneas la evaluacin de los aprendizajes y definir criterios
que permitan acreditar las trayectorias alternativas. De acuerdo con la perspectiva propuesta por Gloria Contreras (2003), Anijovich, Malbergier y Sigal (2004) se piensa que
la evaluacin de los aprendizajes debe considerar no solo los resultados sino tambin
los procesos por los cuales los estudiantes
se han apropiado de saberes[4]. Tambin se
[4] De acuerdo con Gloria Contreras (2003), se entiende la evaluacin como un proceso atravesado por la crtica reflexiva, cuya
principal funcin es la de ser un medio al servicio del aprendizaje, es decir, se releva por sobre todo la funcin formativa. Esto

valora que estos participen activamente en


la obtencin y anlisis de las informaciones
que la evaluacin provee, ya que se utiliza
para tomar conciencia, revisar y mejorar sus
modos de aprendizaje y su produccin; estimula en los alumnos la atencin y reflexin
sobre su proceso de aprendizaje, contribuyendo a su auto evaluacin. Por lo tanto la
evaluacin entendida desde esta perspectiva
es coherente con el modo en que se conciben las trayectorias alternativas de los estudiantes en el programa de trayectorias, y en
este sentido debe ser pensada la evaluacin
en los recortes didcticos alternativos, ya
que evaluar de otro modo sera contradictorio. Tampoco tiene sentido evaluar los
resultados en trminos estrictamente individuales, ya que dar cuenta del aprendizaje
implica considerar los escenarios en que se
ha producido, el colectivo que lo ha generado y el proceso de apropiacin de estos
aprendizajes, y de este modo entender las
prcticas que se desarrollan en la escuela
como prcticas socioculturales.
Estas consideraciones han permitido revisar la propuesta de evaluacin, dar cuenta de las debilidades que tuvo la prctica y
proponer el uso de una lista de cotejo, valorando que a travs de esta herramienta es
posible acompaar el aprendizaje de los estudiantes. De acuerdo con Rebeca Anijovih
la lista de cotejo es, bsicamente, un instrumento de verificacin, de revisin y, al mismo
tiempo, pueden funcionar como referente
para ajustar un desempeo. Asimismo, muestra avances y tareas pendientes de modo tal
que interviene durante el proceso de enseanza aprendizaje (Anijovich, 2012, p. 42).

implica no solamente la evaluacin del alumno, sino tambin


incluye la del profesor y de la escuela.
Por otro lado las autoras Anijovich, Malbergier y Sigal (2004)
afirman que una evaluacin alternativa a las formas tradicionales -enfocadas unilateralmente en medir resultados- propone
que se atienda tambin a las experiencias, procedimientos y
trayectos que hay que recorrer durante el aprendizaje ya sea
en la toma de conciencia, en la correccin o en el perfeccionamiento del aprendizaje.

575

Mara Soledad Tarquini y Cecilia Zilio

Ejemplo de lista de cotejo


A) Para los estudiantes
Se propone presentar a los estudiantes
la siguiente lista de cotejo en el segundo
encuentro, con la finalidad de que desde el
Contenidos

comienzo del desarrollo de los contenidos


se acompae el proceso de aprendizaje.
Esto tambin contribuye a que los estudiantes puedan reconocer cules son los
criterios y objetivos de los contenidos que
se desarrollan.
Si

No

Acciones para mejorar

Comprendo el proceso de transformacin


socioterritorial desarrollado en el AMBA
Identifico problemas
Identifico actores sociales y el rol del Estado
Determino causas y consecuencias
del crecimiento urbano

B) Para el docente:
La misma tiene como finalidad registrar el
proceso de aprendizaje de cada estudiante.
Respecto de la tarea docente el registro
escrito y la sistematizacin de la secuenContenidos

cia didctica se convertirn en una tarea


que permita evaluar la propuesta junto a
los diversos trabajos desarrollados por los
estudiantes.
Si

No

Acciones para mejorar

Comprende el proceso de transformacin


socioterritorial desarrollado en el AMBA
Identifica problemas
Identifica actores sociales y el rol del Estado
Determina causas y consecuencias
del crecimiento urbano
Logra desarrollar conceptualizaciones

Reflexiones finales
Trabajar desde la problematizacin, la
gua de los conceptos y la sistematizacin de
la secuencia, nos permiti reflexionar y mejorar desde la prctica. Tambin potenci la
puesta a prueba de los materiales y recursos
utilizados en pos de generar los interrogantes y la compresin de las problemticas socioterritoriales por parte de los alumnos.
Didcticamente, sto nos permiti superar la enumeracin de datos sin sentido y
576

contextualizarlos en procesos, para que los


estudiantes logren explicaciones ms complejas y multicausales.
Los alumnos, con esta forma de trabajo,
valoraron la posibilidad de analizar una problemtica socioterritorial actual, pudieron
comprender algunas implicancias de las polticas del Estado neoliberal en el espacio urbano. Por otro lado se logr desarrollar una
mirada comparativa con el pasado identificando cambios y continuidades. Tambin
el recorrido por los barrios de la ciudad

Una propuesta para pensar trayectorias alternativas de escolarizacin desde la Geografa

les permiti orientar la mirada a partir de


lo ledo en las clases y durante el recorrido.
Esto gener en los alumnos preguntas y
nuevos criterios de observacin de la ciudad
que recorren diariamente. Esta experiencia

y los resultados logrados alientan el deseo


de continuar ensayando recortes didcticos
alternativos que habiliten otros modos de
aprender.

Bibliografa
Aisenberg, B. y Alderoqui, S. (2012). Didctica de las ciencias sociales II. Teoras con prcticas. Buenos Aires: Paidos Educador.
Anijovich, R. y Mora, S. (2012). Estrategias
de enseanza. Otra mirada del quehacer en el
aula. Edit. Aique
Anijovich, R; Malbergier, M. y Sigal, C.
(2004). Una introduccin a la enseanza
para la diversidad. Aprender en aulas heterogneas. Buenos Aires: Edit. Fondo de
Cultura Econmica.
Car, M.; Demarco, L. y Tarquini, S. (2010).
Las tensiones en la apropiacin de saberes acadmicos en el trayecto del primer
ao de la carrera de Geografa. XII Jornadas de Investigacin. Centro de Investigaciones Geogrficas. FaHCE UNLP.
Dussel, I. y Gutirrez, D. (Comps. ) (2006).
Educar la mirada. Polticas y pedagogas de la
imagen. Buenos Aires: Editorial Manantial.
Fernndez Caso, M. V. y Gurevich, R.
(Coords.) (2007). Geografa. Nuevos temas nuevas preguntas. Un temario para su en-

seanza. Buenos Aires: Editorial Biblos.


Terigi, F. (2008). Los cambios en el formato de la escuela secundaria argentina:
por qu son necesarios, por qu son tan
difciles. Propuesta Educativa (29) (junio).
FLACSO.
Terigi, F. (2009). Las trayectorias escolares.
Documento Ministerio de Educacin de la Nacin (marzo).

Fuentes consultadas
Erbetta, M. C. (2013). Proyecto Acadmico de Gestin. 2014-2018. Forjar encuentros, el arte de educar hacindole lugar
a otro. Liceo Vctor Mercante. Universidad Nacional de La Plata. Disponible en:
http://www.lvm.unlp.edu.ar/uploads/
docs/proyectoacad_2014_2018.pdf.
Programa de 5do ao Geografa del Liceo
Vctor Mercante. Disponible en: http://
www.lvm.unlp.edu.ar/uploads/docs/
geo5_2014.pdf.

577

Ensear Geografa con imgenes y cartografa digital.


Un anlisis desde las polticas pblicas a las prcticas
ulicas en escuelas de La Plata, Berisso y Ensenada
Mara Cecilia Zappettini, Vivian Mariel Sfich,
Soledad Tarquini y Cecilia Zilio

Nuestras preguntas iniciales


En la actualidad, la sociedad mundial
en su conjunto, admira los adelantos cientficos y tecnolgicos que se han producido
en los ltimos cincuenta aos y que han
transformado todos los aspectos de la vida.
El conocimiento, la informacin y su vinculacin con la ciencia y la tecnologa se han
convertido en los recursos ms importantes que puede generar la humanidad. Pero
los cambios en las comunicaciones, en los
transportes, el comercio, la informtica y
la tecnologa aplicada son fcilmente reconocidos si se compara la actualidad con
un lustro atrs. Sin embargo, estos cambios
tan bruscos no son observados en las aulas.
La escuela pareciera ser una institucin quedada en el tiempo, alejada de la realidad, en
una sociedad moderna que cambia constantemente. Los docentes siguen utilizando
el pizarrn, la tiza, los mapas, y los estudiantes copian en carpetas, usan lapiceras, memorizan y atienden las explicaciones de los
profesores y verbalizan el conocimiento, de
igual modo que se hacia un lustro atrs
An cuando desde el ao 2010, se crea el
Programa Conectar Igualdad, por el cual se
le otorga una computadora a cada alumno
y a cada docente de la Educacin Secundaria, y contempla la capacitacin de los mismos para poder incorporar la tecnologa en
los procesos de enseanza, no es frecuente
encontrar propuestas educativas que las incorporen regularmente. Consideramos que
esta realidad, al menos en escuelas pblicas
de la provincia de Buenos Aires, es necesario

que se revierta si consideramos que la escuela es la institucin creada para garantizar


aprendizajes socialmente relevantes. Hoy
en da, incorporar las nuevas tecnologas en
los procesos de enseanza es imprescindible
para formar a los jvenes en el mundo en
que tendrn que formar parte. Uno de los
desafos actuales es pensar los contextos interpretativos que den sentido y significado a
la incorporacin de las nuevas tecnologas
en las prcticas de enseanza. Esto trae aparejado posicionamientos sobre cuestiones
tales como: qu recorte disciplinar hacer,
cmo incorporar la tecnologa en ese recorte, cules son las expectativas, las ventajas,
los obstculos, entre otras cuestiones. Lo
que no se puede dejar de mencionar es que
esto implica un posicionamiento que entiende a la enseanza y las tecnologas como
procesos y producciones eminentemente
sociales, polticos, culturales, histricos y
prcticos[1] y no por el contrario, considerar
que es necesario introducirlas por imperativos socioculturales.
Al analizar la poltica educativa nacional
y provincial, se puede observar que existen
lineamientos explcitos que tienden a incorporar las TICs explicitado en leyes, lneas
de accin por parte del Estado, en los contenidos, etc- , sin embargo consideramos
que stos no se manifiestan en las prcticas
educativas cotidianas en la enseanza de la
Geografa, siendo una disciplina propicia
para su incorporacin, donde la utilizacin
[1] Lin, C. (1999). Imaginar con tecnologa. Buenos Aires: Editorial
La Ciruja.

579

Mara Cecilia Zappettini, Vivian Mariel Sfich, Mara Soledad Tarquini y Cecilia Zilio

de imgenes y cartografa digital facilitaran el aprendizaje del espacio social. Ante


esto nos interrogamos sobre cuestiones tales como: Los profesores de Geografa incorporan la tecnologa en sus prcticas de enseanza?
De acuerdo a las respuestas podemos encontrarnos con dos escenarios:
~a. Que no las utilicen, entonces nos
preguntamos. cules son las causas por las cuales no incorporan la tecnologa? es por cuestiones
materiales, de infraestructura digital? consideran
que no estn capacitados? qu obstculos encuentran? cmo creen poder salvar sus dificultades?
~b. Que utilicen la tecnologa en sus prcticas de enseanza, entonces los interrogantes son: de qu manera incorporan la tecnologa
en sus clases? utilizan tecnologa como forma de
comunicacin (correos electrnicos, facebook) o
programas relacionados con el aprendizaje del espacio geogrfico? qu programas son los ms utilizados? cmo se capacitaron?qu beneficios y qu
obstculos han encontrado en su incorporacin?
Estos interrogantes estructuran nuestra
investigacin.

Acerca de los marcos tericos


Para poder comprender el encuadre de
este proyecto, es imprescindible analizar
los distintos lineamientos que lo entrecruzan: a) el desarrollo y avance sistemtico
de la tecnologa y sus implicancias en la
sociedad actual; b) la importancia de la
incorporacin de la tecnologa al mundo
de la educacin y las polticas pblicas de
educacin materializada a travs de leyes y
de programas especficos; y c) los aportes
de la Geografa como disciplina y su enseanza incorporando las tecnologas.
a) Desarrollo y avance sistemtico de la
tecnologa y sus implicancias en la sociedad actual

Desde fines del siglo pasado, la sociedad en su conjunto se ve afectada por dos
grandes procesos como son la revolucin
cientfica-tecnolgica y la globalizacin. Es
580

claro que ambas son procesos dinmicos


y que afectan y modifican continuamente
todos los espacios de la actividad humana.
Estamos en presencia de un nuevo modo
de desarrollo que en trminos de Castells
(1995; 1998) se lo conoce como modo informacional[2] cuyas caractersticas comunes son: adquiere una estructura en redes;
se basa en la generacin y la convergencia
de las nuevas tecnologas de informacin
y comunicacin; est dando lugar a economas que usan intensamente el conocimiento; para funcionar con eficacia social
deber adoptar la forma de una sociedad
de aprendizaje, ir acompaada con innovaciones organizativas, comerciales, sociales y jurdicas; existir una mayor demanda
de flexibilidad en todos los planos, incluso
las oportunidades de formacin, los mercados laborales y las relaciones sociales[3].
Muchos son los pensadores actuales: Giddens (2000), Ianni (1999), Bauman (1999),
Harvey (1989), Beck (2000) que han descripto y explicado los cambios que se han
ido desarrollando en la sociedad actual y
las implicancias que revisten en todos los
aspectos de la vida y cmo cada uno de
esos aspectos incide en otro en forma interrelacionada. El mundo actual se caracteriza por una generalizacin de la velocidad
generada por la misma tecnologa y una
parte importante de la dinmica circulatoria se da en la fluidez de la informacin, en
los intercambios culturales y en el conocimiento mutuo entre los habitantes del planeta (Lvy, 2006).
Una nueva economa emerge, basada en
el conocimiento y la informacin. La disputa
entre los poseedores del capital y los de trabajo de la era industrial del modelo fordista,
ha caducado. Hoy el principal capital del tra[2] Castells, M. (1995). La ciudad informacional. Madrid: Alianza
Editorial.
[3] Castells, M. (1998) Hacia un estado en red? Globalizacin
econmica e instituciones polticas en la era de la informacin.
Ponencia presentada en San Pablo.

Ensear Geografa con imgenes y cartografa digital. Un anlisis desde las polticas pblicas...

bajador no est en la fuerza fsica sino en sus


conocimientos. Esta nueva economa propone un contrato social diferente. Tal como
lo expresaran Benavides y Pedr (2007)
en una economa globalizada, con desarrollos tecnolgicos dinmicos y un alto grado
de competencia entre pases, el xito de una
nacin depende, hasta cierto punto, del nivel
de formacin de su fuerza laboral, incluyendo sus cualificaciones tecnolgicas. Por esto
resulta vital para la futura creacin de lugares de trabajo y para la mejora del bienestar
social que los ciudadanos estn altamente
cualificados en el uso de las TIC[4]
b) La importancia de la incorporacin de la
tecnologa al mundo de la educacin y las
polticas pblicas de educacin materializada a
travs de leyes y de programas especficos

Las tecnologas tienen cada vez ms relevancia en la sociedad, quedar distanciado de ellas implica, adems, excluirse social, econmica, laboral o culturalmente.
En este sentido y tal como lo expresa Coll
(2009) en el nuevo escenario social, econmico, poltico y cultural, el conocimiento
se ha convertido en la mercanca ms valiosa
de todas, y la educacin y la formacin en
las vas para producirla y adquirirla[5].
En estos tiempos la educacin cobra un
valor central, como expresara Brunner, con
la aparicin de las nuevas tecnologas de
informacin y comunicacin se inicia una
nueva revolucin educacional, cuyos alcances apenas logramos vislumbrar[6]. En este
contexto, la educacin ha sufrido diversas
transformaciones: cambios en las formas de
circulacin y apropiacin del conocimiento, cambios en los modos de intervencin
[4] Benavides, F. y Pedr, F. (2007). Polticas educativas sobre
nuevas tecnologas en los pases iberoamericanos. Revista Iberoamericana. OEI, (45) (septiembre-diciembre)
[5] COLL, C. (2009). Aprender y ensear con las TIC: expectativas, realidad y potencialidades. En R. Carneiro, J. C. Toscano
y T. Daz (Coords.). Los desafos de las TIC para el cambio educativo.
Madrid: OEI.
[6] Brunner, J. (2003). Las nuevas tecnologas y el futuro de la educacin. Buenos Aires: Septiembre Grupo Editor.

docente y desarrollos de nuevos espacios


didcticos. Este desafo est en sus inicios.
En diciembre de 2006, luego de debates y mltiples consultas, se sancion la Ley
de Educacin Nacional o Ley 26.206 en la
cual se fortalece la necesidad de incorporar
las NTIC no slo en la enseanza sino en
todo el mbito educativo. Desde los lineamientos de la poltica educativa nacional
existe una intencionalidad concreta en incorporar la tecnologa en la educacin; en
el ao 2010, por el Decreto N 459/2010
que crea el Programa Conectar Igualdad.
gob.ar, que se financia a travs de la reasignacin de partidas presupuestarias del
Presupuesto Nacional (art. 9). El objetivo
de Programa es proporcionar una computadora a todos los alumnos y docentes de
escuelas pblicas secundarias, de educacin especial, e institutos de formacin docente de todo el pas. Se propone, adems,
capacitar a los docentes en el uso de esa
herramienta, y elaborar propuestas educativas para favorecer su incorporacin en los
procesos de enseanza y aprendizaje.
A nivel provincial, en junio de 2007, se
sanciona la Ley de Educacin Provincial
13.688-, donde se contina con los marcos establecidos a nivel nacional. Asimismo, en el Plan Educativo Provincial 2013
se explicitan los lineamientos y las acciones
de la poltica pblica provincial planificados hasta el 2016; en el captulo V Campos
problemticos, objetivos y lneas de accin
del Plan Educativo Jurisdiccional, explicita
que una de las lneas de accin prioritarias
es el desarrollo e implementacin del Programa de Alfabetizacin Digital Provincial.
Podramos de este modo afirmar que los
lineamientos de la poltica educativa tanto
a nivel nacional como provincial promueven
e incentivan la incorporacin de la tecnologa su enseanza. Sin embargo, mientras
que en algunas instituciones es recibida con
expectativa y entusiasmo, en otras es recibida con dudas, recelo o temor, aun cuando,
581

Mara Cecilia Zappettini, Vivian Mariel Sfich, Mara Soledad Tarquini y Cecilia Zilio

exista consenso acerca de la importancia


de su incorporacin. En la enseanza, a
nuestro entender, sera necesario incorporarlas desde dos puntos de vista: como herramientas para acceder a la informacin y
como generadora de conocimiento. Por tal
motivo, se hace indispensable promover y
garantizar la igualdad de oportunidades al
acceso y dominio al manejo de las tecnologas explicitando que es la escuela, la institucin, que puede y debe brindarlo[7].
Por ltimo, cabe resaltar que, al analizar
la poltica educativa nacional y provincial,
existen lineamientos explcitos que tienden
a incorporar las TIC explicitado en leyes, en
lneas de accin por parte del Estado, en
los contenidos y en programas de capacitacin, entre otras.
c) Los aportes de la Geografa como disciplina y
su enseanza incorporando las tecnologas

La enseanza de la Geografa desde un


posicionamiento crtico, al cual adherimos,
no pretende la incorporacin de las nuevas
tecnologas como un recurso ms. Creemos
que es necesario crear estrategias metodolgicas y didcticas que busquen potenciar
el aprendizaje de los alumnos a partir de
concepciones constructivistas, innovando
en mejorar las capacidades de pensamiento lgico e intentando desarrollar actitudes
de aprendizaje autnomo, creativo y participativo. El desafo es convertir esas tecnologas en un recurso necesario para potenciar e incentivar el proceso de enseanza.
Para ello es necesario que el docente est
capacitado en qu recursos tecnolgicos
utilizar, cundo y cmo, en funcin de una
propuesta educativa determinada.
La incorporacin de las nuevas tecnologas en la enseanza del espacio geogrfico,
nos permite una mirada diferente de ese
[7] Zappettini, M. C; Lrtora, L. J.; Car, N. M. (2007). Educacin, nuevas tecnologas y geografa: un anlisis desde los lineamientos de la poltica educativa. IX Jornadas de Investigacin en
Geografa. Universidad Nacional de La Plata. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educacin.

582

objeto de estudio, promoviendo en los


adolescentes un doble aprendizaje; por un
lado el manejo del recurso tecnolgico y
por otro y al mismo tiempo, familiarizarse
con otra nocin de espacio geogrfico
que rompa con la idea del espacio esttico
y unidireccional. Internet es una gran fuente de informacin cartogrfica y satelital
y en ellas el espacio puede ser apreciado
en tres dimensiones. En este sentido, ensear la nocin de espacio geogrfico, a
travs de imgenes y cartografa digital es
todo un desafo para el docente, ya que
nuestra disciplina, es propicia para la incorporacin de imgenes satelitales, que
se encuentran fcilmente en Internet, en el
Programa 2MP de la CONAE, los Sistemas
de Informacin Geogrfica (SIG), Google
Earth, o Google Maps.
Con respecto a la incorporacin de las
TIC, en las ltimas dcadas, en la Geografa como ciencia y en especial en la enseanza, es pertinente mencionar a Durn
(1997; 2004) y Buzai (1997; 1999; 2000),
quienes a travs de una amplia bibliografa
analizan los cambios producidos en la cartografa y en la metodologa de la Geografa a partir de las fotografas areas, imgenes satelitales y en especial los Sistemas de
Informacin Geogrfica SIG-.
De acuerdo con Ins Dussel (2006) la
imagen es hoy uno de los modos de representacin ms extendidos, no slo los
medios de comunicacin y el mundo virtual estn saturados de imgenes, tambin
nuestra sociedad territorializa a travs de
imgenes la ciudad (seales, pinturas, smbolos, publicidades) y muchos jvenes territorializan sus espacios con imgenes (gaffittis, macas, sellos, fotos). Ms all de ello,
este contexto de saturacin no implica que
se haya aprendido a leer imgenes desde
el lenguaje disciplinar ya que en contextos
cotidianos cobran otros sentidos, aunque
estos se constituyen en los marcos de referencia para apropiarse de nuevos saberes.

Ensear Geografa con imgenes y cartografa digital. Un anlisis desde las polticas pblicas...

En varias disciplinas como Geografa,


segn lo expuesto por Vernica Hollman y
Carla Lois (2013), este inters por las imgenes se ha constituido en el centro de las
miradas. Estas autoras alegan que la Geografa posee una tradicin visual y revitalizan discusiones de otros autores en torno
a ello (Gillian Rose, Cosgrove, entre otros)
reconociendo la importancia de las imgenes en la construccin de discursos en la
disciplina y dando cuenta de que en esta
disciplina siempre la imagen fue dominante en la enseanza.
Desde la cartografa digital, uno de los
recursos ms potentes desde la poltica
pblica- es el creado en el marco del Plan Espacial Nacional 2004-2015: el Programa de
Entrenamiento Satelital para nios y jvenes 2Mp
con el objetivo de acercar la tecnologa satelital a 2 Millones de pibes, de la CONAE. A
travs de este programa se promueve que
las escuelas de todo el pas tengan acceso y
utilicen informacin satelital ya que
constituyen una herramienta potente para
ampliar el alcance de los conocimientos
acerca de infinidad de temas. De esta forma se considera imprescindible que los/
las alumnos/as que se estn formando actualmente utilicen y conozcan estas herramientas a travs de la escuela para luego
trasladarlo a otros mbitos de su vida o a su
campo profesional[8]

Otro de los programas que resultan de


inters para trabajar las nociones de espacio son Google Earth y Google Maps. Su
incorporacin permitira trabajar con distintas escalas de anlisis espacial y con una
amplia gama de informacin. Son recursos
didcticos altamente motivadores, y su incorporacin en las prcticas cambia los lmites del aula tradicional...[9] y contribuyen
a la construccin de un conocimiento don[8] Ver pagina oficial del Programa 2MP. Disponible en: https://2mp.conae.gov.ar/index.php/home/programa-2mp
[9] Ver: Zappettini, M. C. (2008). Enseanza de la Geografa e
informtica: El uso del SIG en una experiencia pedaggica innovadora. Revista Geograficando. Fahce, UNLP.

de las destrezas no slo son cognitivas, la


incorporacin de estos programas amplia
los conocimientos instrumentales y el pensamiento espacial de las personas a travs
de: la visualizacin espacial, la orientacin
espacial y las relaciones espaciales.
En cuanto al para qu ensear Geografa con la utilizacin de nuevas tecnologas,
consideramos bsicamente, que contribuye a la construccin de un conocimiento
donde las destrezas no slo son cognitivas,
la incorporacin de nuevas tecnologas
amplia los conocimientos instrumentales,
los diversos lenguajes comunicacionales y
sobre todo adquieren para los adolescentes mayor significatividad. Constituyen un
valioso recurso pedaggico, dado que se
pueden realizar lecturas intencionadas, integradas y significativas de la realidad en
distintas escalas de anlisis.
El mundo globalizado exige y demanda
que la sociedad aprenda a manejar informacin geogrfica cada vez ms compleja.
Es necesario saber leer, interpretar, utilizar
y construir mapas dinmicos, que permitan
conocer diferentes territorios a diferentes
escalas de anlisis y con la mayor cantidad
de informacin posible. Tal como expresa
Burbules (2009)
se produce conocimiento en todas partes, y
esta produccin de conocimiento tiene lugar
todo el tiempo. Las cosas de la escuela son
importantes, pero tambin es importante relacionarlas con ese aprendizaje en internet,
en la cultura popular, en los medios y la televisin porque esta es una generacin que
est aprendiendo en muchsimos lugares y en
un montn de maneras distintas[10]

Cada recurso tecnolgico de los mencionados posee atributos especficos que


pueden tener efectos sobre los procesos de
aprendizaje. Sin embargo, estos efectos no
se presentan por s mismos sino por el tipo
[10] Burbules, N. (2009). El aprendizaje y el entretenimiento ya
no son actividades separadas. Entrevista de Bosoer, Clarn, 24
de mayo. Disponible en: http://edant.clarin.com/suplementos/
zona/2009/05/24/z-01925084.htm

583

Mara Cecilia Zappettini, Vivian Mariel Sfich, Mara Soledad Tarquini y Cecilia Zilio

de actividad que se haga con la tecnologa. En


la actualidad, algunos autores como Daz
Barriga y Hernndez Rojas (1998), Pozo
(1990) y Feldman (2010), entre otros, han
incursionado en investigar si se manifiestan
cambios en las estrategias de enseanza y
de aprendizaje cuando se incorporan las
TIC; en tal sentido los principales aportes
son los de Mishra y Koehler (2006) que
proponen un modelo al que denominaron
TPACK (por sus siglas en ingls, Technological Pedagogical Content Knowledge) en el cual
enfatizan en una nueva forma de conocimiento: tecnolgico-pedaggico-disciplinar. Entonces, cuando decimos integrar
las TIC entendemos que el aporte cualitativo no estar en las tecnologas en s, sino
en el uso que haremos de ellas en un contexto educativo especfico. Por ltimo, cabe
destacar que el acceso a las nuevas tecnologas no implica que la educacin cambie,
que sea innovadora o que produzca automticamente un aprendizaje. Para ello es
necesario crear cambios en los procesos de
enseanza, propiciando nuevas e innovadoras metodologas didcticas y para ello es
imprescindible una actualizacin o capacitacin de los docentes en tal sentido.

Cul es el camino que seguimos?


El enfoque cualitativo es el eje estructurador de la metodologa de investigacin.
Las lneas de accin son: la primera, describir a partir del anlisis de los datos cuantitativos el estado de situacin del equipamiento tecnolgico de las instituciones
escolares y de los recursos humanos capacitados para realizar experiencias innovadoras con el uso de nuevas tecnologas. Por
otro lado, una segunda lnea, cuyo objetivo
es explicar, cmo y con qu sustentos tericos y metodolgicos, los docentes realizan
las propuestas didcticas y si estn en concordancia con los lineamientos tericos y
las polticas pblicas de educacin; y una
tercera lnea donde se desarrollan propuestas
584

con el fin de generar un nuevo conocimiento producto de los avances cientficos-acadmicos de la teora de la enseanza de la
Geografa y las prcticas de los docentes.
En cuanto a los instrumentos de recopilacin de informacin, podemos mencionar cuatro que actuarn como fuentes de informacin primarias: encuestas,
entrevistas, las propuestas pedaggicas,
programas, proyectos de los docentes y la
bibliografa, investigaciones, documentos.
En este sentido se visualizan tres lneas de
accin metodolgicas:
~a. Un anlisis cuantitativo de la informacin relevando:
Informacin institucional relacionada con el equipamiento: conformacin de gabinetes de informtica,
Programa Conectar Igualdad, parque
instalado de hardware, acceso a internet, tipo de conectividad.
Informacin institucional relacionada con los recursos humanos de la
institucin: profesores y/o licenciados en informtica, equipos tcnicos,
profesores en geografa con capacitacin en computacin, etc.
~b. Un anlisis cualitativo de la informacin, relevando:
Las polticas pblicas educativas a
nivel nacional y provincial- sobre nuevas tecnologas y su implementacin
en la enseanza.
Los contenidos propuestos en los
Ncleos de Aprendizaje Prioritarios
(NAP), los Diseos Curriculares de la
Direccin General de Cultura y Educacin de la Provincia de Buenos Aires para de Educacin Secundaria y
los programas de los establecimientos educativos, objetos de estudio.
Los nuevos avances cientficos en la
incorporacin de nuevas tecnologas, para la enseanza en el nivel en
cuestin.

Ensear Geografa con imgenes y cartografa digital. Un anlisis desde las polticas pblicas...

Las experiencias didcticas con la utilizacin de programas tecnolgicos


desarrolladas en las instituciones escolares objeto de estudio.
~c. Un desarrollo de propuestas:
Elaboracin de propuestas metodolgicas-didcticas para la enseanza
de la Geografa incorporando imgenes y cartografa digital.
Diseo y planificacin de experiencias.
Implementacin de la propuesta en
algunas de las instituciones escolares, objeto de estudio.
Evaluacin de las experiencias: Identi-

ficacin de obstculos y ventajas.


Elaboracin de conclusiones y recomendaciones.
Transferencia a docentes en ejercicio.
Para desarrollar las propuestas sern insumo bsico las conclusiones del anlisis
cuantitativo y cualitativo. En el primer caso
para planificar las propuestas de acuerdo
a la realidad socio-educativa, la capacidad
del equipamiento tcnico y a los recursos
humanos con que cuentan las instituciones; y en el segundo caso para poder construir una metodologa de enseanza de la
Geografa con la incorporacin de imgenes y cartografa digital.

Bibliografa
Bauman, Z. (1998). La globalizacin. Consecuencias humanas. Buenos Aires: Fondo
de Cultura Econmica.
Brunner, J. J. y Tedesco, J. (2003). Las nuevas
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Zappettini, M. C. (2008). Enseanza de la
Geografa e informtica: El uso del SIG
en una experiencia pedaggica innovadora. Revista Geograficando. Fache, UNLP.

585

Parte 10
Experiencias y prcticas ulicas

La salida de campo como experiencia de construccin


de conocimiento geogrfico: un recorrido por
la ciudad de Tandil
Luciana Bidauri y Anabela Leguizamn

Introduccin
El objetivo del presente artculo es resaltar la importancia que la salida de campo
tiene como estrategia didctica dentro de
la enseanza de la Geografa, ya que al proyectar los aprendizajes desde el aula al campo, stos se tornan significativos y permiten
que el proceso de construccin de conocimiento geogrfico sea problematizado
buscando el desarrollo de actitudes crticas
y reflexivas por parte de los alumnos; para
lo cual se tiene en cuenta una experiencia
llevada a cabo en el ao 2014 con alumnos de cuarto ao de la Escuela Nacional
Ernesto Sbato de la ciudad de Tandil y la
Escuela Nacional Adolfo Prez Esquivel de
la ciudad de Olavarra, ambas instituciones
dependientes de la Universidad Nacional
del Centro de la Provincia de Buenos Aires.
Las propuestas pedaggicas de ambas
instituciones contemplan el desarrollo y
puesta en prctica de estrategias didcticas que permitan la explicacin y reflexin
respecto del mundo social, y del espacio
en particular, de su complejidad y su diversidad, basadas en la identificacin y anlisis de problemas que se dan a escala local,
no entendiendo a stos como algo aislado,
sino como resultado del actual proceso de
globalizacin.
El artculo se organiza en apartados, en
el primero de ellos se desarrollar la concepcin de espacio desde la cual se parte y
los procesos que intervienen en la configuracin de los mismos, haciendo hincapi en
las actuales transformaciones derivadas de
la Globalizacin Neoliberal; en el segundo

se aborda la importancia y las principales


caractersticas del trabajo de campo como
estrategia didctica dentro la enseanza de
la Geografa; en el tercero se recupera la experiencia de la salida urbana realizada con
los alumnos de cuarto ao de la Escuela
Nacional Prez Esquivel y la Escuela Nacional Ernesto Sbato; y por ltimo, se realiza una breve reflexin de la salida urbana
como experiencia de trabajo enriquecedora
dentro de la enseanza de la Geografa.

Globalizacin y Espacio Geogrfico: La


configuracin territorial de la ciudad
de Tandil

Las ltimas dcadas han sido testigo de


cambios estructurales y coyunturales en las
sociedades del mundo. El avance del discurso neoliberal en los diversos territorios
ha transformado y continuar provocando
transformaciones en la esfera econmica,
social y poltica. Los territorios se globalizan
bajo el fundamento de una homogeneidad
que garantiza el aumento ininterrumpido
de circulacin de capital, generando la disipacin de cualquier obstculo territorial
que lo impida, y generando paralelamente
la respuesta frente al mismo; se producen
de esta manera dos procesos ligados: la
fragmentacin territorial y la reterritorializacin que se materializan como resultados
de la actual dinmica global; ambos son
necesarios a la hora de explicar las caractersticas propias del espacio, entendiendo
a ste como resultado de Verticalidades y
Horizontalidades que constituyen la dialctica entre un orden global y un orden local.
589

Luciana Bidauri y Anabela Leguizamn

En palabas de Milton Santos las ciudades son el punto de interseccin entre


verticalidades y horizontalidades (Santos,
2000, p. 241) que tiene como resultado
una determinada reorganizacin espacial.
Las horizontalidades son tanto el lugar de
la finalidad impuestas desde afuera desde
lejos y desde arriba, como en la contra finalidad, localmente generada. Son el escenario de un orden cotidiano conforme, pero
no necesariamente conformista y, simultneamente el lugar de la ceguera y el descubrimiento, de la complacencia y del conflicto () la verticalidad crea interdependencia
que tienden a ser jerrquicas y su papel de
ordenamiento conlleva un control. La jerarqua se realiza por medio de ordenes tcnicas, financieras, polticas que constituyen la
condicin de funcionamiento del sistema
el creciente proceso de homogenizacin se
realiza a travs de una progresiva jerarquizacin (Santos, 2000, p. 240).

La configuracin territorial de la ciudad


de Tandil debe entenderse como resultado
de la yuxtaposicin de los modos de produccin capitalista; es as que hoy encontramos formas-contenido de diferentes periodos histricos que coexisten, influyendo
en la organizacin social y econmica de la
ciudad. Reconocer estas formas permitir
un anlisis integral de los contenidos planteados para la asignatura, posibilitando la
comprensin y la posterior explicacin de
los mismos, estableciendo la relacin entre
la teora y la praxis.
La categora formas-contenidos expresan
la necesidad de comprender que el espacio geogrfico no solo est constituido por
la materialidad sino tambin por los significados y las funciones que le otorgan las
acciones llevadas a cabo por la sociedad.
Esto significa que un objeto que fue creado
para cumplir una funcin en un momento
particular, luego puede adquirir otro contenido en un nuevo contexto de produccin,
al mismo tiempo que su significado tambin
cambia porque el sistema de objeto se reorganiza de manera constante (Lan y Migueltorena, 2014, p. 272).

Como Santos menciona en su obra, las


590

formas-contenido que se materializan en el


espacio son la clara respuesta a un proceso
dinmico de construccin del espacio.
La idea de forma-contenido une el proceso y
el resultado, la funcin y la forma, el pasado
y el futuro, el objeto y el sujeto, lo natural y
lo social. Esa idea tambin supone el tratamiento analtico del espacio como un conjunto inseparable de sistemas de objetos y
sistemas de acciones (Santos, 1996, p. 86).

La presente propuesta de salida de


campo tiene como objetivo construir
conocimiento y fortalecer aquellos
aprendidos durante las clases de Geografa,
bajar un proceso global al anlisis de una
problemtica local, ver materializada la
relacin entre lo local y lo global, acercar
a los alumnos de 4 ao de la Escuela
Nacional Prez Esquivel y Ernesto Sbato
al objeto de estudio que durante las clases
se abordaron, principalmente aquellos
relacionados con las transformaciones
territoriales derivadas de los modos de
produccin fordista y postfordista.

Salida

de campo como experiencia de


trabajo en las clases de geografa

Se concibe al Espacio Geogrfico como


objeto de estudio de la Geografa, entendiendo a ste como un conjunto indisoluble, solidario y contradictorio de sistemas
de objetos y sistemas de acciones no considerados aisladamente, sino como el contexto nico en el que se realiza la historia
(Santos, 2002, p. 54).
Esta concepcin de espacio geogrfico
nos enfrenta al desafo de adoptar y poner en prctica herramientas didcticas
que permitan la apropiacin crtica, activa
y reflexiva de contenidos por parte de los
alumnos, as el trabajo de campo es una
de las estrategias que posibilita y fortalece
la aprehensin de aquellos contenidos que
son relevantes para abordar las transformaciones territoriales actuales derivadas
del proceso de globalizacin.

La salida de campo como experiencia de construccin de conocimiento geogrfico...

El objetivo es resaltar la importancia


del trabajo de campo, y en particular de
la salida urbana, como estrategia didctica dentro de la enseanza de la Geografa,
considerando que la misma: proyecta los
aprendizajes desde el aula al campo logrando que se tornen significativos; permite que elproceso de construccin de conocimiento geogrfico sea problematizado,
logrando el desarrollo y puesta en prctica
de habilidades por parte de los alumnos;
posibilita construir conocimientos nuevos
y contrastar con aquellos trabajados en el
aula; implica un contacto directo con la
realidad, reforzando el proceso de comprensin de la misma; en sntesis la salida
urbana se constituye en una herramienta
indispensable para la enseanza de la Geografa, ya que permite obtener experiencias
ricas y significativas para comprender procesos socioterritoriales.
Con el objetivo de fortalecer los contenidos trabajados en el aula, dicha estrategia
didctica debe considerar la realidad cotidiana de los alumnos, no como algo aislado, sino como parte de un todo que se
materializa en el mbito local, es decir es
fundamental partir de la experiencia del estudiante y promover el estudio y anlisis de
su espacio cotidiano desde otra perspectiva, que le posibilite asumir un rol activo en
la conformacin del mismo.
La importancia y el significado del trabajo de campo ha evolucionado en base a
las transformaciones epistemolgicas de
la Geografa como ciencia. Es as que la
construccin de conocimiento por medio
de dicha metodologa ha estado condicionada por las corrientes de pensamiento imperante en cada poca. Siguiendo a Perla
Zusman, las particularidades del trabajo
de campo en cada poca
tuvieron que ver con cambios en los criterios
de validacin del conocimiento, en la forma
de concebir la relacin entre el investigador y
las sociedades y espacios que son objeto de

su inters, y en la lectura sobre las connotaciones polticas implicadas en esta relacin


(Zusman, 2011, p. 26).

Como consecuencia el trabajo de campo es un camino abierto, en constante


construccin, que seguir siendo enriquecido con las experiencias y los desafos que
nos planteen las realidades sociales y espaciales en continua transformacin (Zusman, 2011, p. 27).

Salida urbana en la ciudad de Tandil


En el marco de la asignatura Geografa
de 4 ao de Secundaria, se realiz una
salida urbana con la finalidad de complementar el trabajo en el aula y poder establecer una relacin entre la teora y la praxis. La misma tuvo como objeto de estudio
las transformaciones territoriales de la ciudad de Tandil, derivadas de los modos de
produccin fordista y postfordista
Para ello la propuesta de trabajo se centr en temticas que permiten comprender
en profundidad las formas-contenido resultado de dichos modos de produccin.
La salida de campo recuper los contenidos mnimos propuestos por el Proyecto
Institucional de ambas escuelas y trabajados en clase:
Territorio, Territorializacin, Desterritorializacion,
Sistema Capitalista,
Modo de Produccin Fordista y Postfordista,
Globalizacin Neoliberal,
Deslocalizacin Industrial,
Fbricas Recuperadas
Divisin territorial del trabajo,
Fragmentacin y segregacin territorial,
Nuevas territoriales y nuevos actores
sociales,
Rol del Estado en el ordenamiento y
planificacin urbana,
Movimientos Sociales Locales, el Derecho a la Ciudad
591

Luciana Bidauri y Anabela Leguizamn

Para el abordaje de los mismos se seleccionaron dos lugares concretos de estudio: el Parque Independencia y la fbrica
recuperada Impopar. En el primer caso
se abord la configuracin territorial de la
ciudad y el crecimiento de la misma hacia
el sur, lo que ha desatado debates en los
ltimos aos en torno a la planificacin urbana y el rol que asume cada uno de los
actores sociales implicados (inmobiliarias,
Municipio, asamblea y la sociedad civil).
Para el segundo caso se consider al movimiento de las empresas recuperadas como
repuesta a la crisis del sistema capitalista
y la impronta de las polticas neoliberales.
El abordaje de estos contenidos requiri
que los alumnos, mediante la salida urbana,
pudieran desarrollar los siguientes objetivos:
utilicen y apliquen conceptos y temticas abordadas durante todo el proceso de enseanza aprendizaje,
recopilen, analicen y sistematicen informacin pertinente a los contenidos,
reconozcan los actores sociales e intereses implicados en los diferentes espacios,
identifiquen la importancia de los movimientos sociales como organizacin
de base,
desarrollen una mirada crtica y reflexiva en cuanto a las problemticas territoriales abordadas,
se asuman como sujetos activos frente
a las problemticas presentes en la comunidad,
participen solidaria y responsablemente en las tareas en equipo,
Para concretar la salida Urbana se disearon las actividades que incluye todo trabajo de campo:
~~Antes de la salida de campo:
Retomar y profundizar en aquellos
contenidos trabajados en el aula y
que son necesarios para el desarrollo
de las observaciones a realizar duran592

te la salida,
Buscar informacin pertinente a los
recortes espaciales a observar,
Emplear mapas, cartas e imgenes satelitales convenientes,
Recuperacin y aplicacin de conocimientos de otros espacios curriculares
o contenidos trabajados en aos anteriores.
~~Durante la salida de campo los alumnos debern:
Observar y tomar nota sobre los procesos territoriales observados. La observacin puede ser acompaada de
la toma de fotografas,
Registrar mediante toma de notas
y audio las explicaciones aportadas
por los actores sociales que realizan el
acompaamiento durante la salida de
campo.
~~Luego de la salida de campo, los alumnos tendrn que:
Analizar y sistematizar la informacin
recopilada;
Realizar un informe final que ser
considerado como evaluacin cuatrimestral junto a su defensa oral;
Exponer y compartir conclusiones

Evaluacin
Histricamente, la accin de evaluar los
aprendizajes de los alumnos estaba orientada a comprobar en qu medida, stos
saban acerca de un tema o una disciplina para su promocin. Como consecuencia de cambios producidos en torno a las
concepciones del aprendizaje, la resignificacion de contenidos y el reconocimiento
de la necesidad de la autoevaluacin, se
produce un cambio en la concepcin sobre
la Evaluacin. Hoy se concibe a la misma
como parte integrante del proceso de Enseanza-Aprendizaje. Es as que la evaluacin de los contenidos de la salida urba-

La salida de campo como experiencia de construccin de conocimiento geogrfico...

na, tendr en cuenta las acciones que los


alumnos desarrollen antes, durante y despus de la misma, y como cierre y producto
final la elaboracin, presentacin y defensa
de un informe final y artculos periodsticos
segn los grupos conformados de trabajo.
El recorrido se dise en base a los contenidos trabajados y las propuestas e intereses de los alumnos y tuvo como objetivo el
abordaje de las principales transformaciones socioterritoriales de la ciudad de Tandil.

Recorrido
Salida desde E.N.E.S
Parque Independencia (Formacin

Historia; Observacin del crecimiento urbano de Tandil; identificacin de


Barrios)
PRO.CRE.AR (Poltica de Estado Habitacional)
Barrio Movediza (Turismo y Barrio Perifrico)
Parque Industrial (IMPOPAR)
Ruta 226 (Actividades Comerciales
relacionadas con el agro; fragmentacin territorial)
Country (Crecimiento urbano sobre
las sierras y Fragmentacin Territorial)
Universidad (Biblioteca UNICEN)
Regreso a E.N.E.S

Imagen 1. Recorrido

Fuente: elaboracin personal

Consideraciones Finales
La finalidad de realizar una salida de
campo con alumnos de 4 ao de ambas
instituciones educativas se enmarca dentro
del proyecto institucional de ambas escuelas, que fomenta la necesidad de llevar adelante prcticas pedaggicas que consideren
un papel activo por parte de los alumnos y
que posibiliten el desarrollo de competencias orientadas a prcticas sociales activas.

La salida urbana constituye una de las


estrategias pedaggicas ms enriquecedoras en la construccin de conocimiento
geogrfico. Permite hacer comprensible,
accesible y explicable al espacio geogrfico,
frente a la realidad de lo prximo y lo lejano, logrando actitudes comprometidas por
parte de los alumnos.
En otras palabras, los estudiantes comprenden la organizacin social del espacio
geogrfico mediante un enfoque sistmico,
593

Luciana Bidauri y Anabela Leguizamn

tendiente a lograr un cambio de visin de la


realidad, la cual es interdependiente, dinmica y multi causal (Prez de Snchez et al.,
2006, p. 6).
El proceso de globalizacin reconfigura
el territorio posibilitando diversas lecturas
y anlisis del mismo, por eso es importante
adoptar estrategias didcticas que posibiliten el anlisis y comprensin de ste, as la
salida urbana cobra relevancia.
Mediante esta estrategia se intentaron
abordar las recientes transformaciones de
la ciudad de Tandil considerando que la
misma es producto de un proceso histrico que se materializa en el espacio como
formas-contenido resultado de la yuxtaposicin de los modos de produccin y que
ha generado debates en los ltimos aos.
Se abord el proceso de fragmentacin
socio-territorial como consecuencia de un

crecimiento de la ciudad con un marcado


proceso de diferenciacin espacial en la que
participan diferentes actores sociales (Parque Independencia, Barrio PROCREAR,
Barrio Movediza, Tunitas, Country, sector
agro negocios ruta 226, barrio Palermo,
Villa Aguirre); por otro lado se recorri la
fbrica recuperada por los trabajadores
(IMPOPAR) como emblema del movimiento de resistencia a la crisis generada por el
modelo neoliberal en Argentina. Desde la
voz de los propios protagonistas se recuper la historia de una lucha que contina y
que es ejemplo de resistencia.
La salida urbana permiti observar y
analizar cmo se materializan en el espacio
cotidiano aquellos procesos globales que
se desarrollaron en las clases de Geografa
y que permiten comprender la dinmica territorial global-local.

Bibliografa
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Ao 7 (7). La Plata: Universidad Nacional de La Plata Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educacin.

Espejos y ventanas de mi comunidad: una propuesta para la


enseanza de la Geografa desde la Educacin Ambiental
Silvia Lilian Domnguez y Cipriana Leiva

Introduccin
La educacin es el barco en el cual navega la cotidiana
constancia de lo que realmente creemos que es y queremos
que sea el mundo.
Felipe ngel

El proceso de enseanza-aprendizaje de
las ciencias sociales en general y de la de
la Geografa en especial, nos ayuda a hacer inteligible el mundo que habitamos, a
comprender la realidad social en la cual estamos insertos. Pero, adems, nos ayuda a
vislumbrar el mundo en el que nos gustara
vivir y -siendo cada uno de nosotros posibles agentes del cambio que buscamosnos invita a entrar en accin para caminar
hacia esas utopas soadas.
Los nuevos enfoques de la Geografa
han entrado a las escuelas, con sus concepciones de espacio geogrfico dinmico, en
continua transformacin, como producto
de una construccin social, como espacio
donde se plasman las tensiones y los conflictos entre los distintos actores sociales a
lo largo del tiempo. Tambin se rescata la
importancia de lo local y el significado
que los sujetos sociales le asignan al espacio al espacio vivido, al espacio cotidiano-.
Estas nuevas perspectivas conllevan nuevos contenidos, orientaciones didcticas y
enfoques conceptuales que amplan nuestras miradas para reflexionar y comprender las problemticas socioterritoriales y
ambientales del mundo contemporneo.
Y por lo tanto, nos presentan a nosotros,
como docentes, nuevos desafos para la
enseanza de la Geografa, para acercarles
a nuestros alumnos propuestas y experiencias de trabajo que tengan potencialidad

educativa, que les ayuden a comprender el


espacio geogrfico como un espacio dinmico, resultado de las complejas interacciones entre la naturaleza y la sociedad que
se van plasmando en el territorio.
Aceptando el desafo, hemos desarrollado el Proyecto Espejos y ventanas de mi
comunidad, desde el cual abordamos la
enseanza de la Geografa desde el Pensamiento Ambiental Latinoamericano y desde la perspectiva de la Complejidad. Este
es un proyecto concebido para pensar y
hacer Educacin Ambiental en comunidades de alta conflictividad ambiental. Para
ello proponemos recorrer nuevos senderos,
con miradas innovadoras que incluyan las
voces de todos los actores involucrados en
las problemticas socioterritoriales.
El proyecto tiene como ejes vertebradores: el trabajo con proyectos, la interdisciplinariedad y propuestas metodolgicas
apoyadas en el juego y la creatividad que se
plasman en nuevos senderos de aprendizaje: el uso de las nuevas tecnologas, el arte,
la msica, el humor, la poesa. Senderos
que nos permiten elaborar estrategias y alternativas que nos impregnen de un nuevo
modo de conocer y sentir al mundo, a la
naturaleza, a nosotros mismos como seres
sociales, solidarios, cooperativos; como
sujetos crticos y transformadores de la realidad social.

Un

proyecto didctico para una enseanza de la Geografa renovada

El presente proyecto denominado Espejos


y ventanas de mi comunidad se encuadra dentro de un mbito de educacin formal y est
595

Silvia Lilian Domnguez y Cipriana Leiva

pensado a partir de la realidad de las escuelas del conflictivo conurbano bonaerense.


Llamamos as al proyecto porque nos
proponemos que -a partir de actividades y
estrategias que promuevan la concientizacin y la sensibilizacin-, los alumnos vean
reflejadas como en los espejos algunas de
las problemticas ambientales de su comunidad. Pero, al mismo tiempo, buscamos
que puedan abrir ventanas que les permitan vislumbrar otros horizontes y posibilidades de cambio, para que adems puedan proponer distintas alternativas para la
resolucin de dichas problemticas.
Nuestro proyecto tiene como objetivos:
~Crear en el mbito escolar y comunitario un espacio de discusin genuina
sobre la educacin ambiental a partir
de una problemtica local.
~Sensibilizar sobre los propios problemas para la posterior toma de conciencia, estimulando actitudes de mayor compromiso, respeto y cuidado
de su ambiente.
~Identificar, interpretar y analizar problemas ambientales locales y nacionales.
~Desarrollar competencias para la accin individual y colectiva, especialmente en los procesos de gestin, planificacin y de toma de decisiones, de
bsqueda de alternativas y de mejora
del entorno.
~Nutrir la imaginacin y desarrollar la
creatividad en la eleccin de alternativas y toma de decisiones en la resolucin de situaciones conflictivas.
~Promover valores como el respeto a la
opinin ajena, la solidaridad, el compaerismo, la complementacin de
esfuerzos y capacidades tan necesarios en la formacin humana.
~Estimular el trabajo en equipo, el esfuerzo y la participacin responsable
en el logro de objetivos.
596

Los

aportes desde la
biental

Educacin Am-

Consideramos que la Educacin Ambiental (EA) puede contribuir en la enseanza de


la Geografa, aportando nuevas perspectivas que permitan a los alumnos identificar y
comprender las problemticas ambientales
contemporneas, as como tambin promover la formacin de ciudadanos crticos
que participen activamente para la resolucin de estas situaciones-problema.
El campo de la EA es un campo en construccin que nos permite soar otros mundos posibles, deseables y utpicos. Es la
educacin que busca senderos alternativos
para la construccin de un futuro sustentable, equitativo, diverso. Senderos que nos
permitirn construir una nueva poltica
basada en una democracia directa y participativa-, una nueva economa orientada por
una racionalidad ambiental-, y a una nueva
tica -que asegure la coexistencia armnica
de visiones y culturas diversas, que reconozca la otredad y que coloque a la vida como
valor supremo. De esto se desprende que la
EA no es neutra, sino un acto poltico que
debe basarse en un pensamiento crtico innovador y comprometido para transformar
la sociedad. Es una herramienta fundamental para que todas las personas adquieran
conciencia de su entorno y puedan realizar
cambios en sus valores, conductas y estilos
de vida, as como ampliar sus conocimientos
para impulsar los procesos de prevencin y
resolucin de los problemas ambientales
presentes y futuros. Por eso, es crucial que
se fomenten valores y hbitos para lograr la
sustentabilidad ambiental. Ante semejante
reto, el presente trabajo tiene como objetivo
mostrar una propuesta de EA que se aplic
en el nivel secundario y dar a conocer los resultados de su evaluacin.
As concebida, la EA est llamada a jugar un papel protagnico en la construccin de un mundo ms equitativo y con
mayor justicia social. Es un campo donde

Espejos y ventanas de mi comunidad: una propuesta para la enseanza de la Geografa...

la educacin est orientada a fomentar la


participacin, la autodeterminacin y la
transformacin de aquellas realidades que
se nos presentan como adversas, teniendo
en cuenta el bien comn.
Para nosotras, hacer Educacin Ambiental no se reduce a educar para conservar la
naturaleza, concientizar o desarrollar conductas proambientales. Su tarea es ms profunda y comprometida: educar para cambiar la sociedad, procurando que la toma de
conciencia se oriente hacia un desarrollo humano que sea simultneamente causa y efecto de la sustentabilidad y la responsabilidad
global. Es por ello que la EA supone tanto
el anlisis crtico del marco socioeconmico
que ha determinado las actuales tendencias
insostenibles (informacin y sensibilizacin), como potenciacin de las capacidades humanas para transformarlo (participacin-accin), dndose gran importancia a la
preparacin de una ciudadana responsable
y capacitada para la toma de decisiones en
un mundo global y complejo.
El punto 4 del Manifiesto por la Vida
(2004) nos proporciona un objetivo general de la Educacin Ambiental que puede
movilizarnos hacia la consecucin de otros
objetivos particulares: Promover
... una nueva alianza naturaleza-cultura fundando una nueva economa, reorientando
los potenciales de la ciencia y la tecnologa
y construyendo una nueva cultura poltica
fundada en una tica de la sustentabilidad
en valores, creencias, sentimientos y saberes- que renuevan los sentidos existenciales,
los modos de vida y las formas de habitar el
planeta Tierra.

En sntesis, para ambientalizar el currculo de la Geografa debemos transitar


los nuevos senderos que nos propone la EA
que nos encaminen a:
~Considerar al ambiente desde una
perspectiva compleja y sistmica,
como un construccin social, como
un conjunto de factores fsico-naturales, sociales, culturales, polticos y

econmicos que interactan entre s.


~Reconocer el carcter conflictivo de
los problemas ambientales.
~Reflexionar crticamente sobre los modos de produccin y consumo que
nos impone el modelo poltico-econmico dominante (globalizacin
neoliberal)
~Promover la sustentabilidad, reconociendo sus dimensiones ecolgica, social, poltica y econmica.
~Lograr que los alumnos adquieran vivencias de aprendizaje distintas de las
tradicionales, lo que les permite acceder y experimentar nuevas estrategias
y desarrollar acitudes de compromiso
hacia su entorno.
~Abrirnos hacia la interdisciplinariedad
y el dilogo de saberes.
~Promover una tica ambiental, a partir de la formacin de un ser humano
ntegro, que pueda relacionarse armnicamente con el ambiente.
~Abrir las puertas de la escuela a las
emociones y la creatividad.

La propuesta metodolgica de nuestro


proyecto

En nuestra propuesta metodolgica


consideramos como fortalezas el uso de
recursos y herramientas innovadoras y de
gran potencialidad didctica que buscan
entusiasmar, motivar, invitar a la participacin activa de los alumnos, para logar una
movilizacin de saberes y competencias,
para desarrollar la cooperacin y para estimular la prctica reflexiva y crtica. Entre
dichas herramientas, que buscan entusiasmar, invitar, convocar, incluimos:
~Trabajo con proyectos: Herramienta
vlida, abierta, participativa y consensuada para movilizar energa y voluntades. El proyecto es un puente que
nos permite ir de lo que hay a lo que
quiero ir, de la realidad actual a la
realidad deseada.
597

Silvia Lilian Domnguez y Cipriana Leiva

~Juego y creatividad: que ponen en despliegue lo actitudinal, lo conceptual y


procedimental.
~Senderos para transitar la educacin
ambiental: la poesa, el arte, el humor
grfico, la msica, el aula taller, los
talleres laboratorio, propuestas innovadoras que convocan a los alumnos
~Los talleres vivenciales de percepcin:
generalmente se realizan en intimidad
con la naturaleza aprovechando el
patio de la escuela, las reservas urbanas, los espacios verdes de las grandes
matrices urbanas donde viven. Incluyen caminatas, senderismo, bicicleteadas, campamentos de convivencia
y juegan un papel vital a la hora de la
sensibilizacin y motivacin.
~El contexto local: volver la mirada a
la comunidad, al barrio para identificar y estudiar las problemticas locales permite darse cuenta, desnaturalizar esas problemticas con la
que generalmente conviven nuestros
alumnos. Los proyectos de EA deben
ser contextualizados a partir de lo local, de lo regional, del espacio vivido.
Los fundamentos de las experiencias de
aprendizaje que conllevan el proyecto pedaggico emanan de la Pedagoga Ambiental, sobre todo del Pensamiento Ambiental
Latinoamericano. Destacamos en ese sentido los siguientes planteos que nutren nuestra propuesta metodolgica:
~Los procesos educativos, frente a la diversidad de conflictos y situaciones ambientales requieren una mayor diversidad y creatividad metodolgica que
muchas veces desafan lo instituido y
promueven la necesidad de cambio.
~El juego y la creatividad como un nuevo alfabetismo de la reflexin-accin.
En este sentido las experiencias de
aprendizajes planteadas en cada etapa del proyecto promueven procesos
598

de reflexin e investigacin-construccin poniendo en juego la inventiva y


la creatividad, actitudes imprescindibles para hacer frente a la conflictiva
realidad, a veces llena de incertidumbre, entonces se hace necesario combinar conocimientos cotidianos, populares, artesanales y cientficos.
~La mera informacin sobre las situaciones problemticas no siempre desembocan en una intencin hacia la
accin. Requiere internamente otros
mecanismos de sensibilidad que nos
lleven a modificar nuestras conductas
o bien a replantear nuestra mirada
sobre los sucesos del entorno de una
manera crtica y creativa. La sensibilidad y la emocin se convierten en
elementos centrales en los procesos
educativos desde lo ambiental, de ah
la vital importancia de los talleres vivenciales que enunciamos. Adems
las artes, la msica, el teatro, el cine
son puertas abiertas que nos hacen
movilizar nuestro ser interior, nos
acercan a la profundidad de nosotros
mismos, nos llevan de la mano hacia
la naturaleza y al sentido de nuestra
existencia.
~Por ultimo destacamos el aula taller o
los talleres laboratorio como columbra vertebral de las experiencias de
aprendizaje porque en los contextos
urbanos donde vivimos,en la que muchas veces las problemticas ambientales estn naturalizadas. El aula-taller, el taller laboratorio es un mbito
de encuentro y compromiso grupal
que lleva al darse cuenta. Es un espacio creativo, cristalizador de los procesos que modifica a la persona y su
realidad. Es un mbito de interaccin
cooperativa y solidaria, es un espacio
de profunda comunicacin con uno
mismo, con el otro, con el entorno que
me contiene, es decir con el ambiente.

Espejos y ventanas de mi comunidad: una propuesta para la enseanza de la Geografa...

Las etapas del proyecto


Las actividades de este proyecto se desarrollarn en tres etapas:
Primera Etapa
Conocer, aprender con sentido crtico y
mirada totalizadora.
Propsito: Buscar de manera gradual
y sistemtica que los estudiantes identifiquen, interpreten, comprendan y expliquen los problemticas ambientales, sobre todo locales.
Incluye actividades tales como el reconocimiento visual y espacial del lugar donde
viven y realizacin de mapas de conflictos
ambientales de la comunidad, como una
alternativa para reforzar el sentido de pertenencia, identidad y conciencia territorial.
Segunda etapa
Desde la investigacin a la accin sensibilizadora
Propsito: Promover el trabajo comprometido de los estudiantes en la bsqueda
de posibles soluciones.
Las actividades tendrn como eje la realizacin de Talleres Laboratorio o el Aula-Taller donde se apuntar al armado y diseo
de los trabajos de investigacin, as como
tambin de diseo de folletos donde se explican y denuncian las problemticas investigadas. De esta manera se busca compartir
miradas respecto de los problemas que
aquejan a su comunidad con la difusin,
divulgacin de los objetivos, del alcance del
proyecto no solo dentro de su propia escuela sino en otras escuelas y en su comunidad.
Tercera etapa
Asumiendo compromisos
Propsito: Busca reafirmar actitudes de
mayor compromiso y protagonismo de los
estudiantes en la formulacin de propuestas de cambio.
Se sugieren experiencias de aprendiza-

jes tales como la realizacin de una Muestra Itinerante: Espejos y ventanas de mi


comunidad para difundir y transmitir lo
trabajado a otras instituciones y una convocatoria a los cursos de la Escuela Secundaria a formar comisiones de trabajo para
pensar, deliberar y consensuar alternativas
de resolucin teniendo en cuenta la/s problemtica/s elegida/s y analizada/s.

Conclusiones: experiencias y resultados


del proyecto

A lo largo de las ltimas dcadas, la


compleja realidad actual nos va llevando a
los docentes insistentemente a plantearnos
qu modelo de Escuela deseamos y, por lo
tanto, a repensar nuestra propia prctica
docente. La realidad cotidiana de las instituciones en las que desempeamos nuestra
tarea nos coloca en un lugar difcil, complejo. Pero lejos de inmovilizarnos, nos convoca a seguir trabajando con mayor compromiso y cada vez ms convencidos que
hay que repensar la educacin y proyectar
una escuela como lugar de encuentro donde se aprende, se conoce y se internalizan
valores. Sabemos que hoy no alcanza con
transmitir slo saberes y ofrecer una educacin de calidad, sino tambin es importante formar generaciones con valores humanistas, formas de convivencia, estmulos
afectivos que marcarn la vida de los jvenes y los acompaarn siempre. El enriquecimiento logrado a travs del proyecto
Espejos y ventanas de mi comunidad nos
permite afirmar entre otras cosas, que ellas
generan las condiciones para el encuentro
de alumnos y docentes, dando vida a un
aprendizaje ms complejo, ms abarcativo,
ms integral, tico y moral.
A partir de la implementacin del proyecto pudimos comprobar cmo los alumnos
en las diferentes experiencias de aprendizaje
fortalecieron los vnculos interpersonales y
mejoraron sus relaciones, sobre todo a partir del respeto y la tolerancia. Adems pu599

Silvia Lilian Domnguez y Cipriana Leiva

dieron vivenciar y aprender de otra manera,


fuera de la escuela pero a partir de la escuela. Esto revitaliza el rol de esta institucin y
la Educacin Ambiental en propuestas de
formacin integral del alumno.
El trabajo escolar con problemas locales
facilit el desarrollo de una serie de hbitos
y destrezas de tipo intelectual, de gran potencialidad. Result ser un recurso atractivo y motivador que permiti a los alumnos conectarse con su entorno ambiental
y as mantener su inters durante todo el
proceso. En este sentido, muchos de los
alumnos que participaron en el proyecto
se involucraron activamente junto con organizaciones vecinales en la resolucin de
algunos de los problemas que se presentan
en la comunidad.
Consideramos que las estrategias y actividades planteadas nos permitieron hacer
visibles los problemas urbanos en la que
los alumnos viven y sienten. Pero adems
apuntan al reconocimiento de los conflictos, contextualizndolos e identificando
los distintos actores sociales involucrados
con sus racionalidades, intereses, postu-

ras y comportamientos. Por otra parte el


alumno se involucra como protagonista
activo, ya que puede identificar y comprender el problema, sensibilizarse, participar,
generar espacios de discusin para la bsqueda de consensos y la toma de decisiones. Se crean as escenarios de aprendizaje
en base a un conflicto que responda a los
intereses de los jvenes y que se manifieste
en un cambio de actitudes.
Asimismo, al desarrollar desde la Geografa y desde la Educacin Ambiental,
estrategias metodolgicas y propuestas didcticas contextualizadas en lo local, se promueve la participacin ciudadana concreta,
ya que se pueden construir conocimientos
de intercambio con la comunidad, lo que se
aprende en la escuela, se pone en prctica
en casa, en el barrio, en la comunidad.
La esperanza es una de las tareas pedaggicas. La esperanza no existe fuera de la accin. No es la pura espera.
Y una esperanza que no es activa, que no es crtica de
desesperanza, es una espera vana. La esperanza implica
mi movimiento en el mundo para crear el mundo. No
fabrica sola la transformacin del mundo, pero no hay
transformacin sin esperanza.
Paulo Freire

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Espejos y ventanas de mi comunidad: una propuesta para la enseanza de la Geografa...

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601

Sntesis de las caractersticas fsicas de la


Cuenca del Ro Tapenag
Rita Delfina Vincenti, Claudia Vernica Gmez, Hugo Orlando Arellano,
Pedro Samuel Blanco y Marcelo Jos Adrin Ruiz

Introduccin

Antecedentes

La Hidrografa Continental es una parte de la Geografa Fsica, encargada de


estudiar la distribucin de las aguas continentales, en especial a los potamos. Esta
rama resulta muy interesante abordarla ya
que representa una suerte de sntesis para
el gegrafo, donde relaciona sistemticamente cada uno de los elementos del espacio geogrfico.
A decir verdad, los ros funcionan como
un ente organizador del espacio, un elemento capaz de introducir modificaciones
muy notables en distintas escalas espaciales y temporales. Un ro es un agente que
revela una gran importancia, no solo por
su capacidad de modelar el paisaje, sino
porque desde los inicios de la vida humana civilizada, el ser humano ha necesitado
de l para realizar sus diferentes actividades econmicas.
Por este motivo, desde el punto de vista
geogrfico, se pretende abordar en este artculo cientfico las caractersticas o rasgos
ms sobresalientes del medio fsico donde
se encuentra la cuenca del Ro Tapenag,
resaltando aspectos hidrolgicos de manera sinttica y concisa.

En primer lugar, un proyecto realizado


por Barreiro, Currie, Rodriguez y Ruberto (2004) titulado Proyecto de saneamiento
hdrico y desarrollo productivo de la lnea Tapenag, describe detalladamente aspectos
hidrolgicos, ambientales y socioeconmicos asociados a la cuenca hidrogrfica del
Ro Tapenag.
En segundo lugar, un trabajo realizado
por Vincenti (2013) denominado Caractersticas ambientales propias de la cuenca del
Tapenag, en la Llanura Chaquea Oriental.
Necesidad de integracin para su optimizacin,
introduce aspectos esenciales sobre las
condiciones fsicas de la cuenca del Ro Tapenag, enfocndose en cuestiones morfolgicas e hidrolgicas de la misma, as
como su importancia en el aprovechamiento del suelo.

Objetivos
~~Profundizar los contenidos tericos
sobre las caractersticas fsicas de la
cuenca hidrogrfica del Ro Tapenag.
~~Comprender la importancia de la dinmica de los ros en el estudio geogrfico.

Desarrollo
Localizacin geogrfica de la cuenca
La cuenca hidrogrfica del Ro Tapenag se localiza entre los 27 y 28 latitud
Sur, y los 5845 y 6024 longitud Oeste.
Esta cuenca sita su mayor superficie en la
provincia de Chaco, en el Noreste de Argentina, pero se ha de considerar que su
desembocadura se encuentra en el Norte
de la provincia de Santa Fe.
Desde el punto de vista poltico-administrativo, esta cuenca integra los departamentos de San Fernando, Tapenag, Presidencia de La Plaza, San Lorenzo, 25 de

603

Rita Vincenti, Claudia Gmez, Hugo Arellano, Pedro Blanco y Marcelo Ruiz

Mayo, Quitilipi y Comandante Fernndez


en la provincia de Chaco, y solamente el
departamento de Gral. Obligado en la provincia de Santa Fe (Mapa 1).
El rea ocupada por la cuenca del Ro
Tapenag es de 4,8% de la superficie total de la provincia de Chaco y se extiende
en una franja con gran desarrollo longitudinal en direccin NW-SE. Esta cuenca
posee una superficie aproximada de 4.775
km2 (cfr. Barreiro et al., 2004) aunque desde la nica estacin de aforo trabaja en

esta investigacin en Florencia, Provincia de Santa Fe se consideran 2.200 km2


aguas arriba.
Debido a su disposicin y extensin
geogrfica, se puede subdividir a la cuenca
hidrogrfica en tres grandes reas o subcuencas segn sus caractersticas fsicas y
de aprovechamiento de recursos hdricos
(cfr. Barreiro et al., 2004): la subcuenca alta
(1.912,5 Km2 de superficie), la subcuenca
media (2.018 Km2 de superficie) y la subcuenca baja (840,9 Km2).

Caractersticas topogrficas y geomor-

contiguas (Mapa 2), se puede establecer


una relacin entre la equidistancia y la distancia horizontal real de ambas curvas.
Para la cuenca del Ro Tapenag, la pendiente media es de 0,2 m/km, o bien, por
cada kilmetro que se recorre horizontalmente se debe ascender o descender en promedio 0,2 metros aproximadamente. Este
valor calculado refleja que la cuenca del Ro
Tapenag posee una pendiente muy esca-

folgicas de la cuenca

La pendiente es un valor muy importante


para determinar las caractersticas topogrficas e hidrolgicas de algn lugar, como
por ejemplo la velocidad y el sentido del escurrimiento, la lnea divisoria de aguas, etc.
Este parmetro es fcil de calcular porque
a travs de dos curvas de nivel o isohipsas
604

Sntesis de las caractersticas fsicas de la Cuenca del Ro Tapenag

sa, prcticamente llana, tpica de los ros


de llanura que se corresponde justamente
con el relieve de poca elevacin dentro de
las Planicies Chaqueas.
La Llanura Chaco-Pampeana y Mesopotamia conforman un sistema geomorfolgico caracterizado por el hundimiento de
una parte del macizo de Brasilia, que luego
fue rellenado por sedimentos en distintas
etapas geolgicas. Esta extensa cuenca sedimentaria se extiende desde Mato Grosso
en Brasil hasta el Sur de la provincia de Buenos Aires y desde los cordones orogrficos
como las Sierras Subandinas, Pampeanas y
Pintada al Oeste hasta el macizo de Brasilia
al Este (cfr. Rampa, 1967).
La Llanura Chaquea es una planicie
que integra extensa cuenca sedimentaria
Chaco-Pampeana y esta planicie est comprendida entre los ros Paraguay y Paran
al naciente, el pie de las sierras subandinas
y pampeanas al poniente, el ro Pilcomayo al norte y un lmite no preciso al sur. Es

considerada como una unidad morfolgica de escaso movimiento tectnico, caracterizada por la ausencia de accidentes
geogrficos con elevada pendiente, aunque
tambin se advierte la tendencia de acumulacin de sedimentos marinos y continentales durante los distintos perodos geolgicos. Tales sedimentos provienen de los
depsitos fluviales y elicos de las regiones
montaosas circundantes y su espesor no
es uniforme, destacando la presencia de
profundas depresiones separadas por altos
dorsales (cfr. Russo et al., 1980).
Los sedimentos que rellenan las depresiones estn constituidos por rocas granticas de diversos colores y de diferentes
edades, correspondientes al paleozoico
y precmbrico (cfr. Russo et al., 1980) en
profundidad y loess, limo, arena y arcilla del
cuaternario, aunque en algunos sectores
los violentos movimientos del terciario permitieron grandes fracturas, dislocamientos
y hundimientos (cfr. Rampa, 1967).

605

Rita Vincenti, Claudia Gmez, Hugo Arellano, Pedro Blanco y Marcelo Ruiz

Condiciones bioclimticas de la cuenca


Desde el punto de vista geogrfico, los
elementos climticos que se encargan de
configurar el paisaje son la temperatura y
la precipitacin. Ambos presentan variabilidades tanto en el tiempo como en el espacio, pero se ha de considerar que esto se
produce por la influencia de varios factores
que modificarn su comportamiento.
En lo que respecta a la temperatura
(Mapa 3), se advierte una disminucin de
los valores de Norte a Sur por influencia de la
latitud. Tambin se observa que existe un gradiente trmico horizontal poco acusado que
podra deberse a la falta de datos en el rea
de estudio, lo cual no resultara conveniente hablar de la influencia de otros factores
como por ejemplo el de la continentalidad.
Los mayores valores se encuentran durante los meses de diciembre a febrero, mientras
que los menores registros se dan de junio a
agosto. Sin embargo, tanto los valores mximos medios mensuales como los mnimos
medios mensuales, poseen un desfasaje de
un mes respecto de los valores de radiacin
terica, aunque se advierte que las amplitudes trmicas no superan los 18C.
En cuanto a la precipitacin (Mapa 3),
se puede decir que como elemento climtico presenta mayor irregularidad espacial y
temporal que la temperatura. En la cuenca
del Ro Tapenag, los valores disminuyen
de Este a Oeste por la influencia de las masas de aire tropicales y el desplazamiento
del Frente Polar, siendo este ltimo ms
frecuente durante la estacin invernal. Al
igual que la temperatura, el gradiente horizontal pluviomtrico es poco marcado
aunque hacia el Este se nota un mayor
acercamiento de las isohietas y, por consiguiente, un mayor gradiente.
El rgimen pluviomtrico para el rea trabajada expresa valores bien distribuidos a lo
largo del ao, con mximos medios que se
corresponden con los meses equinocciales
606

(meses de primavera y otoo) y mnimos medios que se encuentran en los meses invernales (de junio a agosto). Esto se genera, como
ya se menciona lneas arriba, posiblemente
por la influencia de las masas de aire tropicales y el desplazamiento del Frente Polar:
durante el invierno el Frente Polar adquiere
mayor energa potencial por lo que tiende a
desplazarse ms hacia el Norte y ser ms
frecuente en esta poca, sin embargo, de manera excepcional, en el verano tiene menor
influencia en la regin por lo que se advierte
la predominancia de las precipitaciones por
inestabilidad, producto de la masa de aire
tropical martima inestable del Atlntico Sur
y las precipitaciones convectivas por la influencia de la depresin trmica del Noroeste Argentino; en las estaciones intermedias
de primavera y otoo se da una situacin
compleja donde existe una combinacin de
los tipos de precipitaciones frontales y convectivas, que explica los mayores valores en
esta poca del ao (cfr. Bruniard, 1992).
Estas condiciones climticas permiten un
favorable desarrollo de determinados tipos
de especies vegetales. En relacin a sus caractersticas geogrficas y fsicas, el sistema
de la cuenca del Ro Tapenag contiene diversas reas fitogeogrficas (cfr. Barreiro et
al., 1980): la regin de la dorsal subhmeda
(se encuentra en la cabecera de la cuenca
y posee un gran potencial productivo del
suelo, producido por el elevado monto pluviomtrico que aporta grandes cantidades
de agua que no encauzan), la regin del
Chaco deprimido (los suelos poco permeables y la pendiente poco acusada en esta
regin, adems de las abundantes precipitaciones, generan problemas de drenaje que
la caracterizan), la regin de esteros-caadas-selvas en galera (se presenta en lugares
donde la red de drenaje o avenamiento es
bien definida) y la regin dorsal agrcola paranaense (se ubica en Santa Fe y al Sur de
Chaco, que representan la desembocadura
del curso fluvial).

Sntesis de las caractersticas fsicas de la Cuenca del Ro Tapenag

Hidrogeologa de la cuenca hidrogrfica

La cuenca del Ro Tapenag presenta diferentes sectores con caractersticas distintivas en cuanto a la velocidad de absorcin de
agua, expresada en la permeabilidad (Mapa
4). La cuenca contiene cuatro grandes regiones de acuerdo a este fenmeno (cfr.
Manoiloff et al., 1987): un rea permeable
moderadamente lenta a lenta (de 0,125
a 2 cm/hora) situada en la cuenca media,
un rea permeable moderadamente lenta
(de 0,5 a 2 cm/hora) ubicada en la cuenca
media y parte de la alta, un rea permeable moderada a moderadamente lenta (de
0,5 a 6,25 cm/hora) ubicada en la cuenca
baja y desembocadura del ro y un rea con
permeabilidad moderada (de 2 a 6,25 cm/
hora) ubicada en la cuenca superior o alta.
Esta condicin de permeabilidad est
muy relacionada con las condiciones edficas, puesto los tipos de suelo van a acelerar o retardar la velocidad con la que ste

absorber agua. Esta regin est compuesta por materiales originarios de arcilla y limos lacustres, aunque la cuenca baja est
conformada por loess. Estos factores conforman lo denominado por Vargas (1976)
como ambiente hidrogeolgico o extensin geogrfica con relativa homogeneidad
de condiciones de absorcin de agua, por
cuanto a la cuenca del Ro Tapenag le corresponde los Bajos Submeridionales (cfr.
Manoiloff et al., 1987).
Los Bajos Submeridionales est conformada por una serie de terrenos inundables
que llegan hasta Santa Fe, donde se acumulan sedimentos que enmarcan pequeos lomos del Este y Oeste (cfr. Vincenti,
2013). Como se haba dicho, la capacidad
para absorber es lenta en gran parte pero
el drenaje es relativamente escaso. Esta situacin responde a distintos factores que
condicionarn el escurrimiento fluvial de la
lnea del Tapenag: la neotectnica, el tipo
de suelo y el clima (Vincenti, 2013).
607

Rita Vincenti, Claudia Gmez, Hugo Arellano, Pedro Blanco y Marcelo Ruiz

En cuanto al drenaje y los factores determinantes, se puede realizar una serie de


operaciones matemticas y representaciones grficas para observar mejor tal comportamiento:
En primer lugar, el coeficiente de variacin anual de los dbitos (CVA) que sirve
para conocer la amplitud de variaciones del
caudal de un ro a lo largo de un ao y el
grado de concentracin de los caudales,
no obstante el coeficiente de variacin interanual de los dbitos (CVI) que expresa la
regularidad o irregularidad del caudal de
un ro durante un perodo de tiempo determinado. El Ro Tapenag es muy ponderado
por contener un valor del CVA de 11,8 m3/s,
es decir que se concentra 11,8 veces mayor
que el valor mnimo anual; sin embargo, es
un ro moderadamente irregular que posee
un valor de 10,3 m3/s, por lo que es 10,3
veces mayor que el mnimo interanual durante el perodo de tiempo establecido.
En segundo lugar, el Balance Hdrico
608

propuesto por Warren Thornthwaite en


1944 establece la diferencia entre la cantidad de agua precipitada (precipitacin
mensual) y la cantidad de agua evaporada
(evapotranspiracin potencial mensual),
donde se obtiene la cantidad de agua que
realmente se escurre (cfr. Pellegrino, 2013).
Este autor propone realizar una serie de
operaciones matemticas, a travs de datos meteorolgicos de temperatura media
mensual y precipitaciones mensuales en
conjunto con tablas de ajustes, para conocer el comportamiento hidrolgico del ro
a estudiar. Estas operaciones matemticas
se distinguieron en dos partes: en primer
lugar la determinacin de la evapotranspiracin potencial: a partir de los datos de
temperatura media mensual de la estacin
meteorolgica de Villa ngela se calcularon los ndices calricos mensuales utilizando una primera tabla. Posteriormente,
se obtuvo la evapotranspiracin potencial
sin ajustar para cada mes del ao en base

Sntesis de las caractersticas fsicas de la Cuenca del Ro Tapenag

a un nomograma y se lo ajust de acuerdo


a la latitud de la estacin meteorolgica
trabajada con la ayuda de una segunda
tabla de ajuste, obteniendo as la evapotranspiracin potencial ajustada. Posteriormente la determinacin del balance hdrico: en base a los datos calculados de la
evapotranspiracin potencial ajustada por
cada mes, se realiz la diferencia de stas
con las precipitaciones mensuales y se obtuvo el balance hdrico segn la frmula
propuesta por W. Thornthwaite. Luego de
esto se han calculado para cada mes el almacenamiento y los excesos de agua, los
cuales permitieron obtener los valores de
escurrimiento por tercios (1/3) considerado como ro de llanura (Grfico 1).
En tercer lugar, la curva de los dbitos
medio mensuales (Grfico 2) que refleja
que este rgimen posee dos mximos, uno
situado al inicio y otro ubicado al final de

la estacin clida, de modo que impera un


ritmo fluvial desdoblado. Especficamente,
el primer mximo se localiza en noviembre
con 11,01 m3/s, mientras que el segundo
se encuentra en mayo con 45,11 m3/s; no
obstante el perodo de crecidas se da de
marzo a junio y el perodo de bajantes de
julio a febrero, por cuanto el primer mximo no llega a superar el mdulo.
Con el grfico construido, se pudo determinar que el rgimen del ro corresponde con el denominado por Brunirad
(1992) como simple de alimentacin lquida continental americano. Este rgimen se caracteriza por una alimentacin
estrictamente de origen pluvial, sin aporte
de la fusin nival o la ablacin glaciaria;
este rgimen revela dos fases hidrolgicas
que depende del ritmo de precipitaciones
en combinacin con la marcha de evapotranspiracin.

609

Rita Vincenti, Claudia Gmez, Hugo Arellano, Pedro Blanco y Marcelo Ruiz

Consideraciones finales
Estudiar una cuenca hidrogrfica resulta un trabajo minucioso y muy laborioso
donde se deben considerar todos y cada
uno de los elementos que conforman el espacio geogrfico. Desde el enfoque sistmico, resulta muy interesante comprenderlo
ya que como sus elementos estn interrelacionados entre s y sometidos al constan-

te cambio, se puede observar al fenmeno


como un hecho geogrfico integrador.
Un ro es una suerte de sntesis para el
gegrafo, por lo que es de gran inters estudiarlo desde cualquier mbito de la Geografa, ya sea Fsica o Humana. Un ro no
solo es un agente modelador del espacio
sino que tambin representa un recurso
muy valioso para la vida y el desarrollo de
las actividades humanas.

Bibliografa
Barreiro, L.; Currie, H.; Rodriguez, F. y Ruberto, A. (2004). Proyecto de saneamiento
hdrico y desarrollo productivo de la lnea Tapenag. Resistencia: Ministerio de produccin.
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El estudio del territorio rural a partir de una pelcula de


investigacin. Experiencia de enseanza y aprendizaje con
alumnos de educacin secundaria superior
Mara Natalia Prieto y Mara Amalia Lorda

La

cuestin rural como contenido de


enseanza. Algunas consideraciones
tericas en su enfoque

La Argentina, con una poblacin predominantemente urbana, en cuanto a la organizacin socio-territorial tiene una trayectoria
donde prevalece y se impone una lgica espacial en la cual las reas rurales son consideradas como un espacio aparte en trminos de organizacin espacial. Sin embargo,
pese a los intentos en diferentes instancias
histricas del pas de proyectarse a travs de
modelos diversos, la poblacin identifica al
modelo agropecuario como el sistema econmico organizador del pas (Lorda, 2006).

El espacio rural suele definirse por oposicin al espacio urbano. De este modo,
el espacio rural representa lo opuesto a lo
urbano. Esta es la concepcin tradicional,
que desde nuestra conviccin no est acorde a las nuevas formas particulares de organizacin de este tipo de espacios. En la
actualidad, los espacios rurales en nuestro
pas presentan realidades que no pueden
comprenderse desde esta oposicin, es
decir, son muy heterogneas debido a diferencias dadas por el uso de la tierra (hoy
no slo actividades primarias, sino tambin terciarias); el tamao de las unidades
productivas; el grado de tecnificacin del
campo, el carcter aglomerado o disperso
de los asentamientos rurales; entre otros,
complejidades que marcan diferencias en
la organizacin de los mismos. Por ello, el
trmino espacio rural es ms complejo que
lo opuesto a lo urbano,
es el territorio dotado de infraestructura,
equipamiento, organizado en parcelas con

hbitat disperso, con pueblos y pequeas ciudades, con actividades productivas vinculadas
especialmente a la actividad primaria, pero
tambin con actividades de transformacin
y de servicios. Un territorio donde coexisten
diferentes tipos de actores (agricultores, prestadores de servicios, jvenes, amas de casa,
jubilados, etc.) y diferentes tipos de Instituciones (escuelas, sindicatos, municipios, organizaciones no gubernamentales, etc.), articulados en torno a un tipo de espacio de baja
densidad, con relacin directa a la naturaleza
y con una identidad propia (Sili, 2002, p. 5).

Como fue expresado, el paisaje agropecuario argentino no es homogneo, sino


que pueden identificarse heterogeneidades o singularidades que son expresin de
manera directa de diferentes modelos de
organizacin territorial y especficamente
del proceso iniciado en la dcada de los 90
(neoliberalismo). En el marco de las polticas de Reforma del Estado (Plan de Convertibilidad) y del proceso de agriculturizacin
en la regin pampeana, se ha construido un
nuevo paisaje rural pampeano singularizado
por el surgimiento de nuevos actores rurales, el cual posiciona a los pooles de siembra
como las nuevas figuras competitivas frente a los pequeos productores que resisten
ante la concentracin del uso de la tierra
(por ejemplo, los vinculados a los agronegocios, los productores familiares) y nuevas relaciones productivas entre los mismos
(alquileres, arrendamientos rurales), la expansin de grandes explotaciones apropecuarias, la modalidad de agricultura a gran
escala (pooles de siembra), entre otras.
Esta nueva dinmica del espacio rural,
no slo implic cambios profundos en la
611

Mara Natalia Prieto y Mara Amalia Lorda

matriz productiva, sino tambin en la sociedad, a travs de un proceso de xodo


rural o expulsin de mano de obra, siendo
en la actualidad una de las preocupaciones
de la regin pampeana y del resto del pas.
Al respecto, Amalia Lorda identifica como
una de las premisas fundamentales de los
espacios rurales pampeanos y especficamente del sudoeste bonaerense
la crisis del modelo de ocupacin de los espacio rurales, debido a un modelo de modernizacin que provoca un despoblamiento, una
concentracin de la tierra un traslado de las
personas adems de los decisores a las ciudades, la desaparicin de las explotaciones agropecuarias familiares (Lorda, 2006, p. 2).

Particularmente en la regin pampeana,


el proceso de despoblamiento rural, si bien
tiene relacin con el proceso de modernizacin del campo, posteriormente en los 90 se
acelera y profundiza a la par del proceso de
consolidacin de la agriculturizacin y de la
consecuente concentracin de la tierra.
En la actualidad, los pueblos estn en
peligro de desaparecer y el campo se va
despoblando, sta es la tendencia que tambin se manifiesta a nivel nacional. Rodolfo
Bertoncello (2011), en un artculo publicado en la Revista Poblacin, plantea que
Argentina asiste a una gran transformacin
del sistema de asentamiento. Al respecto,
en relacin a las reas rurales, afirma que
la actual tendencia es el descenso de la poblacin rural en su conjunto. Y esto es posible de explicar a partir de la combinatoria
de factores, entre los que sita los cambios tecnolgicos del sector agropecuario,
las mejores condiciones de vida (servicios,
transporte, educacin) en los pueblos o pequeas ciudades, los medios de transporte
que permiten trabajar cotidianamente en el
campo y vivir en la ciudad.
Hay investigaciones que aseveran la cifra
de 100 pueblos en peligro en la provincia
de Buenos Aires, con paisajes caracterizados por casas abandonadas, ausencia de
612

empleo en el campo, deterioro de las condiciones de vida por ausencia de servicios


(luz, calefaccin), caminos de tierra en muy
mal estado, falta de servicios bsicos como
salud y educacin, condiciones que en conjunto determinan en los habitantes tomar la
decisiones de migrar (La Nacin, 17-06-15).
Este breve encuadre terico afirma la significatividad del espacio rural como contenido de enseanza, ya que rene en s mismo una gran cantidad de conocimientos
diversos propios e identitarios de este tipo
de paisajes rurales (prcticas heredadas,
valores, actitudes, significados), as como
tambin conocimientos que aluden a diversas dimensiones (condiciones fsicas o aptitudes agroecolgicas, poblacin y cultural,
econmico-productivo, poltico, ambiental), que permiten comprender la organizacin, las transformaciones y los procesos
sociales y econmicos que los singularizan.

La

pelcula de investigacin El campo, el barrio, otras maneras de vivir en


Pig

La pelcula de investigacin El campo el


barrio, otras maneras de vivir en Pig, realizada bajo la direccin del Dr. Jean Pascal
Fontorbes, es el resultado de la investigacin de un equipo conformado por investigadores franceses y argentinos, que a
partir de 22 horas de entrevistas filmadas,
se logra resumir en 1 hora 15 minutos las
transformaciones econmicas, sociales y
culturales en el rea rural pampeana, las
maneras de hacer sociedad a nivel local.
Muestra las transformaciones de la agricultura, el devenir de la agricultura familiar, las
incidencias en Pig y sobre los modos de
vida de sus habitantes, mismas situaciones
que atraviesan otras tantas ciudades pampeanas. Adems, permite observar los cambios socioespaciales ante la llegada de los
nuevos habitantes. Es importante destacar
que este film es el resultado de una investigacin interdisciplinaria donde confluyen

El estudio del territorio rural a partir de una pelcula de investigacin. Experiencia de...

gegrafos, socilogos, especialistas en estudios audiovisuales donde participaron las


siguientes instituciones: Institut National de
la Recherche Agronomique (INRA), lUnit
Mixte de Recherche Dynamiques Rurales;
lcole Nationale de Formation Agronomique (ENFA) de Toulouse (Francia); el Departamento de Geografa de la UNS Baha
Blanca y el INTA (Argentina).
La singularidad de la experiencia, adems del contenido en s mismo, se refuerza
con la invitacin de una de las colaboradoras en la elaboracin del film al aula de
geografa, donde bajo la modalidad de una
entrevista semi-estructurada y abierta, los
alumnos plantearon y replatearon interrogantes que fueron surgiendo en el anlisis
del tema. Esta situacin de enseanza permiti un intercambio alumnosentrevistado activo y crtico durante su desarrollo,
situacin que tambin favoreci la comunicacin de las impresiones y emociones
personales movilizadas durante la proyeccin de la pelcula.
Desde este encuadre, la propuesta de
la pelcula de investigacin El campo, el
barrio, otras maneras de vivir en Pig, para
ensear la cuestin rural en Argentina, fue
seleccionada por su potencialidad en reunir una gran cantidad de contenidos que
permiten un abordaje integrador o global
del espacio rural, en sus distintas dimensiones, desde los diferentes actores rurales,
desde sus prcticas y desde los problemas
que los afectan. Asimismo es posible abordar el entramado de relaciones entre el espacio rural y el urbano no de manera dicotmica sino interrelacionada.
La misma fue presentada en la localidad
de Pig (provincia de Buenos Aires); en
la UNS de Baha Blanca; en Neuqun en el
marco del Congreso Nacional de Geografa
de Universidades Pblicas, y fue aceptada
en el XIV Festival International de Gographie de Saint-Di-des-Vosges (Francia) en
octubre de 2014.

La pelcula de investigacin como un valioso recurso (medio de comunicacin)


en la enseanza activa de la geografa

Los recursos audiovisuales en el marco


de la educacin formal representan elementos de comunicacin, de informacin,
que resultan alternativos ya que proporcionar al docente una forma desde la perspectiva de Ferry (1997)- de situar el proceso de enseanza-aprendizaje de manera
diferente a la habitual (clase transmisiva).
Las pelculas estn contextualizadas
en un determinado espacio y tiempo y
presentan adems una determinada sociedad, asimismo
representan una reflexin sobre el presente
o el pasado que se produce o emite en un
momento histrico determinado (...) dan el
punto de vista que un autor, o ms en general una sociedad tienen sobre s mismas,
sobre otras sociedades o sobre otros tiempos en un momento histrico determinado
(Hernndez Cardona, 2001, p. 127).

A travs de ellas se puede observar al territorio de manera contextualizada, y desentramar las lgicas espaciales que lo configuran.
El impacto de los audiovisuales, y en
este caso en particular de las pelculas de
investigacin, no slo refiere a potencialidades cognitivas, sino que adems tienen
un impacto directo a travs de los sentidos de la vista y odo, reforzndose mutuamente para percibir la realidad que es
proyectada a travs del mismo (Giacobbe,
1998). Tambin suponen un refuerzo de
la formacin acadmica, a partir del contacto con materiales que, por sus caractersticas espectaculares, producen un fuerte
impacto intelectual y emocional (Hernando Sanz, 2001, p. 338).
Antonio Zrate, relaciona el impacto de
los medios audiovisuales en la formacin
de las imgenes mentales en los individuos, las cuales influyen en los comportamientos y acciones que stos realizan. Las
imgenes secuenciadas
613

Mara Natalia Prieto y Mara Amalia Lorda


constituyen un lenguaje, transmiten mensajes, configuran nuestra cultura, la sociedad y
los valores que la sostienen. As, las imgenes
se convierten en objeto de inters en s mismo, no slo por la informacin que proporcionan del mundo exterior sino tambin por
la que dan del mundo interior, psicolgico e
imaginativo, propio y de los dems, me mueve al comportamiento y conduce a la accin
(Zrate, 1996, p. 240).

De esta manera
facilita la incorporacin de la imagen secuenciada al aula de Geografa (...)participa de las ventajas de la pedagoga de la
imagen: estimula lo emocional, lo esttico y
la imaginacin, ayuda a comprender y a fijar
conceptos, introduce elementos de motivacin e ilustracin, apoyo didctico, control
de conocimientos y sntesis, que impulsan al
alumno a participar en el proceso de aprendizaje(...). La pausa y rebobinado permiten
congelar la imagen, repetir las secuencias que
ms interesan aislar las imgenes del sonido
o viceversa (...) tambin se puede manipular por fragmentos y alteracin del orden de
las secuencias hasta el punto de poder crearse prcticamente uno nuevo. As se transmiten sentimientos y actitudes, se recogen los
aspectos ms difciles de ver a simple vista en
la realidad y se facilita el establecimiento de
comparaciones (Zrate, 1996, p. 264).

En sntesis, las pelculas de investigacin


representan un recurso sumamente valioso si
es utilizado desde un enfoque constructivo,
como producto de una decisin consciente
e intencional del docente. As es posible concebirlas desde una perspectiva innovadora
como una posible estrategia didctica que
en articulacin significativa con los dems
componentes o variables de la tarea didctica, permiten organizar una situacin de enseanza y aprendizaje atractiva y motivadora. Muchas veces, la utilizacin inconsciente
que se hace de este recurso reduce sus potencialidades formativas y limita la construccin de un aprendizaje con sentido.

La experiencia en el aula de secundaria


La experiencia que presentamos se trata de un trabajo ulico llevado a cabo con
614

alumnos de 5 ao de la escuela secundaria,


en la asignatura Espacio Territorial Argentino, para estudiar la unidad temtica La
cuestin rural en Argentina. Los alumnos
pertenecen a la escuela de Agricultura y
Ganadera de la UNS, en el marco de la formacin Tcnico Agropecuario.
Los temas que se abordan en la unidad
temtica del programa de la asignatura
son los siguientes: El conflicto agrario, los
actores sociales y la construccin poltica
del campo. Tenencia de la tierra. Las transformaciones socio-productivas. La relacin
entre el campo y las ciudades. El despoblamiento rural. La nueva ruralidad. Caso de
estudio: la tenencia de la tierra en la regin
pampeana y anlisis de la estructura agraria. Es dable destacar que los contenidos
de la Asignatura son el producto de decisiones compartidas entre las docentes responsables del proceso: Graciela Benedetti
y Mara Natalia Prieto.
Acorde a los contenidos programados,
se persigui como objetivos generales: analizar las problemticas de los espacios rurales en la actualidad (despoblamiento del
campo), interpretar el proceso de agriculturizacin y sus consecuencias (tenencia de
la tierra, nuevos actores rurales), y buscar
relaciones entre el campo y la ciudad en espacios regionales.
La experiencia se encuadra en el convencimiento del potencial formativo de la
Geografa en la formacin del ciudadano,
desde un enfoque de enseanza de la Geografa que favorezca el aprendizaje autnomo de los estudiantes, donde la participacin activa y crtica no debe estar ausente.
Una de las preocupaciones de la enseanza de la Geografa en la escuela secundaria es la gran cantidad de contenidos especificados en el currculum, en relacin a
la escasa carga horaria (dos horas reloj semanales), situacin que obliga, en muchos
casos a priorizar una mirada a veces poco
profunda de los temas, de modo de abar-

El estudio del territorio rural a partir de una pelcula de investigacin. Experiencia de...

car la mayor cantidad durante el ciclo. Otra


de las preocupaciones es la formacin del
pensamiento crtico, que los alumnos sean
capaces de opinar, debatir, tomar decisiones fundamentadas. Frente a este planteo,
y en correspondencia a una de las unidades
de la Asignatura en la cual se encuadra la
experiencia La cuestin rural en Argentina, el film fue seleccionado como estrategia didctica por su potencialidad para
vertebrar los contenidos de la unidad a un
caso de estudio de la regin pampeana, de
modo de permitir de manera interrelacionada y profunda, el anlisis de la dinmica
socioeconmica y poltica del espacio rural
en la actualidad y en otras dcadas de la
historia argentina, los problemas que hoy
afectan al campo y a productores agropecuarios pequeos, el modo de vida de
ciudades ligadas a la actividad del campo,
entre otros contenidos.
Entre otras de las potencialidades, y de
modo de aportar a la formacin del pensamiento crtico del alumno, se propuso
como un complemento fundamental de la
experiencia, el diseo, aplicacin y registro de una entrevista semi-estructurada y
abierta por parte de los alumnos para llevar a cabo el anlisis del film, con la invitacin de una de las colaboradoras de la
pelcula de investigacin.
A travs de la entrevista, se posicion al
alumno en una postura investigativa de
modo de favorecer el anlisis de cuestiones
propias del tema de la unidad, sino que
adems, desde la motivacin de los alumnos, se indagaron otras cuestiones referidas al proceso de filmacin (tecnologa),
los problemas afrontados, las horas de
filmacin, las repercusiones de la pelcula
a nivel local, regional e internacional, adems de la mirada introspectiva de la autora
(sentimientos, sensaciones, expectativas,
cuestiones pendientes, etc).
Sin duda, la riqueza de este complemento, la pelcula y uno de los autores de la

misma in situ, favorece el aprendizaje significativo, aporta conocimientos que van


ms all de lo planificado, movilizan cuestiones actitudinales (valores, sentimientos,
emociones) a las que muchas veces no se las
considera prioritarias, representa una forma
diferente, ms amena y real de llevar a cabo
la enseanza aprendizaje de la Geografa.
Consideramos que emplear como centro de inters para el abordaje de un tema
geogrfico una pelcula, constituye una estrategia interesante y til para el tratamiento de los temas en el aula, as como para
favorecer la integracin conceptual y desde
una perspectiva que va ms all de lo estrictamente geogrfico con posibilidad de
apertura a un enfoque interdisciplinario.
Con esta propuesta aportamos una manera atractiva y motivadora de llevar a cabo
la enseanza y aprendizaje, donde es posible situar al alumno desde una postura de
investigador a partir del diseo de la entrevista; accin que implica pensar interrogantes que van ms all de la informacin
que brinda el film, lo cual exige una actividad intelectual ms profunda del alumno.
La experiencia se estructur en tres secuencias didcticas, sobre la base de los
fundamentos del constructivismo, las cuales se describen a continuacin.
La instancia previa, se llev a cabo a
partir de la presentacin, anlisis y discusin de un documento publicado sobre la
base de una entrevista a Bertoncello (2011)
y un artculo periodstico del Diario la Nacin (2015) sobre la dinmica demogrfica
del espacio rural, la prdida de poblacin,
y las causas de este proceso. Ambas fuentes representan recursos didcticos que actan como disparadores, a fin de no slo
instalar el tema, sino indagar en los conocimientos previos de los estudiantes, y en
los nexos que se pueden establecer con los
contenidos abordados anteriormente. La
interpretacin de los mismos los acerca a
los problemas del espacio rural en la ac615

Mara Natalia Prieto y Mara Amalia Lorda

tualidad, a partir de los cuales se inicia el


tratamiento posterior del mismo desde el
aporte del film.
La segunda instancia consiste en la proyeccin misma de la pelcula y el planteo de
preguntas a presentar bajo la modalidad
del desarrollo de la entrevista semi-estructurada y abierta a una de las autoras de
la pelcula. Como fue expresado anteriormente, no resulta una tarea sencilla pensar
posibles interrogantes que abran al debate
o la controversia y discusin, desde una mirada constructiva. Por ello, la invitacin a
adquirir una postura investigativa pretende
colaborar con el pensamiento crtico.
La tercera instancia, se concreta con la
aplicacin de la entrevista a partir del intercambio desde los interrogantes formulados
previamente desde la postura investigativa
de los alumnos.
Entre las preguntas estructuradas y espontneas que dinamizaron el intercambio surgieron:
~por qu dos productores agropecuarios
(hermanos) presentan visiones opuestas, contradictorias en relacin a la agricultura familiar?
~qu otras pelculas de investigacin se
filmaron?
~en qu se inspiraron para realizar la
pelcula?
~por qu la seleccin de dicho territorio?
~qu repercusiones se plantearon en
Francia al momento de su socializacin?
~qu repercusiones se presentaron a nivel local, en Pig?
~cul era el sentido de los tiempos de silencio o escucha de la naturaleza?
~cmo se establecen los vnculos o relaciones previos a la entrada al terreno?
(entrevistas, actores, espacios)
~cul fue el mayor riesgo o inconveniente que debieron afrontar?
~qued algo pendiente?
Luego del intercambio, y de modo de
registrar el significado de la experiencia,
616

se plante a los alumnos un interrogante:


qu les pareci a ustedes el mundo que
encontraron a partir de la pelcula, qu los
sorprendi, qu aprendieron?.
La respuesta a nivel grupal fue muy positiva, me gust fue la respuesta representativa.
Sin embargo, es interesante destacar las
diferentes impresiones que movilizaron a
los alumnos. A continuacin se describen,
desde la voz de los alumnos, tres testimonios que reflejan esta diferencia:
Me gust la entrevista de las diferentes personas, porque a veces uno piensa una cosa
de la gente del campo que es absolutamente
diferente est bueno ver de las personas del
campo -lo que uno estudia-, las diferentes
opiniones y mentes que se puede encontrar.
Me gust. Me sorprendi la parte de los silencios. No los entenda mucho. Es un pueblo que conozco y me interes mucho.
Siempre viv en la ciudad y es muy difcil ver
las costumbres o cmo se vive en un pueblo, a
comparacin de lo que se vive en la ciudad.

Los testimonios de los alumnos nos permiten verificar el logro de los objetivos alcanzados. El film proporciona testimonios
de diferentes actores vinculados con la
vida del campo y la ciudad-, que permite
interpretar los procesos sociales, los diferentes cambios y transformaciones que
ocurren en un espacio que fue evolucionando hacia la agricultura tecnificada, en otras
palabras, se dedic un tiempo y un espacio para ayudar a reflexionar en conjunto
con los alumnos respecto de qu le pasa
a un pueblo que siempre vivi por y para el
campo?, qu les pasa a los productores
agropecuarios?, qu le pasa al pueblo con
los jvenes?, qu le pasa a la escuela agropecuaria?, qu le pasa a la industria del
pueblo?, entre otros interrogantes.

Conclusiones finales
En el film El campo, el barrio, otras maneras de vivir Pig, es notorio los testimonios de los actores en relacin a las polticas
del Estado y sus impactos en la actividad. Se

El estudio del territorio rural a partir de una pelcula de investigacin. Experiencia de...

dimensiona desde la narracin de los chacareros las diferentes respuestas (decisiones y acciones) que han tenido que adoptar
para hacer frente a las situaciones de crisis
(dificultades para la inversin o modernizacin, para la expansin de este tipo de producciones, para diversificar la produccin y
los espacios de comercializacin).
La singularidad de la experiencia, adems del contenido en s mismo, reside en
la invitacin de una de las colaboradoras
en la elaboracin del film al aula de Geografa, situacin que permiti un intercambio alumnosentrevistado activo y crtico
durante su desarrollo, adems de favorecer

la comunicacin de las impresiones y emociones personales movilizadas durante la


proyeccin de la pelcula.
En este contexto de enseanza y aprendizaje, merece importancia destacar durante la realizacin del intercambio, la
postura investigativa de los alumnos en el
planteo de interrogantes, de posibles hiptesis en relacin a aspectos de la pelcula
que fueron respondidas por el entrevistado, y otras que quedan abiertas a nuevos
interrogantes o que suponen nuevas hiptesis de trabajo. Esta respuesta sin duda se
vincula con los impactos de la pedagoga
de la imagen a partir de los audiovisuales.

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617

Caracterizacin del cultivo de girasol en distintas escalas


espaciales y temporales
Viviana Claudia Prtile, Alejandra Torre Geraldi, Hugo Orlando Arellano,
Pedro Samuel Blanco y Marcelo Jos Adrin Ruiz

Antecedentes
Existen numerosos antecedentes referidos al estudio del cultivo de girasol en
la Repblica Argentina en general, y a escala regional, atendiendo principalmente
a la regin del Noreste Argentino como
segunda productora de esta oleaginosa
a nivel nacional. Los principales estudios
e investigaciones los desarrolla ASAGIR
(Asociacin Argentina de Girasol). Dicha
Asociacin presenta informacin actualizada enmarcada en artculos cientficos y
libros dedicados a la recopilacin de datos de cultivos de girasol, as como en el
anlisis de dicha informacin y distintas
cuestiones que afectaron al mismo a travs el tiempo.
Particularmente, dentro de la investigacin que se ha realizado sobre la temtica,
se han encontrado tres artculos que reflejan las caractersticas ms generales del girasol y la distribucin geogrfica en Argentina y el Noreste Argentino:
1. Una obra realizada por Rubn Parra y
Mara Ana Sosa (2001), titulada La
soja y el girasol en el Noreste Argentino.
2. Una obra realizada por Martn Daz
Zorita, Gustavo Duarte y Eleonora
Plante (2003) que se llama El cultivo
de girasol.
3. Una obra realizada por Daniel Franco
(2010) llamada Girasol y soja.

Introduccin
El estudio geogrfico de un cultivo representa todos aquellos aspectos relacio-

nados con la distribucin de las superficies


capaces de desarrollar ese determinado
cultivo. Pero hay que tener en cuenta que
este estudio no es una mera categorizacin
de lugares donde se puede cultivar una
planta, sino que trasciende todo aquello
que compete a la descripcin del hecho
geogrfico. Esto quiere decir que, ajustado
a la temtica de los cultivos, se pretende
brindar una aproximacin sobre las causas
de esa localizacin, las relaciones y conexiones que se dan con los dems elementos
del espacio geogrfico.
Existen muchas perspectivas que pueden ser abordadas para caracterizar geogrficamente a un cultivo, pero siempre se
debe tener en cuenta la metodologa a utilizar para el desarrollo de esta temtica, ya
que sta es la que va a permitir la mayor o
menor comprensin de ese tema y el mayor
o menor grado de cumplimiento de los objetivos que se persiguen.
En esta oportunidad, estudiaremos al
girasol como uno de los principales cultivos oleaginosos producidos a escala nacional, regional y provincial. Se trabajar
a partir del reconocimiento de las caractersticas de este cultivo y a la vez el anlisis de la evolucin del mismo, atendiendo a su importancia dentro del contexto
sealado.

Objetivos
~~Analizar la dinmica productiva del
cultivo de girasol de acuerdo a distintas
escalas espaciales y temporales.
~~Destacar la importancia de la produc619

V. Prtile, A. Torre Geraldi, H. Arellano, P. Blanco y M. Ruiz

cin de dicho cultivo en relacin al contexto agrcola argentino y en particular


a la regin Nordeste, y dentro de la misma, a la provincia del Chaco.

Desarrollo
Nociones

introductorias sobre el cultivo de

girasol

El girasol es una planta herbcea que


se encuentra dentro del grupo de los cultivos de las oleaginosas segn la clasificacin realizada por el Ministerio de Agricultura, Ganadera y Pesca de la Nacin
Argentina (MAGyP). Este cultivo posee
una gran dependencia de las condiciones
trmicas y de la disponibilidad hdrica, ya
que el primero regular la germinacin
de la semilla y el segundo se encargar
del crecimiento posterior de la planta
(cfr. Daz Zurita et al., 2003), sin tener en
cuenta las condiciones edficas, ya que se
desarrolla satisfactoriamente en muchos
tipos de suelos.
La siembra de girasol generalmente
se realiza en pocas tempranas porque
se precisa de una temperatura cercana a
los de 10C, pero adems se requiere de
precipitaciones que oscilen entre los 300
a 450 milmetros para el brote rpido y
vertiginoso de la semilla. En promedio, el
ciclo productivo de este cultivo comprende de 100 a 150 das, pero vara de acuerdo a la latitud por la temperatura y el
fotoperiodo, a la disponibilidad de agua y
nutrientes y a la calidad de la semilla (cfr.
Daz Zurita et al., 2003); en la Argentina,
los momentos de siembra son variados
pero se recomienda que sea temprana entre los meses de agosto y octubre.

El cultivo de girasol en Argentina


El cultivo de girasol en la Repblica Argentina constituye el segundo ms importante dentro de las oleaginosas. Aunque
en la mayor parte de su historia dentro del
620

territorio y su extensin de superficie sembrada fue destinada slo para la rotacin


de cultivos, ste ha constituido una fuente
importante de recursos alimenticios e industriales para el consumo interno y para
la exportacin. Por sus requerimientos climticos y edficos, las reas de cultivo y
produccin de girasol se extienden desde
el norte de Chaco hasta el sur de la Regin
Pampeana, aunque existe una tendencia
de desplazamiento hacia el oeste del pas
(cfr. Franco, 010).
La superficie sembrada con girasol se
desarrolla en ocho provincias segn el
MAGyP (Mapa 1): Buenos Aires (52,1%),
Chaco (12,2%), Crdoba (2,2%), Entre
Ros (0,5%), La Pampa (19,6%), San Luis
(1,8%), Santa Fe (10%) y Santiago del Estero (1,6%). Sin embargo, este mismo organismo distingue en cuatro extensas reas
de produccin de girasol con base en las
condiciones ambientales y fines comerciales (Mapa 2):
~La regin norte (integrada slo por la
provincia de Chaco, donde las condiciones ambientales son propicias
para el desarrollo de este cultivo sin
intervencin humana a travs de fertilizantes).
~La regin pampeana del norte (rea
ms extensa y ms productiva del
pas, que posee ventajas al encontrarse muy prxima a los centros de
consumo y comercializacin, conectada por una densa red de transporte).
~La regin pampeana del sur (muy
prxima a los centros de consumo y
comercializacin pero con intervencin humana moderada para evitar
la influencia negativa de los fenmenos atmosfricos como las heladas).
~La regin pampeana del oeste (con
elevada intervencin humana para
su desarrollo a travs de fertilizan-

Caracterizacin del cultivo de girasol en distintas escalas espaciales y temporales

tes, posee un sitio relativamente


desfavorable producto de su lejana
hacia los centros de consumo y comercializacin).
La superficie sembrada con girasol en el
pas tambin ha variado considerablemente a travs del tiempo. Esta especie tiene ya
antecedentes desde fines del siglo XIX pero
se comenz a cultivar en gran medida hacia
principios de 1900 en la regin pampeana.
Algunos autores distinguen distintas etapas en el proceso histrico de este cultivo
dentro del pas, con un inicio a partir de su
consolidacin y expansin hasta 1950, luego de una crisis y recuperacin en el sector
hasta 1975, para llegar hasta la actualidad
con la difusin de hbridos y la implementacin de nuevas tecnologas de desarrollo
(cfr. Franco, 2010).
La superficie sembrada con girasol en
nuestro pas se refleja en millones de hectreas (Figura 1). Durante la campaa de
1998/1999 se observa un mximo que su-

pera las 4 millones de hectreas y un mnimo durante la campaa de 2013/2014 con


un valor inferior a 1,7 millones de hectreas. En cuanto a su evolucin, se pueden
reconocer perodos de mximas, seguidos
por mnimas bruscas de superficie sembrada durante las campaas de 1994/1995 a
1996/1997, de 1996/1997 a 2000/2001,
de 2000/2001 a 2003/2004, de 2003/2004
a 2009/2010 y de 2009/2010 a 2013/2014.
En lneas generales, la superficie sembrada con girasol en el pas posee una tendencia decreciente, posiblemente debido
a la expansin de otras oleaginosas como
la soja, por cuanto este cultivo sigue una
marcha inversa, creciente, respecto a la del
girasol. Segn Franco (2010) la soja en
las ltimas dcadas mostr un crecimiento
constante, a una tasa de 6,3%; la produccin mostr igual tendencia, ms all de
cadas puntuales [] por lo que la superficie destinada a girasol sigui una tendencia
opuesta a la soja.

621

V. Prtile, A. Torre Geraldi, H. Arellano, P. Blanco y M. Ruiz

Figura 1. Superficie sembrada con girasol por campaa. Repblica Argentina.


Campaas desde 1994/1995 hasta 2014/2015

Fuente: elaboracin personal sobre la base de datos extrados del MAGyP, 2015

El cultivo de girasol en el noreste argentino


El cultivo de girasol en el noreste argentino constituye una de las principales actividades primarias junto con la produccin de
soja, arroz, trigo, algodn, maz; la cra de
ganado y la explotacin forestal. Segn el
Instituto Nacional de Estadstica y Censos,
esta regin est compuesta por las provincias de Chaco, Corrientes, Misiones y Formosa; sin embargo, el MAGyP propone que
el rea donde se produce girasol con fines
comerciales es gran parte de la provincia de
Chaco y el norte de Santa Fe debido a sus
condiciones climticas y edficas que permiten el desarrollo del cultivo en secano.
En esta regin, el cultivo de girasol posee una tendencia creciente con perodos
de altas y bajas que se analizarn seguidamente (Figura 2). En general, la marcha
de la superficie sembrada con este cultivo
revela la influencia de los procesos histricos-coyunturales y las condiciones agroecolgicas del espacio explotado.
Durante las campaas 1994/1995 y
1999/2000 se ha observado un leve incremento de la proporcin de tierras destinadas a los cultivos de girasol, a lo que Parra
y Sosa (2001) responden que se debe al
intenso mejoramiento tecnolgico y ambiental, que permiti que los grupos de ma622

duracin aptos para la zona se adaptaran


sin inconvenientes, ms all de la influyente
condicin pobre de humedad edfica.
Luego de esto el valor de la superficie por
sembrada descendi efecto de la crisis econmica del 2001 donde muchos productores fueron obligados a dejar de producir por
falta de poder adquisitivo para recursos e insumos. Durante la campaa de 2002/2003
el valor asciende superando las 300 mil hectreas, posiblemente debido al marcado dficit y el escaso contenido de materia orgnica del suelo (cfr. Parra y Sosa, 2001).
Para la campaa 2004/2005, nuevamente se dio un descenso marcado en la marcha
de superficie implantada que probablemente se debi a las inundaciones registradas en
la provincia, aunque luego de esta campaa, se observa un aumento del valor llegando a 400 mil hectreas sembradas.
Desde las campaas de 2006/2007 a
2009/2010 se observa un desplome en la
produccin de girasol, siendo un ciclo de
mala racha para el cultivo con la peor siembra en dcadas (Colombres, 2010). Esta
situacin fue el efecto de una combinacin
de factores polticos a escala nacional e internacional y tambin ambientales: la baja
cotizacin del dlar que redujo el precio
de la soja y, por consiguiente, la de los de-

Caracterizacin del cultivo de girasol en distintas escalas espaciales y temporales

ms cultivos, adems de un dficit hdrico


por escaso aporte de precipitaciones en la
regin (cfr. Colombres, 2010). No obstante, durante las campaas de 2009/2010
a 2013/2013 ha experimentado un incremento, superando las 400 mil hectreas,
donde Colombres, M. (2010) explica que
los
buenos
precios
parecen
ser
la clave para el incipiente cambio de tendencia en la siembra []
Las buenas perspectivas para el cultivo se
deben a la firmeza general de los precios,
explicadas por el dlar dbil y por la sequa
sufrida en los pases de la ex Unin Sovitica.

Por ltimo, cabe destacar que durante la


campaa de 2013/2014 y en la actualidad,
la superficie destinada al cultivo de girasol
descendi abruptamente debido a las escasas precipitaciones que se registraron en la
regin, segn el MAGyP (2014).
La provincia de Chaco posee el 99% de
la superficie implantada con girasol en el
marco regional, por cuanto las dems provincias integrantes no tienen un papel significativo y esto se debe fundamentalmente
a los condicionantes fsicos y la tipologa
productiva que presentan cada una de ellas
dentro del contexto econmico nacional.

Figura 2. Superficie sembrada con girasol por campaa. Regin NEA y provincia de Chaco.
Campaas desde 1994/1995 hasta 2014/2015

Fuente: elaboracin personal sobre la base de datos extrados del MAGyP, 2015

El cultivo de girasol en el Chaco


La provincia de Chaco, posee una importancia manifiesta a escala regional y
nacional en cuanto al desarrollo del cultivo
de girasol. A decir, fue la nica provincia
que produjo durante mucho tiempo y que
an lo sigue haciendo, cultivo de girasol
dentro de la regin del noreste argentino.
Durante la campaa de 1994/1995, esta
jurisdiccin se caracterizaba por una baja
produccin de girasol ya que la superficie
sembrada no superaba las 16.400 hectreas. La mayora de los departamentos de
esta provincia producan menos de 8.000
ha, siendo solo Chacabuco y 12 de Octu-

bre, que superaron ampliamente el espacio


producido. (Mapa 3).
Durante la campaa 1999/2000, la provincia ha aumentado su produccin aunque un gran nmero de departamentos
no logr hacerlo. En este caso, Chacabuco
conforma el nico departamento con un
valor entre 16.401 y 24.600 hectreas sembradas de girasol; le siguen 12 de Octubre,
2 de Abril, Fray Justo Santa Mara de Oro,
Mayor Luis Fontana, 9 de Julio y General
Belgrano con 8.201 a 16.400 hectreas
sembradas. En este caso, el resto de los departamentos presentan un valor inferior a
las 8.200 hectreas sembradas. (Mapa 4).

623

V. Prtile, A. Torre Geraldi, H. Arellano, P. Blanco y M. Ruiz

variable ya que algunos departamentos aumentan su valor de superficie implantada,


mientras que otros disminuyen considerablemente. En este perodo la mxima superficie
implantada se observa en la jurisdiccin de
OHiggins, mientras que los menores valores,
inferiores a 15.000 hectreas, corresponden
al resto de la provincia (Mapa 7).

En la campaa 2004/2005, la provincia


increment an ms la cantidad de superficie sembrada con girasol, donde los mayores valores continan manifestndose en los
departamentos Chacabuco y 12 de Octubre
con 32.801 a 41.000 hectreas sembradas
respectivamente, a los que le siguen 2 de
Abril, 9 de Julio, OHiggins y General Belgrano con 24.601 a 32.800 hectreas cultivadas. En cuanto a los valores de los restantes
departamentos son inferiores a 24.600 hectreas. (Mapa 5).
En la campaa 2009/2010, se produjo
un descenso notable en la cantidad de tierras destinadas al cultivo de girasol en la
mayora de los departamentos, inclusive en
aquellos que presentaban los mximos valores (Mapa 6).
Por ltimo, para la campaa de 2014/2015,
el comportamiento del fenmeno resulta
624

Caracterizacin del cultivo de girasol en distintas escalas espaciales y temporales

A grandes rasgos, los factores ambientales (clima y suelo) son los que van a influir en mayor medida porque condicionan
la existencia y posibilidad de cultivo tratndose de un sistema de secano, y luego de
estos, se encuentran los factores socioeconmicos, no slo vinculado al acceso de
nuevas tecnologas, sino tambin los coyunturales que impactan en la produccin
a diferentes escalas.
Las reas donde se dan los mayores valores, segn las representaciones cartogrficas analizadas anteriormente, muestran
la coincidencia con la descripcin de cada
una de las zonas; no obstante, las reas
donde menos se desarrolla la produccin
de este cultivo, no constituyen zonas especializadas para este tipo de actividad. Esto
quiere decir que existe una centralizacin
del espacio productivo girasolero en la
provincia del Chaco condicionado por los
factores anteriormente citados.
Por otro lado, los ingresos que genera este cultivo en los meses de diciembre
y enero son muy importantes porque estn sujetos a cosechas con alta seguridad
y bajo costo por su gran adaptabilidad al
medio. Otro aspecto a tener en cuenta es
el entorno donde vive el agricultor de girasol en relacin a su capacidad cientfica y tcnica, ya que en los sectores donde
existe mayor produccin posiblemente los

agricultores tengan tcnicas especializadas


para posibilitar eficientemente el desarrollo del proceso vital de este cultivo: la posibilidad de doble siembra, la utilizacin
de maquinaria, el menor requerimiento de
fertilizantes, la utilizacin de hbridos, etc.
(cfr. Parra y Sosa, 2001).

Conclusin
Como se ha sealado, el cultivo de girasol tiene un papel importante en las distintas escalas productivas del pas, siendo
la regin Pampeana y NEA las que concentran las mximas superficies implantadas,
y en esta ltima, la provincia del Chaco
como la principal jurisdiccin girasolera
del norte argentino.
Se han cumplido los objetivos planteados en el trabajo, analizando el comportamiento y evolucin de esta oleaginosa
en las distintas escalas propuestas para su
estudio. De esta manera se puede sealar
que este cultivo posee una importancia estratgica para el desarrollo de la economa
primaria de nuestro territorio.
Para finalizar, es importante destacar que
el anlisis realizado ha sido abordado desde
el punto de vista geogrfico, verificando los
cambios espaciales de la produccin a travs de sucesivas campaas, a nivel nacional,
regional y provincial, atendiendo a los factores que han participado en este proceso.

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Instituto Nacional de Tecnologa Agropecuaria (INTA).

Lugares de la memoria: una propuesta para pensar el


estudio del espacio y el tiempo a partir del uso de las TIC
dentro y fuera del aula
Lucrecia Daz, Vanesa Gregorini y Sabrina Martino Ermantraut

Introduccin
La presencia de las tecnologas en todo
tiempo y lugar nos permite estar donde
nuestro cuerpo no llega y proyectarnos
como sujetos escolares en otros espacios
que exceden los lmites fsicos del aula. En
este sentido, el Estado Nacional ha avanzado en direccin a ampliar el acceso a las
TIC y los nuevos lenguajes tecnolgicos
a travs de la Ley de Educacin Nacional
(2006) y tambin desde la implementacin del Programa Conectar Igualdad
(2010). Esta poltica se presenta como un
intento de acortar la brecha tecnolgica
y aboga por la inclusin digital educativa, lo cual ha implicado un desafo para
las instituciones y los actores que forman
parte del sistema educativo.
En este trabajo intentaremos presentar
cmo se resignifican las nociones de espacio y tiempo a partir del uso de las TIC en
las propuestas ulicas de Geografa e Historia, tomando como punto de partida la
nocin de aprendizaje ubicuo presentado
por Nicholas Burbules (2010). Especficamente si nos referimos a las nociones de
espacio y tiempo y su abordaje desde los
dispositivos tecnolgicos cabe decir en primer lugar que
El espacio, a la par que el tiempo, son categoras del pensamiento humano que tienen
una entidad trascendente en nuestra cosmovisin y por ello se reconocen como ejes
organizadores de los contenidos del rea de
Ciencias Sociales en el marco del saber escolar (Comes, 1999).

Las TIC

en la enseanza: el sentido de
la ubicuidad

El trabajo con TIC en las aulas ha cambiado el modo de concebir el aprendizaje


en dos sentidos, al menos. Por un lado, debido a que el lugar fsico ya no es una condicin necesaria para el dnde y el cmo
la gente aprende (Burbules, 2010), de esta
manera el espacio y tiempo se resignifican.
Y por otro lado, se refiere al aprendizaje
ubicuo, que permite un modo ms social de aprender, aprender con otros an
cuando estamos solos. Interesa en este
trabajo desarrollar el sentido del aprendizaje ubicuo porque nos ayuda a profundizar la transformacin de las nociones
de tiempo y espacio. Cuando Burbules se
refiere a aprendizaje ubicuo hace mencin a seis dimensiones, interrelacionadas
entre s, que denotan cambios significativos en la vida cotidiana de las personas.
Nos referimos a la redefinicin del espacio
(cualquier lugar), portabilidad (los dispositivos que usamos como vestimenta),
interconectividad (inteligencia extensible)
y prctica que implica el desdibujamiento
entre actividades o esferas de la vida que
tradicionalmente han sido concebidas
como separadas como trabajo-diversin,
aprendizaje-entretenimiento. Asimismo, se
relaciona con cambios asociados a lo temporal (cualquier momento) y la existencia
de redes y flujos de personas, informacin
e ideas globalizadas.
De lo antedicho procuramos destacar el
sentido espacial que refiere al hecho de que
627

Lucrecia Daz, Vanesa Gregorini y Sabrina Martino Ermantraut

las tecnologas digitales estn siempre presentes en nuestra cotidianeidad, desde una
variedad de dispositivos constantemente
conectados a Internet dondequiera que
uno est. Esta ubicuidad espacial transforma los procesos de aprendizaje y memorizacin, ya que podemos buscar todo y participar de entornos de formacin a travs
de dispositivos tecnolgicos. En cuanto al
sentido temporal se vincula al uso de dispositivos para grabar programas de televisin y verlos en diferido, y al creciente uso
de modos no sincrnicos de comunicacin
(por ejemplo, programas educativos en lnea) que reflejan otro manejo de los horarios, lo cual permite tratar de adecuar los
tiempos y actividades a nuestros hbitos
y preferencias. En este sentido, el aprendizaje ubicuo parte del presupuesto de
que la gente puede hacer ms elecciones
acerca del dnde, del cundo y del cmo
aprenden. El tiempo de aprendizaje puede
ser y debera ser diferente para las diferentes personas en circunstancias diferentes
(Burbules, 2010, p. 230).

Importancia

de las tecnologas para el


estudio del espacio y el tiempo

Numerosas son las discusiones en relacin a la importancia que adquieren las tecnologas de la informacin y la comunicacin (TIC) para la enseanza de la Geografa
y para el abordaje de su objeto de estudio: el
espacio. Podemos decir que las tecnologas
digitales constituyen una fuente de informacin relevante: mapas, datos, grficos, documentos, textos, entre muchos otros. Asimismo, estos dispositivos constituyen una
herramienta altamente valiosa para ensear
a pensar el espacio y experimentarlo. En primer lugar, esto se ve materializado en una
mayor disponibilidad de informacin cartogrfica de tipo digital: mapas, datos, fotografas e imgenes de Internet que deben
su difusin a los sistemas de informacin
geogrfica (SIG) y las tecnologas de inves628

tigacin geogrfica (TIG) y que adems han


facilitado la reproduccin de datos de gran
heterogeneidad y complejidad en tiempo
real (real time data acquisition RTDA) y la
cartografa en tiempo preciso (just in time
mapping, JITM). (Capel, 2009).
A su vez, la existencia de algunos atlas
digitales digitales (Google Earth, Google
Maps), que se han incorporado a la vida
cotidiana de un sinnmero de personas
alrededor del mundo, ha posibilitado una
mayor socializacin de la informacin cartogrfica que antes solo quedaba circunscripta a manos de ciertas lites de conocimiento. En lo que respecta a Google Earth,
se constituye como un tipo de tecnologa
de datos espaciales que presenta grandes
potencialidades al momento de representar, visualizar y producir informacin sobre diferentes lugares del mundo. Permite
representar datos espaciales de gran heterogeneidad en tiempo casi real, visualizar el
espacio a travs de la superposicin de capas de informacin (referida a calles, rutas,
edificios), realizar recorridos virtuales desde
diferentes ngulos y posiciones y en diferentes escalas de anlisis, la posibilidad de calcular distancias y establecer coordenadas de
localizacin de lugares, entre otras opciones. Por esto, creemos que el uso de Google
Earth constituye una herramienta poderosa
para el abordaje de diferentes problemticas geogrficas que guardan relacin con
la vida cotidiana de los alumnos, lo cual se
manifiesta en la presente propuesta.
En lo que respecta al campo de la Historia, las TIC juegan un rol fundamental en
generar la posibilidad de hacer con otros,
de trabajar colaborativamente, de incentivar el intercambio y el co-aprendizaje. Diferentes experiencias del uso de TIC en el
aula apuntan a incorporar las tecnologas
a fin de enriquecer los propsitos de las
propuestas de enseanza, fomentar aprendizajes crticos y significativos en los alumnos, haciendo hincapi en la comprensin

Lugares de la memoria: una propuesta para pensar el estudio del espacio y el tiempo...

del contenido a partir de la reflexin y problematizacin del pasado en relacin con


el presente y su contexto inmediato.
Teniendo en cuenta lo sealado, consideramos que el uso de las TIC debe apuntar a fomentar el trabajo grupal, para favorecer la comunicacin y los intercambios
entre compaeros, ubicando al docente
como mediador y gua. Como afirma Feldman, uno de los roles del docente en el
aula es favorecer el trabajo grupal, creando
un orden de trabajo, coordinando tareas y
ayudando a los alumnos[1]. En tal sentido,
el desarrollo de actividades grupales con el
fin de enriquecer la experiencia formativa
y debido al valor educativo que implica,
favoreciendo el intercambio entre pares y
procurando estimular las tareas de aprendizaje[2]. En algunos casos, estos trabajos
grupales son pensados de modo tal que el
uso de tecnologas promueve el trabajo colaborativo y la comunicacin con el docente y entre los alumnos[3].
Como sostiene el marco terico conceptual TPACK (Mishra y Koehler, 2006),
la inclusin de las tecnologas en nuestras
clases no debe implicar el embellecimiento
[1] Feldman, D. (2010). Didctica General (1a. ed., p. 12). Buenos Aires: Ministerio de Educacin de la Nacin.
[2] Ibd, p. 39.
[3] La pgina Histodidctica www. ub.edu/histodidactica/ que
ofrece un listado de recursos, propuestas y recursos audiovisuales (de diferente calidad y rigor histrico) factibles de ser utilizados en las clases de historia, tales como webquest, visitas a
museos virtuales y animaciones online. Cabe sealar que algunos
de estos recursos se encuentran en idiomas como cataln, ingls,
francs o italiano. Otra pgina interesante es la de Eloi Biosca
que ofrece la reconstruccin de dos monumentos histricos catalanes que se encuentran en ruinas en la actualidad: El templo
romano de Barcelona y el castillo de Mur http://www.xtec.cat/~ebiosca/ Asimismo, Proyecto Clo ofrece propuestas interesantes para la investigacin y el aula http//clio.rediris.es/ mientras el portal realizado por Juan Carlos Ocaa presenta variedad
de informacin historiogrfica online as como enlaces a diferentes recursos educativos para el abordaje de la historia mundial
http://www.historiasiglo20.org/. Adems el portal http://educahistoria.com/ ofrece recursos interactivos sobre cuestiones didcticas y sobre historia europea. Por ltimo, otra de las pginas
interesantes es la de Toms Valero Martnez www.cinehistoria.
com. En cuanto al mbito nacional, el portal educ.ar ofrece secuencias didcticas que incorporan recursos interactivos y buscan fomentar usos enriquecedores de las TIC en el aula.

de las mismas sino un cambio en nuestras


prcticas, considerando como aspectos
fundamentales las decisiones ligadas a los
aspectos disciplinares (definir un tema o
bloque de contenidos) y pedaggicas (seleccionar tipos de actividades, establecer el
rol del docente y los alumnos as como las
estrategias de evaluacin a implementar).
Al respecto, Ivo Mattozzi (1997) afirma
que la eleccin debe ser guiada por criterios de significatividad, lo que incluye apelar a conceptos previos, motivaciones de
los alumnos y conocimiento del presente.
Una vez definidas tales decisiones, los esfuerzos deberan encaminarse a buscar los
recursos apropiados, pensando en la finalidad de su utilizacin y el modo de uso.
Por lo tanto, el diseo de secuencias y
clases que incorporen el uso de TIC debe
implicar una reflexin sobre objetivos que
nos proponemos, los contenidos curriculares y las metodologas para luego decidir
qu recursos tecnolgicos son los adecuados para incorporar, considerando el contexto de futura implementacin. Como
afirma Judi Harris, la multiplicidad de contextos en los que interactan alumnos y
docentes influye en los conocimientos que
ambos necesitan para ensear y aprender.
Por lo tanto estas variables contextuales
(tiempo, recursos disponibles, prcticas escolares, conocimientos previos), deben ser
consideradas a la hora de planificar, ya que
operan como lmites o facilitadores de una
enseanza que busque utilizar los recursos
digitales de un modo significativo.
De este modo, el desafo tanto en el rea
de Historia como en la Geografa contina
siendo el hecho de animarnos a implementar secuencias y formas de trabajo que incorporen TIC, afrontando las dificultades
de los diferentes contextos educativos. Es
decir, es evidente que el contexto cambia
las posibilidades de aquello que los docentes proponemos y diseamos, afrontando
la necesidad de replantear nuestras deci629

Lucrecia Daz, Vanesa Gregorini y Sabrina Martino Ermantraut

siones curriculares, pedaggicas y tecnolgicas[4]. Como plantea Maggio, el desafo


de los docentes es que las TIC sean recursos que generen mayor relevancia para
alcanzar las finalidades educativas. En el
intento de crear puentes que encaucen
los intereses de nuestros alumnos hacia lo
curricular, creemos que las TIC se pueden
convertir en recursos potenciales para ayudar a construir ese camino, ubicando a los
docentes como diseadores y facilitadores
de los mismos y a los alumnos como sus
principales hacedores.

Propuesta Didctica Interdisciplinar


para Geografa e Historia
Esta propuesta consta de un trabajo
interdisciplinar desde los espacios curriculares de Geografa, Historia y Proyectos
de Investigacin en Ciencias Sociales y ha
sido pensada para un 6 ao de la escuela
secundaria.
Desde el espacio curricular de Geografa se propone la incorporacin de las TIC
en la enseanza, fomentando su utilizacin
para el desarrollo de preguntas, formulacin y tratamiento de problemas en ese
rea, as como para la obtencin, procesamiento y comunicacin de la informacin
generada. Asimismo se promueve el trabajo con mapas (topogrficos, temticos
u otros), utilizando la riqueza de sus elementos cartogrficos y las interpretaciones
que se puedan hacer de ellos. Se invita a
los estudiantes a indagar en el conocimiento geogrfico, con el objetivo de desarrollar saberes en relacin con el manejo de
la informacin escrita, estadstica y grfica,
as como la correspondiente a las TIC, aplicadas a los Sistemas de Informacin Geogrfica (SIG). La propuesta para llevarlo a
[4] En el sentido dado por el enfoque TPACK. Ver Magadn, Cecilia (2012). Clase 4: El desafo de integrar actividades, proyectos y tareas con TIC, Ensear y aprender con TIC, Especializacin
docente de nivel superior en educacin y TIC, Buenos Aires, Ministerio de Educacin de la Nacin

630

cabo se basa en el desarrollo de investigaciones que tengan un especial nfasis en el


componente local, sin abandonar escalas
geogrficas mayores, lo que propicia una
estrategia metodolgica que permite por
medio de estudios cuantitativos y cualitativos un mayor vnculo con los protagonistas de las cuestiones que se estudiarn.
Esta modalidad de desarrollo de la materia es una oportunidad para que se establezcan y refuercen relaciones entre la escuela y
la comunidad, tal como se promueve desde
los propsitos de la orientacin en ciencias
sociales. No slo por el hecho de tratar temas y problemas geogrficos que pueden
estar involucrados en la cotidianeidad de
las relaciones sociales, sino por la posible
apertura de la escuela a los miembros de la
misma comunidad, que puede hacerse por
medio de exposiciones, ferias de ciencias
sociales o debates pblicos.
Desde el diseo curricular de Historia,
pensado para las orientaciones en Ciencias
Sociales y en Arte, se retoman los contenidos de Historia Reciente[5] argentina con el
fin de abordarlos por medio de proyectos
de investigacin que incorporen diferentes
recursos y la Historia Oral como metodologa y enfoque historiogrfico. As, intenta promover un abordaje que privilegia la
produccin del saber histrico y su investigacin, buscando que los alumnos puedan
acceder a las caractersticas del campo de
investigacin de la Historia, a partir de un
acercamiento a las tcnicas y formas de
hacer del historiador.
Cabe sealar que el diseo en cuestin
promueve el desarrollo de proyectos interdisciplinarios con materias afines tales
como Geografa y Proyectos de Investiga[5] Franco y Levn (2007) definen la Historia Reciente por las
inquietudes que interpelan a las sociedades contemporneas en
contextos particulares, transformando los hechos del pasado reciente en problemas actuales. Desde la perspectiva de las autoras, esto ocurre con aquellos sucesos que se han vuelto traumticos para la sociedad y por lo tanto se han convertido en objeto
primordial para la investigacin histrica.

Lugares de la memoria: una propuesta para pensar el estudio del espacio y el tiempo...

cin, en vistas de favorecer la planificacin


de clases compartidas, el enriquecimiento
de perspectivas, la organizacin de visitas
fuera de la institucin, estimulando el intercambio con diferentes actores sociales
(Diseo Curricular, p. 38).
Desde la perspectiva sealada, pensamos la propuesta esbozada a continuacin
como un modo de presentar a las memorias en plural, afirmando la existencia de
memorias antagnicas, que conviven en el
presente, que se manifiestan y nos interpelan. Nos encontramos en la sala de aula
con la existencia de memorias antagnicas?
Cules son los discursos que predominan?
Qu dificultades y complejidades se suman a la hora de ensear temas asociados
a la historia reciente? La historia reciente se
enfrenta a la existencia de distintas memorias: individuales, colectivas, pblica, privadas (Diseo Curricular, p. 41).

Problema a abordar
La existencia de memorias en plural,
antagnicas, que conviven en el presente,
que se manifiestan en la configuracin de
identidades territoriales, subjetivas que influyen en la percepcin y significacin del
espacio y el tiempo.

Objetivos de la enseanza
~Complejizar el abordaje de las categoras
de tiempo y espacio a partir de la construccin colectiva del conocimiento.
~Generar espacios para discutir, reflexionar y problematizar la relacin entre
historia, memoria e identidad territorial, procurando evidenciar los vnculos
entre el pasado y el presente.
~Fomentar el uso de diversos recursos
tales como imgenes, videos, presentaciones audiovisuales con el fin de
enriquecer el trabajo con las TIC en la
enseanza.
~Utilizar las TIC como un puente para
crear un trabajo colaborativo virtual

que promueva el intercambio y el hacer


con otros, ofreciendo usos de las TIC
desconocidos, creativos e innovadores
~Recuperar los conocimientos previos y las
valoraciones de los alumnos acerca de los
espacios de memoria local, propiciando
el encuentro con la historia cercana, motivando la reflexin sobre la importancia
de los lugares de la memoria.

Objetivos del aprendizaje


~Que los alumnos logren incorporar las
TIC para trabajar con proyectos en el
aula, logrando producciones colaborativas donde se desarrollen preguntas y
formulen problemas, al tiempo que se
obtengan, procesen y comuniquen informaciones y datos.
~Que los alumnos problematicen la Historia Reciente argentina, los actores
implicados, los objetivos, los intereses
en juego, estableciendo lazos con el
tiempo presente y con el espacio que
los rodea.
~Que los alumnos puedan discutir y analizar la relacin entre historia, memoria
y la construccin del territorio mediante la incorporacin de una multiplicidad de fuentes y puntos de vista.
~Que los alumnos entiendan la importancia que la Historia Oral posee en la
investigacin histrica y como forma de
abordaje de la Historia Reciente para
acceder a las sensaciones, posiciones y
experiencias de personas que vivieron
en ese tiempo.

Estrategias de enseanza
Se utilizar como metodologa el aula
taller (Ander-Egg, 1991), considerado
como un lugar donde se concibe a los sujetos como protagonistas, con posibilidad
de desarrollar pensamiento crtico, capaces
de problematizar y sistematizar su conocimiento, y a su vez, capaces de dejarse llevar. Esta estrategia busca fomentar el tra631

Lucrecia Daz, Vanesa Gregorini y Sabrina Martino Ermantraut

bajo colectivo y dinmico, enriqueciendo


el trabajo colaborativo, es decir, la realizacin de algo en comn, en colaboracin,
ayudando y recibiendo ayuda.
Asimismo, se plantea la lectura crtica e
interpretacin de distintos tipos de textos
escritos destacando las ideas principales y
problemticas. Se utilizarn adems medios audiovisuales para facilitar la comprensin y el razonamiento del alumno,
incentivando las intervenciones orales, interpelaciones, el dilogo y la reflexin.
Para el abordaje de los contenidos se
utilizarn estrategias expositivas e interactivas. En primera instancia se llevar a cabo
una exposicin del tema acompaado de
la participacin de los alumnos, de forma
tal que se pongan en relacin los conocimientos previos. Luego, se proceder a la
resolucin de diversas actividades que impliquen indagar en diferentes recursos TIC
con la finalidad de ampliar el abordaje y
multiplicar las miradas.

Saberes previos necesarios


Relativos a las disciplinas
Los alumnos debern conocer los acontecimientos y hechos bsicos relativos a la
ltima dictadura militar argentina, especialmente las formas de violencia, persecucin
y privacin de libertad de diferentes grupos
opositores. Adems, debern haber trabajado sobre la lucha por los derechos humanos
y los juicios a militares y civiles implicados.
Relativos al uso de las TIC
Manejo de Google Earth, de Google
Maps, Prezi, PowerPoint, experiencia en la
bsqueda en la web y en el uso de Facebook. Uso de grabador, cmara fotogrfica o dispositivos mviles.
1 Clase: Actividades
Tiempo previsto: 2 horas (120 minutos)
Primer momento: Presentacin de tema
632

lugares de la memoria e indagacin sobre las ideas previas de los alumnos sobre
estos espacios en la Argentina. Armado de
grupos de trabajo (tres alumnos por grupo, donde debe haber una netbook). Los
alumnos debern realizar un listado de los
lugares de la memoria que conocen, considerando para qu fueron usados y cul es
la funcin de los mismos en la actualidad.
Segundo Momento: Divididos en grupos de tres personas, les proponemos visitar virtualmente algunos lugares de memoria desde el sitio Espacio, Memoria y
Derechos Humanos (EX ESMA).
El recorrido histrico permite una visita
fotogrfica por el predio de la ex ESMA, sealando sus marcas y usos durante la ltima dictadura que sufri la Argentina (19761983) y en otros momentos de su historia[6].
En cuanto al recorrido fotogrfico del
Mapa del Espacio: este plano representa la
totalidad del predio en el que se emplaza el
Espacio Memoria y DDHH (ex ESMA). El
mapa es interactivo, de forma que al situar
el cursor sobre cada edificio, se obtendr
informacin histrica sobre el mismo, su
funcin en la actualidad y se podr acceder
al sitio web del organismo al que est asignado[7]. A medida que hagan los recorridos
propuestos, se sugiere a los alumnos las siguientes preguntas:
~1 Qu importancia tiene ese lugar en
la historia de nuestro pas? Qu sucedi all?
~2 Qu perodo histrico representa?
~3 Por qu es considerado un lugar de
la memoria? En qu perodo histrico se comienza a valorizar y sealizar
como espacio de la memoria? Qu
relacin puedes establecer con el
avance en las luchas por los derechos
humanos?
[6] Disponible en http://www.espaciomemoria.ar/recorrido_
historico_fotos.php Recorrido fotogrfico del museo Malvinas:
http://www.espaciomemoria.ar/museo_malvinas.php
[7] En http://www.espaciomemoria.ar/mapa.php

Lugares de la memoria: una propuesta para pensar el estudio del espacio y el tiempo...

~4 Los lugares de la memoria han sido


sealizados, se han dejado marcas
en el territorio y espacio que indican
lo que sucedi en esos lugares. Qu
aportes considers que realizan a la
Historia Reciente?
~5 Cul es la relevancia de poder acceder de forma virtual a estos espacios?

que se ubican fuera de algunas escuelas de


donde desaparecieron alumnos[11]. Espacio
de la memoria creado donde estaba emplazada la Quinta de los Mndez. Si bien
la quinta fue demolida, el espacio fue sealizado como lugar de la memoria[12]. Mural
de Juan Carlos Moreno en la esquina de las
calles Pinto y Chacabuco[13].

Tercer momento: Intercambio, discusin


y puesta en comn sobre los ejes trabajados

Actividad: Armar un mapa digital interactivo (con el soporte Google Earth)


sobre los lugares de la memoria de la
ciudad en torno al eje Qu importancia
tienen esos lugares para la construccin de
la identidad del lugar?
Luego, se busca trabajar sobre la existencia de lugares como espacios que son
objeto de disputa por la existencia de memorias en pugna. Para esto, se buscar informacin en la web sobre los monumentos o espacios de memoria que sufrieron
atentados como smbolo de la existencia
de diferentes memorias que conviven en
una misma sociedad[14].
Asimismo, se buscar que los alumnos
reflexionen sobre la existencia de memorias
en plural y sobre los diferentes puntos de
vista sobre la historia reciente, recuperando testimonios de personas que vivieron
esa poca. Al respecto, se trabajar con el
testimonio de Julio Lpez[15] (duracin 8
minutos) y con los fragmentos de la decla-

2 Clase
Tiempo previsto: 3 horas reloj
En esta segunda clase se propone abordar la historia reciente y visitar de forma
virtual los lugares de la memoria locales[8], de la ciudad de Tandil.
Primer momento: Se recupera lo trabajado en la clase anterior y se invita a los
alumnos a reflexionar sobre los lugares de
memoria de la ciudad en que viven (monumentos, placas, paredes, carteles).
Segundo momento: Bsqueda de informacin en Internet sobre la historia de los
diferentes lugares de la memoria que los
alumnos han identificado y que la docente
ir sealando oportunamente.
Ejes de anlisis sugeridos: Qu lugar
ocupan los edificios/monumentos/paredes actualmente? Qu lugar ocupaban
antes? Describir los diferentes usos a lo
largo del tiempo.
Lugares de la memoria sugeridos para
visitar: La Huerta, lugar donde se coloc
un cartel que sealiza que fue un centro de
detencin[9]. Monumento a los Desaparecidos de Tandil, emplazado en el centro
de la ciudad[10]. Baldosas por la memoria
[8] Se considera a los lugares de memoria y a los monumentos
como dispositivos artsticos del espacio pblico (Jacques Aumont).
[9] Ver http://www.jus.gob.ar/derechoshumanos/comunicacion-y-prensa/noticias/2015/03/30/la-secretaria-de-derechos-humanos-senalizo-el-ex-centro-clandestino-de-detencion-%E2%80%9Cla-huerta%E2%80%9D,-en-tandil.aspx
[10] Ver http://elportaldetandil.blogspot.com.ar/2010/03/24-de-mar-

zo-2010-monumento-nuestros.html
[11] Ver http://www.abchoy.com.ar/leernota.php?id=118399&titulo=colocaron_baldosas_por_la_memoria_en_varias_escuelas_la_ciudad
[12]
Ver
http://argentina.ar/2012/09/03/derechos-humanos-553-tandil-senalizaron-centro-clandestino-quinta-de-los-mendez.php
[13] Ver http://memoria.telam.com.ar/noticia/tandil--estrenan-documental-sobre-carlos-moreno_n2991
[14] Ver por ejemplo http://www.lavozdetandil.com.ar/ampliar_nota.php?id_n=41114
http://www.diariocontexto.com.ar/2015/03/16/denuncian-ataque-a-senalizacion-de-derechos-humanos-en-tandil/
http://www.lavozdetandil.com.ar/ampliar_nota.php?id_
n=14074
[15] Disponible en https://www.youtube.com/watch?v=uc617KF_jl8

633

Lucrecia Daz, Vanesa Gregorini y Sabrina Martino Ermantraut

racin de Miguel Etchecolatz[16].


Cierre: puesta en comn y debate sobre
lo trabajado en la clase.
3 clase
Tiempo previsto: de 2 a 4 horas reloj
(dependiendo de los medios de transporte
disponibles)
En esta clase se plantea un trabajo de
campo: visita a los diferentes lugares de la
memoria de la ciudad. En el recorrido se
incluyen los ex centros de detencin como
la Huerta y la Quinta de Mndez, el mural
de Juan Carlos Moreno, las baldosas conmemorativas en al menos dos escuelas de la
ciudad y finalizar el recorrido en el Monumento de los Desaparecidos emplazado en
la plaza del centro de la ciudad. La visita a
los lugares de memoria busca aumentar la
motivacin de los estudiantes para el aprendizaje de contenidos curriculares mnimos
vinculados con lo acontecido durante la ltima dictadura militar en Argentina y lo referido a la Historia Local: centros de detencin
clandestinos y los desaparecidos. Asimismo,
la visita a estos sitios busca generar una
conciencia histrica que vincule a los estudiantes a la historia de la cual son parte, sea
en forma de preguntas, cuestionamientos o
reflexiones en pos de la creacin de una ciudadana crtica y comprometida.
4 Clase
Tiempo previsto: 2 horas (120 minutos)
+ trabajo para el hogar
En grupos de 4 personas realizar entrevistas a personas mayores que hayan vivido
en la poca de la ltima dictadura militar:
abuelos, tos, vecinos. El objetivo es recurrir a la Historia Oral para recuperar sus
historias de vida, preguntando a los entrevistados sobre los lugares de la memoria,
[16] Disponible en http://www.infojusnoticias.gov.ar/nacionales/etchecolatz-por-mi-cargo-me-toco-matar-y-lo-haria-de-nuevo-3092.html

634

cmo eran antes, procurando recuperar relatos sobre cmo vivan en el perodo histrico en cuestin, haciendo hincapi en sus
memorias, experiencias y vivencias.
Primera parte: Trabajo en grupo para
armar las preguntas que desean incluir en
las entrevistas.
Segunda parte: Puesta en comn de
las preguntas, generando un intercambio
y una retroalimentacin de las preguntas
propuestas entre los alumnos y la docente.
La idea es que los diferentes grupos puedan
mejorar y enriquecer las preguntas elaboradas gracias a la ayuda y la colaboracin del
resto de los alumnos.
Tercera parte: Se entrega la consigna
para la elaboracin del trabajo grupal final que debe incluir una idea principal (o
hiptesis), los resultados de las entrevistas
y una serie de conclusiones o preguntas
para la reflexin. La docente explicitar los
objetivos del trabajo, la forma de entrega
(virtual, en el grupo de facebook) y los criterios de evaluacin del mismo.
Recursos: netbooks (1 cada tres estudiantes), cmara fotogrfica o dispositivo
electrnico, grabador o celular, cuaderno
de campo, acceso a internet.
Trabajo final
Presentacin grupal del proyecto de
investigacin en el espacio virtual creado
para tal fin: grupo de facebook. La presentacin audio-visual final puede ser realizada en Power Point o Prezi, aunque tambin
puede ser un video realizado con programas disponibles para tal fin. Luego de la
presentacin en el grupo de facebook y de
recibir los comentarios de las profesoras y
los alumnos, cada grupo tendr la posibilidad de reelaborar o mejorar su produccin
para la presentacin final que ser en un espacio comn de la escuela, donde el resto
de la comunidad educativa pueda conocer

Lugares de la memoria: una propuesta para pensar el estudio del espacio y el tiempo...

lo elaborado por los alumnos. Asimismo,


se dar la posibilidad de realizar copias del
material para socializar lo investigado y
que pueda servir como acervo para futuros
proyectos. Se recopilarn los trabajos de
los estudiantes en un CD y se entregar a la
biblioteca como material audiovisual para
ser utilizado con fines educativos.
Evaluacin
La secuencia diseada busca incorporar
una instancia de evaluacin que incluya no
slo una retroalimentacin[17] sino tambin
la posibilidad de rehacer o seguir trabajando sobre los aspectos ms dbiles de la produccin final grupal. Dado que el entorno
virtual favorece la coevaluacin entre pares,
se valorar la realizacin de comentarios
crticos que busquen enriquecer el trabajo
de los compaeros. Es decir, se incorpora
la posibilidad de revisar las producciones
de cada grupo y tener la oportunidad de
reelaborar el trabajo, intentar nuevamente
o mejorarlo en base a las devoluciones del
docente y la coevaluacin entre pares.
Adems, para la evaluacin de las producciones finales se utilizar una rbrica
donde se tendrn en cuenta diferentes dimensiones que se considerarn para ponderar los trabajos grupales: utilizacin
de vocabulario especfico, calidad y clari[17] La retroalimentacin desde la perspectiva de Anijovich y
Gonzlez (2011) permite revisar los aprendizajes a los alumnos
y la prctica docente, fomentando la reflexin y procurando
mejorar el trabajo a futuro. Como afirman los citados autores,
la retroalimentacin debe construirse sobre la base de un intercambio genuino, que se proyecte hacia futuras tareas y que implique una dedicacin por parte del docente sobre el trabajo de
los alumnos.

dad de la presentacin, creatividad de las


producciones, presentacin en tiempo y
forma, responsabilidad en el trabajo individual y colectivo y la utilizacin de herramientas TIC.

Conclusiones
La presente propuesta se sustent en
la posibilidad de generar un aporte para
la enseanza de la Geografa y la Historia
atendiendo al abordaje de sus objetos de
estudio: el espacio y el tiempo respectivamente. Nuestro objetivo ha sido promover
el uso de las TIC atendiendo a las demandas del Diseo Curricular pero teniendo en
cuenta los intereses, motivaciones y experiencias cotidianas de los alumnos, sustentadas en el logro de un aprendizaje significativo y reflexivo.
Cabe decir que la implementacin de
determinados soportes no produce una innovacin del proceso de enseanza-aprendizaje per se, pues no son los dispositivos
tecnolgicos el origen de la innovacin,
sino los objetivos pedaggicos, didcticos
y metodolgicos que se persigan para la
consecucin de tales fines. En este sentido,
coincidimos con Gurevich en que
las propuestas innovadoras pueden pensarse
como instrumentos de cambio, como puntos
de apoyo o caminos para aproximarse a una
innovacin. Muchas veces, para que se produzcan innovaciones en el aula se requiere de
la construccin de nuevas propuestas de enseanza, de la produccin de recursos innovadores, del ejercicio de mltiples lenguajes y
saberes as como de la puesta en prctica de
experiencias que vayan ms all de las fronteras de la escuela (Gurevich, 2008, p. 1).

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Cules son los mitos urbanos que esconde la


misteriosa Buenos Aires?
Patricia Beatriz Fili y Patricia Gladys Tom

Introduccin
La ciudad tiene un soporte que es su
geografa y tiene como protagonista a su
gente, que acumula experiencias en una dimensin socio-histrica.
Buenos Aires ha sido modelada a partir
de cuatro ejes: el ro, la pampa, la barranca
y una identidad cultural que conjuga lo de
adentro con lo de afuera y el pasado con
lo actual, en una geografa muy particular.
Para ello es de relevancia pedaggica
y didctica generar propuestas para que
nuestros jvenes puedan realizar distintos
itinerarios en la ciudad y re-aprenderla bajo
otra mirada.
Este proyecto es una invitacin a ello.
A que, desde la riqueza de escenarios que
brinda nuestra ciudad, desde su diversidad
de paisajes culturales, pueda construir una
experiencia con sentido, con amarras en el
aula, que comience y termine all.
La educacin es un encuentro, un dilo-

go que potencia las posibilidades de aprendizaje. Cuando se piensa en un aprendizaje


de este tipo, se est haciendo referencia
tambin a una formacin que promueva
la participacin comunitaria y favorezca
el ejercicio de la ciudadana. Esto requiere
de una poltica integral, que contempla la
posibilidad de construir conocimientos a
partir del aprendizaje vivencial, estimulado
a partir de la experiencia en una ciudad con
vasto potencial educador.
Desde la educacin, el vnculo que se
establece con la ciudad deviene en una relacin que se resignifica constantemente, y
quiz la definicin ms acertada sea la de
Buenos Aires como Ciudad Educativa.
Nuestra ciudad es una construccin cultural que nos pertenece a todos, nos otorga
identidad y permite que nos desarrollemos.
Tenemos el derecho de disfrutarla, vivirla,
cuidarla e, incluso, inventarla.

Visita Casco Histrico y Plaza de Mayo


Salida Didctica

637

Patricia Beatriz Fili y Patricia Gladys Tom

Hacia la Construccin
Educativa

de una

Ciudad

Buenos Aires

a travs del tiempo: Huellas de


las transformaciones en el Espacio Urbano-

Geografa

ntes de la visita

Actividad N 1
a). Lectura:
Cuento: I El Hambre 1536. Misteriosa Buenos Aires de Manuel Mujica Linez.
Aprovechando el Proyecto escolar Leer
por leer y para afianzar el mismo, comenzaremos leyendo este cuento que nos va a ir
instalando en el nacimiento de la Ciudad y
Puerto de Santa Mara de los Buenos Aires.
Finalizada la lectura del cuento realizaremos una puesta en comn tratando de
descubrir que caractersticas presentaba
este espacio geogrfico en el momento de
la primera Fundacin de la Ciudad de Buenos Aires, para ello nos ayudaremos con
las siguientes consignas:
Quines son los actores sociales que
participan en el cuento?
Cul es el problema existente? Cul
fue su desencadenante?
Podran identificar tipo de relieve,
paisaje, ambiente, rea de urbanizacin
caracterstico que describe el cuento?
b). Audiovisuales:
Proyeccin de videos: tomar nota de
aquellas caractersticas de espacios urbanos que puedan relacionarse con los conceptos clave geogrficos a trabajar.
Ciudad Mgica, Tan Binica; En la Ciudad
de la Furia, Soda Stereo: El baile de los Campeones Pista, Mundial de tango 2015; Ciudades
Latinoamericanas, Programa Explora Amrica
Latina. Canal Encuentro. Explora Amrica
Latina ofrece un pantallazo de la realidad
sociopoltica latinoamericana. Sociedades,
culturas, historia, personalidades y tradi638

ciones conforman la agenda de los grandes


temas de nuestro continente. Conduccin:
Jorge Guinzburg.
Conceptos Clave: espacio urbano - crecimiento urbano - ciudades con historia - planos urbanos - desigualdades urbanas - sistemas y redes urbanos - planificacin urbana
Puesta en comn: Armado de una red
conceptual con los principales conceptos
claves observados.
Cierre de la actividad introductoria: En
grupo de no ms de 4 alumnos/as, realizarn
la tcnica de estncil y/o grafitti, representando lo ms significativo que les resulte a
las/los alumnos de la Ciudad de Buenos Aires, como resultado de la puesta en comn.
Nota: el grupo elegido ser el que trabaje a partir de ahora hasta la finalizacin del
proyecto.
Actividad N 2
En el Centro de la Historia
a). Lectura de imgenes:
Cada grupo deber leer las imgenes de
los Barrios de Montserrat y San Nicols, del
libro Y Rep Hizo Los Barrios [Buenos Aires
Dibujada], Ed. Sudamericana. 2005.
El grupo formado en la actividad anterior, observar y Leer las imgenes,
identificando arquitectura, espacios geogrficos, actores sociales, etc., todo aquello que permita conocer en profundidad los
barrios seleccionados.
b). Proyeccin de los videos/ imgenes:
La Ciudad y sus costas Parte 1 y 2,
FADU Ministerio de Cultura del GCBA
Patrimonio Histrico Cultural de la CABA.
Una vez observados los videos, el grupo
de trabajo realizar una cartografa con
nuevos smbolos cartogrficos que representen aspectos o perodos de evolucin
del emplazamiento de la Ciudad. No olvidar de tener en cuenta los aspectos naturales: relieve-clima-hidrografa correspondiente al rea de la Pampa Ondulada.

Cules son los mitos urbanos que esconde la misteriosa Buenos Aires?

La Plaza de Mayo. Usos y sentidos a travs del tiempo


Foto1. Revolucin de Mayo de 1810

Foto 2. Jura de la Constitucin 1860

Foto 3. Festejos en 1910

Foto 4. 17 de Octubre de 1945

Foto 5. Bombardeo de 1955

Foto 6. Primera Ronda de Madres

Foto 7. Galtieri 2 de abril de 1982

Foto 8. 10 de diciembre de 1983

Foto 9. 20 de diciembre de 2001

Foto 10. HOY a travs de un lente

639

Patricia Beatriz Fili y Patricia Gladys Tom

A cada grupo se le destinar una de


las imgenes presentadas, que muestran
importantes acontecimientos de la historia argentina, y a partir de la observacin
analtica de las mismas debern reconstruir
el hecho y comprender los contextos polticos, ideolgicos, econmicos, culturales y
sociales en los cuales tuvo lugar dicho suceso.
Preguntas de orientacin y para motivar
la indagacin:
Qu saben acerca del hecho registrado en la imagen? Qu actores sociales
aparecen representados en la misma?
Cules han sido omitidos? Qu uso/s
estn haciendo de la Plaza dichos actores? Aparece simbolizado el Poder?
De qu manera? Qu actores son
mostrados como depositarios de ese
poder? Qu ideas y valores se resaltan
y destacan?
Actividad de cierre de anlisis de imgenes: Debern elaborar una trama sonora
que narre el episodio representado en la
fotografa.

isita
Buenos Aires al Natural - Salida Didctica
Eje histrico: Plaza de Mayo, Centro Cvico.
Ncleo de grandes concentraciones populares, esta plaza ha sido escenario de
importantes episodios histricos: el primer
paso hacia la independencia en 1810; la
jura pblica de la Constitucin en 1860 y la
explosin popular del peronismo en 1945,
entre otros. A su alrededor se sitan el Cabildo, la Catedral Metropolitana y la Casa
de Gobierno.
Pistas, herramientas, claves y aportes
para pasear
Recorrer el barrio como viajeros, anotando todo lo que llama la atencin o lo
640

que hace enfocar la mirada.


Caminar y observar los carteles, las
vidrieras, las placas en las fachadas de
edificios y en las veredas, las bases de
los monumentos, las inscripciones en
las esquinas, el diseo de las ventanas,
las puertas, los faroles de iluminacin,
etctera.
Contemplar los objetos y las cosas del
barrio muy de cerca, hasta descubrir sus
secretos.
Recordar y registrar lugares de encuentros, conversaciones, descubrimientos,
miedos, alegras, juegos, esperas, actividades.
Aportes para ir a los museos de historia
Reconocer, en los objetos, las marcas
de la presencia de otras personas que
vivieron antes.
Mirar un mismo objeto y volverlo a mirar hasta descubrir sus usos, imaginar su
temperatura, adivinar sus texturas.
Lograr que entren en dilogo las imgenes, los objetos y los documentos,
para entender las formas de pensar de
las personas y los grupos en el pasado.
Descubrir las narraciones que hay en
las salas del museo. Estn escritas, o
alguien las relata y pueden escucharse?
Entrar al museo como quien va a visitar
a un amigo a su casa, sin sentirse extrao ni ajeno.
Volver al museo cada vez que sea posible, para reencontrarse con imgenes
conocidas y seguir encontrando nuevas
respuestas.
Deben Apropiarse del Espacio
Cmo?
Obtener todo el material posible, como
por ejemplo: elaboracin de un mapa
mental del lugar y/o plano, imgenes fotogrficas, actores sociales involucrados,
representaciones de las caractersticas fisonmicas del lugar (si perciben formacin de

Cules son los mitos urbanos que esconde la misteriosa Buenos Aires?

relieve correspondiente al rea pampeana,


entre otras cosas), es decir, debern anotar
todo aquello que les llame la atencin.

ontinuidad despus de la visita


Actividad Final de Integracin
Cada uno de los grupos armar un nuevo folleto turstico y/o itinerario de este espacio geogrfico, analizado e interpretado
multidisciplinariamente (lengua, geografa-historia), en el que se interprete una
nueva ciudad de Buenos Aires Hoy, con
mirada a una construccin educativa de la
ciudad del siglo XXI.
Todo lo trabajado y elaborado por las/
los alumnas/os ser expuesto en la semana
de las Ciencias Sociales, all las/los alumnas/os expondrn lo trabajado, a toda la
comunidad educativa.

Conclusin
Las ciudades trascienden la pesadez
de su materialidad -lo edificado y construido-, constituyndose tambin en la aparente levedad de una trama que simblicamente las recorre y marca en cada uno
de sus rincones. Es por ello que las ciudades, como Buenos Aires, son paisajes culturales desde los cuales se comunican, se
intercambian y vehiculizan sentidos que dejan huella sobre los espacios.
Buenos Aires diversa, entre la pesadez
y la levedad, es una propuesta nueva para
que desde, con y a travs de la experiencia educativa, las/los alumnas/os puedan
perderse entre itinerarios diferentes de esta
ciudad y en esa experiencia puedan reaprenderla bajo una mirada diversa. El desafo

consiste en desnaturalizar aquella ciudad


que hemos naturalizado en su disposicin
territorial y monumental, para dar lugar
a las percepciones y sistemas de smbolos
que atraviesan la vida urbana. La instancia
del recorrido por cada unidad paisajstica
permite peguntarse: cmo imaginamos
y practicamos la ciudad?, cmo nos
imaginamos en ella?, quines la hacemos
y producimos? Y desde cada paisaje es
posible responderse desde mltiples y
diversas formas de hacer ciudad(es). En
relacin a los bienes que consumimos,
cada paseo sirve para pensar en qu ciudad
vivimos, qu ciudad experimentamos, qu
sujetos dan cuerpo a los espacios que la
constituyen.
Los espacios seleccionados no son solo
realidades fsicas, sino tambin representaciones e imgenes construidas simblicamente desde diferentes puntos de vista,
a travs de los cuales mapeamos viejos y
nuevos puntos de referencia, sealamos
y visibilizamos lmites, encuentros y desencuentros entre unos y otros, definimos
como apropiarnos y disputar esos espacios
y contribuimos a transformar los sentidos
de los lugares. El recorte, seleccin y encuadramiento material y simblico de las
unidades paisajsticas sintetizan una cultura urbana, al mismo tiempo que bifurcan
dicha cultura entre muchos otros senderos
culturales producto de la interculturalidad
que define a Buenos Aires.
Desde esta perspectiva, queda el desafo, para alumnas/os y docentes, destacar
las representaciones y prcticas sociales
que dan lugar a nuevas lecturas sobre barrios, territorios y paisajes urbanos.

Bibliografa
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iwszdHU -En la Ciudad de la Furia. Soda
Stereohttps://www.youtube.com/watch?v=b7mCeFUtyos -El baile de los Campeones
Pista, Mundial de tango 2015.
https://www.youtube.com/watch?v=XGum3Hl3HYU Zamba - Excursin a la
sala de msica: Tango.
www.youtube.com/watch?v=KOTr wQMSeuM -Ciudades Latinoamericanas- Programa Explora Amrica Latina.
Canal EncuentroLa Ciudad y sus costas Parte 1 y 2, FADU
Ministerio de Cultura del GCBA Patrimonio Histrico Cultural de la CABA.
La Plaza de Mayo. Usos y sentidos a travs
del tiempo. Portal @prender.

Buscando huellas. El reflejo de las transformaciones


socio-econmicas en la cultura argentina
Patricia Gladys Tom y Betina Mangione

Introduccin
El presente proyecto alico tiene por
objeto orientar a los alumnos para que
confeccionen una lnea de tiempo previo
trabajo de investigacin que les permita
familiarizarse con algunas particularidades
que marcaron las expresiones culturales
argentinas a travs de diferentes periodos
de nuestra historia y que dejaron huellas
en el espacio y la sociedad desde un punto
de vista muy particular que es el lugar que
ellos habitan: la Ciudad de Buenos Aires.
Mediante la bsqueda de informacin
sobre distintas publicaciones y producciones culturales se logra llevar al aula, por
ejemplo, el tema de los cambios en las configuraciones familiares a lo largo de la historia, los roles tradicionales para mujeres y
varones y sus transformaciones.
Mediante historietas tan opuestas como
Mafalda y Maitena se busca un anlisis crtico de las diferentes formas de ejercer la
masculinidad y la feminidad (inclusin de
temas de ESI).
El cine y la televisin tambin se hacen
presentes como un reflejo de diversas expresiones culturales representativas de los
distintos cambios socioeconmicos.
Los alumnos transitarn por el humor poltico televisivo de Tato, el humor de los hijos
de los inmigrantes europeos, encarnado por
Biondi y el fenmeno cultural de Olmedo.
La secuencia fue pensada teniendo en
cuenta que estos jvenes constituyen la
audiencia que mira a Peter Capusotto y
los Simpson como referentes culturales de
su presente, mientras sus padres han visto
a Olmedo y Tato que forman parte de la

memoria.
Nuestros propsitos se resumen en lo
expresado por Jackson (2002): Cuando la
enseanza es actual y originalmente concebida, ayuda a pensar y a ver en perspectiva,
y deja marcas que perduran algo esencial
en nuestra tarea como docentes.

Desarrollo
Actividad 1
Observen el film de Pino Solanas: Argentina Latente y realicen las siguientes actividades:
1. Identifiquen y establezcan las relaciones correspondientes entre las escenas de
la pelcula y las diferentes etapas econmicas de la Argentina estudiadas en clase.
2. Realicen un listado con las relaciones encontradas y
onfeccionen con los
datos recopilados un
esquema sntesis utilizando CmapTools,
donde se reflejen las
diferentes caractersticas de cada etapa.
3. Discutan acerca
de cules fueron los alcances que tuvo el
desarrollo cientfico y tecnolgico argentino y elaboren un informe con las conclusiones.
Actividad 2
1. Una vez organizado el esquema conceptual en la actividad anterior, investiguen so643

Patricia Gladys Tom y Betina Mangione

bre la historia del humor en nuestro pas a


travs de sus historietas y determinen cules han identificado cada una de las etapas
determinadas.
2. Realicen una bsqueda a travs de los
links sugeridos tomando en cuenta los estereotipos culturales que caracterizaron cada
periodo. Tambin pueden tomar en cuenta
la visin de la mujer y sus cambios (actividad de ESI).
Por ejemplo Mafalda es una nena terrible, simptica y atrevida, que vive en la Argentina de mediados de los 60 y principios
de los 70. Es nacida de una tpica familia
de Buenos Aires (portea) de clase media.
Mafalda

~3. Visitas didcticas (actividades optativas). Salir de la escuela requiere tomar distancia para ver los espacios, actividades,
personas y realidades que transitamos a
diario en la ciudad. Estas experiencias involucran, adems del paseo, todas las acciones que se implementan antes y despus de
realizarlo. Es esta visin expandida de las
salidas didcticas la que permite obtener
de ellas el mximo provecho en el proceso
de enseanza- aprendizaje.
Museo del Humor: El MUHU posee poco
ms de 100 obras, que representan el Humor Grfico para la Ciudad de Buenos Aires y un homenaje, adems de los artistas,
a los medios grficos que durante los lti-

644

Es famosa en el mundo entero por la gracia


de sus preguntas, la inocencia de su mundo y la altura de sus ideales. Luchadora social incansable, emite manifiestos polticos
desde su sillita con una inocente falta de
inocencia. Puede decirse que es una revolucionaria ms all del lpiz y el papel. A
travs de Mafalda y su entorno, su autor,
Quino (Joaqun Salvador Lavado), reflexiona sobre la situacin del mundo y las personas que en l vivimos.
En la vereda opuesta, el humor acutal
de Maitena y su visin de las mujeres tan
particular y completamente diferente al estereotipo reflejado por Mafalda y su amiga
Susanita en los 60.
Maitena

mos dos siglos los acogieron y, muy especialmente al pblico lector que permiti el
progreso y vigencia de ambos.
Casa Nacional del Bicentenario: Tiene diferentes muestras y brindan informacin
sobre actividades culturales en diferentes
pocas de nuestro pas.
Museo Nacional de la Inmigracin: Este
museo ocupa un pabelln del antiguo Hotel de Inmigrantes, que prest servicios entre los aos 1911 y 1953. Su objetivo es revalorizar la importancia histrica, cultural,
social y econmica de la inmigracin en la
Argentina. Forman parte de su patrimonio
los libros de registro de la llegada de los
inmigrantes al pas.

Buscando huellas. El reflejo de las transformaciones socio-econmicas en la cultura argentina

Museo del Humor

Casa Nacional del Bicentenario

Museo Nacional de la Inmigracin

Actividad 3
La msica tambin ha constituido una representacin cultural con caractersticas particulares de acuerdo a las diferentes pocas.

Realicen una bsqueda a travs de YouTube tomando en cuenta los intrpretes


musicales y temas que a su criterio puedan
caracterizar cada periodo.

Las publicaciones periodsticas tambin


han sido el reflejo de los acontecimientos
que caracterizaron las etapas definidas en
la primera actividad. Sus ttulos y tapas
permanecen an hoy, en la memoria de

muchos argentinos.
Investiguen utilizando algunos de los
links sugeridos, qu ttulos elegiran para
representar los acontecimientos ms significativos en cada etapa.

~ Los comerciales y personajes televisivos


tambin pueden considerarse como referentes culturales representativos de diferen-

tes pocas. Investiguen y elijan aquellos que


crean pueden identificarse con cada periodo ayudados por algunos links sugeridos.

645

Patricia Gladys Tom y Betina Mangione

Tato Bores

Pepe Biondi

~El cine es otro de los recursos que ha


reflejado la realidad argentina, por ejemplo
la pelcula documental Memoria del saqueo
es una denuncia al modelo neoliberal y sus
consecuencias en nuestro pas. Tiene como
disparador la gran crisis que en diciembre
de 2001 vivi la Argentina.
Otro ejemplo es el filme Rerum Novarum
que reconstruye la historia de una banda de
msica formada por obreros de una fbrica.
Resulta interesante reflexionar acerca de la
etapa en que funcionaba la fbrica y la importancia que tuvo en el poblamiento de las
zonas cercanas a la Ciudad de Buenos Aires.
La prxima estacin es un documental que
relata la historia de los ferrocarriles argentinos, su auge y decadencia.
Actividad final
Una vez identificadas y organizadas las diversas expresiones culturales elegidas por ustedes para cada etapa, elaboren una lnea de
tiempo en formato digital utilizando diferentes aplicaciones especializadas en esta labor.
~Capzles: Sirve para crear lneas de tiempo multimedia con videos, fotografas
y audio de fondo, con msica o una
narracin hablada. Sus opciones para
compartir la lnea de tiempo son muy
variadas, ya que pueden integrarla a su
pgina web o compartirla por correo
electrnico, Facebook o Twitter.
646

Alberto Olmedo

~Timetoast: Aqu tienen lneas de tiempo


con puntos que muestran texto e imgenes
al pasar el ratn por encima. Como en
el caso anterior, tienen la posibilidad de
crear lneas de tiempo e integrarlas en su
pgina personal o compartirlas por Facebook o Twitter. En este caso, adems de
en forma de lnea de tiempo, tienen una
segunda vista en forma de tabla con las
fechas y el texto, ms prctico en el caso
de contar con textos extensos.
~Rememble: Ayuda a crear lneas de tiempo
interactivas con video, fotografa, texto y
prcticamente cualquier elemento que se
te pase por la cabeza. Adems, facilita
el trabajo en equipo para crear lneas de
tiempo entre dos o ms personas.
~Dipity: Otro servicio para crear lneas
de tiempo con fichas que se expanden
al hacer clic en ellas. Como en los casos
anteriores, las fichas ampliables admiten fotografas, videos, texto e incluso
mapas. Adems, quienes vean la lnea
de tiempo pueden aadir comentarios
y compartirlo a travs Twitter o Facebook, entre otros.
~Xtimeline: Ofrece la posibilidad de crear
lneas de tiempo muy sencillas, con texto
solamente o poca presencia de imgenes.
En cualquier caso, permite crear un listado de eventos que, al hacer clic, muestra
una ficha, con informacin ampliada.

Buscando huellas. El reflejo de las transformaciones socio-econmicas en la cultura argentina

~TimeRime: Este servicio ofrece tambin la


opcin de crear una cuenta gratuita para
tus propias lneas de tiempo, con texto o
tambin con imgenes. Aunque el diseo
de las lneas creadas es muy sobrio, el resultado es ms que suficiente. Adems,
podrn integrar el resultado en tu pgina
personal, compartir el enlace e incluso imprimirla directamente desde el navegador.
~Timeglider: Terminamos con otra herramienta para crear lneas de tiempo
clsicas, con fechas concretas, perodos
de tiempo, smbolos y fichas explicativas
con la opcin de incluir tambin fotografas y poco ms.
La presentacin final de la produccin
realizada por los estudiantes se lleva al
aula con la asistencia del can y enriquece el debate en clase.

Conclusin
Este proyecto se apoya en las siguientes
lneas de accin:
~Diversidad cultural: Mediante el anlisis
de diferentes corrientes culturales que
identificaron a las etapas econmicas
de nuestro pas se apreciarn los cambios sociales en cada poca y su relacin
con los aportes migratorios recibidos.

~Educacin sexual integral: A travs de distintas manifestaciones se busca un anlisis


crtico de las diferentes formas de ejercer la masculinidad y la feminidad a lo
largo de la historia argentina.
~Anlisis de casos reales: Apelar al anlisis
de casos puede ser una estrategia pedaggica interesante para generar el intercambio y promover el debate entre las
diferentes formas culturales que adquiere la transmisin del conocimiento en
las etapas histricas seleccionadas.
~Competencias TIC: Se utilizarn fuentes de internet y mediante los tutoriales, se facilitar la incorporacin de nuevas tecnologas
para la elaboracin de novedosas presentaciones digitales para trabajos prcticos.
La propuesta se potencia con la creatividad y el anlisis crtico a la luz de la incorporacin de la tecnologa en educacin
y en la produccin del conocimiento digitalizado, esto significa que el trabajo no se
limita a la acumulacin de datos copiados
de internet sino a la bsqueda, anlisis y
justificacin, debidamente fundamentada,
de por qu se elige cada representacin
como ejemplo de los cambios socio-culturales en cada etapa.

Bibliografa
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Patricia Gladys Tom y Betina Mangione

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post/2008/11/29/sin-danos-terceras-personas
Msica
Charly Garca: Los dinosaurios http://www.
youtube.com/watch?v=DBijIheXYHA
Los Redondos: Etiqueta Negra http://
www.youtube.com/watch?v=w6aQL0Lq2bk&feature=related
Los autnticos decadentes: La guitarra
http://www.youtube.com/watch?v=62Sw1YHCgWs
Damas gratis: Se te ve la tanga http://
www.youtube.com/watch?v=BeFqnFHrRVA&feature=related
Pedro y Pablo: Marcha de la bronca http://
www.youtube.com/watch?v=0Ks2njukxXs
Almendra: Plegaria para un nio dormido
http://www.youtube.com/watch?v=mkq0YvuOMYM
La Bersuit: La argentinidad al palo http://
www.youtube.com/watch?v=VueAg_
sFL_k&feature=related
Julio Sosa: Cambalache http://www.youtube.com/watch?v=8YfioTpjoOo&feature=Bfa&list=PL8z2fVMgb6wlN8mr14cpX8BNr82w-XXCr
Publicaciones periodsticas
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http://www.elhistoriador.com.ar/gaceta/
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Comerciales y personajes televisivos
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La Guerra de Malvinas http://www.educ.
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El modelo agroexportador http://conectate.gov.ar/educar-portal-video-web/module/detalleRecurso/DetalleRecurso.
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25 aos de todos http://conectate.gov.ar/
educar-portal-video-web/module/detalleRecurso/DetalleRecurso.do?canalId=1&modulo=menu&temaCanalId=1&tipoEmisionId=3&idRecurso=50456
Esperando la carroza http://www.youtube.
com/watch?v=NpezwB_-ZT8&feature=fvwrel
Plata dulce http://www.youtube.com/watch?v=HqT_l4GrJto

Parte 11
Tecnologas de informacin
geogrfica

Implementacin de Tecnologas de la Informacin


Geogrfica en la enseanza de la Geografa. La experiencia
de sistematizacin de material didctico a partir del curso de
capacitacin del Programa Nuestra Escuela
Gustavo D. Buzai y Luis Humacata

Introduccin
El presente trabajo desarrolla la experiencia del curso de capacitacin Implementacin de Tecnologas de la Informacin Geogrfica en la enseanza de la
Geografa, desarrollado por los autores
en el marco del Programa Nacional de
Formacin Permanente Nuestra Escuela
del Ministerio de Educacin de la Nacin.
El curso fue dictado en el Laboratorio de
Anlisis Espacial y Sistemas de Informacin
Geogrfica (LabSIG) del Instituto de Investigaciones Geogrficas (INIGEO) de la Universidad Nacional de Lujn (UNLu) del 20
de abril al 18 de mayo de 2015.
Esta presentacin se centra en la tarea
de sistematizacin del material didctico
del curso que brind como resultado la
edicin de un libro focalizado en la relacin entre Geografa y Tecnologas de la
Informacin Geogrfica (TIG) en la escuela
media (Buzai y Humacata, 2016).
Desde el ao 2011, el Grupo de Estudios sobre Geografa y Anlisis Espacial
con Sistemas de Informacin Geogrfica
(GESIG), desarrolla una lnea de investigacin que tiene como objetivo la transferencia de las TIG desde la universidad al nivel
medio de la enseanza. El proyecto general
tiene como ttulo Aplicacin de Sistemas de
Informacin Geogrfica (SIG) para la educacin
en Tecnologas de la Informacin y la Comunicacin (TIC) en la escuela secundaria. Aportes de la
Geografa para el apoyo al desarrollo de la perspectiva espacial a travs del modelado cartogrfico
digital, y cumple las siguientes etapas:

La primera (2011-2012) corresponde a


la produccin de material didctico terico-metodolgico-aplicativo con la finalidad tcnica de realizar procedimientos de
integracin de Sistemas de Informacin
Geogrfica (SIG) y Google Earth a fin de ser
incorporado en las asignaturas dictadas en
la UNLu. Esto ha dado como resultado dos
publicaciones en el mbito nacional (Buzai et al., 2011; Buzai y Humacata, 2014) y
una internacional (Buzai et al., 2012).
Durante la segunda etapa (2012-2014),
el material didctico elaborado se implementa en las clases de trabajos prcticos
de las asignaturas Sistemas de Informacin
Geogrfica (Profesorado en Geografa, Cdigo 20395) y Cartografa Temtica y SIG
(Licenciatura en Informacin Ambiental,
Cdigo 20965), de la Universidad Nacional
de Lujn. Profesor responsable: Dr. Gustavo D. Buzai. Ayudantes: Lic. Luis Humacata,
Dra. Sonia Lanzelotti y Lic. Noelia Principi.
Colaboradores con clases especiales: Lic.
Graciela Cacace. En esta etapa se public
un libro didctico sobre Sistemas de Informacin Geogrfica (Buzai et al., 2013).
La tercera etapa (2013-2016) corresponde al diagnstico y la implementacin en la
escuela secundaria. Durante los aos 2014
y 2015 se realiz un Proyecto de Asignatura
(PDA) titulado Diagnstico contextual del uso
de los Sistemas de Informacin Geogrfica (SIG)
en la escuela secundaria. Asignatura: Sistemas
de Informacin Geogrfica. Integrantes: Dr.
Gustavo D. Buzai (director) Lic. Luis Humacata y Prof. Alba Cceres (equipo).
651

Gustavo D. Buzai y Luis Humacata

Desde el ao 2013 se implementa el uso


de TIG en el nivel medio, en apoyo a la realizacin de Proyectos de Investigacin Escolar. Principalmente se hace hincapi en
la potencialidad de los SIG y Google Earth como herramientas para la obtencin,
almacenamiento, anlisis y reporte de la
informacin geogrfica. Los resultados
obtenidos en proyectos educativos fueron
presentados en la Olimpada de Geografa
de la Repblica Argentina 2013 (Universidad Nacional del Litoral). Se trabaj en la
generacin de informacin geogrfica referida a problemticas locales dando como
resultado cartografa temtica de aspectos
socio-demogrficos y de uso del suelo. La
institucin educativa a cargo fue la EES
N 2 Fray Mamerto Esqui del Partido
de San Andrs de Giles. Los proyectos han
sido realizados desde la materia Geografa
del nivel secundario bsico (2 y 3 ao), y
superior (5 y 6 ao).
Finalmente, en el ao 2015 se desarrolla la actividad acadmica de capacitacin
docente que brinda como resultado la
sistematizacin de material didctico y la
edicin del libro, base a partir de la cual
puede presentarse esta experiencia. Un camino que recorre aspectos como el de la
construccin del marco terico de la investigacin, discusin de aspectos relativos a
la implementacin de TIG en la enseanza
media, el desarrollo de la experiencia de capacitacin y el trabajo de sistematizacin
que lleva a la edicin del libro.

Geografa

y SIG en la escuela media:


perspectiva paradigmtica y diagnstico
contextual

La Geografa como disciplina cientfica


gener diferentes visiones paradigmticas
a lo largo de su historia sin que una de ellas
llegue a desplazar y reemplazar completamente a la anterior.
Con la finalidad de determinar el enfoque geogrfico de mayor pertinencia a ser
652

adoptado para la enseanza de los SIG,


en Buzai y Humacata (2016) se realiz
una breve presentacin de las principales
perspectivas del pensamiento geogrfico.
Se destaca que cuando se utiliza un SIG se
apela a la Geografa Automatizada que, al
basarse en la Geografa Racionalista y la
Geografa Cuantitativa, pone al espacio
geogrfico en el foco de anlisis. Esto no
se realiza desde un punto de vista discursivo sino que se lo hace actuando de forma
concreta en el estudio de los elementos empricos que nos provee la realidad para la
realizacin de toda investigacin aplicada.
Los SIG han demostrado tener un alto
potencial para el desarrollo de la inteligencia espacial de los alumnos a partir de una
postura constructivista en donde el espacio
geogrfico provee conocimientos significativos (Downs et al., 2006). Cuando se aplican las TIG, el aprendizaje realizado a partir
del papel activo conjunto docente-alumno,
permite una mayor fijacin de contenidos,
aspecto destacado por Nmeth Baumgartner (1994) cuando nos indica que
una estadstica producida por Utne Reader
nos informa que la gente recuerda el diez por
ciento de lo que escucha o lee, el veinte por
ciento de lo que ve, el cuarenta por ciento
de lo que discute y el noventa por ciento de
lo que hace (Nmeth Baumgartner, 1994).

La potencialidad de las TIG para el estudio de la realidad socio-espacial se orienta


a una mayor factibilidad en la implementacin de estrategias didcticas que contemplen a las tecnologas digitales en la
enseanza de la Geografa. Se presenta un
contexto favorable al ser distribuido gratuitamente por Internet software SIG de alta
capacidad para el anlisis espacial como
Quantum GIS y herramientas de consulta
espacial basada en imgenes satelitales
como Google Earth.
Considerando la situacin descrita surge
claramente la posibilidad de implementacin de geotecnologas en la escuela secun-

Implementacin de Tecnologas de la Informacin Geogrfica en la enseanza de la Geografa...

daria, situacin que puede ser lograda con


xito al momento que se conjuguen condiciones favorables por parte de la institucin
escolar, los docentes y los alumnos. En base
a la resolucin dialctica de estas cuestiones, los software centrales que integran las
TIG educativa (SIG+Google Earth), se convierten en una herramienta terico-metodolgica de gran importancia en el aprendizaje significativo a partir de una estrategia
didctica centrada en el espacio geogrfico.
Con la necesidad de realizar un avance
de la temtica en la escuela pblica de nivel medio, fue hecho un diagnstico contextual que permita verificar las principales
causas por las cuales se hace lenta y dificultosa la implementacin de TIG en dicho
nivel de enseanza. Para ello se ha formulado un Proyecto de Asignatura (PDA),
radicado en el Departamento de Ciencias
Sociales de la Universidad Nacional de Lujn, en el periodo 2014-2015, considerando como rea piloto los partidos de San
Andrs de Giles y Lujn. Para realizarlo se
programaron encuestas a autoridades institucionales, docentes y alumnos. Se relevaron aspectos que llevarn a entender los
alcances, posibilidades y limitaciones consideradas al momento de la aplicacin de
SIG en el aula y con ello se analizarn las
posibles falencias conceptuales que presentan obstculos a la implementacin.
A continuacin se presenta una sntesis
de los primeros resultados de la realizacin
de encuestas a docentes de Geografa de
escuelas pblicas y privadas de los partidos
mencionados. En total se han efectuado 49
encuestas. rea de estudio: 34 en Lujn y 15
en San Andrs de Giles. Sexo de los encuestados: 34 mujeres y 15 varones. Ttulo docente: 38 universitarios y 11 nivel terciario.
En cuanto al conocimiento que tienen los
docentes de la herramienta SIG: el avance tecnolgico que se produjo en el inicio del
siglo XXI, signific la expansin de las TIC
a diversos mbitos. En este contexto, los

docentes de Geografa del nivel secundario


no estn ajenos a los avances en el desarrollo tecnolgico especfico de su disciplina. Esto lo podemos corroborar por el alto
porcentaje de docentes que tienen conocimiento de la existencia de los SIG.
Es notable la falta de capacitacin en el uso
de los SIG por parte de los docentes ms all
de su formacin inicial. Es decir, los docentes de Geografa no han realizado, ya sea
por falta de oferta o inters, cursos de capacitacin sobre SIG luego de haber obtenido su ttulo docente. Esto resulta notorio
frente a los avances en el desarrollo tecnolgico especfico y al inters temtico en los
programas de actualizacin docente.
En cuanto a la utilizacin de la herramienta SIG en el aula podemos vislumbrar una
situacin que podra bien ser consecuencia de la anterior constatacin, ya que la
utilizacin de los SIG en el aula es escasa
porque los docentes no han tenido la capacitacin necesaria para el manejo y enseanza de esta herramienta en sus clases,
a pesar del conocimiento de su existencia.
Considerando el avance en la temtica de
los SIG On-line a travs de Internet, de manejo mucho ms intuitivo, esta situacin
permitira a los docentes con poca capacitacin, explorar sus posibilidades. Se
presenta as un panorama desfavorable
frente a la creciente circulacin de datos
geogrficos de manera masiva. Una mayor capacitacin en SIG brindara mayores
posibilidades para el manejo y anlisis de
informacin espacial.
Sobre la Perspectiva paradigmtica de predominio en el aula se puede afirmar que la
orientacin por uno o varios paradigmas
de la Geografa en el anlisis de las problemticas abordadas, denota un predominio
de la Geografa Crtica, perspectiva orientada a analizar procesos sociales, econmicos y polticos, dejando en un segundo
plano la dimensin espacial. Cabe destacar
el escaso nmero de docentes que consi653

Gustavo D. Buzai y Luis Humacata

deran a la Geografa Cuantitativa entre


los paradigmas utilizados. La principal dificultad en la enseanza de los SIG no es
la cuestin tcnica sino que al ser considerado como tecnologa (Baxendale, 2015),
debe estar acompaado de una formacin
conceptual y metodolgica orientada por
la Geografa Cuantitativa.
Con respecto a la variedad de cartografa utilizada en el aula, surge que es uno de
los recursos didcticos ms utilizados por
los docentes de Geografa. Si bien existen
diversos tipos de cartografa (Topografa
IGN, Imagen satelital, Atlas, Globo terrqueo, Google Earth, etc.), se utilizan en
su mayor parte los formatos en papel,
principalmente aquellos incluidos en los
libros de texto, siendo la cartografa digital una herramienta poco considerada.
Aunque se puede apreciar un panorama
de mayor inclusin de la tecnologa digital a travs del software Google Earth,
entre otras aplicaciones, como Google
Maps, incluidas en distintos dispositivos
digitales (telfonos celulares, netbooks).
La amplitud de escalas espaciales utilizadas para el anlisis de problemticas podra brindar un panorama favorable para
la mayor inclusin de cartografa digital,
ya que los SIG se presentan como herramientas de alta potencialidad para trabajar en distintas escalas.

Propuesta de capacitacin en TIG


La propuesta de capacitacin tiene
como finalidad brindar conocimientos para
el manejo de las TIG, como lo son Google
Earth y SIG, como herramientas geotecnolgicas para el anlisis de problemticas
socio-territoriales a diferentes escalas. Para
ello se brindarn conceptos tericos y metodolgicos propios de la ciencia geogrfica tales como localizacin, distribucin
espacial, asociacin espacial, interaccin
espacial y evolucin espacial. A partir de
stas se pretende que los docentes capacitados puedan adquirir habilidades procedimentales que les permitan reflexionar e
innovar sus prcticas ulicas, incluyendo
estas tecnologas como herramientas terico-metodolgicas de alta potencialidad en
la enseanza de la Geografa.
Con la finalidad de lograr la formulacin
de estrategias para el avance hacia situaciones
didcticas superadoras a partir de la incorporacin de las TIG en las clases de Geografa,
resulta necesaria una propuesta de capacitacin docente que lleve a pensar el quehacer
docente e innovar las prcticas de la enseanza de la Geografa. En esta seccin desarrollaremos una experiencia de capacitacin en TIG
destinada a docentes de nivel medio.
A continuacin se presenta una sntesis
de la propuesta.

Curso de capacitacin: Implementacin de Tecnologas de la


Informacin Geogrfica en la enseanza de la Geografa
Propsitos de la propuesta:
~1. Comprender los desarrollos tericos y metodolgicos que sustentan la aplicacin
de Tecnologas de la Informacin Geogrfica en las clases de Geografa.
~2. Capacitar en el manejo de software TIG libre (Google Earth+SIG), para su aplicacin en la enseanza de la Geografa.
~3. Generar propuestas didcticas que incluyan la aplicacin de Tecnologas de la
Informacin Geogrfica en el estudio de problemticas socio-territoriales, integrando los contenidos abordados en el curso.
654

Implementacin de Tecnologas de la Informacin Geogrfica en la enseanza de la Geografa...

Contenidos:
UNIDAD 1: Tecnologas de la Informacin Geogrfica
Geografa y Sistemas de Informacin Geogrfica. Geografa Automatizada. Definicin de SIG. Componentes. Estructuras bsicas de representacin espacial. El modelo vectorial. Lgicas en el tratamiento de datos espaciales en el sistema vectorial.
Herramientas de visualizacin espacial: Google Earth.
UNIDAD 2: Didctica del Anlisis Espacial con Tecnologas de la Informacin Geogrfica
Definicin de Anlisis Espacial y Anlisis Geogrfico. Conceptos de anlisis espacial:
localizacin, distribucin espacial, asociacin espacial, interaccin espacial y evolucin espacial.
UNIDAD 3: Prcticas en Tecnologas de la Informacin Geogrfica
Carga de mapas, visualizacin y consultas bsicas. Cartografa temtica. Mtodos
de clasificacin. Combinacin de capas temticas. Proyecciones y sistemas de coordenadas. Composicin cartogrfica. Edicin de la tabla de atributos y carga de datos. Ingreso de localizaciones puntuales. Mediciones, consultas y tipos de seleccin.
reas de influencia por buffers. Clasificacin espacial. Utilizacin de grficos interactivos para el anlisis exploratorio. Digitalizacin de bases cartogrficas en Globo
Terrqueo Virtual (GTV).
UNIDAD 4: Implementacin de TIG en las clases de Geografa
En esta unidad los alumnos integrarn los contenidos del curso en la planificacin de
una unidad didctica que incluya el uso de las Tecnologas de la Informacin Geogrfica para el anlisis de una problemtica socio-territorial.

Sistematizacin de material didctico

Figura 1. Tapa del libro

Los resultados obtenidos han dado lugar


a la edicin de un libro educativo (Figura 1),
constituyndose en el ms reciente resultado del proyecto. En esta publicacin se presenta un avance en la construccin del marco terico, se discuten aspectos relativos a
la implementacin de TIG en la enseanza
media con particular inters en tres problemticas: (1) la dificultad de integracin entre teora de la Geografa y contenidos curriculares de la provincia de Buenos Aires, (2)
la dificultad de integracin entre la enseanza de la Geografa y las TIG (TIG=SIG+Sistemas de Ayuda a la Decisin Espacial (SADE)+Google Earth) y (3) la dificultad en la
produccin intelectual a partir de proyectos
en las aulas de nivel medio. Se incluyen los
ejercicios prcticos del curso y los trabajos
prcticos realizados por los asistentes.
655

Gustavo D. Buzai y Luis Humacata

Listado de captulos con comentarios


En este punto se presenta el contenido
del libro a travs de sus captulos y comentarios respecto de sus contenidos.
~Captulo 1. Geografa y Tecnologas de la Informacin Geogrfica
Incluye aspectos tericos como presentacin a las perspectivas paradigmticas en
Geografa y los conceptos centrales del
anlisis espacial. Tambin aspectos terico-metodolgicos que van desde el concepto de Geoinformtica hasta la utilizacin de Atlas Digitales.
~Captulo 2. Educacin en Geografa y Tecnologas de la Informacin Geogrfica
Incluye aspectos de los enfoques fundamentales en el uso de las TIG para su incorporacin a los diseos curriculares y acciones de capacitacin.
~Captulo 3. Diagnstico contextual del uso de los
SIG en la escuela media
Incluye los resultados del diagnstico realizado a partir del Proyecto de Asignatura
(PDA) Diagnstico contextual del uso de
los Sistemas de Informacin Geogrfica
(SIG) en la escuela secundaria desarrollado
en el GESIG.
~Captulo 4. Propuestas geotecnolgicas
Incluye ejemplos de proyectos de investigacin escolar con la finalidad de utilizar las
TIG para analizar espacios locales y significativos para el alumno. Se incluyen aspectos tcnicos de cartografa temtica, realizacin de videos y trabajos de campo.
~Captulo 5. Propuesta de capacitacin docente
Incluye aspectos relativos al curso Implementacin de Tecnologas de la Informacin Geogrfica en la enseanza de la Geografa, desarrollado por los autores, en el
marco del Programa Nacional de Formacin Permanente Nuestra Escuela.

656

~Captulo 6. Gua de prcticas con TIG


Incluye aspectos terico-prcticos de la
vinculacin existente entre el GTV y SIG.
~Captulo 7. Aplicaciones
Incluye un total de 11 aplicaciones realizadas
por los asistentes al curso de capacitacin. Se
presentan temticas socioespaciales diversas
a nivel provincial y una de nivel urbano.
~Captulo 8. Consideraciones finales
Incluye un balance de la propuesta de capacitacin y respecto de la incorporacin de
TIG en el aula con sus limitaciones y alcances.

Consideraciones finales
A lo largo de las pginas precedentes se
present la experiencia de realizacin del
curso de capacitacin Implementacin de
Tecnologas de la Informacin Geogrfica
en la enseanza de la Geografa, desarrollado en el marco del Programa Nacional de
Formacin Permanente Nuestra Escuela
del Ministerio de Educacin de la Nacin
y de qu manera esta actividad acadmica
brind las bases para la sistematizacin del
material didctico generado por los autores para el curso y por los cursantes durante el curso.
El proyecto general desarrollado en el
GESIG ha brindado su ms reciente resultado, este es el libro Implementacin de Tecnologas de la Informacin Geogrfica en la enseanza de la Geografa, el cual intenta aportar
al estado del arte de la literatura geogrfica
abocada al anlisis de la relacin entre la
enseanza de la Geografa apoyada por el
uso de las actuales tecnologas digitales y
avanzar con trabajos prcticos que, en el
marco de la Geografa Aplicada, puedan
llegar al aula contribuyendo al uso dinmico de la Geografa acortando la distancia
entonces entre el desarrollo de las TIG y su
uso en las aulas de educacin media.

Implementacin de Tecnologas de la Informacin Geogrfica en la enseanza de la Geografa...

Bibliografa
Baxendale, C. A. (2015). Geografa, Ordenamiento Territorial y Sistemas de Informacin Geogrfica. Articulaciones
conceptuales para aplicaciones en planificacin y gestin territorial. En M. Miraglia; N. Caloni; G. D. Buzai (Comps.),
Sistemas de Informacin Geogrfica en la investigacin cientfica actual (pp. 21-32). Los
Polvorines: Universidad Nacional de General Sarmiento.
Buzai, G.; Baxendale, C. A.; Cacace, G.; Caloni, N.; Cruz, M. R. (2011). Potencialidad de los Sistemas de Informacin
Geogrfica (SIG) para la educacin en
Tecnologas de la Informacin y la Comunicacin (TIC) en el aula. Aportes de
la Geografa para la modelizacin digital. Anuario de la Divisin Geografa 20102011. Universidad Nacional de Lujn.
Lujn. Seccin Educacin y Docencia:
1-32. Universidad Nacional de Lujn,
Lujn, Argentina.
Buzai, G.; Baxendale, C. A.; Cacace, G.; Humacata, L.; Caloni, N.; Cruz, M. R. (2012).
Geografa y Sistemas de Informacin
Geogrfica (SIG) en la escuela secunda-

ria. Reflexiones y propuestas para el trabajo en las aulas de la Repblica Argentina. Revista Geogrfica. IPGH. (152), 63-82.
Buzai, G. D.; Baxendale, C. A.; Principi, N.;
Cruz, M. R.; Cacace, G.; Caloni, N.;
Humacata, L.; Mora, J.; Paso Viola, F.
(2013). Sistemas de Informacin Geogrfica: Teora y Aplicacin. Lujn: Universidad
Nacional de Lujn.
Buzai, G.; Humacata, L. (2014). Google Earth + Sistemas de Informacin Geogrfica.
Proyecto y prctica geoinformtica en la
escuela media. Anuario de la Divisin Geogrfica 2012-2013. Departamento de Ciencias Sociales, UNLu. Lujn. Libro+CD.
Buzai, G. D.; Humacata, L. (2016). Implementacin de Tecnologas de la Informacin
Geogrfica en la enseanza de la Geografa.
Mercedes: MCA Libros.
Downs, R. M. (Chair) (2006). Learning to
Think Spatially: GIS as a Support System in
teh K-12 Curriculum. Washington: The
National Academies Press.
Nmeth Baumgartner, A. (1994). Macrometanoia. Un nuevo orden, una nueva civilizacin. Santiago de Chile: Sudamericana.

657

Potencialidades de las Tecnologas de la Informacin


Geogrfica a la gestin escolar: un estudio de caso
Mara Lorena La Macchia y Juan Suasnbar

Introduccin
Este trabajo surge en el ao 2007, en el
marco del Taller de Gestin de Instituciones Escolares, perteneciente a la carrera de
Profesorado y Licenciatura en Ciencias de
la Educacin y del Seminario de la Prctica
Profesional correspondiente a la Tecnicatura en Sistemas de Informacin Geogrfica,
ambas carreras de la Facultad de Ciencias
Humanas, Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires.
El objetivo del taller de la carrera de
Ciencias de la Educacin consisti en estudiar la problemtica evidenciada por la
E.P.B N 14 Elisa Solary de Levy Nicolas
de la ciudad de Tandil, analizando las causas de la prdida progresiva de su matrcula escolar desde el ao 1990 al ao 2007.
En primer lugar, se llev a cabo la recopilacin, manipulacin y procesamiento de
la informacin disponible en la institucin,
haciendo nfasis en distintas variables de
inters. Para ello, las Tecnologas de la Informacin Geogrfica constituyeron un
gran insumo para la exploracin, procesamiento y sistematizacin de las bases de
datos disponibles en el establecimiento,
junto a la posibilidad de generar a partir de
su anlisis espacial, modelos explicativos
para la toma de decisiones como aportes a
la Gestin Escolar.
Analizar la Gestin Escolar, supone un
posicionamiento terico que remite a dos
aspectos: 1) el proceso de intervenciones
desde la autoridad de gobierno para que
las cosas sucedan (Blejmar, 2009) de determinada manera y sobre la base de prop-

sitos ex ante y ex post; y 2) un proceso que


incluye mltiples y complejas variables atravesadas por la dimensin de tiempo, porque
al tiempo se lo puede administrar, nunca negar. La gestin, en esta perspectiva, es una
intervencin en el doble sentido que tiene en
latn, interventio (venir entre, interponerse).
As, toda intervencin provoca un quiebre
en la transparencia de una institucin escolar; a veces es para una nueva articulacin y
otras para quebrar una cristalizacin del sistema. El quiebre no tiene valoracin positiva
o negativa en s misma, solo es una interrupcin de la regularidad institucional.
En tal sentido, se entiende que la posibilidad de tomar decisiones para intervenir
en el curso de la vida institucional requiere
como punto de partida la existencia de informacin fiable, un recurso que no siempre existe en las instituciones educativas en
donde la urgencia de lo cotidiano dificulta
la generacin de instancias de sistematizacin y construccin de la misma. Asimismo, otra de las dificultades que puede presentarse en las instituciones educativas en
relacin con ello, es la presencia de capacidad tecnolgica, y de personal capacitado
a tal fin. En esta lnea, la informacin geogrfica derivada de un cierto fenmeno en
un contexto espacio temporal particular,
est asociada a la exactitud y la precisin,
junto a los medios de adquisicin, almacenamiento y despliegue. Por ello, el aporte
derivado de los Sistemas de Informacin
Geogrfica como un instrumento para el
tratamiento y anlisis de la informacin
espacial, es de gran importancia para las
disciplinas que intentan abordar gran va659

Mara Lorena La Macchia y Juan Suasnbar

riedad de problemas que requieren el planteo de soluciones a corto y mediano plazo.


Por ltimo pero vinculado con lo anterior, la Gestin Escolar es un proceso colaborativo, conjunto y situado (Frigerio,
Poggi y Tiramonti, 1992) que involucra a
todos aquellos que forman parte de la institucin educativa. Por este motivo se vuelve imprescindible pensar toda intervencin
desde fuera, con y para los miembros de la
comunidad educativa de la institucin en
particular en donde se trabaja.

Planteamiento del problema


La escuela objeto de abordaje es una
institucin de larga data. Fue creada inicialmente en el barrio Cerro Leones de la
ciudad de Tandil como Escuela para Adultos en 1913, con el mandato social[1] de educar a los obreros de las canteras -que se
haban expandido ampliamente merced a
la inmigracin entre los aos 1880-1910
y a expensas de la llegada del Ferrocarril a
la ciudad en el ao 1883-, muchos de los
cuales eran analfabetos. En 1931 pas a ser
Primaria Comn y fue trasladada a la zona
centro de la ciudad, donde funcion hasta 1936. Luego fue nuevamente reubicada
a pocas cuadras de donde estaba, localizacin[2] en la que funcion hasta 2010,
cuando fue nuevamente reubicada[3].
A partir de un anlisis exploratorio de
[1] El mandato social de una institucin escolar dice acerca de
cul es el la funcin que la sociedad le encomienda, quedando
inscripto en el contrato fundacional de la misma institucin, el cual
hace rerefencia a los padres fundadores o, como lo denomina
Enrquez (1996), los fantasmas, es decir, los fines y objetivos
otorgados a la propia escuela, as como sus redefiniciones cuando ellos ya no estn. En este sentido el mandato social originario de la escuela N 14 se encuentra directamente vinculado a
acontecimientos acaecidos en la historia de la Ciudad de Tandil de principios del siglo XX. Para mayor informacin ver Nario
(1997).
[2] El terreno donde fue reubicada la escuela fue donado por el
Sr. Enrique Grothe y esposa, y el edificio por el Sr. Levy Nicols en
memoria de su esposa Elisa Solary de Levy Nicols egresada de la
primera promocin de maestras de la Escuela Normal y docente
durante toda su vida de diferentes escuelas en toda la provincia
de Buenos Aires; en su homenaje la escuela lleva su nombre.
[3] Dado el recorte temporal aqu analizado, el ltimo traslado

660

datos se delimit un recorte temporal de


cuatro perodos, 1990-1993-2002 y 2007.
Especficamente, del relevamiento de la
matrcula inicial del perodo 1982-2006,
se puede observar que luego de un perodo de crecimiento -que alcanz un mximo
en 1987- la tendencia se invierte levemente
hasta 1993, ao en que experimenta una
cada abrupta (de ms del 33% respecto de
1992) y la intensificacin del decrecimiento hasta 2006 (Grfico I).
Durante el perodo se produjeron cambio legislativos en Argentina y en la provincia de Buenos Aires en los aos 1994
y 2005, que modificaron la estructura del
nivel primario con la incorporacin de la
Educacin General Bsica (EGB) primero,
ampliando los aos de primaria de 7 a 9, su
reduccin a 6 en 2005 con la creacin de la
Educacin Secundaria Bsica la que reuni
a los ltimos tres aos de la EGB[4]. En el
Grfico 1, considerando posibles incidencias de estas modificaciones de estructura
en las tendencias sealadas, se compar el
comportamiento de la matrcula inicial total incluyendo las incorporaciones y reducciones de aos para el perodo 1982-2006,
con el de las matrculas agrupadas de 1 a
7 grado/ao por un lado, por ser ste el
nmero de aos histricamente obligatorio de la educacin primaria, y de 1 a 6
grado/ao, por otro lado, que fue el conjunto con presencia constante en la institucin en todo el perodo. Ello permiti
ver que si bien la incorporacin del 8 ao
en 1997 produce un incremento inicial de
matrcula, en los aos posteriores no logra
revertirse la tendencia general a la prdida
de la misma.

no es objeto del presente trabajo.


[4] Posteriormente, en 2006 y 2007 con la sancin de la Ley de
Educacin Nacional N 26.206 y la Ley de Educacin de la Provincia de Buenos Aires N 13.688, la educacin primaria en la
provincia de Buenos Aires qued conformada por 6 aos dividida en dos ciclos.

Potencialidades de las Tecnologas de la Informacin Geogrfica a la gestin escolar...

Grfico 1. Progresin de la matrcula escolar de la E.P.B N14. Perodo 1982-2006

Fuente: Elaboracin propia a partir de registros de matrcula escolar

El

uso de las Tecnologas de la Informacin Geogrfica en la Gestin Escolar

Los Sistemas de Informacin Geogrfica (SIG) se han convertido en las ltimas


dcadas en una herramienta de amplio
espectro ofreciendo una visin integradora para el anlisis y estudio de fenmenos
complejos relacionados a la gestin y planificacin, a la accesibilidad e interaccin
espacial, a la localizacin ptima de equipamientos y la modelizacin de problemas
socioespaciales.
El objetivo primordial de estas aplicaciones se centra en la capacidad de reproducir, a escala real, el comportamiento del
sistema, logrando generar modelos que expliquen esta realidad que se encuentra en
permanente cambio. La clave para utilizar
SIG en tareas ms complejas radica en la
comprensin de los principios bsicos que
otorga la Geografa y que subyacen a las
herramientas de modelizacin y anlisis espacial (Linares, 2014).
El territorio puede ser abordado, de esta
manera, como un componente de un sistema complejo y es all donde la Geografa
Aplicada tendr su escala de trabajo: la di-

mensin espacial (Buzai, 2015). Esta escala de trabajo implica metodolgicamente


trabajar sobre cinco conceptos centrales
en cualquier tipo de problema presente en
el espacio geogrfico: localizacin, distribucin, asociacin, interaccin y evolucin
espacial, siendo en su conjunto, de gran
importancia en los efectos de las propuestas implementadas en la gestin. Cada uno
de ellos involucra una visin aplicada de
la Geografa que encuentra utilidad en el
apoyo a la comprensin sistmica de la dimensin espacial (Buzai, 2007).
Buzai y Baxendale (2011), afirman que
los SIG han producido una revolucin tanto tecnolgica como intelectual asociada,
por un lado, al desarrollo de mtodos, tcnicas y procedimientos para el tratamiento
de la informacin geogrfica y, por otro,
a una forma de pensar y comprender una
realidad compleja desde una componente
interdisciplinar.
De esta manera, para la gestin escolar, los SIG pueden ser considerados herramientas centrales para la organizacin,
sistematizacin, anlisis y seguimiento de
los procesos que ocurren dentro de un establecimiento educativo teniendo en cuenta,
661

Mara Lorena La Macchia y Juan Suasnbar

por un lado, el planteo de problemticas y


la exposicin de las situaciones de vulnerabilidad dentro de una institucin escolar y,
por otro, el planteo de propuestas y desarrollo de estrategias que parten del trabajo
interdisciplinario entre los actores que intervienen (directivos, equipo docente, equipo de orientacin educacional y personal
administrativo) en el funcionamiento tanto
al interior como al exterior de una escuela.

Presentacin

e interpretacin de los

resultados

Como fuera mencionado en la introduccin, los actores institucionales atribuyen


diferentes factores a la prdida de matrcula. Considerando los que se vinculan a
factores territoriales, un primera hiptesis
tiene que ver con la creacin, en 1993, de
una escuela primaria, la E.P.B. N 10, en
las cercanas de la E.P.B N 14. Ello genera,
segn los entrevistados un proceso de vaciamiento de la institucin debido a la absorcin de la poblacin escolar por parte
de la E.P.B N 10, lo que se traduce posteriormente en conflictos al interior de la institucin citando como ejemplos, la fusin
de grados, cierre de secciones, prdida de
fuentes laborales y reduccin del personal
docente y administrativo, y poca duracin

de los equipos de conduccin.


Una segunda hiptesis manifestada,
parte de los cambios en la procedencia
geogrfica y social de los alumnos de la
escuela. Segn los actores habra habido
una variacin en los perfiles socio-culturales de los alumnos, vinculada a los barrios
de procedencia de los mismos, generando
tensiones al interior de la institucin y con
su entorno cercano.
Teniendo en cuenta estas hiptesis y la
problemtica de la E.P.B N 14, se elaboraron los siguientes mapas que acompaan a las hiptesis explicativas respecto al
comportamiento de la matrcula escolar.
Los Mapas 1 y 2 muestran la disminucin de la matrcula escolar en el perodo
objeto de estudio. Se observa que la distribucin espacial de los alumnos vara en
cada uno de los aos analizados haciendo
referencia a la procedencia de los mismos
y a su nmero. Para el ciclo lectivo del ao
1990, la escuela contaba con 320 alumnos
y el lugar de procedencia involucra a distintos barrios de la ciudad; en el ao 1993,
su nmero se redujo a 193 (Mapa 1). En el
ao 2002 se reduce a 109 y, por ltimo en
el ao 2007, a 57 alumnos concentrados
mayormente slo en un barrio aledao a la
escuela (Mapa 2).

Mapa 1. Matrcula de alumnos. Cortes temporales: 1990-1993

Fuente: CIG-IGEHCS-CONICET-UNCPBA

662

Potencialidades de las Tecnologas de la Informacin Geogrfica a la gestin escolar...

Mapa 2. Matrcula de alumnos. Cortes temporales: 2002-2007

Fuente: CIG-IGEHCS-CONICET-UNCPBA

El Mapa 3 muestra un anlisis de proximidad considerando la procedencia de


los alumnos y las distancias recorridas
(metros) para llegar al establecimiento
educativo. Se definieron cuatro intervalos
teniendo en cuenta la cercana-lejana de
los alumnos al establecimiento y estableciendo una relacin con los barrios de demanda que atiende la escuela; el primero
localizado hasta 550 metros; el segundo
entre 550 y 1.100 metros; el tercero entre
1.100 y 1.650 metros y por ltimo, el cuarto, entre 1.650 y 2.200 metros.
Si analizamos la distribucin de las distancias, se evidencia que para el primer perodo
de estudio, el mayor radio de influencia del
establecimiento educativo se localiza en el barrio Tunitas y otros barrios planificados[5], situados al sur de la ciudad. Si bien en el rea de
influencia de la E.P.B N14 se localizan otras
instituciones de educacin primaria como la
E.P.B. N 7 y la E.P.B. N 1 de gestin estatal
y el Colegio San Jos de gestin privada, se
puede afirmar que la matrcula escolar en este
perodo responde a la demanda potencial del
establecimiento. En este sentido, aproximadamente el 89,3% de la matrcula escolar se
ubica entre el primer (40,6%) y segundo inter[5] Los barrios planificados de viviendas responden al PROCASA
III y IV y el barrio 17 de Agosto promovido por el Fondo Nacional
de la Vivienda (FONAVI).

valo de clase (48,7%), es decir, a una distancia


menor o igual a los 550 metros y entre 551
y 1.100 metros de distancia. El 10,7% de los
alumnos restantes se concentran en los dos
ltimos intervalos que comprenden desde los
1.101 y 1.650 metros, hasta los 2.200 metros
de distancia a la escuela.
En el ao 1993 se observa una dispersin de la procedencia de los alumnos debido a la creacin de la E.P.B. N 10, lo
cual, signific la absorcin de un 61% de
la potencial poblacin escolar de la E.P.B.
N 14. Aproximadamente, un 37,2% de los
alumnos se ubican a distancias que comprenden los 550 metros y un 47% entre los
551 y 1.100 metros. El 15,8% restante integra los dos ltimos intervalos con una procedencia de alumnos que superan los 2.000
metros de distancia al establecimiento.
Para los dos ltimos perodos analizados, 2002 y 2007, se evidencia claramente
la disminucin de la matrcula escolar del
establecimiento, de 109 a 57 alumnos, visualizando dos reas de procedencia de los
mismos; la primera localizada a una distancia menor o igual a 550 metros de la institucin y la segunda concentrada en el barrio Tunitas, PROCASA y 17 de Agosto con
distancias entre los 551 y 1.100 metros a la
escuela, no teniendo influencia significativa los dos ltimos intervalos determinados
para el anlisis.
663

Mara Lorena La Macchia y Juan Suasnbar

Mapa 3. Distancias de los alumnos a la E. P. B. N 14

Fuente: CIG-IGEHCS-CONICET-UNCPBA

El Mapa 4 complementa el anlisis del


mapa anterior considerando la distribucin espacial de los alumnos mediante la
obtencin del centro medio para cada uno
de los aos de estudio junto a sus elipses
de dispersin.
Las distribuciones resultantes muestran
para el ao 1990 una elipse pronunciada
concentrando el mayor nmero de alumnos dentro de la misma. El centro medio
se localiza sobre la calle Vlez Sarsfield, a
300 metros aproximadamente de la institucin, lo cual indica una alta correspondencia en la distribucin.
Para el ao 1993 se evidencia que la
elipse de dispersin se acorta y ensancha
tanto hacia el este y el oeste, siendo unas
de las principales causas la notoria disminucin de la matrcula escolar a partir de
la creacin de una nueva institucin; aqu
el centro medio no genera variaciones im664

portantes en la configuracin espacial, ya


que queda determinado por la disminucin del nmero de alumnos.
Para el perodo 2002, la elipse de dispersin se alarga hacia el norte y hacia el
sur y la E.P.B N14 queda situada sobre el
lmite este de la misma. El centro medio
se desplaza unos 600 metros aproximadamente hacia el sur de la institucin debido
al retroceso del nmero de alumnos y su
dispersin en la configuracin espacial.
Por ltimo, en el ao 2007, la elipse se
pronuncia y se alarga en sentido norte-sur
debido a la disminucin en la concentracin de la matrcula escolar, permaneciendo solo un total de 57 alumnos en la escuela. Se observa que la elipse se desplaza
hacia el este, junto al corrimiento de su
centro medio, localizado a unos 350 metros del establecimiento.

Potencialidades de las Tecnologas de la Informacin Geogrfica a la gestin escolar...

Mapa 4. Comportamiento espacial de las matrculas segn anlisis de dispersin

Fuente: CIG-IGEHCS-CONICET-UNCPBA

Finalmente, en el Mapa 5, se presentan


los mapas de densidad obtenidos a partir del
comportamiento de la matrcula escolar en
cada perodo seleccionado para el estudio.
En cada uno de ellos se muestra que la
cantidad de alumnos por hectreas disminuye ao a ao; por ejemplo, para el perodo 1990, la mayor densidad estaba determinada entre 5 a 7 alumnos por hectrea.
Este nmero disminuye progresivamente
en el ao 1993 con la apertura de la E.P.
B N10 a 4-5 alumnos por hectrea. En el
ao 2002 se observa 2-3 alumnos por hectrea y para el perodo 2007 desciende a
1-2 alumnos por hectrea.
Una cuestin que sera interesante analizar, pero que no es posible dado los lmites de este trabajo, es la hiptesis sostenida por los entrevistados acerca de la

composicin socioeconmica y demogrfica de la demanda potencial de alumnos


que acceden a la E.P. B N14 y a la E.P.B
N10. Se podran considerar variables
que definen la situacin del hogar de las
familias como por ejemplo, el nmero de
personas que habitan, el hacinamiento,
como as tambin la presencia o no de
algn indicador de NBI, su condicin de
actividad, el nivel educativo y la demanda
de poblacin en edad escolar que deberan
captar las instituciones. Este estudio permitira dar cuenta de las condiciones de
vida y caractersticas socioeconmicas y
demogrficas de las familias que asistieron
a los establecimientos y de alguna manera,
se podra indagar en sus expectativas respecto al modelo de educacin y de escuela
que eligen para sus hijos.

665

Mara Lorena La Macchia y Juan Suasnbar

Mapa 5. Mapas de densidad segn corte temporal: 1990-1993-2002-2007

Fuente: CIG-IGEHCS-CONICET-UNCPBA

Conclusiones
Este trabajo se propuso dar cuenta de los
aportes de las Tecnologas de la Informacin Geogrfica en la indagacin y anlisis
de las causas y factores que, segn los actores institucionales, produjeron la disminucin de la matrcula escolar de la institucin
en estudio en el perodo seleccionado.
Del trabajo con los SIG se desprende
que la disminucin de la matrcula en la
escuela fue concomitante con modificaciones en la procedencia territorial de la misma, tanto en trminos absolutos (la presencia de zonas que en el inicio del perodo
no estaban contempladas, como el cese en
la procedencia de otras que si lo estaban),
como relativos (dado el mayor peso que
adquieren algunas zonas en relacin con
otras sobre el final del perodo).
Al mismo se pudo poner en tensin la
hiptesis de la competencia entre escue666

las, segn la cual la prdida de matrcula


sera consecuencia de la creacin de otra
institucin en las cercanas de la que estamos analizando; si bien hay una correspondencia temporal entre los fenmenos, las
elipses de dispersin y los mapas de densidad (Mapas 4 y 5) mostraron que el centro
de la procedencia de los alumnos se va desplazando en el perodo analizado hacia las
cercanas de la E.P.B. N10, lo que habilita
nuevos interrogantes.
En sntesis, los resultados expuestos demostraron que los SIG constituyen una herramienta de gran utilidad para el anlisis
espacial de un estudio de caso, a los efectos
de contraste de las hiptesis emergentes,
mejorando as, la capacidad que un equipo interdisciplinario puede llevar adelante
en la toma de decisiones, implementacin
de estrategias y los procesos decisorios que
permiten dar sustento a la Gestin Escolar
en las instituciones educativas.

Potencialidades de las Tecnologas de la Informacin Geogrfica a la gestin escolar...

Bibliografa
Blejmar, B. (2009). Gestionar es hacer que
las cosas sucedan (25 pp.) Buenos Aires:
Noveduc.
Buzai, G. (2007). Dilemas de la relacin
Geografa-SIG entre la disciplina, la interdisciplina y la transdisciplina. GeoFocus-Revista Internacional de Ciencia y Tecnologa de la Informacin Geogrfica, (7), 5-7.
Buzai, G. (2016). Geografa aplicada a la
solucin de problemticas sociales. En
S. Linares (Coord.), Soluciones espaciales
a problemas sociales urbanos. Aplicaciones
de Tecnologas de la Informacin Geogrfica
a la planificacin y gestin municipal. Tandil:
CIG/IGEHCS UNCPBA/CONICET.
Buzai, G. y Baxendale, C. (2011). Anlisis
Socioespacial con Sistemas de Informacin Geogrfica. Tomo 1: Perspectiva
cientfica/Temticas de base raster, (304 p.).
Buenos Aires: Lugar Editorial.
Buzai, G. y Baxendale, C. (2006). Anlisis Socioespacial con Sistemas de Informacin Geogrfica (395 p.). Buenos AiresLugar Edi-

torial. Buenos Aires.


Buzai, G. y Baxendale, C. (2012). Anlisis Socioespacial con Sistemas de Informacin Geogrfica: Ordenamiento territorial. Temticas
de base vectorial (1a. ed., 315 p.). Buenos
Aires: Lugar Editorial.
Frigerio, G.; Poggi, M. y Tiramonti, G.
(1992). Las instituciones educativas. Cara y
ceca. Buenos Aires: Troquel.
Linares, S. (2014). El lugar de los Sistemas de Informacin Geogrfica en la
Geografa. Terceras Jornadas Nacionales
de Investigacin y Docencia en Geografa
Argentina y Novenas Jornadas de Investigacin y Extensin del Centro de Investigaciones
Geogrficas. Tandil: Facultad de Ciencias Humanas. UNCPBA. E-book. ISBN
978-950-658-346-0.
Linares, S. (Coord.) (2016). Soluciones espaciales
a problemas sociales urbanos. Aplicaciones de
Tecnologas de la Informacin Geogrfica a la
planificacin y gestin municipal. Tandil: CIG/
IGEHCS UNCPBA/CONICET.

667

Caracterizacin del relieve de Saladas desde los


Sistemas de Informacin Geogrfica
Marcelo Leandro Galarza

Introduccin
Las Tecnologas de la Informacin
Geogrfica (TIG) estn formadas por un
conjunto de tcnicas y mtodos clsicos,
mientras que los Sistemas de Informacin
Geogrfica (SIG) son programas informticos de anlisis espacial y de elaboracin
de mapas digitales actuales (Quirs Hernndez, 2011).
La revolucin informtica acaecida a
partir de los aos 60 ha introducido drsticos cambios en muchos aspectos de la
sociedad. El desarrollo cientfico y tecnolgico ha sido uno de los campos ms
afectados por la enorme capacidad de
clculo de los ordenadores, cada vez ms
accesible al pblico y, particularmente,
a los equipos investigadores de pequea entidad. Las ciencias ambientales no
han sido una excepcin y, aprovechando
esta capacidad, se han visto sometidas a
una serie de cambios que han permitido
nuevas formas de trabajo diferentes a las
tradicionales (Felicsimo, 1994). Por esta
razn es necesario introducirse en estas
nuevas herramientas para realizar los estudios ambientales y no quedarse fuera en
estos tiempos de los usos digitales.
En el presente trabajo, lo que se pretende es hacer una breve presentacin de algunos de los usos que tienen los programas
Global Mapper y Saga para la realizacin
de distintos mapas dentro de las formas
del terreno del Departamento de Saladas
de la provincia de Corrientes.
Para realizar el trabajo se tuvo como
objetivo: Describir las formas del relieve del

Departamento de Saladas de la provincia


de Corrientes desde el uso de los programas Global Mapper y Saga.

Desarrollo
La provincia de Corrientes rene una
variedad de paisajes, lo que es particularmente llamativo si se considera que su topografa no acusa, a simple vista, mayores
contrastes. Sin embargo, la diferenciacin
ambiental es notoria y genera un mosaico
de unidades geogrficas que se han comportado diferencialmente en cuanto a su
desarrollo econmico (Meichtry, 2010).
Bruniard distingue seis unidades con
condiciones ambientales y estructuras econmicas diferenciadas. Una de estas unidades es el tringulo del noroeste provincial
(o de la Capital), en donde se encuentra el
Departamento de Saladas. Esta unidad se
caracteriza por el predominio de lomadas y
terrenos elevados sobre los interfluvios de
fondo chato y arcilloso, que albergan esteros que hacia el suroeste van siendo encausados por una red fluvial que se dirige al
Paran (Meichtry, 2010).
El Departamento de Saladas limita al
norte con el Departamento de Empedrado
separado naturalmente por el Arroyo San
Lorenzo (Mapa 1), al este con el Departamento de Mburucuy limitado por lneas
trazadas por el hombre, al suroeste con Bella Vista separado por el Arroyo Ambrosio
y lneas trazadas por el hombre, al sur limita con los Departamentos de San Roque y
Concepcin, separados de stos por el ro
Santa Luca y los esteros del Santa Luca.
669

Marcelo Leandro Galarza

Mapa 1. Ubicacin del Departamento de Saladas

Fuente: Clarn. Atlas Total de la Repblica Argentina. Corrientes (2007)

Earth Explorer

Global Mapper

Para comenzar a trabajar con el programa de Global Mapper se baj la imagen de


la pgina Earth Explorer, realizando los siguientes pasos: Se busca el espacio de estudio en el mapamundi y se marca el mismo,
como se muestra en la Imagen 1.
Luego se va a Data Sets, se elige el tipo
de imagen que se quiere bajar. En nuestro
caso fue Digital Elevation GMTED 2010.
Se tilda en este ltimo y se va a la opcin
Results. Aparece una nueva ventana y ah
se da en la opcin de descargar. Se despliega otra ventana en donde aparecen las
distintas resoluciones de imgenes, se escoge una y se descarga. En nuestro caso se
descarg la de mxima resolucin. Cuando se descarga la imagen lo hace de forma
completa, es decir no slo baja el rea de
estudio, sino toda la imagen que detecta el
satlite. Una vez descargada la imagen se
comienza a trabajar con el Global Mapper.

En el Global Mapper se busca desde el


smbolo de la carpeta, el archivo descargado. Una vez abierto, se ubica el rea de
estudio. En nuestro caso el Departamento
de Saladas se ubic mediante el shape de
los departamentos de la provincia de Corrientes. Una vez ubicado se acerca al rea
de estudio y se realiza el recorte, obteniendo la siguiente imagen (Imagen 2):

670

Una vez hecho el recorte se pueden realizar las funciones del Global Mapper de una
manera mucho ms eficaz y rpida, que teniendo la imagen completa.

Perfiles
El Global Mapper cuenta con la opcin
para realizar perfiles del terreno. Con el
cono que est resaltado con un crculo, se
marca una lnea sobre el rea de estudio,
en nuestro caso el Departamento de Sala-

Caracterizacin del relieve de Saladas desde los Sistemas de Informacin Geogrfica

das con el botn izquierdo del mouse y con


el botn derecho aparece automticamente el grfico que tiene el perfil del terreno.
De esta manera se obtuvo el perfil que se
muestra en la Imagen 3.
Con este perfil puede observarse que el
terreno de Saladas es bastante irregular,
presentando elevaciones en las lomadas arenosas y los bajos en el rea de los esteros.

Programa Saga
El Global Mapper permite guardar la
imagen del terreno en diferentes tipos de
archivos. En nuestro caso se pas de un archivo tipo TIF a un GeoTIFF.
Al igual que el Global Mapper para buscar
el archivo se hace desde el cono de la carpeta. Una vez encontrado y abierto se puede
comenzar a trabajar con el programa Saga.
Lo primero que se hizo dentro del programa Saga fue cambiar de colores para ver
las diferentes alturas que presenta el Departamento. De esta manera se puede observar
que las mayores alturas se dan en el centro y
corre de nordeste a suroeste. Todo el norte
y sur ocupan las alturas ms bajas en las
reas de los esteros y ros. En el oeste se dan
las menores alturas por la presencia de la
cuenca del ro Paran (Imagen 4).

Vectores
Luego hicimos los vectores para ver
cmo es la escorrenta del agua en el Departamento de Saladas. Para ello entramos nuevamente a la opcin: Modules
Shapes Grid Vectorization Gradient
Vectors from Surface. Se despliega una
ventana que se llena con los datos de la
imagen y se decide el tamao de los vectores, en nuestro caso se decidi trabajar
con un tamao de 25. Para observar mejor se acerc la imagen quedando como se
muestra en la Imagen 5.

Como se puede observar, el escurrimiento superficial predomina hacia el norte en distintas direcciones. En las mayores
alturas se distingue cmo diverge hacia
distintas partes. Esto puede servir como
gua para realizar obras como por ejemplo
caminos, que nos indicara dnde sera
ms conveniente que pase el mismo.

Superposicin
Otra funcin que se puede hacer en
Saga es la superposicin. Como primer
paso para realizar la misma, se va a la opcin Modules Terrain Analysis Basic
Terrain Analysis. De esta manera la computadora procesa la informacin y genera
distintas imgenes.
Para hacer la superposicin se eligen
dos imgenes. En nuestro caso se transparent la imagen de la rugosidad del terreno al 50% y se la superpuso con la primera
imagen que tiene los colores de las alturas
del terreno. De esta manera se obtuvo una
imagen tridimensional (Imagen 6).
Otra forma de superponer es mediante la opcin Modules Grid- Visualization RGB composite. Se despliega una
ventana en la cual se pueden elegir tres
imgenes y cada una se carga dentro de
un color. En nuestro caso se carg la rugosidad del terreno en el rojo, el plano de
curvatura en el verde y el perfil de curvatura en el azul (Imagen 7).
Para finalizar el trabajo se elige una
imagen para exportar como archivo KML,
el cual permite abrirse dentro del Google Earth y posicionarse exactamente en
el lugar exacto (Imagen 8). De esta manera con estas imgenes los gobernantes
pueden tener acceso a la informacin digital y tomar buenas decisiones en el ordenamiento territorial para realizar obras
como caminos, rutas, etc.

671

Marcelo Leandro Galarza

Imagen 1. Procedimiento en Earth Explorer

Fuente: elaboracin personal


Imagen 2. Procedimiento en Global Mapper

Fuente: elaboracin personal


Imagen 3. Obtencin del perfil de terreno en Global Mapper

Fuente: elaboracin personal


672

Caracterizacin del relieve de Saladas desde los Sistemas de Informacin Geogrfica

Imagen 4. Procedimiento con el Programa Saga

Fuente: elaboracin personal


Imagen 5. Procedimiento con Vectores

Fuente: elaboracin personal


Imagen 6. Procedimiento con superposicin en Saga
(ModulesTerrain AnalysisBasic Terrain Analysis)

Fuente: elaboracin personal

673

Marcelo Leandro Galarza

Imagen 7. Procedimiento con superposicin en Saga


(Modules Grid- Visualization RGB composite)

Fuente: elaboracin personal


Imagen 8. Visualizacin de archivo KML en Google Earth

Fuente: elaboracin personal

Conclusin
Despus de haber realizado el trabajo
se concluye que el uso de los Sistemas de
Informacin Geogrfica se estn haciendo
cada vez ms importantes en los estudios
ambientales, y por ello es importante insertarse en el manejo de estos programas.
Con el Global Mapper se pudo comenzar
a trabajar con las imgenes bajadas de la pgina de internet Earth Explorer y realizar el
perfil del terreno del Departamento de Saladas y as se obtuvo las primeras nociones de
la forma del relieve, que es bastante irregular.
Con el programa Saga se pudo trabajar
674

a partir de las imgenes que se guardaron


en el Global Mapper en formato GeoTIFF.
Desde este programa se cambiaron los colores teniendo una buena visualizacin de las
alturas del terreno. Adems se trazaron los
vectores para ver la escorrenta superficial
que tiene el terreno. Tambin se pudo hacer
la superposicin de las imgenes para obtener mapas con una forma tridimensional.
Estos programas tienen la ventaja adems de poder exportar las imgenes en
archivos KML, lo cual permite ubicar los
mapas de forma exacta para que se puedan tomar buenas decisiones para realizar
distintas infraestructuras.

Caracterizacin del relieve de Saladas desde los Sistemas de Informacin Geogrfica

Bibliografa
Herrera de Noble, E. (Dir.) (2007). Clarn.
Atlas Total de la Repblica Argentina. Corrientes. Tomo 11. Buenos Aires: Arte
Grfico Editorial Argentino S.A.
Felicsimo, A. M. (1994). Modelo Digitales
del Terreno. Introduccin y aplicaciones en
las ciencias ambientales. Disponible en:
http://www.etsimo.uniovi.es/~feli
Meichtry, N. (2010). Evolucin Geolgico-Geomorfolgica del Territorio Argentino. Apuntes

de la Ctedra Geografa Argentina. Resistencia: Facultad de Humanidades. UNNE.


Quirs Hernndez, M. (2011). Tecnologas de
La Informacin Geogrfica (TIG). Cartografa, Fotointerpretacin, Teledeteccin y SIG.
Disponible en: http://www.eusal.es/es/
libro/titulos/ciencias-aplicadas-medicina-tecnologia/tecnologias-de-la-informacion-geografica-tig-cartografia-fotointerpretacion-teledeteccion-y-sig-detalle.

675

Evaluacin de mtodos de desagregacin espacial


de datos censales en reas urbanas mediante
Tecnologas de Informacin Geogrfica
Santiago Linares e Ins Rosso

Introduccin
Hay muchos problemas geogrficos en
los que los datos se encuentran agregados
en reas, ya sea porque resulte natural hacerlo o porque sea necesario, como sucede,
por ejemplo, con los pixeles en percepcin
remota o con las unidades bsicas censales
para datos socioeconmicos. En el primer
caso, las zonas son regulares (como una
especie de cuadrcula), mientras que en el
segundo, son irregulares.
En el campo del anlisis espacial urbano, lo habitual es disponer de la informacin demogrfica en unidades zonales administrativas con distribucin homognea
de la poblacin en toda la superficie que
representan, desvirtuando de forma exagerada lo que acontece en la realidad, ya
que, en general, la forma en que se disean
las zonas en las que se agrupan los datos
es independiente de la informacin misma,
utilizndose criterios administrativos o que
faciliten su recoleccin; es por ello que dichas reas son consideradas arbitrarias.
Esta circunstancia exige utilizar mtodos de desagregacin espacial, mediante
informacin auxiliar y tcnicas estadsticas
que permitan trasladar la informacin demogrfica de una zona de origen, de carcter censal, a otras de destino, mediante
algn procedimiento que permita formalizar dicha relacin.
Los procedimientos tradicionales suelen
implementar unidades de tamao bastante inferior que las unidades administrativas
originales, por lo que se denominan mtodos de desagregacin. Desde un punto

de vista conceptual, este tipo de mtodos


pretenden romper la homogeneidad de la
distribucin de densidades de cada unidad de agregacin en base a una serie de
principios bsicos como: 1) la dasimetra,
definida por la capacidad de diferenciar
la captacin de la poblacin de cada unidad territorial, ya sea en una escala binaria
(habitable/no habitable) o con rango de
valores ms amplios; 2) las relaciones de
vecindad entre los datos disponibles, que
supone una semejanza de los fenmenos
espaciales segn su proximidad y 3) la condicin picnofilctica, que implica la preservacin de los valores conocidos en las unidades de agregacin que constituyen los
datos de partida (Santos Preciado, 2015).

Metodologa
Se han adoptado en este trabajo dos
procedimientos de desagregacin que incorporan parcialmente los principios enunciados, el mtodo de interpolacin picnofilctico suavizado (A), y el mtodo de
distribucin dasimtrica (B).
A)

mtodo de la interpolacin picnofilctica


suavizada

Este mtodo fue desarrollado por Waldo Tobler (1979) y su fundamento terico
se basa en la consideracin de que las transiciones abruptas en los lmites, que caracterizan la representacin por coropletas,
contradicen la Primera Ley de la Geografa sobre la manifestacin continua de los
fenmenos geogrficos en el espacio.
Ello implicara que podra construirse
677

Santiago Linares e Ins Rosso

una superficie continua, partiendo de la


superficie escalonada (tpica de la distribucin espacial de la poblacin en dicha
representacin cartogrfica), forzando a
desdibujar los lmites, mediante algn procedimiento que aproximara el valor de estas reas de separacin al promedio de los
valores iniciales de las zonas ms cercanas
(Santos Preciado et al., 2011).
Este mtodo permite desagregar espacialmente los datos de entrada almacenados en unidades discretas a partir de mtodos geoestadsticos, a la vez que posibilita
modelizar las distribuciones al interior de
cada unidad censal y eliminar las artificiales transiciones abruptas entre ellas. Implica dos grandes fases (Linares, 2012):
1. Desagregacin de datos almacenados

en unidades geogrficas discretas a expresin geogrfica continua mediante


mapas raster de densidad. Los valores se distribuirn equitativamente en
cada unidad censal hasta alcanzar el
total de los individuos del grupo en
cuestin sin discriminar diferencias en
su interior (Figura 1).
2. Modelizacin de las distribuciones al
interior de cada unidad censal para
eliminar las artificiales transiciones
abruptas entre ellas. Ello requiere
el uso de funciones focales y ventanas mviles, respetando a su vez la
condicin picnofilctica o de conservacin del volumen de poblacin
en cada uno de los radios de partida
(Figura 2).

Figura 1. Interpolacin picnofilctica suavizada. Fase 1

Fuente: Linares (2012)


Figura 2. Interpolacin picnofilctica suavizada. Fase 2

678

Evaluacin de mtodos de desagregacin espacial de datos censales en reas urbanas...

Fuente: Linares (2012)

B) mtodo de distribucin dasimtrica


En principio, este mtodo surge a fin de
mejorar la fiabilidad de la representacin
de los datos espaciales, creando variables
limitativas que anulen la informacin all
donde no hay una relacin estrecha con el
dato a representar.
Fue descripto y denominado por primera vez como dasymetric en la dcada de 1920
por el cartgrafo ruso Tian-Shansky, a travs del desarrollo de un mapa de densidad
poblacional de la Rusia Europea publicado
en versin a escala 1:420000 (Preobrazenski, 1954 en Bielecka, 2005). Sin embargo,
la publicacin quizs ms citada sobre el
mtodo dasimtrico pertenece al cartgrafo Wright quin populariz el trmino hacia 1936, estableciendo un nuevo mtodo
de presentacin de la densidad de poblacin en base a la divisin de una unidad
administrativa dada en reas ms pequeas que cumplan diferentes condiciones de
entornos geogrficos. En este caso el autor
utiliz informacin topogrfica como los

datos auxiliares que le permitieron definir


los parmetros binarios requeridos.
Si bien el mtodo dasimtrico ha estado disponible por muchas dcadas, carece an de una metodologa estandarizada.
Conceptualmente se lo define como la tcnica en la que las reas estadsticas se subdividen en reas de homogeneidad relativa
basndose en informaciones complementarias, por tanto, los lmites de la variacin
de los datos dejan de ser administrativos,
para pasar a representar zonas de valor
homogneo. Requiere de datos auxiliares
que permitan definir variables limitativas,
lo cual supone delimitar zonas en las que
la variable se anula, estos son factores de
localizacin negativa. Se trata de un enfoque que est tradicionalmente ligado a la
representacin de la poblacin -densidad
poblacional- y a pesar de las ventajas que
presenta no ha sido muy utilizado para
otras aplicaciones (Holloway et al., 2007).
De todos modos, los profundos avances
en sistemas de informacin geogrfica, as
679

Santiago Linares e Ins Rosso

como la creciente disponibilidad de conjuntos de datos digitales, han potenciado


el concepto de mapeo dasimtrico. Resulta
ineludible sealar la revitalizacin que signific en este sentido la publicacin Generating and mapping population density
surfaces within a Geographical Information
System (Langford y Unwin, 1994), en la
cual se desarrolla un anlisis exhaustivo de
cmo un mapa de coropletas puede enmascarar la realidad de la distribucin poblacional, para luego generar una representacin
dasimtrica utilizando informacin teledetectada para identificar reas edificadas.
Como dijimos, el mtodo de asignacin
dasimtrica utiliza informacin auxiliar
para generar parmetros utilizados en la
interpolacin areal, manteniendo al mismo tiempo las propiedades del volumen de
preservacin. Por tanto, la efectividad de la

desagregacin-interpolacin tiene una correlacin directa con la calidad y precisin


de los datos auxiliares (Sleeter y Gould,
2008). La tcnica ms sencilla utilizando
datos relativos a usos del suelo es la que
propone una divisin binaria en la cual se
clasifica como poblada o despoblada
para luego asignar los datos poblacionales redistribuyndolos proporcionalmente
entre las zonas pobladas (Wright, 1936;
Langford y Unwin, 1994). Otros mtodos
ms complejos implican ponderaciones entre los usos del suelo (Spiekermann y Wegener, 2000; Gallego y Peedell, 2001; Santos
Preciado y Garca Lzaro, 2003; Mennis y
Hultgren, 2006; entre otros).
En la Figura 3 se grafican esquemticamente las fases de la modelizacin de una
distribucin espacial en una zona urbana
usando mapeo dasimtrico.

Figura 3. Distribucin dasimtrica


(A) distribucin zonal de informacin censal

(B) distribucin de superficie construida

(C) Superposicin entre (A) y (B) para obtener valores ajustados a la distribucin poblacional real

Fuente: Longley, Goodchild, Maguire y Rhind (2013)

680

Evaluacin de mtodos de desagregacin espacial de datos censales en reas urbanas...

La ejecucin de ambas metodologas


para la ciudad de Tandil, pretende ser aplicada para desagregar el dato Total de Hogares almacenado originalmente en Radios
Censales (INDEC, 2010) y reasignarlo a entidades espaciales ms pequeas, en este
caso a los polgonos de manzanas del entramado urbano. Tal reagrupacin de datos
se centr en la zona norte de Tandil, a fin de
cotejar los valores obtenidos con una base
de datos perteneciente al sistema de monitoreo de condiciones de vida denominado
CBMS (Community-Based Monitoring System)[1], relevada a partir de una encuesta
exhaustiva realizada en dicho sector de la
ciudad, la cual arroj 2.230 hogares.
A partir de los resultados obtenidos se
pretende realizar un anlisis comparativo
de las estadsticas descriptivas y emitir cierto diagnstico de validacin con respecto
a la informacin obtenida mediante el relevamiento en el terreno.
El objetivo entonces es analizar el grado
de fiabilidad de los resultados de una y otra
metodologa a fin de conocer la utilidad de
cada una en estudios de la dinmica poblacional en espacios urbanos.

Resultados
Dentro de las herramientas de anlisis
espacial disponibles que permiten ejecutar
el mtodo de interpolacin picnofilctica
suavizada, empleamos la aplicacin SpatialSeg desarrollada por Graham y OSullivan (2007), compatible con ArcGIS 9.3,
la cual puede descargarse gratuitamente
desde el sitio web del Population Research Institute (Pennsylvania State University) o a travs

[1] Proyecto realizado por el Instituto de Economa, perteneciente a la Facultad de Ciencias Econmicas de la Universidad
Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires, y financiado
por la red PEP (Poverty and Economic Policy), un organismo que
incentiva estudios de Pobreza y Poltica Econmica en distintos
pases, y el Municipio de Tandil. Comprendi tres barrios de la
zona norte de la ciudad: San Cayetano, Selvetti-Palermo y Villa
Aguirre. El proyecto comenz en diciembre de 2011 y const de
diversas etapas, concluyendo en junio de 2012.

del siguiente enlace: Descargar.


Esta aplicacin requiri definir los parmetros de desagregacin espacial de los
datos de entrada (Figura 4), donde en principio se debe optar por un mtodo de suavizado (Smoothing) especificando la opcin
picnofilctica (Pycnophylactic) que aplicar
el mtodo descripto anteriormente. Es un
proceso que se realiza de manera iterativa,
alternndose las operaciones de suavizado
con la introduccin de correcciones que
garanticen el cumplimiento de las condiciones anteriores, deteniendo el mismo al
alcanzar una superficie que presente una
variacin mnima entre las celdas en todas las direcciones (matemticamente, se
obtiene buscando una superficie que haga
mnima la suma de los cuadrados de las
derivadas parciales en todos los puntos).
Es necesario indicar otros criterios,
como la cantidad mxima de iteraciones y
la tolerancia de cambio. El primero indica
el nmero mximo de interacciones posibles, que al alcanzarlo detendr automticamente el proceso de suavizado, por su
parte, la tolerancia se utiliza para establecer el valor de cambio mnimo significativo
entre cada iteracin, que, en caso de no
cumplir con esta condicin, se detendr el
proceso y se considera que los datos se encuentran suficientemente suavizados.
Finalmente en este paso es donde se establece el tamao de celda de la capa rster resultante (nueva unidad espacial) y el
radio utilizado para definir el entorno local
(ventana mvil) a emplear para el suavizado. Para este ejemplo se emplea un tamao
de celda de salida de 100 metros por 100
metros y un radio de 300 metros.
Una vez obtenida la desagregacin espacial de los datos censales del Total de Hogares a una unidad de resolucin de 100
metros por 100 metros, fue necesario para
finalizar el procedimiento el uso de operaciones zonales para transferir los datos de
hogares a la capa de manzanas del rea urbana seleccionada (Figura 5).
681

Santiago Linares e Ins Rosso

Figura 4. Parmetros de desagregacin espacial de datos censales (Total Hogares)


en SpatialSeg empleando mtodo de interpolacin picnofilctica suavizada

Fuente: elaboracin personal


Figura 5. Transferencia de datos censales (Total Hogares)
de radios a manzanas, Tandil 2010

Fuente: elaboracin personal

En cuanto al desarrollo del mtodo


de desagregacin a partir de distribucin
dasimtrica, se requiri contar con datos
auxiliares respecto a las zonas edificadas.
Para tal fin se trabaj con informacin teledetectada a partir de una imagen satelital
LandSat5, que nos permite analizar datos
obtenidos en 2011, logrando as la mayor
coincidencia posible respecto a los pero682

dos del relevamiento de los datos censales


del INDEC a distribuir, y de la base CBMS
con la que se cotejarn los resultados. Con
la intencin de crear un shapefile de polgonos que represente la superficie construida coincidente con los Radios Censales
donde se almacenan los datos iniciales, se
ejecut una extraccin por mscara para
recortar el rea de inters. Luego se reali-

Evaluacin de mtodos de desagregacin espacial de datos censales en reas urbanas...

z una clasificacin no supervisada en 50


clases a fin de identificar de forma manual
las clases que correspondan a las zonas de
inters, para finalmente extraerlas y transformarlas en polgonos, segn se muestra
en la Figura 6.
Una vez obtenida la zona poblada, se
procedi a aplicar la metodologa de
desagregacin espacial de datos por mapeo
dasimtrico. Primeramente, se realiz una
unin espacial entre los polgonos
edificados y los radios censales por medio
de una interseccin, despus se calcul la
superficie por polgono y se cre un
resumen de informacin para obtener la
sumatoria de las superficies edificadas por
radio censal. Luego, se ejecut una nueva
interseccin con los polgonos de las
manzanas del entramado urbano hacia
donde se pretenden reagrupar los datos
seleccionados, para ejecutar a continuacin
el siguiente clculo:

Donde:
Dato ajustado del polgono con superficie construida
Dato poblacional almacenado en
Radio censal

rea del polgono con superficie


construida
Suma de todas reas de los polgonos que pertenecen al mismo Radio
censal
Finalmente, se disolvieron las entidades
correspondientes a cada manzana sumando los valores de hogares desagregados
obteniendo como resultado la distribucin
que se muestra en la Figura 7.
A partir de las metodologas aplicadas,
fue posible disponer de los tres escenarios
sobre la distribucin de los hogares por
manzanas en el rea de estudio (Figura
8), necesarios para realizar un anlisis de
validacin entre lo resultante por los dos
mtodos y los datos disponibles por el relevamiento de campo. A modo de primera interpretacin visual de la cartografa
temtica, podramos decir que el mtodo
picnofilctico tiende a desagregar los hogares sobre todas las manzana en el rea
de estudio, siguiendo un gradiente o patrn
continuo y sin discriminar vacios urbanos,
fragmentos urbanos o transiciones abruptas de densidades de edificacin, mientras
tanto, el mtodo dasimtrico, muestra una
irregularidad comparativamente mayor en
la desagregacin que el mtodo anterior entre manzana y manzana, asemejndose a la
morfologa que se presenta en la realidad.

Figura 6. Obtencin de zonas edificadas a partir de Imagen Satelital LandSat5, Tandil


(1) Imagen Satelital

(2) Clasificacin No Supervisada

(3) Reclasificacin

Fuente: elaboracin personal


683

Santiago Linares e Ins Rosso

Figura 7. Desagregacin espacial de datos censales (Total Hogares)


Tandil 2010. Mtodo de distribucin dasimtrica

Fuente: elaboracin personal


Figura 8. Total Hogares por manzana segn CBMS, mtodo Picnofilctico y mtodo
Dasimtrico. Barrios Villa Aguirre, San Cayetano, Palermo y Rodrguez-Selvetti, Tandil 2010
CBMS

Picnofilctico

Dasimtrico

Fuente: elaboracin personal

En trminos cuantitativos, el tipo de


anlisis podramos desagregarlo en dos
grupos, uno global que compara la cantidad de hogares asignada al rea de estudio
segn cada mtodo y su aproximacin a la
realidad y, uno local que focalice en cul
fue el mtodo que mejor representa la distribucin y variacin espacial de los hogares hacia el interior del rea de estudio.

684

En cuanto a los resultados globales, y


como era de esperar, el mtodo que mejor
represent la realidad fue el de la interpolacin picnofilctica suavizada (cumpliendo
la condicin de preservacin del volumen
en las unidades censales originales), asignando a las manzanas seleccionadas un
total de 2.155 hogares, es decir, 75 menos
que lo relevado en el trabajo de campo

Evaluacin de mtodos de desagregacin espacial de datos censales en reas urbanas...

(2.230), esto representa un 3,36% de error


en la asignacin. Mientras que por el mtodo de distribucin dasimtrica, existi una
sobre estimacin de los hogares en el rea
de estudio de 2.526, ms de 294 hogares
que los relevados en terreno, incrementando a un 13,18% el error de asignacin.
Para realizar un anlisis local de la distribucin de los hogares en cada una de
las manzanas seleccionadas en el rea de
estudio, fue necesario calcular la diferencia en nmeros absolutos entre lo arrojado
por ambos mtodos y los datos reales del
CBMS por manzana. Las estadsticas descriptivas como los grficos de histogramas
y grfico Box Plot nos permiten conocer y
analizar las diferencias entre los datos desagregados y reales (Figura 9).
Se visualiza que las diferencias extremas
(valores atpicos) por medio del mtodo
picnofilctico suavizado son significativamente menores que aquellas mediante el
mtodo por distribucin dasimtrica, lo
cual explica la mayor aproximacin del anlisis global y el menor valor del desvo estndar en la Figura 8. Sin embargo, al observar
el histograma, es significativa la proporcin

de manzanas con diferencias nulas o muy


bajas en la asignacin mediante el mtodo
por distribucin dasimtrica, con resultados
iguales o cercanos a los de la base CBMS.
Esto explica que, finalmente, a pesar de los
valores extremos del mtodo dasimtrico, la
diferencia media de 8,6 hogares por manzana en las estadsticas, sea sensiblemente
mejor que el mtodo picnofilctico.
Queda comprobado que, como todo
mtodo de suavizacin, las diferencias al
interior del rea de estudio aplicando el mtodo picnofilctico nunca sern extremas,
aunque siempre constantes, y difcilmente
podrn obtenerse resultados ms ajustados a la realidad de los aqu observados.
Por otra parte, la evidencia de mayor cantidad de manzanas con altsima precisin
en la desagregacin mediante el mtodo
dasimtrico, hace pensar que este mtodo
posee una gran potencialidad para mejorar sus resultados si se trabaja con mayor
dedicacin con el mtodo de clasificacin
de uso del suelo de base, sobre el cual se
realiza el ajuste dasimtrico, minimizando
la superficie de reas a las cuales no les correspondera ninguna asignacin de datos.

Figura 9. Histogramas y grfico Box Plot comparativo


Mtodo picnofilctico suavizado

Mtodo de distribucin dasimtrica

Fuente: elaboracin personal

685

Santiago Linares e Ins Rosso

Conclusiones
En trminos generales podemos concluir que las tcnicas de desagregacin implementadas han mostrado una aceptable
utilidad prctica, un error o diferencia de
asignacin de 9 hogares por manzana
resultar tolerable para la mayora de los
trabajos de investigacin que requieran
una mayor resolucin espacial en estudios
urbanos.
Particularmente, el mtodo de desagregacin probabilstica con datos auxiliares
o de distribucin dasimtrica demostr
una sensible ventaja con respecto al picnofilctico en el anlisis local y una mayor
potencialidad para mejorar los resultados
obtenidos en este trabajo, sobre todo, si se
realiza una mejor y mayor implementacin
de los datos auxiliares existentes en la ac-

tualidad, como el uso de imgenes satelitales de mayor resolucin espacial, mejores


mtodos de clasificacin o el uso de cartografa catastral.
No obstante, para alcanzar un juicio de
valor ms consistente, sera ptimo realizar
el mismo ejercicio comparativo sobre distintas reas urbanas, o mejor an, sobre distintas reas urbanas de diferentes ciudades.
Como fue enunciado en la introduccin
del trabajo, estos mtodos son unos de los
ms implementados en los estudios urbanos que requieran de la desagregacin de
datos censales, pero no son los nicos, por
lo cual, surge de este trabajo un nuevo desafo a futuro, el de incorporar a la evaluacin
comparada otra serie de mtodos, como
por ejemplo los de Langford y Unwin (1994),
Spikermann y Wegener (2000), Braken y
Martin (1989) o Santos Preciado (2015).

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Evaluacin de mtodos de desagregacin espacial de datos censales en reas urbanas...

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687

Aplicacin de Sistemas de Informacin Geogrfica


en el anlisis de un Cluster Productivo
Paula Valania

Introduccin
Dcadas atrs, la gestin de datos geogrficos se vea limitada al manejo de la cartografa clsica en papel, lo que implicaba que
cualquier proceso de anlisis de la informacin asociada exiga complejos y limitados
procesos manuales. Debido a los diversos
avances tecnolgicos y la consecuente irrupcin de los SIG, se han puesto a disposicin
herramientas explicativas que presentan, entre otras, las siguientes funcionalidades:
~~Captura, edicin, almacenamiento y,
en trminos generales, gestin de datos espaciales.
~~Anlisis de datos. Esto puede incluir
desde consultas sencillas a la elaboracin de complejos modelos, y puede
llevarse a cabo tanto sobre la componente espacial de los datos (la localizacin de cada valor o elemento)
como sobre la componente temtica
(el valor o el elemento en s).
~~Generacin de resultados tales como
mapas, informes, grficos, etc.
Las vastas funcionalidades actualmente
ofrecidas por estos sistemas, sumadas al hecho de que la mayor parte de la informacin
que se maneja en cualquier disciplina est
georreferenciada, explican el xito y continuo desarrollo de los SIG, en una sociedad
donde la tecnologa y la informacin constituyen dos pilares fundamentales para comprender las transformaciones territoriales.
Algunas de las aplicaciones ms frecuentes de estas herramientas se dan en el
mbito de la planificacin del territorio y la

administracin de recursos naturales, entre


otros. Se considera a la vez, que los SIG
son herramientas para la mejor gestin de
la informacin disponible del territorio. Lo
cual implica las diferentes y diversas aproximaciones que se pueden tener sobre el
mismo, algo que resulta bastante diverso y
complejo (Chuvieco, 2002, p. 113).
En este contexto, el objetivo del presente trabajo es el de normalizar y sistematizar
los datos recabados a partir de las encuestas realizadas desde el proyecto, en base al
diseo de una base de datos adecuada que
permitiera la generacin de diversas salidas cartogrficas de inters. Algunos de
estos productos que se han obtenido para
el proyecto de clusterizacin se presentan
en este artculo.
En sntesis, se considera en este trabajo
que los Sistemas de Informacin Geogrfica brindan salidas cartogrficas que:
~~Permiten la identificacin, cuantificacin y anlisis de la distribucin espacial de fenmenos de carcter territorial (nodos, redes, actores), as como
de las relaciones entre ellos.
~~Facilitan la realizacin de anlisis de
tendencias espaciales para la definicin de lineamientos territoriales.
~~Posibilitan la realizacin de diagnsticos de situacin y diseo de polticas
territoriales diversas, el desarrollo de
planes de sector, planes parciales, etc.
~~Permiten el control y la gestin de la informacin para los procesos de toma
de decisiones.
En el prximo apartado se enuncia el estudio de caso.
689

Paula Valania

Interpretacin

de procesos a partir de
la aplicacin de un SIG

Como en la Introduccin se han expuesto algunas de las caractersticas de las herramientas SIG, resulta oportuno enunciar
en principio lo que se entiende como cluster productivo (CL). El mismo es una concentracin geogrfica de empresas e instituciones interconectadas que actan en un
determinado campo (Fernndez y Vigil,
2007, p. 875). La aplicacin de herramientas SIG persigue como objetivo fundamental constituirse en un instrumento analtico
que permita establecer y analizar las caractersticas de la clusterizacin.
La investigacin de la cual se desprende
este trabajo se enmarca en el proyecto Plan
de Mejora Competitiva de la quesera en
Tandil (PROSAP BID N 1956/OC-AR).
En este marco, el trabajo presenta la experiencia realizada para analizar la construccin de un cluster productivo[1]. El anlisis,
apoyado en la utilizacin de herramientas
SIG, se focaliza en el proceso de articulacin
multiescalar de actores y su rol en la construccin territorial local regional, a partir
de datos primarios obtenidos de cada uno
de los encuestados. La innovacin presentada por los Sistemas de Informacin Geogrfica, permite detectar transformaciones
profundas que generan nuevas realidades
territoriales. Por ello, la aplicacin de estas
herramientas en el contexto de la conformacin del CQT descripto ha constituido el objetivo principal de este trabajo.

Desarrollo
El desarrollo del trabajo realizado se di[1] Cluster Quesero Tandil (CQT)

690

vidi, bsicamente en tres etapas:


~~captura y almacenamiento de datos
~~generacin de consultas y exportacin
de datos
~~georreferenciacin

Captura y almacenamiento de datos


Tcnicas cuantitativas y cualitativas estuvieron al servicio de la recoleccin de datos
primarios, a partir de entrevistas en profundidad realizadas a cada uno de los productores queseros componentes del cluster. Las
misiones en terreno y el desarrollo de entrevistas concretadas durante 2012 y 2013,
permitieron caracterizar el universo de estudio, mientras que los datos secundarios fueron extrados de diferentes fuentes nacionales e internacionales. Este estudio segn lo
expresado en Nogar y Jacinto (2003):
Ha privilegiado un abordaje centrado en los
actores locales, entendiendo que el espacio
no existe en s mismo, sino siempre en relacin a las prcticas y representaciones
individuales y colectivas, para lo cual es
sustancial comprender los desafos que
conllevan la construccin de redes socio-territoriales en torno al CQT (p. 34).

La complejidad y diversidad de datos


obtenidos oblig a un diseo exhaustivo de
la base de datos y a una normalizacin rigurosa de los mismos. Se trabaj sobre una
base de datos relacional (MS Access 2010).
Este registro abarca un gran nmero de
aspectos relacionados con la produccin
quesera, lo que motiv la definicin de 61
tablas, con un gran nmero de atributos.
Los aspectos generales ms destacados
que han sido cubiertos por el relevamiento
y que dieron origen al diseo de la base de
datos se encuentran brevemente descriptos
en la Tabla 1 que a continuacin se expone.

Aplicacin de Sistemas de Informacin Geogrfica en el anlisis de un Cluster Productivo

Tabla 1. Datos relevantes registrados


Aspecto

Descripcin

Establecimiento

Nombre/Razn Social

Ubicacin Geogrfica

Latitud-Longitud

Capacidad procesamiento

Cantidad mxima de lts. de leche a procesar

Capacidad anual de
produccin instalada

Cantidad mxima de kgs/tns a producir por ao

Produccin

Cantidad de kgs/tns anuales producidos/Produccin a fasson

Tenencia de la tierra

Propia/Arrendada

Habilitaciones vigentes

Provincal/SENASA/INAL/Municipal/Sin Habilitacin

Calidad

Problemas de calidad detectados

Cantidad de clientes

Rango de cantidad de clientes manejados

de proyectos comunes, aporte de ideas, influencias, intercambio de


Relaciones con otras industrias Valoracin
informacin, relaciones informales
Proyecto CQT

Valoracin de la mejora en el desempeo, generacin de nuevos acuerdos

Vinculaciones con terceros

Calificacin de vnculos con diferentes agentes (clientes, proveedores,


competidores, instituciones, gobierno, etc) relacionados a travs de diferentes
tipos de vnculos (capacitacin, asistencia tcnica, gestin de calidad, compra de
insumos, etc.)

Vinculaciones con
otros productores

Valoracin de la importancia del CL para lograr vinculaciones entre productores

Problemas de vinculacin

Valoracin del peso relativo de diferentes factores que impiden una buena
vinculacin

Medio Ambiente

Tratamiento de efluentes, reutilizacin del suero, control de efluentes vertidos,


cuantificacin de efluentes generados

Actividades

Identificacin de actividades primarias y secundarias, tipo de producto producido,


porcentajes de produccin de cada tipo especfico de producto

Materia Prima

Tipo e Integracin de la Materia Prima

Controles

Controles de Calidad efectuados sobre la Materia Prima, frecuencia de realizacin

Trabajadores

Mano de obra (nmero y tipo de trabajador), naturaleza de los trabajos por tipo
de trabajador

Equipamiento

Cantidad y clasificacin de equipamiento instalado

Instalaciones

Cantidad y clasificacin de instalaciones especficas para la produccin

Elaboracin de quesos

Tipos de queso producidos, porcentaje de cada tipo sobre el total elaborado

Agua

Naturaleza del suministro de agua, controles fsico-qumicos y microbiolgicos,


controles sobre potabilidad, cantidad de agua consumida

Certificacin Normas

Conjunto de normas que se certifican/desean certificar

Metodologas de trabajo

Utilizacin de procedimientos escritos, vestuarios, paredes y pisos lavables,


barreras para el ingreso de plagas y animales, controles del producto final y
durante los procesos, identificacin de devoluciones, etc.

Gestin

Modalidades de registracin contable, utilizacin de SW de gestin, anlisis de


costos, clculo de margen bruto e ingreso neto

Inversiones recientes

En infraestructura, equipos, productos, produccin, software de gestin, canales


de comercializacin

Participacin en
organizaciones

Organizaciones en las que participa como productor

Calificacin organizaciones

Valoracin de la participacin
vinculadas

Limitantes crecimiento

Identificacin y valoracin de diferentes problemas que limitan el crecimiento

Mercados

Identificacin proporcional de mercados de productos

Canales de comercializacin

Identificacin de diferentes canales de comercializacin

en la actividad de diferentes organizaciones

Fuente: elaboracin personal

691

Paula Valania

En el conjunto de estos datos descriptivos se encuentran atributos candidatos a


ser referenciados geogrficamente y, otros
datos, relacionados con una ubicacin
geogrfica, con capacidad de agregar informacin visualmente distintiva a una entidad definida sobre un mapa.

Una vez cargada la totalidad de los datos en la base de datos de Access, se disearon y ejecutaron sobre ellos mltiples
consultas[2] complejas de filtrado, considerando aquellos aspectos sobre los que
se deseaba realizar un anlisis territorial,
en vistas a su posterior exportacin a la
herramienta SIG utilizada. La decisin de
trabajar de acuerdo a esta operatoria, o
sea, manteniendo la totalidad de los datos en la base de Access y slo alternativamente parte de ellos residiendo en la base
de datos geogrfica de ArcGis, estuvo fundamentada en el enorme volumen de los
datos originales as como en la complejidad de las relaciones planteadas entre las
mltiples tablas diseadas. Result entonces evidente la necesidad de utilizar una
potente herramienta especfica de manejo
de datos para albergar la totalidad de los
mismos, a partir de la cual, generar subconjuntos de datos a ser posteriormente
cargados en la herramienta SIG.

dentro de los SIG.


Para realizar la tarea de georreferenciacin se utiliz la herramienta ArcMap 10.1
de ArcGIS.
Hay dos tipos bsicos de modelos de
datos planimtricos, es decir, dos conjuntos de directrices para la representacin
lgica de la realidad: Vector y Rster. Para
este trabajo se eligi el modelo vectorial, en
donde las entidades se representan en el espacio mediante puntos, lneas o polgonos.
Se represent el catastro de la localidad de
Tandil mediante polgonos y los establecimientos relevados, a travs de puntos.
Importados los datos desde la base de
datos Access original, se procedi a realizar una georreferenciacin sencilla a partir
de los atributos de latitud y longitud asociados a cada establecimiento. Con ello se
defini una capa de puntos, de Establecimientos, desplegada con la capa de catastro como capa base.
Para la definicin de las dems salidas
cartogrficas se procedi a la exportacin
adicional de atributos desde la base de datos Access. Posteriormente estos datos se
importaron a ArcMap y se vincularon con la
capa de establecimientos existente, a travs
de las herramientas Relate y Join. A travs
de las herramientas para la seleccin de entidades por atributo pudieron definirse las
capas adicionales que dieron lugar a mltiples salidas cartogrficas.

Georreferenciacin

Resultados

La georreferenciacin es la tcnica de
posicionamiento espacial de una entidad
en una localizacin geogrfica nica y bien
definida para un sistema de coordenadas
y datum especficos, operacin habitual

La utilizacin de la herramienta SIG ha


permitido obtener numerosas salidas cartogrficas de sumo inters, entre las que
pueden mencionarse: Localizacin de los
actores queseros clusterizados; ndice de
integracin productiva; Comercializacin
de la produccin a escala local, provincial
y nacional; Estado actual de certificacin;
Tratamiento de efluentes; Establecimientos
con Habilitacin Municipal; Tratamiento
de Efluentes y reutilizacin del suero; Ca-

Generacin

de
cin de datos

Consultas

Exporta-

[2] Es necesario aclarar que las mismas se desarrollaron en el


grupo de investigacin y extensin y estuvieron a cargo de los
diferentes especialistas/investigadores pertenecientes a: Universidad, INTA, INTI, Ministerio de Asuntos Agrarios, Ministerio de
Agricultura, Municipalidad de Tandil, entre otros.

692

Aplicacin de Sistemas de Informacin Geogrfica en el anlisis de un Cluster Productivo

lificacin de Vinculaciones, considerando


mltiples tipos diferentes de vnculos (logstica, capacitacin, gestin de calidad,
asistencia tcnica, compartir obras, etc.)
y agentes de vinculacin (clientes, empresas, instituciones, gobierno, competidores,
proveedores, etc.).
A continuacin se presentan algunos ejemplos de las salidas cartogrficas generadas:
La Figura 1 expone el ndice de
integracin productivo enunciado por
Nogar como El proceso por el cual una
unidad de produccin ubicada en una determinada etapa de la cadena de produccin/comercializacin avanza hacia otro
eslabn de la misma, posterior o anterior
a su ubicacin inicial, a efectos de retener
valor (Nogar, 2001, p. 25). Lo que se observa en la salida cartogrfica es que se han
identificado tres rangos de productores segn ndice de integracin:
i) aquellos que compran toda la materia

prima, con un ndice de integracin


equivalente a 0%,
ii) un segundo rango de actores cuya produccin de leche les alcanza para un
50% de los quesos producidos, el resto
de la leche la compran y
iii) un tercer grupo de productores que
realizan el 100% de su produccin
quesera con leche propia.
En la Figura 2 se observa la comercializacin de los productos en el mercado local. Los
datos expresan que en general, los mayores volmenes de unidades se localizan en
el mercado local, aunque algunos queseros
colocan su produccin en el mercado regional e internacional.
Al observar la salida cartogrfica de la variable tratamiento de efluentes (Figura 3), se visualiza que la mitad de los actores del CQT
no realiza tratamiento de efluentes. Esta
condicin impacta en la calidad del producto y se constituye en un desafo prioritario.

Figura 1. ndice de Integracin Productiva

693

Paula Valania

Figura 2. Porcentaje de Ventas en el Mercado Local

Figura 3. Tratamiento de Efluentes

Conclusiones
Mediante la utilizacin de Sistemas de
Informacin Geogrfica se ha posibilitado
la identificacin de actores clusterizados y
su relacin con el territorio; se han podido
mostrar articulaciones explicativas, tanto
endgenas como exgenas, que hacen a la
constitucin de un cluster quesero.
694

Los Sistemas de Informacin Geogrfica han facilitado y agilizado el anlisis


de las redes entre los diferentes actores
clusterizados, sus necesidades, oportunidades, as como el anlisis del rol de cada
uno de ellos, brindando una agregacin
ptima de datos mediante su visualizacin
georreferenciada, lo que favorece el anlisis de posibles lineamientos territoriales y

Aplicacin de Sistemas de Informacin Geogrfica en el anlisis de un Cluster Productivo

la posible definicin de polticas de ordenamiento territorial.


Cabe sealar que el proceso de georrefereciacin y vinculacin de datos, a partir
de los datos recabados entre los produc-

tores, se encuentra en una etapa reciente,


por lo que se espera en un futuro cercano,
poder contar con nuevas salidas cartogrficas relacionadas a los mltiples aspectos
de datos mencionados.

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695

Parte 12
Geografa poltica y relaciones
internacionales

Las desigualdades espaciales mundiales: del


Tercer Mundo a los Pases Emergentes
Mara Elisa Gentile y Alejandro Migueltorena

Introduccin
Al comienzo de su libro ms emblemtico, Eduardo Galeano afirma: La divisin
internacional del trabajo consiste en que
unos pases se especializan en ganar y otros
en perder. (1986, p. 15). Esta frase sirve
como disparador para comenzar a indagar
en las posibilidades genuinas de desarrollo
que poseen los diferentes procesos polticos y sociales que se han generado en los
pases ms postergados del mundo en las
ltimas dcadas. Es posible identificar, en
la posicin del autor uruguayo, una explicacin del subdesarrollo asociada a la
naturaleza misma del sistema capitalista,
dentro del cual no habra posibilidades
verdaderas de un progreso en conjunto de
toda la sociedad, en tanto que las regiones
ms ricas histricamente han implementado mecanismos que esquilman a las regiones ms pobres para su beneficio.
En la actualidad, el proceso de globalizacin trae aparejado nuevas formas de dominacin en el subcontinente. Se destaca la
primaca de las empresas transnacionales,
cuyo accionar es avalado por discursos que
provienen desde distintos mbitos y que incentivan a generar climas favorables para
la atraccin de capitales como solucin al
subdesarrollo. Por otra parte, tambin es
importante la injerencia que ciertos organismos internacionales comenzaron a tener en
las polticas de los Estados nacionales, promoviendo planes econmicos, pero tambin
interviniendo profundamente en los aspectos sociales y culturales. Sin embargo, el crecimiento econmico sostenido por algunos
pases del Tercer Mundo en los ltimos aos

contrapuesto al estancamiento evidenciado


por las economas europeas y norteamericanas, han repercutido en la proliferacin de
nuevas terminologas y enunciados tericos
que intentan explicar el comportamiento
del sistema mundial en la actualidad. En stas siguen predominando los enfoques econmicos, que adolecen de perspectivas ms
totalizadoras, que integren dimensiones sociales, culturales y ambientales.

Breve revisin conceptual


En los aos cincuenta, Alfred Sauvy comenzaba a hablar de la teora de los mundos al comparar el sistema internacional
con los estamentos presentes en la Revolucin Francesa. Identificaba un Primer Mundo de pases capitalistas, un Segundo Mundo de pases socialistas y un Tercer Mundo,
heterogneo, a menudo desdibujado, que
bsicamente se caracterizaba por la situacin de pobreza y carencias crnicas.
No se trataba de definir un tercer conjunto
de naciones, al lado de los dos bloques (capitalista y sovitico) en Guerra Fra. No, era
una referencia al Tercer Estado del Antiguo
Rgimen, esa parte de la sociedad que se
negaba a no ser nada, segn el panfleto del
abate Sieys. Por lo tanto, esta nocin designaba las reivindicaciones de las terceras naciones que queran inscribirse en la historia
(El atlas historico de Le Monde Diplomatique, 2011, p. 92).

Si bien el grupo de pases que lo componen presenta numerosas diferencias, tienen un denominador comn: el haber sido
parte como colonias, de pases europeos
en algn momento de su historia. Producto de una evolucin histrica determinada
699

Mara Elisa Gentile y Alejandro Migueltorena

por las imposiciones de la metrpoli, la


mayora de ellos presenta una profunda
debilidad poltica y una vulnerabilidad econmica considerable. A partir del informe
dirigido por Willy Brandt en 1980 titulado
Norte-Sud: un programa de supervivencia, se comienza a utilizar un apelativo
ms neutro de Sud para reemplazar al Tercer Mundo, considerando que la mayora
de los pases subdesarrollados se encuentran en el hemisferio Sur.
Un hito importante lo constituyen las
demandas de un Nuevo Orden Econmico
Internacional (NOEI), que en su pretensin
de alcanzar un orden econmico internacional ms justo, cubran un amplio rango
de reas temticas tales como el comercio,
las ayudas, las deudas y/o las empresas
multinacionales. A su vez, cabe recordar
el Movimiento de No Alineados creado
en 1961 por Nasser (Egipto), Tito (Yugoslavia) y Nehru (India), con el objetivo de
negociar de manera equidistante con las
grandes potencias. Tambin se proponan
el establecimiento de un nuevo orden econmico internacional, la lucha contra el
colonialismo, el imperialismo, el neocolonialismo y el racismo, el apoyo a los movimientos de liberacin, la no intervencin
en los asuntos internos de otros pases, la
inviolabilidad de las fronteras legalmente
establecidas, el fin de la carrera armamentista y el fortalecimiento de las Naciones
Unidas como instrumento para promover
la paz y la seguridad internacional.
El Movimiento de No Alineados atraves diferentes etapas. Considerando que
despus de 1989 se produca una era de
realineamiento y de modernizacin, el
principal problema una vez acabada la
Guerra Fra, era encontrar una frmula
que le permitiera sobrevivir a la cada de la
Unin Sovitica, ya que el acercamiento entre los dos bloques aseguraba la paz pero
acentuaba la contradiccin Norte-Sur. All
aparecen dos tendencias opuestas: por un
700

lado los renovadores que queran establecer una cooperacin con el Norte, haciendo un anlisis optimista de la situacin
poltica internacional y, por otro, los tradicionalistas, que continuaban firmes en
la denuncia del papel hegemnico de las
superpotencias y sus aliados. Entre estos
ltimos se encontraban Cuba, Nicaragua,
Libia, Ghana y Corea del Norte.
Impulsado por Venezuela, Siria, Irn y
Bielorrusia, en septiembre de 2006, se realizaba la ltima cumbre del movimiento en
La Habana, reuniendo a 56 jefes de Estado
del Movimiento de No Alineados y 90 cancilleres de los 118 miembros de Latinoamrica, Asia, Europa y frica. Argentina
participaba como invitada por primera vez
en varios aos, ratificndose la voluntad de
afianzar los lazos Sur-Sur.
Por otra parte, tambin se comenzaba
a hablar del Grupo de los 77 (en oposicin
al Grupo de los 7), que en la actualidad
ha crecido hasta alcanzar un total de 134
miembros. Su objetivo bsico es el de aunar criterios entre los pases en desarrollo
en materia de cooperacin econmica y
social. Todos los miembros del Movimiento de No Alineados son miembros del Grupo de los 77 pero no todos los integrantes
de este ltimo lo son de aquel. El Grupo de
los 77 no tiene sede ni autoridades, tampoco est institucionalizado. Surge en la primera conferencia de la UNCTAD, realizada
en Ginebra en 1964, a la que asistieron 77
pases del Tercer Mundo que aprobaron
una resolucin en la que se proponan enfrentar el poder de los pases capitalistas
para obtener condiciones ms justas en el
comercio mundial. Aunque en la actualidad cuenta con ms de 100 miembros, an
mantiene su nombre original.
Otra clasificacin es la de modelo centro-periferia, la cual consideraba que los
pases centrales concentraban el progreso
tcnico, con una economa diversificada e
integrada, que generara innovaciones que

Las desigualdades espaciales mundiales: del Tercer Mundo a los Pases Emergentes

se propagaran hacia el resto del mundo.


La periferia, vasta y heterognea, se encargara de exportar materias primas, debido
a que posea un fuerte retraso tecnolgico.
Paulatinamente, en los pases centrales se
consolidaran economas basadas en las
actividades industriales de alto valor agregado, mientras que las regiones perifricas
no tendran otra opcin que especializarse en la produccin de materias primas,
lo que dara como resultado un deterioro
de los trminos de intercambio, es decir,
que debido al escaso valor agregado que
posean los productos exportados por los
pases pobres, stos iran perdiendo valor
relativo frente a las mercancas importadas
desde las economas consolidadas. De esta
forma, la solucin consistira en dar lugar
a un proceso de sustitucin de importaciones para evitar el drenaje de divisas que
implicaba la compra de bienes industriales
que realizaban los pases perifricos a los
pases centrales. Esta tesis fue sostenida
por referentes de la CEPAL, entre los cuales
figuraba el argentino Ral Prebisch.

Pases emergentes
Se puede definir este nuevo trmino como lo
que sucede en todos aquellos pases que, an
estando en vas de desarrollo, han mostrado
en los ltimos aos un considerable crecimiento y estabilidad econmica que realza
su importancia en el contexto de la economa
internacional; al tiempo que las proyecciones
de futuro de estos pases nos indican que en
un mediano plazo pasaran a convertirse en
potencias estratgicas dentro del nuevo organigrama de un mundo cada vez mas globalizado, debido sobre todo a su amplia potencia
competitiva en el sector exportador caracterizado por sus bajos costos (Azcrate Luxan et
al., 2009, p. 31).

Efectivamente, el termino potencia


emergente fue creado en 2003 por un estudio de Goldman & Sachs, que analiza la
capacidad econmica de un pas considerndolo emergente cuando se encuentra
en un proceso de transformacin con una

rpida industrializacin y una creciente


importancia en el comercio internacional,
resultando los mercados ms promisorios
dentro de las naciones subdesarrolladas.
El trmino Tercer Mundo comunicaba
estancamiento, mercados emergentes,
por el contrario, aluda a progreso, orden
ascendente y dinamismo. (Delannoy,
2012, p. 9). Esta clasificacin ayuda a los
medios financieros a identificar cules seran los mercados ms aptos para atraer
inversiones asegurando un nivel considerable de rentabilidad. No obstante, las
potencias `emergentes no han, en efecto,
an emergido, su camino hacia la gloria se
mantiene sembrado de emboscadas (Delannoy, 2012, p. 9).
En efecto, las economas emergentes no
pueden considerarse todava como desarrolladas debido a varias razones: en primer lugar slo se estn teniendo en cuenta las variables econmicas y aun as son
mercados inestables sujetos a imprevistos
cambios, tanto en poltica interna como en
poltica externa, y tambin son ms vulnerables a las vicisitudes del contexto internacional. A su vez, no estn exentos de riesgos, entre ellos la dependencia en relacin
a la tecnologa e infraestructura extranjera
y una subordinacin comercial de los pases desarrollados con los cuales en lneas
generales la balanza comercial es deficitaria. Tambin resultan muy atractivos para
las inversiones extranjeras, pero las mismas
son muy inestables ya que al menor indicio de disminucin de la renta no dudan en
retirarse. En consonancia con el esquema
anterior, tambin comenzaba a instalarse
el trmino BRIC, aludiendo al grupo de
pases conformado por Brasil, Rusia, India
y China, cuyos mercados en las prximas
dcadas ofrecern ganancias por encima
del promedio a los inversores.
Esta sigla tom como base las letras iniciales
de los cuatro pases elegidos por la financiera Goldman Sachs como los mercados ms
701

Mara Elisa Gentile y Alejandro Migueltorena


promisorios dentro del rol de las naciones
en desarrollo. Para el orden de las letras se
utiliz la mejor sonorizada BRIC y no CIBR o
CIRB que sera el orden normal basndose en
la importancia de los pases dentro de la comunidad de naciones (Cunha, 2013, p. 35).

Sin embargo, en este agrupamiento no


se consideraron aspectos tales como su situacin interna en trminos de desarrollo o
su influencia poltica global. Si bien es cierto que comparten entre s determinados
factores geogrficos y demogrficos, como
sus extensas dimensiones territoriales y una
importante cantidad de poblacin, no
est claro cul es el denominador comn
de esta lista de pases que en principio no
parecen que tengan demasiado que ver entre s (Turzi, 2011, p. 20). O como afirma
Cunha (2013, p. 217): No existen fundamentos cientficos ni empricos para convalidar la existencia de un conjunto especial de pases extraordinario denominados
BRIC. Prevalecen profundas diferencias y
desigualdades, exteriorizados en la evolucin y el tamao de los actuales PBI y de
los sectores industriales.
Es preciso aclarar que hubo un entusiasmo exagerado con respecto a los BRIC
cuando se supona que los mismos reemplazaran al G 7. Esta ilusin se apoyaba,
bsicamente, en la creencia de que despus
de la crisis del 2008, el crecimiento y dinamismo econmico slo lo manifestaran
los pases emergentes, mientras que las
economas centrales parecan sumergirse
en un proceso de declinacin.
En algunos casos se habla de BRICS,
apelativo que incluye a Sudfrica que ostenta caractersticas similares a los pases
anteriormente mencionados. Es una economa basada en materias primas mineras, con los riesgos que ello implica tanto
en los vaivenes de los precios internacionales como en las variaciones de la demanda.
Adems, an mantiene una pobreza masiva que afecta a alrededor del 40% de la po702

blacin, as como relictos de una poltica


de apartheid, problemas de desempleo y
violencia tnica.
El mismo creador de los BRICS identific
otro grupo, los N-11 (next 11 o prximos
11): Bangladesh, Egipto, Indonesia, Irn,
Mxico, Nigeria, Pakistn Filipinas, Turqua,
Vietnam y Corea del Sur, este grupo es una
especie de mini BRICS. Son mercados de
alto crecimiento y promisorios destinos de
inversin por la especial combinacin de
factores geogrficos, demogrficos y econmicos (Turzi, 2011, p. 26).
Otro de los acrnimos que se comenz a
utilizar son CIVETS (civeta es un felino africano, aludiendo al dinamismo econmico
y relativa estabilidad poltica), conformado
por Colombia, Indonesia, Vietnam, Egipto, Turqua y Sudfrica. Este grupo de pases cuenta con caractersticas econmicas,
sociales, polticas y culturales muy diversas
pero tendran en comn un crecimiento veloz, una importante cantidad de poblacin,
y la potencialidad de ocupar un lugar destacado en la economa mundial en un futuro. En cuanto al tema de las siglas ninguna
surge como respuesta a un vaco analtico
en las ciencias sociales o como una herramienta de aplicacin de la teora de relaciones internacionales. En general se trata de
piezas de una estrategia de marketing de la
banca internacional (Turzi, 2011, p. 28).

Las desigualdades espaciales mundiales


Desde el surgimiento del capitalismo, es
posible observar numerosas desigualdades
espaciales a escala mundial, ya que son generadas y retroalimentadas por el propio sistema. Segn David Harvey (el capitalismo):
ha conducido igualmente a una bsqueda
incansable de nuevas lneas de productos,
nuevas tecnologas, nuevos estilos de vida,
nueva formas de trasladarse, nuevos lugares
que colonizar; una infinita variedad de estrategias que reflejan un ilimitado ingenio humano para encontrar nuevas formas de ob-

Las desigualdades espaciales mundiales: del Tercer Mundo a los Pases Emergentes
tener beneficio. El capitalismo, en resumen,
siempre ha prosperado con la produccin de
diferencia (Harvey, 2007, p. 137 y 138).

El subdesarrollo es consecuencia directa de la expansin del sistema capitalista


mundial.
Debe entenderse como un fenmeno histrico y estructural particular; es decir, el
cambio de rumbo que la colonizacin por
parte de las potencias europeas introdujo
en su natural evolucin histrica y la consiguiente desarticulacin de los sectores econmicos de las regiones colonizadas (Azcrate Luxan, 2009, p. 23).

Di Jordi de Cambra (2008), por su parte, menciona que en general las corrientes tericas liberales asocian desarrollo a
crecimiento econmico, sosteniendo que
la expansin tecnolgica es el motor de la
acumulacin de riqueza y fuente de progreso y libertad. Adems, considera que
estas posturas poseen un fuerte contenido
ideolgico detrs de su aparente neutralidad e ingenuidad.
La dicotoma desarrollo/subdesarrollo
podra asociarse no slo a los ndices cuantitativos, como el PIB por habitante, sino
a mltiples indicadores, algunos de ellos
ms complejos, que aluden a cuestiones
no slo econmicas sino tambin sociales,
ambientales, polticas y culturales.
Es ampliamente aceptado en la actualidad que el desarrollo debe concebirse
en trminos de bienestar social. Las definiciones econmicas rigurosas, si bien
son admirablemente precisas, proporcionan slo una parte de la imagen. Incluyen
cambios en la cantidad, la composicin,
la tasa de crecimiento, la distribucin y
el consumo de los recursos, pero no se
extienden a los efectos que tienen estos
cambios en la vida de la gente (Knox y Agnew, 1999, p. 46 y 47).
Efectivamente, el desarrollo es ms
amplio que el crecimiento econmico e
incluye otros aspectos como la educa-

cin, la salud, la seguridad, los derechos


humanos, las condiciones de la vivienda,
etc. La Economa fue la primera disciplina que utiliz esta idea (desarrollo), casi
como un sinnimo de crecimiento econmico, pero dentro del campo geogrfico va adquiriendo matices sociales que
lo hacen ms cercanos a las necesidades
no-econmicas de las poblaciones
(Berton, 2009, p. 193). El desarrollo es
un proceso no slo de crecimiento econmico sino tambin de transformacin de
estructuras. El crecimiento es ms restrictivo y se convierte en desarrollo cuando
la mayor parte de la poblacin se beneficia de dicha transformacin, abarcando
aspectos tanto cuantificables como no
cuantificables. Gilpin entiende que:
la esencia de todas las teoras del subdesarrollo es que la economa capitalista internacional acta sistemticamente para subdesarrollar y distorsionar las economas de los
pases menos desarrollados. Sostienen que
ste es un rasgo propio del funcionamiento
normal de la economa mundial de mercado
y que la naturaleza del sistema es negativa
para los intereses de los pases pobres (Gilpin, 1990, p. 283).

Las ultimas dcadas del Siglo XX y los


primeros aos del XXI, forman parte de
la fase de globalizacin neoliberal, caracterizada por la desregulacin de la actividad econmica y de los flujos internacionales de capital; el desmantelamiento
del estado de Bienestar y el predominio e
intensificacin de la esfera financiera. El
capital transnacional, buscando mayores
ganancias, desplaza parte o toda la produccin a pases de salarios ms bajos,
a menudo con legislaciones laborales endebles, fragmentando adems la produccin en nuevos procesos.
Se observa tambin una clara transformacin de las relaciones Norte-Sur a favor del
primero. Los pases del primer grupo gozan de un mayor poder negociador frente
al Sur debido a las dificultades actuales

703

Mara Elisa Gentile y Alejandro Migueltorena


de reintroducir modelos de desarrollo diferentes al occidental, al poder de los organismos financieros multilaterales, al monitoreo que realizan dichas instituciones, a
los programas de estabilizacin y ajuste
estructural que han impuesto en gran parte del Este y del Sur para reconvertir estas
economas y orientarlas al mercado mundial y al debilitamiento de la importancia
estratgica de la oferta exportable de buena parte de los pases en desarrollo (Facio
Vengoa, 1999, p. 52).

El neoliberalismo se ha tornado prcticamente en discurso hegemnico, sintetizando sus premisas en el Consenso de


Washington, que tena por ejes la disciplina fiscal, el control del gasto pblico,
la privatizacin de empresas pblicas, la
desregulacin y reforma del Estado. Estas
polticas fueron aplicadas por distintos
pases, las cuales incluan una transferencia de competencia desde los Estados nacionales hacia espacios locales o sectores
privados en reas como la provisin de
servicios de educacin y salud, y el rgimen
de jubilaciones y pensiones. En el caso de
los pases perifricos, las decisiones sobre
poltica econmica, monetaria, cambiaria y tributaria podan ser transferidas a
administraciones supranacionales dominadas por los intereses de los gobiernos y
grandes grupos econmicos de los pases
capitalistas centrales en combinacin con
ncleos de poder locales. (Rapoport y
Brenta, 2010, p. 54).

Conclusiones
Los nuevos acrnimos que toman los
bloques de pases subdesarrollados provienen de la economa y evalan bsicamente variables de crecimiento econmico, entre ellas el PBI por habitante, con el
objetivo de mostrar mercados dinmicos
a la hora de atraer inversiones. No obstante, el proceso de desarrollo es mucho ms
complejo que el crecimiento econmico
debiendo considerarse otras variables, entre ellas, la distribucin de la riqueza, las
desigualdades espaciales, el peso relativo
de los diferentes sectores econmicos, y
las variables ambientales.
Por otra parte, cabe recordar que en
la actual etapa del capitalismo, un factor
importante en el proceso de desarrollo es
la capacidad de cada pas de participar en
la creacin y difusin de conocimientos y
tecnologas, lo cual en lneas generales se
mantiene an concentrado en los pases
centrales. Lo mismo sucede con la toma de
decisiones de los principales lineamientos
acerca del desarrollo, de las cuales forman
parte, bsicamente, los principales organismos internacionales, los gobiernos de
los pases centrales y las empresas multinacionales, sin dejar demasiado espacio a la
posibilidad de proyectos alternativos, los
cuales, en general, resultan estigmatizados
por no reproducir las lgicas que rigen la
circulacin del capital a escala global.

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705

La Cooperacin SurSur (CSS) y sus dimensiones


espaciales. El caso de Argentina y Sudfrica
Hctor Dupuy, Hilario Patronelli y Juan Cruz Margueliche

La Cooperacin Sur Sur y la bsqueFrente a la situacin geopoltica actual,


estamos en presencia de escenarios complejos: hegemona consensuada o condicionada donde ya no figura USA como la nica potencia a nivel mundial, la convivencia
de paleoguerras (lgicas de combate tradicionales, cuerpo a cuerpo en mbitos perifricos) y neoguerras[1] (donde las bajas de
soldados deben ser cero), y el sostenimiento de la guerra civil legal o en palabras de
Agamben (2013) El Estado de Excepcin[2]. En
trminos sumamente escuetos, podramos
presentar este escenario actual como una
marcha desde un orden unipolar, de hegemona estadounidense, a uno nuevo de tipo
multipolar. Aunque resulte an prematuro
definir cuntos y cules sern esos nuevos
polos de poder, podramos relacionarlos
con las denominadas potencias emergentes
(Brasil, China, India, Rusia y Sudfrica).
Ante este contexto (complejo), sumado al
fracaso (para el sur) de la relacin asimtrica NorteSur, Auyuso y Viilup (2013), consideran que no solo hay que buscar soluciones comunes a problemas compartidos,
sino adems pensar en los sistemas de gobernanza que permitan dar salida a problemas de escala global, sino tambin, construir espacios de poder al margen de los
tradicionales centros de poder y decisin,
que pongan en agenda otras realidades.

Por esta dinmica de interdependencias,


los movimientos a escala global no vienen
determinados nicamente por la poltica
exterior de los Estados, sino que incorporan dinmicas articuladas de escala regional, nacional y local, que a su vez proyectan mltiples conexiones transfronterizas y
transregionales (Sassen, 2003).
Gladys Lechini (2009), nos habla del
concepto de Sur global, en donde el sur no es
solo un concepto geogrfico, sino ms bien
una localizacin de la periferia. Se trata del
sur del centro, al cual se lo identifica con
el norte. De esta manera, el concepto sur,
surge como complementario y/o distintivo
de otra realidad diferente a la de los pases
del norte: industrializados, desarrollados,
centrales. Comprende un grupo de pases
perifricos o en desarrollo, que comparten
situaciones similares de vulnerabilidad y
desafos semejantes, a pesar de sus grandes diferencias geogrficas e histricas. El
sur ingres en el vocabulario de las relaciones internacionales con la independencia
de los pases de Asia y frica, a partir de
la posguerra de la segunda guerra mundial.
En ese contexto histrico el mundo subdesarrollado o Tercer Mundo[3], se convierte en los No Alineados a partir de la Conferencia de Bandung (1955). Esta impronta
no slo genera la idea de un mundo que
trasciende la Guerra fra, aunque luego
quede ligada a ella, sino que tambin da
la idea de pueblos que anhelan su desco-

[1] Umberto, Eco (2007) A paso de Cangrejo.


[2] Cuando el poder solo lo concentra el Estado. Ese momento del derecho que se suspende el derecho para garantizar su
continuidad y existencia. En: G. Agamben. Estado de excepcin.
Adriana Hidalgo editora. Ao 2003

[3] El socilogo francs Alfred Sauvy es considerado como el


creador del trmino tercer mundo. Trmino que mencion por
vez primera en un artculo titulado Trois mondes, une plante (Tres
mundos, un planeta), publicado por el peridico LObservateur el
14 de agosto de 1952.

da de sus espacialidades

707

Hctor Dupuy, Hilario Patronelli y Juan Cruz Margueliche

lonizacin total y saben que, para ello, tienen que generar fuertes lazos de unidad.
El posterior proceso vivido por el Mundo
ech por tierra tales intentos.
En la actualidad, la cooperacin poltica
entre los pases del sur apunta a reforzar
las relaciones bilaterales y/o las coaliciones, tanto en sus vnculos directos como en
su accin frente a los foros multilaterales.
Esta poltica les aporta un mayor poder de
negociacin en dichos foros de cara a las
propuestas hegemnicas, siempre tendientes a beneficiar a las grandes corporaciones
y entidades financieras.
Pero que dimensin espacial adquiere
esta cooperacin? La CSS es muy amplia
y multifactica. Podemos entenderla desde
varias perspectivas. Desde una perspectiva geogrfico-espacial, en donde puede
producirse cooperacin Sur-Sur en el mbito regional (con los pases de Amrica
del Sur), en el contexto inter-regional (la
que se desarrolla entre los pases frica) o
trans-regional (como el caso de IBSA, asociacin entre India, Brasil y Sudfrica). Por
otro lado, la CSS no se da en un marco de
relaciones estadocentrista y tampoco necesita indispensablemente de estructuras
formales. La informalidad de muchas de
sus propuestas le da un dinamismo muy
conveniente para las instancias actuales.
En cuanto a los actores involucrados, la
Cooperacin Sur-Sur est bsicamente implementada por los Estados, pero tambin
son muchas veces relevantes las contribuciones realizadas por actores no gubernamentales en el desarrollo de sus programas
y proyectos. Es importante al respecto los
intentos por generar movimientos polticos y sociales que adhieran y apoyen este
concepto. Y en cuanto a sus dimensiones
se destacan la econmica-comercial, la tcnica y cientfico-tecnolgica, la acadmica,
entre otras. Segn Juan Obarrio, las diversas regiones del Sur global pueden ser conectadas en un plano poltico y epistemo708

lgico comparativo que ilumina dinmicas


locales a travs de su reflejo en procesos
similares (dictaduras, endeudamientos, externos, neocolonialismo, etc). La cuestin
de pensar al Sur abre un debate acerca de
la distribucin poltica de espacios dentro
de los hemisferios. En primer lugar, irnicamente, gran parte del Sur global se halla
situado en el hemisferio norte; en segundo
lugar, la categora de Sur atraviesa distinciones anteriores entre oriente y occidente.
El mismo autor, sostiene que es preciso no
pensar al Sur a nivel territorial (exclusivamente), de espacio o escala, sino como forma de vida (transnacional). La presencia
de esta cooperacin en el escenario mundial, nos propone considerar que es imposible querer encorsetar las dimensiones de
la CSS en categoras espaciales cerradas.
Las CSS se despliega en diferentes espacialidades interconectas en diferentes escalas
y muchas de ellas se dan en marcos formales (polticos y/o acuerdos formales que
avalan la cooperacin), y otras se dan en
marcos informales en lo que Manuel Goncalves (2015) plantea como Relaciones
SurSur (movilidad territorial, refugiados,
acciones solidarias que no se presentan en
propuestas formales, sino que en cambio
simplemente se dan naturalmente). El Sur
puede ser conceptualizado como una serie
de historias paralelas, comparables. Si se
trata de un tipo de espacio, es un territorio
sin fronteras definidas donde la Historia
ha tenido lugar de modos similares, en
cuanto a formaciones de poder, capital y
subjetivacin (Obarrio, 2012).
En tal sentido es importante destacar
que no siempre cooperacin sur-sur global e integracin regional siguen los
mismos caminos y acuden a estrategias
compatibles. En muchos casos, la cooperacin entre potencias emergentes y
otros Estados perifricos parece atentar
contra los mecanismos de integracin al
privilegiar vnculos por separado, al estilo

La Cooperacin SurSur (CSS) y sus dimensiones espaciales. El caso de Argentina y Sudfrica

de las viejas relaciones bilaterales con las


potencias centrales. Esto se puede ver en
las vinculaciones de China con sus socios
sudamericanos o africanos. Por otra parte,
no es raro constatar cmo estructuras de
integracin, como es el caso del Mercosur,
resultan un tanto refractarias a los acuerdos con sus posibles socios del sur.
Con todo, el hecho de haber introducido los conceptos de cooperacin y multilateralidad en la agenda poltica mundial es uno de los grandes logros de este
siglo naciente.

Argentina y Angola en la CSS


frica Subsahariana se ha convertido en
una regin atractiva para los pases emergentes en funcin de sus recursos naturales y su mercado en expansin. Kabunda
(2012) en varias entrevistas plantea que el
continente, durante muchos aos estuvo
teido por una mirada (que el autor denomina) afro-pesimista[4] de los noventa que
ms adelante transit hacia una oleada de
afro-optimismo, principalmente impulsada por el crecimiento econmico. El autor
prefiere hablar de afro-realismo es decir,
analizar la realidad africana desde una
perspectiva integral que no deje de lado el
pasado del continente, pues condiciona su
situacin actual. Angola se presenta como
una potencia regional con capacidades
basadas en la industria petrolera. En este
contexto, Argentina emprendi una serie
de acciones hacia la regin subsahariana
en un marco de cooperacin Sur-Sur.
Las relaciones a lo largo de las ltimas
cinco dcadas con frica subsahariana poseen un bajo perfil en las prioridades externas de Argentina, con escasa densidad
de relaciones y falta de continuidad entre
los diferentes gobiernos argentinos tanto
en el diseo de estrategias como en el ac[4] En una lnea similar, la gegrafa francesa Sylvie Brunel
(2004), plantea la dicotoma de una frica que se hunde y
una frica que resiste.

cionar frente a la regin. Factores propios


de la inestabilidad poltica argentina, de la
consiguiente orientacin de su poltica exterior, las mudanzas en el sistema internacional y la particular situacin de los pases
africanos actuaron como elementos condicionantes de la baja y errtica vinculacin
externa de Argentina con estos pases.
La poltica exterior Argentina hacia
frica Subsahariana en el periodo kirchnerista[5] contina con el bajo perfil de los
vnculos, tal como seala Lechini (2010), y
manteniendo un enfoque pragmtico-comercialista. Lo novedoso es que Argentina
ha comenzado a desplegar una serie de
acciones de acercamiento hacia los pases
subsaharianos en el marco de una poltica exterior autonmica que promueva la
cooperacin SurSur.
A nivel multilateral, la participacin de
la Cumbre frica-Amrica del Sur (ASA),
conformada en 2005, y la realizacin de los
dos Encuentros Agrcolas entre Pases de
frica Subsahariana y Argentina en 2011 y
2013 organizados por el Ministerio de Agricultura, Ganadera y Pesca (MAGyP), dan
cuenta de la renovada mirada argentina
hacia la regin olvidada.
Cabe destacar que a medida que avanzaron las relaciones argentino-africanas
la agricultura se posicion como un tema
central de la agenda, dadas las fortalezas
tecnolgicas e institucionales argentinas, la
revaluacin de los precios de los productos
agrcolas y la revalorizacin de agricultura en la agenda de desarrollo africana. En
frica, el gobierno argentino no slo procura la venta de materias primas de origen
agropecuario, que hacen tan satisfactoria la
balanza comercial para Argentina, sino que
tambin pretende exportar un paquete tecnolgico relacionado con la siembra de precisin. En este sentido, se han establecido
acuerdos de cooperacin para aumentar la
[5] Presidencia de Nstor Kirchner (2003-2007) y Cristina Fernndez de Kirchner (2007-2015).

709

Hctor Dupuy, Hilario Patronelli y Juan Cruz Margueliche

produccin de alimentos y trazar estrategias


conjuntas con transferencia de tecnologas
e investigaciones agrcolas compartidas.
Las relaciones prcticamente inexistentes
entre Argentina y Angola van a cambiar de
rumbo con el fin del conflicto civil angoleo
y el inters argentino de conseguir nuevas
fuentes de energa y mercados para sus productos agrcolas. Luego de la firma de acuerdos en materia agrcola en el ao 2004, tuvo
lugar el primer hito en relacin con la visita a
Buenos Aires en mayo de 2005 del presidente Jos Eduardo Dos Santos.
El encuentro presidencial fue el puntapi para una relacin donde los principales
componentes estn dados por los intereses mutuos en las reas hidrocarburferas
y agrcola. En este marco el presidente argentino anunci la apertura de la embajada argentina en Luanda y se firmaron tres
acuerdos: un Protocolo de Acuerdo Econmico y Comercial, un Protocolo de Cooperacin en el rea de la Agricultura y la Ganadera, y un Convenio de Cooperacin en
Materia Petrolera entre la empresa argentina ENARSA y la angolea SONANGOL.
Adems se firmaron trece acuerdos en
materia educativa, productiva, comercial y
poltica, entre los que se destaca el primer
acuerdo en ciencia y tecnologa, firmado
en el ao 2011 con el objeto de cooperar
en materia de biotecnologa, seguridad alimentaria e infraestructura cientfica.
El segundo hito en la relacin argentino-angoleo sera en mayo de 2012, cuando la presidenta Cristina Fernndez de Kirchner visit Luanda, poniendo en relieve la
importancia de frica Subsahariana en la
poltica externa.
Las reas ms claramente identificadas
para la cooperacin fueron la agricultura y
la produccin energtica. En el primer caso
con la idea subyacente de brindar desde
Argentina tanto asistencia tcnica como
maquinaria agrcola para el desarrollo de
un rea donde predomina la agricultura
710

de subsistencia. Por este motivo, el Programa Pro-Huerta despierta tanto inters y se


est evaluando comenzar a ejecutarlo. En
relacin a la produccin energtica, desde
el gobierno argentino se mostr voluntad
de trabajar conjuntamente en materia de
explotacin considerando la recuperacin
de la empresa YPF.
Los encuentros poltico-diplomticos fueron acompaados de acciones de
cooperacin horizontal apoyadas por el
Fondo Argentino de Cooperacin Sur-Sur
y Triangular (FO.AR). Las mismas se realizaron bajo la concepcin segn la cual
Argentina concibe a la cooperacin internacional como constitutiva de su poltica
exterior, como reflejo cabal de su poltica
nacional y de que la cooperacin Sur-Sur
se distingue por su carcter horizontal;
no condicionada, solidaria; que no se impone, sino que comparte.

Sudfrica
la CSS

y la regin

Subsahariana

en

El caso de Sudfrica[6], representa un


espacio de Cooperacin a nivel regional.
Segn Brunel (2011)[7], Sudfrica como
polo estructurante posee la capacidad y poder regional para impulsar propuesta de
mejoramiento al continente. Su objetivo
es alcanzar un poder regional, el cual debe
articular entre los problemas internos de
su pas, como los problemas externos que
sufre la regin. El caso Sudafricano, se enmarca en una cooperacin intraregional,
con un rol de donante y de monitoreo del
resto de la regin. Juliana Torres Salcedo
[6] Algunos datos dan cuenta del lugar de Sudfrica en el continente: alberga el 6% de la poblacin de frica, es la mayor economa del continente y genera el 25% del PBI del mismo, cuenta
con el 45% de la produccin minera africana y representa el 50%
del poder adquisitivo. Adems, el pas brinda estabilidad institucional, un mercado financiero integrado internacionalmente,
que est entre los 20 mayores del mundo, y un manejo macroeconmico que ubica al pas entre los 20 mejores destinos para
realizar inversiones en el mundo (Banco Mundial, 2011).
[7] Brunel, S (2011). frica, un continente a la espera del desarrollo. Breal Editions.

La Cooperacin SurSur (CSS) y sus dimensiones espaciales. El caso de Argentina y Sudfrica

(2010), sostiene que el surgimiento y mantenimiento de los Estados como potencias


internacionales ha sido siempre uno de los
objetos centrales de estudio de los tericos
de las relaciones internacionales, buscando
comprender cmo ello influye para el mantenimiento de la paz o por lo menos de la
estabilidad del Sistema Internacional. Pero
no se ha profundizado en trminos tericos
la posibilidad de que sea una potencia regional la que estabilice, medie e influencie
positivamente en los conflictos vecinales:
labor pacificadora a nivel regional. En trminos
generales, una potencia regional pacificadora es una potencia capaz de proyectar su
poder militar y ejercer su influencia poltica
en el mbito regional, aunque tambin se le
atribuye la intensin de proyectar su poder
ms all de la regin en el mbito global,
que acta en estrecha cooperacin con sus
vecinos, por lo que no slo se vuelve en el
apaga fuegos de la regin, sino que adems asume compromisos polticos y militares en el largo plazo para estabilizar su entorno ms cercano (Torres Salcedo, 2010).
Pero esta CSS en manos de Sudfrica (en
la regin) implica costos y beneficios. Para
Torres Salcedo, Sudfrica se enfrenta a la
dicotoma entre la aceptacin de su papel
como lder regional y la efectividad de su
rol como lder moral global. Tambin se
suma el problema de la cesin de soberana
a mecanismos de cooperacin e integracin[8]; el hecho de asumir los costos econmicos relativos al financiamiento de las
misiones de paz; la necesidad de priorizar
el mercado africano ante la real importancia del continente asitico y europeo como
socios comerciales; y finalmente, a los costos sociales asociados con el hecho de que
la pacificacin ejercida por Sudfrica limita
los recursos del pas para resolver los desafos domsticos de pobreza, desigualdad,
[8] Ver Kabunda Integracin regional en frica: obstculos y alternativas. Disponible en: http://www.novaafrica.net/documentos/
archivo_NA25/06NA25.Kabunda91-112.pdf

etc. Esta CSS tiene muchos costos que los


pone en una disyuntiva de escala poltica:
lo interno vs lo externo.
Una vez que se consolid el gobierno y subi Thabo Mbeki al poder, de 1999 a 2008,
con su claro enfoque en poltica exterior,
se vio realmente claro el papel de Sudfrica como potencia pacificadora en la regin
subsahariana, con aspiraciones de proyectar
su poder en el mbito global, por medio de
la creacin de alianzas sur-sur y su participacin en distintos foros multilaterales.
La escala regional adquiere un valor que
antes se situaba en manos de las potencias
de escala global.
Las regiones han vuelto a ocupar un lugar singularmente relevante en la poltica
mundial al inicio del siglo XXI. La historia,
las relaciones internacionales y el anlisis
comparado confirman que ciertos espacios
geopolticos adquieren visibilidad, reconocimiento e influencia en la medida en que en
ellos se despliegan y consolidan, simultneamente, poderes regionales, potencias medias, naciones emergentes y pases secundarios influyentes () (Tokatlin, El tiempo,
Bogot 25-7-2011).

Reflexiones finales
El trabajo present una mirada introductoria al tema de la cooperacin sursur, en el marco del continente Africano,
especialmente en la regin subsahariana,
teniendo como unidad de anlisis el Atlntico Sur como espacio de creciente inters tanto en su valor geopoltico como
espacio vinculante entre Amrica Latina y
frica. Se indag sobre dos casos: La CSS
entre Argentina y frica Subsahariana en el
mbito Trans-regional y la CSS entre Sudfrica y la regin Subsahariana en el mbito
Inter-regional. En ambos pudimos ver no
slo objetivos diferentes sino como la espacialidad juega un rol en la transitoriedad
y/o permanencia de relaciones. En el caso
de Argentina, se enmarca en una propuesta pragmtica-comercial que todava debe
711

Hctor Dupuy, Hilario Patronelli y Juan Cruz Margueliche

buscar mayor sustento y continuidad. Dicha propuesta sigue siendo asimtrica, en


donde las relaciones comerciales son ampliamente favorables para Argentina. Esto
no invalida los intentos que ha realizado
nuestro pas en trminos de cooperacin
en la ltima dcada en el caso particular

con Angola, en donde se priorizaron los intercambios de tecnologa en el sector agrario. El caso de Sudfrica, se enmarca en
una propuesta de lder regional que debe
pensarse hacia adentro (posapartheid) y
hacia fuera garante y polo estructurante
para sostener un equilibrio en su vecindad.

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Espacios de reserva de bisfera (y de resistencia) en el


contexto de los procesos integracionistas
Roco Elizabeth Martnez Huenchuman

Introduccin
Los procesos de integracin en Amrica
Latina poseen una rica historia territorial,
debido a que existen procesos integracionistas que preceden su origen a cualquier
institucin moderna de tipo supranacional, nacional o subnacional, tales como los
Estados o los bloques regionales. Hecho
que hace que este sea un campo de estudio
sumamente complejo y multidimensional.
Actualmente nos encontramos bajo una
crisis del sistema capitalista. Esta es una de
las visiones que mayormente es considerada
para referirse al contexto de los territorios
de Amrica Latina. La presente propuesta
de trabajo emerge ante dichas afirmaciones
y considera necesario indagar al respecto.
Este supuesto asocia dicha visin a fundamentos meramente economicistas y reduccionistas de la realidad. En consonancia a
lo expresado por los autores Walter Mignolo y Fernando Carballo (2014) este sistema
capitalista no se encuentra en crisis, dado
que funciona de forma correcta, y lo hace
de acuerdo a lo estipulado en el cuerpo de
ideas que lo sostiene. Por lo que asocian la
crisis actual al mundo de las ideas modernas, lo que nos lleva a optar por una visin
que nos permita des-aprender las formas
modernas con las cuales se conciben los
procesos sociales.
La propuesta de trabajo parte de entender a los procesos integracionistas como
generadores de espacios, concibiendo a
estos espacios de integracin como dimensiones entrelazadas de prcticas sociales
mediadas por relaciones asimtricas de
poder. Nos proponemos pensar los espa-

cios de integracin como generadores de


territorialidades particulares, de acuerdo
las relaciones existentes en ellas, en trminos de cuestionar, de indagar, si existe (o
no) yuxtaposicin o confrontacin de territorios. Para ello se optar abordar estos
temas desde la visin anteriormente mencionada, dado que uno de los mayores desafos que tenemos en el presente consiste
en des-aprender el discurso hegemnico
eurocntrico e impuesto por siglos por las
sociedades modernas (Lander, 2005).
Esta propuesta comenzar su indagacin a partir de los tradicionales procesos de integracin binacionales argentino
chileno, particularmente en la Patagonia.
Se pretende indagar cmo los procesos
integracionistas generan territorialidades
en las cuales se estima que coexisten espacios de reservas de biosfera y los de resistencia, objeto de estudio de este trabajo.
No se puede pensar la complejidad de
la realidad slo desde una visin unilateral,
se requiere de la enunciacin de distintas
voces. Por ello nos proponemos analizar
las prcticas sociales que generan espacios
particulares en relacin a los procesos de
integracin. A su vez dar cuenta de los discursos que acompaaron la creacin de las
reservas de bisfera, que constituyeron espacios que se estima por oposicin crearon
formas de resistencia a estas imposiciones.

Desarrollo
La problemtica seleccionada parte de
la mirada insuficiente y sesgada que genera
que los procesos de integracin se aborden
mayormente slo desde una perspectiva
713

Roco Elizabeth Martnez Huenchuman

econmica y relacionada a alguna institucin de tipo nacional subsupranacional


como nicos actores encargados de generar estos procesos y espacios.
Esto lleva a la necesidad de indagar sobre
cmo los procesos de integracin generan
territorialidades cuyo origen no es slo de
base econmica ya que no slo existimos
como seres econmicos, sino tambin
como seres humanos en su ms amplia dimensin. Pensarnos en estos trminos.
Este es un esfuerzo de repensar la integracin no slo desde la perspectiva de las
instituciones, arduamente trabajada hasta el momento, sino tambin desde otros
lugares de enunciacin, poniendo en relacin-tensin los espacios de reservas de
bisfera con los de resistencia.
Por ello es que se requiere concebir la
integracin como proceso que rescate la
experiencia humana como un conjunto de
saberes y de conocimientos en igualdad de
importancia que los saberes cientficos modernos. Entendiendo a este proceso como
un espacio formado por la relacin con el
otro, dado que las prcticas sociales requieren necesariamente de un otro. Reconociendo que dichas relaciones estn mediadas por relaciones de poder asimtricas.
Esta propuesta de trabajo comenzar
su indagacin a partir de los tradicionales procesos de integracin binacionales
argentino chileno, particularmente en la
Patagonia. Se partir del anlisis de los
Comit de Integracin patagnicos principalmente el Comit de Los Lagos- dado
que en el seno de stos y en conjunto con
instituciones supranacionales comenzaron
a gestarse las denominadas reservas de
bisfera. Cabe mencionar que los Comit
de Integracin en este caso son el punto de
partida para el anlisis, dado que constituyen instituciones que han fortalecido la
integracin binacional argentino chileno,
sumado esto a su proximidad fronteriza, lo
que le otorga mayor dinamismo.
714

Los lugares donde se emplazan dichas


reservas en estudio -patagonia austral- no
responden al azar, ms bien a sus condiciones ptimas para la acumulacin de riqueza capitalista, por eso resultan estratgicos
para quienes detentan su control y acceso.
En palabras de Laurn (2015, p. 3) y por
las particularidades de estos procesos, se
necesita de un enfoque que conlleve a un
anlisis ms que ambiental geopoltico
dado que la conservacin de la naturaleza
es un proceso poltico.
Decimos que se requiere de un proceso
poltico para el abordaje de naturaleza;
siguiendo a Machado Araoz ello supone
identificar y deconstruir aquellos discursos que, en sus efectos de verdad, contribuyeron a construir y consolidar una modalidad histrica de apropiacin asimtrica y
de explotacin creciente de la naturaleza,
en tanto componente clave del andamiaje
imperial moderno (2010, p. 1). Esta visin
tambin nos permite reafirmar la concepcin necesaria de naturaleza no relegada al
plano fsico/biolgico sino ms asociada a
la cultura como formas yuxtapuestas.
Detectar lo que Leff denomina mecanismos de apropiacin de la naturaleza (En
Lander, 2005, p. 80) en los territorios es una
forma de visibilizar no slo la dominacin
de este territorio sino tambin las fuerzas
emergentes que all tambin lo habitan. Estos mecanismos de apropiacin de la naturaleza son impuestos por lo que generan resistencias de los sujetos sociales sometidos
bajo relaciones asimtricas de poder.
Cecea bien expresa que
No hay dominante sin dominado, ni proceso
de dominacin sin resistencias. A las estrategias, modalidades y mecanismos diseados
por los dominadores de todos los tiempos corresponde una pltora de expresiones, acciones, estrategias y proyectos polticos de quienes se resisten a ser dominados (2008, p. 10).

Es por esto que los espacios de dominacin deben ser pensados en coexistencia con
espacios subalternos. En este caso se prev

Espacios de reserva de bisfera (y de resistencia) en el contexto de los procesos integracionistas

abordar los espacios de reservas de biosfera


y los espacios de resistencias (emergentes).
Esta propuesta de trabajo tambin supone pensar en alternativas a lo que se
critica en consonancia con lo expresado
por Sousa Santos (2006, p. 17). Dado que
no nos podemos quedar aislados en slo
construccin de teora y menos an desde
una disciplina en particular, creemos que
esta propuesta interpela a realizar dilogos
con las realidades fuera de lo que se denomina la academia.
El hecho de interpelar a la realidad continuamente, estimamos que es uno de los
puntos clave que retroalimentara esta
propuesta dado que como bien expresaba
Paulo Freire (2013, p. 57) Todos nosotros
sabemos algo. Todos nosotros ignoramos
algo. Por eso, aprendemos siempre.
El objetivo general de la presente propuesta se propone pensar a los espacios de
reservas de biosfera y de resistencias como
territorialidades del proceso de integracin.
Los objetivos especficos consistiran en:
~~Caracterizar los espacios de reservas de
biosfera, tomando como punto de partida los discursos enunciados por las instituciones fundadoras de este imaginario.
~~Indagar como es que los espacios que
coexisten con las reservas de biosfera generan resistencias en el territorio.
~~Vislumbrar mecanismos alternos de
integracin dentro de estos espacios en
estudio.
~~Dar cuenta de las asimetras de poder
en las prcticas sociales que imprimen
ciertas territorialidades.
Al abordar los procesos integracionistas
como generadores de espacios, es necesario destacar que se parte de la nocin de
espacio propuesta por Doreen Massey (en
Romn Velzquez y Garca Vargas, 2008)
quien sostiene que el espacio es construido
por un conjunto de acciones, relaciones y
prcticas sociales en transformacin per-

manente. Esta nocin permite dar cuenta


de la complejidad de las territorialidades
derivadas de los procesos integracionistas,
en especial cuando analizamos las dimensiones que caracterizan al espacio propuestas por la autora. Una de las dimensiones
hace referencia a la multiplicidad de historias que coexisten de forma simultnea y
dinmica. A su vez, la dimensin de pluralidad que da cuenta de las interrelaciones
de prcticas de cosas que estn ocurriendo
al mismo tiempo, si no hubiese espacio
no podra existir ms de una cosa (op cit.
2008, p. 331). Otras de las dimensiones
que considera, es la afirmacin de que el
espacio es social en el sentido de que se
refiere a las relaciones entre, no es solamente la cuestin de ser, sino la cuestin
de ser con (op cit. 2008, p. 331), por lo
que supera lo individual y establece la necesaria construccin con el otro. Es por ello
que se piensan los espacios en estudio bajo
esta nocin que nos permite dar cuenta de
la complejidad existente en ellos.
Abordar algn aspecto de la realidad
para ser estudiado requiere reconocer que
desde hace ms de cinco siglos se vive bajo
un proceso dominante de economizacin
capitalista del mundo, el cual ha estado
invadiendo todos los dominios del ser y los
mundos de vida de las gentes (Leff, 2005,
p. 2). Se han institucionalizado y dado por
verdades absolutas las formas de ver, percibir y de vivir la vida. Lo cual ha generado
que el orden fsico y la vida en el planeta
que dan origen y sustentan al gnero humano no encuentran en sus races ninguna esencialidad econmica, ms all de la
pulsin de producir con la naturaleza para
satisfacer necesidades humanas (Leff, op.
cit). En alusin a lo mencionado por Enrique Leff es que esta carga histrica dominante e impuesta llev a la imposibilidad de
pensar y actuar conforme a las leyes lmite
de la naturaleza, de la vida y la cultura.
Ante la situacin de crisis del mundo de
715

Roco Elizabeth Martnez Huenchuman

las ideas es un verdadero esfuerzo -y por


qu no- pensarlo como posible, optar por
una visin que nos permita des-aprender
las formas modernas con las cuales se conciben los procesos sociales, entre ellos los
integracionistas, fruto del discurso hegemnico eurocntrico e impuesto en y por
las sociedades modernas (Lander, 2005).
Los procesos de integracin constituyen dimensiones entrelazadas de prcticas
sociales que construyen territorialidades
especficas. Tal como ya expresara este trabajo, considerar que las prcticas sociales
constituyen relaciones sociales mediadas
por el poder. Considerando a los procesos
integracionistas en plural dado que no hablamos de una sola realidad espacio-temporal sino de mltiples realidades fruto de
las prcticas sociales que van configurando distintos espacios (Massey, 2007).
Como bien es sabido, los procesos de
integracin no se circunscriben a lo econmico como se aborda desde los saberes
modernos sino que demandan integracin
social y cultural de los territorios (Laurn,
2010). Por ello se considera fundamental el protagonismo y las experiencias que
potencialmente pueden aportar las sociedades. Su espacio vivido, en situaciones
concretas tales como lo son los efectos de
la concentracin y el acceso restringido a
recursos; dado que un hecho fundamental
es que el espacio de la integracin nos ofrece el desafo de la existencia del otro mediado por el poder que se realiza y materializa siempre en relacin (Massey, 2007).
El rol de la experiencia humana es un
recurso que debe continuar explotndose
(Porto-Gonalves, 2006) dado que una
de las mayores riquezas de la lectura poscolonial es la posibilidad de visibilizar los
saberes ocultados por la razn dominante,
particularmente para la comprensin de
los espacios de resistencia en los procesos
integracionistas o en cualquier otro.
Los procesos de integracin generan es716

pacios construidos por continuas prcticas


sociales. Estos espacios hoy pueden visualizarse de acuerdo a sus escalas, dimensiones, sujetos sociales involucrados. Se
pueden estudiar instituciones dominantes
tales como el Estado u organizaciones supranacionales. A partir de una postura desde abajo, desde las sociedades que crean y
resisten. O porque no, preguntarse sobre la
existencia de una aproximacin que yuxtaponga un dilogo basado en lo distinto, en
la diferencia de los espacios.
En este sentido, al trabajar con la nocin
de -integracin- resulta necesario mencionar que el proceso de integracin implica un fenmeno social en donde un grupo
humano comparte conductas que tienen
como propsito lograr que los grupos en
cuestin renuncien en determinadas materias a la actuacin individual para hacerlo
en forma conjunta con un sentido de pertenencia (Puig, 1984, p. 244). Este proceso
es inacabado y contradictorio tal como las
sociedades que lo componen; se encuentra
en movimiento continuo (Laurn, 2010),
por la dinmica propia de las relaciones
sociales, que se construyen en relacin
es decir en tanto y en cuanto exista otro
(Massey, 2007).
A su vez consideramos al espacio de integracin como una potencialidad y un desafo. Dado que al repensar formas alternas al
pensamiento nico se ponen al descubierto
dimensiones ocultas de los procesos de integracin que por su invisibilidad estaran
obstaculizando una real integracin, con y
entre todos los actores involucrados.
La economizacin del mundo de las ideas
concibe a la naturaleza y cultura como formas opuestas, dejando de lado que estas se
constituyen una a la otra, como nociones
prximas y yuxtapuestas. Estas son dimensiones que atraviesan a los distintos espacios tales como las denominadas reservas
de bisfera. Se tratar de indagar acerca
de la formacin de las reservas de biosfera

Espacios de reserva de bisfera (y de resistencia) en el contexto de los procesos integracionistas

considerndolas en principio como mecanismos de dominacin y apropiacin de la


naturaleza (Leff, Coronil en Lander, 2000).
En palabras de Leff resultan de los procesos simblicos y formaciones ideolgicas
que subyacen en la valorizacin de los recursos naturales (op cit., p. 80).
La biodiversidad aparece no slo como
una multiplicidad de formas de vida, sino
como zonas de reservas de naturaleza territorios y hbitat de esa diversidad biolgica y cultural, que hoy estn siendo valorizados por su riqueza gentica, sus recursos
ecotursticos y su funcin como colectores
de carbono, entre otros. (Leff, 2005).
Podemos decir que estos espacios cobran
inters para su anlisis por diversos motivos.
Por su creacin en el Programa Hombre y
Bisfera (MAB, su acrstico en ingls) que
pertenece a la institucin supranacional
de la Organizacin de las Naciones Unidas
para la Educacin, la Ciencia y la Cultura (UNESCO). Por su cobertura territorial
mundial, dado que a febrero del ao 2016
la Red Mundial de Reservas de Biosfera posee 651 reservas en 120 pases; de las cuales
15 se localizan a lo largo del pas.
Adems porque las reservas de biosferas emergen de la lgica del capitalismo
colonial como un mecanismo generador
de capital y riqueza para la humanidad.
Cuya humanidad es considerada como un
destinatario homogneo de los supuestos
beneficios de las reservas de bisfera, lo
que oculta las diversas identidades y conocimientos de los sujetos intervinientes. En
alusin a esta nocin es que Couture-Grondin (2011, p. 17) expresa que al salir de las
fronteras que traza el concepto de la Humanidad, tenemos la responsabilidad de
redefinir lo que nos une como sociedades.

Conclusin
La propuesta del presente trabajo supone pensar los espacios de prcticas sociales
en trminos de lo que Cecea (2008) deno-

mina de dominacin y resistencia.


Ante lo detallado en el trabajo, se sostiene que se vive en una situacin de dominacin, dado que las reservas de biosfera son
mecanismos impuestos, por ello se intentarn visualizar las estrategias alternas frente
a este proceso homogeneizador de los pueblos que all viven. Indagar cmo operan
las relaciones de poder en las prcticas sociales que se establecen en los espacios de
reservas de biosfera.
Dichos espacios de reservas de biosfera
y de resistencia seran fruto y prctica de
relaciones sociales desiguales dado que las
relaciones de poder son asimtricas.
Pensar en trminos de Sousa Santos
(2005) en torno al tema de los saberes es
un punto de partida para analizar estas territorialidades, dado que considera el principio de incompletitud de todos los saberes, cuestin que reafirma el hecho de que
uno crece dada la existencia de otro (en
relacin y contacto con otro). A partir de
este principio el autor plantea la posibilidad del desarrollo de experiencias, de dilogos y conflictos posibles entre distintos
campos sociales. Estos dilogos entre los
distintos saberes podran llevar a pensar la
posibilidad de que exista una integracin
dialogada de saberes y experiencias. Lo que
genera un mbito propicio para pensar
nuevas alternativas o mejor dicho de visibilizar y poner en tensin ciertas prcticas en
los espacios de integracin.
En este sentido resulta de inters rescatar la interrogacin que realiza el autor Escobar cuando expresa: cmo convertir el
conocimiento local en poder, y este conocimiento-poder en proyectos y programas
concretos? (en Lander, 2000, p. 81). Creemos que este interrogante es una invitacin, que adems de permitirnos pensar y
repensar acerca de aspectos de la realidad,
nos anima a intervenir o reflexionar sobre
formas para hacerlo posible.
Nos parece importante reflexionar y re717

Roco Elizabeth Martnez Huenchuman

pensar lo pensado hasta el momento, dado


que las ideas de la modernidad se encuentran imbricadas en el mundo de las ideas y
de la vida cotidiana. Cuestionar lo dado, lo
existente. En cmo el rol de la importancia
de unos saberes sobre otros tambin debe

ser cuestionado, de las verdades nicas, de


slo la existencia de algunos espacios, rescatar el rol del otro acallado por el hombre, europeo y blanco, en la construccin
de espacios democrticos que nos ayuden
a vivir en sociedades ms justas.

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IIRSA: geopoltica de la integracin y el extractivismo


lvaro lvarez

Introduccin
La globalizacin neoliberal produce territorios acordes a las necesidades de reproduccin del gran capital transnacional. Los
proyectos de integracin fsica en Amrica
Latina, puestos en marcha desde comienzos
del siglo XXI, buscan profundizar un capitalismo dependiente y dinamizar los procesos
de extranjerizacin y extractivismo. Sobre
esa idea central rondar esta breve investigacin plasmada en estas pginas.
El territorio es ahora un sistema de objetos cada vez ms artificiales, deca Milton
Santos a mediados de los aos 90 (1996).
El territorio esta poblado por sistemas de
acciones imbuidos de artificiosidades y
cada vez ms tendiente a fines extraos, al
lugar y a sus habitantes.
Las acciones son cada vez ms extraas
a los fines propios del hombre y del lugar.
De all la necesidad de hacer una diferenciacin entre la escala de realizacin de las
acciones y la escala de su comando. En la
actualidad muchas de las acciones que se
ejercen en un lugar son el producto de necesidades ajenas, de funciones cuya realizacin es distante y de las cuales apenas se
conoce su localizacin (Santos, 1996).
Milton Santos agreg que lo que se est
viviendo en el presente momento histrico,
en virtud de ese distanciamiento entre las
necesidades reales y las acciones concretas,
esa esquizofrenia en el proceso de creacin
de eventos, es lo que podra llamarse alienacin local (Santos, 1996).
Para Pillet Capdepn (2008) la verdadera ruptura con el pasado de este proceso
de globalizacin, radica tambin en que
lo local, la regin, surge ahora como una

construccin intencional, como un orden


que nace en la turbulencia de los flujos globales y que tiene que interactuar con ellos
para seguir existiendo, pues la globalizacin desterritorializa el mundo, somete a
los sistemas locales a sus reglas.
El territorio latinoamericano ha sido,
desde la colonizacin, un rea de vital importancia para las aspiraciones y deseos del
capitalismo central. Esta importancia radica en el rol estratgico de la naturaleza, devenida en recursos estratgicos con el desarrollo del capitalismo. Pero desde los aos
70 esta avanzada del gran capital transnacional sobre los territorios habitados de
Amrica Latina se ha vuelto una necesidad
insoslayable. La reduccin de los costos de
produccin y la obtencin de nuevos mercados y capacidades productivas ha llevado
a la expansin ilimitada de la gran empresa
capitalista que hace del mundo su mercado
y un reservorio de recursos.
Esta profundizacin del saqueo y la violencia sobre Amrica Latina pone de manifiesto que el capitalismo atraviesa una crisis
civilizatoria mundial que tiene dimensiones
econmicas y financieras, pero tambin y
sobre todo: ambientales, alimentarias, sociales, culturales y polticas.
Claudia Korol[1] advierte repetidamente
en sus escritos y exposiciones que la crisis
revela los limites del sistema de dominacin, basado en la acumulacin capitalista, el colonialismo y la opresin patriarcal;
estos tres sistemas se refuerzan mutuamen[1] Conferencia inaugural del Congreso Latinoamericano de Trabajo Social Critico. Tandil. UNCPBA (Noviembre de 2015)

719

lvaro lvarez

te y se imponen con violencia, a partir de la


conquista y colonizacin primero, y a travs de los procesos de recolonizacin del
continente, de los territorios, los cuerpos y
los saberes, en la actualidad.
Hoy Amrica Latina atraviesa una crisis
de los modelos neoliberales, pero tambin
de los modelos neodesarrollistas que se
han aplicado en el continente.

Geopoltica de la IIRSA
En el marco de la Comisin Econmica
para Amrica Latina (CEPAL), el economista
argentino Ral Prebisch dio nacimiento, en
los aos 50, al paradigma centro-periferia,
el cual considera la insercin de los pases
latinoamericanos en la divisin internacional del trabajo como la causa de los problemas estructurales de estas economas. El
desempleo crnico, el dficit externo y el deterioro de los trminos de intercambio son
problemticas recurrentes en los pases menos desarrollados, que al especializarse en
la provisin de materias primas priorizando
las denominadas ventajas comparativas, se
encuentran en una condicin de recurrente
debilidad y asimetra frente a los pases industrializados (Filadoro, 2007).
En los aos 70, los estructuralistas latinoamericanos (Furtado, Sunkel, Marini,
dos Santos, etc.), sostuvieron la existencia
de obstculos intrnsecos al capitalismo
que imposibilitan el desarrollo latinoamericano y consolidan la dependencia tecnolgica, econmica, poltica etc.
En la actualidad, siguiendo con esta linea de argumentacin, es pertinente decir
que las formas de dominio internacional se
reorganizan en funcin de las demandas de
las grandes corporaciones transnacionales y el inters geopoltico de las grandes
potencias imperiales (EEUU, China y los
BRICS en general). El neoextractivismo es
la forma dominante de reinsercin de las
economas latinoamericanas en la economa internacional sin importar si los mode720

los son neoliberales o desarrollistas.


Para Maristella Svampa:
En el ltimo decenio, Amrica Latina ha realizado el pasaje del consenso de Washington,
asentado sobre la valorizacin financiera, al
Consenso de los Commodities, basado en la
exportacin de bienes primarios a gran escala. Ciertamente, si bien la explotacin y exportacin de bienes naturales no son actividades nuevas en la regin, resulta claro que
en los ltimos aos del siglo XX, y en un contexto de cambio del modelo de acumulacin,
se ha venido intensificando la expansin de
proyectos tendientes al control, extraccin
y exportacin de bienes naturales, sin mayor
valor agregado (Svampa, 2011, p. 1).

La actual dinmica de acumulacin del


capital conlleva la profundizacin de una
lgica de desposesin de recursos y territorios, al tiempo que genera renovadas formas de dependencia y dominacin.
El extractivismo, entonces, es una forma
de dependencia y dominacin y debe ser
comprendido como un patrn de acumulacin basado en la sobre-explotacin de la
naturaleza (recursos naturales no renovables en gran parte), as como en la expansin de las fronteras hacia territorios antes
considerados como improductivos. As
definido, el extractivismo no contempla
solamente actividades tpicamente de extraccin como la minera y el petrleo, sino
tambin otras, como los agronegocios o
los biocombustibles, que abonan una lgica extractivista a travs de la consolidacin de un modelo monoproductor, que
destruye la biodiversidad, conlleva la concentracin de tierras y la reconfiguracin
de vastos territorios, adems de generar
mltiples efectos negativos sobre la salud
humana (Svampa, 2011).
David Harvey (2005) denomina esta lgica capitalista como de acumulacin por
desposesin. Para el gegrafo ingles, el capitalismo experimenta problemas crnicos
de sobre-acumulacin. Los excedentes de
capital son absorbidos por el desplazamiento temporal a travs de las inversio-

IIRSA: geopoltica de la integracin y el extractivismo

nes de capital en proyectos de largo plazo (negocio inmobiliario, por ejemplo); y


desplazamientos espaciales, a travs de la
apertura de nuevos mercados, nuevas capacidades productivas y nuevas posibilidades de recursos y de trabajo en formaciones sociales preexistentes.
La produccin del espacio, la organizacin de nuevas dimensiones territoriales
de trabajo, la apertura de nuevos y ms
baratos complejos de recursos, de nuevos
espacios dinmicos de acumulacin de
capital, brindan diversos modos de absorber los excedentes.
Harvey se remite entonces a explicar el
funcionamiento cclico de lo que Marx haba conceptualizado como la acumulacin
originaria del capital:
En la historia del proceso de escisin hacen
poca, desde el punto de vista histrico, los
momentos en que se separa sbita y violentamente a grandes masas humanas de sus medios de subsistencia y de produccin y se las
arroja, en calidad de proletarios totalmente
libres, al mercado de trabajo. La expropiacin que despoja de la tierra al trabajador,
constituye el fundamento de todo el proceso
(Marx, 2012, T1 Vol III, p. 895).

La acumulacin por desposesin para


Harvey es omnipotente, sin importar las
etapas histricas, y se acelera cuando ocurren crisis de sobre-acumulacin. Hoy el
motor de esta acumulacin lo constituyen
las empresas transnacionales que operan
en los diferentes puntos del planeta y los
flujos financieros de capitales. Sin embargo,
como ocurri en el pasado, estos procesos
de despojo estn provocando amplias resistencias que devienen de los desposedos
de la tierra, de la cultura, de la identidad,
de las posibilidades de autosubsistencia.
El desarrollo de obras de infraestructura
acordes a los actuales patrones productivos y de exportacin, pone en primer plano
esta disputa por el territorio en la reconfiguracin geopoltica del continente.
En la ortodoxia econmica liberal, la na-

turaleza ha sido vista siempre en dos sentidos: como una fuente de recursos y por
ende de ganancias, visin propia de una lgica marcadamente productivista; y como
un obstculo a superar, sobre todo en
continentes como el latinoamericano donde existen grandes extensiones de tierras y
enormes barreras naturales que remover
como el Amazonas o la Cordillera Andina.
La primera visin ha sido complementada
con modelos extractivos, la segunda con
fuertes inversiones en mega proyectos de
infraestructura que buscan redisear el territorio latinoamericano.
Uno de los rasgos ms importantes en
el intento de conformar un rea comn
suramericana, encarnada en lo que sera
el rea de Libre Comercio de Sudamrica
(ALCSA), es el nfasis en el desarrollo de
la infraestructura regional. Esta idea fue
puesta en discusin por primera vez en el
marco de la cumbre de Brasilia, en la Primera Reunin de Presidentes de Amrica
del Sur, realizada entre el 31 de agosto y el
1 de septiembre de 2000.
La promocin de un proyecto comn
que integre a los doce pases de Amrica
del Sur como un mecanismo institucional
de coordinacin de acciones intergubernamentales fue propuesta por el hegemn
regional, Brasil, con el objetivo concreto de
construir una agenda comn para impulsar proyectos de integracin de infraestructura de transportes, energa y comunicaciones y fue designada con el nombre de IIRSA.
La IIRSA se implementa a partir de diciembre del ao 2000 a travs de su Plan
de Accin acordado en la Reunin Ministerial de Montevideo y coordinado por
el Banco Interamericano de Desarrollo,
la Corporacin Andina de Fomento y el
Fondo Financiero para el desarrollo de
la Cuenca del Plata (FON-PLATA). Estas
tres instituciones componen lo que luego
se denominara Comit de Coordinacin
Tcnica de la Iniciativa (CCT).
721

lvaro lvarez

El Comit define la relevancia de la infraestructura en su Plan Estratgico en dos prrafos que dejan en claro la matriz ideolgica de
la integracin latinoamericana en un contexto de profundizacin del extractivismo:
La visin de la infraestructura como un elemento clave de la integracin sudamericana
est basada en la nocin de que el desarrollo
sinrgico del transporte, la energa y las telecomunicaciones puede generar un impulso decisivo para la superacin de barreras
geogrficas, el acercamiento de mercados y
la promocin de nuevas oportunidades econmicas en los pases de la regin, siempre
que se mantenga e incremente un contexto
de apertura comercial y de inversiones, de
armonizacin y convergencia regulatoria y de
cohesin poltica creciente.
El desarrollo de infraestructura de transportes, energa y telecomunicaciones puede ser
entendido esencialmente como un tema de
articulacin del territorio para facilitar el acceso a mercados en dos dimensiones: por un
lado, acceso de materias primas e insumos a
centros de produccin (incluyendo recursos
naturales, energa, productos intermedios,
informacin y servicios, y fuerza laboral); y
por otra parte, acceso de la produccin a
centros de consumo nacionales e internacionales (IIRSA, 2002, p. 5).

Apertura econmica, acceso a recursos


estratgicos y fuentes de mano de obra, inversin extranjera, convergencia regulatoria
entre los pases de la regin, estos parecen
ser los objetivos perseguidos por la integracin regional que piensa a Amrica Latina como una regin integrada y abierta al
mundo. Los corredores que componen el esquema geopoltico de la IIRSA dejan en claro que por encima de la integracin regional
sobreviene la integracin de la regin con
los mercados de los pases centrales, sobre
todo en la actualidad el mercado asitico.
El Comit Tcnico de la IIRSA defini en
el ao 2000 y ratific en el 2002 los Principios Orientadores para una Visin Estratgica de Amrica del Sur donde se definen
las pautas generales que guan las acciones
de los gobiernos y las instituciones finan722

cieras. Estos principios orientadores son


10 y los dos primeros marcaran la dinmica y la lgica de la integracin regional.
El primer principio es el Regionalismo abierto: los pases de la regin experimentan junto al proceso de reprimarizacin econmica
una profunda extranjerizacin de los aparatos productivos. El agronegocio y la minera,
las actividades ms importantes y rentables
en la regin, estn dominadas por empresas
extranjeras y los modelos productivos tienen
como objetivo fundamental la exportacin
al mercado mundial para atraer divisas. Para
este propsito la infraestructura regional es
fundamental, entre otras cosas porque reduce tiempo de transporte (en definitiva
costos), y hace ms atractiva la regin para
la inversin extranjera. La IIRSA se fundamenta en esta idea de una regin abierta al
mundo, concibiendo a la integracin como
una herramienta que mejore la insercin de
las economas nacionales, como un bloque,
en el mercado mundial.
Amrica del Sur es concebida como un espacio geo-econmico plenamente integrado,
para lo cual es preciso reducir al mnimo las
barreras internas al comercio y los cuellos de
botella en la infraestructura y en los sistemas
de regulacin y operacin que sustentan las
actividades productivas de escala regional
(IIRSA, 2002, p. 6).

El segundo principio es el que redisea


el mapa de Amrica Latina y son los Ejes de
Integracin y Desarrollo: En concordancia con
una visin netamente geo-econmica de la
regin, el espacio sudamericano fue organizado en torno a franjas multinacionales
atendiendo exclusivamente a flujos de comercio actuales y potenciales, buscando
desarrollar el soporte de infraestructura
adecuado a las necesidades productivas desarrolladas en cada regin en las reas de
transportes, energa y telecomunicaciones.
Estos ejes de integracin buscan sobre
todo construir corredores interocenicos
que atraviesen el continente de este a oeste, redes de infraestructura y vas de comu-

IIRSA: geopoltica de la integracin y el extractivismo

nicacin entre los corredores acordes a los


requerimientos del transporte multimodal.
La integracin fsica se sustenta en las necesidades del gran capital transnacional de
mover los recursos con el menor impedimento posible. Las redes de infraestructura
demuestran que no es el fin ltimo la articulacin de las economas regionales, ni la
complementariedad de las economas nacionales de Amrica Latina, sino la extraccin de recursos y el transporte hacia los
puertos para la exportacin.
A lo largo del siglo XX, vemos pues que el capital ha ido tejiendo redes de redes, y no solo
esas redes informativas, de las que se nos habla, como la red de cables de fibra ptica de
la empresa Global Crossing (redes fsicas de
fibra ptica) o las redes de satlites que rodean en tres capas el planeta. Es un tejido fsico de redes, que no tienen nada que ver con
toda la fantasa que se ha montado con la
desmaterializacin de la economa: la terciarizacin de toda una economa que se vuelve
de servicios y que se desmaterializa, y luego
se empiezan a montar una serie de fantasas
hegelianas. El capitalismo se est haciendo
todo menos inmaterial. Todo lo contrario:
tenemos un capitalismo hipermaterializado
que teje redes de redes de redes.
Y estas redes han llevado a dos hechos fundamentales: uno, como el mundo est integrando todas las redes como si fuera un
organismo vivo (donde se entretejen la red
nerviosa, la red hormonal, la circulatoria,
etc.), las redes tienden a centralizarse, del
mismo modo que el tejido sanguneo tiene
una vena cava o una arteria central y el sistema nervioso tiene la mdula espinal, igual
estas redes tienden a organizarse en corredores: ejes centrales que coordinan las grandes
regiones del mundo (Barrera, 2005, p. 8).

La Iniciativa tiene en desarrollo 10 ejes


de infraestructura acordes a esta visin geo
-estratgica: 1- Eje Andino, 2- Eje Andino
del Sur, 3- Eje de Capricornio, 4- Eje Hidrova Paraguay-Paran, 5- Eje del Amazonas, 6- Eje del Escudo Guayans, 7- Eje del
Sur, 8- Eje Interoceanico Central, 9- Eje del
Mercosur-Chile, 10- Eje Per-Brasil-Bolivia.

La Hidrova Paran Paraguay

ncleo

del agronegocio en la regin

Resulta de gran importancia analtica


tomar como caso de estudio a la Hidrovia
Paraguay-Paran por ser uno de los ejes
ms importantes en relacin al modelo de
desarrollo argentino. Su importancia esta
dada porque nuestro pas ha seguido una
poltica de insercin en la economa internacional dependiente del agronegocio,
sto motorizado por los grandes agentes
econmicos extranjeros que desde mediados de los 90 operan sin restriccin en el
mercado de los transgnicos.
La hidrova articula pases donde el
agronegocio tiene una presencia fuerte en
la atraccin de divisas por la exportacin:
Brasil, Paraguay, Bolivia, Argentina y Uruguay. Esto determina los ingresos del Estado y su aprovechamiento en pos de polticas sociales y redistributivas.
Algunos nmeros publicados por Ordoez y Senesi (2014), del Programa de
Agronegocios y Alimentos de la Facultad
de Agronoma de la UBA, justifican esta
ltima afirmacin al demostrar el impacto
de la soja en la economa nacional. El agronegocio vinculado a la produccin sojera
de exportacin representa el 5,5% del PBI,
genera el 26% de las divisas en concepto de
exportaciones (el 58% del total corresponden a los agronegocios) y el 10% de la recaudacin fiscal del pas.
El estudio de Ordoez y Senesi concluye que, en once aos, el complejo sojero
aport 45 mil millones de dlares, y en el
2013 gener el 56% de los ingresos por retenciones.
La hidrova es uno de los ms grandes sistemas navegables del planeta. Este sistema
hdrico comienza en el extremo norte, Puerto de Cceres (Brasil), sobre el ro Paraguay
y est conformado por los ros Paraguay,
Paran y Ro de la Plata con una extensin
de 3.442 km desde su comienzo en el mencionado puerto de Brasil hasta el puerto de
723

lvaro lvarez

Nueva Palmira (Uruguay) (Figura 1).


Se trata, entonces, de la mayor arteria
de comunicacin fluvial y de transporte
para los pases que la comparten. Las principales mercaderas que se transportan
son commodities: granos: 49,7%, maderas: 17,7%, cargas pesadas: 12,3% y otras:
20,3% (combustibles, fertilizantes y combustibles gaseosos)[2]. En la actualidad en
la hidrova circulan alrededor de 500 embarcaciones por mes con una carga aproximada de entre 12.000 y 18.000 toneladas.
Muoz Mena (2010) aporta precisin
a la importancia de la hidrova en el trfico regional:

productos ms importantes, seguidos por el


hierro y los combustibles.

A la fecha, el Programa Hidrova Paraguay


Paran ha logrado un desarrollo sin precedentes en estos ros. Entre 1988 y 2010 el
transporte de mercaderas se multiplic,
pasando de 700 mil a casi 17,4 millones
de toneladas al ao. En cuanto al volumen
transportado, la soja y sus derivados son los

Segn los anuncios oficiales de la IIRSA,


hay ya 97 proyectos para este eje: 33 relacionados con infraestructura portuaria,
18 fluvial, 16 ferroviaria, 20 de transporte
vial, 1 area; 1 hidroelctrica, 2 centrales
termoelctricas, 1 gasoducto, 1 estacin
transformadora, 1 proyecto de trasposicin de Itaip, y 3 relacionados con las
tecnologas de la informacin (TICs).

[2] Ver Informe Bolsa de Comercio de Rosario. Disponible en


www.bcr.com.ar/pages/publicaciones/inforevista.aspx?idArticulo=149

El trfico de bajada supera cuatro veces al de


subida, y el 80% de este ltimo corresponde
a los combustibles. Sin embargo, el tonelaje
que circula es todava notoriamente inferior
al tonelaje potencial. Por este motivo, los
pases de la Hidrova siguen impulsando el
avance del Programa con la intencin de desarrollar un sistema competitivo. Esto implica la coordinacin de acciones para el aprovechamiento de los recursos compartidos
por los pases, tales como la armonizacin
de legislaciones, la desregulacin de varias
trabas, y la realizacin de diversas mejoras
de calado, seguridad en la navegacin y equipamientos (Muoz Menna, 2010, p. 30).

Figura 1. Hidrova Paran-Paraguay

Fuente: http://www.alainet.org (febrero de 2015)


724

IIRSA: geopoltica de la integracin y el extractivismo

El mayor impacto buscado en estas


obras es mejorar y optimizar la conexin
interregional, para conectar las economas
con los puertos de salida biocenicos. La
reduccin de los tiempos de transporte con
la adaptacin de la hidrova es significativa,
pues pasar, de 36 a 16 das para el trayecto Corumb-Ro de la Plata-Corumb
(5.500 km). Asimismo, la posibilidad de conectar fluvialmente Sao Paulo con Buenos
Aires, los dos grandes centros econmicos
de la regin, se abre con el tramo Paran-Tiet, considerado por IIRSA como un
proyecto-ancla (Cecea, 2007).
Los proyectos de la Hidrova Paraguay-Paran han sido establecidos en
agosto de 2007. La adecuacin de esta va
navegable inici sus trabajos, a pesar de los
daos sociales y ambientales, destruyendo
los humedales y, con ello, afectando la recarga del acufero Guaran[3]. Los datos del
trfico fluvial enunciados, muestran que es
sin dudas la actividad agroindustrial quien
marca la dinmica econmica de la zona
y la regin, siendo el motor de la hidrova,
que se construye para beneficio del capital transnacional y los grandes consorcios
agroexportadores.
En los pases que integran la hidrova se
han consolidado el conjunto de empresas
transnacionales llamadas ABCD (ADM,
Bunge, Cargill, Dreyfus, adems de Amaggi
en Brasil) que son los agentes centrales del
modelo agroindustrial (Pereira Leite, 2013).
Su actividad se va adecuando a las demandas y a los precios de los commodities, lo que
ha dado lugar a lo que la FAO (2012) denomina cultivos flexibles que son aquellos
lo suficientemente verstiles como para ser
destinados a la produccin de comida para
humanos, para animales, materia prima
para agrocombustibles o fibras para textiles.
Junto a estas empresas se destacan otras de
[3] Ver: Da Cruz, J. (2007) Transportes en la regin: hidrova Paraguay-Paran. Peripecias, (48). Disponible en http://www.integracionsur.com/americalatina/DaCruzHidroviaParanaParaguay.htm

investigacin gentica y de produccin de semillas como Monsanto y Syngenta.


En Argentina operan, entre las empresas
ms importantes del agronegocio: Cargill,
productor agropecuario, semillero y productor agroqumico, cuya casa matriz est en
EE. UU.; y, en el mismo rubro, Bunge Argentina (EE. UU.) y Nidera (Holanda). Se destacan entre las que se dedican exclusivamente
a la produccin agropecuaria el Grupo Louis
Dreyfus y ADM Argentina, de Francia y EE.
UU. respectivamente. Entre las empresas
agroqumicas y semilleras, Monsanto (EE.
UU.) y Syngenta (Suiza) son las ms importantes, y de las empresas comercializadoras
se destacan Toepfer (Alemana) y Dow Agrosciences (Hong Kong) (Prez, 2007).
Este reordenamiento geopoltico del
espacio sudamericano en una visin de
Amrica Latina integrada al mundo (sin
encontrar limites en las soberanas nacionales), a partir de corredores de infraestructura, tuvo en los ltimos meses del
ao 2013 un impulso muy importante
en nuestro pas, pues se produjeron dos
hechos que visibilizan la estrategia de la
banca regional y mundial: el prstamo
del Banco Mundial y el prstamo del BID
para financiar la IIRSA. Tres mil millones
de dlares le presta el Banco Mundial a
la Argentina en un acuerdo que se incluye
en la negociacin de la Alianza Estratgica 2014/2016 destinada a las reas de
salud, proteccin social, infraestructura
y medio ambiente. Por otro lado, el 30
de octubre de 2013 se anunci un nuevo
prstamo del BID por trescientos millones
de dlares destinados a la IIRSA.
Estos anuncios develan el rol de los organismos financieros en el diseo geopoltico de Amrica Latina, la poltica de
financiamiento a infraestructura, la articulacin de las instituciones financieras con
los procesos de integracin y con la insercin de las economas latinoamericanas a
la economa internacional.
725

lvaro lvarez

Breve Conclusin
Los territorios de la regin, sujetos a proyectos neoextractivos, son transformados
por la accin de agentes transnacionales
(empresas, organismos financieros, etc.),
que en pos de aumentar la rentabilidad
del capital, y en alianza con las clases dominantes locales, desarrollan mega-obras
de infraestructura que en muchos casos
implican, por un lado, desplazamiento de

poblaciones y perdidas territoriales, y por


otro, profundas modificaciones de las formas de vida de las comunidades locales.
En 15 aos de desarrollo de la IIRSA se
ha consolidado un regionalismo abierto
y modelos de insercin de las economas
locales en la economa internacional basados en las ventajas comparativas, cristalizando las desigualdades entre pases a
escala global y entre las regiones del subcontinente suramericano.

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Parte 13
Espacio y desarrollo regional

Desarrollo y regiones en Argentina tras una


dcada de polticas cluster
Carina Davies y Martn Seval

1. Introduccin
Desde mediados de la dcada del 2000,
han tenido lugar en nuestro pas experiencias
promovidas desde ciertas reas estatales a
partir de polticas productivas asociadas al
concepto de cluster como instrumento de
desarrollo regional. Desplegadas sobre distintas reas territoriales, estas estrategias
han implicado la puesta en marcha de procesos de regionalizacin que involucran una
gran diversidad de actores empresariales e
institucionales presentes en el territorio.
A pesar de presentarse como experiencias armnicas y cooperativas que buscan
una mejora en la competitividad empresarial y regional, no son pocas las crticas que
han recibido desde lo terico y lo prctico (Schmitz, 2000; Martin; Sunley, 2001;
Giuliani; Bell, 2005; Fernndez et al., 2008;
Morrison; Rabelotti, 2009). Sin embargo,
muchas de las mismas se centran en el anlisis de casos concretos y aislados, por lo
que en esta ponencia procuramos ingresar
a este debate analizando la difusin de este
tipo de poltica pblica en Argentina desde
una escala nacional.
Por ello es necesario, en primera instancia, detenernos en un breve recorrido
por los orgenes del concepto de cluster
as como su correlato discursivo tendiente
a instalarlo como panacea del desarrollo
asociado a la competitividad y la innovacin. Posteriormente avanzaremos en la
identificacin de las experiencias derivadas
de estas polticas pblicas, resaltando su
heterogeneidad a partir de la seleccin de
tres variables: (1) sectorial, (2) territorial
y (3) institucional. Por ltimo, a modo de

conclusin, plantearemos algunas lneas


de investigacin que nos permitirn establecer una agenda de investigacin.

2. Clusters:

el debate en torno a su
conceptualizacin e implementacin

2.a. Origen

del

concepto

controversias

asociadas

El concepto de cluster (CL), inicialmente propuesto por Michael Porter (1990),


remite a una concentracin geogrfica de
empresas interconectadas e instituciones
asociadas (universidades, asociaciones comerciales, etc.) que se desempean en un
sector econmico particular. En la prctica
el concepto adopta la forma de asociaciones
pblico-privadas, buscando alcanzar una
mayor competitividad que la que estas empresas obtendran individualmente. Segn
sus propios tericos, el alcance geogrfico
de un CL puede ser local, regional, nacional o internacional, es decir, puede ir desde
una ciudad a un pas o incluso un grupo de
pases vecinos (Porter, 2003), aunque es la
instancia subnacional aquella en la cual se
multiplican las distintas experiencias y en
cuya implementacin subyace la concepcin de nodos territorialmente delimitados.
Esta y otras contribuciones tericas
que tomaron relevancia hacia fines de los
80 y principio de los 90 -tales como las
de distritos industriales, regiones aprendientes, medios innovadores- se proponan como alternativas al enfoque desde arriba (top down) dominante en las
dcadas precedentes, postulando formas
de desarrollo desde abajo (bottom up).
La produccin acadmica asociada al de729

Carina Davies y Martn Seval

nominado Nuevo Regionalismo (Keating,


1998) tuvo su correlato en el plano poltico, fundamentalmente en pases perifricos donde stas se visualizaron como
importantes posibilidades de asegurar un
mayor desarrollo endgeno y, por ende,
una insercin ms competitiva en el contexto internacional[1].
Diversas han sido las crticas que este
enfoque ha recibido, tanto por su concepcin terica como por sus mecanismos
de implementacin. Entre ellas es posible
destacar aquellas que advierten sobre la
vaguedad del concepto, sobre la necesidad
de una mayor cautela en su uso de acuerdo
a cada contexto poltico especfico, y sobre
la dificultad para identificar los lmites industriales y geogrficos de los CL (Martin;
Sunley, 2001). En tanto, en esta misma lnea, otros autores han detectado algunas
fallas de origen vinculadas a las dificultades que estas polticas constituidas en
el centro han tenido a partir de su implantacin en el escenario latinoamericano
(Fernndez et al, 2008). As planteado, el
enfoque desatiende las heterogeneidades
y las asimetras regionales, omitiendo los
comportamientos selectivos en las prcticas que se buscan promover: la cooperacin (Schmitz, 2000), la circulacin de
conocimiento (Giuliani; Bell, 2005) y la
vinculacin mutua entre los actores regionales (Morrison; Rabelotti, 2009).
2.b. Poltica productiva en base al concepto de
cluster

El concepto de CL comenz a tener mayor relevancia hacia fines de la dcada del


90 a partir de su utilizacin por parte de
organismos internacionales, quienes impulsaron una serie de estrategias basadas
en las ventajas derivadas de las aglomera[1] A fines de los 90, la revista World Development dedic un
nmero a analizar las fortalezas y debilidades de aglomeraciones
productivas en pases perifricos desde el concepto CL (World
Development, 27 (9), 1999).

730

ciones productivas (Banco Mundial, 1991;


OCDE, 1999; 2001). Si bien en los pases
centrales su aplicacin como poltica pblica fue prcticamente simultnea a la difusin del concepto, su impulso como estrategia de desarrollo en Amrica Latina es
bastante reciente (Crespi et al., 2014).
En el escenario argentino, el arribo de
los programas CL estuvo directamente vinculado a la recuperacin econmica posterior a la crisis del 2001-2002. Su despliegue en la estrategia de desarrollo regional
nacional se dio a mediados de la dcada
del 2000, a partir del financiamiento de
organismos multilaterales de crdito que
permitieron la continuidad a una serie de
instrumentos presentes en los 90, pero
promoviendo una articulacin productiva
en base a polticas de competitividad regional (Ferraro y Gatto, 2010; Moori Koenig,
2010, Sztulwark, 2010).
Los programas CL comparten una lgica de accin centrada en la institucionalizacin de la asociacin empresario-institucional como intermediaria entre la poltica
pblica y los beneficiarios de la misma.
Esta lgica generalmente responde a tres
grandes etapas (Figura 1), que siguen un
esquema que -si bien no es el nico- se
presenta como predominante: una etapa
de formacin del CL, luego de admitida
la presentacin de los actores regionales,
una etapa de institucionalizacin con el
reconocimiento de la asociacin ad-hoc
emergente, y una etapa en la que se le delega los instrumentos de poltica pblica
para la ejecucin del programa de mejora
competitiva (PMC) que los actores regionales debatieron a lo largo del proceso de
institucionalizacin. Esto representa una
lgica inversa a la aplicada por el desarrollismo de mitad del siglo XX de arriba hacia
abajo (top-down), precisamente porque
los programas CL plantean un empoderamiento de los actores regionales de abajo
hacia arriba (bottom-up).

Desarrollo y regiones en Argentina tras una dcada de polticas cluster

Figura 1. Etapas de la institucionalizacin de un cluster

Fuente: elaboracin personal sobre la base de datos de AGENCIA (2012) y UCAR (2015)

3. Una dcada de poltica cluster


La adopcin de este nuevo marco de
accin para las estrategias de desarrollo
se dio a nivel local, provincial y nacional.
Entre las diferentes escalas del Estado se
identifican al menos 10 programas CL (Ferraro y Gatto, 2010; Moori Koenig, 2010).
Sin embargo, en este trabajo nos centraremos en dos de ellos. La poltica CL analizada corresponde a la impulsada por el
Estado Nacional a travs del Ministerio de
Ciencia, Tecnologa e Innovacin Productiva (MINCyT) a partir de 2006 y el Ministerio de Agricultura, Ganadera y Pesca (MAGyP) a partir de 2009. La primera oleada

CL corresponde al PI-TEC de AGENCIA y


la segunda oleada CL al PROSAP de UCAR
(AGENCIA, 2012; UCAR, 2015).
Los cuarenta casos trabajados implicaron una seleccin previa sobre un amplio
universo CL que responde a tres criterios. Siguiendo el Cuadro 1, en primer lugar, se excluyen los CL impulsados por la gestin privada y por la aplicacin de poltica pblica
provincial. En segundo lugar, slo se toman
los casos de la poltica CL del Estado nacional impulsados por el MINCyT y el MAGyP.
Finalmente, en tercer lugar, del universo de
casos seleccionados, tan slo se tienen en
cuenta aquellas experiencias CL que efectivamente adoptan esa denominacin.

Cuadro 1. Argentina: Poltica cluster, segn organismo impulsor


Poltica _
Cluster

Estado _
Empresas

Nacional _
Provincial

MINCyT (PITEC, AGENCIA) _


MAGyP (PROSAP, UCAR)
_
MI (SPL, SEPYME)
MECON (PNG)

Denominacin
CLUSTER
(40 casos)

Fuente: elaboracin personal

3.a. Sobre los sectores productivos


Considerando la poltica CL desplegada
en Argentina en trmino de sectores productivos, se advierte la falta de lmites claros que el concepto de CL posee no slo en
trminos geogrficos sino tambin en trminos productivos (Martin; Sunley, 2003).
En este sentido, podemos destacar la amplitud de actividades comprendidas, abar-

cando algunas ramas consideradas tradicionales (metalmecnica, agropecuaria,


forestal) y otras ms incipientes (semilla,
frutos secos). Las primeras podran arrastrar ciertas lgicas de comportamiento de
larga data, las cuales se habran ido forjando en el devenir de las distintas polticas
productivas de las que fueron objeto, as
como experiencias asociativas precedentes.
En tanto, las ramas de aparicin o desa731

Carina Davies y Martn Seval

rrollo ms reciente podran concebir, en


la mayora de los casos, estas polticas CL
como sus primeras experiencias de vinculacin con otros actores pblicos y privados,
teniendo an por delante la consolidacin
de sus mecanismos de accin y participacin. De todas maneras, estas heterogeneidades pareceran no tener una correlacin
directa con el mayor o menor avance respecto a las etapas previstas por la poltica
CL, ya que dentro de los CL ms avanzados
es posible encontrar experiencias vinculadas a ramas tradicionales como a ramas
ms incipientes[2].
Sin embargo, no todas las experiencias impulsadas se constituyen en torno a
un sector productivo sino que algunas de
ellas, an ms especficas en su direccionamiento, se centran en un producto en particular, como es el caso de la nuez pecn
[2] Como por ejemplo el CL Quesero de Villa Mara, el CL de la
Semilla y el CL de Frutos Secos de Norpatagonia.

o la mandioca. Estas experiencias tendran


un alcance/impacto ms acotado, aunque
tambin podran generar avances ms significativos dada la especificidad de la actividad que intenta desarrollarse.
No obstante, en su primera dcada de
aplicacin, la poltica CL evidencia una
predominancia de experiencias vinculadas
al gran sector de la Agricultura, Ganadera,
Caza, Silvicultura y Pesca y un aumento del
mismo entre la primera y la segunda oleada CL (Grfico 1). Incluso, el resto de experiencias se vincula a un tipo de industria
manufacturera fuertemente relacionada
con los derivados de la actividad agrcola-ganadera, siendo la excepcin el sector
de informacin y comunicaciones. Teniendo en cuenta esta caracterstica, cabe preguntarse es posible encontrar pautas
compartidas (ventajas o dificultades) entre
aquellas experiencias pertenecientes a ramas ms tradicionales y aquellas relacionadas a ramas ms incipientes?

Grfico N 1. Argentina: Sectores impulsados por la poltica CL (2006-2015)

Fuente: Elaboracin propia en base a nomenclador de AFIP


e informacin de UCAR (2015) y AGENCIA (2012).

3.b. Sobre la localizacin de los clusters


En lo que respecta a la localizacin, en
su primera dcada de aplicacin, la poltica CL observa tres caractersticas: una
fuerte impronta extra-pampeana, las experiencias impulsadas se presentan desde
una lgica de territorializacin regional
(en menor medida interprovincial y lo732

cal), y los sectores visualizan una creciente tendencia a la fragmentacin espacial.


El Mapa 1 resume la dcada de poltica
CL a partir de la localizacin de las experiencias analizadas, no obstante, las caractersticas mencionadas nos ayudarn a
cuestionar lo que el mapa muestra a primera vista.

Desarrollo y regiones en Argentina tras una dcada de polticas cluster

La primera caracterstica evidencia que


la poltica CL reproduce el patrn perifrico en la periferia, ya que slo una tercera parte de los CL analizados se encuentra
en provincias de la Regin Pampeana[3]. La
fuerte impronta extra-pampeana de la poltica CL, si bien se aprecia desde la primera oleada CL, se consolida con la segunda
oleada CL impulsada por el MAGyP. No
obstante, la vaguedad del concepto tambin tiene un mayor impacto en las experiencias extrapampeanas.

Cinco CL[4] se presentan desde una lgica de territorializacin poco precisa, como
una red empresarial desplegada entre diferentes provincias, una territorializacin interprovincial que se aleja demasiado de la
territorializacin efectiva. Aqu se dificulta
cartografiar el impacto de la poltica, motivo por el que fueron excluidas del mapa
ya que requieren un abordaje de caso para
darles precisin. El interrogante que se
plantea en estos casos es cul es el real
alcance de estas experiencias CL?

[3] Entendiendo a la Regin Pampeana conformada por la Provincia de Buenos Aires, Santa Fe y Crdoba.

[4] El CL vitivincola de la regin Andina se presenta conformado


por 7 provincias, CL apcola del NOA y Centro y el CL ganadero
del NOA por 5 provincias, CL acucola del NEA por 4 provincias y
el CL forestal de Misiones y Corrientes por 2 provincias.

Mapa 1. Argentina: Clusters impulsados por la poltica pblica nacional (2006-2015)

Fuente: elaboracin personal sobre la base de UCAR (2015) y AGENCIA (2012)


733

Carina Davies y Martn Seval

La lgica de territorializacin interprovincial,


sin embargo, es marginal entre aquellos casos que han superado la etapa inicial y presentaron su territorializacin. Los casos impulsados escogen presentarse generalmente
desde una lgica de territorializacin regional
que permite una mayor aproximacin a su
real territorializacin (no por eso exenta de
cuestionamiento). Existen dos tipos de presentacin en esta lgica: los CL que se presentan como alianzas entre localidades de
diferentes departamentos/partidos de una
misma provincia (ver 1; 2; 3; 4; 5; 6; 9; 12;
13; 14; 16; 17; 20 y 21 en el Mapa 1) y los
CL cuyas alianzas exceden los lmites provinciales (ver 7; 8; 10; 11; 18 y 19 en Mapa
1). Esta lgica demuestra que las prcticas
que intenta promover la poltica pblica no
tienen relacin directa con la contigidad
espacial y la vecindad local, incluso, un solo
caso se presenta como una alianza de actores de una localidad especfica a partir
de una territorializacin local (ver caso 15 en
Mapa 1). La pregunta que emerge de esta
situacin sera cmo se configura espacialmente la inclusin/exclusin de actores?
Un punto crtico al respecto de la dcada de aplicacin de esta poltica es la fragmentacin espacial a nivel sectorial, la cual
tiende a crecer al considerar las iniciativas
que estn siendo impulsadas actualmente.
Los sectores aqu relevados muestran esta
fragmentacin con 4 CL en el sector nogalero y el apcola, 3 CL en el porcino y 2 CL
en el lcteo, el quesero, el metalmecnico,
la semilla y el forestal. Si bien en los CL se
promueve la cooperacin y la asociatividad, la pregunta es, ms all de sus posibles especificidades existen mecanismos
de articulacin y cooperacin entre las experiencias con una especializacin similar?
3.c. El grado de institucionalizacin
Las experiencias impulsadas durante
esta dcada observan una gran heterogeneidad en su institucionalizacin. Consi734

derando las tres etapas clave de la poltica


CL, de los casos relevados[5], 25 CL siguieron todas las etapas, 4 CL no lograron alcanzar la etapa de ejecucin de proyectos
especficos y 11 CL se encuentran en sus fases iniciales (ver iniciativas CL en Mapa 1).
Estos valores generales, no obstante, se
insertan diferencialmente en las dos oleadas de poltica pblica desplegadas durante la dcada. La primera oleada CL tuvo
una fuerte concentracin en el tiempo y dificultades para la consolidacin de los CL
impulsados. Si bien en este perodo se reconocieron cerca de la mitad de las asociaciones de toda la dcada, su traslado a la ejecucin efectiva de la poltica pblica decae
abruptamente y no se aleja de los valores
de la oleada siguiente. La segunda oleada,
en cambio, tuvo un importante despliegue
en el tiempo, un mayor acompaamiento
de los procesos de clusterizacin y un significativo nmero de CL que completaron las
tres etapas esperadas. (Grfico 2).
Cabe destacar que algunas experiencias
CL consolidaron su institucionalizacin
aprovechando ambas oleadas. El CL de la
maquinaria agrcola y el CL forestal de Corrientes y Misiones, ejecutaron su programa
de mejoras aplicando a ambas oleadas de
polticas pblicas. El CL nogalero de La Rioja y el CL lechero regional, admitidos en la
primera oleada, aplicaron su plan de mejoras en la segunda oleada luego de modificar
su estrategia institucional. El CL Norpatagnico de frutas finas si bien no fue admitido en la primera oleada, capitaliz la experiencia para reconfigurarse y presentarse
en la segunda oleada. Estos casos podran
dar respuesta a qu dificultades hubo en la
primera y la segunda oleada de poltica CL?

[5] Si bien el Mapa 1 incorpora el grado de institucionalizacin,


recordemos que 5 clusters no fueron cartografiados.

Desarrollo y regiones en Argentina tras una dcada de polticas cluster

Grfico 2. Argentina: institucionalizacin de las experiencias cluster segn etapa (2006-2015)

Fuente: elaboracin personal sobre la base de UCAR (2015) y AGENCIA (2012)

4. A modo de conclusin
Este breve recorrido evidenci cmo la
poltica CL se posiciona como una alternativa de desarrollo en un escenario de poscrisis, logrando una amplia difusin en su
primera dcada de aplicacin. Esto queda demostrado al momento de identificar
cuarenta casos, incluso luego de aplicar
tres criterios de seleccin para delimitar el
anlisis. No obstante, tal como sealaban
las visiones crticas, el balance nos deja una
gran heterogeneidad entre las experiencias
impulsadas, lo cual habilita la irrupcin
de la vaguedad y la selectividad del marco
conceptual nuevo-regionalista en la poltica pblica argentina.
Los interrogantes expuestos en esta
ponencia habilitan tres lneas de investigacin:
~~Estudiar en lo sectorial, tradicional
y no-tradicional, las potencialidades y
obstculos de la poltica para actuar
desde su marco terico en la reversin/
profundizacin de comportamientos
con una trayectoria histrica enraizada.

~~Avanzar sobre la lgica de presentacin de cada experiencia y ahondar en


su territorializacin efectiva, analizando (1) la heterogeneidad entre y en los
CL desde la inclusin/exclusin y (2)
las estrategias frente a la fragmentacin espacial-sectorial.
~~Indagar las dificultades y estrategias
resolutivas atravesadas en la institucionalizacin, particularmente, de aquellas experiencias presentes en ambas
oleadas CL.
La pregunta implcita a los interrogantes
y a las lneas de investigacin es en qu
trminos la poltica CL (no) puede entenderse como una alternativa de desarrollo
para el escenario argentino? Si bien excede
los objetivos aqu planteados (precisamente, porque el objetivo central de este trabajo era el de identificar la difusin de la
poltica CL y detectar preguntas claves que
abonen una agenda de investigacin), los
cuarenta casos aqu relevados muestran algunos indicios para su respuesta que recapitularemos en futuros trabajos iniciada la
agenda de investigacin.

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Apuntes para un abordaje de las dimensiones territorial y


poltico-cultural del desarrollo local
Romn Fornessi

Introduccin
Uno de los anclajes que pretende tener esta produccin, est vinculado con
el desarrollo local y su articulacin con el
territorio entendindolo como el espacio y
la trama de relaciones sociales, polticas y
econmicas que en l se desenvuelven y lo
conforman (Laurelli y Finquelevich, 1990).
En l entran en vinculacin distintos actores de una comunidad que lo modifican,
y a la vez son por l modificados en sus
prcticas sociales. As, el desarrollo local
es abordado como el resultado de un proceso de realizacin de factores endgenos
de una comunidad, teniendo en cuenta los
vnculos sociales, polticos y econmicos
que tienen lugar entre estos elementos locales y el espacio donde se insertan.
En esta dimensin recuperaremos dos
conceptos que consideramos importantes
para entender las posibilidades de desarrollo de una comunidad local: uno es el de redes de valor que toma en consideracin la
vinculacin local/regional que puede darse
entre distintos actores productivos. El segundo concepto es el de trama de valor,
que recupera el espritu del anterior pero
extiende la consideracin como factores
de desarrollo a componentes econmicos,
polticos, sociales, culturales y ambientales
de una comunidad.
En segundo lugar nos concentraremos
en la dimensin poltico cultural, la cual
ser tenida en cuenta a partir de la propuesta de generar una economa social
como motor para el desarrollo de una localidad, haciendo referencia a la posibilidad de generar instituciones comunales

que sean factores promotores del cambio


cultural y poltico que implica el desarrollo
de una economa social y solidaria.
La propuesta terica superadora intentar reforzar la idea de entender el desarrollo
local desde un enfoque integral que recupere las dimensiones polticas, culturales, econmicas y ambientales de la localidad, poniendo especial atencin en la promocin
de una institucionalidad articulada entre
instituciones y organizaciones locales que
incentiven el espritu de colaboracin, empoderamiento de los ciudadanos, y cierto
grado de gobernanza local y su legitimidad.

La

conformacin de redes y tramas de


valor para el desarrollo local en contexto de globalizacin

Una primera consideracin es acerca de


las posibilidades de desarrollo local en un
contexto de creciente globalizacin. Creemos que es necesario plantear una postura
que no implique una posicin totalmente
pesimista sobre la globalizacin en trminos de una lgica que anula toda oportunidad de desarrollo local, tampoco plantear
las prcticas del mismo como una cruzada
anti-sistema, sino que proponemos, desde un posicionamiento crtico del sistema capitalista, seguir a Arocena (2001) y
considerar las oportunidades que ofrece la
globalizacin para las posibilidades de desarrollo en una localidad.
El autor analizado afirma que debe pensarse en una interaccin constante entre el
actor y el sistema: en este sentido entiende que si se analizan las posibilidades de
desarrollo desde lo local, la globalizacin
737

Romn Fornessi

podra pensarse como una usina de oportunidades y no de limitaciones estructuralmente pautadas. Tampoco debemos caer
en lo que Arocena denomina la lgica de
la contingencia, es decir, pensar que las
localidades con sus particularidades son
nicas y no comparten nada entre s, pues
al funcionar bajo la lgica de un mismo
modelo de acumulacin, ste nos brinda
un marco que permite comprender la existencia de ciertas regularidades estructurales, aunque no debemos pensar que sus
implicancias y manifestaciones sern las
mismas en todas las comunidades.
En este sentido, el desafo sera la consideracin de lo particular y la observacin
de las maneras como se inscribe lo universal en lo local, observacin que haga foco
en las condiciones endgenas de una comunidad, pero considerando, evaluando y
adoptando las dinmicas estructurales que
pueda aprovechar en su favor.
Una de las posibilidades que plantea
esta regularidad estructural es la articulacin entre distintas localidades, que podran funcionar como regiones productivas. En este punto creemos importante
recuperar el concepto de redes de valor introducido por Vzquez Barquero (2009) la
produccin de estas redes implica que las
unidades productivas locales entren en contacto e interacten entre s promoviendo la
utilizacin de economas de escala ocultas
en sistemas productivos y centros urbanos,
que son elementos de potencial desarrollo
local. Segn el autor: las nuevas formas de
organizacin propician que las empresas
realicen economas externas e internas, utilicen las indivisibilidades ocultas del sistema productivo, lo que favorece los procesos
de crecimiento econmico y cambio estructural (Vzquez Barquero, 2009).
Un concepto que creemos superador,
planteado Mercedes Caracciolo (2014) es el
de tramas de valor. La autora est pensando en el marco de la economa social, como
738

paradigma que implica un corrimiento de


la lgica capitalista clsica que pretende
un intercambio entre individuos de manera
simtrica, entre oferentes y demandantes,
segn Caracciolo lo que se da es un encuentro entre actores con capacidades diferentes
de negociacin para definir no solo precios,
sino tambin formas y condiciones bajo las
cuales se producen las mercancas, y por
ende la capacidad de sostener la unidad
econmica. La autora diferencia el concepto de trama de valor de los conceptos de
cadena de valor y clusters, principalmente
porque lo que pretende es potenciar el valor
agregado que genera la economa social con
fuerte apoyo del estado, y rescatando las caractersticas de estas tramas que no son solo
econmicas, sino tambin sociales, culturales, simblicas, ambientales y polticas. En
esta lnea, el desafo para el desarrollo local
dentro del marco de la economa social es la
construccin de nuevos mercados que por
definicin, busquen la equidad y la justicia
de manera sostenible.
La mencionada autora subraya que, si
bien es conveniente que estas tramas se desarrollen entre los actores locales, no debe
dejar de perseguirse el objetivo de generar
vinculaciones con actores de otras localidades de manera tal que, en un principio, se
tome la ventaja que implica la proximidad
fsica de los actores locales, pero a la vez no
perder de vista la posibilidad de entablar
vnculos con actores de otras localidades,
generando una vinculacin a nivel regional
en torno a un proyecto colectivo de construccin de poder, anclado en un proyecto
de pas. De esta manera la trama de valor
est constituida horizontalmente por el
conjunto de emprendimientos vinculados
entre s, verticalmente por los intercambios
entre las distintas instancias del proceso
productivo, en diagonal con los servicios
de apoyo tcnico y financiero, y todos estos
actores entramados entre s sobre una base
en comn: el territorio.

Apuntes para un abordaje de las dimensiones territorial y poltico-cultural del desarrollo local

El desarrollo local a partir de la


economa social. La dimensin poltico-cultural
El aporte de Caracciolo introduce la
dimensin poltica que implica un proyecto de desarrollo anclado en la economa
social: menciona la necesidad de un fuerte apoyo del Estado en cualquiera de sus
niveles como regulador y promotor de las
relaciones que se dan en un territorio en
ocasin de intercambio, promoviendo que
esas relaciones estn basadas en los valores
de equidad y solidaridad.
La propuesta de la autora se encuentra en lnea con el postulado de Coraggio
(2011) quien plantea una transformacin
social desde la dimensin cultural: un cambio de paradigma en las representaciones
del grupo. Concretamente el autor propone como va del desarrollo una economa
social, y precisamente esta economa es
social porque produce sociedad y no solo
utilidades econmicas, en ellael desarrollo de la vida de las personas es favorecido
por la accin colectiva en mbitos locales
() donde las relaciones interpersonales
fraternales puedan afianzarse sobre vnculos productivos y reproductivos de cooperacin, generando asociaciones libres de
trabajadores (2011, p. 44).
Coraggio plantea la necesidad de sustituir la economa de mercado por una
economa del buen vivir, que asegura la
reproduccin ampliada de la vida de la
generacin presente y de las futuras, centrada en la adquisicin de satisfactores de
necesidades (no lo plantea en trminos de
mercancas), todo ello bajo un marco poltico social que promueva y priorice estas
prcticas por sobre aquellas estrictamente
mercantiles. La transformacin mentada
implica una evolucin en trmino fundamentalmente culturales, de hecho Coraggio plantea entender la economa como
una esfera de la cultura (Coraggio, op cit).
En esta lnea se pronuncian tambin

Rofman y Fourier (2004) quienes plantean


abordar la estrategia de desarrollo local
desde un enfoque integral que implique
ampliar la consideracin de la problemtica, que ya no es solo social (en el sentido de
la participacin en la distribucin de bienes
y servicios sociales), sino tambin econmica, poltica, ambiental, etc., es decir, conformada por todos aquellos procesos que
determinan la realidad local. Este principio
de integralidad tambin lleva a extender el
mapa de actores involucrados en las acciones, puesto que la orientacin hacia el desarrollo territorial requiere de la participacin
de todos los sectores comprometidos con
la problemtica local, no solo aqullos que
se encuentran en situacin desfavorable. En
esta dimensin encontramos un punto de
toque con lo planteado por Caracciolo sobre la focalizacin en las tramas de valor y
su potencial para funcionar como articuladoras de desarrollo:
muchas de las iniciativas que ltimamente
ha adoptado una denominacin que incluye
el trmino desarrollo local han revalorizado
la trama socio institucional territorial en la
que estn insertos, y han reformulado sus estrategias de intervencin hacia una dinmica
de desarrollo de las potencialidades de dicha
trama (Rofman y Fourier, op cit, 1).

Es importante rescatar que la construccin de un espacio local y de los sujetos


del desarrollo constituyen procesos fundamentalmente polticos, que toman cuerpo
en una imagen construida colectivamente
acerca de los lmites del propio espacio y de
las potencialidades de los propios actores.
Este enfoque corre del centro de la escena a las polticas de incentivo al desarrollo
local cuya concepcin del desarrollo implica
identificarlo directamente y exclusivamente
con la lucha contra la pobreza, mediante
prcticas asistenciales focalizadas compatibles con el ajuste estructural y reduciendo
los vnculos sociales a relaciones mercantiles (Lpez, 2015). Lo que propone este enfoque, en cambio, es un trabajo colectivo
739

Romn Fornessi

entre todos los habitantes de la comunidad


local para su desarrollo integral, considerando fundamental la importancia que el
entramado territorial encarnado en las organizaciones e instituciones tiene como portador de los proyectos de desarrollo local.
Existen posiciones desde las cuales se
plantea la necesidad de pensar el desarrollo
articulado con un fortalecimiento de la gobernanza local entendida a nivel municipal
(Carpio Martn y Romn Marugan, 2009).
En este sentido los autores diferencian la
idea de buena administracin municipal
de la de gobernanza, entendiendo a esta
ltima como la capacidad de articular horizontalmente bases de alianzas y redes coordinadas con el resto de la administracin,
combinando las practicas pblicas con las
privadas, empoderando a los ciudadanos,
reforzando la cultura de la colaboracin
y generando nuevas instituciones locales.
Esto est orientado a generar un clima de
confianza entre los distintos actores locales
eficaz para lograr gobernabilidad y legitimidad. La oportunidad de llevar adelante
esta tarea segn estos autores es mayor en
pocas de crisis, puesto que los gobiernos
locales son el espacio natural de gestin de
esa crisis por su cercana a las personas y
porque hay oportunidades para un desarrollo de base endgena a escala humana y
adems debido a que hay que construir de
abajo hacia arriba una nueva forma de civilizacin con otra relacin con el ambiente
y entre las personas.

Conclusiones
La primera reflexin que nos gustara aportar en este trabajo es que resulta
posible el desarrollo desde lo local en un
mundo crecientemente globalizado donde
los flujos comerciales y sociales estn en
constante trnsito espacial y virtualmen-

740

te. Para ello resulta fundamental recuperar


la categora de territorio como soporte de
esas vinculaciones entre los actores, entendidos no solo como productores de bienes
comercializables, sino tambin como generadores de vnculos sociales, culturales
y polticos en ese espacio. La proximidad
que brinda lo local es indispensable para
el inicio del proceso de constitucin de la
trama de valor, pero no debe perderse de
vista un horizonte mayor, generando interrelaciones a nivel regional, dentro de un
proyecto colectivo ms amplio. En este
sentido podemos pensar este proceso de
desarrollo desde adentro del grupo mismo,
brindndole primaca a las condiciones
endgenas de la comunidad, por ejemplo
las capacidades de sus miembros) por sobre los factores exgenos, como el capital
financiero y el cambio tecnolgico. El desarrollo local como lo entendemos en este
trabajo propone tambin como uno de sus
ejes la participacin democrtica de los
actores involucrados. En este punto cobra
mayor sentido la escala local en la cual se
piensa, puesto que por una cuestin de
proximidad espacial, resulta factible la presencia de todos los sujetos afectados en los
distintos procesos.
En conclusin, el desarrollo desde lo local
debe tener en cuenta las condiciones endgenas de las comunidades pero que tambin
se deben aprovechar aquellos elementos que
representan una ventaja para dicho proceso
dentro de la lgica global. Y para ello entendemos que el marco donde mejor podran encuadrarse estas prcticas es el brindado por
la economa social, desde donde se propone
una refundacin del mercado anclada en los
valores de la equidad, la justicia y la solidaridad entre los actores. A la vez, creemos que
estas prcticas promueven una movilizacin
conjunta contra hegemnicas, mxime ante
la reproduccin del sistema capitalista.

Apuntes para un abordaje de las dimensiones territorial y poltico-cultural del desarrollo local

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de agosto de 2015).

741

Estrategias tursticas municipales de planificacin


en Tandil. 2002-2012
Mara Manuela Blas y Guillermina Jacinto

Introduccin
La interpretacin del turismo como fenmeno capaz de producir procesos de
desarrollo se mantiene an vigente, a pesar
de que la experiencia de los ltimos cincuenta aos introdujo numerosos matices
al respecto. Dentro del conjunto de actores
involucrados, el Estado asume un rol fundamental en la definicin y gestin del proyecto de desarrollo turstico. Debe asegurar
que ste se oriente hacia la satisfaccin de
las necesidades de las poblaciones y el inters pblico, mediante el diseo e implementacin de estrategias que aborden las
mltiples implicancias del turismo desde
una perspectiva integral y comprehensiva.
La ineficiencia de la estructura estatal
centralista y grandilocuente que construy
el modelo de Estado proteccionista y las
contradicciones emanadas de la globalizacin, jerarquizan la importancia del anlisis
del accionar municipal, siendo asimismo el
mbito local donde en ltima instancia la
prctica turstica cobra sentido.
Este trabajo se desprende de la tesis de
grado en ejecucin Estrategias Pblicas
Tursticas a Escala Municipal. El caso de
Tandil. 2002-2012. El mismo destaca que
el destino Tandil evidencia el cambio en el
escenario turstico nacional, el cual marc
el contexto de posconvertibilidad cambiaria, iniciado a partir de 2002 con un rpido
crecimiento del turismo local mediante la
consolidacin en la agenda poltica municipal. De este modo, se pretende describir
las acciones tursticas municipales de planificacin y constatar si las estrategias aso-

ciadas al Plan Estratgico de Turismo Sustentable Tandil 2020, representaron una


innovacin en la gestin del destino.

Procesos estructurales en el marco de


una nueva etapa

Desde la dcada de 1970, la sociedad


comenz a transitar un proceso de mundializacin que, sustentado fuertemente en
la revolucin tecnolgica y especialmente
en el desarrollo de la informtica, las telecomunicaciones y los transportes, trastoc
las dimensiones econmica, institucional,
socio-cultural y fsico-ambiental (Bervejillo, 1996). En este contexto y en el marco
del agotamiento del modelo fordista, caracterizado por la elaboracin y consumo
de productos espacial y temporalmente
estandarizados, con fuerte degradacin
del entorno natural y deterioro social en
los mbitos subdesarrollados, el turismo
entr en una nueva etapa de su desarrollo. El nuevo escenario turstico posfordista
promueve una produccin flexible, dando
lugar a alternativas heterogneas que se
dirigen hacia una demanda altamente segmentada, que presenta asimismo renovadas y ms diversas motivaciones e intereses
(Osorio Garca, 2010).
En el marco de un mercado cada vez ms
amplio y sofisticado, la competitividad ya
no vendr dada por la posesin de ventajas
comparativas, sino por la adopcin de renovadas formas de organizacin y produccin, caracterizadas principalmente por la
incorporacin de innovaciones tecnolgicas, estndares y normas de calidad y es743

Mara Manuela Blas y Guillermina Jacinto

trategias de mercado. Los efectos causados


por la presin sobre el territorio del modelo
de ocupacin fordista y las exigencias de la
demanda hacia la calidad ambiental de los
productos, determinan que los nuevos procesos de produccin estimen sus implicancias ambientales y sociales, factor esencial
de competitividad (Osorio Garca, 2010).
De esta manera y teniendo en cuenta la
posicin de Lpez Palomeque (1997), en la
nueva fase del turismo, el espacio geogrfico asume una destacada relevancia en los
procesos de produccin y gestin turstica.
Cuando pareciera que los flujos y circuitos
mundiales trastocan los sistemas institucionales, los modos de producir, las culturas e identidades, el territorio recupera
un lugar destacado como mbito creativo,
dinmico, competitivo, generador de oportunidades. En Argentina, la derogacin de
la Ley de Convertibilidad a partir de enero
de 2002 favoreci las estrategias de desarrollo turstico que mltiples territorios locales adoptaron ante una realidad dominada por la exclusin social, asociada a las
polticas neoliberales de retiro estatal de la
dcada anterior. La desarticulacin de la
paridad cambiaria entre el peso argentino
y el dlar estadounidense, impact inmediatamente en la reorientacin del mercado turstico nacional desde la prctica del
turismo emisor hacia el interno (Wallingre,
2007). No obstante, por sus caractersticas
intrnsecas, el Estado, antes que retirarse
completamente, ha modificado sus instrumentos y formas de intervencin en pos de
un modelo relacional, de coordinacin con
la esfera privada y el tercer sector (Lpez
Palomeque, 1999).
En este sentido, para el anlisis de las
actuaciones del sector pblico en materia
de turismo, Velasco (2005), distingue las
funciones por l desempeadas y los objetivos perseguidos de acuerdo a las fases de
desarrollo turstico en el territorio. Su desarrollo, si bien es identificada como crono744

lgica, no se encuentra al margen de una


constante yuxtaposicin, asumindose con
el avance hacia el siguiente estadio lo desarrollado en el anterior.
En primera instancia, los inicios de la actividad turstica se corresponderan con una
funcin de estmulo, de provisin de infraestructuras y equipamientos bsicos, que
adems facilitarn el surgimiento de nueva
oferta turstica. Revert e Izard (2007), incluyen a las acciones relacionadas con la
proteccin y disfrute del patrimonio natural y cultural de una comunidad, mientras
que Zapatas Campos (2003) menciona el
estmulo al sector privado. En esta fase inicial de desarrollo de la actividad un segundo rol pblico es el de promocin, vinculado
a la difusin del destino pero tambin de la
actividad dentro del empresariado, siendo
los objetivos perseguidos durante la misma
de ndole econmica (incremento de ingresos y del empleo) y poltica (cultivo de los
intercambios). As, una vez que se ha logrado captar a los flujos tursticos, el Estado
se asumira como planificador, orientado
hacia la canalizacin de la demanda hacia
zonas con menos grado de desarrollo.
La accin de planificar comporta una
metodologa para la definicin de medios
y lneas de accin para el cumplimiento de
determinados objetivos previamente determinados, que actualmente es entendido como un proceso dinmico, flexible y
participativo (Lira, 2006; Fernndez Gell, 2007). Alcanzados un nivel y volmenes
tursticos determinados, se torna necesario
que se asuma una funcin de garanta, de
regulacin de los subsectores intervinientes en la actividad y de proteccin de la
demanda. Estimando que la evolucin del
turismo en el territorio trae consigo efectos
culturales y medioambientales negativos,
sto obligara al sector pblico a asumir
una funcin de coordinacin entre agentes e
intereses diversos que comienzan a entrar
en conflicto. A la actuacin conjunta con

Estrategias tursticas municipales de planificacin en Tandil. 2002-2012

la esfera privada, necesaria para la formulacin y ejecucin de estrategias tursticas,


Zapata Campos (2003) considera tambin
el alineamiento de las actuaciones al interior de las propias estructuras estatales, ya
sea de modo horizontal o vertical. Por ltimo, la funcin de armonizacin estima un
papel menos activo por parte del Estado
en relacin con el del mercado, cuestionndose si su intervencin es acorde con
el normal desenvolvimiento del mismo. En
conjunto, ambas se corresponden con la
ltima fase del desarrollo del turismo, en
la que el objetivo ya no ser de crecimiento
sino de adaptacin al mercado atendiendo
a la calidad (Velasco, 2005).

El Municipio

como planificador de la
actividad turstica: 2002-2012

Hacia 2002, Tandil presentaba cierto


posicionamiento turstico asociado al turismo religioso y de aventura, lo que estimul
a los actores locales a concebirlo como una
respuesta ante el estado de crisis generalizada y precipit, favorecido por la posconvertibilidad, el reposicionamiento del destino.
En este estado de situacin, la gestin
del turismo contempl en primera instancia dos estrategias de planificacin de
carcter eminentemente fsico. Un primer
conjunto de acciones consisti en la provisin y reacondicionamiento de infraestructura bsica y equipamiento turstico como
condicin para realzar los atributos de
atractividad y canalizar los flujos tursticos
hacia el Barrio de la Estacin Ferroviaria, la
zona norte de la ciudad, el Barrio Movediza
y el Lago del Fuerte. En adicin, en cada
uno de ellos se programaron complementariamente actividades recreativas, culturales y deportivas. A excepcin del ltimo
caso mencionado, en el que se pretendi
potenciar sus valores paisajsticos en pos
de transformarlo en el principal acceso a la
ciudad, se realiz una interpretacin simplista del turismo como herramienta de de-

sarrollo capaz de revertir automticamente


el deficiente dinamismo socioeconmico
de dichos espacios.
En segundo lugar, se incorporaron a la
oferta local nuevos circuitos tursticos. En
2002 y 2005 se disearon recorridos por
el espacio serrano con temtica religiosa,
y en el marco de la declaracin de Tandil
como Cuna de la Aviacin Latinoamericana, en
2010 se present el Circuito Turstico y Aeronutico de Tandil. ste pretendi capitalizar
la ventaja comparativa tandilense dada por
su fuerte impronta vinculada a la aviacin
militar y civil, no obstante, el conjunto de
los circuitos carecieron de consolidacin.
En el marco de estrategias ms complejas e integrales, en 2004 el Municipio firm
un convenio con la Facultad de Ciencias
Humanas de la Universidad Nacional del
Centro de la Provincia de Buenos Aires que
deriv en el desarrollo del Programa Turismo
Rural en Mara Ignacia y Gardey. Asociado al
posicionamiento alcanzado por el turismo
en la cabecera del partido como estrategia
de diversificacin econmica, el Ejecutivo
incorpor a los pueblos rurales en la agenda poltica y pretendi incentivar la actividad turstica en ellos como oportunidad de
desarrollo. El plan de trabajo comprendi
la realizacin de un estudio diagnstico, el
diseo de circuitos tursticos, la capacitacin de la poblacin local, la apertura de
centros de atencin turstica y el lanzamiento de sendas marcas de origen y calidad, entre otros aspectos. El conjunto de acciones
contemplaron las bases de futuras perspectivas tursticas en las localidades, pero su
continuidad se trunc en 2005 y la intervencin municipal se limit en lo sucesivo a la
provisin y acondicionamiento de espacios
pblicos e infraestructuras bsicas.
El Plan Estratgico de Turismo Sustentable Tandil 2020 (PETS) constituy la mayor apuesta de planificacin a largo plazo
del turismo. Se distingui asimismo por ser
un instrumento surgido en el marco de la
745

Mara Manuela Blas y Guillermina Jacinto

concertacin pblico-privada, bajo la figura del Instituto Mixto de Turismo como


rgano de gestin intersectorial de la actividad. En 2009 dicha entidad contrat
los servicios expertos del grupo Fundacin
Atlntica, que lider el proceso planificador.
ste incluy el relevamiento de datos mediante fuentes secundarias y primarias y la
realizacin de tres talleres de formulacin
participativa que involucraron a 40 representantes del sector pblico, prestadores,
organismos y comunidad educativa.
El documento se articul a partir de
cuatro ejes estratgicos -Desarrollo de la
Oferta, Calidad del Destino, Marketing Turstico y Gestin Institucional del Destino-,
materializados en estrategias y programas
de accin, y sustentados en ltima instancia en la visin definida para el destino:
ser un Tandil diferenciado y competitivo,
reconocido como marca registrada, que
mantenga la calidez y tranquilidad de pueblo que lo caracteriza, que sea un territorio
sustentable, sinnimo de excelencia de destino serrano, y que mediante consenso e
integracin de todos los sectores y actores
sociales provoque el desarrollo de un turismo responsable (Plan Estratgico de Turismo Sustentable Tandil 2020, 2010, p.6).
En relacin a las funciones del Estado en
turismo, se constat que las estrategias desarrolladas en el marco del PETS giran principalmente en torno al rol del Municipio
como promotor. Las acciones de difusin
del destino Tandil estaban basadas en la
gestin de notas y la presencia del destino
en los medios grficos, televisivos y radiales
nacionales ms importantes. El segundo
pilar de comercializacin ms importante
era la asistencia a ferias y exposiciones por
intermediacin de la Secretara de Turismo
y el Consorcio de Municipios Tursticos de
la Provincia de Buenos Aires. A partir de
la presentacin del PETS las acciones promocionales se mantuvieron en esta lnea,
orientadas hacia iguales mercados objeti746

vo y manteniendo las bases del posicionamiento en el mercado. La presencia local


en medios alternativos surgi entonces por
propuestas recibidas de las dependencias
de turismo nacional o provincial, y de organizadores de eventos promocionales.
Se renov asimismo la pgina Web de
Turismo, luego de los escasos aportes de
la versin desarrollada en 2004, conectada en 2011 con las cuentas oficiales en los
canales de Facebook y Twitter. Los aportes
genuinos se distinguieron por la presentacin de un sistema de informacin al turista a disposicin en las oficinas de orientacin ese mismo ao y el lanzamiento el
Cdigo QR Tandil Turstico en 2012. Estas
herramientas incorporaron al turismo al
proceso en curso de modernizacin de la
prestacin de servicios pblicos mediante
la incorporacin de tecnologa, iniciativa
del Intendente comunal.
El segmento de eventos, congresos y
convenciones fue a partir del 2009 la lnea
de diversificacin en la comercializacin
del destino seguida desde el IMT, cuando la
ciudad fue seleccionada por la Secretara de
Turismo bonaerense para incorporase a un
programa provincial en la materia. El PETS
recomend potenciarlo y, de esta manera,
a travs de la administracin provincial la
ciudad present su oferta en ferias y exposiciones especficas, como en las ediciones
2011 y 2012 de la Exposicin Internacional
y Encuentro Nacional de Organizadores de
Eventos y Turismo de Reuniones (Expoeventos), la exposicin ms importante del sector. En 2010 la Direccin de Turismo cre
el Manual de Servicios para Eventos, destinado
a organizar la oferta local pertinente y a fomentar as la realizacin de ese tipo de encuentros en la ciudad, a partir de facilitar la
organizacin de los mismos a potenciales
entidades o empresas interesadas. Para su
difusin, se public en la pgina web oficial de la dependencia municipal y se grab
en discos compactos. ste se complement

Estrategias tursticas municipales de planificacin en Tandil. 2002-2012

en 2011 con la presentacin de la Gua Virtual Gastronmica 2011-2012, que compil


la oferta de restauracin y, paralelamente,
el Municipio acompa y estimul la realizacin de eventos deportivos, culturales y
artsticos en la ciudad.
La sensibilizacin y concientizacin turstica de la poblacin local como faceta de la
promocin del turismo se identificaron en
el plan como prioridad. Con anterioridad,
la Direccin de Turismo haba desarrollado
talleres de sensibilizacin en establecimientos educativos y con actores directa e indirectamente relacionados con la actividad,
pero los esfuerzos resultaron aislados y espordicos. La recomendacin se evidenci
en 2010 con la implementacin de un concurso fotogrfico con motivos tursticos, reproducido en 2011, y el inicio del programa
Conociendo mi Tandil. Consistente en la organizacin de salidas guiadas a los principales atractivos, su mentora fue la Secretara
de Desarrollo Social, que lo concibi como
una herramienta de integracin social. Desde esta rea se convoc a su par de Desarrollo Econmico Local, y con el respaldo
del IMT y la participacin de la Asociacin
de Guas, se adopt anexamente como
una instancia de sensibilizacin turstica.
El organismo mixto acompa asimismo
en 2012 el ciclo Cultura en las sierras, ideado
por la Subsecretara de Cultura. Con el propsito de estimular el conocimiento de la
poblacin al respecto de los establecimientos de alojamiento ms identificatorios del
destino, implic la organizacin de presentaciones de stand up gratuitas en los complejos de cabaas.
La Direccin de Turismo reforz asimismo el apoyo logstico a la Semana del Turismo promovido por la Escuela de Educacin
Media N 1. Reconoci a su programacin
de charlas, talleres, coloquios, y exposiciones del trabajo desarrollado por los alumnos, como un aporte a la temtica. Esto
fue interpretado como un avance en la ar-

ticulacin con otros actores e instituciones


del Partido, apuntado en el eje estratgico
Gestin Institucional del Destino del PETS.
En relacin a la intervencin del Municipio como garante de las relaciones emergentes en el sistema turstico, en 2010 se
cre la Oblea de Exhibicin Obligatoria de Habilitacin de Establecimientos de Alojamiento
Turstico. La oblea se orient a facilitar la
identificacin de los establecimientos de
alojamientos habilitados en cumplimiento de las directrices del plan al respecto de
avanzar en la calidad del destino por medio
de la regulacin y fiscalizacin de la oferta
de este sector. El IMT y el Municipio desarrollaron asimismo una batera de acciones
para adecuar y controlar al empresariado
de acuerdo al marco normativo vigente,
implementndose campaas de inspeccin
y regularizacin y de concientizacin de la
demanda al respecto del componente de
seguridad que garantiza la contratacin
de servicios habilitados.
La cuestin constitua un reclamo histrico de los prestadores del servicio de
alojamiento, especialmente en la tipologa
de cabaas, a causa de los perjuicios ocasionados por la competencia desleal. Un
nuevo avance al respecto signific el acceso en 2011 al dominio de internet tur.
ar, por intermediacin de la Secretara de
Turismo provincial y a consecuencia de un
convenio por sta suscripto con su par de
Nacin y la Cancillera Argentina. La herramienta persigui asegurar en los municipios y agencias de viajes la confiabilidad
con respecto a la promocin, difusin de
la oferta y comercializacin de servicios tursticos por la Web, sin embargo en Tandil
no ha sido implementada.
En su rol de coordinador, el Municipio
concret dos acuerdos de articulacin
horizontal de contenido promocional, en
2011 con el Municipio de Tigre; y en 2012
con la Fundacin Fangio de la localidad de
Balcarce. El primero se limit a la difusin
747

Mara Manuela Blas y Guillermina Jacinto

sendas ofertas tursticas como alternativa


de marketing, mientras que el denominado
Circuito Turstico Serrano fue ms amplio
en su contenido. Dando cumplimiento a
la directriz que subrayaba la articulacin
regional como vehculo de fortalecimiento
del destino mediante ofertas complementarias, contempl promociones y descuentos en establecimientos gastronmicos,
alojamientos y actividades en Tandil y para
el museo y bar temtico de Balcarce.
Los sectores pblico y privado consensuaron proyectar a Tandil como un destino
asociado a la calidad como premisa fundamental para su posicionamiento en el
mercado. En conformidad al plan en 2011
se gestion ante las reas nacional y provincial de turismo la implementacin de
las Directrices de Accesibilidad en Alojamientos y
Servicios Tursticos en cabaas y hoteles. Fue
un intento de avanzar en los Programas de
accesibilidad a personas con capacidades distintas
y de buenas prcticas para prestadores tursticos,
pero a razn de los inconvenientes de adaptacin de los establecimientos no prosper.
En esta lnea, desde el Concejo Deliberante,
el IMT y la Direccin de Turismo se trabaj
asimismo en 2012 en la implementacin de
las Directrices de Gestin Turstica de los Municipios del Ministerio de Turismo de Nacin.
El acceso a dichas oportunidades no se
inscribe como instancias de coordinacin
vertical, sino con demandas para disponer
localmente de herramientas de cierto nivel
de complejidad tcnica. Por ende, constituyeron programas e iniciativas diseadas
por las reas de turismo provincial y nacional, ante los cual el rol de los actores loca-

les fue gestionar su aplicacin en destino.

Conclusiones
Las estrategias planificadoras encaradas
por el Municipio de Tandil variaron en sus
contenidos y objetivos en un gradiente de
complejidad. La dotacin de infraestructuras bsicas y de equipamiento turstico promovi una rpida incorporacin al
turismo de las reas menos dinmicas de
Tandil, desde una perspectiva lineal y de
subyacente automaticidad. Los circuitos
diseados no favorecieron el xito de ste
objetivo, en tanto incorporaron elementos
distintos en su diagramacin y carecieron
de continuidad.
Por otro lado, la fallida implementacin
del Programa Turismo Rural releg al plano
discursivo las oportunidades tursticas de
los pueblos rurales, aun cuando se haban
logrado cumplimentar las bases para su
desarrollo en la materia.
El PETS tambin fue limitado en su formulacin e implementacin. La participacin de la poblacin local en su confeccin
fue deficiente y las directrices desarrolladas
se centraron en la promocin y se inscribieron mayoritariamente en cuestiones ya
presentes en la agenda poltica turstica. En
trminos generales, las acciones desarrolladas resultaron inconexas y asistemticas
que respondieron a las oportunidades del
momento. Finalmente, la transversalidad
que en l adquiere la calidad se inscribe en
una intervencin municipal que no contempla la pasividad de la armonizacin
sino que pretende asegurar la competitividad y sustentabilidad del destino.

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749

La complejizacin de la produccin como instrumento


para el desarrollo local. El caso del sudoeste
de la provincia de Buenos Aires
Patricio Narodowski y Matias Remes Lenicov

Introduccin
En las ltimas dcadas se ha acelerado
en forma notable el cambio tecnolgico en
la economa mundial, dando lugar a nuevas actividades ms complejas y a nuevas
formas de producir, transmitir, distribuir y
consumir bienes, servicios y conocimientos, as como a una profunda reestructuracin de las actividades existentes. Este
proceso plantea oportunidades y desafos
a los pases que, como el nuestro, estn
por detrs de la frontera tecnolgica internacional pero que se proponen y logran
ir reduciendo la brecha que los separa de
esa frontera para lograr un desarrollo econmico y social sustentable.
En la Argentina y ms precisamente en la
provincia de Buenos Aires, se ha intentado
promover la intervencin territorial con el
fin de promover y/o potenciar acciones de
desarrollo econmico local, y generar una
mayor complejidad.
A lo largo del presente, se intentar
determinar y definir diferentes criterios
para comprender complejidad, innovacin y desarrollo local. Acto seguido, se
intentar dilucidar cul fue el camino seguido por la poltica nacional, provincial
y municipal del sudoeste bonaerense,
que estuvieron alineadas con esa definicin y bsqueda de desarrollo. Posteriormente, se intentar determinar si las
mismas tuvieron xitos o no, para entender si el proceso fue exitoso.

1) Reestructuracin

de las actividades
existentes en bsqueda de complejidad,
innovacin y desarrollo local

1.1. La visin del desarrollo y el territorio


El desarrollo econmico de un territorio (regiones, localidades o ciudades)
refiere a un proceso endgeno de acumulacin de capital que depende del
desarrollo del potencial del sistema productivo local que, a su vez, depende de la
capacidad empresarial local, de la forma
en que los empresarios se organizan para
producir, de la introduccin y difusin
de innovaciones, del rol de las economas de aglomeracin (asociado al papel
de las ciudades del territorio y sus zonas
de influencia) y del marco institucional
donde todo esto ocurre.
A partir de la definicin adoptada, se
pueden hacer abstraccin de 4 factores
que se consideran claves para el desarrollo econmico de un territorio: la innovacin, la organizacin de la produccin,
las economas de aglomeracin urbana y
las instituciones.
La importancia del territorio en el desarrollo de las actividades productivas
ha sido puesta en evidencia por los primeros modelos de la economa espacial,
como el trabajo de Von Thunen en 1826
(Keilbach, 2000). Ms recientemente, en
los aos 80, autores como Beccatini, Fa,
Scott y Vzquez Barquero entre otros (Vzquez Barquero, 2002), ponen nfasis en

751

Patricio Narodowski y Matias Remes Lenicov

los sistemas de pequeas y medianas empresas y en las economas de red en el territorio. Por su parte, Aydalot (1986) y los
investigadores del Groupe de Recherche
Europen sur les Millieux (GREMI) plantean que el desarrollo es consecuencia de
la introduccin de innovaciones en un proceso que tiene un fuerte carcter territorial,
y que se produce como consecuencia de la
interaccin entre empresas en el entorno
en que estn insertas.
Stohr (1981) y Arocena (1995) ponen
nfasis en la participacin de los actores
locales, planteando estrategias de abajo
hacia arriba, dando oportunidad a los individuos, grupos sociales, organizaciones e
instituciones locales, de aprovechar y realizar sus potencialidades.
A partir de los distintos aportes que han
reivindicado la importancia de considerar
el carcter territorial y endgeno de los
procesos de desarrollo econmico, se puede decir que se ha ido conformando una
visin que logra superar las limitaciones
de la economa tradicional para entender
los procesos de desarrollo econmico regional y local. Desde el punto de vista de
esta bibliografa el territorio es produccin
y hbitat. Es el conjunto de la poblacin,
los empresarios y la economa popular. Por
eso la infraestructura para el desarrollo
debe incorporar estos objetivos y a estos
actores. Lo mismo los servicios que operan
esas infraestructuras.
1.2. La

cuestin de la infraestructura para el


desarrollo

Es posible definir a la infraestructura


como el conjunto de estructuras de ingeniera e instalaciones (de larga vida til)
que constituyen la base sobre la cual se
produce la prestacin de servicios considerados necesarios para el desarrollo de
fines productivos, sociales y personales
(BID, 2010). Por infraestructura pblica se
entiende la obra y servicios que son nece752

sarios para el funcionamiento de la economa y el territorio. La infraestructura econmica se refiere al agua y saneamiento,
transporte, telecomunicaciones, energa, y
gas natural que prestan un servicio al pblico. La infraestructura social comprende
escuelas, hospitales, vivienda social, bibliotecas, prisiones, y cuestiones que contribuyen al medioambiente.
Todas estas infraestructuras cumplen un
rol clave en mejorar la calidad y bienestar
de la poblacin. Los habitantes de las ciudades quieren un mejor transporte pblico
porque menos tiempo de espera, menos
estrs, ms tiempo para las cosas importantes de la vida. La poblacin requiere
tambin ms y mejores espacios destinados a la educacin y a la salud, porque son
servicios vitales para mejorar la calidad de
vida de la persona y de la sociedad, como
as tambin de lugares de esparcimiento,
recreativos y culturales, etc.
Si bien no es condicin suficiente, resulta claro que la infraestructura es una condicin necesaria para el desarrollo, tanto
en lo que respecta a la competitividad de
la economa como a la calidad de vida de
la poblacin. La infraestructura es tambin
un importante factor de cohesin econmica y social, de vertebracin del territorio,
integracin espacial y mejora de la accesibilidad. En el tratamiento de los temas
de infraestructura y servicios relacionados
suele producirse una confusin conceptual,
especialmente cuando se hace referencia al
carcter pblico de estos servicios, debido
a que este trmino admite diferentes acepciones. Esto se traduce en la proliferacin
de trminos tales como servicios bsicos,
servicios de inters pblico, servicios de
utilidad pblica y servicios pblicos domiciliarios, que no necesariamente tienen el
mismo significado (CEPAL, 2004).
1.3. La nocin de complejidad es pos del desarrollo
Una forma de describir el sistema pro-

La complejizacin de la produccin como instrumento para el desarrollo local. El caso...

ductivo es decir que las cosas se hacen


con mquinas, materias primas y mano de
obra. Otra forma es hacer hincapi en que
los productos se hacen con el conocimiento. Esto condice con la idea que entre los
pases del mundo se encuentran dispersos
grandes cantidades de conocimientos. Las
computadoras nos dan conocimientos sobre teora de la informacin, electrnica,
plsticos, mientras que gracias a las frutas
y cereales tenemos miles de aos de experiencia en la domesticacin de plantas y
animales as como el conocimiento de la logstica, la refrigeracin, control de plagas,
la seguridad alimentaria y la conservacin
de los productos frescos. La incorporacin
de conocimiento en productos requiere
que las personas posean una comprensin
prctica de esa nocin.
El secreto de las sociedades posmodernas no es que cada persona tiene conocimientos mucho ms productivos que los
de una sociedad ms tradicional. El secreto de la posmodernidad es que utiliza
colectivamente grandes volmenes de conocimiento, mientras que cada uno de los
individuos tiene slo algunas cosas de l
(Moguillansky y Devlin, 2011).
La complejidad econmica se expresa
en la composicin de la produccin productiva de un pas y refleja las estructuras
que emergen de tener y combinar el conocimiento. Economas complejas son aquellas que pueden tejer grandes cantidades
de conocimiento relevante en conjunto, a
travs de grandes redes de personas, para
generar una mezcla diversa de productos
intensivos en conocimiento. Las economas
menos complejas, en contraste, tienen una
estrecha base de productiva conocimiento
y producir menos y ms simples productos,
los cuales requerir bandas ms pequeas
de la interaccin. Dado que los individuos
estn limitados en lo que saben, la nica
manera posible ampliar su base de conocimientos es, al facilitar la interaccin de

los individuos en cada vez ms complejas


redes de organizaciones y mercados. El aumento de la complejidad econmica es necesario para que una sociedad sea capaz
de mantener y utilizar un mayor cantidad
de conocimiento productivo, y podemos
medirla de la mezcla de productos que los
pases son capaces de hacer (Hausmann e
Hidalgo, 2011).

2) La intervencin territorial en la
Argentina y en la provincia de Buenos
Aires con el fin de promover y/o potenciar acciones de desarrollo econmico
local, y generar una mayor complejidad

2.1. El sistema nacional de innovacin


Para que la economa consolide sus capacidades de crecimiento y generacin de
empleo, el desarrollo de un entramado industrial slido y dinmico, con capacidades innovativas permanentes, representa
un elemento de gran aporte sobre el cual
se puede apoyar la estructura econmica.
Esto requiere el desarrollo de polticas industriales amplias y con capacidad de readaptacin al escenario cambiante.
El Sistema Nacional de Innovacin (SNI)
vigente en la Argentina pretende abordar
de manera integral el vasto conjunto de
factores que interactan en los procesos
de cambio tecnolgico y organizacional y
que inciden en el ritmo de crecimiento, la
orientacin del desarrollo, y la difusin de
nuevas prcticas productivas en el territorio nacional. En su acepcin ms amplia,
el SIN comprende todos los elementos que
contribuyen al desarrollo, introduccin,
difusin y uso de innovaciones, por lo que
incluye a las empresas productoras, el sistema educativo (particularmente universidades e institutos tcnicos), los laboratorios y centros de investigacin pblicos y
privados, el sistema financiero, las instituciones o agencias pblicas de promocin
de la CTI, etc. Este SIN coloca el nfasis
753

Patricio Narodowski y Matias Remes Lenicov

en el impulso de polticas industriales, de


ciencia y tecnologa, as como educativas y
sociales, y en el desarrollo de diversos instrumentos de apoyo por parte de los distintos ministerios y dependencias estatales
nacionales, provinciales y municipales que
promueven a las medianas y pequeas empresas, y fomentan la capacitacin, el empleo y el cooperativismo.
La provincia de Buenos Aires, por su parte, implementa polticas productivas que
promueven procesos locales de innovacin,
proyectos de desarrollo local y planeamiento estratgico, a la vez que cuenta con distintos programas de apoyo a las PyME.
2.2. Polticas industriales, de Investigacin
Desarrollo (I+D) y de desarrollo local

El actual escenario mundial en el que


la economa debe desenvolverse, requiere
que la misma cuente con capacidades de
adaptacin permanente, atributo que ms
difcilmente pueda lograrse por la accin
de los privados en economas en desarrollo, considerando los bajos niveles de inversin en Investigacin y Desarrollo (I+D)
que se producen, por diferentes motivos,
desde los mismos.
Para que la economa consolide sus capacidades de crecimiento y generacin de empleo, el desarrollo de un entramado industrial
slido, dinmico y competitivo, con capacidades innovadoras permanentes, representa
un elemento de gran aporte sobre el cual se
puede apoyar la estructura econmica.
La intervencin pblica para lograr desarrollar el sector industrial, requiere el
desarrollo de polticas amplias para el sector y con capacidad de readaptacin a un
escenario cambiante. Las mismas deben
contener un objetivo claro al cual apuntar,
adems de contar con un diagnstico real
del contexto en el que se pretende lograr
este desarrollo, ya que en funcin de ello se
derivarn los lineamientos y acciones que
resulten ms apropiados para aumentar
754

las probabilidades de xito.


Dentro de las polticas de desarrollo industrial, el impulso de las inversiones en
Investigacin y Desarrollo (I+D), emerge
como un elemento fundamental para lograr alcanzar una slida competitividad. El
rol del sector pblico en el impulso de las
inversiones en I+D se puede producir tanto
de manera directa, invirtiendo recursos en
I+D segn objetivos especficos, como de
manera indirecta a travs de diversos programas de estmulo para el desarrollo de
este tipo de inversiones (programas de financiamiento, beneficios impositivos, etc.).
Por otra parte, crece la importancia de la
cooperacin entre las instituciones de I+D
y el sector productivo para generar mayores innovaciones tecnolgicas. Este tipo de
desarrollos industriales demanda mano de
obra de mayor calificacin, lo cual mejora
los incentivos para los recursos humanos y
deriva en un crecimiento en los niveles de
ingreso de la poblacin.

3) El caso de los municipios del sudoeste provincial. Casos exitosos y los que
no lo fueron

3.1. Estructura

productiva

del

sudoeste

bonaerense

El rea est ubicada en el sur-oeste del


territorio bonaerense y abarca los municipios de Baha Blanca, Coronel Rosales,
Coronel Surez, Patagones, Puan, Saavedra, Tornquist, y Villarino. La regin cuenta
con una poblacin de 512.480 habitantes
(Censo 2010), representando el 3,3% de
la poblacin provincial. El 58,8% de la poblacin habita solamente en Baha Blanca.
Con una baja densidad en la regin, este
municipio aparece como el principal ncleo de poblacin.
La regin tiene bajo aporte al Producto
Bruto Geogrfico (PBG, 2003) de la provincia (4,2%). All se produce principalmente trigo, girasol, cebolla, zapallo, vid,

La complejizacin de la produccin como instrumento para el desarrollo local. El caso...

alcaparras, ciboulette, hierbas aromticas


y olivos para aceite; se cra ganado vacuno
y ovino. Esto representa el 18,4% del PBG
regional. Asimismo la industria manufacturer, impulsada por el sector petroqumico, representa el 22,4% del PBG regional.
Tambin hay un importante porcentaje de
turismo rural y de aventura.
Dentro del PBG del rea, el partido de
B. Blanca posee 56,3% del mismo. Dentro
de la regin Sudoeste, la subregin portuaria (Patagones, Villarino, C. Rosales, y
B. Blanca) es la generadora del 73,7% del
PBG regional, y la subregin norte genera
el 26,3% del PBG regional.
La actividad agrcola ganadera representa
ms del 30%, del PBG municipal en casi todos los partidos de la regin Sudoeste. Slo
en Baha Blanca, y Coronel Rosales, municipios portuarios, la actividad agrcola ganadera es de baja representatividad. El cultivo
de trigo y girasol son de mucha importancia,
aunque en cantidad de tierras destinadas, la
soja ha ganado mucho terreno.
En Baha Blanca se desarrolla la actividad
pesquera aprovechando el puerto con que
cuenta el partido, pero las capturas pesqueras realizadas representan menos del 2% del
total de los puertos provinciales y explica
apenas el 0,1% del PBG de esta jurisdiccin.
Las actividades econmicas en la regin
se encuentran, en varios casos, en conflicto entre s. El desplazamiento que la agricultura est generando sobre la actividad
pecuaria se suma el conflicto entre la actividad pesquera y la petroqumica que afecta
la calidad de los recursos pesqueros.
El sector industrial dentro de la regin explica el 18,2% del PBG. Sin embargo, esta
representatividad no es homognea entre
los partidos que componen la regin, sino
por el contrario, el desarrollo industrial en
la regin observa una alta concentracin
en trminos territoriales y sectoriales. Si se
analiza la evolucin de los niveles de industrializacin en los partidos de la regin, rela-

cionando los ocupados en las industrias y la


poblacin total. Baha Blanca, con el 32,1%,
Coronel Surez (22,5%) y Saavedra (14,9%),
son los municipios con mayor injerencia de
la manufactura sobre el PBG. En el resto de
los partidos los niveles de industrializacin
son poco relevantes segn los datos de la
Direccin Provincial de Estadstica.
Dentro de las manufacturas de la regin Sudoeste, la fabricacin de productos de la refinacin del petrleo y la fabricacin de sustancias qumicas bsicas
son los sectores principales, los cuales generan casi el 80% del VAB manufacturero
de la regin. Ello evidencia, por un lado,
la concentracin del desarrollo manufacturero en torno a un sector productivo, al
tiempo que plantea algunas limitaciones
que provocan desequilibrios en trminos
del desarrollo de otros sectores y falta de
complejidad productiva.
En la regin se contabilizan dos parques industriales (Baha Blanca y Coronel
Surez) y ocho distritos industriales consolidados. En los parques industriales hay
ms de 60 firmas, mientras que los distritos
consolidados hay ms de 105 PyMEs.
Resulta interesante notar los sectores
en los que se han desarrollado los distritos industriales, los cuales generan un impacto positivo en el resto de la economa
generando efectos derrame y desarrollo
tecnolgico.
En la regin se observan importantes vas
de comunicacin que otorgan un buen nivel
de conectividad, en particular ligadas al partido de Baha Blanca, pero regular en aquellas localidades ms alejadas de los nodos
multimodales como Patagones y Villarino.
En Baha Blanca convergen las Rutas Nacionales N 3 (tramos norte y sur), 33, 35, 229
y 252, y la Ruta Provincial N 51, que sirve
de nexo con la regin. Se observa un trnsito intenso tanto en la Ruta 3 como en la 33
en B. Blanca principalmente y tambin en C.
Rosales, Tornquist y Saavedra.
755

Patricio Narodowski y Matias Remes Lenicov

3.2. La estructura productiva de Baha Blanca

4) Conclusiones

Baha Blanca es considerada una ciudad en vas de industrializacin. A pesar


de la existencia del polo petroqumico, no
observa una estructura industrial diversificada que le permita ser apoyo para el resto
de los sectores productivos. Las dos actividades industriales ms importantes de la
regin son, la petroqumica (concentrada
en Baha Blanca) y la de alimentos y bebidas, aunque la importancia relativa de estos sectores en la Provincia es baja dentro
del total del PBG.
A pesar de la alta representatividad de
la actividad industrial de Baha Blanca a
nivel regional, la misma no ha logrado generar una expansin de la industria de la
regin Sudoeste, caracterstica que refleja
las limitaciones en la regin. Otro elemento que se aprecia es la baja industrializacin en torno al complejo agrcola-ganadero, lo que da cuenta de los problemas
de las manufacturas para desarrollarse a
pesar de contar con materia prima para la
generacin de valor.
En el polo petroqumico de Baha Blanca se destila el 4% del petrleo total destilado a nivel nacional. Entre las compaas
del complejo se encuentran Profertil S.A.,
Transportadora de Gas del Sur (TGS),
PBB Polisur SA (etileno y polietilenos),
Solvay Indupa y Compaa Mega. En los
ltimos aos, el Polo Petroqumico ha experimentado una fuerte expansin en algunas lneas de produccin, tales como la
de fertilizantes y la de materias plsticas y
tiene posibilidades de continuar creciendo
tanto hacia el mercado interno (sustituyendo competitivamente importaciones)
como hacia el mercado externo. Esto ha
sido fundamental en cuanto al volumen
de ventas a los pases del Mercosur, con
fuerte incidencia sobre B. Blanca y zona
de influencia.

Esta regin ms all de Baha Blanca,


tiene un fuerte perfil agropecuario, pero
con gran ausencia del sector transformador. A su vez el Polo Petroqumico de Baha
Blanca, constituye una cadena productiva
integrada. A partir de las actividades madre
pueden identificarse varios eslabones productivos, que conforman una red horizontal (entre esas mismas actividades) y vertical (con otros sectores productivos). Sin
embargo, por el altsimo grado de integracin que existe entre los eslabones es escasa
la interaccin interempresarial de los grandes actores del mismo con las pequeas y
medianas industrias locales, lo que establece una traba para el desarrollo endgeno
de la regin, el cual se debe intentar revertir
mediante una articulacin ms profunda y
fructfera con el resto del entramado productivo de los otros municipios.
La intervencin pblica para lograr un
mayor desarrollo del sector industrial, requiere de polticas amplias para cada sector
y con capacidad de readaptacin a un escenario cambiante. Las mismas tienen que
tener objetivos claros a los cuales apuntar,
adems de contar con un diagnstico real
del contexto en el que se pretendi lograr
este desarrollo, ya que en funcin de ello
se establecen los lineamientos y acciones.
Sin embargo, si bien se ha intentado por
diferentes mecanismos diversificar la matriz productiva bonaerense, generar mayor
valor agregado y lograr un equilibrio territorial, la complejizacin e innovacin no
ha logrado trascender de manera notoria
porque es un proceso que requiere tiempo,
y continuidad en las polticas.
Los desequilibrios territoriales se expresan en numerosas localidades de la provincia de Buenos Aires, delimita la gestin del
desarrollo local. Las sociedades y territorios

756

y propuestas para
complementar o mejorar las polticas
actuales

La complejizacin de la produccin como instrumento para el desarrollo local. El caso...

en desarrollo se caracterizan esencialmente


por su insuficiente articulacin productiva,
la cual debe ser encarada de forma ms
eficiente si se contextualizan las diferentes
situaciones y problemas tecnolgicos y de
capacitacin de recursos humanos, para
lograr dotar a los diferentes entornos territoriales de elementos capaces de promover las innovaciones necesarias. Sabido es
que la infraestructura en red facilita fuertes
ventajas productivas, y para el desarrollo

humano con relacin a empresas que concurren aisladamente. Sin embargo puede
observarse que en una visin amplia de
infraestructura la brecha entre el Sudoeste
Bonaerense y el conglomerado del GBA se
ha profundizado, dejando al descubierto
cuestiones que requieren prontas soluciones. En lo analizado hasta aqu se observa
que mantener este desequilibrio del hbitat
e infraestructura sin duda pone en riesgo la
integridad territorial en el largo plazo.

Bibliografa
Arocena, J. (1995). El desarrollo local: un desafo contemporneo. Caracas: Centro Latinoamericano de Economa Humana,
Nueva Sociedad.
Aydalot, P. (1986). Milieux innovateurs en Europe. Pars: GREMI.
BID (2010). Panorama de la efectividad en el
desarrollo. Washington, D.C.: BID.
CEPAL (2004). Desarrollo de infraestructura
y crecimiento econmico: revisin conceptual.
Octubre 2004
Hausmann, R. e Hidalgo, C. A. (2011).
Country Diversity, Product Ubiquity
and Economic Divergence. CID Working
Paper 201 (2011)
Keilbach, M. (2000). Spatial Knowledge Spillovers and the Dynamics of Agglomeration

and Regional Growth. Heildelberg, Alemania: Ed. Physica-Verlag.


Moguillansky y Devlin (2011). Breeding Latin American Countries: Operating Principles
for Rehabilitating Industrial Policies. CEPAL,
Banco Mundial.
Stohr, W. B. (1981). Developmen from
below: the bottom-up and periphery in
Ward development paradigm. En: Stohr
y Taylor (Eds.) Development from Above or
Below? (pp. 39-72). Chichester, J. Willey
and Sons.
Vzquez Barquero, A. (2002). Crecimiento
Endgeno o Desarrollo Endgeno. En:
Becattini, Costa, Trulln (Eds.) Desarrollo local: Teoras y Estrategias (pp. 83-104).
Madrid: Civitas

757

Propuesta de creacin de una albfera artificial para la


generacin de energa y creacin de nuevos
asentamientos humanos
Luis Alberto Bertani, Paloma Martnez Fernndez,
Mara de los ngeles Tesoniero y Matas Caso

Introduccin
Albfera (del rabe al-buhayra, el marecito) constituye una extensin de agua salada
o semisalada aislada del mar por una lengua
o cordn de arena, pero en comunicacin
con el mar por uno o ms puntos. Existen
varios casos a nivel mundial, y en nuestro
pas el ejemplo tpico, aunque no el nico,
lo constituye la laguna de Mar Chiquita localizada al Norte de Mar del Plata. En este
lugar, por efecto de las mareas, cada 6 horas y unos 20 minutos (la duracin de cada
ciclo de marea), el agua del mar ingresa o
egresa a la laguna a travs de un estrecho,
movilizada por la pleamar o la bajamar.
La propuesta para producir energa a
partir de una albfera artificial consiste en
reproducir el fenmeno natural descripto,
pero con intentos de maximizar dos de los
factores que tendrn incidencia en la generacin de energa: la amplitud de mareas y el
tamao del lago (albfera) a conectar con
el mar. Con esta finalidad se han analizado:
el comportamiento de las mareas en el litoral patagnico y la existencia de depresiones
absolutas prximas al mar, con el objetivo
de unir ambas partes, a travs de un canal
por donde el agua circule en pleamar en un
sentido y en bajamar, en otro. Esto permitir la generacin de energa elctrica.
Este tipo aprovechamiento puede encuadrarse en una variante de la energa
mareomotriz y constituye una innovacin,
ya que no se tiene referencias de su aplicacin en otros lugares del mundo. Particularmente por sus condiciones naturales,
la Patagonia argentina presenta innumera-

bles ventajas, las cuales podran convertir


un caso indito a escala mundial, donde se
utiliza esta forma de aprovechamiento.
Para la conexin maralbfera artifical
mar, se prev un diseo de canales a cielo abierto y de tneles para el aprovechamiento de las mareas locales, quedando un
circuito hidrulico mar-canal-tneles-lago
hasta la abfera artificial de El Gualicho.
De esta manera se generara un lago interior de unos 1.234 km2 tomando como
referencia la cota 0 del gran Bajo del Gualicho. Dicho lago tendra una longitud de
unos 80 km y un ancho medio de unos 20
km. Sera el lago artificial ms grande del
pas ya que hasta ahora lo es el Lago Ramos Mexa, de la Central El Chocn, con
una superficie aproximada de 830 km2.
En la presente propuesta se han previsto los canales entre el mar y una cota de
20 m (10 a 15 km de longitud). Una vez
alcanzada la misma, la conectividad con el
lago se llevar a cabo a travs de tneles
(de unos 20 a 25 km de extensin) hasta
alcanzar nuevamente la cota de 20 m (interior). Desde este punto hasta el lago nuevamente, el agua circular por canales a cielo
abierto (1 a 5 km de largo).
En el esquema de la Figura N 2 se resume el diseo propuesto. Las medidas de
cada tramo dependern de la localizacin
de los canales y tneles previstos. Ms abajo
se detallan las dimensiones de tres transectas propuestas, aunque existen otras posibles. Se han evaluado tres localizaciones de
canaltnelcanal, las cuales se detallan en
la Tabla 1 y en las figuras que la preceden.
759

Luis A. Bertani, Paloma Martnez Fernndez, Mara de los ngeles Tesoniero y Matas Caso

Figura 1. Localizacin del Bajo del Gualicho

Figura 2. Modelo general propuesto

Tabla 1. Dimensiones de transectas

Figura 3. Lago a nivel cota 0 con una superficie alrededor de 1234 km2,
aprox. 1,5 veces el rea inundada por el lago Ramos Mexia (El Chocn)

760

Propuesta de creacin de una albfera artificial para la generacin de energa y...

Figura N 4. Diseo de canales a cielo abierto y tneles

El modelo de aprovechamiento prev la


utilizacin de turbinas del tipo hidrocinticas en los canales a cielo abierto y la disposicin de turbinas tipo bulbo en la entrada del
canal y/o al ingreso de cada uno de los tneles. Sin embargo, debe quedar claro que
esta distribucin de equipamiento hidrulico no debe considerarse definitivo, ya que se
evalan otras opciones que puedan maximizar el aprovechamiento de este sistema.
Nuestro pas actualmente no produce
energa mareomotriz, pese al enorme potencial disponible. Existe un proyecto que data
de mediados del siglo pasado para producir energa. El mismo une el Golfo San Jos
con el Golfo Nuevo en el Istmo Ameghino.
Otra alternativa, tambin en la Pennsula
Valds, propone el cierre del Golfo San Jos,
a travs de un dique de unos 6 kilmetros
de extensin, el cual permitira aprovechar
la importante amplitud de mareas de este
sitio, en un rango de 6,11 metros (Chingotto, 2006). Estos proyectos han sido desechados debido al alto impacto ambiental
en un rea considerada Patrimonio de la
Humanidad, entre otras razones.

El actual escenario de una creciente demanda de energa, sumado a la evolucin


de la tecnologa y los nuevos materiales,
plantea la posibilidad de aprovechamiento
de nuevos emprendimientos. Varios de estos se proponen en este trabajo, los cuales
pueden ofrecer alternativas para alcanzar
el autoabastecimiento energtico.

Potencia instalada
Se han evaluado distintas alternativas a
partir del diseo de funcionamiento propuesto. Es decir cada 6 horas y 20 minutos,
el agua del mar ingresara hacia el lago a travs de canales y tneles; y luego en sentido
contrario. Hasta el presente, las alternativas
evaluadas hacen viable el proyecto desde el
punto de vista de la generacin energtica.
Cada canal, que incluso podra superar los
200, generara como mnimo unos 157 MW
(Tabla N 2). No obstante, continan con
estudios que contemplen otras alternativas,
las cuales permitan maximizar los valores
calculados hasta el momento y la complementariedad con la instalacin de turbinas
elicas en los sectores altos del perilago.

Tabla 2. Clculo de potencia instalada por canal

761

Luis A. Bertani, Paloma Martnez Fernndez, Mara de los ngeles Tesoniero y Matas Caso

Evaluacin de tierras con propsito de

Delimitacin de una franja costera

futuros asentamientos humanos

Se considera como punto de referencia


la cota 0, alrededor del bajo (futuro lago),
coincidente con el nivel del mar. A partir
de este nivel se consider un nivel mximo
de aumento del nivel (en caso de pleamares
extremas) de 5 metros. A esto se le agreg
unos 3 metros para resguardar de los efectos de crecidas por oleaje en das de fuertes
vientos. Si se considera una pendiente media del 1,5 %, horizontalmente esta franja
oscilara en unos 200 metros.
En principio, este anlisis puede apreciarse como exagerado. No obstante, este
sector podra ser utilizado para actividades
que no ofrezcan riesgos en caso de crecidas, tales como caminos, parques, reas
recreativas, entre otros. A partir de la cota
de 8 metros se consider una franja alrededor del futuro lago que llegar, en esta primera instancia, hasta la cota de 38 metros
(30 metros de desnivel). Horizontalmente
significar entre unos 2 a 2,5 kilmetros,
sobre la base de la pendiente promedio.
De esta manera, la propuesta se basa en
una superficie potencial que oscilar entre
37.400 y 46.700 hectreas en torno al lago.
Esta delimitacin entre la cota de 8 y 38
metros constituye una primera propuesta,
pero ser posible, en el futuro expandirla,
hacia cotas superiores sin mayores problemas, salvo la existencia de alguna dificultad particular del terreno (barrancos, afloramientos rocosos, etc.). As, si aumenta la
cota de origen, ms alejada quedar respecto a la costa del futuro lago erigido en
el atractivo paisajstico que por excelencia
tiene el lugar. Por ejemplo, si se considera una pendiente media de 1,5 %, entre la
cota de 38 metros y la de 50 metros (12
metros de desnivel) habr una distancia de
unos 800 metros horizontales.
Sin embargo, un inconveniente al que
est expuesta esta alternativa, es que a cotas ms altas, el impacto de los vientos sobre los asentamientos es mayor.

Adems de la generacin de energa,


principal objetivo del proyecto, esta obra
producir una modificacin del paisaje
que ampliar las oportunidades turstico-recreativas en la regin. A largo plazo
y con la infraestructura adecuada, los sectores ms favorables del perilago podrn
ser urbanizados, dando lugar a la creacin
de nuevos asentamientos, clubes e instalaciones deportivas.
La Figura 6 muestra el sector ms favorable para el asentamiento poblacional en el
sector norte, que presenta un rea de pendientes suaves localizada en el piedemonte
y limitado por las barrancas del Gualicho.
En cambio, en el centro del sector se localizan dos redes de drenaje temporario que
configuran un terreno ms deprimido. En
ste deber restringirse la instalacin de
viviendas, y promocionarse el destino a espacios recreativos y de forestacin. El perfil
costero del rea se percibe como muy favorable para la generacin de playas, ya que el
relieve actual determinara una formacin
de baha. En el lugar, las corrientes de agua
impulsadas por los vientos del Oeste veran
reducida su fuerza, y as se favorecera la
decantacin y acumulacin de sedimentos
finos. Por ende, estas playas tambin seran
favorables por su orientacin, ya que esta
baha estara al reparo de los vientos.
De esta forma, los nuevos procesos
hdricos provocados por la creacin de una
albfera artificial construiran un paisaje
distinto con diversidad de componentes y
alto grado de singularidad y naturalidad,
atributos insoslayables para jerarquizar el
rea como recurso natural turstico.
Para la seleccin de reas y con el objetivo de realizar propuestas de futuros
asentamientos humanos en los sectores
costeros del lago, se consideraron los siguientes condicionantes afines a la seleccin de los mejores sitios.
762

Propuesta de creacin de una albfera artificial para la generacin de energa y...

Vientos dominantes
Los vientos representan un condicionante de gran importancia en la Patagonia argentina. En consecuencia, las localizaciones
siempre privilegian aquellas reas que estn
al amparo de los vientos dominantes, en
este caso el oesteoeste noroeste, de acuerdo a la rosa de los vientos (Figura N 5). Es
decir, representan un condicionante para la
habitabilidad de un lugar, aunque no significan un impedimento definitivo en la radicacin de viviendas. Existen alternativas de

atenuacin, como las barreras con rboles,


que mejoran las condiciones de habitabilidad de los sitios expuestos a los vientos.
Teniendo en cuenta los vientos dominantes y las caractersticas morfolgicas,
se han determinado sectores con distinta
aptitud para futuros asentamientos humanos (Figura 6):
~~Muy favorable
~~Favorable
~~Desfavorable
~~Muy desfavorable

Figura 5. Rosa de los Vientos de San Antonio Oeste

Fuente: elaboracin personal


Figura 6. Sectores con distinta aptitud para asentamientos humanos en el futuro perilago

763

Luis A. Bertani, Paloma Martnez Fernndez, Mara de los ngeles Tesoniero y Matas Caso

Sector muy favorable


El sector seleccionado como muy favorable queda al abrigo de los vientos dominantes del oeste y del sudoeste. Este incluye
un permetro de 36,6 kilmetros con una
superficie de 3.045 hectreas que permite
la localizacin de un futuro asentamiento.
A modo de comparacin, esta superficie
representa el 15% de la Ciudad Autnoma
de Buenos Aires. Inclusive, este sector podra ser ampliado sin mayores problemas
desde la cota de 38 metros hasta al menos
la cota de 100 metros, que tiene por equivalencia una distancia de 3,5 kilmetros en
sentido horizontal. El nivel de meseta en
este lugar se encuentra alrededor de la cota
de 165 metros, y todos aquellos sectores
ubicados por debajo de esa altura quedarn al resguardo de los vientos dominantes.

Infraestructura
Respecto de la existencia de infraestructura, se consideraron dos aspectos para la
determinacin de localizacin de futuros
asentamientos. En particular adquiere un
peso decisivo la posibilidad del acceso al
agua dulce por tratarse de un territorio donde es prcticamente imposible su obtencin,
salvo por la existencia de ros o de lagos y
lagunas de agua dulce, que prcticamente
no existen en los alrededores del futuro lago.
En este sentido, consideraron dos aspectos: a) Rutas existentes (nacionales y
provinciales); b) Acceso al agua dulce.
Respecto a las rutas existentes en las
proximidades de la zona de El Gualicho,
existen tanto rutas provinciales como nacionales. En caso de formarse el lago previsto, la RP N 2 debera ser relocalizada en
un tramo de aproximadamente 45 kilmetros hasta su empalme con la Ruta Nacional N 251, a unos 30 kilmetros al noreste
de San Antonio Oeste.
El sector considerado como muy favorable debido al resguardo de los vientos
764

del oeste y del sudoeste, quedara a tan slo


6 kilmetros de la Ruta Provincial N 2.
Esto otorga tambin una ventaja comparativa frente a los otros sectores del perilago.
Los lugares ms beneficiados por la existencia de esta infraestructura se localizan
en el sector oriental del futuro lago, ya que
la ruta provincial pasar prcticamente
por la mencionada rea. No obstante, este
lugar haba sido considerado como muy
desfavorable, debido a que este sector
costero est muy expuesto a los vientos
dominantes de la regin. En sntesis, en el
sector seleccionado como muy favorable
se destaca cierta ventaja comparativa, respecto a otros sectores. Siempre si se evala
la infraestructura vial existente a la fecha.
En relacin a la posibilidad de abastecer este lugar con agua dulce, se considera
la existencia de un canal de unos 190 kilmetros de extensin que comunica Pomona (en el Valle Medio) con San Antonio
Oeste. La traza de dicho canal pasa al este
del futuro lago, a unos 20 kilmetros de
distancia. Para obtener agua a travs del
mismo, posiblemente ser necesaria una
ampliacin del mismo, y as nuevamente
quedar como mejor posicionado el sector
oriental del futuro lago.
La alternativa de llevar el agua a travs
de este canal hasta el sector denominado
muy favorable implica la construccin de
un canal adicional. Seran 80 kilmetros de
extensin en el sector noreste del lago para
abastecer al rea y con ventajas de transportar un caudal si se emplea este diseo,
ya que es impulsado por gravedad con un
recorrido donde se pueden plantear alternativas de forestacin, que pueden incluir
cultivos como vid, olivos, entre otros. Se
totaliza con un importante sector del perilago, estimado en unas 16.000 hectreas.
La Figura 7 muestra el tramo del canal
PomonaSan Antonio y el desvo propuesto para trasladar agua al sector considerado como muy favorable.

Propuesta de creacin de una albfera artificial para la generacin de energa y...

Figura 6. Propuesta de canal para abastecer agua (por gravedad)


hasta el sector muy favorable

Conclusiones
Esta etapa del proyecto tiene como objetivo central establecer, con la mxima certeza posible, cules son los aportes de esta
intervencin en el territorio. Principalmente
se basa en relacin a la produccin energtica, sus implicancias ambientales y las
consecuencias sobre la afectacin de otros
recursos, en particular la explotacin de sal.
La posibilidad de establecer asentamientos humanos en el perilago permitir demostrar que con el desarrollo de las nuevas
tecnologas es factible superar cierto deter-

minismo geogrfico. Estos asentamientos,


con la debida planificacin desde su inicio,
constituirn una oportunidad para la radicacin de nuevas reas residenciales en
reas de la meseta patagnica donde persisten vacios poblacionales.
En conclusin, las condiciones naturales
del territorio no limitan en extremo, y es el
actual desarrollo tecnolgico que permite
superar el otrora enfrentamiento y desafo
de conocer si es posible transformar estos elementos de la naturaleza en recursos
aprovechables.

Bibliografa
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Convocatoria Enrique Mosconi 2013 de Secretara de Polticas Universitarias. Indito.
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de Accin Social de Rio Negro.

Crisis actual de la olivicultura en el marco de las economas


regionales perifricas. Aproximaciones a la situacin de la
produccin olivcola en el sur de Mendoza(*)
Mara Eugenia Cepparo, Estela B. Prieto y Graciela Gabrielidis

Introduccin
Los cambios, resistencias y progresos
que experimentan las economas regionales o extrapampeanas argentinas han estado y estn enmarcados por procesos espacio-temporales de larga data que resaltan
las diferencias de dinamismo e innovaciones con respecto al rea nuclear del pas,
la pampeana. Mientras en esta ltima se
destacan los altos grados de innovacin tecnolgica, fuertes inversiones y la favorable
demanda internacional de sus productos,
en las economas regionales el panorama es
otro. Las fragmentaciones territoriales y las
frecuentes crisis econmico-sociales hacen
que estos territorios permanezcan en una
posicin ms rezagada con respecto al rea
pampeana. Los desequilibrios se acentan
an ms en aquellas producciones asociadas a los principales cultivos regionales o en
los que se hallan en situaciones ms vulnerables por la lejana de los mercados, ausencia
de polticas especficas, o intensidad de los
impactos de las problemticas internacionales, entre otros. Precisamente estas caractersticas estn presentes en los sistemas
productivos perifricos que acompaan a
las producciones regionales extrapampeanas, histricamente ms destacadas.
Es el caso de la olivicultura en el departamento de San Rafael, Mendoza. Constituye
una de las actividades rurales asociadas a la
vitivinicultura, en la economa regional cuya-

na. Ese circuito olivcola es ejemplo de una


renovada economa regional perifrica, en la
que han impactado factores de diversa naturaleza provocando procesos transformadores de avance o retroceso de la actividad, con
heterogeneidad de dinamismos influyentes
y de situaciones conflictivas, variaciones de
productividad y competitividad.
Sobre la base de artculos periodsticos
de diarios locales y opiniones de referentes
clave, durante el perodo 2010-2015[1], el
objetivo de este trabajo es analizar la crtica situacin del sector olivcola de Mendoza en general y de San Rafael en particular
y lograr aproximarse a los procesos econmicos que han incidido en el estado actual,
evolucin y principales condicionantes del
circuito olivcola regional a partir de la primera dcada del siglo XXI.

El panorama de las economas regionales perifricas

Al hablar de economas regionales perifricas y de sus manifestaciones territoriales, no se puede obviar la relacin de estos
conceptos con el histrico modelo centro-periferia, pero tambin con las efectos
actuales de la globalizacin, especialmente
con la inclusin y exclusin regional. En re[1] Se han realizado entrevistas a referentes clave y relevamiento
de diarios y publicaciones en versin escrita y online. Esta ltima
tarea ha estado a cargo de la cartgrafa Alicia Nobilt, miembro
del equipo de investigacin.

Este trabajo forma parte del Proyecto de Investigacin La olivicultura en San Rafael, Mendoza. Procesos socio-productivos e impactos territoriales en el marco de las economas regionales perifricas, SeCTyP-UNCuyo. 2013-2015,
dirigido por la Dra. Mara Eugenia Cepparo.
(*)

767

Mara Eugenia Cepparo, Estela B. Prieto y Graciela Gabrielidis

lacin a las reas perifricas, estas se caracterizan por: la especializacin en funciones y actividades subsidiarias, de menor
valor pero ms intensamente relacionadas
con el uso de los recursos naturales, las
bajas tasas de inversin endgenas, la situacin laboral ms desfavorable y la dbil
intensidad del tejido empresarial y de flujos internos (Cepparo, 2010, p. 28). Sin
embargo, las periferias pueden generar sus
propias fuerzas, concebir dinamismos internos, avanzar sobre sus debilidades y revertir la situacin (Cepparo, 2013).
En ese marco y segn las palabras de Valenzuela (2007), las economas regionales
argentinas constituyen: El conjunto de espacios de insercin perifrica, menor nivel
de desarrollo relativo y un comportamiento
histrico subordinado a las polticas y procesos dominantes asentados en el centro
del pas. No obstante, los procesos actuales
de la internacionalizacin de la economa,
de concentracin de poder y de capitales, de
predominio de unas regiones sobre otras y
de sobrevaloracin de los niveles de competencia, las economas regionales ms destacadas y las que las acompaan, contribuyen
con la competitividad territorial. Competitividad que depende especialmente de un
sistema territorial eficiente y amalgamado
de regiones, subregiones y ciudades. Sin embargo, no es este el panorama que actualmente domina en la Argentina.
Las economas regionales o sistemas
productivos extrapampeanos han experimentado en su evolucin socio-econmica y poltica, etapas de avances, atrasos
y persistencias, atribuidas a factores de
diferente naturaleza. El aislamiento o la
localizacin perifrica, y las diferencias
ambientales y econmicas con respecto
al centro ms dinmico del pas, las dificultades ambientales, la histrica funcin
de proveedores de materias primas sin valor agregado, la dedicacin casi exclusiva
a los monocultivos, y las desequilibradas
768

correlaciones entre los panoramas locales,


provinciales, nacional e internacional, las
han ubicado en una posicin desventajosa, condicionando la variacin de poblamientos, conexiones e infraestructuras.
No slo han heredado sucesivos desequilibrios, sino que han sido valorizadas de diferente modo a lo largo de las evoluciones
socio-econmicas locales y nacionales. La
secuencia irregular de sus ciclos de desarrollo, sumados a las crisis nacionales, explica la discontinua puesta en valor de sus
territorios y recursos, y los frecuentes retrocesos en varios aspectos de su desarrollo,
entre ellos, problemas de productividad y
rentabilidad, variaciones en los costos de
los insumos, prdida de los mercados, desleal competencia externa, desvalorizacin
interna y frecuentes conflictos sociales.
Mientras algunas economas regionales
mantuvieron sus histricos rasgos y se resistieron a los cambios, otras se transformaron, se diversificaron y experimentaron
transformaciones innovadoras. El inters
de las polticas nacionales por la economa
pampeana fue y es tan potente que avasall
los intereses particulares de las otras regiones, dejndolas de lado o desatendiendo
sus intereses. Sin embargo, son territorios
favorecidos por la presencia de estratgicos y mltiples recursos naturales, variadas
orientaciones econmicas y fuertes identidades y tradiciones regionales. Todos los
factores mencionados motivaron perfiles
productivos diferentes afectados por crisis
especficas en cada una de ellas.

La Olivicultura y la crisis actual


La olivicultura en el departamento de
San Rafael, en el sur de Mendoza, representa un claro ejemplo de una economa
regional perifrica con rasgos distintivos.
Hablamos de rasgos propios porque el
juego entre la evolucin del cultivo en este
territorio y las caractersticas territoriales

Crisis actual de la olivicultura en el marco de las economas regionales perifricas...

locales de la actividad, no slogeneraron


una identidad paisajstica propia sino que
secunda a la vitivinicultura, tradicional
economa regional cuyana.
En gran parte de la historia de los dos
cultivos en la provincia, la vid y los olivos
fueron producciones consociadas que
beneficiaban o compensaban a sus productores segn la variabilidad de las cosechas. La situacin predominantemente
secundaria del olivo reforz su papel perifrico con respecto a la funcin central
que ejerce la vitivinicultura. Por otro lado,
esta situacin aledaa se acentu luego
de promulgarse la Ley de Diferimiento
Impositivo que releg a Mendoza con respecto a las provincias vecinas, donde se
incrementaron las plantaciones de olivos
puros. A su vez en San Rafael, los rasgos
perifricos se asocian a la vulnerabilidad
ambiental y a la falta de polticas, seguimientos e incentivos locales a la actividad.
La actividad olivcola en Mendoza y
pese a las dificultades encontradas en el
largo camino desde la colonizacin, se ha
ido posicionando como cultivo y produccin permanente. En su evolucin hemos
detectado tres etapas que denominamos:
artesanal de crecimiento muy lento, de
fomento donde comienza a expandirse a
partir de 1932 gracias a leyes promotoras
y la de estmulo e innovacin, a partir de
la dcada del 80, con un nuevo modelo
productivo de mayor calidad. (Cepparo,
Prieto, Gabrielidis, 2015).
En la tercera etapa de su evolucin, la
disminucin de la produccin de aceite en
el Mediterrneo, provoc el aumento de
los precios internacionales del aceite de
oliva, incentivando la demanda hacia otros
mercados productivos como el nuestro. A
su vez, en la escala nacional, la Ley de Diferimiento Impositivo N 22021 (1979 y
sucesivas prrrogas) increment las plantaciones en las provincias beneficiadas,
Catamarca, La Rioja y San Juan, generan-

do que el olivo alcanzara una situacin privilegiada entre las otras producciones. Sin
embargo, en esta ltima etapa Mendoza,
al ser excluida de los beneficios de esta ley,
pierde su hegemona, por lo cual, de ser la
primera productora pas a ocupar el cuarto lugar aunque el marco de dinamismo
que se gener favoreci la difusin de las
innovaciones en todas las regiones olivcolas (Cepparo, Prieto, Gabrielidis, 2015).
Desde fines del siglo XX, la olivicultura
se ha caracterizado por un acelerado proceso de reconversin productiva. El crecimiento en la capacidad de inversin de
los productores gener innovaciones en el
sector y mejor posicionamiento en los mercados extranjeros. En el departamento de
San Rafael, en 1996, la actual propiedad
Villa Atuel (ex finca Arizu), fue vendida a
inversores espaoles. Esta accin ha provocado el recupero de algunos viedos y
otros han sido erradicados para ser reemplazados por otros cultivos, principalmente
olivo, con una importante dotacin tecnolgica (Informe Econmico de San Rafael.
Desarrollo Econmico y Productivo, p. 4).
Estos capitales extranjeros se orientaron al
mejoramiento en la calidad de los olivos a
travs de la reestructuracin tanto de los
procesos de produccin como de la aplicacin de nuevas tecnologasen la industria
y de la diferenciacin de la oferta segn las
exigencias de los mercados de consumo
(SAGPyA, 2004, p. 1-2).
Las inversiones, el mejoramiento de la calidad productiva desde el eslabn agrcola,
las innovaciones tecnolgicas en la industria y el reconocimiento de los beneficios del
aceite de oliva, hacan presuponer el inicio
de una etapa de gran dinamismo en la produccin y en las exportaciones, sin embargo, esos pronsticos no se cumplieron.
Como lo han reconocido especialistas nacionales y extranjeros, Mendoza posee importantes ventajas comparativas para la produccin olivcola que atrajeron inversiones:
769

Mara Eugenia Cepparo, Estela B. Prieto y Graciela Gabrielidis


Varios aspectos han contribuido a que ese
inters inversor se produzca. El primero de
ellos radica en la calidad del aceite de oliva
que se elabora en Mendoza. En nuestra provincia se dan las condiciones climticas ideales, como una gran amplitud trmica entre el
da y la noche, a lo que se suman caractersticas organolpticas, qumicas y sensoriales
con las que el producto alcanza una calidad
superior a la del resto de las provincias. Aspectos que determinaron que la Legislatura
de Mendoza decidiera aprobar una ley de
Denominacin de origen Mendoza para el
aceite de oliva, con la intencin de defender
el prestigio del producto, a semejanza de lo
que realiza Espaa con los suyos (Los Andes,
29 de noviembre de 2011).

En San Rafael se da una situacin particular, pues adems de compartir las caractersticas mencionadas para toda la provincia, sus
temperaturas son inferiores. En este departamento, la produccin es menor pero la calidad es mayor, debido a que la temperatura
baja en la noche. Esta ventaja se ve amenazada a su vez, por las heladas y el granizo, los
peores enemigos de la agricultura.
El productor olivcola, propietario de la
Aceitera Elaia, en el distrito Cuadro Benegas, explica que el olivo tiene vecera[2].
Ante esa situacin se mejora la tierra con
fertilizantes, principalmente nitrgeno y
urea. Sus fincas se localizan en el lugar
considerado el borde de la zona olivcola, en
donde las plantaciones se adormecenen el
invierno por las bajas temperaturas ya que
ellas resisten hasta -8, -9C. Por ese motivo
sus montes de olivo son exclusivamente de
la variedad arbequina, que es la que resiste temperaturas ms bajas e industrializan
solo aceite de este varietal. Pero en contrapartida, ello provoca una muy buena calidad de aceite.
Por ejemplo en La Rioja se produce mucho, pero la oxidacin por la diferencia de
[2] Vecera: aplquese a las plantas que en un ao dan mucho
fruto, y poco o ninguno en otro (RAE).

770

temperatura no da productos de alta calidad. Es decir producen ms cantidad pero


con menor calidad, al contrario de San Rafael, que tiene menor cantidad de produccin y mayor calidad, debido a que la misma la dan las noches frescas (Entrevista al
propietario de la Empresa Aceitera Elaia, 9
de mayo de 2014).
Un caso emblemtico en cuanto a la
marginalidad ambiental de San Rafael fue
el proyecto olivcola de mayor envergadura
nacional: plantacin de 4.000 ha de olivares
en Villa Atuel. El primer sembrado fue diezmado en un ao de invierno excesivamente
fro. Posteriormente se reimplantaron 2.000
ha, las que volvieron a ser perjudicadas en
el invierno del 2010. La severidad del clima
-debieron enfrentar los efectos de temperaturas muy bajas, entre 12 y 15 grados
bajo cero durante un tiempo prolongado
y varios das-, da de tal modo las plantas que cosecharon slo el 20 por ciento de
lo esperado (Tacchini, 2011, p. 41). Desde la instalacin de esta empresa en 1996,
los problemas climticos continuaron a los
que se le sumaron difciles situaciones econmicas nacionales que afectan a todas las
economas regionales. As se lleg a decir
que Villa Atuel S.A. era un proyecto ideal,
pero en el lugar equivocado (mediamendoza.com 3 de abril de 2014).
A pesar de esos condicionamientos climticos, San Rafael es el departamento
mendocino de mayor produccin. En el
Informe de 2005 de la Direccin de Promocin Econmica de San Rafael, la superficie
implantada con olivo en toda la provincia
era de 17.428,20 ha y en San Rafael era de
6.291,80 ha. (36,10%). Adems este valor representa el 29% de la superficie implantada
con frutales en el departamento (Direccin
de Promocin Econmica de San Rafael,
2005, p. 2). En los aos siguientes continu
esa proporcin como se indica en la Tabla 1.

Crisis actual de la olivicultura en el marco de las economas regionales perifricas...

Tabla 1. Superficie Implantada con olivo en la provincia y el caso de San Rafael


2010

2013

2014

2015

Prov. Mza

20.642,2

14.197

16.128

17.046.1

San Rafael

7.678,0

5.410,8

6.458

5.934,2

Fuente: IDR, Censo Frutcola Provincial 2010, 2013, 2014, 2015

Retomando el tema de las debilidades


ambientales de San Rafael, se suman otros
viejos condicionantes que perjudican la
competitividad de la olivicultura. Es el caso
del tipo de cambio, que para que sea competitivo a nivel internacional en trminos
favorables para los productores pampeanos, no lo es para los de las economas regionales. Adems intervienen
las diferentes polticas pblicas en el rea
como la generacin y transferencia de tecnologa, el desarrollo y gestin del riego, los
sistemas sanitarios y fitosanitarios, el desarrollo de mercados, la accin colectiva en las
cadenas de produccin y el acceso al crdito
de mediano plazo para las mejoras agrcolas
(Banco Mundial, 2006, p. 14).

Estos factores se han recrudecido a lo


largo de las sucesivas crisis coyunturales
internacionales que afectan a todos los
pases por igual pero con ms intensidad
a aquellos menos desarrollados. Precisamente la olivicultura argentina y mendocina est ligada a Estados Unidos y Brasil,
sus principales compradores tanto para
aceitunas de mesa como para aceite de oliva. Cuando Brasil devala, la olivicultura
entra en crisis. Lo mismo ocurre con cualquier movimiento financiero de los Estados
Unidos. A la crisiseconmico-financiera
que se inici en Estados Unidos en 2008,
se le sum la devaluacin de la moneda
brasilera, afectando de manera particular
a las exportaciones olivcolas. A la mencionada situacin internacional, se aade las
estructurales crisis nacionales que vienen
acompaadas de inflacin, devaluacin de
la moneda y el aumento de los costos, contribuyendo todo ello a la disminucin de la

competitividad de los productos. La amenaza sigue siendo la inflacin que aumenta


los costos internos y anula la rentabilidad
(Tacchini, 2011, p. 45).
Otro aspecto importante de destacar
que incide tambin en la crisis, es el escaso
consumo de aceite de oliva per capita en la
Argentina que es de aproximadamente 250
ml, muy inferior al de, aproximadamente,
15 litros en Espaa e Italia, y de casi 23 litros per cpita en Grecia.
Una fuerte campaa en nuestro pas que
aumente el consumo podra ser parte de la
solucin. El consumo promedio de 1 litro de
aceite de oliva per capita en Argentina significara unas 40.000 toneladas, para lo cual no
alcanzara la produccin propia (mondoliva.
com 26 de octubre de 2008).

Especficamente en San Rafael el empresario y presidente de la Asociacin Olivcola


Mendocina, Luis Armando Mansur sostiene que la cuestin cambiaria y el aumento
en los costos, ha provocado que el sector
olivcola mendocino atraviese la crisis ms
profunda de su historia, Precisamente el
tipo de cambio ha reducido a lmites peligrosos la rentabilidad del sector y siembra
serias dudas respecto al desenvolvimiento
de la actividad en la prxima temporada[3]
...Nuestros costos internos han crecido
tanto que con un dlar anclado se nos
hace imposible continuar. El productor
[3] El atraso cambiario tiene a la olivicultura contra las cuerdas. Es que a diferencia de la vitivinicultura, donde el 75% de la
produccin de vino se vende en el mercado interno, en el caso de
la olivicultura el 75% de la produccin de aceite de oliva se tiene
que exportar (el mercado interno slo absorbe el 25%), mientras que ms del 95% de la aceituna en conserva, tambin debe
venderse en el exterior porque no tiene espacio en el mercado
interno (sitioandino.com, 22 de octubre de 2013).

771

Mara Eugenia Cepparo, Estela B. Prieto y Graciela Gabrielidis

destaca que la calidad del aceite de oliva


mendocino que cumple con los parmetros del Consejo Olivcola Internacional...
nos permitira competir con los principales productores, Espaa, Portugal, Italia y
Grecia, que actualmente estn atravesando
una fuerte crisis econmica, que afecta al
sector (Diario San Rafael: 8 agosto 2013).
Esta idea la corrobora otro empresario del
sector, Rafael Camacho, responsable de
la fbrica que tiene en el este mendocino
cuando expresa que:
a partir del 2008, el atraso cambiario, (inflacin subiendo muy por encima de la devaluacin del peso), se convirti en una carga
imposible de soportar.El mercado interno
no pude absorber lo que las empresas no
podan ubicar en el exterior (porque su produccin no es competitiva y est fuera de los
mercados), y esto genera una crisis estructural.Las grandes inversiones que atrajo la
olivicultura de Mendoza durante los ltimos
diez aos se han frenado.

Tambin agrega que debido a los costos


de produccin internos, el aceite de oliva
no puede competir con el de Espaa o Italia en los mercados internacionales. Pero
eso el productor chico, mediano o grande
de Mendoza no puede exportar (sitioandino.com, 22 de octubre de 2013).
Finalmente el diputado nacional Roberto Pradines, resalta los efectos sociales
negativos que provoca la crisis del sector
olivcola ya que pone en riesgo cientos de
puestos de trabajo. Tambin destaca que:
La asfixiante situacin afecta tanto a los
pequeos como a los medianos productores y a los industriales. Los primeros no
pueden levantar la cosecha y los segundos
no pueden poner sus fbricas en movimientos (Super Campo, 16/3/2015).

Reflexiones finales
Las explicaciones realizadas, permitenconjeturar que las diversidades naturales,

772

las discontinuas o insuficientes decisiones


polticas, la variabilidad del dinamismo
de las actividades, y la diferente llegada al
mercado internacional no lograron modificar los rasgos perifricos de las economas regionales. A su vez, en los ltimos
aos las polticas implementadas han
provocado que en estos sectores las crisis
hayan sido ms agudas y frecuentes. Las
explicaciones estn vinculadas con factores estructurales de persistente presencia
y con factores coyunturales que han generado diferentes decisiones nacionales
sectoriales o interrumpidas polticas de
desarrollo local. No se ha implementado todava en la Argentina una poltica
integral que concilie los intereses de la
economa pampeana con las economas
regionales. De hecho, las polticas de desarrollo regional no han logrado unificar
los intereses regionales por encima de las
jurisdicciones provinciales, sino ms bien
se ha provocado una competencia entre
ellas, perjudicando sus intereses. Es as
que las economas regionales y sus productos han tenido una menor incidencia
en los proyectos o planes econmicos nacionales. La recurrencia de las crisis que
han experimentado es la consecuencia directa de esos procesos.
Precisamente la olivicultura, constituye
un claro ejemplo de economa regional en
general y perifrica en particular en el caso
de San Rafael. En ella se han visto reflejadas todas las caractersticas mencionadas.
Sin embargo, su situacin de periferia puede revertirse si se lograra una estabilidad
poltica y econmica que permitiera aprovechar las ventajas que brinda el mercado
internacional. Mejorar el rendimiento, incentivar el consumo interno del aceite de
oliva y lograr competitividad en los precios, son los aspectos pendientes que fortaleceran esta economa regional.

Crisis actual de la olivicultura en el marco de las economas regionales perifricas...

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Entrevistas
Ing. Agr. Martn Daniele, propietario de
Elaia, 9-05-14.
Responsable Direccin de Desarrollo Rural de
la Municipalidad de San Rafael 6-06-14.
Responsable Direccin de Desarrollo Local de
la Municipalidad de San Rafael 6-06-14.

773

Importancia del diagnstico en la caracterizacin


socio-ecolgica de las cuencas del ro Amarillo
y Los Sarmientos, La Rioja, Argentina
Pablo Javier Montilla, Mara Cecilia Gareis, Nstor Omar Brbaro
y Rosana Ftima Ferraro

1. Introduccin
El objetivo del presente trabajo consiste
en resaltar la importancia que tiene el diagnstico en la caracterizacin socio-ecolgica del territorio, entendiendo a este ltimo
como al conjunto de todos los elementos
y procesos, naturales y culturales, que se
desarrollan en l y en un mbito geogrfico determinado (Gmez Orea, 2001). Para
lograr el objetivo propuesto se ha tomado
como caso de estudio las cuencas de los
ros Amarillo y Los Sarmientos ubicadas en
los departamentos de Famatina y Chilecito, respectivamente, en la provincia de La
Rioja, Argentina[1].
La zona de estudio abordada, adquiere particular relevancia ya que hasta el
momento no se hallaron antecedentes especficamente referidos a la situacin socio-ecolgica de las localidades comprendidas en ambos departamento de La Rioja.
La obtencin de un diagnstico mediante
la internalizacin de la visin de sistemas
complejos en su abordaje, generar informacin ambiental que en la actualidad
es escasa o no est disponible. Como resultado se obtendr una sntesis y anlisis
de distintas variables claves territoriales,
para que con ellas se pueda contribuir: al
desarrollo de conocimientos regionales a
nivel de cuenca, establecer un sistema de
monitoreo ambiental del rea en estudio,
generar anlisis prospectivos tendenciales
(Massiris, 2005) y propuestas de alternati[1] Proyecto de investigacin financiado por la UNdeC, en curso
de ejecucin.

vas orientadas a modificar la estructura del


sistema y potenciar su funcionalidad.

2. Desarrollo
2.1. El diagnstico
Una de las principales funciones del
diagnstico en un espacio geogrfico determinado es identificar las potencialidades, limitaciones y problemticas, como
as tambin analizar la estructura de su
funcionamiento como sistema socio-ecolgico proveedor de bienes y servicios (Baldi y
Jobbgy, 2014). En estudios de territorios,
el diagnstico debe concebirse en trminos
estructurales y funcionales desde una perspectiva integral (Massiris, 2005), donde
pueda lograrse explicar su funcionamiento
integrando las distintas variables y articulaciones que lo tensan y forman.
Como se dijo anteriormente, uno de los
productos que se obtiene de un diagnstico es la identificacin de las problemticas,
para luego poder evaluarlas, jerarquizarlas
y eventualmente ponderarlas y determinar
cules tienen un mayor valor explicativo de
la problemtica del territorio en su conjunto (Gabia, 1998 en Massiris, 2005).
En el caso de estudio, la visibilizacin de
algunas de las problemticas centrales del
territorio que integra la ciudad y lo rural
se manifiestan explcitamente como, por
ejemplo, los problemas que surgen asociados a los usos del suelo. En este sentido es
de destacar la importancia de realizar un
diagnstico territorial desde una visin de
interdisciplinariedad, analizando la ciu775

Pablo J. Montilla, Mara C. Gareis, Nstor O. Brbaro y Rosana F. Ferraro

dad y lo rural como un sistema en el cual


se debe considerar las interrelaciones entre
sus componentes y la incidencia de ellos en
la condicin y posicin que ocupa en una
regin dada (Sayago et al., 1988).
El diagnstico tiene como objetivo principal explicar la situacin de un determinado
espacio geogrfico mediante la deteccin de
factores claves y sus puntos crticos en el mbito biofsico y socio-econmico (Echechuri
et al., 2009). La identificacin y formulacin
de los puntos crticos o problemas pueden
considerarse como un proceso dialctico
en donde el diagnstico del Sistema Socio
Ecolgico (SSE) se realiza en base a una recopilacin inicial de informacin, pero una
vez identificados los problemas, el diagnstico realizado contribuye a su reformulacin
(Paruelo et al., 2014). Esto permite realizar
el anlisis y evolucin de los datos y evaluar
a travs del tiempo sus transformaciones; a
la vez que dan cuenta de las presiones antrpicas sobre el ambiente.
Como modelizacin de la realidad los
diagnsticos deben ser consistentes, esto
es, [] garantizar grados apropiados
de comprehensividad de interaccin y de
cuantificacin/cualificacin de las variables que lo integran (Echechuri et al.,
2009), y tambin deben ser legtimos, o sea
identificar y comunicar con la mayor objetividad posible la observacin realizada sin
dejar de abordar por ello las subjetividades
significativas.
El diagnstico ambiental implica la sistematizacin de informacin sectorial disponible, analizada de forma integral y georreferenciada y temporalizada (Fernndez
et al., 1997). Para lograr este objetivo se
trabaja generalmente con diagnsticos parciales de los componentes o subsistemas
integrantes del territorio (Poblacin, actividad econmica, medio fsico-natural) para
luego poder brindar la posibilidad de generar un diagnstico espacial integrado como
visin de sntesis (Baxendale y Buzai, 2011).
776

2.2. Los sistemas socio-ecolgicos (SSE)


Los SSE territoriales son concebidos
como aquellos en los cuales los seres humanos dependen de los recursos y servicios
que proveen los ecosistemas y en donde
la dinmica de estos ltimos se encuentra
afectada por las actividades humanas (Berkes et al., 2003; Ostrom, 2009 en Paruelo
et al., 2014). En este sentido los SSE son
considerados dinmicos por estar influenciados por el cambio continuo debido a la
interaccin entre los componentes, sociales y ecolgicos, que lo forman (Paruelo et.
al., 2014), de modo tal que la informacin
de lnea de base[2] para la evaluacin
temporal y espacial del sistema propicia la
identificacin y avance en distintas lneas
de trabajo de investigacin y desarrollo que
contribuyen a mejorar el estudio del SSE.
Si bien hace dcadas que ha surgido el
inters por el estudio de las dinmicas de
los SSE asociado a los servicios que estos
brindan, es en el ltimo tiempo que han
tenido un mayor desarrollo que, en parte,
puede ser explicado por los desafos que
surgen en torno a la sostenibilidad de los
sistemas frente a los escenarios globales
(Hamann et al., 2015).
Cumming et al. (2014) han desarrollado recientemente una clasificacin de los
SSE basndose en dos tipos de SSE con
sostenibilidades diferentes. Por un lado
clasifica SSE Green-loop referidos al territorio agrcola-rural, caracterizados por alta
dependencia sobre los ecosistemas locales
y reducida relacin econmica con el exterior, existiendo en estos, segn el autor, una
retroalimentacin directa entre el bienestar humano y la degradacin ambiental. La
otra clasificacin la denomina Red-loop
[2] La lnea de base incorpora aspectos que tienen en cuenta
indicadores utilizados para monitorear la evolucin del sistema,
anlisis multitemporales, informacin de punto de partida, indicadores de impacto y las caractersticas de los componentes socioeconmicos, productivos y ambientales del rea a considerar
(Ozorio-Zuluaga, G. A. et al., 2014).

Importancia del diagnstico en la caracterizacin socio-ecolgica de las cuencas del...

y hace referencia a las zonas urbanas industrializadas, donde los habitantes de


all abastecen sus demandas de alimentos,
agua y otros bienes naturales a travs del
mercado, que vuelve accesibles bienes
y servicios en forma de productos que se
obtienen de ecosistemas que usualmente
se hallan distantes a los sitios en donde finalmente se los consumen. Es en este sentido que se menciona a la sociedad como
desconectada de su ambiente natural local
y global (Hamann et al., 2015). El anlisis
del gradiente entre ambos sistemas (Green
y Red loop) puede brindar informacin en
torno a la disponibilidad y accesibilidad de
los bienes naturales y a la presin que se
genera en uno y otro sistema.
Estas diferentes problemticas pueden
ser identificadas con el aporte de los estudios socio-ecolgicos permitiendo establecer lneas de base a partir de las cuales
es posible monitorear las condiciones ambientales de los territorios.
2.3. Caso de estudio Cuencas
Amarillo y Los Sarmientos

de los ros

2.3.1. Informacin y abordaje sistmico


La generacin de informacin de base
confiable, a partir de la cual establecer un
diagnstico que d cuenta de las caractersticas de la interaccin entre el sistema social y el ecolgico, resulta prioritario para lograr comprender la capacidad
adaptativa y de carga de los SSE y poder
inferir la sustentabilidad o no de los mismos (Salas -Zapata et.al., 2011). En relacin a la informacin en nuestra zona de
estudio, Brbaro et al. (2015) destacan
para el caso de la provincia de La Rioja en
general, El conocimiento disponible es
aleatorio e incompleto, mxime cuando
se considera la relacin entre los diversos
componentes ambientales (naturales, sociales, culturales, polticos y econmicos)
(Brbaro et al., 2015, p. 15).

Recabar y analizar informacin resulta


esencial para comprender la dinmica de
los SSE e identificar la capacidad de adaptabilidad y resiliencia que el mismo tiene
frente a las perturbaciones, logrando as
establecer y proponer sistemas socialmente
deseables y ecolgicamente posibles (Salas
-Zapata et.al., 2011).
El rea que se pretende abordar es compleja y requiere de una metodologa de
anlisis apropiada, como el anlisis de sistemas complejos desarrollado por Gallopn et al. (2001, 2003) y Garca (2006), ya
que resulta imprescindible una aproximacin interdisciplinaria que permitir examinar los elementos que componen cada
subsistema (social, econmico y natural),
identificando las interrelaciones al interior
de los mismos y entre ellos.
La metodologa con la cual se aborda el
trabajo es de carcter exploratoria descriptiva, por lo tanto la recopilacin de informacin antecedente representa una de las actividades de principal importancia a los fines
de conocer las reas aun vacantes de estudio. Por otro lado, se determinarn (previa
identificacin, seleccin y anlisis), indicadores socio-ecolgicos aplicables al rea de
estudio que permitan monitorear el estado
del sistema. La informacin recopilada y generada ser integrada en un Sistema de Informacin Geogrfica (SIG). Un SIG es un
modelo de la realidad que permite mediante un conjunto de mtodos y herramientas,
visualizar, capturar, almacenar, manipular,
analizar, modelar y representar informacin
espacialmente explcita (Baldi, y Jobbgy,
2014). El fin de la propuesta presentada es
la generacin, integracin y anlisis de informacin referida al SSE de estudio.
2.3.2. La cuenca como elemento crucial en la
delimitacin del rea de estudio

En este marco es que se plantea como


un caso de estudio especfico la caracterizacin socio-ecolgica de los asentamien777

Pablo J. Montilla, Mara C. Gareis, Nstor O. Brbaro y Rosana F. Ferraro

tos urbanos y rurales que se localizan en


las cuencas de los ros Amarillo y Los Sarmientos, ubicados en los departamentos
de Chilecito y Famatina. Ambas cuencas
pertenecen a un sistema mayor denominado Valle Antinaco-Los colorados. El rea
de estudio fue delimitada siguiendo un
criterio fsico-natural en donde la cuenca
representa la unidad bsica de anlisis,
quedando definida a partir de dos cuencas contiguas que corresponden a los ros
mencionados (Figura 1).
Gomez Orea (2002) plantea estratgico
apelar a las cuencas hidrogrficas como

unidades de anlisis [] debido a su alta


cohesin geogrfica y a su funcionamiento
en torno al elemento agua (Gomez Orea,
2002, p. 189). Este aspecto es importante
mxime cuando la disponibilidad de recursos hdricos es, en el rea de estudio, un
factor limitante del SSE debido a que es climticamente rida.
Asimismo, el trabajo sucesivo a niveles
de subcuencas y cuencas permite realizar
anlisis integrales a diferentes escalas, los
que son fcilmente relacionales entre s por
compartirse un criterio comn a partir del
cual vincular los territorios.

Figura 1. Ubicacin del Departamentos de Famatina y Chilecito y localidades abarcadas


dentro de la cuenca hidrogrfica de estudio

2.3.3. Asentamientos urbanos y rurales


Cobra importancia la realizacin de
estudios socio-ecolgicos en el rea abarcada por las cuencas de los ros Amarillo
y Los Sarmientos, por ser una porcin de
territorio donde se concentra, luego del departamento Capital (54,2%), la mayor parte de la poblacin de la provincia (16,6%)
778

(Censo Nacional Poblacin, Hogares y Viviendas 2010) y en donde se experimentan


procesos de crecimiento espontneo y densificacin de poblacin no ordenada (urbano-rural) que afecta la sustentabilidad
del sistema.
Por otro lado, ambos departamentos
contiguos presentan notables desigualdades demogrficas, as en la ciudad cabe-

Importancia del diagnstico en la caracterizacin socio-ecolgica de las cuencas del...

cera del departamento de Chilecito habitan aproximadamente 29.248 personas


mientras que en la localidad de Famatina
(cabecera del departamento homnimo)
lo hacen 1.680 personas. Los valores de
densidad muestran que sta es mayor para
el caso de Chilecito con 10,2 hab/km2,
mientras que para Famatina el valor es de
apenas 1,3 hab/km2 (INDEC, 2010). Asimismo, existen asentamientos de menor
tamao en ambos departamentos que
tambin sern contemplados, tales como,
Alto Carrizal, Bajo Carrizal, Plaza Vieja (departamento de Famatina), Santa Florentina, San Nicols, Tilimuqui, Malligasta,
Colonia Malligasta y Colonia Anguinan
(departamento de Chilecito).
En esta lnea, cada asentamiento urbano o rural, es el resultado de la interaccin
de estructuras productivas, sociales, administrativas y ambientales (Massiris, 2012)
que convergen en una mayor que los vincula y que no es rgida, sino por el contrario, se encuentra en equilibrio dinmico, en
donde cualquier variacin/impacto/modificacin altera y determina nuevos estados
de equilibrio de todo el sistema. Aqu el rol
de las poblaciones humanas resulta crucial
por ser una especie que posee la capacidad
de transformar fuertemente el ambiente
natural y establecerse en diversos lugares
(poblamiento) lo que resulta en una configuracin o patrn de organizacin territorial y ocupacin del espacio mediante
distintos procesos de apropiacin social
a partir de los cuales el espacio geogrfico
(territorio) se transforma (Massiris, 2012).

3. Conclusin
Los diagnsticos son de suma utilidad
a los fines de producir informacin indispensable para la generacin de un conocimiento regional de las particularidades
ambientales que presentan los sistemas
que se pretenden estudiar, con el objetivo
final de que estos territorios tiendan, en su

conjunto, a la sostenibilidad.
As, los diagnsticos en el marco de la
caracterizacin socio-ecolgica tienen una
funcin crucial ya que constituyen la primera aproximacin que se efecta sobre un
espacio de inters que, como se mencion
anteriormente, es complejo. Por lo tanto
su correcta realizacin e identificacin de
elementos y relaciones intervinientes son
fundamentales para el posterior anlisis y
abordaje que se realice sobre ese territorio.
Los estudios de estas caractersticas
proveen una imagen instantnea situacional, la que debe incorporar las dinmicas e interacciones de los sistemas que
convergen en ese territorio, para que sea la
ms ajustada a la realidad estudiada. No
obstante, son numerosos los inconvenientes que surgen a la hora de avanzar en la
realizacin de estos estudios: en la medida en que el rea de estudio disminuye, el
nivel de detalle aumenta y por lo tanto se
requiere de datos que por lo general no se
encuentran desagregados a esos niveles de
anlisis (local), siendo de vital importancia
en este punto la generacin de informacin
primaria, sin perder de vista la relacin de
sta con lo que ocurre a una mayor escala
(departamental, provincial, nacional).
El estudio que se propone realizar en el
rea mencionada, cobra particular inters
e importancia por no existir datos desagregados ni anlisis que consideren la complejidad del sistema involucrado. Por ello es
que se resalta en este trabajo la necesidad
de avanzar en este sentido y de comenzar
con estudios de estas caractersticas que
brinden, primeramente, informacin til
a distintos fines e informacin ambiental,
entendiendo como tal aquella que resulta
de la relacin de aspectos sociales, econmicos y naturales.
La caracterizacin territorial socio-ecolgica del rea de estudio generar conocimientos que aporten a la comprensin de
su complejidad como sistema singular y en
779

Pablo J. Montilla, Mara C. Gareis, Nstor O. Brbaro y Rosana F. Ferraro

consecuencia a la posibilidad de mejorar


los procesos de intervencin pblicos y privados en el rea de inters, ya que ser posible identificar problemas ambientales resultantes de las relaciones particulares que
se dan entre los elementos que componen

los subsistemas y constituyen el ambiente


del rea de estudio.
Asimismo, se espera elaborar una base
de datos socio-ecolgicos para la toma de
decisiones en la zona como as tambin
para su monitoreo y evolucin.

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781

El espacio como un mosaico de trayectorias: lineamientos


para un desarrollo regional en la villa turstica Pehuen-C,
provincia de Buenos Aires, Argentina(*)
Jos Ignacio Larreche

Introduccin
La posesin de casas de fin de semana
(turismo residenciado) o el establecimiento definitivo en destinos distintos del lugar
de residencia, han pasado a ser signos de
un fenmeno de movilidad contemporneo. Dichas prcticas forman parte de lo
que se denomina la modalidad del turismo residencial, concepto que entendemos
controvertido desde la visin de la ciencia
geogrfica. Los destinos tursticos son, a
priori, espacios geogrficos que aglutinan
movilidades dispares que son emprendidas
por sujetos con expectativas dismiles, imprimiendo un impacto geogrfico que es el
meollo del presente trabajo.
La delimitacin temporal es fundamental a la hora de definir el lmite entre desplazamientos extremados como el turismo,
por un lado, y la migracin, por el otro. No
obstante, este criterio tambin es importante en el encorsetamiento de una movilidad intermedia entre las anteriores, como
lo es el turismo de segundas residencias.
De acuerdo a los postulados generales (Aledo et al., 2007; Gmez Contreras,
2010; Del Pino Artacho, 2014), el turista
no integrado es el que predomina en el turismo de segundas residencias. Sin embargo, esta subpoblacin no se considera a s
misma como turista, evidenciando que si
bien el tiempo es una variable importante,
tambin lo es la identidad en esa discontinuidad geogrfica.

La investigacin es eminentemente cualitativa y se estructura bajo la idea del tercer espacio que postul el gegrafo Soja
(1996) donde la geohistoria reviste un carcter preponderante. Asimismo, el anlisis
se sustent en los aportes propios de corrientes de la geografa de la percepcin y
humana. Hiernaux (2005) propone la idea
de imaginarios especficos y de identidades mviles que se conforman como ideas
centrales al comprender la segunda residencia. Se acudi a fuentes primarias como estadsticas del censo de poblacin, datos de
arribo de visitantes y normativas vigentes;
complementados con artculos periodsticos y documentales acerca del rea de estudio. Se consider al segundo residente y
al migrante de Pehuen-C como principales
sujetos de observacin de la investigacin.
Para la recoleccin de datos, a los primeros
se les aplic encuestas semiestructuradas y
a los migrantes, entrevistas en profundidad.
El tamao de la muestra en cuanto al segundo residente fue inferido dado que no
se dispone de ningn estudio previo en la
materia. Para su obtencin, se realiz un
pedido a la Cooperativa Elctrica[1] municipal que realiza una distincin en torno a las
dos clases de usuarios: T1R y T1RE. Es necesario mencionar que la medicin T1R se
despliega sobre el consumo del residente,
es decir, el sujeto permanente; mientras que
[1] Los habitantes de la villa slo cuentan con el servicio domiciliario de luz elctrica.

El presente trabajo representa una pequea sntesis de los estudios llevados a cabo como becario del CIN y de la
CIC bajo la direccin de la Dra. Ercolani y el Dr. Bustos Cara, respectivamente.
(*)

783

Jos Ignacio Larreche

el T1RE mide la demanda del habitante estacional. Por ltimo, se dividi el plano de
Pehuen-C para inferir un uso del espacio
desigual por este mosaico de trayectorias.

Pehuen-C: el distinto
Pehuen-C pertenece al corredor turstico de la Costa Atlntica Bonaerense, que se
extiende desde el Cabo San Antonio hasta
la desembocadura del Ro Negro, con ms
de 1.300 km de extensin. Este corredor
puede dividirse en tres zonas diferentes: La
zona Norte abarca los Partidos de La Costa, Pinamar y Villa Gesell, todos ellos municipios urbanos asentados sobre el cordn
costero y sin territorio rural; la zona Central,
integrada por los Partidos de Mar Chiquita, General Pueyrredn y General Alvarado;
mientras que la zona Sur incluye los Partidos
de Lobera, Necochea, San Cayetano, Tres
Arroyos, Coronel Dorrego, Monte Hermoso
y Coronel Rosales. En este ltimo partido se
localiza el balneario Pehuen-C (Figura 1).

En general, las costas de la provincia


de Buenos Aires ostentan las mismas caractersticas desde el punto de vista fsico:
playas que oscilan entre 100 y 200 metros
de ancho, arenas finas, poca profundidad
en los primeros 100 metros, con aguas de
temperaturas frescas, especialmente en Pehuen-C. Algunos balnearios constituyen
importantes nodos urbanos cuyos puertos
exportadores de productos agrcolas y manufacturados revisten importancia nacional, mientras que otras funcionan como
centros tursticos o villas tursticas con pocos habitantes fijos, cuya principal actividad es el turismo. Segn Benseny (2011),
en el siglo XX surgen destinos en la franja litoral bonaerense que reproducen el modelo turstico litoral, algunos convirtindose
en pueblos balnearios y otros consolidndose, iniciando un proceso de fragmentacin territorial que deriva en la creacin de
nuevas unidades poltico-administrativas,
con un marcado perfil urbano turstico.

Figura 1 Localizacin del rea de estudio

Fuente: elaboracin personal, 2015

784

El espacio como un mosaico de trayectorias: lineamientos para un desarrollo regional en...

Comunes

pero separadas: segunda residencia y migracin

Livi-Bacci (1993) postulan que la movilidad es la capacidad de la poblacin de


desplazarse en el territorio, susceptible de
un cambio de domicilio. En cambio, las migraciones son aquellos desplazamientos
que implican un traslado de la residencia
habitual, entendiendo con esta expresin
el baricentro de la vida de la persona; el lugar donde sta come y duerme, consume y
produce, tiene vnculos afectivos y relaciones. Con esta premisa, no quedan dudas
en donde encajaran las trayectorias que
son objeto de nuestro estudio. En adicin,
la ONU considera que existe inmigracin y
relocalizacin cuando el cambio de domicilio ha ocurrido hace ms de cinco aos.
Contempla cuatro dimensiones para explicar la migracin como componente de la
dinmica demogrfica: la dimensin temporal; la distancia geogrfica; las razones,
motivos y metas, es decir factores de empuje y atraccin; y el volumen de los movimientos migratorios. Esto tiene relacin
directa con lo que la literatura espaola
denomina turismo residencial si tomamos
como referencia esta definicin de Aledo y

Mantecn (2007):
la actividad econmica que se dedica a la
urbanizacin, construccin y venta de viviendas que conforman el sector extrahotelero,
cuyos usuarios las utilizan como alojamiento
para veranear o residir, de forma permanente
o semipermanente, fuera de sus lugares de
residencia habitual, y que responden a nuevas frmulas de movilidad y residencialidad
de las sociedades avanzadas (2007, p. 188).

Habitar y residir no son sinnimos desde nuestra perspectiva. Por lo tanto, el denominado turismo residencial es un eufemismo de migracin y lo que s suscita un
contraste, es el fenmeno de las segundas
residencias, a lo que Torres Bernier define
como el que tiene su origen en aquellas
personas que viven en determinadas pocas
del ao en un destino, ajeno al de procedencia, dedicadas al disfrute del ocio y cuyas rentas no son generadas en l (2003, p.
155). Podemos ser ms especficos tomando la subdivisin que realiza Huete (2009)
entre veraneantes, usuarios durante la temporada alta y residencialistas que ocupan
su vivienda por ms de seis meses al ao.
Por ltimo, se agrega un grfico alusivo
para un ptimo entendimiento de la tipologa de movilidades (Figura 2).

Figura 2. Tipologa de movilidades

Fuente: Bell y Ward (2000)

785

Jos Ignacio Larreche

Segunda oportunidad y duelo geogrfico


Es necesario destacar que Pehuen-C
ha sido pensada por su fundador, Avelino
Gonzlez Martnez como una ciudad-jardn, y hasta nuestros das esa concepcin
se mantiene en la fisionoma del balneario: el asfalto no est presente en ninguno
de sus caminos, se prohbe la edificacin
sobre los primeros metros de la costa y la
predominancia de los tamariscos y la vegetacin es inminente. En Pehuen-C an no
se consum una institucionalizacin como
municipio urbano a diferencia de muchas
localidades costeras bonaerenses. Para los
residenciados y residentes del lugar, la ausencia de los resabios de lo urbano, la naturaleza y tranquilidad, son el basamento
motivacional de su simbiosis con el destino. Este deseo se agudiza ya que la mayor
parte de quienes adoptan el rol de migrantes y de segundos residentes proceden de
una ciudad. Otro aspecto a considerar
es que es una villa que responde a lo que
Mantero (2001) denomina el monocultivo del turismo. No presenta actividades
de otro tipo y es inexistente la presencia de
tcnicos o albailes en un espacio en pleno crecimiento residencial, lo que obliga a
que se los exporte desde centros urbanos.
Su condicin de paraso como lo llaman
sus segundos residentes es justamente por
lo que delata su paisaje. Siguiendo con esta
lnea, las caractersticas del mosaico de trayectorias analizado es el siguiente:
~~Migrantes: en un 60% son personas mayores a los 60 aos que ya estn jubilados, es decir, se encuentran en una etapa
de ciclo vital no productiva. A su vez, no
exceden las dos personas por vivienda.
El principal motivo por el cual decidieron su establecimiento definitivo en Pehuen-C respondi a razones familiares
(40%) y a un deseo personal (40%). De
aquellos que contestaron que su condicin de residente fue por una causa per786

sonal, el 78% afirm haber tenido una


casa de fin de semana en el destino, lo
que confirma la vigencia del modelo de
turismos residenciados.
~~Segundos residentes: en lo relativo al perfil del segundo residente pehuenquino,
las encuestas aplicadas demostraron
que suelen ser unidades familiares compuestas de 5 a 8 miembros en su mayora (52,2%), cuyo jefe o jefa de hogar
se encuentra comprendido entre los 36
y 65 aos (80,6%), donde slo el 20,9%
es jubilado o pensionado y cuya mayora procede de Baha Blanca (52,2%), el
principal ncleo urbano prximo. Cuando se indag por el motivo de construir
una vivienda, las caractersticas del destino (38,8%) y en segundo trmino la
herencia o donacin (32,8%) fueron las
respuestas ms frecuentes.
Se puede establecer que la migracin
posee un carcter geogrfico (sedentarismo) y el de segunda residencia (nomadismo) es una tipologa turstica en el intervalo entre la migracin y el turismo. Ambas
prcticas suscitan efectos en el espacio
litoral al que convierten en dinmico, vulnerable y consecuentemente, disputable.
Lo que une a ambos grupos es la posesin
de una vivienda, y lo que los separa son las
identidades ms que el peso de la temporalidad. En otras palabras, existe una disrupcin en la adecuacin ante el cambio del
espacio geogrfico. sta es entendida para
el migrante, en sus comienzos, como un
proceso de reacomodamiento que ostentan dificultad, estrs y adaptacin. A esta
mudanza hemos decidido llamarla el duelo
geogrfico. Cuando los migrantes logran superar la estacin invernal es donde la identificacin con el destino empieza a consolidarse y ya no buscan imponer su identidad
anterior para transformar su nuevo centro
de gravitacin en una extensin del anterior. En contrapartida, aquellos segundos
residentes que frecuentan su inmueble du-

El espacio como un mosaico de trayectorias: lineamientos para un desarrollo regional en...

rante el fin de semana fuera de temporada


alta, se muestran disconformes por la falta
de insumos, disponibilidad de un cajero
para extraer dinero, funcionamiento regular de la farmacia o expansin horaria de
los comercios, entre otros. Es decir, sus inquietudes urbanas se traspasan al espacio
donde tienen una identidad mvil, de segundo residente. Esta situacin es menos
sufrida durante el verano, donde ya se han
podido percibir saturaciones de servicios
municipales y tursticos. Cuando hablamos
de identidades mviles no queremos decir que no tengan el poder simblico de la
identidad fija de los migrantes, sino que
esa adaptacin nunca se logra consumar
por la temporalidad que representa el fenmeno sui generis. Cabe destacar que, en
virtud de lo expuesto, Hiernaux (2009) propone una asociacin que resulta pertinente
en el caso de Pehuen-C, entre la segunda
residencia y una segunda oportunidad. Lo
que se denomina segunda oportunidad es un
nuevo intento para volver a enlazar o fortalecer los vnculos interpersonales, retomar
determinadas actividades compartidas que
se han disipado por algn conflicto o desgastado por el simple transcurso del tiempo o la vorgine cotidiana. Asimismo, la segunda oportunidad tambin se extiende al
aspecto edilicio: en algunos casos emerge
una nueva concepcin en la ejecucin de la
vivienda que no se adopt con la principal
(materiales, diseos, entre otros), encarar
actividades particulares como dedicarle
ms tiempo a la decoracin (rstica), adquirir nuevas prcticas como la jardinera o
la caminata que son menos permitidas en
los ritmos urbanos, principalmente.
Los migrantes se concentran en su mayora en el centro del balneario, reflejan menores inquietudes y una actitud ms conciliadora con el turista. De acuerdo a estos
residentes, la tranquilidad con la que vivan
se ha alterado pero no conciben esto como
negativo sino que propicia un dinamismo

que necesitan en la construccin de una


nueva vida (Mazon et al., 2011). A los segundos residentes, el turista lo aqueja ms y
de hecho reducira sus visitas ante una masividad en el destino porque fundamentalmente conforma un refugio del stress diario con el que vive. Esto lleva consigo una
contradiccin entre lo que se busca en el
corto plazo y lo que se encuentra en el mediano y largo plazo. Los migrantes, que han
sido antiguos segundos residentes (33,3%)
y stos, a su vez, juveniles turistas del balneario, reflejan la fuerza territorial del destino. A su vez, las encuestas realizadas permiten inferir que un 67,2% de los segundos
residentes tienen la intencin de convertirse
en futuros migrantes. Esta situacin refuerza el rol del municipio que deber planificar
y gestionar con y para ellos, por ser stos
quienes cuidarn el destino y asegurarn
un crecimiento adecuado y sostenible en
el marco del ciclo residencial. Por ltimo y
como afirman Bell y Ward (2000), el turismo que ofrece una movilidad temporal
alta, acta, bien como precursor, o sustituto de la posterior migracin.

El destino es territorio
La posibilidad de elegir donde envejecer
refleja un proyecto de vida. Esto aglutina diversos factores: inversin, tiempo y dedicacin. Sin embargo, por el momento, la planificacin y gestin municipal no responde
con proyectos que involucren a esta unidad
de anlisis en la configuracin del destino.
Creemos que esta deficiencia se vincula
a la dicotoma ciudadana vs no ciudadana. Citando a Bell (2010) si el axioma de
ciudadano se amarra a la nocin de residencia ni el residenciado y mucho menos
el turista pueden enmarcarse como ciudadanos. Esto se traduce en un impedimento
para estos grupos a la hora de participar
polticamente, no pudiendo aportar o expresar sus valoraciones, opiniones, necesidades y demandas. As pues, atendiendo
787

Jos Ignacio Larreche

a dos variables como el tiempo, basado en


la residencia interrumpida (temporalidad),
y la estancia diferenciada, que habla de un
espacio geogrfico distinto al que habitualmente transcurre su vida; turista y segundo
residente son meros nmades que transitan
de forma momentnea por un lugar o son
actores annimos que no pueden actuar en
ninguna esfera del poder (modificado de
Bell, 2010, p. 343). No obstante, esta situacin resulta ser injusta para el segundo residente, principalmente porque contribuye
en forma regular (pagando impuestos ms
altos) y, en ocasiones, su preocupacin es
superior a la del residente porque all posee
su refugio y/o inversin de fin de semana.
En torno a la gestin de Pehuen-C, un
detalle no menor es la opinin que ostentan
los segundos residentes en torno a la misma.
El resultado de las tabulaciones arroj que
casi el 70% de los encuestados opina que la
gestin del Partido de Coronel Rosales donde se localiza Pehuen-C es deficiente. De la

misma forma los migrantes, en un 83%, perciben una mala gestin actual. Estos datos
denotan que las actuaciones en la esfera pblica no son suficientes y marcan una seal
de atencin que debera ser atendida urgentemente, dado que Pehuen-C se encuentra
en una etapa incipiente de crecimiento.
Desde la apreciacin de este trabajo, el
segundo residente debe dejar de ser visto
como un hbrido, dado que no hay dudas de que la presencia de stos, su injerencia, sus impulsos y actos alteran la vida del
lugar como destino. Y ms all de su paisaje, modifican, de un modo la organizacin
social, las polticas pblicas, el perfil laboral de los habitantes y las instalaciones e
infraestructuras existentes. Es por ello que
el municipio se encuentra ante la necesidad
de actuar en materia de ordenamiento territorial, para dar respuesta a la recepcin
de estos grupos que ya materializan la accin territorial (Bustos Cara, 2008) en la
Sociedad de Fomento local.

Figura 3. Accin residencial desde la Teora de la Accin Territorial

Fuente: Larreche en base a Bustos Cara (2008), 2015

Conclusiones
La expresin de turismo residencial
aglutina un variado conjunto de procesos
difciles de delimitar, cuyo contexto ms
significativo lo forman las regiones tursticas en las que se entremezclan la intensa
actividad econmica que gira en torno al
788

negocio inmobiliario, con aspectos propios


del turismo tradicional y estos a su vez con
algunas de las nuevas formas migratorias y
de residencialidad (Huete et al., 2009).
Los nuevos tipos de residencialidad, situados al lmite entre un fenmeno geogrfico (migracin) y una prctica turstica

El espacio como un mosaico de trayectorias: lineamientos para un desarrollo regional en...

(segunda residencia), estn en auge en los


espacios litorales en general, y en Pehuen
-C en particular. Esta trayectoria no se
encamina hacia la vivencia de experiencias
que impliquen lo que Ervin Goffman llama
discontinuidades biogrficas (cambios
bruscos en la identidad personal y social
del individuo) sino, precisamente, a una
nueva existencia sin ese tipo de discontinuidades, es decir con discontinuidades geogrficas que no provoquen alteraciones en
el plano psicosocial de la identidad. Esas
discontinuidades adoptan el nombre de
duelo geogrfico y segunda oportunidad.
La configuracin de estos mosaicos de trayectorias responde a un elemento humano-familiar y no slo a las caractersticas
geogrficas del destino.
De acuerdo a la evolucin del proceso residencial en los destinos, el segundo
residente formar parte de la villa como
ciudadano a largo plazo y sus decisiones
incidirn en la villa turstica que formar

parte de su espacio de vida. Por ende, la


elaboracin de un plan estratgico para ordenar la disposicin de viviendas, dotar de
mejores servicios al balneario y proveer a
una sinergia hacia el desarrollo sostenible
del destino es, tanto fundamental como
urgente, principalmente por el crecimiento
en el registro de establecimientos de este
tipo de poblacin. Por ltimo, los migrantes en su condicin de segundos residentes emprenden una reconstruccin de un
territorio turstico y deconstruccin de un
modelo de vida preexistente a partir de la
relocalizacin de los individuos en un contexto de globalizacin.
En definitiva, estas dos prcticas sociales suponen un fenmeno con una elevada capacidad de cambio social (Mazn,
2007), demogrfico (Gonzlez Revert,
2008) y territorial (Vera, 2005) por lo que
los estudios geogrficos en turismo son
indispensables para una comprensin no
slo optima sino legtima.

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Geografas en dilogo
Aportes para la reflexin
Se termin de editar en:
Ediciones Grficas del CIG
CIG/IGEHCS FCH CONICET/UNCPBA
Paraje Arroyo Seco s/n Campus Universitario
(7000) Tandil, Buenos Aires, Argentina
diciembre de

2016

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